Historia larga Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Dark RS, 7 Julio 2018.

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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Por fin te alcancé :) Ahora podré estar a a par con las próximas actualizaciones. Voy a comentar de forma superficial los capítulos.
    El nombre de la princesa; Frambuesa, me gusta mucho. Es una verdadera tragedia lo que le ha ocurrido. Ahora:
    Eso no me da nada de buena espina.

    El capítulo 28, Mal presentimiento, me ha gustado mucho. Comenzó de forma normal pero terminó en una intriga y recuerdo que al leerlo deseé continuar para ver lo que significaba ese presentimientos, pues es muy obvio que algo grande se avecina. ¿Tiene que ver algo con Frambuesa?
    Pero sin duda mi favorito fue el 29, y me imagino que debes darte una idea, ¿verdad? Por fin se nos habló un poco sobre el mundo de Ghoul y de Magunus, de forma superficial, pero lo entiendo pues ahora que sé que hay una historia antes que esta, pues me imagino que para saber todo el rollo debo leerla.
    El síndrome del héroe, curioso, ¿eso existe en la vida real? Es bastante interesante, y debo decir que es valida para dar la "excusa" de que Magnus haga las cosas sin tener un motivo "real". No me gustan mucho las aventuras en la que el protagonista hace las cosas sin "ganar" nada o por algún "motivo"; aunque aquí diría que el motivo, actual de él, sería ayudar a esas personas importante, por ejemplo, a Cereza con la que terminó encariñándose, aunque ese "motivo" creció en lo que la historia de Magunus avanzaba.

    Yo espera un desenlace como el de la historia del Mago de Oz, que al final es para que la protagonista pueda regresar a su hogar, al fin esa es su meta... yo me imaginaba algo así. Una especie de maldición o algo similar a xxxHoloc o Tsubasa. No sé.
    Y el capítulo 30 me sorprendió porque no creí ver a la Suprema Sacerdotisa verse con Delto. El desenlace de la misma me gustó. Me pregunto, ¿cómo reaccionará al darse cuenta que su querida hija ya no esta en el castillo?

    P.D: Lo repito, me gusta Ghoul.

    Creo que eso es todo. Espero no haber olvidado algún detalle.
     
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  2. Threadmarks: Capítulo 31. Frambuesa II
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
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    Contestando a la duda de Kay; existe lo que se conoce como el síndrome del salvador. En eso se basa el síndrome del héroe.

    Capítulo 31. Frambuesa II



    Una pareja de comerciantes recorre las planicies del sur del país. Su enorme y pesado trineo, similar al Coloso, pero sin el toldo, es jalado por seis alces de un cuerno. Llevan una gran variedad de cosas con las que esperan realizar trueques en Honorium; en su mayoría buscan conseguir utensilios de cocina y herramientas a cambio de semillas de vegetales que crecen rápidamente. Provienen de Villa Hondo, donde se dedican principalmente al cultivo de vegetales y frutas, los cuales procesan en jugos y pociones para su comercialización a nivel nacional, aunque su principal cliente es el ejército, pero no por elección propia.


    La mujer está en sus cincuentas, de piel azul claro, ojos grises, cabello azul oscuro atado en una cola, viste un overol negro con una camiseta blanca por dentro, además de botas blancas de piel. El hombre tiene poco más de cuarenta años, piel celeste muy clara, ojos oscuros, cabello corto negro, usa un atuendo similar al de su esposa, pero sus botas son de cuero café oscuro.


    Ambos viajan en la parte delantera del vehículo. De un momento a otro, escuchan un quejido que proviene del interior del transporte. La Tempus se asoma, por encima de varias decenas de cajas de madera apiladas, donde se encuentra una joven chica de unos quince años, que luce bastante desorientada y con cara de enferma.

    —¿Dónde estoy? —cuestiona la joven, luciendo el cabello negro alborotado.

    —Que bueno que despertaste —exclama la mujer con alegría —. Creímos que morirías.

    —¿Morir? —repite la del interior del vehículo, le comienza un fuerte dolor de cabeza que no la deja pensar con claridad.

    —Sí, no puedo creer que alguien tan joven intentara matarse —al ver el rostro confuso de la chica, la mujer continúa hablando —. Cuando te encontramos, notamos que habías bebido una buena cantidad de jugo de pasto púrpura, que es un potente veneno.


    La desorientada chica intenta darle sentido a lo que escucha. Lo último que recuerda es estar caminando hacia el sureste, según su hermano se lo recomendó. Le parece que bebió de la botella que este le dio para recuperar energías, pero es todo.

    —Te encontramos medio muerta —añade el hombre, sin perder de vista el camino—, fue el aroma a vómito y heces lo que nos detuvo, el pasto púrpura tiene el efecto de hacer que el cuerpo se libere.

    —Te aseamos y pusimos algo de mi ropa de repuesto, te queda un poco grande, pero te sirve —cuenta la de cabello azul, mostrando auténtica preocupación.

    —No tiene sentido, me fui de casa por que iba a ser madre y ahora...

    —¿Estabas embarazada? —cuestiona la mujer, sorprendida de que alguien tan joven no se cuidara.

    —Lo estoy —afirma, tomándose la cabeza con ambas manos, puede jurar que le va a explotar.

    —Me temo que lo estabas, es imposible que el bebé sobreviviera al veneno. No entiendo cómo fuiste capaz de sobrevivir tú —explica la mujer, sintiendo lástima por la extraña —. ¿Cómo te llamas?

    —Soy Frambuesa....

    —Tienes el mismo nombre que la hija del rey —comenta el hombre, frunciendo el ceño casi en el acto.

    —¿Pasa algo con el rey? —cuestiona, al sentir el tono grosero del Tempus.

    —Ojalá se muera, a parte de eso nada —menciona el de cabello negro.


    Frambuesa hace silencio, escuchar que hay personas que encuentren a su padre desagradable le cae por sorpresa. Se acuesta a descansar un poco más, tiene mucho que pensar. «No siento real haber perdido a mi bebé, tampoco se sentía real que lo tendría, supongo que da lo mismo a estas alturas». Comienza a sollozar sin darse cuenta, «no puede ser que mi hermano intentara matarme, seguro que se confundió y me dio una botella equivocada».


    Llegan a Honorium, paran cerca de los grandes edificios; La Esperanza y La Felicidad, donde descargan las cajas. Frambuesa baja, notoriamente desanimada. La llevan al orfanato, ya que no quiso decir dónde están sus padres, lo hizo más que nada por el temor que si confiesa ser la princesa algo malo le podría suceder.


    El orfanato, que se localiza en el quinto piso de La Felicidad, es un lugar para nada amplio. Hay quince camas viejas, todas de madera, con sábanas descoloridas, también un par de armarios, donde se guarda la ropa de los huérfanos, una caja con juguetes, dos mesas largas para comer y una más en el rincón derecho, lejos de las escaleras. Coloridos dibujos realizados por los niños más pequeños decoran las paredes.


    La primer noche en ese edificio no resulta ser cómo Frambuesa lo esperaba, aunque tampoco tenía una expectativa de lo que ocurre en esta clase de lugares. La obligan a vestir igual que los demás, una blusa amarillenta, pantalón corto de tela con algunos agujeros y zapatillas de cuero desgastado. Un grupo de tres chicos, como de su edad, se le acercan para hablarle.

    —Oye, dicen por ahí que te llamas Frambuesa —cuestiona un chico muy delgado y bajo, de piel azul, cabello largo negro y ojos amarillos.

    —Así es, es un placer conocerlos —saluda ella, de la forma en que se le enseñó debe hacerlo.

    —Incluso habla como si pensara que es mejor que nosotros —se irrita otro chico, un poco más bajo que el primero, pero no tan delgado, de cabello azul oscuro, piel celeste y ojos verdes.

    —No entiendo —susurra ella asustada —. ¿Hice algo malo?

    —Llamarte Frambuesa es muy malo, y que te pongas tan cortés hace que me den náuseas —responde el primero, con una expresión de odio.

    —¿Lo dicen por el rey? —cuestiona, recordando la reacción del hombre que la salvó cuando se enteró de su nombre.

    —Ni mentes a ese malnacido —reclama un tercer chico, mayor que los demás, este parece estar cerca de cumplir los diecisiete años, ligeramente musculoso, piel azul, cabello castaño y ojos negros.

    —¡El rey no es ningún malnacido! —defiende ella con firmeza —. Es un hombre generoso, fuerte, inteligente, ¡un modelo a seguir!


    Los comentarios hechos por la joven heredera hace que los chicos se enfaden, los soldados de Delto fueron los responsables de la muerte de los padres de todos los huérfanos de esta ciudad, que alguien se atreva a defenderlo es un grave insulto a sus memorias. Y planean hacerla pagar caro por esa osadía.


    El mayor de los tres, la sostiene mientras los otros la golpean sin piedad. Frambuesa recibe fuertes golpes en su abdomen, costillas, rostro y piernas. No está segura de cuánto tiempo la estuvieron agrediendo, pero le pareció que fue una eternidad.

    —No creo que haya tenido suficiente —dice el que la tiene inmóvil —. Aprenderás a que no debes jamás hablar bien de ese malnacido.


    El chico mayor la lleva a una esquina, detrás de una mesa cubierta por un mantel blanco. Los otros traen grandes cucharones de metal, que sirven para sacar sopa. La comienzan a golpear con todas sus fuerzas, ella no puede hacer más que cubrirse el rostro, y esperar que acabe el salvaje ataque. El mayor, incluso se orina encima de ella, los otros solo la escupen varias veces.


    Las agresiones cesan para la noche, que es cuando llaman a los huérfanos a comer. Está segura que los cuidadores presenciaron todo, pero ignoraban intencionalmente sus súplicas por ayuda. Se queda tras la mesa hasta muy tarde en la noche, cuando ya todos se encuentran durmiendo. «No quiero vivir más», a como puede se levanta, avanza, tambaleándose por el dolor, hacia la ventana, la abre y ve hacia el vacío, está tan oscuro que no llega a ver el suelo. Es la mejor salida de su predicamento, aunque intente escapar, igual la obligarán a regresar, y la volverán a golpear por su solo nombre. No quiere ni imaginar lo que le harían si descubren que en realidad es la princesa.


    Busca, entre sus pocas posesiones, saca el báculo brillante que le había obsequiado su padre, hace ya tantos años, lo abraza con fuerza. Se sube a la ventana, cierra los ojos, la fresca brisa de la noche golpea su cuerpo. «No entiendo este mundo, no entiendo por qué detestan tanto a padre. Lo único que entiendo es que lo que me hacía mi hermano no era algo que me convertía en una buena hermana, al igual que lo que me hicieron estos chicos no es algo justo. Soy una asquerosa basura sucia, muy sucia, sucia, sucia...»

    —Lo siento, padre... —musita antes de lanzarse al vacío.


    Siente que la caída es rápida, que pronto todo acabará y tal vez pueda volver a ver a su madre en la otra vida. El báculo produce un estallido que frena ligeramente su descenso, pero no lo suficiente como para poder sobrevivir al impacto. A escasos dos metros del suelo, algo la ataca y la envía a caer sobre un montón de pasto seco, que usan los agricultores para alimentar a las bestias de carga. Igual le dolió, pero no sufrió daños serios.

    —¿Qué sucede? —se pregunta incrédula.


    Un felino se le acerca, maúlla, luego la olfatea para comprobar que se encuentra bien. Se trata de una lince blanca con manchas negras, mide ciento veinte centímetros de longitud, de patas cortas y regordetas que le permiten caminar en la nieve sin hundirse, y cola tan larga como su cuerpo.

    —¿Me salvaste, Bun? —cuestiona la joven, apunto de llorar. Pensó que la había perdido cuando estuvo a punto de morir, ya que no la veía desde que tomó el líquido púrpura.


    La felina maúlla feliz, se le sube al regazo y se frota contra su cuerpo. Ella la aparta de inmediato.

    —¡No me toques! —le grita —. Estoy sucia, no me toques, no ensucies tu puro pelaje al tocar mi asqueroso cuerpo.


    El felino la ignora y se vuelve a subir sobre ella, se acuesta y comienza a ronronear. En ese momento ella se da cuenta que a su pequeña Bun no le importa si ella está sucia o no, la acepta a pesar de todo lo que le sucedió. La abraza contra su cuerpo.

    —Gracias, Bun —le besa la cabeza —. Busquemos otro lugar al cual ir. Pero bájate que pesas mucho.


    La lince se baja, gruñe ante el comentario de que está pesada y luego sonríe. Ambas se pierden en la oscuridad de la noche, alejándose del edificio.


    Para el siguiente día, la heredera se muere de hambre, no ha comido nada desde la mañana del día anterior, y nunca había pasado tanto tiempo sin probar bocado. Pero tampoco puede ir a pedirle comida a cualquiera, ya que la devolverían al orfanato, y es lo último que quiere en este momento. Se oculta a las afueras de Honorium, cerca de los postes que marcan la entrada a la ciudad. Bun se aleja sin más, ella la llama, pero la felina no le hace caso. Quiere ir tras ella, pero siente todo el cuerpo adolorido.


    La joven se la pasa intentando pensar en lo que podría hacer. No cree que su hermano la intentara matar, pero la semilla de la duda está germinando en su corazón. Si encontrara soldados, les podría pedir que la lleven al castillo, aunque, ¿qué haría si los soldados no le creen y la mandan al orfanato? ¿Su báculo luminoso alcanza para probar que ella es la auténtica Frambuesa? ¿Acaso alguien más, a parte de su familia, saben que el báculo está en su posesión?


    Al cabo de una hora, Bun regresa, cargando algo en su hocico. Se aproxima a Frambuesa y escupe una serpiente muerta, de no más de un metro de largo. Maúlla alegremente, dándole a entender que se la puede comer.

    —Gracias, Bun —dice la joven, mirando sin ganas al reptil, cuyo cuello se nota fue abierto de una mordida.


    Nunca en su vida ha comido algo como esa serpiente, pero no está para pedir gustos. Muerde al reptil, y le arranca un buen trozo de carne, se lo hace tragado sin masticarlo. La sangre de la serpiente le chorrea de la boca y le mancha la blusa. Casi se asfixia con uno de los pequeños huesos de su comida, pero por suerte lo logra escupir. Una vez termina de comer, entierra los huesos bajo la nieve.

    —Tenemos que decidir qué haremos, Bun —susurra la princesa, mirando hacia el nublado cielo.


    La lince manchada se sube sobre su regazo, ronronea un poco, y luego se duerme. La mira dormir, se pregunta si la felina no entiende que ya no es una cachorra, que ya es muy grande y pesada para seguirse durmiendo sobre su regazo.



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    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Segunda Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    Bestiario:
    Lince Blanco Manchado: De pelajes cortos. Solitarios. Pueden llegar a medir hasta un metro y medio de largo. Son muy fuertes para su tamaño. Esconden sus presas en cuevas que usan como refugios. Muy peligrosos si tienen hambre. En raras ocasiones ha sido posible domesticarlos. Suelen mantenerse alejados de las zonas pobladas
    Vegetación/Alimentos:
    Jugos: Hecho con frutas, verduras o alguna clase de pasto. Algunos tienen cualidades sanadoras o de recuperación de estamina.
    Poción: Hecho con frutas, verduras o alguna clase de pasto. Siempre tienen cualidades sanadoras o de recuperación de estamina.
    Lugares:
    Villa Hondo: Localizada al este del País Helado. Recibe su nombre debido al río Hondo, que se encuentra al norte de la villa. Se dedican principalmente a la producción de jugos y pociones.
    Otros:
    Decreto Comercial III: Todos los pueblos, ciudades y villas están en la obligación de comerciar con los demás.
    Decreto Comercial IV: Cada localidad tiene la libertad de decidir la forma en que comercia con las demás. Ya sea a cambio de dinero, servicios o trueques. Claro que esto no aplica al ejército.
    Decreto de Familia V: Todo Tempus de dieciséis años o menos, que no tenga padres, familia o tutor, debe permanecer en una casa de acogida u orfanato hasta cumplir los diecisiete.
    Decreto de Familia VI: Todo Tempus mayor de setenta años, o con una incapacidad seria, deben ser mantenidos y cuidados por sus familiares, ya sea directos o lejanos.
    Decreto de Trabajo I: Todo tempus mayor de quince años debe trabajar o unirse al ejército. De negarse, pueden ser obligados a trabajar o ser encerrados hasta que acepten hacerlo.
    Decreto de Trabajo II: Un Tempus mayor de setenta años ya no tiene la obligación de seguir trabajando. Esto aplica para cualquiera que posea una incapacidad seria y le sea imposible dedicarse a cualquier clase de labores.
    Decreto de Trabajo III: Es obligación de los mayores de diecisiete cooperar con las casas de acogidas y orfanatos. Al igual que con la manutención de los mayores de setenta o incapacitados que no tengan familia que los pueda cuidar.
    Decreto de Trabajo IV: Si un Tempues mayor de quince o menor de setenta, que no posea discapacidad seria, es acusado más de tres veces de no trabajar, y de haberse agotado las opciones de prisión o tortura, será ejecutado.
     
    Última edición: 23 Julio 2020
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    Wolf Boy

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    Aries
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    Hola.
    Perdona por no haber podido comentar antes, ya sabes he estado ocupada.

    Debo decir que me gusta mucho Uva, como personaje, por eso me puse triste cuando Gohul la hizo sentir mal. Y también por eso me emociono verla interactuar con Delto, no vendría man un mini spinoff de los antiguos Generales jejej. Me gusto mucho ese capítulo 30, ya quiero ver como reacciona el rey al ver que le falta su hija.

    Y por fin se que es Bun! Que alegría, la ame con mi vida.
    Pobre Frambuesa, que duro es su destino como personaje trágico, y que duro debe ser ese golpe de la vida, entender como es, salir de su ignorancia es algo que le debía pasar tarde o temprano, pero que esta siendo demasiado duro.
    Ya llegara Magnus a solucionarle la vida jajaja, espero, ella se lo merece.

    Nos vemos, Mr. Dark.
     
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    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    Ya sabía yo que el brebaje púrpura que el príncipe le dio no era nada bueno y también sabía que iba a perder el bebé; obviando que él quería desaparecer toda pista de su fechoría . Que lamentable situación está viviendo Frambuesa, lo peor del asunto es que ni si quiera en el castillo podía estar tan tranquila; más que nada por las palabras hirientes que le decía su hermano. Y bueno, a pesar que esos niños del orfanato la hayan golpeado, la psicológico siempre hace más estragos. Ahora que está fuera de su "hogar" le tocará probar tragos amargos de la vida, y de conocer que el país donde vive, la mayoría odia a su padre. Lo más prudente sería que mantenga su identidad escondida.

    Haber cuando abre los ojos y se da cuenta que efectivamente, su hermano desea tenerla muerta y que la persona que es su padre. No le será fácil vivir en el exterior y mucho menos al haber sido criada tan inocentemente, tendrá que aprender a valerse por sí misma, a defenderse y sobre todo, a pensar por sí misma.

    Así que Bun es un lince, que tierno, ya la amé; soy más amadora de los felinos que de los caninos.
    Ansío conocer la reacción del rey al no ver a Frambuesa ahí, claro, si es que se da cuenta de su ausencia, con eso de que el hombre no solo es un mal rey sino que también un mal padre.

    Un saludo y nos estamos leyendo.
     
    Última edición: 29 Enero 2019
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  5. Threadmarks: Capítulo 32. Villa Glacial
     
    Dark RS

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    Capítulo 32. Villa Glacial



    Después de pensarlo por un día entero, Magnus reúne a los monjes en un solo lugar para informarles sobre la inminente amenaza que se aproxima. Todos murmuran impacientes, ya que tuvieron que dejar sus labores para escuchar a un extranjero.

    —Gente de Glacial —comienza el humano su discurso —, me temo que sé de buena fuente que dos grupos de troles de hielo se aproximan a esta aldea.

    —¿Cómo lo sabe? —cuestiona un monje anciano.

    —Tienen que confiar en mi palabra —contesta el chico, preocupado de que no le crean.

    —Yo le creo —menciona el hijo mayor de la familia donde han pasado las últimas dos noches.


    Los Tempus comienzan a murmurar, aunque nadie parece alterado en lo absoluto, a pesar que la noticia de que un grupo de troles de hielo se dirija hacia su asentamiento no es en lo absoluto buena, o algo que deberían tomarse a la ligera.

    —No parecen para nada sorprendidos —comenta Cereza, confusa ante la actitud tan calma de los habitantes de la villa.

    —No es como que nunca ocurra —menciona una mujer entre la multitud.

    —Como seguidores del Dios Conocimiento, hemos estado marcando las fechas en que los troles se acercan a nuestra villa. Podemos predecir a la perfección cuándo y qué tan cerca pasarán —informa un anciano, rascándose una mejilla.

    —Aunque —interviene un joven —, no deberían venir dos grupos en camino en esta época.

    —Es verdad —afirma otro, que parece pensativo —. Para estas vísperas únicamente un grupo pequeño debería pasar por aquí.

    —No parecen muy preocupados por eso —insiste Cereza.

    —Los troles de hielo existen desde que existen los Tempus, y la mayoría de los grupos viven en la zona sur del país, por eso casi no hay poblados al sur —informa un anciano, que apenas si logra mantenerse en pie.

    —¿Entonces no harán nada cuando los ataquen? —pregunta la hija de Manzana.

    —Lo que hacemos siempre que se presentan esta clase de situaciones, abandonamos la villa y volvemos días después, para reconstruir los daños —dice una mujer, que se encuentra hasta atrás.

    —¿No les molesta que destruyan su hogar? —pregunta Magnus, nada convencido de que lo que está escuchando sea cierto.

    —Claro que es molesto, pero así es la naturaleza —comenta un hombre, un tanto alto.


    Todos comienzan a murmurar entre sí, planeando abandonar Villa Glacial. Para Cereza es inconcebible que alguien prefiera abandonar su casa así sin más. Aunque recuerda el ataque de los troles de hielo en Hogar, muchos que había conocido durante toda su vida murieron en pocos minutos, y los enemigos eran tan fuertes que casi nadie lograba defenderse de sus devastadores ataques.

    —¡Silencio! —grita Cereza, usando todas sus fuerzas, todos la voltean a ver — ¡Lo que dicen no tiene sentido! ¡Parece que se dieron por vencidos!

    —Lo que mi amiga quiere decir —interviene el humano —, es que quizás podríamos evitar este ataque doble. Suponiendo quieran escuchar lo que tengo que decir. No tienen nada que perder, igual los troles destruirían casi todo.


    Los monjes hacen una reunión entre ellos para discutir sobre si intentar algo o simplemente escapar; eligen escuchar el plan del extranjero, y desde ahí decidir en lo que harán. Luego Magnus pasa casi una hora explicando el plan, una vez termina, los monjes optan por intentarlo. Después de todo, suena como algo que podría funcionar. Aunque, por si las dudas, piensan llevar a cabo el plan y luego escapar de inmediato.


    Una vez decidido que se llevará a cabo la propuesta del extranjero, Magnus da órdenes a cada Tempus sobre lo que tienen que hacer, luego se dispone a tomar un respiro dentro del Coloso. Planificar todos los detalles en tan poco tiempo fue algo realmente agotador, sin mencionar que tenía que parecer convincente al explicarlo todo. Dentro de unos minutos tiene que volver para coordinar y cerciorarse que todo se esté haciendo bien.

    —Lo sé, pero si algo sale mal, igual van a evacuar la villa, así que no hay muchos problemas si me equivoco —le dice a Ghoul, quien no se hace visible —. Ya sabes que no me iré, en verdad quiero que todo salga bien.


    La carpa del vehículo se mueve, se trata de Cereza, que entró a buscar algo. Cuando nota que el humano está sentado en el suelo, no está segura si debe seguir buscando o mejor irse. No quiere crear un ambiente extraño entre los dos, llevan sin hablarse desde el día de ayer.

    —Pasa, Cereza —permite el chico, al verla tan indecisa.

    —No… volveré después...

    —Si viniste es por que necesitas algo —supone él, mirándola a los ojos —. Quédate, hablemos.


    Ella, con el rostro azulado, se sienta frente a él, lleva las manos sobre las rodillas. No se atreve a mirarlo, solo observa las pieles en el suelo.

    —¿Ya no quieres viajar conmigo? —cuestiona ella con tristeza.

    —¿De qué hablas? —pregunta extrañado.

    —Ya sabes… por lo de hace dos noches…

    —¿Es por eso que no me hablas desde ayer? —ella asiente — ¿Eso quiere decir que estás enojada conmigo? ¿Si quieres te puedo llevar de vuelta a Hogar?

    —¡No! —niega ella con un grito —. En serio quiero viajar contigo, haces algo importante, yo soy la egoísta que piensa en sí misma, pero... —sube la mirada hasta el rostro de él, está tan sereno y su cara es tan atrayente que desea besarlo —. No puedo dejar de pensar en ti como algo más que un amigo, si me lo pidieras haría lo que sea.

    —Eso no tiene sentido —hace ver él con seriedad —. No me conoces lo suficiente, ni siquiera somos de la misma especie, soy un mamífero y tú una elemental.

    —Para mí lo tiene —comienza a derramar lágrimas —. De solo pensar que cuando halles la forma de volver a tu mundo te irás sin más, que volverás con ellas, lo que harás con ellas.

    —No se puede elegir de quién nos enamoramos —comenta él, sacando un pañuelo de su gabardina, se acerca a la chica y le limpia las lágrimas con este —. Conseguirás a alguien especial, alguien que te ame solo a ti.

    —Eres un mujeriego estúpido —reclama ella, tomándolo de la mano —. ¿Estás consciente que tu plan es la cosa más estúpida que jamás hayas hecho? —cuestiona preocupada, cambiando el tema.

    —Me conoces, adoro hacer cosas estúpidas y peligrosas.

    —No sé qué haría si no regresaras —susurra, sentándose a su lado —. Nuestra misión acabaría de inmediato y tendría que volver a casa sin haber hecho nada importante —«sin mencionar que no soportaría perderte».


    Ese mismo día, Frambuesa o Fran, como se hace llamar cuando le preguntan su nombre, recorre Honorium en busca de algo que le permita saber lo que debe hacer a partir de ahora. Le duele el cuerpo, principalmente por los golpes recibidos hace unos días. Encontrar alimento no es para nada fácil, tampoco hay nadie a quien pueda recurrir, y ya se cansó de comer serpientes a toda hora. Se pregunta si Bun solo sabe cazar reptiles rastreros. Extraña las comidas en el castillo, donde todos los días, a las mismas horas, las doncellas le llevaban lo que ella quisiera hasta sus aposentos. Fuera del castillo, las cosas son muy distintas, las personas odian a su padre, abusan de ella solo por su nombre y tiene que pasar hambre. Se cuestiona si es así en todas partes.


    Se sienta a descansar, al lado de un poste, cerca de la entrada al poblado, donde dos agricultores conversan sobre algo que uno de ellos presenció el día anterior.

    —¿Eran tantos? —cuestiona el primero, que tiene cabello negro, ojos azules y piel celeste.

    —Lo juro, eran decenas de troles de hielo, y me parece que iban en dirección a Villa Glacial —cuenta el otro, que posee cabello castaño hasta los hombros, ojos grises y piel celeste un poco más oscura.

    —¿En verdad? —cuestiona sorprendido, ya que es raro que los troles de hielo se dejen ver, en esta época del año, avanzando hacia el sureste, cuando lo normal es hacia el suroeste.

    —Sí, y es una lástima, porque sé que los que derrotaron al General Negro Ata iban hacia ese lugar.

    —¿Los nuevos Generales Blancos? —el otro asiente —. Seguro para cuando los troles lleguen ya se habrán ido, así que no hay mucho trauma. Y los de Villa Glacial siempre abandonan el lugar durante las visitas de los troles, así que no es muy probable que suceda una tragedia mayor.

    —Eso espero también, nos ayudaron mucho, para estas alturas los soldados ya deberían haber llegado a llevarse nuestros cultivos, pero he oído rumores que dicen que están sin armas ni armaduras y tratando de reparar la base. De ser cierto, tendremos semanas de paz.


