Chad Redflame Desperté súbitamente de un resalto y miré a mi alrededor confundido, estaba en una banca de alguna plaza en Témpera. Lo último que recordaba era a Hubert y Alpha entrando a la Torre Desafío. Me levanté y me limpié la baba de la barbilla con la manga de mi chaqueta, buscando con la mirada a mi inicial. —¿Fósforo...? ¡Fósforo! —llamé a mi Pokémon reiteradas veces y un tipo extraño que pasaba por ahí se me acercó. Era un sujeto calvo con sobrepeso y tenía un cigarro en la boca. —No tengo fósforos, pero tengo un encendedor —dijo sacándolo de su bolsillo mientras el apestoso humo de su cigarrillo se colaba por mis fosas nasales—. Ya enciende tu cigarro, amigo, no tengo todo el d... —¡ESTABA LLAMANDO A MI POKÉMON, TONTOLABA! ¡ALEJA ESA PORQUERÍA DE MÍ! ¿QUÉ NO SABES QUE FUMAR ES UN HÁBITO DESAGRADABLE Y DAÑINO PARA TI Y PARA LA GENTE QUE TE RODEA! —Recriminé dándole un fuerte manotazo que mandó su cigarro a volar por los aires hasta caer en un charco, apagándose en un siseo. —¡BLAZE, BLAZE, BLAZIKEN! —Bramó Fósforo, que había aparecido repentinamente y se había unido a mi furioso reclamo, para sorpresa y terror del tipejo fumador. —¡WAAAH! ¡T-tranquilo! ¡Y-yo sólo...! —trató de defenderse inútilmente. —¿TÚ SÓLO QUÉ? ¿OFRECÍAS ENCENDERLE SU CIGARRILLO A UN NIÑO? ¡DEBERÍAS ESTAR AVERGONZADO DE TI MISMO! —Corté cabreado, reduciendo al tipo contra un basurero. >>¿QUIERES MATARTE FUMANDO? ¡BIEN! ¡PERO NO LLEVES A OTROS CONTIGO! —¡BLAZEEE! —¡LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO! —balbuceaba el hombre entre lágrimas y mocos—. ¡L-LO DEJARÉ, LO PROMETO! ¡D-DEJARÉ DE FUMAR, LO SIENTO! —¡ES UNA PROMESA! —Repuse. —¡BLAZIKEN! —Corroboró Fósforo. —¡Y AHORA VETE A REFLEXIONAR SOBRE LAS DECISIONES QUE HAS TOMADO EN TU VIDA! Entonces Fósforo le dio una patada tan, pero tan fuerte, que el sujeto se elevó por los aires y ambos pudimos ver en cámara lenta cómo se le derramaba una lágrima solitaria, la cual desapareció en la comisura de sus labios sonrientes, al mismo tiempo que sus ganas de volver a fumar. Pronto el pelonchas se alejó de la vista, volando cual Swellow entre las nubes hacia un nuevo futuro. El silencio de la plaza sólo fue interrumpido por un susurro apenas audible que trajo el viento y que parecía estar diciéndonos "gracias". Alcé la vista al cielo azul y sonreí satisfecho: habíamos cambiado una vida.
Me estaba yendo del lugar cuando escuché a un chico regañar de forma muy violenta a otra persona por fumar. Violenta y altamente ruidosa, porque fue suficiente para interrumpir mis pensamientos y para que Frogadier diera un bote. Aparentemente no se esperaba ese griterío — Tsk... —solté sin más, tratando de ignorar la escena todo lo que fuera posible. Pero el que no la estaba ignorando en absoluto era Frogadier, que empezó a dirigirse hacia aquel chico con cara de pocos amigos — Frogadier, vuelve. No merece la pena —le ordené en vano. En realidad, solo se dio la vuelta cuando se dio cuenta de la presencia del Blaziken. Espera, ¿un Blaziken? Eso quería decir que aquel chico era entrenador. Además uno experimentado. Quizás él sabría cómo abrir el camino hacia Ciudad Óleo — Disculpa —le dije con el tono más sosegado que pude. No era cuestión de enfadarle aún más—. Hay un camino en la Caverna Témpera bloqueado por rocas. ¿Sabes cómo...? ¡Frogadier, para! —el Pokémon acuático se había puesto a revolverle el pelo al chico con lo que parecía cierta curiosidad y temía que acabara como el fumador de antes... Contenido oculto Nótese que Devan no tiene ni la más remota idea de que hace falta una MO para pasar por las piedras de la Caverna Témpera ni, por supuesto, de cómo conseguirla (?)
