Long-fic de Pokémon - Pokémon Next Generation

Tema en 'Fanfics de Pokémon' iniciado por Allister, 17 Septiembre 2018.

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  1.  
    Allister

    Allister Caballero del árbol sonriente

    Virgo
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    3 Enero 2017
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    Pokémon Next Generation
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    2036
    Bueno la verdad que estaba muy inseguro de subir esta historia, fue la primera que escribí y la primera que publiqué en este foro( era mala como una patada en los... bueno ustedes entienden) Hace dos meses comencé a reescribir y estaré publicando cada dos sábados un capítulo, espero los disfruten.
    Prólogo

    1​

    Todos recordarán aquella noche por los tristes acontecimientos que surgieron a partir de ella. Lo cierto fue que nadie lo previó, y aunque así hubiese sido, los factores y los consecuentes resultados de aquellas retorcidas acciones seguramente permanecerían inalterables.

    — ¡Podría alguien explicarme qué carajos ha sucedido aquí! — Vociferó Looker al apenas poner un pie en la estación de policía de Ciudad Verde.

    El detective, que había sido enviado de emergencia desde Unova, no podía dar crédito a lo que sus ojos vieron camino a la jefatura.

    Ciudad Verde estaba devastada. Las calles aledañas al estadio de la liga Pokémon, que horas antes habían estado atiborradas de alegres y festivos transeúntes, ahora no eran más que solitarios pasillos llenos de escombros. Las patrullas se desplazaban realizando infructíferas rondas, manchando con sus luces rojas y azules, los oscuros callejones de la ciudad. La gente por su parte, se agazapaba curiosa, asomando de vez en cuando el rostro por las ventanas de sus hogares, como dudosos de que la amenaza realmente hubiera cesado.

    Lo que más había impresionado al detective fue ver a lo lejos el estadio de la Meseta Añil, derruido, venido a menos como un viejo coliseo de una era ya extinta.

    — Ha sido el equipo Rocket. — Respondió nerviosa la oficial Jenny.

    El de la policía internacional se frotó la sien; llevaba una terrible migraña, y el presente escenario no parecía ser el adecuado para calmar su dolencia. — Cuéntame los detalles.

    La oficial Jenny carraspeó. — Se estaba llevando acabo la final del torneo de la liga Pokémon. Todo transcurrió con normalidad, pero, cuando la batalla entre el campeón y el retador finalizó, varios miembros del equipo Rocket arrasaron con la ciudad. Estaban escondidos a plena vista, camuflados como civiles comunes y corrientes. Nos tomaron por sorpresa detective Looker, incluso había varios ya instalados dentro del estadio. No tuvimos tiempo de reaccionar, eran muchos. Cuando apenas fuimos consientes del ataque, ellos ya no solo combatían con sus infiltrados, la caballería había llegado con armamento, helicópteros, camiones y poderosos Pokémon. Detonaron explosivos y varios civiles murieron, otros tantos sufrieron heridas graves. Algunos de los participantes del torneo les hicieron frente, y con la ayuda de la élite cuatro, lograron aguantar hasta que nosotros intervenimos.

    El dolor atacó de nuevo y Looker frunció el ceño adolorido. — ¿Alguna captura?

    — Atrapamos a unos cincuenta reclutas. Los demás se disgregaron por el Bosque Verde, ya hay varios escuadrones en búsqueda y captura.

    — ¿Ningún alto mando fue capturado entonces? — Preguntó el detective con frustración, masajeándose compulsivamente la sien, que le dolía como si tuviese un tumor palpitante en ella.

    — Tenemos a Archer, ejecutivo del equipo Rocket y mano derecha de Giovanni en las operaciones que mantenían dentro de la región Johto.

    — Bien, antes de interrogar a Archer necesito que traigan al campeón para hacerle un par de preguntas. Supongo que él intervino también en el combate.

    La mirada de la oficial Jenny se ensombreció y de inmediato bajó la cabeza. Looker la miró con el miedo pintado en sus ojos. Alargó el brazo y con los dedos pulgar e índice le sostuvo el mentón para luego, con un leve movimiento, levantarle el rostro.

    — ¿Está muerto? — Preguntó el detective con voz sepulcral.

    — Todo parece indicar que sí. — Afirmó la oficial con amargura.

    Looker la soltó, caminó a paso lento dejándola atrás. Giró un poco la cabeza y la observó de reojo. — ¿Va a venir, o no le interesa en lo absoluto lo que está sucediendo en esta ciudad?

    La oficial dio un respingo ante aquellas palabras, y como liberada de un trance lo siguió hasta la sala de interrogatorios.

    2​

    La habitación estaba oscura y solamente en el centro de ella se podía observar, iluminado por la mortecina luz de una lámpara que pendía débilmente del techo, a un hombre de cortos cabellos turquesa y mirada fría. Su vestimenta denotaba su alta posición en la organización criminal a la que pertenecía. El pulcro y elegante traje blanco con centro negro y la insignia del equipo Rocket en el costado izquierdo del pecho, difería mucho de los vulgares y corrientes atuendos negros que usaban los reclutas y los ejecutivos de menor rango.

    — Hola Archer. — Exclamó Looker con molestia.

    — ¡Santísimo Arceus! Pero si es el gran detective Looker ¿a qué debo el honor de tu visita? — Exclamó de forma burlesca el aludido.

    El detective sintió hervir la sangre, no podía creer que aquel bribón estuviera tan tranquilo después de lo que había sucedido. Los del equipo Rocket no eran unos santos, pero hasta aquel momento habían sido una de las organizaciones criminales que aún mantenían ciertos códigos morales. Definitivamente lo que había pasado en Ciudad Verde estaba fuera del comportamiento habitual de la organización y su líder. A ellos no les importaba el genocidio como al equipo Galaxia o el equipo Flare, A Giovanni solo le interesaba el dinero y el poder. No había nada de sentido en la destrucción que habían provocado.

    El detective no solía ser alguien impulsivo, pero aquel conjunto de circunstancias parecía haber hecho mella en su autocontrol. El cansancio por el viaje desde Unova, la maldita migraña, y la noticia de la posible muerte del campeón, lo tenían sumergido en un estrés difícil de manejar.

    Se quitó la gabardina, se remangó la camisa, y en un rápido movimiento apresó del cabello a Archer y le estampó el rostro contra la fría mesa de metal que los separaba. Con la misma velocidad volvió a incorporar al criminal dejándolo con el cuello colgando hacia atrás y un cuantioso hilo de sangre corriéndole por la nariz.

    La oficial Jenny, que observaba todo desde el otro lado del espejo de la sala de interrogatorios se vio tentada a intervenir, pero al ver el rostro de desaprobación de los demás oficiales que también observaban, se detuvo. Veía el odio en la mirada de todos ellos, sabía que, si de ellos dependiera, habrían matado a Archer desde el momento en que puso un pie en la jefatura.

    Esta vez el equipo Rocket le había tocado los cojones a la policía, y estos no se quedarían de brazos cruzados. No era que antes los policías hicieran oídos sordos ante las atrocidades de la organización, pero ahora, las cosas habían tomado un matiz personal. Muchos oficiales habían perdido a sus familiares y amigos durante aquel atroz incidente, y Jenny no podía culparlos por querer ver un poco de sangre.

    Archer se enderezó con dificultad, aquella mueca burlesca ya no estaba en su rostro. Él ya se había topado con Looker un par de veces en el pasado, y sabía que era un hombre de razonamiento y que muy pocas veces perdía los papeles de aquella forma. La actitud del detective solo denotaba que aquello no era una cuestión de juego, realmente se estaba tomando muy enserio el interrogatorio.

    — Dejémonos de chulerías Archer. Vas a cantar como un maldito Pidgey si no quieres terminar muerto.

    — No serías capaz. — Farfulló Archer. Aunque en el fondo sabía que sí podía serlo.

    — Yo no. — Respondió Looker sentándose en la silla vacía frente al miembro del equipo Rocket. — Pero ahí afuera, además de la oficial Jenny, hay cuatro policías más que quisieran pasar a saludarte. ¿Sabes que tu manada de imbéciles les mató a algunos familiares? Por ejemplo, Dokerthy. Él tenía una esposa que amaba mucho los campeonatos Pokémon. El pobre curró como loco para conseguir unas malditas entradas y unos buenos asientos para ver la final, un palco con una vista que te cagas. Su trabajo no le permitió acompañarla, así que ella fue sola. Ahora nunca va a regresar porque resulta que el puto estadio le cayó en la cabeza.

    Dokerthy no ha derramado ni una maldita lágrima ni ha parado de trabajar toda la noche a pesar de que el dolor lo está matando. ¿Sabes qué es eso? — Archer negó con la cabeza. Eso se llama sed de venganza, pequeño mierdecilla. Y no se va a calmar hasta que la sangre de los culpables sea derramada. Lo único que se interpone entre ellos y tú, soy yo. Así que comienza a hablar.

    Los ojos de Looker no mentían, el tipo parecía haber perdido la chaveta y estaba dispuesto a entregarlo a sus verdugos si no cantaba todo lo que sabía.

    — Tranquilízate Looker, te diré todo, pero te aseguro que no me creerás.

    El detective se rascó con impaciencia la frente. — ¡Habla de una puta vez! — Gritó azotando violentamente la mesa de metal.

    El ejecutivo del equipo Rocket se tambaleó hacia atrás sorprendido por el golpe. Regresó a su posición inicial y comenzó a farfullar nerviosamente: — Yo no sé ni una mierda de lo que Giovanni hizo aquí. Yo estaba encargándome de un asunto en Johto. — ¿Qué asunto? — interrumpió oscamente el detective. — Traficábamos varias piedras evolutivas y algunos Pokémon que iban a ser asignados a los reclutas nuevos. Nada fuera de lo común, te lo juro Looker.

    — Y por qué regresaste a Kanto. — Preguntó el detective, extrayendo del bolsillo una caja de cigarrillos. Se llevó uno a la boca.

    El chispazo del encendedor iluminó fugazmente la oscura habitación, y el humo llenó los pulmones de Looker. La migraña comenzaba a ceder.

    — Recibí una llamada de Atenea. Me dijo que Giovanni había perdido la cabeza y estaba atacando Ciudad Verde sin ningún propósito. Vine y vi todo lo que había hecho, traté de intervenir, pero todos los reclutas parecían estar…

    — ¿Parecían estar cómo? — Preguntó el detective con sincera intriga.

    — Como en un trance. — Masculló Archer. Bajó la mirada como apesarado de soltar aquellas palabras. En el fondo sabía que, aunque estaba diciendo la verdad, Looker no le creería.

    Looker siguió fumando, esta vez miró directamente a Archer, como buscando la verdad en sus pupilas.

    — Supongamos que te creo. — Dijo él con voz ronca, mientras una nube azulada de humo se mezclaba con la luz de la lámpara de techo. — De todas formas, eres un criminal, uno bastante buscado por la ley. Sabes que no saldrás de esta fácil Archer. Mucho menos después de que tu jefecito se cargó al campeón.

    El del equipo Rocket abrió los ojos como platos.

    — ¿El campeón está muerto? — La nariz le dolió como un infierno al flexionar la cara con incredulidad. Se dio cuenta que el detective se la había roto.

    Looker disimuló una sonrisa astuta. Debía jugar bien sus cartas para sacar lo mejor de aquel interrogatorio. La noticia de la muerte del campeón aún no estaba confirmada, pero quizá manipular los hechos pusiera luz sobre aquel oscuro panorama.

    — Aún faltan un par de horas para que los medios divulguen la noticia. Ya puedo ver los encabezados en el Kanto Herald: “El equipo Rocket arrasa con Ciudad Verde; El campeón muere en la batalla. ¿O qué tal? “Ciudadanos piden a gritos pena de muerte para los capturados.” En lo que a mí respecta Archer, estás jodido de pies a cabeza ¿y sabes que es lo peor? Solo yo puedo sacarte de este embrollo. Ayúdame a esclarecer esta mierda y te prometo una reducción considerable en tu sentencia y una celda aislada en Unova. Considerando que aquí en Kanto cualquiera podría… no sé… ¿hacerte daño? Es una propuesta razonable, no lo pienses mucho.

    — Cooperaré. — Musitó Archer entre dientes.

    — Buen chico. — Exclamó el detective al tiempo que sacaba de sus bolsillos una pequeña grabadora. — Quiero nombres y ubicaciones de los altos mandos del equipo Rocket. También quiero que me digas si había alguna actividad anormal, o algún plan especial que tu jefe haya estado cociendo en los meses antes de este ataque. — El ejecutivo asintió con la cabeza. El detective pulsó con el pulgar el botón rojo de la grabadora. La cinta se desenrolló lentamente, y Archer comenzó a soltar toda la información.

    Aquella noche insidiosa y deplorable tuvo un agridulce final, pues aquel interrogatorio había cimentado las bases de lo que sería la caída del temible equipo Rocket.
     
    Última edición: 17 Septiembre 2018
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    Allister

    Allister Caballero del árbol sonriente

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    Capítulo 1: Una nueva aventura en Kanto.
    Hoy, es un día especial para Brendam. Su tan esperado décimo cumpleaños por fin había llegado, y con él, también llegaba la oportunidad de iniciar su viaje y convertirse en un maestro Pokémon.

    Despertó temprano. No quería por nada del mundo llegar tarde al laboratorio del profesor Oak. Mientras se cambiaba, emocionado y a la carrera, no podía dejar de pensar en aquella incógnita que seguramente, en aquel mismo instante, estaría carcomiéndole la mente a sus homólogos novatos: ¿A cuál inicial debería elegir?

    — Squirtle podría ser una buena elección — Musitó Brendam, sumergido en sus pensamientos sin percatarse de que hablaba solo.

    Se puso unos cómodos vaqueros azules, zapatillas deportivas, una camiseta negra y una brillante chaqueta roja, para finalmente posar sobre sus enmarañados cabellos color miel, aquella vieja gorra que tanto lo llenaba de orgullo, la misma que su padre había usado años atrás al iniciar su viaje.

    Echó un rápido vistazo a su reflejo en el espejo y sonrió ampliamente al verse. Sus ojos azules chisporroteaban con el brillo de la aventura, definitivamente estaba listo para iniciar su viaje.

    Bajó las escaleras con prisa, pero con cautela; sabía que aquellos momentos de la mañana eran los que su madre elegía para meditar, y contemplar con solemnidad el altar de su padre, aquella persona tan especial que hacía cinco años se había desvanecido como tantas personas en el terrible incidente de Ciudad Verde. Se sentía lo suficientemente emocionado como para volcar la casa de revés, pero hasta él que era un niño, sabía que había momentos en la vida en los que debía bajar las revoluciones y comportarse como un adulto.

    Miró en derredor, la casa estaba silenciosa, en una calma casi sepulcral. Sus ojos inquietos se detuvieron ante la figura de su madre que yacía en el mismo lugar en el que solía encontrarla todas las mañanas.

    Era alta, de hermoso rostro, con un largo cabello color miel que desbordaba una dulce fragancia. Ella mantenía los ojos cerrados en una actitud solemne, susurrando lo que parecía ser una plegaria. Frente a la mujer se alzaba un austero, pero bien arreglado altar. Varias flores blancas hermoseaban rodeando un pequeño rectángulo plateado que custodiaba la foto de aquel hombre que tanta felicidad les había brindado, aquel hombre cuya partida, aún después de cinco años, dolía como si fuese el primer día.

    El fulgor de los ojos castaños de aquel hombre parecía tan vívido y abrasador, que su mirada se podía percibir, aunque se tratase solo de un pedazo de papel.

    Su sonrisa resplandecía victoriosa, y su brazo derecho se alzaba hacia el cielo sosteniendo un trofeo que refulgía como el oro. Su hombro, era el escaparate de un hermoso Pikachu que lucía tan feliz como su entrenador. Pero no solo su amarillo compañero figuraba en aquel momento de gloria. A su espalda, un grupo de fieros Pokémon formaban la amalgama ganadora que antaño lo habían coronado campeón de la región. Krookodile, Serperior, Infernape, Greninja y finalmente un indómito Charizard que soberbio lanzaba una potente llamarada al cielo. Todos ellos quedaron inmortalizados en aquel escenario de orgullo perpetuo, donde ni siquiera la muerte había mancillado la chispa de grandeza que de ellos emanaba.


    Brendam había sido atrapado y abstraído por la imagen de su padre. Sonrió, y de sus labios, casi involuntariamente, brotaron unas palabras: — No te defraudaré. — Dijo por lo bajo el muchacho, fiel a su manía de pensar en voz alta cuando se concentraba demasiado en algo.


    — Así que ya te vas. — Dijo su madre, haciéndole dar un respingo.


    Inmediatamente el entrenador juntó las manos, agachó la cabeza e hizo una reverencia en señal de respeto, arrepentido de haberla interrumpido.


    La mujer se incorporó, y su cabello ondeó por breves segundos impregnando el aire de aquella dulce fragancia tan característica.


    Él elevó el rostro y su mirada se clavó en la de ella.


    Brendam no solo había heredado la belleza y el color de cabello de su madre, también sus ojos eran idénticos, al menos a simple vista. Solo hacía falta mirar con detenimiento en los ojos de cada uno para darse cuenta que, ni por asomo podía compararse la inocente mirada del chico, con la hermosa y profunda melancolía que los ojos de su madre irradiaban. Era como si el alma detrás de aquellas hermosas ventanas estuviera astillada. Al ver en sus pupilas, Brendam no podía más que amarla profundamente. Sabía de su dolor con solo divagar unos segundos en su mirada.


    Fue ella quien apartó la vista primero para luego decir: — ¿Sabes que yo estoy totalmente en contra de que realices este viaje verdad? — Brendam asintió dolorosamente. — Pero también estoy consciente de que no puedo detenerte. Solo prométeme algo, cuando regreses, que sea en una sola pieza y respirando.


    Ella le miró con dureza y él no pudo más que responder con un sumiso “sí” que casi pareció perderse en el silencio de la casa.


    Quería decirle tantas cosas, pero no se atrevía. Deseaba gritarle que él sería más cuidadoso que su padre, que debían dejar atrás el pasado y continuar con sus vidas.


    Pero era difícil hacerlo, quizás porque en el fondo, él tampoco había superado lo de su padre. Quizá porque aun siendo un pequeño novato en la vida, había aprendido a muy corta edad que la muerte no era algo que se superara, que aquello era una mancha fea e indeleble que uno solo podía cubrir con la fuerza de voluntad de seguir viviendo a pesar de estar roto por dentro.


    Brendam lucía cabizbajo pensando en que su madre estaba arrepintiéndose de dejarlo ir. El alma le regresó al cuerpo al sentir los cálidos brazos de ella envolverle y estrujarlo contra su pecho.


    — Ve con cuidado y pon en alto el nombre de Pueblo Paleta. — Susurró la mujer al tiempo que se separaba de él y le brindaba una sincera y hermosa sonrisa. La confianza regresó al atribulado entrenador. La miró con decisión. — Así será — respondió.


    El muchacho cruzó el umbral con una mochila a sus espaldas. Dejó atrás a su madre y abrió la puerta hacia su nueva vida.


    Una refrescante brisa mañanera lo impregnó aún más de entusiasmo. El paisaje era hermoso, los Pidgey surcaban el cielo azul, y las montañas de Kanto despuntaban verdes e imponentes casi acariciando los rayos solares que pasaban cerca de ellas. El día parecía perfecto y aquello motivaba sobre manera a Brendam.


    Salió del patio de la casa y recogió del césped su amada bicicleta, una hermosa montañesa color cobalto que antaño sus padres le habían regalado. Respiró profundamente dispuesto a dar comienzo a su viaje. Echó una última y nostálgica mirada a su hogar reparando en un detalle que antes había omitido. Un bulto amarillo retozaba agazapado entre el verde césped. Era un Pikachu.


    — ¡Adiós! — gritó Brendam sacudiendo la mano. El Pokémon alzó levemente la cabeza y le miró con desgana, exhaló un suspiro cansado y volvió a su apremiante faena de dormir entre la hierba. — Sé que también lo extrañas — susurró Brendam, y acto seguido comenzó a pedalear hacia el laboratorio del Profesor Oak.


    2

    Brendam pedaleaba con determinación, y aunque la colina que debía franquear era empinada y escabrosa, su voluntad y emoción no le permitían desistir. Fue por eso que, al llegar a la cima, no pudo evitar esbozar una sonrisa. Había pasado su primer obstáculo.


    Echó un largo vistazo al panorama. Un enorme y esmeraldino bosque bordeaba el camino serpentino por el cual debía llegar al laboratorio. Luego de recuperar el aliento y tomar aire fresco, se dispuso a continuar con su recorrido.


    No se sabe si fue la peculiar belleza de aquel día, o la adrenalina de estar cada vez más cerca de su primer Pokémon, lo cierto es que una chispa de imprudente locura se apoderó de él.

    Tomó impulso, y con la sonrisa desplegada como un paracaídas, bajó la colina como un rayo.


    No tenía que hacer nada, tan solo posó suavemente sus pies sobre los pedales y dejó que la cadena se desenrollara. La sensación fue inigualable. Había momentos en los cuales la bicicleta se suspendía un par de centímetros del suelo, y aquello lo hacía sentir en las nubes. Por esa fracción de segundos él sentía que era el dueño del tiempo y el espacio.


    Estaba tan extasiado con el vértigo y la sensación de poder surcar los cielos con aquella bicicleta, que cerró los ojos por unos segundos.


    No había más que oscuridad y el salvaje silbido del viento taponeándole los oídos. Después de un breve lapso de tiempo, abrió los ojos, miró a los lados y se encontró con un abstracto paisaje de manchones verdes, marrones y destellos purpúreos. Cuando miró al frente, el laboratorio del profesor Oak ya se divisaba a escasos metros.


    Ya estaba cerca, casi podía distinguir los portones oscuros del complejo científico cuando de pronto… una sombra borrosa apareció frente a él.


    Como pudo, ladeó el manubrio de la bicicleta esquivando al entrometido caminante, pero su atrevida maniobra le costó caro. El movimiento había sido tan abrupto y brusco, que hizo a Brendam salir despedido a un lado del camino.


    El chico alzó la vista cediendo al impulso involuntario de descubrir la identidad del transeúnte al que casi arroya. Su sorpresa fue grande. Frente a él se encontraba una chica, y una muy linda. Ella parecía como en shock, y no era para menos, estuvo a punto de ser embestida por un loco ciclista endemoniado al que le gustaba lanzarse en desbandada por las colinas de Pueblo Paleta.


    Cuando ella por fin reaccionó y vio al imprudente ciclista enmarañado entre hojas y ramas secas y con la bicicleta de sombrero, se dirigió rápidamente hacia él. — ¿Te encuentras bien? — preguntó tímidamente.


