Steve Stone Salí de la Torre Desafío, con Phanpy en mi hombro. Estaba sonriendo a medias... tenía una sensación de victoria, pero no completa. Es que todo se alargó mucho y de repente, tuvo un final como medio inconcluso. ¡Pero no importa! Esto es sólo el comienzo, después vendrán batallas mucho más intensas y lo daré todo, y mis futuros rivales también. Compartí una mirada de emoción expectante con el elefantito. Él estaba realmente motivado, porque por fin iba a poder brillar. ¡Más vale tarde que nunca! —Ciudad Acuarela... ¡allá vamos! Noivern salió de su pokébola, y nos llevó volando a gran velocidad hacia la ciudad más alta de toda Galeia.
Lucas Diamond Montado sobre la espalda de Archeops, recorrí a gran velocidad las distintas regiones de Galeia. Para ser realistas, había pasado tanto tiempo en Udan que apenas podía recordar la localización de algunos lugares, como el gran pantano o la mansión abandonada. No obstante, la sensación de emoción al volar a mis destinos no desaparecía por mucho tiempo que pasara. Es más, tras mi larga estancia en Udan, donde debía caminar, volar se sentía una forma rápida y mucho más cómoda de vivir. Lejos de vagar sin rumbo, tanto Archeops como yo nos entendimos a la perfección. Ambos sabíamos que nos tocaba ir a la Torre Desafío, como acostumbrábamos a hacer. De nuevo, intentaríamos el nivel difícil. Aunque la última vez nos dio resultado, en esta ocasión podríamos enfrentarnos a un rival completamente distinto que pudiese neutralizar nuestra estrategia. Por ese motivo, precisamente, la torre era el mejor sitio para entrenar.
Lucas Diamond El combate se alargó demasiado para lo que esperaba. Mis intenciones eran tener una batalla rápida y poder marcharme a mis tareas, como acostumbraba, pero el rival se demoró en exceso en hacer su movimiento. No me extrañaba que no tuviese rivales... Tuve que abandonar el combate muy a mi pesar, consiguiendo una victoria por default. Recapitulé mis próximos objetivos. Udan llevaba tiempo esperándome, pero había algo en Galeia que había olvidado por completo... debía seguir buscando las eonitas. Combatir con Jolteon me recordó que, probablemente, un Vaporeon estaría en algún lugar sufriendo, esperando una ayuda que no llegaba. ¿Dónde se encontraba? Era en alguna ruta, en alguna caverna submarina, ¿cierto? Volé a lomos de mi Archeops para ir a ciudad Lienzo a preguntar si alguien sabía algo.
Lucas Diamond Al fin en Témpera. Las calles quedaron desoladas pese al poco tiempo que había pasado. Las farolas estaban todas encendidas y no había ni un solo coche circulando por la carretera. El paisaje era demasiado solitario. —Mejor que vaya al Centro Pokémon a buscar refugio, no me conviene quedarme por aquí. Con la ayuda del poké-reloj y su función de mapa conseguí ubicar el edificio a unas cuantas manzanas de donde me situaba. Así pues, comencé el paseo que me esperaba por delante, encerrado en mis propios pensamientos. Durante minutos nada cambió, salvo los edificios de la calle que atravesaba. Pero al cabo de un rato, algo perturbó mi calma. Un sobre cayó a mis pies, del cielo. ¿Del cielo...? Miré sorprendido hacia arriba, pero no pude ver más que un Spritzee que era arrastrado por la brisa nocturna. ¿Acaso la habría dejado caer él...? Al abrir la carta, pues supuse que no era casualidad que estuviese ahí, vi una pulsera y una mensajes. —¿Uh? ¿Qué es esta pulsera? —me pregunté mientras desdoblaba la carta. Lo que dentro leí me dejó impactado. "Hay problemas en el mundo de los sueños. Por favor, usa esta pulsera cuando vayas a dormir. Esto no es una broma" —¿¡C-cómo que esto no es una broma!? ¿¡Qué es eso del mundo de los sueños!? —exclamé al aire, esperando que si era una broma de mal gusto, el artífice diera la cara. Pero no fue el caso, nadie apareció; ahí solo estaba yo parado en mitad de la calle, a unos minutos de llegar al CP. ¿Debería... Hacer caso al mensaje? Alcancé finalmente mi destino y pedí una habitación para descansar y ordenar mis ideas. Quienquiera que hubiese mandado ese mensaje... Podría estar en apuros. ¿Qué debía creer? Tras unos segundos de duda, ya tumbado en la cama y con el pijama puesto, me armé de valor y decidí ponerme la pulsera. Y comencé a soñar...