Chad Redflame —¿Huh? —musité cuando escuché que alguien me hablaba. Me giré para encontrarme con un chico de cabellos oscuros acompañado de un Frogadier. Tenía pinta de entrenador, pero como nunca lo había visto antes, asumí que era uno de los nuevos entrenadores de cuarta generación. "Hay un camino en la Caverna Témpera bloqueado por rocas. ¿Sabes cómo...? ¡Frogadier, para!" Antes de que el entrenador pudiese terminar su pregunta, su pokémon se me acercó con curiosidad y empezó a jugar con mi cabello. Su entrenador parecía nervioso, como si tuviese miedo, aunque no me podía explicar el porqué. Me puse de cuclillas y quedé a la altura del Frogadier, entonces le sonreí. Me recordaba a la Drifloon de Elisa, la cual también gustaba de revolotear alrededor mío cada que me encontraba con la entrenadora. —No te preocupes, no me molesta—lo tranquilicé—. Por alguna extraña razón parezco caerle bien a los pokémon. Entonces Fósforo, el cual cual se encontraba de brazos cruzados a mi lado, bufó a modo de burla. —Tú no cuentas, te llevas mal con todo el mundo —repliqué. —¡BLAZIKEN, BLAZEEE! —exclamó el inicial de fuego. —¡Nadie cree que seas más "genial" por tener mala actitud y llevar siempre la contraria! ¡no me importa lo digan esos grupos de punk! Entonces empezamos una discusión que duró un par de minutos, hasta que de repente recordé la presencia del chico. —Eh, que sigues aquí, esto... quieres entrar a la Caverna Témpera, ¿no? Yo puedo llevarte. >>Mi nombre es Chad y el pajarraco fogoso es Fósforo, mi inicial, mucho gusto —me presenté con una gran sonrisa y le extendí la mano.
— No te preocupes, no me molesta. Por alguna extraña razón parezco caerle bien a los pokémon. Al menos no parecía que aquel chico me fuera a mandar a volar como al fumador de antes, así que reprimí un suspiro de alivio. No solo eso, sino que se enzarzó en una discusión con su Pokémon que duró varios minutos y que observé pensando que aquello iba a acabar mal. Frogadier simplemente decidió alejarse hacia mí — Para cuando terminen, habrás evolucionado —le murmuré a mi Pokémon de forma irónica y sin que el chico se enterara. Frogadier comenzó entonces a reírse Fue entonces que la discusión terminó y mi interlocutor volvió a darse cuenta de que seguía allí — Eh, que sigues aquí, esto... quieres entrar a la Caverna Témpera, ¿no? Yo puedo llevarte. Y en ese momento mi mente entró en alerta. Ni siquiera sabíamos ninguno de los dos el nombre del otro y ya me quería acompañar — Mi nombre es Chad y el pajarraco fogoso es Fósforo, mi inicial, mucho gusto Y me extendió la mano. Mentiría si dijera que me fiaba de Chad a pesar de las apariencias; al fin y al cabo, era un extraño. Frogadier seguía riéndose y eso me animó a estrecharle — Yo me llamo Devan. Encantado —dije—. Voy a Ciudad Óleo, pero el camino está bloqueado... Contenido oculto Probablemente no he sabido explicar bien cómo estaba Devan al ver discutir a Chad y Fósforo. Simplemente, si esto fuera un anime, Devan tendría la típica gota de sudor (?)
Alpha Xenodis. —Somos expertos en regresar la forma a sus pokémon, vuelve cuando gustes. La bandeja con mi equipo había regresado a mi poder tras un breve trabajo de la máquina del Centro Pokémon. Con ello podría seguir de manera inmediata a lo que Hubert había mencionado. —Dos horas en la Torre... Supongo que le dejaré un mensaje. Busqué con bastante cuidado el nombre de Hubert entre mis contactos; La gran charla de Des sobre que debía ser más cuidadoso con la tecnología había surtido efecto. Pillado en pocos segundos comencé con el grabado. ">>Hubert , hey, ehm... Ya hice lo que debía hacer, ¿terminaste lo tuyo? Si es así te espero en la cafetería del centro en Témpera para que nos expliques al completo el plan. No hay señales de Chad, pero fijo que aparece." Pulsé el botón de enviar y tras ello regresé mi manga a su lugar correspondiente... Por alguna razón me sentía observado ¡Ni que hubiese dicho algo sospechoso! Sin más me dirigí al lugar indicado para la espera.
