Long-fic de Naruto - Lascivia.

Tema en 'Fanfics de Naruto' iniciado por L i t h a, 18 Febrero 2018.

  1.  
    L i t h a

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    Capricornio
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    Lascivia.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    537
    Lascivia.
    Itachi U. x OC x Sasuke U.
    Género: Drama, angustia, romance.
    Advertencias: Lemon, Incesto, AU.

    Sinopsis.
    Tras la prematura muerte de su madre, Kyou Senkawa, una chica solitaria y melancólica, viaja a la ciudad de Konoha buscando el sustento económico del padre que la abandonó antes de nacer. Los planes de Kyou toman un rumbo inesperado cuando se da cuenta de que Fugaku Uchiha, su padre, ha muerto.
    Una serie de revelaciones familiares, conflictos fraternos y debates morales salen a relucir cuando una completa extraña irrumpe en la vida de los hermanos Uchiha. ​


    Prólogo.

    Aún recuerdo con claridad el día en que mi madre, Nagisa, me dejó. Fue al terminar el invierno, dos días antes de que el árbol de cerezo que había frente a nuestro hogar abriera su primer botón. Era una lástima. A ella le encantaba el Hanami no menos que a mí, aunque cada vez tuvo menos tiempo de poder quedarse por mucho a uno de los festivales; trabajó tanto todos los días, por ella, por mí, por las deudas que teníamos.


    Pasé más de tres meses con depresión diagnosticada después de la muerte de mi mamá, aunque realmente yo los sentí como años. Me aterraba tener que ser una persona obligada a ser independiente a los diecisiete años. No sabía mucho del mundo, no estaba indefensa ni era precisamente débil pero... ¿cómo sabes cuando eres lo suficientemente maduro? ¿Cuándo dejas de temer tomar decisiones porque no dejas de pensar en sí será lo correcto? Aún, al día de hoy, aprendí que nunca deja de suceder.


    Cuando fui consciente de que estaría sola a partir de ese momento, no tenía seis años para aún creer que me había "traído la cigüeña". Había un hombre que había dejado a mi madre sola cuando supo que yo estaba en el vientre de ella. La escuché muchas veces hablar y llorar por teléfono, pidiendo, suplicando a ese hombre por 1500 yenes que hacían falta para poder pagar el alquiler; ignoraba nuestra existencia y ella ignoraba que yo podía entender más situaciones de las que pensaba.


    "No soy más una niña indefensa", pensaba, cuando me sumí a mí misma en aquella travesía de buscar a mi padre, para que por fin, obtener lo que por derecho me pertenecía: dinero, una seguridad económica que a mi corta edad, era imposible conseguir. “Ya no era una niña indefensa”, repetía… Quien diría que la mitad de aquellas palabras eran una mentira. Los jóvenes y adultos somos tanto o más indefensos que los niños. Obligarse a madurar, enfrentar las pérdidas de quienes amamos, debatir entre lo que se cree correcto e incorrecto, moral o inmoral...

    Desde el día en que mi madre murió el mundo pareció ser diez veces más complicado de lo que jamás pensé. Desde el día en el que viajé para buscar lo que por derecho me pertenecía, supe que no podía retroceder en mis decisiones.

    Hay días en los que solo pienso cómo la vida va a castigarme, o en el mejor de los casos, cómo la muerte lo hará. Y hay días en los que justifico perfectamente todas mis acciones y no me arrepiento de nada.
     
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    2008
    1. Padre.
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    Había pasado veranos completos en Konoha junto a mi mamá; visitábamos a la abuela Kanna, era viuda y la adoraba tanto como ella a mí. Kanna tenía un acogedor apartamento en la zona residencial de la ciudad que solo era habitado por ella y sus tres gatos siameses. Sólo tenía un par de habitaciones, pero así me gustaba porque por las noches podía estar más cerca de mamá mientras me cantaba hasta quedarme dormida, y por las mañanas me despertaba acariciando mi cabello; podía sentarme en el extremo del balcón, con las piernas entre los barrotes, la ciudad bajo mis pies y las estrellas opacadas por las luces de la ciudad en mi cabeza.

    Podía pasar tardes enteras haciendo dibujos en el suelo de la sala con esas crayolas y lápices de colores maltratados por el uso tan rudo que una niña de mi edad les daba, mientras mamá y la abuela conversaban alegremente en el comedor bebiendo té. La casa de la abuela tenía algo… Tenía olor a café por la mañana, juegos de mesa por la tarde y un largo abrazo de despedida cuando alguien salía de casa.

    Incluso las navidades las pasábamos en juntas; una pequeña familia de tres mujeres, todas dejadas por un hombre aunque en un contexto muy distinto. Mi abuelo había fallecido por una enfermedad cuando mi madre era sólo una adolescente, mi madre nunca hablaba de mi padre y yo nunca lo conocí. Mi abuela había fallecido tres años antes que mamá y desde entonces nunca más, hasta ese día, puse un pie en esa ciudad.

    Konoha no era una ciudad desconocida para mí, sin embargo mi corazón se aceleraba y un nudo se tensaba más y más con cada kilómetro que recorría rumbo a aquella metropoli. Mis piernas se movían ansiosamente, parecía una persona ansiosa por un cigarrillo. Quizás era porque era la primera vez que viajaba sola, y el saber que cuando regresara no habría nadie esperándome en casa.

    Ya habían pasado cuatro meses desde que mi madre había muerto de cáncer. Ella era tan joven, siempre me sonreía, y con una sonrisa falleció sobre la camilla de un hospital en la ciudad de Kurama, donde yo crecí y pasé gran parte de mi vida.

    El pensamiento de saberme sola en el mundo dolía profundamente en mi pecho, sentía una fuerte presión que me hacía respirar con dificultad. Mi cuerpo se sentía sin fuerza para nada y mi mente muy desolada, oscura; trataba de pensar en algo que no fuese desesperanzador pero era imposible. Tenía que deshacerme de todo eso antes de poner un pie fuera del tren en el que viajaba. No más debilidades, ¿qué clase de control demostraría con mis piernas temblorosas y manos inquietas ante las personas a las que iba a enfrentar?

    Mire por la ventana del tren, reconocía el paisaje que recorríamos. Estaba cerca de la ciudad. Llevaba una maleta y una mochila sobre mi hombro, así que llame a un servicio de taxi para que me recogiera apenas llegara a la estación.

    ¿Qué hacía en Konoha? Buscaba a mi “padre”.

    ~

    Tenía un nombre, sabía el nombre de quién me había engendrado en un 50%: Fugaku Uchiha. Tenía un domicilio al cuál ir. No habría tenido tanta suerte si mi madre no hubiese decidido guardar aquellas cartas que envió cuando yo era más pequeña, y naturalmente, estas eran rechazadas así que el servicio de correo no tenía otra opción más que regresarlas al remitente. En ellas le pedía ayuda a Fugaku una y otra vez; pedía por mí, que me reconociera como hija al menos si no la quería a ella como esposa. Me dolió leer las cartas, escritas a puño de mi madre.

    ¿Qué más sabia de él? Nada. Deducía que él tenía un empleo con un salario demasiado gratificante. La dirección del destinatario en las cartas hablaba de un barrio muy bien acomodado en una zona bonita de la ciudad.

    Por alguna razón presentía que tenía hijos. No sabía si eran varones, pero si lo eran, los compadecía. Qué más puede crear un hombre tan cobarde cómo Fugaku sino hijos iguales. En las cartas, se hacía mención que mi “padre” se había casado con alguien. Sólo tenía la información que quedaba en esas cartas sin respuesta que permanecieron selladas hasta que yo las descubrí.

