Ciencia ficción La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 1 Agosto 2018.

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    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Como dije en mi anterior comentario del anterior capítulo, siento que la historia va en línea ascendente. Y desde mi punto de vista, no me equivoco.

    No siento que haya mucho que comentar, pero no por falta de tramas o falta de buenos momentos, sino porque este capítulo ha sido conciso y directo. Me ha gustado mucho eso.

    Alicia Noble es un personaje que cada vez me interesa más conocer, tenía claro que formaba parte de esa nave que fue al espacio pero me extraña que los garak los atacaran así sin más. Hay algo ahí que no me encaja. Pero bueno, estoy deseando saber quiénes los atacaron realmente. Al margen de ello, su historia es triste. Se ha quedado sola, sin familia... me recuerda a Ace. También me gustaría añadir que me ha gustado que Michael desarrolle sentimientos por ella, el tipo ya dijo en varias ocasiones que no sabe lo que es el amor (por decirlo de alguna forma) y ahora parece que está enamorado. Ya quiero ver como reacciona Gwyn y que ocurre entre ellos tres. Triangulo amoroso is coming XD.

    Para terminar, al fin Shun demuestra su verdadera cara. Sabía que éste momento iba a llegar y lo estaba deseando. Si de verdad fuese un tipo que pensara de manera lógica, terminaría directamente con Natasha si tanto le molesta que hable de Ace. Reaccionar como lo hizo solo lo convierte en alguien patético y me alegra que Xander le plantara cara. Ojalá echen a Shun del equipo, por subnormal.

    Sin nada más que añadir, estoy deseoso del próximo capítulo. Un saludo.
     
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    Agus estresado

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    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
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    Saludos. Es hora de publicar el capítulo 7 de la tercera parte. Al leer se darán cuenta de que tanto este capítulo como el capítulo 8 serán capítulos algo relajados para la historia, pero el 9 va a compensarlo con unas escenas que para mí son excelentes.

    Poikachum Zurel Resistance tras haber leído sus comentarios anteriores me entraron un par de dudas, pero no relacionada a sus comentarios sobre los capítulos, sino a algo que mencionaron. Me gustaría saber que habrían hecho ustedes si se encontraran en la situación de Shun o en la situación de Michael. Me entra curiosidad XD.

    Sin más distracciones, les dejaré este capítulo.


    Mi próxima decisión:

    Michael realmente sentía una tristeza muy profunda por lo que su compañera le estaba contando. Ella recordó en un instante cómo fue que perdió a toda su familia. Literalmente no le quedaba nadie más. Michael no pudo evitar pensar en su situación. Se sintió destrozado el día que Julie murió, pero Devlin, sus padres y sus tíos aún seguían vivos. A Alicia no le quedaba nadie. Todos y cada uno de sus familiares perdieron la vida, y ahora ella estaba sola. Michael la abrazó con fuerza para consolarla, mientras que la chica se descargaba sobre su hombro. Estaba claro que se encontraba frágil en ese momento, y necesitaría el apoyo de alguien para salir adelante.

    — Lo lamento mucho, Alicia — le decía Michael mientras la abrazaba suavemente — Si necesitas algo, dímelo. A mí o a cualquiera de nosotros. Estaremos aquí para ti. Y no te preocupes por esto, yo se lo diré todo a Richard. Así no tendrás que hacerlo tú.

    — Gracias — le respondió la chica, correspondiendo el abrazo de Michael — Te lo agradezco mucho…

    Michael decidió dejarla tranquila. Ella necesitaba tiempo para procesarlo todo. El soldado se retiró de la habitación, para regresar a la suya. No dejaba de pensar en la chica, y mucho menos en los garak. Estos asesinaron a varios humanos, destrozaron una nave humana, y ocultaron ese hecho a su equipo cuando estuvieron en el planeta. Michael empezó a sentir un odio profundo hacia ellos. Lo que menos quería en ese momento era que Zenith y los garak comenzaran una alianza. Llegó incluso a desear que la raza que los estaba atacando los exterminara. Estaba claro que necesitaba decirle todo eso a su comandante, pero ahora era muy temprano, por lo que mejor sería seguir durmiendo. Michael entró a su habitación y se acomodó en la cama de la forma que pudo, dado a que Gwyn estaba ocupando la mitad.

    Las horas pasaron, y finalmente llegó el momento de levantarse. Thomas fue el primero de los soldados del Zenith en despertar. Salió de su habitación y decidió irse a buscar algo para comer. Su mente no dejaba de preguntarse qué era lo que iban a hacer con Alicia una vez que ella dijera la verdad. Estaba claro que, si su país descubría que estaba con vida, la querrían de vuelta, pero considerando que el Zenith seguía bajo la mira de la humanidad, no creía que fuera una buena idea ir a ese país a entregarla por su cuenta. Sin embargo, esa decisión le correspondía a Richard y a Magnus.

    Devlin y Erin fueron los siguientes en despertar. Ambos habían dormido muy bien, a pesar de haberse cambiado de habitación en el medio de la noche.

    — ¿Dormiste bien? — preguntaba Devlin, queriendo saber cómo se encontraba Erin.

    — Sí, nada del otro mundo — respondió la chica, dándole un beso en la mejilla — ¿Y tú?

    — Creo que ha sido una noche agradable — le decía Devlin, mientras le acariciaba el rostro — ¿Sabes? Me gustaría que tú y yo saliéramos a comer a algún lugar cuando nos encontremos en la Tierra. Hemos estado comiendo casi siempre la misma comida aquí. Ya estoy aburrido. Y como hemos pasado un año completo en esta nave, creo que nos haría bien salir juntos.

    — ¿Una cita en parejas con los chicos? — preguntaba Erin.

    — No, dejemos a Ace y a Michael fuera de esto — le respondió Devlin — Los hemos estado viendo todos los días desde hace más de un año. Por una vez me gustaría que solo fuéramos tú y yo.

    — Así será — respondió Erin, muy feliz de que Devlin quiera pasar tiempo con ella — Ya no puedo esperar a llegar a la Tierra.

    Los dos soldados se levantaron y se fueron a desayunar. Unos cinco minutos después, Ace y Agustina se habían despertado. Ambos soldados ya se habían levantado y vestido después de lo de anoche. Ace estaba por salir de su habitación, cuando su novia lo detuvo dándole un abrazo desde atrás.

    — Ha sido la mejor noche de mi vida — decía Agustina mientras abrazaba fuerte a Ace.

    — Yo también lo disfruté mucho — respondió su novio, dándose vuelta para verla de frente.

    — Nunca imaginé que esto podría ocurrir — le decía la chica, con un tono dulce.

    — Si me hubieran preguntado hace varios años cuando estaba en Black Meteor, nunca habría adivinado que terminaría en el Zenith, y mucho menos con la chica más bonita del mundo — tras decir esas palabras, Ace le dio un beso en la boca.

    — Me alegra haber tomado esa decisión hace años — decía Agustina en voz alta, llamando la atención de Ace.

    — ¿Qué decisión? — el chico quería saberlo.

    — Mis padres no me enviaron a un colegio militar — respondió Agustina, recordando aquel momento de su infancia — Yo estaba en un colegio científico, porque mi madre y mi padre lo querían así. Yo era una niña y no sabía bien que era lo que quería, así que lo acepté. Por las tardes siempre me iba con unos amigos y amigas a una plaza, de las pocas que quedaron luego de la catástrofe, por lo que estaba lleno de chicos. Sin embargo, a mitad del año, unos chicos estúpidos venían y nos golpeaban para echarnos de allí. Ellos eran de un colegio militar, y se creían mejores que nosotros, por lo que se apoderaban de esa plaza. Un día quisimos defendernos, pero ellos eran mejores peleando que nosotros. Yo ya estaba harta de tener que soportarlos. Finalmente fueron nuestros padres los que arreglaron el problema, pero a mí no me gustó para nada tener que depender de ellos. Así que les dije que quería ir a un colegio militar, para que pudiera defenderme si alguien intentaba hacerme daño.

    — ¿Y qué fue lo que te dijeron? — le preguntó Ace, con mucha curiosidad, aunque ya se imaginaba la respuesta.

    — Me dijeron que no les gustaba la idea, pero que ellos no se interpondrían en lo que yo quería ser — respondió la chica — Así que me dijeron que harían el cambio de escuela, pero con la condición de que yo sacara un promedio alto. Me advirtieron que, si mi promedio bajaba, me volverían a cambiar. Yo quería aprender mucho sobre técnicas de combate, así que me esforcé para mantener mi promedio en lo más alto, y me convertí en la chica con mejor promedio desde que me cambié — luego de terminar esas palabras, Agustina miró a su novio a los ojos — Pero nunca imaginé todo lo que ocurriría después de eso. Cada vez que te veo, doy gracias por haber tomado esa decisión cuando era niña.

    — Yo también estoy agradecido por eso — respondió Ace, dándole un abrazo — Me haces sentir feliz cada día de mi vida. Lamentablemente, yo no tuve la posibilidad de elegir cuando era niño, pero puedo elegir lo que quiero ahora.

    — ¿Y qué es lo que quieres? — preguntó Agustina, viendo como Ace se había puesto serio.

    — Descubrir que fue lo que provocó la Gran Catástrofe — Ace tomaba seriedad con cada palabra — Y asegurarme de que no vuelva a ocurrir nunca más… y luego de eso, viviré una vida tranquila y feliz contigo.

    Agustina y Ace se dieron un beso más, y luego decidieron irse a desayunar. La última en despertarse había sido Gwyn, que veía a Michael dormir muy profundamente al lado suyo. Sentía mucha lástima por tener que despertarlo, pero creyó que lo mejor sería que se levantara de inmediato.

    — Michael, arriba — la chica lo despertó de forma suave.

    Michael despertó tras los movimientos de Gwyn. El soldado estaba algo cansado, pero no tardó mucho tiempo en despertar su mente por completo. El soldado vio a Gwyn a su lado, pero no la saludó tras haberla visto. Se puso de pie y se dirigió a ella para decirle algo de forma muy seria.

    — Gwyn, ve a buscar a Richard y dile que reúna al equipo — decía el soldado mientras estaba por salir de la habitación — Tengo algo que decirle.

    — De acuerdo — Gwyn sentía curiosidad por saber que era, pero supo que lo descubriría dentro de poco.

    La chica fue a buscar al comandante, y una vez que hizo lo que Michael le pidió, todo el equipo del Zenith estaba reunido en la sala de entrenamiento, esperando justamente por el soldado. Michael llegó, y les comunicó a todos sus compañeros todo lo que Alicia le había dicho en la noche anterior. Tuvo mucho cuidado y no omitió ningún detalle. Una vez que todos lo sabían, cada uno de ellos empezó a preocuparse por la situación.

    — Esto no está nada bien — decía Richard, mientras se llevaba una mano a la cabeza — ¿Por qué demonios los garak derribaron la nave humana? No representaba peligro para ellos. No era una nave de guerra.

    — Ellos mencionaron que su especialidad es el estudio de la mente — respondió Ace, recordando todo lo que había aprendido de ellos — Y si lo piensan bien, probablemente destruyeron la nave asegurándose de que al menos una persona quedara con vida. De seguro pusieron a Alicia en esa cápsula para obtener información sobre nuestra especie, y también de nuestro planeta.

    — ¿Pero para qué? — preguntaba Erin muy confundida.

    — Quizá para atacar la Tierra en caso de que los berrod les ganaran la guerra y los obligaran a huir — la teoría de Thomas dejó preocupados a todos.

    — ¿Creen que habrán obtenido esa información? — preguntaba Devlin, muy asustado de aquella posibilidad.

    — Si ese fuera el caso, ya habríamos encontrado una nave suya en las proximidades de nuestro planeta — decía Richard, intentando atar todos los cabos — No se ha detectado ningún ovni cerca de la Tierra. Y ellos parecen ser muy inteligentes, por lo que dudo que se decidieran a ir a la Tierra sin saber qué tan habitable es para ellos.

    — Eso quiere decir que no pudieron acceder a la mente de Alicia — respondía Gwyn muy seriamente — Hicimos lo correcto al sacarla de allí a tiempo.

    — No sabemos si es verdad que querían hacer eso — respondió Agustina, pensando que sus compañeros estaban aventurando conclusiones muy rápidas.

    — Estoy de acuerdo, pero no por eso me gusta — añadió Michael — Los garak podrían haber descubierto la ubicación de la Tierra. Incluso aunque no planearan atacarnos, si los berrod obtenían acceso a esa información, podrían haber convertido a nuestro planeta en su objetivo. Sin importar la intención, los garak nos pusieron en peligro, derribaron una nave humana, mataron a varios tripulantes, y nos lo ocultaron todo el tiempo.

    — Es lógico que lo ocultaran — respondió Thomas — Si nos decían directamente que derribaron a una nave humana, nos pondríamos en su contra. Y ellos claramente querían ganar aliados para su guerra contra los berrod.

    — Son unos malditos mentirosos — decía Richard muy seriamente — Creí que una alianza con ellos nos podría venir bien. Pero si no están dispuestos a decirnos la verdad, eso quiere decir que no pensaban en nosotros como aliados, sino como herramientas.

    — ¿Y qué es lo que vamos a hacer ahora? — preguntaba Gwyn algo asustada — Ellos sabrán que nos llevamos a Alicia. Y sabrán que fuimos nosotros.

    — Hay que advertirle a Magnus y a toda la humanidad sobre esto — respondió Richard algo preocupado por lo que se vendría — Y por nuestro bien, y el de toda la Tierra, tenemos que eliminar a los garak y a los berrod.

    Esas palabras infundieron un gran miedo y preocupación en todos los soldados. Los garak se veían como una raza preparada para una guerra, después de todo, ya estaban librando una. Además de que no tenían casi nada de información acerca de los berrod. El primer día que inició la misión, Magnus les dijo que no buscaran meterse en conflictos innecesarios, dado a que eso solo retrasaría la búsqueda de respuestas a la catástrofe. Sin embargo, ahora estaban metidos en uno. Los garak sabían de su existencia, y lo más probable era que los berrod lo descubrieran tarde o temprano. Tal y como Richard lo había dicho, no podían explorar tranquilos sabiendo que su planeta podría ser atacado en cualquier momento. A diferencia de los hostiles, ahora se trataba de dos razas inteligentes y aparentemente muy peligrosas.

    Y un aspecto que tenían en mente era la unión que los garak habían demostrado. Ellos no parecían dividirse en países, y aparentemente, los berrod tampoco. En cambio, la Tierra sí lo estaba. En la actualidad, no había ningún país que fuera capaz de resistir una invasión de toda una especie por su cuenta. Zenith no contaba con un privilegio así, por lo que ya no importaba lo que hicieran al respecto. Ya sea que decidieran atacar o defenderse, perderían por completo si no contaban con nada de apoyo. Y debido al incidente con Black Meteor, nadie brindaría ayuda a su país. Incluso cabía la posibilidad de que los líderes de otros países ignoraran las advertencias del Zenith, o incluso no las creyeran. La situación no se veía muy favorable, y lo mejor que podían esperar era que los garak y los berrod se mataran entre ellos.

    Tras haber estado unos segundos en silencio, Thomas pensó en algo que nadie parecía tener en cuenta.

    — ¿Qué vamos a hacer con Alicia? — preguntó el soldado, teniendo en cuenta lo que pensó al momento de despertar.

    — Hay que llevarla a Coast Trident — respondió Richard muy directamente — Ella vive en ese país. Si se enteran que la encontramos y no se los informamos, nuestra reputación no hará más que empeorar.

    — ¡No, por favor! — se escuchó un grito desde afuera de la sala de entrenamiento.

    Alicia entró rápidamente una vez que escuchó esa conversación. Aparentemente, había estado detrás de la puerta, prestando atención a cada palabra que ellos decían.

    — ¿Por qué no quieres volver a tu país? — preguntó Ace muy confundido — Es tu hogar.

    — Porque no quiero volver a ver a su líder — respondió Alicia muy preocupada — Mi padre tuvo que hacer un gran esfuerzo para que el líder le concediera una nave y el permiso de partir al espacio. Antes de partir, le dijo que se invirtió mucho dinero para poder enviar esa nave al espacio, y que, si volvíamos sin nada de información, nos haría pagar por cada moneda que fue destinada a esto. Yo soy la única en sobrevivir, y si regreso con ellos, me harán trabajar hasta que pueda pagar eso. Por favor, no me lleven con ellos. No quiero volver nunca más a mi país. Nos proporcionaron una nave estándar, y van a querer que yo trabaje hasta la muerte por esto.

    — Dios mío, qué lugar más horrible — Erin estaba impresionada de que pudieran hacer algo así.

    — Creo que ni Abel sería capaz de llegar tan bajo — respondía Ace, sintiendo asco del que fuera líder de Coast Trident.

    — ¿Pero qué vamos a hacer con ella? — preguntó Gwyn al ver que la primera opción estaba descartada.

    — Dejen que me una a ustedes — respondió Alicia muy desesperada, como si de verdad lo quisiera — Me salvaron la vida, y me han tratado mucho mejor que la forma en que los líderes de mi país trataron a mi familia.

    — Somos un equipo de exploración del espacio — le contestó Richard muy seriamente — No podemos aceptar gente como si fuera algo cotidiano. ¿Tienes conocimiento científico y militar?

    — Mi padre era científico, y mis tíos eran militares — respondió Alicia — Ellos me han enseñado muchas cosas. Si es necesario, daré un examen para demostrarlo.

    — Está bien — respondió el comandante, creyendo que, si eso era verdad, incorporar a Alicia les vendría muy bien — Hablaré con Magnus para que evalúe todas tus habilidades. Si superas las pruebas, podrás unirte a mi equipo. Pero si fallas, serás enviada a una academia de formación hasta que estés lista.

    Alicia estaba muy agradecida por la oportunidad que le estaban brindando. Para ella, volver a Coast Trident para informar que toda su familia había muerto, que la nave fue destruida, y que no tenía nada de información valiosa, sería la peor decisión que pudiera tomar. Estaba muy feliz de que el Zenith fuera a darle una oportunidad, porque lo que más quería era quedarse con ellos. Todo lo que había aprendido le serviría, estaría acompañada por personas amables, y podría seguir buscando las causas de la catástrofe. Tras haber perdido a toda su familia, al menos quería saber por qué. Había entendido por completo los deseos de su padre.

    Todo el equipo del Zenith, junto con Alicia, empezó a desayunar. A todos les parecía una buena idea el sumar a alguien más a su grupo. Creyeron que sería bueno contar con más personas ayudándoles a explorar, sobre todo con tantos peligros que existían en el espacio. Sin embargo, hasta no conocer del todo las habilidades de Alicia, no querían acostumbrarse a tenerla en el equipo, dado a que había posibilidades de que ella no fuera aceptada en el Zenith.

    […]

    En el interior del planeta Tgarak, más específicamente en el edificio donde se almacenaban todos los restos de naves que habían sido destruidas en algún momento, se encontraban Likar, Plamo y Domir. Los tres garak estaban parados frente a la cápsula en donde se encontraba Alicia, la cual ahora estaba vacía. Era imposible que ella pudiera escapar de allí por su cuenta, y como los humanos fueron los únicos que habían estado en el planeta, no quedaban dudas de que era lo que había ocurrido. Ellos la encontraron y se la habían llevado.

    Likar gruñía mientras cerraba los puños con frustración. Domir y Plamo lo miraban muy asustados, dado a que conocían lo brutal que su compañero podía llegar a ser si se enojaba. Likar miró a Domir con una expresión de furia, y se acercó hasta él dispuesto a golpearlo.

    — ¡No, Likar, no lo hagas! — Plamo intentó detenerlo poniéndose en frente, pero Likar lo apartó.

    — ¡Espera! — Domir no quería ser atacado.

    Pero Likar no escuchó a ninguno de los dos, y le dio un golpe muy fuerte en la cabeza a Domir. Likar contaba con una fuerza descomunal, por lo que fue capaz de derribar a su compañero al piso con un solo golpe. Una vez que este cayó, se cubrió la cabeza para evitar que Likar siguiera golpeándolo. Sin embargo, este no quería eso, más bien solo le quería gritar.

    — ¡Eres un inservible! — Likar estaba enojado con Domir — ¡Sabías que no tenías que revelar nada sobre Alicia!

    — ¡No lo hice, te lo juro! — Domir se defendía.

    — ¡¿Y cómo fue que la encontraron?! — Likar enfurecía cada vez más.

    — Dice la verdad — Plamo intervino — Yo estuve con él, y nunca mencionó nada. Incluso les dijo que en este lugar solo había desperdicio. Si los humanos entraron hasta aquí, fue porque ya sabían que nosotros la teníamos.

    — ¡Mierda, mierda! — gritaba Likar muy furioso — ¡Pudimos haber conseguido aliados para exterminar a los berrod! ¡Ahora eso queda descartado! ¡No solo perdimos una alianza, perdimos lo que podría ser nuestra mejor arma!

    — ¿Y qué es lo que vamos a hacer ahora? — preguntó Domir, asustado de dirigirle la palabra a Likar.

    — Traer a Alicia de vuelta — le contestó Likar, que ya se había calmado un poco — La necesitamos si queremos eliminar a los berrod. Pero los humanos no nos la van a devolver, así que tendremos que recuperarla por nuestra cuenta.

    — ¿Cómo? — preguntó Plamo, sin saber qué hacer.

    — Hicimos bien en insertarle un nano detector debajo de sus uñas — respondió Likar — Si lo hubiéramos puesto en el traje, los humanos de Zenith podrían habérselo cambiado por uno propio y la habríamos perdido. Ni siquiera ella sabe que lo tiene puesto, así que solo debemos captar su señal. Eso nos dirá como llegar hasta ella.

    — ¿Y qué plan tienes para recuperarla? — preguntaba Plamo.

    — Quiero que te dirijas hacia Pgarak y solicites la nave silenciosa — planeaba el líder de los tres — Esa nave bloquea todos los radares externos, así que los humanos no serán capaces de detectarnos

    — Esa nave tampoco puede comunicarse con Pgarak — Plamo creyó que era una decisión imprudente — Si algo nos pasa, no podremos pedir ayuda.

    — Lo cual quiere decir que tendremos que tener mucho cuidado cuando estemos en ese planeta Tierra — Likar asumió el riesgo de la misión — Pero hay que traer a Alicia de vuelta. Si queremos ganar esta guerra, la necesitamos.

    Likar fue el primero en salir de ese edificio. Domir y Plamo lo siguieron. Estaba claro que recuperar a Alicia era un plan muy arriesgado, y que nadie los podría salvar si llegaban a cometer un error. Pero ellos la necesitaban para poder librar una batalla contra los berrod. Sin ella, las probabilidades de obtener la victoria se veían muy reducidas. Y la guerra entre ambas especies se había prolongado mucho tiempo. No podían dejar que esto continuara así. El próximo enfrentamiento que tuvieran en contra de los berrod debía ser el último. Si estos escapaban, y pensaban en una contra estrategia, probablemente los garak serían exterminados.

    Los tres líderes a cargo del planeta Tgarak dejaron el edificio aislado y se dirigieron a la instalación principal. Una vez allí, Likar les informó a todos los presentes sobre su plan para recuperar a Alicia. Plamo y unos cuantos garak más fueron a una sala subterránea, en donde guardaban varias naves para transportarse. Dicha sala no fue mostrada a los humanos, dado a que ellos no querían revelar toda su información. Este se subió a una de las naves, y luego emprendió el camino hacia Pgarak, lugar donde se encuentran las mejores naves y equipo de su especie. Para poder recuperar a Alicia, necesitarían disponer del mejor equipo, dado a que debían infiltrarse sin ser detectados en un planeta que para ellos era totalmente desconocido.

    Mientras Plamo se ausentó, Likar y Domir fueron a una de las computadoras que tenían en el edificio. Domir activó unos comandos para que el radar pudiera obtener la posición de Alicia, y, por consiguiente, la ubicación del planeta Tierra. Si los humanos no habían mentido, se dirigirían hacia su país para comunicarse con el líder e informarles acerca de todo lo que descubrieron en el planeta. Aunque había posibilidades de que eso cambiara debido al hecho de que habían encontrado a Alicia. Sin embargo, si los humanos no se dirigían a la Tierra, solo sería una ventaja más para su especie. Mientras usaba el equipo, sentía la mirada penetrante de Likar a sus espaldas. La idea de mantener a Alicia dentro del depósito donde guardaban los restos de las naves fue de Domir, dado a que consideró que los berrod, o cualquier otra especie se marcharía de allí al ver los escombros. La curiosidad de los humanos no aplicó para ese caso, y ellos terminaron entrando y encontrando a Alicia. En cierta forma, el error fue de Domir, por lo que sentía que era su obligación resolverlo a como diera lugar.

    Likar miraba la pantalla de aquel equipo, en la cual solo se veía un mensaje escrito en palabras del idioma garak, el cual decía “Detectando”. Estaba claro que al sistema le costaba trabajo, dado a que el nano detector no era algo sencillo de detectar, y probablemente se encontraba muy lejos del planeta. El garak miraba la pantalla esperando que no tardara mucho tiempo en obtener la ubicación de Alicia. Mientras más tiempo pasara, más tiempo tendrían los humanos para planear una posible defensiva en su contra. Porque para él, era lógico que ellos pensaran que irían a buscar a la humana.

    […]

    Tal y como Frans lo había ordenado, Stuart se encontraba vigilando la sala de suministros de comida y bebida, como método de asegurarse de que Shun no comiera nada durante un día. Habían pasado varias horas desde que Shun se volvió agresivo, y este todavía no había comido nada. El soldado se acercó para tomar algo, cuando se encontró con su compañero bloqueándole la entrada a la sala.

    — Vete — le ordenó Stuart, muy seriamente.

    — Vamos, Stuart, no seas así — le decía Shun, insistiéndole — Dame algo de comer. Me estoy muriendo de hambre.

    — Lo siento, amigo, son órdenes del comandante — respondió el soldado, en un aire de arrogancia — Hasta que no se cumplan veinticuatro horas, no te dejaré tomar nada.

    — Lo haces más para joderme a mí que por otra cosa — Shun estaba muy frustrado con su compañero.

