Long-fic de Naruto - Silhouette

Tema en 'Fanfics de Naruto' iniciado por Aurora Mynatt, 22 Mayo 2019.

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    Aurora Mynatt

    Aurora Mynatt Iniciado

    Cáncer
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    22 Mayo 2019
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    Silhouette
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    3341
    I. Palabras Amables

    Hinata sabía que no se podía esconder por siempre, pero si osaba poner un solo pie en el salón de entrenamientos y su padre descubría que se había herido el tobillo izquierdo, eso le iba a generar problemas innecesarios, empezarían las preguntas incomodas; ¿cómo te lo torciste? ¿qué estabas haciendo? ¿caíste de algún lugar? ¿alguien te lastimó? No es que tuviese algo malo que ocultar, pero queria postergar tanto como le fuera posible la reprimenda que le darían por torpe. Tropezó con una gruesa raíz por las montañas al perseguir una mariposa.

    Se hallaba camuflada por los imponentes arbustos del patio trasero, con los ojos cerrados, rezando al cielo que no la encontrasen, que por favor, por favor, ¡por lo que más quisieran! ¡no lo lograran!, pero es que aquello era mucho pedir, hubiese sido milagroso que tal cosa se cumpliera, siendo su propio clan quien la buscaba.

    Una mano rápida y firme apartó toda la maleza que la hacia sentir tan protegida; de nuevo estaba expuesta a la luz del sol y a esos ojos opalinos que la observaban con impaciencia, aunque para ser sincera, se dijo, nunca había sido realmente invisible ante esa mirada.

    —Hinata-sama, hace media hora que debió llegar al döjo —comenzó Neji Hyūga, dejando lo más clara posible su irritación mediante el tono de voz—. Podría usted explicarme, ¿qué cree que está haciendo? Le suplico que no me diga que se esconde.

    Él no lo quiso creer, ni ella era tan tonta para pretender huir del Byakugan.

    El cerebro de la chica empezó a trabajar a toda velocidad, ¿qué diablos podía decir que no la hiciese sonar patética? O peor aún, ¿qué podía decir que no hiciese molestar de sobremanera a su primo? Juntó las manos con nerviosismo iniciando el roce entre sus dedos índices, bajó la cara y lo supo; se empezaba a poner cada vez más roja.

    —N-No me escondo —musitó en voz tan baja que Neji tuvo que forzar los oídos para poder entenderle—. Yo estaba... es-estaba... es de-decir, no es como si... uhm...

    El joven pudo leer fácilmente la actitud dócil y las expresiones del culpa en el rostro, casi escarlata, de tanta vergüenza. En efecto, ella había tratado de esconderse, ¡menuda imbecilidad!

    —Encima me hacen perder tiempo al venir a buscarla —Le tendió una mano para ayudarla a ponerse en pie. No obstante, su prima se coloró todavía más, dudaba de aceptar el gesto como si tuviera que decidir entre ser ciega o morir, todo su cuerpo temblaba. Y es que Neji era conciente de lo tímida o asustadiza que podía llegar a ser Hinata, pero estaba actuando de manera cobarde a un nivel fuera de lo normal, incluso para ella.

    Enojado por su lentitud al decidir él decidió por ella y la cogió de la muñeca para levantarla bruscamente del césped. Mas, con dicha acción solo logró que la joven princesa se saliera de balance inmediatamente. Tuvo que darse prisa para lograr atraparla entre sus brazos, le colocó el brazo izquierdo en la espalda con tal de hacer de soporte y con la mano derecha la tomó por el torso.

    Hallarse tan cerca del cuerpo de un chico solo consiguió hacer que Hinata se sintiese tres veces más acalorada que antes. Con el rostro ardiendo cada vez más se removió incómoda ante el tacto de su protector y comenzó a balbucear de nuevo.

    —Perdón, Neji-niisan —trató de apoyarse algo más en el pie que tenia sano—. De verdad lamento mucho todas las molestias.

    Él la miró con los ojos entrecerrados, la paciencia tenia un límite, y se podía decir que su límite era mucho más bajo que el de los simples mortales, al menos unas tres veces más pequeño, y por un demonio que Hinata lo llevaba a cero en cosa de segundos.

    —Hinata-sama, ¿se encuentra usted bien? —le habló como si investigase algo terriblemente grave—. ¿Puede avanzar por su cuenta?

    —Claro que sí.

    —Por favor, muestreme —Sin rastro alguno de consideración quitó el brazo que soportaba el peso de su prima y retiró la mano de sus costillas, casi que empujándola para que cayese a propósito.

    Fue tan repentino que la joven de cabello oscuro no tuvo tiempo ni de recuperar la postura antes de poner en falso su pie izquierdo e irse aparatosamente de bruces sobre el pasto del jardín. Le dieron ganas de llorar, eso de quedar ridiculizada delante de Neji no era nuevo, es más, era el pan de todos los días, pero en esta ocasión se estaba excediendo.

    —Está claro que usted es perfectamente capaz de andar sobre sus dos pies —comentó él con esos aires de superioridad que lo caracterizaban, representaban y no lo abandonaban ni un solo segundo a lo largo de los días, semanas y meses de año—. ¿Cómo pude poner en duda su sagrada palabra, Hinata-sama?

    La chica todavía se encontraba tendida de cara en el suelo cuando el genio de los Hyūga se arrodilló a su lado y le levantó la capucha de la cabeza, para luego decir:

    —Es correcto, está herida, necesito que me diga exactamente ¿qué pasó?

    Ella recostó su mejilla de la hierba crecida, para poder mirar a quien le hablaba.

    —Neji-niisan, si te lo digo, ¿me prometes que no te molestarás conmigo? —preguntó con su tintineante vocecita.

    —No. —soltó de plano—. Ahora explíqueme.

    La joven suspiró desalentada, no se podía hacer mas, él era así, siempre lo había sido.

    —Me torcí el tobillo izquierdo —Fue capaz de confesar eso recolectando trocito a trocito casi toda la valentía con la que contaba—. No puedo caminar bien, ocurrió hoy temprano en la montaña.

    Aunque era penoso que una Gennin del clan Hyūga se hubiese hecho semejante daño básico, y que la joven princesa tenia un don especial para sacarlo de sus cabales, a su parecer no había nada de lo que se pudiese molestar realmente. Los accidentes por más tontos que fueran, ocurrían.

    —Comprendo, en ese caso la acompañaré para que un médico la revise, seguramente no es tan grave como parece y se recuperará pronto —Eso pudo parecer un comentario amable, pero no lo era, ella sabía con exactitud lo que esa mirada gélida mientras las palabras salían de su boca queria decir; eres no solo inútil y débil, sino también exagerada.

    Neji la ayudó a incorporarse y la cargó con ambos brazos, sosteniéndole los hombros con la mano derecha y pasando la otra mano por detrás de las rodillas para que fuese más fácil levantarla. No pesaba nada de nada, mínimo eso lo tenia que agradecer. Ciertamente era su deber como protector cuidar de ella y ver que estuviese sana y salva, pero no habría día en que a Hinata le dejasen de avergonzar todas las incomodidades, molestias y malos ratos que le hacia pasar a Neji, sin mencionar los regaños que el joven soportaba cuando la desatendía.
    Se recostó torpemente del pecho de su primo con una felicidad culposa invadiendole el corazón. Aunque él la aborreciera tenía buenos motivos para ello, y eso no hacia que ella lo dejase de querer como a un hermano. Pues aún cuando la cuidaba de mala gana, y era muy severo en cuanto a conducta y entrenamiento, no dejaba de ser reconfortante sentir que alguien se preocupaba por protegerla, por eso queria que él la viese con más cariño, se lo queria ganar.

    —A propósito, Hinata-sama —añadió Neji de repente.

    —¿Sí? —ella se afianzó más fuerte de la tela de su camisa, esa voz tan llena de aplomo siempre la sobresaltaba, la hacia entrar en alerta.

    —Usted se torció el tobillo entrenando taijutsu, ¿no? —inquirió en una interesante suposición.

    La chica sintió las mejillas hervir de tanta vergüenza junta.

    —Me lo torcí persiguiendo una mariposa... —le corrigió en un murmullo

    —Ah.

    Repito, podría parecer que fue un simple “Ah”, una expresión utilizada para denotar asombro o que la información recibida ha sido asimilada de forma correcta, un sonido común entre las personas, algo sin más ni menos importancia. Pero no, no lo era, ese “Ah” significó para Hinata un evidente «por su puesto que sí, ¿cómo no lo pensé antes? No se podía esperar menos de la heredera y futura cabeza principal del clan Hyūga» y no, no es que estuviese paranoica ni nada parecido, el mismo Neji había dicho cosas como esas (y peores) con anterioridad. No tenía que ser muy lista para saber lo que su querido primo opinaba de ella como el mayor fracaso de todas las ramas de la familia. Es más, se atrevería a afirmar que aquel día, él había amanecido extrañamente compasivo, al no intentar hacerla llorar tras descubrirla en los arbustos.

    —Le juro que no quiero hacer esta pregunta, no solo porque no me interesa la respuesta, sino porque también sé que me voy a enfadar muchísimo cuando conteste, y no hay cosa que valore más que mi estabilidad mental. Pero el protocolo indica que estoy en el deber de ello —Era todo. Si el limite de tolerancia de Neji era cero, en esos momentos rondaba el menos veinte—. ¿Por qué usted, la princesa del clan Hyūga, estaba haciendo algo tan infructuoso e infantil como perseguir una mariposa?

    —Es que queria atraparla —no paraba de colorarse, no lo podía evitar y tampoco controlar, ya bastante temerosa era por su propia cuenta, y la presencia de Neji lo empeoraba monumentalmente todo.

    El joven tomó un profundo respiro, sabiendo que no existía nada más desagradable que perder los estribos, pero reafirmando internamente la destreza que poseía su prima menor para molestarlo con sus niñerías.

    —¿Y qué harías una vez que la hubieses capturado? —quiso saber, ya lo tenia suficientemente harto. Seguro atrapar a una mariposa era para algo fascinante, algo grande, ¡un bien mayor!

    la respuesta lo desequilibro una milésima de segundo.

    —T-Te la queria regalar, Neji-niisan.

    No hizo falta más para que el agrio chico de ojos perlados se sintiera estremecer. Un rubor casi invisible ganó territorio en su sereno rostro. Sin embargo, eso no significaba absolutamente nada, su irritación persistía. Él que se oponía con rebeldía al régimen propio de su clan y desafiaba abiertamente a la rama principal, necesitaba odiar a Hinata tanto como odiaba a cualquier otro miembro de la cabecera, pero ella se lo ponía condenadamente difícil. Si tan solo hubiese sido más segura en sí misma, menos tímida, más arrogante, menos servicial y en definitiva si hubiese sido una prodigiosa kunoichi y no una niña tan delicada. Hubiese sido todo más simple.

    Exhaló en señal de estar fastidiado. Le irritaba que la chica en sus brazos no fuese la clásica princesa vanidosa y fuerte con la que se pudiese pelear sin miramientos, eso hacia que no tuviese idea de cómo tratarla en más de una ocasión y encima lo confundía con respecto a lo que sentía por ella. Pero claro, antes muerto que admitirlo. El destino lo había elegido para defenderla, y él renegaba de «tan patética misión». Sin embargo, y para desgracia del joven Hyūga, Hinata le despertaba un fuerte instinto protector que podía resultar muy problemático de vez en cuando, en especial si se le salía de las manos. Ni siquiera era capaz de llevarlo con calma, imposible huir de él.

    —¿Y yo para qué querría una mariposa? —replicó con amargura, queriendo luchar a toda costa contra los muy pequeños sentimientos que pretendían florecer dentro de sí mismo.

    —Esta era diferente, ¡ti-tienes que creerme! —se esforzó por sonar segura de sus palabras—, las alas de esta mariposa eran de varios colores, y era muy grande, y... Shino... Shino dijo que tenia propiedades para...

    —No me interesa —la interrumpió Neji sin dedicarle ni una mirada—. No importa qué clase de propiedades hubiese tenido, no necesito nada semejante.

    —¡No, no, no, no, no! —chilló presurosamente Hinata, al tiempo que se sonrojaba y las manos le empezaban a sudar, las más simples palabras de su primo le alteraban los nervios—. No es lo que quise decir, Neji-niisan, por su puesto que no las necesitas, yo solo... solo que-queria hacerte un... un regalo de cumpleaños

    (...)

    Hinata asomó tentativamente su mirada por encima de las sabanas lilas con las que se cubría la enrojecida nariz, pero al ver que su primo seguía allí arrodillado delante de la cama con esa impasible expresión facial, se volvió a cubrir por completo. De todas las cosas horribles y malas que le pudieron haber pasado, de todas las desgracias posibles e imposibles, esta tenia definitivamente que ser la peor.

    No solo había fracasado rotundamente al intentar conseguir un lindo regalo de cumpleaños para Neji y se había herido en el proceso (logrando que él recibiese una fuerte reprimenda por no hacer bien su trabajo cuidándola). No, esa no era la parte más tormentosa. Lo más terrible era que a causa de su torpe accidente ahora Neji estaba obligado a pasar su cumpleaños número catorce como el enfermero particular de la chica, «seguro ha de estar detestandome desde lo más profundo de su corazón» pensó Hinata más allá de lo posiblemente angustiada.

    —Hinata-sama —esta vez Neji sonó más apático que molesto—. ¿Podría por favor dejar de cubrirse el rostro como si quisiera desaparecer de la habitación? Cerrar los ojos bajo la tela no nos vuelve invisibles a ninguno de los dos.

    Increíblemente ella no obedeció, se quedó bajo su protectora manta entrelazando con fuerza las manos y manteniéndolas cerca de su pecho.

    —¿Me odias Neji-niisan? —preguntó siendo internamente comida por los remordimientos. Era más fácil hablarle si no lo tenía que ver a los ojos—. Yo sé que no te agrado, porque soy débil y porque soy torpe, pero quiero que sepas que cuando te genero problemas no es a propósito, no me gusta que la pases mal, y tampoco me gusta que estés enfadado conmigo —empezó entre murmullos, hablando despacio porque si subía el tono le daría una crisis nerviosa y si hablaba deprisa su protector no le entendería—. También sé lo mucho que te irrita cuando me disculpo cada tres segundos por lo que estoy haciendo mal o por lo que creo que estoy haciendo mal. Pero si no pidiera perdón incesantemente luego me sentiría como una escoria, y aunque te haga enojar, lo prefiero así para que digas que soy una molestia, a que pienses que no me importa en lo absoluto nuestra relación. —En ocasiones permanecía despierta hasta tarde dando vueltas en la cama. No era capaz de conciliar el sueño si se había llegado a guardar uno o dos “perdón, de verdad lo siento” en presencia de su primo. Se torturaba con la idea de que él la despreciaba—. Porque... porque te quiero mucho por cuidar de mi. No me gustaría que creyeras que como es tu obligación no lo valoro, la verdad es que me importa lo-

    —¡Por favor, detengase! —exclamó Neji, perdiendo la sangre fría a causa de la confesión de Hinata. Todo aquello era un sinfín de cosas que nadie le había preguntado, que no necesitaba saber, que, ¡por el amor al cielo! ¡no hacia falta que las dijera!—. No es necesario que se humille así Hinata-sama, en este momento no me encuentro enojado con usted, quizás negativamente impresionado por su capacidad para cuidar de sí misma, pero solo eso.

    La joven princesa comenzó a sudar frío, «pero solo eso», las palabras quedaron retumbando en su cabeza. Vaya, ¿sabría Neji que lo hiriente que podía llegar a ser? ¿lo hacia a propósito? ¿era su forma de dejarle claro que efectivamente la odiaba? ¡Pero claro que sí! Hinata sintió que el alma se le cayó a los pies tras percatarse. Se dijo rápidamente que no se dejaría ganar por el llanto, que así no iba a resolver nada, pero las lágrimas, desobedientes, ya le habían llenado los ojos.

    —¿Está llorando? —preguntó el joven con sorpresiva suavidad—. No llore, no hay razón.

    —¡Me odias! —expresó Hinata, fácilmente vencida por la frustración—. Sé que no puedo pedir caerte en gracia... pero tampoco pe-permito que digas que no es razón para llorar.

    Si tan solo hubiese bajado la sabana un momento hubiese podido ver a un pasmado y mudo Neji, que por primera vez en mucho tiempo no tenia idea de qué debía decir. Las palabras atoradas en la garganta no le permitieron hablar en un primer momento, no se mentiría, ella lo había sacado horriblemente de lugar al decir que lo quería.

    Pero ponerse a llorar porque él la odiase... fue la gota que derramó el vaso.

    Se le tuvieron que bajar lo humos a la fuerza.

    —No digo que no sea razón para llorar, que a propósito, no lo es —se explicó Neji, incapaz de moverse de su lugar, pero al mismo tiempo inquieto por querer quitarle la manta de la cabeza a su prima—. Me refiero a que... que no la odio Hinata-sama, es verdad que no le tengo paciencia, pero si lo piensa un poco, yo no le tengo paciencia a nadie.

    El sonido de un hipido de Hinata le hizo saber que no había hecho la selección de palabras correcta, ¿qué era lo más adecuado para decirle a una chica rota en llanto? Él no poseía una naturaleza empatica, mucho menos comprensiva.

    —Lo que quiero decir es que no se lo debería tomar personal —Sonar amable, sonar amable, sonar amable, ¿cómo demonios se hacia eso?—. Usted me agrada.

    —¡Solo lo dices porque quieres que deje de llorar!

    Maldición, ¿lo obligaría a sincerarse?

    —No, lo digo porque es cierto —le aseguró resignado—. Usted es una buena persona, una hija obediente y una alumna responsable, no hay razón para que yo la odie en particular. Sin embargo, reconozco que tuvo la mala suerte de quedar atrapada en medio de mi resentimiento hacia la rama principal. Pero eso no significa que yo... que yo no... que yo no la aprecie.

    Hinata por fin se dignó a salir parcialmente de su escondite. Solo lo suficiente para poder ver a Neji y cerciorarse de que estaba siendo por completo sincero. En efecto, le encontró mínimamente conmovido, en sus ojos opalinos se reflejaba la ligera vergüenza por lo dicho hace unos segundos. Sí, sí fue honesto.

    Ella se limpió las lágrimas con la mangas de la muñeca.

    —Le suplico que permanezca en silencio o en su defecto, que no responda a lo que acabo de declarar.

    La joven asintió, comprendió que lo podría incomodar.

    —Neji-niisan, mañana es tu cumpleaños, si quieres estar con Tenten y Lee, o prefieres hacer otra cosa, no tienes por qué...

    —No se preocupe, no tenía pensado hacer nada especial el día de mañana —dijo Neji adivinando lo que su prima buscaba decir—. Iba a desaparecer de primera a última hora de ser posible. El escándalo de Lee y Tenten por algo tan irrelevante es algo que prefiero evitar.

    —Aunque digas eso, sigue sin significar que tengas que atenderme, debería ser tu día libre —insistió Hinata.

    Él soltó un suspiro apesadumbrado, ¿cómo explicar que solo era un día cualquiera?

    —No voy a discutir acerca de esto con usted Hinata-sama —concluyó cerrando los ojos y frunciendo suavemente el ceño—. Estaré aquí mañana a primera hora, porque lo quiera o no estoy bajo las ordenes del clan y no me encuentro en posición de desobedecer. Además —agregó con un deje de gentileza—. Nací para ser su protector, me parece lógico estar con usted mañana.



    ♣Aurora♣

    Soy hiper-mega-ultra nueva en el fandom de Naruto, así que estoy muy receptiva:') acepto criticas, arena, piedras, lo que sea que salga de sus corazones esta es una de mis OTP más queridas de momento, pero soy multishipper, no hay absolutamente ninguna pareja o personaje que me desagrade en este anime(?)

    No soy nueva en la comunidad de escritores de Wattpad, pero sí en esta, pero bueno, es probable que este sea el único fic que escriba de Naruto, a menos que me ponga satánica con el NejiHina y escriba más, pero bueno p.p ¿meper donan?

    De verasss(? Si hay algo que quieran decir, no tengan miedo, no muerdo:')
    Los tqm
     
    Última edición: 22 Mayo 2019
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

    Capricornio
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    Saludos.

    Me parece un escrito limpio y sin errores que pudiera notar. La narrativa fue buena, extensa, pero precisa.

    Normalmente no leo fics de Naruto, al menos no en los que salgan Naruto o Sasuke, así que este si me atrajo.

    Fue dulce, romántico en su estilo, respetando las personalidades de los personajes, aunque no estoy seguro si el Neji de esa época cedería como lo hizo.

    Si debo señalar que se siente que no hubo un final. Ni como final abierto lo sentí. Solo eso. Escribe más.
     
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    AkiSasu

    AkiSasu BloodyMonster

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    La narrativa me pareció bastante buena e intrigante, también sentí claras y concisas las personalidades de los personajes en las escenas, tratando de adaptarse al futuro hilo que tomará la historia, en lo personal me gusto. Gracias por compartir y suerte.
     
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    InunoTaisho

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    Una historia romántica entre Neji y Hinata nunca me ha parecido del todo mal (aunque prefiero el shipping NejiTen porque suena más adorable; aparte de que Hinata estaba perdidamente enamorada del Naruto y no se me hace demasiado lógico emparejarla con alguien más, mucho menos con su primo). Pero la presentación de lo que promete un buen long fic ha sido por demás bien narrada y desarrollada, con un adecuado manejo de los personajes y sus personalidades en ese periodo de la vida llamado adolescencia donde las hormonas pueden jugar malas pasadas, e indudablemente Neji sentía por su prima algo más que aparente repulsión y odio por ser miembro privilegiado de la rama principal a pesar de su aparente falta de talento─cómo olvidar cuando niño que le dijo a su padre que Hinata era muy bonita mientras la miraba con ojos de admiración.

