Capítulo 1: Vendaval negro ¿Puedes recordar el momento más difícil de tu vida? ¿Un día o una noche en la que tomar una decisión se convirtió en prioridad? ¿Puedes recordar la tranquilidad de un una noche de verano? Aquella fría noche de febrero en la que se encontraron, ni el uno, ni el otro, podía imaginar que lo que les pasaría los llevaría tan lejos. Cerca de las ruinas de una antigua civilización se encontraba Celsius. Era un joven investigador de tan solo 19 años. Sus méritos investigando ruinas en rutas acuáticas le habían logrado un sitio entre los investigadores más populares de la época. Era un chico de constitución fuerte, pero los días en el laboratorio le habían pasado factura y le había costado unas gafas y una barriga algo más pronunciada. Desde hacía años se rapaba la cabeza a causa de su prematura calvicie y ocultaba su pálida piel del sol con su fiel gorra. Por aquellas fechas llevaba en cambio un gorro de lana negro, para evitar el frío. El porqué se encontraba en aquel lugar era más que obvio, estaba investigando el fenómeno de la megaevolución, que tanto había revolucionado el mundo en los últimos años. Las ruinas se encontraban en medio de una isla de difícil acceso, a la cual llegó gracias a su fiel compañero, Lapras. Celsius llevaba a su lado desde su más tierna infancia. La hora a la que había llegado no le permitía investigar a fondo las ruinas, a pesar de eso decidió dar un paseo para ver por encima el terreno con su linterna, para hacerse una idea general de por dónde empezar a la mañana siguiente. Mientras daba una vuelta escuchó un ruido anormal cerca de donde se encontraba. Obviamente no consideró que pudiese haber peligro alguno y decidió que lo primero debía ser investigar lo que pasaba. El terreno lleno de rocas y maleza le impedía un paso ligero, pero no se detuvo. En su mente solo podía rezar para que fuera lo que fuera lo que sucedía, no dejara de suceder antes de que él llegara. Para su alivio, tras cruzar algunas ramas y otras malas hierbas, encontró sobre una roca la silueta de dos majestuosas alas negras, que contrastaban a la perfección con la hermosa luz blanca de la Luna, que brillaba imponente tras la criatura. Celsius no había visto jamás un pokémon con unas alas tan negras y enormes. A su lado se podía apreciar la figura esbelta de un chico. La luz de la Luna le permitió ver los reflejos del color castaño oscuro de su cabello. Era alto y delgado, su cara era fina y alargada y tenía la nariz prominente. El chico lo miró directamente, Celsius se estremeció, vio en su rostro ira y temor. - ¡Aparta! - Gritó el misterioso muchacho. Pero Celsius no pudo reaccionar a tiempo. La enorme criatura empezó a batir ferozmente sus negras y poderosas alas. Las presión en el ambiente aumentaba por segundos, el viento se arremolinaba alrededor de la zona donde se encontraban, era sin lugar a dudas el movimiento Vendaval. Pero no era un Vendaval normal y corriente. Por alguna razón el viento se iba tornando oscuro, como si arrancara el color del cielo. Celsius no podía apenas respirar, mucho menos dar un paso. Su cuerpo había quedado en shock y su mente se nublaba cada vez más y más. Justo cuando pensaba que no había vuelta atrás, cerró los ojos, y cuando los volvió a abrir el cielo tenía un hermoso color azul. Sintió que acababa de pasar por la peor de sus pesadillas, y probablemente no se equivocaba.
Bueno, Gale of Darkness es el segundo juego de pokemon colosseum. Por otro lado, suena interesante, me quedo a leer :b
¡Muchas gracias! En mi perfil pikapool me lo había aclarado, también le he respuesto por si quieres pasarte y leer lo que hemos hablado del tema.