    — ¿Por qué mierda la golpeaste en primer lugar? — le preguntó Stuart, que no recibió una explicación muy clara de parte de sus compañeros, o de su comandante.

    — Todo es culpa de Ace.

    — ¿De verdad? Vamos, Shun, ni tú puedes creerte eso. Ace ha desaparecido de nuestras vidas desde hace más de un año. La culpa de todo es tuya. Dime por qué golpeaste a Natasha de esa forma. Es algo desagradable.

    — ¿Tú vas a venir a darme lecciones? — Shun lo dijo con un gran sarcasmo — ¿Qué lo que yo hice es desagradable? Brandon nos contó lo que pensabas hacerle a Julie. Ibas a dejarla “arruinada” para que nadie te cuestionara por el uso de las máquinas. ¿Y tú vienes a decirme que lo que yo hice es desagradable? Eres un puto hipócrita, Stuart. No tengo nada que explicarte a ti. Ahora muévete, y déjame tomar algo para comer.

    — Si quieres comer algo, vas a tener que moverme por tu cuenta — Stuart lo desafió, al no agradarle nada las palabras de Shun.

    — No intentes provocarme, Stuart, te recuerdo que soy más fuerte que tú — le dijo Shun en un tono muy agresivo.

    — Entonces, ¿qué esperas? — Stuart quiso provocarlo — Golpéame y demuéstralo.

    Shun sentía deseos de hacerlo. Creyó que Stuart se merecía una paliza, sin embargo, supo que el único que se vería perjudicado sería él mismo. Por lo que contuvo sus deseos.

    — No, no vales la pena — Shun se retiró del lugar, dispuesto a que pasara el tiempo — Eres un soldado muy débil. No quiero que me vean como un abusador.

    Stuart estaba muy furioso con las palabras de Shun, pero decidió que lo mejor sería no seguirle el juego. Lo que menos necesitaba era que Frans lo castigara a él también. No le gustaba que su compañero lo insultara de esa forma, pero no tendría otra opción más que aceptarlo.

    Shun, por su parte, se fue a su habitación para dormir y hacer la espera más llevadera. En el camino, se cruzó con Natasha. La chica lo encaró de frente, claramente con ganas de decirle algo.

    — Pedazo de mierda — Natasha sentía deseos de escupirle la cara — No puedo creer que estuve con alguien como tú. Solamente eres un niño inseguro de sí mismo.

    — Vaya, al fin te acercaste a ser la Natasha desafiante de antes — respondió Shun, con una sonrisa en el rostro — Creí que Ace te había llevado con él. Me alegra que hayas vuelto. Porque ahora mismo tengo muchas ganas de cogerte.

    — Tú ya no volverás a tocarme — Natasha le respondió muy seriamente — Lo que había entre nosotros terminó.

    — Yo gané nuestra pelea — Shun le recordó algo ocurrido hace mucho tiempo — Eso quiere decir que tú vas a salir conmigo.

    — ¡No! — Natasha le gritó muy fuerte, cosa que puso nervioso a Shun — ¡No vas a golpearme de esa forma y luego tratarme como si nada hubiera pasado! ¡No soy una muñeca que puedes controlar a tu gusto, Shun! ¡Tú no eres un buen hombre, ni un buen líder, ni siquiera un buen soldado! ¡No te gustó que hable de Ace, pero él es superior a ti en todos esos sentidos!

    — Eso está por verse — Shun contenía sus ganas de golpearla — Cuando regresemos a la Tierra y ataquemos al Zenith, iré a buscar a Ace. Voy a convertir a tu príncipe en un cadáver. Y entonces te va a quedar claro quién es el mejor.

    — Ace probablemente no esté en la Tierra — Natasha empezó a alejarse de Shun — Y si lo estuviera, te aseguro que él te dará una paliza.

    Antes de separarse de él, Natasha le dirigió un golpe en la cabeza a Shun. Este no esperaba una agresión por parte de su compañera, por lo que no se pudo defender. Gracias a la resistencia de su cuerpo, el golpe no le dolió mucho. Pero realmente lo dejó impresionado. Para Natasha fue una venganza por los golpes que Shun le había dado. La relación que había entre ellos había llegado a su final. Natasha se sintió una estúpida por haber empezado algo con Shun, pero finalmente se había terminado, cosa que a este último no le cayó nada bien. Ahora más que nunca, Shun tuvo como prioridad número uno asesinar a Ace en cuanto lo viera.

    Frans se encontraba junto con Xander y Claire en la sala de comandos. El viaje de vuelta a la Tierra era realmente aburrido para los tres. Aún faltaba mucho tiempo para llegar, y lo que más hacían era mirar el reloj que venía equipado con la nave para medir el tiempo.

    — A ese tarado le quedan seis horas más de hambruna — decía Frans, refiriéndose a Shun.

    — Deberías dejar que se muera de hambre por un tiempo más — respondió Xander, mostrándose en desacuerdo por la orden de su comandante — Grace ha muerto, y lo primero que hace es atacar a Natasha y después a mí. Es un completo idiota.

    — Me gustaría que lo quitaran de esta misión — decía Claire — Según tengo entendido, los demás contaron que tuvo problemas en la misión de saqueo llevada a cabo por el comandante Morris Grant. Y él no lo quitó de su equipo.

    — Por más que Shun me desagrade, es de los mejores peleadores que tenemos — Frans sorprendió a sus dos soldados — Ustedes dos son los únicos que podrían ganarle de todos los que están aquí. No reemplazamos a Shun porque no hay nadie que lo pueda hacer. Eso quiere decir que tenemos que enderezarlo para que sea productivo.

    — No creo que le quede mucho tiempo de vida — Xander recordaba una charla que tuvo con él el día anterior — Él está obsesionado con matar a Ace cuando ataquemos al Zenith. Y está claro que va a terminar muerto. Ya sea que lo mate Ace, u otro soldado, Shun no va a estar con vida el momento en el que Zenith y Black Meteor se unifiquen.

    — Es un alivio para mí — Claire solo veía el lado positivo — No necesitamos a un idiota como él en el equipo.

    — Si Shun dejara de actuar como un adolescente, y se decidiera a comportarse como un adulto, sería un soldado productivo — respondió el comandante Frans — Y si Morris no lo corrigió en su momento, yo me encargaré de hacerlo.

    Casey se dirigía a su habitación, cuando se cruzó con Shun. Este la miró fijamente, y luego decidió pasarla de largo. Casey se volteó para observarlo atentamente. Shun mostraba una expresión de furia en el rostro, y la forma en la que había atacado a Natasha, provocó que ella empezara a sentir algo de miedo de él. Cuando estaba por llegar a su habitación, vio que la puerta que daba a la habitación de Paul se encontraba abierta, así que decidió entrar al llamarle la atención.

    Al entrar, vio como Paul estaba acomodando un par de pesas y discos de la sala de entrenamiento en su habitación. No eran los discos más pesados, sino los livianos.

    — ¿Qué haces? — Casey tomó a Paul por sorpresa.

    — Oh, solo estaba acomodando esto en mi habitación — respondió el soldado, dándose cuenta de que, por primera vez, su compañera le hablaba — Casi nadie las usa, y creo que es mejor tenerlas en mi habitación. Quiero entrenar, pero no quiero cruzarme con el idiota de Shun.

    — Acabo de cruzármelo en el pasillo, así que no creo que se dirija al gimnasio — le informaba su compañera.

    — ¿Te hizo algo? — preguntó Paul, viendo que Casey estaba muy nerviosa.

    — No, pero está claro que sigue molesto — respondió Casey, muy fríamente — Es un idiota impulsivo. Lo mejor será no acercarse a él hasta que se tranquilice.

    — Puedes decirlo otra vez — respondió Paul, que decidió aprovechar el momento — Dime, quiero hacerte una pregunta. Quería hacerlo antes, pero creí que necesitabas tiempo para estar sola. ¿Cómo te está afectando la muerte de Grace?

    — Ya lo estoy superando — respondió su compañera, apreciando la preocupación de Paul — Ella era mi amiga, y perderla fue algo muy difícil. Pero tengo que mantenerme fuerte y con la cabeza fría si quiero sobrevivir.

    — Escúchame, si necesitas ayuda para cualquier cosa, solo dímelo — respondió Paul, que no encontró nada más que decir — Si necesitas compañía, ya sabes que puedes contar conmigo. Y si Shun te hace algo, yo me encargaré de él.

    — Gracias, Paul — Casey apreciaba mucho las palabras de su compañero — En serio te lo agradezco.

    La chica se acercó a él para darle un abrazo, cosa que él correspondió. Paul disfrutó mucho de ese momento. Creyó que era lo más cerca que estuvo de Casey desde que empezó a fijarse en ella. Eso quería decir que iba en buen camino para formar una relación de más de solo compañerismo con ella. Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar en eso, dado a que el abrazo fue muy breve. Una vez terminado, Casey salió de la habitación. Paul pensó que debería buscar alguna oportunidad futura para intentar acercarse a ella, y consideró el futuro ataque al Zenith como la ocasión perfecta para eso. Estaba claro que ese sería un momento crítico para todo el equipo, no solo para ella, por lo que debía prepararse para esa pelea.

    La nave de Black Meteor continuaba su camino de regreso a la Tierra. En el momento en que tomaron la decisión de regresar, el equipo de Black Meteor se encontraba mucho más lejos del planeta que el equipo del Zenith. Tardarían una semana más en llegar al mismo.

    […]

    Michael se encontraba con Alicia en la sala de entrenamiento. El soldado estaba enfrentándose a ella, en un intento de evaluar sus habilidades de combate.

    Michael, ¿podrías entrenar conmigo? — le pidió la chica, de forma calmada.

    ¿Por qué? — preguntó Michael, sin entender el motivo.

    Porque tengo que prepararme para las pruebas que su líder me va a tomar — respondió Alicia algo avergonzada — Y quiero medir mi fuerza contra la tuya.

    Si quieres un entrenamiento de verdad, deberías desafiar a Ace — contestó el soldado — Él es el más fuerte de nosotros.

    Voy a desafiarlos a todos — Alicia le hizo entender que quería luchar con él en ese momento — Y quiero empezar contigo.

    Michael accedió a ayudarla, después de todo, él deseaba que la chica se quedara con ellos por más tiempo. Realmente era muy bonita, y Michael no quería dejar de verla. Sin embargo, ahora mismo estaban luchando, y eso quería decir que debía pelear lo más serio posible.

    Durante la pelea, Michael se distraía al ver a Alicia. Ella era muy atractiva, a tal punto que Michael varias veces se quedaba mirándola en vez de atacarla. Ella le lanzó un ataque con el puño, el cual no fue capaz de esquivar, y terminó recibiendo el daño en el estómago. Michael quiso darle un codazo en el hombro para defenderse, y no quedar como un tonto frente a ella, dado a que la chica había tenido la ventaja desde el inicio. Alicia esquivó el codazo agachándose rápido, para luego dirigir un golpe con el puño al pecho de Michael. Sus movimientos eran rápidos, pero ella no golpeaba con mucha fuerza, claramente eso era producto del desgaste que su cuerpo había sufrido al estar mucho tiempo en la cápsula en el planeta Tgarak. Michael le dio un rodillazo en el estómago, el cual causó un leve dolor en la chica, que terminó inclinándose un poco. Posteriormente, el soldado le golpeó la clavícula derecha con su mano, y luego le dio una patada en la pierna, causando que Alicia perdiera el equilibrio. Inmediatamente después, le piso el estómago, evitando que se levantara. Antes de la lucha, Michael le explicó las reglas que ellos usaban al entrenar, las cuales eran las mismas que Black Meteor usaba. Bajo esas reglas, el soldado fue el victorioso. Una vez terminada la lucha, le extendió la mano a Alicia, para ayudarla a levantarse del suelo.

    — Luchas muy bien, pero tu cuerpo no es muy fuerte ni muy resistente — le decía Michael, intentando animarla — Te recomendaría que hicieras ejercicios de levantamiento de peso y de resistencia antes de que volvamos a luchar.

    — ¿Eso crees? — preguntaba Alicia, apreciando el comentario de Michael.

    — Definitivamente — contestó — Tus movimientos son buenos y difíciles de leer, claramente porque tus tíos eran militares de Coast Trident. Estoy seguro de que serás una peleadora valiosa para nuestro equipo una vez que te unas.

    — ¿Tienes esperanza de que voy a pasar la prueba? — Alicia adoraba la forma de ser de Michael.

    — No es esperanza, es certeza — respondió Michael, sonriéndole para alentarla a entrenar — Sé que vas a dejar impresionada a Magnus. Y luego pasarás a formar parte de nuestro equipo.

    Alicia se sonrojó un poco al escuchar esas palabras por parte de Michael. A pesar del poco tiempo que había pasado con él, su compañía era agradable. La chica sentía deseos de pertenecer al Zenith. Todos eran buenos con ella, pero lo que más quería era quedarse cerca de Michael. Alicia decidió que iría a ducharse y luego a descansar, por lo que decidió agradecerle a Michael por la ayuda.

    — Muchas gracias — Alicia le dio un beso en la mejilla al soldado — Eres un chico encantador.

    Michael no supo cómo reaccionar, y lo único que pudo hacer era ver como su compañera se marchaba. Estaba realmente confundido. Era la primera vez en su vida que una chica lo hacía sentir así. Michael no sabía qué hacer, por lo que fue a hablar con su hermano Devlin. Este se encontraba en la habitación de Erin. Michael llamó para asegurarse de que no estaba interrumpiendo nada.

    — ¿Qué pasa, Michael? — Erin creyó que algo grave estaba ocurriendo.

    — ¿Puedo robarte a Devlin por un segundo? — preguntó el soldado.

    — No hay problema, pero devuélvelo en una pieza — tras decir esas palabras, Erin y los mellizos se rieron.

    Devlin estaba algo confundido, dado a que Michael no solía pedir charlas con él muy a menudo. Los hermanos fueron hacia la habitación del mayor de ellos. Una vez allí, Michael empezó a hablar.

    — Devlin, tengo algo que decirte — le contaba su hermano — Necesito tu ayuda.

    — Claro hermano, dímelo — respondió Devlin — Puedes hablar conmigo de lo que sea.

    — Me… Dios, que vergüenza me da admitirlo — maldecía Michael — Me gusta Alicia.

    Devlin quedó impactado por esa revelación de parte de su hermano. Los primeros diez segundos no supo que decir, pero luego empezó a reírse, cosa que molestó un poco a Michael.

    — ¿De qué te ríes? — Michael no levantó la voz porque no quería que nadie más lo escuchara.

    — Me río de ti — le contestaba su hermano menor — Cuando yo te dije que Erin me parecía atractiva, tú dijiste que yo era un inmaduro por decir eso cuando apenas la conocía. Y ahora mira como resultaron las cosas. Desearía que Julie estuviera aquí para ver esto.

    — No te llamé para que me criticaras — el mayor estaba algo molesto — Quiero que me digas que debo hacer. Alicia me gusta mucho. Es una chica muy linda, y me gusta estar cerca de ella. Además, ella necesita ayuda para superar la pérdida de su familia, y quiero ayudarla con eso… Pero, está Gwyn. Nunca llegué a sentir amor por ella en realidad, pero ella me ayudó mucho cuando pasó lo de Julie… Aprecié eso en su momento, y disfruté mucho de estar con ella, pero ahora la miro y ya no siento nada — Michael esperaba que Devlin le dijera algo que lo ayudara — ¿Qué debería hacer?

    — Es complicado — Devlin tenía miedo de darle un mal consejo a su hermano — Pero no tiene sentido que estés con Gwyn si ya no la quieres. Eso no le hará bien a ninguno de los dos. Si Alicia te gusta, y te hace feliz, entonces ella es la persona con la que deberías estar — Devlin no se sentía muy bien aconsejándole a Michael que dejara a la mejor amiga de Erin, pero pensó más en su hermano que en otra cosa — Pero no seas un estúpido muy obvio. Dile a Gwyn que ya no quieres estar con ella, y deja que pase un tiempo antes de ir con Alicia. Observa como salen las cosas y no hagas una estupidez de la que te arrepentirás.

    — Gracias, Devlin — Michael le dio un abrazo a su hermano — Me alegra tenerte como hermano.

    — Y a mí — respondió el mellizo, correspondiendo el abrazo fraternal — Solo ten cuidado de no lastimar a nadie con las decisiones que tomes.
     
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  3.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola, paso a comentar el capítulo. Despues de un largo tiempo, soy el primero XD.

    El capítulo estuvo bien, a pesar de ser un capítulo muy tranquilo, fue bastante disfrutable. Vemos que los Garak han descubierto que los humanos se llevaron a Alicia, y ademas Lekar ha dejado algunas interrogantes con sus diálogos, como por ejemplo, ¿quien es realmente Alicia? ¿Porqué dice que la única arma que tiene para ganar la guerra? y eso me lleva a cuestionarme si llegaron a realizar algún experimento con ella. Si bien, al decir que rastreara el nano detector que tiene Alicia bajo sus uñas, me indican que a lo mejor experimentaron con su cuerpo, otorgándole algunas habilidades capaces de erradicar a los Berrod del mapa galáctico. Aunque si es así realmente, también está la duda del por qué no han usado a Alicia desde el principio, ya que si es un arma muy poderosa, es obvio que podrían haber ganado la guerra desde hace mucho tiempo.

    Hablando de esta misma, también vimos que la chica poco a poco se está interesando en Michael, y este está completamente flechado con la chica. Me alegra que Michael deje de fijarse en Gwyn y se interese por una chica que realmente le guste, después de todo, la vida no es solo sexo y nada más, hay que pasarla bien con la pareja y Gwyn no es la indicada para estar con Micahel, porque la chica de verdad que está loca y obsesionada con esa tontería de ser novios, si lo sé, lo he dicho muchas veces, pero es la santa verdad y hay que reconocerlo.

    Después está el conflicto entre Shun y Natasha por lo ocurrido últimamente. Después de tanto tiempo, Natasha ha reconocido que hizo mal en fijarse en alguien como él, y lo hizo hasta que fue demasiado tarde, dudo mucho que una vez la tormenta pase la chica regrese con Shun por voluntad propia. Quizás para algo como eso Shun deba a recurrir a la idea original de Stuart en buscar una máquina para cambiar sus recuerdos, pero lo veo como algo improbable, ya que esas máquinas son muy difíciles de encontrar y los únicos que poseen un conocimiento de esa clase son los Garak, quienes está muy ocupados con una guerra entre especies y la búsqueda de Alicia, como para preocuparse por insignificantes deseos humanos.

    Ha sido un capítulo muy tranquilo pero a la vez interesante, quedo a la expectativa de lo que hará Michael con Alicia. La pregunta que me hiciste ya la respondí, así que no veo razón de dejarte la respuesta por aquí XD. Nos vemos la próxima oportunidad. Saludos.
     
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  4.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
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    Pese a ser un capítulo tranquilo, tal y como has dicho, he de decirte que me ha encantado. Y sigo repitiendo lo mismo: vas en línea ascendente. Me esta gustando mucho el camino que está tomando ésta tercera parte de LGC, y a este paso, se convertirá en mi favorita por delante de la primera (la cuál es mi favorita por el momento). Sin más que añadir, voy a comentar lo que más me ha sorprendido.

    Me gusta mucho ver las opiniones que tienen los distintos miembros del equipo del Zenith, y en general, cuando los grupos tienen esas charlas me parecen muy atractivas de leer. Es interesante ver lo que piensa cada personaje y lo que hace a cada uno de ellos distinto a los otros. Bravo por lograr eso, amigo.

    Al parecer el líder de Coast Trident es un poco capullo y me alegra que Alicia vaya a tener la oportunidad de quedarse en el Zenith. Sin embargo, temo que CT se entere sobre esto y Zenith pueda tener problemas con ellos. Esperemos que eso no ocurra.

    En la parte de los garak, me ha intrigado muchísimo el que hablen de Alicia como si fuese literalmente, un arma. Me deja muy pensativo y con muchas ideas en la cabeza, además de con muchas ganas de saber realmente que tiene esa chica que a los garak les viene bien. Ahora que se dirigen a la Tierra gracias al chip ese que le han puesto a la chica, veo que podrían dar problemas al grupo y a la humanidad en general. Quizá quieran pasar inadvertidos pero dudo que se salgan con la suya así sin más.

    Volviendo a BM tras lo ocurrido entre Shun y Natasha, me alegra realmente que el resto del equipo le coja asco. Se lo merece. Por primera vez en mucho tiempo, estoy contento de ver a Shun en la posición en la que está. Nunca he escondido que es un personaje que me cae mal (eso no quita que sea un personaje muy bueno en cuanto a historia, originalidad y realismo por sus emociones y carácter) y sinceramente no puedo esperar a que Ace le de una buena paliza.

    Finalmente, se confirma que a Michael le gusta Alicia y eso era algo que se veía venir varios capítulos atrás. Sinceramente si que los veo como pareja más que con Gwyn, que me parece algo pesada y repetitiva. Sé que este triángulo amoroso dará de que hablar y no puedo esperar a ver que ocurre entre ellos.

    Sin más que añadir, esperaré al próximo. No tengo la menor duda de que será igual de bueno, sigue así, amigo. Un saludo.
     
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  5.  
    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Como han dicho, es un capítulo explicativo y que nos muestra que papel tendrá Alicia en la historia, tal vez sea clave para resolver el conflicto entre ambas razas...ha estado muy bien dado que nos mete en más profundidad en la historia y nos resuelve algunas dudas.

    En cuanto a Shun, yo solo pegaria en defensa propia pero es comprensible su dolor, te hace sentir como un reemplazo, te restriega que Ace era mejor en todo, que le echa de menos, a un traidor encima, que el resto de la tripulación te deje sin comer un día, que creen que vas a morir...todo eso es muy doloroso y me siento muy mal por este personaje. Encima protegen a la otra y dicen que te quieren fuera...yo soy Shun y sinceramente abandono el equipo y me voy a otro país o algo, a entrenar duramente para superar a cualquiera y más tarde aparecer y matar a Ace delante de Natasha.

    No se lo merece, sentir que eres reemplazable, con todos en contra, que la mujer que quieres te diga todo eso...hace mucho que no siento un odio tan grande por un personaje como Natasha.

    No hay mucho que comentar ya, hasta la próxima.
     
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  6. Threadmarks: Asimilando la situación
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
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    Palabras:
    5676
    Saludos. Voy a publicar el capítulo 8 de la historia. Tal y como dije cuando publiqué el anterior, este será un capítulo tranquilo. Para ser sincero, este es mi capítulo menos favorito de esta parte, pero el capítulo 9 que se publicará la semana siguiente es uno de mis favoritos. Sin embargo, esa es mi opinión. Lo mejor será que cada uno de ustedes lea y lo juzgue por su cuenta.

    Zurel Resistance Poikachum gracias por sus comentarios. Quiero informarles que, para ayudarlos a leer mejor la historia considerando la enorme cantidad de personajes que van a aparecer, he creado en mi blog una lista con los personajes existentes, de manera de que podrán leer y revisar dicha lista buscando el nombre de cada personaje y ver así a qué equipo pertenece en todo momento. Se las dejo: Guía de personajes.

    Bueno, sin más que decir, les dejaré la historia.


    Asimilando la situación:

    Shun se encontraba junto con el comandante Frans en la sala de comandos de la nave. Ambos estaban solos. Quedaban minutos para que el castigo de Shun terminara, y de esa forma, podría volver a comer y a beber algo. Llevaba más de veintitrés horas sin comer y beber nada, y eso lo estaba manteniendo muy molesto. Finalmente, el tiempo se terminó, y fue el mismo Frans el que se retiró para ir a buscarle algo para comer. Shun esperó pacientemente hasta que regresó, con una botella de agua y medio paquete de galletitas sin sabor. El comandante le entregó las cosas a Shun en persona, y luego de eso, el soldado se puso de pie para marcharse.

    — Ya era hora — se quejaba el soldado — ¿Ha visto que no he hecho nada malo? Este castigo fue muy exagerado.

    — Tengo que corregirte, Shun — Frans se mostraba muy serio — Tus compañeros me hablaron que eras un soldado muy indisciplinado antes, y por lo que vi, lo sigues siendo. Atacaste a dos de tus compañeros sin un motivo aparente, y por más bueno que seas en las peleas, eso no es bueno en un soldado.

    — ¿Por qué me dice estas cosas? — Shun no entendía el motivo — Sé cómo pelear, fue para eso que me entrenaron. En ningún lugar decía que debía llevarme bien con mis compañeros si estos son unos idiotas.

    — Porque estamos explorando un universo lleno de peligros — contestó el comandante — Y si estás en peligro, uno del que no puedas escapar, serán tus compañeros los que deban ir a tu rescate. Si los tratas mal, quizá decidan que no merece la pena arriesgarse por ti. Deberías pensar un poco en eso.

    Shun se dio cuenta de que, a pesar de que no le gustaba lo que Frans le decía, sus palabras eran ciertas. Si se veía en peligro, sus compañeros serían los únicos que lo podrían ayudar, y puede que varios de ellos dudaran en hacerlo tras la actitud que mostró. El soldado se retiró, pensando con más calma en lo que había hecho. Había golpeado a la chica que amaba, provocando que la relación que había llevado años con ella terminara. Shun creyó que tal vez había llevado las cosas demasiado lejos cuando la golpeó, además de que lo hizo más de una vez. Decidió que se mostraría amable con sus compañeros a partir de ahora, o al menos que lo intentaría, y tal vez ello le ayudaría a recuperar un poco su imagen.

    Tras haber comido lo que el comandante le dio, Shun se fue al gimnasio a entrenar. El enfrentamiento contra el Zenith se acercaba cada vez más con cada día que pasara, y debía estar preparado. Cuando estaba por entrar, Casey estaba saliendo de allí, y ver a Shun provocó que ella retrocediera un poco asustada, cosa que Shun notó.

    — ¿Por qué sigues cruzándote conmigo? — le preguntó Shun, creyendo que era a propósito — ¿Acaso te gusto?

    — ¿Tú? — Casey preguntó de forma retórica — ¿Por qué me gustaría un idiota como tú? Además, yo no soy la que se cruza contigo, eres tú el que se cruza conmigo. Y ya no quiero que lo hagas.