    Sin embargo, el tema de sus hijos, de su esposa, de su perro o de quién sea quien fuere estuviera emparentado con Fugaku no me importaba mucho. ¿Iba a vengarme del hombre que me ignoró toda mi existencia aun cuando lo necesitaba? Eso no iba conmigo, no le encontraba sentido. Yo solo quería sobrevivir, quería lo que por ley y derecho me pertenecía. Aún no era una adulta, ni siquiera había concluido mis estudios todavía; aunque trabajase arduamente, sabía que no podía conmigo misma durante mucho tiempo ni con la presión de mantener mis estudios regulares y un empleo, algo acabaría por sofocarme. Aún si solo me dedicaba a una vida laboral mediocre, ¿qué clase de futuro me esperaría?

    Planeaba algo que era beneficioso para ambos. Él sólo tendría que hacerme llegar dinero una vez al mes, el suficiente; yo regresaría a mi pueblo y todos contentos. No viviría en su casa, no lo llamaría papá y no tendría que convivir con sus hijos (si es que los tenía). Un par de años y después me haría cargo de mi misma como lo hizo mi madre hasta la muerte. Fácil. Sonaba muy avaricioso pensar sólo en el dinero, pero siempre pensé que era un mal necesario en el mundo. Si eso podía pagar mis estudios, alimentarme, vestirme y darme un techo, tendría que conseguirlo de la billetera de Fugaku cómo fuese posible.

    Otro dilema que se me presentó fue el cómo iniciaría toda esa confrontación. ¿Sabría su esposa que antes de ella había dejado abandonada a una hija y a una mujer? ¿Qué clase de reacción tendría ella al saberlo, y Fugaku al verme frente a su puerta? ¡Qué escándalo se armaría, todo un drama! Dios, no iba a Konoha para meterme en más aprietos con la familia de él, personas que eran parte de mi completa indiferencia.


    Medité sobre el tema una vez en el taxi que me llevaría al hostal donde me hospedaría los días que me tomara solucionar la situación con Fugaku. Esperaba que no fueran muchos ya que, a pesar de que era bastante barato, en el caso de que nada saliera como lo planeado tendría que economizar al máximo. Existía la gran posibilidad de que aquel viaje pudiera ser solo un desperdicio de dinero, el cual era poco. A pesar de esa preocupación, tenía cierta confianza en mí... ¿Persuasiva? Quizás lo era un poco.


    Después del viaje me merecía descansar, había rentado una habitación en un hostal, lo primero que hice al llegar fue echarme de bruces en la cama y arruinar el perfecto planchado de las mismas. Mi cuerpo se sentía fatigado, como si algo fuera a enfermarme, aunque desde que mamá falleció me sentía de la misma manera día con día. Quizás, quizás... Quizás era la manera en la que trataba de ocupar mi cuerpo y mi mente todo el tiempo con alguna actividad, mantenerme activa para no sufrir, para no pensar en todo lo que me hacía desmoronar. Tarde o temprano mi carne cobraría factura de los desvelos auto provocados, el ejercicio riguroso que trataba de mantener y otras conductas no demasiado sanas; sin embargo seguiría creyendo que todo aquello era mejor que usar drogas tanto legales como ilícitas.


    Me quedé profundamente dormida sin darme cuenta hasta que Sakura, la chica pelirrosa que era una especie de recepcionista y trabajadora general del hostal me llamó, era la hora de cenar.


    La primera noche fue la más difícil de todas. Fue el día que me sentí más sola que nunca, más pequeña que nunca. La noche traía consigo un misterioso manto de melancolía y este se volvía más grueso al estar en un lugar desconocido, en el que no posees nada y en el que a nadie le importaría si murieses. Desprotegida era una palabra que podía ayudarme a describir mi situación pero no podía abarcar todo. ¿Desamparada? Más que nunca en la vida. El sueño fue mi único alivio en esa noche, aunque una parte de mi quería huir del mañana.

    ~

    Una calle de dos carriles, un muro con una verja automatizada, un jardín adornado de claveles y el césped más verde que jamás vi, una pared con una perfecta fachada; era lo que me separaba de él, de Fugaku. ¿Realmente era su casa? Era hermosa, como todas en ese barrio, clásica sin caer en lo antiguo. Era de dos pisos, estaba rodeada de un muro de por lo menos tres metros y una verja automática para los autos, dos autos de último modelo dignos de pertenecer a un hogar como aquel.

    Suspiré profunda y amargamente. Deseaba que mi padre fuese un hombre promedio de clase media; un hombre que prefirió irse en lugar de pasar por carencias económicas por una hija no deseada... porqué de esa manera al menos él tendría un excusa que por fin diera respuesta a las preguntas que hacía a mamá cuando tenía ocho años, preguntándome porqué mi papá no estaba con nosotras. Pero ahora él no tenía ni la más mínima, ninguna puta excusa para abandonarme.

    Fugaku tenía dinero, mucho, mucho. Si el dinero no había sido una carencia en su vida, entonces ¿Qué lo hizo dejarme? ¿Qué lo hizo dejar a una mujer tan amable como mi madre? No había excusa, simplemente no me quería, no me quería en su vida y su vida era mejor ignorando que yo existía. Lloré como nunca, apenas podía sostenerme a mí misma de pie. Dolor, todo dolía, mi corazón se quebraba. ¿Por qué no me quería? ¿Cómo alguien puede abandonar a su carne, su hija?

    Tras tantos años de indiferencia. Me obligue a creer que la falta de un padre nunca me afectaría pero ¿qué hacía en ese momento? Llorar de rabia y sentirme colérica frente aquella casa, maldiciendo en mi mente, sintiendo puñaladas en el vientre, siendo asfixiada por una cuerda invisible.

    Una parte de mí quería una excusa para papá, mientras que otra deseaba odiarlo. ¡Maldición! ¡Mierda! No podía contenerme, las lágrimas se desbordaban de mis ojos sin poder contenerlas. ¡LO ODIABA! Dos autos, una casa enorme en los suburbios... ¿Era mucho pedir tan sólo 1500 yenes para que no nos desalojasen a mi mamá y a mí del apartamento? Lo odiaba más cada vez que recordaba lo que nos había hecho pasar, me odiaba a mí misma por siquiera haber deseado que él me quisiera. Me odiaba por haberme engañado y haber repetido tantas veces que nunca me derrumbaría frente a él. Y lo peor de todo es que ni siquiera lo tenía enfrente, aún no.

    Venían a mi mente recuerdos, dolorosos que creía ya extintos. Traté de recuperarme de aquellos sentimientos, tomé aire como nunca en mis pulmones y exhalé lentamente. Limpié mi rostro, sequé mis manos y recupere mi postura, o al menos eso intentaba. La boca del estómago me ardía; en aquel momento tenía un tifón dentro y ya no sabía que malestares físicos eran normales sentir. Use unos cuantos pañuelos para limpiar mi nariz y mis ojos.

    Una parte de mí quería irse corriendo a casa, tomar un tren y regresar a mi ciudad, quería ir a mi habitación y olvidar que todo eso había pasado. Quería regresar al pasado, cuando mi mamá, Nagisa, vivía y no necesitaba más. Otra parte no. Otra parte quería hacerle saber mi existencia a Fugaku, ser tan imponente y firme con mis palabras que él no tuviese otra opción más que ceder.

    Esa otra parte ganó la batalla y cuando menos lo pensé, me hallaba frente a esa gran verja de metal automatizada. Pulsé un botón en el intercomunicador, llamando a la casa.

    –Buenos días, ¿Qué deseas?