Mimi Honda Desperté de un sobresalto sobre la cama de mi habitación del CP. Aunque el corazón me latía acelerado, no me sentía como si hubiese despertado de una pesadilla si no de un sueño muy extraño. Del sueño lúcido más extraño de mi vida. A pesar de todo, sabía que había sido real, muy real, y todo gracias a aquella pulsera que llevaba en la muñeca. Tardé un breve momento en ponerme en situación. En recordar todo lo que había pasado dentro del mundo de los sueños. Una parte de mí se rehusaba a creerlo... pero ya había estado dentro de un ordenador, así que entrar dentro de un sueño sonaba lógico en comparación. Darkrai, Lysson, Bruno Black... gracias al sacrificio de este último logramos escapar con vida después de que Alpha atrapase a Darkrai. ¿Pero a qué precio? Lysson quedó atrapado en el interior del sueño, para siempre... y Bruno Black había... Me mordí el labio inferior. De verdad era tan injusto. ¿Por qué había acabado de esa forma? Era su voluntad, había sido un héroe salvándonos... y había dado su vida por nosotros. Solo debía recordar a Alpha... pero nos había salvado a todos. Al menos el mundo de los sueños estaba a salvo de la influencia del Rey de las Pesadillas. Alpha lo había atrapado, tal y como se propuso. Alpha... Me incorporé de la cama. Había algo que tenía que hacer ahora. Sin mundos oníricos que corrían peligro y entes megalómanos maníaticos no tenía ningún tipo de excusa para no escucharme. Y yo tenía mucho que decir. Demasiadas cosas guardadas dentro. Llamé a la puerta de su habitación. —Alpha, sé que estás despierto— dije. No sabía muy bien que decir, era consciente de que Bruno era su amigo y que su estado actual podía ser delicado. Pero decidí ser simplista— Tenemos... un combate pendiente en la padrera ¿recuerdas? Eso podía hacerme sonar como una desalmada. —Oye, yo... siento lo de Bruno— murmuré— Estoy segura de que teníais una relación estrecha. Y descubrir que sobrevivió a la caída para haber estado a punto de ser poseído por Darkrai no debe ser fácil. Pero... fue un héroe y nos salvó. Esa fue su última voluntad. Estoy segura de que en vida era una persona increíble. Contenido oculto Mimi sincera is so goals (?) Gold-Kun
Alpha Xenodis. —¡GAH! Desperté de un grito. Estaba completamente sudado, mi pulso iba a mil, sentía una presión en mi pecho y por sobre todas las cosas estaba asustado. Ya no recordaba lo que había pasado tras la batalla con Darkrai... Seguramente había estado soñando algo y por eso no tenía idea de qué había pasado, ¿pero fue un sueño? No... Una pesadilla. ¿Qué me hacía pensar eso? Lo que estaba en mi mano derecha: Un esférico con el señor de las pesadillas en su interior. Wow... De verdad mi suerte me había beneficiado una vez más, ¿eh? Pero no solo eso... Mis compañeros igual estuvieron ahí. Desde ahora era mi deber el cargar con él por todos... Por Bruno. Me había quedado en la cama pensando por un rato en todo lo ocurrido. Ya había borrado una parte de los recuerdos, todo por ser la emoción del momento y vivirse a una velocidad inexplicable, pero aun así solo podría rondar la idea de que había ignorado su estado por muchos años... Y que mi instinto hablase cuando entré en el sueño de Destiny... ¿En verdad soy una especie de Mightyena alfa? Al menos ahora podría descansar en paz. —Pero... fue un héroe y nos salvó. Esa fue su última voluntad. Estoy segura de que en vida era una persona increíble. Sí... Tienes razón. Gracias, Mimiko. —Espero mi nuevo compañero no te haya causado pesadillas. Me disculpé por parte de él de manera inmediata, entonces me regresé hacia adentro para poder tomar mis cosas: Me coloqué la sudadera encima y tras ello colgué mi mochila a mis espaldas. Ahora estaba completamente listo para ir con ella a pelear... A probarla. —¡Es hora del combate!—Dije, intentando parecer animado. Tenía dudas aún, pero necesitaba mi mente limpia para poder luchar. No más rabia; No más frustraciones; No más que Alpha concentrado. Tomé la mano de la rubia en ese momento y simplemente decidí salir con ella del Centro Pokémon, donde simplemente me decidí a tocar el pitido del silbato que colgaba en mi cuello. La señal fue interpretada en breves y ante nosotros apareció el colosal pokémon. —Shen, vamos a la Pradera. Bajó su cabeza y entonces tomé a Mimi en mis brazos, cosa arriesgada pues ella se había estado quejando en el camino, pero no importaba. No quería que Rayquaza rechazase su presencia sobre su cabeza. Claro, tras subir la dejé a mi lado sobre la tibia y escamosa piel del Legendario. Emprendimos el vuelo entonces.