Capitulo 2: Feliz cumpleaños Tras unos segundos de conmoción al despertar, Celsius recobró el conocimiento de sí mismo y levantó todo su cuerpo, quedando recostado en sus brazos y mirando de frente a la persona que se encontraba delante suyo. Era muy probablemente el chico que encontró la otra noche, lo que le hizo recordar que los sucesos que parecían casi de película de terror eran, si más no, reales. El chico parecía distraído preparando lo que debía ser comida, o eso quería Celsius creer. Se quedó un minuto o dos en silencio observando al extraño personaje, que no transmitía para nada la misma sensación que la noche anterior. <¿De veras es la misma persona?> Se preguntaba inocente y inquieto. Se dispuso a hacer un poco de ruido con algunos movimientos de piernas y brazos, lo hacía para forzar a su nuevo anfitrión a girarse sin la necesidad de tener que iniciar una conversación repentina, pues era bastante malo en sus aptitudes sociales, a pesar de que su trabajo le obligaba a mantener diversos contactos casi a diario. Sorprendido por el sonido el chico se giró. Veo que has despertado ya, perdona por lo que pasó anoche. - Dijo el joven volteando para terminar de preparar su desayuno. ¿Disculpa, quien eres? - Preguntaba Celsius incrédulo en esa situación que era, por lo menos, surrealista. ¡Oh, cierto! Culpa mía, mi nombre es Kredan. Kredan era un chico de 18 años. Su cabello ondulado era lo suficientemente largo como para estar por debajo de sus hombros, de un color castaño algo oscuro, su ya conocida delgada constitución le daba sensación de ser algo más alto de lo que quizás era, a pesar de eso su altura era de aproximadamente un metro ochenta o algo menos. Sus ojos eran marrones con tonalidades negras, con una forma peculiar que decrecía desde el punto más cercano a su tabique nasal hasta el borde del ojo. Vestía una chaqueta negra con montones de botones y bajo estos una bien ajustada cremallera. Era más o menos lo que Celsius apreció a primera vista. Él también se presentó y una vez hechas las presentaciones se dispuso a investigar lo que había sucedido allí la noche anterior: C - ¿Me podrías contar qué es lo que pasó anoche, y que se supone que es ese pokemon con el que viajas? - Preguntó Celsius, casi como si de una exigencia se tratara. K - Claro, cómo explicártelo, mmmmm... Ese pokemon es Noivern, un pokemon que proviene de la región de Kalos. Y simplemente buscaba un sitio donde pasar la noche. Mientras volábamos encontramos este lugar y simplemente paramos. C - Eso no explica el porque me atacó tu pokemon… K - Intenté advertirte pero no reaccionabas y al final saliste volando por culpa de movimiento Vendaval de mi Noivern, por cierto fue él mismo quien te salvó segundos más tarde... C - ¡Ahora todo tiene mucho menos sentido que antes! ¡¿Porque me iba a atacar y luego salvarme?! K - Relájate! Te atacó porque apareciste de la nada y es un pokémon miedoso! C - ¡Aaaaah! ¡¿Muy bonito, es mi culpa asustar a tu pokémon por aparecer de la nada no?! ¡Yo había llegado antes a esta isla! K - ¡¿Qué más da quién llegara primero?! ¡Te quedaste quieto cuando te avisé de lo que venía! Los dos siguieron discutiendo durante unos cuantos minutos, sin un ganador o un perdedor. Al final ambos decidieron dejar de hablar durante unos minutos. Kredan siguió con el desayuno y Celsius se levantó para echar un vistazo a los alrededores. Cada uno con su enfado, cada uno con sus razones y motivaciones. Ninguno fue capaz, aquel día, de percatarse de que lo único que buscaban tanto el uno como el otro era lo mismo. Pero no iban a tardar en darse cuenta. Celsius estaba a punto de descubrir algo que iba a cambiar todo lo que les había sucedido a lo largo de sus vidas...
Para los que hayáis leído el capítulo, se perfectamente que es corto y en su momento ya me aconsejaron que lo agrupara con el siguiente al menos. Si queréis subo ya el siguiente capítulo.
