[EN Auditore] ¿Hacer Amigos?

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por EN Auditore, 23 Junio 2013.

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    EN Auditore

    EN Auditore La Hermandad de Asesinos

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    [EN Auditore] ¿Hacer Amigos?
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    Amistad
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    ¿Hacer Amigos?

    La maldita Academia, así era como el chico de ojos oscuros como la noche podía decir, una maldita academia que después de que aquel puto brujo le había dicho que conocería su pasado, no ha sucedido nada. Todos los chicos y chicas son mayores que él, por dos o tres años, quizás cuatro, nunca se había sentido tan solo. La soledad le arropaba la mente así que se alejaba lo más que podía de los demás, todo se basaba de las clases a su habitación, sin contar que no se había presentado en gimnasia, y el profesor ni tan siquiera lo conoce.

    En este momento, se encontraba en su habitación, iluminaba por una luz neón verde, exactamente se encontraba debajo de su cama, programando los comandos para su cama mejorada, que se activaba por comando de voz, para sacar rápidamente las armas., así el chico había trabajado toda la mañana faltando a las primeras clases.

    Se encontraba con aquellas gafas que no se notaban, mirando cada componente de la cabrería que haría que la cama girase, con Cinthia conectada a la cabrería principal ayudándole, pero en eso abre la puerta de la habitación un chico de cabellos color cobre, que cuando se dio cuenta de todo el desorden que tenía su compañero se expresó:

    -¿Que carajos haces?- algo aturdido por la escena.
    -Oh, eres tú.- moviéndose por una patineta hacia afuera y levantándose.- Solo estudio.-con una pequeña sonrisa observando lo que para él era su cuaderno de estudio.
    -¿Desde cuándo esto es estudiar?-sin ninguna expresión en su rostro- Lo que haces es jodernos la habitación y si Alexander ve esto, probablemente nos eche.-algo indiferente por la actitud de lo que él consideraba era un niñato.

    -Neh, no lo creo.- sacado algo de su pantalón de color militar.-Ten.- le dijo mientras le lanzaba un anillo de color amarrillo neón.
    -¿Para qué es esto?.- tomándolo sin observarlo en lo más mínimo.

    -No se sí te habrás dado cuenta, pero esté lugar es inseguro.- señalando detrás de las puertas.- En un rato pondré una cerradura electrónica y con ese anillo es la única forma de entrar sin ser electrocutado.-

    -En serio, necesitas una chica.- acostándose en su cama y cerrando sus ojos.
    -Neh, ya tengo una chica ¿cierto Cinthia?- hablándole a la muñequera electrónica que empezaba a emitir los planos holográficos de la cama que estaba programando el chico.
    -No señor.- contesto la máquina con un aire de superioridad.

    -Maldita, sabes, una tostadora es más útil que tú.- algo exasperado aquella creación suya jamás lo apoyaba en nada.
    -Ya veo, es una buena compañía.- le contestaba arrogantemente el chico de acento mediterráneo.
    -¿No debes ir a clase?.- volviendo a su patineta y regresando a estar bajo su cama.

    -Eso mismo te digo.- levantándose y poniéndose el anillo.
    -Sí, los profes te preguntan, he sufrido un choque nervioso que me dejara inválido por tres meses.- a la vez que dejaba salir unos choques metálicos con una llave de metal.
    -Como digas.- ahora más indiferente y saliendo rápidamente de la habitación, para alejarse de aquel pasillo.

    En eso el chico volvió a salir, solo para ver como el chico se había ido y se paraba solo para poder charlar con su máquina.

    -Cinthia apuesto a que Deimos perderá aquel anillo.- algo indiferente y mirando por la pequeña ventana que daba a la calle.
    -Lo sé señor, no hay que ser una mega computadora para darse cuenta.- a la vez que dejaba salir datos de la próxima clase.
    -¿Crees que lo deba hacer?- algo preocupado.

    -¿Dejar que se electrocute? Sí, si lo deberías dejar que lo haga.- con una voz algo cómica.
    -No me refiero a eso licuadora de dos velocidades, sino ¿debo hacer amigos?- mirando al techo tratando de fundir su mirada con el color de aquel techo.
    -Señor, eso deberías saber usted.- algo tranquila por su voz.

    -Creo que hoy lo haré, hoy haré amigos.-

    Así el chico rápidamente y carismáticamente se iba acercando a la puerta, pero antes de poder girar la perrilla, pensó:

    ¿Debo hacerlo? Mirando sus pies detenidamente.

    -No, no lo haré.- alejándose solamente para volver a su patineta y seguir con su trabajo de seguir construyendo aquella cama, no podía dejarse llevar por los comentarios de su compañero, debía seguir siendo… Un Asesino Solitario…

    Continuara….

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    Kai Stavros no se si hice Ooc tu me dirás ^^
     
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    Awwww.
    Já. Lo de conseguirse una chica me sonó más a Ian o Kogami. Pero me dio risa xD Dei, ¿por qué perderia el anillo? Me lo vas a dejar achicharrarse T.T
    ¿Ves que asi se mantiene el espiritu? Ummm. No noté errores, la verdad ni uno. Felicidades.