    Ya Fran había escuchado mencionar a los nuevos Generales Blancos, son un grupo que atacó la Base Roja. Puede que sean malas personas si atacan a su padre, pero al mismo tiempo, después de escuchar las cosas que la gente dice sobre él, se pregunta si su amado progenitor es la persona que siempre ha creído que es. Ya perdió todo el respeto por su hermano, le hacía cosas malas que no eran normales entre hermanos, le mintió, quizás trató de matarla, pero no pierde la esperanza de que fuera una equivocación. Hay mucho que debe averiguar por si misma, sin que otros le digan cómo es el País Helado.

    —Perdonen —llama la joven la atención de los hombres —. ¿Esos nuevos Generales Blancos son buenos? ¿En verdad los ayudaron?

    —¿Una niña? —se pregunta uno de los agricultores.

    —Por favor —pide ella nerviosa, teme que la lleven al orfanato —. Tengo que saberlo.

    —No me podría negar a la petición de una linda mujercita —añade el de cabello negro —. Veamos, derrotaron a dos Generales Negros, que son de los más fuertes de la armada del rey Delto, deshabilitaron la Base Rosa al punto que no nos visitarán soldados en un rato, al menos no hasta que consigan nuevas armas y armaduras, si se atreven a venir desarmados los podremos repeler con nuestras herramientas.

    —A menos que el general venga en persona —comenta el primero.

    —No creo deje la base desprotegida, pero si llega a venir no tenemos de otra que darle lo que pida, pero lo dudo.

    —¿Es tan mala esa base? —cuestiona la heredera al trono, tomando con fuerza la parte inferior de su blusa, que está manchado con sangre seca, tanto roja como azul.

    —Supongo eres nueva en el pueblo y no lo sabes, pero el rey decretó que debemos dar todo lo que la armada solicite, claro que pagan, pero pagan el costo exacto, a veces menos, y eso nos ha llevado a la ruina —explica el de cabello castaño.

    —Una vez intentamos resistirnos, pero resultó mal, nos aprisionaron por varios días sin comida o agua, algunos murieron, incluida mi hija —suspira, al recordar a su pequeña —. Tenía tres años, no soportó la falta de agua, murió en mi brazos.

    —Eso es terrible —menciona horrorizada la joven, volviendo la mirada hacia el hombre, nota que los ojos se le pusieron llorosos, lo que la hace querer llorar también.

    —No acabaron ahí —añade el de cabello negro —. Nos liberaron el día que el general vino. Separaron a algunos que culparon de haber incitado la revuelta contra los soldados, y el general los mató con sus propios puños.

    —“Todo aquel que ose desafiar al rey debe morir” fue lo que dijo antes de matarlos.

    —Los que atacaron la base deben ser buenas personas —musita ella temblorosa.

    —Incluso hicieron donativos al orfanato —añade el castaño.


    Escuchar la palabra orfanato hace que la chica sienta ganas de vomitar. Comienza a derramar lágrimas de terror.

    —¿Qué sucede? —cuestiona el de cabellera negra.

    —Nada —se limpia las lágrimas —. Si esos nuevos Generales Blancos son buenos, ¿por qué no ir a advertirles?

    —Sería estúpido —declina uno de ellos —. Aún con el trineo más veloz, se llegaría apenas unas horas antes que los troles tengan el poblado a la vista. Habría que evacuar casi de inmediato para evitar el ataque de esas terribles bestias. También es posible que para cuando se llegue ahí ya se haya evacuado la villa.

    —No tanto, el grupo que va hacia el suroeste es irregular, los de Villa Glacial no lo tendrían en cuenta para las evacuaciones programadas, y si llegan de noche los atraparán desprevenidos —añade el que perdió a su hija —. No me queda nada en este lugar, si hay que arriesgarse para salvar a los que nos ayudaron, y de camino advertir a los de Villa Glacial, con gusto lo haré.

    —Quiero conocerlos —pide la chica, con determinación en su mirada.

    —Yo igual, espérame en este sitio, partiremos en cuanto recoja provisiones para el viaje.


    Casi una hora después, el agricultor de cabello negro trae un trineo con cajón largo que viene siendo tirado por un alce de dos cuernos, el único que hay en el poblado. La chica sube a la parte trasera, junto con su lince blanco manchado. Como equipaje, únicamente lleva un viejo abrigo gris de piel de lobo y su bastón luminoso. El hombre, más precavido, carga suficientes provisiones como para seis días, que es poco más de lo que estima tardarán en llegar a Villa Glacial.


    Durante las noches, Fran se ve obligada a cubrir su bastón usando el abrigo, ya que brilla tanto que corren el riesgo de atraer la atención de animales peligrosos, sin mencionar que los troles de hielo relacionan las luces con asentamientos de Tempus y sienten el instinto natural de perseguirlas.


    La chica no habla de su pasado o de lo sucedido en el orfanato. Por lo que la mayor parte del tiempo quien habla es él hombre, mas que nada acerca de su fallecida hija. Para el cuarto día, llegan a su destino, el alce está tan exhausto que cae jadeante sin poder levantarse. Le ofrecen agua y comida, pero el animal no presenta la mínima señal de querer moverse.

    —¿Podemos ayudar en algo? —cuestiona una chica de piel celeste y cabello largo azul. A su lado viene un joven que viste turbante y se cubre el rostro con un pañuelo.

    —No se levanta —informa la heredera, al borde del llanto, por ver la condición del cérvido.

    —Deja lo reviso —se ofrece la de cabello azul. Lo examina durante un rato —. Está agotado el pobrecito —le acaricia la cabeza con dulzura —, se nota que casi no lo dejaron descansar, deben dejar que descanse al menos seis horas, por cada día y medio de camino, se puede morir si lo hacen correr más allá de su límite.

    —¿Se va a morir? —cuestiona Fran preocupada.

    —No creo, solo tienen que dejarlo descansar un par de días —informa la de cabello azul.

    —Gracias a los Dioses —suspira aliviada la de cabello negro —. Soy Fran.

    —Un gusto conocerte, Fran, me llamo Cereza.


    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: -
    Apodo: Rata
    Profesión: Ladrón
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Honorium)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Segunda Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    Otros:
    Migración de Troles de Hielo: los grupos de troles de hielo normalmente se movilizan de un lugar a otro, siempre pasando por los mismos sitios, no se sabe bien la razón, pero se supone que es para conseguir alimentos. Aunque, siempre siguen avanzando, aún cuando quede alimento en el sitio donde estén. Hay pocos grupos que se quedan en un solo sitio, como en la cueva de Montaña Plana. No hay muchas razones por las que los troles cambien su ruta habitual, y es que, se encuentren con el Terror Blanco, alguna de las Bestias Ancestrales o, si el grupo es muy reducido, ante un mamut negro.
    [​IMG]
     
    Última edición: 2 Febrero 2019
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  6.  
    Wolf Boy

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    Aries
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    Escritor
    Hola!
    Ya decía yo que no faltaba nada para que Fran se encuentre con Magnus y su pandilla.
    Me alegro de que el señor del trineo no le haya hecho nada malo, pero no me hubiera sorprendido su lo hacia. Con la mala suerte que tiene la pobre princesa.
    Tengo curiosidad por lo que sucederá ahora. Ver cual es el plan de Magnus, como se liberan de los trolles, como se integra Fran al grupo, y que pasara cuando se enteren de que es la hija de Delto.

    Ahora solo una sugerencia: Como ya te dije, me parece que el mapa es un detallaso! Es genial y se entiende con verlo... pero aun así yo con mi compu y mis ojitos no logro leer lo que dice, tal vez podrías usar otro formato o subirlo por partes, para poder saber lo que dice. Hasta podrías hacer las aclaraciones de lo que dice en otro contenido oculto.
     
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  7.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

    Leo
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    Escritor
    Bueno por fin se me da comentar. Este capítulo ya lo había leído el lunes, semana atareada. Bueno, bueno, a lo que truje Chencha. Y como sé que mañana publicarás, mejor te comento algo ahora, por lo menos algo corto :)

    Por fin Frambuesa (lastima que ahora se haga llamar Fran, tan bonito nombre que tiene) se encuentra con Cereza y por ende con Magnus, ahora me gustaría saber como se desenvolverá ese encuentro pues tengo muchas preguntas; ¿les contará su verdadera identidad? ¿Les dirá lo que pasó? Y si es así, ¿cómo reaccionarían? Por como he visto que es Magnus, uff, la que se armará, por lo menos con el primogénito del rey. Claro, si es que Frambuesa llegara a contarles y esto solo puede suceder cuando entren en confianza, por lo menos para la princesa pues con lo que ha estado viviendo, no dudaría que tenga desconfianza para con los demás.
    Igualmente vemos como ella, a pesar de lo que va conociendo de lo que los pueblerinos y estar consciente que lo que le hacía su hermano no era lago normal, todavía tiene sus dudas.

    Y por último pero menos importante, me intriga cuál será el plan de Magnus contra esos trolles y si los Tempus del lugar puedan aprenderlo y así evitar que trolles continúen ahuyentandolos. Después de todo esa es su villa, es su hogar.

    Eso sería todo de mi parte. Nos leemos. Un saludo.
     
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  8. Threadmarks: Capítulo 33. Cereza y Frambuesa
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    2399

    Capítulo 33. Cereza y Frambuesa



    La hija del rey Delto siente que debe agradecer a la joven mujer que ayudó al alce de dos cuernos que la trajo a Villa Glacial, pero no tiene forma de hacerlo. Ni tiempo para hacerlo tampoco, tiene que encontrar a los nuevos Generales Blancos y advertirles sobre la amenaza que se avecina.

    —Perdona, ¿sabes algo sobre los nuevos Generales Blancos? —cuestiona la heredera, de forma tímida.

    —Tienes una en frente —informa el hombre con el que Fran viajó los últimos días.

    —Supongo que lo somos —afirma Cereza, con el rostro azulado.


    Frambuesa los observa con detenimiento, los que tiene ante ella no son como se imaginó serían los que derrotaron a dos Generales Negros. Había supuesto que se trataba de sujetos muy grandes y fuertes, llenos de cicatrices y con caras de pocos amigos. Pero ante ella, están dos personas completamente normales, aunque la chica es un poco gruesa, algo bastante poco común entre los Tempus.

    —Tengo que... un grupo de... este... —se pone nerviosa y no sabe cómo hablarles.

    —Tenemos un mensaje —informa el agricultor, tomando la palabra —. Un gran grupo de troles de hielo viene hacia este lugar, tienen que evacuar a todos de inmediato.

    —Un poco tarde para eso, los troles llegaron ayer por la mañana —cuenta Cereza, sonando preocupada. Voltea la mirada hacia el horizonte.

    —Pero, no se ve que hubieran pasado por aquí —señala el hombre, que nota que todo el poblado parece estar en buenas condiciones. Sin mencionar que hay varios monjes labrando y cosechando el campo. Luego de un ataque de troles, los monjes deberían estar regresando a reconstruir sus hogares.

    —Uno de los nuestros los está alejando de la villa desde ayer —añade Rata, que no ha presentado interés en ponerles atención a los recién llegados.

    —¿Cómo lo hizo? —cuestiona el hombre incrédulo — ¿Cómo desvió a un grupo tan grande de troles?

    —Si ven hacia aquel lado —Cereza señala hacia su derecha —, hay un muro caído de madera pintado en blanco, lo bastante alto como para camuflar la villa y se confunda con la nieve. Los monjes tuvieron que sacrificar una buena cantidad de la carne de caza que tenían guardada, la pusimos en un trineo grande. También construyeron una especie de cajón, con vidrios como paredes, para poner una asombrosa vela con una llama que brillaba mucho, lucía tan hermosa por la noche.

    —¿Entonces, hay una sola persona guiando a los troles de hielo lejos de aquí, usando el aroma de la carne y la luz de la vela? —pregunta el hombre, sorprendido por lo simple e ingenioso del plan.

    —Sí —afirma la de cabello azul nerviosa —. No sabemos si volverá, esperaremos algunos días antes de darlo por muerto.

    —Parece que hicimos el viaje en vano —comenta el hombre, notoriamente aliviado —. Contaré sobre esta hazaña a todos en Honorium.

    —No lo creo necesario —le hace ver Cereza.

    —Lo es —asegura el agricultor—, se tiene que saber sobre esta clase de estrategia, es simple y si funcionó aquí, debería funcionar en otros poblados pequeños.

    —Supongo funciona en poblados con pocas casas y las provisiones suficientes —comenta Cereza, no tan segura de que alguien se ofrezca para una misión suicida como esa.

    —Bueno, ¿volvemos a Honorium, Fran? —cuestiona el hombre.

    —No —niega ella decidida —, tengo que hablar con estas personas.

    —Si cambias de opinión me avisas, buscaré alojamiento por un par de días hasta que el alce esté recuperado, entonces me iré.


    El hombre va hacia la casa más cercana, para conversar con los propietarios, sabe bien que los monjes hospedan viajeros por un precio no muy elevado. La heredera se siente nerviosa, respira profundamente para tomar valor.

    —Quiero que me cuenten algunas cosas —pide ella, sin poder verlos a la cara.

    —Vamos a un lugar tranquilo, para poder hablar más a gusto, ¿te parece? —propone Cereza.


    Van a una banca de madera, que está cerca de los campos donde se cultivan las sandías blancas, justo frente a la más grande de todas. La brisa sopla con fuerza, es una tarde helada, incluso para los Tempus.

    —Quiero saber más sobre ustedes —pide la de cabello negro, sonando seria.

    —No hay mucho que decir —comenta la mayor, sin saber qué puede decir.

    —¿Por qué luchan contra el rey? —pregunta Fran soportando, las ganas de llorar.

    —Una rara pregunta —le hace ver Cereza —. El rey está empobreciendo el país, abusando de su poder. Si no se es parte de los afortunados que viven en los pocos poblados del sureste, entonces se vive bajo amenazas constantes por parte del ejército.

    —Entonces... ¿es el rey un hombre malo?

    —Lo es, prefiere el bienestar de unos pocos a costa de la mayoría.


    Fran comienza a llorar, cierra los puños con fuerza. Rata, que no soporta escuchar a una chica llorar, finalmente, la mira al rostro, con la intención de pedirle que se calle, o que al menos tenga la decencia de no hacer tanto escándalo cuando lloriquea. Le parece reconocerla, pero no cree posible que sea quién cree que es.

    —¿Fran es por Frambuesa? —cuestiona el ladrón, esperando una respuesta negativa.


    Escucharlo decir su nombre hace que la heredera al trono se alarme, no quiere ser golpeada de nuevo.

    —Y-yo... n-no...

    —¡Princesa Frambuesa! —grita Rata alarmado — ¿Qué hace en un sitio como este?

    —N-no... no soy...

    —Soy yo —se quita el pañuelo revelando su rostro —. Soy el capitán Dulcio.

    —Esperen, ¿eres la hija del rey? ¿y tú un soldado? —interroga Cereza, aterrada por las revelaciones.

    —¡No lo soy! —niega la adolescente a gritos.

    —Tengo que llevarla al castillo de inmediato —declara Rata, analizando la opción de matar a la hija de Manzana, para no dejar testigos, y luego robar un trineo para volver hacia el castillo.

    —¡No iré! —se niega Fran —. Vine a preguntar si mi padre es mala persona, y todo apunta a que lo es… No puedo verlo, no en este momento, necesito pensar las cosas. Necesito conocer lo que piensan otros sobre él.

    —No sea terca, princesa, este lugar no es seguro para ninguno de los dos —la intenta tomar del brazo, pero la chica se aparta —. Me temo que no es opcional, princesa —saca dos dagas largas de entre su ropa —. Soy Nance Dulcio Segundo, capitán del ejercito del rey Delto, soberano del País Helado, entre mis obligaciones están asegurar la seguridad de la realeza, y si tengo que llevarla a rastras al castillo lo haré, princesa.

    —¡Ya dije que no quiero! —Bun se atraviesa entre el soldado y su querida amiga, gruñe para advertirle al hombre que se aleje.


    El capitán es repentinamente derribado y retenido boca abajo por Remiel, en su forma grande. El lobo le muerde el brazo derecho al chico, obligándolo a soltar sus armas. La mordida le deja profundas heridas en el antebrazo. Luego comienza a gruñirle a la felina, y esta a su vez le sisea de manera amenazante.

    —Justo a tiempo, Remiel —comenta Cereza, aliviada de la oportuna aparición del can.


    Aunque no fue coincidencia que el lobo llegara cuando lo hizo, Magnus le pidió seguir a Rata y detenerlo si hacía o intentaba hacer algo sospechoso. Atan al capitán y lo mantienen aprisionado en una de las casas, en un cuarto cerrado, donde no hay nada que pueda usar como arma, ni ventana que pueda usar para huir.


    Encierran a Fran en otro cuarto vacío, pero no atada, fue la decisión que tomó Cereza cuando los monjes le preguntaron qué hacer con la princesa. Aguardará a ver qué opina Magnus sobre lo que se debe hacer con ellos. En parte, lo hace porque no quiere ser la responsable de la muerte de dos Tempus.


    Mientras tanto, el humano viaja montando en Jerry, uno de los alces de dos cuernos que normalmente llevan el coloso, que arrastra un trineo lleno de carne alrededor de un gran farol que emite una muy potente luz blanca. Decenas de troles lo siguen a paso veloz.

    —Con todo respeto, amo —inicia la conversación el espectro, que vuela al lado del alce —, opinamos que este plan es de los más peligrosos que haya llevado a cabo.

    —La primera parte funcionó, ¿no?

    —Así es, los troles de hielo están lejos de la villa, pero es la segunda parte la que nos preocupa.

    —¿A cuánto estamos del segundo grupo? —cuestiona el de piel rosa, mirando hacia el frente. Se nota que el cansancio lo comienza a afectar.

    —Una hora y diez minutos antes de que que seamos visibles para ellos.

    —Bien, cuando se encuentren los grupos podremos descansar un poco. Se enfrentarán hasta que solo quede un líder y se unificarán los grupos, entonces seguiremos —comenta el humano sonriente.

    —Hay ochenta y tres troles tras nuestro rastro, y nos dirigimos a encontrar cincuenta y ocho más, no importa cómo lo veamos, amo, es improbable que funcione.

    —Muy pesimista, Ghoul, ya verás como todo sale de acuerdo al plan.


    Los dos grupos de troles finalmente se encuentran, luchan entre ellos durante varias horas, hasta que el líder del más numeroso decapita a su adversario. El nuevo grupo de ciento doce troles de hielo, formado por los supervivientes de la lucha, son dirigidos, por el nuevo líder, hacia la carne ambulante, tras la que han estado desde el día anterior.


    Pasan otros siete días, durante los cuales, las enormes criaturas persiguen el aroma de la comida y el brillo de la candela. Jerry, a pesar que no ha descansado lo suficiente en casi siete días, no parece estar cansado, aunque es gracias a los hechizos de regeneración de energía que ha estado usando en él el espectro y el miedo que tiene de ser alcanzado por los depredadores que lo persiguen. Llegan al destino final del viaje, donde la tercera parte, y final, del plan de Magnus se llevará a cabo. El sol acaba de salir, y el humano sabe que será un largo y brutal día.



    Encuentran un enorme edificio de siete pisos de altura, esculpido en roca pintada de color azul. Una monumental puerta de acero es el único acceso al interior. Dos docenas de campos llenos de diversos cultivos, arbustos y árboles frutales rodean la edificación. Monjes, de túnicas azules, realizan labores de recolección y siembra, soldados en armadura blanca recorren el perímetro.


    El humano se baja del alce, lo desata y le pide alejarse lo más que pueda, manda al espectro detrás del animal para cerciorarse que no se encuentre con un trol en su camino. Vacía la carne sobre la nieve, baja el farol y apaga la candela. Se oculta tras una duna de nieve y aguarda a ver el resultado. Al notar que los monstruos acaban con toda la comida antes de lo esperado, se asoma a donde los Tempus puedan verlo.

    —Damas y caballeros —llama el humano, la atención de los soldados y agricultores —, disculpen por interrumpir tan abruptamente en sus labores diarias, pero hay ciertos amigos míos que quieren conocerlos.


    Los troles comienzan a acercarse a la base, al ver a los soldados, comienzan a atacar violentamente, destruyendo de paso las cosechas con sus enormes pisadas. Los de armadura empiezan a usar ataques mágicos para repelerlos, como Hielo y Dormir, otros amplifican sus habilidades físicas para el combate o debilitan a los atacantes, para que sea una lucha más pareja.


    Sin embargo, un trol de hielo debilitado sigue siendo más fuerte que cinco Tempus en armadura, los ataques de hielo son tan efectivos como arrojarles rocas, y las habilidades aumentadas de un soldado dejan mucho que desear. Ese día, la lucha entre ciento doce troles de hielo y doscientos veinte Tempus da inicio, la más grande lucha entre estas razas en la historia del País Helado.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Segunda Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    Lugares:
    Base Azul/Templo de Conocimiento: Edificación hecha de roca, de siete pisos de altura, pintada en azul. Rodeado de campos de hortalizas, árboles y arbustos frutales. Cada soldado en esta base es un monje que sigue las enseñanzas del Dios Conocimientos, en su mayoría magos.
     
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  9.  
    Sonia de Arnau

    Sonia de Arnau Let's go home Comentarista empedernido

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    ¿Te soy honesta? No recordaba el personaje de Rata pues creo que no tuvo mucha participación. Aunque debo decir que me tomó por sorpresa saber que Rata en realidad es un capitán, eso no me lo venía venir. Por lo visto se hizo "pasar" por un civil para acercarse a los nuevos generales blancos; la que en realidad es una una buena idea. Seguro que me hubiera impactado más saber su identidad si hubiera participado más. Quizá él debió de intentar ser un poco más cooperativo con ellos, pues desde el principio lo único que hizo fue ser desagradable. Casi que gritaba que guardaba un secreto. Tal vez por eso Magnus sospechó de él, porque actuaba de forma muy solitaria.

    Así que ese es el plan de Magnus, que bien que haya resultado, aunque estoy de acuerdo con el pensar de Ceraza:
    El plan solo funcionaría si alguien se arriesgara cada vez que los tolles de hielo van a arrasar con los poblados, y todos sabemos que Magnus es Magnus, sin contar que cuenta con la ayuda de un genial fantasma, saldrá sano de esa. Así que un buen plan para simples Tempus (que ya hemos visto no soy tan fuertes) será una hazaña suicida. Así que, a aprovechar a nuestro amigo.

    Ahora a esperar lo que dirá Magnus respecto a Rata y a Frambuesa. Por cierto, Rata, ¿en cerio? ¿No pudiste hablar con la princesa a solas? No se cuales eran sus verdaderas intenciones o planes, pero todo se derrumbó con eso:
    A menos que en realidad... no sé, ya veremos en el próximo capítulo cuando Magnus llegue y le tengan al tanto de lo sucedido.

    Nos estamos leyendo, compañero. Un saludo.
     
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  10. Threadmarks: Capítulo 34. Lucha por la Base Azul
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    3080

    Capítulo 34. Lucha por la Base Azul



    El líder de los troles de hielo mide casi cinco metros de altura, es bastante obeso, con brazos tan gruesos y largos como troncos, piernas cortas pero musculosas, usa una falda hecha de huesos largos que de vez en cuando deja los genitales a la vista, pequeños ojos rojizos, y filosos colmillos que se asoman de su amplia boca. Trae en mano una enorme espada de acero que recogió de un escuadrón de soldados que atacó su grupo hace algunos meses. Tiene el brazo izquierdo cubierto por gruesos huesos atados con una soga llena de sangre seca color azul. Como casco, usa el cráneo de un enorme reptil.


    Este gigantesco trol derriba, de un solo golpe de su puño izquierdo, la puerta de acero de la base, dejando así entrar a quince de sus subordinados. Luego de unos minutos, siete troles salen corriendo despavoridos como si huyeran de algo.


    Unos momentos después, un Tempus sale de la base; de altura promedio, delgado, cabello castaño corto, y ojos tan azules como el océano. Viste una armadura color azul oscuro con capa celeste, lleva al cuello un collar de grandes perlas azules, su casco posee seis pequeñas alas a los lados en color blanco, además, presenta diseños en relieve de aves en la superficie.

    —¡Hombres! —grita el de armadura azul — ¡No se asusten, nuestro gran Dios Conocimiento no nos abandonará!


    Los soldados gritan eufóricos y aumentan la intensidad de los ataques en contra de los invasores. Desgraciadamente, una pequeña subida de moral no es suficiente para darles la ventaja ante los encarnizados enemigos.

    —Esto no es nada fácil de ver —le comenta el humano al espectro.

    —Nos sorprende que se decidiera a una estrategia como esta, amo, y debemos confesar que pensábamos que no funcionaria —responde el espectro —. Pero está saliendo justo como lo predijo. La idea de que se eliminen solos es algo que aplaudimos, amo. Recomendaríamos lleve a cabo más estrategias como esta en el futuro.

    —Sé que fui quien lo propuso, pero me arrepiento de todo corazón. He contado ya setenta y dos Tempus muertos, sin mencionar a veintidós troles.

    —Es un campo de batalla, amo, las pérdidas son inevitables —le hace ver el espectro —. Creer que podría acabar esto sin una muerte es poco realista e ingenuo de su parte, amo.


    El trol que porta una espada de acero se abalanza sobre el de armadura azul. El hombre susurra algo, que ocasiona que el enorme ser vuele por los aires y vaya a caer a un par de kilómetros hacia el norte. El de collar azul escanea con la mirada a sus hombres, no soporta ver la situación tan precaria en la que se encuentran; la desesperación, el miedo, lo mucho que tienen que intentarlo para enfrentarse contra los troles de hielo. No le parece que vayan a ganar, por más que lo intenten. Es una vista difícil de presenciar, pero no permitirá que ninguno otro de sus hombres pierda la vida en contra de esas rabiosas criaturas salvajes.

    Ultra Re... —el Tempus de capa celeste comienza a recitar el nombre de un hechizo, pero se ve obligado a saltar hacia atrás, al ver que algo rojo se dirige hacia su persona —. ¿La Orbe Artificial Beta? —se cuestiona confuso, ante el hecho que la General Negro Horia lo esté atacando.

    —Lo es —asegura el humano sonriendo.


    El de armadura azul observa al recién llegado. Presenta una piel de extraño color y es un poco más alto que él. De entre su gabardina café claro se asoma un látigo color carmesí, que no puede ser otro que el orbe artificial de la general Horia.

    —Soy Tom Ate, Supremo Sacerdote del Templo de Conocimiento y General Negro del ejército del rey Delto, soberano del País Helado —se presenta el hombre —. Debo suponer fue usted el responsable de esta barbarie.

    —Soy Magnus, miembro de los nuevos Generales Blancos —responde el de piel rosa —. Y en efecto, estos troles son mi armada personal, se encargarán de destruir esta base, al igual que he destruido la Base Roja y la Base Rosa.

    —Eso lo explica —murmura el general, pareciendo pensativo —. Hace tiempo que intento comunicarme con la general Horia y el general Ata, pensé que había algo malo con el sistema de comunicación.

    —No, inutilicé ambas computadoras —el humano sonríe, intenta hacer que el general pierda la paciencia, un enemigo iracundo siempre es más fácil de vencer que uno centrado —. Por cierto, fueron muy fáciles de derrotar ambos.

    —En nombre del rey Delto, soberano del País Helado y de mi posición como General Negro, prometo que no permitiré que cause más males.

    —Inutiliza la computadora y destruye la fábrica de la base. De camino enciende todo lo electrónico, voy a necesitar una gran cantidad de energía elemental de rayo —pide Magnus en voz baja. El espectro parte de inmediato a cumplir con lo solicitado.


    Ate coloca ambos brazos hacia el frente, con las palmas hacia arriba, susurra algo que el humano no logra escuchar, las manos del Tempus se cubren de hielo, hasta formar espadas heladas.

    —Esto es tan nostálgico —comenta el de gabardina —. Hace meses no veía a alguien usar energía elemental de hielo para crear armas.


    El general susurra algo más, un par de alas, como de murciélago, hechas de hielo se forman en la parte trasera de la armadura, en el área de la espalda baja. Alza en vuelo a unos diez metros del suelo, para luego caer en picada sobre el responsable del ataque hacia su templo.


    Magnus se siente entusiasmado, esta pelea será justo como luchar contra uno de los amigos que lo esperan en Garja, el mundo del que proviene. Crea un escudo de electricidad, que usa para bloquear el ataque de Tom. El escudo se desintegra en cuanto el general retrocede.

