Long-fic de Inuyasha - Ojalá (Kago&Inu no Tashio)

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Kikuz-sama, 6 Enero 2017.

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    Flemy Speeddraw

    Flemy Speeddraw Iniciado

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    ME encanto! Y yo que me preguntaba si ibas a poner a Takemaru en escena. Me gusto mucho! YA quiero saber que va a pasar! Estare esperando el proximo capitulo!
     
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    Kikuz-sama

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    Ojalá (Kago&Inu no Tashio)
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    Género:
    Drama
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    Volví después de una larga ausencia :shame2: Espero que el capítulo les guste y las cosas ya se irán poniendo más interesantes :3 trataré de retomar el ritmo de las actualizaciones C':Además este capítulo es un poco diferente a los demás, estoy experimentando con mi narración xD ¡Disfruten la lectura!


    VIII


    ¿Qué aspecto de su vida le había dado la idea de que podía convertirse en casamentera e irse de vuelta a la época de Inuyasha en tan sólo un par de semanas? ¿Acaso ella había tenido suerte en el amor cómo para creerse con la madurez suficiente para lograr que dos seres (¡que ni siquiera son de la misma especie!) pudieran congeniar con un par de reuniones? Cerró las manos en puño, sintiéndose profundamente enfadada y frustrada. Habían pasado tres meses desde aquella reunión con el padre de la princesa Izayoi. Transcurrieron noventa y tres días desde que regresó trayendo a cuestas a un malhumorado guerrero que, sin disimulo, mostraba una insaciable y casi irrefrenable sed de sangre youkai así como el evidente desacuerdo por parte del “príncipe” Tashio.


    Porque no, eso no era suficiente. No conforme con soportar el mal karma que parecía seguirla, tuvo que sentarse frente a Inu no Tashio, Izayoi y Takemaru a explicar la única solución que se le ocurrió para establecer la tregua. Y más que ser recibida como una buena solución, fue despreciada con una sonrisa burlona por parte del guerrero albino, con una mueca incrédula por parte de la princesa y una mirada ladina y brillante de triunfo por el odioso humano. Eso la había llevado casi a rogar por una oportunidad. Y, de manera renuente, Inu no Tashio accedió a llevar acabo el cortejo humano siempre y cuando Izayoi lo quisiera.


    Aunque Kagome sospechaba que esa condición era una forma de declinar. ¡Porque el muy ladino sabía que Izayoi estaba renuente (gracias a los nada favorecedores comentarios de Takemaru) y no hacía nada por mostrarle que él podía ser un buen pretendiente! Claro, que Kagome pensará eso no tenía ninguna relación con que el aliento le trastabillaba en los labios cada que él le sonreía o que el cuerpo se le llenara de miel en el momento en el que sentía su mano (que casi era siempre por accidente) acomodando su cabello detrás de su oreja al ser sacudido por el viento y golpeaba el rostro del albino que tomó como penitencia el instruirla en la arquería. Evidentemente no influía en nada ver que, repentinamente, la azabache considerara que no existí ni existiría nadie que fuese tan bien parecido como él. Porque, incluso a regañadientes, tuvo que admitir que Inu no Tashio era guapo a rabiar.


    Por ello no entendía la resistencia de la joven princesa. Kagome siempre pensó que el flechazo entre esos dos fue casi inmediato. Y, sí los miraba desde lejos (como lo hacia en ese momento), no era capaz de comprender como es que ninguno caía rendido ante el encanto del otro. Porque Izayoi (siendo iluminada por la plateada luz de la luna) daba la imagen de ser celestial, casi etérea. Era bella, tan inhumanamente guapa que Kagome (en las tardes que pasaba a su lado) siempre estaba tentada a pellizcarse para convencerse de que era real pues esas facciones dulces y angelicales no parecían tener un sello terrenal. Su cabello tan oscuro como la noche misma daba la sensación de ser tejido por hebras de noche y esos ojos, esas orbes oscuras parecían albergar un cielo estrellado en sus profundidades. Y esa fragilidad que emanaba de su pequeña figura sólo exhalaba esa necesidad de protección que debió funcionar y hacerlo caer como abejas en la miel.


