Otro La celda

Tema en 'Relatos' iniciado por JeshuaMorbus, 14 Octubre 2018.

  1.  
    JeshuaMorbus

    JeshuaMorbus Entusiasta

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    La celda
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
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    1
     
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    He aquí una historia corta que escribí poco después de conocer la historia de Bradley / Chelsea Manning.
    Si pudiéramos ser completamente libres en el poco espacio que nos concedan, ¿no eligiríamos lo que más nos convenga?



    ¿Cuanto tiempo habría pasado desde que me capturaron? No tenía respuesta pero estaba claro que de mi memoria habían desaparecido las colinas, los prados, los árboles, los pájaros y el viento en mi cara; los edificios, las calles, las luces y el bullicio; mi familia, mis allegados, mis amigos... todo. En mis recuerdos ahora sólo era capaz de rememorar los pasillos grises, salas vacías y fríos barrotes que ahora mismo estaba observando. Y que no podría dejar de observar.

    Estaba en la cárcel por dios sabrá que razón. Sin juicio, sin sentencia, sin defensa y sin libertad alguna, yo había sido encerrado y abandonado a la soledad en la que ni mis carceleros se atrevían a dirigirme la palabra. ¿Miedo o desprecio? ¿Qué importaba cuando tanto una cosa como otra implicaba un silencio sepulcral?

    Sepulcral... sí, esa palabra lo define bien todo: vivo por vivir, a sabiendas que el día siguiente será exactamente igual al actual. Siempre la misma luz mortecina, los mismos barrotes y paredes, el monótono rancho, el eterno silencio en el que estaba sumido. Sabía muchas cosas y la más importante era que eso no iba a cambiar hasta el día de mi muerte. Con todo, yo ya estaba muerto.

    Sin embargo, en el mismo instante el que ya consideraba terminar con todo por los medios que hicieran falta, noté un cambio en mi celda: un ruido lejano que nada me recordaba a los pasos silenciosos de mis carceleros o los movimientos ociosos de las ratas. No, era un sonido fuerte y violento, disparos volando en dirección a un objetivo que, sin ninguna duda ¡se estaba acercando!

    Escuché gritos, disparos, golpes; violencia en definitiva, ataques contra un objetivo que, contra todo pronóstico, se acercaba a toda velocidad como si ignorara cuanto disparo le era dirigido para que, al final, se presentara ante mí.

    —Mis saludos allá tenga —saludó ese ¿hombre? cuyo rostro era la cabeza de un coyote. Una densa capa de pelo cubría todas sus facciones, desde su rostro hasta sus manos quedando el resto cubierto por un elegante traje de color azul. Cuando vio mi rostro aturdido por su extraña presencia, se quitó el sombrero y continuó su discurso mientras, a pocos metros de nosotros, los carceleros peleaban con los barrotes que deberían retenerme a mí y no a ellos. —Percibo en vos un ánimo que llama a la muerte —miré esas fauces con calma que no debería morar en mí. No creía que de esa gran boca hubieran salido tales palabras pero mi mente insistía en que lo que había visto y seguiría viendo era cierto. —He venido hasta aquí para evitar que haga ninguna tontería —en ese instante, la puerta por la que, en teoría, ese extraño sujeto había entrado, cedió a las presiones de mis carceleros y un guarda apareció, arma en mano para descargar todo su arsenal sobre el extraño intruso que seguía hablando conmigo como si ese arma no le causara ningún miedo.

    Las detonaciones sonaron, las balas volaron y la pared recibió los balazos. Pero el hombre coyote seguía en pie como si todas las balas lo hubieran atravesado sin causarle ninguna herida ni estropeado su ropa.

    —Me he pasado estudiando su caso un par de días —continuó el individuo mientras el guarda y unos cuantos compañeros preparaban una segunda salva. —¿Acierto al pensar que su encierro es por completo injusto?

