Mimi Honda Estaba tan furiosa que cuando Emily tomó mi mano para detenerme lo primero que pensé hacer fue soltarme y terminar lo que había empezado. Se había burlado de mi situación y de mí. Se había mofado de mi padre... había tentado a la suerte demasiadas veces y ya no me iba a contener más. Si era eso lo que quería no me importaba. Ni siquiera pensé en las consecuencias que tendrían mis actos, actué por impulso, motivada por la rabia. Nunca había sido conocida por mi paciencia, pero pensaba haber madurado en ciertos aspectos. Al menos lo suficiente para poder hacer oídos sordos. Para ignorar a payasos necesitados de atención que solo querían sacarme de mis casillas, pero este desgraciado había ido demasiado lejos. Sería tan fácil si solo... Si tan solo... Pero desistí, dejando caer la mano con la que sostenía la lujoball de Raiden. Con una sombra en la mirada agaché la vista, apretando con fuerza los labios. Tenía suerte de que a Emily le importase su integridad física después de todo. Emily abandonó el local aún entre la conmoción de los clientes presentes y yo me vi obligada a seguirla. Aunque no la seguí por propia voluntad, solo le permití arrastrarme hasta la calle en un silencio sepulcral. Y entonces la miré a los ojos. —Me estaba molestando demasiado ¿lo sabes, verdad?— le pregunté con seriedad, pero no esperé una respuesta. Apreté su mano con más fuerza y tiré de ella—. Necesito aire. Caminé con Emily hasta un parque cercano tratando de calmarme en el paseo, dejando que la brisa de la mañana me serenase. Y entonces, una vez sentí que mi nivel de estrés había disminuido lo suficiente, exhalé profundamente y me senté en un banco cercano. —Lamento que hayas tenido que ver eso—dije, pero mi voz no mostraba vergüenza en lo más mínimo. No estaba arrepentida— ¿De qué querías hablarme?
Emily Hodges Al final ambas acabamos en un parque relativamente cercano, aun sin mucha gente en él pero con algún que otro entrenador que aprovechaba las horas matutinas para entrenar y así tener un buen día de provecho. Cuando llegamos respiré hondo, sintiendo como la fresca brisa lograba despejar mi mente. Esperé hasta que Mimi se hubiese sentado en un banco para hacer lo mismo, quedándome a su lado. En pocos segundos extendí mi brazo por detrás de su espalda, acercándola a mi cuerpo en un abrazo. —Sé que te estaba molestando, por eso prefería irnos antes de que siguiese —expliqué con una sonrisa antes de mirar al cielo—. ¿De qué quería hablarte? ¡Ah! No es que el café sea mi bebida favorita, pero si sabes hacerlo, puede tener un sabor muy rico... Me quedé un rato en silencio, sin apartar a la chica de mi abrazo y sin dejar de mirar al cielo. Poco después, reí levemente. >>Es broma~ Pero... imagino que debemos planear qué hacer ahora, ¿no? ¿Tienes pensado algún objetivo o algún sitio al que ir? Contenido oculto Amadme por el fanservice
Mimi Honda Emily no respondió enseguida. Caminó hasta a mí y tomó asiento a mi lado y entonces, repentinamente me abrazó por la espalda. Fue tan inesperado que logró sobresaltarme. Pero la calidez que trasmitía y el simple hecho de que fuese Emily me calmó y por instinto me acerqué más a ella. Siempre era tan inesperada... al menos no había gritado de aquella forma tan patética, como tanto solía hacer cuando me abrazaba de la nada y sin avisar. Podía considerarlo un avance. O tal vez simplemente empezaba a aceptar que aquellas pequeñas muestras de afecto me resultaban beneficiosas. —No es que el café sea mi bebida favorita—me dijo entonces—, pero si sabes hacerlo, puede tener un sabor muy rico... Mis ojos se abrieron de la impresión. Mis mejillas enrojecieron. ¿Ah? ¿Emily estaba insinuando que quería que le preparase café? ¿Yo? ¡Si ni siquiera sabía como funcionaba un electrodoméstico! ¿Cómo diablos se preparaba una taza de café? ¿Tal vez podría...? ¿Tal vez podría preguntarle a Dex? Era una pokédex, pero si tenía datos sobre pokémon debía de tenerlos