de Inuyasha - koroso kawaii hanyou( matar al apuesto hanyou)

Re: koroso kawaii hanyou( matar al apuesto hanyou)

CAP. VIL:


Habían tenido más que problemas para salir del infierno. Naraku y sus seguidores les habían interceptado cuando estaban saliendo del plano y había estado a punto de cogerles.
Por suerte ellos fueron más rápidos. El problema era que no desistían. Llevando en sus brazos a Kagome y a Edward no podía defenderse. Solo podía huir de ellos. Sabía que Kagome podía defenderse y defendería a su hijo como una leona, pero ahora estaba muy débil. A penas podía mantener los ojos abiertos el tiempo suficiente como para atinar a darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor.
Hasta que no estuviera durante un tiempo fuera del infierno no se sentiría mejor y todavía no habían salido tan siquiera. Estaban volando sobre el río de sangre que llevaba a las puertas de entrada al infierno.
Inuyasha miró hacía a bajo viendo al cancerbero al acecho junto a las puertas por si alguien trataba de colarse. El perro de tres cabezas empezó a mover el rabo nada más verle.
Aún recordaba todas las vece que había estado jugando con esa adorable criatura, aunque le daba la sensación de que si Kagome se percatara del perro gigante de tres cabezas que los observaba, no le parecería un animalillo encantador.
Entonces se le ocurrió una idea. Descendió hasta quedar frente a frente con el perro de tres cabezas y le miró fijamente.

- Cancerbero, necesito tu ayuda. Si me ayudas, cuando todo halla acabado jugaré contigo como lo hacíamos antes- el perro al instante empezó a dar saltos haciendo temblar el suelo- entonces, me ayudarás? – el perro asintió con sus tres cabezas- solo tienes que impedir que esos demonios que nos persiguen salgan del infierno.

Inuyasha sonrió viendo como cancerbero se preparaba para atacar y abrió las puertas de una patada.

- A dónde vas, muchacho?

- Tengo que volver al mundo de los vivos, Caronte.

Caronte estaba montado sobre una barca de madera y llevaba un remo en la mano. Vestía una capa negra que le cubría todo excepto la mano que asomaba agarrando el remo. Eran huesos humanos sin carne ni nada. Se veían blancos y relucientes.

- Tráeme algunos huesos ya que vas. Hace tiempo que no me relaciono con nadie.

- Supongo que preferirás los huesos de una mujer, no?

- Sí y si puede ser que además estén bien blancos.

Inuyasha le sonrió y estaba a punto de salir pero...

- ESPÉREME SEÑOR INUYASHA!!!!!!!!!

- Esa voz... – susurró Inuyasha- no puede ser ese cobarde...

- Buenos días, señor Inuyasha- se posó sobre su hombro- cuanto tiempo sin verle.

- Exactamente desde que empezó la guerra y huiste como un cobarde.

Inuyasha giró la cabeza lentamente hacía su hombro y le mostró con los ojos todo su enfado a la pulga que le miraba inocentemente.
Esa pulga era Myoga. Había servido a su familia desde hacía varios siglos ya. A opinión de Inuaysha era un verdadero incordio, olía mal, siempre se olvidaba de todo y para colmo cobarde.

- Y esa bella muchacha, señor? – saltó a la mejilla de Kagome- no será la famosa mujer que ha robado su corazón?

- Myoga, ni se te ocurra chuparle algo de sangre que te conozco...



Se le había olvidado un detalle. Myoga era un maldito pervertido. A pesar de estar casado con una pulga llamada Shoga él se dedicaba a rondar a todas las muchachas y mujeres demonio hermosas que se encontraba. Era todo un cerdo!!!

- Pero señor...

- Te juro que si pruebas una sola gota de su sangre no sales vivo para contarlo- le enseñó los dientes- y lárgate que tengo prisa.