    —Vamos, Tom Ate, muéstrame por qué te nombraron General Negro —reta el humano, al momento que todas las luces de la base se encienden.


    Seis pares de pequeñas alas, como de ave, hechas de electricidad, surgen de la espalda de Magnus, sus manos se cubren de elemento rayo, al igual que el látigo rojo, en cuyo final se forma una especie de punta de flecha que expulsa chispas. Se eleva hasta quedar frente al general.

    —¡No creí que alguien pudiera hacer lo mismo que yo! —exclama Ate, con sorpresa.

    —No hago lo mismo que tú —niega el humano, apuntando un puño hacia el Tempus, se forma una especie de cilindro de electricidad sobre esta —. Yo hago algo mucho mejor.


    Se produce una explosión, que sale con mucha potencia, que va siendo dirigida por el cilindro dorado, y golpea en el pecho al general, enviándolo contra el suelo. El ataque, también, produce que el humano sea impulsado hacia atrás y se precipite hacia abajo. El látigo se eleva, haciendo que el chico baje la velocidad del descenso y sea capaz de volver a estar en control. Se eleva nuevamente, pero no ve rastros del de armadura azul.


    Algo golpea al de gabardina por la espalda, este se voltea pero no ve a nadie. Nota que tiene una de las alas congeladas y es incapaz de moverla. Un nuevo ataque congela una segunda ala, esta vez, al igual que la anterior, no hay nadie a sus espaldas. Los gritos de los soldados luchando contra los troles hacen imposible distinguir la dirección desde donde provienen los ataques.

    —Ya veo, camuflaje —comenta el de piel rojiza, mirando detenidamente hacia el frente. Convierte en moléculas las alas congeladas, las esparce por todas partes, y hace crecer nuevas en su lugar.


    Magnus golpea hacia adelante, usando el orbe artificial que le quitó al general Ata. La explosión lo envía de espaldas contra la nieve, en medio camino siente que golpea contra algo, pero no divisa nada. Se voltea rápidamente, toma algo invisible y lo sostiene con fuerza. Al chocar contra el suelo, lo que está invisible recibe la mayor cantidad del daño por el impacto.

    —Fue pura suerte —comenta el general Ate, sin volverse visible.

    —Quizás — «no lo fue en absoluto, las alas que deshice se esparcieron en pequeñas motas de energía elemental de rayo, soy capaz de sentirlas alejarse de mí, solo era cuestión de que alguna de ellas chocara contra algo».


    El humano se levanta, el látigo envuelve al invisible General Negro, manteniéndolo aprisionado. Tantea en la armadura, hasta que encuentra el collar y se lo arranca de golpe, el mismo regenera la parte donde se partió, quedando entero de nuevo. Ate se vuelve visible.

    —Ya veo, este Orbe Artificial puede crear un camuflaje —comenta Magnus, entusiasmado ante el descubrimiento.

    Dor... —comienza a recitar el Tempus, pero es interrumpido cuando Magnus mete algo rojo en su boca.


    Balbuceos es lo único que se le escuchan a Tom Ate, se le paralizaron por completo la lengua y labios, incluso tiene problemas para tragar saliva. Escupe lo que le fue introducido en la boca, se trata de una especie de cápsula rojiza con blanco, que se encuentra partida.

    —Lástima, no puedes hablar ya —se burla el de gabardina, cruzando los brazos —. Esa capsulita tenía un, no letal, veneno de serpiente —el de armadura abre los ojos por completo, aterrado de que le dieran veneno de serpiente —. No seas dramático, dije que no es letal, pero si es paralizante, no podrás hablar correctamente en al menos unos doce o quince días, a menos que tomes el antídoto —«pero, como la serpiente del que salió el veneno no es de este mundo, si no de la Tierra, tendrás que esperar a que se pase el efecto de forma natural».


    Tom patea en el pecho a Magnus, haciendo que el látigo lo suelte, vuelve a elevarse en las alturas, gracias a que sus alas no se vieron dañadas con la caída. Con la boca inutilizada, se ve obligado a hacer algo distinto. Cae en picada, hacia donde están los cadáveres de un par de sus hombres, levanta las lanzas que pertenecían a estos, y luego va directamente hacia el invasor, para continuar la lucha.


    Magnus bloquea la primer arma, luego evita la segunda. Comienzan a forcejear por el control de las lanzas, pero, al ver Ate que el de piel rosa es más fuerte físicamente, se ve obligado a soltar una de las lanzas, para poder quedarse con la otra. Intenta elevarse, pero el Orbe Artificial Beta le destroza el ala derecha, haciendo que caiga al suelo de golpe. Se incorpora rápidamente, y levanta la lanza apuntándola hacia su oponente.


    Un trol intenta golpear al general en la cabeza, pero Magnus lo repele, al arrojarle su propia arma larga. Ate se voltea, y apuñala a la bestia, justo en el corazón, matándola en el acto, pero, también destrozando su lanza como consecuencia.


    Magnus está agotado, tanto por el largo viaje como por la lucha, y, aunque podría utilizar un último y catastrófico ataque de energía elemental de rayo, prefiere evitar realizar ataques que le puedan costar la vida a su oponente. Mira hacia los lados, y encuentra la forma más simple de acabar con todo de una vez por todas.

    —Te daré la oportunidad de abandonar la Base Azul —propone Magnus de forma arrogante, cruzando lo brazos, el látigo vuelve a ocultarse entre su ropa —, junto con los soldados que aún siguen con vida claro está. Te permito también juntar provisiones que les duren varios días, con ciertas condiciones claro está.


    El General Negro niega con la cabeza, no tiene la más mínima intención abandonar la base en manos de un invasor cualquiera. Los quejidos de sus hombres lo obligan a apartar la mirada de su enemigo, observa el resto del campo de batalla; por todas partes hay trozos de cuerpos de Tempus con los que rezó cada día, compartió la mesa e incluso luchó hombro a hombro en incontables batallas. Cada momento que deja pasar escucha como una voz se apaga. Asiente bajando la mirada, suponiendo que el invasor en verdad tiene el control sobre los troles de hielo que masacran a sus hombres.

    —Bien —comenta Magnus, aliviado, han habido demasiadas muertes y ya quería que todo acabara, pero no podía parecer débil —. Estas son las condiciones; primero, dejarán todas sus armas y armaduras atrás, pueden llevar pieles y algunos cuchillos para defenderse —Ate quiere negarse, pero los gritos de sus subordinados son insoportables y decide no oponer objeción alguna —. Segundo, se irán al norte, al castillo, no se desviarán a ninguna ciudad, asentamiento o poblado.


    El General Negro asiente a esa condición, de todas formas el castillo es el lugar más cercano a la Base Azul. La ciudad más cercana, que es Villa Glacial, pero está un tercio de distancia más lejos.

    —Tercero, le dirás todo lo ocurrido el día de hoy al rey, quiero que sepa que los nuevos Generales Blancos han derrotado a tres Generales Negros, y que luego de la cuarta base seguirá el castillo.


    Para el de armadura azul, esa condición no tiene mucho sentido, de todas formas tiene la obligación de reportarle todo al rey. Lo normal hubiera sido que pidiera que no le contara ciertas cosas.

    —Y, cuarto —le quita el casco al general y se lo coloca, lo siente un poco más liviano que los otros que ya tiene —, me quedo con tu casco y orbe falsa, pero quiero saber su nombre —lo mira a los ojos, a la vez que muestra el collar que le arrebató antes —. ¿Alpha? ¿Gamma? ¿Será Épsilon entonces? —el Tempus reacciona ligeramente al escuchar la última opción, lo que el humano toma como una afirmación —. Faltan Alpha y Gamma, pero solo queda una base más, ¿el rey tiene el otro? —otra ligera reacción del Tempus le da la razón —. Muy amable por informarme.


    Tom Ate, sin más opción, acepta todas las condiciones que le fueron impuestas, mira con fiereza al invasor, lo hará pagar por la muerte de sus hombres, pero no hoy.

    —Bien, pero conste que si no se van volveré a traer a los troles de hielo —levanta la mano, haciendo el ademán que está por realizar un hechizo.


    Ghoul llega al lado del que siempre llama amo, sabe exactamente lo que tiene que hacer.

    Cambio de Hábitat: Troles de Hielo, Montaña Plana —mencionan a la vez, tanto el humano como el espectro. Esto para dar la apariencia de que el hechizo lo recitó Magnus, aunque la realidad es que un hechizo que mueve a tantos seres vivos a la vez, es demasiado poderoso para el humano, pero algo fácil para el espectro.


    Todos los troles desaparecen a la vez, llevándose lo que tuvieran en mano, que no estuviera con vida, por lo que los restos de cadáveres que devoraban se fueron con ellos, pero los que sostenían a un Tempus vivo perdieron su presa, ya que los Tempus no fueron afectados por el hechizo.

    —Apúrense —exige el humano al general —. Reaparecerán en unos minutos, así que mejor dense prisa y váyanse de aquí mientras aún pueden —amenaza, esperando que los habitantes de la base se vayan sin oponer más resistencia.


    En pocos minutos, los soldados empacan todas sus pertenencias y parten en dirección al castillo, dejando atrás el equipamiento militar. Cuando se pierden de vista, el chico se deja caer el suelo, aliviado de que funcionara su idea.

    —Tuvo suerte, de nuevo, amo —le hace ver el de capucha negra, apareciendo frente a él, con una altura de dos metros.

    —Lo sé, por fortuna sabías hacer ese hechizo. ¿Esa habilidad te la enseñó la Suprema Sacerdotisa cuando estuvimos en el templo de Destino? —pregunta curioso, ya que es la primera vez que ve el hechizo en acción, aunque el espectro ya le había asegurado que funcionaría.

    —Se supone solo funciona con una clase de criatura a la vez —añade, evadiendo la pregunta. Ya que, aunque sí es un hechizo de Uva, no fue que se lo enseñó, sino que fue de los que robó la última vez que se encontraron. Desaparece.

    —Contaba con que las almas de magos que tienes en tu ser amplificaran el hechizo, de no haber sido así, hubiéramos tenido que mandar uno por uno a la Montaña Plana —comenta, aliviado de no haber tenido que llegar a ese extremo. Se hubieran perdido muchas vidas durante el tedioso proceso.

    —Eso nos recuerda, amo —menciona apareciendo nuevamente, pero con un cuarto del tamaño anterior, tiene el brazo estirado hacia el frente, señalando con la manga —. Aquel trol de hielo aún sigue aquí, y se dirige hacia nosotros.

    —¿El líder sobrevivió a esa caída? —el de capucha asiente —. Bueno, toca mandarlo con el resto.

    —¿Podemos probar algo, amo? Si nos lo permite, claro.

    —No lo mates.

    —No lo haremos, lo prometemos —desaparece.



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    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Tom Ate
    Apodo: El Creyente
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto/Supremo Sacerdote del Templo de Conocimiento
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Azul)
    Armas: Orbe Artificial Épsilon (Collar de Perlas)
    Estilo de Lucha: Magia
    Hechizos:
    Crea Arma Helada: Habilidad que algunos elementales pueden realizar. Cuando un tempus lo usa es mal interpretado como si fuera un hechizo.
    Creación Escudo Helado: Habilidad que algunos elementales pueden realizar. Cuando un tempus lo usa es mal interpretado como si fuera un hechizo. El escudo puede tener cualquier forma, y crearse en cualquier parte del cuerpo. Incluso pueden ser usados para planear o volar si se crean de forma flexible.
    Cambio de Hábitat, Nombre Ser Vivo, Lugar: Este hechizo es capaz de trasladar a un gran números de seres vivos de un lugar a otro. Los seres tienen que estar a la vista del que realiza el hechizo, y el lugar al cual ser enviados debe ser conocido por el que lo utiliza, o al menos saber la localización exacta del lugar.
    Otros:
    Orbe Artificial Épsilon: Parecido a un collar de perlas grandes de color azul. Tiene la capacidad de crear un escudo que refleja la luz de lo que tiene justo detrás, dejando ver lo que hay en el fondo, dando la impresión de ser invisible. El escudo solo funciona al ser visto de frente.
     
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    Me a gustado mucho este ultimo capítulo, me encanta cuando algo le cuesta a Magnus, por mucho que sea por que haya estado cansado de antes y por que no soporte ver tanta muerte, pero si me gusta que le sea más difícil que los anteriores generales.
    También me encanto que los orbes artificiales tengas los mismos nombre que los Lobos de los Caballeros de Magnus, las referencias que haces al resto de tus historias son geniales, me emocionan mucho el hecho de poder entenderlas.

    Bueno, ahora solo que por ver que hace el espectro con el troll, y que decidirá Magnus al respecto con el asunto de Rata y Frambuesa. Aunque me gustaría que Cereza tuviera una mayor participación.

    Hasta la próxima :D
     
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  12. Threadmarks: Capítulo 35. Mophet
     
    Dark RS

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    2637

    Capítulo 35. Mophet



    El enorme trol de hielo llega a donde se encuentra Magnus, le tomó casi una hora ubicarse antes de encontrar el edificio azul. Le gruñe con ferocidad al principio, pero luego pone un rostro confuso, como si tuviera una especie de conflicto en su cabeza.

    —No parece una criatura salvaje común —se dice el humano, sin bajar la guardia, a pesar que el ser no lo intenta atacar.

    —Le dimos un poco de razonamiento —informa Ghoul, sin hacerse visible —. De camino hacia este lugar, estuvimos pensando en nuevos hechizos que fueran factibles, entre ellos creamos Razonamiento, que usa energía elemental de vida y muerte, y en este lugar hay mucha debido a las muertes de los soldados y troles, pero requirió mucho menos poder de lo que anticipamos.

    —¿Qué tan razonable es? —cuestiona el humano, sin apartar la mirada del monstruo. Aunque no intenta hacer nada, y parece estar pensando, o intentándolo, sigue siendo un trol de hielo.

    —Calculamos que al nivel de un niño humano de unos cinco años, pero mantiene sus instintos salvajes intactos, por lo que debería ser capaz de mantener su puesto de líder sin problemas.

    —Oye, trol de hielo —el enorme ser lo observa detenidamente, poder entender lo que le dice el ser de piel rojiza lo confunde mucho —. ¿Cómo te llamas? Nombre, dime tu nombre.

    —Mo... phet —responde con dificultad, los colmillos están tan distanciados y son tan largos que apenas si logra hacer salir la voz.

    —Entonces, Mophet, ¿tienes hambre? Comida, comer.

    —Mo... phet comer... comida —responde el trol, lamiéndose los labios.


    Magnus va por algunos brazos y piernas que quedaron tirados alrededor de la base, les quita la armadura de encima, el olor a sangre y la vista de los miembros mutilados lo hacen querer vomitar. En total amontona cinco piernas, ocho brazos y un tórax que se encontraba cerca. «Parece tener un natural entendimiento de las palabras. Me pregunto si el hechizo también le metió las palabras en la cabeza, o solo las ha escuchado antes».

    —Come, es para Mophet —ofrece, retrocediendo varios metros.


    El ser deja su enorme arma en el suelo, olfatea las partes corporales y, al asegurarse que huelen como algo apetitoso, comienza a devorarlas, escupiendo huesos por todas partes.

    —Gracias a los Dioses no he comido y no tengo nada que vomitar —murmura el chico nervioso.


    Una vez satisfecho, el líder trol es enviado a Montaña Plana, donde el resto de los miembros de su grupo lo reciben con gritos de adoración. Magnus camina algunas horas, hasta que encuentra a Jerry, el alce de dos cuernos que lo trajo. Regresa a recoger la carreta y el farol, para inmediatamente partir de regreso hacia Villa Glacial.


    Casi cuatro semanas han transcurrido desde la partida de Magnus. Muchos piensan que seguramente murió en el camino, y están listos para levantar de nuevo el muro blanco en caso que los troles de hielo regresen. Muchos monjes salen de cacería, para tener carne de sobra y así poder llevar a las bestias lejos. Ya que no es seguro que vuelvan, mantienen vigías sobre torres de madera, pintadas en blanco, que construyeron con el fin de mantener un ojo en el horizonte. Mantienen estos vigías a toda hora, ya que el grupo de troles que sí llegó a la villa, hace semanas, no era uno del que tuvieran conocimiento, y los hubieran tomado por sorpresa.


    Es cada día más difícil para Cereza evitar que linchen al soldado y a la princesa. Siempre pide más tiempo, pero la paciencia de los pobladores comienza a agotarse. Incluso llegaron a construir una horca, justo frente a la casa donde están los prisioneros.


    Cereza se sienta al lado de la puerta de Fran, suelen hablar durante algunas horas, mientras permanece en guardia. La heredera llora desde hace varios minutos, algo que ha hecho casi a diario desde que es cautiva en Villa Glacial.

    —Me pregunto si alguna vez me dejarán salir de aquí, aunque sea que me maten, solo quiero salir de este lugar —comenta la de cabello negro, notoriamente deprimida.

    —Ten paciencia, Magnus debe venir de regreso —asegura Cereza, no muy convencida de sus propias palabras, aunque quiere creer que el humano volverá, una parte de su ser le dice que no lo logró y que no regresará jamás.

    —Llevas días diciendo lo mismo, pero nunca se aparece ese tal Magnus, ni siquiera creo que sea una persona real. Ustedes solo buscan torturarme mentalmente, enloquecerme.

    —Piensa lo que quieras —dice juntando las manos nerviosa —. Él es muy real, cariñoso, bondadoso, habilidoso.

    —Y todo lo acabado en oso —añade Rata, desde su encierro.

    —A ti nadie te habla, solo sigues vivo por que Magnus se enojaría si dejo que te maten, si por mi fuera te llevarían afuera y te pondrían esa linda corbata de soga en este mismo instante —amenaza la hija de Manzana.

    —Uy, que miedo me das —se burla el chico.

    —¡Solo cállate, capitán Dulcio! —exige la princesa —. Entre más lo pienso más creo que eres como mi hermano.

    —Sus palabras son un honor —agradece el soldado.

    —¡No fue un cumplido! —grita aterrada la heredera —. Mi hermano es mala persona —se toma la cabeza con fuerza.

    —Es blasfemo lo que dice, princesa —reprende Dulcio —. El príncipe Mora es un comandante muy respetado, un hombre íntegro, sin mencionar que algún día heredará el puesto de su padre.

    —No sabes nada… —se acuesta en posición fetal, y comienza a llorar nuevamente.


    Se produce un incómodo silencio durante un largo rato. Los sollozos de Fran es lo único que se escucha. Cereza está cansada de que cada día sea igual, estar haciendo guardia, no tanto para vigilar que no escapen los prisioneros, sino para cerciorarse que los monjes no los saquen y los maten. Se la pasa pensando cosas sin sentido la mayor parte del tiempo, solo para mantener la cordura. Incluso Remiel está cansado de estar vigilando cada día, durante horas, lo único que lo anima es que le dan mucha comida por sus servicios como carcelero.

    —Me parece que estoy un poco más gorda —murmura, levantándose la blusa, se masajea el vientre.

    —No creo —responde una voz masculina —, pareces estar igual que siempre.

    —No, definitivamente estoy más gorda —niega suspirando, a la vez que se baja la blusa.

    —¿Tanto te importa eso? —cuestiona Magnus, de pie a su lado.

    —La verdad no lo sé —responde pensativa.


    Luego de unos momentos, la chica se da cuenta de quien fue el que le habló, se levanta y lo abraza con fuerza, le da varios besos en la mejilla. El lobo comienza a dar vueltas alrededor de ellos, se nota que está muy feliz de ver nuevamente al humano.

    —Te extrañé —confiesa ella a punto de llorar, luego se separa —. Pero ocupas un baño, apestas horrible.

    —Lo sé, el olor de la carne podrida se me pegó.

    —No importa, lo que importa es que volviste —se abraza con mucha fuerza a él.

    —Cuéntame qué ocurre, el ambiente en el poblado parece muy tenso, sin mencionar esa horca de enfrente que me da escalofríos.


    La Tempus le cuenta acerca de la revelación de Rata sobre ser un soldado, la llegada de la hija del rey Delto y las ideas homicidas que tienen los pobladores hacia esas dos personas.

    —Ya veo, uno pensaría que un pueblo lleno de monjes sería un poco más comprensivo hacia sus enemigos —comenta el humano pensativo —. ¿Qué rango tiene Rata?

    —Al parecer es un capitán —le contesta Cereza.

    —Demonios, ganaste la apuesta —susurra el chico al espectro —. ¿Sabes qué relación tiene con el General Blanco Nance?

    —¿Rata tiene relación con un General Blanco? —cuestiona incrédula la de cabello azul.

    —Ya lo averiguaremos luego. Lo mejor es que vaya a tomar un baño y a lavar mi ropa, veré si me prestan la ducha.

    —Si quieres compañía podría ayudarte a lavarte la espalda —se le oscurecen las mejillas a la chica al decir esto — o incluso frotarte otras partes, y no tiene que ser con las manos.

    —Tentador, pero me niego rotundamente, vuelvo en un rato —de inmediato se va.

    —Te volvió a rechazar —se burla el capitán —. No lo culpo, estás gorda y fea, nadie te querrá nunca así, tal vez volviendo a nacer te arregles.

    —Cállate… —pide Cereza, cubriéndose los oídos. «Tiene razón, no me puedo comparar con sus novias, incluso Opal tenía mejor cuerpo que yo… soy una asquerosa bola de grasa».

    —Sabes que es cierto, morirás sola —continúa ofendiéndola, al notar que la afecta.


    Rata sigue acosando a Cereza por su peso y apariencia durante varios minutos. Magnus, que trae puestos solo pantaloncillos color negros, se acerca a la chica, la abraza con fuerza.

    —No le hagas caso —le pide con ternura.

    —Tiene razón —murmura ella, acariciando la espalda desnuda del humano, le gusta lo fuerte y definida que la tiene —. Estoy muy gorda.

    —Gorda es poco —se ríe Rata luego de escucharla.

    —Permíteme un momento —se disculpa el humano, soltándose de ella.


    Magnus entra en el cuarto donde se encuentra encerrado el soldado, se escucha una especie de descarga eléctrica y se comienza a percibirse un olor desagradable, como a cabello quemado. Luego, el humano sale y cierra de nuevo la puerta.

    —No dirá más idioteces en un buen rato —«estaba harto de escuchar a ese imbécil» —. No le pongas atención a lo que digan los demás, lo importante es lo que pienses de ti misma, no dejes que nadie te imponga un estándar, si te sientes cómoda como eres, entonces eres perfecta, ¿entendiste? —. Cereza se limpia una lágrima y asiente.

    —Aún apestas a carne podrida —señala ella sonriente.

    —No me he bañado todavía. Vuelvo al rato.


    Al paso de casi una hora, el chico vuelve vistiendo su gabardina y ropa normal. Parece una persona nueva, mucho más fresco y con renovadas energías. Cereza aparta la mirada con el rostro azulado, verlo así solo la hace desear que se fije en ella de otra forma.

    —¿El capitán Dulcio ha dicho algo? —cuestiona el de piel rojiza, analizando sobre a cuál de los prisioneros interrogará primero.

    —No, ha estado silencioso desde que te fuiste —informa la Tempus.

    —No importa, comenzaré con la princesa.


    El humano abre la puerta de la habitación donde está cautiva Fran. La observa detenidamente, es mucho más joven de lo que esperaba, aunque si tiene la apariencia delicada que supuso tendría alguien crecido en la opulencia. Está algo sucia y sus ojos reflejan temor y resignación, no le gusta en lo absoluto ver a alguien con esa mirada.

    —Soy Magnus —se presenta el de piel rojiza.

    —Me… me llamo Fran…

    —¿Cuál es tu nombre real? —cuestiona, pensando que no es un nombre frutal, y si su apellido es Delto al unirlo con esa palabra no forma el nombre de una fruta o vegetal.

    —Frambuesa... —susurra temerosa, la última vez que dio su nombre le hicieron cosas desagradables.

    —Te queda perfecto —alaga el humano, con una sonrisa honesta.

    —¿Lo crees? —cuestiona la heredera, desconfiando de las palabras del desconocido.

    —Sí —cambia a una expresión seria —. ¿Qué haces aquí, Fran?

    —Yo…


    La joven le cuenta lo que le hacía su hermano, como la engañó para que saliera del castillo, sobre la pareja que la salvó, la noche que pasó en el orfanato de Honorium y luego su llegada a Villa Glacial, donde ha estado prisionera desde hace ya varias semanas.

    —¿Qué quieres hacer desde ahora? —pregunta el humano, mirándola a los ojos.

    —No lo sé —suspira pesadamente —. ¿Crees que mi padre sea mala persona?

    —¿Perdón?

    —No importa, sé que es una pregunta rara...

    —Creo que Delto es una persona inteligente —responde el humano, entendiendo los sentimientos de la joven; tiene dudas sobre su progenitor, dudas sobre la realidad del país, dudas sobre cada cosa que se le ha dicho durante su vida entera —. Estoy seguro de que piensa que hace lo correcto, seguro cree que a la larga sus decisiones llevarán al país a un futuro más brillante —Fran lo mira incrédula, es la primera vez que alguien fuera del castillo habla bien de su padre —. Claro que eso no significa que apruebo lo que le hace a su gente.

    —¿Quieres matarlo? —pregunta ella con tristeza, se arrodilla frente a él y se abraza a sus piernas con fuerza —. Haré lo que quieras, pero no intentes matarlo, por favor.

    —Te tomaré la palabra —la ayuda a levantarse —. Vendrás con nosotros, verás el estado de los poblados, lo que ha decidido el rey para su país, luego tomarás tu propia decisión sobre lo qué harás.

    —¿Seguro? —cuestiona Cereza en voz baja —. Llevar a la hija del rey Delto será un problema para hacer que confíen en nosotros.

    —¿Cuál hija del rey Delto?, esta chica se llama Fran.

    —Tengo un mal presentimiento —suspira Cereza resignada — ¿Qué harás con Rata?

    —Tendré una larga charla con él, luego de eso pensaré qué hacer —informa el humano pensativo.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Tomas & Jerry
    Género: Masculino & Femenino
    Raza: Alces de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Segunda Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Mophet
    Edad: 13 años
    Profesión: Líder de Grupo de Troles de Hielo
    Género: Masculino
    Raza: Trol de Hielo
    Armas: Puños/Espada de Acero Grande
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    Hechizos:
    Razonamiento: Aumenta la capacidad analítica y mental de un ser salvaje. Que tan listo o racional se vuelve el ser es desconocido. El que usa el hechizo puede introducir un lenguaje al afectado.
     
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  13. Threadmarks: Capítulo 36. La Melancolía de Delto
     
    Dark RS

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    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Aventura
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    Palabras:
    2685

    Capítulo 36. La Melancolía de Delto



    En el castillo, la noche acaba de caer y las lámparas eléctricas automáticas comienzan a encenderse por toda la edificación. La vigilancia se ha triplicado desde la desaparición de la princesa Frambuesa y el asesinato del médico en jefe. Un escándalo se produce en el piso donde se encuentran localizadas las habitaciones reales. Varias decenas de soldados acuden al lugar para investigar lo que ocurre, pero al ver quienes están involucrados, no saben cómo reaccionar, ya que son sus superiores.


    Mora Delto hijo yace en el suelo del corredor, en ropa interior, mientras que la comandante Kiwi lo mantiene contra el suelo, la mujer parece estar muy enfadada por alguna razón. Presenta los ojos color grises, una expresión asesina en el rostro y sus dientes se volvieron colmillos.

    —¡Suéltame, maldita zorra! —exige el heredero, a lo que ella responde con un extraño gruñido parecido al de un felino — ¡Si no me sueltas en este momento te mataré!


    El joven logra zafarse, empuja a la de armadura dorada y la golpea en el rostro con el puño para evitar que se le vuelva a lanzar encima. Va hacia un soldado que se encuentra cerca y le quita la espada de la funda, regresa a donde está Kiwi y le lanza un ataque con el arma. La chica atraviesa ambas manos para detener el corte, usando el metal de los guantes, ambos luchan por el control de la espada.

    —¡Jamás perdonaré esta humillación! —grita Mora haciendo aún más fuerza, con la intención de matarla por atreverse a levantarle la mano.

    —¡Deja a mi hermana! —grita alguien, antes de tomar al heredero del brazo y hacerlo caer al suelo de un solo movimiento.