    Pero… pero Inu no Tashio se mantenía tan impasible ante la princesa que Kagome había caído en la absurda seguridad de que él tenía hielo en las venas. ¡Y eso la hacía rabiar! ¿Qué le costaba caer perdidamente enamorado de Izayoi? ¡Eso la liberaría! Eso haría que Inuyasha naciera y automáticamente podría regresar a esa época en la que él la esperaba… No obstante, a veces, en la soledad de su habitación, debía admitir que tenía miedo y que (egoístamente) no ansiaba regresar tanto como al principio. Porque en ese momento, en esas mañanas en las que refunfuñaba con la sarcástica y chispeante personalidad del albino no echaba tanto de menos al que era objeto de su unilateral amor. Y eso se debía, principalmente, a la distracción que le ofrecía esa deslumbrante sonrisa que la mayor parte del tiempo le llenaba el cuerpo de algodón de azúcar ahí donde antes había sangre.


    Porque, a lo largo de los días, Kagome había descubierto que solo cuando Inu no Tashio estaba con ella sus labios se curvaban de esa manera. Y advertir ese gesto la hechizaba y asustaba en igual medida. Porque plantearse la posibilidad de que se hubiese enamorado sólo venía complicar más su existencia. Pues eso la ponía en peligro de ansiar más ya que (de manera inconsciente) estaba segura de que ahí tendría una oportunidad. Y (una pequeña parte de ella) ansiaba que él le correspondiera. Respiró hondo y cerró los ojos. Se dio un pequeño masaje en la sien y contó hasta diez. Iba en el ocho cuando a sus fosas nasales llegó un aroma que ahora era (por demás) familiar. Mejor que sea hasta mil. Sintió su cálida mano colocarse en su hombro y una pequeña descarga eléctrica recorrió todo su cuerpo. Respiró de nueva cuenta y se arrepintió inmediatamente de ello. Ahora ese ahora varonil, con toques de petricor y manzanas dulces se encontraba rodeándola, llenándola hasta el punto de sumirla en un estado etílico.


    Abrió los ojos. Su mirada tropezó con esos orbes dorados. Su sangre se inundó de burbujas que viajaron a una velocidad vertiginosa hacia su pecho, donde explotaron e hicieron fiesta. Había una lluvia de fuegos artificiales en su cuerpo. Intentó dar un paso hacia atrás. Él no se lo permitió. Se miraron fijamente. Ella temerosa. Él, disfrutando el pequeño temblor de su presa.


    —Quedate conmigo. —Murmuró y su voz descendió una octava. Estaba ligeramente ronca y se odio por encontrarla endemoniadamente sensual.


    —No puedo. —Aseveró tratando de mantener el gesto impasible.


    —Claro que puedes. Sólo hace falta que aceptes que mueres porque te bese. —Aseveró con una ladina sonrisa en los labios.


    Kagome hizo gala de un hermoso y vibrante color rojo. Cruzó los brazos en el pecho. Indignada y furiosa, con él y (principalmente) con ella misma.


    —Te la tienes muy creído, ¿cierto? —Acotó dedicándole una cínica sonrisa (una de su propia cosecha). —Pues no, ni eres tan atractivo ni eres irresistible así que deja de perder tu tiempo conmigo y ocupate de Izayoi. Es ella a la que tienes que enamorar, ¿recuerdas?


    —Pero ella no me gusta… —susurró al acercarse a la azabache, colocar una mano en su mejilla e inclinarse hasta que sus labios casi se rozaron. —No me gusta tanto como tú.


    Y ante esa afirmación el aliento de Kagome trastabillo en sus labios. Sintió una tibieza en todo el cuerpo, se sintió feliz y desdichada al mismo tiempo. De verdad Kamisama, ¿yo qué demonios te he hecho? ¡¿Por qué tengo que estar en triángulos amorosos en los que sé que saldré con el corazón echo pedazos?


    —Pues tú no me gustas. —Dijo en un patético intento por convencerlo y convencerse. Pero siempre se le dio fatal mentir. Y la azabache se dio cuenta en el momento exacto en el que él lo descubrió pues (sin invitación) se inclinó sobre ella y la besó.


    Y ese beso termino por robarle el corazón. Porque esa boca fue como la manzana que en la religión cristiana, llevó a Adán y a Eva lejos del paraíso. Porque él era la tentación personificada. Porque, mientras él la besaba como si se le fuese la vida en ello, Kagome entendió una cosa: el albino le gustaba tanto como respirar.
     