Inuyasha se giró y miró la puerta. Estaba cerrada como siempre así que tendría que forzarla. Cogió impulso, y dio una patada en el punto exacto justo en el centro de la puerta.
Las puertas se abrieron dejando entrar una bruma blanca que impedía ver nada más allá de las puertas. Inuaysha se conocía todo aquello de memoria así que sin dudarlo un segundo agitó sus alas y entró dentro de la bruma.

- Señor Inuyasha, y la guerra?

- Me vas a venir ahora con esas- esquivó una roca- primero huyes y ahora pretendes que vuelva a la guerra?

- Yo no voy a volver señor- empezó a temblar al ver como le miraba su señor- bueno, si usted lo ordenase supongo que me quedaría, pero esa no es la cuestión, señor Inuyasha. Usted tiene una responsabilidad y no puede andar yendo y viniendo de un mundo a otro cada vez que se le antoje.

- Escúchame pulga del demonio porque solo te lo voy a decir una vez- salieron de la bruma y empezó a verse una luz al fondo- amo a la mujer que llevo en mis brazos y tenemos un hijo que es el pequeño bulto que ella está abrazando. Me vi obligado a abandonarla y volví cuando supe que estaba en peligro- tragó saliva- Naraku va detrás de ella porque sabe que es mi punto débil y debo alejarla de sus garras – le miró frustrado- ahora dime, tienes un plan mejor?

Myoga estuvo a punto de decir algo pero al final decidió callarse. No tenía ningún argumento más fuerte que el empleado por el señor.
Al llegar a la luz les inundó el olor a sal.
Kagome empezaba sentirse mejor. Era como si el aire volviera entrar en sus pulmones. Se sentía francamente bien. Abrió los ojos y vio que estaban volando y bajo ellos estaba el mar.
Entonces, el infierno estaba bajo el mar u océano?

- Inuyasha?

- Te sientes mejor? – viendo que asentía- y cómo está Edward?

Kagome apretó más a su cuerpo al bebé que estaba en sus brazos y le descubrió la cara para ver su estado.

- Se encuentra perfectamente...- le sonrió- es de noche...

- Así será más seguro.

- La luna está preciosa... – murmuró Kagome.

- Mira, allí están Miroku y Sango!!! – exclamó Inuyasha.

Kagome miró hacía donde Inuyasha y sonrió al ver a Miroku y a Sango alzando los brazos para saludarles.

Continuará...

 

Re: koroso kawaii hanyou( matar al apuesto hanyou)

CAP. VL:


Había sido el mejor reencuentro que había tenido nunca. Sango la había abrazado con tanta dulzura a ella y a Edgard, por no hablar de lo mucho que habían llorado ambas.
Aunque lo mejor sin duda, fue abrazar a Miroku. No le veía desde mucho antes del nacimiento de Edward. Fue maravilloso mostrarle a su hijo y recibir sus caricias de admiración y afecto fraternal.
Y pensar que antes de conocer a Inuyasha, estaba locamente enamorada de Miroku.

………………………………………………………………….

- Entonces Naraku es el culpable de todo esto, no? – preguntó Sango.

- Digamos que sí… - murmuró Inuyasha.

- Señor Inuyasha, ya está otra vez haciendo novillos- dijo Myoga desde se hombro- vuelva ahora mismo al infierno y luche como el líder que es.

Inuyasha miró mal humorado a Myoga y a continuación lo lanzó con un solo dedo fuera de su hombro.

- Como íbamos diciendo, debemos proteger a Kagome.

- Oye, Inuyasha…

Kagome agarró su manga y tiró de ella como una niña pequeña para tratar de llamar su atención.

- Qué pasa, pequeña?

- Podríais utilizarme como cebo…

- No!!! – exclamaron los tres a la vez.

- Pero pensadlo mejor- murmuró- Si nos deshacemos de Naraku, se habrá acabado todo el problema. Solo tengo que atraerle y luego acabáis con él.