    Casey pasó al lado de Shun muy furiosa por aquella pregunta. Shun se dio vuelta para observarla como se marchaba. El soldado le dio un vistazo de arriba abajo, y luego centró su vista en el culo de su compañera. Al verla, un gesto morboso se mostró en su cara. Tras pensarlo un poco, su otra compañera no estaba nada mal, y si Natasha se rehusaba a hablarle, Casey podría ser una buena segunda opción para él. Finalmente, decidió ponerse a ejercitar ahora que había comido.

    Casey estaba entrenando por su cuenta dado a que quería estar sola. En el camino a su habitación, se encontró con Natasha, quien estaba dirigiéndose al gimnasio.

    — Shun está ahí — le decía Casey algo preocupada — No deberías ir.

    — No le tengo miedo a Shun — respondió Natasha, muy seriamente, ignorando el consejo de su compañera — Necesito entrenar para mantener mi fuerza.

    — ¿Hay algún otro motivo para hacerlo? — preguntaba Casey, retirándose del lugar.

    La chica siguió su camino, y cuando iba a entrar a su habitación, Paul la detuvo, tomándola del hombro. Ella volteó para ver que quería.

    — Dime, ¿hay algo que pueda hacer por ti? — preguntaba Paul, viendo que ella tenía una mirada algo seria.

    — Creo que te estás confundiendo — le dijo Casey, siendo muy cortante — El que te haya dado un abrazo no significa que tú me gustes, solamente era una forma de agradecer tu ayuda. Y no necesito que me vengas siguiendo como un guardaespaldas. Estoy bien, Paul. No soy una chica débil. Ya he procesado la muerte de mi amiga, y estoy preparada para la próxima pelea.

    — No me malinterpretes, yo solo quería ver si podía ayudar en algo — Paul se sentía muy frustrado tras escuchar esas palabras.

    — Ya ayudaste lo suficiente, gracias — Casey entró en su habitación.

    Paul no pudo evitar sentir una pequeña sensación de enojo recorriendo su cuerpo. Creyó que finalmente iba por buen camino con su compañera, pero solamente estaba equivocado. Estaba claro que ella no era una chica muy fácil. Tras más de un año intentándolo, la mayoría de las veces era ignorado, cosa que le molestaba. Ya no sabía que más hacer. Por lo tanto, decidió que ya no lo intentaría por más tiempo. Lo único que iba a hacer era esperar a que se presentara una oportunidad para ganarse su confianza, y si esta no aparecía pronto, se olvidaría de su compañera. Solo estaba quedando en ridículo cada vez que lo intentaba. El soldado se fue a su habitación para ejercitar con las cosas que tomó del gimnasio.

    Natasha entró a la sala de entrenamiento, y efectivamente, ahí estaba Shun. El soldado estaba haciendo ejercicios para las piernas, pero se detuvo al ver a su ahora ex novia, entrar al lugar. Se puso de pie y se acercó hacia ella, simulando que iba a cambiar de ejercicio.

    — Escucha, Natasha — decía Shun, con la voz algo triste — Lamento haberte atacado. Estaba furioso por ser superado en una pelea, y lo que menos necesitaba mi mente era escuchar el nombre del soldado que nos traicionó. Pero me dejé llevar, no debí haberte golpeado.

    — No me hables más — le respondió Natasha, con un tono desafiante — No quiero escuchar ninguna excusa patética. Siento asco de mi misma al darme cuenta de que estuve en una relación con alguien como tú. Yo ya no tengo nada más de qué hablar contigo, Shun. Arruinaste todo lo que construimos juntos durante más de un año en solo una noche.

    — Ya te dije que lo lamento — respondió Shun, más apenado que antes — ¿Qué más quieres que haga? El arrepentimiento que siento es real.

    — ¡Escucha, hijo de puta! — Natasha lo encaró y lo tomó del uniforme — ¡Los golpes que me diste fueron reales, y se sintieron más fuertes que tus disculpas! ¡Si crees que puedes atacarme de esa forma y luego jugar al arrepentido, estás equivocado! ¡Búscate a otra chica, porque yo ya no pienso dirigirte la palabra!

    — Entendido fuerte y claro — respondió Shun, dándose cuenta de que había perdido a Natasha.

    Aunque odiaba tener que admitirlo, ya no habría forma de recuperarla. Natasha no escuchaba lo que él tenía que decir, y no mostraba ningún interés en hacerlo. Shun supo que el tiempo era muy valioso como para perderlo en alguien que ya nunca le iba a corresponder. Fue en ese momento que se dio cuenta de que Frans tenía razón con todo lo que decía. El volverse violento alejó de él a la persona que amaba, y solo porque no fue capaz de controlarse. Sentía furia consigo mismo por haber hecho eso, pero también estaba enojado con aquella especie a la que atacaron. Ellos habían sido los causantes de eso, y lo único que Shun quería era verlos muertos.

    El soldado ahora tenía más motivos para seguir entrenando, pero antes de hacerlo, le dirigió la palabra a Natasha, probablemente en lo que sería su última conversación no profesional con ella.

    — Dime, Natasha — Shun hablaba de forma seria — ¿Qué es lo que vas a hacer ahora? Lo que había entre nosotros se terminó, y eso quiere decir que ya no pienso seguir luchando junto a ti. Eso significa que ya no me tienes ni a mí ni a Ace para protegerte. ¿Crees que sobrevivirás?

    — Eso mismo te pregunto yo — le decía Natasha, intentando no caer en su provocación — ¿Te crees capaz de sobrevivir por tu cuenta?

    — Soy de los mejores soldados que tiene Black Meteor — le contestó Shun, mostrándose arrogante — Claro que voy a sobrevivir. Y me voy a asegurar de matar a Ace cuando lo tenga frente a frente. Intenta mantenerte con vida el tiempo suficiente, y yo te demostraré quien de los dos es el mejor soldado.

    Y tras decir esas palabras, Shun decidió irse a entrenar por su cuenta. Natasha y él ya no volverían a hablarse fuera de las misiones. Su relación a partir de ese momento no sería nada más que algo profesional. Natasha ya había dejado en claro lo que sentía, y ahora que ya no estaba más con Shun, alguien más entró en su mente. Recordó al soldado del que se enamoró en primer lugar, y estaba decidida a encontrarlo de vuelta y hablar con él una vez que ambos países se unificaran. A pesar de saber que Ace era fuerte, prefería que no estuviera en la Tierra, ya que no quería que intentaran lastimarlo.

    Mientras tanto, Stuart se encontraba en su habitación. Estaba intentando mantenerse tranquilo. Habían pasado varias horas desde el enfrenamiento en contra de esa raza, y lo único que podía recordar era la sensación de derrota. No le gustaba para nada eso, y quería matar a alguien para poder hacer que ese sabor amargo se fuera, sin embargo, no lo lograba. Se quería desquitar con alguien, y estaba claro que lo haría cuando fuera el momento de atacar al Zenith. Ya tenía en mente a quienes iba a atacar.

    — Ese día debieron morir ustedes en lugar de Julie — pensaba Stuart, recordando que Michael y Devlin sobrevivieron, pero que la chica que él quería no lo hizo — Yo arreglaré eso. Asesinaré a uno de ustedes si no los puedo matar a ambos.

    A pesar de que ya no estaba tan distraído al pensar en ella, Stuart seguía recordándola, y le parecía muy injusto que ella hubiera muerto, mientras que Michael y Devlin lograron sobrevivir. Y estaba claro que buscaría la forma de hacer algo al respecto. Los mellizos serían su objetivo en el ataque.

    Xander y Claire, por su parte, se encontraban en la habitación más alejada de todas, teniendo relaciones sexuales. Ya había pasado tiempo suficiente, y tenían que dejar atrás lo ocurrido en el último planeta que visitaron, y no encontraron una forma mejor que descargando sus deseos. Una vez que terminaron, Xander y Claire se recostaron, dejando algo de espacio entre ambos.

    — Odio hacerlo en este lugar — Xander no estaba cómodo con tener relaciones en la nave — Me siento incómodo.

    — Yo también, pero no podemos hacerlo en la Tierra — le contestaba la chica — No con todos nuestros compañeros cerca.

    — Cuando lleguemos al planeta, tú y yo nos tomaremos unos días libres para poder hacerlo como se debe — Xander decidió lo que haría al llegar a la Tierra — Estar en la nave no me gusta nada. Ya estoy aburrido de recorrer el espacio y no encontrar las malditas respuestas que buscamos. Espero que la alianza que tendremos con el Zenith valga la pena.

    — Será mejor que así sea — Claire empezó a acercarse a su novio — ¿Quieres que tomemos una siesta, o los levantamos para entrenar?

    — Entrenaremos más tarde — contestó Xander, empezando a cerrar los ojos — Creo que lo mejor que podríamos hacer es dormir.

    Las horas pasaban, y la impaciencia en algunos soldados de Black Meteor empezaba a hacerse mayor. El enfrentamiento en contra del Zenith aún estaba lejos de llegar, puesto a que les tomaría varios días más llegar hasta la Tierra.

    […]

    Richard reunió a todos los soldados en la sala de comandos, incluyendo a Alicia, que aún no formaba parte del equipo del Zenith de forma oficial. Sin embargo, tenía anuncios que hacer. El comandante llamó a Magnus y le informó de varias cosas, lo cual el mismo líder del país también aprovechó para hacer. Una vez que su charla terminó, Richard los reunió para que todos escucharan lo que tenía que decir.

    — Hay dos noticias para ustedes — les decía el comandante, muy serio, cosa que preocupaba a los soldados.

    — ¿Ocurrió algo malo? — Thomas pensó que era otra mala noticia.

    — No exactamente, pero uno de los anuncios es algo que probablemente no les guste a todos — contestó Richard — Así que empezaré con el que es más agradable. Alicia, ya le expliqué a Magnus todo lo que has dicho. El Zenith ya sabe acerca del incidente con los garak, y Magnus está analizando una solución a esto. Él no ha rechazado la propuesta de que te unas a nosotros, pero deberás pasar una prueba de combate, además de que tendrás que rendir un examen escrito para que podamos medir tus conocimientos. Si superas ambos, serás una más del equipo.

    Esas palabras alegraron a todos los soldados, pero principalmente a Alicia y a Michael. La chica estaba muy feliz de que le hayan concedido la oportunidad de llegar a formar parte del Zenith. Todos los del equipo eran personas agradables, además de que la habían rescatado y sacado de un planeta donde había estado prisionera por mucho tiempo. Mientras que Michael sabía que podría seguir viendo a Alicia si es que ella superaba las pruebas. Para asegurarse de que ella lo lograra, iba a ayudarle en todo lo que fuera necesario.

    Richard veía a todo su equipo sonriendo ante la noticia, imaginando que les gustaba la idea de seguir sumando gente al equipo. Sobre todo, después de las muertes de tres compañeros. Sin embargo, decidió dar la siguiente noticia, esperando que sus soldados no se lo tomaran a mal.

    — Ahora, respecto al siguiente anuncio… — decía Richard, ganando la atención de todos — Tras las bajas confirmadas en el equipo del comandante Zion, Magnus decidió llamar a Abel y ofrecerle un tratado de paz. Él considera que el espacio exterior es muy peligroso como para que los equipos tengan pocos soldados, y quiere que Black Meteor y Zenith se unan para que nuestras probabilidades de sobrevivir sean mayores.

    — ¿Es en serio? — preguntó Devlin, sin poder creer lo que escuchaba — ¿Y qué dijo Abel?

    — Él dijo que lo pensaría — contestó el comandante — Magnus me dijo que Black Meteor también había sufrido bajas, y que era consciente de que necesita aliados en esta misión… Está convencido de que Abel aceptará el trato luego de unos días más. Al menos eso es lo que percibió de Abel cuando habló con él.

    — ¿Y qué pasará cuando ambos países estén unidos? — preguntaba Gwyn, algo preocupada por eso.

    — ¿Qué tan malos son los soldados de Black Meteor? — Alicia no los conocía, por lo que mostraba curiosidad por saberlo, más aún después de las palabras de Gwyn.

    — No los conozco a todos, pero hay un grupo que nos odia mucho — le respondió Michael, muy seriamente — Y podría decirse que también los odiamos.

    — Comandante, ¿qué es lo que haremos cuando nuestros países se unifiquen? — preguntó Agustina, quien quería una respuesta.

    — Lo más probable es que los equipos que sean enviados al espacio se hagan más numerosos — contestó Richard, suponiendo que eso es lo que pasaría — Se supone que la alianza es para eso, precisamente.

    — ¿Eso quiere decir que tendremos que compartir equipo con el imbécil de Stuart? — Gwyn recordaba al soldado enemigo, a pesar de que pasó mucho tiempo desde la última vez que lo vio — ¡No puedo creer que eso sea posible! ¡Ese hijo de puta probablemente intente matarnos mientras dormimos!

    — La decisión será de Magnus y Abel — contestó Richard, dándole a entender que él no tenía nada que ver en esto — Ellos son los que llevan el control de cada grupo de soldados. Si ellos lo consideran prudente, deberemos obedecer. Igualmente, si veo que no se sienten cómodos con ellos, yo mismo hablaré en persona con Magnus y Abel.

    Terminada la charla, los soldados se retiraron. Alicia, por no conocer a los soldados de Black Meteor, ni tampoco la rivalidad que existía entre ellos y sus compañeros, no sabía que decir o cómo reaccionar ante esto. Si ellos se mostraban preocupados, era porque algo serio había ocurrido entre ellos. Sin embargo, para ella no sería nada más que un comienzo desde cero. La chica fue a su habitación para descansar un poco para después poder ir a entrenar. Si dependía de la nota del examen para seguir en el Zenith, aprobarlo era su mayor prioridad.

    Ace estaba por irse a su habitación, cuando Agustina le llamó la atención tocándole el hombro, y haciéndole una seña de que fuera con ella. El soldado la siguió, y ambos entraron en la habitación de la chica. El líder del equipo veía su rostro, y podía notar que ella estaba preocupada, y con una mirada triste, como si algo le hubiera pasado. No le gustaba para nada verla de esa forma, por lo que le preguntó para ver qué era lo que ocurría.

    — ¿Te sientes bien? — preguntó Ace muy preocupado — ¿Hay algo que te molesta?

    — No… es solo que… — Agustina sentía pena por lo que iba a decir — No dejo de pensar en lo que dijo Richard. Si es cierto que nuestro país se unirá a Black Meteor, eso quiere decir que ellos empezarán a formar parte de nuestro equipo… y tú volverás a ver a Natasha.

    Fue ahí que Ace entendió la preocupación de su novia. No era ningún secreto lo que él llegó a sentir por Natasha cuando formó parte de Black Meteor, y eso era lo que dejaba intranquila a Agustina. Ace decidió hacerle ver que no tenía nada de qué preocuparse, para que ella no se sintiera mal.

    — No tienes que preocuparte por Natasha — Ace puso sus manos sobre los hombros de su novia — Natasha forma parte del pasado. Tú eres quien forma parte de mi presente, y no pienso cambiar eso por nada.

    — ¿Y qué harás si ella se acerca a ti? — preguntaba Agustina, quien no dejaba de estar intranquila.

    — Le explicaré todo lo que ocurrió — respondió Ace — Yo ya la he superado. Así que ella tendrá que hacer lo mismo.

    El soldado tomó a su novia por la cintura, y luego la acercó hasta él para darle un beso apasionado, acción que Agustina correspondió. Ella ahora estaba más aliviada tras escuchar esas palabras. No tenía pensado renunciar a Ace tan fácilmente, pero su miedo era que Ace se sintiera confundido al volver a ver a Natasha. Ahora sabía que no tenía nada que temer.

    Gwyn fue junto con Michael a la habitación de este. El soldado decidió aprovechar ese momento para decirle a Gwyn las cosas que sentía, dado a que en menos de dos semanas iban a volver a la Tierra, y sería mejor dejar las cosas en claro lo más pronto posible. Recordando la conversación que tuvo con Devlin, Michael fue quien inició la charla.

    — Gwyn, quiero decirte algo — empezó a decir Michael, muy seriamente.

    Gwyn, en un principio, creyó que su compañero finalmente le pediría lo que ella tanto había estado esperando, pero luego de ver la expresión seria en su mirada, y el tono tan severo en el que había hablado, llegó a pensar que algo malo había ocurrido.

    — Claro, Michael, tú sabes que siempre puedes hablar conmigo — Gwyn estaba preocupada por él — ¿Qué es lo que querías decirme?

    — Quiero decirte que has sido muy buena conmigo — las palabras de Michael eran amables, pero dichas en una forma que no le gustaba a la chica — Me has apoyado en momentos difíciles, y me has demostrado el interés que sientes por mí… Lo he pasado muy bien contigo. Las misiones, los besos, y las noches junto a ti. Pero me temo que es momento de que eso termine — Gwyn sentía un escalofrío recorriendo su cuerpo al escuchar esas palabras.

    — ¡¿Qué dices?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué me dices esto ahora?! ¡¿Quiere decir que ya no sientes nada por mí?!

    — Es tal y como lo dices — Michael veía como unas lágrimas empezaban a caer de los ojos de Gwyn — Me he empezado a dar cuenta de que el tiempo pasó, y yo sigo sin sentir nada profundo por ti. Nunca sentí algo así, pero creí que con el paso del tiempo me acostumbraría y empezaría a sentirlo. Pero el momento no llega, y no merece la pena seguir esperándolo más. Lo siento mucho, Gwyn, pero una relación así no le hará bien a ninguno de los dos.

    — ¡Pero dijiste que me ibas a pedir que fuera tu novia cuando volviéramos a la Tierra! — Gwyn no sabía que era lo que estaba pasando — ¡Eso fue hace tan solo unos días! ¡¿Por qué ahora cambiaste de opinión de repente?! ¡¿Qué fue lo que ocurrió?!

    — No lo sé — Michael sabía que debía cuidar sus palabras — Desde que establecimos contacto con los garak siento que algo en mí cambió — no sabía que más decir — No sé qué fue lo que pasó, pero ahora sé verdaderamente lo que siento. Créeme, Gwyn, una relación así no te hará bien. Es lo mejor para ambos.

    — ¿Y todas las veces que te apoyé? — Gwyn rompió en llanto luego de que todas sus ilusiones se rompieran — ¿Y las noches que hemos pasado juntos? ¿Después de todo eso, me haces a un lado?

    Michael no tenía idea de cómo responder, por lo que simplemente decidió asentir con los ojos cerrados. Odiaba ver a Gwyn así, pero la realidad es que no había llegado a sentir nada por ella. Todo lo contrario, las cosas que sentía eran por alguien más, y estaba claro que tenía que hacer algo al respecto. Sincerarse con Gwyn fue el primer paso. La chica estaba muy dolida por haber recibido una noticia como esa. Lo que ella más deseaba era regresar a la Tierra y que Michael hiciera oficial la relación que ambos tenían, y en su lugar, acababa de ponerle fin de una forma que no esperaba. Sin deseos de seguir viéndolo, decidió salir llorando de su habitación, mientras que Michael se quedó pensando en lo que había hecho y en lo que debía hacer ahora.

    Gwyn entró a su habitación y se recostó para llorar sobre su almohada. El ruido que hizo llamó la atención de Devlin, Erin y Thomas, quienes estaban acomodando las camas. Una vez que escucharon eso, los tres fueron a la habitación de su compañera. El encontrarla llorando desconsolada hizo que todos creyeran que había ocurrido algo malo.

    — ¡Gwyn, ¿qué tienes?! — le preguntó su mejor amiga.

    — ¿Qué fue lo que ocurrió? — Thomas no podía soportar verla llorar así.

    — Michael… — Gwyn quería hablar, pero le costaba hacerlo — Él me dijo que no siente nada por mí…

    La noticia impactó a Erin y a Thomas. Devlin ya sabía de qué iba todo este asunto, pero no podía evitar sentirse mal al ver a Gwyn llorar así. Él conocía bien a su hermano, y pensó que no había usado las palabras correctas al momento de manejar la situación. Erin abrazó a su mejor amiga intentando consolarla, aunque era inútil, dado a que ella realmente se sentía muy atraída por Michael. Fue evidente desde el inicio de la misión, y ahora, tras varios días juntos, Michael simplemente terminó lo que había entre ambos, aunque no fuera nada oficial.

    Thomas empezó a sentir rabia hacia Michael, pero luego se calmó un poco y analizó la situación. Gwyn estaba destrozada, y Michael ya había dejado en claro que no quería nada con ella. Eso quería decir que él podría tener una oportunidad para estar con ella, aunque no sería el mejor momento actualmente para pedirlo. Decidió que lo más prudente era esperar a que Gwyn se repusiera, de lo contrario, podría malinterpretar sus intenciones.

    Ace y Agustina entraron a la habitación de Gwyn, dado a que también escucharon los llantos, y cuando vieron lo que pasaba, pidieron explicaciones. Fue Thomas el encargado de dárselas a ambos. Ace no estuvo en el Zenith desde un principio, y él creyó que Gwyn y Michael eran pareja tras haberlos visto juntos en las misiones. Acababa de enterarse que simplemente se trataban como amigos con derecho a algo más, cosa que lo dejó en shock. Agustina, por su parte, se sintió mal por Gwyn, dado a que no podía evitar pensar en lo mal que le habría sentido que le hubieran hecho algo así a ella. Devlin y Ace decidieron ir a hablar con Michael, mientras que Erin y Agustina se quedarían a acompañar a Gwyn. Thomas supo que no debía ir con ninguno de los dos. No quería que Gwyn creyera algo incorrecto respecto a él, ni tampoco tenía ganas de ver a Michael a la cara.

    El líder del equipo, y el mellizo de Michael, fueron a su habitación a hablar con él. Aunque Devlin fue simplemente para no levantar sospechas. Técnicamente, quien aconsejó a Michael terminar con Gwyn fue él, y creyó que, si Erin se enteraba, podría enojarse. Lo mejor que podía hacer era asegurarse de que no ocurriría nada de eso, y que Michael guardaría silencio.

    — Michael, ¿es cierto lo que le dijiste a Gwyn? — preguntó Ace, quien seguía asimilando cosas en el día de hoy.

    — Es la verdad — Michael sonaba muy serio — ¿Tienes algún problema con eso?

    — Tranquilo, no quiero pelear — le decía Ace, a quien no le agradó ese tono en él — Como líder del grupo es mi obligación hacer que todos mantengan su moral lo más alta posible. Acabas de hacer mi tarea un poco más difícil, pero aprecio que lo hayas hecho ahora que estamos camino a la Tierra. Al menos, no correremos peligro de que eso distraiga a Gwyn.

    — Ella es una profesional — Michael no cambió su tono — No debería dejar que algo así le afecte.

    — Michael, tú eras importante para ella — Devlin supo que tenía que hablar ahora, o sino, Ace sospecharía — Por más profesional que se pueda ser, que un ser querido te diga algo como eso es chocante. ¿Qué fue lo que le dijiste exactamente?

    — La verdad — respondió Michael, cosa que Devlin comprendió.

    — ¿Y cómo se lo dijiste? — Devlin seguía ahondando en el tema.

    — Le agradecí por todo el tiempo juntos, y luego lo dejé salir — Michael no veía el problema en lo que había hecho.

    — Vaya que eres malo para esto — decía Ace, que tenía ganas de reírse un poco por la forma en que Michael lo había dicho — Pero bueno, al menos no tendré que preocuparme por ti. Una vez más, te agradezco que hayas confesado la verdad ahora que no estamos por explorar un planeta.

    El líder del Zenith se retiró del lugar, dejando solo a los mellizos. Devlin miró fijamente a Michael, cosa que él no entendía. Ambos soldados se sentaron en la cama de la habitación del mayor de ellos, y luego empezaron a hablar en voz baja.

    — Escucha, ni se te ocurra decirle a nadie lo que yo hablé contigo — Devlin advertía a Michael — Si Erin se entera que yo te recomendé dejar a Gwyn, probablemente me odiará el resto de su vida.

    — Mientras que tú no digas nada, yo no diré nada — Michael hizo un acuerdo verbal con su hermano menor — Te explicaré lo que debes decir si alguien te pregunta.

    Una vez que la charla entre los hermanos terminó, Devlin salió para irse a su habitación a esperar a Erin. La chica tardó un tiempo en llegar, y luego se sentó en la cama, acción que su novio invitó.

    — ¿Cómo está Gwyn? — preguntaba Devlin, sabiendo que ella estaría mal, dado a que conocía lo que ella sentía por su hermano.

    — Está mal, pero estoy segura de que se recuperará — contestaba Erin — Aunque le llevará tiempo. ¿Qué fue lo que te dijo Michael?

    — Nada que no le haya dicho a Gwyn — contestó Devlin — Si te soy sincero, me sorprendí de que Michael aceptara tener una relación de algo más de amistad con Gwyn. Él nunca hizo algo así antes, y me sorprendió que lo hiciera en su momento. A decir verdad, creí que finalmente había cambiado, y que Gwyn sería su primera novia.

    — ¿Michael siempre fue así? — preguntó Erin, curiosa por lo que contaba su novio.

    — A él nunca le importó nada más que su familia — decía Devlin, explicando el comportamiento de su hermano — Cuando fuimos a la misión, se la pasó diciéndonos a mí y a Julie que debíamos concentrarnos y no dejarnos llevar por nuestros sentimientos por alguien más. Y que solo la familia importaba.

    — Pero Michael fue quien sugirió un plan para que nosotros cuatro escapáramos a salvo al aterrizar en Tgarak — Erin estaba muy confundida — Dijo que nosotros tres éramos importantes para él, y que nos protegería. Por eso me resulta extraño que ahora hubiera dicho que no siente nada por ella. Creo que está mintiéndonos.

    — Él dijo que cambió después de lo que pasó en Tgarak — le contaba Devlin, esperando que la conversación terminara — Tal vez, una vez que resolvamos este conflicto, Michael recapacite sobre esto. Pero si te soy sincero, ni siquiera yo sé que es lo que va a hacer.