Steve Stone "Soy mucho más débil y la región más poderosa" Esbocé una sonrisita nerviosa y pegué un suspiro. Esa frase prácticamente resumía como me sentía en esos momentos... la gente avanzaba y avanzaba, y yo como que tuve un inicio tan rápido y luego me quedé estancado. ¡Era hasta un poquito frustrante! Pero sabía que podía salir de ello, aunque quizá me iba a tomar un poco más de tiempo de lo esperado... —Te entiendo realmente demasiado... —comenté un poquito nostálgico, pero nada serio... estaba tranquilo—. Pues yo también estoy retomando... estuve inactivo un tiempo porque... no sé, me ha costado mucho seguir el ritmo últimamente, y eso como que me frustra un poco. Pero bueno... ¡ahora estoy en plan de salir de esta! La buena disposición es el primer y más poderoso paso, dicen por ahí... Seguimos hablando un pequeño rato con Alpha, hasta que éste hizo un ademán de estar apurado. No lo culpo, nos encontramos de pura casualidad y de seugor ya tenía planes previos... —¡Cuando esté preparado iré para allá! Debo hacer un entrenamiento intensivo antes —le respondí, ondenado la mano. Tomé aire hondamente, y seguí mi camino. Iba al lugar donde tenía que entrenarme intensivamente: Torre Desafío. Me tardé un poco eso sí... porque en el camino había pasado por la tienda donde estaba mamá Stephanie... Grave error. Contenido oculto Me acabo de percatar que irónicamente Alpha también iba para la Torre, luego de leer con detenimiento x'DD Pero ñeee #RolPlotHolesTurnedIntoComedy
Mimi Honda Abandoné la torre con Raiden caminando serenamente a mi lado. Había sido una buena batalla y me sentía orgullosa de mi progreso como entrenadora. Debía pasar por el Centro Pokémon para restaurar la salud de Monomaru y Sean, pero había vencido. Y tenía mil puntos más en mi cuenta que lo demostraban. Pero ahora... Detuve mis pasos. Raiden alzó la vista con intriga y me miró con sus brillantes ojos dorados. La seriedad y la determinación se hicieron presentes en mi semblante. Ahora... debía cumplir la promesa que me había hecho a mí misma. Retaría a Alpha. Daría todo de mí en esa batalla y le demostraría lo muchísimo que había mejorado. Lo muchísimo que había madurado como persona y entrenadora desde esos distantes días en los que caminábamos como compañeros. Raiden andó hasta detenerse frente a mí. Casi parecía poder leer mis pensamientos y ni siquiera era tipo psíquico. Aparté la mirada, sintiendo arder mis mejillas con fiereza. Odiaba ser tan trasparente para él. —¡Ugh, ya sé! ¡ya sé león sabelotodo!— exclamé con molestia—. Lo sé muy bien, no hace falta que me presiones... >>Vamos Rai... debemos de pasar por el CP. Aún tengo tiempo de pensar en ello. Y encaminé mis pasos lejos de la torre.