- Pero será peligroso…

- Lo sé- le interrumpió Kagome- pero es la mejor opción… además esto mismo hacíamos cuando cazábamos demonios en la ciudad.

Inuyasha, Miroku y Sango se miraron algo dudosos. A ninguno le gustaba ese plan. Arriesgar hasta tal punto la vida de Kagome era demasiado peligroso, pero también era verdad que aquel plan era el mejor de todos.
Suspiraron los tres agotados y sonrieron a Kagome. Como de costumbre, ella había ganado.

…………………………………………………..


Inuyasha abrazó una vez más a Kagome. Había olido a Naraku y sabía que venía hacía allí así que había que iniciar ya el plan, pero no podía soltar a Kagome.
Le daba tanto pánico que hubiera el más mínimo error y Kagome sufriera daños.

- Inuyasha, estaré bien- le sonrió- porque tú me protegerás, verdad?

- Claro que te protegeré.

- Pues ya está.

Inuyasha volvió a abrazar una vez más a Kagome y luego fue arrastrado por miroku y Sango. Los tres se escondieron entre unos arbustos en los cuales había salteadas algunas plantas de romero que camuflaban sus olores evitando de esa manera que Naraku pudiera localizarles.
Kagome se sentó en un banco cercano y se quedó esperando a que apareciera. No podía parar de pensar en Inuyasha y en Edward. Antes de ir al parque junto a la iglesia lo habían dejado en casa con su padre. Sabía que su padre cuidaría bien de él, pero eso no lograba quitarle el miedo del cuerpo. No quería que Edward pasara lo mismo que ella creciendo sin padres.

- No pensaba que te entregarías tan fácilmente- le murmuró Naraku al oído- acaso Inuyasha se ha hartado de ti y ya no te protege.

Kagome se levantó del banco a tiempo para esquivar a Inuyasha que se había lanzado sobre Naraku.

- MALDITO DESGRACIADO!!!!!!!!!

Segundos después empezó a saltar la sangre por todas partes. Inuyahsa de un puñetazo le había reventado la cabeza a Naraku.

- Inuyasha…

- No mires por favor.

- Lo has matado?

- Sí…

Inuyasha se levantó del suelo y se volvió a transformar en medio demonio hasta llegar a Kagome. Le rodeó la cintura y se dirigió junto a ella Miroku y Sango hacía la iglesia.
Había terminado la pesadilla.
Entraron en la iglesia y cada uno por su lado fueron a relajarse: Sango se sentó en uno de los bancos, miroku se dedicó a encender las velas, Inuyasha se quedó observando una pintura, y Kagome se dirigió hacía la estatua de la virgen para rezarle un ave maría.
Kagome se detuvo delante de la estatua y levantó la vista.

- AAAAAHHHHHH!!!!!!!!!!

Todos se giraron al oírla gritar y quedaron espantados ante la visión. La estatua de la virgen estaba llorando sangre.

Continuará…

 

Re: koroso kawaii hanyou( matar al apuesto hanyou)

CAP. IVL:



- AAAAAHHHHHH!!!!!!!!!!

Todos se giraron al oírla gritar y quedaron espantados ante la visión. La estatua de la virgen estaba llorando sangre.

- Esto no puede ser bueno… -murmuró Sango.

- Ya decía yo que había sido demasiado fácil- gruñó Inuyasha- ese bastardo sigue vivo.

No esperó ni un segundo más. Corrió hacía Kagome y la empujó hasta una esquina. La hizo sentarse en el suelo y le puso en cima una túnica que miroku le pasó.

- Inuyasha, yo también puedo luchar.

- No!!! – Exclamó abrazándola- Kagome no sé si podré con él, no sé si saldré con vida… - murmuró a su oído- pero está claro que uno de los dos tiene que sobrevivir por Edward.

- Inuyasha…

- vive por él- la miró y sonrió al ver que asentía- Tápate bien con la túnica, como toda está oscuro, mientras lleves esta túnica en cima, naraku no te encontrará.