    El comandante Naranja se atraviesa entre su hermana y el hijo del rey. Púas salen de los nudillos de los guantes de su armadura, cierra los puños con furia. Normalmente habría matado a cualquiera que atacara a su hermana de esa forma, incluso ha llegado a romperle los brazos a personas que se han atrevido a insultarla, pero el comandante Mora, al ser el hijo del rey, crea un conflicto entre su deber con la realeza y su deber fraternal.

    —Muy machito, ¿no? —comenta el que está en ropa interior —. Los ejecutaré a ambos por esta falta de respeto hacia mi persona —amenaza, poniéndose en pie y empuñando la espada con fuerza.

    —Si me van a ejecutar, al menos haré que valga la pena el motivo —las púas en sus puños crecen hasta casi veinte centímetros de largo.


    Ambos corren hacia el otro, Mora levanta su espada y la baja de golpea, a la vez que Naranja lanza un puñetazo usando todas sus fuerzas. Alguien se atraviesa entre ellos, golpea con su puño derecho la espada, desviándola hacia la izquierda y haciendo que el arma golpee contra la alfombra que cubre el suelo, a la vez que, con su mano derecha, detiene en seco el ataque del de armadura dorada al tomarle la muñeca.

    —¿Qué ocurre aquí? —exige saber el rey Delto soltando a Naranja —. Y les advierto que si no me gusta la razón los mandaré a limpiar los potreros y los degradaré a soldados comunes —voltea a ver a su hijo, quien está notoriamente asustado —, y eso va para ambos —espera unos segundos, pero al ver que ninguno le responde se impacienta —. ¡Y bien!

    —Cuando llegué —toma la palabra Naranja — el comandante Delto estaba atacando a mi herma…. a la comandante Kiwi, con esa espada, desconozco la razón del ataque, solo defendía a mi hermana.

    —¿Es eso verdad, comandante Kiwi? —cuestiona el soberano a la comandante que está a unos metros detrás de Naranja, casi da la impresión de querer matar a alguien, cuando ella se pone así es difícil calmarla, aunque parece estar en control por estar su hermano presente. La joven comandante asiente levemente, a la vez que los ojos le regresan a ser color negros — ¿Por qué razón te atacó la comandante Kiwi, Mora? —le pregunta a su hijo, con seriedad.

    —Ni idea, ya sabes que es una loca —explica el heredero, tirando la espada a los pies del soldado del que se la arrebató en primer lugar.


    La comandante produce ruidos como de balbuceos y señala hacia el interior de la habitación del hijo del rey. Todos miran hacia ese lugar, hay una joven Tempus de piel celeste, cabello negro y ojos café claro, sentada sobre la cama, se cubre con una sábana blanca. Se nota temerosa y no deja de llorar. El rey entra al cuarto, se agacha para quedar a la altura de esta, la encuentra muy parecida, físicamente, a Frambuesa.

    —¿Eres una de las doncellas? —cuestiona al parecerle que la ha visto antes en alguna parte.

    —S-sí, mi rey... —contesta tímidamente.

    —¿Qué ocurrió? —cuestiona el soberano con gentileza, pero ella solo comienza a llorar.


    Kiwi comienza a balbucear con furia, su hermano le presta atención.

    —¿Estás segura? —cuestiona Naranja, ella asiente.

    —¿Qué dijo? —pide saber el rey.

    —Su hijo, el comandante Mora, estaba violando a esa joven —cuenta Naranja, bajando la mirada, no le es fácil informarle eso al rey.

    —¡No le hagas caso, padre! —grita el heredero — ¡Solo miente para justificarse!

    —Dime, niña —le habla a la doncella sollozante — ¿Es eso verdad? —la Tempus duda un momento, pero luego asiente soltando en llanto —. Naranja y Kiwi, acompáñenla a ver al nuevo doctor, que le den los mejores cuidados.

    —Sí, mi rey —acepta Naranja, aliviado de que el rey no se enfadara con ellos.


    Los hermanos escoltan a la doncella escaleras abajo. Los soldados se retiran del lugar, al no querer verse enredados en lo que está por ocurrir, únicamente permanecen un par de capitanes, que escoltaban al rey, pero se alejan para no parecer unos mirones.

    —Padre…

    —¡Cállete y siéntate! —ordena el rey a su hijo. Este de inmediato toma asiento sobre la cama.


    El rey comienza a caminar de un lado a otro, ni siquiera sabe por dónde comenzar. Los problemas solo se intensifican cada día; los supuestos nuevos Generales Blancos ya han atacado dos bases y han humillado a los Generales Negros que las tenían bajo su cuidado, su hija desapareció hace ya varias semanas y nadie parece tener idea de a dónde se fue, y ahora, para su desgracia, su hijo ha cometido una atrocidad que normalmente castigaría severamente.

    —¡¿En qué pensabas?! —cuestiona a gritos el soberano.

    —Yo…

    —Ni lo intentes, Mora, ni lo intentes, no hay excusa para lo que hiciste —golpea con su guantelete de platino la pared, haciendo que se agriete ligeramente —. Sabes que estamos en alerta por la desaparición de tu hermana, y te pones a hacer esta clase de estupideces, y con alguien que es muy parecida a Frambuesa —le dan náuseas de solo pensarlo —. Si no fueras mi hijo te mandaba a ejecutar en este preciso momento.

    —Pero, padre…

    —¡Silencio! no te he dado permiso para hablar —reprende con firmeza —. No te degradaré, pero estarás bajo vigilancia las veinte horas del día, todos los días, ni al baño podrás ir solo, y no hace falta decir que serán soldados masculinos los que te escoltarán. También perderás tus privilegios como comandante, todos tus subordinados pasarán bajo mis órdenes.

    —¡No es justo! —reclama el heredero — ¡Todo por un error con una cualquiera que no es digna ni de respirar el mismo aire que nosotros!


    El soberano golpea en el rostro a su hijo. La ira por la forma en que se refiere a la doncella que violó es más que evidente. La mejilla del heredero queda completamente azul, y un poco de sangre le brota desde la boca.

    —Ya veo —comenta el hijo, escupiendo un poco de sangre azul sobre la alfombra —. Cuando tú cometes un error nadie puede reclamarte, pero a mí sí.

    —Yo jamás violé a nadie.

    —Oh, claro, olvidaba que eres perfecto. Aunque claro, esa zorra solo te engatusó y tú casi entregas una fortuna por salvar la vida de la inútil de Fran. Debiste dejar que esa cualquiera la matara cuando era una bebé, desde el día que nació solo problemas nos ha traído la inútil esa.

    —¡Hablas de tu hermana! —le hace ver el rey aún más enojado — Seguiremos esta discusión más tarde, no puedo verte la cara en este momento —dice, para evitar moler a golpes a su primogénito.


    El rey sale del cuarto de su hijo, ordena a los capitanes, que aún permanecen cerca, que custodien la puerta de su hijo, que no lo dejen salir hasta nuevo aviso. Luego va hacia el salón del trono para encargarse de algunos asuntos pendientes.


    El salón del trono posee un enorme asiento de oro negro con acolchado de cuero blanco. El cuarto abarca un poco más de setenta metros de largo por cincuenta de ancho, el suelo es de mármol pulido, con una alfombra larga que va desde la puerta principal, que es de acero rojo, hasta el asiento real. Hay seis enormes ventanas, de cinco metros de alto por dos de ancho, cada una da hacia un balcón donde hay asientos de metal con cojines de distintos colores. Las paredes son de hielo pulido, de la variedad que no se derrite. Los techos están a poco más de cinco metros de altura, con una lámpara estilo araña con bombillas blancas, que no producen calor en absoluto. Hay una mesa larga frente al asiento del rey, sobre esta hay papeles, mapas, libros y un lapicero de tinta azul. Una pequeña estatua de acero negro que representa a un mamut, yace sobre un grupo de papiros.


    El rey toma asiento, luego alcanza la estatua y la observa con nostalgia. Al cabo de unos minutos tocan a la puerta y permite el ingreso. Se trata de los comandantes Kiwi, Naranja y Agua, quienes hacen una reverencia antes de hincarse sobre una rodilla, ante el soberano.

    —Los mandé a llamar —«la verdad no estoy seguro de por qué los mandé a llamar» — con el fin de discutir sus nuevas órdenes, pero antes de eso, ¿cómo está la doncella?

    —El doctor dice que se pondrá bien —informa Naranja —, su cuerpo al menos, pero no se sabe cuánto tardará su mente en confiar en alguien, recomendó que no tenga contacto con el príncipe por algunas semanas.

    —Ya veo —murmura el rey, suspira pesadamente —. Comandante Kiwi y comandante Naranja, escóltenla a Ciudad Bidente, si tiene familia en el castillo se pueden ir con ella.

    —¿Con qué fin la debemos escoltar hacia Bidente? —cuestiona el comandante de cabello blanco.

    —Vacaciones permanentes para ella —declara el soberano —. Tomen quinientas monedas de oro de la bóveda, compren una casa para que vivan la doncella y cualquier familiar suyo que quiera seguirla. El precio de una casa estipulado para el ejército debería estar entre doscientas y trescientas monedas de oro, luego denle lo que sobre y consíganle un trabajo.

    —Sí, mi rey —acepta Naranja, conforme con el actuar del soberano.

    —Vayan de inmediato, me encargaré de las armadas que estén bajo sus mandos hasta que vuelvan, tómense su tiempo, esto se debe hacer bien —ordena Delto, con firmeza.

    —Por supuesto, mi rey —acepta el de cabello blanco.


    Los mellizos abandonan el lugar de inmediato, dejando a solas al rey y al comandante Cate.

    —Si se me permite la palabra, mi rey —solicita el comandante que aún permanece —. ¿De qué trataba ese asunto sobre una doncella?

    —Ya te enterarás por los rumores —comenta el rey, con el ceño fruncido.

    —Mil perdones, mi rey, no debí ser curioso.

    —Te mandé a llamar para que me informes sobre el progreso en la búsqueda de mi hija, ¿qué se ha averiguado de las cámaras de seguridad? —cuestiona el de armadura de platino, esperanzado de que hayan pistas sobre el paradero de su hija.

    —Me temo que usaron los puntos ciegos de las cámaras para moverse, pero la princesa salió sola de su cuarto cargando un bolso y un bastón luminoso, se dirigió hacia los pisos inferiores sin encontrarse con nadie y luego pasa a un punto ciego —informa el de armadura dorada.

    —No tiene sentido —se dice el rey, jugando con la estatua de mamut —. Frambuesa jamás saldría del castillo sin avisarle a nadie —suspira pesadamente —. ¿Qué se sabe del asesinato del doctor en jefe?

    —Me temo que alguien destruyó las cámaras y grabaciones de ese piso, incluso del piso inferior y superior, hay varios sospechosos que quizás fueron a ese piso a las horas aproximadas que se supone murió el médico, veamos…. —intenta hacer memoria para darle un dato más exacto al rey, se arrepiente de no haber traído sus apuntes —. Al menos ciento dos soldados, quince doncellas, dos capitanes, tres tenientes, el príncipe y la princesa estuvieron en las proximidades.

    —¿Mi hija bajó a ese piso el mismo día que desapareció? —cuestiona interesado el soberano.

    —Es posible, iba en compañía del príncipe, pero no se sabe si bajaron a ese piso o fueron a otra parte, me temo que los interrogatorios no van muy bien, sin embargo, no tengo duda que fue un trabajo interno, tuvo que ser alguien que pase mucho tiempo en el castillo, ya que haber destruido cada una de las cámaras, incluyendo las que no están tan a la vista, y sus respectivas grabaciones, no es algo que un extraño pueda hacer sin ser visto.

    —Avíseme de cualquier progreso, comandante Cate.

    —Por supuesto, mi rey —el comandante traga saliva, tiene algo más que informarle al soberano, pero no sabe cómo reaccionará —. También debo informar que se ha divisado al General Negro Ate y a la mayoría de sus subordinados, vienen hacia este lugar, no parecen tener sus armaduras o armas, estimamos que llegarán en unos dos días o quizás menos.

    —Que alguien salga de inmediato a obtener información, necesito saber lo que ocurre, ¿hay comunicación con la Base Azul?

    —No, mi rey, antes de venir aquí intenté comunicarme, pero es como si hubieran desconectado todo, es posible que.... —se calla al darse cuenta que diría que supone que con este ya sería el tercer General Negro derrotado.

    —Que el General Negro Norojo se mantenga en alerta —ordena como prevención —, dudo que derroten al mejor de los cuatro Generales Negros, pero si vencieron, en un combate cuerpo a cuerpo, a Ata, quiere decir que nuestros enemigos son de cuidado.


    El comandante Cate sale de inmediato a cumplir con sus órdenes. El rey se asoma desde uno de los balcones, observa el oscuro horizonte sin ver ningún lugar en concreto. No puede evitar preocuparse por su hija, quiere creer que la encontrará sana y salva, pero sabe que tiene que prepararse para lo peor, tiene muchos enemigos que lastimarían a Frambuesa solo para herirlo.


    Se arrodilla, se inclina hasta que su cabeza toca el suelo. «Dioses, sé que no merezco su gracia, pero les ruego que permitan que mi pequeña regrese con bien a mi lado. Por favor, se los ruego, concédanme este milagro».



    ❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄❄​
    Nombre: Mora Delto II
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado/Príncipe/Primer Heredero al Trono
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbes Artificiales (Espadas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Agua Cate
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado/Comandante de la División de Investigación
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Orbe Artificial (Ballesta)
    Estilo de Lucha: -
    ______________
    Nombre: Kiwi Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (¿?)
    Armas: Anillo (¿?)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Naranja Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (¿?)
    Armas: Orbes Artificial (Guanteletes)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo/Espadachín
    Otros:
    -Orbe Artificial (Guanteletes): Arma especial del comandante Naranja. Tienen la capacidad de crear púas que salen desde los nudillos. También pueden ser arrojados como proyectiles, y una cadena los regresa hacia su portador.
    -Lámparas automatizadas: Sistema automatizado que enciende las luces del castillo cuando llega el amanecer.
     
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  14. Threadmarks: Capítulo 37. Delto Vs Magnus
     
    Dark RS

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Aventura
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    103
     
    Palabras:
    4836

    Capítulo 37. Delto vs Magnus



    Por la mañana, en Villa Glacial, Magnus y compañía preparan el Coloso para partir, cargan algunas provisiones y todas sus cosas, intentando no dejar nada atrás. Mantienen a Rata atado de manos y pies, no confían en él en lo absoluto como para darle algo de libertad. El humano y las dos chicas estudian el mapa para decidir el siguiente destino hacia el que partirán.

    —Los poblados más cercanos son los del sureste del país —comenta Cereza pensativa —. Pero quedan muy lejos de aquí, aún en el Coloso tardaríamos unas cuantas semanas, quizás un mes y medio.

    —Vamos primero a este bosque —señala el de piel rosa en el mapa —. Buscaremos provisiones y lo que nos pueda ser útil.

    —¿El Bosque del Cedro Rojo? —se cuestiona Fran, será su primera vez en un bosque y se encuentra nerviosa por eso.

    —Nunca he visto un cedro en este mundo, ni siquiera en el Bosque del Cedro Azul —comenta el humano, pensando en cuál puede ser la razón de ese nombre.

    —Simplemente no lo vimos —explica la chica mayor —, existe un solo cedro de color azul en todo el País Helado y se encuentra en ese bosque. Muchos acuden a los bosques donde hay cedros para pedir deseos.

    —¡He escuchado sobre esos árboles! —exclama entusiasmada la heredera al trono —. Son el amarillo, el azul, el rojo, el blanco y el negro; se dice que son árboles mágicos, dejados en este mundo por el Dios Deseo.

    —Mi padre me contó sobre los deseos —añade Cereza exaltada —. El azul es para pedir salud y felicidad, el amarillo para pedir por una buena cosecha o sobre la salud de los animales, el rojo es para pedir sobre amor y fortaleza emocional, el blanco es para pedir un nacimiento o buena suerte y, por último, el negro es para pedir una muerte o traer mala fortuna para alguien.

    —Suena hermoso, aunque no sé qué pedir sobre amor para mí —dice la princesa, ligeramente avergonzada.

    —Yo sí sé —comenta la mayor, mirando perversamente a Magnus.

    —Creo que mejor no pasamos por ahí —propone el chico, nervioso por la mirada que le da la de cabello azul.

    —No seas cobarde —reclama Cereza —. Iremos hacia allá.


    Se montan al carruaje y parten de inmediato. Cereza conduce a buen ritmo, entusiasmada por llegar a ese bosque y pedirle un deseo al cedro rojo. En la parte trasera, van los dos chicos, Fran, Remiel y Bun. La joven está preocupada, estar a solas con dos hombres la hace pensar que le harán cosas terribles, abraza con fuerza a su lince manchado, esta no parece en lo absoluto inquieta, pero se mantiene sentada para hacer sentir segura a su amiga Tempus. El humano saca el collar que le arrebató al General Negro Ate, tiene planeado algo especial para este.

    —Ven, Remiel, esto es para ti —le coloca el collar. El pequeño can intenta quitárselo —. No te lo quites, es mágico.

    —¿Ese es el Orbe Artificial Épsilon? —cuestiona el capitán, al creer reconocer la pieza azul en el cuello del lobo.

    —Un pequeño recuerdo de una lucha, junto con ese casco azul —señala el casco más reciente de la colección.

    —No puedo esperar a que te atrapen y te ejecuten por todas estas faltas de respeto —susurra Rata, que está más que enfadado —. Lo disfrutaré como no tienes idea.

    —Como digas —responde el humano, sin la intención de prestarle atención.


    Para cerca de medio día, paran para comer. Magnus prepara un estofado de carne de conejo y patatas, teniendo el cuidado que quede muy frío para que sea comestible para el resto, les sirve a cada uno en un plato hondo. Luego toma el resto, se aleja, hace que sus palmas se calienten mucho, y las usa para cocinar su porción, hasta que burbujea, se queda aparte para comer, ya que el calor que sale del plato molestaría a sus acompañantes.

    —¿Eso es magia? —interroga Fran, maravillada por la extraña forma en que las manos del humano se pusieron al rojo vivo, un color para nada usual.

    —No —niega el de piel rosa —. Es energía elemental de fuego que heredé de una buena amiga, últimamente se ha intensificado en mí, y hoy decidí calentar la comida para que me sepa mejor.

    —Es asombroso, ¿cierto? —añade Cereza, recordando el fuego que creaba Opal.

    —Lo es, jamás había visto algo igual.

    —Un poco de trucos y se impresionan por el terrorista ese —reclama Rata, terminándose su porción.

    —Calla, por favor —pide Fran —. Tienes una actitud parecida a la de mi hermano, lo detesto.

    —Perdone, princesa —se disculpa el soldado, de manera sardónica.


    Luego de comer, continúan el viaje. Hay un incómodo silencio durante varias horas, hasta que Magnus cae dormido por el movimiento del vehículo. Rata saca un cuchillo de entre su ropa, aprovechando que le ataron las manos al frente, se dispone a atacar al humano y acabar de una buena vez con la inútil odisea de los nuevos Generales Blancos. Fran lo nota y se alarma.

    —¡No lo hagas! —pide gritando.

    —No te preocupes —susurra el humano, sin abrir los ojos —. Él sabe que si me ataca con ese cuchillo sin filo lo lanzaré afuera sin detener el Coloso —abre los ojos —. Sabes muy bien que no eres rival para mí, ¿cierto, Nance?

    —Tsk —deja caer el arma —. Encontraré otra oportunidad para matarte, maldito terrorista.


    Fran recoge el cuchillo, lo limpia con un trapo y luego lo guarda en uno de los cajones, junto con el resto de cubiertos. De pronto nota que el lobo ya no se encuentra donde estaba hace unos momentos, lo busca en todas partes, pero no lo ve.

    —¿Dónde está Remiel? —cuestiona la heredera, confusa, ya que lo vio hace unos momentos. Bun olfatea el suelo, y aunque aún huele el aroma del can, tampoco lo ve.

    —Aquí mismo —el humano comienza a acariciar el aire, al menos eso parece que hace desde el lugar donde está la joven —. El collar que le di lo hace invisible de frente, pero si te vas a su lado o detrás lo puedes ver perfectamente —explica, mirando al cachorro dormido a su lado —. Debió activarlo sin querer mientras duerme, se activa con la mente, igual que los demás orbes artificiales.

    —Oh, interesante —dice la joven, impresionada ante el efecto del collar.

    —Tengo una duda, Rata —dice el humano —. Entre el rango de capitán y comandante, ¿qué rango va en medio? He tenido esa duda desde hace un tiempo.

    —No veo por qué responderte —se niega el capitán.

    —Teniente —informa Fran —. Armadura blanca soldado común, armadura color bronce es capitán, la plateada es de teniente, la dorada de comandante y la de platino es la de padre.

    —¿Teniente es mayor que capitán en este mundo? —pregunta, un poco confuso por esa variación.

    —Sí, desde que tengo memoria ha sido así —asegura la heredera.


    Pasan la noche en el vehículo. Al amanecer, los Tempus son despertados por un fuerte rugido. Bajan de el Coloso para investigar el origen del sonido. Ven a Magnus, luchando, usando las orbes artificiales genéricas, con forma de espadas, contra un enorme trol de hielo, que carga una gran espada de acero. El de piel rosa no lleva camiseta ni su gabardina. Fran pega un fuerte grito de horror ante tal bestia. La lucha cesa por el grito.

    —Tranquila —dice el humano, casi sin aliento —. Este es Mophet, un amigo. Estos son mis amigos, salúdalos, Mophet.

    —Mophet saluda amigos de amigo —dice el enorme ser, clavando la espada en el suelo.

    —Tengo una pregunta —añade Cereza, preocupada por el enorme trol frente a ella —. ¡¿Eres idiota o solo se te salió el cerebro mientras dormías?! —reclama a gritos.

    —Grita, amigo —el trol de hielo toma la espada y corre hacia la Tempus que le gritó a Magnus.

    —¡Alto! —pide Magnus adelantándosele y poniéndose entre Cereza y Mophet —. Ella es gritona, no es mala, solo gritona.

    —Gritona amiga —menciona el ser bajando el arma. Olfatea a la joven, lanzándole su putrefacto aliento encima.

    —Espera a que lo regrese a su casa antes de levantar así la voz —recomienda el humano —. Mophet es algo sensible a las personas que atacan o amenazan a sus amigos.

    —Voy a sacarte los ojos y la lengua en cuanto esa cosa salga de aquí —amenaza la de cabellera azul, notoriamente pálida por el susto.

    —Nos falta un rato más de entrenamiento, espera un poco más antes de hacerlo. Deberían entrenar también, abre el apetito —propone el de piel rosa.


    El humano y el trol continúan su enfrentamiento, los ataques que da Mophet son detenidos por Magnus, usando las orbes artificiales que fueron arrebatadas a la comandante Papaya. Transcurridos unos minutos, el chico sale volando, por un golpe del trol, afortunadamente, cae sobre nieve fresca, que produce que la caída duela menos. Se levanta y se acerca al líder del grupo de troles de hielo.

    —Fue excelente, gracias, Mophet —agradece adolorido.

    —Mophet ayuda, amigo —la bestia sonríe, mostrando su deforme dentadura.

    —Hasta la próxima, Denegación: Mophet —el monstruo desaparece al instante.


    Magnus les explica que Mophet es un trol de hielo que posee cierto nivel de inteligencia, con quien logró entablar una especie de amistad durante el ataque a la Base Azul. Para Fran y Rata es una hazaña enorme lograr domesticar a un trol de hielo de esa forma. Cereza abofetea al humano con todas sus fuerzas, formándole una marca rojiza en la mejilla izquierda.

    —¡Eres un irresponsable! —reclama ella llorosa.

    —¿Qué hice ahora? —cuestiona él, sorprendido por el repentino golpe.

    —Ni lo sientes, ¿cierto? —cuestiona, girándolo para que muestre su espalda al resto.


    En la espalda de Magnus hay un enorme corte que casi no sangra, el cual le recorre desde el omóplato derecho hasta la parte izquierda de su espalda baja.

    —Ni me había dado cuenta —menciona el humano, sin tomarle mayor importancia.

    —¡Si te quieres morir hazlo! —corre hacia la carreta y se sube de un salto. Remiel y Bun son lanzados desde el interior y corren a ocultarse en cuanto tocan el suelo.

    —Eso fue raro —comenta Rata, ante el drama de la chica. Se recuesta contra una roca, lamentándose en silencio que no puede rascarse el hombro por tener las manos atadas a la espalda.

    —Gracias, pensé que era el único que no entendió lo que sucedió —añade Magnus confundido.

    —Me parece que está preocupada por ti —supone la heredera.

    —No es la peor herida que me he hecho, por mucho.

    —Creo que iré a hablar con ella —informa la joven.


    Mientras Fran se acerca al vehículo, el de piel rosa produce chispas desde su mano derecha. Se mira la mano confundido, cierra y abre el puño, es capaz de sentir energía elemental de rayo proveniente de un lugar cercano. Mira hacia arriba y ve a un ave color plateado, entrecierra los ojos y le parece notar que no es un ave normal, pero está tan arriba que no puede asegurar que no lo sea.


    En el interior del Coloso, Cereza se encuentra en un rincón del fondo, con la cabeza apoyada sobre las rodillas, las cuales se abraza con fuerza. Levanta ligeramente la mirada al sentir que alguien sube, al notar que se trata de Fran vuelve a ocultar el rostro.

    —¿Qué quieres? —cuestiona la mayor, usando un tono triste.

    —Yo... ¿Qué ocurre? —cuestiona la heredera, sentándose a su lado.

    —Nada —responde Cereza, sin ganas de conversar.

    —No soy buena en esto, no entiendo qué te ocurre —confiesa nerviosa.

    —Es solo que... —suspira — Magnus es un idiota.

    —No me parece que sea un idiota.

    —Me refiero a que cuando pelea parece otra persona, normalmente es muy calculador y piensa las cosas de más, incluso se nota que mantiene un ojo sobre los demás para ver cómo les va e intervenir si hace falta —recuerda la forma en que ayudó a Remiel cuando luchaba contra el comandante que estaba con el General Negro Ata —. Pero no se cuida, como si pensara que es inmortal o si le diera lo mismo si sale herido.

    —Me parece que se emociona mucho al pelear —comenta la princesa, basándose en la lucha que tuvo el humano contra el trol de hielo.

    —No quiero que se lastime, no lo quiero ver herido —confiesa, comenzando a derramar lágrimas.

    —No sé qué decir...

    —Supongo que las personas no cambian —estira las piernas y recuesta la cabeza contra la madera.

    —Es lo que temo... —la de cabello negro comienza a temblar —. Mi hermano... Me hizo cosas horribles, bueno, ya lo sabes... Si nunca cambiará, quiere decir que si vuelvo al castillo volverá a hacerme lo mismo.

    —Sabes —la observa con tristeza, no se imagina lo que debe sentir la joven —, eso que te hizo tu hermano es algo que no se debe obligar a nadie a hacer, pero te aseguro que si se hace con la persona correcta es algo que se siente muy bien.

    —No lo creo —niega la princesa con la cabeza —. Se siente terrible, duele, es asqueroso.

    —Cuando encuentres alguien que te atraiga verás que no hay comparación —se le oscurecen las mejillas.

    —¿Tú y Magnus? —la mayor se pone por completo azul ante este comentario.

    —No, claro que no —ríe de forma nerviosa, «y no es por falta de ganas de mi parte».

    —¿Crees que él intente hacerme algo? —cuestiona la heredera, preocupada por su seguridad.

    —Claro que no, nunca te haría daño, no es su estilo. Rata es otra cosa, no confío en ese sujeto para nada. Es grosero y traicionero.


    Luego del desayuno, continúan el viaje. Para cerca del medio día, Cereza siente que algo se acerca al Coloso. Es capaz de percibir cuando otro vehículo se encuentra cerca, algo que su padre la entrenó para hacer, durante casi dos años la obligó a intentar percibir las distintas señales que otros trineos dan cuando están cerca.

    —Algo se acerca por detrás —informa la de cabello azul.

    —Voy a ver —dice Magnus, yendo hasta la parte trasera, corre la carpa y ve algo negro en medio de una enorme nube de nieve —. Viene algo, pero no sé qué es —espera unos segundos y luego escucha con detenimiento algo que el espectro le susurra —. Fran, dijiste que el único que usa armadura de platino es tu padre, ¿cierto?

