Frente a todo pronóstico.

Tema en 'Relatos' iniciado por Elayne, 29 Septiembre 2013.

  1.  
    Elayne

    Elayne Lo onitumo lati sọ: wuyi lati pade rẹ.

    Cáncer
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    25 Mayo 2013
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    199
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Frente a todo pronóstico.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2426
    Hola a todos. En esta oportunidad hice un one-shot para una actividad. Así que pido atentamente, que aquellos que sean sensibles, no busquen la enfermedad que tome uso, puesto que es bastante radical. Y así advirtiendo lo anterior pueden pasar a leer. :D


    Frente a todo pronóstico.

    Cada vez que me despertaba y estaba a mi lado pensaba que era una maldita pesadilla, parecía una muñeca maldita con vida, me preguntaba si ¿Realmente pude dar a luz a una niña tan enferma? No, no podía. Simplemente mi mente se quedaba tan perpleja por tal simple y razonable razón. Mi vida se había hecho una mierda, desde que ella había aparecido. Desde esa vez que la vi tendida en la cama, de aquel hospital que he olvidado el nombre. La vi con un disfraz, cubría su cuerpo en forma de mapas interminables que iban profundamente en su piel. Yo empecé a llorar de la locura. Y grite “Ella no es mi hija...”

    Tenía tan solo veintidós años cuando tuve a Leandra. Me había casado un año antes, mi esposo se llamaba Leónidas, era un amigo que conocí en la universidad. Y pensé que iba a ser el único en mi vida, aun así, cuando Leónidas vio por primera vez a Leandra, me odio complemente, me dijo anormal. Me reprocho que no supiera parir un hijo. Aquello fue un trauma para mí, pues a pesar de que el médico había dicho que este problema estaba en los genes de ambos. No lo volví a ver, el dinero de la manutención de Leandra me lo mandaba con su abogado e incluso me entere que se había vuelto a casar tras nuestro divorcio.

    Mi mama se mudo con nosotras, cuando Leandra cumplía cinco meses de vida ella comenzó a hacerse cargo de ella, pues el dinero Leónidas no me alcanzaba para su medicación. Nunca la abrazo ni siquiera una vez, le daba asco recordarla como la primera vez que la vio. Tuvimos que operarla muchas veces en su primer año de vida y aunque estaba en peligro de muerte, el no vino ni una sola vez ¿Lo deje de amar? Si, lo deje de querer cuando desprecio lo nuestro. Y a la vez gradualmente yo también lo hice. Pero el no llevaba la carga que yo sí tendría que llevar toda mi vida. O todo lo que quedase de vida para ella.

    Cada mañana me despertaba muy temprano para poder bañarla, tenía la piel como la de un pez, escamas visibles en todo el cuerpo que solían aparecer gradualmente durante el día, formándose como cúmulos de escamas repulsivos, así me pareció al verla la primera vez. Un pez que debía quedarse en agua si no moriría por tanta secreción. Aquella mañana fue igual, el día anterior se había desangrado por lo tanto me tuve que quedar con ella mientras mi madre traía a un médico para que le aplicara un medicamento que la ayudara. Nunca debió vivir, pero el destino estaba empecinado en que sufriera, por lo tanto yo tenía que ser parte de esas dramáticas escenas donde gritaba del dolor.

    - Me duele.- dijo mientras le lavaba los pies, tenía muchos pedazos de piel, como si todos los días se estuviera pudriendo de poco. A mí me pudría limpiárselos, los hacía con delicadeza pero había momentos que quería pegarle de tanto griterío. Mi madre lo hacía por mi cuando se daba cuenta de mi falta de tacto.

    — Tranquila.— le pedía serenidad mientras acariciaba su roja cara.- Es que tu mama se siente estresada.- dijo mientras le terminaba de limpiar. Yo salí del baño frustrada, empecé arreglarme para ir a trabajar.

    Aquella mañana me fui sintiéndome por fin libre de esa enferma. Un castigo que no sabía porque me lo merecía, los mejores años de mi vida entonces se pasaban mientras me ganaba la vida en una empresa de consumos solo para mantenerla a ella. A sus medicamentos, a sus berrinches. Y soñaba como mis compañeras de trabajo, una que otras solteras, unas que otras con lindos niños. Para ellas yo era la más afortunada, no les había hablado de Leandra, así que pensaban que era una simple mujer divorciada.

    Faltaba una semana para el cumpleaños de Leandra. Y una noche antes de esos días, una visita inesperada llego a mi casa. Era Samantha, una amiga de la infancia que estudio en la universidad conmigo. Mi madre le había servido una taza de café, mientras iba a atender a Leandra. Cuando la vi, pensé en milagros, ella se había ido antes de que Leandra naciera, antes de que mi vida diera un vuelco inesperado. Era psicóloga, había preferido hacer una licenciatura a otro país.