    Brendam la observó por breves segundos olvidándose del dolor que le producían los raspones que se había propinado. Se fijó en sus particulares ojos color violeta, resguardados por unas gafas rosadas de montura ancha. También reparó en su exuberante cabello rubio, que pese a estar atado en una discreta cola de Ponyta, aún dejaba escapar alguno que otro mechón rebelde. La chica iba ataviada con una camiseta celeste, unos pantaloncillos deportivos negros, y zapatillas del mismo color de su playera. También llevaba un curioso bolso cruzado de color marrón, y un libro apresado entre sus manos con un título en letras grandes que decía: “La guía del novato.”


    — ¡Sí! Estoy bien — respondió él, desplegando una sonrisa de esas que valían un millón de Pokedolares. Se incorporó tan rápido como pudo, se sacudió la ropa, y acto seguido extendió la mano a su interlocutora. — Me llamo Brendam, lamento haberte asustado, creo que me dejé llevar por la emoción de la velocidad.


    Un leve rubor subió por las mejillas de la tímida muchacha al estrechar la mano del tosco novato. — Me… me llamo Luna — Trastabilló.


    Brendam recogió su bicicleta y la remolcó lentamente hacia la entrada del laboratorio.


    — Ha sido un gusto conocerte Luna, quisiera quedarme a conversar, pero tengo algo de prisa. Nuevamente discúlpame por el susto que te hice pasar. — Brendam sacudió su mano despidiéndose y sonriendo. Luna, aún un poco desconcertada le regresó el gesto, y solo cuando él le dio la espalda, ella se atrevió a devolverle la sonrisa.


    — La verdad yo también me dirijo…. — Exclamó la chica sin ser escuchada por él.


    3​


    El laboratorio era pequeño, rodeado de muchas computadoras y una máquina de tratamiento médico, similar a las que Brendam había visto en los centros Pokémon. Las paredes estaban cubiertas por enormes pizarras acrílicas, atiborradas de garabatos científicos únicamente entendibles para los eruditos que los habían escrito. En el centro de la habitación había una mesa enorme rodeada de gruesos libros de texto y altas torres de papeles y carpetas. Pero lo que llamó la atención del pequeño aspirante a entrenador, fueron las tres relucientes pokeballs que estaban casi ocultas entre el desordenado tumulto de cosas.


    Brendam las miró con ansia. Se acercó lentamente hasta estar frente a ellas. Alargó el brazo y tomó una. El corazón le palpitaba a mil, deseaba con todas sus fuerzas liberar a aquel Pokémon solo por la mera satisfacción de saber lo que se sentía. No podía esperar a los demás, necesitaba hacerlo en aquel momento.


    — No comas ansias muchacho — Exclamó una potente voz.


    Brendam dio un respingo que casi lo hizo soltar la esfera. Hizo malabares con ella, y cuando al fin la pudo retener en sus manos, volvió a ponerla en su lugar.


    — Yo solo estaba echando un vistazo — Dijo el chico tratando de disimular su travesura.


    El profesor Oak bajó lentamente las escaleras y miró inquisitivamente al entrenador. — Sigues siendo el mismo muchacho inquieto ¿verdad Brendam?


    — Supongo que hay cosas que no cambian profesor — Respondió el chico, llevándose las manos a la nuca y enseñando los dientes en una sonrisa forzada y nerviosa.


    Las facciones del científico se ablandaron. Movió con vanidad uno de sus mechones de cabello castaño y sonrió con un dejo de soberbia. — Se agradece que estés aquí temprano, porque tu papaíto era un poco vago. Gracias a Arceus que heredaste el sentido de la disciplina de tu madre. Se ve que tú si quieres empezar con pie derecho este viaje.


    Brendam sonrió con vergüenza. Conocía de sobra la historia sobre el primer viaje de su padre y el por qué había sido Pikachu su Pokémon inicial.


    — Ho...hola — Interrumpió suavemente una voz que a Brendam se le hizo familiar.


    Ambos voltearon hacia la entrada del laboratorio y vieron a la tímida chica de cabellos rubios y ojos violetas que minutos antes Brendam casi había arrollado con su bicicleta.


    — ¡Bienvenida! — Gritó con júbilo el profesor. — Tú debes ser Luna, tu padre me habló mucho de ti y me pidió que fuera yo quien hiciera entrega de tu inicial.


    — Sí, me disculpo por los inconvenientes, pero no podía estar en pueblo Lavanda para la fecha de entrega, así que, como estaba cerca de pueblo Paleta pues… decidí venir aquí profesor.


    El profesor agitó su mano derecha en señal de que no hacía falta dar explicaciones. — No te preocupes pequeña, solo debemos esperar al tercer entrenador, no debe tardar en llegar. Por mientras por qué no van conociéndose. — El profesor señaló a Brendam y este sonrió al ver a Luna.


    — Ya nos conocemos profesor. ¡Es genial que tú también inicies tu viaje hoy! ¿Ya sabes a que inicial escogerás? — Preguntó efusivamente el muchacho dirigiéndose a la chica.


    Luna bajó la mirada tímidamente y sus mejillas se volvieron a encender en rubor. Esbozó una sonrisita casi imperceptible.


    — Creo que… Bulbasaur sería una buena opción.


    El chico se llevó la mano izquierda al mentón y adoptó una pose de cavilación.


    — Mmm… Tomando en cuenta que el primer gimnasio, el de Ciudad Plateada es de tipo roca, y el segundo, el de ciudad Celeste es de tipo agua, definitivamente sí, Bulbasaur es la mejor opción para empezar el viaje.


    — ¡Verdad que sí! — Exclamó Luna con una efusividad impropia de su carácter.


    Por alguna extraña razón se sentía feliz de tener el apoyo de alguien más que no fuese de su familia. Los entrenadores de su natal Pueblo Lavanda eran despiadados y siempre se burlaban de ella, alegando que en las batallas Pokémon valía más el instinto que el cerebro, y que una comelibros como ella jamás llegaría a ser una entrenadora competente. Ahora, este chico recién aparecido parecía estarla tratando con la dignidad que merecía.


    Aún estaban conversando cuando un sonoro carraspeo los interrumpió. — Buenos días.


    Todos, incluido el profesor, dirigieron la mirada hacia la puerta. Un chico se encontraba ahí. Llevaba ropa bastante atlética. Una camiseta negra de tirantes, unos pantaloncillos cafés, zapatillas deportivas, guantes sin dedos, y en el lado izquierdo de la cadera le colgaba una bolsa mariconera de tamaño considerablemente grande. Llevaba el cabello castaño en puntas, y sobre aquel estrafalario peinados sobresalían unos brillantes googles.


    El chico dio un par de pasos al frente, ingresando por completo al laboratorio. Sonrió tenaz y amenazante mientras se frotaba con el dedo índice la nariz. — Mi nombre es Dylan y estoy aquí para iniciar mi viaje y convertirme en el más grande entrenador Pokémon del mundo.


    — Pero nadie le preguntó. — Susurró Brendam a Luna, tapándose los labios con la mano para que el mencionado no se diera cuenta.


    La chica lanzó una risita prudente llevándose la mano a la boca.


    Dylan entrecerró los ojos con malicia y se dirigió a Brendam: — Te he escuchado listillo. — alzó con furia el dedo índice y señaló al peli miel. — Tú serás el primero en caer, lo prometo. ¡Dime tu nombre!


    — Está loco — dijo Brendam por lo bajo.


    — ¡Qué dijiste! — Bramó el atleta.


    — Dije que me llamó Brendam. — Respondió el aludido sonriendo forzadamente.


    El profesor, al notar que aquello podía salirse de control, intervino: — ¡Bien, bien! Vamos a calmarnos, y ya que estamos todos, demos inicio al protocolo de entrega.


    Los tres novatos siguieron con la vista al profesor mientras este se dirigía a la mesa donde se encontraban las Pokéballs. El científico tomó la bandeja con las tres esferas. Tomó una entre sus dedos y jugueteó con ella antes de empezar su discurso.


    — Mi nombre es Gary Oak, pero muchos me conocen como el profesor Pokémon. Hoy, ustedes tres iniciarán un camino espléndido lleno de aventuras. Esto no se trata únicamente de alcanzar fama y grandeza. En este viaje ustedes deben luchar por encontrarse a sí mismos. Este viaje les ayudará a forjar lo que de verdad quieren ser. Llegarán momentos de felicidad, así como también llegarán momentos de desdicha, pero todo habrá valido la pena si al final del camino ustedes logran convertirse en personas plenas y con una visión clara del futuro.


    El laboratorio estaba en silencio, solo se escuchaban los diluidos ecos de la voz del profesor. Los tres chicos lo miraban extasiados, cautivados y expectantes.


    — Ahora elijan sabiamente — Musitó el profesor. Abrió la primera de las tres Pokeball. Un destello diáfano emergió de ella tomando una forma cuadrúpeda. El Pokémon se materializó y finalmente los novatos tuvieron frente a ellos a un hermoso Bulbasaur.


    La creatura tenía una reluciente piel verdosa salpicada por varias manchas de un verde más oscuro. Sobre su espalda se alzaba una gran semilla en donde el tipo hierba conservaba los nutrientes ideales para su desarrollo. — Este es Bulbasaur — añadió el profesor. — Es el inicial tipo hierba de Kanto, y uno de los Pokémon más dóciles de manejar. Ideal para entrenadores que no deseen, en primera instancia, batallar mucho con el entrenamiento y la crianza de este pequeño.


    ¡Es hermoso! — Chilló Luna, emocionada. La pequeña había soñado toda su vida con obtener al pequeño truhan verde. El Pokémon pareció detectar la emoción de la futura entrenadora y lanzó un animoso saludo. — ¡Saur, Saur, Bulbasaur!


    — Parece que le agradas — Añadió Brendam. Los chisporroteantes ojos rojos del tipo hierba parecían confirmar aquella declaración.


    El profesor abrió la segunda Pokeball, y nuevamente el rayo de energía que emanó de ella adquirió la forma de un simpático Pokémon azul. La pequeña tortuga acorazada sonrió con chulería, cruzó los brazos sobre su pecho y lanzó un sonido carrasposo a manera de saludo.


    Brendam y Dylan se abalanzaron con emoción sobre el Pokémon de agua, y casi al unísono exclamaron: — ¡Genial!


    — Este es Squirtle, el Pokémon inicial acuático en la región de Kanto. — Añadió el profesor. — Ideal para entrenadores amantes de los retos. No es tan dócil como Bulbasaur, pero con el tiempo se puede llegar a formar grandes lazos de amistad con él. Como dato curioso, Squirtle fue mi inicial cuando, como ustedes, yo inicié mi viaje.


    Los dos varones se estremecieron de emoción al escuchar aquellas palabras. Ahora más que nunca ambos deseaban al tipo agua en su equipo.


    Sin perder el tiempo Gary abrió la tercer y última Pokeball. De ella emergió Charmander el inicial de tipo fuego. El pequeño lagarto tenía escamas de un anaranjado tan brillante como las brasas de una hoguera. Cuatro pequeños colmillitos se asomaban bajo su boca y una chisporroteante llama flameaba en la punta de su cola.


    A diferencia de los otros dos Pokémon, Charmander no parecía muy animado. El tipo fuego permanecía sentado con los ojos cerrados, y a simple vista bastante desinteresado de su entorno.

    Charmander bostezó, y el aire cálido exhalado se transformó en débiles ascuas que se diluyeron en el viento casi al mismo instante de aparecer.


    Él es Charmander, el inicial tipo fuego de nuestra región. — Dijo el profesor acuclillándose para acariciar al pequeño. — A diferencia de los dos iniciales anteriores, este pequeñín es un poco más complicado de domar. Debido a su naturaleza de tipo fuego los Charmander y sus postreras evoluciones suelen ser bastante rebeldes y salvajes, eso sí, cuando el entrenador logra el total control sobre esta monada, den por sentado que se habrá hecho de un aliado muy poderoso para su equipo.


    Los tres novatos le observaron con curiosidad, pero el Pokémon ni se inmutó.


    — No lo sé. Parece algo… perezoso. — Dijo Dylan frunciendo el ceño con desagrado.


    El profesor tomó entre sus brazos a Charmander y este hundió el rostro en la bata del científico.


    — Este pequeño es bastante especial en realidad. — Añadió Gary. — Nació con una curiosa condición en sus ojos, algo muy parecido a una ceguera. — Luna y Brendam reaccionaron conmocionados. — Pobrecillo. — Musitó la rubia.

    — Pero curiosamente — continuó el profesor — Él no solo posee un leve desarrollo en sus demás sentidos. Por alguna extraña razón, llámenlo un milagro genético o supervivencia innata, este Charmander posee una especie de ecolocalización intermitente. Me lo enviaron para estudiarlo, pero nunca pude averiguar a qué se debe esa extraña variación en su genoma.


    Y por primera vez en el día, Brendam guardó silencio. Meditó un rato sin apartar la vista del pequeño. — Ecolocalización intermitente — musitó el oriundo de Pueblo Paleta, repitiendo dos veces más aquel extraño término, pensando en voz alta como solía hacer casi siempre que algo le interesaba. — ¿Que es la ecolocalización intermitente?


    El profesor sonrió. Le gustaba que le hiciesen esa clase de preguntas. —Como bien sabrán, los Zubat carecen de ojos y utilizan pequeñas ondas de sonido que regresan hacia ellos si hay algún obstáculo, lo que les permite medir la distancia entre la señal emitida y la recibida, así, al volar evitan estamparse en las rocas o árboles. De esa misma manera este Charmander puede, de alguna forma, decodificar su entorno en base a los sonidos que escucha. Aunque la diferencia entre él y los Zubat es que este pequeño la mayoría del tiempo no puede usar esta habilidad. Por eso le llamo ecolocalización intermitente. Quién sabe por qué no funciona siempre, quizá en un futuro hasta llegue a perder esta peculiaridad, sería una verdadera lástima.


    ¿Quiere decir que la mayoría del tiempo Charmander es ciego? — Preguntó Dylan.


    Técnicamente sí. — Respondió con desánimo Gary. — En fin, una vez hecha las presentaciones pertinentes pueden elegir al inicial que prefieran.


    — Eso significa que uno de nosotros se llevará al pequeño Charmander ¿Eso no sería peligroso? — comentó la chica.


    El profesor sonrió. La verdad era que solo le gustaba mostrar a aquel pokémon por su particularidad, ya que de vez en cuando, algunos novatos tenían la suerte de verlo en acción. Aquel no había sido el caso.


    — No te preocupes Luna, tengo otros Charmander que pueden llevarse sin ningún problema.


    En el instante que el profesor dejó de hablar, Dylan dio un paso al frente. — ¿Puedo elegir primero? — El profesor asintió.


    El impulsivo entrenador observó meditabundo a los tres Pokémon que tenía frente a él. Luego de un corto tiempo de pensarlo, por fin avanzó. Tomó entre sus brazos al tipo hierba y sonrió con emoción. — Creo que tú serás el elegido.


    El corazón de Luna se estrujó dentro de su pecho. Apretó con fuerza los labios, y si hubiese sido una chica más decidida, quizá le hubiese gritado que alejara sus sucias manos de su inicial. Pero ella no era así, ella estaba acostumbrada a guardar silencio y aceptar cualquier sucesión de actos, por muy dolorosos que estos fueran para ella.


    — Claro que sí, supuse que escogerías a ese. — Dijo Brendam empleando un tono de voz malicioso y retador.


    Dylan giró y le dirigió una mirada furiosa al de Pueblo Paleta. — ¿A qué viene eso listillo?


    — Es lógico que buscas el camino fácil al elegir a Bulbasaur. Creí que eras un tipo duro.


    Luna miró a Brendam casi boquiabierta. Para el profesor tampoco pasó desapercibido aquel gesto, y sonrió con astucia ante el intento del peli miel por impedir que Dylan se llevara al tipo hierba.


    — Yo soy un tipo duro — Bufó Dylan al tiempo que ponía de nuevo a Bulbasaur en el suelo. — He pensado mejor mi decisión, tú serás el elegido. — Y finalmente, para el alivio de Luna, el chico tomó a Squirtle como su inicial.


    — ¡Bien, Felicidades Dylan! Has elegido a tu primer Pokémon. — Dijo con algarabía el profesor. — Que pase el siguiente.


    Brendam extendió el brazo cediéndole el paso a Luna, esta pasó junto a él, y dejando de lado la timidez, y aun con la cara roja como un sol, le sonrió. — Gracias. — exclamó la rubia en un suspiro que Brendam casi no pudo escuchar.


    La chica no perdió el tiempo y sin mucho protocolo cogió a Bulbasaur. Solo ahí fue cuando Dylan se dio cuenta de la treta tan infantil en la que había caído, detestó aún más al peli miel.


    El profesor repitió su felicitación, y como no habría sorpresas en la próxima elección, se dispuso a guardar a Charmander en su Pokeball, hasta que Brendam intervino.


    — Yo quiero a ese Charmander. — Todos le observaron intrigados.


    — ¡Imposible! — Respondió el profesor. — Este pequeño debe quedarse en el laboratorio por su bien y por el tuyo. No puedes andar por ahí en la hierba con un pokémon tan vulnerable, el no podrá defenderte si un pokémon salvaje ataca, y tu madre me mataría si te llegara a pasar algo.


    — ¡Vamos profesor! Usted mismo lo ha dicho, quizá con el tiempo esa habilidad tan peculiar que tiene Charmander se desvanezca. Usted y yo sabemos que eso sucederá debido a la falta de práctica. Este pequeñín lo que realmente necesita para desarrollarse es viajar y entrenar.


    El profesor se detuvo y meditó por unos segundos, la idea del pequeño entrenador no parecía tan descabellada, quizá tenía razón, quizá lo que Charmander necesitaba era desarrollarse como un pokémon normal. Además, no podía perder la oportunidad de encontrar el origen de aquella extraña condición. Si antaño su abuelo utilizaba los viajes de los novatos para obtener información valiosa, aquella no podía ser la excepción.


    — Te dejaré llevarte a este Charmander con dos condiciones. — El novato lo miró esperanzado y a la expectativa. La primera, trata de llegar intacto a la ruta uno, y la segunda, una vez ahí, busca el centro de refugio para pokémon, la profesora Alana te atenderá, cuando llegues ella ya sabrá que hacer.


    Brendam asintió casi sin escuchar, y con la desesperación de un niño frente a un regalo, tomó entre sus brazos al pequeño Charmander. — Hola pequeñín, ya verás lo magnífico que será viajar por todo el mundo. El pokémon se hundió tímidamente en la chamarra de su nuevo entrenador y con gusto se acopló a la calidez de su pecho.


    — ¡Bien novatos, una vez elegidos sus iniciales pasaré a hacerles entrega de sus Pokedex!


    Un barullo de emoción se escuchó de fondo. Fue entonces que el profesor tomó un portafolio metálico del desordenado escritorio. El maletín se abrió con un sonoro “click” y en el interior, sobre una elegante tela de terciopelo, había tres dispositivos de color rojo con una forma ovalada muy parecida al antiguo Dexnav de la corporación Devon de Hoenn. En el centro de cada uno de los pokedex había un botón que al presionarse desplegaba un menú holográfico con la información de todas las especies de Pokémon en las distintas regiones, y de cada ciudad, rutas y edificios de importancia.


    El profesor tomo uno, presionó el botón, y enseguida una luz azulada con una forma cónica invertida emergió del aparato. De inmediato, una voz robótica salió del pokedex: — Bienvenido entrenador, soy Dexter, tu unidad de apoyo durante este viaje, espero poder ayudarte y ser un guía ideal.


    Todos murmuraron con asombro, y después de asimilar la emoción cada uno tomó su respectivo pokedex. El profesor también hizo entrega de seis Pokeballs a cada uno. Y así, los tres novatos estuvieron listos para iniciar su gran aventura.


    El primero en salir fue Dylan. Lanzó una mirada retadora a Brendam como advirtiendo que tenían una deuda pendiente, para después perderse en el rectángulo luminoso que fungía como puerta.


    La siguiente en partir fue Luna. La dulce rubia hurgó en su bolso. Sacó una poción y extendió su brazo para brindársela a Brendam. Él tomó el artefacto, y extrañado por el gesto preguntó: — ¿Qué es esto?—


    Luna respondió sin mirarle. — Esto es en agradecimiento por lo que has hecho con Bulbasaur. Es una poción y restaurará un poco la salud de tu pokémon, quizá Charmander lo necesite en un futuro.


    El de Pueblo Paleta sonrió con ternura. — No tenías que molestarte Luna. Pero muchas gracias.


    La niña sonrió y acto seguido corrió con emoción hasta la puerta. Giró por un segundo y observando a Brendam de espaldas, dijo en voz baja: — Espero volverte a ver.


    Por fin Brendam y el profesor estaban solos, el chico había estado esperando aquella oportunidad desde que puso un pie en aquel lugar. Miró a Gary con seriedad y este lo miro desconcertado.


    — ¿Sucede algo?


    — Bueno, en realidad quería preguntarle algo, es sobre mi padre.


    Aquellas palabras retumbaron en el corazón del profesor, sabía que aquella conversación tenía que ver con el incidente de Ciudad Verde hace cinco años. La ansiedad le cerró la garganta como si un Kingler se la hubiera atenazado.


    — Hablaremos — Dijo, con los nervios recorriéndole la espalda.
     
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    Asael Martinez

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    Hola. Acabo de leer el capitulo 1 (El prólogo ya lo había leido) y ya es hora de comentar.

    En ortografia no tengo quejas, no vi ningún error, es más... hay palabras que no conozco ._O así que en ese aspecto no tengo nada que decir.

    Narracion y diálogos... Los estas manejando muy bien, de maravilla diría yo, es muy fluido y los párrafos tienen las palabras necesarias, ni muchas ni pocas. Y los diálogos son cortos pero muy entendibles y hace que me sienta que estoy proyectando la historia en un anime y curiosamente parece como un capítulo de pokemon.

    Ahora hablando del Fic en si... Bien tengo sentimientos encontrados, el prólogo estuvo lleno de "Accion" pues hay muerte y destrucción junto con Policías y secuases del Equipo Rocket. Esto según veo más adelante, paso hace 5 años. Ciudad verde fue destruida por el equipo Rocket y el estadio de la Liga pokemon también, al igual... que.... el campeón.

    ...

    En este punto yo ya tenía una idea de quien era ese campeón pero no quise llegar a conclusiones tan rápido.

    Capitulo 1: Ahora empecemos con el tan ansiado volumen 1 xD.

