La Misericordia Nunca Tiene Límites y el Bien Siempre Gana

Episodio 1: La anunciación de una posible muerte.

En un lugar distinto al otro, Pablo está por decir algo que a sus siervos no les gustará.

Pablo: Hoy en la tarde alguien intentará venir a mí para decir algo, no habrá intento de protección. Y en tres días, esa persona vendrá por mí, para intentar cumplir con lo que dijo.

Los tres siervos le demuestran respeto.

Austin: ¿Quién es esa persona, oh gran profeta?.

Pablo: Alguien que ya saben quién es, y que ustedes le temen. Ustedes se darán cuenta de que su miedo los dejará intranquilos.

Tyrone: No sabemos quién es si tú no nos dices, y sí queremos protegerte, oh gran profeta.

Pablo: Hoy recordarán quién es, y cuando lo hagan, querrán que no lo haga.

Tasha: Oh gran profeta, ¿qué será lo que yo haré?.

Pablo: Te esconderás, como los otros.

Austin: ¿Qué haré yo?.

Pablo: La seguirás a ella, y no intentarás nada. Sólo querrán protegerse a sí mismos.

Tyrone: ¿Y yo qué voy a hacer?.

Pablo: Cuando se acerque, habrás negado tres veces que me conoces.

Tyrone: Oh gran profeta, nunca, nunca podría negarte. Jamás lo haría. Yo no puedo hacerlo.

Pablo: Los que quieran protección, la encontrarán, pero no me protegerán a mí, todos huirán para salvarse a sí mismos.

Tyrone: No sé qué pensar.

Pablo: Pensarás en protección, como los otros.

Al pasar las horas, llega la tarde. Los siervos de Pablo, Tasha, Austin y Tyrone ven un carruaje acercarse, por el aspecto, se dan cuenta de quién está en el carruaje y a quién pertenece. Así que se asustan y corren en dirección opuesta hacia donde iban anteriormente. Esa persona es Uniqua, y al ver a Tyrone, lo llama.

Uniqua: ¡Oye, tú, el alce!.

Tyrone se detiene y se voltea.

Uniqua: A ti te conozco, eres Tyrone, el siervo del profeta Pablo. Sé que lo conoces.

Tyrone: No lo conozco. No sé de quién hablas.

Uniqua: Yo sé que sí lo conoces, sé que sabes de él.

Tyrone: Sólo he escuchado de él, pero no lo conozco.

Uniqua: Puedo apostar a que sí lo conoces.

Tyrone: ¡Te digo que no lo conozco!.

Uniqua: No lo sé. No se si puedo creerte. Pero sí digo que volveré y diré algo más.

Uniqua decide irse, ya que vio que Pablo está cerca de ahí y sabe que él la escuchó, pero sabe que Pablo no le tiene miedo, y Uniqua tampoco le tiene miedo. Pero Uniqua viene con malas intenciones. Tyrone siente que Pablo está cerca de ahí, y cuando se voltea, ve que Pablo sí está cerca de ahí. Pablo se le acerca y Tyrone siente enormes ganas de llorar, y llora sin poder evitarlo, porque al ver a Pablo, se da cuenta de que Pablo lo escuchó y porque ha recordado lo que Pablo le dijo hace unas horas. Debido a que su conciencia lo atormenta de arrepentimiento, Tyrone sólo llora sin control.

Tyrone: Perdóname. Perdóname, por favor. Perdóname.

Pablo: Tu pecado te es perdonado. El señor ve el arrepentimiento en tu corazón y ha decidido perdonarte.

Tyrone comienza a perder las ganas de llorar.

Tyrone: Gracias, oh gran profeta.

Tyrone abraza a Pablo, demostrándole que está verdaderamente arrepentido de haberlo negado. Pablo le corresponde el abrazo.

 

Episodio 2: La revelación de lo que hablaba el anuncio.

Esa noche, Uniqua llega de nuevo, esta vez, va al templo de oración para encontrar a Pablo. Camina por algunos lugares, hasta que lo encuentra y corre rápidamente hacia él.

Uniqua: ¡Pablo!.

Pablo ve a Uniqua corriendo hacia él, porque sabe lo que ella quiere hacer.

Uniqua: Quiero hablar contigo.

Uniqua se detiene frente a él.