    — ¿Por qué no me llamaste si quiera?—pregunte, en cierta forma desconcertada porque descubriera como era Leandra.

    — Quería darte una sorpresa. Además converse con rato con tu madre, por lo visto te ha estado yendo bien, me han contado que lograste terminar de pagar esta casa.

    — Leónidas y yo lo logramos.

    — Me contaron que se separaron…—dijo repentinamente.— ¿Cómo paso?

    — Problemas.

    — Cuando vine alguien me abrió… era tu hija ¿Verdad?

    No supe cómo explicarle a Samantha mi verdad, le molestaba mi falta de conciencia cuando éramos jóvenes, así que si no le decía la verdad se molestaría conmigo pues se había dado cuenta. Guarde silencio y me serví una taza de café, ella sabía que mi silencio le decía que obviamente afirmaba su duda anterior. La niña era de mí.

    — La tuve con Leónidas.— dije después de una larga pausa.— No murió, como te mentí.

    — … ¿Por qué la escondes?

    — Escucha, yo se que eres psicóloga y todo eso. Yo ya pase por esas cosas, me han dicho un millón de veces que es difícil cargar con ella ¿Entiende Samantha? No es fácil, no todo tiene ver con la fuerza de voluntad.

    — Ni siquiera estudia.

    — Es que se burlaban de ella. La trataban de rara. Ella no puede, tampoco entiende que es estudio.

    — Estas mal.- dijo cansada de escucharme.

    — ¡No estoy mal! simplemente no quiero que se burlen.

    — ¡Mentira! -dijo ella molesta.— tienes miedo de que burlen de ti. No de ella. Ella se ama así como es, la que no la quiere eres tú.

    Fue la primera vez que había visto a mi amiga después de un largo tiempo solo para que después se molestara conmigo. Esa semana me oprimí bastante, estaba distraída. La cuenta de la casa de nuevo se avecinaba y mi madre decía que Leandra no aprendía nada encerrada. Acordamos comprarle una torta, yo no estaba tan segura. No quería ser parte de aquello, así que simplemente dije que tenía mucho trabajo ese día y que llegaría tarde a casa. No me creyó, pero tampoco pidió explicaciones.

    Aquel día fui a la casa de una de mis amigas, pensaba que tal vez sería mejor quedarme ahí en la noche, que regresar a casa y verla nuevamente. Cuando ya me iba a dormir mi celular sonó, me di cuenta que mi madre me llamaba. Respondí fastidiada, con mala gana; fue cuando me dijo que había habido una complicación con el pecho de Leandra, sentía que le faltaba el aire y se desplomo. Tuve que ir al hospital, mientras llamaba a Leónidas, el cual me dijo que no podría venir. Como siempre, tenía afrontar todo esto sola. Mi mama lloraba cuando llegue, el doctor había podido estabilizarla con algunos calmantes. Mientras yo, esperaba en la sala de parientes.

    Me quede pensativa. Mire al piso y recordé la última vez que estuve aquí. Fue cuando le grite a Leandra por haber roto mi caja de música. Comenzó a llorar y le dio un ataque. Ahora no imaginaba a mi madre haberle gritado, por eso le pregunte. Ella me dijo que Leandra se había dado cuenta de que no la quería. No me defendí, solo escuche los regaños de mi madre mientras me pedía que considerara aunque sea una vez mostrarle mi amor. Y cuando pensé que esa noche no podía ser más larga, Samatha apareció. Mi mamá le había llamado, yo la mire despectivamente, no le hable, no porque estuviera molesta si no porque no sabía ni como darle cara. Hasta que el doctor pidió un familiar, mi mamá se ofreció y fue. Mientras Samantha y yo nos quedábamos solas.

    — Sé que pedirte que cambies es demasiado.— Dijo en voz baja.— tampoco puedo exigirte que seas diferente, por eso quiero que te des cuenta de que la niña que está en esa habitación es tu hija y necesita solo tu atención.

    — ¿Mi atención? Y ¿Quién me da a mi atención?—pregunte incomoda.— Mi esposo me abandono, no es que sea fría. Es que no puedo con todo.

    — Tu mama me conto que no quisiste venir hoy. –maldecía la indiscreción de mi madre por lo bajo. Y de repente apareció, seguía sollozando me pidió que fuera a ver a Leandra porque quería verme.