    —¿Usted...? ¿Usted cree que soy inocente? —mi voz, raspante y dudosa abandonó mi garganta tras meses sumida en el más ignominioso silencio.

    —No me encontraría aquí por una tonta creencia, señor —cientos de balas impactaron en la pared pero ese sujeto permaneció en pie sin prestar la menor atención a los proyectiles y sólo manifestando interés por mí. —Yo no creo, muy señor mío. Yo sé. Y lo que sé es que tendría todo el derecho del mundo a salir de su celda pero que las leyes y toda esta gente le condenan a que la única libertad que conozca sea la de caminar por su propia celda.

    —¿¡Viene a sacarme de aquí!? —exclamé con alborozo.

    —No realmente —un par de hombres trataron de atacar directamente a ese sujeto con cabeza de animal pero no importaba cuántos pasos dieran: sus pies se deslizaban sobre el suelo sin permitirles avanzar. Caminaron, corrieron, saltaron... pero el intruso no pudo ser atacado. —Yo no puedo liberar a nadie, va en contra de las normas de mi gente intervenir de forma por completo directa en el mundo de la luz. En tal caso, será usted mismo el que salga de esta celda.

    Mis ojos se dirigieron de inmediato hacia la tropa de carceleros armados hasta los dientes que me recordaban más a un pelotón de fusilamiento que a un pasillo de honor.

    —¡Pero...!

    —Empero —interrumpió ese sujeto de parla educada, —le recuerdo que he dicho que nadie podrá poner un dedo sobre usted si se mueve por su propia celda. Así pues, ¿a dónde quiere ir desde este lugar?

    Por instinto, giré mis ojos hacia mi espalda. Allí seguía mi jergón, mi excusado y, más claramente que nunca, las grises paredes que dominaban todos mis días. Sin embargo, eso era sólo lo que percibían mis ojos: primero fueron los olores que nada tenían que ver con el húmedo y guerrero de esa celda sino aromas frescos mezclados con sonidos bulliciosos; gente charlando amigablemente, el piar de los pájaros, la fragancia de una comida que hacía años que no era capaz de recordar, el estruendo de una tormenta, los gritos divertidos de los niños, los ladridos iracundos de un perro demasiado pequeño para su potente voz... estaba en mi celda pero, a la vez, estaba fuera de ella, como si a un par de pasos de ese lugar en el que estaba plantado pudiera encontrar lo que más ansiaba en esos momentos.

    —El espacio, muy señor mío, es algo tan sencillo de deformar... —me comentó el hombre coyote adelantándose a mis pensamientos. —Como por mis deberes no puedo destruir estos barrotes ni exterminar a todos esos que insisten en asesinarme —indicó con sorna a los que seguían disparando al aire, —he hecho que todo el mundo se encuentre cerca de usted. Sólo habrá de dar un par de pasos dentro de su dominio, esta celda y llegará a donde quiera que desee ir.

    Mi razón me impedía creerlo pero mi renacida curiosidad me impelía a intentarlo. Al fin y al cabo, era exactamente lo que me había dicho ese extraño: estaba dentro de mi celda, podría moverme cuanto quisiera mientras siguiera en ella y ningún carcelero me lo podría impedir.

    Hice un amago de acercarme al resto del mundo, ése que estaba lejos a la vez que cerca de esa celda, cuando uno de mis carceleros dejó de apuntar a mi visitante y señaló con su arma en mi dirección.

    —¡No te atrevas a dar un paso más! —exclamó y yo me detuve.

    —Dispare y todo el mundo encontrará un cadáver dentro de esta celda —repliqué tranquilo, siguiendo la lógica que mi salvador me había enseñado. —Imagine la crueldad del acto: un hombre que, tranquilo como nadie, estaba caminando dentro de su propia celda para ver su vida terminada por el disparo arbitrario de un carcelero cualquiera —de espaldas continué mi corto camino y a mi alrededor empecé a ver caer las hojas de los árboles de un otoño en el que ya estaba inmerso. —Dispare, ahora que aún me puede ver —di otro paso hacia lo que se suponía que era la pared de mi celda pero que, desde mi punto de vista, era un frondoso bosque. —No tendrá otra oportunidad...

