One-shot de Naruto - No subestimes las maldiciones, Kakashi

Tema en 'Fanfics Terminados de Naruto' iniciado por HokageLaura, 24 Octubre 2018.

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    HokageLaura

    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    Título:
    No subestimes las maldiciones, Kakashi
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2757
    Personaje: Kakashi
    Género: romántico (un poco retorcido)
    Monstruo: demonio

    Palabras: 2610 (sin contar las anotaciones)
    Tipo: One shot
    Género: romántico, suspense
    Advertencias: -

    No subestimes las maldiciones, Kakashi​

    no-subestimes-las-maldiciones_kakashi.jpg

    El equipo 7 formado por Sakura, Naruto y Sai seguía a su sensei por los pasillos de aquella mansión abandonada. Según los informes recibidos, los habitantes de una aldea cercana oían lloros y gritos por las noches y los que se habían adentrado para averiguar el origen de esos ruidos, volvían cambiados. Los ninjas de Konoha habían recopilado información por su cuenta, pues era bien sabido que siempre se guardaba la gente ciertos detalles a la hora de pedir ayuda a Konoha y el resultado de la investigación lo había inquietado. Para los aldeanos, esa mansión estaba encantada. Muchos años atrás había sido habitada por un señor feudal con su hija, pero en una noche de lluvia y tormenta algo ocurrió en aquel lugar y la hija apareció muerta. El padre no contó qué ocurrió y se marchó.

    Los ninjas habían revisado la mansión hasta el último escondrijo y no encontraron más que muebles comidos por el tiempo y fotos antiguas, pero gracias a los bichitos de pinturas creados por Sai, descubrieron una habitación secreta tras la habitación grande.

    El grupo llegó a la estancia y abrió la puerta. El polvo y la suciedad se habían adueñado de aquel lugar que seguramente en otro tiempo había sido muy bonito. Sakura encendió de nuevo la linterna e inspeccionó la habitación: una cama de matrimonio, un armario, un escritorio con una biblioteca… Nada hacia imaginar que ahí pudiera haber un escondite secreto.

    —Naruto, puedes pasar. No hay nada—dijo la ninja.

    El Uzumaki se había quedado en el quicio de la puerta temblando. No le gustaban las historias de fantasmas y cuando oyó la maldición que pesaba sobre ese lugar, había pataleado y llorado para quedarse en la aldea, pero Sakura lo había arrastrado de los pelos literalmente hasta la puerta de la mansión.

    Naruto entró encogido a la habitación, abrazado así mismo. Algo le abrazó por detrás y Naruto gritó:

    —¡Un fantasma!

    —Soy yo—dijo Sai. A decir verdad, el aspecto blanquecino de Sai le había pasar por un fantasma. Naruto se zafó de sus brazos y se escondió detrás de Sakura.

    —¡¿Porqué me abrazas?!

    —En el libro que estoy leyendo—lo sacó de su mochila—, pone que cuando un amigo está nervioso o con miedo, se le debe reconfortar con un brazo—dijo Sai, terminando con una sonrisa.

    —¡Ni loco aceptaría algo tuyo!—Naruto le arrancó el libro y lo hizo trizas. Sakura suspiró y siguió mirando la habitación. Dejó a los dos peleándose y se acercó a Kakashi quien observa la biblioteca con los brazos cruzados:

    —Kakashi sensei, ¿qué ocurre?

    —La distribución de los libros no cuadra. Hay tres espacios: uno dedicado a la economía, otro a la arquitectura y otro a la medicina. A simple vista parece que están ordenados, pero si te fijas bien, hay tres libros que están en la leja que no les corresponde—Sakura, Naruto y Sai miraron con detenimiento y vieron que su maestro tenía razón. Kakashi los puso en su sitio y en seguida oyeron un ruido. A los pocos segundos, la biblioteca se abrió por la mitad y ante ellos aparecieron unas escaleras que conducían al sótano. Bajaron por ellas hasta una sala redonda. Sakura encendió la tea con una cerilla y descubrieron en el centro de la sala un altar sobre unos dibujos antiguos.

