One-shot de Naruto - Descubriendo

Resumen: Pequeño One-shot, aburrido, sobre algunos de los pensamientos de Neji, viajando por distintos aspectos de su relación con Hinata (no incesto).



Declaimer: Naruto no me pertenece.



Pareja: NejiHina unilateral, muy pequeña mención NaruHina.

Advertencias: ¿Ooc?,¡SPOLIER!, RE-EDITADO...

°.°.°.°.°.°- Cambio de escena

–Palabras Normales –

–Pensamientos–

Descubriendo.





En lo que le parecía un día como cualquiera él, Hyuga Neji, despertaba temprano, antes de que amaneciera.



Gruñó al despertar, esa misma tarde el genio Hyuga partiría a una misión con su equipo.



No sabía si sobreviviría, no sabía si la volvería a ver, si ella moriría en una misión o un ataque como el de Pain a Konoha, no sabía nada.



Sintió un escalofrío. Se levantó rápidamente, creyendo que el golpe frío de el ambiente, al abandonar el refugio que le ofrecían sus blancas y cálidas sabanas, borrarían esos pensamientos.



Sintió el frío suelo bajo sus pies tibios y caminó lentamente, tratando de borrar esos malos pensamientos de su aturdida mente, ¿acaso ella estaría bien? Si, de seguro que si.



Pronto fue dejando de lado sus dudas, pero esa sensación general no se disipaba, era como si algo muy malo se avecinara pronto. La pregunta era ¿qué?. Según Tsunade-sama, de Akatsuki solo quedaba un miembro con vida y Uchiha Sasuke no representaba gran dificultad .



Pero él sabia, algo grande se avecinaba, malo, algo que se llevaría muchas vidas con sigo

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Tomó un baño de agua helada, no quería pensar en ello.



El agua helada al recorrer su piel desnuda apaciguó su turbaba la mente.



Tal cual le sucede a un estanque al contacto con una bella flor de cerezo, que es derribada por el viento brusco un día de primavera.



Su mente se había turbado al pensar en la muerte.



Ya fuera de dudas, se secó rápidamente con una toalla y buscó su ropa habitual, cepilló sus dientes y el cabello, para amarrarlo en una coleta baja. No tendría que arreglarse mucho para nada, después de todo sólo iba a una misión, dejó lista anticipadamente su mochila de viaje, y salió de su pequeña habitación.



Descendió las escaleras y tomó un rápido desayuno junto a Hinata, su prima por quien siempre velaba, ya que era de esas pocas personas que había logrado llegar a su corazón, y estar siempre ahí, con paciencia, esperando. Atenta a pesar de sus rechazos a que él volviera a ella, a pesar de la degradación, las humillaciones, los golpes y el odio que le profesaba.



Hanabi su prima menor con quien entrenaba, no tenían mucha comunicación, pero igual la respetaba y quería.



También el “respetable” líder de su clan “Lord” Hiashi, quien ejercía la tiranía sobre su hija mayor, además de el despojo de la paz a sus días demostrando vergüenza a su heredera por el simple hecho de tener las cualidades de la bondad, generosidad y por sobre todo, el amor.



Eso lo irritaba en sobremanera, pero ¿qué podría hacer un simple sirviente?, simplemente nada.



Este hombre tenia una influencia negativa en su vida, siempre cubierto por una mascara de frialdad hasta para/con sus propias hijas.



Al finalizar se dirigió al Dojo del clan a entrenar un poco, debía despejarse de ese mal presentimiento que le inquietaba.



El entrenamiento lo realizó con Hinata, quien se sumó a él unos diez minutos después de que llegara e iniciara el calentamiento previo.



Debía admitirlo, Hinata había mejorado en gran manera, pero no lo suficiente, ella debía ser mucho más fuerte para proteger a su clan, a su equipo y a las demás personas importantes para ella.



Además él era su primo, conocía sus metas, a ella le era imposible ocultar algo, al menos para él, sus ojos se lo decían.



