Explícito de Inuyasha - Su prisionera.

Como había dicho anteriormente, decidí publicar mi otro fanfic tambien aqui. Si eres sensible no lo leas, este fanfic es muy explicito y luego no quiero que me digan que no lo advertí. fácilmente podrían llegar a odiar alguno de los personajes.

 

Advertencia:

Historia de alto contenido sexual. Imágenes con contenido no apropiado para menores de 18 si lo lees; lo lees bajo tu propio riesgo.

Esta es una historia sin fines de lucro todos los derechos de los personajes a su creadora.

[Solo la trama es mía]. Sin más preámbulos empecemos.

Su prisionera.


Capítulo 1:

Secuestro


El sol salía iluminando toda la tierra feudal. Los aldeanos comenzaban a despertar y a realizar cada una de sus actividades matutinas.

La anciana Kaede salió a mirar la vista que tenía, desde su cabaña de toda la aldea suspiro y se adentró en su cabaña para despertar a su joven discípula.

– Kagome ya es hora de levantarte – Decía la anciana desde la puerta de la habitación de la sacerdotisa.

– Cinco minutos más Kaede-obasan – Decía la joven de cabellos azabaches.

– Sabes muy bien que hoy es tu ceremonia de presentación como nueva sacerdotisa de la aldea Kagome – Decía la anciana. La joven se salió del futón y se levantó.

[Momentos más tardes.]

– ¡Shippo corre! – Decía la joven entre risas.

– Kagome, espérame no me dejes – Decía el pequeño kitsune corriendo tras la joven.

– ¡¡¡Ahhhh!!! – Grito cuando se tropezó con un tronco.

– Ves...-– Hizo silencio un momento – Si me hubieres hecho caso no te hubieras tropezado, torpe – Decía el pequeño kitsune cruzando sus brazos en su pecho seriamente para luego reírse de la joven.

– No te rías – Dijo lanzándole una piedra, provocándole la salida de chichón. A lo lejos de ese par se encontraba un joven Youkai soldado observando cada uno de los pasos de la joven.

– Disfruta mientras puedas porque pronto serás del Amo – Pensó para luego volverse una esfera de luz y desaparecer.

La noche caía sobre la aldea los últimos rayos del sol daban su luz a la montañas; Hermosos colores anaranjados adornaban el cielo dando la señal de que pronto comenzaría la tan esperada ceremonia. Todos se preparaban para tal evento. Kagome era preparada por la anciana Kaede en su cabaña.

– Haz quedado hermosa Kagome – Decía una joven de pelo castaño mientras veía como había arreglado a su amiga para el evento.

– No sé ni por qué me arreglaste tanto... – Se miró en el espejo frente a ella – Solo es la ceremonia de presentación – Decía la joven azabache.

– No sé ni cómo no estas emocionada. Hoy es tu día – Decía está reprochando a su amiga.

– No es nada solo... –Pero fueron interrumpidas por la otra sacerdotisa a quien se le comenzaba a notar su vientre de embarazada.

– Kagome, ¿podemos salir a dar un paseo? – Preguntó el antepasado de la joven mencionada.

- Pues vamos. – Le respondió la azabache menor sonriendo.

Iban caminando por la aldea. Muchas personas felicitaban a la sacerdotisa. Hasta que llegaron al santuario de la aldea, donde sería la ceremonia de presentación. La mayoría de los aldeanos ya se encontraban reunidos para la celebración; al entrar las dos jóvenes Kaede dio inicio a la ceremonia. Al terminar el ritual comenzó un tipo de banquete en honor a Kagome.

– ¿Que se siente?, Kagome – Preguntó el ya no tan pequeño kitsune.

– Pues no sabría que decirte shippo –Sonrió como siempre lo hacía.

La noche paso entre risas hasta que de un momento a otro eran atacados. Inuyasha no estaba en la aldea pues estaba en búsqueda de unas hierbas que kikyo necesitaba. Sangre y gritos por todos lados no veía mi arco por ningún lado. Corrí hacia donde se encontraba shippo y hay lo vi junto a sango suspire de alivio.

De un momento a otro alguien se interpuso en mi camino.

– ¡Ayuda! – Grite. Sango y shippo me vieron. Sango lanzo su boomerang pero quien me tenía cautiva lo esquivo.

Lo último que vi fue como una gran explosión daba auge en medio de la celebración. Todo se volvió oscuro.

Luz. Una luz a lo lejos camine hacia ella pero alguien me llamaba. Volteó y veo a Shippo todo ensangrentado gritando mi nombre. Corrí hacia el pero me halaron y caí al suelo bruscamente golpeando mi cabeza.

– ¿A dónde crees que vas?, Humana –Habló un peliplata pero su rostro no era visible.

– ¿Q-quién eres? – Pregunté aterrada.

– Yo soy tu dueño – Dijo con una voz tan fría y cortante, temblé con solo escucharla.

Abrí los ojos mire a mi alrededor estaba en una habitación unas punzadas de dolor en mis muñecas me hicieron caer en mi realidad.

Estaba encadenada a la pared por dos grilletes. Solo mis pies estaban desatados pero estaban a unos centímetros del suelo.

Oí como la puerta se abría me asuste pues no sabía que o quien pudiera entrar por esa puerta.

– Al fin despiertas sacerdotisa – Habló aquella persona desconocida para mí.


Editado: 26/02/2018