    Veremos como desarrollas esto, así que me daré algunas vueltas por acá para disfrutar la lectura si es que llega a atraparme.

    Saludos y gracias por escribir.
     
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    DayannaP

    DayannaP Iniciado

    Libra
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    Holaa quería decirte que tu escrito estuvo genial, detallas a la perfección las personalidades de los personajes y espero que la continue y escribas muchos mas Nejihina xD, tienes mi completo apoyo y si tienes Wattpad mucho mejor, animo!!
     
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  6. Threadmarks: II. A Veces Cruel ㊙
     
    Aurora Mynatt

    Aurora Mynatt Iniciado

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    Era demasiado temprano para que en el complejo de los Hyūga hubiese una sola alma despierta, para que hubiese un solo ruido en los jardines fuera del murmullo de las hojas al caer, para que el cielo comenzara a aclarar. Era demasiado temprano si quiera para existir fuera del mundo de los sueños aquella silenciosa madrugada del 3 de julio.

    Pero allí estaban Hinata y Neji en la habitación de la primera nombrada, teniendo conflictos desde esas horas. Aunque pensándolo bien, conflicto quizás era una palabra demasiado fuerte para lo mínimamente interesando que podía estar Neji en discutir con una lesionada, caprichosa y nerviosa Hinata.

    —¿Cómo que no?

    —No —dijo con monotonía el genio de los Hyūga—. No le puede decir a nadie que hoy es mi cumpleaños; sería incómodo. No, no puede hacerme un regalo; no lo necesito. No, no puede hacerme una fiesta; las odio. No, no puede salir de cama; está herida. Y por quinta vez, no, no puede abrazarme —ya lo llevaba azul de tantas preguntas.

    A su parecer la chica tenía un escándalo innecesario con la fecha.

    —¡Entonces podrías ir a entrenar y dejar que Natsu me cuide hoy! —estalló sintiendo que formaba parte de una terrible injusticia si no hacía algo para evitar que su primo desperdiciara su décimo cuarto cumpleaños como guardián de una niña que no sabía, ni podía (literalmente) caminar sobre sus dos pies. Desde luego él era su protector, pero eso no significaba que las cosas debían llegar tan lejos.

    El joven cerró los ojos con suavidad y exhaló lentamente, se hallaba sosteniendo una pelea sin sentido por un número cualquiera del calendario. No compartía en nada la visión de Hinata.

    —¿Dijo ir a entrenar? —inquirió Neji abriendo un ojo para observarla—. ¿Y arriesgarme a que Hiashi Hyūga pulverice mis neuronas con un simple movimiento de dedos? ¿Está usted tratando de que me maten? No estoy bajo sus órdenes, Hinata-sama, estoy bajo las de él. Por consiguiente no hay nada que pueda intentar, hacer, decir o pensar para cambiar mi forma de parecer.

    —Sientes que tienes una responsabilidad que cumplir conmigo, entonces mañana te puedes preocupar por eso... —juntó sus dedos en ese tímido gesto—. No digas eso, no quiero que mi padre te haga nada, pero tampoco quiero que me ate a ti cuando es evidente que tienes mejores cosas que hacer. A-Además, todo es mi culpa, si yo no hubiese ido tras esa mariposa no me hubiera caído y no estarías tú aquí, cuidándome...

    «Como siempre, como todo el tiempo»

    —Sí, eso puede que sea cierto —reconoció—. Pero créame, no es desagradable pasar el día ante su presencia. Usted, por lo general, sabe guardar silencio y ser respetuosa. Unas características encantadoras que no comparten muchas de las personas de mi entorno. Agradezco poder estar en paz un rato.

    —¿Lo dices en serio? —la tímida voz de Hinata transmitió ligeros aires de ilusión, mientras sus manos se refugiaban en el pecho.—. ¿Crees que soy encantadora? ¿No te aburres con mi compañía?

    Ella, que no representaba desafío alguno en combate durante una práctica o batalla real. Ella, que fracasaba delante de él en las clases de etiqueta. Ella, que era una inútil a los ojos de su padre y necesitaba de un guardián. Ella, que solía quedar con las palabras atrapadas a mitad de la garganta sin fuerza en la voz para opinar o protestar. Ella que se ponía roja como si fuese cuestión de vida o muerte y que temblaba ante el más mínimo de los regaños. Con sus innumerables actitudes temerosas, su naturaleza asustadiza y su ansiedad social, pese a todo eso, él, Neji Hyūga, le había dicho que era encantadora.

    Bueno, no dijo que todas esas actitudes de mojigata fueran precisamente lindas. Pero él era conocedor de dichas cualidades y, aunque a veces lo irritasen, no le importaba demasiado, le seguía encontrando virtudes a la torpe princesa del clan.

    Y esa cosita tan pequeña, tan simple, la volvía inmensamente feliz. Si su primo le veía cosas positivas entonces no la podía aborrecer tanto, o al menos no tanto como creía.

    —Yo no... yo no dije que... —los ojos dulces y perlados de Hinata lo observaron con expectación—. uhm... supongo que sí lo creo...

    No se atrevió a hacer la aclaración, no cuando el más reciente motivo de la angustia de Hinata provenía de la idea de que la odiaba.

    —Regreso en un minuto —anunció Neji poniéndose de pie—. Preparé té para usted, Natsu no se despertará a hacer desayuno hasta las seis y apenas acaban de dar las cinco. Lo que, a propósito, me recuerda, ¿se puede saber qué hace despierta a estas horas? Llegué hace treinta minutos y ya se había levantado.

    —¡Quería ser la primera en desearte un feliz cumpleaños! —exclamó ella atropellando las palabras.

    Neji le ignoró de plano, suponía la respuesta ¡pero que decepcionante podía ser escucharla en voz alta!

    —Escuche bien por favor, iré a hacer el té y regresaré de inmediato. No se atreva a hacer ningún tipo de movimiento sospechoso en mi ausencia porque me enteraré y me enfadaré con usted. Si quiere, cuando vuelva de la cocina, salimos al jardín, pero mientras yo no esté presente le recomiendo que no se mueva —No quería más problemas con Hiashi Hyūga de los que ya tenía. Le dedicó una última y severa mirada a Hinata para atemorizarla aún más—. Le aconsejo que siga instrucciones, no necesito el Byakugan para saber si está o no haciendo algo raro. No necesito nada. No-se-mueva.

    Su prima asintió con vehemencia, comprometiéndose consigo misma a no generarle ningún tipo de inconveniente a Neji. Estaba determinado a cumplir con las órdenes del clan y, lo menos que podía hacer era facilitarle el trabajo siendo obediente. Él pensaba que uno de sus mejores atributos era la obediencia, se lo había dicho el día anterior. Entonces se comportaría como tal.

    (...)

    ¿Recuerdan eso de ser una buena niña y comportarse adecuadamente? Sí, bueno, Hinata no llegó demasiado lejos. Neji había encontrado la cocina tan ordenada y silenciosa que se animó a hacer el desayuno por su propia cuenta, pues tenía suficiente hambre como para hacer su comida y de paso la de su prima. Y no era que él cocinara mal, no, por al contrario, se le daba excelente «difícilmente existiría algo que Neji no hiciese bien» se dijo Hinata, pero la verdad era que tenían gustos radicalmente diferentes a la hora de la comida.

    —¿Todo en orden? —Preguntó el joven viendo que la chica no había tocado nada de su plato—. ¿Quiere que le busque más agua?

    Ella y el plato, el plato y ella, era un fuerte enfrentamiento. Las zanahorias no le gustaban en lo absoluto, aún menos si estaban crudas y Neji le había puesto como una pila de esas cortadas en trocitos. Luego vio el arroz y creyó estar salvada, pero descubrió que estaba preparado con demasiadas cosas verdes de sabor amargo. Oh dios, ¿eso era acelga? ¿Espinaca? ¿Quínoa? ¿Qué diablos con Neji? ¿Era vegetariano o qué? Miró el vaso con jugo; este al menos parecía ser naranja (algo normal). Bastó darle un trago para descubrir más zanahorias todavía. Naranja con zanahoria, ah, ¿¿¿tendría Neji complejo de conejo???

    Lo vio de reojo y lo imaginó descubriendo que ella lo pensaba como un conejo, gracias al cielo el Byakugan no podía leer la mente, porque de ser así, las veces que quedaba ridiculizada delante de él a la semana se multiplicarían exponencialmente.

    —No me gustan los conejos —comentó súbitamente—. Son mascotas muy delicadas y si usted llega a compararme con uno, déjeme decirle que primero debería verse en un espejo cuando se pone nerviosa antes de sacar conclusiones apresuradas con respecto a mí.

    ¿¡Entonces sí le podía leer la mente!?

    —Yo no es-estaba pensando nada de eso —mintió colorándose.

    Él le dio una sonrisa falsa, señal inequívoca de que no le creía ni la cuarta parte.

    —Oh, me alegra ver que al menos usted es inteligente y sabe lo que le conviene.

    Ella soltó una risa más o menos tímida.

    —No quiero comer Neji-niisan —acabó por confesar alejando el plato, él le había atinado en un solo intento a demasiadas comidas que repudiaba—. No me gustan las zanahorias, ni la acelga, ni la quínoa, ni la espinaca con arroz —y la verdad era que otra vez se sentía culpable, él, que no tenía por qué dedicarle atención ni tiempo en un día como ese incluso se había tomado las molestias de hacerle el desayuno y allí iba ella de ingrata a rechazarlo, ¡pero es que todas eran cosas puntuales que le revolvían el estómago! ¿Cómo disimular el asco? Prefería no comer nada. Oh cielos, ¿le parecería muy quisquillosa o mimada luego de esto? Ojalá fuese comprensivo...

    —Sí, sí se lo va a comer —afirmó. Ser comprensivo no era una de sus virtudes y ser empático tampoco

    —Pe-ro no quiero... —resopló bajando la mirada hasta el suelo.

    —No recuerdo haberle preguntado si quería o no quería —El joven Hyūga, que había terminado de comer hacia varios minutos se levantó y se aproximó a la cama de Hinata, cogió la bandeja, se sentó junto a ella y entonces empezaron los verdaderos problemas—. A ver, diga “Ah”.

    La chica sintió que las manos le sudaban, las mejillas se le comenzaban a encender y que el corazón como mínimo le latía a mil por hora. Se quería morir, hubiese querido que todo fuera mentira. Su antipático primo, un chico serio, diligente y regio reducido a niñera, y no, no era que eso le generase vergüenza a él, él no perdía la altura ante nada ni ante nadie. Era ella la que encontraba humillante ser tratada así por alguien tan formal como lo era Neji.

    —No, no me hagas esto, por favor —suplicó moviendo la cabeza incesantemente de lado a lado—. ¡No quiero, no quiero!

    —¿Va a comer usted sola?

    —¡N-no!

    No tardó en percatarse de lo degradante que era para Hinata ser tratada como una niña por él. No pudo evitar desarrollar cierto gusto por aquello. Una leve pero cruel sonrisa se pintó en la boca del joven.

    —Entonces estaré aquí hasta que no se acabe esto —tenía el tazón de zanahorias en las manos. No le gustaba ser niñera, la verdad no. Pero la cara de Hinata al borde del llanto lo valía demasiado.

    —Pen... pensándolo bien —musitó con un hilo de voz, ocultando el abochornado rostro entre ambas manos—. Creo que puedo comer por mi propia cuenta.

    —A ver —Neji le entregó la bandeja. Portaba una expresión de satisfacción casi indetectable en la mirada—. Muéstreme, Hinata-sama.

    La joven princesa contempló las zanahorias en el tazón como quien contempla una irremediable tragedia, no se le podían hacer menos apetitosas. Cogió una con sufrimiento, se la llevó a la boca y la mordió, solo para sentir aquella cosa crujiente desprender ese sabor insípido y dulce que la asqueaba.

    Empezó a masticar, esto solo había sido el primer bocado.

    Pasó a probar el arroz seguido por un trozo de acelga. Era visualmente más o menos como la lechuga pero más amarga en cuanto a sabor y más difícil de masticar, se le resbalaba entre los dientes y no toleraba su textura. Finalmente se le generó la primera arcada pero la supo dominar. No, no iba a vomitar delante de Neji Hyūga ni aunque su vida dependiese de ello. ¿Para qué? ¿Para que luego él recordase en silencio ese desagradable espectáculo hasta el día de su muerte? No. Definitivamente no.

    —¿Se encuentra todo bien, Hinata-sama?

    —Completamente —aseguró la chica, enfrentándose a su segundo palillo de zanahoria. No tenía escapatoria, lo presentía.

    Así estuvo una hora completa, torturándose entre las cosas verdes del plato que atentaban contra su bienestar, las zanahorias de la muerte y destrucción y el jugo-veneno que Neji cariñosamente le había preparado. Era por mucho, una de las experiencias más traumáticas a las que se vio sometida por él y eso era bastante decir, considerando las palizas que le propinaba durante las sesiones de entrenamiento.

    Por fin, para ella cuando terminó de comer el sol pretendía asomarse por el cielo, pero las nubes de color tormenta lo cubrían todo en su totalidad, sería un día lluvioso y frío.

    —¿Ya podemos ir al jardín, Neji-niisan? —preguntó ansiosa, quizás por allá se podría comer alguna flor para quitarse ese horrible sabor de la boca.

    —Por supuesto, permítame ayudarla —la tomó con firmeza de la mano y pasó el brazo de la chica alrededor de su propio cuello, así era más fácil llevarla. Con la cercanía sintió inmediatamente que la temperatura de ese delicado cuerpo era muy tibia, lo que inconscientemente le hizo pensar que quizás ella querría estar más abrigada cuando salieran—. ¿Quiere que le alcance una manta? Por lo general julio...

    «Suele ser frío y lluvioso en esta región del país...»

    No lo dejó acabar la frase, se quedó con el mes en la boca, Hinata se había aprovechado de que él iba a ayudarla a andar para darle, sin permiso, ese enorme abrazo de feliz cumpleaños que tanto le estuvo pidiendo y al que tanto él se había negado. La tenía colgada del cuello mientras le estrechaba torpemente con mucha fuerza, ¿qué pretendía? ¿Qué tan testaruda podía llegar a ser?

    —¡Esta es la manera correcta de desearte feliz cumpleaños! —exclamó contenta, dejando de lado sus usuales penas, era ahora o nunca—. Siempre querré ser la primera en hacerlo.

    El joven de largo cabello castaño se sintió desarmado. ¿Cómo podía alguien tener una naturaleza tan dulce e ingenua? Después de hacerla pasar ese mal rato a propósito con la comida ¿lo iba a abrazar? (porque no había sido ningún accidente, Neji bien sabía que a Hinata le repugnaba ese platillo). ¿Y es que acaso no lo había visto sonreír mientras la obligaba a comer con ese incómodo juego psicológico? ¡Después de ser tan cruel! Ella, que recibía golpes fuertes y quedaba repleta de moretones tras los rigurosos entrenamientos con él. Después de los comentarios sarcásticos casi inclinados hacia el desprecio, después de todas esas cosas horribles, ¿no existía dentro del corazón de Hinata ningún rencor? ¿Tan pura era?

    La mano de Neji se levantó y tembló cerca de la espalda de su prima a punto de aceptar por completo el amoroso abrazo. No solo fue la primera en desearle felicidades, sino que como él trataba de mantener la fecha de bajo perfil, probablemente sería la única...

    «No» se dijo a sí mismo, «no es momento de ablandarse»

    La apartó con suavidad.

    —Gracias —dijo lacónicamente manteniendo sus manos lado a lado en los hombros de la chica. Ella mantenía arriba el piecito lastimado y envuelto en vendas mientras se apoyaba por completo en el otro—. Es muy considerado de su parte.

    —¿Ju-jugamos un partido de cartas? ¿O de Shogi? Evidentemente no seré una rival tan buena como Shikamaru o tan creativa como Tenten, pero... pero...

    —No veo por qué no.

    Sin descuidar la estabilidad de Hinata, Neji extendió el brazo para alcanzar el grueso abrigo color crema de su prima, el olor a lluvia se intensificaba igual que el frío. Dejó que se cubriera con la prenda antes de volver a sostenerla, no sin quedar con un ligero aire de recelo. El contacto físico repentino era una cosa que rechazaba de plano, pero había estado a centímetros de sucumbir al cálido abrazo de su prima. No, no se atormentaría más de lo necesario, quizás se trató de un reflejo, algo involuntario, no es como si le gustase estar cerca suyo en lo absoluto.

    Avanzaron hasta llegar cerca del jardín donde tomaron un lugar en el suelo de madera, el cielo seguía sin dar señales de querer despejarse. Neji buscó el tablero de Shogi y pasó gran parte de la nublada mañana enfrascado en al menos cuatro partidas con Hinata, de las cuales ella solo fue capaz de ganar una. No era exactamente talentosa en el juego, pero sabía dar batalla durante el desarrollo. Llegada la hora de almorzar hicieron una pausa y tomaron dirección al comedor, donde Hanabi esperaba ansiosamente poder conversar un rato con su hermana antes de volver a sus debidas prácticas de taijutsu.

    Al acabar la comida Neji y Hinata regresaron al jardín, esta vez con intenciones de leer bajo la sombra de algún árbol, estaba resultando un día lento y silencioso, ni siquiera en la ajetreada casa de los Hyūga había demasiado movimiento. Todos estaban ocupados haciendo algo o no haciendo nada. Era más que probable que en la mismísima aldea las cosas estuviesen igual de aburridas.

    —¿Neji-niisan, no te gustaría hacer algo más emocionante? —cuestionó Hinata bajando súbitamente su libro cómo lidiar con la ansiedad social.

    —¿Algo emocionante como perseguir una mariposa? —replicó Neji sin apartar la mirada de su lectura técnicas para infligir daño al oponente.

    Su prima sintió por un instante que no la tomaba en serio.

    —¡Ya sé! —levantó el dedo índice como teniendo una buena idea—. ¿Qué tal una práctica de puntería? Si gano yo me harás ese truco bonito con las aves, y si ganas tú te regalaré o haré lo que quieras.

    El joven Hyūga apretó el libro con frustración maldiciendo su mala suerte, ¿cómo demonios sabia Hinata lo de las aves? No, primero muerto, pasarían mil siglos antes de que hiciera uso de aquello en público. Alzó lentamente la mirada hasta establecer contacto visual con la chica, dejando entrever el enojo en sus ojos nacarados, de cualquier modo no tenía sentido intentarlo, ella no era competencia en ningún área.

    —No es la idea más inteligente que ha tenido, ¿o sí? —Le interrogó Neji haciendo uso de todas las herramientas de intimidación que poseía, desde la expresión facial hasta el tono de voz—. No ha nacido aún la persona que pueda ganarme, Hinata-sama...

    —Pero... pero yo solo... solo decía, e-es un juego Neji-niisan...

    —Ya sé, ¿por qué no se pone una manzana en la cabeza? Si acierto y la clavo del árbol me deja en paz —se sacó un kunai del bolsillo en la pierna—. Si fallo haré el truco de las aves...

    Una shuriken quedó clavada por encima de la cabeza del chico.

    —Desafío aceptado, Neji-niisan.

    Él resopló. Como si no tuviese suficientes problemas, ¡ahora esto!

    —Más respeto Tenten —pidió irritado por la forma antipática en la que había pronunciado su nombre—. ¿Qué haces aquí?

    —Se supone que Lee y yo iríamos hoy al valle a practicar unos sellos, pero fue llamado por la Hokage como refuerzo al equipo ocho durante una misión —explicó llevándose ambas manos a la espalda—. Tengo entendido que Hinata tuvo un accidente ayer y por eso está de reposo, ¿no habrás sido tú Neji? Mira que es la tercera vez que...

    —Y qué si fui yo —soltó él.

    —Auténticamente encantador... deberías ser más cuidadoso —le recomendó su compañera de equipo. Hinata, roja como una manzana estaba por abrir la boca para explicar que había sido ella sola como tonta al perseguir una mariposa, pero Tenten sabiendo que esta defendería a Neji no la dejó hablar—. Cambiando de tema, me intriga demasiado su apuesta, ¿de cuál truco estamos hablando exactamente?

    —¡Neji-niisan puede hacer que un ave...!

    —¡Silencio! —demandó el anterior nombrado.

    —Vaya, vaya... lo has hecho enojar Hinata. Esto me interesa... me interesa mucho —Podría ser un nuevo elemento en su repertorio para chantajear o cabrear al Hyūga. Con una leve malicia giró a ver al chico—. El juego ahora será contra mi Neji —declaró rebosante de confianza—. ¿Te atreves?

    Peligroso aceptar, las posibilidades de perder contra ella eran muchísimo más altas. Recién dijo que aún no nacía la persona que pudiese ganarle solo por sonar arrogante, pero ignoraba a su compañera. En cuestión de puntería Tenten era asombrosamente entendida, una kunoichi que acertaba diez de cada diez tiros.

    —Pero intentarlo con los kunai sería demasiado fácil y aburrido —comentó retadora mientras sostenía una angelical sonrisa—. Un juego de niños si soy sincera.

    La castaña desenrolló un pergamino en el aire y extrajo de este varios senbon.

    —¿Qué tal las agujas ninja? —cuestionó—. Son tanto más sutiles y difíciles de usar. Si yo gano harás el truco para Hinata y para mí, si pierdo ya veremos lo que se te ocurre, ¿o le tienes miedo a algo, Neji-niisan?