    Aw, Rex es amor con Cinthia xD Mira que decirle licuadora de dos velocidades xD Y qué 'chica', "No señor" xD
    La verdad usaste bien a Dei c: Admito incluso que a mi me cuesta dominarle. Eso si, nah, le daría igual lo que dijise Alexander xD
     
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    Discreción

    Hoy el cielo se encontraba de un color gris deprimente, ya se podía saber que se aproximaba un fenómeno atmosférico que perturbaba aquel paraje caribeño, la temperatura había bajada bastante comparado con otros días, y se sentía la brisa con un poco más de fuerza. En eso había un grupo selecto de estudiantes que estaban al aire libre, era una clase especial: Clase de Tiro.

    Yo por supuesto me encontraba allí, algo exasperado, prefería estar en mi cueva a estar con un grupo de desconocidos, con un maestro desconocido en un lugar desconocido.

    En eso un hombre que se hacía llamar “profesor” nos explicaba en que se basaba esa clase, llevaba unos jeans militares, camisilla de color crema y una Desert Eagle en su cintura derecha, llevaba botas del mismo color de la camisilla y usaba unas gafas oscuras:

    -Está clase será solo dos días a la semana, por ahora.-decía mientras pasaba por la fila de estudiantes que se encontraban mirando hacia donde él, se encontraba.- Aquí aprenderán a utilizar diferentes tipos de armas de fuego, aprenderán a utilizar desde un arma de mano hasta un misil intercontinental teledirigido.-

    -¿De dónde carajo sacaron a este Coronel?- decía un chico de cabellos cobres igualmente exasperado por la voz autoritaria de aquel militar.-
    -No es un Coronel, es un Comandante.- dije algo indiferente.- Comandante de la Primera Brigada de Ghost, así que no posee nombre, es virtualmente un fantasma.- cerrando mis ojos tratando de evitar que el aire resecara sus ojos.

    -¿Como sabes eso?.- mirando como el Comandante insultaba a un estudiante que se había reído de uno de sus comentarios.
    - Acabó de entrar a la base de datos del Pentágono.- mirando como el Comandante pasaba a la segunda fila de estudiantes ya que se encontraban divididos por docenas.

    -No quiero niñatos llorones.- decía con voz de autoridad.- Lo que se le diga que haga, ustedes lo harán.- con una voz que simulaba enojo.- Si yo les digo que laman los retretes hasta dejarlos brillar, ustedes los harán sin replicar.- pero en eso se escucha un risa de la segunda fila.

    Aquella risa de burla salía de la boca de algún estudiante de la segunda fila, era algo irritante, no me giré para ver, solo quería escuchar lo que el Comandante le tenía que decir:

    -Oye chico ¿cómo te llamas?- preguntó el comandante mirando fijamente al chico.
    -Soy Ian.- contestó fríamente sin ninguna importancia.
    -Bien Ian, si no te interesa la clase, te puedes largar de mi vista.- contestó indiferentemente el comandante.
    -Bien, como quiera.- contesto sin ninguna importancia a lo que el comandante le había dicho, solo se escucharon los pasos hasta que se entendió que entro a la Academia de nuevo.

    -¿Algún otro? Si se quieren marchar lo pueden hacer libremente dentro de los próximos diez segundos, sino está clase costará como calificación.- con una pequeña sonrisa observando cómo las dos últimas filas salían corriendo para volver al refugio de la Academia.

    Luego de que solamente quedaran veintitrés estudiantes de los casi cincuenta, el comandante comenzó a explicar de que trataría la clase de ese día, en aquella pesada atmósfera:

    -Bien, para comenzar dispararan un Rifle de Francotirador M24, un variante del Remington 700…- y el seguía y seguía hablando y yo no le prestaba atención.

    Ya yo sabía que arma era, cuál era su letalidad, que clase de balas utilizaba y como debería dispararse, ya me estaba exasperando, pero al menos estaba viendo algo interesante, a un lado una chica discutía con Alexander. Con mis gafas aumente el movimiento de sus labios y por lo que vi hablaban de que la “la chica no volvería a disparar un arma de nuevo”, realmente todos decimos que nunca volveremos, pero siempre terminamos mintiéndonos.

    -Bien, comenzarán por edades.- ese fue el único comentario que escuche del comandante que lo dijo con voz firme.
    -Mierda.- dije en voz baja.

    ¿Porque debía ser por edad? Aunque fuera por apellidos me iba mal, ya que al no poseer sería uno de los primeros, pero carajo ¿tener que ser el primero?, los otros ya estaban casi en los dieciocho y yo aún estaba comenzando la preparatoria en Nueva York.

    -Rex, un paso adelante.- nadie respondió.- Rex, de un paso adelante…-
    -Carajo.-comencé a dar un paso con mi pie derecho y me quité la capucha que tapaba mi rostro, miraba indiferentemente hacia el comandante.
    -Bien, acuéstese en el fardo de arena y tome la posición de tirador.- contestó rápidamente y fríamente.- Sabe cual es la posición ¿cierto?- indiferente.
    -Por supuesto, señor-.