    Se acercaron sigilosamente y analizaron con atención aquello. Sai y Naruto miraron las paredes en las que habían colgados retratos al óleo de la familia que una vez habitó aquella mansión. Mientras Kakashi y Sakura observaron el altar y lo que contenía: un jarrón y una tabla con una inscripción. En ese instante, Naruto volvió a gritar.

    —¡¿Qué pasa ahora?!—dijo Kakashi.

    El rubio señaló uno de los cuadros. Sai lo observaba intrigado también. Los otros dos se acercaron y parpadearon varias veces. En ese cuadro había dos personas: un hombre mayor de pie y una joven de no más de quince años sentada en una silla. Lo que más intrigaba al equipo era que esa chica era exactamente idéntica a Hinata.

    — Salvo por la pupila, es igual a Hinata—señaló Sai—. Deberán ser los últimos inquilinos de esta casa.

    —¿Entonces ella es la chica que murió aquella noche en extrañas circunstancias?—preguntó Sakura, pero ya se imaginaba la respuesta.

    —¡Lo que oyen los aldeanos por las noches es el alma en pena de la chica recorrer estos pasillos! ¡Vámonos!—Naruto se escondió detrás de Sakura a punto de colapsar.

    —Mira que eres infantil—dijo Sakura.

    —¿Quieres un abrazo, Naruto?—preguntó Sai.

    —¡Te quiero a diez metros de mí!

    —¡Callaros los tres, ya!—dijo Kakashi.

    El maestro había vuelto al altar, mientras los tres murmuraban sobre el cuadro. Kakashi usó su sharingan sobre el lugar para ver si había algo raro o fuera de lo inusual. También lo usó en el altar y no halló nada raro, aunque como habían pasado tantos años, lo que ocurriera en aquel lugar ya pertenecía al olvido gracias al polvo y la humedad. Agarró la inscripción y los otros tres se acercaron. Sakura enfocó sobre el texto y Kakashi leyó:


    Aquí yace un ser que no es de este mundo: un demonio

    El amor la obsesionó

    La codicia la devoró

    El poder la embaucó

    Que su alma maldita consiga la paz que no tuvo en vida

    —Está claro—dijo Kakashi—. El fantasma de la chica vaga por este castillo ahuyentando a aquellos que quieren perturbar su descanso eterno como nosotros.

    —¡¿QUÉ?!—dijo Naruto.

    —Jajajaja—rio Kakashi—. Era una broma, Naruto. Posiblemente algún aldeano se haya aprovechado de la maldición para jugársela a los demás habitantes. Un ninja no debe creer en maldiciones y supercherías.

    Naruto se sintió humillado. Él era miedoso; lo reconocía, pero no le gustaba que jugaran con sus sentimientos. Kakashi dejó la inscripción en el altar y sintió un leve mareo. Duró unos segundos, pero no le dio importancias.

    El equipo 7 abandonó la mansión y comunicó a las autoridades de la aldea el resultado de la investigación. Ya solo quedaba hablar con Tsunade y zanjar la cuestión, sin imaginarse que quizás no se debía subestimar las maldiciones.

    Día 1

    Kakashi se levantó de la cama somnoliento. Los rayos del sol se filtraron por la ventana, alumbrando el apartamento del sensei. Se arregló y se dirigió a la puerta. Antes de salir descubrió un pequeño papel en el alfeizar de la ventana. Lo observó con pocas ganas y lo dejó en su escritorio. Salió de la habitación y tras mucho distraerse llegó al campamento de entrenamiento. Hoy tocaba ejercicios rutinarios con su equipo.

    A media mañana se sentaron los cuatro cerca de un río y sacaron sus almuerzos. Kakashi abrió su caja y vio algo escrito en la parte baja de la tapa.

    Te observo​

    —Chicos, no tiene ninguna gracia—dijo el sensei.

    El resto lo miró mientras degustaba sus menús.