    —Di Neji-niisan una vez más y te dispararé una senbon entre ambos ojos —le reventaba que cualquier ser vivo que no fuese Hinata lo llamase así, con mayor razón si usaba ese tono tan empalagoso, y más aún si era para molestarlo a propósito.

    —Vaya, estás violento hoy —rió Tenten complacida, viendo lo efectivo que era ese método para fastidiarle.

    —No estoy violento, tú estás insoportable.

    —Ponte de una vez la dichosa manzana en la cabeza —le propuso ella—. Averiguaremos aquí y ahora quien tiene mejor puntería.



    ♣Aurora♣




    ♣Aurora♣
    Les seré sincera, no había publicado más, porque me asustó la plataforma(? no entendía nada. Pero una vez que aprendes a usarla es muy cómoda. En todo caso, muchas gracias por leer, volví a publicar por aquí porque una chica de lo más amable me encontró en Wattpad y me animó a hacerlo.
    Si parece que esterotipé a Neji y a Hinata un poquito fuera del canon de sus personalidades originales es poque lo hice. Adoro a Hinata algo más timida y a Neji algo más suave (o cruel). Como sea.

    Muchas muchas gracias por leer (sip, otra vez), espero mejorar con el tiempo y la práctica, los quiero un mundo <3
     
    Última edición: 18 Enero 2020
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Saludos.

    Primero las correcciones. No son muchas la verdad.
    Esa primera pregunta, como que no tiene mucho sentido sola. Quizás "¿eso era acelga?" o "¿es acelga?".

    "tenía" "porqué"
    Sin mencionar que habían muchas palabras con hiato que no tildaste. Por ejemplo: "podía"

    No le subas tanto la autoestima a la pobre, XD

    ¿Dónde consigo uno de esos?

    Fue un capítulo muy cargado de dulzura. Por suerte la crueldad de Neji me salvó de morir de diabetes.

    Me parece, como aceptas en las notas al final, que les cambiaste un poco la personalidad, que si los hizo parecer algo menos ellos mismos. Pero es bastante aceptable para la situación.

    Espero ver como Neji pierde ese reto de puntería, Ten Ten no tiene comparación cuando se trata de arrojar objetos ninja.
     
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    Aurora Mynatt

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    Bien, bien, seré más pulcra con la puntuación y procuraré revisar mejor el texto antes de subirlo <3 mil gracias, a veces se me escapan esos detalles por más que reviso p.p

    jksdhsjhfj diabetes xD es que me moría por escribir un Fluff y no me resistí a usar esta pareja para prácticarlo.

    Estoy contenta, todos en esta plataforma son muy amables y cálidos, es como una versión de Amino pero para Fanfics (?
     
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  9. Threadmarks: III. Tres Manzanas ㊙
     
    Aurora Mynatt

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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Romance/Amor
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    3079
    III. Tres Manzanas

    Existían cosas peligrosas, ideas suicidas y luego estaba este asunto de cabrear a Neji, el deporte extremo favorito de Tenten. No sabía decir por qué aquello le parecía tan divertido. A lo mejor fuese porque era emocionante coquetear con el riesgo, desafiar a la suerte, tentar al destino. Por otro lado, tal vez se debía a lo difícil que era hacerlo perder la sangre fría. No podía remediarlo, sonrió; quizás solo era que se le hacía atractivo enfadado. Sea lo que fuese, era entretenido hacerlo irritar.

    —Hey, ¿qué te parece si subimos la apuesta? —propuso la chica haciendo ver las senbon en sus puños—. Hago esto por Hinata, pero yo también quiero un favor.

    —Te ves muy optimista para ser alguien que está a punto de perder —señaló Neji un tanto mosqueado por tener tres manzanas sobre la cabeza—. ¿Qué quieres? Habla.

    —Que me debas un favor, ya veré cuando me conviene usarlo —negoció calculando la trayectoria de sus filosas y delgadas armas—. Si pierdo, aparte de deberte un favor cargaré con todas las cosas que quieras durante las próximas tres misiones, ya sean botines de guerra o herramientas.

    —Acepto —dijo totalmente mordaz. Tenten lo le cargaba ni una aguja con hilo a Rock Lee, mucho menos a él. Era una oportunidad de oro.

    —Neji-niisan... buena su-

    —Ahora no, Hinata-sama, estoy ocupado.

    Tenten ejecutó a más de treinta metros un impecable disparo en línea recta, lo suficientemente fuerte como para derribar y clavar la manzana en el árbol tras Neji, pero también lo suficientemente preciso para no ocasionar daños ni dejar en mal estado a la fruta y con la velocidad exacta para que las otras dos manzanas no perdieran el equilibrio y no cayeran de la cabeza del chico. No sé podía esperar menos de una especialista en armas, y ese solo había sido el primer intento.

    —¡Eso fue asombroso Tenten! —le aplaudió Hinata genuinamente contenta. Una destreza comparable a la de la chica solo la había visto antes en su querido primo.

    —Siguiente —anunció ella.

    El próximo lanzamiento fue tan pulcro como el anterior, ni una sola imperfección en la trayectoria que clavó a su segundo objetivo contra el tronco.

    —Si tan buena eres deberías intentarlo con los ojos cerrados —propuso Neji en un superficial intento de hacerla perder la calma—. Cualquier ninja mínimamente competente puede hacer esto con dos ojos y dos manos en uso.

    La chica, normalmente tan cabeza fría como él, no titubeó cuándo frunció el ceño e impulsada por el naciente coraje declaró:

    —Desafío aceptado, Neji-niisan —Tenten se bajó con determinación la banda regulatoria al nivel de los ojos y preparó las senbon entre los dedos—. Qué sepas que no te haré daño, solo porque no me conviene.

    —Inteligente de tu parte.

    Tercer y último tiro realizado —y Hinata fue testigo de ello—, con tan maravillosa exactitud que cualquier persona que no la conociera hubiese dicho que poseía algún tipo de Gekkei Gengakai relacionado con la ubicación espacio-temporal de los objetos y seres a su alrededor.

    Bastó con poner atención a su oído para hallar el golpe seco; sí, la última manzana había sido enterrada exitosamente contra la madera.

    —¿Ni un cumplido, Neji? —preguntó divertida arreglando otra vez la cinta sobre su frente.

    —No.

    Hinata daba pequeños aplausos en señal de respeto, sí bien era buena con los kunai o las shuriken, hasta el sol de ese día había sido incapaz de tener un dominio tan evidente con las senbon como la castaña, mucho menos para estarlas disparando a ciegas sin sacarle un ojo a alguien. Luego del juego le pediría a la compañera de su primo que le enseñara a hacer eso con los ojos vendados también.

    Tenten se aproximó hacia el Hyūga y dejó que él le colocase las respectivas tres manzanas (una encima de otra) arriba de la cabeza. Se quedó tan delicadamente quieta como él lo había hecho para mantener el balance y no ocasionarle inconvenientes. Moría por saber si su compañero de equipo sería capaz de igualarla. Indiscutiblemente Neji era superior en tantos más aspectos; defensa, agilidad, técnicas, resistencia, tiempo de ataque y sí, quizás estuvieran al mismo nivel en cuanto a precisión y sutileza (aun cuando él era excelente en el manejo de chakra, mucho mejor de lo que ella jamás seria ni con todo el entrenamiento del mundo), ¿pero en puntería?

    Eso estaba por verse.

    —Hey, ¿qué estás haciendo? —preguntó Tenten con su clásico tono gentil apenas lo vio tomar posición—. Si tan bueno eres deberías intentarlo con los ojos cerrados. Cualquier ninja mínimamente calificado puede hacer esto con dos ojos y dos manos en uso, Neji-niisan.

    Sí el Hyūga volvía a escuchar otra vez su nombre pronunciado en ese tono fingidamente dulce iba a perder los pocos buenos modos que le quedaban. Se ató la banda como algo simbólico a los ojos, ya que, claro, para el Byakugan un trozo de metal y tela no representaba absolutamente nada. Pero no, no haría trampa.

    —No te recomiendo provocarme mientras tengo armas en las manos, Tenten. Es más —agregó—. ¿Segura de que confías en mí?

    —No. —Declaró la kunoichi haciéndose con un kunai por precaución—. Ahora que lo dices y sí te soy franca confío más en tu puntería que en ti de forma directa.

    Podía asegurar que él le daría al objetivo. Ahora, qué cosa era su objetivo es otro cuento.

    —¿Preparada?

    —Sí.

    El primer disparo lo dirigió hacia la manzana de la base que fue removida con absoluta perfección y fijada firmemente en el árbol. No, no tenía nada que envidiarle a la habilidad de Tenten. Por su parte la chica sonrió consciente de a qué y a quién se estaba enfrentando. Nada mal. Después de todo Neji era el genio de los Hyūga.

    —¡Neji-niisan! —Exclamó Hinata emocionada y orgullosa de su primo—. ¡Fue perfecto!

    —Que adorable y dulce, ¿escuchaste eso Neji-niisan? —Le interrogó Tenten—. Fue perfecto, ¿no es Hinata lo más lindo de todas las ramas?

    La joven Hyūga se supo roja como una azucena, no estaba habituada a los cumplidos, y viniendo de Tenten era sin lugar a duda todo un halago.

    —Gra-Gracias, yo... es-este... Tenten, t-tú también eres... me pareces muy...

    «¡Cielos, pero cuantos balbuceos!» pensó Neji hastiado

    —No hable Hinata-sama —pidió él—. Me desconcentra.

    —¿Te desconcentra que Hinata hable pero no que yo lo haga? —se estaba pasando de lista—. ¿Será por algo en especial? Quizás después de todo sí compartes conmigo la idea de que ella es la joya de las ramas, mírala, es encantadora. Creo que en el fondo la quieres, ¿por qué eres tan cruel con ella entonces?

    —Neji-niisan no es cruel —murmuró la chica de cabello negro, se hallaba colorada y reducida a nada por tantas palabras bonitas—. Él e-es atento y amab-

    —Tenten este no es el momento, ni el lugar para hablar de eso —advirtió Neji con su timbre demandante y su poca paciencia, pasando por alto lo que sea que estuviese diciendo su prima—. Es inoportuno de tu parte. Mi opinión o mi relación con Hinata-sama no te competen.

    —¿Inoportuno? ¿Me tratas de cotilla? Yo solo decía que... ¿cómo es que dices tú? Hinata-sama es preciosa, nada más ni nada menos, Neji —aclaró con aires de inocencia. Se valía de la oportunidad por pequeña que fuese para perturbar su paz. Era como si todos salvó él mismo parecían saber que la princesa del Byakugan era su punto débil—. Bueno, eso y que si se supone que debes cuidarla, entonces...

    —Tenten, no permito que mi propio clan cuestione mis métodos con Hinata, no permitiré que tú, que nada tienes que ver, te atrevas a hacerlo. —El segundo tiro sin lugar a dudas estuvo tan bien dirigido cómo cualquiera de los otros, pero a causa de la ira quizás le había impreso excesiva fuerza, pues acabó por dañar en mayor medida la corteza de la manzana.

    Sonó altamente agresivo.

    —No puede ser, ¿Neji Hyūga está a punto de perder los nervios? —preguntó Tenten con perspicacia.

    Única forma de asegurar esa victoria; arrebatarle en un 00,05% la compostura.

    ¿Y qué mejor método que usar a su prima? Cuando estaba con ellos evidenciaba con complacencia la forma en que Hinata sacaba el lado más amable de su inaccesible y severo compañero de equipo, él era difícil de ablandar (vaya que sí). Pero justo porque él se permitía ser más suave con Hinata era que no la soportaba en mayor o menor medida, por eso terminaba hiriéndola tarde o temprano para probarse a sí mismo sabrá el cielo qué idiotez. Ni unos ojos bendecidos por extensas generaciones bastaban para quitarles a esos dos lo ciego. Pues probablemente la tímida chica del equipo ocho tampoco supiese el efecto que ejercía sobre el estoico Neji.

    —¡No, no, Tenten! —le llamó Hinata arrancándola de sus conspirativos pensamientos, y sufriendo una terrible vergüenza al tener que contar el incidente de nuevo—. No es lo que tú crees. S-Sí lo dices por mi tobillo no es su culpa, yo quería atrapar una mariposa para él en la colina y me caí al perseguirla.

    —¿Uh? Qué poco práctico —comentó la kunoichi súbitamente sacada de lugar—. ¿Y más o menos para qué querría Neji una mariposa? ¿Para ponérsela en el cabello?

    El joven Hyūga disparó sin miramientos tres senbon al mismo tiempo, de las cuales una derribó la última manzana en cuestión y las otras dos rompieron las ligas que sujetaban los moños de Tenten, provocando así que la melena castaña le cayese lado a lado en los hombros. Pese a que eso fue una sutil amenaza proveniente del chico, ella se negó a hacer caso omiso al respecto.

    —Se acabó —dijo decidida—. Perdiste los nervios y perdiste el juego, Neji.

    —¿Cómo dices? —replicó él.

    Su compañera de equipo plantó un puñetazo al árbol y todas las manzanas permanecieron inamovibles en su lugar salvó la última a la que él había atinado. No estaba bien fijada y se desprendió fácilmente cayendo al césped.

    —Perdiste —repitió ella.

    «Maldición» pensó tensando los puños. No haría una escena por algo tan banal como un tonto juego, pero no diría que no lo inquietaba deberle un favor a Tenten.

    —Ahora, Neji-niisan, ¿qué me dices de ese famoso truco? Ya discutiremos luego lo de mis ligas de cabello —agregó viendo con desgana las puntas de un mechón entre los dedos—. Me enojaría por esto, pero la curiosidad es más grande.

    —¡Mu-muchísimas gracias Tenten! —agregó Hinata entusiasmada.

    —Descuida, descuida, para eso están las amigas.

    No era por nada, pero a Neji no le gustaba demasiado esa asociación.

    (...)

    Mientras él se encontraba sentado en el suelo de madera que bordeaba al jardín, buscando meditar, entrar en un estado profundo de paz, la respiración caliente de Hinata y de Tenten literalmente sobre su cuello no le ayudaban en lo más mínimo. Sin bajar los dos dedos frente a su rostro abrió los ojos y soltó un apático suspiro.

    —¿Saben? Si dejan de respirarme en la nuca, les estaré eternamente agradecido a las dos —sonaba más bien cansado.

    —Perdón Neji-niisan —se disculpó su prima haciéndose para atrás.

    Tenten tardó más en retroceder, y de muy mala gana para variar.

    Pasados aproximadamente tres minutos llegó la primera ave a pararse sobre la muñeca del joven Hyūga. Y aunque solo con esto Hinata ya estaba más que encantada por ver a un pajarito de bellas plumas azules tan de cerca, Tenten no estaba muy impresionada que se dijera.

    —¿Y qué? ¿Este es todo el truco? ¿Solo eso? —Carraspeó desviando la mirada—. Bueno, admito que no sabía que Neji se pudiera entender con las palomas del parque, pero...

    —No es una paloma —le corrigió él—. Es un azulejo.

    —Esto es taaan aburrido... y ni siquiera es un ave agresiva o grande, es una de esas cositas pequeñas y emplumadas que se asusta con cualquier cosa en la montaña.

    —¿Lo puedo tocar? ¿Le puedo poner nombre? ¿Nos puede venir a visitar todos los días? Le compraré semillas y se las dejaré en una rama del árbol, por favor —pidió la futura heredera del clan como si solo contase con cinco años de edad, lucia muy feliz. Al menos la kunoichi del equipo Gai tuvo la satisfacción de ver contenta a Hinata y, más aún, cómo el frío Hyūga le dedicaba una ligera mirada de ternura mientras ella se emocionaba con el ave azul.

    —Es algo lindo —reconoció—. Pero no es la gran cosa.

    El pájaro levantó el vuelo, dio un par de picotazos sobre la cabeza de Tenten y regresó a los dedos de Neji.

    —¿Lo controlas? —preguntó indignada acariciándose la coronilla.

    —Me obedecen a voluntad.

    —¿No querrás decir que te obedece? ¿en singular? —tanteó su compañera llevándose las manos a las caderas.

    —No. Lo dije bien, me obedecen, hablo de todos ellos.

    Tenten se dio la vuelta para comprobar y Hinata levantó la mirada para darse cuenta; una horda de azulejos tenía el monopolio pleno del jardín de los Hyūga. Cantaban y trinaban escandalosamente haciendo entrar en alerta a más de la mitad de los residentes, ¿a qué se debía semejante fenómeno? ¿Algo los había atraído? Finalmente, la chica castaña tuvo que quedar impresionada, no por la fuerza, sino por la cantidad absurda que eran, ¿de dónde diablos salieron? ¿Todos provenían de la montaña? Las piernas le fallaron a la pobre y cayó al suelo.

    —Es... es... un ejército... —dijo casi sin voz.

    —¡Son hermosos! ¿Nos pueden venir a visitar todos los días? —inquirió encandilada por ellos. La princesa no podía creer tanta belleza junta.

    —No lo creo, los uso a veces como mensajeros, dependiendo de la distancia y del lugar, pero mientras más libertad tengan mejor —añadió Neji antes de que Hinata se ilusionase más con la posibilidad de verlos a diario—. En cuanto a ti Tenten, no quiero que menciones ni una palabra acerca de esto, de lo contrario te haré despertar a primera hora con ellos en la ventana de tu recamara todos los días.

    No había duda de que si todas esas cosas trinaban a la vez le romperían los tímpanos.

    La chica no pudo menos que agradecer al instante que Neji fuese un chico bastante serio. Un idiota impulsivo como Kiba o un entusiasta desmesurado como Lee podrían generar muchos problemas con un dominio así de la fauna emplumada.

    —No te preocupes, mantendré la boca cerrada, quiero seguir dando paseos y entrenando en paz cerca de la montaña —confesó—. Y también quiero conservar mi sentido de la audición, gracias.

    —Eso creí —Neji dio un chasquido con los dedos y el batallón de aves se dispersaron al levantar el vuelo, retornando alegremente a su hogar en las montañas. Hinata se despidió amablemente de todos invitándolos a volver tan pronto como quisieran.

    —De cualquier forma no es algo con lo que se te pueda avergonzar —retomó Tenten, él profirió un inexpresivo «no me digas» a manera de respuesta—. Así que, ya que estamos en esto y aún me debes el favor, quiero un beso.

    La expresión facial del Hyūga no demostró conmoción alguna. Es decir, él ya se había creado escenarios mentales donde su compañera lo ponía a cargar con todos los pergaminos y herramientas que podía comprar en el local de armas. O quizás lo obligaba a ganar para ella un valioso botín de guerra. Incluso pensó que lo usaría como conejillo de indias para probar los cargamentos de nueva artillería ninja. En el peor de los casos llegó a creer que lo tendría como perro rastreador para encontrarle cosas perdidas. De modo que un beso parecía algo bastante insignificante. Pero si con eso se conformaba... De cualquier modo no entendía a las chicas.

    Se levantó del suelo y se acercó a la castaña.

    —¿Con eso te basta? ¿Quieres que te de un beso?

    —Aguarda, aguarda —Tenten retrocedió un paso levantando las manos delante de su pecho. Por más atractivo que se le hiciese Neji y por más que le encantase irritarlo, no era su tipo—. No a mí, ¿por qué no le das un beso a Hinata?

    Allí mismo en donde estaba sentada, la pobre víctima quedó convertida en piedra. Sufrió de un intenso ataque de ansiedad; sudó en frio, se coloró con un intenso escarlata hasta las orejas y cayó desmayada de frente sobre el césped, sintiéndose acabada.

    —¿Qué...? ¿Por qué yo...? —balbuceó la dulce chica antes de perder por completo la conciencia.

    —Esa era mi línea —puntualizó Neji contemplando con leve resignación al desastre que se supone debía besar—. ¿Estás segura de esto Tenten? ¿Por qué yo?

    —Porque no recuerdo a nadie más que haya sido más cruel que tú con ella, porque no recuerdo a nadie más que la haya hecho quedar ciega temporalmente, porque no recuerdo a nadie más que disfrute de torturarla psicológicamente —¡Mientras lo decía le llenaban unas inmensas ganas de mandarlo al diablo!—. ¡Y porque no recuerdo a nadie más que haya intentado matarla durante la eliminatoria de los exámenes Chunnin! Es más, me acabo de enojar, ¿quieres que siga?

    —No, ya capté, gracias.

    —¿Me lo debes, cierto? A ver, bésala —lo presionó.

    —Es mi hermana.

    —Es tu prima.

    —Es lo mismo —protestó él levantando ligeramente los hombros.

    Si la digna heredera de clan hubiese estado consciente para escuchar aquello hubiera muerto de felicidad, ¡saber que a fin de cuentas él la consideraban una hermana! ¡Le Había salido tan espontáneo decirlo! Sin embargo...

    —No te hagas el santo ahora, Neji —pidió la kunoichi—. No hay quien no sepa en toda la aldea de la hoja que los Hyūga, son así como los Uchiha o los Uzumaki lo fueron en su tiempo, familias con tendencias endogámicas. Tienen normalizado este asunto, ¿no? A nadie le importa.

    —Hinata no quiere que la bese, ¿verdad Hinata-sama?

    Ella seguía tendida como un animalito en la hierba, apenas consciente de lo que sucedía o de lo que decían a su alrededor.

    —Yo no la veo protestando ni poniendo excusas absurdas —prosiguió Tenten.

    —Dale un minuto, se recuperará enseguida.