    […]

    El equipo del Zenith tenía muchas cosas en mente. La situación con los garak, la incorporación de Alicia, la unión que se pactaría con Black Meteor, y lo acontecido entre Michael y Gwyn, por lo que el tiempo que pasó hasta que regresaron a la Tierra fue muy corto. El día llegó muy rápido, y la nave se encontraba cerca del planeta, a punto de entrar en la atmósfera terrestre. Richard y todos los demás tripulantes estaban juntos en la sala de comandos. En cuanto la nave aterrizara, estaban seguros de que Magnus se encargaría de recibirlos para hablar con ellos para ponerlos al corriente de todo lo que ocurrió desde que se comunicaron por última vez. Si bien, sabían que la alianza con Black Meteor aún no se había empezado a discutir siquiera, o de lo contrario, Magnus se los habría comunicado. Pero creyeron que tal vez tendría una idea sobre cómo lidiar con el conflicto entre los garak y los berrod.

    De un momento a otro, Michael se acercó hacia donde se encontraba Alicia, poniendo su mano en su cintura, y acercándola hacia él. La chica no se resistió, y se mantuvo muy cerca suyo en todo momento. El objetivo del soldado era que todos lo vieran, y de esa manera, todos supieran que ellos dos tenían algo.

    Richard le restó importancia, dado a que lo veía como algo normal y nada irrelevante. Ace, Thomas, Agustina, Erin y Devlin estaban sorprendidos por eso. Incluso aunque Devlin sabía lo que Michael sentía por Alicia, nunca creyó que lo demostraría así en frente de todos. Gwyn, por su parte, sentía odio y rencor cuando recordó una charla ocurrida el día anterior.

    Gwyn iba en camino a la sala de entrenamiento para ponerse a correr y a levantar pesas. Siempre lo hacía a un horario determinado, pero sabiendo que al día siguiente llegarían a la Tierra, decidió ir más tarde. De esa manera, despertaría en una hora cercan al aterrizaje. Creyó que el lugar estaría vacío, dado a que era un horario en el que la mayoría dormía, pero se llevó una sorpresa al escuchar voces. Sin entrar en el lugar, decidió prestar atención para ver quiénes eran.

    Has mejorado mucho desde la primera vez que luchamos — Gwyn reconoció la voz de Michael — Has mantenido esta pelea lo más pareja posible. Estoy seguro de que pasarás el examen de combate.

    Muchas gracias por ayudarme a entrenar, Michael — ahora escuchó a Alicia — No me canso de decirlo, eres un chico encantador.

    Tú también eres encantadora — Michael le hablaba suavemente, pero Gwyn lo podía escuchar — Y muy bonita también… Alicia, escucha. Sé que esto puede parecer algo repentino, pero luego de haber estado entrenando contigo en estos días, creo que estoy empezando a sentirme atraído por ti. Eres una chica muy bonita, hábil, y también inteligente. Me gustaría pedirte que fueras mi novia.

    Gwyn entonces pudo sentir un puñal clavándose en su pecho. Había estado deseando que llegara el momento en el que Michael le dijera esas palabras, y en vez de eso, se las estaba diciendo a alguien más. La tristeza la invadió por completo, pero luego esa tristeza se convirtió en odio y resentimiento. Ahora entendía la razón por la que Michael había decidido dejarla de lado, y a lo que se refería cuando dijo que algo en él cambió en Tgarak. Había encontrado a una chica por la que realmente sentía algo, y eso fue lo que lo llevó a no seguir adelante con su relación. Sin embargo, el odio que sentía no era en contra de Michael, sino en contra de Alicia.
     
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  7.  
    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

    Cáncer
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    Bueno en parte ha sido un capítulo tranquilo pero bastante bien porque nos muestra la humanidad de los personajes, en como por muy profesional que quieras ser los sentimientos siempre pueden derrotarte. No me esperaba ese final pero ahora tengo ganas de ver como Alicia sale de todo esto porque algo tiene que pasar. Ha sido un capítulo excelente y que no se ha hecho pesado, has explicado ciertas cosas, introducido otra trama y todo con la excelencia de siempre.

    En cuanto a Shun cada vez me da más pena, hizo mal pero todos apoyan a Natasha sin pensar en como se puede sentir Shun. Mi odio hacia Natasha crece junto al de Shun y como al final mates a este dejare de leer a partir de ese capítulo :c.

    Hasta la proxima e.e
     
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  8.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola.

    Acabo de leerme el capítulo y ha estado muy interesante a pesar de haber sido tranquilo. Hay que destacar que lo mas notable ha sido la ruptura de la relación de Michael y Gwin, ya era el momento de que se pusiera los pantalones y demostrara ser un hombre de una buena vez. Creo que lo mejor para ambo es la sinceridad ya que no tiene caso que Michael siguiera con una chica a la cual no se siente atraído, ya que de mantener una relación así, estaría convirtiendo a Gwyn en una persona completamente infeliz, espero que la chica sepa superarlo y reconozca que lo que hizo Michael fuera por el bien para los dos.

    Y hay que decirlo, Michael no ha tardado mucho en demostrarle a todos que entre él y Alicia hay algo más que una simple amistad, sin embargo, lo veo un poco precipitado viniendo del lado del soldado, yo que él habría esperado a que las aguas se calmaran, no por él, sino por cómo podría reaccionar Gwyn. La chica ahora siente un profundo rencor hacia Alicia y estoy seguro que las cosas no van a resultar muy bien para el Zenith teniendo una psicópata entre ellos, y perdona que la clasifique de esa forma, pero esa es la impresión que me ha dado. Te digo algo, no me sentiré mal si a Gwyn la terminan matando, no me cayó bien desde el principio y menos con esa tontería de obligar a Michael a ser novio de ella, por lo que entre más rápido la maten, mejor para Michael y para el Zenith en general. (Vaya que soné cruel XD)

    Por otro lado está Shun, vemos que el tío a perdido por completo toda oportunidad de recuperar a Natasha, y ahora ha puesto su mira en otra de sus compañeras, pero me temo que si Shun no cae en la razón de sus errores, vaya a terminar muriendo antes de que sepan algo más sobre la catástrofe. Espero que no muera y que ojalá cambie esa forma de ser que tiene, pienso que si el comandante Frans lo endereza, puede convertir a Shun en un gran soldado de esos de los que uno se emociona cada vez que aparece.

    Ahora lo único que queda esperar es el gran enfrentamiento que se aproxima entre Black Meteor y el Zenith, además del gran duelo que nos depara entre Shun y Ace. Así que no me atrevería a realizar teorías de quién resultará ganador porque desde que Shun empezó sus entrenamientos, a llegado a un nivel similar al que se encuentra Ace.

    Es todo por el momento, esperaré el próximo con muchas ganas, no hay dudas de eso. Nos vemos la próxima oportunidad, saludos.
     
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  9.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Ha sido un buen capítulo, amigo. Últimamente iban en línea ascendente pero mantenerse así era prácticamente imposible, estabas en un nivel superior XD con esto no quiero decir que éste capítulo sea malo ni mucho menos, simplemente que ha sido mucho más relajado que el resto. No obstante, viniendo de ti, cuando un capítulo o varios seguidos pierden fuerza es para impulsarse más alto aún en los próximos... no tengo dudas de que el siguiente será buenísimo. Sin más que decir, comentaré lo más destacado.

    Parece que Shun se ha dado cuenta del error que ha cometido y de que tiene a todo el grupo prácticamente en su contra. Lo mueve el rencor y la ira y cuando a alguien le sucede eso en una historia de supervivencia, acción y similares, es muy probable que termine muriendo. No me cae bien y si muere creo que hasta lo celebraré, pero aún está a tiempo de cambiar su manera absurda de ser.

    Por otro lado, en Zenith se han agitado a raíz de conocer la posible unión entre BM y ellos. Entiendo que no les siente especialmente bien, pero lo veo lógico considerando los peligros que tienen ahí fuera. Además, hay que añadir que el tema entre Mike, Gwyn y Alicia va a sacudir pero bien al grupo, al menos a la mayoría, pues directa o indirectamente todos están unidos con todos exceptuando unos pocos. Habrá problemas con eso, especialmente entre ambas chicas protagonistas del triángulo amoroso. Gwyn no me cae mal pero si me ha parecido muy pesada y repetitiva como bien he dicho varias veces. En cambio Alicia parece prometedora. No quiero que ninguna muera ni que provoquen algún daño pero parece que se avecina una pelea fuerte entre ambas.

    En fin, sin más que decir, esperaré el próximo con deseo. Sigue así, amigo.
     
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  10. Threadmarks: Lucharé por protegerte
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    8508
    Hola. Ha llegado el momento de publicar el capítulo 9 de LGC. Tal y como vine diciendo, yo creí que el 7 y el 8 fueron capítulos demasiado relajados para lo que es LGC. Por lo tanto, es la hora de la compensación. Este capítulo, junto con el capítulo 4, es de mis favoritos para esta parte III. Realmente espero que sea de su agrado, porque yo lo disfruté un montón al momento de hacerlo.

    Un aviso para Poikachum Zurel y Resistance . Gracias por haber leído la historia. Como pueden ver, este capítulo tiene una longitud muy extensa y tal vez esto los asuste un poco XD. Bueno, no tengan miedo. Este será el capítulo más largo de todos los que tendrá esta parte desde aquí hasta el final en el capítulo 31. No habrá un capítulo igual de largo ni más largo que este.

    Ahora ya no los voy a distraer más. Los dejo con la lectura. A ver que les parece este capítulo.


    Lucharé por protegerte:

    La nave del Zenith finalmente aterrizó en el complejo. Una vez que esta estaba apagada, el comandante y todos los demás que iban a bordo bajaron de la misma, para luego empezar a caminar hasta el interior de uno de los edificios. Al entrar, vieron a Magnus esperando por su llegada. El líder del Zenith estrechó la mano de Richard, estando muy feliz de volver a verlo a salvo. Para sorpresa de la mayoría de los que estaban allí, Magnus estaba solo en ese lugar. Se podía ver a varios empleados del Zenith con equipos informáticos, pantallas táctiles, y algunas cajas moviéndose de un lugar a otro, pero ninguno estaba cerca de ellos.

    — Bienvenidos de vuelta — Magnus los saludaba a todos, centrando su vista en Alicia — Imagino que tú debes ser Alicia. Bienvenida.

    — Así es — respondió la chica apreciando la amabilidad del líder de Zenith — Estoy enterada de la situación, y estoy lista para recibir las dos pruebas.

    — Veo que ya te lo explicaron todo — le dijo Magnus — Solo necesitas aprobar esas dos pruebas que te voy a hacer, y luego formarás parte del Zenith.

    Alicia estaba muy feliz de tener una oportunidad de quedarse con la gente que la había rescatado, sobre todo porque no tenía deseos de regresar a su país de origen. En el transcurso de las dos semanas, todo el equipo del Zenith había empezado a llevarse bien con Alicia, y estaban esperando que ella aprobara el examen y se uniera a ellos. Todos exceptuando a Gwyn, quien solamente quería que ella fracasara.

    Magnus decidió darles algo de información importante a los suyos. Motivo por el cual se encontraba solo al esperar por ellos.

    — Escuchen todos — estas palabras fueron dirigidas solo a los soldados — Voy a necesitar que se instalen en un complejo militar que se encuentra muy aislado del resto del Zenith. Es un complejo que se encuentra a unos doscientos kilómetros aproximadamente de aquí.

    — ¿Eso por qué? — preguntó Thomas, muy curioso por esa decisión.

    — Solamente yo y un pequeño grupo de gente sabemos sobre ti, Alicia — decía Magnus, siendo directo — Y prefiero que se entere la menor cantidad de gente posible, hasta el momento en el que obtengas la ciudadanía oficial de nuestro país. Si Coast Trident se entera de que tenemos a una de los suyos, probablemente el conflicto no haga más que empeorar. Yo mismo hablaré con su líder para explicarle todo cuando llegue el momento, pero hasta entonces, quiero que esto sea un secreto. Por eso los enviaré a ese complejo. Es un lugar tranquilo donde podrás seguir estudiando y entrenando hasta mañana, que es cuando te tomaré el examen. Me gustaría pedirles a tus compañeros que se queden ahí para hacerte compañía, y así no tengas que estar sola.

    Ninguno de los chicos del Zenith tuvo problemas con eso. Después de todo, según las palabras de Magnus, solamente sería por un día. Aunque Gwyn no quería en un principio, aceptó porque todos los demás lo habían hecho, y no quería mostrarse con resentimiento. Si bien lo tenía, no lo quería demostrar ante todos sus compañeros. Mientras Richard y Magnus se quedaban en el lugar, los soldados del Zenith salieron afuera del complejo por un pasillo poco transitado, y tras salir, subieron a un vehículo de transporte que se encargaría de llevarlos hasta la instalación militar aislada.

    Magnus aprovechó el momento para hablar un poco con Richard.

    — Cerca de ese complejo hemos puesto unas naves espaciales más pequeñas — Magnus le dio una noticia que tomó por sorpresa a Richard.

    — ¿Más naves? — preguntó el comandante sin poder creerlo.

    — Exactamente — contestó el líder — He ordenado la construcción de naves más pequeñas que las anteriores. Estas naves cuentan únicamente con una sala de comando, un baño, tres habitaciones individuales y un depósito de suministros. Con lo pequeñas que son, funcionan perfectamente con energía solar, sin necesidad de utilizar combustible. Las construí para que pudieran llevar suministros a un punto de entrega, de esa forma, no tendrían que estar volviendo a la Tierra cuando ocurra un evento como este.

    — Eso es espectacular — Richard sabía perfectamente por qué Magnus se había ganado el puesto de líder.

    — No del todo — las palabras de Magnus confundieron a Richard — Las naves no funcionan muy bien del todo. No han superado la prueba de equipos con un cien por ciento de eficiencia. Tenemos la sospecha de que las naves podrían desplomarse en el medio del espacio, y eso causaría la muerte de quien sea que estuviera a bordo.

    — ¿Y cómo piensas solucionarlo? — preguntó Richard, algo preocupado por ese detalle.

    — No puedo, no tengo recursos suficientes para eso — contestó Magnus — Pero estoy seguro de que Abel sí los tiene, y cuando ambos países estén unidos, ese será el primer proyecto que llevaremos a cabo juntos. Será un buen comienzo.

    — ¿Por qué tienes esas naves en una zona tan aislada? — Richard lo veía muy peligroso.

    — No necesitan vigilancia, todos saben que no funcionan muy bien, y dudo que alguien sea tan tonto como para intentar robarse una nave que podría colapsar en medio del espacio.

    Una vez que dicha charla terminó, Magnus y Richard fueron a la salida del edificio. El líder del Zenith tenía ganas de hacerle unas preguntas a Richard acerca de los garak, y también sobre la chica que podría o no unirse al país el día de mañana. El comandante habría tenido deseos de irse a descansar, pero se quedó para responder las preguntas que este tuviera que hacerle.

    […]

    Una nave de color gris avanzaba a gran velocidad por el espacio exterior, con dirección a la Tierra. Dicha nave era de un tamaño muy pequeño, al punto de que tener muchas personas en su interior traería problemas de espacio. En el interior, había un total de seis habitaciones individuales, una sala de equipos de ingeniería y motores, la cual estaba cerrada, y una sala de comandos donde se monitoreaba la velocidad, el estado de la nave y los equipos, y también la distancia que había entre dos planetas.

    Likar, Plamo y Domir iban a bordo de la misma. Los tres soldados garak estaban siguiendo la señal que el nano rastreador de Alicia estaba emitiendo. Su objetivo era simple, o al menos lo era para ellos, tenían que recuperarla. La nave espacial garak estaba diseñada de forma que no pudiera ser detectada por ningún radar, pero a cambio de eso, tampoco podía contactar con los equipos de su propio planeta.

    — Vean esto — señaló Domir a sus dos compañeros — El nano rastreador que lleva Alicia indica que ella no se ha movido de su lugar por más de dos horas.

    — Excelente, esto nos viene de maravilla — decía Likar, pensando que sería más fácil de capturar si estaba en un lugar fijo.

    — Escucha, Likar — Plamo se acercó a él para hablarle seriamente — Yo sé que tienes ganas de matar a los humanos para asegurarte de que no regresen a nuestro planeta, pero Asmir me dio la orden de que no muera nadie. Solamente quiere que traigamos a Alicia de regreso, y nada más. No quiere que ocasionemos muertes que puedan terminar en una guerra con los humanos. Y si llegas a matar a uno de ellos, estoy obligado a comunicárselo a Asmir.

    — Asmir es demasiado blando en algunas ocasiones — Likar se quejaba de su líder — Cuando yo le dije que debíamos asesinar a los berrod cuando aún estaban en nuestro planeta, el insistió en expulsarlos. Si no fuera por eso, no tendríamos una guerra con ellos ahora mismo, y probablemente este problema tampoco.

    — Nadie duda de tus habilidades como peleador, Likar — Domir quería tranquilizar a su compañero — Pero Asmir sabe mucho sobre cómo ser un líder y hacerse cargo de todo un planeta. No te ofendas, pero creo que tú no podrías con eso.

    — Ya lo sé, inútil, no tienes que recordármelo — Likar estaba enojado con su compañero por eso — Y te recuerdo que estamos en esta situación por culpa tuya. Tú dijiste que nadie iba a entrar en el depósito de desperdicio, y que sería el lugar ideal para esconder a Alicia en caso de un ataque. Por esa estupidez tuya, los humanos se la llevaron, y ahora estamos intentando recuperarla en lugar de prepararnos para la guerra.

    — Él cometió un error, Likar, y lo sabe — le decía Plamo, intentando contenerlo — Se siente mal por esto, no tienes que recordárselo cada día.

    — Por eso yo seré el encargado de tomar las decisiones a partir de ahora, al menos en Tgarak — Likar se mostraba muy serio — Todos los problemas que nos podríamos haber ahorrado si tan solo me hubieran escuchado… por eso ahora los voy a obligar a que me escuchen. ¿Cuánto falta?

    — Calculo que unos veinte minutos aproximadamente — respondió Domir, analizando la señal.

    En los planetas Pgarak, Sgarak, y Tgarak, unos veinte minutos eran el equivalente de una hora y cuarenta minutos en el tiempo de la Tierra. Aunque utilizaran las mismas medidas que los humanos, la proporción era distinta, y se ajustaba a su propio planeta.

    El ambiente en la nave era muy tenso. Domir y Plamo sabían que su compañero Likar era alguien que se podía poner muy furioso cuando sus consejos no son escuchados, y sobre todo cuando el no hacerlo trae consecuencias. Ahora mismo, Likar estaba pensando en todos los problemas que se podrían haber ahorrado si lo hubieran escuchado en su momento. Fue por eso que decidió establecer su autoridad por encima de las de sus dos compañeros. Tal vez así podrían evitar cualquier tipo de problemas en el futuro.

    Domir no dejaba de pensar en las cosas que Likar le decía. Cada día, desde que perdieron a Alicia, no dejaba de llamarlo inútil, incompetente, o algo peor. Y sabía que tenía que ser una persona de utilidad en esta misión, o de lo contrario, podrían aplicarle algún castigo.

    Plamo, por su parte, estaba preocupado por la actitud que Likar tomaría en la Tierra. Asmir había dado órdenes de que no asesinen a ningún humano, y que simplemente tomen a Alicia y se fueran lo más rápido posible, antes de que alguien pueda seguirlos o les trajera problemas. Después de todo, la muerte de algún humano solo terminaría en un enfrentamiento con otra especie, todo eso mientras estaban en medio de una guerra en contra de los berrod. Una guerra cuya victoria dependía justamente de Alicia, por lo que era vital recuperarla. La preocupación de Plamo era que Likar ignorara las ordenes, o incluso que no midiera su fuerza en combate y terminara matando accidentalmente a los humanos. Tanto por el conflicto que podría crear como por el castigo que podría caerles a los tres por esto. Si bien, cada uno debía asegurarse de no matar a nadie, los otros dos debían evitar que un compañero también lo hiciera. Y ahora mismo, Plamo no se veía capaz de detener a Likar de cometer uno o varios asesinatos, por lo que rogaba que se momento no llegara.

    La nave se acercaba cada vez más, y en poco tiempo llegarían hasta la posición en donde se encontraba Alicia.

    […]

    Frans ordenó reunir a sus soldados en la sala de comandos de su nave. El comandante tenía un anuncio importante que decir, y quería que todos lo escucharan. Finalmente, tras dos semanas de angustia, Black Meteor tenía buenas noticias para ellos. Los soldados se alegraron un poco tan solo al ver a su comandante a la cara. Su expresión mostraba felicidad y alivio, y si su comandante estaba tranquilo, ellos tenían un motivo para estarlo.

    — ¿Qué es lo que ocurre ahora? — preguntaba Xander, ansioso por enterarse de lo que estaba pasando.

    — En estos días, estuve analizando mejor la sustancia que esa especie extraña metió en sus municiones — decía el comandante — La que podía contaminar nuestra sangre. Le di a Abel todos los resultados de mi investigación, y luego él los envió a un laboratorio. Han sido capaces de encontrar otra sustancia capaz de contrarrestar su efecto, y están analizando la forma de equipar esa sustancia en nuestras armaduras.

    Todos los soldados de Black Meteor festejaban ante esa afirmación dicha por el comandante. Ahora no deberían preocuparse demasiado por los disparos de aquella especie en un posible combate, dado a que tenían una medida en contra del mismo. Eso quería decir que solamente debían buscar una forma de anular la capacidad de las armaduras de los enemigos para atraer el calor. Una vez que pudieran lograrlo, procederían a buscar el planeta de origen de esa especie y los aniquilarían.

    — El plan es el siguiente, según lo que me dijo Abel — informaba Frans — Lo primero será el ataque en contra del Zenith. Nos infiltramos en vehículos y tomaremos unas bases militares que se encuentran cerca de su frontera. Para eso, mataremos a todos los que se encuentren allí. Luego ocasionaremos explosiones en zonas residenciales, destruyendo los edificios y matando a la mayor cantidad de personas que podamos. Contamos con que Magnus nos envíe un grupo para contra atacar. Y la última parte del plan consiste en asesinar a ese grupo que sea enviado a nosotros. Una vez que lo logremos, Abel le dirá a Magnus que nuestra superioridad por la de ellos ya quedó demostrada, y que, si se rehúsa a firmar por la paz, seguiremos atacando. Luego de eso, Magnus se verá obligado a firmar, reconociendo que nosotros somos superiores a ellos.

    — Es muy optimista por parte de Abel el pensar que Magnus aceptará la paz luego de haber matado a varios de los suyos — Paul no estaba seguro sobre eso.

    — Abel conoce a Magnus, y sabe que no querrá perder a más gente — contestó Frans — El asunto es que lo único que tenemos que hacer es organizarnos junto a los demás comandantes y soldados cuando lleguemos a la Tierra.

    — ¿A qué soldados vamos a matar? — preguntó Natasha, queriendo saber la respuesta más que nadie.

    Todos se dieron cuenta de por qué venía esa pregunta, exceptuando Frans, que no le daba importancia. Los soldados se enteraron que Natasha y Shun habían roto su noviazgo, y estaba claro que ella preguntaba lo que preguntaba porque quería asegurarse de que Ace estuviera seguro. Shun estaba un poco molesto, porque solo deseaba matar a Ace, pero temía que Natasha pudiera interferir con eso. Paul y Casey realmente tenían deseos de tener a Ace otra vez en el equipo, por lo que esperaran que no tuvieran que matarlo. A Stuart le daba lo mismo, en tanto él pudiera matar a alguien del Zenith, no tendría problemas con quien fuera. Xander y Claire querían matar a Ace, y demostrar su superioridad a través de esa acción.

    — Para tomar el control de sus bases militares, mataremos a quienes se encuentren en las mismas — respondió Frans muy seriamente — Y luego mataremos a todos los miembros del equipo que Magnus envíe a atacar. No importa que soldado esté en cualquiera de los dos lugares, nosotros estamos obligados a matarlos. En definitiva, los soldados que se crucen con nosotros mueren, y los que no, viven.

    — Perfecto — decía Shun en voz alta — Ojalá Ace se encuentre en la Tierra. Tengo ganas de mi revancha contra él.

    — Ya pensarás en eso cuando lleguemos allá — le decía Claire, harta de escucharlo decir lo mismo — ¿Qué es lo que sigue luego de que Zenith y Black Meteor firmen por la paz?

    — Reconstruiremos los edificios que destruimos, para demostrarles que ellos no pueden encargarse de eso — respondió Frans — Después de todo, los recursos del Zenith serán nuestros, y no tenemos que preocuparnos más por eso.

    — ¿Y qué sigue después? — Stuart esperaba que fuera una expedición para asesinar a los extraterrestres que enfrentaron hace semanas.

    — Les informaremos sobre la raza que nos atacó, e iremos en una expedición para erradicarlos de la existencia — contestó Frans, dejando satisfecho a Stuart.

    — ¿Y qué es lo que va a ocurrir después? — Casey tenía curiosidad sobre qué ocurriría con la exploración del espacio — Hacer todo esto nos desviará del objetivo de averiguar lo que causó la Catástrofe.

    — Una vez que todo termine, seguiremos explorando como siempre — contestó Frans, quien ya no tenía nada más que decir — Consideren esto como una interrupción temporal. Espero que todos ustedes sigan preparándose para el enfrentamiento contra el Zenith, porque da comienzo cuando todos los grupos regresen del espacio. Y si nosotros somos el último grupo en llegar, tendremos poco tiempo para descansar.

    Natasha, Xander, Claire, y Stuart se retiraron para descansar un poco y luego de eso irían a entrenar. Casey decidió irse al gimnasio para entrenar ahora mismo. Luego de que se marchó, Shun decidió ir tras ella, sin perder ninguna oportunidad para mirarla. Paul se dio cuenta de esto, y le molestó mucho.

    — ¡Oye, ¿qué estás mirando?! — preguntó algo enojado.

    — A una mujer de verdad — Shun quería provocar a Paul.

    — ¡Eres un estúpido! — contestó Paul, parándose en frente de su compañero — ¡¿Ya estás buscando a alguien más?!

    — Sí, y no veo el problema — Shun sabía que Paul caería muy pronto — Casey realmente está muy buena.

    — ¡Hijo de puta!