    Última edición: 22 Diciembre 2017
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    Flemy Speeddraw

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    Dios! Se besaron!! Que genial! Si yo sabía que Takemaru iba a ser que Izayoi no aceptará a Inu no y él se mostrará cómo su mejor opción. Por Dios la pobre de Kagome la idealista mucho a Izayoi. Bueno se me hizo muy corto el capítulo pero eso no importa me gustó mucho como lo hiciste y, de nuevo, estuvo genial el beso!! Te amo por eso! Has las cosas con calma que tengo años suficiente para esperar que actualices!! Me encantó el capítulo! Ya espero el próximo!
    Bye-by
     
    Última edición: 23 Diciembre 2017
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    OMG no lo puedo creer, esto se está poniendo interesante!!! Se besaron Como haces que todo vaya cayendo en su lugar sin forzar nada me parece sorprendente, espero con ansias la continuación
     
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    Ceyles

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    Acabo de leer toda tu historia y me quede OMG!!!
    No puedo esperar tanto necesito más capítulos que sucederá luego de ese beso.
    Saludos; espero la continuación pronto.
     
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    Kohome

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    ¡DEMONIOS! ¡SE BESARON! ¿QUÉ CLASE DE BUCLE TEMPORAL VA A PROVOCAR ESTO?

    OH POR DIOS

    Es que casi ni sé qué decir. ¡Demonios, ese tipo es muy sexy! Uf, aire. Por fabar. *muere*
     
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  7.  
    Nancy García

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    :<3::omg<3:Sube más porfiiiiis!!!! Esta genial lo dejaste en suspenso y mucho
     
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    Kikuz-sama

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    Después de lo que parece una eternidad... la actualización está aquí. Gracias por la paciencia y disfruten la lectura :omg<3:



    IX



    El problema radica en que no sólo me gusta. El problema realmente se encuentra en que, muy probablemente, me he enamorado de él.


    Kagome estaba acostada (en posición fetal) sobre el futón. Después de ese beso que había sacudido los cimientos de lo que ella consideraba verdadero, lo único que pudo hacer fue salir huyendo y gritar una patética petición de que no la siguiera. E increíblemente, él había respetado eso. Sin embargo, el que Inu no Tashio lo hiciera, que respetara su infantil demanda, le estaba dejando un mal sabor de boca pues atraía a su memoria los amargos recuerdos del abandono y el desengaño que experimentaba cada que Inuyasha la dejaba para ir en busca de Kikyo.


    Pero esa sensación de derrota que le entumecía el cuerpo comenzaba a lanzar una nueva luz a esos sentimientos que creía conocer como a la palma de su mano. Si bien ella estaba segura de amar a Inuyasha, en todos esos meses no pensó detenidamente en él. Poco a poco, en esas tardes en las que el albino pasaba con ella practicando en un intento por mejorar su mala puntería, la azabache empezó a verlo realmente. Inu no Tashio paso de ser un desconocido, a un inesperado aliado, a un irreverente compañero para finalizar siendo el hombre que le quitaba el sueño y movía los cimientos de su mundo. Había ocasiones en las que en la soledad de su habitación se veía ante la división de lo que en un principio se le presentó como un sólo camino. Antes no tenía dudas de que quería regresar, sin embargo, las cosas cambiaron a tal punto que el volver a la época de Inuyasha se transformó en una obligación que (en el proceso de cumplirla) le estaba destrozando el corazón. Pues, aunque quisiera negarlo, la idea de irse y dejar de ver al guerrero provocaba en ella un dolor tan intenso que la hacía caer de rodillas.


    Sintiéndose el ser más infeliz en la faz de la tierra, cerró los ojos. Kagome no quería ser débil ni mezquina. No obstante, ya no podía seguir mintiéndose. Ya no ansiaba regresar. Y mucho menos deseaba que Inu no Tashio dejará de verla y que cumpliera su deber al prendarse de Izayoi. Muy en el fondo, cuando los espiaba a lo lejos y veía que esos encuentros resultaban infructíferos, Kagome se sentía tranquila y terriblemente feliz pues ello significaba que seguía teniendo una oportunidad pero, tomar ese camino era condenar a otros por su egoísmo.



