One-shot Venganza [Pokémon Rol | AU]

Título: Venganza
Fandon: Pokémon Rol| AU
Personajes: Alpha Xenodis, Emily Hodges, Liza White, Talía Wells y Mimi Honda.
Summary: ''Rojo. Un rojo brillante, intenso. El rojo de la sangre de la derrota.''
N/A: Bueno, me inspiré de forma repentina a escribir esto. Gabi, espero no te importe que haya seguido tu idea xD

Decidí dejar el mismo formato breve pero esto daba para un poquillo más (?)

***

—¡Sirviente! ¿Dónde está el té que pedí hace una hora? ¡He visto tortugas cojas más rápidas que tú!

Alpha apretó los dientes. Aquello era humillante. Horriblemente humillante. Pero lamentablemente y para él, su faceta de campeón le había salido al revés y su excesiva confianza en su suerte le había sido traicionera y esquiva.

¡Pobre de él!

Mimi lo había propuesto, por supuesto. Cuando estuvo hasta las narices de aquel vergonzoso atuendo de gata doméstica propuso jugar al juego del Rey. Bastante simple. Se trataba de sacar un palito de una serie de palillos que ella sostendría en la mano. Aquel que sacase el palito rojo debería hacer y cumplir todos los deseos del rey. Aquel que tuviese el palito azul.

—El perdedor tendrá que hacer lo que desee el ganador por toda una semana—le dijo—. Promételo.

Alpha alzó la mirada desde los muslos flexionados de Emily y sonrió con soberbia. Demasiado extasiado por su reciente victoria como para pensar con claridad.

Malditas hormonas adolescentes e hiperactivas.

—¡Bien, venga tía!—exclamó—. No pienso perder.

Y en aquel momento vio a Mimi sonreír de una forma extraña. Siniestra. Oscura. Algo en aquella sonrisa no estaba bien. Y le recordó ligeramente a él mismo a punto de cometer alguna de sus fechorías.

***

Mientras Alpha confiaba ciegamente en su suerte las chicas se reunieron en un círculo para hablar e intercambiar opiniones. Ciertamente escéptica y temerosa, Liza fue la primera en alzar la voz.

—¿De verdad vamos a darle vía libre para que haga esto por toda una semana?—inquirió— ¿Eres consciente de a lo que nos expones?

Miró a Mimi de reojo con las mejillas encendidas y los labios apretados. Empezaba a sentir frío en aquel bañador escolar.

—Hmm... n-no sé si aguantaría toda una semana teniendo que hacer lo que quiera Alpha...—murmuró Emily con un suspiro.

—¡Y-yo no quiero ser un oso para siempre! ¡Haz algo Mimi-chan~~!—lloriqueó Talía con las mejillas infladas en un puchero pueril y los ojos llorosos de la verguenza y la impotencia.

—Y no lo vamos a hacer—atajó Mimi, tosca—. Por dios, un segundo más llevando esto y voy a estrangularlo. No hay nada que desee más que humillar de vuelta a ese idiota. Esto es una guerra. ¿Desde cuando se juega limpio?

Hablaron por algunos segundos más, intercambiando palabras que Alpha no podía oír. Cuando finalmente se acercaron a él, el joven sonrió, competitivo y confiado.

Estaba tan ciego y obcecado por su reciente victoria que cuando Mimi le ofreció los palillos ni siquiera pensó cual escoger. Lo sacó al instante... y su rostro perdió toda vitalidad al comprobar el color que mostraba el extremo opuesto.

Rojo.

Un rojo brillante, intenso. El rojo de la sangre de la derrota.

—Oh, lo siento Alpha... yo tengo el azul~—comentó Emily mostrando el palillo que recién había conseguido.

—Y yo~—secundó Liza.

—¡Yo también! ¡Yay~!

Y Mimi victoriosa, le mostró su propio palito. Azul. Alpha las miró con estupefacción. Todos... ¿eran azules? ¡Pero eso era imposible! ¡Solo debía haber uno!

—¡Hey! ¡Eso es trampa, tú!—se quejó.

Mimi sonrió con cinismo.

—Las reglas son las reglas. Parece que perdiste—torció encogiéndose de hombros. Y su sonrisa se tornó aún más siniestra, oscura. Podía sentir todo el intenso deseo de venganza por cada uno de sus poros, como una pesada aura negra que ensombreció el ambiente a su alrededor. Se acercó hacia él, intimidándolo con su presencia amanazante y nefasta—. Ahora... ladra.

El alma le cayó a los pies.

Y así había terminado. Con un collar y una correa, semi-desnudo, vestido de perro. El perro particular de aquellas cuatro jóvenes con problemas. Tomó la bandeja con las bebidas y las dejó sobre la mesa donde las cuatro se encontraban, al sol del jardín, llevando gafas de sol. Disfrutando de aquel soleado día de verano junto a la piscina.

Emily tomó su zumo de naranja con hielo de la bandeja.

—Buen perro Alpha~ ¿Quién es un buen chico? ¡Tú! ¡Sí, tú!~

Sonrió con diversión y se inclinó para acariciarle el cabello revuelto disperso en todas direcciones entre las caninas orejas de plástico. Sus voluminosos senos se agitaron bajo la tela del bikini blanco cuando se movió de la silla.

Alpha no lo pasó por alto. Y se dejó hacer, sumiso. Dios. Había sido engañado por aquellas cuatro sádicas...

—¡Woof! ¡Woof!

Pero... visto lo visto, quizás no todo era tan malo.