    Me entumecí de ir a verla, no quería escucharla y menos verla. Pero Samatha no dejaba de mirarme e imaginaba a Leandra esperarme sentada en la cama. Y así fue cuando la vi una vez que entre al cuarto del hospital. Había llorado, mas no podía explicar cómo se sentía ella. Pues sonreía al verme, me pregunto la razón de que no vine temprano, le explique que mi trabajo me consumía. Después me dijo que Samantha le había venido a visitar, solo unos momentos. Y que le dolía la cabeza. Parecía tratar de hablar de algún tema, parecía intentar ser sociable, pero no era igual, no lo sentía igual. Hasta que una pregunta se formo en sus labios.

    — Mama ¿Me quieres?-cuando la vi palidecer por mi reacción, le preste atención.- Dices que tienes trabajo, pero no se… quería verte hoy día. Mi abuelita dijo que estas estresada, que te sientes mal… ¿Por qué mama? Yo quiero verte feliz todos los días.

    Ella no era la enferma. Lo era yo. Estaba obsesionada por alejarme de ella.

    — Mama… ¿eres feliz?—preguntándome cosas que ni si quiera debía, ni siquiera debía dudar, pero entendía el porqué.— Porque si no eres feliz… voy a intentar cambiar.

    Llore delante de ella. Me tape la cara con una mano, mientras se quedaba callada por mi reacción. La que estaba allí conmigo no era una enferma de ictiosis arlequín, era mi niña, era la niña que había tenido con amor. Que sin importar que su padre nos hubiese dejado por ser diferentes, yo iba a seguir por ella. Ella era mía, era una parte de mi diferente a los demás, nunca igual a otros, porque era especial. Me pertenecía, yo la había criado a pesar de que siempre me dijeron que la probabilidad de que viviera era mínima, ella era mi vida. Y la estaba rechazando, pensando que era duro, no, nunca fue duro, fue sublime convertirme madre de una persona bella. No puedo creer lo dura que fui “perdón” pedía mentalmente, mientras ella acariciaba mi pelo. Después de echarme en sus delicadas piernas. Esa noche fui la niña para mi hija, ella para mí, un reflejo de los más dulces de mi vida.

    Las cosas cambiaron de ahí en adelante, llegaba a casa más temprano, pedía días libres para salir con mi familia. Samantha me visitaba muchas veces por semana, toda y cada una de esas cosas las guardaba profundamente en mi conciencia, porque por las noches descansaba sabiendo que mañana no sería una ilusión creada por mí. Acepte a mi hija, me acepte. Me di cuenta que lo hermoso de esta vida nunca fue el dinero, el amor eros ni la familia perfecta. Lo perfecto de esta vida, era querer lo que tenia. La una de un millón de probabilidades que tenía como hija. Y mientras más pasaba el tiempo, acepte que todo había sido una bella decisión. A pesar de que los médicos contradecían mi decisión. Leandra vivió un año más, fuera de cualquier pronóstico visto en un comienzo. Samantha volvió a viajar prometiendo estar en comunicación conmigo ese mismo año.

    Y una tarde mientras íbamos a casa después de un día de campo. Pasamos por unos hermosos pastizales, Leandra quiso bajar. Así que me detuve para descansar unos momentos mientras mi madre se quedaba hablando con una acompañante que trajimos con nosotras. Leandra corrió por el pastizal, confundiendo tantos colores como era posible verlos. Le dije que era un lugar especial para mí, pues recordé que aquí Leónidas me había pedido matrimonio. Ella sonrió frente a esa idea, pero aquella verdad fue remplazada con un acto simbólico más perfecto. “El lugar que mi niña sonreía al ver” así le puse de titulo a la foto que le tome en ese pastizal.

    Paso un año. Todo volvió a cambiar, la primavera no volvió hacer la misma que la anterior. El invierno estuvo más frio, pero mi corazón siempre tibio y esperanzado quedo. No volví a cambiar, ni frustrarme y mucho menos me entristecí.

    Una mañana me llamo Leónidas, quería que nos viéramos así que quede cerca de un café en el centro de la ciudad. El día era exactamente un veintitrés como hoy, estábamos bastantes nerviosos, debo confesar. Recordé los días de la universidad, cuando nos conocimos para verlo nuevamente en un traje, según él había venido del trabajo. Y aunque sabía que se había casado, esa frescura que lo caracterizaba siempre la tuvo presente. Yo lleve una invitación. Una celebración para Leandra. Pensaba que tal vez le importaba una sola vez. Pero cuando comenzó nuestra conversación la magia se esfumo.