Uniqua: En tres días, me verás de nuevo, y cuando venga, voy a matarte. Y nadie me detendrá, ni tú me detendrás. ¿Tienes algo que decir?.

Toda la gente que está ahí, entre ellos, los tres siervos, escuchan lo que Uniqua le dice a Pablo y todos se aterran. Pero Pablo no tiene miedo, porque es imposible que él sienta miedo. Y sabe lo que Uniqua hará.

Pablo: En tres días, conocerás el arrepentimiento de tus pecados. Tu alma pedirá ser perdonada y tú no querrás matar nunca más. Pedirás ser perdonada, y con fé, serás perdonada, porque sabrás que sin fé, nadie te perdonará.

Uniqua cruza sus brazos.

Uniqua: Como si yo verdaderamente fuera a arrepentirme. Ya veremos lo que pasará primero.

Uniqua da media vuelta y se va del templo. Pablo sólo la ve cuando se va y sus tres siervos se acercan corriendo hacia él.

Tasha: Oh gran profeta, no permitiremos que eso ocurra.

Pablo: No harán nada, sólo querrán salvarse.

Austin: Oh gran profeta, ¿cómo permites que ella te diga eso?. Hay que detener lo que ella quiere hacer.

Pablo: ¿Qué quieres hacer para detenerla?.

Austin: ... No lo sé.

Pablo: Ni tú sabes lo que quieres hacer.

Tyrone: Yo tampoco sé lo que quiero hacer.

Tasha: No sé si debemos detenerla, o si debemos creer que verdaderamente se detendrá sola, antes de hacer lo que quiere hacer. No sé si alguien debe dejar que ella se detenga sola, o si alguien debe detenerla para que no haga nada malo nunca más. No sé lo que sé.

Pablo: Ustedes no están seguros.

Austin: ¿Seguros de qué, oh gran profeta?.

Pablo: Ustedes no están seguros de lo que quieren hacer.

Tasha: Tengo fé en que algo bueno ocurrirá antes de que ella haga lo que dijo que haría.

Tyrone: No sé si deba saber con exactitud lo que sucederá.

Austin: No sé si quiero saber lo que sucederá primero.

Pablo los mira a ambos.

Pablo: ¿Qué pasa, hombres de poca fé?.

Tyrone y Austin: ,,, Perdón, oh gran profeta.

Tasha: Debemos dormir. En una hora se pondrá más oscuro. Debemos ver que no ocurra nada malo. En tres días, ella volverá. Pero confío en que antes de tres días, ella no vendrá. Y confío en que si nos quedamos juntos, Pablo estará más seguro.

Pablo está feliz, porque Tasha nunca pierde la fé. Al día siguiente, Tasha se levanta temprano y ayuda a su madre con lo que debe hacer en la casa. Tasha le dijo a su madre todo lo que sucedió el día de ayer y también le dice que desde que Pablo le hizo el milagro, ella nunca ha perdido la fé, y también le dice que no sabía qué debía pensar, porque estaba nerviosa por lo que ocurrió el día de ayer. Después de terminar todo, su madre deja que vaya al templo, Tasha quiere ir a ver a Pablo. En tanto, Tyrone está en su casa, recién está despertando. Después de levantarse, va a ayudar a su padre, mientras su madre está haciendo otras cosas. Después de hacer las cosas de la casa, les cuenta a sus padres lo que ocurrió el día de ayer en el templo. Después de terminar de decir todo, los padres de Tyrone dejan que vaya al templo. Mientras tanto en su casa, Austin está preocupado por la seguridad de Pablo. Sabe que debe confiar en Pablo y en lo que Pablo dice, pero sigue teniendo miedo de que Uniqua lo mate. Cuando Tasha llega al templo, busca a Pablo para comenzar desde ese día a protegerlo, aunque confía en que antes de tres días, Uniqua no vendrá, pero Tasha no está dispuesta a dejar que quien la reunió con su madre, muera. Así que lo busca, pero no lo encuentra, así que pregunta a alguien si Pablo está en el templo, pero le dicen que Pablo está en el sepulcro, porque hará algo que le pidieron las hermanas de Lázaro. Así que va hacia allá, pero cuando sale del templo, llega Tyrone.

Tyrone: Vengo a proteger a Pablo por si acaso Uniqua decide llegar antes.