- Y cómo estas seguro de eso?

- No huele a mí.

Inuyasha le cubrió la cabeza también con la túnica y se levantó. A su lado, Miroku y Sango ya estaban preparados para lo que hiciera falta.
Agarró la espada que le ofrecía Miroku y desenvainó rápidamente.

- naraku es muy rápido- comenzó- hemos acabado con su cuerpo pero no con su alma… y la verdad es que no tengo ni idea de lo que hay que hacer… pero está claro que tenemos que intentarlo.

Miroku y Sango asintieron aunque no se les pudiera ver.
No pasaba nada, algunos rayos de luna entraban por las ventanas iluminándolos un poquito, pero cada vez eran menos.

- Parece como si se estuviera tapando la luna… - murmuró Miroku.

- no es la luna!!! – exclamó Sango- ese desgraciado no está encerrando…

Los tres a la vez echaron a correr hacía la puerta de la iglesia y empezaron a empujar. No se abría. No estaba echado el pestillo, ni había fuera nada que lo bloqueara.
Las ventanas cada vez dejaban pasar menos la luz y la virgen se estaba agrietando.

- Qué hacemos ahora? – preguntó Sango.

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Kagome no se enteraba de nada mientras estaba allí oculta. Había oído a Inuyasha y los demás correr lejos de ella, pero no había sabido nada más. Antes le entraba algo de luz desde fuera pero ya era incapaz de ver nada.
Solo podía pensar en Inuyasha y en Edward, si les pasaba algo a alguno de ellos se moriría.
Escuchó un estruendo y después a Miroku gritando. No podía quedarse allí parada, peor si se arriesgaba podría dejar huérfano a Edward. Qué debía hacer?

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- Miroku, qué te ocurre? – le preguntó Sango alargando la mano hacía él.

- no le toques- Inuyasha le apartó la mano- ese no es Miroku… Naraku le ha poseído.

- Pero por qué?! – exclamó Sango con lágrimas en los ojos- por qué lo ha escogido a él?

- Porque Miroku es la persona más cercana a todos nosotros. No lo entiendes- la apartó de él- es prácticamente como un hermano mayor de Kagome, tú estas enamorada de él, es el primer amigo que yo tengo… era perfecto escogerlo a él.

- Porque nunca le haremos daño ninguno de nosotros.

- Exacto.

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Estaba decidido, tenía que ayudar. Se quitó rápidamente la túnica de en cima. Se levantó del suelo tropezando con ella pero aún así siguió.
No lograba ver nada, estaba todo completamente oscuro. Con las manos delante como tratando de guiarse como los ciegos comenzó a intentar palpar el aire buscando algo frente a ella.
Pero se dio cuenta de que más bien debía buscar a su lado. En la mesa de las misas había una vela y junto a ella las piedras para encenderla. A tientas buscando en el aire se fue acercando hasta que su vientre chocó con la mesa.

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- Has oído ese ruido?

- Igual ha sido Miroku… bueno, Naraku… - giró su vista hacía la derecha- pero provenía desde donde está Kagome.

- y si la ha encontrado?

Les dio el tiempo justo para apartarse del ataque. Naraku había comenzado a atacar con el bastón de Miroku.
Ellos no podían ver anda, pero al parecer, Naraku podía ver a través de la penumbra.

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Buscó desesperada en la mesa hasta que encontró la vela de cerda. Rápidamente con dos piedras comenzó a frotar buscando hacer alguna chispa.
Estaba tan nerviosa que a penas atinaba a chocar bien las rocas. Suspirando trató de calmarse y lo hizo una vez más.
Lo había conseguido!!! Había encendido la vela.
Se dio la vuelta con la vela en las manos y vio algo que la horrorizó.

- MIROKU!!!!!!!!!!!!!!

Segundos después, Miroku se había atravesado el corazón con su bastón.

Continuará…