    Rápidamente puse el estómago al suelo, tomé la culata del arma y la puse en mi hombro, mirando lentamente por la mira telescópica. Aquella arma era de un peso considerable, eres un Rifle de Cerrojo osea iba a tardar al menos dos segundos entre cada disparo para poder recargar y volver a disparar:

    -¿Está listo?- me contestó el comandante.- Tendrás diez segundos para disparar a cada objetivo…-pero yo lo interrumpo.
    -Mejor que sean siete segundos.- cerrando mi ojos izquierdo que era el que miraba por la mira telescópica.
    -Um, un Tirador arrogante, veamos como lo hace, disparé a discreción cuando quiera.- con una pequeña sonrisa de burla y de superioridad.

    Tomé una gran bocanada de aire, cerré ambos ojos, sentía como mi corazón hacia su característico “bum, bum, bum…”, abrí mis ojos, miré por la mira telescópica y disparé el primer tiro a treinta metros, la bala viajo en menos de un segundo y dio en la segunda vuelta de la diana que contaría como nueve puntos.

    Jalé el cerrojo hacia afuera, giré mi rostro a un lado y el casquillo salió volando por los aires para caer en el suelo, volví a poner el rostro, cargué la segunda bala y disparé, está vez la bala tardó dos segundos en viajar en el aire para dar en el segundo circulo de la diana que también contaría nueve puntos.

    Hicé lo mismo que hace unos segundos, pero ahora la diana se encontraba a ciento veinte metros, ahora un poco más de dificultad, me sentí como si mi corazón se hubiera detenido, el torrente sanguíneo se detuvo y mi dedo se volvió de piedra, jalé el gatillo la bala cortó el aire en tres segundos y dio en el mismo círculo, jalé el cerrojo y saque el cargador, cuando me giré todos me observaban con ojos hostigadores.

    -Bien, tardaste ocho segundos.- mirando al chico indiferente.
    -Sí, lo sé.- dándole el cargador.- ¿Me puedo marchar?- había roto una de sus reglas más básicas; se discreto, ocúltate en las sombras, pero hace un momento veintidós personas lo habían visto disparar y probablemente no se les olvide su nombre.
    -Claro, ya te puedes ir, completaste la prueba.- contestó algo más sumiso el profesor.
    -Gracias.- poniéndome mi capucha y tratando de salir lo más rápido que pude de allí.

    Camine unos minutos hasta llegar frente a mi habitación me detuve, me encontraba a punto de estallar, había roto una de aquellas reglas que prometí nunca más volver a romper, no podía.

    Le di un golpe a la pared, mis nudillos comenzaron a sangrar por el golpe, no le di importancia, no podía dejar que nadie supiera de mí, no podía permitir que descubrieran mi identidad.

    Me acerqué a la puerta, pero antes de girar la cerradura me di cuenta que había un ruido que venía del interior de la habitación, no podía ser Deimos, debía ser alguien.

    -¿Quien podría ser? Quizás me encontraron.- sacando mi Tomahawk.-¿Porque no funciono la cerradura?- algo confuso.- Se supone que se electrocutara.- A punto de abrir la cerradura.- Sí, me encontraron…


    Continuara…
     
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    Conversación

    Me encontraba frente a mi puerta, con la Tomahawk en alto, podía sentir unos movimiento lentos y pesados, ya comenzaba a sentir el dolor de las herida en mi mano, podía ver como aquel líquido rojizo se derramaba para caer al suelo, pero no era tiempo para sanarme, debía averiguar ¿Quien carajo? Estaba en mi habitación y como pudo entrar sin ser electrocutado:

    -¿Me encontraron?- aquellas ideas tontas aparecían en mi mente, era virtualmente imposible que los Templarios me rastrearan hasta ese lugar.

    Rápidamente me apoye hacia una pared, sin hacer mucho ruido me acerque a la cerradura, espere unos segundos, alguien estaba en mi cama, pude sentir como rebuscaban en una de las gavetas, debía hacer ahora.

    Rápidamente abrí la cerradura y en menos de un segundo me encontraba con la Tomahawk a punto de bajar, pero la persona que estaba allí dentro me dejo impresionado, no era ningún templario, ni ningún enemigo era; Alexander.

    -Oh, ya regresaste.- contesto tranquilamente el brujo, a la vez que abría una de las dos cajas que estaban apiladas en el suelo, ni tan siquiera se preocupo por la Tomahawk que se encontraba apuntado de caer sobre su pecho.

    -¿Qué haces aquí?- contesté irritado.- ¿Como burlaste mi seguridad?- sintiéndome algo humillado, mi invento había fracaso.
    -Esta es mi Academia, estos son mis cuartos y sobre todo encontré el anillo.- lanzándome y lo capture en el aire.

    -Eres bueno para ser un anciano.- con una pequeña sonrisa.
    -Sí, lo sé.- cargando una de las cajas que se veían pesadas.-¿No me vas a ayudar?.- hablando con un poco de esfuerzo.
    -¿Que son esas cosas?- algo confundido, eran cajas de color grises y tenían un sello raro.

    -Son para ti.- contestó el brujo moreno.- El Mentor me dijo que pediste estás cosas hace algún tiempo y que nunca las recibiste, así que ahora son tuyas.- sentándose en la cama del chico.
    -Veamos.- acercándome a la primera que estaba abierta.- ¿La abriste?-algo indiferente.
    -Claro, tenía que verificar que no era ninguna bomba.- con una sonrisa.