Tasha: Yo también quise hacer eso. Si los tres cuidamos a Pablo, podemos evitar que Uniqua le haga daño. ¿Sabes dónde está Austin?.

Tyrone: Lamentablemente no sé dónde está Austin, pero desearía saberlo. ¿Pablo está en el templo?.

Tasha: Yo lo busqué y no lo encontré, así que pregunté si está aquí, y me dijeron que está en el sepulcro por algo que le pidieron las hermanas de Lázaro.

Tyrone: Entonces tenemos que ir para allá para estar con Pablo y protegerlo.

Tasha: Sí. Vamos.

Cuando van a correr para ir al sepulcro, llega Austin y logra alcanzarlos para ir con ellos.

Austin: Vine a buscar a Pablo. ¿Está en el templo?.

Tasha: No. Pero ya sabemos en dónde está.

En el camino, Tasha y Tyrone le cuentan todo a Austin.

Austin: Prefiero ir rápido, así que para ir rápido, tenemos que correr.

Tasha y Tyrone: Entonces sigamos corriendo.

Los tres siervos corren para llegar al sepulcro antes de que Pablo se vaya de ahí. En tanto, Pablo ordena que retiren la piedra, pero le dicen que el cuerpo de Lázaro ya debe estar corrompiéndose. Pero Pablo vuelve a decir que retiren la piedra, así que le obedecen. Retiran la piedra, Pablo se para al frente de la entrada del sepulcro y se pone en otra posición para orar a su padre. Un poco después, levanta la mirada hacia delante al terminar de orar.

Pablo: Padre, gracias por escuchar mi plegaria. Ahora, todos los que me rodean, creerán,, que soy la resurrección de la vida,, y que quienes crean en mí,, no morirán,, más tendrán vida eterna.

Pablo se levanta y alza las manos.

Pablo: Lázaro, levántate y anda.

Todos se sorprenden de la magnificencia de Pablo al ver que Lázaro sale caminando del sepulcro.

Pablo: Aquel que crea en mí, aunque muerto esté, vivirá.

Entonces, Pablo se retira de ahí. Y cuando ya se ha ido, llegan sus tres siervos y preguntan si Pablo está ahí, pero les dicen que acaba de irse a otra parte después de resucitar a Lázaro. Así que los tres siervos se van a buscar a Pablo. Cuando Pablo va caminando, un hombre llamado “Jairo” le pide que le ayude, porque su hija está muy enferma, así que Pablo va con él. Pero unos amigos de Jairo llegan trayendo malas noticias. Le dicen a Jairo que es muy tarde, su hija ha muerto. Pablo los escucha y le habla a Jairo.

Pablo: No tengas miedo. Sólo confía en mí, y tu hija estará bien.

Jairo sabe que debe confiar en Pablo, así que confía en él y lo lleva hasta su casa. Al llegar, Pablo ve a la niña acostada en la cama. Pablo se sienta en la cama al lado de la niña y levanta sus manos hacia ella.

Pablo: Niña, levántate.

La niña abre los ojos y mira a Pablo y de inmediato, lo abraza y Pablo también la abraza. Un poco después, Pablo se va. Cuando los tres siervos van por otras partes para encontrar a Pablo, finalmente logran encontrarlo.

Tasha: Oh gran profeta, al fin te hemos encontrado. Estuvimos buscándote por todas partes.

Pablo: ¿Pero por qué me buscaban?, ¿no saben que tengo que ocuparme de los asuntos de mi padre?.

Austin: Sí, pero queremos protegerte. Si Uniqua decide venir antes de tres días, debes estar protegido.

Pablo: Uniqua no vendrá mañana.

Tyrone: Aunque queden dos días, nosotros creemos que puede cambiar de idea y venir antes.

Tasha: Estuvimos buscándote desde la mañana. Yo fui a buscarte al templo y cuando pregunté por ti, me dijeron que estabas con las hermanas de Lázaro.

Tyrone: Luego llegué yo, para buscarte y protegerte, pero me encontré con Tasha y me dijo que le dijeron que no estabas en el templo.

Austin: Después llegué yo y decidimos buscarte juntos. Fuimos al sepulcro, pero nos dijeron que ya te habías ido. Y seguimos buscándote hasta que te encontramos. No podemos dejar que Uniqua te haga daño.