Hubert Mattsson Abrí los ojos suavemente, sin sobresaltos. Pese a que había conciliado el sueño en el mundo real, me sentía más cansado que cuando apoyé la cabeza en la almohada. En mi mente aún se proyectaban, nítidas, el rostro decidido de Bruno Black y la expresión desesperada de Lysson, atrapado en el sueño que estaba a punto de colapsar con él en su interior, extendiendo la mano para salvarse de su cruel destino. Me sentí realmente desanimado… A mí… Me habría gustado salvarlos a ambos, pero todo lo que pude hacer fue ver cómo desaparecían. Sentí el movimiento de un cuerpo pequeño y cálido junto a mí cabeza. De soslayo pude ver que se trataba de Shaymin, aun en su forma Cielo, sumido en un sueño profundo y, decididamente, más plácido que el que acababa de vivir yo. Me incorporé con cuidado de no despertarlo y me senté sobre la cama con un prolongado bostezo. Los ojos rojos de Serperior se enfocaron en mí, desde las cercanías de la ventana. También estaban Gardevoir y Cresselia. Al verme despertar, ambas pokémon se acercaron a mí y, tras comprobar que me encontraba en perfecto estado de salud, el Hada Soñadora me dedicó una sonrisa muy cálida, mientras que la Guardiana hacía lo propio. —Gracias, muchas gracias. Asentí con una sonrisa desganada e hice un movimiento con la mano, como diciendo “no es nada”. Ambas pokémon contuvieron una pequeña risita y regresaron a sus pokébolas (aunque Gardevoir antes aprovechó para acariciar la cabecita del dormido Shaymin). Estar con mis pokémon me reconfortó un poco, de cierta manera. Y hablando de eso… Puse todas las pokébolas sobre mi cama y las conté, comprobando que, efectivamente, acababa de aparecer la de Hoopa. Tenía ganas de entenderme con él y hacerle saber que no era necesario aplastar a cuanto sujeto se cruzase en su camino, pero aquel no era el lugar ni tenías las energías para hacerlo. Sin embargo, consideré que ya había dormido lo suficiente. Me puse el calzado, ordené el contenido de mi mochila y me retiré de la habitación, seguido por Serperior (pues Shaymin también regresó a su esférico). Pero al devolverle la llave a la enfermera Joy, me encontré con otra noticia: —Nos ha llegado un envío desde la región de Kalos —dijo tan sonriente como siempre—. Es para ti, y te la envía Alizze Leblanc. Me quedé un segundo con los ojos abiertos. —¿Cómo? Alizze Leblanc no era otra que mi madre. Me sentí gratamente sorprendido y feliz de recibir un envío por parte de ella, y no tardó en surgirme la pregunta de qué era, pregunta que fue respondida en cuanto me hicieron entrega de una carta y una pokébola… Al salir a la calle, abrí el sobre y leí: Mi querido Hu: Pawniard no ha dejado de extrañarte los últimos meses. No ha sido fácil para él tener que dejar Galeia para entrenarse aquí, conmigo, pero puso todo su esfuerzo y empeño en mejorar día a día. Todo ese entrenamiento dio por fin sus frutos. Y considerando que ya eres todo un gran entrenador y campeón de un Torneo, llegó el momento de que los que una vez fueron Snivy, Scraggy y Pawniard vuelvan a estar juntos. Le he pedido que te cuide bien. Con mucho cariño, tu madre, que también te extraña. PD: ¿Para cuándo el viaje a Pueblo Mosaico con Effy? Con una gran sonrisa en los labios, lancé la pokébola al suelo, que no tardó en abrirse. Ante mí apareció un fuerte y tenaz Bisharp, que me saludó con una leve pero muy respetuosa reverencia. Vaya, sí que había madurado mucho. —Bienvenido de vuelta al equipo, Pawniard… O debería decir: Bisharp.