    Mi carcelero dudó unos segundos, bajó y alzó su pistola varias veces pero, al final, cumplió su amenaza, le pesara a quien le pesara: apretó el gatillo, la bala voló en mi dirección, logré ver ese demoníaco pedazo de plomo acercarse hacia mi ojo derecho. Y, durante un instante, lo que vi fue la nuca de mi atacante.

    En ese mismo instante, quien me acababa de disparar cayó muerto por su propia bala.

    —Deformar el espacio es tan y tan sencillo... —repitió el hombre coyote, al tiempo que se volvía a poner su sombrero. —Si el destino así lo desea, nos volveremos a ver y ese día me tendrá que invitar a una buena comida.

    —Así sea —un precio muy pequeño por los pocos pasos que me invitaba a dar. Cuando me di cuenta, ya no pisaba el frío suelo de hormigón de la cárcel sino el húmedo humus cubierto de hojarasca de un bosque en algún lugar muy lejano bajo un inmenso cielo cubierto de nubes y una floresta otoñal.

    Sin importar lo que mi evasión supusiera para todos los que dejé atrás, sin que me preocupara por los castigos que mis carceleros pudieran recibir, avancé.

    Era libre.
     
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    Sin duda creo que el sello de creativo le queda que ni pintado a esta historia. Realmente con la pregunta filosófica que nos planteas al principio una no sabe lo que esperarse realmente, pero al ver el género del relato, una aparición como la que sucede ante el pobre desgraciado encerrado en su celda nos resulta ciertamente curiosa. Un... ¿hombre? Algo así, con cabeza de coyote, le otorga una libertad condicional. No he podido evitar imaginarme al coyote parlante de los Simpson, un referente que suele aparecer en las alucinaciones de Homer, y gracias a esta referencia casi lo imaginé todo como eso: una alucinación de un individuo encerrado día y noche entre cuatro paredes blancas, sin posibilidad alguna de cambiar de escenario, de vivir nuevas experiencias. Aunque esta visión es mucho más pesimista y realista, así que prefiero adaptarme a la situación fantástica que nos planteas.

    Lo cierto es que el relato te deja al final con un regusto amargo. Sabes que es libre, que puede ser feliz pudiendo contemplar todo lo que se está perdiendo dentro de su confinamiento, pero sigue estando encerrado entre cuatro paredes, ¿no? Es como que... vivirá feliz dentro de una ilusión, o al menos así lo sentí al terminar de leer. Quizás no lo comprendí bien o quizás sí, pero en resumidas cuentas, fue un relato agradable de leer. Diferente, que eso siempre es bien recibido, y bastante ameno, sin errores de lectura que te atasquen entre párrafos y te dificulten la lectura. Eso, después de todo, es de agradecer.

    Me resultó curioso el tono educado que le diste a los personajes, el cómo hablan me recuerda mucho a las novelas de siglos pasados, sobre todo los "muy señor mío". El contraste entre el tono empleado en la voz del protagonista en primera persona y los diálogos no chirría ni resulta extraño, así que de nuevo, "creativo" sería mi adjetivo favorito para esta situación.

    Solo quiero señalar un párrafo que me chirrió un poco:

    Creo que ese "el que" me suena raro, ¿no debería ser: "en el mismo instante en el que"? Caso contrario, suena mejor: en el mismo instante, el que ya consideraba terminar con todo[...]. Por otro lado, las exclamaciones e interrogaciones se abren con comas o puntos detrás, siento que esa exclamación está incluida dentro de la oración pero va por libre. Sería: sin duda alguna, ¡se estaba acercando!