    — ¿Sucede algo aquí? — Frans escuchó los gritos y se acercó a ambos para ver que ocurría.

    — No lo sé. ¿Sucede algo Paul? — Shun se burlaba de él.

    — No… está todo bien — Paul se retiró muy enojado por no haber podido golpear a Shun luego de que hablara de Casey de esa forma.

    Shun sonrió, dado a que el comandante había visto esa escena y se dio cuenta de que quien levantó la voz no fue él, sino su compañero. Algo que le venía muy bien en ese momento. Luego de que Paul se fuera, Shun decidió seguir a Casey hasta el gimnasio, pero no para entrenar junto a ella, sino para observarla.

    Ambos estuvieron unos cincuenta minutos haciendo ejercicios de levantamiento de pesas. Shun se aburrió, y decidió que iba a darse una ducha, pero antes de salir, veía como Casey intentaba levantar una barra mientras estaba acostada en un sillón inclinado. La barra tenía unos setenta kilos de cada lado, y la chica estaba teniendo dificultades para hacer repeticiones. Shun entonces aprovechó su oportunidad y fue a ayudarla. A Casey cada vez le costaba más, y en la última repetición, recibió ayuda de su compañero, quien luego colocó la barra en el lugar.

    — No necesitaba tu ayuda — contestó la chica ante la acción de Shun.

    — Por lo que se ve, creo que si la necesitabas — decía Shun, viendo como Casey se levantaba — De nada, por cierto.

    — Como sea — Casey no quería hablar con él.

    — Vamos, admite que necesitabas de mi ayuda — Shun quería iniciar una conversación con ella — Es más, creo que tú sabes muy bien que peso puedes dominar. Así que si colocaste un peso que no puedes levantar, es porque esperabas que yo te ayudara.

    — Ya te gustaría — Casey se reía por las palabras de Shun.

    — No puedes negarlo, te gusta tenerme cerca — contestaba Shun, quien se acercaba a ella — Yo podría decir lo mismo de ti.

    Casey se acercó un poco a Shun, pero antes de que este pudiera hacer algo, la misma chica le dio un empujón para apartarlo.

    — Lo siento, Shun, pero te vas a quedar con las ganas — tras decir esas palabras, Casey empezó a marcharse del gimnasio.

    Shun caminó hasta ella rápidamente para tomarla de la cintura y acercarla hasta él.

    — Lo siento, Casey… — Shun imitaba su forma de hablar — Pero hoy no estoy de ánimo para quedarme con las ganas.

    Casey realmente no sabía que hacer ahora. Si bien era cierto que no quería tener cerca a Shun, al verlo de frente y a poca distancia le parecía algo atractivo. Pero ella no estaba interesada en algo más que solo una relación de compañeros.

    — Escucha, creo que tú y yo deberíamos entrenar juntos — le decía Shun — Te vendría bien entrenar con el segundo mejor soldado del equipo. Porque dudo que Xander quiera entrenar contigo.

    — ¿Sabes? Creo que me vendría muy bien, tal y como dices — contestó Casey.

    — Pero entrenar conmigo tendrá un precio — le decía Shun, hablando de forma pícara.

    — ¿Y cuál es ese precio? — Casey preguntaba de la misma forma, pero sin un interés real.

    Fue entonces que Shun le dio un beso en la boca a su compañera. Ella no estaba esperando algo como eso, pero no se resistió al mismo. Después de todo, consideraba que Shun era atractivo.

    — Ese será el precio de cada lección — le dijo el soldado terminando el beso — Empecemos ahora antes de que lleguen los demás.

    […]

    El complejo del que Magnus les había hablado verdaderamente estaba muy aislado del resto de ciudades del Zenith. Solamente había una instalación militar de tamaño mediano, en donde podrían vivir unos veinte soldados, dado a que ese era el número de habitaciones preparados. En el interior había comida suficiente para todos ellos, dado a que Magnus consideró que ellos se quedarían a acompañar a la nueva recluta. Después de todo, el día de mañana, irían a buscar a Alicia para que fuera a rendir su examen. A medio kilómetro de distancia, los chicos vieron un depósito en donde había cinco naves. El conductor que los llevó en vehículo hasta ese lugar les explicó lo mismo que Magnus le explicó a Richard, dado a que era un empleado de confianza de Magnus.

    Luego de comer un poco, los soldados decidieron salir y quedarse fuera del complejo para respirar aire fresco. El clima estaba muy frío, pero para los soldados no era un problema, debido a que se habían acostumbrado al clima del lugar. Sin embargo, los rayos del sol y la ausencia del viento hacían la estancia más amena. Los soldados dejaron las armaduras y los trajes de protección en la nave, por lo que solo tenían puesto el uniforme del Zenith. Alicia, por su parte, tenía puesto el traje de protección de Coast Trident. Una vez que aprobara la prueba y obtuviera la ciudadanía, le pediría a Magnus que lo devolviera al líder de su país luego de explicar todo lo ocurrido.

    Los soldados estaban pasando un momento de gran tranquilidad.

    — ¿Te gusta lo que has visto de Zenith hasta ahora? — preguntaba Agustina a su nueva compañera.

    — Es un país muy bonito — respondió Alicia, esperando aprobar las pruebas — Díganme, ¿en dónde voy a vivir cuando no estemos en misiones?

    — Vivirás conmigo — respondió Michael, que no había hablado sobre eso con Alicia — Dado a que no tienes una casa, puedes quedarte en la mía.

    Dichas palabras alegraron mucho a Alicia al mismo tiempo que provocaron enfado en Gwyn. Nadie más que su amiga Erin lo notó. Podía percibir que Gwyn no estaba contenta con Alicia cerca, y eso le preocupaba mucho.

    — No te preocupes por mí — Devlin tranquilizó a Alicia — Yo pasaré algunos días en la casa de Erin. Así que tendrás espacio para ti.

    — Dime Alicia, sé que no es fácil hablar de esto, pero quiero saber cómo era tu familia — preguntó Thomas, algo curioso.

    — Mis tíos eran muy amables, y mi padre era muy sobreprotector con mi hermano y conmigo — contestaba Alicia, quien ya empezaba a superar la pérdida de su familia — Me siento muy mal por todos ellos, pero principalmente por mi hermano. Él era una buena persona. Estoy seguro de que ustedes lo habrían adorado.

    — Estoy seguro de que tú habrías adorado a nuestra prima — respondió Michael, recordando a Julie — Ella era una excelente persona, y seguro se habría llevado muy bien contigo.

    — Y sé que mi hermano sería un gran amigo de todos ustedes — Alicia lo recordaba con tristeza.

    — Es por eso que tenemos que llegar al fondo del asunto respecto a la Catástrofe — agregaba Ace — Si nunca hubiera ocurrido, todos seguiríamos con nuestras familias, y nadie habría muerto de esta forma.

    — Ya no podemos hacer nada para cambiar eso — Michael dijo eso muy seriamente — Hemos perdido a personas maravillosas que ya no podemos recuperar. Lo único que nos queda es evitar perder a más gente que queremos.

    Tras decir esas palabras, Michael abrazó a Alicia. Aparentemente, sus palabras hicieron efecto en todos, dado a que Devlin abrazó con fuerza a Erin, mientras que Ace hizo lo mismo con Agustina. Gwyn miraba esa escena con odio. El ver como todos los demás eran felices mientras que ella no lo era, más aún después de que Michael decidiera cortar cualquier esperanza de estar con él, la hacía sentir furiosa y triste al mismo tiempo. Thomas veía a Gwyn muy mal, pero tenía miedo de acercarse a ella y que sus intenciones fueran malinterpretadas por todo el equipo. Decidió que esperaría un par de días para acercarse a hablar con Gwyn, dado a que no soportaba verla así. A pesar de que en un principio le tenía odio a Michael, ahora simplemente lo veía con indiferencia.

    Fue entonces que el soldado tomó una decisión sobre el secreto que guardaba. Estuvo guardando por más de un año la verdad sobre lo ocurrido con Harold y Julie, y creyó que ya había pasado tiempo suficiente. Con todo lo que transcurrió en ese tiempo, pensó que tal vez sus compañeros no lo odiarían después de decir la verdad. Así que decidió que primero confesaría su secreto, y luego intentaría hablar con Gwyn.

    Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Agustina miró al cielo y pudo ver algo.

    — ¡Miren! – señaló la chica al cielo, cosa que hizo que todos levantaran la cabeza.

    Un objeto volador no identificado, al menos para ellos, se encontraba descendiendo a gran velocidad, y según parecía, iba a aterrizar a pocos metros del complejo. Todos estaban asombrados por el poco ruido que emitía. En tan solo unos tres minutos, una nave espacial de tamaño mediano aterrizó sin dificultades muy cerca del lugar. Todos se asustaron, dado a que no sabían que significaba eso.

    — ¡Maldición, ¿qué es esto?! — preguntaba Erin muy preocupada.

    — ¡Es demasiado pequeña para lo que Abel tenía planeado! — exclamaba Ace sabiendo que tendrían problemas — ¡No hay manera de que sea una nave de Black Meteor!

    — ¡¿Quiere decir que es una nave extraterrestre?! — preguntó Devlin, aunque la respuesta le llegaría pronto.

    Una compuerta de dicha nave se abrió, y de la misma bajaron Likar, Domir y Plamo. Los tres garak con los que habían estado hablando hace dos semanas ahora estaban en el planeta Tierra. Alicia estaba horrorizada, dado a que su descripción coincidía con la que los soldados del Zenit le dijeron. Mientras tanto, el resto de los soldados sentía un gran odio hacia ellos. Les habían mentido, derribaron una nave de la Tierra, y ahora los habían encontrado. Las caras que tenían eran de pocos amigos, lo que quería decir que iban a tener problemas con ellos.

    — Excelente, no parece haber nadie más en los alrededores — Plamo estaba contento ya que el plan sería más sencillo de realizar.

    — ¡¿Qué mierda hacen en nuestro planeta?! — preguntó Michael, muy furioso con ellos.

    — ¡Haremos lo mismo que ustedes hicieron en el nuestro! — respondió Likar, empezando a avanzar hacia ellos — ¡Nos llevaremos a Alicia!

    Esas palabras sembraron el odio en todo el equipo del Zenith, y el miedo en Alicia que no quería regresar con ellos.

    — ¡¿Qué mierda tienen pensado hacerle?! — preguntó Ace, quien no permitiría que se llevaran a una compañera.

    — Si te lo digo, nunca lo entenderás — respondió Likar mientras Domir y Plamo se le acercaban.

    — Solo la queremos a ella, no hay necesidad de pelear — Domir quería tranquilizar las cosas — Entréguenla y nos iremos pacíficamente.

    — ¡No! ¡Ustedes no se la van a llevar! — Michael estaba listo para enfrentarse a ellos — ¡Ella es de aquí, y ahora es una de nosotros! ¡Si intentas tocarla, yo te mataré!

    — ¡No hay necesidad de que esto salga de esta forma! — Plamo quería intervenir.

    — Olvídalo, Plamo, ellos no entienden con palabras — Likar estaba listo para pelear — Lo demostraron cuando se acercaron al depósito, y lo están demostrando ahora. Tendremos que llevarnos a Alicia a la fuerza.

    — ¡La puta madre, esto no es bueno! — Thomas creía que estaban en serios problemas — ¡Este edificio no puede comunicarse con ningún otro debido a lo aislado que está! ¡Y todos nuestros comunicadores están en los trajes y las armaduras!

    — Entonces estamos solos — Agustina se paró al lado de Ace, lista para luchar — Pero tenemos ventaja numérica.

    — ¡Son ocho en total! — decía Likar a sus compañeros — ¡Ustedes luchen contra dos cada uno y yo pelearé con los otros cuatro! ¡Procuren no lastimar a Alicia!

    — Maldición, estos tipos no se asustan ante la desventaja — pensaba Devlin en voz alta.

    — Alicia, quédate atrás de nosotros — le decía Michael — Tú no puedes lanzar energía como nosotros, y sin armas no podrás luchar.

    — ¿Seguros que podrán con ellos? — preguntó Alicia.

    — No pienso dejar que unos extraterrestres me ganen en mi planeta — Ace estaba decidido a pelear con todo.

    — ¡Ahora! — Likar dio la orden de atacar, considerando que no debían perder más tiempo.

    Los tres garak empezaron a correr hacia el grupo, sabiendo que deberían dejarlos fuera de combate si querían llevarse a Alicia con ellos. Michael y Thomas se lanzaron sobre Likar, Ace y Agustina fueron en contra de Plamo, mientras que Devlin y Erin atacaron a Domir. Alicia no podía disparar energía, y no contaba con armas, por lo que no atacó. Gwyn, por su parte, no mostraba ningún interés en proteger a Alicia, por lo que dejó que sus compañeros se encargaran de ellos. Sabía que podían vencerlos, y que ella solo sería un estorbo. De esa manera, empezaron tres peleas en simultáneo, con los humanos teniendo ventaja numérica contra los garak.

    Ace se acercó a Plamo y le lanzó una patada en el costado, cosa que el extraterrestre logró bloquear poniendo el brazo. Ace sintió el choque de su pierna contra el metal de la armadura del garak, y comprobó que su armadura era resistente. Sin embargo, no podía quedarse atrás, por lo que atacó con un puñetazo a la cabeza del enemigo, el cual dio de lleno contra el lugar. Pero gracias a su armadura, Plamo no sufrió ningún daño. En realidad, el golpe le dolió más a Ace que al mismo garak. Posteriormente, Plamo dirigió un golpe potente a la boca del estómago de Ace, el cual lo hizo inclinarse un poco mientras se sujetaba la zona del golpe. Aprovechando eso, Plamo golpeó la cabeza de Ace con su brazo, tirándolo al piso con facilidad. Los garak eran fuertes, y esas armaduras reforzaban su ataque y su defensa.

    — ¡Ace! — Agustina se acercó a él — ¡¿Te duele mucho?!

    — Su armadura es muy resistente — le decía Ace.

    — Ahora lo derrotaré — Agustina se acercó hasta el enemigo.

    Plamo la vio venir, por lo que lanzó un puñetazo a la cabeza de la chica. Esta sabía que usaría un ataque como ese, por lo que se arrojó al piso, deslizándose un poco y quedando de espaldas a él. Una vez en esa posición, lanzó una patada a la zona donde creyó que estaría el tobillo del guerrero. El golpe dio de lleno, pero gracias a la armadura, Plamo no lo sintió, ni tampoco perdió el equilibrio. El garak se dio vuelta y lanzó un puñetazo al suelo, intentando golpearla aprovechando su ventaja. Agustina rodó rápido hacia un costado y luego se puso de pie para darle una patada al enemigo. La patada fue fuerte, por lo que pudo moverlo unos centímetros, pero no le causó un daño mayor. Agustina corrió hasta él y le lanzó un puñetazo a la parte de la cabeza que no era cubierta por la armadura. Plamo lo vio, e interceptó su ataque rápidamente con su puño. Luego de eso, con su otra mano libre, le dio un golpe en la cabeza a Agustina, con una fuerza tal que la derribó al piso.

    La chica estaba en el piso, por lo que Plamo creyó que sería una buena oportunidad para dejarla fuera de combate. Sin embargo, Agustina levantó su brazo y disparó dos esferas de energía contra el pecho del garak. El mismo se sorprendió al ver que una humana pudiera disparar sin contar con un arma, pero la energía no era lo suficientemente fuerte como para dañar su armadura.

    — ¿Cómo hiciste eso? — Plamo no lo veía posible.

    — ¡Así! — Agustina le disparó apuntando a la cabeza.

    Plamo se cubrió la cabeza con las manos, dejando que los disparos impacten una y otra vez sin que le causaran mucho daño. Al no ver lo que ocurría, Ace aprovechó y corrió hacia él, dándole una patada en el pecho, la cual lo hizo retroceder unos tres pasos. Luego de eso, Ace se acercó a su novia y la ayudó a levantarse.

    — ¿La energía no le hace nada a su armadura? — preguntó Ace.

    — Le he disparado varias veces, pero no veo ni siquiera una marca — Agustina estaba preocupada por eso.

    — Si tuviéramos nuestras armaduras, o, aunque sea los trajes de protección, esta pelea no sería tan difícil.

    — Escucha, creo que podemos encontrar la forma de vencerlo — le decía Agustina.

    — ¿Cómo? — Ace no sabía a qué se refería.

    — Si le quitamos el casco, podremos dispararle en la cabeza — contestó la chica.

    — Es una buena idea — respondió Ace — Pero tendremos que hacerlo entre los dos. Yo lo retendré y tú se lo quitas.

    Plamo ya se encontraba corriendo hacia ambos cuando los dos soldados del Zenith imitaron la misma acción que él. Al ver a Ace corriendo hacia él, le lanzó un puñetazo. Ace se agachó para esquivarlo, y luego levantó su rodilla dándole en el mentón a su enemigo. El golpe no causó daño a Plamo, pero hizo que este retrocediera un poco. Antes de que ocurriera algo más, Plamo lanzó un golpe en horizontal con su brazo. Ace se arrojó al frente y al suelo para luego levantarse y colocarse a espaldas del enemigo, y luego lo tomó de ambos brazos. Plamo se quería soltar, pero no lo estaba logrando.

    — ¡Ahora! — ordenó Ace.

    — ¿Ahora qué? — Plamo no entendía nada.

    Agustina se acercó a él, mientras se encontraba siendo retenido por su novio. Le colocó las manos en la cabeza, y luego le quitó el casco, dejándolo descubierto. Plamo supo que estaría en peligro, por lo que se impulsó con las piernas procurando caer hacia atrás y encima de Ace. Su plan fue exitoso, y logró escapar. Agustina vio cómo se acercaba, por lo que le disparó una esfera de energía. Plamo la desvió usando sus manos, y luego se acercó a Agustina, evitando que esta pudiera retroceder. Una vez allí, le dio un rodillazo muy fuerte. Agustina cayó de rodillas al piso, momento que Plamo aprovechó para darle dos golpes en la cabeza con cada mano. Luego de eso, juntó ambas manos y dirigió otro golpe en la cabeza, con el cual la dejó inconsciente. Ace estaba levantándose, y al terminar, vio que Agustina estaba tirada en el suelo mientras que el enemigo se estaba poniendo el casco.

    — ¡Hijo de puta! — Ace estaba furioso — ¡Te voy a matar!

    Ace corrió hacia él, saltó en el último segundo y le encajó un rodillazo en la cabeza. Plamo retrocedió y estuvo a punto de perder el equilibrio. Ace volvió a acercarse, y cuando estuvo cerca, Plamo lo tacleó, aprovechando su fuerza y el peso de la armadura. Cayó encima del soldado del Zenith, quien no podía quitárselo de encima. Plamo empezó a darles varios codazos a Ace, los cuales le ocasionaban daño por la fuerza del garak sumada a la dureza de la armadura. De esa forma, al quinto codazo, Ace quedó inconsciente. Plamo los había derrotado y se puso de pie. Los humanos eran muy buenos en combate, y lo había visto con sus propios ojos.

    Al mismo tiempo, Devlin y Erin se encontraban luchando en contra de Domir. Los dos soldados disparaban energía en contra del garak, dado a que habían visto que golpear su armadura solo producía más daño para ellos que para el enemigo. Domir se cubría la cabeza, procurando que los disparos no lo alcanzaran. Sin duda alguna, los humanos eran seres muy fascinantes para él. Nunca conoció a una especie capaz de lanzar energía de esa forma, y estaba seguro que estaría muerto si no fuera por la armadura que tenía puesta.

    Devlin y Erin no se detenían, y seguían disparando contra él, con la esperanza de que alguno de los disparos pudiera quebrar su armadura y así poder aprovechar eso para atacarlo. Sin embargo, los disparos no hacían nada más que producir ruido. Al cabo de cinco minutos, las energías que tenían se les habían agotado, y ya no pudieron seguir disparando más energía. Domir quería asegurarse de que estaba a salvo, y al quitarse las manos de la cara, vio como la pareja de humanos venía corriendo hacia él. Se dio cuenta de que ya no podían seguir disparando, o de lo contrario, seguirían haciéndolo.

    Ahora él también pasó al ataque. Tanto el garak como los dos humanos empezaron a pelear cuerpo a cuerpo a poca distancia. Devlin tiró una patada desde su costado izquierdo, mientras que Erin lo atacó con otra desde el derecho. Domir decidió no defenderse y dejar que su armadura hiciera ese trabajo, para luego pasar al ataque. El garak lanzaba golpes de puño que Devlin y Erin esquivaban retrocediendo con facilidad. La pareja decidió que lo mejor que podían hacer era derribarlo, por lo que atacaron ambos con una patada a la misma pierna. Los dos golpes le dieron al garak, pero este no se movió ni un centímetro.

    — ¡Mierda, sí que aguanta nuestros…

    Domir le dio un fuerte golpe en la cabeza a Devlin antes de que pudiera terminar su frase. Tras ver caer a su novio al suelo, Erin se le acercó y le dio un rodillazo en el pecho, acción que no movió al garak de lugar ni un poco. Aprovechándose de su corta distancia, Domir tomó la pierna con la que Erin le dio el rodillazo, para después darle una fuerte patada en la pierna con la que mantenía el equilibrio. Erin cayó boca abajo al suelo, y antes de levantarse, Domir le encajó un rodillazo fuerte en la nuca. De no ser por la mutación que sufrieron con la catástrofe, ese golpe pudo haber terminado en su muerte, pero afortunadamente para ella, solo la dejó inconsciente.

    Devlin se levantó y vio con horror como el enemigo golpeó a su novia de forma tan violenta. El verla caer así lo asustó mucho.

    — ¡Si ella muere, tú también! — Devlin cargó contra Domir.

    El soldado del Zenith decidió taclear a su enemigo y tirarlo al suelo, pero este lo vio venir y consiguió mantenerse de pie al hacer fuerza con ambas piernas y con todo su cuerpo. Sin embargo, Devlin lo estaba arrastrando varios centímetros. Domir entonces levantó su brazo y le dio un golpe horizontal con su mano en el cuello, lo cual causó que Devlin cayera de rodillas al piso mientras empezaba a toser. El garak lo tomó del cuello y empezó a darle golpes con el puño en la cabeza. Los golpes eran muy pesados, y Devlin perdió el conocimiento con el cuarto golpe.

    Antes de que Domir pudiera alejarse un poco de él, Gwyn llegó para darle una patada en la cabeza, la cual lo tiró al piso por estar desprevenido, pero no le costó mucho ponerse de pie.

    — ¡Maldito, tú me las vas a pagar! — Gwyn estaba lista para luchar contra él.

    Seguía sin el más mínimo interés por proteger a Alicia, pero el garak había lastimado a su mejor amiga, lo cual la obligó a luchar. Gwyn se acercó y decidió darle un rodillazo en el pecho, pero Domir se lo bloqueó con una de sus manos. Desde atrás, Plamo le dio un codazo en la espalda a Gwyn, quien lanzó un grito de dolor mientras caía al suelo de rodillas.

    — ¿Estás bien? — preguntó Plamo queriendo proteger a su compañero — Vi que te tiró al piso y te acorraló.

    — Me tomó por sorpresa, es todo — Domir le dio una patada fuerte en la cabeza a Gwyn.

    La chica rodó dos metros de su lugar con ese golpe. No estaba inconsciente todavía, pero sí muy aturdida. Domir creyó que con esa patada sería más que suficiente, pero al ver que la humana seguía moviéndose, se acercó y luego le dio una patada exactamente igual. Ahora Gwyn ya no pudo resistir más golpes, y cayó inconsciente.

    Michael y Thomas eran los únicos que quedaban. Los dos soldados luchaban de forma feroz contra Likar, quien era muy ágil, rápido, fuerte y resistente. El garak corría hacia ellos mientras su armadura se encargaba de resistir los disparos de energía. Thomas intentó derribarlo disparándole a los pies, pero su armadura era impenetrable. Likar llegó y le encajó un fuerte rodillazo en la boca del estómago a Thomas, quien cayó al suelo sujetándose el lugar del golpe.

    — ¡Thomas! — Michael fue corriendo hacia él — ¡¿Estás bien?!

    — No… — Thomas empezó a toser y a escupir mientras se sujetaba el estómago.

    — Ustedes quisieron esto — le dijo Likar a los humanos, harto de pelear contra ellos.

    — ¡Silencio! — Michael se lanzó al ataque.

    El soldado del Zenith corrió con todas sus fuerzas, decidido a probar algo nuevo. Cuando estaba por llegar hasta su posición, dio un salto juntando sus manos en el aire por encima de su cabeza, al mismo tiempo que acumulaba energía en las mismas sin soltarla. Luego dirigió el golpe de sus manos a la cabeza de Likar, quien, por la fuerza del golpe y toda la energía que Michael acumuló, terminó cayendo al suelo de espaldas.

    — Impresionante… — Thomas intentaba ponerse de pie para ayudar — Yo pensaba que el único que estaba por delante de mí era Ace.

    Thomas se dio cuenta de que Michael, en ese momento, era mucho más hábil en las luchas que él. El soldado del Zenith estaba dispuesto a ayudarlo a derrotar a los garak, y decidió que no iba a esperar más tiempo y confesaría la verdad sobre Harold y Julie cuando la lucha terminara. Se sentía culpable de que Michael luchara junto con él sin que supiera la verdad.

    Likar se levantó del suelo y luego retrocedió rápidamente para esquivar un golpe de Michael. Una vez lejos de alcance, le tiró un rodillazo potente al mismo lugar que a Thomas. Michael levantó su rodilla para que el ataque no lo alcanzara, y lo consiguió, pero eso provocó que perdiera el equilibrio. Likar iba a darle una patada en la cabeza cuando Thomas apareció para interferir. El soldado del Zenith le lanzó una patada con la pierna izquierda, la cual Likar esquivó retrocediendo. Posteriormente, Thomas le lanzó otra patada, ahora con la otra pierna. Likar decidió terminar rápido la pelea, por lo que levantó su mano e interceptó el ataque de Thomas.

    — ¡Imposible! — Thomas no creía lo que veía.

    — ¡¿Qué te parece esto?! — le gritó Likar.