    Brendam un niño de 10 años quiere hacer su viaje pokemon, su madre que es... SERENA después de todo lo que pasó, ella está dispuesta a dejar a su hijo viajar, tiene un gran dolor por haber perdido a su amor en aquel cruel ataque de hace 5 años. Su hijo por lo visto lo a querido cuidar muy bien desde entonces pero si le deja libertad y eso la convierte en una buena madre.

    Brendam siento que no está muy dolido por la muerte de su padre, no siento que este tan triste, puede ser porque como lo mencionas el tubo que madurar muy rápido, en ocaciones es un adulto de 10 años pero en el fondo es un niño. Otra razón por la que no se siente tan adolorido es por su temprana edad, a los 5 años puede que su memoria fuera mínima y que con el paso del tiempo fue asimilando que ya no tenía padre.

    Mucha madurez, es lo único que se me ocurre y pues... después me doy cuenta que en el fondo si lo aprecia, más que nada por admirar mucho los logros de su padre, todo lo que hizo, como lo hizo y finalmente el entusiasmo que tiene por ser mejor que Ash Ketchum.

    No cupo la duda cuando describiste la foto del legendario entrenador del Pikachu, mi unica duda es... ¿En verdad está muerto? Sería un desgracia pero así es la vida y no me sorprendería si la respuesta es NO está vivo.

    Pikachu, quise llorar o bueno no exagero xD si me sentí muy triste por el, si que debe extrañarlo... Su mejor amigo, su hermano...

    Esto en un universo alterno pudo haber sido un momento tan feliz, Ash y Serena, una familia feliz. Pero lamentablemente no todo es arcoíris y cosas bonitas.

    Espero nada más que brendam en esos 5 años allá sido muy feliz y también Serena que no se tampoco se a rendido.

    El profesor Oak, cuando llegaron los 3 entrenadores pensé... debe ser muy viejo Oak y luego... Otra vez sentí tristeza pues en realidad es Gary quien ahora está en el labor de su abuelo lo que me hace dudar SI está vivo o muerto.

    A la vez mi tristeza mezcló con felicidad pues Gary me cae muy bien y que haya terminado como profesor pokemon me agrada, se convirtió en todo un adulto y eso hace que me sienta bien por el.

    Brendam es muy inteligente y muy curioso convinado con los genes de Ash lo convierten en un chico astuto y algo juguetón. Así se la jugo muy bien Dylan que tiene su temperamento como principal reacción.

    Luna, espero muchas cosas de ella, es tímida pero se ve un gran potencial de sabiduría y sin esa timidez puede ser una niña muy muy lista y por que no, madura.

    En general el fic me llamo mucho la atención, quiero saber más de lo que pasó hace 5 años, pues el prólogo deja mucho a la imaginación y da a entender que el caso continua. Giovanni no es alguien fácil de vencer, veamos como sigue esto.

    Lo que más quiero saber es sobre el pasado, si me interesa brendam y su aventura pero me gana más lo anterior. Bueno eso en general es todo. Me agradó mucho si quieres una calificación sería 10/10 no tengo pelos en la lengua para dar un punto menos xD esta iniciando muy bien tu historia, te felicito :D

    Salu2!!!
     
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    Plushy

    Plushy PokéWriter Usuario VIP Comentarista destacado

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    >ser yo
    >empezar a leer
    >locker
    >OMG
    >Team Rocket
    >OMFG!!!
    >NO MAMEN MATARON AL CAMPEÓN
    >AAAAAAAAAAAAAAAAA
    >Plotwist: La historia no ocurre en los juegos, sino en el anime
    >AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
    >GARY MOTHERFUCKING OAK
    >Pokémon con discapacidad porque a veces sí soy bien tumblr
    >EXPLOTA

    Me he fangirleado un montón y de verdad no querías publicar esta historia? sahsgasgaghsajsgahsas .Por un elemento del cap 1 me puedo suponer la razón pero caray, no, aquí no es cosa de un personaje o un shipping sino lo que se haga con él y vaya que has sabido como tomar elementos para darles un aire bastante fresco.

    Como dije, al inicio pensé que la historia iba a correr en los juegos por aquello de que Archer no tiene apariciones en el anime y cuando se revela que el campeón posiblemente estaba muerto ni por asomo se me ocurrió pensar en otro personaje que no fuese Red. La escena del interrogatorio es muy buena porque es seria y más o menos cruda pero sin caer en una auténtica tortura, le sentí vibras de la escena del interrogatorio del Joker D: (bien, ahora imaginaré a Locker hablando como Batman). Y bueno, se nota que hay chicha y misterio ahí respecto a lo que hizo Giovanni y que tendrá repercusiones futuras.

    Ahora en el cap 1.... HOLY SHIT!!! APENAS ESTA ARRANCANDO ESTO Y YA HAY PLOTWIST!!!

    Uff normal que la mamá que no diré quien es, guiño, guiño, no quiera realmente que el hijo salga de viaje y perder todo lo que le queda del marido pero acepta que al igual que el impeutoso de su esposo no le puede cortar las alas y le toca crecer mediante el viaje. La dinámica con la chica fue linda y fue una buena idea la jugarreta para que pudiese tener al Bulbasaur, y el otro chico será el nuevo Gary. Por cierto, por las descripciones no he pillado nada, me pregunto si alguno también será por ahí un hijo de conocidos o simplemente son OCs. Y ayyy lo del charmander <3 no sé, tengo alguna manía así por los pokémon con algún problemita, quizá porque estamos muy acostumbrados a la idea de que el pokémon es quien debe ser grandote y fuerte para defender a una inocente criatura de diez años, pero hacer que el niño sea el protector... no sé, me parece un concepto muy lindo y me da mucha curiosidad el cómo se va a desarrollar el lazo de esos dos y los potenciales peligros que se van a dar.

    La verdad es que me quedan bastante ancias por seguir leyendo la historia.
     
    Última edición: 24 Septiembre 2018
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    Velvet

    Velvet Entusiasta

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    No me preguntes a que vino eso. Estaba aburrida y me puse a hacer reviews y al parecer el tuyo estaba arriba del todo y una cosa lleva a la otra y PARA NADA ESTOY ALARGANDO ESTO POR LAS MONEDITAS, como puede ser eso.

    Siempre llega un momento en la vida de todo trashy fanficker en el cual decimos: “esta idea para mi primera historia era buenísima pero era un inútil escribiendo. Vamos a revisitarla.

    Y generalmente termina con “meh, ahora me acuerdo por que la deje”, y queda como el robot que le pide a Homer/o (como tengas ganas de llamarlo) que le de piernas. En el rincón del garaje bien escondidito.

    Bueno, quizás la analogía no encaja completamente. Pero me entendés. Yo también entiendo esas ganas de reescribir algo viejo y que alguien lo lea siempre es lindo para seguir escribiendo Y sí, toda la perorata son para conseguir mas monedas.

    Nah mentira.

    O puede que si.

    Vamos al punto. Arrancamos con un Looker medio badass en un escenario de policías y detectives violentos que aparecen en las películas, pegándole a los delincuentes y diciéndole las basuras que son para que APARENTEMENTE hablen. Y por alguna extraña razón lo hacen, en lugar de llamar un abogado para que echen al detective a la mierda por el uso de la violencia física en un interrogatorio. Pero es parte de la fantasía, supongo.

    La escena arranca fresca, como la trama de un capítulo de Scooby Doo y los misterios SA o como se llame, con los reclutas “en trance”. Tambien me encanta el “dame una declaración en la que admitas culpabilidad y te “P R O M E T O” reducir la sentencia. En fin. Archer le cuenta todo como el buen tipo, buena gente que es… pero no era el malo?

    AAAAA EL CAPITULO UNO TIENE EL DOBLE DE LARGO KILL ME

    Nah mentira de vuelta. Es BrendaN. Con N de normie.

    Ah no. Este es otro personaje. No me preguntes por qué se llama exactamente igual que el pibito de Ruby pero con una letra cambiada… esas cosas no se preguntan.

    Y arrancamos con el viejo cliché de “hoy es mi día, cumplo diez años, que vengan toas las nenas que me vengo a coger al mundo…” Pará. Eso quedó raro. A lo que voy es que efectivamente se nota que era tu primera historia. Todo el mundo en algún momento arranco con su versión del “inicio del viaje pokemon pero con un personaje original que NO SOY YO EH?”

    Creeme. Todos lo hicimos. También hicimos al super Ash con su dream team. Dejame adivinar, la madre es Serena. Es más, déjame releer un poquito.

    “Enmarañados cabellos color miel”

    “Había heredado el color de cabello de su madre”

    YEP. Ahora entiendo el titulo de la historia.

    Pero no entiendo como es que el Profesor Oak no tiene una cana. Los tintes para el pelo en Kanto deben de ser muy buenos. Y la tal Luna quien es, la hija de Gary? Nah, no puede ser, el viejo reconocería a su… bisnieta.

    CUANTOS AÑOS TIENE EL VIEJO ESTE DIOS MIO.

    Tres párrafos más tarde…

    OH MAI GA NO ES EL VIEJO, ES EL NIETO. 10/10 WOULD PLOT TWIST AGAIN

    Otra cosa, el shipping en el capítulo 1 no es el mejor comienzo de todos.

    Sí, que era tu primera historia. Pero intentá que el único personaje femenino no este ahí para ser el interés romántico del protagonista como TODOS LOS FUCKING FICS EVER.

    El Charmander ciego es un buen agregado. Lo malo… hay cierto cómic del que soy re fan en el cual el protagonista tiene… cierto Cyndaquil de nombre “Bazooka”… también ciego.

    La coincidencia es demasiado exacta.

    Pero el tema del lío en Ciudad Verde me parece muy interesante.

    A ver si puedo llevar esta historia al día!
     
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    Ese Charmander se ve tan kawaii que es imposible no amarlo.

    Si soy absolutamente sincero, la verdad es que hace mucho que no leo un fic donde Ash sea el protagonista o que esté involucrado de alguna forma, tantos fics de harem involucrando al personaje o poniéndolo como un don juan o bien un elegido místico todopoderoso que se las arregla a hostias porque sí y con solo su mirada todo el mundo se pone a sus pies, como que después de tantos trabajos así uno le tiene un poquito de tirria al personaje, y ya casi cualquier mención del "mostaza" es para preguntarse como "oh.. really?" al menos en mi caso.

    En esta ocasión, no se nos presenta a Ash directamente, sino a su hijo, a quién tuvo con Serena. Sin embargo, no nos desligamos completamente del inmortal, sino que la trama se va construyendo poco a poco a raíz de su muerte cinco años antes de los acontecimientos de la historia y quién toma la batuta es su hijo para ir desemarallando ese misterio que rodea a ese ataque tan sorpresivo a Ciudad Verde.

    La verdad después de ver tanto fic de Ash así al ahí se va, me gusta el aire fresco que se le da con la nueva generación. También me gusta ese hecho de que aunque Serena se quedó con el prota, no se quedó como un mero saco de cemento/esposa trofeo, sino que se nota la madurez con respecto a cuando viajó al lado del mostaza en Kalos, más centrada, madura y con los pies bien firmes en la tierra, mucho más estable emocionalmente a pesar de haber vivido esa tragedia. Y tampoco es la mega celebridad (onda, que siempre la ponen como la Reina de Kalos).

    Lo único que podría decir que medio me descolocó es la actitud de Archer a todo lo sucedido y lo rápido que soltó la sopa; casi siempre se muestra a los ejecutivos de alto rango de forma fría, cínica, deshumanizada y bastante desconectados con sus emociones, por lo que verlo descolocado y hasta preocupado por su vida me sacó de onda, cuando después de tantos años siendo la mano derecha de Giovanni no se le haya pegado algo o tratado de jugar más tiempo con Looker, y sobre todo que se rindiera tan fácil a las amenazas, es uno de los ejecutivos mas importantes, si quiere hace uno de esos ataques en menor escala pero completamente consciente xD.

    But el trance es interesante debo admitir, aunque no es como si Gio lo necesitara en primera instancia para ordenarle a la mayoria de sus efectivos hacer un ataque sin escrúpulos y matar a media población en el proceso.

    ---------
    Encaminado un poco otra vez, aparte del prota quién mas me gustó fue Dylan a pesar de tener ese aire de chico chulo que va por ahí tirando hostias a lo random, Luna no está mal y espero que tenga más desarrollo que ser ship o algo así, será interesante ver su crecimiento.

    En fin, nos vemos en el próximo cap Alli a ver si no me me tardo 84 años en comentar como siempre. ​
     
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    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Okey, luego de mucho demorar, aquí te paso a comentar :V. Aunque quizás lo que te diga termine siendo redundante, puesto que la Plushy se me adelantó xD.

    Nah, no era tan mala... hubo aspectos que no me gustaron y dejé un rant casi kilométrico por ello, pero en líneas generales era un buen comienzo xD... y un concepto muy bonito, con ideas que no casi nunca he visto expuestas, como la del Charmander ciego.

    Pasando rápidamente a ese punto, ahora el Charmander tiene Ecolocalización Intermitente... wow. Ahora es como la cruza entre un Charmander y un Zubat, jaja :V... aunque no de forma perfecta, claro. Es un buen objeto de estudio, sí... pero de todas maneras, Brendam hizo bien en querer sacarlo del laboratorio y entrenarlo. Seguro se harán más estudios al respecto... y tengo ansias por saber qué le deparará a ese lagarto.

    El prólogo añadido fue un acierto rotundo. La descripción del atentado está muy bien hecha, y Looker se vio muy a flor de piel con todo esto, en especial con la historia del oficial Dokerthy... ;_;. Debe ser horrible perder a un ser querido en un atentado así, en un sitio que se supone es para disfrutar. Uffff... como sea, ¡Este es el Looker que me gusta ver! ¡Que nada lo detenga con tal de resolver un caso y mandar a la verdolaga a toda la organización Rocket!

    Y claro, se ahonda mucho más en lo que siente Serena luego de haber perdido a su amado esposo en ese atentado. Por lo visto, los Pokémon sobrevivieron, o cuando menos Pikachu lo hizo... aunque el pobre desearía estar muerto, al parecer... pobre criatura uwu. Sigo sintiendo mucha penita por la ratita con hepatitis...

    Las adiciones de una chica extra que planea ser entrenadora y un rival increíblemente impulsivo también son aciertos. Fue una buena jugarreta la que hizo Brendam para que Dylan cambiase de opinión y dejase el Bulbasaur para Luna. Hubiera sido trágico que ella se quedara sin su inicial favorito... ¡Oye, Dylan! ¿Que acaso nunca te enseñaron que "las damas van primero"? >:V

    Y claro, ahora se viene la versión de los hechos por parte de Gary... vamos a ver cómo se lo toma Brendam.

    Por último, un nitpicking...

    ¿Recuerdas lo que te dije sobre el equipo Pokémon que usó Ash para ganar el campeonato en la versión anterior? Pues vaya cagada... te recomendé que cambiaras a tres, pero cambiaste precisamente al único que no quería que cambiaras ¬¬. No tengo nada contra Serperior, ¡Pero no tenías que quitar a Sceptile! Ah, pero al Greninja sí lo dejas ahí... y al pendejo de Infernape también (por si me dices que "no querías repetir tipos"... porque Charizard sigue figurando, también) ¬¬. Típico...

    -suspiro-

    Bueeeeno, ahora a esperar lo que se venga :P
     
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    Allister

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    Y bien prometí que iba haber capítulo nuevo cada dos sábados y yo procuro cumplir mis promesas así que aquí les dejo el cap 2.1 Tuve que dividir este en dos partes por un par de razones. La primera: es super extenso y no quería hacer que la lectura fuera pesada. Y segundo : no me quedó chance de continuar con la otra parte. Escribir batallas es algo que no se me da muy bien, es por eso que esta parte del capítulo me llevó más tiempo de lo esperado procurando que los combates quedaran más o menos decentes. Bueno los dejo con el capítulo 2.1 saludos.


    Capítulo 2.1:

    Confesiones.​


    1​


    La última vez que hablé con él fue antes de la final de aquel año. Lucía sosegado y taciturno, con la mente en todo menos en la batalla. Me rompió el alma notar en su cara que ya muy poco quedaba de aquel niño enérgico y amante de las batallas Pokémon. El novato perdedor, pero con espíritu, se había transformado en un campeón insípido cuyo fuego se extinguía poco a poco.


    Estaba sentado en su camerino, a la espera del retador y jugueteando con una Pokeball entre sus dedos y acariciando con la mano libre a Pikachu. La emoción de cada nuevo reto se había esfumado, ahora estaba tan acostumbrado a batallar, que ni siquiera la euforia y pasión que las graderías emitían al vitorearlo lo hacían estremecer como antaño.


    Pareció sorprenderse al verme. Me sonrió con una inmensa tristeza que nunca hubiese creído posible ver en su cara.


    — Ellos están aquí. — Musité. Tratando de sonreír. No pude, y una mueca desastrosa se encajó en mi rostro.


    — Ella no querrá verme. — Respondió adolorido.


    Pensé en que quizás tendría razón, la última vez, Serena estaba muy enfadada. Recapacité y entonces intuí que, si ella no hubiese querido saber nada de él, lo más sensato hubiera sido mandar al niño conmigo. Pero no, ella estaba ahí, para bien o para mal, y yo, conociendo a este par como los conocía, sabía que se amaban con locura y que aquella nefasta “palabra” que se planteó como solución a los problemas, no era más que una absurda amenaza por parte de ella.


    — Deberías intentarlo. Siempre has sido malo para entender a las mujeres, ella no hubiese venido hasta aquí si no quisiera arreglar las cosas contigo. — Suspiró con resignación.


    — El que no comprende eres tú Gary. Serena no se habría planteado el divorcio si de verdad no estuviera convencida de hacerlo. Y francamente no la culpo. Llevo dos meses sin poder llegar a casa. ¿Sabes cuánto ha crecido mi hijo desde entonces? ¿Cuántas palabras nuevas habrá aprendido? Lo que más me aterroriza es pensar que, con cada día que pasa, él se irá olvidando de mí. Y Serena, esta no es la vida que quería para nosotros, realmente quisiera estar con ella, darle el tiempo que merece.


    Lo miré con compasión, me senté a su lado y le palmeé el hombro con camaradería. — Si de verdad quieres recuperar a tu familia, deberías dejar de lado tu orgullo como campeón y… bueno, tú sabes lo que tienes que hacer.


    Los altavoces del estadio anunciaron al retador, y aquel fue el primer llamado para que se preparara. Caminó con lentitud hacia la arena y Pikachu hizo lo propio siguiéndole. — Gracias Gary. — Fueron las últimas palabras que escuché de su boca. Luego, se perdió en el umbral del camerino, como una difusa sombra que se diluye lentamente frente a la luz.


    2​


    Yo apenas y llegaba al asiento que compartía en el estadio con la familia Ketchum, cuando el retador lanzó una Ultraball al aire, y un fiero Skarmory emergió de ella. El pequeño Brendam lanzó un sonoro ¡wow! cuando lo vio surcar los cielos enérgicamente.



    — ¿Y bien? — Preguntó Serena. ¿Ha dicho algo el señor campeón?


    Yo sonreí al ver su actitud de fingida molestia. En el fondo sabía que ella estaba ansiosa.


    En el campo, Pikachu saltó al ruedo y el pequeño vástago del campeón bramó con entusiasmo: — ¡Es el Pikachu de papá!


    Me acomodé en el palco guardando silencio, haciéndome del rogar. Les mentiría si les dijera que no disfrutaba verla tratando de disfrazar su ansiedad. Sentí un leve puñetazo en el brazo y entonces, por fin la miré y le contesté: — Ha dicho que te mostrará su respuesta en el combate, ahora por favor no me distraigas.


    Mentí como un maldito en esa ocasión, y confiaba en que el tontorrón de Ash hubiera entendido mi mensaje.


    Ella se acomodó nuevamente en el asiento y sonrió satisfecha.


    En el campo, Skarmory se sacudió, y de su cuerpo plateado saltaron varios pedruscos filosos que se dispersaron por toda la arena. Pikachu miró en derredor confundido, pero el rostro de Ash ni se inmutó.


    — Usa trueno — Ordenó con seguridad. El tipo eléctrico adoptó una posé de batalla y sus mofletes rojos emitieron unas chispas amenazantes. El cielo se nubló, y de una nube oscura y tormentosa, emergieron varios rayos que se cernieron con violencia sobre el estadio. Los más tímidos se cubrieron los ojos con las manos. Brendam por su parte miraba extasiado aquella danza eléctrica que perseguía a Skarmory.


    El tipo acero planeó sobre el campo, tratando de esquivar el ataque, pero uno de los rayos dio de lleno en sus alas.


    Skarmory cayó abruptamente sobre el suelo, y aunque su naturaleza voladora le había supuesto una gran desventaja ante el Pikachu de Ash, sus poderosas defensas lo mantuvieron aún en la batalla. El Pokémon volador graznó con furia, y su entrenador ordenó usar pájaro osado.


    Apenas Skarmory trató de elevarse, fue víctima del entumecimiento provocado por el ataque eléctrico. Estaba paralizado.


    Con las facciones serias, el campeón indicó a su pokémon que diera la estocada final. — Usa tacleada de voltios. — Pikachu emprendió una veloz carrera, y a medida su cuerpo ganaba velocidad, un halo eléctrico comenzaba a cubrirlo hasta convertirse en una mortal funda de voltios. El golpe fue directo y contundente. Skarmory fue lanzado fuera de la arena quedando inhabilitado para continuar. El réferi alzó la bandera verde en dirección al campeón y profirió su dictamen: — ¡Skarmory no puede continuar, el ganador es Pikachu!


    Las graderías enloquecieron y los cimientos del estadio retumbaron como víctimas de un terremoto. Todo el mundo vitoreaba el primer gane del campeón, hasta el pequeño Brendam lanzó un vivaz ¡hurra! apoyando a su padre.


    Observé a Serena y podría casi jurar que era uno de los pocos rostros molestos que había en aquel palco. La duda entró en mí por un segundo ¿de verdad él estaba dispuesto a dejar a su familia por mantener un título que ya ni siquiera lo hacía feliz?


    Aún me preguntaba aquello cuando el retador sacó a su segundo Pokémon. Un colosal Tyranytar emergió de su Pokeball, callando a todo el estadio con su potente rugido. Ash llamó de regreso a su Pikachu y el roedor salió del campo resguardándose tras su entrenador. Apenas hubo el tipo eléctrico abandonado el combate, una tormenta de arena se desató. Era la habilidad del tipo roca que hacia estragos sobre el campo.


    El campeón no se inmutó y liberó sin demora a Sceptile. Cuando el tipo hierba puso un pie sobre el campo, los pedruscos que anteriormente Skarmory había liberado, lastimaron al pokémon. Descuidado por el dolor, los rivales tomaron ventaja y lanzaron el primer ataque.