Se nota corto, pero me intriga realmente, pues la pregunta de Celsius es valida a mi punto de ver; ¿por que demonios te ataca y luego te salva? xD
Capítulo 3: Rocas misteriosas Celsius se asomó a un saliente de la isla, quería comprobar las zonas más altas por el exterior de esta, buscando alguna pista de donde podría ocultarse la megapiedra. No era la primera isla que inspeccionaba y sabía que en muchas ocasiones la respuesta se encontraba en los acantilados y no en la superficie. Y acertó de lleno, encontrando un pequeño camino en una de las laderas. Satisfecho con el descubrimiento volvió donde estaba Kredan, que desayunaba un bocadillo lleno de condimentos. Celsius pasó a su lado, intentó hacerlo con apurado para evitar una conversación y de esa forma evitar volver a discutir. Pero su estómago no tenía ganas de ser tan silencioso y decidió rugir de hambre. K - toma asiento y desayuna, he hecho uno para tí también. - Dijo con la boca todavía llena. C - Gracias… - Respondió a regañadientes. Tras unos pocos segundos Kredan tomó la iniciativa y comenzó una conversación con el investigador. K - ¿Llevas algún pokémon contigo? Siempre tengo comida de más para Noivern, puedo darles a tus pokémon si no tienes nada. C - Si, viajo con Lapras. Pero tranquilo, llevo comida que compre antes de venir aquí. K - Entonces deja que le dé a probar de la mía, es casera y si no la gasto pronto terminará en mal estado. C - De acuerdo, gracias… - Sonaba algo molesto. Celsius sacó de su pokéball a Lapras. Era sin duda un pokémon majestuoso y hermoso. Su piel relucía con los rayos del sol, su caparazón era robusto y fuerte. Kredan se sorprendió al ver a tan bello pokémon. K - He viajado bastante durante estos tres últimos años, y jamás había visto un Lapras tan bonito. - Dijo con sinceridad. C - ¡Vaya! Gracias, la verdad es que le tengo mucho cariño. - Estaba algo entusiasmado. K - Y el te lo tiene a ti, sin duda estáis hechos el uno para el otro. La forma en que te mira demuestra lo unidos que estáis. Se ve a leguas que hay una fuerte confianza. - A pesar de sonreír parecía algo triste. C - ¿No vas a sacar a Noivern de la pokéball? K - ¡Oh! Noivern no tiene ninguna pokéball, en realidad yo no lo he capturado. C - ¿Entonces, no es tu pokémon? K - Se podría decir que lo he tomado prestado… C - No serás algún tipo de ladrón de pokémon. ¿No? - Se puso a la defensiva. K - ¿Cómo iba a ser un ladrón de pokémon? ¿No crees que hubiese robado tus pokéball mientras dormías? Dejalo… ¿Tu que hacías en esta isla? C - Bueno, a pesar de que no lo parezca, soy investigador pokémon y he venido en busca de algún indicio de la megaevolución. Se supone que en esta isla ha de haber alguna cosa que se relacione con ello, como pinturas o textos. Con suerte una megapiedra. - Divagó. K - ¡La megaevolución! Si es así… - se quedó pensativo unos instantes - ¿Me permites ayudar? C - Mmm… Supongo que si, no veo inconveniente. Ten en cuenta que tendremos que explorar las ruinas y no llevo demasiado equipo de protección, lo justo para explorar en solitario. K - Tranquilo me las apañaré bien. Así pues, Kredan se dispuso a ayudar a Celsius en su investigación. El científico le explicó que había visto lo que podría ser un camino en la ladera del islote. Recogieron lo poco que tenían por allí y se pusieron en marcha para explorar primero la superficie para descartar otras entradas posibles. Entre la vegetación y los escombros encontraron algunas rocas que presentaban muescas en forma de relámpago. Relacionando esto con la posibilidad de encontrar indicios de pokémon de tipo eléctrico. Un par de horas más tarde habían recogido un par de fragmentos de aquellas rocas, pero poco más. Así que terminaron yendo a la entrada en el acantilado a la que ya planeaban ir para ver a dónde les llevaba. Celsius usó su equipo de escalada para llegar hasta ella, Kredan en cambio llamó a Noivern para que le ayudara a bajar hasta la entrada, llegando más rápido que el investigador al destino. Hecho que no le hacía especial gracia, pues el descubrimiento era suyo y no quería que un desconocido fuese por delante. Y unos minutos más tarde llegó a la entrada donde Kredan ya le estaba esperando pacientemente. Poco a poco se acercaban a aquello que los dos tanto ansiaban, el misterio de la megaevolución.