     
    Última edición: 25 Febrero 2018
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    No sabes cuánto deseé que fuera Sakura la protagonista, porque eso me hubiese impactado el corazón D:

    Quiero ver como se desenvuelven los hermanos Uchihas con el personaje, porque, ellos son mi punto de partida en la historia, ya que, ellos me matan de maneras inimaginables en la cabeza (?) La chica ha pasado por situaciones complicadas, se me hace difícil ver una adaptación en un sitio nuevo cuando sigue en un duelo interno. También influirá mucho el cómo la traten. Me da miedo por Sasuke, es demasiado soso, brucos. Pero Itachi es un amor, así que estaré pendiente de la continuación.

    Saludos
     
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    L i t h a

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    Capricornio
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    [​IMG]

    –Buenos días, ¿Qué deseas? –habló la voz a través del intercomunicador incrustado en la pared.

    Me quedé helada. ¿Esa era su voz? ¿Esa era la voz de Fugaku? Obviamente era una voz masculina, y de un hombre, no sólo de un adolescente.

    –Soy tu hija, Fugaku. –Dije en voz alta, con voz agitada y temerosa. Consternada por la situación, pues no se me ocurrió otra forma de responder.

    –Disculpa, no puedo escucharte, tienes que presionar el botón de la derecha mientras hablas. –me contestó la voz.

    Inmediatamente sentí alivio, aquella confesión había sido muy precipitada. ¿En que estaba pensado? No podía plantarme así como así; además, ni siquiera sabía quién era la persona del otro lado del intercomunicador, quizás, y lo más seguro, es que fuese un mayordomo o alguien de la servidumbre.


    -Di-disculpe, estoy buscando al, al señor U-Uchiha. –dije, esta vez presionando el botón mientras hablaba.

    -¿Quién lo busca?


    Ahora sí que estaba en un problema. ¿Qué sería lo más prudente contestar? Sí decía mi nombre, probablemente ni siquiera se preocuparía por recibirme, después de todo, seguramente ni siquiera sabía el nombre de su hija bastarda. Tuve una mejor idea:

    –Nagisa Senkawa. –respondí.

    Ése era mi apellido real, pero mi nombre obviamente no era Nagisa, mi nombre era Kyou. Era obvio que sí hacía aquello, entonces llamaría la atención de Fugaku… saldría a verme. Él no sabía que mi mamá había fallecido, pero su sorpresa sería más grande al saber que no se trataba de ella, sino de su “hija”.

    –Espere un momento por favor. –se escuchó decir a la persona del otro lado del intercomunicador.

    El corazón me latía a mil por segundo. Mis manos sudaban y mis extremidades se agitaban cómo un perro chihuahua. La verja de metal se abrió mecánicamente. La voz a través del intercomunicador me indicó que pasara.

    Con los pasos más torpes que jamás di, me adentré. Había un hermoso jardín, un camino de concreto hasta la entrada y un camino igual para los autos. La casa era aún más bella de cerca, la pintura era perfecta, los autos eran costosos y estaban impecables. Caminé a través del jardín, tensa. Mi cuerpo se volvía rígido conforme me aproximaba al pórtico, tenía que mantenerme así si quería disimular los temblores de mis manos y piernas. Cada musculo de mi cuerpo estaba tenso y mi respiración era tan corta que casi parecía que la contenía.

    Me quedé mirando la puerta de la entrada, había un vitral alrededor de ella, con los cristales difuminados, no permitían ver con claridad hacia dentro, sólo figuras y siluetas.

    La puerta se abrió. Tragué saliva duramente, cómo si llevase una píldora a través de mi garganta, y si no fuera por mi caja torácica mi corazón habría salido disparado. Un hombre salió de la casa, tenía el cabello y los ojos de color ónix, se recogía el cabello largo en una coleta. Suspiré con cierto alivio, él era muy joven, demasiado para ser Fugaku. Su tez era muy blanca salvo por las profundas ojeras alrededor de sus ojos, sin embargo, aquello sólo lo hacía parecer más interesante… Sinceramente, era muy apuesto comparado con muchos hombres que yo había conocido.


    –Buen día. –Hizo una leve reverencia, era la misma voz del intercomunicador–. Disculpe la pregunta pero, ¿la conozco de algún lado?


    Lo miré confundida. Estaba completamente segura de que yo había preguntado por el señor Uchiha… sin embargo, este hombre salió de la casa. ¿Acaso Fugaku no vivía en esa casa? No, no era eso… ¿entonces…?


    –Lo siento, creo que ha habido una confusión. –Dije, tratando de ocultar mi nerviosismo–. Estoy buscando a Fugaku Uchiha.


    Él parecía ahora tan confundido como yo. Su semblante cambió sutilmente.


    –Sí, ha habido una gran confusión, al parecer. ¿Podría saber por qué lo busca, señorita?

    –Es un asunto que me gustaría tratar directamente con él, si no le molesta. –Dije dudosa.


    ¿Por qué le interesaba? ¿Por qué no simplemente me ponía en contacto con él? El hombre me miró fijamente, sabía que yo le pediría que me dejara hablar con él pero antes de que pudiera hacerlo, él siguió con la conversación.


    – ¿Podría repetirme su nombre?

    – Nagisa Senkawa. –Hice una reverencia al presentarme.

    –Itachi Uchiha.


    ¿Uchiha? ¿Él era su hijo? Me quedé inmóvil, literalmente, dejando mi cuerpo inclinado sin terminar mi reverencia.


    – ¿Senkawa-san?


    Me incorporé rápidamente. Antes de que él pudiera decir algo más, decidí hablar:


    –Disculpa, en realidad es necesario que hable con Fugaku Uchiha… ¿podría…?

    –Lo siento, Senkawa-san, eso no será posible. Cualquiera que conociese a mi padre lo suficiente como para venir a su hogar, sabría que él y mi madre fallecieron hace más de dos años.


    Lo miré con los ojos muy abiertos. Una noticia detrás de otra… Las cosas no dejaban de empeorar. Fugaku muerto, mi madre, mi abuela… El agujero dentro de mí sólo se hacía más grande, más denso y más oscuro. ¿Así se sentía no tener familia? ¿Era esto estar solo en el mundo? ¿Así era saber que no había nadie para compartir un vínculo, aunque fuese como el de Fugaku?

    Mi padre, mi maldito y egoísta padre, el padre que me abandonó de niña ahora también lo hacía de éste mundo.

    Fugaku había fallecido, Itachi era el hijo mayor, Itachi era mayor que yo, Fugaku tenía una familia formada cuando yo nací, mamá era la amante de Fugaku, él no nos abandonó por otra mujer… Todas estas ideas me pegaban en la cabeza, taladraban mi mente ¿Qué estaba sucediendo? ¿Esto era una mala broma por parte del universo? No sabía qué pensar, qué decir, cómo sentirme. Básicamente todo se me derrumbaba encima, me aplastaba, me demolía y escupía. Así me sentía por dentro, destrozada.

    Y vacía, hueca, pesada, lúgubre. Miré el concreto en mis pies, mire al vacío.


    –Senkawa-san, ¿por qué era tan importante hablar con él? ¿Qué relación guardaba con mi padre? –preguntó de manera directa.


    De pronto, mi corazón que estaba tan acelerado hacía algún momento, había comenzado a ir más lento, el cuerpo me pesaba y cuando traté de mirar al Uchiha, la cabeza pesaba tanto sobre mi cuello que no podía mantenerla.


    – ¿Senkawa-san? ¿Por qué era importante hablar con mi padre? –preguntó con paciencia.


    Escuchaba su voz como un eco, mi vista se hacía como ver a través de un túnel.


    –Él… es, era, –traté de hablar, tenía poca fuerza–. Fugaku, Itachi, él… –estaba perdiendo la coherencia del discurso a la par del conocimiento.


    Mis piernas flaquearon finalmente. Esperaba sentir el golpe de mi cabeza en el concreto, pero sentí el repentino agarre del Uchiha.


    – ¡Senkawa-san…!

