Conecta con: Almacenamiento Baño Cocina-Comedor Cuartucho Habitación de la señora Limpita Recepción La Sala de Máquinas es el corazón de la lavandería. Desde esta se puede acceder a los demás sitios que la componen. Es una habitación muy amplia y mal iluminada, con paredes de cemento gris y cierto aroma a humedad. En su centro hay ocho grandes secadoras, dispuestas en dos filas de cuatro. En cada pared se hallan cuatro lavarropas, uno al lado del otro, en constante funcionamiento; algunos están ligeramente separados, pues hay puertas detrás de ellos. Esta distribución de las máquinas hace que se forme un único pasillo rectangular, con aberturas hacia los distintos sectores de éste, el hogar e imperio de la señora Limpita.
En la Azotea, tras haber terminado el entrenamiento, los policías veteranos volvieron a colocarse sus uniformes y abandonaron el cálido exterior. Los novatos, conocidos ahora como los salvadores de La Ciudad, los siguieron en respetuoso silencio. Lo cierto es que se sentían demasiado doloridos y magullados como para hablar: el Entrenamiento Inaugural había resultado intenso. La sub-Comisaria y sus subordinados, sin embargo, no daban señal alguna de cansancio. Esposas, Katana, Escopeta y Pistola comenzaron a adelantase hacia la Recepción, listos para regresar a sus tareas habituales. La sub-Comisaria Mala se detuvo un momento y los miró por sobre su hombro. —Confío en ustedes, así que procuren no decepcionarme —dijo con mirada severa, antes de volver a darles la espalda y desaparecer tras los cuatro enormes bolsones de ropa, que separaban la Recepción de la Sala de Máquinas. Los novatos quedaron allí, con sus nuevos uniformes en sus manos. Lo mejor sería acatar la orden de cambiarse e ir a la Cocina. Contenido oculto Amane Kurone rapuma Liza White Reual Nathan Onyrian Nekita Continúa el rol (¡por fin!). Todos se encuentran actualmente aquí, en la Sala de Máquinas. Consideren que esta es una Fase Libre en la que tendrán libertad de interactuar entre ustedes y moverse por donde les plazca. No obstante, tienen dos objetivos bastante claros que deben cumplir para el avance de la historia: vestir el uniforme y dirigirse a la Cocina-Comedor. Además de que avanzará la trama, les resultará útil a sus personajes para recuperar la energía perdida en el Entrenamiento Inaugural. ¡Cambio y fuera!
Alisa Walsh Así, cuando yo terminé de leer aquel papel con toda mi atención, finalmente todos los combates se terminaron. Me puse en pie y me acerqué al llamamiento de los veterano junto a mis compañeros, todos estábamos agotados pero sabia que no era la única que sentía mucha ilusión. Los veteranos finalmente nos hicieron entrega de lo que sería nuestro uniforme. Era turquesa, con numerosos accesorios y un grabado que me hizo estremecer levemente: Salvadora Walsh. Sonaba tan... importante. Éramos salvadores, salvadores de la ciudad. Nos guiaron así hacia la sala de máquinas, el corazón de aquella lavandería y nos dejaron claro una vez más que confiaban en nosotros y lo importante que era nuestra labor. Una vez estuvimos solos, apreté el uniforme con fuerza contra mi pecho. Próximo objetivo: cambiarse en el baño.
Konoe Suzumiya Aquel extraño papel arrugado y severamente dañado que me dio Adeline... ¿qué era? No había temido tiempo de leerlo, pues los eventos en la azotea se desarrollaron con celeridad y cuando quise darme cuenta nos hallábamos en la Sala de Máquinas, el punto central de la Lavandería. Lo que sabía es que ahora, convenientemente doblado y apretado contra el pecho, portaba mi uniforme. El uniforme de la policía de la Ciudad que me calificaba como nuevo miembro del cuerpo. Cuando vi mi apellido bordado... ¡no cupe en mí de la emoción! Creo que ni siquiera pude disimular un gritito de júbilo cuando fue a parar a mis manos. Ese uniforme, perfectamente lavado y planchado por las gentiles manos de la señora Limpita, era la prueba fehaciente de que estaba por cumplir un sueño. No... de que de hecho, acababa de cumplirlo. Ahora era una Salvadora de la Ciudad. La perspectiva me llenaba de emoción y orgullo. Ardía en ansias de cumplir con mi deber. De ayudar a los demás a recuperar la felicidad que les fue tan injustamente arrebatada. Pero antes... debíamos cambiarnos y portar el uniforme para reunirnos todos en la cocina. —Alisa-san— sonreí y me acerqué con pasitos cortos hacia ella. Ahora sí éramos realmente compañeras—. Enhorabuena por tu combate. No pude prestarle demasiada atención, pero fuiste admirable— alabé con sinceridad. Y entonces, añadí—. Cuando la señorita Limpita me atacó con su letal manguera esta mañana, insististe mucho en ayudarme a cambiarme. Te dije que no necesitaba ayuda, no obstante... Ladeé la cabeza y sonreí inocentemente, con amabilidad. >>¿Querrías cambiarte conmigo en el baño? Aún siento el cuerpo un poco húmedo... pero creo que ya no es agua... Contenido oculto Es sudor. Uy las yuri vibes (?)
Timothy Boyd "Salvador Boyd" Aunque admitía que sonaba bien, no dudaba que fuera lo correcto, tan siquiera no parecía ser lo más lógico para su cabeza. Lo que ellos podrían hacer junto con los veteranos era nada más y nada menos que controlar el crimen y hacer justicia dentro de la ley pero... ¿salvar una ciudad? No sabía si eso era la palabra adecuada. Tal como todos los demás, Timothy siguió a los veteranos en silencio, deshaciendose poco a poco de la venda que rodeaba su brazo para dejar respirar un poco su piel, se sentía bastante adolorido, pero sentía que tan siquiera estaba un poco mejor que los demás novatos, porque, por algo había terminado primero su batalla, ¿no? —Creo que yo también iré a cambiarme... —Nadie le había preguntado precisamente, pero... al haber escuchado hablar a aquella chica le hizo querer informar un poco a los demás sobre a donde iría a parar en los próximos minutos, no era demasiado fan de cambiarse en público por la incomodidad, así que... la privacidad del baño sería una muy buena idea.
Alisa Walsh Sin embargo, antes de tan siquiera poder avanzar un poco hacia el baño, escuché unos pasos acercándose a mi posición y cuando me quise dar cuenta, la chica que antes se había mojado, Konoe era su nombre si no me equivocaba, se encontraba a mi lado hablándome. Ladeé levemente la cabeza, curiosa por qué me estuviese hablando. Normalmente, las mujeres evitaban hablar conmigo al ver mi vestimenta, y si se daba el caso de que sí, no solía haber una segunda vez (menos si antes he flirteado descaradamente con ellas). Pero ahí estaba ella, hablándome con una amabilidad y una inocencia que me sorprendieron. ¿De verdad no había entendido nada de lo que habíamos hablado antes...? —Vaya, muchas gracias, igualmente. Pude ver tu combate un poco también, lo hiciste muy bien —respondí, intentando no dejar ver la leve confusión que sentía—. Y... hum... claro, vayamos al baño... —finalicé. Y tras unos segundos más, comencé a caminar hacia el aseo, esta vez acompañada por la morena. Contenido oculto Si quieres hacer tu el post en el baño que yo ya me tengo que preparar para el viaje y el mismo viaje so (?