    El puño de Tyranytar flameó amenazante y se encajó en el estómago de Sceptile. El tipo hierba trastabilló sin muchas esperanzas de volverse a levantar, pero en el rostro de Ash no había ni una pizca de preocupación.


    — Mantente de pie y resiste. — Sceptile se reincorporó con aplomo frente a aquel titán siniestro sin achicarse ni por un segundo.


    La tormenta de arena le zarandeó, y el Pokémon del campeón vaciló en su postura.


    Por su parte, el retador ordenó a Tyranytar atacar con furia y sin piedad. El puño del tipo roca volvió a encenderse en llamas, y sin esperar más tiempo se abalanzó sobre Sceptile.


    — ¡Esquiva! — ordenó Ash. Y con la presteza de un Greninja, y a pesar de lo lastimado que se encontraba, Sceptile se desvaneció en el aire casi tele-transportándose como un Abra, apareciendo repentinamente sobre la espalda de Tyranytar con la hoja de su brazo derecho refulgiendo con verdor, lista para concluir con el combate.


    — Hoja aguda—. Musitó el campeón.


    Las comisuras del retador se regodearon en una mueca de satisfacción, y entonces todos en las graderías supimos que aquello no terminaría como el bueno de Ash esperaba.


    — ¡Roca afilada! — Vociferó el retador, y del suelo, tras Tyranytar, emergieron unos pedruscos como estalactitas punzantes que bloquearon el ataque de Sceptile.


    La Hoja aguda perdió su brillo al estrellarse contra la roca, y el tipo hierba quedó suspendido en el aire por breves segundos que parecieron interminables horas. Entrenador y Pokémon no cabían de asombro ante aquella maniobra defensiva. Incluso, el público exhaló una pequeña exclamación de sorpresa.


    Tyranytar se giró con la poca velocidad que le permitía su cuerpo pesado. Sus pequeños ojos finos se clavaron con furia en la sorprendida faz de Sceptile y al ver la vulnerabilidad de su oponente, atacó. El puño del tipo roca se extendió a través de los pedruscos, llameante y destructivo como un meteoro, debilitando a su rival y dando fin al combate.


    Sceptile cayó como un peso muerto sobre la arena y el réferi agitó su bandera hacia el retador vociferando su monótona letanía: ¡Sceptile no puede continuar, Tyranytar es el ganador!


    La gente vitoreo al retador con genuina sorpresa y emoción. Algunos se acomodaron en sus asientos, alargando el cuello como un Tropius, expectantes, casi con las ansias de que el máximo representante de la región Kanto perdiera unos cuantos Pokémon más para darle sazón a aquella final.


    Miré a Serena y en su rostro se había dibujado una mueca de satisfacción. Muy distinta era la historia del pequeño Brendam, que al ver a Sceptile caído, hizo un tierno puchero de molestia y exclamó: — ¡No es justo, perdió a Sceptile!


    Yo sonreí al ver el pintoresco panorama que dibujaban los Ketchum y sus reacciones. Aún estaba inmerso en aquella imagen cuando algo llamó poderosamente mi atención. Alguien nos miraba, la sensación inequívoca de ese sexto sentido que los humanos pareciéramos tener, se apoderó de mí inquietantemente.


    Giré en todas direcciones en busca de aquel que nos vigilaba, pero no pude encontrarlo pues la multitud se levantó casi al mismo tiempo dando un alarido de emoción.


    El tercer Pokémon de Ash hizo acto de presencia.


    Heracross saltó al campo, y a pesar del dolor que le provocaron las trampa roca, permaneció estoico como un guerrero fiero a la espera de la orden de ataque.


    Tyranytar rugió, y ante la orden de su entrenador se lanzó contra el tipo bicho. La bestia verde desplegó una temible sombra que opacó al escarabajo y a su entrenador. Esta vez atacó con ambos brazos en llamas, tratando de cerrarlos como una pinza justo en la cabeza de Heracross.


    El golpe fue seco y contundente, casi mortal. — ¡Mega cuerno!— había ordenado el campeón al ver la proximidad de Tyranytar. El tipo bicho no tuvo más que inclinar su cabeza con destreza y encajar su cuerno en el estómago del rival.


    El enorme pokémon cayó de bruces, y de Heracross no haber sido lo suficientemente ágil posiblemente hubiera terminado bajo la pesada humanidad del tipo roca.


    Las graderías volvieron a estallar en vítores y algarabía.


    ¡Yay! Gritó Brendam, saltando y girando como un trompo entorno a su madre.


    Yo por mi parte me había desconectado de la batalla casi en un veinte por ciento. Escudriñaba con la vista a cada uno de los aficionados que nos rodeaban porque aquella sensación de incomodidad se enredaba sobre mi espalda como un maldito Spinarak.


    Arcanine apareció en el campo del lado del retador.


    El campeón no perdió el tiempo y ordenó a Heracross usar roca afilada. El can de fuego se movió con grácil velocidad saltando sobre los filosos pedruscos que emergían del suelo. Ni un golpe pudo asestarle Heracross, en cambio, el tipo fuego usó con fiereza y elegancia su envite ígneo.


    El pokémon del campeón interpuso sus brazos contra la embestida de fuego de Arcanine. Pudo resistir un par de segundos. Incluso algunos de los aficionados creyeron que el bicho sería capaz de remontar pese a la desventaja de tipo, pero cuando las llamas comenzaron a extenderse por sus brazos y su cuerpo ardió como una antorcha, todos supieron que había llegado el final para Heracross.


    El tipo Bicho cayó sucio como un pedazo de carbón y rígido como un cadáver.


    — ¡Heracross no puede continuar, el ganador es Arcanine!


    La multitud aplaudió energúmena y el réferi indicó que podían continuar.


    Esta vez fue Krookodile el que saltó al combate. Adoleció con las trampa roca, pero fiel a su estilo, se acomodó las gafas y rugió con entusiasmo y fiereza.


    La batalla no se postergó más y apenas el campeón ordenó a su pokémon usar terremoto, El retador interrumpió vociferando: — ¡Velocidad extrema, Arcanine!


    El tipo fuego embistió con una velocidad casi sónica, Krookodile apenas y pudo reaccionar. Encajó el golpe con su cuerpo y fue ahí donde Ash vio la oportunidad de remontar.


    La proximidad de Arcanine le supuso una ventaja. El perro de fuego podía ser muy veloz, pero si se suprimiera su libertad de movimiento sería una presa fácil.


    — Atrápalo Krookodile, y no lo sueltes.


    El tipo tierra cerró los brazos tras la nuca de Arcanine y lo apretujó contra su cuerpo. Para cerciorarse de que no escapara culminó su magistral llave cerrando sus enormes fauces en el cuello de su adversario.


    Arcanine chilló de dolor y comenzó a retorcerse desesperadamente como un Caterpie entre las llamas. — ¡Suéltate, usa a bocajarro!


    El pokémon obedeció, y de haber estado en otras circunstancias y sobre todo de haber podido conectar el golpe quizá hubiera debilitado a su oponente. Pero lo único que Arcanine logró fue un penoso intento de ataque que más parecían sacudidas desesperadas.


    Krookodile presionó aún más hasta que finalmente su entrenador dio la orden: — Terremoto.


    El tipo siniestro doblegó a Arcanine hasta hacerlo quedar a un nivel considerablemente cerca del suelo. Rugió, el suelo se meció y se resquebrajó haciendo palidecer a todos en el estadio. Sobra decir que cuando Krookodile soltó a su víctima, este estaba más que debilitado.


    — ¡Arcanine no puede continuar, el ganador es Krookodile!


    Las ovaciones inundaron el lugar y el Pokémon de tipo tierra se emocionó al saberse el causante de tan efusivas réplicas. Rugió Alzando los puños y saludando al público.


    — No crean que esto ha terminado —. Dijo el retador al tiempo que lanzaba a su siguiente pokémon al ruedo.


    Una hermosa Azumarill de colores dorados hizo acto de presencia en el campo.

    — ¡Usa tambor!


    La tipo agua comenzó a contonearse con gracia siguiendo el acompasado ritmo que provocaban sus pequeños bracitos al golpear su estómago. Primero eran golpecitos casi imperceptibles, pero con el pasar de los segundos la intensidad de los golpes subía paulatinamente hasta que la pobre coneja acuática comenzó a causarse verdadero daño.

    Cuando por fin se detuvo, Krookodile atacó usando roca afilada.


    Las rocas emergieron de la tierra golpeando contundentemente a la tipo agua.


    Azumarill quedó atrapada entre los pedruscos y lastimada casi a punto de debilitarse, pero su entrenador no parecía preocupado. — ¡Usa aqua jet!


    La sorpresa fue grande para Krookodile, no así para Ash que parecía haber anticipado aquella jugada por parte del contrincante.


    El pokémon rival despotricó con furia, eyectada con fuerza por una corriente de agua que cubrió todo su cuerpo. Las rocas volaron en pedazos como si de cristales se tratase, y Azumarill conectó un brutal golpe en el pecho de su oponente.


    Krookodile cayó debilitado, languideciendo sobre un gran charco de agua.


    El réferi dictaminó el resultado, y no se hizo esperar la entrada de Pikachu al campo. Las trampa roca volvieron a hacer de las suyas.


    El roedor amarillo hizo chisporrotear sus mofletes y la Azumarill, lejos de intimidarse, hizo un puchero tratando de verse ruda y amenazante. Su salud pendía de un hilo pero después del aumento de poder que el movimiento tambor le había dado sería imprudente tomarla a la ligera.


    El campeón ordenó a su Pikachu atacar con cola de hierro. Acatando la orden este se abalanzó contra Azumarill. Su cola emitió un brillo metálico y fue blandida como un poderoso martillo sobre la cabeza de su oponente.


    La tipo agua retrocedió con velocidad esquivando el ataque. Pikachu por su parte esgrimía su cola como un espadachín maromeando con insistencia tratando de conectar un golpe.


    De un salto, la tipo agua puso distancia entre ambos, fue entonces cuando su entrenador ordenó el ataque: — ¡Carantoña!


    Azumarill se arrojó contra el tipo eléctrico dando una sucesión de golpes violentos.


    1… en la mejilla, 2… en el estómago, 3… justo en la cara. De pronto Pikachu se vio envuelto en una lluvia de dolor interminable. Parecía un feo balón amarillo y desinflado que volaba por los aires a merced de los golpes de Azumarill. Era como si el oponente hiciera dominadas con el pobre roedor amarillo.


    Hubo un momento entre aquel festival de golpes, en donde Ash pudo notar una brecha de oportunidad. Era solo un pequeñísimo resquicio, un minúsculo lapso de tiempo en donde Azumarill retraía sus brazos y luego los volvía a suspender para golpear. En aquellos segundos Pikachu era libre, y la enorme cabeza de la avasallante coneja de agua era un amplio blanco en donde conectar un buen golpe sería fácil.



    — Concéntrate en el espacio que hay entre cada golpe, encuentra el momento y usa cola de hierro.


    Pikachu caía de regreso hacia los “cariñosos” brazos de Azumarill. Abrió los ojos y vio lo que su entrenador le había indicado, esa brecha entre los brazos de su rival. Giró con destreza acomodando su cola para golpear. El destello metálico brilló como un haz casi imperceptible y un golpe seco se hizo escuchar.


    Pikachu tenía enterrado en su mejilla izquierda lo que fungía como el puño de Azumarill. Por otro lado, la tipo agua tenía estampada en la frente la cola de Pikachu.


    Ambos Pokémon cayeron debilitados y el réferi alzó simultáneamente ambas banderas. — ¡Ninguno de los dos puede continuar, esto es un empate!


    Ash caminó solemnemente hacia el centro del campo y tomó a Pikachu entre sus brazos. — Lo has hecho bien amiguito. — Felicitó el campeón al tiempo que revolvía cariñosamente el pelaje de su pokémon.


    El combate estaba en tablas, y en aquel punto álgido de la competición la tensión y ansiedad podía cortarse con una navaja. La gente había parado de gritonear, los ojos de todos estaban puestos en la arena de batalla. Desde la perspectiva de todos los presentes aquel combate lo podía ganar cualquiera. Visto y considerando que desde hacía un par de años ningún retador había llegado tan lejos contra Ash, aquellos momentos estaban impregnados con un halo de epicidad.


    Ambos entrenadores se miraron, y en perfecta sincronía liberaron a sus siguiente pokémon.

    El retador lució a un poderoso Electivire y Ash por su parte, escogió a Garchomp. El tipo dragón gruñó de dolor al lastimarse con las punzantes rocas que Skarmory había dejado en el campo.


    — ¡Puño de hielo! — Bramó el retador.


    Electivire corrió pesadamente al encuentro del tipo dragón. Su puño comenzaba a absorber el aire del ambiente y a enfriarlo, produciendo una pesada capa de hielo que recubría su mano.


    — ¡Llamarada! — Respondió el campeón. Y Garchomp escupió una línea serpenteante de flamas que el tipo eléctrico resistió usando el hielo como escudo. Aquella colisión de elementos antagónicos entre sí, provocó una espesa capa de vapor blancuzco que por unos segundos nubló la vista de ambos pokémon.


    En aquella confusión, Electivire cruzó en desbandada el vapor con el puño listo para masacrar a Garchomp.


    El tipo Dragón vio venir el ataque, y bajo la orden de su entrenador respondió con un poderoso cometa draco.


    El cielo tomó matices oscuros y purpúreos, las sombras se cernieron sobre el estadio y en poco tiempo una variada gama de meteoritos golpearon el campo de batalla. Algunas de las rocas incendiarias impactaron a Electivire y lo hicieron retroceder.


    — Terremoto — Ordenó Ash.


    El suelo se sacudió con violencia, y las grietas anteriormente causadas por Krookodile se resquebrajaron aún más formando una ramificación más extensa de estas.


    Electivire sucumbió al ataque y desgastado cayó derrotado.


    — ¡Electivire no puede continuar, el ganador es Garchomp!


    El momento decisivo estaba a punto de llegar. El retador transpiraba nervios, estaba muy cerca de franquear la muralla o de quedarse a milímetros de tocar la gloria.


    Tomó su última Pokeball, cerró los ojos y la presionó como impregnándola de una energía metafórica que ninguno de los presentes comprendíamos. Supongo que eso es a lo que llaman esperanza.


    Saltó al campo el último pokémon del retador, un rojo Scizor de ojos furiosos que cerró y abrió sus tenazas listo para el combate. En su cuello colgaba una brillante esfera, era una Scizorita.


    El chico hurgó en su cuello bajo la camiseta. Sacó la contra parte de la Scizorita, una piedra llave. Ambas piedras comenzaron a reaccionar cintilando con diáfanos rayos de luz que poco a poco se fueron transformando en enormes tentáculos que se entrelazaron provocando la mega evolución del pokémon. — ¡Danza espada!— Ordenó el retador.


    Scizor cruzó las tenazas sobre su pecho y giró elevando su ataque.


    — ¡Llamarada! — gritó Ash. Y Garchomp volvió a atacar con aquella corriente de llamas.


    — Doble equipo y puño bala. — Respondió el retador.


    Scizor se disgregó formando copias exactas de si mismo. La llamarada arrasó con uno de aquellos clones, lo que permitió al Mega original salir disparado con la tenaza extendida impactando justo en la mandíbula de Garchomp.


    El tipo Dragón se desvaneció en el suelo en un K.O impactante.


    Las graderías emitieron un leve barullo de sorpresa y el campeón se limitó a sonreír. Ahora era él quien tomaba su última pokéball. La miró con nostalgia y la elevó al cielo sin soltarla. Luego, dirigió su mirada hacia el palco donde nos encontrábamos, y sus ojos se clavaron en los de Serena. Sonrió, y por un segundo me pareció que su cara volvía a convertirse en la de aquel mocoso impetuoso de diez años que comenzó su viaje pretendiendo saber qué hacer.


    El rostro de Serena parecía atrapado en una mueca de desconcierto, como si sus sentimientos hubieran hecho corto circuito con aquella sonrisa. Sus ojos cintilaban, y no sabría yo si de alegría o por las ganas de llorar, o quizás por las ganas de llorar de alegría.


    Ash liberó a su último pokémon y la etapa final del combate había llegado.
     
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    Plushy

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    Anda la osa!!!
    ¿UN FIC DONDE EL AMOUR ESTABA AL BORDE DEL DIVORCIO POR LAS DIFERENCIAS EN SUS METAS Y LO QUE SIMBOLIZAN? ¿QUÉ ES ESTO, UN FIC DE KAOS?
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    Lo peor es que... HOLY SHIT I LIKE IT!!
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    NO, NO, NO.... LO PEOR ES QUE REALMENTE QUIERO QUE EL ASUNTO ACABE BIEN PERO.... WHYYYY!!!! WHY???????
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    En un aspecto menos sad... la verdad es que me ha gustado mucho cómo está narrada la batalla, esta super limpia en el sentido de cómo esta estructurada en el sentido del buen balance de comando de ataques y narración sin que se pierda con mucha exposición o descripciones que alenten de forma horrible el ritmo (tomar notas para follow me).

    También fue nice ver a Gary por una vez no retratado como GARY MOTHERFUCKING OAK BITCH para ser el compinche y condifente de Ash que le da sus zapes por estar bien meco en el tema de las relaciones. Y es como chistoso que ese compadrazgo que es como muy evidente se retrate tan poco en los fics en pos de seguir conservar esa rivalidad muy de la primera temporada pero que actualmente es inexistente en la serie.

    Lástima que ya sepamos cómo termina esto ;__;
     
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  10.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Interesante... yo me esperaba una explicación inmediata por parte de Gary, pero la convertiste en una historia interna. Me parece algo muy ambicioso y te aplaudo el gesto... aunque quizás es algo demasiado grande para tan temprano en el fanfic n_nU.

    Y claro, como ya mencionó la Pl0ch0, son pocos los fanfics que se atreven a explorar la perspectiva de una pareja que está al borde del divorcio. Y no he visto ningún fic "Amour" que trate de eso... 9 de cada 10 que hay son de los jóvenes Ash y Serena declarándose su amor siendo jovencitos... y ahí muere :V. Una vez, hace un tiempo, y no recuerdo dónde, leí un fic NaruHina que trataba de esos dos divorciándose, pero no por despecho ni nada en ese estilo, sino que porque Naruto no quería arrastrar a Hinata a una vida aburrida y llena de responsabilidades. Él la ama, y por ello la deja ir.

    Por cierto, nunca lo completaron... quedó en los primeros cuatro capítulos y el autor desapareció :'V.

    Como sea, ya me descarrilé mucho xD. Pasemos al plato fuerte: La batalla...

    En líneas generales está bien narrada. No se sintió muy larga, pero tampoco corta (excepto quizás en la parte de Heracross siendo vencido. Se sintió un poco acelerada)... quizás peca un poco de ser muy lineal, puesto que el retador no hizo ningún cambio estratégico. El que él haya puesto Roca Sigilosa me parece una estrategia muy buena, pero a esas alturas de ser campeón, Ash debió habérselas ingeniado para deshacerse de ese "obstáculo"... ya que en el Animeverse no se requiere usar "Antiniebla" o "Giro Rápido" estrictamente.

    Y sí, también me imagino cómo va a terminar... Ash sacando a su sapo sobrevalorado con su cagada de "vínculo". Van a estar parejos esos dos Pokémon con Power-up y después... el atentado o_oU.

    Lo único que realmente me molestó fue la pobre caracterización que le diste a Sceptile. A ver, que haya caído fuera de combate sin llevarse a un rival consigo se puede dejar pasar... pero al leer me dio la impresión de que solo atacó UNA vez en todo lo que participó y el daño que le alcanzó a hacer a Tyranitar fue CERO. Neutralizado con un movimiento inteligente, la verdad, pero de todas maneras se vio como un eclenque total.


    (y sí, es "Tyranitar", no "Tyranytar". Solo la primera "i" es griega)

    Y lo peor, es que no se puso la icónica ramita en la boca, como suele hacer desde que era un Treecko. ¿Acaso es señal de que le cambiaron de Sceptile a Ash a uno de menor nivel? ¿O qué pedo? ¬¬. Ah, pero con Krookodile sí te acordaste de caracterizarlo, ¿Verdad? ¬¬

    Y ojo, no me quejo con la participación de Krookodile... de hecho es uno de mis Pokémon favoritos. Que se haya servido al Arcanine de manera épica fue genial, digno de aplausos... pero no quita el mal sabor de boca de ver a Sceptile valiendo verga.


    Me causó ternura esta parte, claro... lo entendí al 100%

    Eso sí, le digo desde ya: Acostúmbrate, niño. La vida es injusta...

    Y a tu mamá no parece agradarle el Sceptile de su esposo xD...

    Como sea, ahora solo queda esperar lo que sigue... ¡Hasta la próxima! xD
     
    Última edición: 30 Septiembre 2018
    • Gracioso Gracioso x 1
  11.  
    Asael Martinez

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    Lololololol Ash es campeón y se aburre D:

    Lo bueno es que este oponente que tiene si que le está dando pelea y regresandolo a la "normalidad" me preguntó cual sera el último pokemon de Ash, si tengo mis duda jaja. El primero que se me viene a la mente es Charizard pero el fondo creo que será Greninja no lo se, incluso puede que sea Infernape al estar totalmente a favor de la batalla.

    Omg estos dos tortolitos si que son inexpertos en las relaciones amorosas, al parecer se segaron por sus emociones pues estos aún están muy enamorados, estar casados hizo que el traje les quede grande. Tal vez debieron durar más como novios.

    Pero hablando en serio, hay problemas y todo por el Tonto de Ash que está medio obsesionado con su título y eso que segun esto le aburre lol.

    Gary!!! Eres el mejor en este Fic, maduraste mucho y eres el mismo chico listo pero sin ese ego y esa maña se ser presumido.

    Comparto la idea de que la batalla que narraste es cómoda, Dios... ver como termina y me lo cortas justo al final jaja, bien hecho Alli, vas muy bien y mejorando.

    Pobre Serena la verdad, uno no desearía saber que tu último sentimiento hacia alguien fue de enojo, se arrepentira por mucho tiempo. Siento mucha tristeza, no se oye bonito... es triste pero bueno eso le demostrará que la vida toma rumbos bruscos y que cambia de un segundo para otro.

    Mantengo mis esperanzas de que Ash vivirá pero no sera importante para la historia, no es como que regrese como un héroe (o tal vez si? :O) en fin es tu fic, tu sabes como mueves las piezas (vas ganando xD)

    Eso a sido todo por mi parte. Salu2!!!
     
    • Adorable Adorable x 1
  12.  
    Allister

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    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    3779
    Hola. se que he estado perdido estos días pero la verdad este cap me ha costado lo suyo. Les agradezco el seguimiento a la obra y espero que les guste este capítulo. Saludos a todos :D
    2.2


    1​

    El público se levantó de sus lugares y gritó con emoción. El Charizard de Ash había hecho su aparición en el campo de batalla.