Hubert Mattsson Mi Holomisor se hizo escuchar por encima del murmullo que había en la cafetería. Mientras daba cuenta de una tostada y extraía el aparato de mi bolsillo, Bisharp, sentado frente a mí, seguía contando a Serperior, Scrafty y Goodra sus andanzas por Kalos, en el tiempo que le tocó quedarse allá. Se me había ocurrido la idea de hacer una suerte de comida de bienvenida en el Centro Pokémon, entre nosotros, porque de todos los miembros que conformaban este equipo, los cuatro nos conocíamos desde nuestra niñez… Serperior está a mi lado desde que tengo memoria; Goodra, por entonces una Sliggoo, era muy apegada a mí (aunque no se pudo unir a la aventura de Galeia hasta un tiempo después); al cumplir los cinco años, papá me regaló los huevos de los que nacieron Scrafty y Bisharp, luego de recibir unas visitas bastante curiosas y siniestras (aún recuerdo el miedo que me hicieron sentir ese anciano y aquella mujer cuando me miraron). Los cuatro volvíamos a estar juntos, junto a los pokémon que se fueron uniendo en el viaje por Galeia, que para mí eran tan importantes como ellos. Me sentía… feliz. El mensaje del Holomisor sería la primera gran prueba que tendría este grupo tan sólidamente conformado. Guardé el Holomisor con una sonrisa y miré a Serperior, Scrafty, Bisharp y Goodra. —Habrá un torneo en Ciudad Aerosol. En cuanto terminemos, nos dirigiremos hasta allá para inscribirnos, y luego de eso buscaremos buenos lugares para entrenar —les sonreí—. Demos lo mejor de nosotros. Scrafty y Goodra asintieron con gran emoción, mientras que Serperior y Bisharp aprobaron la idea con un gesto solemne. Aquello me hizo preguntarme cómo se llevaría el pokémon Siniestro/Acero con Maractus, que tantos dolores de cabeza daba a mi inicial. Esperaba que tanto él como Shinx, Ralts, Sewaddle, Turtwig y Ferroseed estuvieran teniendo exploraciones divertidas bajo tierra y que, por sobre todas las cosas, se encontraran bien. Al cabo de un rato, mis pokémon y yo terminamos de comer. Cada uno regresó a su pokébola y, a lomos de Reshiram, volé en dirección a Aerosol.
Liza White La intensa luz que emitía aquel extraño portal se difuminó hasta desaparecer, sintiendo el claro contraste que me ofrecía la ciudad a la que acababa de llegar. Aquí la tarde ya había caído, y la luz de las farolas iluminaban las calles por las que transcurrían aún varias personas. Había acabado apareciendo en las traseras de un edificio no muy lejos de la calle principal y, algo perdida, lo primero que hice fue encender el mapa de mi videomisor: me encontraba en ciudad Témpera. De solo pensar en el tiempo que había pasado desde la última vez que estuve aquí... ¡Pero ya era hora de regresar! Emocionada, comencé a caminar por las calles, dirigiéndome directa hacia el Centro Pokémon de la ciudad. Allí tomaría una de las cabinas y le pediría al profesor, quien había estado cuidando de mis pokémon durante mi ausencia, que enviase a mi equipo a través de la máquina de intercambio. El cansancio, el hambre y el contraste de temperaturas de un lugar a otro (sin contar la ropa veraniega que llevaba conmigo) quedaron relegados a un segundo lugar. Lo que más necesitaba ahora era ver a mi equipo después de todo este tiempo, saber que habían estado bien. Teníamos que ponernos al día con tantas cosas, seguro que no se esperaban la noticia sobre el torneo para nada. Tras estar un tiempo hablando con el profesor sobre los avances que habíamos obtenido en Udan desde entonces, pronto llegaron multitud de balls que pertenecían a todos y cada uno de los miembros de mi equipo. Dado que probablemente los entrenadores del establecimiento se asustasen al ver a un Lugia dentro del lugar (y que probablemente no cabría, o a duras penas), decidí salir al patio trasero para darles la bienvenida a todos y cada uno de ellos. Cuando la luz de las pokéballs dibujaron sus figuras mientras se materializaban en el lugar, multitud de miradas se centraron en mí. Los primeros en reaccionar, como siempre, fueron Sylveon, Glaceon y Raichu, quienes se lanzaron hacia mí hasta hacerme perder el equilibrio. Sentada en el suelo, entre risas y abrazos, noté cómo Togekiss se acercaba y me acariciaba con el ala, dirigiéndome una mirada entre preocupada por mi estado y llena de alegría por mi regreso. Sonreí. —Estoy bien, tranquila. ¡Me alegra tanto ver que vosotros también! —exclamé, observando a cada uno de ellos con emoción. Gengar y Cofagrigus no tardaron en acercarse, saludándome a su manera, mientras que Magnezone levitaba a nuestro alrededor con notorio entusiasmo. Sceptile y Mienshao me saludaron con un asentimiento de cabeza, comprendiendo que si se acercaban más acabaría colapsando, mientras que a Zoroark, tan bromista él, no se le ocurrió otra cosa que sumarse al abrazo—. ¡Y-yo también me alegro de veros, pero me vais a asfixiar...! Los grandotes como Slaking, Rhyperior y Aggron celebraban desde su sitio, al igual que los legendarios, guardando aquella distancia que les caracterizaba. Pero al alzar la cabeza una vez más, mi mirada fue directa hacia alguien en particular. Samurott desvió la mirada, intentando aparentar indiferencia. Como si no me hubiese echado de menos, porque él era un tipo muy duro, sí señor. Pero las risitas de Sylveon y Glaceon, y la mirada cómplice de Togekiss, me dieron a entender que solo era una fachada, como siempre solía hacer. Me levanté con cuidado, acercándome hacia aquel orgulloso pokémon, y ante su sorpresa, le abracé. —Te he echado mucho de menos, grandullón. ¿Has cuidado bien al equipo en mi ausencia? —murmuré, acariciándo con cariño su lomo. Mi inicial tardó unos segundos en responder, probablemente avergonzado, mas asintió ante la pregunta, sintiéndose orgulloso de su trabajo mientras no estaba. Antes de separarme, me dio un golpecito con su cabeza, como muestra de afecto. Sabía que en el fondo también me había extrañado—. No esperaba menos de ti. Cuando aquel emotivo reencuentro llegó a su fin, fue cuando todo el cansancio acumulado en mi cuerpo regresó de golpe. Me dolían las piernas de estar horas y horas caminando bajo el sol, estaba llena de arena y definitivamente necesitaba comer en condiciones. Me tambaleé duramte un segundo, agotada, pero pronto Togekiss me sujetó con aquella amabilidad que la caracterizaba. —Sí, creo que una buena cena nos vendrá bien a todos. Ya sabéis, siguiente parada... ¡El restaurante del Centro Pokémon! ¡A por el buffet libre!