    — No te he podido olvidar.— dijo después de silencioso momentos.— Voy a volver a divorciarme y... me he enterado que Leandra acaba de morir. Lo lamento tanto, perdona que nunca estuve ahí, no se lo merecían.

    — Escucha… te perdono. Y la verdad, yo te he olvidado por completo. Un nuevo amor lleno mi vida, estaría subyugada por tu declaración pero ya te deje atrás. Ah… y traje una invitación...— se la tendí mientras abría los ojos sin creerlo.— y si quieres verlo como un funeral lo entiendo. Ya que para ti nunca existió.

    Me levante de la mesa, tras nuestra corta conversación, mientras yo sonreía como un adiós. Tome mi cartera y me aleje. Tenía que ver al amor de mi vida, se encontraba en mi casa, seguro esperando en la puerta, imaginando que ese día iba ser tan hermoso como los demás. Un día parecido como hoy y como muchos otros que se avecinan. Hoy ella cumplía ocho años de vida a mi lado.

    Gracias por leer.
     
    Última edición: 3 Octubre 2013
  2.  
    Strawberry Smiles

    Strawberry Smiles CA Loquillaaa XD

    Escorpión
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    Cuándo creí que Leandra había muerto juro que casi me da un infarto XD

    Leí hace tiempo sobre esa enfermedad e hizo que pudiera imaginarme a Leandra a la perfección. Una pequeña inocente que no sabe sobre su mortalidad ni el milagro que representa que siga viva y que vive sonriente y sin reproches.

    Amé tu historia. Me submergí tanto en ésta que cuándo se acabó quise más. Nunca había leído una historia como ésta y me llegó al corazón.

    Al principio odié a la madre, tan fría con su pobre hija que claramente no tuvo la culpa de nacer así. Cuándo al fín entró en razón la odié un poquito menos :')

    Y Leónidas (me encantó ese nombre, super original), menúdo estúpido, la deja sola con la niña enferma y ni siquiera le pasa una manutención suficiente para los medicamentos de Leandra. Y luego cuándo ha aparecido diciendo que quería volver... Me ha dado unas ganas de pegarla al c***** ese. Y por suerte la madre ha sido lista y no ha caído, dejándolo por idiota.

    Amé el final: "Un día parecido como hoy y como muchos otros que se avecinan. Hoy ella cumplía ocho años de vida a mi lado"

    *----*

    Avísame cuándo publiques algo más que con mucho gusto lo leeré si es tan bueno como esto :D
     
    Última edición: 29 Septiembre 2013
  3.  
    Yumiko Tenou

    Yumiko Tenou Entusiasta

    Virgo
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    Escritora
    Me encanto tu historia, era muy amarga la sensación que tenia la madre de Leandra hacia ella y puedo decirte que lo pude sentir a través de la lectura. Me conmovió cuando Leanfra pregunta que si era feliz... tan dulce e inocente.

    Te juro que cuando leí sobre Leonilas e dio ganas de darle un buen golpe, me recuerda un poco a mi padre, al no mas nacer yo nadie lo volvió a ver dentro de muuucho tiempo, encima el infeliz le dice que no puede parir un hijo :mad:

    .La historia es muy buena y espero que sigas, me costo un poco comentar porque ahora estoy que me conecto y me desconecto...:)
     
  4.  
    Shassel

    Shassel Usuario común

    Tauro
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    Escritora
    :'( Qué hermosa historia, la verdad debido a la carrera que escogí, conozco un poco sobre esta enfermedad y por el mismo hecho de saber a lo que ella se enfrentó, bueno solo en lo técnico, no puedo juzgar a la madre, la situación que tuvo que vivir es demasiado dura como para que alguien que no ha estado en su lugar pueda decir algo, el hecho de tener la responsabilidad de tener a un niño así es sumamente dura, bueno el hecho de ser madre en sí es una responsabilidad muy grande y sacrificada, ahora, un bebé enfermo es un gran reto, un regalo un poco diferente, la amaba esta claro, pero seguro fue muy triste para ella imaginar todo el tiempo un bebé hermoso y ..... bueno. Estoy tan consternada, el título es perfecto, ya que los niños que sufren esta enfermedad no tienen un buen pronóstico, que haya sobrevivido tanto tiempo es simplemente un milagro, cuando leo historias así me doy cuenta de lo tontos y distraídos que somos la mayoría de personas que vivimos quejándonos de problemas que tienen solución, de enfermedades pasajeras, (me incluyo, no volveré a quejarme ;) ) y tristezas pequeñas. La vida es un maravilloso regalo en cualquier forma de expresión.
    A pesar de todo, la madre fue valiente, un poco pesimista al inicio pero valiente, se quedó con su hija, y le brindó felicidad, de igual manera su abuela ( las abuelitas ;) son las mejores, extraño a la mía O:) Dios la llamó antes de tiempo, así es su voluntad sin embargo, me dejó otra, debo cuidarla :) ) (:O Creo que me salí del tema XD perdón)
    El padre, un cobarde sin justificación, querer volver cuando todo terminó es despreciable, no aceptó el reto de fortaleza que dios le envió y quiere recompensa, es un.......................
    Respecto a lo técnico, me temo que te comiste algunos acentos importantes en verbos pasados y en el sustantivo mamá, (suena horrible si no le agregas el acento x.x) fue lo único, que a mi parecer, le quitó un poco de encantó a tu hermoso relato, por el resto ha estado genial aun cuando faltaron dos o tres nexos entre algunas palabras( los condenados dedazos que nunca faltan), la narrativa fue muy buena, la descripción del panorama sentimental: envolvente, me has capturado completamente. ;)
    Gracias por la invitación y suerte en la actividad.