    -Deberías demandarte por abrir mis paquetes sin mi consentimiento.- sacando media docena de pequeñas cámaras.
    -¿El chico que ha robado a ricos me demandará?- con una sonrisa tranquila.
    -Bueno, bueno si lo pensamos así, creo que seré un poco más sumiso.- entré al baño para buscar una vendas con que taparme la herida.

    -¿Que te sucedió en tu mano?...- fue interrumpido por mí.
    -Nada solo un pequeño roce con algo.- sacando un celular que solo tenía una función, llamar.
    -¿Para que necesitas unos de esos?- señalo la mano en la que tenía el celular bastante viejo y obsoleto.

    -¿Quien dijo que lo usaría?- le comencé a sacar la batería para dejar ver dos memorias que saque y las coloqué en mi muñequera.- Es la actualización de Cinthia.
    -Oye ¿Has ido a clases?- poniendo su tono un poco serio.
    -Claro, he conocido a todos los profesores.- sacando un pequeño computador de la caja y poniéndolo en su cama de noche.

    -¿En serio? Porque hay estudiantes que jamás te han visto, ni tan siquiera saben que Deimos tiene un compañero.- acercándose al chico.
    -No es tu problema.- indiferente, realmente ya me sabía el sermón que venía luego de esas palabras.
    - Rex, viniste aquí por una razón…- es interrumpido de manera brusca por el chico.

    -Era conocer mi pasado, no congeniar, todo se basaba en eso, no tenía que ser amigo de nadie.- contesté irritado.- ¡No necesito a esos mediocres, he vivido cuatro años salvándole sus traseros y lo único que pido es que me dejen en paz!- contesté más irritado.- He peleado injusticias, he sido entrenado hasta el cansancio y una de las reglas básicas, mantente oculto, usa la multitud a tu favor, mantén un perfil bajo.- poniendo la segunda caja en su cama.

    -Aquí no estás en peligro Rex.- contestó pacíficamente.
    -¡¿Eso como lo sabes?!- sacando una vara que media seis pulgadas.-He averiguado un poco sobre las personas que he visto, gracias a Cinthia, he entrado a los archivos policiales ¿y qué crees? Muchos de los profesores han tenido record criminal de algún tipo.- sacudiendo dos veces la vara y está creció hasta medir un metro, era una vara para controlar ganado y era usado por algunas fuerzas de seguridad.

    -Eso lo sé, pero muchos fueron asesinos, militares, paramilitares, agentes especiales y muchos de ellos usaron sus habilidades para salvarte antes de que tu nacieras.- contestó el sujeto a la vez que cargaba la caja vacía que yo había soltado.
    -¿Ese es mi problema?- sacando una Five-SeveN con silenciador y una linterna, un arma de fuego muy poderosa aún cuando es de mano.- Ahora yo soy quien les doy la libertad que tienen, mi Hermandad ha dado dinero a los necesitados y nadie no los ha agradecido nunca.- presionando un botón en la cama para que se guardara el arma en su interior.

    -Porque ustedes lo hacen porque quieres y esas son sus creencias es muy diferente a lo que piensas, aquí mucha gente tiene lo mismo pensamiento que tú, solo que no le das la oportunidad para que te conozcan.-

    Aquel brujo se acercó yo estando de espalda, me puso una mano en el hombro y me dijo secamente:

    -Si sigues así morirás solo, nadie te recordará, ¿de qué vale haber salvado el mundo miles de veces si nadie te recordara por lo que eras?- a punto de marcharse con la caja.- La Humildad es lo salva el día muchas veces, la humildad es lo que ha formado tu Credo.

    Finalmente el anciano se marchó, yo sacaba las últimas cosas que se encontraban en la caja, sacaba la cabrería principal que necesitaba, la Tomahawk de fibra de carbono que era parecido a Cinthia, realmente no había escuchado esas palabras, esas palabras para mí no tenían ningún significado.

    Quizás era muy terco, quizás muy necio, quizás algo estúpido, me daba igual, lo que yo debía hacer era no dejarme mostrar, debía seguir los principios, debía ser lo que siempre fui… Un asesino.

    Así que puse la caja vacía en una esquina, lo último que había era una buena cantidad de dinero que escondí en un escondite que había creado en el armario, realmente era algo incomodo que te sermonearan, bueno era horrible, pero así era como salvaba vidas y como las quitaba.

    Finalmente entré al baño, abrí la regadera y esperé a que el agua estará lo suficientemente caliente, realmente había sido un día difícil así que entré con toda y ropa, daba igual como quiera ese día iban a pasar por la ropa sucia, solo debía sanar aquella herida física y restringir cualquier pensamiento ajeno a la conversación…
    Porque los asesinos no deben pensar en misericordia por sus víctimas y yo no podía cambiar mi actitud hacia los demás. Debo estar en las sombras y en las penumbras…

    Continuara…
     
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    Personajes: Rex, Deimos y Yuuri
    Tipo: One Shoot​

    Ladrona

    La luna se podía observar a través de mi habitación, la oscuridad era asombrosa, casi todos los estudiantes estaban durmiendo, los pasillos se encontraban oscuros, ya eran las tres de la madrugada y yo acababa de tener otras de esas muchas pesadillas concurrentes, pesadillas que no tenían sentido alguno, solo podía levantarme y dejar de dormir, pero realmente ya me fastidiaban, solo podía dar vueltas en mi cama, cuando me giré a un lado, pude observar a mi compañero jugando con una especie de pelota.