sobre un montón de cosas diferentes. Ella estaba mirando al cielo entonces por lo que no pudo ver mi expresión. Y rio suavemente, cambiando radicalmente el tema de la conversación, inquiriendo qué haríamos ahora. Era una pregunta que esperaba. —No lo sé—fue mi respuesta. Y apoyando la cabeza en su hombro cerré los ojos—. Quizás podría atrapar algunos pokémon para mi equipo. Un Garchomp... tal vez un Houndoom. >>Necesito entrenar a mi Tyrunt para que evolucione lo más rápido posible a Tyrantrum. Pero en la Torre había un tipo que... Repentinamente mis mejillas enrojecieron bruscamente y aparté la mirada, pudorosa. No lo había olvidado. Ni mucho menos podría olvidarlo. —N-no importa. Espero no volver a verle de todos modos. ¿Cómo iba a contarle a Emily algo así? Maldito pervertido... ¿Pero por qué todos los degenerados me tocaban a mí? ¡Era una especie de imán de idiotas! Contenido oculto Why Emi, why are you so cute
Emily Hodges Apoyé mi cabeza sobre la suya, cerrando durante unos segundos los ojos, mientras escuchaba lo que tenía planeado. Aunque la parte final me provocó cierta curiosidad, supe que era mejor no preguntar. Lo cierto es que mi último encuentro en la Torre también había sido algo que prefería no contar a la ligera... Sentí un leve rubor extenderse por mis mejillas, frunciendo el ceño levemente. R-rayos... —Pues... —dije tras un rato—. Quizás yo también debería intentar añadir otro pokémon a mi equipo, ¿no? Y también tengo pendiente mejorar a alguno de mi equipo... Así que, te acompañaré donde quieras y así entrenamos las dos, ¿no te parece buen plan?
Mimi Honda Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios. —Me parece buen plan— respondí. Y entonces me incorporé de banco y tomé una pokéball de mi bolso de la que liberé a mi Braviary. Aleteó con fuerza antes de posar sus garras en el suelo del parque. Yo acaricié su cabeza y me volví para mirar a Emily—. Ven, Isamu puede llevarnos donde sea. >>Busquemos a Houndour, Gible y el pokémon que tú quieras—proseguí—. Podemos volver a la Torre o entrenar en la Sede del Campeonato como hicimos con Effy. La recompensa por ganar es mucho mayor que cualquiera que pudiésemos obtener en la Torre. Cuando mencioné el nombre de Effy sentí cierta tristeza, una sombra de desazón. Effy... ¿dónde estaba, a todo esto? La última vez que supe de ella fue en Udan y yo estaba molesta porque me dejó sola en esa villa cochambrosa que era Pueblo Brocha. Obtuve la MO Vuelo, pero no me compensaba. Le grité y siempre tendía a ser borde con ella... y ahora ni siquiera sabía su paradero. Mi rival. Sin embargo no dejé que aquella idea ensombreciese mi ánimo demasiado tiempo. Extendí mi mano. >>Viajemos juntas, Emily. ¿Te parece buena idea?
Emily Hodges Mimi se levantó con entusiasmo, recapitulando una vez más el plan que habíamos hecho en pocos segundos. Mientras acompañaba a Mimi, podría pensar que pokémon podría añadir a mi equipo... un tipo fantasma o siniestro es algo que seguramente me facilitaría la vida... o quizás uno de tierra. Me levanté también del banco, pensativa, pero con una sonrisa. Bien era cierto que tenía en mi poder a Unfezant que podía llevarme volando, pero, dado el caso, no me importaba ir junto a Mimi en su propio pokémon. Me acerqué a la chica, cogiendo la mano que me extendía mientras con la libre le acariciaba la cabeza, con cariño. —Es una genial idea, ¡vamos! —y con aquellas palabras, finalmente ambas nos montamos en el Braviary para salir volando hacia nuestro próximo destino. Contenido oculto I am back bitches... por unos minutos solo (?)
Drake Orestes El torneo había terminado. En verdad Hubert era realmente fuerte, no había tenido mucho problema en acabar con mis dos compañeros. Tal y como había pensado antes de entrar al torneo, mi equipo no estaba completo. Era hora de completarlo. Liberé a Crobat, pues seria un viaje demasiado largo para Chatot, y emprendimos el vuelo hacia la Calle Victoria.