    —No tiene que ser ahora —propuso su compañera—. Si quieres puedes hacerlo cuando no esté desmayada o estén los dos tranquilos, si me mienten me enteraré porque son pésimos en el área, en especial ella. Solo tengo una condición...


    ♣Aurora♣
    Aprendo poco a poco a usar las plataformas, gracias por tenerme paciencia, ¿les gustó el capítulo? ¿Tienen algo que decir? Siempre estoy contenta de leerlos <3 Los quiero mucho, mucho <3
     
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    Dark RS

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    Saludos.

    Vi una tilde que no debía usarse y olvidé donde la vi. Pero por ahí está.

    Aquí hay algo extraño. No entiendo la razón por la que esa narración tiene signos de exclamación. Me parece que no deberían estar ahí, el narrador no tiene razones, que sean evidentes, de resaltar en exclamaciones esa parte cuando otras, que tal vez hubieran sido más razonables, no lo llevaran.

    Me parece que ese concurso estaba arreglado. Que Tenten estuviera molestando debió ser trampa.

    Esa habilidad de controlar aves está como muy exagerada. Neji podría dominar la aldea con una estrategia veloz.

    Y ese favor de un beso a Hinata como que es muy conspirativo para acercar a los primos como pareja. Pero imagino le dará emoción al siguiente capítulo.

    Hinata desmayada en donde quedó es muy cómico, xD
     
  11.  
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    Aquí hay algo extraño. No entiendo la razón por la que esa narración tiene signos de exclamación. Me parece que no deberían estar ahí, el narrador no tiene razones, que sean evidentes, de resaltar en exclamaciones esa parte cuando otras, que tal vez hubieran sido más razonables, no lo llevaran *Aún no aprendo a citar*

    Puede que tengas razón, pero no encuentro ninguna norma de redacción u ortografía que me impida poner esos signos de exclamación allí ;-; de todas formas voy a seguir buscando, es cierto que se ven extraños.

    Neji se va a cargar a la aldea con sus mil pajaritos:( me acabas de dar la idea, ya está, correrá sangre(???
     
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  12. Threadmarks: IV. El Primer Beso ㊙
     
    Aurora Mynatt

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    IV. El Primer Beso

    Neji soportaba umbrales de dolor por encima de la capacidad humana cuando sus células cerebrales eran pulverizadas a modo de castigo. Ocurría alrededor de cada seis meses, no sabía cómo se las arreglaba para que así fuera; quizás seis meses era su máximo de discreción, no podía pasar más de eso sin entrar en conflicto directo con Hiashi Hyūga o con el clan. Pero estaba por dejarlo, el único que salía perdiendo era él. Ya les cerraría la boca a todos llegado el momento.

    Cuatro de cada diez veces los castigos recibidos estaban relacionados a su deber como protector de Hinata. Sin embargo, el rencor no tardaba en mermarle. Como el azúcar que se disuelve en una taza de té, así mismo se deshacía cualquier rastro amargo de odio cuando la pequeña se dirigía a su persona. No es que fuese mucho más grande que ella, pero la veía tanto más indefensa.

    La miró sentada leyendo al lado suyo con su clásica apariencia frágil y gentil. No le importaba cuidarla si estaba cerca, siendo tan linda, cualquiera en su sano juicio lo haría. El real malestar para Neji era algo más simbólico; lo que querían demostrar al condicionar su vida bajo el pretexto de pertenecer a la segunda rama. La tradición, las malditas tradiciones en las que se basaban los ancianos.

    Hinata bajó sutilmente el libro, se ruborizaba de a poco, no soportó la mirada implacable de Neji por más de tres minutos.

    —¿Por qué me ves así? —preguntó cohibida.

    —Por nada.

    Se regresó a su libro de mantenimiento de armas. Seguía pensando en el favor de Tenten, besar a Hinata no era algo propiamente desagradable, por al contrario, no le podía importar menos.

    —Neji-niisan.

    Él, sin verla, hizo un gesto que dio a entender que tenía su atención, o al menos una parte de ella.

    —Verás —comentó Hinata conectando todas las yemas de sus dedos entre sí, mientras su primo contemplaba la página de su lectura con genuina inexpresión—. Tengo una buena idea.

    —¿Otra?

    «¿Como la mariposa?» «¿Como un juego de puntería?» «¿Como permitirle a Tenten involucrarse en asuntos que no le competen?» «¿Como obligarme a ejecutar la invocación de aves?» no hizo falta decir nada, se sobreentendía que estaba harto de sus buenas ideas.

    —La escucho —pero bueno, qué más da.

    —Es que estoy pensando en lo que dijo Tenten, eso de que tienes que be-besarme, ¿contará igual si lo hace un clon? —preguntó tímidamente, orgullosa por su ingeniosa propuesta.

    —Un clon... ¿suyo o mío?

    —D-De ambos.

    Neji lo tenía que admitir, aquella posibilidad no era del todo estúpida. En especial si eran clones de sombras, que regresarían a formar parte de ellos con la experiencia y las sensaciones almacenadas. Sería como un beso directo pero indirecto a la vez.

    Así cuando su compañera de equipo Tenten preguntase por el favor, Hinata podría hiperventilar, sudar y desmayarse a sus anchas demostrando que sí habían cumplido con el desafío.

    —Reconozco que es una idea práctica —cerró decididamente el libro—, hay que hacerlo de una vez, no quiero tener que pensar en esto mañana.

    Ejecutó el sello con un breve movimiento y junto a él apareció una réplica de sí mismo. La chica se apresuró también a crear un clon propio, resultaría muy extraño.

    —Uhm... bueno... Neji-niisan, quería saber también, ¿esto cuenta como primer beso? —Preguntó la Hinata real, mientras la otra temblaba frente a la diligente copia de joven Hyūga—. Es que si no cuenta como primer beso, quiero saberlo, no me queda claro.

    —Me temo que no cuenta.

    —¿Y si no cuenta como primer beso crees que Tenten diga que este método no es válido? —Prosiguió hecha un manojo de nervios—. ¿Y te obligue a hacer algo peor?

    A él le llamó la atención la última frase, ¿algo peor? ¿Peor que besarla? Besarla no era malo, solo estúpido e infantil, pero nada que lo fuese a matar más que una misión de rango A.

    —Tenten no se va a enterar de esto —explicó seriamente—. Cuando ella nos pregunte yo diré que sí y usted dirá que sí también.

    Con un gesto de la mano indicó a su clon que ya podía besar al clon de Hinata. La sombra dio un paso al frente, le puso las manos en los hombros a la temblorosa, roja y falsa chica, pero cuando se aproximó a sus labios, esta desapareció en una nube de humo. La Hinata real estaba hecha un ovillo de temblores junto al Neji real. Podía estar preparada para misiones de rastreo y escolta de rango C con el equipo ocho pero jamás para esto.

    —Si no quiere verlo, limítese a mantener los ojos cerrados, pero no libere al clon.

    Ella repitió el jutsu, esta vez lo haría bien.

    El clon de Neji se hallaba tan irritado como el propio Neji, quien observaba en espera del beso con los brazos cruzados, casi que impaciente. Todavía así, tuvo una consideración superficial con Hinata y fue despacio; un beso más tierno, suave y tibio de la que la chica esperaba fue depositado en sus labios. Él no tenía razones para ser brusco, ni para estar acelerado, así que aquel encuentro duró poco más de seis segundos.

    Luego se separaron.

    —¿Ya acabaron? —cuestionó la auténtica Hinata con la cara tapada por las manos.

    —Sí, eso es todo.

    Ambos liberaron los sellos.

    Neji cerró los ojos cuando sintió el breve recuerdo de una agradable presión en la boca, pero no le conmocionó en lo más mínimo. Se iba a girar a decir a su prima que no había sido tan difícil y en realidad fue buena idea usar dos clones, pero Hinata estaba noqueada y caída de lado en el césped.

    —Hay que verse... —murmuró él—. ¿Todo en orden?

    Unos sonidos agudos y nerviosos, que bien pudieron haber sido los de un ratón herido provinieron de ella.

    —¿Tan malo fue?

    En respuesta se encogió como un ovillo de lana y volvió a producir los mismos lamentables sonidos. Neji no estaba seguro de si tomárselo a mal o solo dejarlo pasar, a fin de cuentas, si no le daba importancia a la conducta de la chica de forma frecuente, no había motivos para hacerlo ahora.

    (...)

    —No.

    Lo imposible ocurrió, la castaña se había enterado de todo tras un minucioso interrogatorio a Hinata

    —¿Cómo que no? Jamás dijiste que no podíamos hacerlo así —indicó el joven—. No puedes obligarme a repetirlo.

    —Sí, sí puedo —le aseguró Tenten haciendo girar una kunai con la punta del dedo. Molesta no estaba, pero dispuesta a negociar tampoco—. No veo qué me detendría. Teníamos un acuerdo y creí estar lidiando con personas serias, lo suficiente como para abstenerme de añadir cláusulas al contrato. Ya sabes, para no insultar su intachable conducta. Lo lamento mucho, pero lo quieras o no le darás ese beso a Hinata.

    —¿Alguna razón para que te importe tanto?

    —Puede ser —confesó con cierto aire que dejaba entrever las intenciones que tenía de hablar acerca de ello: ninguna—. Te lo he dicho antes, la has tratado muy mal, ¿no se supone que ella es tu princesa?

    —No tiene sentido, ¿qué te hace creer que Hinata no está enfadada con semejante idiotez tanto como lo estoy yo? —quiso saber él—. Ayer ella fue la de la idea de los clones, y luego de que liberamos los sellos quedó hecha un ovillo.

    —La escasa sensibilidad de los chicos es asombrosa. ¿Se te ha pasado por tu arrogante cabeza que Hinata hizo eso por ti?

    —¿Por mí?

    —¡Y todavía lo dices como si fuera ilógico! ¡Por supuesto que lo hizo por ti! —Exclamó la castaña, empuñando el arma antes de sacarle un ojo a alguien—. Sugirió la idea porque sabe que no tolerarías besarla, quiso hacerlo lo menos desagradable y traumático posible para ti.

    —Eso es ridículo, a mí no me podría importar menos.

    —Sí, Neji, sí —replicó Tenten rodando los ojos—. Yo sé que tú no notarías la diferencia entre besar a un árbol y besar a Hinata. Pero ella piensa tan fuerte que la aborreces que no lo quiere hacer peor.

    —¿Y tú cómo estás tan segura?

    —¡Eres tú quien no se da cuenta! —gritó. Luego se congeló por haber perdido los buenos modos y tomó una gran bocanada de aire—. Es correcto, esta conversación se acabó. No importa si me crees o no. Vas a besar a Hinata sin trucos, ni clones, ni vías fáciles. Evadir el acuerdo no es una alternativa.

    —Me voy a vengar por esto —previno Neji a su compañera mientras ella pasaba de largo, dando por terminado el tema—. Dejaré de contenerme durante las prácticas. No seré tan indulgente.

    —Igual tiras a matar, no importa si es Lee o soy yo, jamás has sido considerado —declaró deteniéndose un segundo—. Pero bien, si quieres hacer de esto una guerra sin cuartel entonces adelante, tómatelo personal. No cambia nada. Tu mirada perfecta sigue siendo demasiado inútil para las cosas que son esencialmente importantes.

    El «Eres un imbécil» quedó muy claro. Las chicas siempre lo decían cuando los chicos no captaban la situación ni comprendían los sentimientos de sus prójimos. Pero por cortesía lo omitió. Neji era lo bastante listo para saber que la había hecho enfadar.

    (...)

    Recostado en el suelo viendo las estrellas todo parecía menos horrible. Desde el conflicto con su clan, hasta las discrepancias en los puntos de vista con Hiashi Hyūga. No era como si los problemas se esfumasen del todo, pero mínimo entraban en pausa. Un día escuchó decir a Shikamaru que ver las nubes lo relajaba. Solo pudo comprenderlo la primera vez que lo intentó, y fue cierto, no existía nada más agradable en el mundo que contemplar el cielo nocturno un par de veces a la semana (aunque su amigo exageraba, él prefería hacerlo de día y pasar horas en ello).

    Sus ojos descendieron del cielo en un parpadeo y los dirigió a las habitaciones de los residentes del clan, haciendo un escaneo rápido de las luces encendidas en la zona. Se dio por satisfecho al no encontrar ninguna. Todos dormían.

    Volvió a elevar la vista, aquel era un cielo resplandeciente y él no tenía demasiadas intensiones de regresar pronto a su propio dormitorio. La idea de que las personas que vivían bajo ese techo estaban ahora sumidas en sus más profundos sueños lo ayudaba abajar la guardia, nadie le iba a reprochar tomarse unos minutos para descansar.

    La voz del deber hizo aparición, sin embargo, en el momento más inoportuno. Diciéndole que dejara que conciliarse con una excusa y de fingir que no tenía nada que hacer dentro de unos minutos. Bien sabía que Hinata lo esperaría en la puerta del döjo para el beso que Tenten había propuesto. No, propuesto no. Esa era una palabra muy suave, muy propensa a malas interpretaciones. Mejor dicho para el beso que Tenten había decidido por ambas partes.

    Neji cerró los ojos y acordó dormir media hora hasta que se hiciesen las 12:30a.m. No podía estar más agotado. Gai tal vez no era el hombre más listo ni discreto que conocía, pero su entusiasmo a la hora de poner a prueba la resistencia física del equipo era abrumadora, ¡implacable! Mira que subir una montaña con una mano atada a la espalda, solo porque vio al equipo de Kakashi hacerlo... no se podía estar del todo cuerdo.

    El joven Hyūga soñó con oscuridad, como ocurría habitualmente. Ninguna imagen se presentaba durante el reposo, ningún sonido, ningún tacto, ningún olor. A lo mejor soñaba con cosas, pero no las recordaba al despertar. Tenía la perenne impresión de que la negrura en sus pensamientos lo era todo. De día, de tarde, de noche. Se sumergía en ella para poder descansar.

    Los minutos pasaron, una hora pasó y él seguía dormido. La naturaleza conspiró para sustituir su sensación de vacío en los sueños y metérsele bajo la piel. El silencio sonaba como el murmullo de las hojas y las cigarras. Los dedos se enredaban con la hierba larga, suave, verde y crecida. Un embriagante aroma a anís estrellado y miel le envolvió arrolladoramente, se trataba de un perfume familiar. Incluso sintió algo tibio sobre la piel; sobre los labios. Contra sus ojos se dibujaba alguien...

    Se despertó sobresaltado para descubrir a Hinata dándole un beso. El primer impulso fue apartarla, pero titubeó. Tampoco la quería asustar, aunque ella casi le provocase un infarto a él. Un beso no era, ni de cerca, la mejor forma de acercársele. Un toque en hombro habría bastado.

    Ella se presionó más contra Neji, mantenía los ojos suavemente cerrados, no había notado que él se hallaba ya despierto. Solo reparó en la consciencia del joven cuando este le colocó una mano cálida en la mejilla con intenciones de ahondar el beso, de hacerlo más invasivo.

    Hinata se le quitó bruscamente de encima.

    —¡Dame un momento por favor! ¡Puedo explicarlo com-pletamente! —estalló angustiada y apenada incluso antes de que Neji pudiese salir de la impresión del beso (que por cierto no se comparaba con la falsificación del clon)—. Verás, esto... yo no quería hacerlo así, o sea, no quería que tú... que yo... ¡no es lo que parece!

    —Articula —pidió él con un suspiro de cansancio.

    —Yo estaba en el döjo a las doce y treinta como acordamos, pero tú no llegabas, y los primeros quince minutos pensé que era normal, incluso cuando eres muy puntual, pudo haberse hecho un poquito tarde, ¿no? —No espero a que él respondiese y prosiguió—. Cuando pasó media hora más fui a tu recamara, pero estaba vacía y me preocupé mucho porque no sueles salir tan tarde a menos que haya un buen motivo, así que creí que tal vez seguías estando en algún lugar del recinto o habías tenido problemas con mi padre y me puse a buscarte otra vez y... y... te vi aquí dormido y pensé que si te daba el beso sin que te dieses cuenta iba a ser lo mejor para ambos, porque de este modo no me pongo tan nerviosa y la idea era que no lo recordaras, pero... te desperté y me encontraste y de verdad lo siento mucho, siquieresnovolvemosahablardeestojamás.

    —Ya entendí todo, o casi... creo —levantó una ceja. No estaba del todo seguro de por qué ella se disculpaba tan a prisa. En cualquier caso, Tenten era la real culpable del malestar. Lo aturdía escucharla hablar así de rápido—. No importa, ya cumplimos con lo que debíamos, mañana en la mañana hablaremos con Tenten para salir de esto de una vez por todas.

    —Espero que todo vaya bien, ayer me exprimió hasta escuchar la respuesta que quería. Me dijo que un beso indirecto no servía de nada, y cuando llegaste del entrenamiento no te veías demasiado feliz, así que supongo que no te fue mejor de lo que me fue a mí —comentó Hinata con delicadeza, procurando no decir nada que no fuese cierto.

    —No. Pero espero hacerla entrar en razón pronto.

    (...)

    —No.

    —¿Cómo qué no? —ambos sintieron el déja vú. Neji continuó:—. Jamás mencionaste nada semejante, Tenten.

    —Lo único que yo entiendo es que los dos están tratando de evadir las condiciones del contrato con tal de no enfrentarse debidamente a la situación —observó ella, disparando una mirada de pocos amigos hacia Neji y una de reproche hacia la propia Hinata que se minimizó en su lugar—. ¿Lo hacen a propósito?

    —Esto sobrepasa el límite de lo absurdo; dices que no es válido porque Hinata fue quien tuvo la iniciativa de besarme y tú quieres que sea yo el que lo haga —discutió el joven cuidando de no demostrar emoción alguna—. Es bastante caprichoso de tu parte.

    —¿Me tratas de obstinada? Son ustedes quienes incumplen.

    —N-No hace falta que peleen por esto —medió la heredera de los Hyūga.

    Fue ignorada.

    —Quiero una segunda ronda con las senbon —propuso mordazmente Neji.

    —Le puedes bajar a tu ira fría de una vez —soltó Tenten, poniéndose al nivel de su compañero—. Porque voy a declinar la petición, su real majestad. No soy tan tonta como para darte la oportunidad de pisotearme libremente.

    —¿Segura?

    —Repito; no soy tan tonta.

    Una sonrisa en exceso cínica se pintó en los labios femeninos.

    —A propósito, ¿qué hay de la otra cosa que te pedí que hicieras? —añadió de pronto—. Supongo que ya empezaste la recolección...

    —Sí —respondió con dureza—. Eso hago.

    —Bueno, bueno, está todo resuelto por lo que veo —juntó las manos en un gesto de complacencia—. Quedamos bien, el beso se repetirá una tercera vez sin inconvenientes y solo entonces podré estar tranquila.

    —¡Para mí tampoco es agradable! —Exclamó Hinata, dejando perplejos por igual a Neji y su compañera de equipo—. N-No me gusta molestar a las personas, y con este reto o lo que sea, Tenten, estoy irritando a Neji, y creo que es suficiente.

    —No te preocupes, Neji se irrita por todo de cualquier forma.

    —Eso no es cierto —declaró él, en un tono de fuerte irritación.

    —¿Ves?

    —¡Entonces no me gusta contribuir a sus constantes irritaciones! —insistió la pelinegra—. No es bonito sentirte una molestia más de lo normal.

    —¿Más de lo normal? Oh vaya, ¿debería suponer que eso significa que Neji te hace sentir como una molestia o una carga constantemente?

    Por orgullo y vanidad el joven se rehusó a afirmar, negar o desmentir dicha acusación. Dado a que en lo que a él respecta, ese no era, por el amor al cielo, asunto de Tenten. No existía nada más insoportable que la gente que metía sus narices en los problemas ajenos.

    —¡No, no! ¡Para nada! ¡Lo estás malinterpretando todo! —se apresuró a corregir Hinata, ese «más de lo normal» se le había escapado por accidente.

    —Escuché suficiente, créeme —repuso Tenten cortándola—. Y ahora más que nunca seré inamovible.

    »Me harán caso sí o sí.



    ♣Aurora♣
    Yasss, siempre fue mi fantasía más preciada que Tenten fuese manejada en Naruto más como una chica mala/sutilmente cínica, que como el lindo pandita que la hicieron, ugh, creo que quedé así desde su pelea con Temari. Amo a Tenten con más carácter.
    Pero más los amo a ustedes <3
     
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  13.  
    Dark RS

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    "esperó"

    Algo aquí no suena bien. Pareciera que Neji sigue hablando en lugar de hacerlo el narrador.

    Tenten es efectivamente distinta a la del anime. Y creo no la desarrollaron mejor por falta de protagonismo, la trataron solo como relleno y no hizo la gran cosa en toda la historia.

    Y al paso que va Tenten, no se va a contentar hasta casar a esos primos.
     
  14. Threadmarks: V. Invierno y Verano ㊙
     
    Aurora Mynatt

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    V. Invierno y Verano

    No había razón alguna para que en una noche estrellada; de esas en las que las sombras no murmuran, ni el frío invade el alma, o la luna se dispone indolente sobre cielo. Hinata tuviese miedo. Pero lo tenía. No bien acababa de cerrar los ojos y contra sus párpados desfilaban imágenes horribles de una sangrienta guerra en proceso. Le era imposible conciliar el sueño con semejantes pesadillas acechando en la oscuridad. Por más que la niña se esmeraba en mirar por la ventana y reafirmar una y otra vez que esa noche era tranquila, clara, amable e incluso confortable. No dejaba de temblar de miedo. Llegó a la conclusión de que el problema no era la noche, pues esta hubiese abrigado acogedoramente incluso al más paranoico de los pequeños. El problema era ella misma. Algo dentro de su corazón la tenía intranquila.