    Simplemente no podía desentenderse. Kagome sabía que el tiempo seguía transcurriendo del otro lado del pozo y si bien la perla había desaparecido con ella, no así lo harían los problemas. Aún quedaban fragmentos que, sin duda, terminarían en manos de Naraku. Aún quedaban asuntos pendientes que traerían desdicha a la vida de sus amigos si ella decidía quedarse. Por un lado, Miroku y Kohaku podrían morir pues su vida estaba envuelta en las telarañas de Naraku y eso destrozaría de irreparable manera a Sango. Ella ya lo había perdido todo y no era justo que se desprendiera de manera tan ruin de lo único que le quedaba. Por el otro, estaban Kikyo e Inuyasha. Si bien era cierto que muchas veces deseo que ella desapareciera, tampoco quería condenarla a las llamas del infierno ni que Inuyasha fuera arrastrado en el proceso. Ninguno merecía una eternidad de sufrimiento.


    Por ello… no debía quedarse. Aunque tampoco podía irse pues tal y como estaban las cosas se corría el riesgo de que Izayoi e Inu no Tashio no terminaran juntos e Inuyasha no naciera. Frustrada consigo misma y con su tremenda estupidez, se sentó en el futón. Restregó sus ojos con fuerza y se decidió. Una vida debe sacrificarse por otras. Después (cuando todo hubiera tomado su debido cause) tendría tiempo para llorar y lamentarse. Se vistió. Trató de ponerse lo más presentable que su patética situación le permitía y salió de la habitación.


    En el palacio todo transcurría de manera regular. Los demonios iban y venían encargándose de las tareas cotidianas, los soldados practicaban e Izayoi daba su paseo como todas las mañanas. Sonrió y camino hasta ella. Se emparejó su paso. Un segundo después de colocarse a su lado, ella se giró a mirarla y el resentimiento que encontró en sus ojos la descolocó.


    —¿Pasa algo, Izayoi? —Inquirió la azabache.


    —Creí que eras mi aliada. Pensé que con tu ayuda podría traerle paz a mi pueblo y establecer una tregua con los demonios e incluso comencé a ver a Inu no Tashio con otros ojos. Realmente empecé a enamorarme de él…


    —Izayoi…



    —¡¿Pero ahora que sentido tiene aceptar esto que siento si sé que él no tiene ojos para mí?!



    —Eso no lo sabes. —Intentó convencerla con la voz suplicante.



    —No tiene caso que lo niegues. He visto como te mira…



    Ese comentario, que a duras penas fue arrastrado hacia sus oídos por lo débil que fue la voz al proferirlo, logró que su corazón aumentara de ritmo. Izayoi dejó de verla. Derrotada clavó la mirada en el piso. Kagome no supo que decir. Ambas permanecieron inmóviles y en silencio. Sin embargo, aunque sabía que debía sentirse culpable por estar alterando el pasado de esa manera, una pequeña parte de ella se sentía feliz por ser (aparentemente) correspondida. Poco a poco sus labios se curvaron en una tímida sonrisa y sintió como una millar de mariposas revoloteaban en su estómago, así como un centenar de burbujas estallaban de una forma multicolor en su pecho. No obstante, no podía permanecer por siempre en el cielo.



    Su frágil esfera de felicidad se rompió en el momento en el que vio la caía de la primera lágrima de Izayoi. Sintió una asfixiante presión en el pecho. Kagome también quiso llorar. ¿Por qué, una vez más, debía ser ella la que debía renunciar? Cerró los ojos. Por favor… dejen de volar. Por favor… mueran ya.



    —Yo…



    No quiero…



    —… te ayudaré. Al final del mes se fijará una fecha para el enlace con Inu no Tashio.



    —¿Por qué… quieres ayudarme?



    —Prometí que te mantendría con vida. —Aseguró con una temblorosa sonrisa.



    —Pensé que… también estabas enamorada de él. —Ante esas palabras, Kagome no pudo evitar sorprenderse. ¿Tan obvios eran sus sentimientos?



    —No estoy enamorada de él. —Aseguró pero su aseveración no sería incapaz de engañar a nadie. Izayoi no tuvo que decir nada. Sólo bastó que sus ojos castaños la miraran y le dijeran que no le creía. —Yo no… —no pudo mantenerse entera. No pudo mantenerse serena ante la vorágine de emociones que la estaban devorando —¡… no pude evitar enamorarme de él!