    ~

    Actuó por instinto, la sujetó antes de que se golpeara contra el piso. Itachi ya tenía la sensación de que algo así le sucedería desde que le mencionó el fallecimiento de su padre, su comportamiento cambió súbitamente. Sin pensarlo dos veces, la cargó, ella era ligera como una pluma. La llevó dentro de la casa y la recostó sobre el sillón más cercano.

    Tenía a una mujer, casi una niña de la edad de su hermano, desconocida e inconsciente en la sala de su casa. ¿Qué debía hacer? ¿La llevaría al hospital? No, parecería demasiado sospechoso que un hombre llevase a una mujer desmayada a la que ni siquiera conoce. Al Uchiha llegó a atravesársele en algún momento el pensamiento de que la chica estuviese drogada, después de su extraño comportamiento pero realmente no le parecía ser esa clase de persona.


    –“No parecía ser algo grave, bastaría con dejarla descansar. Quizás la noticia de mi padre la impactó demasiado pero… ¿por qué? ¿Qué relación debería tener ella con él para afectarla de esa manera?“ –pensó el Uchiha.


    La miró detenidamente. Recostada sobre aquel sofá. Realmente parecía agotada, aun estando dormida. Cómo si no tuviera fuerzas para levantarse por más que durmiese. Se veía vulnerable, indefensa, herida. Por un momento, fugaces recuerdos aparecían en la mente de Itachi: su hermano, cuando él era un niño y se escabullía a su habitación por las noches en las que tenía pesadillas, decía que estar él lo hacía estar más seguro. Sonrió por aquel recuerdo que ahora parecía tan lejano.


    –“Es casi una niña, tal vez menor que mi hermano.”


    Se preguntó si alguien le había hecho daño, pues notó sus ojos ligeramente hinchados, como si hubiese estado llorando. Sus jeans estaban rotos, un estilo juvenil que a él personalmente no le agradaba demasiado.

    Confundido aún, se sentó en el sofá frente a la chica inconsciente con los brazos sobre las rodillas, inclinándose hacia delante. Trató de imaginar de qué se trataba todo aquel asunto, pero todas las teorías que lograba formar, eran absurdas. Ella era demasiado joven para ser una amante de su padre, demasiado informal para tratarse de alguien de la compañía eléctrica de la que su padre fue encargado alguna vez; el apellido Senkawa no le sonaba de nada, su rostro tampoco. ¿Entonces? Estaba ansioso por saber qué estaba ocurriendo, por qué esa joven estaba en su casa. Sólo tuvo que esperar unos minutos para que aquellas dudas fuesen disipadas por la propia voz de la chica.

    ~

    Cuando por fin recuperé el conocimiento lo primero que hice fue tratar de incorporarme rápidamente. Me di cuenta de que estaba dentro de la casa de los Uchiha, sobre el sofá más cercano a la entrada, noté la mirada de Itachi e inmediatamente bajé las piernas del sofá, debía ser carísimo y no quería ensuciarlo. Me quedé sentada frente a él; no me podía ver en un espejo, pero estaba segura de que mi cara era como un tomate…


    - ¿Ha estado estresada últimamente? –Preguntó con demasiada tranquilidad, cómo si ver gente desmayada fuese lo más normal del mundo para él.

    -Más de lo que cree. –Susurré. Hice una pequeña reverencia sobre mi asiento–. Lamento las molestias, esto no suele sucederme… De hecho, nunca me había pasado.


    No sabía cuánto tiempo había pasado inconsciente y eso me incomodaba infinitamente.


    –No hay problema. Imagino que la noticia de mi padre le impactó de sobremanera pero lo que realmente quisiera saber es ¿por qué lo hizo?


    Lo miré sorprendida. Él era directo. Al ver mi expresión, sonrió levemente, quizás pensó que estaba siendo brusco o agresivo pero quería demostrar lo contrario.


    –Quiero decir, debía tener una relación cercana con mi padre para que le afectara esta noticia sin embargo creo que él nunca nos presentó, Senkawa-san. ¿Podría saber de dónde lo conoce?


    De pronto, por alguna razón me sentí una niña nuevamente, creía que si mentía, él se daría cuenta y las consecuencias serían peores. Y ni hablar de escaparme de la situación.


    – ¿Realmente creería cualquier cosa que venga a decirle una desconocida? –Quizás eso ayudaría a minimizar su curiosidad.

    –Senkawa-san, ¿habría venido usted hasta la puerta de esta casa, si usted misma no estuviera segura de que mi padre le creería lo que viniese a decirle?


    Tenía razón. ¿Era así de elocuente todo el tiempo? Darle rodeos no me llevaría a ningún lado. Y el hecho de que Fugaku muriese no debía detener la razón por la que estaba en Konoha. Podría sentirme sola y miserable en otro momento, uno en el que estuviera de vuelta en casa, tratando de llevar mi vida con normalidad.

    Itachi debía ser el hijo mayor, el heredero. Habría sido difícil que convencer a Fugaku de darme la pensión que por años me negó, pero hacer que su hijo creyera que su padre tenía una hija bastarda era doblemente difícil, aunque por algún motivo hablar de ello con Itachi no me era tan atemorizante… Quizás el resultaba lo suficientemente amable como para no parecerme intimidante.


    El Uchiha me miró con paciencia, esperando una respuesta. Me busqué en los bolsillos del pantalón y saqué algunas de las cartas que mi madre había escrito a Fugaku hace años.


    –Esperaba que su padre me creyese, pero ahora usted debe hacerlo. –Miré las cartas en mis manos, las abrí y desdoblé–. Lamento haberle mentido pero mi nombre no es Nagisa, sino Kyou. Nagisa era el nombre de mi madre.


    Él me miró con interés, probablemente preguntándose que tenía que ver aquello con el tema principal. Le ofrecí las cartas, él la tomó dudoso.


    –Esta es la razón por la que estoy aquí.


    Él papel arrugado y amarillento había distorsionado sutilmente la tinta del escrito, pero aún podía apreciarse la delicada caligrafía de mi mamá. Leyó primero la carta más larga y más vieja, luego la más corta.

    ~

    Fugaku,

    No sé de qué otra manera tratar de contactarte, no sé de qué otra manera hacerte entender que lo eres todo para mí… Tú y éste bebé que cargo en mi vientre son mi prioridad, mi única razón de ser en éste mundo.

    Lamento haberme comportado de esa manera la última vez que nos vimos, no hay día que no me castigue y odie por presionarte tanto pero no pude imaginarme sólo abandonando a éste hijo en un orfanato. De verdad lo siento, pero es algo imperdonable para mí, algo atroz. Me enojé mucho por siquiera pensar que insinuabas esa opción, ahora comprendo que nunca serías capaz de proponer algo tan inhumano como eso. Este bebé es el fruto de mi devoción y mi amor hacia a ti, no podría ni imaginar abandonarlo, ¿comprendes ahora mi reacción? Ruego a dios que me comprendas. Ruego porque regreses a mí. Juro que te enamorarás de tu hijo (o hija) en cuanto mires sus ojos, en cuanto toques sus manos o cuando por fin lo tengas en brazos.

    Sé que no es fácil. Yo también estoy asustada, tanto cómo tú. Pero créeme cuando te digo que haré todo lo posible por hacer tu vida feliz, por darte un buen hijo, criarlo con el mayor empeño posible y hacer que te sientas orgulloso de tu familia.

    Está por terminar mi primer trimestre, será cuestión de tiempo para poder saber si será un niño o una niña y no puedo imaginarme recibir esa noticia sin ti. Estoy emocionada por la idea. Y a través de esta carta espero que te contagies de la emoción que tengo.

    Ansío verte de nuevo.

    Tuya, Nagisa

    ~

    Fugaku,

    Has estado recibiendo mis cartas, lo sé… pero no recibo respuesta alguna. No sabes cómo me duele pensar que las rechazas, incluso dudo que estés leyendo esta justo ahora… Aun así, haré el esfuerzo.