Mimi Honda La salud de mi equipo fue restaurada y tras agradecer a la enfermera me retiré a una de las habitaciones para descansar. ¿Cómo podía estar cansada cuando no había hecho nada? Mi cabeza se sentía como si un grupo de Ryhorn furiosos me estuviesen perforando el cerebro y Zubats chirriasen en mis oídos. ¿Quizás era un efecto secundario de la ensordecedora guitarra de mi rival en la torre? Tomé asiento en la cama y me detuve un instante antes de sacar a Dex de su bolso. Tenía la intención de llamar a Alpha para retarle lo antes posible, pero me sentía nerviosa e inquieta. Y no era esa inquietud usual que me provocaba hablar con él, era algo más visceral. La causa de una idea que llevaba bastante tiempo rondando mi cabeza. Era algo... algo que me asustaba. Y aunque ya me había forzado a mi misma a que el miedo no me detendría esta vez, no podía evitar sentir cierto temor. Mi cometido era una empresa arriesgada. Mis sentimientos vacilantes convergían dentro de mí y me molestaban, me irritaban y me hacían sentirme una absoluta estúpida. Definitivamente no podía seguir así. Alpha no iba a verlo por sí mismo, su carebro era demasiado denso y estaba demasiado ocupado planeando batallas como para tener en cuenta mis sentimientos. Y yo era orgullosa, demasiado para mi propio bien, pero había llegado un momento en el que resultaba absurdo negar lo evidente. ¡Alpha era denso como un muro de hormigón, pero yo no! ¡Y por eso...! ¡Por eso...! Debía admitirlo y reconocerlo de una santa vez. Yo... estaba enamorada de Alpha. Desconocía cuando habían empezado exactamente esos sentimientos— hacía mucho, mucho tiempo— y me avergonzaba admitirlo o tan solo pensarlo, pero yo no deseaba una simple amistad con ese idiota. Alguien como él, que podía ser feliz y mantener la sonrisa en todo momento y responder a preguntas serias con tonterías. No podía solo esconderme y fingir que todo estaba bien entre nosotros cuando mi corazón se encontraba constantemente al borde del colapso. Pero tenía miedo. ¿Era acaso así como se sentía Hubert antes de declararse a Effy? No quería ese sentimiento opresivo dentro de mi pecho. No quería seguir huyendo, ya no. Yo no hacía esas cosas. Hacía mucho que debí haber dado el paso, pero mi orgullo me detuvo. No volvería a dejar que pasara otra vez. Me prometí a mi misma que si Alpha regresara me disculparía y sería sincera con él. Al menos una parte ya estaba hecha. —Bien...—me dije a mí misma y palmeé mis mejillas en un intento por darme coraje. Conté mentalmente los segundos. >>Dex— le dije a mi pokédex-holomisor— ¿Puedes buscar a Alpha en mis contactos? Necesito hablar con él. Así que... lo había decidido. Declararme. Confesar mis sentimientos de una vez. Ganar el combate en la torre solo reafirmó mi idea de querer hacerlo. Después de la batalla contra Alpha, independientemente de su resultado, yo le diría la verdad sobre mis sentimientos. Sería sincera como pocas veces lo había sido en mi vida. >>Alpha, soy Mimi. No tengo ni idea de dónde estás, pero deja de perder el tiempo y dirígete a la Pradera Arte. Estaré allí. Un 6vs6, te demostraré lo mucho que he mejorado— mi voz titubeó. Sentí mis mejillas arder—. M-más te vale aparecer, ¡¿entiendes?! ... Mis nervios me traicionaron. Una vez lo mandé, sintiendo incluso mis orejas arder, reprimí un grito de frustración. —Ni siquiera pude ser sincera con un mensaje— me reproché a mí misma, dejándome caer de espaldas sobre la cama—. ¿Cómo diablos voy a confesarme...? ¡Ugh, Arceus! ¡Soy tan tonta! Contenido oculto Sorry Mimi, se vienen tiempos difíciles para ti (?)
Alpha Xenodis. ¿Cuánto va ya de espera? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Un mes? Sí, seguramente debió haber transcurrido todo ese tiempo desde que llegué a la cafetería, pues realmente sentía que los morenos no llegarían aún si sus vidas dependieran de ello. Mi impaciencia, y aburrimiento, habían llegado al punto de que estaba con la parte superior del cuerpo sobre la mesa y jugando con una pokéball vacía cual Meowth con una bola de estambre, moviéndola de mano a mano de manera rápida. ... Solo iban veinte minutos de espera... ¿En serio no aparecerían? Suspiré. —Quizás haya mucho tráfico de Pokémon volando, sí.—Intenté darme ánimos a mí mismo con una excusa tonta, pero no fue de mucha ayuda. La pantalla de la pulsera se iluminó; Toqué curioso: "—Alpha, soy Mimi. No tengo ni idea de dónde estás, pero deja de perder el tiempo y dirígete a la Pradera Arte. Estaré allí. Un 6vs6, te demostraré lo mucho que he mejorado. M-más te vale aparecer, ¡¿entiendes?!" Tras el mensaje la pequeña pantalla solo mostraba un botón para repetir y uno para simplemente regresar al menú de todo. Mi rostro en cambio, tenía una sonrisa de oreja a oreja; Que ni el Gengar o el Banette. >>Apareceré, no te preocupes por ello... Pero dame un poco de tiempo, tenemos un asunto pendiente, pero Hubert y Chad aún no aparecen... ¿Acaso hay más centros en Témpera?—Solté un suspiro y hundí un poco mi cabeza entre mis brazos.—. Te aviso que no me contendré. Corté el mensaje y mis ojos se fijaron en el pequeño silbato en forma de reptil colgando de mi cuello... ¿Contaría eso como contenerme...?