Nikolah Cruz Salí rengueando del edificio, saludando a la recepcionista con una sonrisa y un efusivo ademán de manos, y me dirigí derecho hacia la boca de la caverna por la cual habíamos emergido con Devan. Iba silbando bajito la misma canción que había intentado tocar con la armónica cuando nos cruzamos con quienes esperaba conocer todavía más.
El camino para volver a la Caverna Témpera era sencillo: simplemente desandar lo andado. Poco había ya por hacer en la ciudad aparte de esperar a que volvieran a preparar la Torre Desafío de nuevo. En cierto modo echaba de menos caminar por una gran ciudad en solitario y a merced de los elementos, aunque fuera por breve tiempo, así que fue un camino disfrutable para lo que había sido hasta entonces...
Lucas Diamond Aterricé en el suelo algo mareado. Mi pelo había acabado en un lamentable estado, oculto bajo el gorro que con tanta fuerza tuve que sujetar. Nunca me acostumbraría a viajar a tal celeridad. Mi primera parada, como era usual, fue el centro Pokémon. Meganium y Archeops debían reposar, y así fue. En cuestión de menos de una hora, ambos se encontraban dispuestos a combatir de nuevo. ¡A la torre!
Lucas Diamond Salí de la torre con grandes ánimos por la victoria. Mi equipo y yo habíamos avanzado mucho desde que empezamos, y lo habíamos probado en numerosas ocasiones. Ahora tocaba un desafío mayor, un desafío grande. Sabía de unos entrenadores conocidos como los grandes de Galeia, expertos en distintos tipos. Quizás no estaba aún a la altura de combatir contra ellos, pero no perdía nada por intentarlo. ¿Adónde debería ir? Solo teníamos dos posibles rivales: Stock y Arie. Fue Arie el que decidí buscar, experto en pokémon voladores. —Latios —llamé al legendario mientras lo sacaba de su ball—. ¿Te parece si vamos a ciudad Acuarela? Yo te indico el camino. Es el punto más alto de Galeia, seguro que debe andar por allí.
Orgen Una vez estando fuera de la torre, comencé a caminar al Centro Pokémon, lugar en el cual sané las heridas de Sigilyph. Me despedí de las enfermeras y comencé a caminar en dirección hacia la caverna.
Orgen Volví a la hermosa ciudad donde se localizaba el mayor punto de encuentro para entrenadores, la Torre Desafío. Luego de pasar por el café y almorzar junto a Chespin, nos dirigimos al lugar.
Orgen Salí de la Torre y me dirigí al cafetín junto a Deino, el cual le compre un sándwich como premio. Me senté a almorzar, mientras esperaba, una alerta llegó a mi Pokédex. Era un mensaje de la CSG, informando sobre un nuevo caso. Por alguna extraña razón, me llegaba la información a mi también. Aproveché de una vez para contactarme con un antiguo conocido, Devan. Devan, me ha llegado una alerta a la Pokédex; creo que es porque soy un holder. ¿Estoy en lo cierto? en todo caso, ando en Témpera, por si te apetece hablar respecto al tema. Terminé de enviarle el mensaje y seguía esperando el almuerzo. Contenido oculto Morde Reual Nathan Onyrian
Nikolah Cruz Volví a ingresar a aquella ciudad tan enorme, en donde había conocido tanta gente nueva. Me había llevado varios golpes en la cueva porque Mimo se había ocupado más en intentar imitar la expresión de Pupper que en guiarme a través de la oscuridad. Así que con mi frente exhibiendo nuevos moretones, mi pantorrilla todavía quemada, y mi estómago rugiendo, me interné en la callejuelas del lugar. Tenía demasiada hambre, y estaba con poco dinero. Supuse que el Centro Pokémon podría darme algo de ayuda. En varios campos.