    —¿Qué ocurre, Kakashi sensei?—dijo Sakura.

    —Me habéis puesto “Te observo” en la tapa de mi almuerzo—se lo enseñó a los tres.

    —Nosotros no hemos sido, sensei—señaló Sai.

    —¡Aaaaaaaaaah! ¡Es la maldición!—gritó Naruto. Sakura le dio un calbote en la cabeza y se le hinchó la vena de la frente.

    —¡No sigas con eso! ¡Shannaro!

    Kakashi se centró en la frase de la tapa. ¿Quién podría haberlo puesto? ¿De verdad el alma de la joven los había seguido hasta Konoha?

    —“Yo no creo en estas cosas”—pensó.

    -​

    Kakashi entró en su apartamento bien entrada la noche. Dejó su caja del almuerzo en el fregadero y se metió en la ducha. No había sucedido ningún hecho extraño a parte de esa frase que sus alumnos habían prometido que no habían escrito.

    Se echó en la cama y se tapó hasta arriba. Por algún motivo, tenía mal cuerpo. No quería reconocerlo, pero esa inscripción en su caja le había confundido y ahora tenía una mala sensación, parecida a aquel mareo que tuvo cuando dejó la tabla de la inscripción en aquel altar. Cerró los ojos y consiguió dormir tres horas hasta que comenzó a sentir frío y abrió los ojos. En el despertador marcaba la hora.

    Suspiró y volvió a echarse, pero un ruido lo alertó. Alguien estaba echando piedras a su ventana. Se acercó y no vio a nadie en la calle, salvo un pequeño papel en su ventana, parecido al que había dejado en la mesa antes de irse.

    Lo abrió y leyó el contenido:

    Te amo.​

    Sintió un pequeño escalofrío por su cuerpo. Leyó la otra nota:

    Mi amor.​

    Kakashi se acercó de nuevo a la ventana y usó el sharingan en la oscuridad. Si había algo ahí, su ojo lo descubriría. Sin embargo, no fue así.

    —“No estoy durmiendo lo suficiente”—dijo sacudiéndose la cabeza.

    Día 2

    Kakashi deambulaba por las calles de Konoha bostezando. Casi parecía Shikamaru. Ni siquiera llevaba su libro predilecto.

    —¡Kakashi!—dijo Maito.

    —“El que faltaba”—pensó Kakashi.

    —Te invito al Ichiraku Ramen. Debemos celebrar el éxito de nuestros grupos.

    Kakashi accedió o, más bien, Maito lo condujo sin esperar respuesta de su mejor amigo. Pidió dos platos a Teuchi y habló por los codos de la grandeza de su equipo y de los avances que conseguía con Lee. Kakashi simplemente lo escuchó, sin decir nada. Solamente comía el ramen.

    —Kakashi, ¿tu ramen llevaba tomate?

    —¿Como?

    —Te has manchado la cara de una sustancia roja—Maito señaló su propia cara, indiciando donde estaba manchado su amigo.

    Kakashi agarró la servilleta y descubrió que estaba manchada de una tinta roja. La desdobló y descubrió el origen: una pequeña frase que se había difuminado en su cara con el contacto del caldo del ramen. Aun así para el sharingan de Kakashi, eso no era impedimento para saber qué ponía:

    No te escaparás de mí, Kakashi.​

    —¿Pasa algo?—preguntó su amigo.

    —No… nada—dijo solamente Kakashi.

    -​

    Regresó a su casa y se quitó los restos de tinta de la cara. En definitiva, todo eso le estaba asustando, por mucho que se negara a admitirlo. Extrajo los rollos con información de la misión al castillo del señor feudal e intentó buscar alguna pista, pero no encontró nada nuevo. No encontró nada en esas anotaciones ni en la información recopilada por su equipo.