Hubert Shaymin fue el primero en aterrizar en una plaza no muy lejos del Centro Pokemón. Había cambiado drásticamente su apariencia luego de que colocara en su cabeza la Gracídea, mientras volábamos a esta ciudad: era ligeramente más alto, delgado y con una mirada muy diferente a cuando lo encontramos. Pero aunque se veía tenaz, no había dejado atrás ni un ápice de su adorabilidad, y la pokébola de Gardevoir seguía temblando en mi cinturón, pues estaba deseosa de abrazarle. El viaje tuvo un percance, y fue el hecho de que fuimos interceptados por los nubarrones negros de una tormenta. A Reshiram no lo suponía ningún problema volar entre los inclementes vientos, pero Shaymin fue irremediablemente arrastrado por una ráfaga de aire. Reshiram y yo estuvimos un buen rato intentando atraparle, como quien persigue una hoja de papel llevada por el viento. Y Shaymin, mientras tanto, se reía divertido. Era muy valiente. Nada más entrar en el Centro Pokémon divisé a Alpha sentado en una mesa de la cafetería. Tenía el rostro hundido entre sus brazos. ¿Acaso se había dormido? Esperando que un tuviera puesta la pulsera que conducía al Mundo de los Sueños, me acerqué por la espalda y apoyé una mano en su hombro, para moverlo ligeramente. —¿Estás despierto? —aventuré, mientras Shaymin, aún en su forma Vuelo, asomaba por detrás de mi cabeza. Serperior había mantenido distancia y Reshiram ya había sido devuelto a su pokébola.
Alpha Xenodis. —¿Estás despierto? Un pequeño toque sobre mi hombro vino acompañado de una interrogación. —Sí, sí. Regresé mi cuerpo a una posición natural, soplé suavemente para que mis cabellos saliesen de mis ojos y entonces fijé mi mirada en quien se encontraba detrás mío. —Ya era hora, ¿no?—Bostecé suavemente, colocando el dorso de mi mano sobre mis labios.—. Al menos te ves descansado. >>¿Será divertido?—Pregunté con respecto a la misión.
Chad Redflame Habiendo dejado a Devan en la Caverna con el camino libre, me regresé a Témpera lo más pronto posible. Fósforo y yo fuimos hasta el Centro Pokémon de manera instintiva, ya que el edificio se ubicaba en el centro de la ciudad y era seguro que siempre te encontrarías con alguien estando por ahí. Dicho y hecho. No me costó mucho encontrar a Hubert cuando vi una gabardina oscura dentro de una cafetería cruzando la calle, y en la mesa frente a él, Alpha. Entré al negocio seguido de mi inicial de fuego, siendo anunciada mi llegada por el tintineo de las campanitas sobre la puerta. —¿De qué me perdí?.