    Realmente eso es lo único que quería señalar, tu escritura es pulcra y como ya dije antes, se disfruta bastante leyendo del tirón. Veo que eres nuevo por estos lares, así que te invito a seguir publicando todo lo que desees, que aquí siempre tendrás a alguien que te acabe haciendo saber sus impresiones acerca de tus escritos.

    ¡Hasta otra!
     
  3.  
    JeshuaMorbus

    JeshuaMorbus Entusiasta

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    Señalaré primero: Ese hombre coyote, Daa, no es una alucinación.
    https://www.deviantart.com/stormwhiskers/art/Luciferi-662456780
    Es un viejo personaje mío. No es ningún santo pero le suelen encargar hacer cosas buenas.
    https://www.deviantart.com/tansau/art/Wanna-See-A-Little-Trick-674189176
    Si alguna vez le ves hacer esto delante de ti, resignate: vas a morir...
    Daa suele comportarse educadamente. Formal y frío con los hombres y delicado con las mujeres.

    Acerca de tus puntualizaciónes:
    en el mismo instante el que ya consideraba terminar con todo <- sí, esto es una errata: le falta el "en". A veces se me cuelan : P
    en el mismo instante, el que ya consideraba terminar con todo[...] <- en España opinaríamos de otra forma.

    Acerca del trasfondo de la historia, ser libre implica muchas cosas y lo que este protagonista anónimo aceptó es que ser libre tiene el precio de aceptar las consecuencias de todos tus actos, tanto para ti como para los demás. Cuando vio que le disparaban, sabía que se había ganado el disparo, que era consecuencia de escapar de su celda; aceptó la consecuencia y su posible muerte, que se transformó, en parte, en culpa porque Daa desvió el disparo de vuelta a su tirador.
    Una vez fuera de su celda, sabía que alguien iba a pagar por su transgresión, pero daba igual: eso es lo que había elegido. Aprovechó la oportunidad, la agarró con todas sus fuerzas, y aceptó su pesado precio.
    El mayor precio de la libertad es tener que elegir.
     
  4.  
    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Libra
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    No sé si termino de captar todo el sentido filosófico del texto. Es como si algo se me escapara.
    Por una parte, estuve esforzándome en recordar alguna figura mitológica relacionada con el Hombre Coyote (aquí en donde vivo, los antiguos indígenas del desierto lo han mitificado y dado un montón de cualidades interesantes a este animal), pero, más allá de relacionarlo con algún personaje taimado y quizás tramposo, fallé en conectarlo con alguno en concreto. Luego leí que era parte de un lore en tu universo de personajes y entonces temí haberme perdido de algo crucial para entender la historia.

    Creo que el texto tiene insinuaciones, además de lo que mencionas, sobre los estados de conciencia. Si dejo por un momento de lado que el Hombre Coyote no es una alucinación, me viene bien pensar que el prisionero y su "escape" es una metáfora de la liberación mental en el claustro. Incluso toda la situación de las balas, como me parecieron surrealistas (los custodios ni siquiera pueden ir armados en la vida real, y aunque llevasen pistolas, no pueden abatir a menos de que tengan su propia vida en riesgo), me dieron a pensar que el prisionero había decidido "eliminar" su existencia física para concentrarse en su existencia espectral, en donde él podía ser feliz, recordando aquellas cosas con las que soñaba.
    Nunca tomé literal nada de lo que ocurría en la historia, por lo que me dio pie a interpretaciones raras.