Orgen La ciudad era vislumbrante y mientras mas me acercaba al centro, mas observaba luces de neones y brillantes destellos que se mezclaban con la luz tenue del atardecer. —que hermoso paisaje urbano —comenté al aire, mientras caminaba un poco perdido y desorientado, la ciudad era algo grande y no sabía por donde comenzar.
Orgen Caminé hasta el centro pokemon donde sanaron las heridas de mis compañeros y proseguí mi camino a la torre desafío, donde esperaba ponerme a prueba y valerme como entrenador. —Vamos Matuku, quiero ver de lo que somos capaces. —le comenté, mientras caminaba rumbo a la torre, abrí una bolsita de galletas, la cual compartí con el subsodicho pokemon.
Lucas Diamond Ante el inminente torneo y la falta de cosas que hacer en Udan que no fuera enfrentarme a Theluji, decidí volver a Galeia de nuevo. Mis pokémon permanecerían esta vez en Mkuu, la ciudad que hacía de nexo entre tantas rutas. Allí seguro que me resultaría fácil encontrarlos a mi vuelta. Como siempre, al atravesar el portal fui a parar a Témpera, una de mis ciudades favoritas, por el atractivo que suponía para un entrenador como yo la Torre Desafío. No obstante había muchos más puntos de interés en aquella ciudad, como el internacionalmente conocido casino. Todos los habitantes de la ciudad y de Galeia en general lo conocían y habían entrado en alguna ocasión. Ese local era el centro de reunión de mucha gente, ¡siempre estaba abarrotado! Definitivamente, Témpera era una ciudad en la que agradaba pasar una temporada. En mi habitación del CP, donde utilicé el portal la última vez, tras regresar de un laaargo sueño. Lo primero que hice fue cambiarme a una ropa más adecuada para andar por Galeia, y después saqué todas mis balls de la mochilla. ¿Estaban todas? A ver, la de Meganium, Foretress, Vanilluxe... Fui contándolas una a una hasta que alcancé las veinte. ¡Síp, todas en su sitio! Falto de ideas aún, pese a estar en Galeia, donde emprendí el viaje, decidí bajar al comedor a por algo de comida. ¡Hacía mucho que no probaba los platos del centro pokémon! Salí de mi habitación con paso lento, sin muchas preocupaciones, a esperar a que llegase el momento de comenzar el torneo. Bajé las escaleras para llegar a la planta baja y finalmente, entré al comedor. —¡Una hamburguesa deluxe con patatas fritas y refresco, por favor! —le pedí a la camarera finalmente, tras diez minutos de indecisión ante la carta. Ah, ¿por qué había siquiera dudado? ¡La mejor elección siempre es una hamburguesa con patatas! Recogí la bandeja con la comida y busqué una mesa para sentarme. No había mesas libres, pero encontré algo mejor. >>¡Lizaaaaa! —grité mientras corría a su mesa. Allí se encontraba la entrenadora, comiendo también, ¡qué coincidencia! Hacía mucho que no la veía, ¡era el momento perfecto para ponernos al día! Pero cuando llegué a su mesa...—. E-eh... un momento... U-usted no es... Uhm, n-nada, perdone las molestias... —me disculpé y me alejé de allí. No, no era ella, la había confundido con una anciana octogenaria que comía tranquilamente una ensalada. V-vaya, a veces la vista puede jugar una mala pasada, ¿e-eh? Algo avergonzado por el numerito que acababa de montar en pleno comedor, decidí sentarme en una mesa algo apartado, donde menos gente había. Como todo estaba ocupado, me tocó compartir mesa con una muchacha a la que no me atreví ni a mirar a la cara. M-mejor centrarme en mi comida y ya... Contenido oculto Holi Liza White (?) Eres tú :<
Liza White Se sentía como si no hubiese comido en condiciones desde hace siglos. Poder disfrutar de una variedad tan grande de alimentos como los que te ofrecía el comedor del centro pokémon servía desde luego para recuperar fuerzas. Por ello, no me sorprendía tener tantos platos encima de la mesa, ¡un día era un día! Y mi equipo, por su lado, parecía estar totalmente de acuerdo. ¡Hoy había que celebrar! El comedor durante la noche parecía llenarse bastante de entrenadores. Supongo que de día, entusiasmados con los entrenamientos, más de uno se limitaba a prepararse algo para el camino y así aguantaban durante el día. Pero en la noche el cansancio no tardaba en llegar, y había que guardar fuerzas para