    ¿Cómo había sido tan tonta para no percatarse de que tarde o temprano caería prendada de él? Nunca antes se sintió tan cómoda con nadie. Cuando sus ojos se encontraban con los de ella, él realmente la veía. En esas orbes no había una búsqueda de un eco, no había culpa, no había un anhelo lejano, no había una sombra que la opacara. Sólo… estaba ella. No había comparación. Porque, ante los ojos del temible guerrero, ella era única. Ella sólo era Kagome.


    Irremediablemente cayó de rodillas y comenzó a llorar. Pero antes de que cualquiera de las dos mujeres pudiera hacer algo, apareció el causante de su desastre emocional. Ante la mirada anonadada de Izayoi, cargó en brazos a Kagome y se alejó del lugar. La azabache intentó no verlo, sin embargo, su mirada se veía arrastrada hacia el igual que lo harían las abejas a la miel. El albino sólo se detuvo un segundo para inclinar el rostro hacia ella y besar su frente. Ante la sorprendida mirada de la azabache, él sonrió.


    —Deja de llorar. No tienes de que preocuparte. Jamás podré enamorarme de Izayoi.


    —Pero ella… —Antes de que pudiera protestar, él la besó. Aunque sólo fue un simple roce de labios, el acto consiguió dejarla muda.


    —Mi corazón ya eligió. Te quiero a ti. Te quiero hoy, te querré mañana. Lo haré por toda la eternidad.
     
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    Flemy Speeddraw

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    Mi corazón!! Que emoción, ya quisiera que alguien me diga algo como eso.
    Que hermoso!! La pobre de Kagome esta hecha un desastre mental y emocionalmente por culpa de Inu ni Taisho. La verdad lo de Izayoi me sorprendo, pensé que ella seguiría con que no le gustaba ni en pintura el pobre de Inu no. Te juro que hubiera deseado que le importara un rabano lo que Izayoi sienta y se quede con él. Espero y esa sea su decisión. Me gustaria saber que va a pasar o que va a hacer Takemaru cuando se entere de los sentimientos de su linda princesa por el Demonio peli blanco.
    Espero el proximo capitulo!! Que tengas suerte con todo! Bye-by..
     
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  10.  
    Kohome

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    Empezamos bien. Empezamos muy muy bien.
    Justo ahora ni me encuentro. Siento que el pecho está que me estalla de la emoción. Y es que es difícil tomar una postura tan rígida y cruel como obligar a Kagome a regresarse si lo pones como lo pones. Es como 'Pero si ella merece ese amor incondicional, carajo'. Y pues entro en conflicto.

    Honestamente no tengo ni la más mínima idea cómo rayos va a terminar esto, pero yo seguiré sentadita, comiendo palomitas mientras veo todo arder de mano de tu buena narración (COF y esperando el bucle temporal COF) muy ansiosa :3

    ¡Gracias por la continuación!
     
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  11.  
    Ceyles

    Ceyles Iniciado

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    Oh....!
    Esto es un giro impresionante,si ya se enamoro de Kagome,puede que suceda algo malo con el futuro del mismísimo InuYasha.
    me dejas más intrigada que antes.
    Saludos :<3:
     
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  12.  
    Ámbar

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    No puedo evitar fangirlear con esta escena.
    Tienes un no sé qué me vuelve loca. Tal vez sea la manera en cómo narras los sentimientos de cada personaje... Y eso hace cada día los ame más <3

    Amo esta pareja, por tu escrito, me he vuelto una mega fan de ella <3

    Con las últimas palabras de Inutaisho me ha hecho desear que Inuyasha no nazca (muy malvado de mi parte, lo sé, pero no quiero trabas xD). Y lo que más me emociona de todo esto, es los problemas que traerá esa unión.
    Creo que mis preferencias van más por lo dramático D:

    Muchas gracias por la continuación. Por escritos como los tuyos es por lo que vuelvo a leer fanfics después de tanto tiempo <3
     
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  13.  
    Kikuz-sama

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    Después de una larga ausencia por fin traigo la continuación. Estoy un poco oxidada y tal vez este capítulo parezca un poco apresurado. Me disculpo por ello. También lamento si llegan a ver algunos dedazos. Cuando termine la historia pasaré a hacer las correcciones necesarias C': Por ahora, si quedan algunos lectores de esta historia: disfrútenla. Por cierto, Flemy Speeddraw, gracias por recordarme que aún esperas por la historia*W*