    Lanzaba la pelota a una esquina de la pared, ella rebotaba, chocaba con otra pared y regresaba a su mano, todo era tan repetitivo, solo se escuchaba el golpe de la pelota contra la pared, ya yo suponía que tampoco podía dormir:

    -Ya van tres noches.- me dijo mi compañero, se había dado cuenta que lo observaba desde la oscuridad.

    -¿Tres noches de qué?- le contesté algo confuso, ahora me encontraba observando el techo, tratando de hacer algo, tratando de volver a dormir.
    -Que te mueves violentamente en la cama.- me contestó indiferente, recibiendo la pelota una vez más.

    -Por lo que veo tampoco puedes dormir en estos días.- buscando algo en mi mesa de noche, pero parece que las barras de chocolate se habían acabado.-Mierda.- me encontraba molesto, esas barras me calmaban, me ayudaban a pensar o eso creía yo.
    -Ya vuelve a dormir.- me contestó fríamente, el chico realmente le molestaba que estuviera dañando aquella paz que transcurría en esa noche.

    Luego de darme cuenta de que no había barra de chocolate me levanté y saqué mi ordenador, debía salir a comer algo dulce o que tuviera un poco de cafeína, rápidamente puse a Cinthia en la mesa de noche al igual que mis gafas, solo lleve aquel bastón de seis pulgadas, como quiera necesitaría protección.

    -¿Saldrás?- me preguntó mi compañero algo impresionado, detuvo la pelota en sus manos y no la volvió a lanzar.
    -Sí, necesito algo para comer y no dormiré, creo que volveré antes de que comiencen las clases, iré a seguir un par de trabajos.- contesté a la vez que me ponía una especie de auricular, me mantendría en contacto con Cinthia para que encendiera las luces, una de las muchas cosas que había invadido o hackeado en esa academia.

    -Bien, pero mantén callada esa aparata.- mirando indiferente a la muñequera que estaba de un color azul neón.
    -No te preocupes, Deimos.- encendiendo mi auricular.- Cinthia modo invernar.- le contesté a la vez que abría la puerta y me asomaba para ver a los pasillos oscuros, sin ninguna alma en ellos.

    A la vez que caminaba las luces de al frente se encendían y las que yo pasaba de largo se apagaba todo era en una completa sincronía gracias a; Cinthia. Pasé por muchos pasillos, no encontraba un lugar lo suficientemente bueno para ponerme a trabajar.
    Después de dar un par de vueltas me decidí por una sala de estar, tenía un sofá bastante grande y una mesita que serviría de soporte para el computador.

    Rápidamente me senté en el Sofá puse el computador y lo encendí, casi instantáneamente me daba la bienvenida y fui al navegar a abrir un Proxy para ocultar mi ubicación actual, puse un código binario de trece dígitos y me redirigió a una página en donde se encontraba la bolsa de valores, siempre averiguaba que compañía se estaba apoderando para robarle.

    Luego de unos minutos, me recordé que necesitaba algo con cafeína así que puse el código para evitar que algún mirón se pusiera a tratar de ver que hacía y me marche a un lugar en donde podría haber una bebida energética que me quitara el poco cansancio que sentía.

    Cuando regresé unos minutos después me sorprendió lo que encontré; alguien se encontraba en ese preciso momento husmeando en lo que hacía, realmente ya comenzaba a molestar, ya lo había hecho un par de veces y ni tan siquiera yo conocía bien su nombre. Lo más raro creo que era su ropa, aún estaba vestida como para ir a clases, en cambio yo me encontraba con mi ropa de dormir; una camisa negra con unos pantalones del mismo color.

    Me acerqué lentamente a donde la chica y cuando estaba lo suficiente cerca pude ver que estaba tecleando rápido en mi computadora:

    -Cof, cof, cof.- hice como si estuviera tosiendo, pero no me hizo caso siguió tecleando sin importarle en lo más mínimo lo que hacía.-¡Cof, cof!- repetí algo enojado realmente era algo malo que se pusieran a tocar mis cosas y más cuando era algo tan importante como mi fuente de ingresos.

    -Ya te oí.- me contestó indiferentemente la chica, realmente se encontraba concentrada tecleando.
    -Cinthia- contesté con un tono de enojo.- ¡¿Porque carajo no me avisaste que alguien se habría infiltrado?!- realmente se suponía que ella fuera la que vigilará.
    -No recibí ningún aviso de infiltración, usted entró con su código de forma normal.- me contestó de forma natural.

    Así que me quite el auricular, lo puse en mi bolsillo y realmente me encontraba algo impresionado, aquella chica tan molesta pudo atravesar aquella barrera de; unos y ceros que prácticamente nadie conocía.

    -¿Como lo hiciste?- le pregunté algo indiferente, debía esconder mi asombro.
    -Tu código era muy débil, era una numeración que cualquier informático con tiempo podría averiguar.- contestó la chica de cabello negro que poseía una pequeña sonrisa de satisfacción en su rostro.

