En un planeta cercano, en un país desierto, en una maltrecha taberna, el cuentacuentos aguarda. Con su gorro ensombreciendo sus ojos, su boca tapada por una bufanda y el cuerpo entero envuelto en una capa. Una sombra naranja, oliva y morada, que en una habitación secreta espera en torno a la mesa a su próximo cliente. Recostándose en su silla de caña, girando sobre la mesa sus dados una y otra vez, moviendo siempre las tres mismas fichas de aquí para allá sobre el tosco tablero tallado en la madera de la mesa. El candelabro que alumbra la habitación se levanta a un palmo de la mesa y aún así resulta imposible observar nada en su rostro más allá de un fugaz brillo azulado en su ojo izquierdo mientras cuenta sus historias. Entrecierra sus ojos. ¿Será el cansancio? ¿Será la idea de una nueva historia? ... ¿En qué estará pensando? De todos los rincones de la galaxia llegan habilidosos guerreros humanos, valientes mercaderes eonianos, poderosos magos élficos, y un desfile sin fin de destacables seres, pero todos tienen una cosa en común: todos pagan diez monedas para escuchar una historia del cuentacuentos. Cada uno llega a la taberna por un motivo. Nunca le buscan, y es así como le encuentran. Cada uno paga por una cosa: los hay que simplemente quieren aderezar su copa con una buena historia, los hay que consultan sobre sus problemas, los hay también que quieren aprender de las historias de un verdadero maestro, y los hay que , sencillamente, no pueden resistir la curiosidad ante semejante personaje. Pero siempre, sea el motivo que sea por el que le molestan, sólo extiende su mano para percibir las diez monedas y, una vez las tiene a buen recaudo en el bolsillo de la chaqueta, comienza el espectáculo. Sin mediar palabra alguna, alza las manos hasta el fuego que reposa sobre su cabeza, generando una pequeña explosión y una humareda que pronto inunda la habitación. Agita los dados, mueve sus fichas y, mientras el humo cambia lenta y constantemente de colores, comienza a contar un cuento para su cliente. A veces es alegre, a veces es triste, a veces trata de un temible mago, y a veces de una tierna niña, a veces es en prosa , o a veces es en verso. Pero nunca es la misma historia. Tras finalizar el cuento, qué decir, nadie puede contener la emoción. Le ofrecen más dinero, le piden más historias, quieren felicitarle, pero el cuentacuentos sólo les corta con la mano, se recuesta de nuevo en la silla y entrecierra los ojos esperando a su próximo cliente Muchos son los rumores que giran en torno a tan enigmático ser: unos dicen que es una poderosa y anciana bruja que, cansada de las luchas y peripecias, se jubiló y se gana la vida contando todas las historias que ha visto, oído y vivido a lo largo de su trepidante y larga vida; otros cuentan que se trata de un bardo que jamás cosechó gran éxito, ni con las mujeres ni con el público, y, hundido, se guarece en esta taberna renegando de su pasado y de sí mismo, contando historias sólo para no morir de hambre; incluso oí una vez que todas las historias que se cuentan en el universo sobre héroes, heroínas, magia, amor, ...jamás existieron y todas son en realidad obra del cuentacuentos. Edad, género, raza, especie, ...tantas preguntas y ninguna respuesta. Nadie sabe nada sobre el cuentacuentos. En un momento, quizás de debilidad, quizás de osadía o quizás de astucia, muchos de sus clientes le preguntan por todas estas cosas y más. Pero lo único que reciben como respuesta a cualquiera de estas cuestiones es: "Cuento historias. Es lo único que hago".
Me ha gustado mucho la forma narrativa de relato. Muy creativa y agradable de leer, pude imaginarme detalladamente cada cosa; uniéndome al ambiente. A pesar de la poca participación, me ha caído muy bien el misterioso cuentacuentos. Yo también he quedado intrigada por saber quién es él o ella. También me gustaría ser de las privilegiadas que lo escuchen, seguro que debe ser grandioso contando cuentos, para tener esa popularidad.
Muy pintoresca narrativa. Da el aura que precisa tener y no excede de pretensiones más allá de la simpleza y carisma que expresa el relato. Me ha gustado, un placer leerte.