Tasha: Yo jamás me atrevería a dejar que te lastimen.

Pablo: Sé que siempre se preocupan, pero no hay de qué preocuparse.

Austin: Aunque haya pasado sólo un día queremos protegerte.

Mientras tanto en ese momento, Uniqua está caminando por algunas partes de su ciudad, hablándose a sí misma y pensando en cómo matar a Pablo.

Uniqua: Necesito pensar. ¿Qué puedo pensar?. ¿Cuál sería la mejor manera de acabarlo?. Y no sé qué quiso decir con eso de que en tres días me arrepentiré de todo lo que he hecho. Yo no me arrepiento de nada. Y de cualquier manera lo mataré. Pero necesito una idea. Algo que me ayude a matarlo... ya sé. Usaré una espada. Y le atravesaré el corazón para que muera de inmediato. ¿Pero dónde lo haré?... ya sé. Lo traeré aquí. Lo traeré y lo mataré. Será en la tarde. Lo apoyaré en esa pared y yo lo sujetaré para que no escape, será afuera de mi casa, para que todos los demás me vean cuando lo mate, y yo estaré lista, con la espada y lista para hacerlo. No puedo fallar. Ya lo pensé, tengo todo perfectamente pensado.

Pablo ya sabe que Uniqua ha decidido cómo quiere matarlo y en dónde quiere matarlo y qué usará para matarlo.

Pablo: No falta mucho.

Tasha: ¿Te refieres a que ya pensó en cómo te matará y en todo lo que quiere hacer para matarte?.

Pablo: Tú lo has dicho.

Austin: No lo permitiremos.

Los tres siervos permanecen con Pablo durante todo el día hasta la noche.

Tyrone: Iré a mi casa a dormir. Volveré muy temprano.

Tyrone se va a su casa.

Tasha: Yo me voy.

Austin: Yo también me voy.

Los tres siervos se van a sus casas.

 

Episodio 3: El Perdón.

A la mañana siguiente, los tres siervos regresan muy temprano al templo. Para su suerte, a esa hora, Pablo está en el templo, así que los tres van a buscarlo. Pero antes de encontrarlo, recuerdan que Pablo les había dicho que su miedo los dejaría intranquilos, y de inmediato, se dan cuenta de que Pablo tenía razón. Ellos se sienten intranquilos porque su miedo les causa esa intranquilidad, y se dan cuenta de que no pueden evitar estar intranquilos, y ahora, se sienten más intranquilos, porque ya queda sólo un día para que Uniqua llegue para intentar cumplir con lo que dijo. Después de buscar a Pablo por tres minutos, logran encontrarlo.

Tasha, Austin y Tyrone: Buenos días, oh gran profeta.

Austin: Oh gran profeta, hemos recordado cuando nos dijiste que nos daríamos cuenta de que nuestro miedo nos dejaría intranquilos. Tenías razón. No podemos evitar nuestra intranquilidad. Ya sabemos que Uniqua vendrá mañana, y ahora estamos más intranquilos y no podemos evitarlo.

Pablo: Su fé los ayuda, pero si pierden la fé, perderán algo más.

Tyrone: Lo sé. Si no tenemos fé, te perderemos a ti.

Pablo: Lo sabes bien.

Tasha: Yo siempre he tenido fé en que lo bueno ocurrirá primero.

Austin: Yo tengo fé en que puedo aprender a tener más fé. Y tengo fé en que ahora estoy aprendiendo a tener más fé.

Tyrone: Yo también.