    Te necesito. Tu ausencia de respuesta, tu ausencia física sólo me tortura más y más. Si querías castigarme, lo has hecho, y me rindo. No puedo con esto.

    ¿Te gustaría el nombre de Kyou para nuestra hija?, porque el doctor me ha dicho que será una niña.

    Tuya, Nagisa

    ~ ~ ~

    Insane <3 No esperaba leerte leyendo mi fanfic (?). Haha, pero gracias por estar acá.
    Sakura era una buena opción como mi protagonista, e incluso Hinata. Pero quería darle una personalidad melancólica y solitaria, sin ser tímida, a la protagonista, y preferí un rostro desconocido. De igual forma, no descarto el hecho de escribir algo con Sakura o sólo con personajes originales de la serie.
    El encuentro con Sasuke ocurre pronto, y tal vez no sea nada a como lo esperado 7u7.
    Publicaré pronto los demás capítulos. ¡Gracias por tu comentario!

     
  5.  
    Pire

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    Hola, ya me habia leido la primera parte, pero quería ver primeramente como iba todo antes de dar mi completo veredicto(?

    Es algo bastante raro utilizar un personaje de tu creación, no me malentiendas, no esta mal, es interesante, pero como Insane dijo, se esperaría usar a Sakura o alguna otra de las kunoichis, pero Sakura es la favorita de muchas por acá. Así que tu personaje original ha dado la vuelta a todas las creencias y tal vez por eso no había comentado anteriormente, por que no me habia convencido del todo.

    Ahora bien, esta chica es un poco confusa a mi parecer, sus sentimientos son...curiososo, ya que aunque odia a su padre y solo buscaba de primera instancia el dinero para poder sobrevivir hasta que tuviera un trabajo con el cual mantenerse, pero puedo casi imaginar que si las cosas hubieran sido de otra manera, si Fugaku estuviera vivo y demás, aunque al inicio la hubiera rechazado (lo cual era lo más esperado) al final cuando el aceptará ayudarla o sobornarla para que se vaya, puedo casi ver que en algún punto le habría cogido cariño, por que se encuentra sola en este mundo, no tiene a nadie asi que se vería tentada a sujetarse de lo único que tiene, aunque esto no sea bueno.

    En fin, de verdad no me esperaba para nada ver que Fugaku habia muerto, ahi si me sorprendiste y me diste un giro de 180º por que esperaba un transcurso diferente de los acontecimientos y ahora, me das que solo le quedan sus medios hermanos lo cual me genera un poco de ansiedad de como seguirás la historia, tus objetivos y las situaciones que crearás para que la historia no vaya rutinaria ni cliché. En fin, de verdad espero que por ser un personaje nuevo no vayas a llevarlo al extremo de Mary sue, que eso en un punto llega a desesperarme, como Sakura jajaja.

    He notado algunos errores en los capítulos, no es algo demasiado notorio ni que afecte de una mala manera el escrito, pero pude percibirlo como son:

    Te faltaron algunos acentos como se puede apreciar, solo ten cuidado a la hora de poner verbos y cuando los revises fija tu atención en ellos.

    De igual forma pude apreciar algunas oraciones que eran repetitivas, recuerda que si quieres utilizar la misma idea/palabra en la misma oración y párrafo intentes usar sinónimos, ya que de esta forma se ve mejor y no suena de tal manera, acá un ejemplo:

    De igual forma, tal vez si está publicado en otro sitio y no manejan los guiones largos, por eso algunos se te pasaron como verás a continuación:

    Son cosas pequeñas, me he quedado intrigada y espero los capítulos posteriores, saludos.
     
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  6.  
    L i t h a

    L i t h a Iniciado

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    3. Verdad.
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    Cuando él terminó de leer, me miró incrédulo, pero no sorprendido, sino más bien divertido, como si creyese que todo aquello no se trataba más que de una pesada broma de mal gusto de la que ya se había dado cuenta.

    – ¿De qué se trata esto, Senkawa-san?

    – ¿No cree lo que está escrito en esa carta? Eso pensé.

    – ¿Realmente espera que le crea algo así? ¿Mi padre teniendo a otra mujer, y además una hija, siendo usted?

    – ¿Qué pruebas quiere? –Contesté segura de mis palabras–. ¿Miró el sello postal? Los descontinuaron el año en el que nací. Y los sellos de la oficina de correos, ¿miró la fecha? Y la fecha en la que se escribió esa carta.

    –Eso no demuestra nada. –rió levemente, aún escéptico. Su risa me irritó un poco, me hacía sentir como una niña pequeña y tonta que tenía explicaciones hilarantes y poco probables.

    Tomé el sobre que Itachi tenía en las manos y le di la vuelta.

    –Mire la dirección a la que se envió, ese era el domicilio anterior de su padre, Itachi. –dije con determinación.

    Itachi me miró un poco más serio. ¡Lo tenía donde quería!, pero no sería suficiente. No era momento de arrepentirme, ni de dudar, ni de tartamudear. Nunca había visto a Fugaku, pero tenía a su primogénito frente a mí, mi única referencia de cómo se había visto mi padre en vida. Me atreví a ponerme de pie del sillón en el que estaba. Lo miré de manera confrontativa, directamente a los ojos, sin permitir que me intimidara o me hiciera sentir insegura con sus risas. Estaba a punto de abofetearlo con argumentos, de destruir todas sus dudas, de plantarle cara. Sería tan firme como lo hubiese hecho con Fugaku, sería tan imponente que no tendría otra opción más que ceder ante mí.


    –Su padre, Fugaku Uchiha, hace 18 años visitó durante seis meses la ciudad de Kurama, cada fin de semana sin falta.

    Itachi me miró estupefacto.

    – Él salía de Konoha los viernes en la noche, llegaba a Kurama en la madrugada y regresaba a esta ciudad los domingos por la noche. En ese fin de semana, su padre visitaba a mi madre. Usted era muy joven entonces, pero estoy segura de que recuerda perfectamente los “viajes de negocios” que hacía su padre a la ciudad donde yo nací. –Mis palabras eran frías como un cuchillo–. La visitó, la enamoró, la embarazó y nunca más ella supo de él. Nací yo y jamás lo conocí, porque tu padre prefirió a la familia que ya tenía formada aquí. Tengo 17 años, Itachi, y Fugaku jamás me hizo falta en la vida… a mi madre sí porque lo amaba, porque ella estaba sola y conmigo en su vientre. Primero le rogó que regresara, porque ella lo amaba, pero después, cuando se dio cuenta de que él no sentía lo mismo, le pidió que me reconociera a mi como su hija. –Mi voz se tornó un poco más triste–. Mi mamá tuvo muchas deudas cuando yo nací, le pidió apoyo a tu padre pero él jamás respondió… Una vez, cuando tenía cuatro años, escuché a mi madre hablar por teléfono con tu padre… Le pedía ayuda, porque no tenía como pagar el alquiler del apartamento en el que vivíamos… –se me hizo un nudo en la garganta de recordar a mi madre llorando en el teléfono–. Él dijo “no” y colgó.


    Parecía que el Uchiha aún no asimilaba la información; estaba molesto, confundido, atónito, triste… No me imaginó la vorágine de emociones en su interior.


    –Pero mi mamá ya no está, Itachi, murió hace algunos meses. Y no estoy aquí para juzgar a tu padre. Tengo 17 años y no sé qué hacer… No sé cómo voy a sobrevivir en este mundo. Pensé que al venir aquí y hablar con tu padre, llegaríamos a un acuerdo, que él me daría dinero al menos para sobrevivir… Y eso sería todo. No vendría aquí a querer ser su hija, a ser una hermana para ti, no destruiría su familia por decisiones del pasado… Por eso estoy aquí.