    -No lo creo.- contesté fríamente.- La colocación de los números no sigue ningún patrón así que ningún informático convencional podría averiguarlo aunque tuviera un descifrador y mucho, mucho tiempo.- le seguí contestando a la vez que observaba como ella se alejaba del computador.

    -¿Quien dijo que yo sea una informática convencional?.- contestó con un poco de orgullo.

    Yo me acerqué al computador y rápidamente pude encontrar una mega compañía que ganaba millones mensuales, así que ese iba a ser su blanco, solo debía poder hackear la central de datos, descargar los códigos y entrar como un alto funcionario de la compañía, esa era una de las miles de maneras que él, conocía para robar dinero de una manera fácil y rápida.

    -¿No deberías estar durmiendo?- me preguntó la chica a la vez que observaba cada dígito que ponía.
    -No, no puedo dormir.- contesté dejando de teclear.- Necesito mi chocolate.- apretando un par de botones y observando como decía; Descarga Iniciada y se veía como una barra de color rojo aparecía y llevaba los porcientos.

    -Oh.- con una pequeña sonrisa en su rostro, sacó algo de su bota de punta de aguja y lo pasé frente a mis ojos.- ¿Algo como esto?.- dijo nuevamente con una voz llena de orgullo.
    -Genial, chocolate.- contesté a la vez que alzaba mi mano para tomarlo, pero ella me aguantó la mano.

    -Son cien dólares.- contestó con una sonrisa, a la vez que sacaba otra barra de su otra bota.
    -¿Porque tanto?- pregunté ya que realmente por una jodida barra de chocolate era demasiado.
    -Porque es especial, es europeo.- me volvió a contestar con ambas barras en una mano y la otra aguantando mi brazo.

    -Me estás estafando.- contesté algo enojado, pero necesitaba aquella droga mía, aquel vició me decía que la comprará.
    -Pues no hay chocolate.- contestó levantándose lentamente de su asiento para irse a algún lugar.
    -No, espera.- le grité a la vez que buscaba algo de mi pantalón, realmente me sentía humillado, pero valía la inversión.

    -¿Duermes con dinero?- contestó algo extrañada la chica de vestimenta negra.
    -Claro, por si sucede algo así.- sacando cuatro billetes de cincuenta dólares y elevándolos para que la chica los tomara.
    Así rápidamente se intercambiaron ambos objetos, a la vez que ambos se veían complacidos con sus ganancias:

    -Bueno que las disfrutes.- contestó una chica de una forma algo burlona.
    -Sí, lo que digas.- abrí rápidamente una de las barras y mordí un pedazo, pero el sabor era todo menos chocolate.
    Cuando logré escupir al suelo todo aquel “chocolate” y levanté la vista la chica había desaparecido y me había timado de una forma horrible, ese chocolate hacia tres años que había caducado y pareciese que tuviera más polvo que chocolate por dentro:

    -¡Maldita Ladrona!- fue lo único que pude decir aquella palabra “robar” que tantas veces yo había usado, lo habían usado contra mí y con algo que yo amaba.
    Me bebí lo que quedaba de la bebida energética en menos de un minuto, el sabor era raro y asqueroso, realmente algo grotesco, ella me había timado, pero no se iba a quedar así, ya yo tenía algo que ella había dejado.

    Algo que ahora yo podía saber de dónde provenía y quien era realmente ella, era una huella dactilar que había dejado en la pantalla del computador, una huella que no se veía bien a simple vista, pero que me ayudaría a atraparla.
    Realmente yo soy muy vengativo, así que la acecharé y haré que me pague los doscientos dólares americanos que me robo, pero de una forma sutil… Sí, muy sutil.
    0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-


    Luego de unas horas quitándole dinero a los ricos, me fui a mi habitación y mi compañero se encontraba profundamente dormido, ya el sol hacia su aparición en el horizonte y yo entré al baño… Ya iban a comenzar las jodidas clases…

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    Thithalia me dirás si hice Ooc o no...
     
  6.  
    Thithalia

    Thithalia Usuario común

    Aries
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    jajajajajaja ¿Qué venganza le darás? O cuando se entere "quien" es ella xD
    Con respecto al Ooc... Recuerda que con desconocidos ella es más tranquila y reservada, cuando toma confianza si es más burlona.
    Y lo del chocolate, ella no timaría a alguien por mero placer ¡Ama los dulces! no guaradaría uno viejo xD
    Exceptuando eso esta todo bien.
    Quiero saber que le va a hacer :eek:
     
  7.  
    EN Auditore

    EN Auditore La Hermandad de Asesinos

    Piscis
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    [EN Auditore] ¿Hacer Amigos?
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    Compañerismo

    El sol se comenzaba a ocultar, el día se estaba por acabar, un día en el que no había clases y que me encontraba con mi compañero aburrido en nuestro cuarto, el jugaba con su pelota algo nuevo en él, seguía con el mismo jueguito de la pared y la esquina, yo me encontraba actualizando a Cinthia, aquel día no había clases, ambos teníamos ganas de descansar así que ninguno salió.