Siempre, todo de ella le era muy fácil leerlo, desde sus sentimientos, hasta sensaciones y pensamientos.



Su bella prima era realmente muy inocente y alguien mas experimentado podría fácilmente engañarla, ella siempre anteponía el bienestar ajeno al suyo propio, sin contar que daría su vida por cualquier persona. Eso si que lo preocupaba.



La quería, pero más de lo normal, aunque no lo pareciese y jamás lo dijera en voz alta. Como sabía que su prima lo quería también. No de la misma manera pero en esos momentos era mejor algo a nada, y definitivamente no podría vivir sin su prima ahora.



Antes era algo que llegó a desear, cegado por el odio; pero en la actualidad era capaz de dar su vida para evitar la muerte de Hinata.



Si, él sabía que era algo inevitable para todos pero, ¿ser un Shinobi a caso no significaba morir?.



Si, lo significaba pero para ella no, por lo menos no mientras él respirara, ese no era su futuro, mucho menos su destino, no mientras él viviera, ¿ilógico para una Kunoichi? Tal vez si lo era , ¿irracional?

También. Pero lo evitaría hasta su último aliento, cuidaría a su prima, la salvaría una y otra vez si fuese necesario, porque su recompensa seria tenerla un día más a su lado.



Poder verla sonreír ante ese idiota, que con su perseverancia se la había ganado - a pesar de que era el único que no se daba cuenta de sus sentimientos-.



Ella lo amaba, de verdad que amaba ella al idiota de Uzumaki. El rubio no era malo, solo despistado bordeando con la estupidez, ¡el chico hasta lo salvó de cometer el peor error de su vida!.



Admitía su derrota en la batalla por el corazón de su prima, en la cual ni siquiera había podido participar porque nuca tuvo oportunidad con ella -como nadie más que no fuese Naruto la tuvo-, admitía que formaban una hermosa pareja y, también admitía que ellos terminarían juntos y formarían su familia.



En serio le gustaría ver a su prima feliz, aunque sufriera por no ser él quien estaría a su lado.



Honestamente, amaría ser él el causante de esas sonrisas y desmayos, de esos sonrojos y jugueteos con sus dedos, pero debía caer en la realidad, él no lo era, ni jamás lo sería.



¿Porqué?



Fácil. Ella no lo amaba, y siempre fue muy probable que jamas lo hiciera, no de el mismo modo en que un hombre ama a una mujer, no del mismo modo que él la amaba. Jamás seria nada más que su Neji-niisan, nada más que su primo, nada más que un hermano, no de sangre, pero si de voluntad.



¿De quien?, de Hinata y nunca podría contra eso, contra ese lazo de fraternidad creado por ellos mismos.



Por más que los casaran para “favorecer las relaciones entre el Bouke y el Souke”, nunca lo amaría.



Sólo era un sirviente, preso por ese sello maldito, por siempre condenado a ser un esclavo, apresado en vida, haciéndose así por la marca esa, imposible escapar. Convirtiéndose en el pájaro enjaulado; sin vida, sin libertad, sin derechos. No era el único, habían muchos más, ¿Y eso porqué?.



Por poder, por mandar, por distinciones, limites y diferencias.



Era un sirviente y ella una princesa, él era un simple esclavo y ella su reina.



Un ángel, bajado directamente desde el cielo, con el cabello largo y suave, sus grandes ojos color lavanda pálido, esa piel lechosa y tersa -la cual solo había logrado tocar en los entrenamientos- y un cuerpo digno de una deidad...



Un ángel y un pecador, simplemente por pensar en ella.



Ella era hermosa, dulce, amble, bondadosa, generosa; en fin, perfecta.



¿Como podría fijarse ella en él?, si solo pensarla para el estaba prohibido ya que compartían a los mismos abuelos, la misma sangre.



Pero nada de eso importaba ahora, mientras la tuviese a ella a su lado, feliz aunque fuera gracias a las estupideces de ese idiota que ni cuenta se daba de sus sentimientos.



¿Quiso ser algo más para ella?