    —Sí, es el color de su armadura y nadie más la puede usar —afirma ella, un poco extrañada que le pregunte eso en este momento.

    —Entonces tu padre nos persigue sobre un mamut negro —informa el humano —. Debe saber que estás aquí —supone pensativo —. ¿Quieres irte con él?

    —Yo... —la joven piensa por unos momentos sobre qué hacer. Le gustaría encontrarse con su padre, pero no quiere volver a ver a su hermano, y no se cree capaz de pedirle que no la lleve de vuelta al castillo, sin mencionar que quiere ver más poblados antes de decidir qué hacer en el futuro —. Quiero estar aquí un poco más, necesito ver este país y descubrir lo que mi padre ha hecho en verdad, no lo que me han dicho que hizo.

    —No sea terca, princesa —reclama Rata —. Es el momento perfecto para que... —cae inconsciente por un golpe que le propina el de gabardina directamente en la nuca.

    —Que mal, se me escapó la mano —se burla —. Entonces no dejaremos que te lleve. ¡Acelera, Cereza!

    —Ya vamos lo más rápido que se puede, los mamut negros son demasiado rápidos, nos alcanzará y pisará en pocos minutos —explica la que va en frente, comenzando a entrar en pánico.

    —Debe venir en Sombra —añade Frambuesa —. Es la mascota de padre, es muy rápido y fuerte.

    —¡Sigan y ocúltense en el bosque! —ordena el humano con seriedad —. Los alcanzaré en cuanto pueda —dice antes de salir del trineo en movimiento, se sube al techo del mismo.

    —¡Ese idiota! —exclama Cereza, al notar que está sobre la estructura de metal del vehículo


    Cuando el mamut está a unos pocos metros de ellos, Magnus se lanza sobre la cabeza del paquidermo, lo toma de las orejas, haciendo que se desvíe un poco. Delto hace que su montura pare en seco, pero el chico se sostiene con fuerza, logrando no caer del mismo. Aprovecha que está detenido para subirse y quedar de pie frente al rey.

    —Muy osado de parte de alguien que morirá pronto por secuestrar a mi pequeña —amenaza el rey levantándose.

    —No la secuestré —niega con la mirada seria —. Debería preguntarle a su hijo mayor lo que sucedió en verdad, ya que Frambuesa no quiere volver a verlo.

    —¡No oses hablar mal de mis hijos! —reprende el soberano —. Soy Mora Delto, rey del País Helado, recuperaré a mi hija y la llevaré de vuelta al castillo conmigo. Apártate de mi camino o muere al intentar detenerme.

    —Elijo la opción C, patearte el trasero —dice el chico, para provocarlo.

    —Como desees.


    El rey produce, de las fundas negras en su cinto, un par de espadas de platino de doble filo, la empuñadura es de cuero blanco con hilo de oro envolviéndola al final. El de piel rosa permanece en guardia, saca las orbes artificiales que son espadas. Ambos bajan del mastodonte, permanecen mirándose durante un rato, ninguno parece dispuesto a dar el primer paso.


    Magnus envía al orbe artificial, que asemeja un látigo, bajo la nieve, con el cuidado que su oponente no lo vea, cuando está a cerca de los pies del rey, este atraviesa una de sus armas impidiendo que continúe avanzando.

    —Debiste ser más sutil —reprende el soberano, sonriente ante el intento fallido de su oponente.

    —Mi error —se disculpa el humano —. Intenté que fuera muy lento, pero la nieve igual se movía.


    El látigo sale de entre la nieve y vuelve a ocultarse entre la ropa del joven. Delto estudia al terrorista, es más que evidente que está usando el Orbe Artificial Delta de Pat Ata sobre los guantes, el látigo era el Orbe Artificial Beta de Zana Horia, no ve señales del orbe artificial de Tom Ate, pero no descarta que lo traiga entre la ropa, mas no le preocupa, ya que tiene que estar completamente al descubierto para poder funcionar.

    —Te concederé el honor de atacar primero —permite el soberano, sin presentar pose alguna de combate, incluso mantiene las espadas hacia abajo.

    —No, gracias, primero la realeza.

    —Como desees.


    El de armadura de platino levanta una de sus espadas y la baja de golpe, durante el descenso, la hoja se separa en secciones, convirtiéndose en una especie de espada látigo. El de gabardina debe hacerse a un lado para poder esquivar el ataque, pero de inmediato la hoja cambia de dirección y se enrolla alrededor de su cuerpo. El arma eleva al chico y lo azota contra el suelo varias veces. Delto se ve obligado a soltarlo cuando el Orbe Artificial Beta se dirige hacia su persona y tiene que atravesar ambas armas para defenderse.

    —Seguramente eres muy pesado con esa armadura —comenta Magnus levantándose, siente que le duele todo el cuerpo —. No puedes moverte con libertad.

    —Noto que usas botas de nieve, ¿acaso no sabe que está prohibido que sean utilizadas por los civiles?

    —¿Acaso no sabe que eso no me importa?

    —No eres más que un salvaje sin educación —suspira decepcionado el rey —. Aplástalo, Sombra.


    El paquidermo avanza hacia el humano, dando pesados pasos que dejan huecos de un metro de diámetro en la nieve. Al verlo acercarse, el joven golpea el suelo con ambos puños, se produce una explosión en cuanto hacen contacto. Una cortina de hielo y nieve se levanta a causa de la detonación, cubriendo varios metros. Cuando se disipa, un enorme trol de hielo tiene al mamut de pelaje negro, agarrándolo de los colmillos.

    —¿De dónde salió esa cosa? —cuestiona sorprendido el soberano.

    —De tus peores pesadillas —menciona el de piel rosa, de pie a pocos metros del soberano.


    Magnus lanza un golpe que produce una explosión, a lo que el rey responde atravesando una de sus espadas que también crea una onda de choque explosiva, ambos retroceden cuando estas chocan.

    —Te presento las Orbes Artificiales Alpha —presume Delto, mostrando ambas armas —. Son una combinación de las otras cuatro orbes artificiales principales —se desvanece en cuanto menciona esto.

    —Genial, ahora es invisible —murmura el de gabardina, respirando agitado.


    Una de las espadas del rey se incrusta en el estómago del de piel rosa, de inmediato la otra le produce un corte en el muslo. Saca la primer espada, dejando la hoja manchada de sangre roja.

    —Eso fue brutal —vomita sangre a la vez que pierde mucha más desde su estómago.

    —No me contengo a la hora de matar a mi enemigo —declara el soberano con firmeza, al mismo tiempo que se hace visible, al haber sangre manchando las espadas deja de tener sentido el camuflaje.


    El látigo rojo sale de entre la gabardina del joven, intenta atravesar el pecho del rey, pero este lo desvía usando una de las Orbes Artificiales Alpha. De inmediato, corre, con tal velocidad que el joven no logra seguirlo con la vista, y le atraviesa el hombro con una de sus armas, luego saca el arma con violencia. Magnus cae al suelo, se voltea con dificultad, para no quedar con la herida boca abajo.

    —Eres injustamente veloz, aún usando armadura —menciona el humano, sintiendo sueño.


    El paquidermo usa los colmillos para enviar volando al trol, luego lo embiste antes de que pueda caer al suelo, mandándolo a varios cientos de metros hacia el este. El soberano se acerca al de piel rosa, coloca una de las espadas justo en su cuello.

    —¿Últimas palabras? —cuestiona el rey, que le dará la oportunidad de decir algo antes de matarlo.


    Magnus observa el cielo, le parece ver a sus amadas Alice y Elfina reflejadas en lo azul de las alturas.

    —De echo... —dice sintiendo mucho frío —. Te daré la oportunidad de vivir un día más.

    —¿Comienzas a delirar, terrorista?

    —Tal vez —comenta mirando a las espaldas del de armadura de platino.


    Ghoul se encuentra detrás de Delto, sus ojos, normalmente blancos o dorados, brillan de color verde oscuro. Estira su brazo para tocar al rey, con un solo toque de su ser puede matar a alguien que posea un alma que no sea considerada fuerte o que posea no más de un alma en su cuerpo, y Delto tiene una única alma que se puede catalogar como promedio.

    —No lo mates... —pide el humano, cerrando los ojos.


    Antes de poder tocarlo, Ghoul cambia de opinión ante la petición de Magnus, baja el brazo, los ojos le cambian a color blanco. El humano desaparece de pronto, dejando estupefacto al soberano, intenta clavar las espadas en el suelo, suponiendo que usó el Orbe Artificial Épsilon para hacerse invisible, pero no lo encuentra. No ve rastros de sangre roja en ninguna otra parte, tampoco señales que alguien se hubiera arrastrado, solo la forma del terrorista justo en donde estaba antes de desaparecer. Decide no preocuparse más por eso, vuelve hacia el mamut negro, para proseguir con la persecución de su hija, pero lo encuentra dormido, lo intenta despertar, pero este no responde, por lo que presume que alguien usó un hechizo para dormirlo y de ser ese el caso, deberá esperar varias horas hasta que despierte de forma natural.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Tomas & Jerry
    Género: Masculino & Femenino
    Raza: Alces de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Segunda Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Mophet
    Edad: 13 años
    Profesión: Líder de Grupo de Troles de Hielo
    Género: Masculino
    Raza: Trol de Hielo
    Armas: Puños/Espada de Acero Grande
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Mora Delto
    Apodo: El Brillante
    Profesión: Rey del País Helado/General Blanco
    Edad: 45 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial Alpha (Espadas Gemelas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Sombra
    Género: Masculino
    Raza: Mamut Negro
    Armas: Colmillos y Patas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    Lugares:
    Bosque del Cedro Rojo: Toma ese nombre de un gran cedro color rojo que se encuentra justo en medio del bosque. Hay una gran cantidad de árboles y arbustos frutales, sin mencionar la variedad de pequeños animales.
    Vegetación:
    -Cedro Azul: Árbol de tres metros de altura, de tronco azul oscuro y hojas azules y celestes. Se cuenta una leyenda que dice que este árbol fue dejado en el País Helado por el Dios Deseo, para que se pueda desear por salud y felicidad.
    -Cedro Amarillo: Árbol de cuatro metros de altura, de tronco amarillo y hojas amarillas y cafés. Se cuenta una leyenda que dice que este árbol fue dejado en el País Helado por el Dios Deseo, para que se pueda desear por una buena y abundante cosecha y por el bienestar de los animales.
    -Cedro Blanco: Árbol de dos metros de altura, de tronco blanco y hojas blancas. Se cuenta una leyenda que dice que este árbol fue dejado en el País Helado por el Dios Deseo, para que se pueda desear por un nacimiento saludable y la buena fortuna.
    -Cedro Negro: Árbol de un metro de altura, de tronco negro y hojas negras. Se cuenta una leyenda que dice que este árbol fue dejado en el País Helado por el Dios Deseo, para que se pueda desear por la muerte de alguien y la mala fortuna.
    -Cedro Rojo: Árbol de cinco metros de altura, de tronco rojo y hojas rojas y naranjas. Se cuenta una leyenda que dice que este árbol fue dejado en el País Helado por el Dios Deseo, para que se pueda desear por amor duradero y fortaleza emocional.
    Hechizos:
    Calentar: Este no es un hechizo. Habilidad de los Magnarus de agregar calor a lo que tocan.
    Toque Mortal: Habilidad de los espectros que son conformados por más de cien almas. Con un solo toque de su ser pueden matar a alguien que posea un alma que no sea considerada fuerte o que posea no más de un alma en su cuerpo.
    Armas:
    Orbe Artificial Alfa: Consiste en dos espadas de platino, con la empuñadura cubierta por un hilo dorado. Posee las habilidades de las Orbes Artificiales Beta, Gamma, Delta y Épsilon. Es propiedad del rey Mora Delto.
    Otros:
    Ave Espía: Robots con forma de ave que sobrevuelan varias zonas del País Helado, envían las grabaciones que captan directamente hacia el castillo.
    Especiales:
    Dios Deseo: deidad mayor que se dedica a cumplir los deseos de los creyentes. Para cualquiera que pida un deseo a este Dios debe saber que será cumplido de forma literal, con las consecuencias que el deseo pueda tener.
     
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  15. Threadmarks: Capítulo 38. Soldados Negros
     
    Dark RS

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Aventura
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    Capítulo 38. Soldados Negros



    Magnus despierta bajo la sombra de un gran árbol de madera gris, sin hojas, no es capaz de moverse en lo absoluto, se siente muy débil. Puede notar que el espectro se encuentra a su lado, observándolo detenidamente con un par de ojos blancos y redondos.

    —Esta vez tuvo suerte, amo —reprende Ghoul —. Si no hubiéramos estado a su lado estaría muerto.

    —No es la peor golpiza que me han dado —intenta reírse, pero termina tosiendo sangre en su lugar.

    —Es verdad, pero la medicina en Garja es mucho más avanzada que la de aquí, incluso los hechizos sanadores son muy superiores —hacer ver, desapareciendo y reapareciendo de medio metro de alto.

    —A diario Susurro me rompía cada hueso del cuerpo en los entrenamientos —sonríe al recordarlo.

    —Tiene que comenzar a bajar el nivel de entrenamiento y la peligrosidad de sus acciones, amo, aún usando los hechizos sanadores que nos enseñó la Suprema Sacerdotisa Uva, apenas si logramos cerrar ligeramente las heridas, ya ninguna de sus heridas puede ser considerada como letal, pero igual perdió mucha sangre, tiene una costilla rota y múltiples moretones por todo el cuerpo.

    —Lo pensaré —miente, cerrando los ojos para descansar. En este momento siente que se ganó el derecho de dormir un rato.

    —Desde el inicio debió pedirnos que acabáramos con todo —reprende el espectro —. Tenemos suficiente poder como para eliminar a cada soldado y destruir cada base en menos de un día, incluyendo el castillo. Aún esperamos que nos dé la orden. Así puede dedicarse tranquilamente a buscar la forma de volver a casa.

    —No lo haré —frunce el ceño —. Hay cientos de miles de soldados, y deben ser tantos como civiles, sino es que más. Y aunque lo hiciéramos, dejaríamos al país sin sus representantes y protectores. Poblados enteros entrarían en conflicto; no habría quien regule los precios, los derechos de explotación de las tierras, el uso de las aguas; las leyes desaparecerían de inmediato. Guerras civiles, ajusticiamientos, la verdad sería mucho peor.

    —¿Entonces qué intenta hacer, amo?

    —Derrocar al gobierno mientras hago famoso el nombre de los nuevos Generales Blancos.

    —¿Le dejará el País Helado a la Tempus Cereza? —cuestiona incrédulo el espectro, convencido de que sería el peor de los escenarios que puede imaginar.

    —Más o menos... —un fuerte dolor en el pecho lo obliga a callarse por unos segundos —. Busco que se funde una especie de concejo, como el de Garja, donde un grupo conformado por un representante de cada raza toma las decisiones importantes, aunque aquí pueden ser agricultores, comerciantes, militares y científicos —explica, volviendo a sentir sueño.

    —Usted sabe que siempre lo apoyaremos, amo, pero si lo creemos necesario, acabaremos con cada forma de vida sobre este mundo con tal de protegerlo —sentencia Ghoul, desapareciendo.


    El resto del grupo de los nuevos Generales Blancos continúa avanzando durante la noche. Las chicas ataron los pies y piernas del capitán Nance, para evitar que se levante, con lo que queda atado de todas las extremidades. Remiel y Bun lo vigilan atentamente, sin perderlo de vista en ningún momento. Para el medio día del siguiente día, se ven obligados a detenerse, ya que los alces están exhaustos por haber tenido que escapar a toda velocidad del mamut negro, sin mencionar el recorrido posterior, sin descanso, que tuvieron que realizar antes de considerarse a salvo. No se atreven a desatar a Rata, por lo que este se ve obligado a comer sin usar las manos, y en el interior del Coloso. Las dos jóvenes almuerzan en el exterior, aunque la mayor no parece tener ganas de probar bocado.

    —Come algo —recomienda la heredera.

    —No puedo —niega Cereza, dejando el plato lleno de carne y zanahorias a un lado —. No puedo comer hasta que Magnus esté devuelta, pero nunca lo estará si no volvemos por él...

    —Pero si volvemos podríamos encontrarnos a padre —le hace ver la de cabello negro.

    —Lo sé... —ve hacia un lado, nota a Remiel devorando la comida que ella no quiso, al darle lo mismo solo se dedica a mirarlo.

    —Aunque volvamos, nos será imposible pasar por el mismo lugar que veníamos, pero podemos seguir adelante, al bosque, es posible que él vaya hacia ese lugar en algún momento.

    —Tienes razón —dice sintiéndose animada nuevamente —. Lo esperaremos ahí, seguramente intentará llegar ahí.


    Luego de varias horas de descanso, parten hacia el Bosque del Cedro Rojo.


    Al anochecer, el humano se despierta, le duele mucho al abdomen, el hombro y el pecho, incluso tiene aún abierta la herida del estómago, pero no sangra más. Se levanta, camina unos metros, para su buena fortuna encuentra un árbol de manzanas grises, como no tiene fuerza suficiente como para bajar alguna, recoge una del suelo, se nota que lleva al menos un día en el suelo, pero igual la come con ganas. Encuentra una pequeña laguna cristalina, prueba el agua, aunque sabe que no hay agua salada en este país, igual se cerciora de que sea dulce.


    Permanece al lado del lago por un buen rato. Se sostiene la herida del estómago todo el tiempo. El corte en su muslo y la herida en el hombro le duelen debido el frío, pero nada que no sea capaz de soportar. Permanece perdido en sus pensamientos. «De haber llevado el Orbe de Fuego habría ganado la lucha, por más experimentado que sea Delto en combate, por más alejado que sus espadas le permitieran permanecer, el calor que produce esa orbe sería más que suficiente como para hacer que cualquier Tempus se vea afectado».

    —Me pregunto que harán en este momento —se pregunta, mirando el firmamento, refiriéndose a sus novias.


    Le toma al Coloso unas pocas horas llegar al Bosque del Cedro Rojo. Tardan un tiempo en recorrerlo de un lado a otro, pero no encuentran señales de que alguien haya estado en ese lugar recientemente, aunque ya sabían que era imposible que Magnus llegara, a pie, antes que ellas. Cereza se derrumba ante el cedro que le da su nombre al bosque. Se trata de un enorme árbol de cinco metros de altura, cuya madera es color rojo intenso, con hojas color rojo y naranja. Al percatarse que se trata del árbol que concede deseos, se pone de rodillas, y entrecruza las manos contra el pecho. «Que sea capaz de volver con sus amadas, no importa si no lo vuelvo a ver, pero que vuelva a salvo a su mundo junto a quienes ama, por favor, te lo ruego».


    Luego de un rato, revisan el mapa para decidir dónde más pueden buscar.

    —Propongo que volvamos a Villa Glacial y preguntemos si lo han visto —propone Cereza, comenzando a sentir que la desesperación la invade. No cree poder esperar en este bosque a que Magnus llegue, no tiene esa clase de paciencia.

    —No creo sea buena idea... —opina Fran nerviosa, recordando la horca que construyeron los monjes.

    —Cierto, sin Magnus seguro que los ejecutan en cuanto los vean...

    —¿Y si seguimos hasta el siguiente destino? Puede que como no tiene mapa haya seguido caminando y llegue a este otro bosque.

    —Buena idea, Fran —halaga la mayor entusiasmada —, pero primero iremos a los límites de Villa Glacial, entraré sola y preguntaré, luego vendremos aquí de nuevo y después iremos al Bosque Nido de Arañas —comienza a sonar menos animada— , que rodea la Montaña de las Arañas...

    —Eso no suena agradable.

    —No lo es, mi padre siempre me solía decir que me mantuviera lejos de ese lugar, está repleto de arañas venenosas, serpientes, roptos, sin mencionar la abundancia de pasto púrpura —explica la de cabello azul, aún más preocupada.

    —¿Crees que vaya a un lugar tan peligroso?

    —Magnus no sabe sobre los peligros de ese lugar, así que es posible que intente llegar —se queda pensativa por unos momentos —. Comencemos a buscar en el camino hacia ese lugar.

    —Se supone los lobos tienen buen olfato —al escuchar a Fran decir esto, Remiel saca pecho orgulloso y se acerca —. ¿Él puede percibir el aroma de Magnus?

    —Ni idea —el lobo asiente —. ¿Qué tan lejos puedes olerlo?


    El can no tiene idea de cómo contestar, comienza a correr hasta que deja de ser capaz de captar el aroma de las chicas, aúlla ruidosamente. Cereza se sube a un árbol, hasta divisar al lobo, algo que no es muy fácil por el color del pelaje del can.

    —Poco menos de tres kilómetros —informa bajándose —, no es tanto como esperaba, pero debería bastar con eso por ahora.


    Deciden partir de inmediato hacia el bosque Nido de Arañas, tienen la esperanza de encontrarlo en el camino. Viajan en una especie de zigzag, para abarcar un área mayor, y que Remiel pueda olfatear mejor los alrededores. Incluso Bun permanece sobre el vehículo, usando su vista superior para intentar ver a alguien caminando entre la blancura del paisaje.


    El humano pasó una mala noche, teniendo pesadillas, producto de la fiebre que le comenzó desde hace varias horas, supone que le entró una bacteria por la herida o algo por el estilo. Se mantiene fresco usando nieve, pero su calor se torna muy elevado debido al alma de Opal, que habita en su interior, y no es capaz de bajar su propia temperatura a voluntad.


    Le parece extraño no haber visto algún animal cerca, en especial en un bosque tan lleno de frutos como lo es este. Ha hallado varias telarañas, con pequeños arácnidos color blanco en su mayoría, aunque también le ha parecido ver algunos grises.

    —Algo se me escapa —se dice caminando con dificultad —. Algo sobre las arañas...


    Luego de unos minutos recuerda que las anotó en la lista de especies de cuidado, ya que son portadoras de la Muerte Blanca. Intenta recordar los síntomas de esa letal enfermedad, ya tiene fiebre pero no alucinaciones, al menos no por ahora. El cuerpo le duele, pero espera que sea a consecuencia de su lucha contra Delto. Aún es capaz de caminar y la piel no se le ha puesto blanca, lo que le da esperanzas. La muerte blanca llega a su etapa final justo al día de haber sido contraída, es decir, veinte horas, que en este mundo se sienten mucho más largas que en la tierra, si logra pasar de ese tiempo sabrá con seguridad que es una simple infección, de lo contrario, pasará a ser parte permanente del bosque.


    Lejos de ahí, hacia el noreste, los comandantes Kiwi y Naranja dirigen una caravana de siete trineos, jalados, la mayoría, por alces de un cuerno. Sus alces de dos cuernos van al lado de los vehículos del frente. Llevan recorrido poco menos de la mitad del camino hacia la ciudad Estrella. Escoltan a la doncella que fue atacada por el hijo del rey, además de la familia de la misma, que consiste en su madre, dos hermanas mayores y una prima muy joven. Además de los comandantes, van diez soldados comunes, todos armados con espadas.


    Un fuerte ruido se escucha proveniente del bosque del Ropto, que está a unos kilómetros hacia del norte de donde se encuentran. Una nube de nieve se dirige hacia la caravana, al principio los soldados de Delto no saben de qué se trata, pero, al momento de estar a pocos cientos de metros, notan que un grupo de al menos cien Tempus, montando cabras cuernos de roca, vistiendo armaduras negras, se dirige hacia su posición.

    —¿Quiénes se supone son? —cuestiona el comandante de cabello blanco. Su hermana niega al no tener idea —. Armaduras negras… nadie en la armada usa ese color, ni siquiera los Generales Negros.


    Al cabo de unos momentos, las cabras cuernos de roca embisten los trineos, haciendo que se estrellen entre ellos. Coco y Botita, los alces de los comandantes, atacan a las cabras, logrando derribar y matar diez soldados enemigos, pero son tantas bestias que al final terminan siendo derribados y brutalmente pisoteados hasta la muerte. Los de armadura blanca toman sus armas y enfrentan a los enemigos, pero son asesinados en pocos minutos por los atacantes.


    Los comandantes se ven rodeados por cincuenta de los sesenta y tres sobrevivientes de armadura negra. Los caprinos forman un círculo para evitar que los de alto rango escapen. Los enemigos tienen sus armas en mano; espadas, lanzas y hachas en su mayoría.

    —Tenemos que luchar en serio, hermana —dice el comandante, cerrando los puños. La chica asiente, a la vez que los ojos se le tornan grises.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Tomas & Jerry
    Género: Masculino & Femenino
    Raza: Alces de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Segunda Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Kiwi Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (¿?)
    Armas: Anillo (¿?)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Naranja Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (¿?)
    Armas: Orbe Artificial (Guanteletes)/Espada
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo/Espadachín
    ______________
    Nombre: Coco & Botita
    Género: Masculino & Femenino
    Raza: Alces de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    Bosques:
    -Bosque del Ropto: Localizado al noreste del bosque Nido de Arañas.
    -Bosque Nido de Arañas: Localizado al sur del País Helado. Recibe ese nombre debido a la enorme cantidad de arañas que lo habitan.
    Insectos:
    -Araña: Arácnidos que pueden ser de color blanco o gris. Tejen telarañas para atrapar otros insectos. Son portadoras de la muerte blanca.
    Montañas:
    -Montaña de las Arañas: Localizado al sur del País Helado. Recibe ese nombre debido a la enorme cantidad de arañas que lo habitan.
    Decretos:
    -Decreto Comercial I: Los precios de costo son impuestos por el rey. Y todo poblado está obligado a respetarlos.
    -Decreto Comercial II: Las monedas oficiales están hechas de oro, plata y bronce. Siendo el oro el de mayor valor, y el bronce el de menor. Un oro corresponde a cien platas, y a su vez una plata corresponde a cien bronces, por lo consiguiente, diez mil bronces equivalen a un oro.
    -Decreto de Familia XIV: Todo Tempus tiene derecho a poseer una parte del País Helado, para ser usado como su hogar. Esto será cierto, siempre que no interfiera con los límites de una propiedad establecida con anterioridad.
    -Decreto de Familia XV: Los problema limítrofes serán resueltos por un comandante, que tiene la libertad de aplicar justicia como le parezca. Un comandante puede quitarle la propiedad a cualquiera, que no pertenezca a la nobleza, bajo la excusa de expropiación por necesidad del ejército.
    Otros:
    -Armadura Negra: Color que utiliza una fuerza misteriosa que ataca a los soldados.
    -Hacha: Arma de hoja grande en la parte alta, y una agarradera, ya sea de madera o metal. Puede ser usada para cortar madera o como arma.
     
    Última edición: 16 Marzo 2019
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  16. Threadmarks: Capítulo 39. La Invasión de los Soldados Negros
     
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    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
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    Capítulo 39. La Invasión de los Soldados Negros



    El rey Delto regresa al castillo, luego haber perdido el rastro de su hija menor, cinco días atrás. Una vez se encuentra cerca de la entrada, no ve rastros de los guardias, lo que le parece extraño, ya que siempre deben haber al menos cien soldados haciendo rondas y dos capitanes o tenientes cuidando la puerta principal. Deja a Sombra frente a la entrada, con la orden de no permitir que nadie, que no sea él, salga del castillo. Cuando ingresa, encuentra un panorama similar. El primer piso, que no es más que una especie de recepción, donde todo aquel que entre tiene que reportarse con un comandante, que son quienes dan acceso a los pisos superiores, o lo niegan. Pero tampoco ve a algún comandante en el puesto designado, o a ningún otro soldado o empleado.


    No le gusta en lo absoluto lo vacío y silencioso que está el castillo, nunca, en sus más de veinte años de reinado, ha encontrado un momento en que la edificación se encuentre tan silenciosa o vacía. Sube al segundo piso, donde se hallan los aposentos de los soldados que habitan en el castillo, pero tampoco encuentra a nadie. Le llama la atención que la alfombra, que guía el pasillo, está algo torcida, y faltan un par de macetas, aunque si encuentra rastros de que el pasillo fue limpiado de forma apresurada, algo que ninguna de las doncellas encargadas de la limpieza hacen jamás, todas y cada una de ellas se caracterizan por ser minuciosas en su trabajo, de lo contrario serían despedidas.