    Mientras me encontraba actualizando uno de los maestros del Credo me
    envió un mensaje holográfico de un…Objetivo. Rápidamente lo abrí y este saltó de la pantalla, era un hombre bien vestido, cabello color café, ojos color miel y piel blanca, rondaba los casi treinta, era un joven…Templario.

    -¿Quién es ese?- preguntó algo indiferente lanzando la pelota de nuevo.
    -Matthew Vidic.- le respondí rápidamente estaba leyendo de lo que lo acusaba el Credo.- Extorsión, robo, asesinato, homicidio, terrorismo, lavado de dinero, hostigamiento y violación.- realmente una larga lista de cosas que ese mediocre templario había hecho.

    -¿Le robaras?- me preguntó con una pequeña sonrisa.
    -No.- le respondí algo pensativo a la vez que me levantaba y sacaba una sudadera negra con rayas rojas.- Lo asesinare.- sacando una máscara de color blanca que tapaba solamente la mitad de su rostro.

    -Bueno, no quiero que me consideres un metido, pero te acompañaré.- respondió aún en la cama.
    -No necesito compañía.- respondí sacando un auricular.

    -¿En dónde está el objetivo?- lanzando la pelota.
    -En una discoteca a veinte minutos de aquí a pie.- rápidamente me quite mi sudadera blanca y me puse la negra, luego mi hoja oculta y mis zapatos para escalar.
    -¿Que harás con los guardaespaldas?- me preguntó con una pequeña sonrisa, probablemente ya sabía mi respuesta antes de que yo la dijera.

    -Los asesinaré antes de que puedan verme.- dije poniéndome en la cintura la Tomahawk y el bastón retráctil.
    -Realmente ¿crees que no te verán?- levantándose y estirándose.
    -Bien, no sigas.- lanzándole un auricular y una máscara.- Vayamos a dar una vuelta.- poniéndome la capucha en mi rostro con la máscara.
    -Bien, pero te advierto no haré que asesinaré- respondió fríamente sacando una flecha de una de sus flechas.

    -Entonces no me servirás para nada…-
    -Solo los aturdiré, quizás se queden inconsciente, pero de allí no pasará, no asesinó por placer…- contestó fríamente.
    -Bueno, por algo yo soy el que asesinaré a Vidic.- ajustándose los zapatos de escalar.

    Luego de unos minutos esperando a que Deimos, preparara su equipo y se ajustara a “Giovanni”, el prototipo de mis gafas, necesitaríamos aquellas gafas, ya que nuestro plan así lo requería.

    Caminamos media hora, nos detuvimos para separarnos, debíamos entrar por separados no podíamos darnos el lujo de que dijeran que estábamos conectados. El entró confiadamente, los gorilas lo dejaron pasar, no hubo ningún problema, cuando abrió las puertas electrónicas, pudo ver a una gran cantidad de gorilas; una fiesta privada, pero ¿porque lo dejaron entrar?

    Deimos subió a la segunda planta, el área V.I.P, estaba diciendo que el Señor Matthew lo había llamado y que era un mercenario. Hasta ese punto todo estaba bien, podía escuchar todo lo que decía y ver todo lo que hacía, cuando se encontraba en el punto más alejado y alto, era hora de mi turno.

    Entré tapándome el rostro con la capucha, pero dos guardias me detuvieron:

    -Oye tú.- me señalo con su dedo.- No debes estar aquí, no es lugar para menores.- respondió casi bufando.
    -Mal momento, mal lugar.- respondí tranquilamente.-¿Sabes a quien le habrás?-le pregunté con una voz seria.
    -No, ¿a un niñato malcriado?- respondió el otro a la vez que ambos sonreían.

    -Con el demonio que va a hacer que paguen.- le respondí con una pequeña risa en mi voz.
    -¿Qué demonios?- respondió uno, pero rápidamente fue aturdido por un golpe rápido de mi bastón, antes de que el otro sacara su arma le propine otro golpe en la cabeza haciendo que quedara inconsciente.
    -¿Ya entraste?- me preguntó Deimos.

    -Por supuesto.- arrastré ambos cuerpos a una habitación y la cerré con llave, les removí las armas y las lancé a otra habitación, no debían morir, solo hacían su trabajo, quizás eran hombres de familias honestas y no debían pagar por los templarios.

    Ya me encontraba detrás de la cortina negra, luego de que la cruzara hackearía todo el sistema de cámaras, las apagaría al igual que los teléfonos celulares, solo mantendrían una encendida la cámara en donde me podía observar los templarios.

    Comencé a abrir lentamente la cortina, pude observa como la música electrónica se intensificaba, pude ver a todas las personas bailando en el área de la pista, pude observar a aquel templario sonriendo, se encontraba en un pequeño escenario, estaba custodiado por al menos cuatro gorilas, pero era mi turno.

    Puse mi muñeca al frente, presione un botón en Cinthia, todas las cámaras se apagaron, nadie le dio ninguna importancia, luego apagué cada celular y tampoco le dieron importancia; la música se apagó y todos comenzaron a observarme.

    Eso era lo que yo esperaba, implantar el terror, luego presione otro botón y las luces se apagaron casi completamente, solo una pequeña porción destellaba de un color azul, era lo suficiente para que vieran por donde iba.

