Long-fic Dream A Little Dream [Dishonored]

A principios de año (febrero 2019) escribí esto en inglés para el fandom de Dishonored, para los seguidores de la ship Emsider (El Forastero/Emily Kaldwin). En comparación con otras ships en el fandom, somos solo unas poquitas personas las que escriben y leen esto.

Si bien el fic en inglés está publicado como un único capítulo, lo cierto es que originalmente lo escribí como una colección de one-shots que ahora planeo ir traduciendo y publicando por aquí. Total de palabras para cuando termine con esto: 3800-4000, redondeando mucho porque es lo que tiene traducir desde una lengua que admite las contracciones, xD

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Título: Dream A Little Dream

Fandom: Dishonored

Ship: Emily Kaldwin/El Forastero

Resumen: La piedra la consumió y la dejó en la oscuridad. Luego abrió los ojos a un mundo vacío e interminable.

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I​

La secta que lo había transformado en quién era hoy en día había robado no poco de él. Su humanidad, su vida, su cuerpo. Su nombre olvidado. Pero recordaba perfectamente aquel frío cuchillo que le había arrebatado todo, al igual que recordaba con total claridad todo lo que había acontecido antes de que el Vacío se convirtiese en su cárcel, antes que el frío perpetuo que ahora le acompañaba en su soledad hubiese hundido en lo más profundo de su alma unos dedos afilados como escarpias.

Recordaba la confianza que había depositado en los miembros de aquella secta, creyendo que junto a ellos podría tener una vida mejor que la que tenía malviviendo en las calles. Recordaba las sonrisas cuando había cruzado el umbral de aquel edifico al que se referían como su templo, así como la calidez que sintió al sentirse arropado por aquella nueva familia.

Cuatro mil años después, recordaba sobre todo su traición.

Jamás olvidaría aquellas manos que lo habían atado a aquella mesa de piedra tallada con ásperas cuerdas que habían raspado su piel mientras intentaba liberarse y huir, ni había olvidado el cuchillo que se había alzado sobre él antes de hundirse en su piel para permitir que el frío glacial del Vacío entrase en su ser. Sus rostros habían traicionado fácilmente su fervoroso deseo por el poder que el joven al que habían asesinado les debía conferir a su regreso como la nueva encarnación del Vacío.

Ahora, no podía sino pensar en la joven emperatriz cuya vida ya no le pertenecía. La pequeña, que hasta hacía unas horas había sido una simple heredera al trono, estaba ahora rodeada por hambrientos lobos que buscaban usarla para su propio beneficio... mientras resultase útil, claro estaba, y el artífice de la situación no tenía intención alguna de que la niña apareciese con vida.

Había una parte de el Forastero que se retorcía dentro de él mientras veía como se desarrollaban los acontecimientos. Aquella parte de él que no había olvidado las traiciones sufridas tantos milenios atrás gritaba por intervenir, por hacer algo para arreglar una situación de la que era en parte culpable.

Así que condujo a Daud hasta Delilah, para matarla o atraparla en el Vacío según mejor conviniese el asesino. Le otorgó a Corvo su Marca para que salvase a su hija, aunque lo cierto es que el hombre jamás habría necesitado su ayuda.

Él simplemente observó desde las sombras, viendo como sus injerencias cambiaban una vez más el destino de todo un imperio. Delilah dejó de ser una amenaza y la pequeña emperatriz se sentó en su legítimo trono, bajo la atenta mirada de un padre que buscaba posibles nuevas amenazas para la joven regente.

Otra historia terminada, o al menos eso es lo que él había pensado. De todas las personas a las que había Marcado, Delilah había sido siempre la más astuta y ambiciosa de todas. Jamás habría imaginado cuanto.