Hubert —Ya era hora, ¿no?—sus palabras llegaron acompañadas de una bostezo. Parecía ser que lo habíamos hecho esperar bastante—. Al menos te ves descansado… ¿Será divertido? —Dudo que sea divertido —dije con una sonrisa al terminar de acomodarme en una silla frente a él, aunque en el fondo me sentía preocupado—. Por lo que sé, se trata de algo muy serio que pone en peligro a todas las personas de la región —suspiré—. Como si no fuera suficiente ya un posible final de nuestra realidad tal como la conocemos. Sin poder evitarlo, el rostro entristecido de Melanie y la expresión jovial de Mike volvieron a mí cabeza. Todo cuanto habían dicho en la caverna me tenía sumamente inquieto y no me quitaría esta sensación de encima hasta llegar a la verdad. Por suerte, la entrada de otra persona a la cafetería ayudó a mantenerme concentrado en lo que más nos urgía ahora. —Qué bueno que llegan, Chad, Fósforo —saludé al entrenador y su pokémon— Toma asiento, será mejor ponerlos al tanto antes de dar el siguiente paso. Cuando todos estuvieron sentados y atentos, comencé a hablar, con Shaymin en mis brazos: —El Hada Soñadora y Cresselia, la Guardiana de los Sueños, están sintiendo vibraciones muy extrañas proveniente del mundo onírico. Alpha, seguramente recuerdas nuestra aventura en el Laberinto y el Claro, al parecer tendremos que regresar a este ese lugar… >>Porque el Señor de las Pesadillas ha regresado. >>Si no actuamos rápidamente, algo muy malo que escapa a mis cálculos puede llegar a ocurrir. Lo que debemos hacer ahora mismo es ir a nuestras habitaciones y dormir; de esa forma tendremos acceso al plano onírico. Chad… tú necesitarás esto… Extraje de mi bolsillo una pulsera aparentemente común y corriente y la coloqué en la mano de mi amigo. —Cuando Alpha y yo fuimos a por el Hada Soñadora, una persona desconocida nos había hecho llegar este objeto. Si duermes con eso en tu muñeca, podrás entrar al Mundo de los Sueños. Anteriormente se la había enviado a mí padre a Kalos para que entrara a ese mundo a su antojo (porque a él le encanta el tema de los mundos paralelos), y luego me hizo llegar unas copias “por si las moscas”, según él. Alpha y yo ya contamos con ellas. >>Veo conveniente que nos acompañe una persona más. No he podido contactarme con Effy, por lo que asumo que continúa en la isla de Udan. ¿Saben de alguien que esté en Galeia?
Alpha Xenodis. —Porque el Señor de las Pesadillas ha regresado. No sé si fue la nostalgia, las ganas de combatir o simplemente una reacción instintiva, pero dentro de mi pecho nació una sensación de calidez que superaba la preocupación que daba aquella noticia; Recordaba las palabras del Hada acerca de que ocurriría, y también recordaba haber prometido estar ahí para luchar cuando pasase. —Tengo a dos personas en mente. Hice rápidamente inventario en mi mochila para poder ubicar el "portal" al mundo del Hada; Directo a mi muñeca derecha tras el megaaro. Seguí por atacar a mi izquierda, tecleando de manera un poco lenta en el reloj que poseía. —No tengo datos de Ian—Reí.—. Hablaré a Mimi, de seguro puede con ello... Y de paso no habrá problemas si llego muy tarde a la Pradera. >>Mimi, ¿puedes venir al Centro de Témpera? Hubert dice que sería... Ehm... ¿Cuál fue la palabra?... Simplemente que vendría bien una persona más para el asunto que te mencioné antes. —Si me quiere matar cuando llegue por favor hagan algo.
Mimi Honda Cuando entré en la cafetería del Centro pokémon me llevé una gran sorpresa al descubrir que no eran Alpha y Hubert los únicos allí. También estaba... ¿Chad era su nombre? Ese chico de cabello rojo y ojos carmesí que había salvado a Sinnoh de un Arceus corrupto. Lo cierto es que ni siquiera lo miré. Dirigí una mirada ladeada a Alpha— aún molesta por no aparecer en la pradera—, pero el asunto que allí nos congragaba, supuse, tomó pronto el primer lugar en mi lista de prioridades. —Hubert— dije nada más alcanzar la mesa en la que los tres se hallaban—, explícame que demonios está pasando.
