Extinción

Para la actividad "Y ellos que sienten?" de @GalladeLucario, Espero que les agradé :D.


Mi silueta dibujada en el vidrio de una aparador de una tienda autoservicio, la lluvia cayendo lentamente del firmamento torciendo aún más la figura maltrecha que se forja en el cristal y la misma intentando lavar mi rostro en vano intento por purificar lo que ya está mancillado. Pelo negro corto, ojos pequeños y labios gruesos, una playera de un equipo de soccer y unos jeans harapientos así como unos tenis negros que están rotos por mi eterno caminar. Es invierno, hace frío, fuerte ventiscas soplan hacía mí una lluvia violenta en la que cada gota podría perforar con tal fuerza como un alfiler, pero ya no siento nada y no creo que ocurra, nunca más.

Arrastro mis pies por mera inercia sin otro propósito u otra voluntad y al ver ciertos objetos, ciertos lugares mi mente intenta disparar memorias adormecidas que al final terminan desvaneciéndose cediendo ante el padecimiento del hambre que invade mi interior.

De pronto, un olor se dispara, impregna mi nariz embriagándome de un deseo incontrolable que me impulsa a moverme con más rapidez, abro mi boca para lanzar un grito como invadido por una emoción oscura que no puedo entender, pero en mis cuerdas bucales necrolizadas solo puede emanar un desgarrador alarido.

Veo que algo se me mueve a lo lejos, volteó con rapidez como un depredador en plena caza lanzando unos cuantos sonidos ininteligibles, sin embargo, me equivoco, no es más que otro de mis iguales. Un pobre diablo que a causa de un fuerte golpe en el cráneo ahora le escurre parte del tejido encefálico de él, escucho más pasos y a estos se le suman más, la horda ya se compone por al menos siete individuos, en ese momento divisamos a nuestra presa.

Rubia, ojos color oscuros, viste una playera un rosa descolorido y una calza color café, al vernos en su mirada se refleja una mirada de melancolía.

— ¿Papa?, ¡No!, no por favor, tu no…—dice mientras su ojos se cristalizan y su labio timebla, con la mirada busca algo con lo que se pueda armar.

Un hombre maduro de traje me adelanta el paso y se dirige a ella haciendo un sonido gutural con la garganta.

— Soy yo…dijiste que siempre me cuidarías— llorando— por favor…— chica retrocede más presionando los dientes con impotencia.

Si tan solo supiera, el hambre es más grande, que para nosotros ya no existe nada más, cada vez que algo de nuestra antigua vida quiere emanar, la sangre nos arde y la infección nos impide recordar, poco a poco lo único que se va escuchando en nuestras mentes es un grito torturado de gula y muerte.

Se abalanza sobre ella de un salto y esta intenta repelerlo, él la observa con la mirada inyectada en sangre y un gesto de asesino de voracidad.

Se escucha un silbido y luego un estruendo justo en el momento que los demás nos disponemos a avanzar y el cuerpo inerte del viejo cae inmóvil sobre la chica, se repite de nuevo el sonido y una mujer a mi lado cae suspendida al piso, otro de nosotros se aventura a lanzarse sobre sobre la chica de nuevo, somos demasiado inconscientes de lo que sucede y termina acribillado por un soldado que llega a su rescate.

— ¿Te encuentras bien? — pregunta el hombre de pelo castaño a la chica que al instante se aferra a él.

Más y más unidades se vuelcan sobre nosotros mientras que corremos hacia ellos de forma suicida, como una memoria casi perdida creo recordar varios cuerpos de no muertos ardiendo en enormes hogueras de paso acá. De pronto soy el único corriendo y aunque me han asestado varios tiros ninguno ha logrado derribarme, nuevamente el olor se intensifica y esta ocasión cada vez más, un aroma dulce seductor…. ¡Sangre!

Me acercó errático hasta donde se encuentra postrada, esta vertida en un extraño recipiente de cristal, con un sentido común tan muerto como mi cuerpo me acerco a recogerla y en se momento la tela que la envuelve se cierra, era trampa.


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Movimientos erráticos, se podría decir que si estuviera vivo, estaba despertando, pero es difícil saber cuándo te encuentras “conciente” en este estado. Una luz neón me ilumina y lanzó gemidos que nadie puede escuchar pues revotan al instante hacia mí, es un lugar pequeño y la vana reminiscencia de otra vida a la claustrofobia surge en ese momento y un sentimiento cercano a lo que creo que sería el miedo me invade, tal vez, parte de mí, sabe que es el fin.

Golpeó contra el cristal con violencia en un intento de romperlo, creo que mi brazo derecho ya se ha dislocado a causa de esto, un hombre una mujer de bata entran a la habitación, pero antes de que pueda atacarlos enredan algo en mi cuello y logran someterme.

— Tiene razón doctor es un espécimen perfecto para probarlo.

— Su nivel de infección es propicia, esto representará un cambio sin duda significativo.

Me arrastran por unos pasillos suspendido a una camilla, tres militares le siguen el paso, por si la situación se sale de control.

La luz del sol ilumina mi rostro, emergemos hasta una explanada donde se encuentra reunida una enorme multitud, mi instinto se vuelve loco y comienzo a rugir buscando soltarme, pero es inútil. Sin previo aviso, algo en encajado en mi cuello y algo comienza a ocurrir.

—Confiamos en que este avance de por fin terminada ese lucha incansable que se vivió por años, que sea el resultado de todo nuestro trabajo y la esperanza para un mejor mañana.

Mi mente recuerda de pronto los cientos de asedios de las tropas de soldados, los cientos de cuerpos de no muertos ya inertes en las calles, las hordas ya desvanecidas.

— ¡Aaaaaaaaaaaaa!— exclama a causa de un terrible dolor que detona en mi cabeza.

Como tantas ocasiones tuvimos que salir huyendo, como cientos de nosotros murieron de inanición, las llamadas de los misiles purgando ciudades enteras.

— ¿Está funcionando? —escuche que preguntaba a lo lejos uno de los doctores.

El dolor se incrementaba más y más, mientras poco a poco era bombardeado con cientos de sensaciones en todo el cuerpo, sentía el viento, el sol, estaba seguro que sentía una especie inexplicable de terror, ¿Qué estaba haciendo allí?, ¿Qué me estaban haciendo?, ¿Por qué me encontraba atado?, la conciencia, mi conciencia volvía a mí.

— Mira sus ojos y su piel, comienza a recuperar un tono natural, ¡Es un éxito!


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Me llamó Enrique, tengo 23, soy de nacionalidad Neo Mexicana, trabajo actualmente en un almacén, no tengo novia actualmente, pero he estado viendo a alguien. Yo, renací el 26 de Octubre del año 2013, dos años y con ello, se comprobó la eficacia de la vacuna para el virus Dogma que había azotado la tierra y acabado con más de un tercio de su población, con eso comenzó su extinción.