    Se arrascó la cabeza y recordó aquella inscripción que leyó:

    Aquí yace un ser que no es de este mundo: un demonio

    El amor la obsesionó

    La codicia la devoró

    El poder la embaucó

    Que su alma maldita consiga la paz que no tuvo en vida
    Un demonio… amor… poder… En su mente se estaba formando una teoría tan esperpéntica que por el simple hecho de pensarla, debía de dejar de ser un ninja: esa chica que se parecía tanto a Hinata fue un ser destructivo, un demonio, y tras su muerte, su alma lo estaba atormentando bajo la idea de que se había enamorado de él. Casi nada.

    —“Tonterías”—pensó.

    Se echó en su cama y contó ovejitas para quedarse dormido y cuando estuvo a punto de conseguirlo, oyó de nuevo unos golpes en la ventana. Agarró su kunai y casi sacó medio cuerpo por la ventana. Tras mucho mirar, descubrió que no había nadie otra vez, pero sí estaba una nueva nota:

    Hasta la eternidad.​

    Su corazón empezó a temblar. Él, un experimentado ANBU, el ninja que había copiado más de 1000 técnicas, no podía contra alguien que no era visible para él.

    Día 3

    Se acercó a la torre del Hokage a hacer unas gestiones. No quería hablar con nadie. Tampoco con sus alumnos pues estaba de un humor de perros por no haber dormido nada y por las dichosas notas. Ahora, cualquier cosa que pasaba a su alrededor podía ser susceptible de ser un enemigo o de ocultar otra nota. Se acercó a los baños termales de Konoha y alquiló un reservado para él solo. No quería volver a su casa.

    Por unas breves horas, consiguió olvidarse de todo, pero cuando abrió su taquilla vio lo que jamás se imaginó: su foto con su rostro agujereado y pegada en la pared con un shuriken. Agarró la foto y vio que había por el dorso otra frase:

    No escaparás de mí.​

    Había otra frase más abajo que terminó de asustarlo.

    Ni tú ni tus queridos alumnos.​

    —¡Oh, no!

    Se vistió rápidamente y prácticamente voló por los tejados hasta la torre, preguntando donde estaba su equipo. Shizune le respondió que estaban en el campo de entrenamiento, practicando. Kakashi ni siquiera le dio las gracias. Corrió como el rayo maldiciendo su inutilidad como sensei de sus alumnos.

    Cuando llegó al campo, ya había anochecido. Activó su sharingan y saltó por los árboles, buscando a sus alumnos hasta que dio con ellos en el río que cruzaba el campo. Sacó su kunai ante lo que estaba viendo: una mujer de largos cabellos y vestido blanco, muy parecida a Hinata, levitaba sobre el río y sostenía a Naruto y Sakura en sus manos, apenas sin esfuerzo.

    El demonio de rostro angelical miró a Kakashi con una sonrisa que helaba el cuerpo. Sai estaba en la orilla, retorciéndose de dolor. El sensei no se lo pensó dos veces. Se lanzó al demonio y preparó su mejor ataque: Chidori. El demonio soltó a Naruto y Sakura y se enfrentó a Kakashi. El sensei estuvo a punto de darle, pero el demonio comenzó a brillar cegando al Copy Ninja. Kakashi cerró los ojos, cayendo en la orilla del río.

    —Pues sí que ha funcionado—dijo Sakura.

    —¿Eh?—dijo Kakashi.

    El sensei abrió los ojos y vio a sus alumnos, con gesto de superioridad.

    —Lo admito. Tenía dudas sobre si esto funcionaría—admitió Sakura.

    —¿Entonces… si lo habías preparado vosotros?—preguntó perplejo el maestro.

    —Hemos tenido ayuda—dijo Sai. El pintor señaló a Hinata, quien se acercaba sonrojada y enfundada en su vestido blanco, y Maito.

    —Un ninja debe anticiparse a las anticipaciones—dijo Naruto—, pero esta vez no ha sido así.

    —Cuando me dijeron que habíais estado en la mansión y que habías fanfarroneado sobre que no tenías miedo de los fantasmas, quedamos todos en devolvértela—admitió Gai con los brazos cruzados y en gesto de superioridad.