    Likar le dio un codazo muy fuerte en la tibia, y luego le soltó la pierna a Thomas. El soldado no se quebró ningún hueso, pero el golpe fue tan fuerte que lo hizo gritar de dolor. Ahora tanto su pierna como su estómago le dolían intensamente. Ya no podría seguir peleando. Likar se acercó y le dio un rodillazo en la cabeza, dejándolo fuera de combate al instante.

    Antes de poder dirigirse a Michael, un fragmento de energía le impactó en el cuello. Likar vio como Michael empezaba a disparar energía de nuevo, apuntándole a la parte que su armadura no cubría. El garak se llevó las manos a la cara y dejó que su armadura recibiera los impactos de energía que iban dirigidos a él. Unos dos minutos después, los disparos dejaron de venir, y cuando Likar se descubrió el rostro, vio que Michael estaba preocupado.

    — ¿Qué te pasó, te agotaste? — preguntaba el garak.

    — Aun así, te venceré — Michael empezó a correr hacia él.

    A pesar de que ya no le quedaba energía para disparar, Michael se acercó hasta el enemigo. No iba a dejar que se llevaran a Alicia, y mucho menos que lastimara a sus compañeros. Likar veía cansancio en Michael, por lo que decidió terminar rápido el combate. Cuando Michael se acercó, Likar le dirigió un fuerte golpe al cuello, que detuvo el avance de Michael. Luego de eso, le pegó en el estómago con su otra mano, y luego le dio un codazo en la cabeza. Michael no había quedado fuera de combate, pero sentía un gran dolor, y el grito que lanzó en cada golpe lo evidenciaba. A Likar se le ocurrió algo mejor, por lo que tomó al humano del brazo y lo llevó hasta el edificio que estaba cerca de ellos.

    Alicia veía con horror como los garak derrotaban a sus compañeros, dejándolos inconscientes sin que ella pudiera ayudarlos. Se sentía asustada e indefensa, y al ver como uno de ellos tomó a Michael de esa forma, sintió un pánico apoderándose de su cuerpo. Vio como el garak lo arrojó contra la pared del complejo militar en el que ellos estaban, y luego lo tomó del cuello.

    Likar sonrió mientras frotaba sus dedos contra la palma de su mano. Entonces, un círculo rojo brillante apareció en su armadura. Plamo y Domir lo vieron, y se acercaron rápido a Likar antes de que cometiera una imprudencia. El garak acercó su mano a la cabeza de Michael, quien podía percibir un fuerte calor saliendo del círculo.

    — ¿Puedes sentir el calor? — preguntaba Likar, burlándose de él — ¡Va a ser lo último que sentirás, porque te voy a fundir el cráneo!

    — ¡No! — Alicia gritó horrorizada, provocando que los tres garak y Michael centraran su atención en ella — ¡No lo mates, por favor! ¡Iré con ustedes! ¡No maten a ninguno de ellos!

    — ¡Likar, detente! — decía Domir, recordando que la orden de Asmir era no matar a nadie — ¡Ya les ganamos, y Alicia está dispuesta a venir con nosotros! ¡No hagas esto! ¡Es una orden de Asmir!

    — Al menos déjame matar a este… — Likar tenía deseos de fundirle el cráneo a Michael.

    Domir y Alicia miraban aterrados aquella escena, dado a que Likar no mostraba interés en detenerse. Michael no podía decir nada dado a que Likar lo tenía agarrado del cuello, pero su rostro mostraba una expresión de pánico inmensa. Likar se preparaba para asesinarlo.

    — Haz lo que quieras, Likar — fueron las palabras de Plamo, las cuales sorprendieron a todos, incluso a Likar.

    — ¡No lo hagas, por favor, yo iré con ustedes! — Alicia rogaba porque no mataran a Michael.

    — ¿Lo dices en serio, Plamo? — preguntó Likar, quien no podía creer que el más responsable de los tres dijera algo así.

    — Así es, si lo crees correcto, hazlo — contestó Plamo muy seriamente — Pero quiero que sepas que es algo totalmente innecesario. Alicia ya accedió a venir con nosotros, lo que quiere decir que matar a este humano no es necesario para nosotros. También deberás saber que, si lo matas, lo más probable es que provoques que toda la humanidad nos vea como una amenaza, y que intenten venir a matarnos. Piensa que lo que vas a hacer ahora podría iniciar una guerra en contra de una especie, mientras aún estamos en lucha contra otra. Lo que menos necesitamos nosotros es preocuparnos por otro conflicto… Mátalo si quieres, pero si los humanos vienen a nuestro planeta, serás el encargado de explicarle a Asmir que eres el responsable de que estemos luchando otra guerra.

    Likar entonces entendió que lo que Plamo decía era una verdad absoluta. No había necesidad de matar a Michael, y si lo hacía, él sería el único responsable por desencadenar una guerra contra los humanos. El garak volvió a frotar los dedos con la palma de su mano, y luego de eso, el círculo rojo brillante se apagó, dejando de transmitir calor. Michael, Alicia y Domir estaban aliviados.

    — Escucha, desgraciado — Likar le habló muy enojado a Michael — Estuviste a punto de morir el día de hoy. Deberías darle las gracias a nuestro líder Asmir y a mi compañero Plamo, porque si dependiera de mí, tu cráneo estaría hecho cenizas.

    — Er…es un… hijo de puta — Michael hablaba como podía.

    — No sé qué sea una puta, pero no me cayó bien ese comentario — le decía Likar poniéndose serio — Mira como quedaron tus compañeros.

    Michael miraba alrededor y veía a todos sus compañeros de equipo inconscientes. Pese a la ventaja numérica, no fueron rivales para los garak.

    — Espero que esto te sirva de lección, y que le des el mensaje a todos los humanos de que no se acerquen a nuestro planeta — Likar contenía sus deseos de matarlo — Y si vienen, esto será lo que les espera. Ya les di el aviso. Espero no verlos nunca más a ninguno de ustedes.

    Luego de decir esas palabras, Likar le dio un rodillazo en la cara a Michael. El golpe provocó que su nuca se golpeara contra la pared del edificio, quedando inconsciente al instante.

    — ¡Michael! — Alicia gritó muy preocupada por él.

    — ¡Ven aquí ahora! — gritó Likar, muy enojado.

    La chica decidió acercarse y dejar que los garak se la lleven, ya que era la única forma de que no mataran a sus amigos. Likar tomó a Alicia de las manos y empezó a caminar de vuelta hacia la nave, la cual no fue detectada en ningún momento gracias a su gran sistema de evasión. Alicia caminaba junto a él, siendo escoltada por los otros dos garak. Mientras marchaba con ellos, no podía evitar sentirse mal por todo el equipo del Zenith. Se suponía que el día de mañana ella daría una prueba para ingresar en el equipo y quedarse con ellos, incluso sus compañeros intentaron protegerla para evitar que se la lleven, pero la batalla se perdió.

    Los cuatro subieron a la nave, la cual fue tomada por Plamo, quien se mantenía aliviado de haber podido sacar a Likar del lugar sin que matara a alguien. Una vez que la nave despegó, esta salió de la atmósfera de la Tierra en tan solo unos dos minutos.

    — ¿Qué es lo que van a hacer conmigo? — preguntaba Alicia, queriendo respuestas.

    — No es algo que necesites saber — contestó Likar, para después darle un fuerte golpe en la nuca que la tiró al suelo y le hizo perder el conocimiento — Volvamos a Tgarak lo antes posible.
     
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  11.  
    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

    Cáncer
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    Ha sido sin duda un capítulo extenso pero ha estado muy bien, las peleas han sido espectaculares, descritas de manera perfecta pudiendo imaginarme las escenas de cada pelea. Alicia esconde un poder o algo que ayudara a los Garak pero todavía no sabemos cual es...me intriga eso. Ahora Alicia se marcha, no ha durado nada en la Tierra y sin las armaduras han mordido el polvo siendo derrotados a pesar de estar en superioridad numerica.

    En cuanto a Shun parece que ha encontrado una nueva forma de divertirse aunque aún falta mucho para ver eso, creo yo vamos...xD. Quiero saber como acabara estos conflictos aunque para eso falta bastante, Zenith y Black van a tener muchos problemas entre unas cosas y otras. Ace otra vez inconsciente...ya van 5 creo.


    No hay mucho más que destacar salvo dos cosas, una buena y otra mala...

    La buena y casi me descojono en clase fue: — No sé qué sea una puta, pero no me cayó bien ese comentario (buenisima esta parte)
    La mala: Natasha esta viva.

    Hasta el próximo Miercoles.
     
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  12.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola.

    Primero que nada, me quejo del foro porque por poco se me pasa este nuevo capítulo XD, y no sé a qué se puede deber el problema.

    Ahora bien, voy a lo que vengo. El capítulo ha sido bastante largo, pero a pesar de ello me ha parecido muy pequeño, al menos, así me pareció a mí. Cuando me di cuenta ya estaba por terminar de leer el capítulo, supe inmediatamente que la lectura se me hizo muy pequeña, pero me alegra saber que este es el capítulo más largo de esta parte/temporada, porque no me imagino uno más grande.

    Las batallas han sido espectaculares, me las he podido imaginar sin ningún problema y creo que por esa razón el capítulo se me hizo pequeño, al no tener problemas imaginándome algo, no tuve la necesidad de seguir leyendo para comprender lo que pasaba y hacían los personas en las batallas. Quiero recalcar que desde el momento en que Agustina y el mismísimo Ace quedó inconsciente, supe de inmediato que el Zenith mordería el polvo sin dudar, y no me equivoqué. Ahora los Garak tienen a Alicia de vuelta y a saber qué harán con ella. Está claro que la chica esconde un poder abrumador dentro de su cuerpo, porque no creo que sea por nada el hecho de que los Garak viajaran hasta la Tierra para recuperarla, y menos que hayan mencionado varias veces que ella es la única que puede darles la victoria en la guerra que se tienen contra los Berrod.

    Esta derrota será un gran golpe para el Zenith, pero en especial para Michael, y estoy seguro que el ataque sorpresa del Black Meteor será un evento todavía pero para todos. Estoy seguro que la única que sacará provecho de todo esto es Gwyn, porque la chica parece estar obsesionada con Michael y no es de extrañar lo que hará ahora que Alicia se ha ido con los Garak. Lástima que no la mataron, pensé que moriría, y al final no fue así, no hay duda que es una pena.

    Por otro lado está Shun, por lo visto ha encontrado a alguien con quien entretenerse para sacarse la espina que le dejó Natasha, y por lo que visto Casey lo va a disfrutar, no cabe duda que la chica terminará interesándose en Shun, y la verdad es mejor así. Creo que Natasha es una chica que le queda muy grande a Shun, así que no hay mal, que por bien no venga.

    Antes de terminar este comentario, quiero decir que me pareció muy gracioso este dialogo XD:
    Ahora toca a esperar a ver cuál será el destino que le depara a Alicia con los Garak y su guerra contra los Berrod, y también la próxima batalla que tendrán los del Zenith contra los de Black Meteor en su intento de demostrar su poderío militar. Es todo por ahora, así que nos vemos la próxima oportunidad. Saludos.
     
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  13.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Ha sido un grandísimo capítulo y las cosas se están poniendo intensas. No voy a enrollarme más, así que comentaré lo sucedido.

    La idea de Magnus sobre hacer pequeñas naves que puedan viajar por el espacio y usar energía solar es excelente, aunque cuando dijo que necesitarían de los recursos de Black Meteor ya lo vi como prácticamente imposible, considerando que estos pretenden atacarles. No obstante, ojalá ese proyecto termine saliendo a flote, será de gran utilidad para el grupo.

    Los Garak inicialmente, cuando aparecieron, me parecían una especie buena. A medida que avanza la trama en la historia, veo que no tienen nada de distintos a los Barrod (creo que se decían así XD). Si fueran buenos no hubiesen capturado a Alicia y si la tuviesen al menos se la habrían entregado a los humanos, pues es de su especie. No sé que tendrá Alicia que a los Garak les es vital para ganar su guerra, y no puedo esperar para verlo.

    Sigo pensando que el plan de Abel es ridículo y me sorprende que Black Meteor, un grupo inteligente de soldados, acceda a ello. Sin embargo, se deben a su líder, cosa que entiendo, y no me quejo. Cambiando de tema, Shun me está pareciendo cada vez más repugnante; ahora, aparte de querer matar a Ace parece que quiere darle con todo a Casey, y el tipo parece que busca el camino fácil en vez de ganarse de nuevo la confianza de todos. Y Casey, otra que tal, mucho reprocharle pero luego le acepta el beso y lo ve atractivo :v En fin...

    Por último, el enfrentamiento entre los Garak y Zenith me pareció espectacular. Narrado increíble, explicado increíble y desarrollado increíble. Se ha hecho evidente que los Garak son superiores en prácticamente todo a los humanos, aunque los aliens llevasen armadura y los humanos no. Sin embargo, además de eso, se ha confirmado que Michael ha mejorado en su manera de luchar y me atrevo a decir que se está aproximando a Ace, que con lo enamorado que está de Agustina no lo veo entrenar gran cosa :v A ver si se concentra porque no quiero que Michael le coma la tostada XD.

    En fin, creo que no me dejo nada más. Ha sido un muy buen capítulo y espero el próximo con muchas ganas. Un saludo.
     
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  14.  
    Agus estresado

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    Piscis
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    Agradezco a que los tres se hayan leido la historia. Les voy a comentar algo. La semana que viene, y por un par de semanas mas, los capítulos serán publicados los días martes en lugar de los miercoles. Calculo que serán unas tres semanas, siendo los capitulos 10, 11 y 12.

    Ya a partir del número 13 volveré a utilizar los días miercoles para la publicación. Simplemente se trataba de un aviso.

    Igualmente, no descarto la idea de que en el futuro lo vuelva a hacer. En estas semanas sí será así. Saludos, y los veré de nuevo (espero) el martes.
     
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  15. Threadmarks: Pensamientos poco claros
     
    Agus estresado

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    Título:
    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    5376
    Bien, llegó el momento de publicar el capítulo 10 de la historia. Tal y como les había dicho, esta semana y las dos semanas siguientes, la publicación será los días martes. Espero que este capítulo sea de su agrado. Después de lo mostrado en el capítulo 9, el 10 deberá hacer un relax para la historia. Aun así, creo que se trata de un muy buen capítulo.

    Pero bueno, los que deciden si es bueno o no serán ustedes. Aunque, según mi opinión, con los capítulos 7 y 8 atrás, solo quedan capítulos buenos en el futuro. Claro que habrá capítulos que son mejores que otros.

    Poikachum Zurel Resistance sin más que decir, les dejaré el capítulo.


    Pensamientos poco claros:

    Una nave espacial estaba acercándose a la órbita de un planeta. Desde la atmósfera se podía ver una gran cantidad de nubes grises por encima, lo que quería decir que probablemente estuviera lloviendo en la mayor parte del mismo. La nave ingresó a la atmósfera y luego empezó a recorrer el planeta mientras las gotas de lluvia golpeaban con fuerza sobre la superficie de la misma, mientras que las que no lo hacían caían al planeta.

    El vehículo espacial fue acercándose a un lugar donde había varias naves alrededor, junto con varios troncos de árboles de un grosor inmenso, los cuales parecían bloquear el acceso a cualquiera que pudiera venir desde el exterior. La nave aterrizó a un costado de lo que se veía como una entrada, y desde el interior de la misma, Cair, Keren, Deren y el resto de los berrod bajaron, portando consigo las armas y armaduras, junto con varias cajas grandes de suministros que habían obtenido en su exploración en aquel planeta donde se cruzaron con la especie humana.

    Un guardia que estaba cerca del lugar los vio, y dio el aviso para que se les movieran los troncos, y así sus compañeros pudieran entrar. Otros tres berrod que estaban en el interior del lugar removieron uno de los troncos tumbados, el cual era de menor peso y tamaño que la mayoría, y fue entonces que Cair y su grupo aprovecharon para entrar. Por lo que se veía, los troncos derribados protegían a los berrod de lo que fuera que hubiera en el exterior, como si se tratara de una muralla natural. A unos diez metros se podía ver la entrada a un bosque, donde unos árboles con troncos enormes y unas copas repletas de hojas no dejaban pasar las gotas de la lluvia. El grupo de Cair y los guardias que les abrieron la puerta entraron, resguardándose de la misma. Una vez dentro, empezaron a caminar hacia el interior del bosque.

    Los árboles estaban muy distanciados, pero el tamaño de sus troncos engañaba a la vista y parecía que estaban muy próximos. Debajo de cada árbol, había una familia de berrods durmiendo mientras se cubrían del frío con lo que parecía ser una tela gruesa. Mientras más profundo iban, más familias veían debajo de los árboles. Tras haber perdido su planeta, y ser expulsados de Garak, ese planeta se había convertido en su refugio provisional, y ese bosque de gran tamaño se había convertido en el único hogar que tenían.

    El grupo avanzó unos dos kilómetros en el interior de ese bosque gigante, hasta que llegaron a la base de una montaña, en donde el bosque acababa. En los pies de la base, se encontraban varios berrod. Todos, a excepción de uno, portaban una armadura igual a la del grupo de Cair, mientras que el otro tenía una armadura similar, excepto que esta cubría su cuerpo por completo y se veía más gruesa y pesada a simple vista.

    — Cair, me alegro que hayan regresado — decía el de la armadura especial, que claramente era el líder de esa especie.

    — Estamos felices de regresar con nuestra gente, Reinor — respondió Cair, dejando una caja en el piso, acción que fue imitada por todo su equipo — Hemos traído las provisiones que pediste.

    — Pero veo que tienes dos soldados menos — notaba Reinor — ¿Qué ocurrió? ¿Los animales de ese planeta eran muy peligrosos?

    — No fueron animales los que causaron sus muertes, fueron una especie inteligente — informaba Cair.

    — ¿Los garak? — preguntó otro de los berrod.

    — No, eran distintos — Deren fue el que tomó la palabra ahora — Eran como nosotros, pero sus cabellos eran más claros y su piel era más pálida que la nuestra. No tenemos idea de quienes son, ni de donde vinieron.

    — ¿Y qué tan peligrosos son en realidad? — preguntaba Reinor, preocupado de que otra especie pudiera interferir en sus planes.

    — No te vas a creer lo que voy a decir, y me alegro de tener a mi equipo para respaldarme — decía Cair, llamando la atención de todos — Pero ellos tenían la habilidad de lanzar energía desde sus manos. Lo hacían como si fuera natural.

    Las palabras de Cair dejaron muy preocupados a todos los berrod que lo escucharon, sobre todo a Reinor. Estos miraban al grupo pensando que podría tratarse de una broma, pero las expresiones de sus rostros no mentían. Estaba claro que decían la verdad.

    — ¿Energía de sus manos? — preguntaba Reinor queriendo asegurarse de que Cair no intentara engañarlo.

    — Así es, nuestras armaduras podían desviar y resistir sus disparos, pero cuando uno de ellos se acercó a uno de mis hombres, le destrozó la cabeza y la armadura falló — respondía Cair, dejando más preocupados a sus compañeros.

    — ¿Quiere decir que las leyendas son ciertas? — Reinor no podía creer lo que escuchaba — ¿Hay seres capaces de manipular la energía a su antojo?

    — Ellos parecían ser un grupo de exploración común y corriente, incluso estaban en desventaja numérica, pero lograron matar a dos de los nuestros — informaba Keren, recordando aquel enfrentamiento — Logramos hacerlos huir, pero como dijimos, se trataba de un grupo de exploración. No quiero imaginar lo que pasaría si nos cruzamos con un grupo mayor, y con mucha más potencia.

    — Tenemos que tomar todos los planetas controlados por los garak ya mismo — Cair se veía alterado — Si contamos con su tecnología, estaremos más seguros ante un ataque de esos monstruos. No podremos resistir un ataque suyo en este planeta de mierda.

    — Afortunadamente yo ya cuento con un plan para eliminarlos a todos de una vez por todas — decía Reinor poco convencido, pero llamando la atención de los presentes — He logrado calcular el movimiento de las órbitas que rodean al planeta Garak. En unos treinta días exactamente, el segundo planeta se acercará y el tercero se alejará. Claro que el tercero no se alejará demasiado, y que una vez que el segundo vuelva a alejarse, pasará un largo tiempo hasta que vuelva a posicionarse lo suficientemente cerca de Garak. El plan es aprovechar ese movimiento de planetas y acercarnos hacia ellos por el segundo planeta. Según los exploradores, no tienen a nadie controlando ese lugar. Nos estableceremos en ese lugar, y cuando el planeta esté lo suficientemente cerca de Garak, los golpeamos con todo lo que tenemos. Para cuando llegue la ayuda desde su otro planeta, ya habremos tomado la ciudad.

    — ¿En treinta días? — preguntaba Cair, queriendo asegurarse de entenderlo todo.

    — Exacto, pero nosotros partiremos a su planeta mañana mismo. Según mis cálculos, tardaremos unos veinte días en llegar. E iremos preparando nuestra estrategia de ataque desde ese momento, hasta que el planeta se acerque lo más que podamos. Nos aseguraremos de que no puedan detenernos esta vez.

    Con el plan comunicado, los soldados que acompañaban al líder berrod tomaron las cajas con las provisiones y las llevaron hasta el depósito en donde almacenaban todo. Cair y su grupo se retiraron del lugar para poder descansar antes del viaje que se realizaría el día de mañana. Mientras caminaba, Keren, su novia, se pegó a él para susurrarle algo en voz baja.

    — ¿No crees que exageraste un poco? — preguntaba la berrod.

    — ¿Cuál es el problema? — preguntó Cair en voz baja, igual que ella — Yo soy uno de los últimos sobrevivientes que estudió las leyendas por completo. Esa especie que se apareció y nos atacó no tiene nada que ver con lo que las leyendas de nuestros antepasados tienen que contar, pero Reinor no lo sabe, y ninguno de sus hombres de confianza tampoco. Ya estoy harto de vivir en este planeta, y creí que, si podía asustarlo, podría acelerar las cosas. Entiende que estoy harto de vivir en un lugar sin una casa propia, cuando esos miserables garak tienen techos y toda la comodidad que desean.

    — Cuando dijiste que manipularías al líder para que actuáramos rápido, no creí que lo harías en verdad — Keren envolvía a Cair con sus brazos — Tienes valor. Me gusta.

    — El valor es lo que nos hará ganar esta guerra — respondió Cair muy seriamente, pero luego se calmó un poco — Y me alegra que te guste.

    Deren observaba como su hermana y su líder se iban, probablemente para dormir juntos. No podía creer lo que acababa de escuchar. Cair le había mentido a Reinor para adelantar el ataque a los garak. Al berrod le dio la sensación de que Reinor no estaba del todo convencido del éxito de su plan, y que probablemente hubiera querido esperar más tiempo para ejecutarlo. Pero lo que Cair le había dicho hizo que se adelantara todo lo planeado. Realmente estaba impresionado de que su líder de equipo se atreviera a mentirle al líder de toda la especie, pero, por otro lado, sentía que era lo mejor. Habían estado en guerra contra los garak por mucho tiempo, y lo que él más quería era poder contar con un lugar seguro para él y para su hermana.

    Las leyendas que los antepasados berrod contaban hablaban sobre unos seres capaces de manipular la energía a su antojo, valiéndose de ella para crear o destruir las cosas. Esa leyenda explicaba el origen del universo, y también el fin del mismo en la cultura de los berrod. Según las leyendas, unos seres con las mismas características se encargarían de destruir a todos los habitantes del universo y luego destruir el resto de cosas existentes. Sin embargo, esas leyendas tienen miles y miles de años de antigüedad, por lo que fueron muy pocos los que conocían la historia verdadera. Aparentemente, Cair era el último de aquellos que conocían la verdad, y se aprovechó de eso para engañar a Reinor.

    Deren seguía en shock por el atrevimiento de Cair, e incluso sintió interés en saber más sobre las leyendas, algo que varios de los berrod habían perdido. El soldado salió de sus pensamientos cuando uno de sus amigos lo llamó.

    — Dime, ¿quieres qué te presente a mis amigas mañana? — preguntaba el berrod, haciendo referencia a la charla que tuvo con él hace varios días atrás.

    — Seguro — respondió Deren, que, por una vez, mostraba interés en el tema — Pero más te vale que sean atractivas. Si la reproducción es obligatoria, quiero poder disfrutar de la misma.

    — Como si tu fueras una belleza del universo — decía su amigo, burlándose de él.

    De esa forma, ambos berrod se desviaron hacia una dirección del bosque diferente a la que marchaban en realidad. Deren por primera vez estaba interesado en hablar sobre aquel tema. Siempre se sintió acomplejado al no haber logrado conseguir salir con una chica por su cuenta, y varios de los berrod se burlaban de él por eso. Pero ya no le importaba mucho eso. Gracias a Cair, todos estarían concentrados en el ataque a los garak, y ya nadie se pondría a molestarlo.

    Mientras tanto, Keren y Cair estaban listos para empezar con sus relaciones. Dado a que Keren aún no llegaba al período de madurez reproductiva, no corría riesgos de quedar embarazada durante la actividad sexual, cosa de la que ella y su novio Cair sacaban provecho. Las relaciones entre los berrod solían durar en promedio unos veinte o veinticinco minutos. Una vez terminada la misma, ambos decidieron que iban a dormir bien, dado a que al día siguiente deberían partir en lo que sería el último paso de la guerra contra los garak. Keren quería hacerle una pregunta a su novio antes de dormir.

    — Dime, ¿las leyendas de los antepasados mencionan algo más que Reinor desconozca? — preguntaba Keren — Podríamos aprovecharnos de eso.

    — Lo dudo mucho — respondía Cair, algo desanimado — Lo único que yo sé y los demás no es que esos seres que son capaces de manipular la energía y crear y destruir cosas son de un inmenso tamaño. No sé cómo esa especie que nos atacó puede manipular la energía, pero por su tamaño es obvio que ellos no tienen nada que ver con lo que dicen las leyendas.

    — ¿Y tú crees en ellas? — preguntaba Keren, algo curiosa — Después de todo, una leyenda sigue siendo una leyenda.