    El dolor provocado por las trampa roca no evitó que el fiero Pokémon lanzara un rugido al cielo, seguido por una peligrosa llama que emergió de sus fauces.

    Charizard llevaba al cuello un colgante cuyo dije era una piedra muy parecida a la que Scizor había usado para mega evolucionar. El campeón buscó en los bolsillos de su chaqueta y luego exhibió su piedra llave.

    Por segunda vez en el combate el público pudo presenciar el deslumbrante efecto luminoso y metamórfico de la mega evolución.

    Cuando la luz dejó de iluminar a Charizard, su cuerpo lucía totalmente diferente. Las escamas anaranjadas habían adquirido un profuso color negro y las llamas de su cola, que antes brillaban con tonos naranjas y rojos, ahora poseían un tenue color azul.

    El Scizor rival adoptó una posición de combate aguerrida, con las tenazas hacia el frente y los ojos furiosos clavados en los de Charizard.

    — Puño Bala.— Ordenó el retador. Los pies de Scizor abandonaron el suelo con una velocidad sónica desapareciendo del campo a la vista de todos.

    Ash por su parte barrió la arena con la mirada, y justo antes de que Scizor asestara el golpe logró precisar su ubicación.

    — A la izquierda.— Advirtió.

    Charizard giró velozmente atrapando entre sus garras la tenaza de su rival.

    — ¡Lanzallamas!— Ordenó Ash. El tipo fuego abrió sus fauces ante la mirada asustada de Scizor.

    — ¡Usa Ida y Vuelta!— Gritó desesperado el retador al verse en aquel aprieto.

    Scizor usó su tenaza libre y la incrustó de forma violenta en la mejilla de su oponente. Charizard reculó soltando a su presa dándole la libertad al tipo acero de regresar a la esquina donde se encontraba su entrenador.

    Charizard sobó audazmente su mejilla emitiendo un gruñido de satisfacción al encontrarse con un rival a su altura.

    — Intentemos de nuevo, esta vez usa Doble equipo y Puño Bala.

    El guerrero rojo volvió a desaparecer con velocidad, dejando tras de sí una estela de polvo.

    Esta vez, cuando Charizard y Ash pudieron localizarle, una lluvia de Scizors atacaban desde todos los flancos, rodeando y amenazando con sus tenazas al tipo fuego.

    — ¡Usa Lanzallamas como táctica defensiva!

    Charizard escupió con ferocidad un amenazante mar de llamas azules. Pero el ataque no fue dirigido a su rival y a sus clones. El tipo fuego se había encerrado en el centro de un círculo llameante y después lo había tachonado con más llamas en la parte superior, creando una especie de esfera de fuego infranqueable para el tipo acero.

    Varias de las copias de Scizor se estrellaron contra la muralla desapareciendo al mínimo contacto con el fuego.

    Fue fácil encontrar al Scizor real, era el único que no se había atrevido a cruzar la fortaleza llameante de Charizard y era el único que seguía en pie al haberse desvanecido todos sus clones.

    — Ataca con Garra Dragón y acábalo con Lanzallamas—. Al escuchar la orden de su entrenador, el tipo fuego voló atravesando su propia creación defensiva. Ascuas azules se disgregaron en el viento al tiempo que la garra derecha de Charizard se envolvía en un halo de energía verde.

    — Defiéndete con Puño bala.— Ante la orden del retador, Scizor interpuso su tenaza y atrapó la garra de Charizard.

    — ¡Usa la garra libre y golpea!

    — ¡Haz lo mismo!

    Ambos pokémon lanzaron su mejor golpe impactándose mutuamente en el rostro.

    Scizor soltó a Charizard, pero no perdió su postura de combate y casi al instante soltó un poderoso uppercut bajo la mandíbula del tipo fuego.

    El orgulloso dragón encajó el golpe manteniéndose casi inamovible y reviró soltando un derechazo que se estrelló contra el pómulo derecho de Scizor.

    El bicho rojo hincó la rodilla en el suelo desbalanceado su equilibrio, oportunidad que Charizard aprovechó para seguir golpeando a Scizor.

    Al verse a merced de Charizard, Scizor eligió tomar un respiro saltando del suelo como un resorte y plantándole un cabezazo en el estómago a Charizard.

    Charizard cayó y Scizor se mantuvo de pie respirando trabajosamente mientras esperaba a que su rival se levantase.

    El público estaba en total silencio, y hasta los dos entrenadores parecían haber perdido el dominio sobre sus creaturas que luchaban a garra y tenaza limpia. Era una danza de guerra íntima entre ambos pokémon, y tanto el campeón como el retador parecían comprender la solemnidad del asunto.

    Charizard se levantó y fue el primero en reanudar el combate. Extendió sus alas y se abalanzó sobre Scizor.

    El tipo acero lo esperaba con las tenazas dispuestas. Esquivó los primeros golpes de Charizard, pero el tipo dragón logró asestarle unos cuantos y dominar la situación.

    Scizor estaba reducido y la victoria estaba a punto de decantarse a favor del actual campeón, pero hubo un hecho que quizá nadie notó en aquel momento. Nadie excepto yo.

    Mientras Charizard seguía golpeando a Scizor, los labios de Ash se movieron. Fue un movimiento imperceptible apenas captado en la enorme pantalla del estadio. Ash parecía estar interviniendo en el combate de Charizard dándole lo que parecía una orden secreta, aunque a mis ojos se veía más como una petición.

    Charizard dio un respingo y giró levemente hacia su entrenador y asintió con dificultad, como si en realidad no quisiera hacer lo que Ash le había pedido.

    Scizor aprovechó la distracción y golpeó a su rival en el estómago. Aquel fue el principio de una sucesión de golpes que dejaron al tipo fuego contra las cuerdas.

    Ambos pokémon lucían cansados y bastante maltratados. Tanto Charizard como Scizor lanzaron sus últimos golpes, cada quien asestando en el rostro de su rival. En todo el estadio se escuchó un barullo de conmoción al ver a ambos pokémon caer derrotados regresando a sus formas originales.

    El réferi tardó un par de segundos en procesar lo que había ocurrido y dar su veredicto.

    ¿Una final empatada? Ni yo me lo podía creer. Estaba casi seguro de que Ash había pedido a Charizard dejarse ganar, todo con la intención de salvar su matrimonio y dejar sus obligaciones de campeón para hacerse cargo de su familia.

    Pero ya todos conocíamos de sobra el orgulloso carácter del buen Charizard y lo más que pudo ofrecerle a su entrenador fue un empate. Casi podía escuchar al tipo fuego refunfuñando: No señor, que se joda otro. Si voy a caer, voy a caer como los grandes.

    — Esto es un empate.— Exclamó el réferi con un hilo de voz dejando la frase en el aire, como si hiciera falta añadir algo.

    La gente aplaudió eufórica vitoreando a ambos entrenadores. Ambos regresaron a sus debilitados pokémon y quedaron a la espera de la decisión que la Federación de la Liga Pokémon tomaría.

    Ash se quitó la gorra y se revolvió el cabello con alivio, era como si se le hubieran retirado varias toneladas de la espalda

    Miró por segunda vez hacia el palco donde nos encontrábamos, su mirada se entrelazó con la de Serena y esta vez ambos sonrieron con la íntima complicidad de dos amantes que se perdonaban todo. Brendam hacia lo suyo jaloneándome la manga preguntándome con insistencia qué pasaría con su papá ya que no había ganado ni perdido.


    — De ahora en adelante todo estará bien con tu papi.— Aseguré, y el pequeño me respondió en silenció con su mirada alegre y chisporroteante. Eso en realidad yo no lo sabía y la jodida vida me lo iba a demostrar minutos mas tarde.

    Charizard no se había dejado ganar, pero si había una repetición del último combate, el siguiente pokémon que Ash usara quizá fuera menos orgulloso y sí cumpliera aquella orden poco digna.

    Los altavoces del estadio resonaron dando el tan esperado mensaje por parte de la federación.


    — Tomaremos un receso de diez minutos para dilucidar el resultado y las acciones a tomar debido al empate en esta final, agradecemos su comprensión.

    Los ánimos y la emoción, que al principio estaban a flor de piel, parecieron normalizarse. Fue como si todo el estadio tomara un respiro de aquella batalla tan cerrada.


    Yo por mi parte volví a sentir el efecto de aquella mirada extraña sobre mi espalda. Revisé a la multitud cercana sin muchas esperanzas de encontrar a aquel incómodo fisgón. Mi sorpresa fue grande al toparme con un par de ojos grises y vacíos.


    Todos los entusiasmados aficionados habían tomado sus lugares y fue fácil verle. Estaba ahí, de pie entre la gente. Era un hombre alto y desgarbado que cubría parte de su cabeza con la capucha de su sudadera. Era un tipo común, nada especial si me lo preguntan, pero ese detalle de vacío en su mirada hacía palidecer a cualquiera. De pronto extendió la sonrisa más horrible que jamás haya visto en mi vida. Era torcida y amarillenta, poblada de una maldad impropia de cualquier ser humano. Extendió su huesudo dedo índice y lo pasó por su garganta emulando el corte de un cuchillo.


    No comprendía aún la escena hasta que vi como se bajaba lentamente la cremallera de la sudadera exhibiendo casi con poético orgullo la R roja que lo identificaba como miembro del equipo Rocket.


    Quise reaccionar pero el estruendo de la gradería norte me aturdió. Me incorporé aún con los oídos zumbándome debido al rugido de la explosión.


    La gente corría y gritaba mientras las llamas se elevaban hacia el cielo como un holocausto. Era un fulgor rojizo impregnado de desesperación y muerte, rodeado de escombros minerales y humanos.


    Aclaré mi cabeza, y la terrible idea de que nosotros seguíamos activó las alarmas y el terror. Vi al hombre de los ojos muertos y la sonrisa torcida. Seguía de pie como una montaña inamovible rodeada por un mar de desesperadas personas.


    Un bulto en su estómago llamó mi atención y palidecí de terror al notar que llevaba pegado a él, con cinta adhesiva plateada, una carga de explosivos. En su mano sostenía un pequeño dispositivo con un brillante botón rojo, era el detonador. El pulgar del malnacido estaba extendido sobre el botón, dispuesto a activar la bomba y volar junto con nosotros.


    Reaccioné llevándome la mano a la cintura en busca de la pokéball de mi Electrivire. Les juro que miré en cámara lenta como el pulgar de aquel bastardo bajaba para detonar los explosivos.


    No lo iba a lograr, jamás llegaría a tiempo para detenerlo y en ese momento sentí que aquellas graderías serían mi tumba.


    Pero entonces, una fugaz ráfaga de viento me rozó ambas mejillas y noté una especie de listones rosáceos que pasaban a mi lado a gran velocidad hasta enrollarse en el cuerpo del kamikaze.


    Giré sorprendido y me encontré con la imagen de Serena y su Silveon.


    Serena permanecía estoica sosteniendo en uno de sus brazos al pequeño Brendam, que no paraba de llorar asustado por la explosión.


    — ¡¿Qué esperas?! ¡Noquéalo con tu pokémon!


    Inmediatamente liberé a mi Electivire y le ordené usar Onda Trueno. El recluta del Equipo Rocket cayó entumecido al mismo tiempo que la gradería este explotaba. El estruendo de mil gritos me estremeció, y me bastó con echar un vistazo alrededor para darme cuenta que aquello era la apoteosis de todas las desgracias.


    Varios reclutas de la organización criminal habían saltado al campo y estaban enfrascados en una lucha sin cuartel contra los participantes de la Liga y el Alto mando. Los pokémon rugían indómitos protegiendo los ideales de gente malvada, y no les importaba extinguir la vida de humanos y semejantes que se opusieran.


    El barullo siniestro de varias hélices me hizo alzar la vista, y admiré con terror como sobre nosotros se cernía una oscura flota de helicópteros. Las endemoniadas aeronaves vomitaron un sin fin de cuerdas sobre el estadio y por ellas comenzaron a reptar como Caterpies varios reclutas más.


    No soportaríamos mucho tiempo así.


    Corrimos hacia la salida entre el tumulto de gente histérica, y aunque hubiese preferido dejar que ese malnacido muriera aplastado por la multitud, ordené a Electrivire que lo llevara en hombros a un lugar seguro. Nos refugiamos en unos pasillos solitarios del estadio y veíamos a la multitud salir en desbandada mientras el recinto retumbaba casi languideciendo.


    Serena trataba de controlar a Brendam, yo tomaba del cuello a aquel genocida de mierda y trataba de obtener algo de información.


    — ¿¡Que diablos está sucediendo!? ¿¡Por qué atacan a gente inocente!?


    Pese a estar paralizado, la sonrisa maltrecha y los ojos muertos de aquel hombre permanecían inalterados, produciéndome unas repugnantes náuseas. No lo podía creer, parecía estar disfrutando aquella matanza.


    — Tú, ella y todos los indeseables humanos y Pokémon están sentenciados, una nueva era de oscuridad caerá sobre la tierra cuando el Puente Astral sea destruido. Este solo es el principio del fin.


    Sus palabras no tenían sentido y aun así me estremecieron. Estaba confundido y demasiado asustado como para pensar con claridad. Lo único que se me ocurrió en aquel momento fue poner a dormir a aquel malnacido dándole un puñetazo en la cara.


    Una de las columnas en donde estábamos se comenzaba a resquebrajar y comprendimos que el estadio colapsaría en cualquier momento.


    —¡Gary hay que irnos! — Gritó Serena con desesperación—. Debemos ir por Ash, tiene a todo su equipo debilitado y no podrá defenderse si alguno de esos locos lo ataca.


    — Yo iré por él, tú tienes que ponerte a salvo con Brendam. Dicho aquello liberé a mi Pidgeot —. Llévalos a un lugar seguro —. Acto seguido el tipo volador enganchó de la espalda a Serena y la suspendió por los aires junto con su crio.


    — ¡Oak bájame en este instante! ¡Necesito hablar con Ash!


    — Querida, sé que sabrás disculparme pero este lugar es muy peligroso para el niño, así que ponte a salvo que yo traeré a Ash.


    Le guiñé el ojo con la autosuficiencia de un adolescente idiota que no sabía que estaba a punto de cagarla. Vi cómo se perdía poco a poco en el cielo humeante y eché a correr junto a Electrivire en busca de mi amigo.


    2​


    A medida que avanzaba, los cimientos del estadio seguían temblando y los gritos desgarradores de aquellas personas que perecían a manos del equipo Rocket convertían la travesía en una nefasta experiencia.


    Crucé el umbral de los camerinos y pude verle por fin.


    Me daba la espalda y parecía estar discutiendo con alguien. Pikachu estaba entre sus brazos aún debilitado por la pelea contra Azumarill.


    — ¿Por qué haces esto? el genocidio y el terrorismo no es lo tuyo.


    Pude entonces observar al interlocutor de Ash. Era alto y vestía un elegante traje negro y un sombrero de fedora. No cabía duda, aquel rostro afilado y lleno de maldad pertenecía al terrible jefe del equipo Rocket, el mismísimo Giovanni en persona.


    — Pronto tú y todos los indeseables humanos y Pokémon estarán sentenciados, una nueva era de oscuridad caerá sobre la tierra cuando el puente astral sea destruido. Este solo es el principio del fin.


    Eran casi las mismas palabras que el recluta había dicho, pero yo tenía la mente nublada y no podía detenerme a descifrar lo que aquello significaba.


    — ¡Ash salgamos de aquí!— Grité, llamando la atención de ambos. Pensé en repetir la Onda Trueno para sacar del camino a Giovanni, y visto y considerando que no tenía ningún pokémon que lo defendiera, no dudé en ordenarle a mi fiel Electrivire que realizara el ataque.


    Las chispas saltaron de inmediato sobre el cuerpo de Giovanni, y llámenme loco o culpen a la adrenalina del momento, pero les juro que vi como aquel hombre repelía el ataque de mi Electrivire tan solo alzando la palma de su mano. Sé que no lo imaginé porque de haberlo hecho Ash no hubiera reaccionado con el mismo asombro que yo.


    — ¿¡Qué mierda ha sido eso, Gary!?


    — No lo sé, pero no me quedaré a averiguarlo.— Guardé a Electrivire en su Pokeball y puse pies en polvorosa, Ash me siguió con Pikachu en brazos.


    — Pueden correr, pero jamás escapar del destino que les espera.


    Apenas pude oír aquella amenaza del siniestro líder del equipo Rocket, pero el auto reflejo me hizo voltear. Giovanni ya no estaba ahí, se había desvanecido en el aire y en su lugar una gran nube oscura nos perseguía.


    Quiero pensar que imaginé todo aquello, quiero creer que era el miedo el que producía aquellas vívidas alucinaciones en mi mente, y realmente quiero aferrarme a la cordura y al raciocinio para convencerme de que aquella bruma oscura que nos persiguió aquel día no había tomado aquella extraña forma canina justo cuando el techo de los camerinos cedió sobre nosotros.


    Fue apenas un instante cuando le vi, todo fue tan rápido que no podría poner las manos al fuego y jurar que todo lo que vi a partir de aquí fue cierto.


    3​


    Ash se había quedado un poco atrás pues el peso de Pikachu le suponía un doble esfuerzo. Yo, al percatarme de que lo estaba dejando me detuve y giré hacia él, fue entonces que lo vi.


    La bruma nos perseguía. No tenía una forma definida como tal, pero podía interpretar su silueta canina, y las dos brillantes luces amarillas que danzaban entre el humo fungían como sus ojos. Estoy seguro que aquello sobrepasaba incluso al mito de los legendarios y los ultraentes. No era un maldito pokémon, puedo asegurarlo.


    Ash lo vio también y supo que estábamos perdidos, supo que aquello que Giovanni había traído consigo era lo que estaba destruyendo Ciudad Verde. Lo podía leer en su mirada de resignación.


    — Gary.— No me gustó la forma en que pronunció mi nombre. Sabía a despedida, sabía a muerte. — Diles que los amo.


    Lanzó a Pikachu a mis brazos y después soltó su cinturón, donde se encontraban las pokeballs de sus demás Pokémon.


    El monstruo estaba cada vez más cerca y yo traté de acercarme para hacerle frente a aquel ente desconocido, fue entonces cuando el techo del camerino cayó sobre nosotros.


    Durante un par de minutos no supe nada de mí, y cuando abrí los ojos estaba rodeado de escombros y protegido con un campo de fuerza que Umbreon había hecho. Aún no recuerdo muy bien cómo me las ingenié para sacar a mi Pokémon, pero le sigo estando muy agradecido a ese pequeño.


    Con un último gran esfuerzo Umbreon nos liberó de aquella montaña de cemento. El panorama era desolador y lo primero que se me ocurrió en aquel instante fue gritar su nombre. — ¡Ash! —. No se imaginan lo doloroso que puede llegar a ser el silencio.


    Solo había roca y destrucción, ni rastro de mi amigo. Pikachu saltó de mis brazos y apenas pudo caer de pie. Estaba severamente lastimado, y a pesar del gran esfuerzo y dolor que le suponía caminar, comenzó a levantar con sus débiles manitas piedra por piedra gimiendo lastimeramente llamando a su entrenador. En mi locura hice lo mismo, escarbé hasta lastimar mis manos y hacerlas sangrar. Oí gritos a lo lejos, y me tomó meses después de aquello darme cuenta que eran mis propios gritos lo que escuchaba llamándole incesantemente.


    Las lágrimas corrieron por mis mejillas, y la desesperación y la impotencia me arañaban el pecho con cada roca que levantaba en vano.


    Pikachu por su parte había enloquecido de dolor y comenzó a lanzar ataques eléctricos a diestra y siniestra hasta caer desvanecido por su esfuerzo extremo.


    No sé cuánto tiempo pasé en aquel lugar, de rodillas, llorando como un crio, escuchando a todos ahí afuera matarse. Hasta que la policía llegó y nos sacó de ahí.


    Pasé varias semanas en el hospital y fue duro enfrentarme al interrogatorio de los investigadores. Pero mucho peor fue ver destrozada a Serena, recriminándose el no haber podido hacer las paces con él, al menos no cómo se debía.


    Desde aquel día un manto gris se envolvió nuestras vidas. No hemos vuelto a sonreír, al menos no de forma sincera, aunque debo admitir que me he sentido feliz de ver a Brendam.


    Él es la colorida esperanza de su madre, supongo que es ventajoso tener una mente joven. Los chicos piensan menos en lo complejo de la vida y la muerte y es más fácil hacerlos felices.


    Pero hoy me ha sorprendido preguntándome sobre lo que sucedió con su padre. Le he contado la historia, hasta cierta parte, he omitido detalles que pudieran trastornar un poco sus metas. No he mencionado a Giovanni ni a aquella extraña creatura que nos atacó. No quisiera crear a un niño rencoroso y obsesionado con vengar a su padre, no sería correcto. También he pasado por el alto la situación crítica que el matrimonio de sus padres atravesaba en aquel momento, no necesitaba saberlo.



    Ha llorado cuando le conté lo sucedido y yo he llorado con él. Ahora que le veo partir desde el umbral del laboratorio, pedaleando en su bicicleta y acompañado de su Charmander, me siento un poco culpable por mentirle.

    Los rescatistas nunca encontraron el cuerpo de Ash. Guardábamos la esperanza de que quizá el equipo Rocket lo había secuestrado, pero aquella misma noche la policía internacional desplegó un operativo donde las cabecillas de la organización cayeron, incluso el mismo Giovanni fue capturado.

    Se torturó e interrogó a cuanto pelafustán fue capturado. Todos sin excepción presentaban una amnesia que en un principio parecía demasiado conveniente. Pero al ver la brutalidad con la que los policías trataban de sacarles la verdad, y como los criminales se aferraban unánimemente a aquel argumento, no me quedó ninguna duda de que no mentían.

    Algo había sucedido, y estoy seguro que tiene que ver con esa cosa que nos atacó.

    La policía buscó sin éxito a Ash, y después de varios meses de infructuosas pesquisas, el caso se dio por cerrado aludiendo la hipótesis de un secuestro y posterior asesinato y desaparición del cuerpo.

    Había varias cosas que no hacían sentido con respecto a esa teoría, incluso el detective Looker se atrevió a contrariar a sus superiores alegando que todo eso se trataba de una estratagema para que los policías no quedaran como unos incompetentes ante la opinión pública.

    Tengo dudas, pues de estar vivo, Ash pudo haber encontrado la manera de regresar a casa, y si estuviera en cautiverio no tendría sentido retenerlo por tanto tiempo sin pedir nada a cambio. Al final, por sanidad mental, no nos ha quedado más que aceptar la teoría oficial. Para todos en esta región el campeón está muerto.
     