Umh, corto pero intigrante. Me gusta como llevas la historia, paso a paso con una muesca que te lleva a querer saber que va a pasar con este par de personajillos :b
Capítulo 4: Desastre en las ruinas Una vez entraron, los chicos se prepararon para afrontar lo desconocido y encontrar lo que tanto deseaban. Era una cueva lúgubre, húmeda y con un fuerte olor a mar, una mezcla incomparable de sal, algas, humedad y algunos excrementos de los que probablemente eran los habitantes de la cueva. Mientras caminaban se mantenían juntos, algo temerosos y a la vez excitados por la idea de hacer un hallazgo increíble, uno que quizás nadie hubiese hecho antes. La linterna de alta potencia de Celsius les mantenía el camino bien iluminado. El terreno no era demasiado estable, la roca que formaba el suelo era resbaladiza, así que andaban despacio. Unos pocos metros en el interior de la cueva el joven investigador clavó, usando sus herramientas, una pequeña lámpara de LED para marcar el camino, así siempre sabrían por donde volver. Ambos observaban con curiosidad cada pared y formación rocosa del lugar. Un grupo de Zubat y Golbat dormían, pues aún era de día fuera. A Kredan le preocupó tardar demasiado en salir y encontrarse con todos aquellos pokémon en horas de plena actividad. Treinta minutos más tarde, habiendo avanzado sin detenerse, llegaron a una enorme sala llena de pinturas, muy similares a las de las rocas que habían encontrado en el exterior. El la mayoría se podían ver formas humanoides, probablemente de las personas que vivieron una vez allí, haciendo sus vidas, viviendo el día a día. En el suelo había también dibujados unos símbolos, pero no terminaban de entender que era. Celsius dispuso algunas luces por toda la sala para poder trabajar sin usar la linterna, fue entonces cuando Kredan se percató de la presencia de una especie de esfera tapada por escombros. Al destaparlo pudieron ver una hermosa gema de tonos multicolores: C - ¡Es una megapiedra! - Exclamó, casi como si hubiese enloquecido. K - ¿Eso es una megapiedra? ¿Y para qué pokémon sirve? - Dijo entusiasmado. C - Pues la verdad es que ni idea… ¡Pero lo logramos! ¡La hemos encontrado! K - ¡Pues, vamos a cogerla! C - Antes de eso, hay que ver cómo hacerlo, me gustaría hacerlo sin dañar el suelo. - Dijo añadiendo algo de sensatez. Los dos empezaron a dar vueltas por todas partes, tocando las piedras, rocas, salientes y todo lo que encontraban, buscando alguna palanca o mecanismo. Tras dos horas y media buscando entre las frías y húmedas rocas la paciencia de Kredan alcanzó el límite y aprovechando la distracción de su compañero tomó a hurtadillas el pequeño pico que llevaba el investigador en su mochila, que llevaba rato tirada en medio de la sala. Rápidamente y sin previo aviso empezó a golpear el suelo alrededor de la piedra. Celsius oyó el ruido y se giró bruscamente, intentando detener al inquieto Kredan, corrió hacia él: C - ¡Detente! - Gritó, pero era tarde. Un enorme estruendo llenó la sala. El suelo parecía estar a punto de abrirse como si fuese una puerta gigantesca de piedra. Y tras aquel ruido el suelo se abrió, cayendo la megapiedra junto a los dos chicos. Ambos intentaron hacer lo que estaba en sus manos para salvar sus vidas. Terminaron un piso por debajo de donde se encontraban. El accidente les podría haber costado la vida, pero terminaron con tan solo unas pocas contusiones. Parecía que la suerte estaba a su favor, a pesar de que ninguno de ellos lo pensase en aquel momento.