Pablo está contento por lo que sus tres siervos le dicen. Los cuatro pasan todo el día juntos. Durante todo el día, Pablo fue protegido por sus tres siervos, pero cuando llega la noche, los tres siervos se ponen nerviosos, porque Uniqua llegará al pasar las horas que quedan para que llegue, y Austin y Tyrone no están seguros de que verdaderamente ocurrirá lo que Pablo dijo que ocurriría, pero Tasha no pierde la fé en que sí ocurrirá algo bueno, aunque sí está nerviosa, y Austin y Tyrone recuerdan que Pablo les dijo que sin fé, lo perderán a él, así que los dos reúnen toda la fé que tienen, confiando en que Pablo no morirá. Los tres siervos logran dormir sin problemas, pero al despertar en la mañana, recuerdan que ya casi se termina el tiempo para que Uniqua llegue, así que les piden a sus padres que los dejen ir ahora mismo al templo. Sus padres los dejan y ellos corren hacia el templo. Al llegar juntos al templo, encuentran a Pablo y lo protegen durante toda la mañana, pero al llegar la tarde, Uniqua llega al templo, y cuando encuentra a Pablo, va hacia él para llevárselo a su ciudad, y cuando los tres siervos ven a Uniqua, se van de ahí, y cuando ya están refugiados, recuerdan que Pablo les dijo que sólo pensarían en protección y que huirían para protegerse a sí mismos y que no lo protegerían a él, así que lo único que pueden hacer, es sentirse culpables de no haberlo protegido como dijeron. En tanto, Pablo es subido al carruaje y llevado a la ciudad de Uniqua, donde ella intentará matarlo. Uniqua recuerda lo que Pablo le dijo, pero ella cree saber que Pablo decía eso sólo para distraerla de su decisión asesina. Al pasar 51 minutos, llegan a la ciudad de Uniqua. Ella baja a Pablo del carruaje y ella baja detrás de él. Le entregan su espada y Uniqua lleva a Pablo hasta la pared que escogió. Ella llega con él a la pared, lo apoya de espalda en la pared, ella pone su mano izquierda en el hombro derecho de Pablo, para evitar que él intente escapar. Ella pone la espada sobre Pablo, directamente con la punta apuntando hacia el corazón de él, y justo en el último instante, cuando ella iba a empujar la espada para atravesarle el corazón a él, la expresión de su cara cambia de enojada a triste. Pablo está viendo que Uniqua se ha arrepentido de sus pecados y se ha arrepentido de haber querido matarlo. Uniqua se siente totalmente arrepentida de lo que quiso hacer y se da cuenta de que ha ocurrido lo que él le dijo, le dijo que se arrepentiría de todos sus pecados y ella se da cuenta de que Pablo siempre tuvo razón, ella siente que ya no quiere matarlo y tampoco quiere cometer más pecados, sólo quiere ser perdonada. Se puede ver en los ojos de ella, que quiere llorar. Uniqua quita la espada de encima de Pablo y mirando a Pablo, retrocede muy lentamente, retrocede hasta que choca su espalda con otra pared, Uniqua cae sentada al suelo sin quitar la mirada hacia Pablo en ningún momento. Pablo camina hacia ella y ella sólo puede soltar la espada y esperar con fé que Pablo la perdone. Cuando Pablo está frente a ella, ella sabe que no puede ocultar la verdad de que no quiere matarlo. Toda la gente de Uniqua se arrepiente de las cosas malas que han hecho.

Uniqua: Ven por favor.

Uniqua lleva a Pablo a su carruaje y ella se mete al carruaje junto a él y ordena que vayan al templo de oración. Al llegar, ella baja del carruaje junto a Pablo. La gente y los tres siervos se maravillan al ver a Pablo vivo. Uniqua empieza a hablarle a toda la gente, incluyendo a los tres siervos.

Uniqua: Pido perdón por lo que iba a hacer. Quisiera pedir que me perdonen. Estoy totalmente arrepentida de lo que hice. Perdón, lo siento mucho.

Uniqua tiene fé en que será perdonada, y así es, toda la gente la ha perdonado, y los tres siervos se acercan a ella.

Austin, Tasha y Tyrone: Te perdonamos.

Después de escuchar el perdón de la gente, se voltea hacia Pablo y se arrodilla ante él.

Uniqua: Perdóname.

Pablo: ¿Alguien aquí te ha condenado?.

Uniqua lo mira a los ojos.

Uniqua: , No, nadie.

Pablo: Pues yo tampoco te condeno. Tu fé te ha salvado. Vete, y no vuelvas a pecar.

Uniqua se da cuenta de que Pablo la ha perdonado.

Uniqua: Gracias. Adiós.

Uniqua se va hacia su carruaje y se va de ahí. Los tres siervos y toda la gente están felices de que Pablo esté vivo. Los tres siervos van a sus casas para decirles a sus padres. Al decirles todo, sus padres se maravillan y ya saben que Uniqua ya no es una pecadora, ella ha cambiado totalmente. Todo sigue siendo totalmente feliz en la tierra santa.

FIN