    Última edición: 21 Noviembre 2018
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  13.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Muy, muy triste todo... los Rocket hicieron un operativo kamikaze en el mismo estadio. Y justo cuando parecía que Serena iba a hacer las paces con su esposo. Más encima, con un niño de apenas cinco años al lado... SU niño. Menos mal se mostró bastante competente al usar a su Sylveon para sacar a Brendam del peligro.

    Como sea, menos mal que Gary omitió detalles para evitar que Brendam se acercara al lado oscuro. Es demasiado niño para eso... un joven de 10 años no debería tener que enfrentar cosas así nunca ._.

    Y ahora resulta que la muerte de Ash no es 100% confirmada. Algo extraño pasó... un ente misterioso fue el que se llevó al campeón de Kanto... y seguro que poseyó a Giovanni y a muchos de los soldados.

    Por último, pensé que Ash sacaría a su sapo pendejo para el combate final, pero fue a su no-dragón pendejo al que sacó. En serio, eso lo hace verse más idiota a Ash. No porque dejase que su Charizard perdiera el 50% de sus puntos de salud, sino porque si sabía desde antes que tendría que sacar a Charizard... ¡¿Por qué carajos no limpió las Rocas Sigilosas de alguna otra forma?! En el animeverse no es necesario usar Giro Rápido ni Antiniebla para ello... una vez se vio al mismo Pikachu de siempre deshacerse de esa "trampa" a punta de un ataque de Rayo. Así que no tiene excusa el muy idiota ¬¬

    Lo que me pareció más "cheesy" todavía es que Ash recurriera a usar la forma Mega X de Charizard. O sea... otra vez la forma Mega Y queda en el estercolero. Todos la ocupan... el HDP de Alain, el sobrevalorado de Red (tanto en los juegos como en el cagalistroso especial Pokémon Origins), los que juegan competitivo, etcétera. Y pensar que esa mierda de Charizardita X es sintética...

    Para más remate, Ash le dio la instrucción de "dejarse ganar"... hmmm. Bueno, utilizaste bien la personalidad de Charizard ahí... él no se dejaría ganar ni aunque le pagaran su peso en oro y en comida Pokémon, sino que "iba a caer como los grandes".

    Claaaaaaro... Charizard sí tiene el derecho a eso, pero Sceptile y Heracross no ¬¬. Esos cayeron como moscas en la sopa. La chapa de "badass" siempre se la tiene que llevar el lagarto inflado...

    Volviendo al tema principal, noto que al menos no se vio a Brendam sufrir luego de lo que le contó Gary... ¿Qué rondará por su mentecita? owoU. Me temo que tendremos que esperar al siguiente episodio para averiguar eso xD

    Hasta la próxima -w-
     
    Última edición: 24 Noviembre 2018
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  14.  
    Plumas de Cuervo

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    Saludos, vengo a cumplir con el encargo de 'Solicita un Crítico'

    Prólogo
    Bueno, la historia pinta bastante interesante. Ya lo dicen: 'la mejores historias comienzan con una tragedia' o algo así. Debo decir que el prólogo no me pareció como tal, no tiene esa sensación de abre boca para la historia, se siente más como una extensión del primer capítulo. Me gusta la forma de narrar y el lenguaje usado, es un poco fuerte si, pero muy realista y eso es lo que se busca en una historia de esa magnitud. Todos alguna vez hemos querido ver una ciudad sumida en caos y destrucción gracias al Team Rocket. Aunque lo que he leído por ahora señala que es una conducta atípica, que hay algo más allá de lo que podríamos imaginar y que algo grande se oculta detrás. No estoy muy familiarizado en los nombres en inglés pero creo que reconozco a los personajes que ya son familiares de la franquicia. Sigo.

    Capítulo 1
    Ahora llegados a estar parte me acabo de fijar que el prólogo lo dividiste en dos partes -que son lo mismo- algo muy atípico en realidad.
    Fue un salto temporal que me tomó desprevenido, esperaba algo como: 'cinco años han pasado desde...'. En fin, ha sido un clásico comienzo con algunas variantes, el protagonista 'Brendam' es el hijo del campeón que se especula que murió en el ataque a Ciudad Verde, se da a entender que sacó muy poco o nada de su padre -feliz por él- y mucho de la madre. Vaya forma de conocer a una chica, casi llevándotela por el medio con la bicicleta, espero sea una estrategia que muy pocos imiten. Luna parece una chica interesante y lo seria mas si tuviera un pasado familiar algo turbio por su lugar de origen, pero seria demasiado pedir. Tampoco me esperaba que Gary se hiciera cargo del laboratorio, quien lo diría, ahora es el Profesor Pokémon. Y Dylan parece ser una versión moderna de él cuando era niño. Son buenos esos pequeños detalles que presentan las historias, que aunque no parecen relevantes le dan su toque, como el de la Dex moderna que ahora presenta una pantalla holográfica. Tal parece que hay amor en el aire entre Brendam y Luna, la cosa es ¿se interpondrá Dylan? Solo espero que no sea un romance al estilo Naruto. Te doy puntos extras por el Charmander, de verdad que es un Pokémon bastante peculiar y que espero tenga el protagonismo que se merece, debe tener una historia interesante detrás de si; pienso que su 'ceguera' le resultará muy útil en combate. Ya se veía de antemano que Brendam se quedaría con él. En fin, la narrativa muy buena, no noto detalles mayores que resaltar, los párrafos muy fluidos. Lo que ya te comenté y te dejo por acá es lo de 'peli miel'.

    Capítulo 2
    Creo que mi comentario en este capítulo será corto. Siento que faltó algo que te marque el tiempo de la narración, se ve que al comienzo Gary narra lo sucedido en aquel día, luego pareciera que se narra en presente, hay un pequeño desatino temporal, o al menos así lo siento yo. Es impresionante esa actitud apática del campeón durante el combate, no se inmuta con nada, es como si todo le diera igual. Un final bastante cerrado y todo se define con un último Pokémon. Seguiré para ver que mensaje 'oculto' le dará a Serena con ese Pokémon. En este capítulo se ve que los amores no son perfectos, tampoco duraderos, como dije antes le da un toque más realista, es bueno para la historia no todo tiene que ser bonito y perfecto. 'Divorcio' que palabra tan rara en un fic de Pokémon.

    Capítulo 3
    Vaya final, CHarizard se debió tragar parte de su orgullo para terminar 'tablas' con ese Scizor. Cuando parece que todo se resolvería en el matrimonio Ketchump aparece la desgracia. Confieso que me gusta la trama de la historia, se separa de lo convencional o mayoritariamente aceptable. La extraña desaparición de Ash enfrentando a ese ente desconocido, ni humano ni pokémon. No puede faltar el auto sacrificio, sino no habría historia que contar. De seguro no fue nada fácil para Gary como su antiguo rival y ahora amigo desaparecía ante sus ojos sin poder hacer nada. Fue un capítulo con muchos sentimientos, pero te centraste en Gary y sacaste de cuadro a Brendam quien era el que quería conocer que pasó ese día realmente. Especulo que el viaje es la excusa perfecta para encontrar a su padre y si, Charizard será la clave para lograrlo.

    *******************

    Voy a tratar de seguir este fic, de verdad me ha gustado. Hasta pronto
     
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  15.  
    Asael Martinez

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    Quiero quiero quiero... llorar...
    Te imaginas si el final de Ash sea así? Pero no como en las películas que muere protegiendo a los Pokemon sino que muere de una forma... misteriosa y sin esperanza...

    Pikachu estará deprimido por el resto de su vida. Serena ni a diga pero entiendo que ese hijo suyo le da una luz de esperanza.

    Y Gary debe ser el más dolido por la pérdida del Campeón. Lo presenció todo pero no quiere aceptarlo y hasta a estado olvidando lo que supuestamente vio.
    No quiere aceptar la realidad o tiene miedo de aceptarlo.

    Por lo visto ya pasó un tiempo considerable y todo está "Normal" por ende Ash vive como leyenda. Ponte a pensar si ese fuese el final del Anime. Sería triste pero a la vez honroso para nuestro protagonista favorito.

    Ahora bien, creí al 100% que Giovanni era el causante de todo pero por lo visto solo fue una marioneta de alguien o algo más. Una entidad extraña que fue la misma que Gary presenció o eso quiero creer.

    Terror, misterio y sobre todo tristeza en este capítulo.

    Tengo esperanzas de que Satoshi Ketchum siga vivo...

    Salu2!!!
     
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    Boa a dejar un comentario sobre los dos caps antes de desaparecerme y morir de estrés (?).
    Tuve que dejar la primera línea a medias porque tuve que salir y sigo con el tiempo contado, fuck it!

    La verdad es que ambos caps me gustaron por el dinamismo de las batallas presentadas, fueron limpias, bastante bien narradas sin sentirse pesadas, aunque realmente me hubiera gustado que Heracross y Sceptile hubieran brillado más, para ser Pokémon de un ya campeón, siento que cayeron demasiado rápido sin siquiera oponer mucha resistencia (en el caso de Heracross) o bien los apalearon casi todo el combate (Sceptile); Charizard admito que se lució, dio una pelea de infarto y el final del empate era lo que se esperaba del dragón con su carácter de por sí difícil y orgulloso, lo que me dejó bastante en intriga al tener la situación de Serena entre medio.

    Sin embargo, nunca se llega a nada por la oportuna entrada del TR al Estadio, aprovechando el hecho de que ya todos están débiles para poder causar un gran caos sin precedentes. Ahí se ve que no son los mismos de siempre, que están poseídos por algo (hasta Giovanni, puta madre) y termina el relato con la trágica muerte de Ash ("muerte"). Aunque más que una explicación hacia Brendam, siento como si fueran los recuerdos de Gary; onda, se nos presenta toda la situación desde su perspectiva, toda, sin omitir nada, cosa que se siente un poco rara al supuestamente estar contandole todo el suceso trágico a un niño de diez años. Me esperaría que Gary dejara cosas en el tintero que después fuéramos a descubrir, con tal de amortiguarle el golpe, pero la verdad es que se nos da toda esa información para poco después que el mismo Prof diga "claro, no le voy a decir esto", cuando se supone que ya está narrando todo.

    Pequeño detallito, claro, no afecta a la historia, pero si lo sentí un poco raro al ser él el narrador, porque no nos está contando la historia a nosotros, sino al hijo de su mejor amigo. Still, la historia me deja con la intriga de que chuchas está pasando o qué pasó ese día con exactitud, qué cosa controló al TR para actuar tan sanguinariamente y de la nada.

    La historia va a su propio ritmo, asentando el setting primero que nada antes de dar pasos más gigantescos y eso me gusta. Espero ver los siguientes caps Alli.
     
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  17.  
    Allister

    Allister Caballero del árbol sonriente

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    Título:
    Pokémon Next Generation
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    5246
    Capítulo 3: ¡Aparece el escuadrón Viper!
    1
    El día permanecía soleado y resplandeciente, y aunque en la mente de Brendam continuaba haciendo eco todo lo que el profesor Oak le había contado, aquel hecho no impedía que pudiera disfrutar del hermoso paisaje forestal que la ruta uno le ofrecía.

    Árboles reverdeciendo, el zumbido de los Beedrill y el canto de los Pidgey; todo aquello, combinado con la fresca brisa que llevaba soplando desde que inició su travesía, hacían que la mente del entrenador se sosegara.

    El muchacho observaba con ojos llenos de emoción el basto ecosistema de Pokémon que jugueteaban entre los árboles y el césped. Charmander por su parte dormitaba impasible en la canasta de la bicicleta.

    Brendam no podía evitar verle con cierta compasión. — Debe ser duro — Musitó, mientras sus pensamientos se volcaban estrepitosamente a un mundo de sombras, a un mundo donde no existían formas ni colores. Claro que debía ser duro no poder disfrutar de lo que la mayoría de seres vivos no apreciaba porque se habían acostumbrado a ver, oír y sentir automáticamente. Ignorando que todas aquellas acciones constituían silenciosamente un milagro.

    Pedaleaba en silencio aun pensando en el tema cuando por fin encontró lo que buscaba: El centro de refugio Pokémon de la profesora Alana.

    El edificio, que se escondía entre inmensos árboles y la espesura de altas plantas, poseía una futurista estructura cilíndrica de colores metálicos y fríos. Un gran muro de musgosa piedra cercaba el lugar, y un maltrecho y roído portón fungía como la entrada.

    Brendam sabía que Gary le había cedido a Charmander con la única condición de visitar aquel lugar. Ahora estaba frente a él, dispuesto a descubrir lo que el profesor tenía planeado.

    El portón permanecía abierto de par en par y el entrenador cruzó con parsimonia el descuidado jardín. Se acercó a la puerta de aquel torreón futurista y tocó. Tres secos golpes bastaron para que los goznes de la puerta chirriaran y una alta figura hiciera su aparición frente a él.

    Era una mujer de rostro afable y de cabello largo, teñido de un chillante color fucsia. Usaba gafas y una bata de laboratorio, signo inequívoco de su profesión.

    — ¡Por Arceus, pero si es Blaze!— Chilló la mujer, al tiempo que metía las manos en la canasta de la bicicleta y estrujaba entre sus brazos al pequeño Charmander.

    El Pokémon sorprendido abrió los ojos como platos.

    — ¿Blaze?— Preguntó contrariado Brendam.

    — Cuanto lo siento — Respondió ella. — Que mal educada soy, Mi nombre es Alana. Tú debes ser Brendam ¿verdad? El profesor Oak me avisó que vendrías.

    El chico asintió sin comprender mucho lo que estaba sucediendo.

    — ¿Conoce acaso a mi Pokémon?

    La profesora, que parecía concentrada nuevamente en darle mimos y hacerle gracias a Charmander, respondió: — Claro que sí, Blaze fue traído desde Johto y se crio aquí.

    Brendam sonrió y extendió la mano para acariciar a su inicial, que parecía bastante cómodo entre los brazos de la profesora.

    — Así que te llamas Blaze.— Musitó el novato.

    — Vamos adentro — dijo Alana— el profesor me encargó que te diera algo.

    Brendam siguió a la profesora al interior del laboratorio, estaba bastante confundido, pero suponía que el buen Gary tendría un plan.

    2
    — Dime una cosa Brendam, ¿Por qué has decidido tomar a Blaze como tu inicial? Hay demasiadas opciones de Pokémon perfectamente saludables que pudieron formar parte de tu equipo — preguntó la Profesora mientras servía un poco de té y se sentaba a la mesa del pequeño comedor que había acondicionado entre cajas, archivos y computadores.

    El entrenador miró al Charmander que permanecía inerte sobre el alfeizar de una ventana abierta disfrutando la brisa.

    — ¿Sabe?, todos ven en Blaze a un Pokémon débil, yo sin embargo veo en él a un Pokémon singular que se desperdicia con cada día que lo reprimen. Las habilidades de Charmander solo se desarrollarán si se le trata como a un Pokémon normal. Por eso lo he elegido, porque sé que podrá llegar lejos.

    La Profesora sonrió satisfecha ante la respuesta tan madura para un chiquillo de su edad.


    — Muy emotivo y todo Brendam, pero la verdad de las cosas es que no puedes entrenar a un Pokémon invidente, así como así. Necesitas un soporte, un lazarillo que pueda ayudarlos mientras logras acostumbrarlo a las batallas. Por eso estás aquí, para conseguir ese refuerzo.


    La profesora Alana se levantó con ímpetu dejando de lado su taza de té y encaminándose hacia la puerta trasera del laboratorio. Brendam hizo lo mismo, tomó a Charmander de la ventana y siguió a la profesora hasta el patio trasero.


    Afuera el panorama era hermoso. Centenares de Pokémon, incluso de regiones lejanas, jugueteaban entre las flores y el césped. Hasta había un estanque natural donde los de tipo agua chapoteaban alegremente.


    Había desde los más comunes Pidgey y Caterpie que se encontraban en las primeras rutas de Kanto, hasta hermosos Shinx de Sinnoh, e incluso un extraño Frisun de la indómita y desconocida Aiwass.


    Ocho regiones convergían en armonía en aquel pequeño espacio verde que la profesora Alana había acondicionado años atrás con el único objetivo de proteger a sus amados Pokémon. Heridos, débiles, grandes o pequeños, no había distinción, Alana los protegía a todos por igual.


    Brendam miraba todo aquello con los ojos chisporroteantes y con la mandíbula a punto de caérsele por la impresión.


    — ¡Wow! ¡Cuántos Pokémon Profesora Alana!


    — Sí, y de esta vasta colección tendrás que elegir a uno de ellos para que sea tu segundo compañero.


    El novato miró cautelosamente todo el abanico de posibilidades. No podía decidirse por ninguno en aquel momento. ¿Cuál de ellos sería la mancuerna perfecta para Blaze? Aún pensaba en eso cuando la mano de la profesora se posó sobre su hombro.


    — Bien jovencito, creo que ha llegado el momento de demostrarme que estás preparado para cuidar de Blaze. Tendremos una batalla uno a uno.


    El entrenador se quedó pasmado ante el reto de la profesora. No estaba seguro de si combatir sería una buena idea, no tenía ni la más remota experiencia en batallas. Había soñado desde muy pequeño con aquel momento, pero los sueños podían ser aterradores cuando se hacían realidad.


    Tragó saliva, y en escasos segundos el brillo de indecisión que se reflejaba en sus ojos azules se esfumó, siendo remplazado por una sonrisa radiante.


    — ¡Ya oíste Blaze! Es hora de demostrar de que estamos hechos.


    El tipo fuego respondió a la emoción de su entrenador con un bostezo indiferente.
    Brendam no prestó atención a aquel gesto de desinterés y colocó al Pokémon en el suelo y se replegó al lado izquierdo del inmenso patio. La profesora Alana hizo lo propio dirigiéndose al lado derecho.


    — ¡Esta será una batalla uno a uno sin límite de tiempo, el primero en noquear al pokémon contrario gana!


    Dicho aquello, la científica sacó de un bolsillo de la bata una Pokeball y liberó a su pequeño Pidgey. El Pokémon volador graznó con furia y se elevó por los aires con gracia y velocidad.


    — Listo Brendam, veamos que puedes hacer.


    El de Pueblo Paleta sacó de inmediato su pokedex y apuntó al Pidgey. Una luz azulada emergió de la pantalla mostrando un tablero holográfico donde se podía apreciar, entre otras cosas, los ataques que su adversario poseía.


    Picotazo, Tacleada, Ataque de Arena y Ataque rápido.


    Luego hizo lo mismo con su Charmander. El menú desplegó de nuevo la lista de ataques correspondientes al tipo fuego: Arañazo, Gruñido, Ascuas y Pantalla de Humo.


    La profesora tomó la batuta del combate e inició con un peligroso picotazo. Pidgey planeó en círculos alrededor de Blaze para después dejarse caer vertiginosamente sobre su adversario. El tipo volador realizó un movimiento magistral bajando en picada velozmente para luego, unos centímetros antes de colisionar con el suelo, perfilarse de frente contra el Charmander de Brendam.


    — ¡Esquiva a tu izquierda! — Bramó el novato.


    Charmander se movió con perezosa torpeza, apenas esquivando el ataque y perdiendo el equilibrio debido a la ráfaga de viento que el tipo volador dejó a su paso.


    — ¡Regresa y utiliza tacleada! — Ordenó la profesora.


    El ave regional dio una violenta vuelta en “u” y regresó como un boomerang hacia donde estaba Blaze.


    El tipo fuego, que apenas y había logrado ponerse en pie, parecía aturdido por el sonido que el viento cortado por su adversario emitía. Comenzó a girar la cabeza hacia todos lados, desconcertado como tratando de ubicar de donde vendría el ataque.


    — ¡Blaze, necesito que te concentres! Mantente firme y usa pantalla de humo frente a ti cuando yo te diga.


    El Charmander no pareció tranquilizarse ante la orden de su entrenador, dejó de girar la cabeza como loco, pero aun así estaba temblando con indecisión.


    Mientras tanto, Pidgey se acercaba cada vez más y más empleando una velocidad atroz.


    A medida el tipo volador acortaba distancias, Blaze apretaba los ojos, indeciso y con temor. Podía sentir a su adversario muy cerca, podía casi sentir el dolor del impacto. Aún no confiaba lo suficiente en aquel humano, pero se suponía que ellos saben lo que hacen, por esa razón los humanos los entrenan y ellos solo obedecen, nada podría salir mal… ¿o sí?


    — ¡Pantalla de Humo!


    Blaze infló sus pulmones y retuvo por un segundo en sus mejillas el humo que estos produjeron. Abrió el hocico y exhaló una negra cortina humeante.


    — ¡Ataque rápido! — Respondió con presteza Alana.


    Pidgey dibujó velozmente una pirueta ovalada en el viento, finalizando con un leve despegue que le permitió sortear la Pantalla de Humo de Charmander. Al verse libre del movimiento defensivo de su oponente, el tipo volador planeó sobre él para luego dejarse caer trazando una curva y llegando hasta la espalda de Blaze.


    El golpe fue seco y contundente. El tipo fuego mordió el polvo estrepitosamente mientras que su emplumado adversario graznaba con algarabía.


    — Esto no resultó como lo esperaba — Dijo Brendam por lo bajo, mientras los engranajes de su cerebro trabajaban a máxima velocidad tratando de encontrar la manera de recobrar el control en el combate.


    Blaze se levantó, ahora más inseguro que la primera vez.


    — ¡Blaze, le estás dando la espalda a Pidgey! ¡Voltea rápido y usa Ascuas!


    El Charmander dio un respingo ante la orden de su entrenador, pero cuando por fin pudo darse la vuelta, Alana ya había ordenado otro ataque a su Pidgey.


    El Pokémon emplumado bajó casi a la velocidad del rayo, Charmander no tuvo tiempo ni de recaudar aire en sus pulmones para convertirlo en fuego. La embestida fue salvaje, el golpe impactó directo al estómago de Blaze y este, sin mucho que hacer, salió despedido por los aires y se estampó en uno de los árboles que rodeaban el lugar. El combate había terminado.


    Brendam corrió hacia Blaze, la profesora Alana hizo lo mismo. Sabía que se le había pasado la mano, mira que presionar así a un crío de diez años inexperto en las batallas y encima con un Pokémon poco entrenado y además ciego. ¿En que estaba pensando?


    — Blaze ¿Estás bien? — Dijo el entrenador con cierta dulzura en la voz al tiempo que levantaba a Charmander del suelo y lo acomodaba entre sus brazos. — No pasa nada, solo ha sido una batalla, pronto estaremos listos para vencer retos aún más grandes.