Ciudad Témpera seguía igual que la última vez, aunque eso era normal ya que el día anterior había estado en ella. Quería ir al Centro Pokémon y luego buscar a Orgen en la Torre Desafío, pero no lo necesité. Lo vi sentado en un café, al parecer esperando a que le sirvieran. Me desvié del camino que estaba siguiendo Nikolah y entré en el lugar. El mensaje de la Pokédex parecía más urgente que la comida en aquel momento. — Ha pasado tiempo —le dije sin más. Supuse que sabría a qué había venido y que conocía mejor el asunto
Orgen Mientras esperaba la llegada de mi almuerzo por parte del camarero, una voz conocida distrajo mi atención y al voltear observé a Devan saludándome. —Siéntate —le dije, mientras hice señas al camarero y le ordene otra ración de mi pedido para Devan. Le respondí que sí, efectivamente, había pasado un tiempo desde que nos vimos la última vez y le mencioné en resumen el caso que nos atañe.
Alpha Xenodis. Íbamos perfectamente en nuestro vuelo hasta que cierto pokémon nos cortó el rollo. Se puso a revolotear tanto a nuestro al rededor que Shen simplemente se decidió a descender hacia la ciudad de Témpera causando, como siempre, un poco de alboroto. Obviamente aquél otro ser no se iba a quedar atrás y en pocos minutos fuimos alcanzados por él. Me sorprendí demasiado al ver quién realmente nos estaba persiguiendo —Fly~ Fue lo único que pronunció antes de colocarse sobre la tierra. Era el rey de Brendan: La Mosca Esmeralda. Le observé poco a poco y pude darme cuenta de que en sus manos llevaba un esférico... Un esférico muy viejo que salió de mi mochila. —Creo que te entiendo, ¿no? Llevo mucho sin ver a Brendan y es normal que haya querido volver a su región—Tomé el esférico con una pequeña sonrisa en el rostro.—. Bienvenido de vuelta, amigo Nori.—Acaricié con bastante calidez su cabeza y entonces simplemente lo regresé a su pokéball. >>Gracias, Brendan... Te debo una, viejo. Seguido a eso simplemente me decidí a entrar al centro pokémon y curar a mi nuevo compañero. Quizás la había pasado mal en todo el tiempo que tuvo que viajar para encontrarnos. >>¡Entonces creo que es hora de irnos! Contenido oculto Pues ya, ahora hablarle al wea éste para que los lleve a las islas; Luego vamos por los puntos a la torre xD
Hice caso a Orgen y me senté, para después escuchar el resumen de la situación. — Es grave —comenté. Lo siguiente fue un silencio mientras iba llegando la comida. Estaba pensando en qué hacer, pero por otro lado no me sentía preparado para algo así. Me levanté un momento para hacerle señas a Nikolah para que se acercara, antes de sentenciar: — Quiero ayudar con el caso. ¿Cómo se podría llegar rápidamente?
Nikolah Cruz — ¡Adiós enfermera, muchas gracias por todo!— dije, mientras intentaba saludar con una mano, sonriendo, y cargando una buena pila de comida para pokémon. La había probado y era deliciosa. Con mis compañeros íbamos a darnos un festín. Me habían también vendado la pierna, luego de ponerle una pomada para aliviar la quemadura, y tenía varias curitas nuevas en el rostro y el cuerpo. Aunque seguía igual de sucio. Pero por lo que más me emocionaba, era por el enorme sánguche que llevaba encima de la pila. No sé por qué, pero la enfermera me había preparado una vianda para el camino. Aunque la cara de pena que tenía podría haber sido un indicativo. No importa, lo que importaba era el tremendo almuerzo que iba a tener, si no fuera por un pequeñísimo detalle. Tenía casi un metro noventa, pero la pila de comida me superaba por unos centímetros. Eso hacía que no viera que había delante mío. Sumado al hecho de que toda mi corteza cerebral se encontraba en ese momento pensando en el pedazo de comilona que me iba a mandar, no vi a la persona que tenía enfrente hasta que fue muy tarde. Choqué con el joven de pelo naranja , que al parecer había entrado para curar a sus pokémon. Toda la pila de comida se derramó, pero lo peor fue el sánguche. Intenté manotearlo, pero me fue imposible, y cayó al suelo, para deshacerse en todos sus ingredientes por separado. Lo vi destruirse en cámara lenta, con la mirada perdida, completamente desdichado. Caí de rodillas al suelo, mientras alzaba con manos temblorosas el tomate y la lechuga, la carne y los panes. Escuché a Devan intentando llamar mi atención en un café cercano, pero yo alcé mi mano, pidiendo su silencio. — Silencio, debo llorar. Estoy de luto en estos momentos. Era inocente...— dije, en cuatro patas en el suelo.