    Por cierto, si escribes alguna otra historia así, no dudes en invitarme ;)
     
  5.  
    Knight

    Knight Usuario VIP Comentarista Top

    Libra
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    Pluma de
    Escritor
    Oh dios, esa enfermedad... sé un poco de ella. Es terrible, es lo peor que le puede pasar a un bebé... tan cruel. Aaaah, lo peor es que claro que existen personas como lo fué la madre al inicio del relato. Muchisima gente abandona o maltrata a sus bebés por haber nacido con alguna enfermedad o deformación... ¿Que culpa tienen esos pobres?. Maldita gente estúpida :(...
    Lo siento, lo siento. Es que me ha dejado muy impresionada, tu escrito fue lindísimo. No había visto un fic que abordara un tema como éste. Al menos la mujer se arrepintió al final y pudo darle el amor a su hija en sus últimos días. Aunque al inicio quería arrancarle la cabeza por ser tan idiota. n.nU

    Tienes una buena narración, aunque de la mitad para abajo se notaba un poco más acelerada que en el principio.
    También cuida más de tu ortografía, noté la ausencia de muchas tildes y dedazos. Y en los diálogos es recomendable que uses el guión largo...
    Éste lo pones presionando Alt +0151. La estructura se verá un poco mejor.


    Y sería todo lo que te podría señalar, espero seguirte leyendo por acá. Gracias por invitarme :3.
     
  6.  
    Bugs Bunny

    Bugs Bunny Guest

    Una historia muy tierna.

    Al comenzar la lectura no pude evitar chocar con los fallos y la narración me parecía muy simple, sin embargo al continuar leyendo comencé a sentir la esencia de la historia y es realmente bonita. El cambio parecía casi imposible para ella, pero a veces sucede que llega el momento de lucidez y explota todo. Te aconsejo que prestes más atención al redactar, pero de ahí en más ha estado bien.

    Saludos.
     
  7.  
    JulioCuatroMundos

    JulioCuatroMundos Todo el olvido en un solo momento de reflexión.

    Piscis
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    2 Octubre 2013
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    Escritor
    Realmente atrapante. Gran historia con mucho sentido y significado. :)
    En si en algunas partes estuve en duda en cuanto a la redacción y la falta de un que otro conector, pero todo se resuelve con palabras sublimes y la intriga que provoca esta historia.
    Me encanta la trama. El papel de Leonidas me parece muy interesante puesto que a pesar de ser muy frío y haber abandonado a su mujer y su hija, es una de las partes del relato que mantiene vivo el drama.
    Verdaderamente apasionante y muy sentida historia. Me encanto leerla.
    Sigue así pues tu talento es sublime ya lo dije :).
    Exitos!! :D
     
  8.  
    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

    Cáncer
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    Escritor
    Bueno pues tarde pero seguro va mi comentario. Hay varios aspectos para señalar en la historia, el primero de ellos es la minuciosidad con la que la has desarrollado, en entablar cada detalle, el destacarlo, describirlo, establecerlo y estructurarlo de tal manera que este embone al otro es admirable, el segundo es el mar de sentimientos que haz plasmado en esta desde un absurdo e injustificado odio hasta un amor piadoso y dulce, lo que me lleva al tercer aspecto y este es la evolución de los personajes, la transición de estos, las razones que los llevan a realizarlos magnificamente plasmados, el ultimo es el "alma" que le haz dado a la historia en sus personajes, en la historia, en cada verso que bueno es tan propio y genial que da como resultado comentarios como los de haya arriba. Agradezco tu participación en la actividad "antes de partir".

    Fenix Wayne-Hero Fire.
     

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