    Pretendió volver a dormir, pero fue en vano, todo se repitió. Un árbol que se levantaba en magnificencia hacia la luna llena. Las raíces cubiertas de cadáveres bañados en sangre. Personas de diversas aldeas luchando en contra de resurrecciones. Las imágenes iban a prisa, una más grotesca que la otra, una más sórdida que la anterior. No paraban, no se detenían. La última que vio era la del cuerpo de Neji inerte en el suelo, con el corazón y los pulmones destrozados, antes de despertarse sobresaltada y abatida por la cruda visión, todavía demasiado fresca, como para poder controlar el asco.

    Salió corriendo —o más bien arrastrándose, pues aún su tobillo se resentía— al baño y tuvo que vomitar cerca de cinco minutos, con el agua corriendo en el lavabo. No sabía qué la asqueaba más, si la sangre acumulada en el torso de su primo o el pánico sin mesura que le recorrió la columna vertebral ante la idea de perderlo, de verlo morir. Hasta ese momento de enfático pavor no sabía qué tan dependiente emocionalmente era de él, incluso con los roces y la idea de que era odiada, ¡no se imaginaba!, ¡la verdad sea dicha!, ¡cuanto lo quería! ¡cuanto amor y cariño le guardaba a Neji!

    Se limpió lo mejor que pudo y se dijo a sí misma que regresaría a la cama, a dormir de una vez. Nadie tenía por qué enterarse de que una pesadilla consiguió con penosa facilidad trastornarla gravemente. Ya su padre y el clan tenían una imagen bastante mala de ella como ninja. No necesitaba empeorarla con un vergonzoso lloriqueo a mitad de la madrugada solo porque tuvo un mal sueño. No, claro que no.

    Debía aprender a controlar sus sentimientos como una buena kunoichi.

    Sin embargo, cuando salió del baño y cruzó el pasillo para llegar a su habitación, todavía le temblaban las piernas. Hace falta además decir, que cualquier pasado esfuerzo por contener sus emociones, o su antigua pretensión de jugar a ser una niña ruda, quedaron instantáneamente suprimidas al ver caminar a Neji por el corredor, en calidad de centinela. Olvidó que se elegía a uno de la rama secundaria por semana para velar del recinto.

    Dejando de lado el decoro, el pudor, los buenos modos y hasta la sensatez se abalanzó hacia él, con un muy torpe andar, que la hizo dar un traspiés y casi caer dos veces. Al reparar en la presencia de la heredera, el joven no estaba seguro de por qué se hallaba ella tan agitada, pero se apresuró a su encuentro para auxiliarla. Analizó todo: era poco probable que ocurriese algo grave en verano, la época más tranquila del año. Por lo que conociéndola, capaz la había asustado un conejo salvaje, un grillo, o su sombra, no es que fuese Hinata muy difícil de impresionar.

    No obstante, ni si quiera le dio tiempo de iniciar su muy elaborado y ceremonioso sermón acerca de por qué ella debía guardar reposo si tenía un tobillo torcido. O más aún, uno acerca de por qué es malo perder horas de sueño. Cuando su prima se le lanzó encima estrechándolo fuertemente en un caluroso y franco abrazo. Demasiado para su gusto. La invasión repentina del espacio personal era bastante censurada por él. La incomodidad que proporcionaba la cercanía de otra persona le ponía los nervios de punta.

    —¡Tuve un sueño horrible! —lloriqueó, sabiendo que no había nada que ella pudiese hacer o decir para empeorar la mala imagen de niña llorona. Él más que nadie la tenía en tan mal concepto que era imposible que lo lograra empeorar—. ¡Era horrible! ¡Horrible!

    Entre la presión que Hinata ejercía al querer refugiarse desesperadamente en el pecho de Neji, y la propia situación de desconcierto que sufría él por tener a su prima en pleno ataque de pánico entre sus brazos. Acabaron por caer con un ruido seco en el suelo de madera que bordeaba el jardín.

    El joven quiso ser comprensivo, no la empujó, ni la apartó, ni la despreció, ni nada parecido. Ella lloraba con genuino dolor. Así que con toda la compostura posible él se esforzó en no demostrar cuánto le inquietaba el contacto físico y la envolvió con ambos brazos, esperando que eso consiguiera ayudar a calmarla. Una mano reposó sobre el cabello corto y negro de la princesa. La otra encima de la espalda.

    Neji le suplicó con voz paciente que respirase y le contara poco a poco por qué se hallaba alterada. Estaba muy dispuesto a escucharla. La noche sacaba a veces lo más amable en él.

    —Yo soñé con una guerra espantosa —empezó con un hipido, renuente a separarse de su protector—. En la que todos morían, un árbol gigante los asesinaba. Había gente de todas las aldeas, de todas las naciones y entonces yo estaba... estaba... —las lágrimas surcaban el rostro de porcelana de Hinata—. En peligro y, no podía moverme, por nada del mundo. Tú te metiste en medio, para salvarme, y también moriste Neji —lo apretó todavía más fuerte—. ¡Moriste por mi culpa! ¡Fue todo muy real! ¡No quiero que mueras!

    ¡Le era imposible hablar con la coherencia debida! Los sentimientos de terror y culpa la consumían, la devoraban por dentro. Habría dado cualquier cosa por poder fundirse con el calor del pecho de Neji. Los latidos de su corazón la tranquilizaban parcialmente.

    —Prométeme que no vas a morirte nunca, nunca, nunca... —la voz quebrada de su protegida lo destrozaba.

    —Por más que quiero creer que acabar conmigo no es un paseo de rosas. No puedo prometerle una cosa así —explicó buscando que Hinata razonara un poco—. Sin embargo, tiene usted que recordar que todo ha sido un mal sueño y eso no pasará.

    —Entonces prométeme que sea cual sea la circunstancia no morirás por mi culpa.

    A Neji, en contra de su terrible genio, le dieron ganas de sincerarse conmovido por la continua dulzura de su querida prima. Quiso decir algo cómo:

    «—Es egoísta de su parte pedirlo así, tan abiertamente —En una hábil evasiva—. Yo nací para cuidarla, y aunque esa no fuese la razón de mi existencia, igual estaría dispuesto a morir en su lugar. Una y diez veces, una y mil veces. Porque eso es justo lo que quiero hacer»

    Lamentando la falta de coraje para expresarse de ese modo, en su lugar, le levantó el rostro a Hinata y le dio el beso que tantos días había estado generándoles malestar. Fue la mejor forma que encontró de hacerle saber que todo estaba bien. Se mantuvo contra sus húmedos labios varios segundos. Le dolió reconocer que se sentía bien besarla, mejor de lo que suponía. Incluso más que las veces anteriores.

    Se separó de ella y esta, sonrojada, avergonzada por el repentino e íntimo gesto, volvió a esconderse en el pecho de Neji, con la respiración irregular.

    —Escúcheme por favor. No tengo la certeza que corresponde o hace falta para poder prometerle que no moriré por usted. Pero le puedo asegurar que si lo hago, lo haré haciendo uso de mi libre albedrío.

    —No es suficiente.

    —¿Qué puedo hacer entonces que sea suficiente? —la interrogó—. No soy inmortal.

    —Déjame morir en tu lugar —la imagen de él, tendido en el suelo, sin vida. La abatía con solo recordarla—. No puedo permitir que mueras antes que yo.

    —Tampoco puedo concederle este deseo —suspiró agotado por el manojo de nervios que Hinata representaba en ese instante—. Sin embargo, ahora que usted lo menciona, hay una cosa que puede hacer por mí, si me ve morir.

    —¿Qué cosa?

    (...)

    —Bien, bien. Esta vez no fue con clones de sombra, ni fue Hinata la que te besó a ti —dijo Tenten, dándose por satisfecha—. Creo que no tengo nada que objetar. Solo hace falta la prueba de rigor.

    Neji estaba parado con impaciencia frente a su compañera de equipo. Mientras la heredera del clan Hyūga se hallaba unos metros más atrás comienzo un trozo de sandía.

    —¡Hey, Hinata! —la llamó Tenten. Enseguida captó su atención—. ¿Te gustó el beso de anoche?

    Roja como una manzana, la princesa cayó desplomada por la reverenda vergüenza que significaba la pregunta. ¿Cómo podía algo tan delicado e íntimo como un beso ser tratado con tan poco decoro? ¿Cómo podía gritarlo así a todas las voces? No hacía falta que el recinto entero de los Hyūga se diese por enterado de ello. Podrían malinterpretarlo horriblemente.

    —Parece estar más roja que las veces anteriores, ¡hiciste un gran trabajo, Neji! —exclamó la castaña, divertida.

    —¡Fuera del complejo! —Al diablo la paciencia—. No voy a tolerar que te rías a costa nuestra.

    —Oh. Igual puedo reírme de ustedes, par de ciegos, fuera de aquí. Así que no te preocupes Neji-niisan, me iré —comentó Tenten dándole una antipática palmadita en el rostro a su amigo—. Te veo mañana en el entrenamiento.

    Él la contempló marcharse del recinto con el aire triunfante de una reina. Sí, es cierto que Hinata lo desesperaba ¡Pero que talento el de Tenten para hacerlo perder los nervios! Era la primera vez en toda su vida que echaba a alguien del conjunto. Sus buenos modales por lo general se lo impedían. Mas, también es verdad que los abusos tienen un límite, y Neji no soportaba ser manipulado por esa pretenciosa kunoichi. Ella tenía un poderoso empeño en hacerlo enfurecer cada vez que las circunstancias se prestaban para sus malévolos propósitos.

    —N-No debiste despacharla así, Neji-niisan —convino Hinata, recobrándose a medias de la imprudente pregunta—. Es tu compañera de equipo y es mi amiga.

    —Nos estuvo exhortando por una semana a besarnos y descartó los dos primeros intentos por puro capricho —se justificó él, volviendo a ser dueño de sí mismo—. Me cuesta soportar ese tipo de actitud pueril.

    —No lo hace con mala intención.

    —Nos llamó ciegos y se largó de aquí como si fuera el mismísimo señor feudal —recalcó sin ablandar la mirada—. A mí me quedó muy clara su mala intención.

    Hinata cogió uno de los trozos más grandes y jugosos de la sandía. Lo tendió amablemente a Neji, invitándolo a dejar de lado la amargura y el resentimiento hacia Tenten, para que pudiesen pasar un rato agradable. Las mañanas de julio así como a veces se coloreaban en crueles tormentas oscuras, de vez en cuando optaban por ser cálidas y apacibles. Sin nada más amenazante que el sol bordeando las nubes y las aves trinando de un lado a otro.

    Y era justo una de esas.

    —La corté para ti —dijo ella cuando él cogió la fruta y se sentó a una prudente distancia—. ¿Sabes qué es lo que más me gusta de julio?

    —No.

    —Lo silencioso que es, es un silencio amistoso que dice que todos están bien, que todos son felices y eso me alegra mucho —expresó Hinata—. Creo que el verano es mi estación favorita.

    —Inusual, viniendo de alguien que nació en invierno.

    —El invierno es inhóspito, uniforme y frío. No me agrada —Con suavidad dejó a un lado las semillas que se sacaba de la boca—. Me hace sentir abandonada. Sin embargo, aunque el verano es temperamental como tú, Neji-niisan, lo encuentro más acogedor, más vivo, más latiente.

    —¿Le parezco temperamental?

    —Un instante diluvia de tal modo que creerías que el cielo mismo se va a caer, y al otro, brilla un sol tan esplendoroso que no te dejaría saber que minutos atrás todo era tempestad —La analogía quedó perfectamente retratada. Lo suficiente para arrancarle al joven Hyūga un leve rubor.

    —Eso no quiere decir que no sea dueño de mis sentimientos —le aseguró.

    —Sin lugar a dudas —concedió ella, con la voz impregnada de su característica dulzura—. Sabes cómo y cuándo liberarlos, pero los tienes confinados durante mucho tiempo, de hecho, en ocasiones acaban por dormirse y te vuelves particularmente frío.

    —Es usted muy observadora —Odiaba de sobremanera sentirse descubierto, analizado por alguien más.

    —Eres el verano disfrazado de invierno, pude haberme dado cuenta de eso, sí, pero —La cara se le tornó roja cual azucena y prosiguió con un suspiro:—. Sin importar cuanto me esmere en entenderte, nunca lo consigo. Puedo ver los cambios que sufres, ignorando el porqué de ellos. Al final, Tenten tiene razón, estamos ciegos.

    Neji se detuvo a reflexionarlo un instante y se dijo a sí mismo que si Hinata no valoraba ni conocía la delicada belleza del invierno, entonces era ajena a sus propios encantos. Pues el invierno era por mucho, su estación preferida. Y no solo por la estabilidad que representaba, sino también por todos los minúsculos detalles de magia que encerraba.

    Antes que revelar semejante cursilería, halagar la delicadeza de su prima, o elogiar al crudo invierno. Decidió hacer un comentario plano acerca del entorno.

    —A mí también me agrada mucho el silencio y la paz de esta temporada. Es la mayor, sino la única virtud del verano.

    —¡Neji! ¡Muy buenos días! ¡Me encontré a Tenten de camino al puesto de ramen! ¡Dijo que estabas de excelente humor para aceptar cualquiera de mis desafíos! —Un millar de aves graznando no hubiese podido ser más ruidoso que Rock Lee a plena mañana de julio. Los mismísimos azulejos del joven Hyūga que debían ser entre todos cerca de cien yardas, habrían sido incapaces de superar o si quiera competir contra semejante escándalo.

    —Tenten te mintió —aclaró Neji tan pronto como Lee le dio tiempo de hablar—, estoy ocupado en este momento.

    —¡¿Con qué?! ¡¿No serán excusas para evadir el candor de los entrenamientos y la juventud?! —No escuchaba razones, no era nuevo.

    La verdad el genio del clan sí tenía ganas de patear algo, por lo menos hasta hacerlo reventar, una sesión de combate no le vendría nada mal. Aunque hubiera masticado cuero antes de reconocerlo. Tenten no dejaba de provocarle problemas y hacerle hervir la sangre incluso cuando se hallaba ausente.

    —Deja que te lo explique —pidió Neji reacio—. Hinata-sama se dobló un tobillo y está de reposo, en dicho estado tan vulnerable el clan se niega a que la dejen sola. Por lo tanto, ya que no puedo evadir la responsabilidad de cuidarla, voy a tener que declinar tu invitación.

    —¡No, no! —Suplicó Hinata—. Por favor, está bien si tienen un enfrentamiento, Neji-niisan, debes estar aburrido de hacer de niñera por más de dos días, si quieres puedo llamar a Kou o a Natsu y...

    —No, se lo aseguro, no hay necesidad —dijo él con convicción. Las palabras de la chica dejaban entrever que le preocupaba no ser una compañía de lo más «interesante»—. Lee, en cuanto Hinata se recupere, hablamos de esto, por ahora, estoy fuera de servicio.

    —Casi no te hemos visto estos días —replicó su compañero—. Me parece extraño que ni siquiera la Hokage te haya llamado para alguna misión.

    Había dos buenas razones, la primera y más obvia es que ninguna emergencia había tenido lugar en las recientes semanas, julio era prácticamente un mes muerto. Y la segunda, es que la Hokage, por influencia de Shizune, solía respetar tanto días próximos como previos a las fechas de cumpleaños de los jóvenes de la aldea.

    —A lo mejor nada grave ha ocurrido —se apresuró a sugerir Neji—, prescindir de uno o dos Gennin no es algo inusual.

    —E-En realidad —musitó Hinata con reprimido pero evidente entusiasmo—, hace unos d-días Neji-niisan estaba...

    Tres pajarillos azules salieron de sabrá dios dónde y bajaron en picada a atacar a Hinata, revolotearle en la cabeza, y trinar estrepitosamente a su alrededor. La calma y normalidad con la que Neji apreció esta violenta escena, fue por completo antinatural. Cualquiera con dos dedos de frente hubiese sido capaz de adivinar por lógica básica, que el parco chico tenía algo que ver al respecto.

    —¡Dejen a Hinata! ¡Cómo se atreven a lastimarla! ¡Les aseguro que ella sería incapaz de dañar a alguno de los de su especie! —exclamó Lee espantando (inútilmente) a las aves. Estas eran por mucho, más escurridizas y rápidas. Una verdadera molestia.

    Neji Hyūga, parco, inamovible, continuó contemplándolos con absoluta inexpresión.

    —¡Ah! ¡Neji! ¡Ayúdanos en algo a espantar a estos maleducados pájaros!

    Uno de ellos seguía planeando sobre Hinata, los otros dos enfilaron fuerzas contra Rock Lee.

    —No, ¿Por qué? —dijo de plano—. Los encuentro encantadores. ¿Iba usted a decir algo Hinata-sama?

    —¡No, no! ¡Nada! —chilló encogida, cubriéndose la cabeza con ambas manos para protegerse de los agresivos picos y uñas que la lastimaban—. I-Iba a decir que hace unos días Neji-niisan estaba entrenando conmigo y me caí por accidente.

    Las aves se dispersaron al instante, casi que con obvio descaro. El cumpleaños de cierto chico había sido exitosamente sacado de escenario.

    —¿¡Cómo es que no atacaron a Neji!? —gritó Lee. Hasta allí llegaba su limitada comprensión de todo lo ocurrido—. ¡¡Estaba justo junto a nosotros!!

    ¡Ah! ¡Tan despistado como buen ninja!

    —¿Quién sabe? —dijo el recién nombrado—. Quizás no tenían nada en contra mía.





    ♣Aurora♣

    Yo sé que ya se debieron dar cuenta, pero este fic es Fluff pwp o tiene tendencia a serlo. Para los que no lo saben el Fluff es alto contenido romántico, tierno, sentimental o así q.q ya saben que los adoro un montón <3
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Estas dos oraciones tienen un problema de puntuación. Ya que le pones descripciones extras para darle más narrativa, no notas que estás terminando la oración antes de completar la idea.
    "No había razón alguna para que en una noche estrellada; de esas en las que las sombras no murmuran, ni el frío invade el alma, o la luna se dispone indolente sobre cielo, Hinata tuviese miedo."
    Sin las descripciones extras, la idea de la oración es "No había razón alguna para que en una noche estrellada Hinata tuviese miedo."
    Pero lo cierras con la idea: "No había razón alguna para que en una noche estrellada. Hinata tuviese miedo."

    La otra es lo mismo: "Por más que la niña se esmeraba en mirar por la ventana y reafirmar una y otra vez que esa noche era tranquila, clara, amable e incluso confortable, no dejaba de temblar de miedo."

    Esa frase es extraña. La yarda es una unidad que mide la distancia, no para contar cantidades. Supongo querías decir algo así: Los mismísimos azulejos del joven Hyūga, que debían de abarcar unas cien yardas si se les acomoda juntos. O algo por el estilo.

    El Neji de este capítulo se aleja de la personalidad del real. Incluso parece diferente al que has estado usando. Muy suave, muy infantil.

    Claro que se nota el tono romántico, es adorable, pero está cambiando mucho a Neji.

    Y esos sueños proféticos, tan acertados, que tiene Hinata, casi lo hace pensar a uno que tiene poderes especiales para ver el futuro.
     
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    Aurora Mynatt

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    AAAAAAAAHHHHH <3 hola, tú me caes como que muy bien, ¿no quieres ser mi beta? ¿casarte conmigo? ¿algo? ¿lo que sea?
    Tienes razón en todo, lo corrijo cuando me desocupe, mil gracias.

    Y creo que lo que quise decir con las aves era que "entre todas abarcabn cerca de cien yardas", sé que las yardas son una unidad de medida para la distancia, pero se me escapó el escribirlo bien, lo siento mucho:(

    Y con lo de la personalidad de Neji pues... eso sí es adrede, te recomiendo que en lo que respecta a la conducta de los personajes no te preocupes, nunca ha sido mi intención que sean identicos a los del anime. Obviamente no les voy a quitar toda la personlidad tampoco, pero soy consciente de cada variación que hago en ella.
     
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    Aurora Mynatt

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    Título:
    Silhouette
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    3093
    VI. Cerca de Suspirar

    Lo primero que Hinata vio al abrir los ojos fue un pájaro azul dando saltitos junto a una flor cosmos en la mesita de noche cercana a su lecho. Se impresionó, sí, pero tardó poco en asociarlo a Neji. «El encantador de Azulejos» Aunque, si lo pensaba con cuidado, Neji no era precisamente del tipo de chico romántico que envía flores con un ave. Divagó tantos minutos más al respecto, hasta recordar que Tenten le había exigido algo hacía unos días atrás, relacionado a la «recolección». Haciendo conjeturas y atando cabos sueltos, fue capaz de adivinar que este era el favor final que se le debía.

    Pero, ¿por qué?

    La heredera se despojó de las gruesas mantas, revolviéndose inquieta. Era hora de preocuparse, ¿por qué Tenten insistía tanto en obligar a Neji Hyūga a tener con ella todas esas atenciones? Primero el beso y ahora esto. Era casi como si supiera —por más imposible que fuese— cuan enamorada se hallaba Hinata de él. ¿Cómo iba a averiguarlo? No, no, era en exceso absurdo. Sólo se encontraba paranoica porque los malos sueños todavía no cesaban. No es que nadie estuviera enterado de nada.

    Dos toques sobrios a la puerta de madera la asustaron.

    —Hinata-sama, buenos días, ¿ya se encuentra usted despierta?

    —¡No! —chilló ella.