    El tipo fuego dirigió su mirada gris hacia donde intuía que provenía la voz de su entrenador. De sus ojos sin luz brotaban lágrimas de vergüenza e impotencia, los de su especie solían ser muy orgullosos, y él no era la excepción a la regla.


    3

    Quizá muchos humanos solo miran a sus Pokémon como poderosas armas o peculiares mascotas, pero lo cierto es que ellos no distan mucho de ser como sus entrenadores. También sufren, también sueñan, también tienen miedos e inseguridades.


    Blaze había nacido en el Valle Charicifico, en la no tan lejana región de Johto. Desde que era apenas una cría de nivel uno supo lo difícil que sería adaptarse a un mundo tan salvaje como aquel. Mientras los demás Charmander hacían cosas como batallar entre ellos, aventurarse en el valle y pelear con otras especies para subir de nivel y evolucionar, él se recluía lejos de todos.


    No comprendía su condición, su única imagen del mundo era un océano de sombras y de voces sin rostro, y aunque no había manera de que supiera que los demás de su especie eran distintos a él, Blaze siempre supo en su interior que poseía una debilidad, algo que lo hacía menos que los demás. Era por eso que prefería pasar los días en soledad, sentado sobre una roca sintiendo la deliciosa brisa, escuchando el trinar de los Pidgey y el zumbido de los Ledian, oliendo el dulce aroma de las flores y el pasto.


    Pero no todo había sido paz y tranquilidad para él, los de su especie no solo eran orgullosos y arrogantes, también eran violentos. Varias veces tuvo que enfrentar a algunos de sus hermanos, la mayoría de ocasiones perdiendo y saliendo lastimado tanto física como moralmente. La derrota tan vergonzosa ante el Pidgey de la profesora Alana no había hecho más que remover oscuras remembranzas en la mente del tipo fuego. El dolor y la humillación que sentía en aquel momento le recordó por qué había decidido mantenerse al margen de todo. Y ahora aquel humano lo había sacado de su zona de confort exponiéndolo al ridículo.


    Poco a poco aquel sentimiento de vergüenza se fue trasformando en ira. Y entonces pasó; Charmander frunció el entrecejo, tomó aire, y lo expulsó en forma de peligrosas Ascuas.


    El rostro de Brendam pudo haber quedado seriamente deformado si los ojos de aquel Charmander hubiesen estado sanos. Las ascuas pasaron apenas rozándole la mejilla derecha dejando un rastro rojizo en su piel y el particular olor a rosetas de maíz quemadas que varios mechones de cabello incinerado produjeron. El acto reflejo hizo que Brendam soltara de inmediato al pequeño Charmander. Este cayó al suelo y se escabulló en la espesura del lugar ante el asombro de su entrenador y el de la profesora Alana.


    —¡Blaze! — Gritó Brendam mientras intentaba correr tras él. Pero la Profesora le detuvo.


    — Déjalo, creo que necesita estar solo. Al menos por un momento. Los Charmander son muy temperamentales en cuestiones de ganar y perder. Creo que se me ha pasado la mano y me he tomado el combate muy enserio. Deja que su mente se sosiegue, te prometo que volverá cuando esté más tranquilo. Por los momentos ¿Por qué no buscas a un pokémon con el que puedas equilibrar tu equipo?


    El entrenador no tenía cabeza para aquello, se sentía devastado. Sabía que Blaze se había enfurecido con él por haberlo expuesto en una pelea donde ni siquiera sabía lo que estaba haciendo. Aunque, quizá la idea de la profesora era la mejor opción en aquel momento tan incómodo.
    Brendam se reprochó en su interior: Quizá yo no sea un entrenador a la altura de Blaze. — pensó con amargura.


    4

    El Charmander dio tumbos entre las rocas y los árboles. Se había adentrado en el verdor de la ruta uno, y aunque no estaba muy lejos del laboratorio, el silencio ya comenzaba a ejercer su mística ambientación.


    Un crujido de hojas secas alertó al tipo fuego, quien inmediatamente tanteó su entorno y buscó un árbol tras el cual esconderse. Eran pasos humanos los que se escuchaban, Blaze ya había desarrollado lo suficiente su oído como para distinguir aquellas pisadas.


    — ¿Estás seguro de que es por aquí? — dijo el primer humano. Su voz sonaba joven y nasal, casi despreocupada y torpe.


    — Sí, el laboratorio está cruzando este páramo, pronto nos haremos con un grupo bastante grande de Pokémon.


    El segundo que había hablado mostraba, a través de su tono grave, profundo y maduro, su papel como líder.


    Había algo insidioso en el aura de sus palabras y Blaze lo notó casi de inmediato. Era algo en las pulsaciones del corazón y las casi imperceptibles vibraciones de sus cuerdas vocales al hablar lo que delataba la maldad de aquellos hombres.


    El Charmander se agazapó con miedo entre la hojarasca hasta que poco a poco los pasos de aquellas personas se difuminaron en el silencio.


    Brendam por su parte observaba con desánimo a los de tipo agua chapoteando en el estanque mientras pensaba, casi con dolor, en el altercado con Blaze. Se sentía desplazado y algo incompetente. De cierta manera tenía la culpa, sabía perfectamente que manejar a su Charmander no sería cosa fácil, y de hecho había previsto ciertas derrotas. Él no era como otros novatos que se dejaban guiar por la pasión de los combates y creían que podían derrotar al que se les pusiera enfrente. De lo que nunca tuvo conciencia fue de la fragilidad de Blaze. Ser un entrenador no solo significaba ganar batallas, también requería cierto tacto y conocimiento de las fallas propias y del equipo.


    Las cosas con los tipo fuego nunca son fáciles. Las palabras de su padre resonaron en las bóvedas de su memoria, casi sanadoras, como un bálsamo. En las pocas ocasiones que podían charlar, él le había contado la historia de cómo había pasado una noche entera descongelando a su Charizard y cómo desde entonces había comenzado a obedecerle. Paciencia y cariño más que poder, recuérdalo Brendam.


    — Gracias — susurró Brendam descuidadamente al tiempo que el frío y leve tacto de una Shellos juguetona lo terminó por sacar de sus pensamientos.


    La tipo agua de cuerpo gelatinoso y rosáceo llevaba en su boca una especie de pelota plástica


    — ¿Quieres que la lance? — Preguntó el entrenador con una sonrisa triste en el rostro.


    Shellos asintió, acto seguido Brendam tomó la bola y la lanzó al estanque. La pokémon se sumergió con gran velocidad y apenas tardó unos segundos en salir nuevamente con la esfera en la boca.


    — Vaya, sí que eres rápida — Shellos soltó la pelota y la empujó hacia el entrenador. — ¡Bien, jugaremos! — dijo Brendam despojándose de la chaqueta, la gorra y los tenis. Se arremangó el pantalón y saltó al estanque levantando una cantidad considerable de agua y salpicando a la pokémon.


    Shellos respondió soltando un leve chorro de agua a la cara del entrenador y este a su vez golpeó el agua con la palma de su mano para responder al inocente ataque de su nueva amiga. La tipo agua esquivó la salpicadura y esta impactó en un descuidado Poliwag que retozaba sobre una roca. Enfurecido, el pequeño renacuajo disparó un potente chorro de agua, el joven entrenador hizo lo propio esquivándolo y fue un desdichado Magikarp que emergía a la superficie el que recibió el ataque. La confusión dio pie a una divertida batalla acuática a la cual no tardaron en unirse varios Pokémon del estanque.


    Brendam reía con sinceridad, pero su mente no se alejaba ni un poco de Blaze. ¿De verdad volvería como había dicho la profesora Alana? o tal vez aquel había sido el abrupto final de algo que nunca debió iniciar.


    Aún pensaba en aquello cuando la aparición de dos extraños hombres entre los arbustos llamó su atención. Uno de ellos, el más joven, era alto y delgado, con pómulos huesudos y nariz larguirucha y ganchuda. El segundo superaba por escasos centímetros en altura a su pupilo. Tenía el mentón cuadrado y una mirada penetrante y furiosa. Su cuerpo era musculoso y en su cara se comenzaban a dibujar las líneas de la edad.


    Ambos sujetos vestían un particular uniforme negro moteado de púrpura. Un chaleco militar, botas de combate y boinas del mismo color de las motas. Al cinto llevaban látigos y unas cuantas Pokéballs.


    — Pero mira que ternura, tenemos a un mocoso jugando con nuestros pokémon — dijo el mayor, con notorio sarcasmo.


    — Pero que atrevido ¿No cree que deberíamos darle una lección, jefe?


    — ¿Quiénes son ustedes, y que quieren? — respondió Brendam saliendo del estanque, frunciendo el ceño y mirando desafiante a los dos malvivientes. Por su parte Shellos permanecía tímida ocultándose entre las aguas del estanque.


    Los dos se echaron a reír burlonamente.


    — ¿Pero que tenemos aquí? ¡Un enano con agallas! Yo respeto eso chico, y solo por eso nos presentaremos ante ti. Mi nombre es Roswell y mi compañero se llama Casper. Y en cuanto a lo que queremos, seré muy breve y claro: Queremos a todos los pokémon de este pulguiento lugar. Así que ¿Por qué no nos haces un favor y te esfumas de inmediato?


    — ¡Estos Pokémon no les pertenecen, los que se deben ir son ustedes! — respondió Brendam con bravura.


    Casper miró al chico con rabia, y antes de que su superior pudiera dar una orden, y con un movimiento casi elegante, desenrolló el látigo que llevaba al cinto.


    — Tu lo que necesitas, mocoso irreverente, es disciplina. — El látigo restalló en el viento.


    Shellos apretó los ojos con fuerza, y pasado varios segundos los volvió a abrir. Brendam escudaba su rostro con el dorso del brazo, sin embargo, no había apartado la mirada ante el ataque. El látigo permanecía tensado en el aire, su trayectoria había sido interrumpida por la oportuna aparición del Pidgey de la profesora Alana, quien lo sujetaba ferozmente entre sus patas.


    — Son muy valientes como para meterse con un niño ¿no es así? ¿Qué tal si mejor pelean conmigo?


    Los dos hombres lucían sorprendidos al ver la temeridad de la científica, pero aquella fugaz mueca de sorpresa se desvaneció casi al instante dando paso a un par de sonrisas burlonas y confiadas.


    — Tú debes ser la profesora Alana, ¿no es cierto? — Dijo Roswell. — Me habían dicho que eras solo una come libros, pero veo que se han equivocado, solo eres una insensata que cree saber lo que hace. Ni siquiera necesito batallar contigo, Casper podría vencerte.


    El aludido replegó su látigo y enseguida tomó una Pokeball, listo para el combate.


    — Bien, que así sea — respondió la profesora.


    — ¡No debería pelear con estos criminales! — dijo Brendam desesperado. — Será mejor que llame a la policía.


    El entrenador salió del estanque, y se disponía a correr hacia el interior del laboratorio para buscar la forma de comunicarse con las autoridades cuando Roswell intervino: — Ni se te ocurra enano, tú te quedarás en donde yo pueda verte. Una lustrosa Ultraball centelló en el aire y un temible Houndour se materializó. Mostraba los dientes con furia, y después de un gruñido amenazante se lanzó con presteza para cerrarle el paso a Brendam.


    Casper hizo lo propio liberando también a su pokémon. — ¡Ve Ekans!


    La serpiente siseó moviendo con malicia su cascabel.


    — Dos contra uno no es una pelea muy justa que digamos — dijo la profesora Alana, mientras apretaba con rabia los puños.


    Es lo que hay — respondió Roswell encogiéndose de hombros. — ¿Qué tal si el enano te ayuda? Que él sea tu segundo Pokémon. ¡Houndour, usa mordisco contra el mocoso!


    El can siniestro se paró sobre sus cuartos traseros y se abalanzó sobre el entrenador de Pueblo Paleta, hundiéndole las patas frontales en el pecho y derribándole. Brendam se cubrió la yugular con el brazo, mientras veía con horror cómo las fauces salivosas de Houndour se cernían sobre él.


    — ¡Pidgey, usa tacleada!


    El ave cayó como una lluvia de flechas sobre el tipo siniestro antes de que este pudiera cerrar su hocico sobre el brazo del entrenador. La estocada del tipo volador fue tan fuerte que Houndour salió despedido por los aires, dejando a Brendam libre de su fatídico agarre.


    — ¡Ekans, Picotazo venenoso sobre la profesora!


    La serpiente reptó sobre la hierba con celeridad hasta estar a escasos centímetros de su objetivo. Plantó con fiereza la cola sobre el suelo y elevó el cuerpo hasta dejar descubierto la larga mancha amarillenta que era su panza. Los ojos amarillos y centellantes se clavaron salvajemente en la mirada asustada de la profesora, finalmente, abrió la boca y escupió una cuantiosa lluvia de finos alfileres envenados sobre su víctima.

    La profesora Alana soltó una exclamación de pánico ante el ataque. Aquellas eran artimañas muy sucias, atacar al entrenador mientras su pokémon está descuidado no estaba bien visto. Pero, ¿Qué se podía esperar de dos delincuentes como aquellos?
    Una pantalla de agua sirvió de escudo entre la profesora y los alfileres envenenados. Un número más se sumaba a la ecuación. Shellos temblaba, pero había saltado al ruedo protegiendo a la profesora.

    Brendam se incorporó rápidamente al tiempo que también lo hacía el Houndour de Roswell. Pronto, los equipos habían quedado definidos, y la batalla dos contra dos estaba a punto de empezar.

    — Sé que tienes miedo — dijo Brendam a Shellos — yo también lo tengo. Pero deberemos defender tu hogar. ¿Qué dices? ¿Crees que podrás ayudarnos? — La tipo agua cambió de inmediato su preocupado semblante, sonrió y asintió con seguridad. Brendam correspondió la sonrisa y revisó en la pokedex los ataques de Shellos. Eran dos; Bofetón lodo e Hidropulso.

    — Bien que así sea entonces — dijo Roswell, cruzándose de brazos. — ¡Usa Colmillo Ígneo contra Pidgey!

    Casper hizo lo propio ordenando a Ekans usar Deslumbrar. La serpiente reptó con velocidad adelantándose a la carrera de Houndour, tomando por sorpresa al Pidgey que esperaba el ataque del tipo siniestro. Los ojos maliciosos de Ekans brillaron con una intensidad hipnótica.

    Pidgey no pudo evitar perderse en la mirada de la serpiente. Sintió tensarse sus músculos y las plumas se le crisparon como si hubiese recibido una descarga eléctrica. El tipo volador cayó al suelo inerte como un bulto de rocas. Houndour aprovechó la oportunidad y se abalanzó con las fauces en llamas sobre Pidgey.

    — ¡Protege con Bofetón Lodo! — Bramó Brendam.

    Shellos se interpuso entre el tipo fuego y su compañero. Barrió el suelo húmedo cercano al estanque con su cuerpo levantando una gran capa de fango que lanzó con fuerza contra Houndour.

    — ¡Esquiva! — Ordenó, Roswell. Su Pokémon hizo lo propio impulsándose con las patas delanteras hacia atrás, apenas evitando el fango por escasos centímetros.

    — ¡Constricción! — Vociferó Casper.

    Ekans se deslizó como una sombra escurridiza hasta enrollarse con fuerza en el cuerpo gelatinoso de Shellos.

    — Paralízalo usando Deslumbrar — la serpiente apretó aún más el cuerpo de Shellos hasta que sus rostros quedaron frente a frente. Iluminó de nuevo sus ojos y Shellos quedó totalmente inutilizada.

    — ¡Pidgey, levántate! — rogó La Profesora Alana. El tipo volador intentó moverse pero los músculos no cedieron.

    — Tengo una idea para divertirnos — exclamó Roswell, esbozando una sonrisa cruel. — Houndour, usa ascuas alrededor de la profesora.

    El tipo siniestro hizo lo ordenado. La científica intentó salir antes del ataque pero las llamas ya la rodeaban impidiendo su avance.

    — Ahora solo estamos nosotros, mocoso. Y tengo un juego, que me gustaría jugar contigo. Se llama: Salva a tus amigos paralizados. — Acto seguido el criminal desplegó su látigo y lo hizo restallar contra el Pidgey indefenso.

    La profesora gritó entre las llamas del círculo de fuego. Quería ayudar a su amigo emplumado pero le era imposible. Lanzó una mirada suplicante hacia el estanque, pero todos sus pequeños se habían recluido por el temor.

    Brendam se lanzó con presteza sobre Pidgey e interpuso el cuerpo como escudo. El látigo bramó sobre su piel como una caricia de fuego. La piel blanca del brazo se tornó, casi de inmediato, rojiza. Para luego degradarse a un morado coaguloso. Los ojos del chico se poblaron de lágrimas. La piel le escocia horrores.

    Casper y Roswell se desternillaron de risa. El segundo volvió a blandir el látigo, esta vez sobre Shellos.

    El de pueblo paleta esta vez cubrió a Shellos manteniendo entre sus brazos a Pidgey. El látigo volvió a lamer la piel. Esta vez sobre la tela de la camiseta negra, sobre su espalda. Brendam ahogó un sollozo.

    El chico hizo el intento por levantarse y correr con los Pokémon entre sus brazos, pero Ekans y Houndour le cerraron el paso.

    — ¿A dónde y con tanta prisa? ¿Creí que nos divertíamos? — esta vez el látigo se estrelló en la pantorrilla haciéndolo caer de nuevo.

    Brendam lloraba, pero no cedía. No iba a defraudar a todos una vez más. Recordó el rostro de enojo de Blaze. Su vergüenza y decepción. — No les fallaré — musitó. — Pudo sentir como Shellos y Pidgey se retorcían desesperados tratando de romper la parálisis.
    El látigo silbó de nuevo en el aire y esta vez le arrancó un grito a Brendam.

    5
    El grito viajó en el aire y se posó en los sensibles oídos de Blaze. El tipo fuego alzó el rostro de entre las hojas. Reconoció la dirección de dónde provenía; el laboratorio. No deseaba ir, pero le intrigaba la situación. Pensó entonces en los dos hombres que hacía unos momentos habían cruzado con nefastas intenciones. Se deslizó con cautela, tanteando los obstáculos hasta que el ruido se hiciera lo suficientemente fuerte como para darle una idea de la proximidad.
    Un látigo silbaba y castigaba. Robaba gritos agónicos. Era el chico, el mismo que lo había sacado del laboratorio del profesor Oak. El mismo que lo había expuesto al ridículo.
    ¿Por qué lo castigaban?

    Había otros sonidos. Graznidos y chillidos ahogados. El crujir de fuego, Siseos de un Ekans a la defensiva, gruñidos de un Houndour. La profesora Alana gritando que pararan. El chico volvía a gritar.

    Blaze sintió estrujarse algo dentro de sí. Era algo nuevo. Una sensación diferente a todo lo antes experimentado. No nacía del oído, venía desde las entrañas y quemaba con angustiosa celeridad.

    El cúmulo de sonidos se vertió sobre Charmander. La cabeza comenzó a darle vueltas. Había pasado con anterioridad, siempre pasaba cuando comenzaba a ver.

    Líneas borrosas se dibujaban, tomaban formas abstractas y vacías. Había un fondo negro, sin una gama amplía de colores, solo contornos azulados y verdosos que se unían y formaban cosas sin nombre e intermitentes. Y entonces, desde hacía meses, Blaze volvió a ver. No veía en el sentido que todos los videntes entenderían, veía sí, pero en un espectro más bajo y limitado.

    Reconoció el conjunto de líneas que se agazapa como protegiendo algo. Era el chico, lo sabía por su voz sollozante: — No les fallaré — repetía. — No les fallaré como a Blaze.

    Los ojos grises se le abrieron como platos. El chico protegía a otros Pokémon. Sufría por ellos. Salió de su escondite, impulsado por sabrá Arceus que designios misteriosos. La furia y la decepción se habían esfumado. Paciencia y cariño más que poder — habría dicho Ash.

    Corrió silencioso acercándose por la espalda de los dos torturadores.

    Una línea marchita se elevó sobre la cabeza de uno de los hombres malvados. Era la que causaba daño al chico. Blaze abrió la boca y exhaló fuego. Ambas formas se retorcieron y gritaron al mismo tiempo.
    Roswell y Casper corrieron con la espalda en llamas, haciendo aspavientos con los brazos. Se lanzaron al estanque ante la vista asombrada de sus Pokémon. La parálisis de Shellos y Pidgey cedió por fin, apenas antes de que Brendam cayera desvanecido.

    La tipo agua apagó el fuego que rodeaba a la profesora Alana. Y esta, junto con Pidgey, Blaze y Shellos rodearon a Ekans y Houndour.

    — ¿No son tan valientes sin sus amos usando esos látigos cierto? — dijo La profesora. Ambos Pokémon retrocedieron, mientras del estanque brotaban los delincuentes con las espaldas llagadas. — Dejaremos que la policía se encargue de ellos.

    Brendam a penas y pudo alzar la vista para encontrarse con los ojos grises de Blaze que le miraban con curiosidad. Los ojos azules de Brendam aún estaban llenos de lágrimas y su rostro sucio por el fango, pero la sonrisa de felicidad que el entrenador esbozó le iluminó la cara con la intensidad de soles.

    — Gracias — musitó, antes de que la conciencia lo abandonara. Y al tiempo que Brendam cerraba los ojos, las sombras volvían a consumir a Blaze.
     
  18.  
    Kuroneko

    Kuroneko Iniciado

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    Hola! Tiene mucho suspenso y esta super bien escrito ya quisiera yo escribir asi
     
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    J.Nathan Spears

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    Ufff... pensé que ya no continuabas esta historia, man. Me llegó de sorpresa la notificación (éstas a veces se ponen conchudas como cierta persona...)

    Y bueno -w-. Se ve que la historia se pone interesante. Ese pequeño Charmander tiene nombre, y es Blaze. No recuerdo la última vez que leí algo sobre un chico obteniendo un Pokémon que ya llevaba mote y no se lo pusiera uno mismo xP. Bien pensado, la verdad

    También es bueno ver que ese Charmander tiene un transfondo muy triste y bien construído. También me gustó cómo describiste su "punto de vista" a la hora de entrometerse para calcinar las espaldas de esos delincuentes del Escuadrón Viper, quienes realmente son detestables...

    Roswell y Casper... son dos mequetrefes de cuidado, cuyos nombres vale recordar. Sus Pokémon no son tan impresionantes de momento, pero siempre pueden evolucionarlos, capturar más... o bien traerse más de su base.

    Y Brendam... oh, Brendam... realmente heredó ese amor por los Pokémon y la valentía de su padre. Mira que atreverse a recibir los latigazos para evitar que Pidgey y Shellos salieran más lastimados... eso va a dejar marca, carajo. (si hubiese heredado más de su madre, seguro se paraliza de miedo o se pone a llorar xD... al menos la genética no lo terminó garchando :V)

    Y claro, también se agradece que no tengas fallos ortográficos ni de redacción... al menos que yo notase. Se nota que le pones empeño a la cosa y revisas bien.