Capítulo 5: Binks Aún con la conciencia algo nublada los dos se dieron cuenta de que la situación era peor de lo que pensaban. Estaban atrapados en una pequeña cúpula formada por las rocas que habían caído después de ellos. Era muy estrecha, apenas podían estar sentados o de rodillas, respirar se hacía agobiante. Kredan parecía tener problemas para respirar y parecía extremadamente nervioso, Celsius no dejaba de pensar que la megapiedra se habría hecho pedazos y que el mural se habría roto. C - ¡¿Eres idiota o qué te pasa?! - no aguantaba más aquella situación. Pero su compañero no parecía dispuesto a responder, en cambio parecía estar más preocupado por respirar, poco a poco empezó hiperventilar. Al verlo Celsius entendió que probablemente padecía claustrofobia, así que cesó la disputa que había empezado. C - No tengo claro si puedo contar con tu ayuda, pero hay que salir de aquí, no podemos mantenernos en este estado por mucho tiempo… De repente Kredan quedó anonadado, mirando fijamente tras Celsius, lo que le hizo temerse que había algo a su espalda. El chico lo apartó y se acercó donde estaba. Daba la sensación que se le habían pasado todos los males. El investigador quedó sorprendido con aquello que había llamado la atención de su compañero. Entre las rocas había unas cuantas piedras preciosas y Kredan no dudó en intentar sacarlas por la fuerza. C - ¡Detente! ¿Es que quieres matarnos? Las rocas podrían caernos encima si se desestabiliza. K - ¡Calla! ¡Se lo que hago, observa! Y Kredan usó todas sus fuerzas para extraer al pequeño ser, aunque realmente el resto de rocas terminaron cediendo. El joven puso la mano sobre la cabeza del pequeño y mirándolo fijamente gritó: K - ¡Carbink, Poder Pasado! Todo sucedió tan rápido que a Celsius a penas le dio tiempo de procesar la información. El pequeño Carbink alejó las rocas que les venían encima usando su movimiento y despejó el camino para evitar el fin de la aventura de aquellos chicos llenos de curiosidad. C - ¡¿Estás loco qué te pasa por la cabeza?! - Estaba nervioso y conmocionado, no era capaz de apreciar que le habían salvado la vida. K - ¡Tranquilo! Nací en Kalos, allí las cuevas están llenas de Carbink y los he visto mover las rocas con Poder Pasado muchas veces. C - ¿Y si no sabía ese movimiento? ¡O hubiese ignorado tu orden…! K - Tenia que jugar mis cartas, era eso o seguir encerrados sin nada que hacer. Soy claustrofóbico y necesitaba hacer algo cuanto antes mejor. Celsius siguió un buen rato quejándose de lo poco que les faltó para morir. Mientras Kredan se acercó al pequeño pokémon rocoso, se agachó y lo miró a los ojos. K - ¿Quisieras ser mi amigo? - Lo miró fijamente y lleno de determinación. Carbink parecía agradecido de que le sacara de las rocas, desconociendo que aquel chico fue quien provocó que le cayeran encima. Y como si se tratase de una conversación entre dos personas, Kredan y Carbink acordaron ser grandes amigos. K - ¡A partir de hoy te llamaré Binks! Espero que seamos buenos amigos hasta el final. - Sacó de uno de sus bolsillos una Lujo Ball y tocó con ella a Binks. Tras los habituales tres parpadeos rojos el pokémon y su entrenador ligaron sus vidas. Celsius llevaba un rato observando, esperando a que terminaran lo que hacían. C - Muy bien, ahora que hacemos. Hemos perdido la megapiedra y la sala se ha derrumbado… K - No problemo, amigo. - Dijo en tono casi burlesco mientras sacaba a Binks de la ball. C - ¿Ahora qué? - El enfado le dificultaba ligar conceptos. K - En Kalos los Carbink se suelen ver transportando piedras preciosas y gemas de un lado para otro. Muchas tiendas de joyería tienen uno para ayudarles a obtener las piedras que necesitan. C - Entonces… ¿Quieres decir que él puede encontrar la megapiedra por ser una gema? - Empezó a recuperar la esperanza. Kredan le pidió amablemente a Binks que les echara un cable con el tema de la megapiedra, que en caso de estar intacta debía encontrarse allí. Por suerte para ellos la distancia entre pisos no era demasiada y las luces que había colocado Celsius arriba les eran de utilidad allí abajo. Al rato Binks detectó algo bajo un puñado de piedras, que levantó usando de nuevo Poder Pasado. Efectivamente era la magnífica y hermosa megapiedra, que seguía en perfecto estado. Ahora ya tenían lo que buscaban y habían hecho un nuevo amigo, Binks. Solo debían salir de aquella cueva.