    Neji estaba impresionado de lo transparente que podía llegar a ser su protegida. Cosa que, claro, la convertía en una linda chica pero en pésima mentirosa. Hasta un tonto hubiera adivinado que, de un modo u otro, algo no andaba bien.

    —Cuando responde así, no solo me entero de que ya despertó —comenzó—. Sino que también hace obvio que tiene algún problema, ¿ocurre algo malo?

    —Nada, no, nada de nada —«Que no abra la puerta, que no abra la puerta»—. Está todo muy bi-en.

    —Voy a pasar.

    Cuando lo hizo, mínimo esperaba encontrar a Hinata queriendo ocultar algo como los síntomas de un inicio de gripe, el miedo de una reciente pesadilla, o a lo mejor una cosa más grave; haberse lastimado otra vez por accidente la torcedura de tobillo. Sin embargo, solo la encontró, hinchada, roja (como si fuera eso extraño) con un remolino en el lado izquierdo de la cabeza. Y un pajarito azul cantando para ella en el alféizar.

    Por la cara que puso Neji, no se podía decir que estuviera enterado de las intenciones del azulejo.

    —¿Qué hace aquí esa ave? —preguntó estudiándola con la mirada—. ¿Usted aprendió a llamarla?

    —No, cuando desperté ya se encontraba aquí, creí que la habías llamado tú.

    —¿Yo? ¿Para qué iba a hacerlo?

    —Es que me trajo una flor —explicó aún halagada—. Una cosmos.

    —Jamás le enviaría una flor tan vulgar ¿No las encuentra usted de mal gusto? Se las ve por todos lados como a cualquier hierba mala —dijo lanzando una mirada de reprobación al nervioso pajarillo—. En lo personal prefiero las rosas, o las camelias.

    —No pensé que te gustaran las flores, Neji-niisan.

    Él pensó en defender su posición, hacer una aclaratoria. Pero apenas abrió la boca, prefirió callar, no era momento para dar opiniones. Ya hablaría luego con Hinata acerca de si tenía o no inclinaciones por la jardinería.

    —Hinata-sama, Ino y Sakura la están esperando a las afueras de recinto Hyūga. Dicen que tienen algo muy importante que comunicarle —informó con eficiencia—. ¿Desea que las haga pasar?

    —¡P-Pero por supuesto! ¿Cómo las has dejado esperando?

    —Cuido de usted.

    —¡Exageras!

    —No creo conveniente que reciba hoy visitas, si le soy franco —lucía en extremo serio—. Su padre me advirtió que se llevará a cabo una ceremonia del té a mediodía con una corte de nobles que están de paso.

    —¿Insinúas alguna cosa Neji-niisan?

    —Digo que ellas pueden representar un indeseable retraso o distracción para usted.

    —Para nada, lo prometo, además has dicho que tienen algo importante que decirme, ¿no? —había una súplica implícita allí en lo más profundo de su mirada. Ella sabía que no tenía la última palabra, que su mejor oportunidad de conseguir la entrada de sus amigas era conmover a Neji.

    —Sigo pensando que eso puede esperar Hinata-sama, sé que las quiere ver, pero hágame caso por esta ocasión. —La joven advirtió un cierto cansancio en la voz de su primo—. Mañana en la tarde las podrá atender, les pediré amablemente que se marchen.

    Hinata sabía desde el principio que él le había ido a avisar por pura cortesía, pero que no tenía intenciones reales de dejar pasar a Ino y Sakura desde entonces. Claro, con un buen berrinche él habría accedido porque no la debía desobedecer. Pero ese no era el caso, pues la princesa no era ese tipo de chica y sabía muy bien que Neji esperaba de ella y de su conducta mucho más que una rabieta de niña pequeña y caprichosa. Con un asentimiento silencioso aceptó la decisión de su protector. Porque después de todo ¿cuándo se había equivocado Neji en cuanto a lo que a ella le convenía?

    Tal vez fuese guardián a las malas, pero hacía un excelente trabajo.

    (...)

    Todo sucedió como tenía que suceder. La ceremonia de té fue aburrida e interminable para la pobre Hanabi quien fue obligada a particiar. Pero Hinata la encontró relajante y agradable como siempre. Las misteriosas preocupaciones de su primo no tomaron forma sino hasta el día siguiente cuando Ino le hizo entrega a la princesa del clan; un sobre blanco de lo más extraño que no tenía firma ni por delante ni por detrás. No importaba de todas formas. No necesitaba identificación, el papel olía a perro mojado.

    La verdadera sorpresa estaba dentro del sobre. La primera vez que lo vio por encima pensó que se trataba de una cartita del tipo "recupérate pronto" de parte del equipo ocho. Lo que explicaría por qué el papel no tenía ninguna floritura. Shino y Kiba no eran ni mucho menos que prácticos. Grande fue su sorpresa al descubrir que no era un mensaje para animarla. Se trataba de una declaración romántica. Y estaba escrita al puño y letra de Kiba. Solo de Kiba.

    Hinata se dejó caer entre sus edredones con pesadez.

    Volvió a leer :

    "Correcto, lo que estoy a punto de hacer no es buena idea, pero hey, ¿eso cuando me ha detenido?

    Te lo hubiese dicho con gusto en persona, pero estoy escribiendo esto con la ayuda de un arranque de coraje y justo ahora no puedo verte cara a cara. Tu primo el idiota se creé guardia de seguridad o algo y no deja pasar a nadie desde hace ya varios días. Y si esperaba a decírtelo para cuando te recuperases pues, probablemente me hubiese arrepentido.

    Me gustas Hinata, no solo como amiga y compañera de equipo, sino como algo más ¿comprendes? Me gustas de veras; para intentar salir, ser pareja o cosas así. Vaya, esto de ser romántico creo que no se me da bien, se supone que eso tenía que sonar bonito... eh... aguarda ¿qué era lo que iba a decir?

    Era algo que tenía que ver con tu cabello. Bueno, no sé, lo acabo de olvidar. Lo que sí recuerdo es que me pareces linda, ya sabes, eres amable, callada, considerada, una buena persona en pocas palabras. También eres hermosa y hueles bien, como a anís estrellado y miel.

    No quiero presionarte, es decir, no te estoy obligando a que me digas que sí inmediatamente (aunque sería genial muy genial que lo hicieras), únicamente me gustaría... saber qué piensas al respecto, ¿crees que funcionará? ¿o no? Mira, no tengo intenciones tampoco de echar a perder nuestra amistad, tal vez no me ves de la misma forma en que te veo o tal vez te guste alguien más, en todo caso, se franca contigo y conmigo, eso lo valoraré.

    Kiba I. "

    Sin duda había sido un encantador esfuerzo por parte de Kiba tomarse la molestia de escribir esa carta y pretender ser romántico —había borrones y extrañas manchas de sudor cubriendo la superficie del papel, algunas palabras eran incluso difíciles de leer—. Pero Hinata sabía que lo tendría que rechazar tan frontalmente como le fuese posible, era la única forma de hacer las cosas con él; siendo clara y directa.

    Dirigió su vista a la ventana, cinco flores cosmos se marchitaban en el alfeizar a la luz del crepúsculo.

    Pero ¿qué tan clara y qué tan directa? ¿Estaría obligada a decirle a Kiba quien le gustaba? No quería mentirle, pero que alguien (quien sea) se enterase de que ella estaba enamorada de Neji tampoco era viable. ¿Qué dirían a sus espaldas si lo supiesen? De masoquista no la bajarían "Oh, y pensar que él la odia", "Neji Hyuga, ¡pero ese chico la trata tan mal!", "Se veía venir, es la clásica relación víctima - victimario", "Seguro le gusta que la maltraten".

    ¡Pero ellos no lo saben! ¡Ellos no saben nada! ¡Neji no es ese ser cruel y calculador que todos creen! ¡O al menos no de la forma tan horrible en la que lo piensan!

    Neji es suave, como los primeros rayos del sol. Y cuidadoso en cada gesto, en cada movimiento, en cada palabra. Era como un príncipe; sereno, prudente, sensato y pulcro. Parecía más de la realeza que la propia Hinata. Y no existía punto de comparación entre él y Kiba, no lo había, eran radicalmente opuestos. Kiba era como un incendio fuera de control, exudaba energía y vitalidad, no pensaba mucho antes de lanzarse a la acción; a veces era tan positivo que caía en lo ingenuo y, sin lugar a dudas, era adorablemente torpe la mayoría del tiempo.

    En cambio, Neji, fatalista casi por naturaleza, nacido en la segunda rama del clan Hyūga, ostentaba otro tipo de virtudes. Hinata no dejaba de pensar en cada ocasión que lo observaba que había algo en la postura, en la voz ronca y en la mirada glaciar de él que le recordaba a la luna. Una luna regia y perfecta en lo más alto del cielo.

    Sí, era en extremo amargado si se le hacía enfadar o lo abordaban de mala manera. Y por supuesto que era cruel con ella en ciertas ocasiones. Temperamental y cambiante, con un humor imposible de predecir.

    Pero infinitamente dulce en su serenidad si lo contemplabas con calma, después de todo, ¿no poseía la luna varias caras? ¿No era polifacética y mística?

    En ese mismo instante Hinata estuvo a punto de desfallecer con un profundo suspiro. Un toque seco a la puerta interrumpió la línea de sus pensamientos.

    —Adelante.

    —Disculpe la interrupción —dijo Neji al entrar—. Necesito que confirme si usted va a... ir a...

    Con una mirada fugaz escaneó a la pelinegra. Era perceptivo, demasiado para pasar por alto hasta el más mínimo detalle.

    —¿Todo en orden? —Preguntó al distinguir la preocupación escondida en los ojos de Hinata—. Luce turbada, ¿pasó algo malo?

    Por un instante él observó la carta abierta entre las manos de su protegida.

    Ella se percató.

    —Sí, sí, todo en orden, es solo una tarjeta de "te extrañamos, recupérate pronto" del equipo ocho. Tal vez haya sido idea de Kurenai-sensei —Mentir no era su fuerte, y Neji no le creía nada, pero lo hacía comprender que ella no estaba en condiciones de responder apropiadamente ni ahondar en el tema.

    —Entiendo.

    —¿Ibas a... decirme algo? —prosiguió la princesa.

    —El diez de julio es el festival de verano, usted lo ha estado esperando, ¿asistirá?

    Hinata se mordió la boca por dentro. Pensaba ir con Ino y Sakura a ver las luces y participar en los juegos. Había olvidado por completo que arrastraría a Neji a ese encuentro de chicas. Primero el día de su cumpleaños y ahora esto. Lo incómodo no era que él quisiese estar con su propio grupo de amigos ese día, sino que Neji aborrecía a muerte esa clase de eventos.

    —Tiene cinco días para decidir, estoy al tanto de ello, pero quería asegurarme de que sí asistirá —explicó con sequedad—. Así procuraré no tener nada pendiente esa fecha.

    La joven se afanó por no ser descortés ni desconsiderada.

    —¿Tú quieres ir?

    Neji frunció el ceño, ¿acaso eso importaba?

    —No, no quiero, ¿y usted? —inquirió

    —No, tampoco, creo que es mejor que no vayamos.

    Era desconcertante. Hinata adoraba ese evento, no se lo perdía ningún año, había ido a confirmar por educación, pero la verdad es que él se esperaba un "sí, sí iré" ¿Tendría algo que ver la carta con que su protegida no quisiera asistir? Le interesaba saber, pero la prudencia le impedía preguntarlo directamente.

    —¿Está usted segura? —La presionó adrede—, ¿completamente segura? Me molestaría que se arrepintiera o cambiase de opinión a último minuto.

    —No, di-digo sí, me refiero a que sí estoy segura de que no quiero ir.

    —Disculpe si es una impertinencia de mi parte, sé que no me compete, ¿Pero hay alguna razón en específico para que usted no quiera ir? —La acorralaba, siempre sabía cómo lograrlo. Sin embargo, Hinata también notaba un cambio ligero en la conducta de Neji. Su frialdad e indolencia se hallaban un poco más acentuadas que de costumbre. Solía suceder cuando lo llamaban a capítulo por algún error en su deber de guardián. Con ello reedificaban todos los muros entre él y el clan que Hinata tanto se esmeraba en hacer caer.

    —No, no la hay —se mantuvo firme—. ¿No me crees?

    —No, la verdad no —dijo—. Me retiro entonces. Estaré afuera en el jardín si me necesita.

    Por lo general, las personas acostumbran pensar que cuando alguien es atento automáticamente también es cálido. Pero el genio de los Hyūga no era así. Lo que tenía de atento, lo tenía de frío, en especial si no significabas nada para él. De modo que "atento" no era la palabra adecuada. Lo correcto sería decir que él era educado, sí, diplomático por encima de todo lo demás.

    —Neji-niisan, por favor aguarda, quisiera preguntarte algo. —Él quedó congelado en medio de la puerta, justo a un paso de marcharse.

    —Dígame.

    —¿Qué fue lo que te pidió recolectar Tenten? C-comprenderé si es algo privado, pero es que me gustaría saber si puedo... si puedo ayudar en algo.

    La postura de de Neji cobró un aspecto tenso, como si dentro del pecho estuviese cargando con un millar de voltios y tuviese que controlarlos a pura fuerza de voluntad.

    —Sí, es algo privado me temo —La contención de su ira era profunda—, pero tendré en cuenta sus ganas de ayudar.

    —¿Hablas en serio Neji-niisan?

    —Por supuesto. Yo le diré lo que debe hacer en el momento correspondiente —concluyó—. Mientras tanto, aguarde a... a...

    Sus resplandecientes ojos se detuvieron un momento en la ventana, encima del ramillo de flores rosas. Entonces dejó la frase en el aire y reformuló completamente lo que iba a decir. La tensión eléctrica se desvaneció de su cuerpo para dar paso a un nuevo flujo de sentimientos; el desconcierto y la total desaprobación.

    —Hinata-sama, dígame algo, ¿el azulejo fue quien trajo todas esas flores? —tenía miedo de que fuese una señal, aunque solo era algo comprensible para él—. ¿Hoy?

    —¿No es muy lindo de su parte? me busca cuatro o cinco flores al día, y cuando despierto, ya hay una allí.

    Aunque Hinata no lo expresó y Neji ya le había negado rotundamente tener parte en, lo que sea que estuviera planeando esa ave, ella seguía creyendo ilusamente que su protector sí tenía algo que ver con aquello, pero lo negaba por vergüenza. Seguro Tenten le obligó a la recolección de flores y eso de las "flores" le parecía ridículo, por eso fingía no saber nada.

    A Hinata solo se le escapaba un pequeño detalle.

    Lo de Neji no era fingir; era tirar a matar de frente al problema.

    Como una pésima coincidencia, el animalito apareció otra vez, cargando con una cosmos entre sus pequeñas garras y la depositó junto a las demás, luego se quedó allí parado, trinando feliz por ver a los dos Hyūga juntos.

    —Puedes intentar que se vaya, digo, si ya no quieres que me traiga flores o te molesta en algo, no lo sé ¿Crees que sea el mismo pajarito de la vez pasada? ¿Ese que me gustó tanto? —preguntó contenta.

    —Lo es, es el primero que apareció —De haber estado presente, Tenten hubiese encontrado aterrador que Neji pudiese diferenciar un ave de otra, para ella todas eran azules, emplumadas y tenían pico—. Déjeme intentar que se marche.

    Ejecutó el sello de la serpiente y el tigre, con ello por lo general bastaba para ahuyentar a los pájaros cuando se ponían difíciles. No obstante, en esta ocasión no fue suficiente. El azulejo se quedó allí dando saltitos y cantando como si nada.

    Neji se insultó bastante con esto, él no era el declarado genio del clan Hyūga, un prodigio autodidacta del Jukenho, Hakke Rokujuuyon Sho. Para que un pájaro común y corriente viniese a desobedecerlo, ¡a pasar de él!

    —Que insolente —comentó.

    —A mí me parece muy bonito, ¿le puedo poner nombre?

    —Si eso quiere, adelante. Pero no veo por qué iba a necesitar un nomb...

    —Zul, se llamará Zul, porque es un azulejo y al revés significa luz —declaró orgullosa—. ¿Qué te parece?

    El Hyūga se tomó su tiempo para reaccionar.

    —Patético —enarcó una ceja—, muy apropiado para él.

    Eso fue mucho menos cruel de lo que se esperaba Hinata, de modo que no se lo tomó a mal.

    Finalmente, Neji dejó ir un suspiro de agotamiento y retomó sus intenciones de abandonar el cuarto.

    —En cualquier caso, avíseme si tiene problemas con el azulejo —aconsejó, recordando que en ocasiones estos podían ser un poco invasivos.

    —Con Zul.

    —No, no espere que le diga así —soltó. Para él era solo un azulejo más.

    Fue lo último que dijo antes de abandonar la recamara.

    Hinata relajó los músculos apenas se cerró la puerta. Solo percibía el estado de tensión continua que le provocaba la presencia de Neji una vez que este se iba y dejaba de ejercerla. No sabía si eso era bueno o malo, pero tenía que reconocer que le encantaba. Una simple mirada suya podía provocar una revolución entera de sensaciones en su cuerpo.

    Muy a su pesar, eso era algo con lo que Kiba no podría competir jamás, ella se hallaba enamorada de forma imbécil, profundamente enamorada.

    Sin embargo, admiraba a Kiba por una cosa.
    Dudaba de alguna vez tener las agallas suficientes para confesar su amor a Neji.
    Quizás tendría que morir con ese sentimiento enterrado en el alma. Por lo menos Kiba era valiente.


    —Aurora
     
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    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Saludos

    Solo encontré una cosa por señalar.
    Cuando se le habla a alguien, se separa lo dicho del nombre con una coma.
    "Sigo pensando que eso puede esperar, Hinata-sama, ..."

    Este capítulo lo he encontrado sin fallos, o al menos no los noté.

    La personalidad de Neji volvió a ser la que tenía al inicio. Aunque creo que Hinata estaba más osada que antes.

    Con Kiba declarándose me llevé una sorpresa. Aunque cuando decía que la carta olía a perro supuse era de él y que era una carta de amor. O lo que sea intentaba escribir Kiba. Me hizo gracia la sinceridad con la que escribió.

    El misterio del Zul rebelde me llama la atención. ¿Acaso el subconciente de Neji lo está controlando? ¿Hay otro pretendiente controla aves por ahí? ¿Zul se le está declarando a Hinata?

    Nueva pareja. Hinata y Zul. Zulata, xD

    Aparte de lo que comenté, fue un capítulo liviano. Es largo, pero no se siente así. Aunque tampoco se siente ocurriera mucho.
     
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  19. Threadmarks: VII. Festival de Verano ㊙
     
    Aurora Mynatt

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    VII. Festival de Verano

    Neji se encaminó al dormitorio de Hinata a media mañana. La encontró despierta bebiendo té y mirando el cielo por la ventana junto a un racimo pequeño de cosmos que reposaba cerca de su brazo en el alféizar. No había nada de especial en la escena, pero a él se le antojó un poco nostálgica; probablemente fuese culpa del aire sereno en la postura descuidada de la princesa. No se hallaba sentada correctamente. No resollaba de los nervios. No pretendía complacer a nadie, ni al clan, ni a su padre, ni si quiera al propio Neji.

    Estaba a su aire, eso le agradó.

    —Buenos días Neji —dijo ella antes de que él se le dirigiera—. ¿Cómo dormiste? Anoche hizo mucho frio.

    —Hinata-sama, el festival de verano empieza en una hora, ¿dónde se van a reunir Ino y Sakura? —sin introducción.

    —Creí haberte dicho que no voy a ir —respondió Hinata con la misma contundencia—. Ya estaba preparada para que hicieras eso, para que vinieras y... y actuaras así, lo he pensado durante estos cinco días, y estoy mentalmente preparada para responderte que no.

    —No complique las cosas. Usted no quiere ir porque piensa que para mí supone una molestia, y para mí lo que realmente supone una molestia es que usted me tenga tanta consideración. Lo pido tan educadamente cómo es posible. Vístase y venga conmigo.

    Hinata nunca estaba segura si es que Neji era muy convincente o ella muy manipulable. Él lograba hacer que aquello de persuadirla se viera fácil. Cualquier cosa que su voz dijera sonaba infinitamente razonable y ni quien pueda resistírsele. Ella lo pensó diez veces, lo analizó, desglosó la idea; memorizó lo que haría, lo que diría, mantuvo fija la intención del carácter firme. Pero ahora... ¿de qué servía tanta preparación si se iba a desmoronar así ante sus primeras palabras? Negándose se vería caprichosa y de cierto modo, él decía la verdad, solo lo fastidiaría más. Aceptando, quedaría parada como una niña sin voluntad ni criterio propio. Esto se repetía siempre que sus opiniones discrepaban.

    —No te gustan los lugares atestados de gente, tampoco te gustan las fiestas, ni la convivencia con fines sociales —respondió Hinata escudándose con lo último que quedaba en la taza de té—. Esta es una fiesta, atestada de gente, con obvios fines sociales.

    —Usted adora el sol, pasar tiempo con sus amigos y comer dulces —rebatió Neji—. El día amaneció soleado, todos sus amigos van a ir y comerán dulces frente al lago.

    —Sí, pero es injusto que...

    —¿Ha dicho injusto? Lo pondré de este modo —la interrumpió él—. Yo tengo 365 días al año para ser amargado, pero el festival de verano es solo hoy.

    Hinata creyó percibir un deje de amabilidad en la voz de su protector.
    Entonces una camelia habría envidiado el rojo en sus mejillas.

    (...)