    Todo mi cuerpo temblaba. No sabía de donde había sacado todo el valor para confrontar a alguien de ése modo. Me senté bruscamente en el sofá nuevamente, cómo si hablar de ello me hubiese agotado.

    El Uchiha parecía abatido, resignado y decepcionado. Se levantó del sillón y caminó hacia una ventana, dándome la espalda.


    –Creo que ya lo sospechaba. –dijo resignado.

    – ¿¡Qué?! –exclamé.

    – Cuando era niño, las discusiones de mis padres eran recurrentes cuando mi padre viajaba a Kurama. Mi madre sospechaba de una infidelidad, pero nunca creí que llegaría a esto. –suspiró profundamente. Recibir ese tipo de noticias destrozarían a cualquier persona, pero Itachi, a pesar de su semblante triste, lucía serio.

    –Lo lamento, Itachi. –dije suavemente.

    –Quieres dinero, ¿verdad? –su pregunta fue demasiado directa. Él permaneció frente a la ventana, mirando al jardín delantero. Noté que dejó de llamarme de “usted”.

    –Lo necesito. –contesté–. Mi mamá no me dejó mucho, y no quiero abandonar la escuela por un empleo miserable en una fábrica… Además, tengo derecho, Itachi, lo sabes. Aunque tu padre no esté…

    –Lo sé. –se dio la vuelta, y se sentó frente a mí de nuevo–. Mi padre tenía una responsabilidad y obligación contigo que nunca tomó, es inaceptable, es injusto. No estarías aquí haciéndome frente si realmente no lo necesitaras, admiro eso. Tampoco es justo que tu vida se eche a perder por la falta del dinero que por derecho era tuyo desde un principio, legalmente.


    Su actitud me sorprendió. ¿Realmente ese hombre era hijo de Fugaku? ¿Cómo pudo criar a un hombre tan recto y justo alguien tan despreciable como él? No podía creerlo. Su forma de hablar y de tomar la situación me había conmovido de cierta forma, dejándome sin palabras.


    –Una parte de la herencia de mi padre será suficiente para ti sola, Senkawa-san.

    – ¿Herencia?


    ¿Qué? ¿Estaba bromeando? Sí, debía ser una broma. La familia Uchiha era rica, muy rica. ¿Podía yo tener una parte de esa riqueza? Eso era imposible, en primer lugar no iba a darme una parte de su fortuna así sin nada más.


    –Itachi. –Aún estaba sorprendida por su propuesta–. Yo… No necesito mucho. Este no era mi plan cuando vine aquí, no pretendo quitarte una parte de todo lo que tu familia tiene… Cuando te dije que necesitaba dinero, no me refería a esto.

    –En el testamento de mi padre, se nos nombró a mí y a mi hermano cómo herederos. Yo seguiría a cargo de su empresa, junto con la asesoría de los otros socios. Pero se estipuló explícitamente que parte de su fortuna, se dividiera entre sus hijos…, esto no excluye a los de sus relaciones extramaritales. Quizás él pensó que nunca te presentarías aquí, como justo en este momento.

    –Yo no necesito…

    – ¿Me estás diciendo que no quieres parte de la herencia?


    ¡MALDITA SEA, que dilema! Era más, diez veces más de lo que yo esperaba lograr en mi viaje a Konoha. Una parte de mí lo quería, quería ese dinero, mi vida estaría resuelta durante un buen periodo de tiempo, no lo despilfarraría y sin embargo, viviría cómodamente incluso hasta después de terminar una carrera universitaria…

    Otra parte de mí, una modesta y humilde, sentía culpa por quitarle a él y a su hermano lo que su padre les dejó. Fugaku no me quería y eso lo tenía claro, él se habría cortado un brazo antes de heredarme algo a mí. Nunca me consideró merecedora de cualquier cosa que viniera de él, incluyendo su afecto y su dinero… Y ahora, su hijo me quería dar lo que siempre me perteneció.


    – Es demasiado. –contesté, bajando la mirada. No podía decidir en ese momento.


    Noté una expresión de sorpresa en el rostro del Uchiha. Como si hubiera esperado a que yo aceptara completamente los miles de yenes que él me ofrecía. Parecía… orgulloso de mi resistencia a recibir ese dinero.


    –Comprendo… –sonrió de lado satisfactoriamente–. Sientes que no has hecho nada para merecerlo, ¿me equivoco?


    No, no lo hacía. Negué sutilmente.


    –Si esa es la razón, ¿Por qué viniste, en primer lugar? Si ibas a sentirte culpable de recibir algo que te pertenece y a lo que tienes derecho, ¿por qué te presentas frente a mí? –me dijo, con un tono serio. Dios ¡tenía razón!

    –Yo no esperaba que hicieras esto. –contesté con un hilo de voz, aún estaba conmocionada–. Pasé toda mi vida sin un solo centavo de Fugaku, y ahora, quieres darme un tercio de la herencia que les dejó. ¿Cómo debería reaccionar cuando todo da un giro de 180 grados?

    –Piénsalo. –respondió él.

    – ¿Y si te arrepientes de esto? –dije inmediatamente.

    Hmph. –su media sonrisa apareció nuevamente–. Tienes mi palabra. Además, ese dinero no irá a ningún lado. De una manera u otra, te pertenece.


    ¿Debía confiar en él?


    –Está bien. –respondí, y al mismo tiempo le correspondí a su sonrisa.


    ¿Cómo era posible que él hiciera eso, tan desinteresadamente?


    –Senkawa-san, debes irte ahora.


    ¿Por qué?


    –Sí. –me levanté del asiento.


    ¿Por qué era tan diferente a Fugaku?


    – ¿Tienes donde quedarte? –preguntó con interés.


    ¿Por qué me sentía mal de querer odiar a Itachi?


    –Sí, estoy en un hostal, en el centro.


    ¿Odiarlo?


    –Dime si necesitas algo.


    ¿Lo odiaba, a pesar de ser tan generoso?


    De una mesa lateral tomó una agenda, escribió algo para después arrancar la hoja y dármela.


    –Es mi número de teléfono. No dudes en llamar.


    SI. LO ODIABA.


    –Gracias. Gracias por todo.


    Me acompañó a la puerta, y la abrió para mí.

    ME ODIABA A MI. Me odiaba por no ser él, por no ser la hija que Fugaku adoró tanto, a la que le dio todo sin pensarlo, que tuvo su cariño. Itachi era tan amable, respetuoso, justo. Él y su hermano lo tuvieron todo… Incluso antes de nacer. Me odiaba por ser la hija de su amante, producto de un adulterio, una relación basada en el engaño y la traición. ¿Nagisa lo sabía? ¿Sabía que tenía otra mujer, otra familia ya formada? Si lo sabía, creo que ni yo hubiese podido perdonarla.

    ¡Pero qué cosas tan horribles estaba pensando de mi madre! La rabia del momento me cegó, debía abandonar esas ideas. En el fondo de mí, confiaba en la inocencia y desconocimiento de mi mamá sobre la familia de Fugaku... ¡Apostaría que él les mintió a ambas!

    En aquel momento, nada de lo que sentía o elegía parecía ser bueno del todo. Todo tenía su lado oscuro y su lado de luz. La culpa me invadía el cuerpo. Culpa de sentir resentimiento hacia Itachi, culpa de aceptar algo de lo que no me sentía merecedora, culpa de haber pensado en mi madre cómo alguien ruin.


    Todo en mi vida en ese momento parecía un caos… Pero las cosas apenas comenzaban.