el día siguiente, que vendría cargado de emociones como siempre. Y en mi caso no iba a ser menos, ¡mañana participaría en un torneo! Ya no recordaba cuándo fue la última vez que participé en uno, por squel entonces creo que ni Dewott había llegado a evolucionar a Samurott, o si acaso, había sido recientemente. —Supongo que es normal estar tan nerviosa, aunque no sea nueva en esto —le comenté a Sylveon, que se encontraba sentada cerca de mis pies, disfrutando de su comida pokémon. Alzó la cabeza para mirarme y asintió, compasiva. Pero pronto volvió a su comida, y no pude evitar sonreír ante ello—. Mejor no darle tantas vueltas por el momento, disfrutemos de la cena y lis... "¡Lizaaaaa!". Di un respingo del susto al oir mi nombre entre el bullicio de aquel comedor, pero más me sorprendió notar que se encontraba algo lejos de donde estaba sentada. Busqué con la mirada al que había lanzado el grito, pero probablemente lo perdí entre el grupo que acababa de levantarse de su mesa. Me encogí de hombros, suponiendo que tenía una tocaya por ahí y volví a mi comida. —Oye, ¿me puedes pasar las servilletas de allí, porfa? —le pregunté al chico que se había sentado frente a mí, aprovechando que se encontraban algo lejos de mi alcance. Pero al alzar la mirada para verle bien, grande fue mi sorpresa al idetificar al chico al que acababa de pedirle el favor—. ¿Lucas? >>Wow, el mundo es un pañuelo, ¿eh?
Lucas Diamond Durante la comida no paraba de pensar en la vergüenza que sentí cuando aquella anciana resultó no ser quien yo buscaba. Tragaba rápido para pasar el menos tiempo posible en este lugar. Quería irme cuanto antes. Abstraído en mis pensamientos, no escuché cuando aquella chica me pidió que le tendiera una servilleta. Sin embargo, desperté cuando lo que pronunció fue mi nombre. "¿Lucas?". ¿Me conocía? ¿Con quién estaba sentado? Me levanté ligeramente la gorra para que no me tapara la visión y alcé la mirada sutilmente. —¿L-Liza...? —susurré. "Wow, el mundo es un pañuelo, ¿eh?", fue la única respuesta que recibí. ¡Sí, era ella! ¡No me había equivocado, era Liza!—. ¡Liza, cuánto tiempo! ¡Qué alegría verte! ¿N-no me has escuchado llamarte? —traté de disimular, para tapar un poco mi vergüenza—. Oh, por cierto, aquí tienes tu servilleta. >>Hace mucho que no te veo, ¿qué tal ha ido tu aventura por Udan? La última vez que te vi estabas entrenando para enfrentarte a los capitanes mayores, ¿consegiste derrotar a alguno ya? ¿Y qué te ha traído de vuelta por Galeia? No me digas que... ¡¿vas a participar en el torneo?! —Tantas preguntas se arremolinaban, tantas cosas que contar... ¡Las cosas habían cambiado mucho en poco tiempo! Contenido oculto Ñeh, no quiero extenderme más, ya luego habrá tiempo (?)
Liza White —Espera, ¿fuiste tú? —pregunté, sorprendida ante lo que Lucas acababa de decir. Entre risas, comencé a mirar en todas las direcciones, llena de curiosidad—. ¿Tengo una doble por aquí y todo? ¡Pero qué guay! Sin embargo, algo me decía que era mejor que no conociese a mi supuesta doble. Tomé la servilleta no sin antes agradecerle al chico, y mientras me llevaba a la boca otro poco de mi comida, escuché cada pregunta que Lucas me iba formando. La verdad es que hacía tiempo que no nos sentábamos simplemente a charlar, las cosas se habían puesto muy activas desde que llegamos a Udan. —A ver, a ver, una pregunta a una —pedí, alzando las manos con cierto desconcierto. Recapitulando, comencé a responder—. ¡Pues todo marcha bastante bien! Nos centramos mucho en el entrenamiento, pero el esfuerzo dio sus frutos, y... ¡hoy vencimos al fin a Akili! Ahora solo me queda ir a por Msita y podré continuar, aunque dado que la última vez que nos vimos ibas a enfrentarte a esta última, ¿ya has podido conocer a los otros capitanes? —inquirí con emtusiasmo, deseando poder saber más sobre el reto que nos esperaba. >>Ah, ¡y estás en lo cierto! Imagino que tú también irás al torneo, ¿no estás nervioso? Porque yo bastante, ay. Y mientras dejaba que el chico me respondiese, removiendo con el tenedor la comida que me quedaba en el plato, se me encendió la bombilla. —Ya sé, ¿qué tal un combate rápido de entrenamiento antes del gran día, Lucas?