    Al llegar al tercer piso, nota una pequeña mancha azul en un rincón del suelo, se nota que también intentaron limpiar este piso, pero pasaron por alto esa mancha. Se agacha, se quita el guante derecho, y toca la mancha con su mano desnuda; por la textura y el olor, deduce que se trata de sangre. Decide no subir al siguiente piso aún, en lugar de eso, entra en un cuarto pequeño, oculto en la pared, al cual solo se tiene acceso con una llave, de la que solo dos personas en el castillo tienen copia, uno es él mismo y el otro el comandante Cate. Cuando pasa al interior, se puede apreciar que se trata de una especie de cuarto pequeño lleno de trapos y escobas, todos sin usar, con una repisa llena de botellas de jabón y desinfectante con aroma floral que inunda los pulmones del soberano, además de un armario de metro y medio de altura, dentro del cual hay un par de baldes de metal y mechas para trapeadores.


    El rey Delto mueve el armario, detrás hay un cuarto pequeño, donde se puede ver una pantalla en la pared y, al lado derecho de la pantalla, un teclado negro pegado al muro. Presiona algunos botones, la pantalla se ilumina y muestra otro lugar, donde ve al comandante Cate y unos pocos soldados, lucen heridos y derrotados mentalmente, hay muebles apilados frente a una puerta de acero blanco.

    —¡Comandante! —llama su atención el rey. El Tempus obeso ve directo hacia el monitor que está en el cuarto donde está parapetado. Por su rostro, se alegra realmente de ver a su líder.

    —Mi rey —dice sin subir mucho la voz, como si temiera que lo escucharan —. Es terrible, nos atacaron, nuestros propios hombres, visten armaduras negras, pero en definitiva son soldados de nuestra propia armada.

    —Tranquilícese y dígame qué ocurrió.

    —Verá, luego de que le dije que una de nuestras aves robot encontró a su hija y en consecuencia abandonó el castillo, una armada de soldados de armadura negra atacó, pero no desde afuera, estaban dentro —traga saliva nervioso —. Luchamos con todo lo que teníamos, pero algunos de los que estaban de nuestro lado de pronto nos atacaron, fue una masacre, las doncellas y sirvientes fueron asesinados brutalmente. Luchamos con todo, en serio que lo hicimos, juro que lo hicimos.

    —Es verdad, mi rey —asegura uno de los soldados, que se acerca al de armadura dorada.

    —Esto es todo lo que queda de mis hombres —suspira Cate, cansado.

    —¿Qué pasó con los soldados de Kiwi, Naranja y mi hijo? ¡¿Qué pasó con mi hijo?! —cuestiona, perdiendo la compostura, algo que no suele verse en su persona.

    —Me temo que los soldados de los comandantes Galunn perecieron o huyeron... En cuanto a su hijo y sus soldados —se rasca la cabeza con fuerza, como si buscara la forma correcta de decir lo que tiene que informar —, me temo que fueron ellos los responsables.

    —¡¿Qué?! —no puede creer lo que acaba de escuchar —. Es imposible.

    —Me temo que es posible, mi rey —confirma con tristeza el comandante Cate —. Tenemos acceso a las cámaras de seguridad desde aquí, lo hemos escuchado y visto todo. Mandó soldados a atacar a los comandantes Kiwi y Naranja, a las cuatro bases y a unos cuantos poblados grandes para robar toda la comida y provisiones disponibles.

    —Crié a un traidor, y lo peor es que también es un idiota —se frota la cien derecha con su mano izquierda.


    El coloso se encuentra a pocos kilómetros de Villa Glacial, Cereza detiene el transporte y comienza a desatar a uno de los alces para seguir sola. Bun, el lince blanco manchado mascota de Fran, gruñe ferozmente, mirando hacia el poblado.

    —¿Qué ocurre, pequeña? —cuestiona la heredera, subiendo al techo del Coloso para ver la razón del comportamiento de la felina —. No estoy segura, pero parece que atacan Villa Glacial, hay edificios que parecen destruidos y personas luchando.

    —Eso es malo —se dice Cereza, preocupada.

    —¿Qué hacemos ahora? —pregunta la de cabello negro, un tanto confusa ante la mala situación en la que se encuentran.


    La hija de Manzana comienza a caminar en círculos, pensando lo que debería hacer. «Lo mejor es dar la vuelta e irnos, aunque si lo hago, Magnus se decepcionará de mí, pero lo entendería al final. ¿Cierto? No soy una guerrera, no puedo hacer nada en lo absoluto. Soy solo una Tempus incapaz de hacer algo útil. ¿Cierto?». Se distrae de sus pensamientos al ver a Frambuesa subiendo al lomo del otro alce, al cual desató mientras la mayor estaba pensando, lleva el báculo brillante atado a la espalda.

    —¿Qué haces? —cuestiona la mayor, con el corazón agitado.

    —Iré a Villa Glacial —dice con determinación Frambuesa.

    —¡Es suicida! ¡Esas personas te detestan, saliste con vida solo como cortesía a mí y Magnus!

    —Escuche a la gordita, princesa —interviene Rata, desde el interior del trineo —. Por más que lo intente, las personas son egoístas, malagradecidas y crueles. Olvidaba cobardes, también son cobardes, si intenta ganarse su confianza al jugar a la santa; le aconsejo que mejor no lo intente, solo pierde el tiempo y conseguirá que la maten prematuramente.

    —¡No me importa nada de eso! —grita la heredera, las manos le tiemblan —. Claro que sé que me pueden matar si regreso, también sé que no soy buena en combate, solo estorbaría —respira profundamente para tomar valor —, pero no iré a luchar, mi padre hizo que me enseñaran los mejores magos curanderos del ejército, puedo sanar a los pobladores, incluso fortalecerlos, hacer que recobren energía. Si me terminan matando... Sabré que mi padre tenía la razón en actuar como lo hizo. Pero ese riesgo no evitará que vaya a ayudar a alguien frente a mí que necesite ayuda.

    —Si no estuviera atado, la obligaría a entrar en razón, princesa —niega el capitán, sin comprender la motivación de la joven.

    —Magnus… —susurra Cereza —. Creo que eso es lo que Magnus piensa cuando ve a alguien en problemas, se lanza a lo idiota sin preocuparse por sí mismo, es tonto por eso, pero a la vez asombroso.


    Cereza busca el Orbe de Agua, lo convierte en una espada larga, que no le pesa en lo absoluto, ser guardiana del orbe trae consigo la ventaja de que sin importar el tamaño que la haga crecer, siempre la sentirá mucho más liviana de lo que la sentirían los demás. Se la ata a la cintura y se monta sobre el alce que preparó desde el principio. Remiel, en su forma crecida, aúlla en señal de que está listo para la lucha, el collar en su cuello aumentó de tamaño también, para adaptarse. Bun se monta en la bestia en la que va Fran, maúlla con entusiasmo.

    —En ese caso nos vamos ya —propone la de cabello azul, no tan segura de haber tomado la decisión correcta.


    Parten de inmediato hacia el poblado, les toma unos quince minutos llegar, por suerte los alces de dos cuernos son de las bestias más veloces que existen en este país gélido. Ven a soldados de armadura negra luchando contra los monjes de túnicas azules, estos últimos están en una clara desventaja, incluso hay algunos muertos o gravemente heridos tirados en el suelo, rogando por ayuda. Las chicas se bajan de las bestias.

    —Fran, cura a los más cercanos a ti, no te acerques a los soldados por nada del mundo —comienza a dar órdenes Cereza, pensando que sería lo que diría el humano en una situación como esta —. Bun y Remiel, cuídenla, que nadie se le acerque —las bestias asienten —. ¡Que los Dioses nos protejan!


    Al mismo tiempo, el rey Delto lleva casi dos horas luchando contra los soldados traidores que ocupan el castillo, calcula que debe haber matado a más de doscientos o doscientos cincuenta Tempus, todos de rango inferior. Para cuando sube al piso quince del castillo; cinco enemigos de armadura negra con casco plateado lo esperan desafiantes, supone que se trata de tenientes, aunque no los reconoce. Está agotado de tanto luchar, pero continúa haciéndolo, sin mostrar su cansancio a sus enemigos, jamás les dará ese gusto. De las escaleras, que están a su espalda, llegan cincuenta soldados más.

    —Ya me tienen cansado —dice el soberano, respirando con dificultad.

    —Es la idea —contesta uno de los tenientes, burlándose del rey.


    Todos se le tiran encima, luego de un feroz forcejeo, durante el cual Delto logra matar a diez de ellos, le logran quitar las armas y lo mantienen sometido contra el suelo. Lo golpean y patean hasta que deja de moverse. Lo llevan, a rastras, al salón del trono, donde su hijo está sentado en el asiento real. Al ver a su padre derrotado, sonríe complacido. Todo salió de acuerdo a lo que había planeado.

    —Vaya, padre, no esperaba verte en una situación tan lamentable —se burla el joven —. Aquel que se ganó el titulo de el Brillante cayó ante su aún más inteligente hijo, eres un asco.


    El soberano estudia el cuarto, dos tenientes lo mantienen sostenido de los brazos. Además de unos diez soldados que custodian celosamente la puerta desde dentro, no tiene idea de cuántos puedan haber afuera, pero supone que son muchos.

    —¿Esto es todo tu plan, Mora? —cuestiona el padre, sonando decepcionado.

    —¿Habla la envidia, padre? Mis hombres deben estar tomando las cuatro grandes bases mientras hablamos. Armaste un imperio bastante frágil y patético.


    El rey suelta la risa durante algunos segundos, tiene que obligarse a detenerse para que no le duela el estómago.

    —¿Qué es tan gracioso? —cuestiona enfadado el primogénito.

    —Esa broma de que tomarás las bases principales. Sonaste tan convincente que no pude soportarlo.

    —Antes pensaba que los Generales Negros eran invencibles, desde niño tuve esa sensación. Pero si esos nuevos Generales Blancos ya han derrotado a tres de ellos, quiere decir que no son más que un cuarteto de debiluchos que visten armaduras coloridas. Envié dos compañías a cada base.

    —Es verdad que los Generales Negros no tienen excusa para haber sido derrotados —comenta el de armadura de platino, cambiando su sonrisa por una expresión seria —. Pero no te equivoques, Mora, Zana, Tom, Pat y Raba, son lo mejor de lo mejor, que enviaras tan pocos soldados es un insulto para sus habilidades.


    En la Base Roja, un grupo de doscientos soldados de armadura negra intentan derribar las puertas, usando cabras cuernos de roca. Se escucha un tétrico silbido proveniente desde el lado derecho de la base, luego de unos momentos, la general de armadura roja aparece sonriente, viene sin su casco, lo que deja su largo cabello rojo suelto y meciéndose con la brisa. Su lobo negro, de cuatro metros de altura, la sigue de cerca.

    —Mis queridos, hace tiempo que buscaba reemplazar los juguetes que esos tontos me quitaron. Y ustedes me llegaron como caídos del cielo —dice, relamiéndose los labios, planeando capturar a cuantos pueda con vida, para torturarlos lentamente.


    Los invasores corren hacia ella, con los que van sobre cabras encabezando el ataque. La mujer muestra su Orbe Artificial Beta, o más bien, el que guardaba de repuesto, ya que a cada General Negro se le concedieron dos armas idénticas, en caso de que la primera sufriera daños serios o se extraviara. Lamenta que no le hayan enviado aún una nueva, para tener la tranquilidad que posee un reemplazo en caso de que algo le ocurra a esta. Pero intentará no forzar su orbe artificial, solo como precaución.

    —Intentaré no matarlos a todos, al menos no hoy —sonríe de forma provocativa, como si se extasiara por lo que está por hacer.


    Mueve el látigo de tal forma que decapita, a la vez, a todas las cabras y parte por la mitad a los jinetes. El largo látigo serpentea partiendo las piernas de los que vienen detrás. El lobo se abalanza sobre los que intentan huir, les destroza las piernas para que no puedan avanzar más.


    No le toma más de unos cinco minutos a la general Horia, y a su lobo, tener a todos los enemigos incapacitados o muertos. La puerta de la base se abre, algunos soldados, de armadura blanca, salen apresuradamente.

    —Que los que siguen con vida no mueran, los iré matando uno a uno, lentamente, deliciosamente, tortuosamente —sonríe maliciosa, pisando la cabeza de un enemigo, destrozándola, mientras regresa al interior de la base. Se detiene un momento —. Cierto, junten los cadáveres, quitenles las armaduras y ropas, luego lleven los restos al congelador de Loco. Mi pequeño cachorrito comerá mucho los próximos días —el lobo se le acerca, cambia de tamaño hasta quedar de un metro de altura, ladra feliz, moviendo la cola frenéticamente —. ¿Quién es un buen chico? Tú eres un buen chico —lo abraza con fuerza durante unos momentos, luego lo suelta y ambos regresan al interior de la base.


    En Base Rosa, los soldados que siguen al príncipe inician su ataque contra la edificación, usan un par de mastodontes de pelaje blanco para golpear la puerta. En el techo, se encuentra el general Ata, este se lanza al suelo, cayendo rápidamente y golpeando con ambos puños, a la vez. Se produce una fuerte onda de impacto que envía a los enemigos a volar, y dispersarse por todas partes. Fisuras se forman por todo el duro y frío suelo bajo la nieve, con un punto en común justo frente al enorme hombre. El General Negro golpea ese punto y libera una serie de explosiones, desde sus Orbes Artificiales Delta. La explosiones emergen en forma de aire ardiente, que mata a todos los de armadura negra en un instante, al hervirlos vivos. Los mastodontes huyen seriamente heridos y aterrorizados.


    El comandante Agro se aproxima al enorme general. Se mantiene en la misma posición, esperando órdenes. Ata se cruza de brazos, pensativo, se alegra de haber recuperado sus fuerzas al máximo, ya que tiene una cuenta que saldar con cierto sujeto de piel rosa.

    —Comandante Agro, vean que pueden sacar de los invasores, luego entierren los cuerpos tan profundo como sea posible. Y que los ingenieros revisen si la base recibió daños debido a mi ataque, usé más fuerza de la que esperaba. También prepare un grupo para que recupere a los mamut blanco que huyeron, y que les den los primeros auxilios, no es culpa de ellos lo ocurrido.

    —Por supuesto, General Negro Ata —afirma el de armadura dorada, antes de ir a gritarles órdenes a sus subalternos.


    La Base Azul cayó fácilmente, al no tener a nadie que la protegiera. Aunque los confiados invasores no disfrutaron mucho de su nueva guarida, ya que, al anochecer, el general Ate llega al lugar volando, usando un par de alas de hielo, semejantes a las de un murciélago, que bate como si fueran naturales. Observa desde las alturas lo que una vez fue el Templo de Conocimiento. Siente un enorme desprecio, no solo por los que osaron instalarse en el templo, sino también contra el que encabezó el ataque de troles de hielo. La ira lo invade a tal punto de cambiar su expresión a una de ira.

    Tumba de Hielo —susurra desde las alturas, atrapando en una especie de urna de hielo a uno de los soldados que vigilan la entrada —. Plaga —sufren la misma suerte todos los que estaban cerca de este.


    Ate cubre sus dos manos en hielo, para luego formar espadas heladas, se deja caer en picada, al estar a punto de chocar contra el suelo se impulsa con las alas entrando al interior de su base. Le toma varios minutos acabar con cada uno de los de armadura negra y recobrar su preciado templo. Sale al exterior, aterriza, deshace todo el hielo que cubre su cuerpo, mira hacia los lados, poniendo especial atención a los destrozados campos de cultivo y el potrero en ruinas.

    —Tomará un tiempo, pero podremos volver a su gloria al Templo de Conocimiento —se dice, sabiendo que el resto de sus soldados vienen en camino para volver a habitar la Base Azul, y reconstruir los campos destruidos por los troles de hielo.


    Vuelve formar alas en su espalda y alza en vuelo, comienza a revisar los alrededores, en busca de bestias, ciervos especialmente, para atraparlos y llevarlos al templo para reiniciar la cría de animales para consumo de carne y leche.


    Los que se suponía iban a conquistar la cuarta base, no llegaron siquiera a acercarse, fueron asesinados sin saber qué fue lo que los atacó. La mayoría ni siquiera llegó a divisar la enorme edificación verde a la distancia. Las bestias y carretas de estos fueron reclamados por los soldados de la Base Verde.


    El primogénito observa con resentimiento a su padre, no cree que sus palabras sobre los Generales Negros sean ciertas, ya fueron derrotados una vez por un pequeño grupo, es imposible que cien o doscientos soldados tengan distinta suerte en contra de esos cuatro generales.

    —Tienes una fe muy ciega en esos cuatro, te aseguro que mis hombres me traerán sus cabezas en los próximos días, posiblemente manden sus palomas mensajeras en las próximas horas, te haré leer sus mensajes de victoria antes de ejecutarte —amenaza el heredero, confiando en la victoria de sus tropas.



    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Tomas & Jerry
    Género: Masculino & Femenino
    Raza: Alces de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Segunda Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Mora Delto
    Apodo: El Brillante
    Profesión: Rey del País Helado/General Blanco
    Edad: 45 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial Alpha (Espadas Gemelas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Sombra
    Género: Masculino
    Raza: Mamut Negro
    Armas: Colmillos y Patas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Zana Horia
    Apodo: La Alocada
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto
    Edad: 30 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Roja)
    Armas: Orbe Artificial Beta (Látigo Rojo)
    Estilo de Lucha: Distancia
    ______________
    Nombre: Loco
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Pat Ata
    Apodo: El Invencible
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto
    Edad: 25 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Rosa)
    Armas: Orbe Artificial Delta (Nudillos Rosas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Tom Ate
    Apodo: El Creyente
    Profesión: General Negro del ejército del rey Delto/Supremo Sacerdote del Templo de Conocimiento
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Azul)
    Armas: Orbe Artificial Épsilon (Collar de Perlas)
    Estilo de Lucha: Magia
    ______________
    Nombre: Mora Delto II
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado/Príncipe/Primer Heredero al Trono
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbes Artificiales (Espadas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Agua Cate
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado/Comandante de la División de Investigación
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Orbe Artificial (Ballesta)
    Estilo de Lucha: -
    ______________
    Nombre: Apio Agro
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del ejército del rey Delto
    Edad: 28 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Base Roaa)
    Armas: Orbe Artificial (Espada)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    Bestiario:
    Paloma: Pequeñas aves que habitan por todo el país helado. Son de plumaje gris o
    Hechizos:
    -Tumba de Hielo: Atrapa a la víctima en una especie de urna de hielo, o en una estructura de cualquier forma, dependiendo de la cantidad de energía que utilice el que recita el hechizo.
    Otros:
    -Artículos de Limpieza: Jabones, desinfectantes de distintos olores y densidades, escobas, trapeadores, sacudidores.
    -Soldados Negros: Soldados que sirven al comandante Mora Delto II. Los cuales atacaron bases, poblados y el castillo.
     
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  17. Threadmarks: Capítulo 40. La Invasión de los Soldados Negros II
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Aventura
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    Capítulo 40. La Invasión de los Soldados Negros II



    El rey es mantenido de rodillas ante su primogénito. Su hijo se le acerca, confiado de que su plan está saliendo a la perfección, al menos es lo que demuestra con su expresión de satisfacción y prepotencia. Se acerca a su padre y lo toma del cabello, levantándole la mirada para que lo vea directamente a los ojos.

    —En el lejano caso que esos cuatro inútiles Generales Negros logren derrotar a mis soldados, aún así me apoderaré de varios poblados, y los convertiré en bases para reforzar mi ejército —presume el heredero, disfrutando de la situación.

    —Eres un tonto, Mora —reprende el padre, con clara decepción en su tono de voz —. Un ataque simultáneo a varios poblados es algo que se debe planear cuidadosamente, hay factores que conducirían al fracaso a muchos de esos ataques.

    —Vaya, una última lección de viejo —dice entre dientes el primogénito —. Bueno, ilumíname, ¿cuáles son esos factores?

    —Son cosas básicas que deberías saber como comandante, pero supongo que te ascendí muy pronto por puro orgullo de padre —niega con la cabeza arrepentido —. Bueno, en fin, los factores a considerar en cada caso son distintos, dependiendo de lo grande que sea la ciudad a atacar, pero hay ciertas condiciones que siempre hay que cuidar, como el clima por ejemplo; una tormenta de nieve puede acabar un ataque antes de que dé inicio. Un día caluroso sería una desventaja a la hora de usar armaduras, sin mencionar que la nieve se vuelve tan inestable que ni las botas especiales permiten pasos firmes.

    —¡Vamos, es una estupidez lo que dices! —escupe el príncipe, impaciente por el incesante parloteo de su padre.

    —No lo es, si lo ignoras es solo porque eres precipitado —nota que uno de los soldados abandona el salón del trono —. También debes averiguar sobre las especies autóctonas, y las migraciones de carnívoros, no tienes idea del daño que causa una jauría de lobos de las altiplanicies, un Anciano puede transformarse hasta alcanzar ocho o nueve metros de altura, y uno de ese tamaño puede acabar con dos o tres compañías de soldados sin mucho problema. Los grupos de troles de hielo adoran matar soldados, jamás los olvides, son nuestros mayores enemigos naturales. Y no pases por alto que los habitantes de ciertos poblados pueden ser más peligrosos que un comandante.


    En Villa Glacial, Cereza intenta luchar lo mejor que puede, usando el Orbe de Agua convertida en una espada larga, pero es tan inexperta en su manejo que apenas si es capaz de bloquear los ataques de los enemigos. Comienza a entrar en pánico, empieza a desear haber entrenado cuando Magnus se lo pidió en lugar de siempre poner excusas.


    Frambuesa cura a los monjes que va encontrando, usa magia sanadora que amplifica gracias a su báculo luminoso. Un par de enemigos la intentan atacar, pero Remiel los repele sin que lo vean, esto gracias al collar azul que le dio Magnus. El lince blanco manchado se lanza sobre un soldado que trata de lastimar a la heredera, al atacarla de forma traicionera. Para Fran, es lo más real y brutal que ha presenciado en su corta vida, aunque ha logrado salvarle la vida a cinco pobladores, también se ha encontrado con tres que ya habían perecido cuando llegó a ellos, a uno lo decapitaron y nunca vio la cabeza, aunque tampoco la buscó mucho, no quería verla realmente.


    Los alces han resultado ser mejores guerreros que las jóvenes, embisten violentamente a los de armadura negra, incluso derriban al que dirige el ataque, un soldado cuyos brazos de armadura no son negros sino color bronce.


    Transcurrida casi media hora de ardua lucha, los soldados logran rodear a los pobladores, a las bestias y a las jóvenes viajeras. Muchos de los de coraza de metal cargan lanzas que preparan para empalar lo que queda de resistencia para ganar el control sobre la villa. Algo golpea a varios soldados, aplastandolos sin piedad, la sangre azul salpica a Cereza en el rostro.

    —Gritona amigo atacada —dice el líder trol de hielo llamado Mophet —. No gritona lastimar.

    —¡Mopet! —grita la de cabello azul, agradecida, por primera vez, de ver a la enorme bestia.

    —Creo que era Mophet —corrige Fran, agotada, pero sonriendo ante la corrección.

    —Eso fue lo que dije.


    Tanto los soldados como los pobladores se alarman ante la vista de tan imponente criatura, es inusualmente grande y carga un arma de acero lo bastante larga y filosa como para decapitar a un mamut de un solo tajo.

    —¡Ataquen! —ordena el capitán, que comanda a los invasores. Aunque muchos de sus hombres no parecen anuentes a obedecer.


    Mophet comienza a agitar su arma de un lado a otro, los Tempus que lo atacan van siendo partidos por la mitad o decapitados al intentar agacharse para evitar el ataque. Encuentra a un monje que está a su alcance, estira la mano para cogerlo.

    —¡Espera! —grita Cereza para que no lastime al poblador —. Solo a los de armadura —al ver el rostro confuso del trol se da cuenta que debe decirlo de otra forma —. Los de ropa dura, dura como tu arma, dura, como esos —señala a un grupo de soldados.

    —¡Piel dura! —grita el enorme ser antes de rugir con ferocidad.


    Le toma menos de diez minutos eliminar a cada Tempus invasor, para cuando ve que no queda nadie más que tenga armadura puesta, se sienta de golpe, deja su arma a un lado y comienza a devorar a los muertos, como si se tratara de sabrosas golosinas.


    El joven Delto mira a su padre como si hubiera enloquecido, piensa que no hace más que decir incoherencias, al menos desde su punto de vista lo son. Lo considera un último esfuerzo, de un patético y desesperado rey que sabe que su tiempo ha pasado.

    —¿Y qué si mueren varios cientos de soldados? —dice indiferente el usurpador —. En cuanto te ejecute tendré a todo tu ejército bajo mi mando.

    —Aún hay algo que me molesta —comenta el soberano, mirando con enfado a su hijo.

    —¿Es sobre Fran? —al ver el rostro serio de su progenitor sonríe —. Te lo diré, quiero que lo sepas todo y sientas la desesperación. Yo la ayudé a escapar del castillo.

    —¿Por qué?

    —Para no hacer el cuento largo, embaracé a la zorra de mi hermana —el rey pone una expresión de incredulidad —. Llevo un par de años violando a esa pequeña zorra, pero claro, la muy estúpida quedó embarazada, claro que lo tuve que ocultar.

    —Tú mataste al doctor, ¿no es así?

    —Pues claro, no podía permitir que te contara nada —se queda pensativo —. ¿Por dónde iba? Cierto, le dije que se fuera del castillo, la convencí de que la avergonzarías, la muy imbécil se lo creyó. Pero no creas que la mandé sin nada, o no, le di provisiones y bastante jugo de pasto púrpura como para matar a diez Tempus —comienza a reír como maníaco al recordarlo. Luego de unos segundos se limpia las lágrimas de los ojos —. Aún no logro contarlo sin soltar a reír, tiene que ser lo que más orgullo me da de todo el plan.


    El rey Delto respira pesadamente, intentando mantener la calma, a pesar de lo que le dijo su hijo está seguro que su pequeña Frambuesa sigue con vida, la vio en la cámara del ave espía que construyó el comandante Cate, por lo que está a salvo, por el momento al menos. Le ve sentido a las palabras del terrorista que se atrevió a desafiarlo para que escapara su hija, ella en verdad no quiere volver al castillo, no mientras su hermano esté ahí.

    —Una última lección, mi hijo —dice el padre, mostrando tal serenidad que da miedo.

    —¿No te aburres de estas tonterías? —reclama frunciendo el ceño —. Bien, pero es lo último que te permito decir antes de mandarte a las celdas.

    —Menciona las habilidades de las Orbes Artificiales que pertenecen a los Generales Negros —pide el de armadura de platino.

    —¿Qué clase de estupidez estás diciendo?

    —Complace a tu padre en esto.

    —Bien —acepta el joven, sin ver que pueda haber algo de malo en responderle —. Veamos, las Alpha, o sea las tuyas, tienen las cuatro habilidades de las otras cuatro principales. La Beta es capaz estirarse y moverse como un tentáculo, según la voluntad de quien lo sostenga en su mano, se parece a un látigo rojo de metal —dice recordando, es la que más le gusta de las cuatro —. Luego el arma de Ata es… ¿Gamma?

    —Delta —corrige el rey.

    —Cierto, la Delta; los nudillos explosivos, una maravilla en verdad. Luego está el Épsilon, el collar de Ate, que hace invisible desde el frente a su portador —intenta hacer memoria, pero no recuerda qué puede hacer la cuarta Orbe Artificial —. Bueno, no importa lo que haga la otra.

    —Si importa, mis armas tienen esas cuatro habilidades, no olvides que esa habilidad podría sacarme de aquí —explica el soberano con seriedad.

    —No estás tan viejo como para ponerte así de senil. Las cuatro armas funcionan con el pensamiento del que las porta, tienes que tocarlas para activarlas. Están fuera de este salón, lejos de tu alcance.

    —Orbe Artificial Gamma —menciona el de armadura de platino —, su poder especial es…


    Las dos espadas que pertenecen al rey atraviesan la roca sólida de medio metro que compone la pared, se incrustan en las cabezas de los tenientes que mantienen aprisionado al soberano, matándolos en el acto. El rey Delto, una vez libre, toma sus armas con fuerza. Las hace crecer y mata en un instante a cada uno de los soldados de armadura negra que están presentes en el salón del trono. Quedando solo su hijo en pie, las vuelve a su tamaño normal, apunta la que sostiene con su mano derecha hacia el joven príncipe.