    Pero claro, como nada es perfecto... hay un par de cosas que no me gustaron del episodio

    1- En lo técnico, el problema que encontré es el del formato de este episodio. Si te fijas bien, en el episodio 2.2, el título está en negritas y los "actos" de cada episodio están centrados. En el episodio actual, parece que lo pegaste a la rápida, sin preocuparte del formato. Eso hace que el episodio se vea feo y hace parecer que descuidaste el fanfic, en contraposición a la atención que prestaste a lo escrito.

    2- (esto cuenta más como nitpicking) ¿Acaso Amelia no tenía otros Pokémon disponibles para que la defiendan? Vale, el Pidgey se mostró bastante fuerte contra Blaze, pero... ¿No hubiera sido más apropiado que en ese refugio hubiera algún Pokémon guardián que sea, como mínimo, un Pokémon de segunda etapa que no sea de los bichos iniciales? (o sea, ni Butterfree ni Beedrill... podría haber colado perfectamente un Scyther o un Weepinbell incluso). Un poco culpa de ella el volverse semejante blanco fácil para los de ese escuadrón

    3- (esto cuenta más como comentario al aire) Así como te esforzaste en darle un transfondo a Blaze... REALMENTE espero que te esfuerces así dando un transfondo a algún Pokémon que no sea de los típicos "populares". Casi siempre el enfoque es en Charizard (o en sus pre-evoluciones)... o en Riolu / Lucario... o en la línea de Froakie... o en algún otro Pseudolegendario. A ver, te reto a que me sorprendas -w-

    Por último... ¿También habrá Pokémon de Aiwass? O_o... rayos, es una nueva pieza de Lore que tendré que ojear :V. Pero bueh... será en otra ocasión.

    Nos leeremos en otra ;)
     
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  20. Threadmarks: Capítulo 4: Escape de Ciudad Verde. Parte 1
     
    Allister

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    Capítulo 4: Escape de Ciudad Verde. Parte 1
    1
    Cuando Brendam despertó, la noche ya había caído sobre el laboratorio. Una mano suave lo sacudió, y una voz lejana lo llamó: — Brendam, muchacho, ¿Estás bien?

    El chico abrió los ojos. Al principio no pudo distinguir gran cosa. La persona que lo llamaba era apenas una figura borrosa frente a él. Pero cuando por fin estuvo consiente de nuevo, no pudo evitar preocuparse. Estaba sobre un sofá viejo y polvoriento, sin camisa, con vendas y esparadrapos, ahí donde los latigazos habían lamido la piel. Reconoció la habitación, era la misma donde hacía un par de horas, él y la profesora Alana, habían conversado sobre Blaze. Los ordenadores, las cajas y las pilas de archivos, poseían un aura espectral en medio de la oscuridad, bañados apenas por la luz de la luna que se colaba por las ventanas. Shellos permaneció a su lado, sin embargo, no había rastro de Blaze. Pero lo que realmente lo puso tenso fue la oficial Jenny que lo observaba. Tenía el ceño fruncido, y la profesora Alana estaba tras ella con una cara que decía: “Estamos en un lío grande”. Brendam no podía saberlo, pero aquella mujer era la misma que hacía cinco años, había trabajado de la mano con Looker, durante la catástrofe de Ciudad Verde.

    — Bien, ya que estamos de regreso en el mundo de los vivos, podrán acompañarme a la delegación y brindar declaración. Llevamos tiempo tras la pista de esos malditos del escuadrón Viper. Desde que el equipo Rocket está fuera de funcionamiento han tratado de quedarse con la plaza como reyes del crimen en Kanto. Hoy por fin tenemos algo sólido.

    Brendam pensó en su madre. Seguro no le gustaría para nada aquello. Primero, se pondría nerviosa al ver las cicatrices de los golpes que había recibido. Luego, explotaría de enojo, gritaría, y finalmente acabaría por llevárselo de regreso a Pueblo Paleta, a la silenciosa seguridad del hogar. ¿Y quién podría culparla? Sería una mala madre si actuara de forma contraria.

    — ¿Llamarán a mi madre? — preguntó, aún adormilado.

    — Me temo que sí, muchacho —. Respondió la Oficial Jenny.

    — No lo hagan, por favor. Ella no me dejaría continuar con mi viaje si se entera de esto.

    — Todos tenemos deberes que cumplir, chico. Es asunto de tu madre lo que haga contigo. Lo nuestro es cumplir con la ley y seguir el protocolo. Lo siento.

    Brendam comprendió que no había verdadero pesar en aquellas palabras frías, y que más temprano que tarde terminaría en la estación de policía, soportando las reprimendas de su madre.

    — ¿A dónde iremos?

    — A Ciudad Verde. Ponte la camiseta y vámonos cuanto antes.

    Brendam se levantó del sofá, se puso la camiseta negra y la chaqueta roja. Acomodó de nuevo su gorra y se despidió cariñosamente de Shellos. La tipo agua se aferró con fuerza su pierna.

    — ¿Eh? ¿Qué sucede, pequeña?

    Shellos saltó hacia el cinturón de Brendam, hizo caer una Pokeball y presionó el botón del centro. Un rayo diáfano la golpeó y se desvaneció dentro de la esfera, absorbida por la luz.

    — ¡Vaya! — exclamó sorprendida Alana. — Al menos hemos sacado algo bueno de todo esto, tienes una nueva compañera.

    El chico se agachó y tomó la Pokeball. — Supongo que sí — dijo, sonriendo con amargura. — “Espero que Pueblo Paleta sea de tu agrado, pequeña”.

    Afuera todo era confuso. Brendam se sintió aturdido por la lluvia de luces que le golpeó. Las patrullas bañaban el lugar de rojo y azul, y los impertinentes destellos de las cámaras de los inescrupulosos periodistas eran bastante molestos. Apenas vieron al chico salir del laboratorio, y se abalanzaron sobre él como si fuese la celebridad del día. Lo bombardearon de preguntas, lo jalonearon, le apuntaron en el rostro con las cámaras. La oficial Jenny se interpuso entre él y la muchedumbre, haciendo camino hasta la patrulla que los escoltaría hasta Ciudad Verde.

    — ¡Vamos, vamos! Aquí ya no hay nada que ver. — El tono de la oficial no admitía discusiones.

    — ¿Dónde está Blaze? — Preguntó Brendam, contrariado entre la multitud.

    — Tranquilo — contestó Alana, que no tenía ni una pizca de tranquilidad en su semblante. — Tu bicicleta está en el maletero de la patrulla, y Blaze espera en el asiento trasero.

    El chico asintió. Pasó al lado de una ambulancia. Dentro, pudo ver a dos hombres acostados boca abajo. Las espaldas de ambos eran un amasijo repugnante de quemaduras. Gritaban de dolor cada que los paramédicos trataban de atenderlos. “Y pensar que mi cara pudo haber terminado así”. El mero pensamiento le provocó escalofríos.

    Subió a la patrulla y se encontró con el tipo fuego, agazapado en un rincón, con el hocico asomado por la ventanilla abierta. Extendió el brazo tratando de acariciarlo, pero enseguida se detuvo.

    — Blaze… — La mirada gris del Charmander chocó con los ojos azules del chico. — ¿Estás bien? — el Pokémon asintió levemente, volvió a girar hacia la ventana. Parecía agradarle lo fresco de la noche, pese a estar rodeado del ruido abrumador de los humanos. — Solo quería decirte que lamento mucho lo que pasó.

    Sí que eran exasperantes esas criaturitas bobaliconas, —“corta el rollo chico”— exasperantes y muy ruidosas. Alguien más subió con ellos. Era una hembra humana. Su olor le era familiar; una mezcla de jazmín, campo, libros viejos y diversos pokémon. Un olor a nostalgia. “Alana”. Gateó lentamente pasando sobre el cachorro humano exasperante y se acomodó entre los brazos de su antigua cuidadora. Sintió el tenue movimiento de aquel trasto en el que lo habían subido. El aire comenzó a correr frenético y silbaba una canción hermosa. La noche olía a hierba y a rocío, aquello era relajante, la mejor sensación del mundo.

    2
    La habitación era todo penumbras, a excepción de la luz que la pantalla del ordenador irradiaba. Gary puso pausa al video que miraba y se echó hacia atrás en la enorme silla de cuero. “Han pasado cinco años, quizá deba dejarlo,” Pensó con amargura. El escritorio estaba soterrado bajo decenas de periódicos viejos, cada uno con titulares más llamativos que el anterior; “Gran revuelo causa la operación THUNDERBOLT; cae el equipo Rocket”. “Es oficial, el campeón ha muerto”. “NOS OCULTAN ALGO”; dijo Looker, antes de dimitir como detective de la policía internacional.

    La cabeza de Gary era un huracán de ideas y recuerdos. Aquella tarde, como casi todas, después de cumplir con sus copiosas labores en el laboratorio, se encerró en el despacho. Desde la desgracia de Ciudad Verde había adoptado aquella manía; se encerraba y leía y releía cada noticia, declaración o entrevista sobre el caso de Ciudad Verde. Trataba de atar cabos y llegar a una respuesta. “Ash no puede estar muerto,” se decía constantemente. “Nunca encontraron su cuerpo”.

    Aquel día no había sido particularmente distinto, al menos no en un principio. Hasta que la descabellada idea se le ocurrió frente al ordenador. Tecleó rápido: Vida después de la muerte. Los resultados se desplegaron en un torrente de texto e imágenes. Desplazó rápido la rueda del mouse, navegando entre los resultados. Estuvo a punto de reírse de lo inverosímil de las soluciones que cada artículo pretendía dar: ¿Revivir a un ser querido? ¿Comunicarse con su espíritu? ¿Terapia luctuosa? (Bueno, eso no parecía tan descabellado, quizá y si necesitaría algo de eso). Estuvo a punto de soltar una carcajada amarga al caer en la cuenta de lo que estaba haciendo, hasta que aquel maldito título lo detuvo; “La teoría del Puente Astral: Vida después de la muerte. Por el profesor Ronan Lyveth”.

    Las palabras le arrancaron un escalofrío. “Una nueva era de oscuridad caerá sobre la tierra cuando el Puente Astral sea destruido. Este solo es el principio del fin”. Giovanni lo había dicho y también lo dijo el kamikaze loco que había estado dispuesto a hacerlo volar en mil pedazos hacía cinco años.


    Dio click en el enlace, y la página lo re direccionó a un video de una conferencia del profesor Lyveth.


    El profesor en cuestión era un hombrecito menudo de rostro afilado. Tendría al menos unos treinta y cinco años de edad. Usaba el cabello negro hacia atrás y llevaba el bigote recortado con pulcritud, y una barbita puntiaguda que le adornaba el mentón.


    — Muy poco se sabe de la historia antigua de nuestra región — dijo el profesor Lyveth. Caminaba erguido sobre la tarima, con las manos cruzadas tras la espalda. — Mucho menos se sabe de las tradiciones que los primeros habitantes de Kanto tenían. Pero las maravillas de la arqueología hacen posible que revivamos fósiles, y ahora han hecho posible que podamos echar un vistazo al pasado y conocer un poco más de nuestras raíces. Hace escasos tres años, un entrañable amigo, el arqueólogo Aidan Stone, se dio a la tarea de investigar en el archipiélago Sete. Buscaba vestigios de vidas pasadas en aquellas nueve islas desoladas. Y para sorpresa de todos, lo encontró; Isla origen, ese pequeño triangulo deshabitado no es más que la punta del iceberg. Apenas un grano de la inmensa isla que el mar se tragó hace cientos de años. Bajo aquel lugar hay yacimientos de una civilización que, al verse afectada por el crecimiento del nivel del mar, emigró hacia lo que actualmente conocemos como la región de Kanto. — Lyveth dio la espalda al público y apuntó con un control remoto al enorme proyector que tenía frente a él. Las luces se apagaron en el auditorio, mostrando en la pantalla varias imágenes de los descubrimientos hechos por Aidan Stone. Nada curioso, a decir verdad; baratijas antiguas, fósiles de extraños Pokémon, tablillas de piedra con extrañas inscripciones talladas. Pero Fue la última diapositiva la que impactó a Gary; en ella se mostraba una vieja pintura rupestre donde, sobre una larga línea horizontal, marchaban unas figurillas (que podían interpretarse, en el burdo pincelazo de los antiguos, como seres humanos) caminaban hacia una enorme figura canina. Bajo la línea horizontal, la misma imagen volvía a reproducirse formando una especie de efecto espejo, con la única diferencia que la figura canina que estaba de cabeza mostraba los dientes con furia.


    Otra terrible remembranza llegó a Gary lanzando luz sobre su mente confusa, como haría el destello de un relámpago durante una noche oscurísima. Recordó aquella bruma flotante de silueta canina y ojos rojos que los había atacado a él y a Ash durante el confuso derrumbe del estadio de la Meseta Añil. La asociación era casi obligada. Las manos le comenzaron a temblar, y en la garganta se le formó un nudo que ni el mismo sabía si era producto del miedo o de esa fascinación curiosa propia de los científicos. Se esforzó por tranquilizarse y se obligó a guardar la compostura y continuar viendo la conferencia.


    — En esta pintura, por ejemplo; — Dijo el profesor Lyveth, deteniéndose en el arte rupestre que tanto había impactado a Gary. — Podemos admirar una especie de ritual extraño que los antiguos pobladores de las Islas Sete solían llamar el Puente Astral. Según algunos manuscritos que Aidan ha encontrado, y su servidor y un grupo bastante capacitado de lingüistas se han esforzado por traducir de la manera más exacta posible, aquel extraño rito se llevaba a cabo cada vez que un habitante de las islas fallecía. Los antiguos utilizaban una suerte de alquimia, combinando extraños artilugios con hechizos y oraciones, para así poder abrir el portal hacia el más allá y emprender junto a sus seres queridos el peregrinaje a través de un largo puente de cristal que los llevaría a una dimensión donde sus almas reposarían por la eternidad. Las almas buenas, si es que en esos planos existe alguna diferencia y definición de los términos bueno y malo, cruzan por la parte de arriba del puente, mientras que las otras almas realizan el viaje por debajo, imitando el efecto de un espejo. Cómo bien pueden observar en los dibujos, el final del puente está resguardado por dos entidades que guían a los viajantes. La primera era conocida como Kepharius; un ser hecho totalmente de luz. Era, según los antiguos habitantes de las islas sete, la materialización de la paz eterna y la bondad. En cambio, quienes morían sembrando el dolor y la destrucción tenían que rendir cuentas a Bephyroth, la materialización del caos y las tinieblas.


    Gary estaba atónito. Las manos le temblaban, y un sudor frío le recorría la frente. ¿Acaso aquella noche Ash y él habían estado frente a Bephyroth? De ser así, ¿Cómo había sido capaz Giovanni de controlar semejante poder?, y aunque aquellas preguntas tuvieran respuestas, aquello seguía sin explicar el porqué del ataque en el estadio.


    — ¡Disculpe profesor Lyveth! — dijo un hombre entre la multitud. Era alto y delgado. Llevaba gafas de carey, el cabello castaño desaliñado y unas ojeras que sugerían un atroz desvelo — Soy Ethan Murdock, reportero del Kanto Herald. Mi pregunta es… ¿Qué hace un investigador con varias especializaciones y maestrías en el ámbito Pokémon, jugando al arqueólogo y haciendo conferencias sobre pseudociencia? Es decir, ¿No deberían sus estudios estar concentrados en ramas menos… escatológicas?


    El profesor Lyveth sonrió con autosuficiencia. Estaba acostumbrado a la patanería y a ser visto de menos, incluso por algunos colegas del gremio. — Vera, Señor Murdock. Generalmente estamos acostumbrados a quedarnos con las verdades que nos implantan instituciones que parecen saber mucho. Y vivimos cómodos con esas verdades, no nos gusta pintar fuera de las líneas. Por suerte, yo tengo el cerebro y los recursos para buscar mi propia verdad. No nací para quedarme como espectador y que otros me digan que creer y que no. Desde niño he visto cosas inexplicables… sobrenaturales si se les quiere llamar así. Pero también desde niño aprendí que los fenómenos sobrenaturales no son más que fenómenos naturales que aún no tienen explicación. Como el sol y la luna, por ejemplo. Gracias a la ciencia sabemos que son una estrella incandescente y un satélite natural, pero miles de años atrás eran considerados dioses. Tengo razones para creer que la vida continúa después de la muerte. Y si jugar al arqueólogo y sumergirme en temas escatológicos me lleva a una respuesta certera, no tengo ningún problema con ello.


    Cuando parecía que la cosa se iba a poner turbia en la conferencia, Gary pausó el video y quedó en penumbras. . “Han pasado cinco años, quizá deba dejarlo.” Pensaba con amargura, cuando el móvil empezó a vibrar y a emitir una molesta luz intermitente. Sus ojos se ensancharon al ver el nombre en la pantalla; Serena.


    3

    El día había iniciado con la avasallante normalidad de siempre. La alarma reloj sonó a las seis menos cuarto. Serena abrió los ojos casi al instante. Desde la muerte de Ash, eran raros los días en los que el despertador le ganaba. Durante un tiempo, las pesadillas habían sido tan recurrentes y horribles que su sueño se había convertido en una creatura huidiza y frágil. Ahora podía dormir mejor que antes, aunque nunca había recobrado la tranquilidad de un sueño plácido y feliz.


    Se levantó de la cama y se cubrió con una bata de seda rosada. Arrastró los pies dentro de unas pantuflas y bajó al salón. La casa le pareció enorme y brutalmente silenciosa. “Primero se fue Ash, y ahora Brendam.” pensó con tristeza. Aunque la verdad era que ninguno de los dos había ayudado a hacer más ruidoso aquel lugar. Antes de su muerte, Ash se la había pasado casi dos meses fuera de casa, apenas y llamaba para saber cómo estaban. El pequeño Brendam sí que hacia ruido en ese entonces. Iba de arriba abajo, fingiendo ser un Moltres, o un Groudon, o un Charizard, o los tres a la vez. En medio de la crisis el niño era una luz resplandeciente, pero el sol no se podía tapar con un dedo. Hacía falta algo más para que la familia fuera de verdad familia.


    Luego vino la muerte, y esa devoró el alma de Serena y terminó por silenciar a Brendam. Ella estuvo atrapada en un limbo de desolación y dolor. Lloraba casi todos los días y se reprochaba constantemente por la muerte de su esposo. Brendam, en cambio, aceptó la noticia de una forma poco común. Cuando los policías llegaron, Serena no pudo más que desplomarse en el suelo, mientras que su hijo apretó los ojos reprimiendo el llanto y la abrazó. “De ahora en adelante yo cuidaré de ti”. Después de aquello, todo fue silencio por parte de Brendam. No hubo llantos, ni pesadillas, ni malos comportamientos para llamar la atención, solo silencio. Era una presencia casi imperceptible en la casa.


    — Cada quien lidia con el dolor a su manera. — Le había dicho Gary, quien se había convertido, junto con Brendam, en el pilar que sostenía su voluntad. — prometió que te protegería, quizá no quiere que cargues con él.


    — ¡Prométeme que hablarás con él! — le había rogado. — preferiría que llorara a que se quede callado. Al menos sabría qué le sucede.


    — Lo intentaré.


    Desde entonces, Brendam se acostumbró a pasar desapercibido, como si quisiera mantener tranquila a su madre.


    Serena lanzó un suspiro cansado. — Te extraño, silencioso fantasmita — musitó, mientras se dirigía al altar que había erigido en memoria de su difunto marido.


    Hizo la oración de rigor, desayunó, tomó una ducha y luego pasó toda la mañana en el ordenador, enviando mails y asesorando a Shauna en algunos asuntitos de la Boutique que tenían en Kalos. Aquel negocio, por fortuna muy redituable, gracias a la imagen de la ex reina de Kalos y a la pericia de Shauna, se había convertido en el sustento de la familia Ketchum y de otras tantas en la región del amor.


    Por la tarde salió a tomar té al jardín. Pikachu retozaba en la hierba verde, inmóvil como todos los días. “Otro al que tu muerte lo dejó sin espíritu” pensó. — ¡Pikachu, ven aquí! — Serena se palmeó los muslos invitándolo a sentarse en ellos. El tipo eléctrico alzó las orejas y se movió con lentitud hasta el regazo de Serena.


    La tarde trajo consigo un viento triste que le erizó la piel. Sintió que el corazón se le estrujó. “Brendam”, pensó. Saco de su bolsillo el móvil y estuvo a punto de llamarlo, pero otra parte de sí misma decía: “¡Vamos, no seas tan paranoica!


    La noche ya había caído sobre la región. Serena no había encontrado el sosiego en toda la tarde, se la había pasado de arriba para abajo limpiando, escuchando música, haciendo cualquier cosa para recobrar la calma. — ¡Al diablo! — Se dijo, mientras tomaba el móvil dispuesta a realizar la llamada.


    El móvil se encendió antes que pudiera tomarlo. En la pantalla figuraba un número desconocido, y por algún motivo aquello la hizo estremecer.


    — ¿Bueno?


    — Si, buenas noches, le saluda la Oficial Jenny de Ciudad Verde. ¿Tengo el gusto con la señora Serena? — Hubo un silencio incómodo en la línea. — ¿Bueno? ¿Me escucha?


    — Ella habla — su voz sonó lúgubre, y si hubiese tenido un espejo frente a ella, habría visto la palidez fantasmal que su rostro había tomado.


    — Si, verá señora, su hijo Brendam está en calidad de testigo en la delegación. Si pudiese venir cuanto antes se lo agradeceríamos.


    — ¿¡Él está bien?! ¡¿A qué se refiere?! — la voz se le quebraba con cada palabra.


    — Tranquila señora, su hijo está bien. Solo necesitamos que usted esté presente para poder tomarle la declaración.


    — ¿¡Declaración de qué?!


    — Su hijo fue testigo de un delito, y necesitamos que usted esté con él para declarar.


    La llamada se extendió un poco más de lo que la oficial Jenny hubiese deseado. Tuvo que darle los pormenores del caso y jurarle que su hijo estaba sano y salvo. Así de asustada cómo estaba Serena, no habría sido buena idea comentarle lo de los latigazos.


    Cuando Serena por fin colgó, la angustia y el desasosiego la invadían. No quería pero las lágrimas le manaban de los ojos. Lágrimas de rabia, de miedo y de impotencia. — Solo te pedí que no te metieras en problemas, solo eso necesitaba. Tomó el móvil, necesitaba moverse hacia Ciudad Verde. En su mente solo había alguien que podía ayudarla ese que siempre había estado para ella; Gary.
     
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