    Regresé al hostal, sin mucho ánimo y con los pensamientos más revueltos que cuando salí de ahí. El lugar donde me hospedaba, era económico y ofrecía tres comidas al día por un costo extra, y ello, combinado con mis pocos ánimos de prepararme yo misma algo de comer, trajeron consigo uno de los hechos que más tarde serían de mayor importancia en mi vida.


    El hostal tenía pocos huéspedes en ese momento, por lo tanto, podía disponer de las áreas comunes casi a mi antojo. Muchos de los demás huéspedes eran turistas que salían a conocer la ciudad, algo que yo ya había hecho tiempo atrás.

    Y ahí estaba yo, al día siguiente del encuentro con Itachi Uchiha, en el comedor del hostal, con mi continua aura de melancolía. Creo que eso fue lo que provocó que Sakura, una de las encargadas del hostal, se acercara conmigo, intentando establecer una conversación y por alguna razón no se lo impedí.


    –Espero que no te moleste que me siente aquí contigo, Senkawa-san. –dijo con una sonrisa, ella se disponía a comer un par de onigiris con alga.

    –Para nada. –le correspondí a su gesto amigable.


    Yo no era una persona especialmente sociable, pero cuando quería, era algo que se me daba bien. A pesar de ello, nunca hice muchos amigos significativos.


    – ¿Piensas quedarte por mucho aquí, en Konoha?

    – No lo sé. Depende de muchas cosas. –respondí, fue lo primero que se me había ocurrido–. Quizás solo un par de días, estoy aquí de paso, para “turistear” un poco.

    –Ah, turista. –sonrió ampliamente–. Entonces debes tener muchos planes para esta noche, ¿no?

    –Mmm. No realmente. –fui sincera.

    –Senkawa-san… ¿Es en serio? En viernes por la noche, una chica joven como tú, ¿solo piensa encerrarse en su habitación de hostal? –me miró divertida.


    Cuando lo puso de esa manera, sí, sonaba ridículo cuando miles de jóvenes como yo estaban comiéndose el mundo allá afuera. Suponía que en una situación como en la que estaba yo, quedarme a estresarme por pensamientos confusos sobre mis planes de vida era lo último que necesitaba. Además, Sakura parecía ser una agradable persona, a pesar de que noté que se compadecía un poco de mí.


    – ¿Tienes algo en mente para nosotras?

    – ¡Sabía que te convencería! Ya que eres una turista, y yo soy la anfitriona de este hostal, será una sorpresa.

    –O.K. Pero primero, dejemos los formalismos, llámame sólo Kyou. –sonreí–. Aún si es una sorpresa, debes darme un código de vestimenta, ¿no?

    –Tienes razón. Un vestido y zapatillas bastarán, nada formal.


    ¿Vestidos? Mi viaje iba destinado a buscar a mi padre y hacerle frente, no había empacado ningún vestido demasiado lindo. Sakura notó mi expresión.


    –Te traeré unos cuantos, para que escojas el que más te guste. –me giñó un ojo, aún con su radiante sonrisa.


    Después de cenar, Sakura salió muy entusiasmada del hostal, había dejado a otra chica a cargo mientras volvía.

    Mi ánimo no era el mejor en ese día, pero no todo se trataba de sentirse miserable, confusa y abatida. Si algo había aprendido durante los meses que padecí depresión, había sido a no abandonarme a mí misma, a compadecerme y sufrir. Tenía que hacer el esfuerzo. Si quería divertirme un poco, tendría que poner de mi parte.


    Cuando salí de darme un largo baño, sobre mi cama encontré tres vestidos diferentes. Sakura había traído los que ella presentía que me gustarían. Ella tenía buen gusto, así que no importaba cual escogiera, luciría bien en mi cuerpo.

    Me quedé frente al espejo, dejando caer la toalla que me envolvía contemplé la curva que hacía mi cintura cuando se encontraba a mi cadera; la sombra que mis senos dibujaban debajo de sí y los pétalos rosáceos que yacían sobre ellos, la cascada de cabellos oscuros y ondulados que me llegaban al final de la espalda y el par de ojos del color del pasto seco como en un otoño cualquiera mirándome de vuelta en el espejo, ¿Sería yo tan linda como Sakura con esos vestidos que ella ya había usado? Aquella noche, me esforcé por ello. Me vestí, me peiné, perfumé y maquillé como no lo hacía hace tiempo. De hecho, desde que mi madre había muerto, no había salido por la noche ni mucho menos me había arreglado de esa manera. Me miré de nuevo en el espejo, me sentí linda, cómo tiempo atrás solía hacerlo. Sonreí para mí, pues me parecía a mi madre en muchos aspectos, teníamos la misma nariz y el mismo color de ojos, casi el mismo tono de piel, pero yo tenía una mirada que pertenecía al apellido Uchiha. Había agradecido a los genes de no haberme permitido parecerme demasiado a Fugaku, como seguramente lo hacían sus hijos.



    – Kyou, ¿estas lista para irnos? –me llamó Sakura desde fuera.


    Por último tomé un pequeño bolso y salí para contestar su pregunta con mi presencia misma. Ella me miró impresionada, con una sonrisa típica de ella.


    –Me dan celos no lucir tan bien como tú. –Dijo con una fingida mueca de enojo–. Mis amigos están afuera, esperándonos.

    –Vayamos de una vez. –contesté–. Estoy segura de que este vestido no me queda tan bien como a ti, ¿verdad?


    Ella rió. A fuera, había un auto impecablemente blanco. Los vidrios estaban oscurecidos, pero distinguía a una persona dentro, y fuera, apoyado en la puerta del conductor, un joven rubio con los ojos más azules que jamás vi.


    – ¡Sakura-chan! –La saludó con una gran sonrisa, luego desvió su mirada hacia mí, perdiendo su sonrisa–. ¡Vaya!

    –Ella es Kyou, vino a conocer la ciudad. Kyou, él es Naruto.

    –Mucho gusto, Naruto. –Hice una pequeña reverencia. Él por fin volvió en sí, saludándome con una sonrisa y también respondiendo a mi reverencia.

    –Sakura-chan, ¿Por qué no nos la habías presentado antes? –dijo Naruto con alegría y cierta picardía que noté en su voz.


    Entré al auto seguida de Sakura. La persona que estaba en el asiento del copiloto no se inmutó por mi presencia, la de una completa extraña, en su grupo de amigos. Parecía no importarle y eso me incomodaba, no pude evitar pensar que mi sola presencia lo molestaba de alguna forma.

    En mi vida, había una larga lista de cosas que no recordaba, ya sea por su insignificancia o por mi memoria, pero había algo que jamás podía olvidar: ese momento en el que vi la mirada de sus penetrantes ojos ónix a través del espejo retrovisor. La mirada enmarcada por cejas arqueadas y mechones asimétricos de cabello azabache. Profunda, oscura y penetrante como un abismo. Me quedé helada, casi literalmente boquiabierta.

    –“¿I-Itachi…?”

    ~

    Pire
    ¡Gracias por comentar y leer! De verdad que he disfrutado muchísimo de leer tu crítica <3. Sé que muchas personas le rehuyen a los fanfics con personajes originales pero me costaba mucho hacer encajar a una protagonista canon para los tintes que quería darle a éste fanfic. Además, Sakura es crucial para las interacciones con Kyou. ¡Creeme que no está más lejos de ser una Mary Sue! Estoy hartísima de leer historias con ese tipo de personajes :S Trataré de darle más tintes y dimensiones humanas, tanto a Kyou como al resto de los personajes; habrá mucha ambivalencia, sentimientos encontrados y actos cuestionables.
    Me alegra haberte dado un giro de 180 grados, haha. Creo que es precisamente lo que quería lograr. Y espero que no sea la ultima vez que te cause esa sensación, haha.
    Seguiré mejorando con la ortografía y más.
     