    X

    Kagome había perdido la cuenta de las veces en las que se le partió el corazón pero, esta vez, el dolor era diferente al que estaba acostumbrada. Esta vez no lloraba porque fue dejada de lado por otra, irónicamente, en esta ocasión la azabache sufría por ser la elegida. Porque eso significaba el cambio en el pasado y el riesgo que no naciera aquel a quien ella aún consideraba su primer amor. Pero al ver la figura que yacía a su lado, con el semblante sereno, con la belleza de un ser etéreo y con el olor de manzanas dulces y petricor llenando sus pulmones, no encontraba el valor para decir que no.


    Después de subir al cielo y bajar al infierno ante la confesión tan apasionada de Inu no Tashio, Kagome se rompió. Lloró sobre su pecho. Llovió tanto sobre él que la única manera en la que su tempestad encontró la calma fue engañarse y pensar que se podría quedar con él. Sólo un día. Sólo eso prometió que robaría. Por un día se permitiría el capricho de soñar, de creer que si se quedaba con el albino no pasaría nada. Aquí empieza la mentira. Aquí… me permito soñar. En algún momento de la noche, cuando las lágrimas se secaron y los lamentos ya no encontraron una forma de escapar de sus temblorosos labios, cayó rendida. Y ese despertar, a pesar del dolor, era lo mejor porque era una forma de conocer la forma más frágil del guerrero.


    Sin poder evitarlo, sonrió. Inu no Tashio era todo lo que quería y necesitaba. Sintiendo la necesidad de comprobar que él era real y no otra de sus ilusiones mañaneras, estiró la mano y acarició el largo cabello del albino. Su figura tranquila despertó tal ternura en ella que, por un momento, juró que se enamoró un poquito más de él. Embrujada por la sensualidad subyacente en las líneas en su figura etérea, dejó que su mano vagara por su rostro. Inu no Tashio era tan… brillante y atractivo que a veces ella necesitaba comprobar que todo lo que sucedía era real y no una de las tantas tretas de Naraku. Sin embargo, a pesar de la felicidad que la embriagaba al saberse correspondida por primera vez en su vida, sabía que debía renunciar.


    Cerró los ojos con fuerza e intentó no llorar. El corazón se le rompía cada vez que trataba de imaginar al guerrero con Izayoi. Porque en el fondo ella era completamente humana y, como tal, a veces deseaba ser egoísta. Y en esto la azabache realmente quería serlo. Porque no soportaba la idea de que él mirara a Izayoi como lo hacia con ella. Y ahora ya ni siquiera podía imaginarlos intimando por mucho que eso fuera necesario para que Inuyasha naciera. Kagome no quería que Inu no Tashio tocara a Izayoi. Antes, en alguna de una de las muchas ocasiones en las que Inuyasha la dejo de lado por preferir a Kikyo, ella pensó que ya había conocido la agonía y el dolor absoluto del desamor, pero ahora… ahora ese sentimiento le parecía una niñería comparado con el resentimiento que punzaba en su interior al saber que era su obligación ceder. ¿Por que ella siempre debía perder?


    —Deja de atormentarte, ojos azules. —La piel se le erizó ante la voz ronca del guerrero. La orden quedó atenuada (y olvidada) ante el escalofrió que recorrió su columna vertebral ante el choque del cálido aliento con la piel de su oreja.


    Sonrojada abrió los ojos. Inu no Tashio estaba recostado de lado, sosteniendo su cabeza en su mano, en una pose que pretendía parecer relajada pero que emulaba a una pantera a punto de saltar sobre su presa. Cuando sus ojos se encontraron ella fue brutalmente consciente de la tensión que había entre ellos. Y el asunto tenía un tono sexual que le estaba generando bochorno. Desde que llegó a esa época entendió (aunque siempre intento no prestarle mucha atención) que había algo en el guerrero que despertaba cosas en ella que nunca había sentido. Y no sólo se trataba de esa belleza arrebatadora porque, para el caso, Sesshomaru contaba con los mismos genes y no se sentía de la misma manera en torno a él. No, era… algo primitivo, algo que era puramente carnal y se negaba a nombrar.