Hubert Por suerte, Alpha tenía conocimiento de una persona que aún estaba en Galeia: Mimi. Saberlo hizo que me sintiera aliviado, ya que aquello significaba que no tendríamos que demorar mucho el viaje hacia el Mundo de los Sueños. A esto se le sumaba que estaría acompañado por más rostros conocidos; una odisea era más soportable si la enfrentaba junto a personas en las que confiaba mucho. Alpha se dirigió a su Holomisor con palabras que me sugerían una comunicación previa entre ellos dos, probablemente entre el momento en que regresamos de la Caverna y nuestro encuentro en la cafetería. Me dio algo en qué pensar… Pero no era el momento de detenerse en algo como aquello, aunque me sentí tentado de preguntar luego de su comentario sobre que ella probablemente querría matarle. La joven entrenadora llegó al poco tiempo, con su expresión molesta tan característica. A decir verdad estaba acostumbrado a eso, pero me dio la sensación de que se sentía más frustrada que de costumbre. —Qué bueno que llegas, Mimi —sonreí con serenidad—. Antes de hablar, quiero que coloques esto en tu muñeca —extraje de mi bolsillo otra pulsera, idéntica a la que había entregado a Chad. Se lo alcancé a Mimi—. Verás, sucede lo siguiente: el Hada Soñadora, mi Gardevoir, me advirtió que algo raro está pasando en el Mundo de los Sueños. Según dijo, el Señor de las Pesadillas ha regresado, por lo que nos pide ayuda para enfrentarlo y detenerlo, ya que dejarlo ir a sus anchas supone un peligro de dimensiones grandes. >>Lo que tenemos que hacer, ahora, es ir a dormir con la esta pulsera colocada en nuestras muñecas. Se trata de un artefacto muy raro que nos permite alcanzar el Mundo de los Sueños que antes te mencioné, también nos permite tener cierto dominio sobre lo que nos rodea, como si estuviéramos en un sueño lúcido. >>Les advierto que no sé con qué nos encontraremos allá. Hagamos lo posible por mantenernos juntos. >>¿Alguna duda? Contenido oculto Cuando roleen que se duermen, no olviden etiquetar a GL.
Alpha Xenodis. Al terminar de hablar Hubert simplemente me levanté y coloque mi mano sobre la cabeza de Mimi, dedicándole una pequeña sonrisa que expresaba claramente mi tranquilidad. —Vamos a dormir entonces, ¿sí?—Cerré mis ojos unos cortos segundos y respiré con tranquilidad. >>No dejaré que se repita lo de Sinnoh. Lo último fue un pequeño susurro, solo para mi propia persona. El hecho de ver a todos reunidos una vez más me hizo recordar cosas... Imágenes horribles de la Columna Lanza, donde mi cuerpo y las circunstancias simplemente me dieron el tiempo para salvar a Redflame... Yo realmente no quería que volviese a ocurrir, menos frente a mis ojos. Retiré mi presencia del lugar, pedí una habitación y en poco terminé por caer a manos de Morfeo... ¿O será del Señor de las Pesadillas? GalladeLucario
Mimi Honda Mi expresión pasó del enojo a la comprensión y cierta severidad tiñó mis facciones mientras escuchaba las explicaciones de Hubert. El entrenador hablaba con calma y conocimiento de la causa y sus palabras parecieron ensombrecer repentinamente el ambiente a nuestro alrededor. Cayeron pesadas como una losa. El mundo de los Sueños... el regreso del Señor de las pesadillas... ese solo podía ser Darkrai ¿verdad? De modo que según Hubert y su Gardevoir, ¿Darkrai había despertado y eso generaría grandes conflictos en nuestro mundo? Darkrai era un pokémon de tipo siniestro que tenía la habilidad innata de crear pesadillas y controlar a su antojo los sueños. Solía habitar en la Isla Lunanueva, en mi región natal. Recordaba haber escuchado antes de ese mundo onírico al que Hubert referenciaba. Ese Mundo de los Sueños. El entrenador lo había mencionado hacía algunos años, cuando aún apenas nos conocíamos... en ese momento en el que tuve un percance con su molesto Spritzee. —Supongo que debo reconocer que esto es mucho más importante que lo que tenía pensado en un principio— suspiré con dramatismo, molesta conmigo misma al reconocer que Alpha tenía un buen motivo para no aparecer, y me ajusté la pulsera en torno a la muñeca—. De modo que... ¿solo hay que dormir con esta cosa puesta? ¿Así sin más? Hubert, ¿estás seguro de que—? Repentinamente sentí una mano cálida