    —“Chicos”—pensó Kakashi—. La servilleta, la foto, la tapa del almuerzo, los mensajes en la ventana… no sé qué decir.

    —Quizás deberías admitir que sí tienes miedo de los fantasmas—dijo Naruto.

    Kakashi cerró los ojos y asintió.

    —Habéis ganado.

    -​

    El equipo 7 caminaba victorioso por las calles de Konoha por el éxito de la broma a Kakashi.

    —Hay una cosa que me ha confundido—dijo Sai—, ¿nosotros le dejamos cartas en la ventana?

    Sakura y Naruto pensaron en las palabras de Sai y los dos se estremecieron.

    —¡¿NO ME DIGAS QUÉ…?!

    -​

    Kakashi entró en su apartamento y dejó su chaleco táctico y sus cosas sobre la mesa del escritorio. Respiró tranquilo al haber descubierto que todo había sido una broma de sus alumnos. Se acercó a la mesa y recogió las notas y entonces se dio cuenta de una cosa. Aplicó su sharingan y comparó la letra de las notas con las letras de los mensajes de la caja, servilleta y foto.

    No coincidían. Kakashi soltó las notas, maldiciéndose por no haberse dado cuenta antes. Caminó hasta la ventana y buscó otro papel o nota, pero más bien vio otra cosa. Abajo, debajo de la farola había una chica con un traje descosido y roto mirándolo fijamente. Ahí Kakashi lo descubrió todo. El fantasma de la chica le sonrió y se elevó hasta la ventana del sensei y lo besó.

    Kakashi no reaccionó. Sintió como sus fuerzas desaparecían ante ese gesto de amor mortífero.

    FIN​

    Tenía más ideas sobre la broma del equipo a Kakashi, pero ya se me iba a más 10 hojas y he decidido cortarlo. Espero haberme explicado bien.

    Actualización 29/10: He subido una portada que me ha hecho LaviunBee, a quien le doy las gracias. La imagen de Hinata es de un capítulo de Naruto SD y me pareció tan divertida que cuando me tocó hacer esta actividad, me dije a mí misma que la imagen entraría con calzador XD y así ha sido a través del fantasma, que se parece a Hinata.
     
    Última edición: 15 Noviembre 2018
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    Rahzel

    Rahzel Usuario popular Comentarista empedernido

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    ¡Kakashi! <3 <3 <3 <3 ya me estaba preguntando si es que nadie iba a escribir sobre él, que estaba ansiosa de leer algo suyo ¡y lo hiciste! <3 Antes de pasar a la historia, quisiera corregirte algo:

    Cuando tienes dos signos de admiración en una oración, va primero el de exclamación ¡! y luego, el de interrogación: quedaría ¡¿ASÍ?!

    La verdad, género... pues, creo que no hubo nada para facilitar los elementos propios del terror, si muy apuntado al suspenso y a la comedia más que nada.

    La verdad, lo imagino escéptico hasta la médula. Pobrecito, no vio venir que sus alumnos le tenían preparada una broma y me sorprendió mucho, que normalmente, él siempre va con uno dos poblados de ventaja owo lo adjudico a que la nota lo tenía un poquito trastornado.

    Me gustó mucho, de repente, no entendía cuál era la repetición de la chica parecida a Hinata XD hasta que Hinata apareció, que dije 'oye, debería tener otra descripción si es realmente un fantasma'. Quizás, habría estado bueno eso y no hacer tanto hincapié en que era parecida a Hinata.

    ¿El final? Me gustó mucho ¿realmente el demonio se despidió de él o es que le dio el beso de la muerte? Aish, ahí sí me da algo </3

    ¡Un abrazo!

     
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  3.  
    HokageLaura

    HokageLaura Shaaaaaaaaaaannaro

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    Lo de los signos no lo sabía >.<
    Lo de Hinata es por la portada que quiero ponerle a la historia. En cuanto pueda, me pasaré por el foro de la edición y pediré que me la apañen. Te puedo decir que está relacionado con un capítulo de Naruto SD :nok:
     

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