    Un par de detalles que si me permites me gustaría mencionar... Los tres primeros párrafos no me convencen. Diría que podrían ser mejor trabajados o eliminados. Por un lado, me parecen descripciones genéricas de un personaje genérico. Los pájaros, el aire fresco, el viento en la cara, etc, son elementos que todos de antemano entendemos que un prisionero extraña (y de paso, como son tan comunes, causan el efecto contrario, lo despersonalizan). Por lo que 1) no sé qué tanto exija la historia dedicar tres párrafos a describir algo relativamente innecesario, que no engancha como apertura y 2) Ayuda más a establecer empatía con él si citas cosas más particulares (su sabor favorito, una actividad rara que realizaba, cosas muy propias de él y no del "average Joe").
    El otro detalle es que no me gustó mucho la dialéctica del Hombre Coyote. Sentí una elegancia muy forzada, porque su habla es relativamente coloquial (incluso sarcástica en casos) pero tiene incrustadas palabras y expresiones que parecen salidas de un contexto muy lejano. Entonces ni me convence como personaje "chapado a la antigua", ni puedo sentirlo como alguien verosímil en el momento de la acción, tiene esa mezcla discursiva poco homogénea que no lo termina de hacer tan sólido. Hablar "a la antigua" también conlleva toda una estructura, un estilo, no sólo palabras viejas, que es más o menos lo que vi. Tal vez haga falta un pequeño esfuerzo extra para concretar bien su personalidad a partir de su manera de expresarse. Pero es sólo mi opinión.

    En fin, una historia interesante, que da qué pensar y que está abierta a muchas interpretaciones personales, por lo creativo y abierto que es el texto. Gracias por compartirlo.
     
    Última edición: 16 Octubre 2018
  5.  
    JeshuaMorbus

    JeshuaMorbus Entusiasta

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    Diré que es genial que le dediques tiempo a pensar una interpretación pero, me temo, que lo has repensado demasiado, y como muchos sabemos, "pensar demasiado es un capullo". Quiero decir, la intención del texto está escrita justo antes del cuento mismo y hablamos de un escrito que terminé en menos de veinte minutos. No pretendía ser especialmente profundo, sólo mostrar un pequeño deseo.
    Igualmente, lo que dices de los guardas, ¿has leído alguna vez en qué draconiana situación estaba Bradley / Chelsea Manning después de ser encerrada por sus filtraciones a Wikileaks? Casi lo trataban como a un terrorista ultraviolento con conocimiento y experiencia en cuarenta artes marciales... no era necesario, de hecho, ella al final acabó por declarar que casi parecía que querían que fuese ella misma quien se suicidara.

    Aquí aplico el principio de "cuando veas las barbas del vecino rapar, pon las tuyas a remojar": cuando veas a un cualquiera acabar en una situación injusta, prepárate para aceptar que eso, alguna vez, te va a tocar a ti y será tan injusta para ti como a ese otro. Sonar genérico aquí es bastante intencional y, de hecho, es un recurso que uso mucho y muy a menudo. Cuanto más genérico suena, cuanto más simple y habitual, más identificable es y, a la vez, en algunos ámbitos, "despreciable", "no tan para tanto" a pesar de que, lo queramos o no, estas cosas genéricas y simples son mucho más importantes de lo que queremos reconocer.
    Igualmente, regreso a mi primera réplica: todo está basado en lo que leí acerca de las condiciones del encarcelamiento de esa presa. De hecho, las he suavizado un poco...

    Si te suena forzado, entonces mi trabajo está bien hecho XD. Daa es un falso, un mentiroso; aunque obediente a su ama. Nunca mostrará su verdadera cara o intención. Habla de forma muy teatral y, sí, forzada. Cuando suba mi primera historia con él como secundario, verás cuán forzado suena; y cuando lo veas como co-protagonista, no podrás librarte de esa sensación de que está jugando con la prota de alguna manera.

    Mientras no re-pienses todo tanto, todo estará bien xD.
    Una cosa que comprendo y que, a la vez, puedo haber hecho mal y vosotros malinterpretado, es que los símbolos ("hombre coyote") pueden cambiar de cultura a cultura o de persona a persona, según con qué intencionalidad se quiera utilizar.
    ¿Es Daa simbólico? Sí.
    ¿Lo es en un contexto cultural? No; lo es en un contexto personal que sólo afecta al personaje.

    Gracias por la crítica ^_^
     
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