    Comencé a caminar lentamente, solo se podía observar mi sonrisa, una sonrisa siniestra, aquella sonrisa era para infundir temor en los presentes, me fui aproximando, un gorilas se puso enfrente.

    -¡Lárgate!- me dijo con furia.

    -No entiendes, eres de mente corta… No puede detener lo que no puedes ver.- alcé mi mano cerrada hasta cerca de mi cien, cuando hice eso el hombre puso una cara de dolor.- No puedes defender tu causa.- todos observaron como la flecha paralizadora lo había hecho caer al suelo, pareciendo como si estuviera muerto.

    Un trío de gorilas se acercaba hacia mí, con furia, pero fueron inmovilizados por tres simples flechas, algunos de los invitados ya intentaban escapar, trataban de abrir la puerta, pero la electricidad no funcionaba, se comenzaron a escuchar sollozos y yo me acercaba a mi víctima que tenía una cara de pánico.

    Lentamente fui sacando mi Hoja Oculta, el se dio cuenta y mando a los dos que le que le quedaban, le clavé la hoja oculta en el riñón a unos de ellos, sin ninguna pena, debía morir por ser parte de una causa como esa, el otro recibió una flecha en el hombro y cayó igual, probablemente todos estarían inconsciente por media hora.

    Trepé el escenario, aquel sujeto se encontraba arrodillado pidiendo clemencia, mentía diciendo que tenía hijos y esposa, cuando en realidad se gastaba todo el dinero en putas y en bebida alcohólicas.

    -Tu juicio ha llegado.- le contesté fríamente sin tan siquiera mirarlo, él no podía observar mis rostro.
    -¿Porque? ¿Qué he hecho?- respondió aquel hombre.

    Así lentamente me quité la capucha dejé ver aquella máscara, el se sorprendió, reconocía aquella máscara de algún lugar…

    -Tú…- me dijo aún más preocupado.

    -Que Satanás te perdone.- a la vez que le insertaba mi hoja oculta en su cuello, atravesando todo su los músculos y ligamientos, para luego tirarlo hacia lo bajo del escenario, luego miré a la cámara con una sonrisa burlona, para luego dirigirme al público aterrorizado.- Espero que hayan disfrutado del espectáculo, pero tengan cuidado con la oscuridad.- apagando todas las luces, ahora se podían escuchar más gritos, la gente no sabían qué hacer.

    Lancé mi máscara de una especie de cerámica al suelo al igual que mi “compañero” se escucho cuando se dividió en muchos pedazos. Ambos habíamos ya encendido a visión nocturna de nuestras gafas, comenzamos a salir por la puerta trasera, todo el callejón estaba apagado, así que me quite la sudadera y la volteé ahora era de otro color y otro estilo, tenía que pasar desapercibido, la oscuridad rodeaba ese pedazo de la ciudad.

    Luego de salir del área crítica, nos dirigimos a la Academia, estuvimos el doble de tiempo para regresar, evitábamos cualquier contacto con alguna autoridad. No quería encontrarme con alguna sorpresa.
    Subimos por donde bajamos hacia nuestras habitaciones ya era de noche, se podían escuchar a los estudiantes pasando, realmente no habíamos casi charlado, todo el camino muy silencioso:

    -Bien, ya completé la misión.- conteste suspirando y guardando todos los artefactos, no utilice casi ninguna arma.
    -Me hiciste malgastar flechas.- contestó indiferente guardando su arco.
    -Valió la pena.- enviando un email al Credo.- Y ningún “inocente” murió por una de tus flechas.- acostándome en mi cama.

    Parece que hacer trabajo en equipo con Deimos sirvió para algo, realmente le envié un mensaje a aquellos que quieren lastimar a mi familia; El Credo, pero ¿realmente necesitaba ayuda? Realmente solo fue algo de una vez, no volvería a pasar, no podía darme el lujo de involucrar a otros.

    Así me acosté en la cama, abrí una barra de chocolate y la comencé a morder, mi compañero volvió con su jueguito de la pelota, ambos estábamos exhaustos, así mismo como habíamos salido nos quedamos dormidos, pero algo había pasado…No tuve pesadilla…

    Continuara…

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    Kai Stavros- Ya lo modifiqué, no quería que tuviera OoC, espero que ahora; sí, este bien con la personalidad de Deimos ^^...
     
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  8.  
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    Pero, pero, Deimos no mata por gusto ni por ayudar x.x El evita matar a toda costa, si ven la intro, en sì no fue su culpa que Dimitri muriera, el le dio en incentivo sel veneno y este se demoró. Murió y ya. Él, a mano propia no lo haría ;---; Quizás las flechas sean armas letales, pero el herirlo no siendo en un organo vital surte efecto. Él tortura bastante e.e

    A veces creo que Rex no sabe qué hacía Dei, trabajo directo con la mafia rusa, se imaginarán. Y ehh, ¿por que no tuvo pesadillas? Tengo mi teoría, pero me niego a creerla xD

    En el primer diálogo de Dei es preguntó, no respondió. ¿Deimos con lentes? Debo verlo xD

    EN Auditore, mucho mejor ahora querido c: Lo que sí, hay varios errores en la redacción, es como si de repente te perdieras, pero los escritos son entendibles salvo por eso y comas donde no van. Procura usar el guion largo en medida de lo posible c:
     
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