    La princesa del clan Hyuga caminaba dos pasos por delante de Neji con un yukata lila y blanco que tenia borbados dientes de león. Un par de crisantemos adornaban su cabello negro y en la muñeca le colgaba un abanico plateado. Habia recuperado el pudor en los gestos y el recato en la postura. Nadie podía ignorar que lucía especialmente bonita. Ni si quiera Neji, que teniendola en las narices se le dificultaba ver a otro lado o cerrar los ojos. Era un hecho que Hinata estaba ahí y era un hecho que estaba hermosa.

    Lo que era peor, si no lo mencionaba era como declararse ciego.

    —Hinata-sama —dijo.

    Ella se detuvo y volteó.

    —¿Sí?

    —Es que usted... —empezó—. Usted...

    Tragó fuerte «¿Qué? ¿Qué acaba de pasar? Estaba muy decidido hasta hace cinco segundos ¿por qué me detuve?» pensó Neji sintiendo que de pronto hacía mucho calor. Hinata se alarmó a medias cuando lo vio sonrojarse.

    —Cielos ¿Pasa algo malo? ¿Te arrepentiste de venir? —exclamó preocupada—. Si quieres nos podemos marchar. Aún estamos a tiempo de escapar sin que Tenten y Rock Lee nos vean —agregó susurrando.

    —No, no se preocupe, no se trata de eso es solo que...

    —¡ESE YUKATA TE QUEDA INCREÍBLE HINATA! —gritó Kiba apareciendo intempestivamente a mitad del camino con claras intenciones de darle un fuerte abrazo. Por suerte fue capaz de refrenarse justo a tiempo—. Perdón, perdón, lo siento por... por gritar, he comido mucha azúcar en la última hora. Intento controlarme, pero es más fácil decirlo que hacerlo.

    Akamaru que venía con él ladró varias veces.

    —Te puedo entender, acabo de llegar y lo único en lo que puedo pensar es en comer manzanas con caramelo hasta que me duela el estómago —admitió entre risitas—. Oh, ¿y los demás? ¿Shino y Kurenai también están aquí?

    —Shino sí, aunque no sé en dónde lo dejé —quiso hacer memoria, pero no pudo—. Quizás si caminas te lo consigues. Kurenai no está, se quedó en casa. Pero si da tiempo podemos pasar a visitarla, seguro estará feliz de ver que ya estas lo bastante recuperada como para venir al festival.

    —Ciertamente no me hubiese gustado perdérmelo, escuché que este año han puesto unas flores preciosas al rededor del lago y el rio de la ciudad.

    —Eh... sí, claro son muy... ¿bonitas? —mencionó como distraído al distinguir a Neji tras su compañera—. ¿Por qué está contigo este idiota? No me digas que te cuida ¿No fue él la causa de que tu tobillo se torciera en primer lugar?

    El joven Hyūga no afirmó ni desmintió la acusación. Ni si quiera dio muestras de haber escuchado el insulto de Kiba. Hinata se apresuró a aclarar que nadie había tenido la culpa del accidente, que los accidentes simplemente ocurren y son inevitables se vea como se vea. Pensó en volver a contar que había una enorme y preciosa mariposa de colores que quería cazar en la montaña, pero iba a sonar a excusa de bajo presupuesto para justificarlo y no le creería. Se tuvo que limitar a pedir a su compañero de equipo que no molestara a Neji y explicó que este la acompañaba por exigencias del jefe del clan.

    A Kiba no le hizo gracia ver cuánto se afanaba Hinata por defender a su primo, no importaba si era o no culpable de la lesión, Neji le parecía un imbécil de tiempo completo. Razones para odiarlo las había de sobra.

    —Planeaba encontrarme con Ino y Sakura, ¿no las has visto? —preguntó Hinata suavemente queriendo cambiar de tema.

    —Seguro, estaban con Tenten en Ichiraku, aunque no sé si ya se habrán ido —respondió Inuzuka—. Deberías ir a ver.

    —¡Es donde dijo Ino que se iban a reunir! gracias Kiba, iré a buscarlas antes de que se me haga tarde, no sé qué hora es, pero creo que voy retrasada.

    Hinata avanzó en dirección al restaurante y se despidió con un gesto de mano. Le alegraba ver que la actitud de su compañero de equipo era la misma de siempre. Descomplicada, alegre, impulsiva.

    —Oye Hinata, aguarda, ¿me puedes buscar en el puente del rio antes de irte a casa? Quisiera hablar contigo de algo... a solas —agregó disparando una mirada poco amistosa a Neji.

    —Sí, no hay problema —contestó la princesa con una sonrisa—. Estaré aquí hasta la última hora, de modo que es probable que me vaya a media noche luego de los fuegos artificiales, te veré allí entonces.

    Siguió andando tan aprisa como la muleta se lo permitía, era una incomodidad tremenda. Por suerte, lo más posible es que la dieran de alta un par de días más tarde así que pensaba en eso para aliviar la impaciencia.

    A su alrededor, la mayoría de los puestos de comida y dulces ya estaban armados. Serpentinas y papeles de colores adornaban las partes altas de la aldea ondeando al viento. Gran parte de los juegos típicos de feria todavía se hallaban en plena construcción, abrirían entrada la tarde cuando el sol fuese menos intenso. Y los arreglos florales que destacaban en las puertas de los locales hacían ver la zona muy viva. Gente andando y zumbando como abejas trabajadoras y organizadas para terminar de colgar un cartel aquí, cargando bandejas por allá, trayendo mesas y sillas, llevando cintas decorativas, tocando música. El buen humor y la amabilidad que mostraban las personas aquel día era en particular contagioso.

    Todo era sol y calor, dulces y juegos, música y risas. Hinata adoraba el ambiente, la hacía sentir feliz.

    Neji se reservaba su opinión respecto al festival.

    De pronto la princesa, que había estado caminado a toda prisa, redujo la velocidad de sus pasos hasta detenerse. Luego se desvió hacia la pequeña tienda que robó su atención; tenía en el mostrador las manzanas con caramelo más grandes, brillantes y bonitas que había visto hasta el momento. Hecha un ovillo de emoción compró dos, y regresó como pudo con su primo.

    —Mira Neji-niisan, manzanas, esta es para ti —dijo extendiéndole una.

    —Gracias —respondió Neji inusualmente conmovido—. No hacía falta.

    «Casi se le puede ver el halo» se dijo a sí mismo. Quizás era todo lo linda que lucía Hinata en conjunto con la felicidad soñadora de su mirada lo que le había producido ternura. Era en extremo molesto tratar de odiar a un ángel, no puedes, acabas rindiéndote a su encanto.

    —Creo recordar que es un dulce que tenemos en común —añadió ella tímidamente en voz baja, con miedo a equivocarse—. Claro, no te gustan los excesos y no comes más de una o dos, tal vez te empalagan, pero son de tu agrado, ¿cierto?

    —Sí, hace tiempo que no las probaba.

    —¡Eso es porque hace tiempo que no venias al festival de verano! No voluntariamente, quiero decir, si Tenten te trajo con chantaje entonces no cuenta —aclaró—. Además, estoy contenta de que hayas aceptado la manzana sin ponerte difícil y decir "No puedo tomarla Hinata-sama, esto es inapropiado, pero aprecio su buen gesto"

    —Sin lugar a duda esto es inapropiado. Últimamente tanto usted como yo hemos hecho cosas inapropiadas y... —se cortó en seco—. Perdóneme, eso no ha sonado bien. Sabe de lo que estoy hablando, no quería decirlo de esa forma.

    Hinata, más roja que la manzana que comía, asintió con vehemencia.

    —No pienses en eso, por favor —dijo avergonzada—. Seguro es un recuerdo desagradable, ese día yo...

    —¿Entonces fue desagradable para usted?

    —¡No! ¡Para nada! ¡Me encantó el beso! —dijo un segundo antes de arrepentirse y agregar—: Digo no me encantó. No de esa forma. Me refiero a que fue lindo, se sintió muy bien, no bien-bien como... como... como para que nos demos otro o algo así. Es inapropiado, lo has dicho tú ¿verdad?

    —Sí, eso dije, pero... —Era complicado ponerlo en palabras, más complicado aún decirlas.

    —¡Mira lo hermoso que te queda ese yukata Hinata! —gritó Ino acercándose en compañía de Tenten y Sakura quienes iban ataviadas con telas preciosas estampadas de flores propias de la estación. El traje de Ino era naranja, el de Tenten rosa y el de Sakura azul—. ¿Cómo estás? Pensé que no ibas a venir.

    —Ino, que poco observadora eres —la regañó Sakura en voz más o menos baja con ganas de fastidiar—. ¿No ves que está a mitad de una cita con Neji? Estamos interrumpiendo.

    —Es clásico en la gente no muy lista sacar conclusiones apresuradas. No estamos en una cita —dijo Neji—. Hoy debo escoltarla por órdenes del clan. Pero me mantendré al margen, no voy a intervenir en una reunión de chicas. Permaneceré cerca, eso es todo.

    —¿Por qué no te quedas con nosotras? No nos importa tener a alguien más —al joven Hyūga se le vieron claras intenciones de declinar la oferta, por lo que Ino agregó con sorna:— ¿Qué pasa Neji? No irás a decir que te incomoda estar con un grupo de hermosas señoritas.

    —No —resumió por cortesía.

    —Vaya, acabas de dejar pasar una oportunidad de oro para decir algo cruel e inteligente. Parece que hoy alguien está de muy buen humor —apuntó Tenten riendo tras su abanico.

    —Para nada —contestó lacónico «¿Acaso son estúpidas? Al margen quiere decir al margen»—. No les quito más tiempo. Si necesita algo avíseme, por favor Hinata-sama —Y sin ganas de seguir conviviendo con las amigas de su protegida se retiró.

    —Se lo ve estresado —dijo Sakura como mucho.

    Al cabo de dos minutos lo perdieron de vista; como si se hubiese convertido en aire. En verdad ser discreto era su punto fuerte. Las cuatro kunoichis se dieron por satisfechas y empezaron a caminar lentamente hacia el lago donde el viento mitigaba casi todo el calor y la temperatura era agradable.

    —A lo mejor esto fue mala idea —dijo Hinata apretando un trozo de tela de la falda del yukata—. No lo quería molestar.

    —No se veia molesto... —la animó Ino.

    —No te engañes, es Neji, él siempre está molesto —intervino Tenten estirándose.

    —¿De verdad? —comentó Sakura llena de curiosidad—. A mí me parece más bien tranquilo, es decir, puede que tenga un poquito de mal carácter, pero, ¿cómo culparlo por eso?, ¿no?

    —Sé de alguien que también tiene mal carácter —añadió Ino casi cantando.

    —Vale, vale. Solo bromeo Sakura, él no siempre está molesto, de hecho, sí es tranquilo y son pocas las cosas que lo sacan de su centro —retomó Tenten—. Lo que quise decir es que es el tipo de chico que siempre está ya saben... en circunstancia. Yo que ustedes no lo trataría de entender, se ganarán una migraña espantosa.

    —Tenten tiene razón Hinata. ¿Sabes? Te preocupas demasiado por cosas pequeñas y por los sentimientos de los demás, trata de relajarte de vez en cuando y deja que la gente sienta lo que quiera sentir, ¿no crees que eres exageradamente complaciente? —preguntó Ino llena de amabilidad—. Solo bromeábamos con él, además yo le vi la cara y la postura igual de rígida que siempre, seguro está bien.

    —¡Cierto! No puedes ser considerada todo el tiempo —dijo Sakura—. ¿Y qué no fue él quien te torció el tobillo en primer lugar durante una sesión de entrenamiento? ¿No estás molesta tú por eso?

    —¡Que no fue él! —estalló Hinata—. ¡Perseguía una mariposa de colores en la montaña cuando me caí, maldición! ¡En ese momento Neji estaba a no sé cuántos kilómetros de distancia! ¡¿cómo pudo ser él?!

    Las tres chicas quedaron perplejas por el grito.

    —Hinata dijo "maldición" —murmuró Ino sin poder creerlo aún—. ¿También la escucharon, cierto?

    Tenten y Sakura asintieron.

    —¡Lo siento muchísimo! —dijo Hinata inclinándose—. ¡Es que me molesta mucho que nadie me crea! Hoy fue lo mismo con Kiba, él tampoco me creyó al principio cuando dije que Neji no habia tenido nada que ver. Sí es cierto que él puede ser frio y calculador, no es que sea un monstruo conmigo.

    —Nadie ha dicho eso, Hinata —argumentó Ino.

    —Sí, pero todos lo pensamos, mentiríamos si dijéramos que no —se sinceró Sakura—. Igual y creo que si lo defiendes es por algo, tal vez no sea tan malo después de todo.

    —Yo creo que las razones por las que lo defiende son cuestionables —mencionó Tenten.

    —¿Cómo cuestionables? ¿De qué nos perdimos? —preguntó Ino por ella y por Sakura.

    —Si no lo saben, entonces no tiene caso que me ponga a explicarlo, averígüenlo.

    (...)

    El festival transcurría tan hermoso como se esperaba. Entrada la tarde se empezaron a ver burbujas sobrevolando el lago; deslizándose entre el follaje y las ramas de los árboles. Cuando tuvieron hambre se sentaron bajo la sombra de uno de ellos y comieron emparedados preparados por Ino, rollitos de carne hechos por Tenten y el té de durazno que había llevado Sakura. Luego de reposar durante la hora de más calor retomaron el paseo. Estuvieron riendo, charlando y poniéndose al día (Neji se enteró de cosas que juzgó absolutamente inútiles). Jugaron en cuantas tiendas de premios se le atravesaron; a derribar botellas apiladas, a lanzar dardos, a responder preguntas, a encestar pelotas en las canastas. Sakura consiguió un oso de peluche más grande que su ego gracias al concurso de trivias. Tenten obtuvo dos pases para comer gratis en un restaurante lujoso por su buena puntería, guardó intenciones de dárselos a Hinata para que fuera con Neji, pero al final se los cambió a Ino por una canasta de Dangos porque sabía que Ino le querría dar los pases a Hinata también, para que fuera con Kiba si es que por casualidad le concedía la preciada oportunidad.
    Pobre Ino, ya se encargaría Tenten de que la cita fuera con Neji después de todo. (Y hasta consiguió gratis una cesta tamaño familiar de Dangos). No se convertía en señor feudal porque no quería. Tenía días enterada del chisme, pero fingía no saber nada.

    Al poco de eso la inocente Hinata se compró un frasco burbujas y entre todas decidieron bajar al lago otra vez para ver a las luciérnagas que seguramente ya estaban por salir.

    —Este podría ser un lugar romántico y perfecto para una cita —comentó Sakura viendo distraída a la brisa mover la hierba y alterar la tranquila superficie del agua. Algunas luciérnagas perezosas iban apareciendo en el contraste de oscuridad que por los momentos las rodeaba. Él sol casi había acabado de irse.

    —Hablando de citas, ¿cómo te va con Kiba? —preguntó Ino a Hinata.

    —¡¿Con Kiba?! —Se espantó Tenten, como si no fuera el ojo que todo lo sabe y todo lo ve—. ¡¿Inuzuka?!

    —¿¿¿Cómo es que están enteradas de eso??? —chilló Hinata, ocultando el rostro entre ambas manos—. Ya sé que tú entregaste la carta Ino, pero no pensé que la hubieras leído.

    —No lo hice, verás, es que Kiba compró un ramo de rosas gigante en mi floristería hace unos días diciendo que era para quitarle el mal olor a una habitación de su casa. Como se veía muy serio y no es la primera vez que viene a comprar por algo semejante, yo pensé que era verdad y no pregunté más al respecto, solo le recomendé otras hierbas que funcionaban bien para ambientar.

    —Para su mala suerte, un rato después yo lo vi por casualidad parado frente al complejo Hyūga con ese mismo ramo de rosas y cara de idiota —añadió Sakura encogiéndose de hombros—. Dos guardias lo recibieron y despacharon diciendo que no podías recibir visitas por los momentos. Me pareció sospechoso que no estuviera con Kurenai, ni si quiera con Shino, si es que se trataba de un regalo del equipo ocho. Supuse que las flores eran de Ino y fui a contárselo.

    —Entonces las dos decidimos ir a hacer una visita a Kiba y hablar con él respecto a esta bonita situación y nos enteramos de que... ya sabes... de que le gustas un montón —rio Ino emocionada. Tenía escrito en la frente "CHANTAJE". Kiba seguramente no habría admitido una cosa así tan fácilmente, en especial a ellas dos—. Le sugerí que escribiera una carta, pero se negó al principio. De modo que Sakura y yo íbamos a contarte todo de inmediato. Sin embargo, Neji nos sacó del complejo otra vez diciendo que era pésimo momento para una visita y sugiriendo que regresáramos al día siguiente.

    —Es tu primo un verdadero amor —comentó Sakura rodando los ojos.

    —Bueno, curiosamente, a último momento Kiba aceptó escribir la carta y nos ahorró la molestia. No leí lo que decía, pero fui yo quien la entregó al día siguiente. Sakura estaba en una misión con Naruto y Kiba ayudaba a su madre con un parto de emergencia de cachorritos.

    —¡Estamos emocionadas por saber la respuesta! ¿Ya has hablado con él? Estuvo un rato con nosotras hoy en Ichiraku —dijo Sakura cogiendo a Hinata del brazo—. Aposté mis ahorros del mes a que dirías que no.

    —Aposté los míos también, yo dije que le darías una oportunidad.

    —¡Demonios, por qué no avisan! —protestó Tenten—. Yo también quiero apostar, con el dinero que les hubiese ganado podría comprarme un nuevo set de Shurikens.

    —¡Que vergüenza! ¡Pobre Kiba! —se lamentó Hinata, sintiendo que su compañero de equipo había sido víctima de perversidades inimaginables por parte de sus amigas. ¿Y por qué? Por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado—. ¿Por qué hicieron eso? No estuvo bien ¿Cómo se sentirían ustedes si alguien les forzara a decir de quien están enamoradas?

    —Yo amo a Sasuke —respondió Sakura.

    —Yo también —dijo Ino.

    —Ejem... que su romance unilateral con Sasuke sea información de dominio público no quiere decir que todas las personas sean como ustedes —mencionó Tenten.

    —N-No diré nada. Pregúntenle a él o entérense luego, lo sabrán de todos modos —concluyó Hinata con las palmas pegadas a las mejillas—. Ser cotilla me parece un defecto horrible.

    —Pero...

    —¡Horrible! —exclamó la nerviosa princesa al tiempo que un kunai se clavaba cerca del pie de Ino para advertir prudencia.

    —Vaaamos chicas, no quieren terminar con los kunai de Neji como accesorios por fastidiar a Hinata-sama —dijo Tenten conciliadoramente. Se había dejado las armas y en cualquier caso una confrontación con el Hyūga no convenia—. ¿Por qué no vamos por unos helados?

    (...)

    Eran cerca de las 11:30p.m cuando los fuegos artificiales comenzaron a resplandecer en el cielo nocturno. La mirada de Hinata se deslumbró ante el espectáculo de Luces; eran como flores hechas de estrellas de todos los colores. Doradas, rojas, azules, violetas, rosas. La mejor parte del festival de verano. Las cuatro amigas se tomaron de las manos mientras veían las partículas llover. Tenten dio un respingo al sentir a Hinata recostarse en su hombro, sospechaba que no era ella a quien quería abrazar precisamente, pero le pareció un lindo gesto. Se permitió poner la mejilla sobre el cabello oscuro de su amiga. ¿Cómo podían estar tan ciegas las demás? Hinata era transparente como un trozo de cristal.

    —Chicas, ¿qué tal si vemos los fuegos artificiales desde la copa de un árbol? Así podremos observar en la altura cómo se reflejan las luces en el agua —propuso Tenten con una sonrisa.

    —¿Trepar un árbol con estos trajes? ¿estás loca? —respondió Ino.

    —Está oscuro, vamos, se recogen los ruedos con una pinza de cabello y subimos. Ese árbol de allá está vacío —insistió la castaña—. Será divertido, ya he visto a varias personas hacerlo, es una buena idea.

    —Pues a mí me gusta cómo suena —dijo Sakura—. ¿Pero qué hay de Hinata? Con el tobillo todavía vendado no podrá escalar.

    —Que Neji la cargue.

    «Te pasas de lista, Tenten» pensó Neji, que en verdad no estaba muy lejos de allí y había permanecido la mayor parte del tiempo afilando las armas que llevaba encima con tal de matar las horas. Seguir a un grupo de chicas no es tan interesante como lo parece. Aunque, la verdad sea dicha, a Neji no le parecía interesante desde un principio.

    —Es-estoy bien aquí, de veras, si quieren subir ustedes adelante, no me sentiré mal por eso —dijo Hinata encogida, con la voz temblorosa—. Lo último que me gustaría es estorbarles.

    Sin embargo, en contra de todo pronóstico, Neji de dejó ver en una rama baja del roble más cercano.

    —Si a usted no le importa yo la subiré a la copa. Ahorraré una discusión inútil.

    —Problema resuelto —proclamó Tenten repentinamente satisfecha—. Vamos, vamos antes de que se acaben los fuegos artificiales.

    Neji se acercó a Hinata quien se hallaba sentada en la hierba junto con las demás y la cargó en brazos mientras esta murmuraba palabras ininteligibles. A continuación, saltó al mismo árbol de donde había bajado y fue progresivamente en ascenso hasta ubicarse en su punto más alto. A los pocos segundos las otras los acompañaron. La vista era hermosa como ninguna de ellas lo hubiera imaginado, acordaron hacer eso los siguientes festivales también. La brisa les resultaba fresca y fuerte allí arriba, los colores de las chispas como sacados de un ensueño. Se diría un escenario romántico perfecto.