    — Las conocía, pero nunca las llegué a creer — respondió Cair — Yo estoy convencido de que ningún ser superior creó el universo. De haberlo hecho, nos trataría como sus esclavos. ¿Cuál es el propósito de darnos vida si luego podemos hacer lo que se nos dé la gana? Nuestra creación es un misterio, pero sí sé que no fue obra de nadie. Además, nadie nos crearía si después tuviera la intención de destruirnos

    — ¿Y qué me dices sobre los seres que encontramos? — preguntaba la chica — Todos vimos que han sido capaces de usar energía.

    — Tiene que haber una explicación — respondió Cair, que ya estaba cansado de hablar sobre leyendas — Siempre hay una. ¿Qué te parece si nos vamos a dormir? Me cansé de hablar sobre esto.

    […]

    La nave de Black Meteor seguía acercándose a la Tierra. En unos seis días llegaría al planeta, y una vez que todas las demás naves lo lograran, daría inicio el ataque al Zenith. Los soldados de Black Meteor, y también el comandante, estuvieron entrenando duramente, dado a que sabían que ellos iban a participar en dicha misión. Ya sabían cómo sería el procedimiento, por lo que debían prepararse para el mismo. Frans y sus soldados entrenaron un largo tiempo el combate cuerpo a cuerpo, además de que también hicieron prácticas de tiro con sus armas y con energía disparada de sus cuerpos. Sería fundamental que los disparos fueran cien por ciento efectivos en el momento del ataque. Una falla podría significar una baja, y si las mismas se acumulaban, cumplir el objetivo sería muy difícil.

    Una vez que el entrenamiento terminó, los soldados se turnaron para darse duchas, y luego aprovecharían el día para descansar de la forma en que cada uno pudiera. Frans fue a la sala de comandos, esperando por alguna notificación de parte de Abel. Desde el día en que se dio la orden de regresar, no había escuchado sobre otros comandantes llegando al planeta. Eso quería decir que todos seguían en órbita, y que el plan probablemente se retrasaría un tiempo luego de la llegada a la Tierra. Sin embargo, para él era un alivio, dado a que no quería ser el último en llegar y contar con menos tiempo de descanso.

    Sus soldados no pensaban en eso de la misma forma que él, aunque si tenían en futuro enfrentamiento en mente, pero ahora mismo, era un momento para relajarse.

    Shun se encontraba en su habitación con Casey. Tras el entrenamiento, su compañera entró para estar con él. Estuvieron hablando un rato breve, y ahora ambos estaban apoyados en una de las paredes del cuarto. Ambos soldados estaban besándose apasionadamente, como si llevaran un largo tiempo saliendo juntos, pese a que fue apenas el día anterior que empezaron a entrenar juntos. Luego de un largo beso, ambos se separaron para tomar aire, momento que Casey aprovechó para hablar con Shun.

    — ¿Esto quiere decir que ya no sientes nada por Natasha? — preguntaba Casey, quien quería saber que era lo que Shun tenía en mente.

    — Ella me dijo que no quiere tener nada que ver conmigo, así que lo mejor es que me olvide de ella — le contestaba Shun, mientras le sonreía a su compañera — Realmente fui un tonto. Tú eres mucho más bonita que ella, no entiendo como no me di cuenta hasta ahora…

    — No quería cumplidos, quería que me dijeras si no sientes nada por ella — a pesar de todo, a Casey le agradaron las palabras de Shun.

    — Ya no importa, Natasha y yo no somos nada — contestó Shun.

    — Ella se lo pierde entonces — fue la respuesta de Casey, quien le dio un beso a Shun en la boca.

    — ¿Y qué hay de ti? — preguntó Shun después del beso — Creía que me odiabas por lo que hice.

    — Eres un chico muy atractivo, Shun — le respondió su compañera — Pero no creas que soy tonta. Si me llegas a golpear como golpeaste a Natasha, le cortaré los dedos de la mano y haré que te los comas y te bebas tu propia sangre hasta atragantarte — ella sonó muy en serio con lo que dijo.

    — Vaya, eres una chica ruda — Shun la manoseó un poco y luego le dio un beso en la boca — Vamos Casey, ninguno de nosotros se toma esto en serio. Ambos sabemos que esto que tenemos es una simple calentura y que no llegará a más. Dejemos de perder el tiempo y hagámoslo de una vez.

    — Lo siento, niño bonito, pero no me tendrás en tu cama tan fácilmente — Casey veía a donde quería llegar y lo detuvo.

    — Entonces tendré que seguir intentando.

    Los besos entre los dos continuaban. Ambos soldados estaban actuando como adolescentes en ese momento, pero les gustaba la compañía mutua, y les parecía muy divertido, por lo que no tenían problema en hacerlo.

    Paul se encontraba en su habitación descansando, mirando el espacio exterior por una de las pantallas que tenía cuando escuchó que se abrió la puerta de golpe. Stuart entró en la habitación del chico sin pedir permiso o avisar si quiera.

    — Oye, esta no es tu habitación, idiota — Paul estaba enojado con Stuart por eso.

    — ¿Qué tienes? ¿Acaso haces cosas indebidas con la puerta cerrada? — tras decir esas palabras, Stuart dejó salir una carcajada que incomodó y molestó más a Paul.

    — ¡¿Qué mierda quieres?! — el soldado se puso de pie para hacerle saber a Stuart que no estaba de ánimo.

    — Quería saber si le darías una paliza a Shun — dijo Stuart, confundiendo a Paul — Porque pasé por su habitación hace poco. Él está moviéndose a tu chica. Y por lo que escuché, le va mejor que a ti.

    — No me interesa — Paul ignoró las palabras de Stuart — Casey puede hacer lo que se le venga en gana.

    — Creí que estabas loco por ella — Stuart estaba confundido.

    — Me gusta, pero me cansé de intentar e intentar para que la respuesta siga siendo la misma. Si ella quiere ser mi novia en algún momento, no me negaré, pero yo ya no voy a insistir más.

    — Si yo fuera tú, le daría una paliza a Shun por meterse con mi chica.

    — ¿Le habrías dado una paliza a Ace? — Paul estaba harto de tener a Stuart en la habitación.

    — No entiendo a qué viene esa pregunta.

    — Entonces no lo sabes — Paul sabía que ahora tenía una oportunidad para molestar a Stuart — Escuché a Natasha hablar una vez. Ella dijo que Ace y Julie, la chica que deseabas, se llevaban muy bien cuando él estaba en el Zenith. Dijo que incluso ellos se habían besado. ¿Qué habrías hecho al respecto? Porque creo que Ace te habría dado una paliza si te le hubieras acercado a ella.

    — Buen intento, pero yo ya me olvidé de Julie por completo — Stuart no quería perder en el juego que él empezó.

    — De la misma forma en que yo me olvidé de Casey — contestó Paul — Así que, si no vas a hablarme de otra cosa, puedes salir de la habitación.

    Stuart se fue algo frustrado del lugar. Él recordó como Shun le dijo que era mejor soldado y que no valía la pena enfrentarse a él hace unos días. Quería darle una paliza por eso, dado a que no le gustaba que lo humillaran. Pero Shun estuvo comportándose bien últimamente ante los ojos de Frans, y no podría engañarlo diciéndole que Shun había empezado. El haber oído como Shun y Casey estaban besándose en su habitación fue una oportunidad que vio de hacer que fuera Paul quien empezara la pelea. Lo que planeaba era interferir cuando Shun estuviera dándole una paliza, y de esa forma, hacerle pagar a Shun por sus palabras saliendo impune. Sin embargo, Paul no cayó en su juego, incluso se atrevió a responderle de la misma forma que él. Stuart quería una lucha contra Shun donde pudiera ser brutal con él, pero aparentemente no tendría una oportunidad así de momento.

    Natasha se encontraba muy pensativa en su cama. La chica estaba muy preocupada por el ataque que realizarían contra el Zenith. El día de ayer se acercó al comandante para preguntarle algo, y la respuesta no le gustó en nada.

    Usted sabe que Ace es un soldado muy eficiente para una misión como esta — decía Natasha — Matarlo sería un desperdicio. ¿No cree que sería lo mejor que no sea uno de nuestros objetivos?

    Ya te dije como llevaremos el plan de Abel — contestó el comandante — Asaltaremos una base, destruiremos unos edificios, y luego mataremos al equipo de contraataque de Magnus. Si Ace está en la base, o en el equipo de contraataque, morirá; si no está en ninguno, sobrevivirá. No vuelvas a preguntarme lo mismo.

    Natasha rogaba porque Ace no se encontrara en ninguno de los dos equipos en el momento del ataque. Esperaba que estuviera en el espacio exterior, o que estuviera lo más lejos posible del lugar. Lo que menos quería era que el soldado muriera en lo que sería el último conflicto hostil de Zenith y Black Meteor.

    Fue entonces cuando Natasha recordó que Ace le ofreció irse con ella al Zenith, además de que su familia también debería integrarse al país. Ella en su momento se negó, dado a que creyó que su familia no aceptaría, o que se enojarían si ella se fuera al Zenith. Pero ahora, ambos países se unificarían tras el ataque, lo que quiere decir que el haber tomado esa decisión hace tiempo fue un grave error para ella. Si hubiera sabido que ambos países terminarían uniéndose, habría ido con Ace nada más después de que él lo pidiera. Sin embargo, ella se encontraría con él de todas formas, por lo que en su mente no había nada claro sobre si había tomado la decisión correcta o equivocada. La chica decidió dejar de pensar en eso. Iba a volver a ver a Ace, y eso habría pasado sin importar lo que hubiera hecho.

    — Dentro de poco volveré a verte, Ace — pensaba la chica muy ilusionada — Shun y yo ya no somos nada, lo que quiere decir que cuando te encuentre, tú y yo podremos estar juntos. Tal y como debió haber sido desde el principio.

    Tras recordar la forma en que Shun la había golpeado, Natasha sentía vergüenza por haber permitido que alguien como él fuera su novio. Se dio cuenta de que Shun se aprovechó por completo de ella en un momento de debilidad. Pero ya no quería pensar más en el pasado, solo tenía el futuro en mente.

    Xander y Claire estaban teniendo un combate de entrenamiento. Pese a que el entrenamiento del día había terminado, ambos soldados se quedaron un poco más para seguir aprovechando el tiempo. El soldado le lanzó un puñetazo que su novia esquivó muy fácilmente agachándose y moviéndose hacia el frente, para luego lanzarle un codazo a la espalda de Xander. Este recibió el golpe, el cual lo hizo avanzar unos pasos hacia adelante. Al voltearse, levantó su brazo izquierdo para bloquear una patada de la chica, dado a que adivinó que ese sería su próximo movimiento. Tras eso, Xander le lanzó una patada al estómago a Claire, quien se inclinó un poco por el golpe. El soldado trató de darle un codazo en el cuello, pero ella lo interceptó con su mano derecha. Antes de que pudiera golpearlo, Xander se apartó del lugar. Claire avanzó y quiso meterle un puñetazo al pecho, pero Xander lo esquivó girando las piernas y el cuerpo hacia la derecha, y luego, con su mano izquierda, le dio una palmada en el cuello a la chica, quien empezó a toser un poco.

    — Tus movimientos están muy imprecisos — Xander se preocupaba por Claire — Es la primera vez que te doy muchos golpes y tú me das muy pocos. ¿Ocurre algo?

    — No, nada, estoy bien — Claire atacó con los puños a su novio.

    Xander solo tuvo que retroceder para poder esquivarlo. Sin duda alguna, Claire estaba muy imprecisa durante la pelea. Para Xander se hacía algo extraño, dado a que ella siempre ponía la pelea muy difícil. El soldado procedió a darle un golpe de puño a la clavícula derecha de la chica, y luego repitió la acción apuntando a la izquierda. Con ambos golpes, Claire cayó de rodillas, y Xander solo tuvo que servirse de una patada no tan fuerte en el estómago para tirarla al suelo. Una vez allí, Xander decidió no retenerla, y darle la oportunidad de que se levantara para seguir la pelea. Sin embargo, Claire se levantó con las manos en alto, diciendo que se rendía.

    — ¿Por qué luchaste tan mal? — la preocupación de Xander aumentaba — ¿Qué te ocurre, Claire? No es normal en ti.

    — No lo sé… — Claire no entendía que pasaba — Hice los movimientos que hago siempre, solo que combinándolos de otra forma.

    — El problema no son tus movimientos — Xander se acercó a ella y la tomó de las manos — El problema está en el tiempo y la potencia que usas en los mismos. Tus golpes fueron muy fáciles de esquivar, y los que no esquivé no eran nada fuertes. ¿Te sientes bien?

    — No estoy segura de cómo me siento — Claire tenía miedo de lo que estaba ocurriendo — Es como si no tuviera fuerza para pelear.

    — Claire, estás nerviosa porque fuimos derrotados hace tiempo y hasta ahora no habías vuelto a luchar — Xander le dio un abrazo para consolarla — Perdiste confianza y no tuviste oportunidad de recuperarla con rapidez… Pero tienes que hacerlo. Una guerrera feroz como tú no se puede venir abajo así. Tienes que recuperar tu confianza.

    — Eso quiero, Xander, pero… — Claire estaba temblando — Solo pensar en esa especie tan temible, estremece todo mi cuerpo.

    — Deja de pensar en ellos, amor — contestó Xander — No vamos a volver a luchar contra ellos. Ahora vamos a luchar contra los soldados del Zenith. Ellos no son mejores que nosotros, y no puedes permitir que te ganen. Yo estoy seguro de que puedes ganar, la que tiene que estar segura eres tú.

    Claire apreciaba las palabras de su novio. Pese a todo el tiempo transcurrido, el no haber luchado en todo ese tiempo la hizo perder confianza en sí misma. Pero Xander tenía razón, ella debía recuperarla. Si no lo hacía, lo más probable era que terminara muerta. La chica agradeció el apoyo de su novio al darle un beso en la boca. Lo cierto era que necesitaría ayuda para mentalizarse bien antes del ataque al Zenith, pero Xander estaba dispuesto a ayudarla.

    […]

    El sol ya había salido en el planeta donde los berrod habitaban. Todos ellos estaban despertándose, sobre todo los que habían ido a dormirse mucho más tarde. Reinor estaba hablando junto con tres de sus mejores soldados, quienes aparentemente estaban ahí para darle consejos, aunque la decisión final pasaba por él.

    — ¿Realmente estás seguro de querer hacer esto? — preguntaba uno de los soldados — ¿Debemos temerle a una leyenda de hace miles de años?

    — No es una leyenda lo que asesinó a los hombres de Cair — contestó Reinor, que se mostraba firme en su decisión — Y yo no creo que esos seres hayan venido a destruirnos. Podrían ser una especie como nosotros, con la excepción de que pueden disparar energía. Yo preferiría esperar y darnos tiempo a fabricar muchas más balas y calibrar mejor las armas, pero si esa especie nos ataca en este planeta, estamos muertos. Si tomamos el control de la tecnología de los garak, podremos repelerlos con más facilidad.

    — Yo estoy de acuerdo con Reinor — Cair aparecía desde atrás de ellos, sumándose a la conversación — Además, hemos estado en guerra con los garak por mucho tiempo. Les hemos dado margen de mejora con los ataques fallidos a su planeta, lo mejor será eliminarlos de forma rápida ahora.

    — Cair tiene razón — contestaba el líder de los berrod — La guerra se ha prolongado por las precauciones que tuvimos que tomar. Pero si seguimos esperando más tiempo, los garak podrían volverse más fuertes, o le podríamos dar tiempo a esa especie para que nos localice y nos mate. Lo mejor será actuar rápido, y eliminar a los garak para siempre. Con ellos muertos, planearemos nuestra defensa cuando llegue el momento de luchar contra esa otra especie. Nadie va a llevarnos a la extinción. Los berrod vamos a sobrevivir. Y cualquiera que se atreva a cruzarse con nosotros, o a invadir nuestro hogar, será exterminado.

    Las palabras de Reinor inspiraban confianza a los tres hombres que estaban junto a él. Incluso Cair se sentía confiado de que podían ganarle a los garak y apoderarse de su planeta después de haber fracasado varias veces en el pasado.

    Una vez que ya todos estaban despiertos, se dio un aviso general, y todos los habitantes se subieron a bordo de las naves. Tanto los que eran guerreros como los otros trabajadores iban a dirigirse al planeta Sgarak, en donde se instalarían provisionalmente hasta que el control de Pgarak cayera por completo en manos de ellos.

    Cair se subió a su nave junto a su equipo y varios otros miembros de su especie. Se sentía feliz de que su plan de manipular al líder de su especie funcionara y que finalmente se dejaran de tomar tantas precauciones durante la guerra. Aunque había exagerado un poco, lo cierto es que él también temía un poco de una nueva aparición de esa raza que les había disparado energía de sus manos. Pese a su desventaja, lo pusieron en una situación problemática, e incluso lograron escapar de ellos, demostrando que no eran una especie difícil de acorralar. A diferencia de Reinor, Cair creía que lo mejor era encontrar a esa especie y asesinarlos a todos luego de erradicar a los garak, en lugar de esperar a que ellos vinieran a su planeta. Pero la única forma de que eso fuera posible sería manipular nuevamente a Reinor, y sería difícil ahora que ya había aprovechado la leyenda de sus antepasados.

    Keren y Deren se acercaron a su líder, siendo la chica la que se puso al lado de él.

    — Dentro de poco tiempo podremos vengarnos del tipo que asesinó a Orz — le decía Keren a su hermano mientras se acomodaba cerca de Cair.

    — Les prometo que atraparé al asesino de su hermano, y se los entregaré para que le hagan lo que ustedes quieran — respondió Cair, sacándole una sonrisa a ambos hermanos.

    — Hay tantas cosas que le quiero hacer a ese miserable — Deren expresaba sus sentimientos — Me encantaría mutilarlo y luego comerme sus extremidades en frente de él. Se lo merece por asesinar a Orz.

    — ¿Cómo decías que se llamaba? — preguntaba Cair, para asegurarse de atrapar al garak correcto — Ya saben que a mí me cuesta mucho recordar los nombres.

    — Los sobrevivientes al ataque donde Orz murió confirmaron que se trataba de Likar — contestaba Deren, recordando con furia a aquel garak — El que siempre nos miraba mal a todos nosotros. Nunca olvidaré a ese malnacido.

    — Sí, yo también recuerdo la forma en que nos miraba — su hermana compartía su furia — Me aseguraré de que sienta todo el terror del universo la próxima vez que nos vea.

    Mientras las naves avanzaban por el espacio exterior en dirección a Sgarak, el odio que los berrod sentían por los garak se intensificaba aún más. Estaba claro que el siguiente enfrentamiento que tuvieran iba a ser el último de todos. Ambas especies luchaban por el mismo planeta, y ninguna podría vivir en paz hasta no acabar con el último de todos los enemigos.

    En treinta días, cuando los planetas Sgarak y Pgarak estuvieran lo suficientemente cerca el uno del otro, comenzaría la guerra por la supervivencia entre ambas especies. Una guerra que ninguno quería perder.
     
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  16.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
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    Saludos, amigo. Ha sido un buen capítulo que nos ha mostrado a los Berrod tras algunos capítulos sin verlos. Tenía ganas de conocerlos un poco más y así ha sido, al parecer tienen leyendas a las que prestan atención y considerando que Cair es el único que parece saberlas, tengo la sensación de que es una especie de tipo sabio para los demás. Es interesante que piense que toda la humanidad puede usar la energía cuando realmente solo son BM y Zenith los que tienen esa habilidad. Al creer que la tiene toda la humanidad, le tendrán más miedo al menos hasta que comprueben que su idea es errónea.

    Por otro lado, no entiendo que hace Casey jugando al amor adolescente con Shun. Ha visto que clase de persona es y, pese a advertirle sobre si le hace lo mismo que a Natasha, no se le ve muy preocupada y parece que le da igual enrollarse con un idiota. Quizá Paul sea mas flojo en combate o más feo o lo que sea XD pero el tipo es más bueno que Shun en lo que se refiere a ideales y respeto. Me alegra que Paul haya dejado de ir tras Casey, sinceramente, estoy seguro de que el tipo encontrará algo mejor... o morirá en el proceso. Stuart quiere pegarle a Shun y eso es bueno para mí, porque no me gusta Shun :v de igual forma, Stuart es el típico compañero que mete mierda para que provoques una pelea. Paul le respondió de manera soberbia. Y sobre Natasha, bueno, teme encontrarse a Ace en el combate y estoy seguro de que lo hará, porque parece que sucederá.

    Finalmente volvemos con los Berrod. Decididos a atacar a los Garak, tienen 30 días para culminar la guerra entre ambos que parece que ha sido muy duradera. Espero que no, pero seguro que el desenlace de esa guerra tendrá consecuencias para la humanidad. Sino, no entendería que tienen que ver las dos nuevas especies en todo esto. Sin más que añadir, esperaré el próximo capítulo, como siempre. Hasta la próxima.
     
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  17.  
    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

    Cáncer
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    Tras un capítulo donde vemos como casi los matan, este es más relajado pero más explicativo. Tenía ganas de saber más sobre esas razas y como han ido evolucionando a través del tiempo, algo de su pasado y aquí lo tenemos...la leyenda del ssj que tanto temía Freezer(?okno. Es interesante ver como temen a los humanos por tener poderes aunque solo son unos pocos, eso les hará ir con precaución y quizás cometer algún error.

    En cuanto a Shun me alegra ver que sigue vivo y haciendo de las suyas, todo el equipo se acerca ya a la Tierra y nos has mostrado como se manejan en este tipo de situaciones, son rudos, soldados pero humanos y se muestran tal y como son.

    No tengo mucho más que comentar, solo espero esa gran batalla donde todos se pelearan y Shun vs Ace(?.

    Espero la próxima continuación con hype ^^
     
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  18.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Hola.

    Bueno, he tardado un poco porque he estado algo ocupado con algunas cosas, pero lo bueno es que finalmente me pude leer el capítulo.

    Debo decir que pese a ser un capítulo muy tranquilo, me siento un poco decepcionado porque no se mostró nada del equipo del Zenith, después de lo ocurrido en el capítulo anterior, pensé que el capítulo iniciaría con ellos, y cuando no fue así creí que se mostrarían a la mitad del capítulo, y al ver que no era así tampoco, pensé que entonces sería hasta el final que aparecerían, pero no fue así con ninguna de las opciones. Realmente me decepciona un poco, pero eso no quiere decir que no me gustara.

    Vemos que Shun aun no se puede llevar a Casey a la cama, y realmente eso dice mucho de ella, ahora me está gustando más ese personaje. Shun a dado por claro que lo único que tiene es una calentura, pero a lo mejor al final terminará interesándose en ella, eso, si es que no la terminan matando antes, porque a como van las cosas, todo puede pasar. Natasha se llevará la amarga sorpresa cuando vea Ace con Agustina, ya quiero ver la cara que pondrá cuando le caiga la sorpresa como agua fría.

    Y finalmente tenemos a los Berrod que han iniciado un largo viaje hasta uno de los planetas de los Garak. Me preguntó cómo reaccionaran estos últimos cuando los Berrod los lleguen a atacar, aunque supongo que deben sentirse preparados ante un ataque sorpresa, ahora que poseen a Alicia con ellos, no creo que les preocupe demasiado. Admito que me gusta mucho como se ha reflejado un poco mejor en este capitulo el deseo de los Berrod por obtener el planeta de los Garak. Es un concepto poco visto en películas y creo que eso hace que me guste más. Ya que una cosa es una guerra civil entre miembros de una misma especie, y otra es una guerra entre dos razas totalmente diferentes.

    No tengo más que decir, solo que disfrute mucho de leerlo, a pesar de que no se mostró nada del Zenith. Supongo que muy pronto sabremos cómo se sienten ellos respecto a la derrota y demás. Nos vemos la próxima oportunidad. Saludos.
     
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  19. Threadmarks: La unión entre nosotros - Parte 1
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Título:
    La Gran Catástrofe III Invasor Agresivo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    31
     
    Palabras:
    4573
    Hola, paso a publicar el capítulo número 11 de esta tercera parte. Después de un capítulo 10 algo tranquilo, les prometo que estos tres capítulos que vienen ahora, van a venir con todo. Sin exagerar, esta será una seguidilla de capítulos que realmente les va a gustar y mucho. No estoy diciendo que habrá acción en cada capítulo, solo que estos capítulos serán mucho más interesantes para leer que los capítulos anteriores, principalmente el 10, 8 y 7.

    Resistance Poikachum Zurel quería preguntarles si prefieren que la publicación sea los martes o los miércoles. Porque después del capítulo de la semana que viene, que publicaré un día martes, pasaré a publicar de nuevo los miércoles. Salvo que ustedes me digan que les gusta más que lo haga los martes. Para mí es exactamente lo mismo publicarlo en cualquiera de esos dos días, así que si se sienten cómodos con la publicación como va ahora, la puedo dejar así.

    Sin más distracciones, los dejaré con la lectura.


    La unión entre nosotros – Parte 1:

    Michael sentía un potente dolor de cabeza que le impedía levantarse. El soldado tenía una visión borrosa de todo lo que transcurría alrededor suyo, además de escuchar voces que no podía comprender. Por lo que se veía, su mente aún no se recuperaba del todo del daño recibido. Tras unos dos minutos en ese estado, la claridad empezó a volver a él, y fue allí que reconoció una voz familiar.

    — Michael, Michael — Devlin intentaba hacer que su hermano se pusiera de pie — ¿Estás bien?

    Fue entonces que Michael ya veía y escuchaba todo con claridad. Estaba recostado sobre el suelo mientras que su hermano estaba de rodillas al frente suyo, claramente preocupado por su estado.

    — ¿Devlin? — Michael quería ponerse de pie — ¿Están todos bien?

    — Aún sentimos algo de dolor por la paliza que nos dieron — Erin apareció por detrás de Devlin — Pero todos estamos con vida.

    Michael consiguió ponerse de pie. Al mirar a su alrededor, vio a Gwyn, Thomas, Ace y Agustina mirándolo preocupados, aparentemente por ser el último del grupo en despertar. Luego de darse cuenta de que Alicia no estaba, Michael miró a todos lados con la esperanza de que ella se encontrara allí. Al no verla, se dio cuenta de que los garak se la habían llevado. El soldado estaba muy furioso, dado a que no fue capaz de proteger a su novia de esa raza extraña, además de que habían sido derrotados en su propio planeta.