Capítulo 6: Retorno C - Menos mal que la hemos encontrado. ¡Muchas gracias Binks! K - ¿Y a mi no me las das? Si no fuese por mi nuevo amigo no lo hubiésemos logrado. - Dijo orgulloso. C - Si no fuese por ti no hubiéramos caído una planta y no hubiéramos estado al borde de la muerte. Casi como una costumbre los dos empezaron a discutir sobre lo que pensaba cada uno. Binks mientras tanto había usado su movimiento para amontonar las rocas en un lado de la sala y así poder llegar al nivel superior. Para cuando se quisieron dar cuenta el pokémon ya les estaba esperando allí arriba. Con la megapiedra en su poder Celsius se apuró en recoger todas sus cosas, aunque algunas de las luces que había colocado estaban ahora fuera de su alcance. Kredan agradeció el trabajo duro de su pokémon y lo retiró en su Lujo Ball. La vuelta fue sencilla, pues el camino estaba marcado por las luces que habían ido dejando tras su paso. A medida que las pasaban el investigador las recogía para recuperarlas. Pero un rumor recorría la cueva, y se hacía cada vez más fuerte, preocupando a Kredan: K - Son los Golbats que antes dormían - Le extrañó pues aún no era de noche. C - Es extraño que esté despiertos, todavía no ha oscurecido fuera… K - Probablemente ha sido el ruido que hemos provocado antes… <Que HAS provocado> Pensó Celsius. Los pokémon murciélago estaban enfadados porque su sueño había sido perturbado. Kredan pensó unos segundos, Celsius se estaba arrepintiendo un poco de haber llevado consigo a aquel desconocido a buscar la megapiedra. Al poco tiempo el plan ya se había trazado en su cabeza y se la comunicó al sorprendido investigador. La zona donde revoloteaban los Zubat y Golbat era más amplia que los pasillos más profundos, era la zona donde dormían todos por eso elegían un lugar amplio donde controlar a todo el grupo. Al llegar allí los dos chicos cogieron tanto aire como pudieron y empezaron a gritar como si estuviesen locos. La mayoría del grupo se dispersó, pero cinco Golbat se quedaron allí. Celsius sacó a Lapras y Kredan a Binks, se prepararon para la batalla. Tenían que ser cuidadosos para que la cueva no resultara dañada durante el combate. Aquellos dos chicos se vieron convertidos en fieros entrenadores que desafiaban un reto en el que no tenían la ventaja. En solo unos segundos los cientos de opciones pasaron por sus cabezas; que movimiento usar, como y donde moverse, atacar primero o esperar el contraataque. En un instante la decisión estaba tomada y les debía llevar a la victoria. Los pokémon salvajes atacaron primero, coordinados como un equipo de élite, se lanzaron sobre Lapras. Su entrenador le ordenó que lanzase Rayo Hielo, que tras concentrarse unos instantes en la boca del pokémon salió disparado hacia sus enemigos. El ataque falló y impactó de lleno en el tejado dejando estalactitas heladas por todo el lugar. Kredan le pidió a Binks que levantara un Reflejo para evitar el daño físico que le pudieran infligir a su compañero en la batalla. El movimiento dio resultado y Lapras mantuvo al mínimo las heridas. Acto seguido Kredan gritó: K - ¡Poder Pasado! El pokémon se disponía a lanzar esta vez un poder pasado canalizando la energía en una esfera que salía de su cuerpo. Esta se precipitó hacia los Golbat que acababan de ser rechazados por Reflejo, siendo dos de los cinco, terminando fuera de combate. Los tres que quedaban se agazaparon al ver a sus amigos derrotados. Aprovechando el momento los