    Tratando de disimular el rumbo que querían tomar sus pensamientos, frunció el ceño. —Estamos en medio de una guerra y esta es la única oportunidad de formar una tregua. Los youkai no tienen nada que perder… pero los humanos no tienen oportunidad, no quiero que mi especie siga muriendo…


    —No es necesario que lo hagan —aseveró ladino con esa confiada sonrisa. Ante sus palabras, Kagome se sintió una contradicción, estaba feliz pues eso le daba esperanzas de que las cosas se dieran como deberían pero, por otro lado, sentía que se le rompía el corazón pues eso significaba que, a pesar de todo, el guerrero aceptaría a Izayoi.


    —¿Eso quiere decir que te casaras? —Preguntó asustadas de la respuesta.


    —Me casaré. —La aseveración la dejó sin aire. Desvió la mirada. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Parpadeó un par de veces tratando de no llorar. Carraspeó un poco antes de encarar al guerrero y mostrarle una sonrisa.
    —Me alegro. Izayoi aceptara gustosa la propuesta. —Se puso en pie y sacudió de su ropa el polvo imaginario que la cubría. Caminó hacia la puerta. Le temblaron los labios antes de decir: —les daré privacidad. Esta noche deberás hacer la propuesta y mañana por la mañana yo regresaré a mi hogar.


    Quiso salir de la habitación pero antes de poder deslizar la puerta, la grande mano del albino la detuvo. La tomó de los hombros e hizo que lo mirara. El estómago le dio un vuelco al ver esa característica sonrisa confiada y burlona. Segundos después, ella se sintió furiosa. ¡Le estaba tomando el pelo! Inu no Tashio se estaba divirtiendo a lo grande poniéndola celosa.


    —¡Eres un imbécil! —Le gritó mientras lo golpeaba con los puños cerrados en el pecho. La risa del guerrero, que en ocasiones le alegraba la vida, en esta ocasión la enervó. ¿Cómo se atrevía a burlarse así de ella? ¿Cómo podía jugar así con su corazón?


    —Tranquila guapa, tu solita malinterpretaste todo. —Le aseguró burlón mientras la tomaba de las muñecas y las sujetaba sobre su cabeza. Por un segundo, Kagome no entendió lo que sucedía, en un segundo estaba furiosa y al siguiente temblaba presa del nerviosismo y la ansiedad.


    En un intento por no perder el punto y el control, preguntó: —¿Te casarás con Izayoi?


    —No. —La respuesta fue simple y llana. Mantuvieron la vista fija el uno en el otro. El ambiente parecía lleno de electricidad. Un solo movimiento se necesitaba para que ambos se quemaran. —Tú serás la que se convierta en mi esposa. —Directo. Brutal. No había una pizca de vacilación en su aseveración.


    —¿Y si me niego? —Preguntó provocandolo. Estaba consciente de que lo que hacía era incorrecto pero, una pequeña parte de ella, estaba disfrutando saber que Inu no Tashio la deseaba tanto como ella a él.


    —Me divertiré intentando convencerte.


    Lo vio sonreír y sólo tuvo tiempo de pensar que estaba jugando con fuego antes de verlo inclinarse hacia ella y sentir sus labios en su cuello. Ese gesto aseguraba que la hora de los juegos había terminado. Sin buscarlo del todo, le quito el bozal a la bestia. De manera ironía, mientras Inu no Tashio soltaba sus manos y sentía como sus manos se deslizaban por su cadera, pensó en caperucita roja y el lobo feroz. ¿Habría estado tan ansiosa la chica esperando a que la devoraran? ¿O estaría como ella, debatiéndose entre hacer lo correcto y cuidar a su abuela, o estaría mandando todo al diablo para caer en la tentación?


    Sólo… sólo será por hoy…


    Mientras mandaba al diablo aquello que era su obligación, besó a Inu no Tashio. Y, a pesar de saber que se estaba yendo al infierno, no le importó.

    Tal vez el siguiente capítulo sea el lemon, aunque aún estoy indecisa entre hacerlo o no :shame2:
     
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    Flemy Speeddraw

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    Hola Querida! Gracias por actualizar! Me encantó, y no te presiones, si no quieres hacer lemon no lo hagas, es totalmente tu decisión. Por cierto, nunca dudes de que estaré esperando por el siguiente capítulo.
    Como siempre el capítulo te quedó hermoso, tal vez un tanto apresurado pero bien. Hasta el próximo capítulo!
    Bye-by
     

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