    —Como decía, el Orbe Artificial Gamma tiene la habilidad de levitar según la voluntad de su portador, siempre que se mantengan a menos de cien metros de este —miente el soberano, ya que no responden al dueño en sí, sino a unos receptores miniatura que, en su caso, son parte de los guantes de la armadura que viste —. Eres más tonto de lo que esperaba, Mora, mi hijo —reprende, con gran dolor tanto en su tono como en su mirada.

    —Vamos, padre —dice el comandante retrocediendo hacia el trono —, todo es un malentendido.

    —No soy tonto, Mora —«¿A dónde vas? No guardo armas en mi trono, no hay pasadizos ocultos en este cuarto. ¿Qué pusiste ahí que te esfuerzas tanto en llegar?» —. Me entró la curiosidad, ¿qué ocultas tras mi trono? Vamos, te doy la oportunidad de tomarlo.

    —Te arrepentirás de esa decisión, anciano —susurra, levantando algo del suelo, justo detrás del lujoso asiento.

    —¡¿Cómo obtuviste eso?! —cuestiona el soberano, preocupado al ver lo que su hijo tiene en sus manos.


    En las manos del joven Delto se encuentra un artefacto, de forma cilíndrica, que consiste en un tubo transparente con un líquido incoloro en el interior, además de dos tapas de acero, en una de ellas hay algunos botones color rojo y una luz que brilla verde en la parte superior.

    —¿Lo reconoces? —se burla el hijo —. El Demoledor de Sandi, el arma más destructiva que la General Blanco Sandía fabricó para ti.

    —Claro que lo reconozco, pero no te atreverías a usarlo, no saldrías con vida del castillo, tiene suficiente potencia como para convertir medio castillo en escombros, y como estamos tan arriba es posible que debilite los cimientos y se caiga sobre su propio peso.

    —Me dejarás ir o nos haré volar a ambos —amenaza, con un dedo sobre uno de los botones.


    En Villa Glacial, una vez acabada la amenaza de los soldados invasores, los monjes rodean al trol, dispuestos a atacarlo con las armas que dejaron los de armadura. Aunque están conscientes de que se deshizo de los atacantes, sigue siendo un peligroso animal que los mataría sin pensarlo dos veces. La hija de Manzana se interpone entre ellos, no está muy segura de por qué lo hace.

    —¡No lo hagan! —pide agitada. Los monjes la observan como si se hubiera vuelto loca, no le ven sentido a que proteja a un trol de hielo —. Ya vieron lo que le hizo a los soldados, no creo que puedan ganarle —dice como excusa, esperando que eso baste para que no sigan.

    —Tiene razón —asiente el chico joven en cuya casa se había hospedado el grupo de Magnus.

    —Claro que la tengo, permitan que se coma a los soldados, estará muy lleno y perderá el interés en atacarnos —«espero, este monstruo nos mataría a todos en un momento».

    —¡Hay que atacarlo mientra está distraído! —incita un hombre, que lleva un cuchillo en mano.

    —Piénsenlo bien —pide la chica de cabello azul —. Los soldados con sus espadas y lanzas no lograron hacerle ni un rasguño.

    —¡No escuchen a la simpatizante del rey! —grita una mujer mayor, que se encuentra en medio de la multitud.

    —¡Es la que protegió al soldado aquel y a la hija del rey! —recuerda alguien que se encuentra hasta atrás del grupo.

    —No es más que una traidora —asegura otro poblador, levantando una espada del suelo.


    Los monjes comienzan a rodear a Cereza, apartan al chico que la estaba defendiendo. Remiel llega a su lado y comienza a gruñirles, pero ni el enorme lobo los hace retroceder. Uno de los pobladores apuñala a la bestia, directo en su pata derecha delantera, haciendo que caiga al suelo adolorido.

    —¡Amiiiigooooooo! —grita Mophet iracundo, lanzando al suelo el tórax que devoraba.


    Atrapa con su enorme mano al que atacó a Remiel y le arranca la cabeza de una mordida, se la traga sin masticarla y arroja el cuerpo a un lado. Ruge con todas sus fuerza, haciendo retroceder a la mayoría de los pobladores.

    —¡Espera! —pide Cereza, el trol la observa sin cambiar la mirada feroz —. No les hagas más daño, solo están asustados, son buenas personas que han pasado por mucho —«estoy segura que Magnus habría dicho algo así».

    —Amigo, amigo mal —señala con su espada, la cual tomó unos momentos antes del suelo, hacia Remiel, quien está en su forma pequeña lamentándose en el suelo por el dolor en su patita, sangre roja brota de la herida.

    —Fue un accidente, ellos van a soltar sus armas para mostrar que fue un accidente, ¿cierto?

    —¡No! —grita una mujer que corre sosteniendo una lanza, intentando clavarla en la pierna del enorme ser, pero solo rebota sin hacer daño alguno. La piel de un trol de hielo es demasiado gruesa y dura, y la de Mophet lo es aún más.

    —No asustado —ruge el trol aplastando a la mujer de un solo golpe. De la Tempus no queda más que un puñado de carne y huesos en un charco de su propia sangre azul.

    —¡Ya dejen de atacarlo! —regaña Cereza aterrada ante tal escena — ¿No entienden que solo lograrán que se enfade más y nos mate a todos?

    —Escuchenla —pide el joven, que apartaron hace unos minutos —. Han habido dos muertes solo por nuestra propia imprudencia, no digo que confiemos en este monstruo, pero es más seguro no meternos en su camino hasta que se vaya por su cuenta.

    —¿Cómo saber que se irá? —pregunta alguien temeroso, ante la pérdida de dos de sus vecinos.

    —Somos seguidores de Conocimiento, debemos actuar según sus enseñanzas, basados en conocimiento actual y no nuestros temores —pide el joven con serenidad.

    —Los troles de hielo comen principalmente Tempus —añade alguien.

    —Cierto, también tienen una piel muy dura y una inteligencia limitada —añade una joven, que parece pensativa.

    —Y cuando comen hasta saciarse, continúan avanzando, aunque quede comida disponible. Son nómadas por naturaleza —informa un anciano.


    Los de túnica azul se alejan de la enorme bestia, se encierran en sus casas, aguardando porque suceda lo mejor. Una vez que Mophet ve que no hay amenazas, continúa comiéndose los restos de los soldados. De inmediato, Fran usa un hechizo sanador en Remiel, para luego vendarle la pata.


    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Tomas & Jerry
    Género: Masculino & Femenino
    Raza: Alces de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Segunda Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Mora Delto
    Apodo: El Brillante
    Profesión: Rey del País Helado/General Blanco
    Edad: 45 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial Alpha (Espadas Gemelas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Mora Delto II
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado/Príncipe/Primer Heredero al Trono
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbes Artificiales (Espadas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Mophet
    Edad: 13 años
    Profesión: Líder de Grupo de Troles de Hielo
    Género: Masculino
    Raza: Trol de Hielo
    Armas: Puños/Espada de Acero Grande
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
     
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  18. Threadmarks: Capítulo 41. La Caída del Usurpador
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    3310

    Capítulo 41. La Caída del Usurpador.



    El joven príncipe se encuentra acorralado, pero con su carta del triunfo sabe que al menos logrará salir de este predicamento, para intentar conquistar el castillo en otra ocasión. Quizás falló aquí, pero tiene una cantidad bastante significativa de soldados, que está seguro lograron conquistar las cuatro grandes bases y la mayoría de los poblados. Volverá con más fuerza y un plan mejor, no fallará de nuevo. Le tiembla la mano en la que sostiene el artefacto.


    El rey Delto baja sus armas, manteniéndolas firmemente sujetas. Mira con seriedad a su primogénito. Se le acerca un par de pasos, para intimidarlo.

    —Claro que no saldrás de aquí, hijo mío —informa el soberano, con pesar su voz.

    —Lo haré, padre —agita el Demoledor de Sandi, para recordarle quien es el que manda.


    Pero el rey no parece estar dispuesto a dejarlo salir, incluso se interpone entre él y la puerta, impidiendo que pueda escapar. La mirada amenazante de su padre lo deja helado, él sabe muy bien que en un combate directo acabaría perdiendo, sin importar las condiciones perdería, por más que le duela admitirlo, no es rival para su padre. Busca alguna otra forma de salir; hay seis ventanas, todas abiertas, pero la caída lo dejaría convertido en una mancha, y aunque encuentre la forma de sobrevivir, seguiría en el interior del castillo, ya que las ventanas dan hacia el patio interior. La única puerta está siendo bloqueada por su progenitor, no hay ventilas en el techo o las paredes, y aunque las hubiera no tendría tiempo para llegar a alguna. Comienza a reír al darse cuenta de que no será capaz de escapar.

    —Vaya, me tienes acorralado —dice sonriendo el joven, se pasa la mano por sobre el cabello, despeinándose —. Lo mejor es que me deje ir con una gran explosión —presiona uno de los botones de la cápsula, pero nada ocurre —. Esto es vergonzoso, me equivoqué, era este —presiona el otro botón, la luz cambia de verde a rojo y comienza a apagarse y encenderse en lapsos de cinco segundos.

    —¡Imbécil! —reprende el de armadura de platino — ¡Una vez iniciado no se puede detener!

    —Qué lástima, moriremos juntos, padre —ríe enloquecido, quizás falló en apoderarse del castillo, pero se llevará a su padre con él como compensación.


    El rey Delto suspira, mira hacia techo, sabe lo que tiene que hacer, pero no quiere hacerlo. Observa la forma tan desquiciada en que su hijo mayor ríe, no se parece en nada a las risas joviales de cuando era pequeño, ese rostro es tan distinto al del pequeño Mora de sus recuerdos. Lo hizo mal, todo lo tuvo que haber hecho mal para que su niño terminara de esta forma, es su propio pecado lo que ocasionó este ataque a gran escala. «Lo lamento, Mora, en serio lo lamento, te fallé, es mi culpa, todo es mi culpa. Pero lo solucionaré en este momento… Lamento que tengas que pagar mi mal juicio como padre, con tu vida».


    El soberano produce que la espada que empuña en su diestra se estire un par de metros y se vuelva flexible, luego hace que se enrosque alrededor del cuerpo del joven, atrapándolo junto con el artefacto cilíndrico. Gracias a la forma en que funciona el alargamiento del arma, el rey no tiene que cargar el peso extra de su hijo, solo el del arma, una de las mejores, sino es que la mejor, de las Orbes Artificiales jamás creadas. Corre hacia el exterior del salón, arrastrando al joven, corre unos segundos, hasta entrar en un cuarto que tiene un balcón que da hacia el exterior del castillo. Una vez en el balcón, el aire fresco y helado los ataca a ambos.

    —Lamento no haber sido un buen padre, mi pequeño —comienza a llorar, lo que hace que el comandante sienta mucho miedo.


    El de armadura de platino arroja su arma, con todo y su hijo, hacia el cielo, gracias a la habilidad de poder controlarla a distancia, esta sigue subiendo hasta que sale de rango. Comienza a descender rápidamente, pero luego de unos instantes explota produciendo una enorme bola de fuego verde que deja caer una llovizna de sangre azul sobre la nieve, directamente debajo de donde ocurrió la detonación, a unos quinientos metros del castillo, el cual cimbró ante la onda expansiva. La mayoría de vidrios y jarrones de la edificación acaban hechos añicos.


    Delto cae de rodillas a llorar, la muerte de su hijo le duele muy profundo en el alma, sin importar lo que hubiera hecho, era su hijo, carne de su carne, sangre de su sangre. Lo crío casi hasta los tres años, luego las doncellas del castillo lo hicieron por él, se pregunta si ese fue su error, abandonarlo a tan tierna edad para encargarse de dirigir el País Helado en lugar de jugar con él, enseñarle más cosas, ser un padre. Fue peor con Frambuesa, casi desde el día que nació la criaron las doncellas, tampoco encontró tiempo para ella, no se extraña que su pequeña no quiera volver a su lado.


    Luego de casi media hora, que el soberano pasó llorando, como nunca lo había hecho antes, el comandante Agua Cate lo encuentra. Permanece en pie unos momentos, justo detrás de él, sin saber qué hacer o decir.

    —Mi rey... —interrumpe finalmente el comandante, traga saliva nervioso, comienza a pensar que no debió interrumpir a su superior en un momento tan delicado como este.

    —¿Situación? —cuestiona entre dientes el soberano, sin levantarse o moverse ni un centímetro.

    —Todos los soldados de su… los soldados negros fueron aprehendidos… este… No hay palabra de las bases Roja, Rosa o Azul, aunque ya desde antes no la había así que es difícil saber la situación en estas. El General Negro Norojo ya se comunicó, derrotó a los enemigos que se aproximaban a la Base Verde.

    —Envíe aves espías a las tres bases restantes, pida un informe urgente —ordena, quitándose los guantes, luego se limpia las lágrimas con las manos desnudas.

    —Por supuesto, mi señor, mandaré a las tres aves espías más veloces de inmediato. ¿Necesita que haga algo más? —pregunta, sintiendo un nudo en el estómago.

    —Quiero informes de los poblados, quiero saber cuántos cayeron ante los soldados negros —se pone en pie, su hijo dejó un gran desastre que tiene que limpiar lo antes posible y no tiene tiempo para lamentaciones —. También realice un recuento de oficiales superiores, quiero saber si perdimos a alguien importante.

    —Sí, mi rey, de inmediato comenzaré a enviar al resto de aves espía, lo sabremos todo en una o dos semanas; la cantidad de soldados negros con vida, los pueblos que destruyeron, quiénes y cuántos de los nuestros cayeron —hace silencio por un instante —. También enviaré mensajeros a los poblados del sureste para ver si tenemos noticias sobre los comandantes Galunn, y traer nuevas doncellas y sirvientes.

    —También mande a traer a todos los subordinados de los comandantes Galunn, necesitamos nuevos guardias, y… Deme el nombre de los candidatos a comandante, hay que reemplazar a mi hijo por alguien confiable.

    —Por supuesto, mi rey —se da la vuelta para retirarse. Aunque le pareció fría la forma en que va a reemplazar el puesto que dejó su hijo, lo entiende perfectamente, el rey no puede dejarse caer ni por un momento. El País Helado depende de él y no puede demostrar debilidad.

    —Por cierto —lo detiene el soberano —. Que me traigan al capitán Dulcio, ya sea vivo o muerto, lo último que necesito es que busque a Nance. Hablando de eso, ¿sigue en el mismo sitio?

    —Sí, mi rey —afirma el de armadura dorada —. El General Blanco Nance Dulcio sigue en su fortaleza rara haciendo lo que siempre hace. No hay señales de que haya mejorado su condición... solo… se divierte a su modo.

    —Bien, empiece a cumplir mis órdenes, comandante Cate —se pone de nuevo los guantes.

    —De inmediato —corre, teniendo como destino el techo del castillo, que es donde se guardan las aves metálicas, que cumplen la función de cámaras aéreas y mensajeros.

    —Yo… Supongo que iré a ejecutar a los soldados negros que tenemos prisioneros, si alguno escapa sería un problema —se dice el soberano, observando su espada restante —. Al menos me queda una.


    Observa sobre el barandal del balcón, se queda mirando la nieve que quedó azulada luego de la explosión. Le hará un funeral digno a su hijo, sin importar lo que hizo, descansará al lado de su madre, la única mujer que Delto en verdad amó.


    Cae la noche en Villa Glacial, el enorme trol de hielo continúa rondando los límites del poblado, como está tan oscuro los Tempus lo pierden de vista, pero saben que sigue por ahí. El espectro aparece al lado de Mophet, sin hacerse visible para nadie.

    —Teníamos la esperanza de que matara a la Tempus Cereza —confiesa el de capucha negra —. Sería lo mejor para el amo, estamos seguros de eso. Pero darte razonamiento te hizo menos salvaje, eso fue nuestra culpa. Denegación: Mophet —de inmediato la criatura regresa a su guarida en Montaña Plana. El espectro desaparece, sin molestarse en revisar cómo están los compañeros de viaje de Magnus.


    Cereza, Fran y las bestias comen justo a las afueras del poblado. No se atrevieron a permanecer en el interior con lo tensa que está la situación actualmente.

    —No entiendo por qué el rey atacaría este poblado, ¿fue porque nos albergaron? —se pregunta la hija de Manzana, pensativa.

    —No eran soldados de mi padre —corrige la heredera —. Nadie usa ese color de armadura en el ejército, resalta mucho entre la nieve.

    —Pero he visto que usan otros colores —señala la mayor.

    —Sí, pero son soldados de mayor rango, sin mencionar que el color bronce se confunde fácil entre las rocas y el plateado no resalta tanto en la nieve —explica la joven, comiendo una cucharada de su sopa de patatas y nances —. Esto sabe horrible.

    —Quise probar algo nuevo, pero resulta que las patatas y los nances no se mezclan —ríe nerviosa.

    —Que más da —suspira bajando su plato —. ¿Cómo crees que llegó ese monstruo aquí?

    —Supongo que Magnus lo invocó para que lo ayudara a enfrentar al rey... pero si no lo envió de regreso podría significar que…

    —No pienses así, seguro que está bien, debe ser que se separaron o algo por el estilo —dice para animar a su amiga, aunque no le tiene tanto aprecio al de piel rosa como para lamentar su posible muerte o desaparición.

    —Eso espero… Espero que lo encontremos pronto…

    —Hola —saluda el chico que ayudó a Cereza más temprano, llegando a donde están.

    —Oh, ¿cómo están las cosas en la villa? —cuestiona la de cabello azul.

    —Parecen un poco más tranquilos, no han habido señales del trol de hielo desde hace rato y se cree que se fue de aquí, pero igual van a montar un grupo de vigilancia por las dudas —cuenta el joven monje.

    —Es bueno que estén tranquilos —asegura Cereza sonriendo.

    —La verdad vine a preguntarte algo —dice el chico con las mejillas azuladas, se inclina y le susurra algo al oído a la mayor.


    Cereza se pone por completo azul. Sacude la cabeza y piensa en la propuesta.

    —No sé… La verdad no estoy de humor para… —ve a la joven a su lado, no quiere decir ciertas cosas en voz alta en su presencia —. Para esa clase de juegos.

    —La verdad eres buena en… —el chico también ve a la joven y se frena —. En esos juegos, mucho mejor que las demás de esta villa.

    —¿En serio? —cuestiona ella apenada.

    —Oh, sí, no hay comparación. Todas aquí son muy recatadas y pasivas, pero tú eres muy salvaje. Incluso podemos probar algo nuevo para que imagines que lo… juegas con Magnus.

    —¡¿En serio?! —pregunta excitada ante la idea —. Es decir, ¿en serio?

    —Creo que sí —afirma no tan convencido el joven, aunque el deseo lo invade y le parece que funcionaría de intentarlo.

    —En ese caso acepto —se levanta de golpe, luego voltea a ver a Fran —. Iré a… jugar con él, no te preocupes, las bestias te cuidarán si sucede algo.


    Fran ve como Cereza y el joven monje se adentran al poblado. Luego busca a los animales con la mirada. Remiel duerme plácidamente con el estómago hacia arriba y la lengua afuera. Bun se lame la pata derecha delantera para luego frotarla contra su rostro. Cuando vuelve la mirada hacia los alces de dos cuernos, estos están comiendo sin prestarle atención al mundo que los rodea.

    —Sí, supongo estaré bien —susurra nerviosa, encogiéndose.


    Frambuesa no es capaz de conciliar el sueño, nunca pasa por su mente que el enorme trol de hielo la pueda atacar, su temor es hacia los aldeanos, la quisieron matar una vez y lo podrían intentar de nuevo en cualquier momento. Para el amanecer desayuna un par de manzanas grises en espera de que su amiga y compañera de viaje regrese.


    La tenue luz del sol se asoma por la ventana del cuarto del joven monje. Él se encuentra desnudo bajo las sábanas de piel de cabra que cubren su rústica cama de madera. Cereza se encuentra sentada, se mira los pies desnudos sobre el suelo de roca poco pulida y pintada en verde oscuro, no trae puesto más que una pañoleta alrededor del cuello.

    —¿Qué tal? —interroga el chico, sonriendo satisfecho.

    —Fue mejor que la última vez —confiesa jugueteando con sus pies, nota que una de sus uñas está más corta que las demás —. Tu idea de cubrirme los ojos funcionó muy bien, lo… lo imaginé a él todo el tiempo… —se acaricia la entrepierna al recordar lo que fantaseaba.

    —Lo supuse —comenta él sonriente —. También fuiste mucho mejor esta vez —«y al igual que aquella vez, no hacías más que gritar y gemir su nombre».

    —Supongo que esto es lo más cercano que estaré…

    —¿Qué quieres decir?

    —Pues… me siento atraída a él y si lo pidiera me entregaría a él sin pensarlo, pero no lo pediría nunca... no soy lo bastante buena para él…

    —No lo creo, se notaba que le gustas, no te rindas —la intenta animar, pero no está seguro de que lo que dice sea verdad.

    —Le agrado, pero no se siente atraído a mí, sus dos novias son delgadas, una incluso se supone tiene un cuerpo escultural —se toma el estómago con ambas manos —. Yo no soy delgada.

    —Sabes, estás un poco más delgada que cuando llegaste por primera vez.

    —¿En serio? —pregunta, esperanzada de que sea verdad.

    —Ajá, además tienes un buen cuerpo —ella lo mira sonriente —, tienes unos pechos grandes, redondos y suaves, además de una cadera firme y fácil de agarrar y tu trasero es suave y lindo.

    —Gracias —se le oscurecen las mejillas —. Tal vez… Oye, ¿te parezco atrayente?

    —Eres muy linda y la mejor en el sexo —«pero estás algo pasadita de peso para mi gusto, en serio, ¿cómo engorda alguien con tan poca comida disponible en este país?»


    Cereza regresa con Fran, esta la abraza feliz de ver que volviera sana y salva. La heredera ve que su amiga trae el cabello suelto, algo que nunca había visto antes, ya que siempre lo amarra en una cola y ni para dormir se la quita.

    —Eres muy bella con el cabello así —alaga la princesa, sin poder apartar la mirada de ese largo y sedoso cabello azul oscuro, incluso se le azulan las mejillas —. Deberías usarlo así siempre.

    —No es práctico —niega la mayor —. Con el viento se mueve mucho y no me deja ver. Además me gusta mucho más amarrado —se comienza a recoger el cabello.

    —Es una pena. Te hace ver más madura y bonita.

    —Da lo mismo —mira hacia el horizonte, realmente no pensando en nada —. Vamos al Coloso, solo espero que Rata no se haya soltado y se lo haya robado.

    —Me preocupa más que se haya muerto de hambre —hace ver la princesa.

    —No creo, comió ayer por la mañana, debe tener hambre, pero no se va a morir por un día sin comer nada. Además, le dejamos el platón de Remiel lleno de agua, así que no debe tener sed.

    —Tampoco puede haberse llevado el trineo si nosotras nos llevamos a Tomas y Jerry —señala la de cabello negro, señalando los alces.

    —Que tonta soy, tienes razón.


    Parten de inmediato hacia el Coloso, para continuar con la búsqueda de Magnus. Esperando encontrarlo con vida.



    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Tomas & Jerry
    Género: Masculino & Femenino
    Raza: Alces de Dos Cuernos
    Armas: Cornamentas
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Segunda Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Bun
    Género: Femenino
    Raza: Lince Blanco Manchado
    Armas: Garras y Colmillos
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Mora Delto
    Apodo: El Brillante
    Profesión: Rey del País Helado/General Blanco
    Edad: 45 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial Alpha (Espadas Gemelas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Mora Delto II
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado/Príncipe/Primer Heredero al Trono
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbes Artificiales (Espadas)
    Estilo de Lucha: Espadachín
    ______________
    Nombre: Agua Cate
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado/Comandante de la División de Investigación
    Edad: 30+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado
    Armas: Orbe Artificial (Ballesta)
    Estilo de Lucha: -
    ______________
    Nombre: Mophet
    Edad: 13 años
    Profesión: Líder de Grupo de Troles de Hielo
    Género: Masculino
    Raza: Trol de Hielo
    Armas: Puños/Espada de Acero Grande
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    Armas:
    -Demoledor de Sandi: Tubo de forma cilíndrica, transparente, que contiene un líquido incoloro en el interior. Presenta dos tapas de acero, en una de ellas hay cinco botones color rojo y una luz que brilla verde en la zona superior. El líquido incoloro es sumamente explosivo.
    Otros:
    -General Blanco Nance Dulcio: Uno de los seis Generales Blancos. Llamado el Temerario
     
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  19. Threadmarks: Capítulo 42. Los Hermanos Galunn
     
    Dark RS

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    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
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    Género:
    Aventura
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    Palabras:
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    Capítulo 42. Los Hermanos Galunn



    Los comandantes Kiwi y Naranja llevan casi un día entero huyendo de los soldados negros. No están seguros de hacia dónde se dirigen, solo tienen en mente que deben salir del campo visual de sus perseguidores, ya que al estar a la intemperie, y por culpa del dorado de sus armaduras, son fáciles de divisar desde lejos. Corren sin descanso, les duelen las piernas al punto que sienten que se les partirán en cualquier momento.


    Son los únicos supervivientes del ataque a su caravana; los soldados que venían escoltándolos murieron luchando con valentía. La doncella y su familia fueron de las primeras víctimas del sanguinario ataque. Incluso las bestias encontraron su final ante las armas de los agresores. Una auténtica masacre de la que no están seguro de cómo salieron con vida.


    Naranja calcula que aún deben quedar unos veinte soldados enemigos tras su rastro. Perdieron sus cascos desde el principio de la batalla, las armaduras de ambos comandantes presentan grandes abolladuras e incluso una parte de la armadura del brazo de Kiwi tiene una enorme fisura que amenaza con partir esa pieza en cualquier momento.


    A lo lejos divisan una montaña, en cuya falda hay un frondoso bosque gris y, en menor medida, verde. Lo que les da una esperanza, tanto de ocultarse como de conseguir alimento y agua. Al estar a pocos kilómetros, el joven piensa en algo que no había tomado en cuenta.

    —¿Hacia qué dirección piensas que hemos estado corriendo, hermana? —pregunta Naranja, jadeante.


    La chica mira hacia el cielo, busca el sol, luego señala hacia abajo y cambia la dirección ligeramente hacia su derecha.

    —Al sur y un poco hacia el oeste —interpreta él ante las señas de su hermana —. En ese caso estamos llegando a Nido de Arañas —la chica reacciona entusiasmada ante esas palabras —. Lo veo más preocupante que emocionante —reclama ante la expresión de la chica —. Las arañas no creo sean buenas mascotas —ella le hace un puchero —. Bien, ya veremos qué ocurre cuando lleguemos.


    La comandante salta de alegría, como si fuera un niña pequeña. Luego de un par de horas llegan al bosque; se adentran lo más posible. Aprovechando que a sus perseguidores les tomará al menos una hora más alcanzarlos, recogen algunas manzanas grises y las comen con voracidad. Se sientan a descansar bajo la sombra de un árbol de hojas grises, cuyo tronco es lo bastante grueso como para ocultarlos a ambos.

    —Este bosque rodea la montaña, los soldados negros se verán obligados a separarse para buscarnos. En menor número los derrotaremos fácilmente, espero —se dice, tomando con fuerza su espada, que es color dorada, incluso la hoja tiene ese color, pero se nota que no es más que un recubrimiento, esto debido a algunos rasguños en los que se nota que el color original era plateado.


    La chica descansa contra el árbol, cierra los ojos un momento para intentar escuchar los sonidos que la rodean, eso siempre la relaja. No hay tantas aves como se esperaría de un bosque de este tamaño, le parece escuchar que algo chapotea en agua, por lo que presume hay una fuente de agua no muy lejos. Percibe que hay un mamífero grande cerca, tiene un olor al que no está acostumbrada, pero no siente que tenga la intención de atacarlos, por lo que lo ignora.


    Finalmente llegan los de armadura negra, desafortunadamente, en contra de lo que esperaba el comandante varón, no se separan. En lugar de eso, solo caminan algo distanciados, pero sin perderse de vista entre sí en ningún momento. Revisan detrás de cada árbol y roca, incluso en las copas de los árboles.