entrenadores retiraron a sus pokémon, Celsius sacó de su mochila unas bayas Aranja y se las ofreció a los heridos. Los Golbat todavía sanos no se fiaban de aquello, pero el investigador había aprovechado para alimentar a los que estaban en el suelo. Al verlo, los otros tres decidieron acercarse para comer aquellas deliciosas bayas. El grupo atacante se retiró con la barriga llena y calmaron al resto de los miembros que se habían dispersado. Después se echaron a dormir. Tras tanta conmoción, los chicos lograron salir con éxito de la cueva, donde Noivern les esperaba para recogerlos y subirlos a la superficie de la isla. Esta vez Celsius no le hizo ascos a subir a lomos de Noiven, pues el cansancio y los nervios ya le tenían suficientemente preocupado. Una vez fuera montaron una pequeña tienda que llevaba el investigador, la que su compañero llevaba era bastante pequeña, pues cabía en uno de sus bolsillos. Encendieron un pequeño fuego y con las últimas luces del atardecer contemplaron juntos el hermoso brillo de la megapiedra. C - Admito que tu estratégia me ha sorprendido. K - ¡Vaya! No es para tanto, conozco bien la naturaleza de los Zubat. C - Me sorprendió que funcionara, pero tenía la esperanza de que lo haría. K - Era de esperar. La mayoría de ellos no aguantarían el ruido que hemos hecho por sus oídos tan sensibles. Los que lo aguantaran a pesar de eso, eran los que lideraban el grupo. Normalmente de tres a cinco Golbat. C - Pues tenía entendido que eran bastante más peligrosos… K - Eso es porque su aspecto tiende a asustar a la gente. Los Golbat son bastante más cariñosos de lo que piensas, no se enfrentarían a un peligro que pueda ser perjudicial para el grupo, no al menos de forma normal. C - Entiendo… Aún así me alegro de haber visto cómo devoraban las bayas tan contentos. Charlaron un buen rato sobre aquello. Para cuando quisieron cambiar de tema el cielo ya se había llenado de estrellas. K - Por cierto, registra mi número de pokenav. Así pase lo que pase nos podemos mantener en contacto. - Dijo sacando el dispositivo móvil de uno de los bolsillos de su chaqueta. Celsius tomó el suyo y intercambió el número con Kredan. K - Por cierto, no tienes demasiada experiencia en batalla. ¿Verdad? C - Bueno, soy investigador, dedico mi vida a obtener datos sobre diferentes misterios del mundo, no tengo demasiado tiempo para estar combatiendo. K - A pesar de eso he de admitir que Lapras es un pokémon poderoso. Su Rayo Hielo me ha hecho estremecer. Me ha dejado congelado. - Levantó las cejas y sonrió con la boca abierta. C - Admito que me ha hecho gracia… No se si por los nervios o que. Quitado de eso, mi Lapras suele enfrentar a los pokémon que se interponen en nuestros viajes. K - Entonces… ¿No crees que deberías darle tu apoyo en eso? C - Como te he dicho, lo mío es la investigación. <Supongo que no importa entonces…> Pensó Kredan, que no tenía claro se estaba bien o mal. Los chicos charlaron de unas cosas y otras, pero el agotamiento le pasó factura a Celsius que se empezó a dormir ahí sentado. Su compañero lo despertó y le propuso meterse en la tienda para descansar. Al día siguiente iban a tener que tomar la decisión de tomar un rumbo que desconocían que iban a vivir.
Parece que los problemas para este par de gentes no ha terminado xD, ¿que les depara el destino a este grupito? xD
Por cierto, hasta que termine examenes no podré seguir subiendo cap. La semana que viene me volveré a poner!