Hello FFL! :) Tengo muchísimo sin publicar, demasiado... alguien debería colgarme por publicar tan poco aquí cuando tengo cientos de escritos inertes en mi disco duro. Este es un one shot, algo desequilibrado con un toque metafórico diverso, no se guía particularmente de ninguna temática. La inspiración viene de una expriencia propia, por supuesto menos intensa que lo que refleja el escrito pero ha servido para algo con lo cual estoy muy, muy complacida. Cabe mencionar que soy una papa para los títulos, so, why no? ¡Vivan los clichés! Sin más, porque realmente papaloteo mucho...: Preciada catástrofe. Decirte adiós no fue fácil ni agradable, requirió de una larga discusión conmigo misma combinada con una fuerte dosis de voluntad. Tuve que separarme de mi cariño por ti, olvidarme de nuestra cercanía. Estoy atrapada en una tira y afloja conmigo misma. La cobardía pujando para deshacerse de un dolor al que le tiene demasiado miedo como para afrontar, desesperada ante la idea de sumergirse en el mismo, añorando una desaparecida tranquilidad aunque fuese el humo de la negación. Y el protagonista más enérgico, un orgullo intenso que se resiste a ceder. Fluctúo entre la resignación y los deseos de venganza aunque siempre regreso a mis instintos egoístas que me indican protegerme. Sé que te quise, en cabeza no queda la menor duda que de haber sido el momento indicado en la historia pudimos haber sido el eje central del universo del otro. Eras perfecto en la teoría pero un desastre en la práctica. Y aun con todo no me pude enamorar de ti. Deseaba amarte, entregarme sin restricciones y que nuestro alrededor desapareciera, alejándonos de toda nuestra realidad creando una pequeña burbuja utópica contigo sin embargo no pude. Ahora que digo adiós sólo pienso en realidades alternas, donde no duele estar tan lejos, donde no me tengo que separar. Mis motivos son egoístas, sí. Sólo pensé en mí, en la sensación de desesperación y frustración que me embargaba al estar a tu lado, en saber que, mientras yo esperaba, tu vida florecía en compañía de alguien más. Dije adiós en un arrebato de amor propio. De alguna manera esperaba que fuera sencillo; tan sencillo como una inyección o un golpecillo: un dolor de instantes que se desvanecía con los segundos. Pero mi realidad es otra. El dolor no solamente viene de mis pensamientos que tienden a aguijonearme durante el día, también se expande a un malestar físico en el pecho que es difícil de ignorar ya que se ha instalado y se mantiene latente, una poderosa oleada de náuseas y escalofríos intermitentes que han menguado mi estilo de vida. Y mientras me repito a mí misma que después de la tormenta viene la calma, aun no veo ni siquiera vagos indicios de calma, por el momento y no sé por cuánto tiempo me veré obligada a vivir en el ojo de un huracán que amenazará mi tranquilidad. Deberás convertirte en un fantasma, en un recuerdo quebrado que ha sido adornado por las joyas del olvido y el perdón. Pero hasta el momento en que tenga las fuerzas suficientes para perdonarte por completo serás el causante de que me duela despertar, en tu honor serán las lágrimas de la madrugada y será gracias a ti, y sólo a ti, que habré aprendido a tomar decisiones duras. Habrá sido tu presencia aquella bomba atómica que me habrá llevado a mi límite, abriendo mis ojos a una nueva etapa. Serás mi preciada catástrofe.