    Sin más opciones, los hermanos se ven obligados a luchar por sus vidas. Escapar dejó de ser una opción viable, y no saben qué más hacer. Naranja sale de detrás del árbol, con su arma en mano, usa toda su fuerza para atravesarle la garganta a uno de los enemigos. Varios oponentes se le vienen encima, a duras penas logra mantenerlos distanciados, pero se ve rápidamente dominado. De sobre un árbol, Kiwi se deja caer sobre un par de los enemigos que presionan a su hermano, le muerde el cuello a uno y le arranca un buen pedazo de carne, haciendo que salga una enorme cantidad de sangre de la yugular, luego golpea al segundo soldado una y otra vez en el rostro, hasta que este deja de moverse.


    El chico logra matar a otro par de soldados, pero para cuando el segundo cae al suelo, ya están rodeados por los restantes miembros del grupo de soldados de armadura negra. Kiwi gruñe, como si fuera una bestia acorralada.

    —Parece que hasta aquí llegamos, hermana —susurra el joven, al ponerse espalda con espalda con Kiwi. No encuentra una forma de cambiar la situación a su favor. Están agotados y sedientos, lo que no ayuda a mejorar la situación.


    Una onda explosiva dispersa a los enemigos, también hace que los comandantes caigan al suelo. Algo rojo arroja a un par de soldados contra los árboles, haciendo que pierdan la conciencia en el acto.

    —Estimados soldados —dice Magnus, mostrándose ante todos, trae las dos espadas que son orbes artificiales en las manos, los nudillos que emiten explosiones puestos y bajo su gabardina, desde su espalda, se asoma el látigo rojo —, les pido que cesen toda hostilidad y se retiren de inmediato.

    —¡¿Qué es esa cosa?! —cuestiona uno de los soldados, al ver el color de piel de Magnus.

    —No importará qué es cuando lo matemos —menciona otro.

    —¿Debo tomar eso como un no? —cuestiona el humano, observando a los enemigos, le parece que hay catorce de armadura negra y dos de armadura dorada, pero descarta a los comandantes como amenaza, al menos por el momento, ya que estos están bajo el ataque de los soldados que visten armadura de un color inusual — ¿Qué me dicen ustedes? —señala hacia los hermanos.

    —No tenemos por qué darle explicaciones a... —se detiene al sentir que su hermana lo pellizca, le hace una expresión seria que él entiende, pero no le gusta tener que hacerlo —. Soy el comandante Naranja y ella es la comandante Kiwi, mi hermana, se nos encomendó la tarea de escoltar a una de las doncellas del castillo hacia ciudad Estrella —informa con el ceño fruncido.

    —¿Y la doncella? —cuestiona el de piel rojiza, interesado en el tema.

    —La mataron esos soldados —dice el comandante, decepcionado de sí mismo por haber fallado en una misión tan simple como esa.

    —Ya veo. ¿Algo que decir, soldados de negro?

    —Nada que le importe a un fenómeno —responde uno de ellos.

    —¡Larga vida al futuro rey! —grita otro.


    Magnus cree entender lo que sucede, pero decide que tiene que confirmarlo, y nadie mejor para hacerlo que los involucrados en el asunto.

    —Entonces son parte de un intento de derrocar al rey —observa los rostros de los de armadura negra, va uno por uno hasta que encuentra una mujer que parece nerviosa, se centra en ella para obtener respuestas —. Entonces es así. Es evidente que están atacando a los soldados de alto rango más cercanos al castillo... ¿No?... ¿Solo a ellos?... ¿También las bases?... Comprendo ¿Los poblados?.... ¿Todos?... Entonces solo algunos.

    —¡Ya cállate! —exige uno de los soldados, nervioso por las palabras tan acertadas del desconocido.

    —Una cosa más; ¿es este nuevo rey una mejor persona? —esta vez más de un rostro reacciona, y no de la forma en que esperaba que lo hicieran —. Es una pena, no puedo estar de acuerdo con que alguien que es peor que el rey actual ascienda al poder.


    El humano corre hacia los de armadura negra, a toda velocidad, una que solo pocos en el ejército pueden alcanzar. Golpea con las espadas, en los cascos, a tres soldados, con el fin de aturdirlos, el látigo atrapa a otros dos y los azota de cabeza contra el suelo, haciendo que pierdan el conocimiento.


    Da un puñetazo contra un árbol, se produce una explosión que lo derriba, haciendo que atrape a tres enemigos que no pudieron evitarlo, a un par de ellos se les rompen la piernas, el otro no es capaz de zafarse, pero no está herido en lo absoluto. Magnus vuelve la atención a los que fueron aturdidos, toma a uno del brazo, lo hace girar en el aire y lo deja caer contra el suelo, al segundo lo golpea en el rostro haciendo que retroceda y se tropieza con una raíz. El tercero intenta contraatacar, pero su lanza es detenida por una de las espadas que tiene el humano, de inmediato lo hace tropezar y lo termina con una patada en la cabeza. Toma a un cuarto enemigo, que iba a atacarlo por la espalda, usando el Orbe Artificial Beta, y lo golpea contra un árbol, el impacto hace que caigan algunas manzanas grises. Los cinco restantes huyen sin preocuparse por la condición de sus compañeros .

    —Esto fue mucho mejor que mi entrenamiento matutino —se dice el de cabello negro, encogiendo las espadas para luego devolverlas al bolsillo interior de su gabardina, el látigo se esconde de nuevo entre la ropa.

    —Me siento tentado a decir gracias, pero no sin antes saber por qué nos salvaste —comenta el de cabello blanco y armadura dorada, con notoria desconfianza.

    —Me pareció injusta la forma en cómo los atacaron, es todo.


    Kiwi cae al suelo de rodillas, se cubre el rostro con las manos y comienza a llorar, su hermano se alarma y va a su lado, le pregunta, en voz baja, qué le ocurre, a lo que ella responde con algunas señas y balbuceos.

    —Oh, tranquila —la abraza, le acaricia la cabeza para consolarla.

    —¿Ocurre algo que deba saber? —pregunta el de gabardina, que nunca le ha gustado ver a alguien llorar con la pena que muestra la comandante.


    Naranja no pensaba en contestarle, pero su hermana asiente.

    —Tú siempre quieres decir más de lo que deberías —suspira resignado —. Entre los que perdimos en el ataque estaban dos alces de dos cuernos que ella había criado desde cachorros, los encontró huérfanos luego de que a su manada la atacara una jauría de lobos de las altiplanicies, los alimentó y crió ella sola. Creo que tenían como cinco años.


    Magnus se les acerca, se agacha para quedar a la altura de la joven comandante, pone una expresión compasiva.

    —Mis condolencias —dice de forma honesta.


    El de piel rojiza se aleja, junta algunas piedras, las pone juntas, arranca un par de ramas de un árbol cercano, les quita las hojas y las clava sobre las rocas.

    —Sé que no es lo mismo, pero imagina que estas son sus tumbas —dice el de cabello negro, sintiendo empatía por la pérdida.


    Kiwi se acerca, gateando, hacia las rocas, ve las ramas que se parecen mucho a los cuernos de los alces, continúa el llanto frente a estas.

    —¿Te gustan los alces? —cuestiona Naranja, conmovido por el gesto del extraño.

    —Soy más un hombre de lobos... ¿Lobos? ¡Eso es! —se dice el humano, al tener una idea de cómo hacer que sus amigos y compañeros de viaje sepan dónde se encuentra.


    Se aleja, saca un papel de papiro de uno de los bolsillos interiores de su gabardina, y un lápiz, muy corto, de un bolsillo distinto. Comienza a escribir, pero a la mitad de la primer oración piensa en algo. «¿Y si no pueden leer lo que escribo? La razón por la que puedo oír y leer en mi idioma natal y que ellos puedan entenderme en su propio idioma es debido a la influencia del Consejero Oscuro, pero es solo por que estoy presente, de no estarlo no debería haber razón para que sepan leer lo que escribo en mi idioma natal.»

    —¿Puedo pedirles un favor? —pide el de piel rosa.


    Naranja escribe en el papiro lo que le es dictado por el humano. Una vez listo, Magnus lo enrolla y lo ata con un trozo de hilo de su camiseta blanca.

    —Espero funcione —se dice nervioso.


    Al mismo tiempo, el Coloso va en camino al bosque del Cedro Rojo. Repentinamente Fran grita, lo que obliga a Cereza a detener el trineo para averiguar qué es lo que ocurre. Se asoma al interior.

    —¿Qué pasa? ¿Se soltó Rata? —cuestiona preocupada la de cabello azul.

    —Remiel... Remiel desapareció —dice la heredera aterrada, señalando hacia el lugar donde se encontraba el lobo unos momentos antes.

    —¿Qué? —la mayor busca por toda la caravana, pero no encuentra al lobo — ¿Se habrá caído?

    —No... —niega la de cabello negro aún temblando —. Estaba dormido sobre los sacos de la comida de los alces y de pronto se esfumó.

    —Es cierto —afirma Rata, que está sentado sobre uno de los largos cajones —. Ese lobo solo desapareció sin dejar rastro.


    De un momento a otro se escuchan los ladridos del can, todos voltean y lo ven sobre el mismo saco en el que estaba durmiendo solo minutos antes. Trae un papiro atado al collar de perlas azules.

    —¿Y eso? —se pregunta la mayor, abre el pergamino y lo lee, se le ilumina el rostro — ¡Es de Magnus, está vivo!

    —¿En serio? —cuestiona emocionada la princesa.

    —Ajá, dice que de alguna forma llegó al bosque Nido de Arañas y que nos esperará en ese lugar... Eligió el peor lugar para perderse —pone una expresión de preocupación.

    —Al menos sabemos que está con vida —le hace ver Frambuesa, para tranquilizarla, aunque no sabe la razón de la preocupación.

    —Es verdad, es verdad —comienza a estudiar el mapa, no está muy segura de dónde se encuentran, por lo que deberán ir primero al bosque del Cedro Rojo y partir desde ese lugar —. Creo que tardaremos unos tres días y medio, contando los descansos para los alces.

    —Oye, Cereza, ¿sabes por qué desapareció Remiel? —cuestiona la joven heredera.

    —Magnus aprendió —«heredó del alma de Opal estaría mejor dicho» — un hechizo que invoca bestias, ya lo has visto, así es como llama a ese trol de hielo.

    —Entiendo, debió invocar a Remiel y le ató el mensaje al cuello.

    —Debió ser eso —asegura la otra, pasando al asiento del conductor —. Agárrate fuerte, iremos a toda velocidad —de inmediato da la orden a los alces para comenzar a correr.


    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cereza Cortes
    Apodo: -
    Profesión: Comerciante
    Edad: 22 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Hogar)
    Armas: Orbe de Agua/Bombas de Humo Venenoso/Bombas Somnífero/Resacas (Bombas Venenosas y Somníferas)
    Estilo de Lucha: Soporte
    ______________
    Nombre: Remiel
    Edad: 1 año
    Género: Masculino
    Raza: Lobo de las Altiplanicies
    Armas: Garras y Colmillos
    Habilidad: Transformación (Crecimiento corporal x4)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Nance Dulcio Segundo
    Apodo: Rata
    Profesión: Capitán del ejército
    Edad: 19 años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Cuchillas Aserradas
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Frambuesa Delto
    Apodo: Fran
    Profesión: Princesa/Segunda Heredera al Trono
    Edad: 15 años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Báculo Luminoso (¿?)
    Estilo de Lucha: Sanadora
    ______________
    Nombre: Kiwi Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Anillo (¿?)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Naranja Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial (Guanteletes)/Espada
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo/Espadachín
     
    Última edición: 15 Abril 2019
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  20. Threadmarks: Capítulo 43. Los Hermanos Galunn II
     
    Dark RS

    Dark RS Caballero De Sheccid Comentarista empedernido

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    Escritor
    Título:
    Los Nuevos Generales Blancos (Finalizado)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    103
     
    Palabras:
    2891

    Capítulo 43. Los Hermanos Galunn II



    Magnus piensa que su plan de enviar una nota con Remiel funcionará, solo tiene que tener paciencia y aguardar la llegada de sus amigos. No está seguro de cuánto tardarán, pero le parece serán entre tres y diez días, dependiendo de qué tan lejos se encuentren en este momento, por lo que solo resta esperar. Los comandantes continúan presentando sus respetos ante las falsas tumbas, que han resultado ser tranquilizantes para Kiwi, que es la que más ha sentido la pérdida de los alces.

    —¿Puedo preguntarles algunas cosas? —pide el humano, esperando una respuesta negativa, pero no quiere perder una oportunidad como esta para recabar información.

    —No —niega Naranja con firmeza.


    Se produce un incómodo silencio, solo la respiración de los presentes se escucha, especialmente la de la chica, que de vez en cuando suspira con tristeza. Magnus va en busca de comida, trae cinco zanahorias rosas y tres patatas pequeñas, que crecen de forma silvestre en este bosque. Luego saca una roca hueca que ha estado usando para cocinar. Prepara sopa, la calienta un poco, al provocar que sus manos suban la temperatura de la piedra hasta el punto de ponerla al rojo vivo, se sirve una porción en un rústico plato de madera que se nota que él mismo talló, luego cubre la roca con nieve y al cabo de unos quince minutos, que calcula que tarda en enfriarse, sirve el resto en otros dos platos de madera, que también se adivina que fueron hechos por él.

    —Coman, deben alimentarse para el viaje de regreso —les dice, ofreciéndoles la sopa.

    —No, gracias —niega el de cabello blanco, volteando la mirada. Su orgullo no le permite aceptarlo.


    Kiwi, por su parte, está hambrienta, la sopa huele muy bien y se le hace muy tentadora. Se acerca gateando hasta los platos, toma uno, lo olfatea con más detenimiento, el solo olor entrando a sus fosas nasales es suficiente para hacerle agua la boca. Comienza a tomarse la sopa y masticar con ganas los trozos de verduras.

    —No confíes tan fácilmente en este extraño, hermana —regaña el comandante. La chica se relame los labios y sonríe con dulzura —. Bueno, pero si morimos envenenados jamás te lo perdonaré.


    El mellizo se acerca y toma el otro plato, lo observa atentamente como si esperara encontrar algo peligroso flotando en alguna parte. Prueba un poco, lo saborea, queda sorprendido ante el sabor único que tiene ese platillo.

    —No lo entiendo —dice el comandante atónito —. Te vi preparar esta comida, fue tan simple como agua, zanahorias y patatas. ¿Por qué sabe tan distinto a lo normal?

    —Cuando el agua se calienta hace que los alimentos que están sumergidos en ella suelten sabor, solo hay que dejarlo enfriar para que puedan comerlo.

    —Ya veo, por eso está tan caliente, pero quemarse un poco la lengua vale la pena al probar este platillo. ¿No lo crees así, hermana? —voltea hacia la chica —. Veo que tenías que compartirla.


    La comandante asiente. A su alrededor hay algunos animales que nadie más vio en qué momento llegaron. Un conejo de hielo con pelaje blanco y un moño color verde sobre su cabeza, se le llama conejo de hielo debido a que es un poco más fuerte que los conejos comunes. Hay una masa parecida a gelatina de color traslucido cubriendo el cuerpo del roedor. También hay una cabra, un ropto y siete palomas. Todos parecen estar probando la comida de Kiwi.

    —Impresionante grupo —comenta el de gabardina —. No recuerdo haber visto palomas en lo que llevo aquí, y mucho menos cabras. ¿Amigos tuyos? —la chica asiente enérgicamente, luego voltea a ver a su hermano.

    —No voy a presentarlos, no estamos fraternizando con este sujeto raro —reclama Naranja con firmeza, su hermana hace pucheros —. Debes dejar de pedir que de información sobre nosotros o sobre cosas relacionadas a nuestros puestos —ella pone una enorme mirada tierna —. Es en serio, tenemos veinte años, no te portes como una bebita —ve al de piel rosa, que intenta poner una expresión parecida a la de Kiwi —. Aterrador, si dejas de poner esa cara te diré sus nombres.


    Los animales se forman en una fila, con Kiwi al final sentada como si fuera un lobo.

    —Mi hermana adora a todos sus animales, ha tenido muchos a través de los años, los encuentra y se encariña muy pronto y los entrena —ve que la chica está acercándose a una araña —. ¡Aléjate de esa cosa! —ella voltea el rostro enfadada.

    —Una domadora, uno de mis amigos en mi hogar es un domador.

    —Sí, ajá, no te pedí la historia de tu vida —reprende el de cabello blanco indiferente ante lo dicho por el extraño —. Voy a hacer esto rápido. El conejo se llama Patita, la cosa en su cuerpo es un hielo parasitario que se llama Patita Segundo.

    —He oído sobre los hielos parasitarios, se supone son…

    —Que no interrumpas, quiero acabar pronto —reprende el comandante —. Ese Ropto gordo se llama Venos —refiriéndose a un lagarto de cuerpo redondo y escamas blancas con dos largas patas, tiene una enorme boca llena de colmillos. Esta especie suele tener seis ojos negros, pero a este ejemplar le faltan dos que perdió hace tiempo. Usa un corbatín color morado con puntos blancos bajo su enorme boca.

    —Oh, ya había visto algunos…

    —Que te calles, por los Dioses —regaña por tercera vez —. La cabra esa se llama Cornamenta, a Kiwi le gusta ordeñarla y tomarse su leche, la verdad a mí no me gusta mucho.


    La bestia bala al escuchar su nombre. Es de pelaje café claro, con cortos cuernos redondeados, ubres grandes y rosas. Usa un moño color rojo con puntos blancos justo debajo del cuerno izquierdo.

    —La leche de ca…

    —¿Acaso nunca te callas?

    —La verdad no —contesta el humano, comenzando a molestarse por ser tantas veces interrumpido.

    —Pues aprende a hacerlo. Para terminar, esas palomas se llaman Rayo —la segunda más grande de las aves aletea, es de plumaje gris claro con el estómago blanco, lleva un moño de rayas blancas y gris oscuro —, Nube —se refiere a la más grande, que es toda blanca con un corbatín de rayas blancas con gris claro — y los otros son sus polluelos: Nieve, Hoja, Sol, Pluma y Viento —las aves pequeñas también traen moños o corbatines.

    —Son una linda familia —alaga el de gabardina — y todas tus bestias lucen muy bien cuidadas y amadas —la chica sonríe y se le azulan las mejillas.

    —No le hagas caso, Kiwi —reprende su hermano.


    Magnus observa detenidamente a los soldados negros, estos fueron despojados de sus armas, armaduras y la mayor parte de sus ropas, Fueron atados usando sus propias prendas.

    —¿Qué sucederá con ellos? —cuestiona el de piel rojiza con seriedad.

    —Serán llevados al castillo como prisioneros —informa el comandante —. Serán interrogados y su destino dependerá del rey.

    —Supongo es inevitable —se dice pensativo. La chica produce una especie de gruñido y gemidos como si intentara decir algo —. Ya sé que en la guerra es algo inevitable, pero gracias por intentar animarme.

    —¡Espera un momento! —exclama el de cabello blanco, levantándose de golpe — ¡¿Le estás entendiendo lo que dice?!

    —Parece que así es —menciona inseguro de la razón. Ella produce más balbuceos, intentando probar si funciona por segunda ocasión —. No es que te entienda en sí... Creo que es como cuando hablo con los lobos, interpreto por la situación y el tono de los sonidos que producen.

    —Me pareces sospechoso. Y tú deja esa mirada entusiasmada —reclama a su hermana, al verle los ojos iluminados por haber encontrado a alguien más que la comprende.

    —No hay muchos que te entiendan, ¿cierto? —le pregunta el humano a Kiwi, ella asiente —. Pobre, pobre chica —le acaricia la cabeza, como cuando se la acaricia a Remiel.

    —¡No la toques como si fuera un animal! —reclama Naranja, empujando a Magnus.

    —No la oí quejarse.

    —¡Maldito! —el comandante se le lanza encima y lo comienza a ahorcar.

    —T-Tranquilo... —pide el de gabardina dándole golpecitos en los guanteletes.

    —¡Nadie trata a mi hermana como si fuera un animal! —comienza a apretar con más fuerza.

    —No... lo ataques... —pide el de cabello negro al espectro, que está por tocar al Tempus para acabar con su vida.


    La chica jala a su hermano de los hombros, quitándoselo a Magnus de encima. Observa a su mellizo con fiereza, sus normalmente negros ojos se vuelven grises y las pupilas se alargan, comenzando a parecerse a los de un felino, también muestra su dentadura de forma amenazante, enseñando que todos sus dientes se volvieron colmillos. Esto obliga a Naranja a detenerse.

    —Bien, pero luego no digas que no intenté defender tu honor, hermana —murmura el de cabello blanco, resentido ante la situación.


    Para después del almuerzo, los comandantes parten del bosque en dirección a lo que quedó de la caravana que dirigían. Van escoltando a los prisioneros, planean esperar en ese lugar hasta que algún grupo de soldados pasen por ese sitio para pedir auxilio, después de todo, es un camino altamente utilizado por el ejército.


    Una vez se le pierden de vista, el humano suspira aliviado. El espectro se le aparece y lo observa con un par de ojos blancos que resaltan entre la oscuridad de su capucha.

    —¿Por qué permitió que el Tempus Naranja lo atacara así, amo? —cuestiona Ghoul, usando una voz chillona.

    —Quería calcular su fuerza —confiesa él pensativo —. Estaba por apartarlo cuando Kiwi intervino. No es tan fuerte como piensa, diría que es más fuerte que Rata, creo que un poco más veloz también, pero mucho más débil que la comandante que apoyaba al general Ata.

    —La Tempus Kiwi tampoco parecía ser muy fuerte —comenta, desapareciendo y reapareciendo con un tamaño ligeramente superior al que presentaba antes.

    —Te equivocas en eso —observa con detenimiento en la dirección que se fueron los hermanos comandantes —. Ella si tiene lo necesario para comandante.

    —No lo entendemos, amo —lo dice con una voz ronca —. No observamos que la Tempus Kiwi presentara algún talento en la lucha, fue mucho más pasiva, ni siquiera sacó un arma para pelear.

    —No lo notaste entonces —mira hacia las copas de los árboles —. Es más feral que otra cosa, nunca fuiste bueno para calcular la fortaleza física si no la usan por completo.

    —Desafortunadamente no medimos el potencial físico, solo podemos analizar basados en lo que observamos y calculamos.

    —La piel de un Tempus es un poco más resistente que la de un humano, los pondría al nivel de un elfo o quizás un trol de Garja, pero Kiwi logró arrancarle un buen trozo de la garganta a uno de los soldados sin mucho esfuerzo —«incluso se lo tragó» —. Mató otro a golpes.

    —Los golpes en la cabeza suelen presentar el riesgo de ser mortales por la sacudida al cerebro.

    —Lo sé, pero ella le rompió el cuello con uno de esos golpes, si buscas su cadáver verás que tiene la cabeza en una posición anormal.


    El de capucha desaparece por unos instantes, luego reaparece, de un tamaño aún mayor al anterior.

    —Tiene razón, amo, no lo habíamos notado.

    —Sin mencionar la forma en como subió al árbol, he visto monos que suben menos rápido que ella. Parece ser inofensiva, pero en realidad es muy fuerte y ágil, además puede invocar bestias, pareciera que los más fuertes eran los alces que perecieron en el ataque, pero no descarto que tenga algo que no mostrara o que consiga algo en el futuro próximo —« pero lo que más me preocupa es esa especie de licantropía que demostró al final».

    —Conocemos esa mirada, amo, desearía reclutarla para unirse a su equipo de luchadores. ¿Suponemos correctamente?

    —Lo haces, mi buen amigo, sería una excelente luchadora de coliseo.

    —Y así ampliaría su harem —desaparece.

    —¡Que no me estoy armando un harem!


    A los hermanos Galunn les toma poco menos de dos días regresar al sitio donde fueron emboscados, algo de esperarse ya que la primera vez que recorrieron el camino iban corriendo para escapar de sus perseguidores, pero, en esta ocasión no tenían prisa y llevaban varios prisioneros heridos que no podían correr o caminaban con dificultad.


    Una vez en el lugar, encuentran un grupo de soldados, de armadura blanca, que son dirigidos por un capitán, estos armaron un campamento, como si los hubieran estado esperando. El capitán les informa que el rey ordenó la eliminación de los traidores, por lo que pasan de inmediato a ejecutar a los prisioneros en el sitio, para después enterrar los restos.


    Luego de eso, recolectan lo que aún es utilizable de los trineos y regresan de inmediato al castillo, siendo escoltados por los soldados. Pasados unos cuatro días, ya en presencia del rey Delto, informan sobre la emboscada que sufrieron y el joven de piel extraña que los auxilió en el bosque Nido de Arañas. El soberano reconoce a ese joven como el que lo enfrentó cuando intentaba ir por su hija, extrañamente le alegra saber que sigue con vida, después de todo, es la única pista que tiene para encontrar a Frambuesa.


    Nombre: -
    Apodo: Magnus
    Profesión: Mercenario
    Edad: 18 años
    Género: Masculino
    Raza: Humano
    Mundo de Origen: Tierra
    Armas: Daga/Orbe Artificial Beta/Orbe Artificial Delta/Orbes Artificiales (3 Espadas)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Kiwi Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Femenino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Anillo (¿?)
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Naranja Galunn
    Apodo: -
    Profesión: Comandante del Ejército del País Helado
    Edad: 20+ años
    Género: Masculino
    Raza: Tempus
    País de Origen: País Helado (Castillo)
    Armas: Orbe Artificial (Guanteletes)/Espada
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo/Espadachín
    ______________
    Nombre: Patita
    Edad: 1 año
    Género: Femenino
    Raza: Conejo de Hielo
    Armas: Patas/Hielo Parasitario
    Habilidad: Inmunidad al Hielo Parasitario
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Patita Segundo
    Raza: Hielo Parasitario
    Armas: Cuerpo
    Habilidad: Piel de Hielo/Creación de Hielo
    Estilo de Lucha: Variado
    ______________
    Nombre: Venos
    Edad: 5 años
    Género: Masculino
    Raza: Ropto
    Armas: Saliva Congelante/Colmillos
    Habilidad: Veneno Congelante
    Estilo de Lucha: Cuerpo a Cuerpo
    ______________
    Nombre: Cornamenta
    Edad: 3 años
    Género: Femenino
    Raza: Cabra
    Armas: Cuernos
    Estilo de Lucha: Embestida
    ______________
    Nombre: Rayo & Nube
    Edad: 3 & 2 años
    Género: Femenino & Masculino
    Raza: Paloma
    Armas: Picos
    Estilo de Lucha: Volar
    ______________
    Nombre: Nieve, Hoja, Pluma, Sol & Viento
    Edad: 1 Mes
    Género: Masculino, Femenino, Femenino, Masculino & Masculino
    Raza: Paloma
    Armas: Picos
    Estilo de Lucha: Volar
    Bestiario:
    -Conejo de Hielo: Variedad de conejos que son un poco más grandes que la variedad común. Tienen la habilidad de poder sobrevivir al Hielo Parasitario.
    -Hielo Parasitario: Seres hechos de hielo que no se derrite. De poca inteligencia, atacan si creen estar en peligro o su huésped. Pueden crear toda clase de cosas a partir de su cuerpo. Se les ha visto crear púas, garrotes, masos, escudos, espadas y una copia exacta de sus huéspedes a mayor escala como si fuera una armadura. Si se adhieren a un huésped que no tenga la habilidad Inmunidad al Hielo Parasitario, el huésped muere a los pocos días. Sus cuerpos tienen una consistencia viscosa cuando se trasladan sin un huésped o cuando cambian de forma, una vez sobre su huésped o al tener la forma deseada, su cuerpo se vuelve duro y es casi indestructible.
    Otros:
    -Feral: Ser cruel y sanguinario que se caracteriza por comportarse de forma salvaje.
    -Domador: Término utilizado para describir a los que se dedican a entrenar bestias y usarlas para distintas labores domésticas o para luchar.
    -Inmunidad al Hielo Parasitario: Habilidad de algunos organismos, tanto animales como vegetales, para no morir cuando son infectados por un Hielo Parasitario.
    -Piel de Hielo: Habilidad de los Hielos Parasitarios que los vuelve tan duros como el hielo eterno.
    -Creación de Hielo: Habilidad de los Hielos parasitarios para volverse líquidos y cambiar de forma, inmediatamente usan su otra habilidad, Piel de Hielo. Es semejante a la Creación de Arma/Escudo Helado de ciertos elementales.
    -Licantropía: Término utilizado para la habilidad mitológica de conversión a hombre lobo.
     
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