    — ¡Mierda! — Michael golpeó la pared del edificio con mucha ira — ¡Esos hijos de puta se la llevaron! ¡No puedo creer que haya pasado esto! ¡Vinieron a nuestro planeta y nos dieron una paliza!

    — No puedo creer que sean tan fuertes — Erin estaba asustada de pensar en lo que vendría — Si ellos tres pudieron ganarnos a todos, quiere decir que tienen una fuerza mayor a la nuestra.

    — No creas que es así — Ace daba su punto de vista — Ellos contaban con sus armaduras, mientras que nosotros no traíamos las nuestras, ni siquiera un traje de protección.

    — Sin mencionar que Richard no estuvo aquí con nosotros — Thomas le veía el lado positivo — Si él hubiera estado aquí, estoy seguro de que habríamos ganado.

    — ¡No tiene sentido pensar en supuestos ahora! — Michael no se había tranquilizado — ¡Ellos ganaron y se la llevaron! ¡Tenemos que traerla de vuelta!

    — Tal vez lo mejor sea dejarlo así — Gwyn no quería emprender una misión para rescatar a Alicia — Después de todo, ellos no están interesados en nosotros. Solo en Alicia.

    — ¡¿Pero qué te pasa?! — Michael gritó muy furioso contra la chica con la que una vez tuvo algo más — ¡Es una humana como nosotros! ¡Se supone que nosotros buscamos el bienestar de la humanidad! ¡Y eso comprende a toda la humanidad! ¡Incluso si se trata de los malnacidos de Black Meteor! ¡Es mi novia, no voy a dejarla así nada más!

    Gwyn se sintió mal por haber recibido esa respuesta. En primer lugar, que Michael le gritara tan agresivamente la hizo sentir despreciada, como si él hubiera olvidado los momentos que ellos pasaron juntos. En segundo lugar, porque no le gustaba que le gritaran como si la estuvieran regañando solo por dar su opinión. Y, en tercer lugar, porque Michael había dicho que Alicia era su novia. Sentía como si esas palabras solamente fueran un recordatorio para ella.

    — Michael tiene razón — Ace le daba la segunda a su soldado — Incluso aunque ninguna de las tres cosas fuera cierta, no podemos dejar a los garak con Alicia. Si ellos acceden a su memoria, sabrán muchas cosas acerca de la Tierra.

    — Además, Alicia estuvo en el Zenith y tiene información importante sobre el país — añadía Agustina, creyendo que lo correcto sería traerla de vuelta cuanto antes — Si acceden a ella, estaremos en peligro. La humanidad completa lo estará, pero nosotros lo estaremos más.

    — Ella tiene razón, lo mejor es partir de inmediato — respondió Michael — No ha pasado mucho tiempo desde que se fueron. Podremos alcanzarlos si vamos rápido.

    — Michael, sé que quieres rescatar a Alicia — Devlin veía que Michael no lo estaba pensando bien — Yo también quiero hacerlo. Sé que ella es importante para ti, y yo también querría hacer lo mismo si se tratara de Erin. Pero mira el cielo y dime que ves.

    Michael no entendía a qué se refería con eso, fue ahí que decidió levantar la vista para observar el cielo del país. La oscuridad estaba a punto de dominar el firmamento, dando a entender que las horas de día habían llegado a su final. Michael no tenía ni la más mínima idea de a donde quería llegar su hermano con eso.

    — Ya lo vi, ¿y? — Michael quería explicaciones.

    — Y… ya es tarde. No tenemos un vehículo para ir con Richard y avisarle de esto. La base también está incomunicada, y estamos muy lejos de un edificio donde podamos hacer una llamada. Ir caminando no es una opción a esta hora de la noche, hará frío y solo nos cansaremos. Cuando Richard venga aquí a buscarnos, le explicamos todo y nos vamos de inmediato al lugar donde están nuestras naves.

    — Devlin tiene razón — contestó Ace, sabiendo que Michael debería entender eso — Ahora mismo no podemos hacer nada. Debes entenderlo, Michael.

    — ¡No puedo! ¡No me puedo quedar de brazos cruzados mientras tienen a Alicia! ¡Ni siquiera sé que era lo que le estaban haciendo antes de que la encontráramos!

    — ¡Escucha! — Ace se acercó a Michael para tranquilizarlo de una vez — ¡No te vas a quedar de brazos cruzados! ¡Nadie lo hará! ¡Todos nosotros, y el comandante Richard iremos a salvar a Alicia mañana mismo! ¡No hay una gran diferencia en cuanto a las horas, y si vamos ahora mismo solo nos cansaremos sin haber conseguido nada! ¡Yo estaría igual que tú si se tratara de Agustina, y entiendo lo que estás pasando! ¡Pero tú mismo viste como nos derrotaron en combate! Lo mejor que puedes hacer es relajarte, y tranquilizarte. Te aseguro que Alicia estará de vuelta con nosotros, pero tienes que confiar en mí. Después de todo, tú me elegiste como líder del equipo.

    Michael realmente no tenía intenciones de tranquilizarse, pero supo que Ace tenía razón, por lo que no le quedó otra más que hacerlo. Si bien, sus deseos de partir de inmediato para ir a rescatar a Alicia no habían cesado, ahora estaba más tranquilo. Sin embargo, no era una tranquilidad total, ni siquiera se acercaba a eso.

    — Vamos a dormir — sugirió Erin, queriendo que las discusiones terminaran — Mañana le explicaremos todo a Richard.

    Todo el grupo estuvo de acuerdo con su compañera, y fue así que entraron a la instalación militar para tomar lugar en las habitaciones. Si bien, no todos estaban igual de tensos que Michael, era imposible que estuvieran del todo relajados. Sin importar por donde lo miraban, la pelea contra tres garak terminó en derrota para ellos. Aunque no contaran con armas o armadura, la habilidad de lanzar energía no les sirvió contra las armaduras que portaban los garak, y ese era un hecho innegable. El pensar en ello, y recordar también que los garak estaban en guerra contra los berrod, solamente los asustaba. Incluso aunque los berrod no fueran más fuertes que ellos, cosa de la que no tenían certeza, si estaban al mismo nivel, les darían problemas en un combate. Nunca creyeron que querrían unirse a Black Meteor, pero en este escenario, era la mejor opción de todas. Ninguno de los dos países estaba en condiciones para enfrentarse a una especie como los garak por separado. Después de todo, estaban hablando de un solo país contra una especie completa. Los soldados fueron a sus habitaciones para descansar un poco, o, aunque sea, intentarlo.

    Ace estaba a punto de dormir, cuando de pronto, Agustina entró y se acomodó en la cama junto a él. El soldado la abrazó con fuerza. Estaba agradecido de que no la hubieran asesinado, pero Ace se sentía mal por no haber podido ganar el combate, ni siquiera luchando junto a ella. La chica correspondió el abrazo, y ambos se abrazaron sin decir una palabra. Sus miradas lo decían todo. La lucha contra los garak sería difícil, pero por ningún motivo podían dejar que estos accedieran a la memoria de Alicia y obtuvieran información del Zenith. Sería una lucha difícil, y si se presentaban a pelear en su planeta, lo más probable era que los garak intentaran matarlos. Por lo que debían prepararse bien antes de luchar contra ellos.

    Erin y Devlin no sabían que hacer en ese momento. Los dos tenían en claro que debían recuperar a Alicia, pero tres garak solos pudieron derrotarlos por completo, además de que no lucharían solo contra los tres que atacaron cuando estén en su planeta, sino que tendrían que afrontar una pelea contra muchos más. Después de todo, ahora que ellos conocen el diseño de su nave, lo más probable es que intenten derribarla como hicieron con la nave de Coast Trident en su momento. Los dos chicos se abrazaron y decidieron dormirse, aunque a Devlin le costó más conciliar el sueño. Había estado toda su vida al lado de su hermano, y Alicia era la primera chica con la que había empezado un noviazgo. Estaba claro que para Michael era especial, y tenía miedo de cómo podría afectarlo el hecho de que se la hubieran llevado.

    Thomas, por su parte, se sentía mal por Michael. Pero además de eso, sentía frustración. Michael y Devlin se encontraban felices y eso era obvio. Si él decía la verdad acerca de la muerte de Julie, lo más probable era que no los afectara demasiado, debido a que había pasado un tiempo desde aquel día, además del hecho de que sus vidas no eran tan malas. Pero ahora, Alicia fue llevada de nuevo a Tgarak, y estaba claro que Michael estaría muy tenso. El decirle que él había ocasionado la muerte de Julie de forma indirecta lo haría enojar, y al recordar la pelea que Michael tuvo contra el garak Likar, se dio cuenta de que Michael era más fuerte que él en ese momento, y no era conveniente hacerlo enojar. No le gustaba quedarse con ese secreto, pero no tendría otra opción ahora mismo.

    Gwyn era la menos entusiasmada respecto a la misión de rescatar a Alicia. No era que ella tuviera deseos de ir a rescatarla después de que Michael cortara lo que había entre ambos para irse con Alicia. Aunque sí reconocía que Ace y Agustina decían la verdad sobre impedir que los garak tuvieran acceso a su mente. Sin embargo, su bienestar no le preocupaba en lo más mínimo. Si Alicia salía viva o no era igual para ella, después de todo, los garak no tendrían acceso a sus recuerdos si ella se encontraba muerta. Una parte de ella se sentía mal por desear que no sobreviviera, pero otra parte deseaba que muriera. Estaba segura de que Michael se sentiría mal, pero tal vez, podría olvidarse de ella.

    Mientras tanto, Michael era quien peor la estaba pasando. No podía dejar de pensar en lo mal que lo estaría pasando Alicia en ese momento. Ella estaba tan emocionada por unirse al Zenith e integrarse al equipo, además de pasar los días junto a él, y los garak le habían quitado esa posibilidad. Michael no tenía idea de que era lo que los garak querrían hacer con ella, solamente quería asegurarse de recuperarla a salvo, además de no dejar a ninguno de ellos con vida. A su mente vino el momento en el que Black Meteor se llevó a Julie para convertirla en una soldado más de sus filas. No tenía certeza de que los garak intentaran hacer lo mismo, pero la situación era similar, después de todo, estos intentaban tener acceso a su mente.

    — Es la misma situación que hace un año — pensaba Michael recordando tristemente a Julie — Pero esta vez no dejaré que me quiten a alguien a quien quiero. Esta vez será distinto.

    Michael entonces empezó a pensar más en ambas situaciones, y fue ahí que se dio cuenta de que había una gran diferencia entre lo que ocurrió con Julie y lo que estaba ocurriendo con Alicia. Él no tenía idea de donde se encontraba la base de Black Meteor en ese tiempo, pero ahora sabía a la perfección en donde se encontraban los garak. Y luego recordó algo que vio durante el día: las naves que Magnus había ordenado construir. Michael pensó que esas naves deberían ser más rápidas por ser más pequeñas, además de que, al ser de menor tamaño, podrían pasar desapercibidas para los radares de los garak. De esa forma, una idea cruzó su mente. El soldado esperó unos veinte minutos más, para así asegurarse de que todos sus compañeros estarían dormidos, y luego de eso, salió de la base, asegurándose de que nadie lo podría escuchar.

    […]

    La nave de Black Meteor estaba acercándose al Sistema Solar. En solo unos tres días cruzarían al interior de dicho sistema, y en dos días más llegarían a la Tierra. Frans hizo una llamada a Abel, quien le confirmó que todavía no había llegado ninguna de las otras naves enviadas, por lo que ellos probablemente serían los primeros. El comandante puso a sus soldados en contexto, y les dijo que se pusieran a entrenar en estos días que les faltaban para cruzar el sistema solar, y que luego, podrían aprovechar los dos días de llegada a la Tierra para poder descansar.

    Los soldados entrenaron juntos en el gimnasio, y luego algunos se retiraron a descansar mientras que otros se quedaron. Los que iban a descansar iban a tomarse solamente un par de horas antes de reanudar el entrenamiento.

    Ahora mismo, en el gimnasio se encontraban Shun y Casey. Ambos soldados se preparaban para lo que sería un combate entre ambos. Por alguna razón, Shun se mostraba muy feliz de tener ese combate.

    — Recuerda lo que hemos apostado — le decía Shun, asegurándose de que su compañera no lo olvidara — Si yo gano, tendrás que pasar la noche de hoy conmigo.

    — Lo recuerdo bien, Shun, no tengo problemas de memoria — Casey le sonreía a su compañero — Y no creas que vas a ganar. Yo no hago apuestas si creo que hay posibilidades de perder.

    — Lo único que sé es que hoy tú y yo lo vamos a pasar bien — contestó Shun.

    Ambos soldados dieron inicio al combate. Pactaron que usarían golpes en cualquier parte del cuerpo, excepto en los tobillos o en la cabeza, fuera de eso, cualquier golpe en cualquier parte del cuerpo era válido. Shun corrió hacia ella, tirándole un puñetazo con la mano izquierda, el cual Casey bloqueó con facilidad levantando su rodilla derecha, para atacar con un codazo al cuello, el cual Shun bloqueó con su mano sin dificultad alguna. El soldado aprovechó la poca distancia entre ambos y le dio un golpe fuerte en el estómago, el cual hizo que Casey retrocediera unos centímetros, pero estaba lejos de ser derrotada. La chica levantó su pierna y quiso darle una patada a Shun, quien inclinó su cuerpo para esquivarlo, y luego le lanzó una patada al costado derecho de la chica, que ahora retrocedió un poco más.

    Casey atacó con tres golpes de puño, donde los primeros dos fueron bloqueados por Shun con los codos, y el tercero fue esquivado al moverse al costado. Shun tenía la pelea dominada, por lo que decidió terminarla de una vez. El soldado corrió hacia la chica intentando lanzarle un puñetazo, pero para su sorpresa, Casey se movió hacia él en lugar de alejarse. La chica se agachó para esquivar el ataque mientras movía los brazos hacia arriba, logrando interceptar a Shun al tomarlo del brazo.

    — ¡¿Qué haces?! — Shun no entendía lo que pasaba.

    Casey le lanzó un rodillazo potente al estómago de Shun, que lo recibió de lleno al estar tan cerca y sin posibilidades de bloquearlo. Posteriormente, la chica le lanzó tres ataques iguales que lastimaban a Shun cada vez más, sin darle posibilidades para evitarlo. Luego del cuarto rodillazo, Casey lo soltó y luego corrió para ponerse detrás de él, donde les lanzó una patada a ambas piernas a la altura de las pantorrillas, evitando golpearlo en los tobillos. Shun perdió el equilibrio y terminó cayendo hacia atrás, golpeándose la cabeza contra el suelo. Antes de que se levantara, Casey puso sus manos sobre los hombros de su compañero para evitar que se levantara, ganando así la pelea.

    — ¿Qué demonios pasó? — el soldado no podía creer que había sido derrotado.

    — Te dije que no iba a perder — la chica le hablaba en un tono provocativo como forma de burla — Así que supongo que no te divertirás esta noche — antes de levantarse, se acercó para susurrarle algo al oído — Y deberías considerar si realmente eres el segundo mejor del equipo.

    Tras decir esas palabras, Casey se levantó y se fue de la sala de entrenamiento, mientras que Shun miraba con rabia como se iba. Aunque luego recordó que debía tranquilizarse si no quería ser castigado otra vez. El soldado se levantó del suelo con su orgullo derrotado, dado a que su compañera le había ganado la pelea. Fue entonces que empezó a cuestionarse si realmente era el segundo mejor del equipo en ese momento.

    — Maldita sea, si lucho así Ace me va a asesinar — Shun se puso a recordar la rutina de ejercicios que Frans le había dado hace más de un año — Debería dar un repaso a los ejercicios que recomendó el comandante.

    Mientras tanto, Stuart se encontraba junto al comandante Frans, Xander y Claire. Los cuatro estaban estudiando una imagen que Abel les había enviado. En la misma se podía ver un nuevo prototipo de armadura, el cual era muy similar a las que usaban actualmente en diseño, pero estas incluían un casco equipado con lente de visión nocturna, ideal para el ataque contra el Zenith, además de contar con un mecanismo oculto en las muñequeras. Dicho mecanismo era un compartimiento en el cual podrían introducir cinco balas, y al realizar un movimiento reconocible, una bala sería disparada, tomando por sorpresa a cualquiera que estuviera cerca de ellos.

    — Son perfectas — Stuart no podía esperar para probárselas — Muero por meterle una bala en la boca a un soldado del Zenith. Aunque me gustaría también tirarle un par de dientes con la misma.

    — Tranquilo, Stuart — Xander lo interrumpió un poco — Las balas en la muñequera son para casos de emergencia o de combate cercano. No las gastes queriendo matar a los soldados del Zenith de forma extraordinaria. El objetivo de la misión es matarlos.

    — Y te aseguro que estarán muertos — Stuart tenía ganas de llegar a la Tierra de una buena vez — Es más, tienes mi palabra de que yo seré el que más soldados mate.

    — ¿Cuánto tardarán los otros comandantes en llegar? — preguntaba Claire, queriendo saber cuánto tiempo esperarían antes del ataque.

    — Ni idea, Abel no me dio esa clase de información — respondió Frans, sabiendo lo mismo que sus soldados.

    — ¿Por qué no atacamos al Zenith con los soldados que se quedaron en el país? — preguntaba Claire, creyendo que estaban tomando muchas precauciones — Ellos tienen que servir para algo.

    — Ellos van a proteger Black Meteor durante el ataque — contestó Frans, explicándole el motivo de la tardanza a su soldado — Los mejores soldados atacaremos al Zenith, mientras los menos destacados se quedarán en un terreno conocido. Es la estrategia de Abel para asegurar la victoria.

    — Me pregunto si ellos estarán preparando armaduras como las nuestras — decía Xander — Tal vez Abel debería tener una reunión con Magnus y aprovecharla para obtener más información. ¿Qué tal si ellos tienen un armamento parecido?

    — En caso de que lo tengan, no se lo darán a todos sus soldados — respondió Frans, seguro de lo que había dicho — Y Magnus podría sospechar si Abel propone una reunión y no llegan a un acuerdo dentro de la misma. Una cosa es que Magnus la propusiera, pero no será el caso.

    Los soldados se daban cuenta de que las palabras de su comandante tenían sentido. Igualmente, la estrategia para el ataque al Zenith era muy buena al criterio de todos ellos, y estaban seguros de que obtendrían la victoria en dicho ataque, además de contar con el elemento sorpresa de su lado. Antes de que Black Meteor y Zenith se unificaran, le iban a demostrar a sus futuros compañeros que ellos eran los más pesados en la balanza.

    Paul, por su parte, decidió ir a ver a Natasha. Durante el entrenamiento, el soldado notó algo raro en ella, y quería asegurarse de que se encontraba bien, sobre todo con el poco tiempo que quedaba para el ataque. La chica escuchó que llamaban a su puerta, y le dio a quien estuviera del otro lado, el permiso para entrar.

    — ¿Qué quieres, Paul? — preguntó la chica.

    — Tengo que preguntarte algo — respondió el soldado — He visto tu expresión durante el entrenamiento, y a diferencia de todos los demás, tú estás muy relajada con respecto a la misión de ataque al Zenith. Incluso parecería que estuvieras feliz. ¿No tienes en cuenta lo peligroso que será estar en su territorio, o lo importante que es para Black Meteor conseguir la victoria? ¿O acaso no te afecta?

    — No me preocupo porque sé que esta vez ganaremos — contestó Natasha, mirando con ojos optimistas el futuro — Y estoy feliz porque, una vez que nos integremos en un solo país, volveré a ver a Ace. Y estoy segura de que él también estará feliz de verme.

    — No me tomes esto a mal, pero… — Paul no sabía cómo decirlo — ¿Qué garantía tienes de que Ace siga vivo? El Zenith nunca reveló cuál de sus soldados murió cuando llegaron al planeta donde obtuvimos nuestra habilidad de materializar energía, e incluso aunque no hubiera sido él, podría haber muerto en otro planeta.

    — Conozco bien a Ace — respondió Natasha — Tal vez no mucho, pero lo poco que lo conozco lo conozco bien. Él no dejaría que nada ni nadie lo asesine. Ni siquiera el comandante Morris pudo con él. Estoy seguro de que él está vivo, y más fuerte que nunca.

    — ¿Cómo crees que reaccionará cuando nos vea de nuevo? — preguntaba Paul, quien esperaba que las palabras de Natasha fueran ciertas, dado a que consideraba a Ace como un gran soldado.

    — A los demás no estoy segura — contestó la chica, esperando el día para encontrarse con él — Pero sé que estará feliz de verme de nuevo a mí. Todo será como debió haber sido hace un año atrás.

    Paul se sorprendía por el optimismo que mostraba Natasha, realmente era algo alentador, dado a que inspiraba confianza en que el día de mañana todo estaría bien para ellos. Sin embargo, antes de gozar de la calma, se debe atravesar la tormenta, y eso era algo que Paul sabía muy bien. El soldado dejó a Natasha con sus pensamientos y decidió irse a entrenar, cuando se cruzó con Casey.

    — Hola — la chica lo saludó.

    — Hola — Paul devolvió el saludo, aunque sin entusiasmo — ¿Puedo hacer algo por ti?

    — No, solo quería saludarte — Paul sentía que Casey estaba bromeando con él — ¿Vas al gimnasio?

    — Así es — contestó el soldado, desinteresado en seguir la conversación.

    — Pues tienes suerte, porque Shun está ahí — le contestó la chica — Y si me preguntas, está algo deprimido.

    — ¿Qué fue lo que pasó? — Paul no sabía a qué se refería su compañera.

    — Digamos que acabo de robarle la ilusión de pasar una noche conmigo — fue la respuesta de Casey, quien siguió su camino.

    Paul se alegró un poco por eso. Si bien, ya no intentaría convencer a Casey de ser su novia, le alegraba que Shun tampoco lo lograra. El soldado decidió ir al gimnasio y ponerse a entrenar. Después de todo, esas eran las órdenes del comandante.

    […]

    Michael había llegado hacia el lugar donde las naves que había visto más temprano el día de hoy se encontraban almacenadas. El lugar estaba desprotegido, para la suerte suya, por lo que acceder al lugar era muy sencillo. Fue ahí que las vio. En diseño eran muy similares a la nave de gran tamaño que habían utilizado para explorar el universo, pero el tamaño variaba demasiado. Calculó que solo entrarían cuatro personas, o cinco como mucho. El soldado entró y se dio cuenta de que había unas tres armaduras tiradas en el suelo, probablemente pertenecientes a los que se encargaban de probar las mismas. El soldado lo consideraba un regalo de los dioses, pero primero debía ver si alguna de las tres le quedaba bien.

    Se probó la primera armadura, la cual le iba muy ajustada, por lo que se la sacó de inmediato. Al probarse la segunda armadura, ocurrió lo mismo, llegando a pensar que o él era muy grande de tamaño, o el resto de la gente era muy pequeña. La última armadura le quedaba grande, pero eso era preferible a que le quedara ajustada, además no sobraba demasiado espacio. El soldado decidió subirse y ver si las naves tenían todo lo necesario para salir. Para revisar eso, la puso en funcionamiento, haciendo un gran ruido que probablemente hubiera despertado a cualquiera que se encontrara cerca. No era el caso de sus compañeros, dado a que la instalación se encontraba lejos de donde él se encontraba. Al revisar todo, se dio cuenta de que la nave estaba en perfectas condiciones, llegando a creer que Magnus fue muy descuidado al dejarlas ahí, pero ese descuido le ayudaría a cumplir su objetivo. El soldado recorrió la nave para asegurarse de una cosa más.

    — Maldición, apenas hay provisiones cargadas aquí — Michael observó que las provisiones que estaban allí, a duras penas alcanzarían para seis días si se trataba de una persona sola y comiendo solo un bocado pequeño por día — Tendré que regresar a la base donde estamos y tomar toda la comida que queda — Michael creyó que, si la racionaba correctamente, habría suficiente para él y para Alicia en el viaje de vuelta.

    Fue entonces que Michael decidió no esperar más. Recordando lo ocurrido cuando Julie fue capturada, se prometió a sí mismo que eso no volvería a suceder, y menos ahora que tenía la oportunidad de rescatar a Alicia por su cuenta. Mientras más rápido lograra llegar a ella, menos daño le causarían los garak, y esa era su prioridad número uno en ese momento.

    — Solo espérame un poco más, Alicia — decía Michael muy decidido a rescatarla — Te traeré de vuelta conmigo.
     
    Última edición: 15 Octubre 2018
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    Poikachum

    Poikachum Gurú Comentarista empedernido Usuario VIP

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    Y esto se va a descontrolaaaaaaaaarrrrr xD. Hemos visto que Shun tiene mucho margen de mejora, ese combate le ha abierto los ojos y creo que vamos a ver a un Shun mucho más fuerte en el futuro, espero que no muera dado que le he cogido cariño al prota. Entiendo la frustración de Michael pero lo que va a hacer es muy arriesgado, no creo que salga muy bien parado, incluso me he imaginado que cuando arranca la nave explota y lo deja medio muerto xD.

    Ahora que quiere llegar hasta Alicia y enfrentarse él solo a los garak veremos como sale eso, creo dos opciones:

    1-No saldrá porque aparecerá Ace y lo evitará
    2-Saldrá a buscarla poniendo en peligro su vida y la de sus compañeros.

    En este capítulo no ha habido mucha acción pero sigue siendo muy bueno, vemos como reaccionan los personajes, como tratan de apoyarse a pesar de sus diferentes personalidades, como aún con poderes Michael no ha perdido su humanidad...muchas cosas positivas. Eso es lo que me gusta de la historia, una de muchas, que los personajes se desarrollen muy bien, como personas que son, con errores y no perfectos.

    En cuanto al día lo dejo a tu elección :D, pero me gustaria que fuera Martes un capítulo y Miercoles otro en la misma semana xD. 2 capítulos por semana esta muy bien eh jejeje

    Sin más que decir...esperaré a la continuación.
     
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