    La mente de Hinata se fue lejos. Le tenía los brazos echados al cuello a Neji y su corazón palpitaba a un millón por hora a pocos centímetros de él. Se imaginaba a si misma acariciándole el rostro, acercándose a su boca, susurrándole que se quedara con ella. Hubiera dado cualquier cosa por un beso en ese momento, lo que sea; su nombre, su cuerpo, su alma. Estaba tan irremediablemente enamorada que dolía respirar. Atravesarse el pecho con una espada la habría lastimado menos. ¿Cuántos años podría cargar con ese sentimiento? Mientras más lo ocultaba intentando marchitarlo, más florecía y echaba raíces.

    —Son... más bonitos de lo que recordaba —dijo Neji con la mirada fija en el cielo.

    —Me hace feliz que a ti también te gusten.


    —Aurora
     
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    Aurora Mynatt

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    VIII – Semilla de Tristeza

    Los fuegos artificiales adornaron con sus luces de colores el cielo hasta los últimos minutos del festival. Entonces, tras el gran espectáculo final, la mayoría de la gente comenzó a recoger con calma sus puestos de comidas, juegos y demás atracciones, mientras el resto se retiraba alegremente a sus casas. Poco a poco las calles se vaciaban, quedando quizá en las plazas parejas sentadas por los rincones o personas que vivían cerca. Los murmullos disminuyeron, el sonido de las cigarras se volvió más notorio segundo a segundo y, cuando Hinata menos lo esperó, se vio parada sola junto a Neji bajo el resplandor naranja de una farola. Sus amigas se habían despedido con palabras amables y sonrisas prometiendo encontrarse una próxima vez.

    —Neji-niisan, Kiba debe estar esperándome, debo hablar con él antes de volver al complejo. Lo que quiero decir es que… en serio debe ser a solas.

    —De acuerdo —respondió el joven Hyūga con un deje imperceptible de amargura en la voz. Kiba Inuzuka era compañero de equipo de Hinata, no había nada más que decir. Reclamar, oponerse, preguntar; habría supuesto una indiscreción tremenda de su parte. Gracias a Ino y a Sakura ahora sabía que Kiba estaba enamorado de su prima. Única información que le concernía para entender el contexto entero de la situación.

    —Solo serán unos minutos y el puente está cerca de aquí, ahora vuelvo. Si llego a tardar más de media hora puedes ir a buscarme, sé que debemos regresar pronto pero podría llegar a perder la noción del tiempo.

    La mente de Neji no se lo tomó bien «¿Cómo podría perder la noción del tiempo? ¿Qué tanto puede demorarse un rechazo?» y enseguida la realidad lo golpeó con tal contundencia que se sorprendió a sí mismo al no caer bajo el peso de sus propios sentimientos.

    «¿Por qué… pienso que lo va a rechazar? No…, no es eso ¿Por qué quiero que lo rechace?». Bajó la mirada, molesto al haberse encontrado de cara con emociones de las que no tenía un conocimiento consciente. No es que fuese importante. No es que estuviese enamorado de Hinata. No es como si estos sentimientos, de pertenencia y posesión, recién descubiertos fueran a cambiar en algo las cosas. Pero darse cuenta de que los poseía, de que estaban allí palpitando dentro de él, era cuando menos desconcertante.

    —La esperaré aquí, no se preocupe —dijo con aquella calma blindada de siempre.

    Hinata asintió y se marchó a buen paso. Demasiada pena le iba a dar si es que Kiba ya llevaba rato aguardando por ella en el puente, todavía no sabía exactamente qué es lo que le iba a decir, pero cuanto antes solucionara eso pues mejor.
    Cruzó una calle y dos callejones mal alumbrados antes de que pudiera salir relativamente del campo visual de Neji. Quien, por cierto, empezaba a enlistar en su cabeza las razones por las que no debía seguir a Hinata ni espiarla. En nombre de su dignidad buscaba autoconvencerse que no le importaba en lo más mínimo lo que ella hiciera o dejara de hacer. Sin embargo, paralelamente a esa lista de razones para no seguirla, se formaba una enumeración de justificaciones para hacerlo. Esas contradicciones lo mataban por dentro y tenía poco tiempo para decidir qué hacer. Mantenerse allí por orgullo o entrar en movimiento por curiosidad.

    Si Hinata se hacía novia de Kiba se enteraría a su debido tiempo, de igual modo si lo rechazaba. La verdadera intriga de Neji residía en el porqué de ambas cosas. Si Hinata decía que sí: él quería escuchar en vivo y directo qué le había encontrado ella de atractivo a un chico torpe, ruidoso como los perros que cuidaba, desorganizado como cualquier animal y psicológicamente simple. Para así poder decepcionarse con gusto y quitarse cualquier clase de idea idiota que tuviera respecto a su prima. Pero, por otro lado, si Hinata decía que no: quería escuchar por qué, ¿no le gustaba Kiba?, ¿no era su tipo?, ¿solo lo veía como un amigo?, ¿le gustaba alguien más?, ¿entonces quién le gustaba?

    Incluso en la ignorancia sentimental de la que era presa, él tuvo que admitir dos cosas. La primera fue que, muy a su pesar, sí le importaba lo que hiciera o pensara Hinata. En el campo del autoconocimiento Neji era capaz de distinguir que, en circunstancias normales, con otra persona, no hubiera hecho lo mismo. Odiaba a la gente cotilla, odiaba los chismes, odiaba inmiscuirse en problemas ajenos y, definitivamente, se odiaba desde lo profundo de su ser por ir en contra de todos esos principios morales solo para satisfacer su curiosidad.

    La segunda cosa que admitió fue que esos problemáticos sentimientos escapaban, por ahora, de su total control. Era alarmante, la ecuación pasaba a resumirse en “sí me importa + no puedo evitar que me importe + quiero que deje de importarme.”

    De pronto, se detuvo a medio camino de poder rodear la zona del puente, pues vio a alguien moverse entre las sombras de un edificio.

    —¿Tenten?

    Una risa femenina le respondió.

    —Sabía que no puedo darle un susto a alguien que tiene ojos en la espalda —comentó su amiga dando la cara y saliendo del escondite—. Pero de todas formas creo que te tardaste bastante en notar que estaba aquí. Evidentemente, disperso eres otra cosa. La pregunta es… ¿por qué tanta dispersión, Neji-niisan?

    —No te concierne.

    —Oh, entonces admites que sí estás disperso —prosiguió—. Es más grave de lo esperado. Responde Hyūga, ¿qué haces aquí?

    —¿Qué haces aquí?

    —Lo obvio, perseguir a Hinata para ver cómo le va con Kiba —contestó Tenten—. Tanto jactarte de tu supuesta superioridad moral e intelectual para, al fin al cabo, terminar persiguiendo los pasos de tu prima a través de la oscuridad nocturna. Muy mal, Neji, muy mal.

    —Me pidieron no perderla de vista y eso hago, no me estoy entrometiendo en sus asuntos. No sé de qué hablas.

    —Eres pésimo mentiroso —sonrió la chica—. Ven conmigo, no nos podemos perder esto.

    Sin dar explicaciones, Tenten tomó a Neji del brazo y lo arrastró hasta el último cruce de callejones antes del dichoso puente donde ya Hinata saludaba a Kiba y se disculpaba amablemente por haber tardado. Entre ellos flotaba la tensión típica y romántica complementada con la torpeza de no saber qué hacer o cómo empezar.

    Neji activó el Byakugan, frunció el ceño y casi enseguida lo desactivó.

    —Tenten, ¿qué significa esto?, ¿por qué toda Konoha está aquí?

    —¡¿Qué dices?! ¡¿Toda Konoha?! —repitió espantada, la reacción le fue tan genuina que Neji supo al instante que su compañera estaba siendo honesta—. Maldita sea, ¿a quién…?

    —¿Ves esos árboles de allá? Tras el puente —señaló él—. En la copa está Ino desmayada en los brazos de Shikamaru, lo que me hace suponer que ella está en el cuerpo de Kiba o, en su defecto, en el cuerpo de Akamaru. Chouji también está, se halla dos ramas más arriba. Probablemente acompañaba a Shikamaru antes de que lo arrastraran hasta este circo.

    —¿Eso es todo?

    —Sakura está con Naruto en una azotea a dos edificios de aquí, tienen visores —continuó—. Shino, supongo que, por apoyo moral a Kiba, está escondido tras otro árbol, más o menos lejos de donde veo a Ino.

    —¿Alguien más?

    —Kurenai está con Shino y vi a Rock Lee a tres calles de este cruce con Guy-sensei, si tenemos suerte no vamos a coincidir. Pero están demasiado cerca para mi gusto.

    —Y para el mío también —agregó Tenten sintiendo que sudaba frio—. No tenemos tiempo de movernos si es que nos queremos enterar de algo interesante. Pero debemos desaparecer de aquí apenas tengamos oportunidad, ¿de acuerdo?

    —De acuerdo.

    Discutía seguido con Tenten (no de cosas importantes) solían ser más bien situaciones superfluas. Pues a ella le divertía fastidiarlo y poner a prueba su paciencia. Como recientemente había hecho con la apuesta y el beso. Sí, por un demonio que era molesta a morir cuando se lo proponía. Pero, al final del día, era buena compañera de equipo y agradecía tenerla, sabía ser sobria y sensata en los momentos adecuados. Era alguien con quien tener una conversación agradable en el desastre que podía llegar a convertirse el equipo nueve. Conectaban y se entendían mejor de lo que cualquiera de los dos se hubiese atrevido a reconocer.

    —Maldición… maldición… Neji, no sabía que hubiese tanta gente aquí. No me gusta, no es bueno, yo… yo tengo un mal presentimiento —confesó Tenten en el punto medio de la furia y la preocupación.

    Neji activó en silencio el Byakugan y prestó mayor atención al evento que desarrollaba a pocos metros de allí.

    —¿Sí te gustó mi carta entonces? —preguntaba Kiba con la cara encendida en rojo de tanta vergüenza. Era diferente escribir algo bonito, que encarar a la chica—. La escribí yo solo, al principio no me salía nada, pero luego ya sí… aunque olvidé decirte que me gustaba el olor de tu cabello.

    Hinata se ruborizó.

    —Te lo digo ahora entonces. Es uno de mis olores favoritos. No sé si sean flores o miel, pero es muy dulce y siempre lo noto antes de que llegues a entrenar con nosotros por las mañanas… te extraño, digo, te extrañamos, todo el equipo me refiero… Sí entendiste —añadió mirando hacia otro lado—. De cualquier forma, no estamos aquí para hablar de eso.

    Kiba en el fondo se quería matar por ser tan directo, pero para su amargura y desgracia, no sabía ser de otro modo. Akamaru hizo un chillido lastimero.
    La verdad es que muchos detalles significativos fueron omitidos en ese discurso, cada uno por diferentes motivos. Por ejemplo; no mencionó que encontraba tierno el andar de los pequeños pies de Hinata, porque pensó que sonaría extraño y repulsivo. No dijo que adoraba esa intensa timidez que se reflejaba en todos sus gestos, porque era demasiado cursi para alguien como él. Fingió no acordarse de cada momento de amabilidad que había presenciado por parte de ella, con el equipo y con las personas fuera del equipo, Hinata era dulce con todas las personas y eso lo conmovía. Secretamente pensaba en lanzarse a darle un beso, le ocurría muy a menudo, incluso se sentía así en aquel momento. Pero aceptaba que no podría hacerlo porque era tamaña imbecilidad arruinar así las cosas.

    Tras su espalda tenía los puños cerrados, como si contuviera dentro de ellos la impotencia y el miedo. Los nudillos se le pusieron blancos. Se quería morir. Sabía que lo iban a rechazar, lo sabía porque Hinata no lucia particularmente feliz de estar allí, porque percibía, olía en ella la angustia. Se preguntaba una vez tras otra por qué había sido tan idiota, por qué se había prestado para ese espectáculo, por qué había pensado que era buena idea decir en voz alta lo que sentía. Por qué, por qué, por qué… Ya estaba tan arrepentido, solo hizo el ridículo delante de Hinata y ahora ella… ella buscaría una forma gentil de rechazarlo y él tendría que actuar como si todo estuviera bien, así debía ser.

    —Ya lo sé —murmuró Hinata fingiendo tranquilidad, cuando por dentro el pánico la corroía—. Kiba, en serio te aprecio mucho y me encanta ser tu compañera de equipo. No miento, es muy divertido tenerte cerca, hacer misiones juntos y visitarte para ver a los animales que cuida y entrena tu mamá. También te quiero porque me animas a ser mejor, siempre dices que no me rinda, que entrene más, ¿sabes?, eres amable conmigo cuando nadie más lo es, me das apoyo y, quiero decirte, que valoro eso mucho más de lo que vas a llegar a comprender. Porque cuando eres tímida como yo y ni si quiera tu clan confía en ti por ser débil, tener a un amigo que sonría y te de la mano, es como lo más hermoso que puede existir.

    —Entiendo, entiendo. No te gusto de esa forma, pero de verdad me quieres y te preocupa que me tome a mal el rechazo —dijo suavemente, aunque sin poder ocultar la decepción en la voz—. Tranquila, no lo haré. Gracias por ser sincera.

    —¿Estas bien? —inquirió Hinata con su vocecita de «Oh mi Dios, ¿hice algo malo?, seguro hice algo malo»

    —Estoy triste, dolido, algo frustrado, pero creo que es normal. Nada que no se me pase luego de un baño y un gran plato de comida —dijo tan positivamente como le fue posible—. Digo… Naruto está públicamente enamorado de Sakura y Sakura está públicamente enamorada de Sasuke y todavía nadie muere. Creo que puedo sobrellevarlo. Soy fuerte.

    —¡Que miedo tenía de que te molestaras o empezaras a actuar raro! —exhaló Hinata liberando la tensión en su postura—. Me siento mal por esto, no quisiera que estuvieras triste, pero creo que entiendo lo que es un amor no correspondido y sé que puede ser…desesperanzador.

    —¿Eso quiere decir que te gusta… alguien más? —inquirió Kiba sinceramente intrigado—. ¿Alguien que no te corresponde? No pensé que te gustara nadie.

    —Bueno, no es algo de lo que me agrade hablar —comenzó ella, enrojeciendo de golpe—. Pero sí, supongo que sí, me gusta otra persona. Adoraría ser como tú para poder ir y decirle, no seré correspondida, es al menos para que sepa cómo me siento. Siempre lo arruino y he llegado a aceptar que nunca se lo diré.

    —¿Puedo saber quién es? —Kiba se detestaba, saber quién era dueño del corazón de Hinata probablemente lo pondría de un humor de perros. Se compararía con el chico en cuestión día y noche hasta la hartancia y finalmente su mente se encargaría de torturarlo diciendo que él no era nadie. Sin embargo, en él, la curiosidad era mayor que la sensatez y repitió: —. ¿Quién te gusta?

    —Me prometí a mí misma que no hablaría con nadie de eso —murmuró apenada—. Perdón… perdóname Kiba.

    —¿Por qué? ¿qué tiene de malo que me lo digas? Solo… quería ver que no me mintieras y dijeras eso para apartarme más —atacaba la excusa de Hinata con una mentira que sonaba a verdad. Era despreciable—. Estar enamorado nunca es malo ni vergonzoso, digo, no es como si estuvieras enamorada de Neji. Eso sería lamentable.

    Se puso violentamente pálida.
    El corazón de Hinata dejó de palpitar por un segundo.

    —¡No me gusta Neji! —dijo instantáneamente con una ligera histeria en la voz—. No, no me gusta Neji… —repitió con más serenidad.

    —Pues ya lo sé —añadió Kiba con sincera torpeza—. Lo decía justo por eso. Me refiero a que lo defiendes mucho y lo tratas mejor de lo que se merece. Es una basura contigo mientras que tú eres demasiado amable con él, mira que tratar de matarte en los exámenes Chunnin...

    —¡Hace meses de los exámenes Chunnin!

    «No te engañes campeón, sí eres una basura por eso» le recordó Tenten a Neji en voz baja.
    «No viene al caso» replicó Neji.

    —Sí, pero igual —insistió Kiba en su ignorancia— Dije que sería lamentable porque, tal vez le tengas más compasión que toda la aldea junta, ¿pero quién iba a ser tan masoquista para enamorarse de alguien que te trata mal? Sé que quieres a Neji, pero sigo pensando que es un idiota.

    «Sí eres un idiota» susurró Tenten.
    Neji no se dio por aludido.

    —De todos modos no estamos aquí para hablar de Neji —retomó Kiba, viendo que su ultimo comentario había hecho exasperar un poco a Hinata—. ¿Me vas a decir quién te gusta?, ¿sí o no?

    —No, ¿sabes por qué? Porque no tiene caso, creerías que no estamos hablando de la misma persona. Te podría decir cómo es y serias incapaz de reconocerlo —soltó la princesa Hyūga, con unas pocas lágrimas surcando sus ojos. Esa era la maravillosa razón por la que había decidido mantener el nombre de su amor en secreto: porque todos pensarían igual que Kiba, porque la señalarían para criticarla llamándola insensata, entonces ella desesperaría en un fallido intento por justificarse, por justificar su profundo amor y no sería entendida. Jamás seria entendida, nadie veía lo mismo que veían sus ojos. Allí donde los otros juraban blanco y negro ella distinguía un espectro de mil colores—. Me gusta alguien que es noble, valiente y seguro de sí mismo. Alguien que es admirado, pero no lo suficientemente valorado. Un chico capaz de llevar sus ideales hasta las últimas consecuencias y resurgir luego de esto. Quizás tuvo una infancia difícil, pero desde que somos niños yo…

    —¿Naruto? ¿Te gusta Naruto? —la interrumpió Kiba—. Eso fue bastante fácil de adivinar. Aunque no es más guapo que yo, creo que puedo entender por qué lo prefieres a él. Un día lo voy a superar, vas a ver. No es posible que me gane hasta en gustarle a la misma chica.

    «Maldita sea, sabía que algo malo iba a ocurrir. Ahora todos estos alcornoques, incluido el cretino de Neji, van a pensar que Hinata realmente está enamorada de Naruto. Ni si quiera es verdad y se hará noticia pública aquí y en cada rincón del jodido país del fuego, ¡estarán cotilleando semanas acerca eso! ¡Maldito seas, Kiba!» pensó Tenten en colérico silencio.

    —¡¿Qu-Qué?! Yo no… yo no… yo no hablaba de Naruto —respondió pegando ambas palmas a sus enrojecidas mejillas. Pero era demasiado tarde, ya nadie le creía, ni Kiba, ni los otros indiscretos que presenciaban la situación desde las sombras.

    —Está bien, tranquila, no le diré a nadie.

    —Pero… pero es que no… —musitó paralizada.

    «Tenten, se terminó la función. Rock lee está acercándose en esta dirección junto con Guy-sensei» informó Neji. «Nos vamos».

    (…)

    Para cuando Hinata volvió a la farola bajo la que había dejado a Neji, este fingió fría indiferencia al recibirla. Tanto él como Tenten se habían convertido en hervideros de agua caliente tras escuchar aquella conversación. La kunoichi tenía cerca de dos minutos de haberse ido a toda prisa y fúrica a su casa pensando que no podía desmentir lo dicho por la princesa del clan Hyūga porque, a pesar de todo, conocía el contexto final. Sabía el miedo oculto hacia las recriminaciones y el por qué. Quizá no veía en Neji todas las virtudes que Hinata. Pero sí tenía los dos dedos de frente necesarios para analizar las circunstancias con un mínimo de sentido común y darse cuenta de lo caóticamente enamorada que estaba de su primo. Tenten estaba transformada en un volcán en erupción por culpa de Kiba.

    Mientras tanto, Neji, ostentaba una perfecta máscara de imperturbabilidad para compensar los sentimientos fuera de control que rugían en la oscuridad de su alma. Se vio a merced de un mar de incertidumbre, producto de lo que antes fue desconocimiento. ¿Estaba molesto? Sí, lo estaba, tenía que estarlo; el pecho le dolía infinitamente y respirar era un suplicio. ¿Había pretendido esconder un posible amor por Hinata en alguna grieta inescrutable de su subconsciente? Recordaba haberla mirado con cariño cuando ambos eran pequeños e inocentes, quizá la semilla estuvo enclaustrada allí por mucho tiempo y ahora germinaba, germinaba para robarle la paz. Siempre se supo dueño de sí mismo… ¿Entonces qué le producía semejante irritación?, ¿era el miedo?, ¿soledad?, ¿tristeza?, ¿rechazo?, ¿celos?

    Celos… No, claro que no, era demasiado pronto para sacar conclusiones apresuradas. Los celos eran sentimientos ridículos para personas ridículas.

    —Cuando las calles están solas se ven bonitas —comentó Hinata presintiendo que había algo malo con el perpetuo silencio de Neji—. ¿No crees?

    —Sí, lo son.

    No le apetecía hablar. No se sentía bien. Descubrir interés romántico por su prima, oculto bajo capas de mentiras creadas por el miedo a un incongruente rechazo y admitir que lo desestabilizaba emocionalmente, eran dos cosas fuertes para digerir en un solo día. Pero, encima de eso, enterarse de que ella estaba enamorada de Naruto, lo ponía mal.

    Era patético, por haber dejado que la semilla se incrustara dentro de él.
    Idiota, por no haber sido capaz de reconocerla.
    Inútil, por verse incapaz de removerla.
    Estaba condenado a muerte, porque aquella semilla germinaría y echaría insondables raíces bajo el influjo de una profunda tristeza.



    —Aurora
     
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