Si, pero siempre estuvo satisfecho de lo que ella le podría brindar, no exigió más.



Haría todo con tal de verla feliz, por más que sufriera él de paso, por más que el dolor en el pecho no lo dejase respirar, porque aunque desease ser “ese” quien podría dejar de hacerla sufrir, no lo sería.



Ya que no eran más que deseos de un corazón pobre que deseaba amar y ser correspondido, y que no tenían ninguna relevancia en la vida real.



Solo deseaba que su amada fuera feliz, aunque fuese con otro, eso quería; porque el amor no era egoísta, ¿o si?.



No lo sabia, pero algo que si sabia era que moriría por ella.



Por su ángel.



°.°.°.°.°.°.°.°.°.°.°.° TIEMPO DESPUÉS... °.°.°.°.°.°.°.°.°.°.°.°



Era como si todo fuese en cámara lenta, esos hombres sobre la cabeza del diez colas ordenándole atacar, Uzumaki tirado en el suelo sin chakra.



También la vio a ella, Hinata ahí, con él, protegiéndolo con su vida.



Sabía que el Kaiten no serviría de nada, la velocidad de las estacas era demasiada, pasarían fácilmente la defensa.



Una de las estacas le arrancó el hitai-ite dejando al descubierto su marca .



El otro Uchiha ordeno atacar al Bijū de nuevo, pero esta vez dirigido hacia un blanco fijo. Al voltear, la vio cubriendo a Naruto con su propio cuerpo, como si fuese su escudo.



Sabía lo que tenía que hacer, activó el Byakugan, tomó impulso para saltar.



Segundos después se escuchó el sonido de las estacas atravesando su cuerpo.



Hinata lo nombró. Siempre presente el niisan.



Su dulce voz lo invitó a cerrar los ojos, pero no podía irse, no tan pronto.



De forma entrecortada y con gran esfuerzo, llamó a Naruto, podía verse fácilmente la desesperación del rubio. El joven Jinchuriki no quería perder a nadie más.



E, increíblemente, Neji lo entendía.



Naruto siempre había estado solo, nunca tuvo a nadie; era huérfano, no tenia familiares, desde pequeño fue repudiado y odiado por todos.



Por un error que no cometió.



Lo entendía, no por experiencia propia, pero se podía ver el dolor en sus ojos azules cuando alguien lo miraba con odio.



Un dolor similar al que se veía en ese momento.

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  –No yo... ya. – Trató de hacerlo callar, necesitaba hablar.
  
  
  
  –Neji. – Insistió.
  
  
  

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  –Niisan. –
  

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  –Naruto... Hinata-sama moriría por ti, así que tu vida no es solo tuya. – En lo más profundo de su ser deseaba estar perdonado, no por Hinata, ella ya lo había hecho, si no por él, necesitaba redimirse. -Y parece que la mía tampoco lo era –
  
  
  

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  –Pero, ¿Porqué a mi? Eres uno de los Hyuga. –
  
  
  

–Lo que me dijiste en el pasado me liberó de mi maldición. – Naruto no merecía todo lo que le habían hecho (se incluía), tenia más corazón que todos ellos juntos, valía más que todos ellos juntos.

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  –¿Porqué? ¿como puedes hacer esto? Sacrificar tu vida, por... mi. –
  
  
  

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  –Porque... dijiste que soy un genio. Padre... Por fin entiendo ese sentimiento de elegir dar la vida para proteger a tus compañeros. – Habían muchas razones, pero no podría decirlas todas. Eso se lo dejaba a Hinata, ella se encargaría de que el muchacho no se quebrara, ella le daría luz.
  
  
  

Podía morir en paz, sabía que la protegería, así era Naruto.



Al dejarla bajo el cuidado de ese tonto sabía que estaría bien y que ambos estarían juntos, lo sabía desde aquel día, en los exámenes Chūnin, en que luchó contra ella. Naruto le correspondía a Hinata, sólo que ni este mismo lo sabía.



Después de todo, Naruto era un idiota.