sobre mi cabeza y mi voz se detuvo por incercia mientras sentía como mi corazón daba un vuelco en mi pecho. No tuve ni que alzar la mirada. No sabía cuando era que se había levantado de la silla, pero lo había hecho y ahora tocaba mi cabeza. ¿A-Alpha? ¿Qué estaba haciendo ese idiota ahora? Yo estaba molesta con él por no aparecer en la pradera, ¿por qué se tomaba la libertad de tocarme la cabeza como si mi enojo le resultase ínfimo o le importase un cuerno de Tauros? ¿Cómo podía ser tan increíblemente denso que no se daba cuenta de lo que esa clase de gestos provocaban en mí? ¡Su cerebro era del tamaño de la pulga de un Joltik! —Hmph— bufé apartando la mirada. Pero mis mejillas ardían y mi voz tembló de forma inevitable cuando continué—. N-ni te pienses que dormiré contigo, idiota. ¿Has perdido la cabeza? Te dije que solo vine porque Hubert necesitaba mi ayuda. Aparté su mano. >>B-buenas noches. No era de noche, ni siquiera estaba por ponerse el sol... pero la idea de imaginar un escenario como aquel le hacía un daño severo a mis nervios y mi autocontrol. No miré a nadie. Ni a Hubert. Ni a Chad. Mucho menos miré a Alpha mientras se encaminaba en el sentido contrario; simplemente subí apresuradamente las escaleras en busca de una habitación. ¿Cómo demonios iba a centrarme en detener a Darkrai? De verdad aquello... no había manera posible de que aquello saliese bien.
Hubert Luego de que Alpha y Mimi se retiraran de la cafetería, me incorporé sobre mi asiento para hacer lo propio. Dirigí una última mirada a Chad y mostré una ligera sonrisa, invitándole a dirigirse inmediatamente a una de las habitaciones del Centro para iniciar una nueva aventura. En ese momento, al girarme y salir del lugar seguido por Shaymin y Serperior, me sentí bastante bien, seguro de que las cosas saldrían bien como era costumbre. Pero mis ánimos cambiaron un poco al terminar de cruzar las puertas de mi propia habitación. Me descalcé y me tumbé en la cama. De nuevo empecé a sentirme preocupado. Era evidente que lo que vendría a continuación era algo muy grave, porque pocas veces había visto al Hada Soñadora comportándose de esa manera, con esa angustia. Y por si fuera poco, el destino del mundo volvía a estar en nuestras manos. ¿Cuántas veces lo habíamos salvado ya? Era una responsabilidad demasiado grande, pero al menos no tan compleja y extraña como evitar un incidente que cambiaría la realidad tal y cómo la conocemos… Shaymin, al parecer notando mi estado de ánimo, se acurrucó junto a mí. Serperior se colocó junto a mí, observando hacia la ventana los movimientos del exterior. La presencia de ambos me ayudó a conciliar el sueño.
Chad Redflame Cerré la puerta tras de mí y me senté al borde de la cama, sacándome la chaqueta y los zapatos. Dejé a Flare salir de su pokéball y ésta saltó a la cama de manera juguetona, le rasqué un poco la cabeza y negué con una sonrisa, dándole a entender que no era momento de jugar. Fósforo se sentó frente a la cama de brazos cruzados y con la vista al frente, como vigilando la puerta de alguna manera. Miré la pulsera que me había entregado Hubert y alcé la muñeca para examinarla con curiosidad, ¿qué era el Mundo de los Sueños? ¿y qué clase de amenaza podría suponer realmente este Señor de las Pesadillas si no estaba en el mundo físico? Suspiré con aquellas dudas rondando mi mente y me acosté en la cama, mirando un punto indefinido en el techo. Fuese como fuese, confiaba suficiente en Hubert como para apoyarlo en esto aunque no tuviese idea de a qué nos estábamos enfrentando. No sería la primera vez que estamos ante una amenaza desconocida y en todas esas ocasiones habíamos comprobado que la unión siempre hace la fuerza. Esos pensamientos me tranquilizaron lo suficiente como para seguir adelante e intentar dormir. Saqué mis auriculares de la mochila y me los puse, acomodándome de vuelta. La pequeña pantalla de mi reproductor se encendió iluminando mi rostro en la oscuridad del cuarto mientras navegaba entre mi lista de canciones. Una vez encontré la indicada le di a play y cerré los ojos, dejándome guiar por los sonidos relajantes y el ritmo lento de aquellas notas musicales. Antes de darme cuenta, me había quedado dormido.