Lucas Diamond Como imaginaba, la entrenadora se sintió un poco agobiada por todas mis preguntas. Era normal, no la culpaba; hacía mucho que no hablábamos y yo era muy curioso. Acabó respondiéndolas de una en una. Me contó que, como imaginaba, ya habían vencido a Akili, y solo les faltaba Msita. La verdad es que era una de las entrenadoras más fuertes de Udan, al menos entre los holders, ¡algún día le propondría algún combate allí, para comprobar cómo de fuerte era su equipo! —¡Muy bien, enhorabuena! Pues nosotros ya conocimos a uno de los siguientes capitanes, sí. Se llama Theluji, ¡es un entrenador de tipo hielo! Su prueba fue muy divertida, consistía en patinar con Buizel, ¡debes probarla cuando termines contra Msita! ¿Qué más puedo contarte? ¡Oh, sí! Algo muy turbio ocurrió en Udan... Verás, conocí a una amiga de Chuma, Uchawi se llamaba. Y tras un tarea de "espionaje", o algo así, Chuma y yo acabamos en la guarida secreta de los enmascarados. ¡Tienen una tecnología superior a la de Galeia ahí escondida! Esos tipos me dan muy mala espina... Es más, uno de ellos tenía un Flygon exactamente igual que el de Maji, ¡Chuma hasta lo confundió con el entrenador! No sé qué se traen entre manos, pero tenemos que ser cautelosos cuando estemos por allí. Y por supuesto, no podemos contarle nada a nadie de allí, ¡se escandalizarían! >>En otro orden de cosas, ¡qué bien que vayas a participar en el torneo! Yo también me he inscrito, ¡es mi primer torneo! Así que sí, entiendo esos nervios que sientes. ¡Pero no te preocupes, seguro que lo hacemos genial! Entonces, en medio de aquel aburrido comedor, Liza tuvo una idea magistral. ¡Un combate de preparación! Claro, esa sería una gran forma de entrenar, ¡me apuntaba de cabeza! —¿¡Un combate!? ¡Claro que sí, combatamos, tú contra mí! ¡Te desafío a un 3vs3! —Agarré a la chica del brazo y corrí con ella fuera del centro pokémon. La emoción de poder volver a combatir con mi equipo me podía. >>¡Muy bien, te reto a un 3vs3! Yo reto, ¡yo empiezo! ¡Adelante, Forretress! Creo que nunca hemos combatido juntos, ¡será el momento idóneo para probarte en combate! FORRETRESS: Bicho/Acero (Resistente) Robustez: si recibe un movimiento que lo fulminaría y tenía todos sus PS, resiste con 1 PS. Salud: 150/150 Fuerza: 150 Resistencia: 200 Agilidad: 1/1 (40 de Velocidad) Movimientos: -Giro Rápido (20 Potencia, Normal; elimina basura del campo) -Protección (se protege) (Usos: 2/2) -Púas (coloca una capa de púas, que restará a todo pokémon rival -que no sea de tipo Volador o posea Levitación- que entre al campo desde su uso 1/10 de sus PS máximos. Si se coloca una segunda capa de púas, el daño recibido por los rivales al salir al campo será de 1/8. Si hay tres capas, 1/6. El máximo de capas de púas es 3) (Usos: 3/3) -Trampa Rocas (coloca una capa de trampa rocas, que restará a todo pokémon rival que entre al campo desde su uso 1/3 de sus PS máximos si es doblemente débil a roca, 1/5 si es débil, 1/8 si es neutro, 1/10 si es resistente, y 1/12 si es doblemente resistente al tipo roca. El máximo de capas de trampa rocas es 1) (Usos: 1/1)
Liza White Después de escuchar sobre las nuevas noticias de Udan, caminamos (o más bien fui arrastrada) hacia el campo de batalla de detrás del centro pokémon. Eran muchas las noticias que acababa de soltarme y preferí darle vueltas cuando todo esto acabase, las ganas de regresar a Udan eran bastante grandes, ¡y eso que acababa de volver! Así, Lucas sacó a su primer pokémon, Forrestress. Sería un tres vs tres, y ya que él decidió comenzar estrenando a un pokémon, yo decidí hacer lo mismo. —En ese caso, este también será el primer combate de mi querido amiguito —saqué aquella ball que había permanecido vacía la mayor parte del tiempo, hasta que regresó de las grutas y comenzamos su entrenamiento—. ¡Adelante, Garchomp! GARCHOMP: Tierra/Dragón (Asesino) Velo Arena: Baja la prioridad de los movimientos rivales en tormenta de arena. Roca Suave: prolonga hasta 10 el número de turnos que dura la tormenta de arena Salud: 216/216 Fuerza: 275 (65) Resistencia: 200 (20) Agilidad: 3/3 (102 de Velocidad) Movimientos: -Colmillo Ígneo (50 Potencia, Fuego) -Terremoto (75 Potencia, Tierra (Base 60, +15 STAB)) (Usos: 4/4) -Danza Espada (+20 Fuerza) (Usos: 5/5) -Tormenta Arena (Convoca una tormenta de arena por 5 turnos) (Usos: 2/2)
Lucas Diamond —A-ahí va... ¿¡Desde cuando tienes un Garchomp!? Guau, sí que hace tiempo que no nos vemos... ¡Pero no pasa nada, podemos con eso! C-creo. ¡Trampa rocas! FORRETRESS: Bicho/Acero (Resistente) Robustez: si recibe un movimiento que lo fulminaría y tenía todos sus PS, resiste con 1 PS. Salud: 150/150 Fuerza: 150 Resistencia: 200 Agilidad: 1/1 (40 de Velocidad) Movimientos: -Giro Rápido (20 Potencia, Normal; elimina basura del campo) -Protección (se protege) (Usos: 2/2) -Púas (coloca una capa de púas, que restará a todo pokémon rival -que no sea de tipo Volador o posea Levitación- que entre al campo desde su uso 1/10 de sus PS máximos. Si se coloca una segunda capa de púas, el daño recibido por los rivales al salir al campo será de 1/8. Si hay tres capas, 1/6. El máximo de capas de púas es 3) (Usos: 3/3) -Trampa Rocas (coloca una capa de trampa rocas, que restará a todo pokémon rival que entre al campo desde su uso 1/3 de sus PS máximos si es doblemente débil a roca, 1/5 si es débil, 1/8 si es neutro, 1/10 si es resistente, y 1/12 si es doblemente resistente al tipo roca. El máximo de capas de trampa rocas es 1) (Usos: 0/1)
Liza White —¿Recuerdas al Gible que acompañó a los pokémon de Emily y a los tuyos por las grutas durante un tiempo? Es este grandullón —Garchomp se sonrió, orgulloso, pero sabía que echaba de menos en el fondo tener poco tamaño para estar con Cottonee y Riolu allá abajo—. Cuando salgan los peques estoy segura de que querrá ir a verlos, pero solo se hace el indiferente, míralo. >>¡Como sea, Colmillo Ígneo! GARCHOMP: Tierra/Dragón (Asesino) Velo Arena: Baja la prioridad de los movimientos rivales en tormenta de arena. Roca Suave: prolonga hasta 10 el número de turnos que dura la tormenta de arena Salud: 216/216 Fuerza: 275 (65) Resistencia: 200 (20) Agilidad: 3/3 (102 de Velocidad) Movimientos: -Colmillo Ígneo (50 Potencia, Fuego) -Terremoto (75 Potencia, Tierra (Base 60, +15 STAB)) (Usos: 4/4) -Danza Espada (+20 Fuerza) (Usos: 5/5) -Tormenta Arena (Convoca una tormenta de arena por 5 turnos) (Usos: 2/2)
Lucas Diamond —¡Oh, sí, lo recuerdo! Vaya, ¡cómo has crecido! Estás hecho todo un Grachomp. ¡Forretress, esquiva y usa púas! FORRETRESS: Bicho/Acero (Resistente) Robustez: si recibe un movimiento que lo fulminaría y tenía todos sus PS, resiste con 1 PS. Salud: 150/150 Fuerza: 150 Resistencia: 200 Agilidad: 0/1 (40 de Velocidad) Movimientos: -Giro Rápido (20 Potencia, Normal; elimina basura del campo) -Protección (se protege) (Usos: 2/2) -Púas (coloca una capa de púas, que restará a todo pokémon rival -que no sea de tipo Volador o posea Levitación- que entre al campo desde su uso 1/10 de sus PS máximos. Si se coloca una segunda capa de púas, el daño recibido por los rivales al salir al campo será de 1/8. Si hay tres capas, 1/6. El máximo de capas de púas es 3) (Usos: 2/3) -Trampa Rocas (coloca una capa de trampa rocas, que restará a todo pokémon rival que entre al campo desde su uso 1/3 de sus PS máximos si es doblemente débil a roca, 1/5 si es débil, 1/8 si es neutro, 1/10 si es resistente, y 1/12 si es doblemente resistente al tipo roca. El máximo de capas de trampa rocas es 1) (Usos: 0/1)