    Última edición: 1 Marzo 2018
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  7.  
    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

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    Mira que en contra de mi voluntad me imagino a Sakura como Kyou (?) Es inconsciente jaja.

    Itchi es, y será por la eternidad un amor. Tiene un corazón tan humilde, equitativo y justo. Creí que la invitaría a vivir con ellos, pero no creo que falte mucho para ello. Por otro lado, fue una buena idea que se encontrara con Sasuke en el carro, ahí pecando por inocente, jaja. Naruto, él es la ternura viviente, así que creo y hará que se sienta más cómoda al lugar que se dirigen a divertirse.

    Nos vemos en el próximo capítulo, Litha <3
     
  8.  
    Pire

    Pire Usuario VIP Comentarista Top

    Escorpión
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    Fue aceptable que Itachi no reconociera a Kyou al inicio, por que vamos, si viene una chica a decir que es tu heramanastra y quiere dinero ¿le creerías enseguida? Es más, yo hubiera pedido pruebas más certeras, no hubiera aceptado todo tan rapido, siendo personas de dinero hubiera pagado a algún investigador o persona para sacar a la luz la vida de Kyou y de esta forma determinar si era cierto o no.

    Pero bueno, creo que Itachi es bantante listo por lo cual pudo armar el rompecabezas en su mente y de esta forma descubrir que no era tan retorcida esa idea, además que habia fragmentos que lo aseguraban. Senti un poco corto esta interacción cuando le dijo que necesitaba el dinero, como demasiaco conclusiva rapidamente, terminando por darle su número, tal vez esperaba más de ello, aunque te diré que en esa situación no se como lo habría puesto.

    Sakura debe tener un papel importante, además que tal vez se vire la tortilla y termine siendo mala(? no zse, no se, me han dejado con cosas errores de ella D: pero ella dio la entrada a que conozca a su hermanastro menor además que en el siguiente capítulo podrá notar que no es Itachi, aún por su parecido en los ojos y algunos rasgos, ellos son realmente opuestos, Sasuke es un patán.

    Me gustó mucho la entrada de Naruto, el siempre siendo tan único y adorable, haciendo sentir a todos como en casa, junto a ellos, siendo parte de ese trío, ahora bien me preocupa en gran manera la interacción de esa noche de Kyou con Sasuke, tal vez no sea nada importante o tal vez pase algo entre ellos, pero todo empeorará cuando se entere que es su hermanastra. Ay dios, estoy ansiosa.

    Justo ahora no pude apreciar ningun error, lo cual es muy buena ya que o ha sido perfecto o ha sido tan mínimo que no lo he apreciado. Gracias por tomarte bien mis comentarios, me gusta como va la historia y las sorpresas que me puedes traer con todo esto. Espero la continuación ansiosa.

    Saludos
     
  9.  
    L i t h a

    L i t h a Iniciado

    Capricornio
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    5. Anochecer.
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    Las milésimas de segundo en que nuestras miradas se encontraron parecían ser más largas de lo que pensaba hasta que el ronroneo del motor del auto me sacó de ese estado de trance.


    –Sasuke-kun, ella es Kyou, viene de fuera y se hospeda en el hostal de mis padres. –dijo Sakura, rompiendo el silencio. Su tono de voz era más afectivo de lo usual.


    Sasuke… ¿sería el hermano de Itachi? Era imposible que no fuese un pariente de él, eran idénticos, salvo por la diferencia de edad que realmente no era tan marcada. Al verlo por primera vez, en mi mente se atravesó que era el Uchiha mayor, y pude haber jurado por mi propia vida que era él.

    Él no dijo nada cuando Sakura nos presentó, se limitó a emitir un sonido gutural dándose por enterado. No tuve valor para decir algo. ¿Era la ciudad de Konoha tan pequeña? ¿Qué posibilidades había de tener para encontrarme con otro Uchiha apenas un día después? La simple acción de cenar en el comedor del hostal me había llevado a esa situación; esa noche, pude haber cenado en mi habitación o incluso ir a una cafetería, pude haber rechazado la invitación de Sakura e incluso portarme introvertida para ni siquiera darle posibilidades de entablar una conversación… Pero había elegido todo de manera que un Uchiha estuviese en el mismo auto que yo.


    –Kyou, ¿te sientes bien?


    Asentí con un hilo de voz. Quizás lucía demasiado pálida para el gusto de la pelirrosa.

    Me esforcé por actuar de la manera más natural y normal que me era posible. La mayoría de la conversación giraba en torno a mí, de dónde venía y que hacía en Konoha. Naturalmente, oculté mis verdaderas intenciones. Sasuke parecía que solo escuchaba la conversación… o a veces ni eso, parecía muy sumido en sus asuntos. Por el contrario, Naruto estaba muy interesado en mí y no sabía sí era porque mi posición de turista le causaba curiosidad o tenía algún otro tipo de interés.


    Antes de todo este embrollo, cuando vivía “pacíficamente” en Kurama, salí con algunos chicos de mi instituto, nada formal. No sabía si había algo defectuoso en mí, pero las cosas se terminaban por estropearse. Por alguna razón, cuando las cosas se tornaban más serias, no sabía cómo tratarlos, cómo actuar. Alguna vez escuché a mi abuelita Kanna, diciéndole a mi madre, que la falta de un padre me haría más difícil conseguir un esposo. ¿Estaba relacionada una cosa con la otra?


    –Oye, dobe, acelera o llegaremos tarde. –dijo por fin Sasuke, interrumpiendo nuestra platica.

    – ¡No me digas cómo conducir, Sasuke! –respondió Naruto, eufórico.

    –Debí traer mi auto de saber que conducirías como una anciana. –respondió indiferente.


    Ese comentario sólo alteró más a Naruto pero Sakura le hizo una mueca para que no siguiera con la discusión. ¿En verdad eran amigos? Me costaba creer que seres tan opuestos tuviesen una relación cercana, el ambiente entre ellos daba a entender que se asesinarían en cualquier momento.


    –Sakura, ¿a dónde vamos? –le dije en voz baja, casi en un susurro.

    –Mi amiga Ino organizó una fiesta, hay varios compañeros del instituto. Te encantará, es la mejor vista de la ciudad que tendrás. –me guiñó un ojo.


    Y Sakura no mentía. La casa de Ino estaba en las colinas de la ciudad, en una zona muy exclusiva de la ciudad. Su casa era moderna, vanguardista y elegante, así como la misma anfitriona del evento. El lugar contaba con una terraza amplia que era un perfecto mirador de la ciudad, algunas paredes eran de cristal y eso daba una visión panorámica y hermosa de la Konoha nocturna. ¿Quién no deseaba volver a casa y encontrar tal inefable paisaje?

    La integración con el grupo de amigos y conocidos de Sakura no fue demasiado significativa. Ino era una chica bella y agradable, Kiba era similar a Naruto en muchos aspectos pero él era más rudo que amable, Sai era particularmente inexpresivo porque su semblante se limitaba a una sonrisa amigable, Hinata era la chica más tímida del lugar pero intentaba integrarse a la reunión, Shino era tan callado como Sasuke, Shikamaru parecía ser la persona con menos interés de la reunión y a pesar de ello se divertía. La mayoría de las personas ahí, incluyendo a Naruto, Sasuke y Sakura, eran un año meses mayores que yo; casi todos ellos se conocían por parte del instituto al que asistieron, y a pesar de haber comenzado la universidad recientemente, mantenían el contacto entre ellos.

    Naturalmente habían muchas más personas en la fiesta, muchas de las cuales no fueron relevantes posteriormente en mi vida o simplemente no volví a tratar con ellas después de esa noche.

    Y a pesar de ello… De ser una completa desconocida para ellos, se esforzaron por integrarme a su círculo social. ¿Eran corteses porque era la invitada de Sakura o ellos eran así todo el tiempo? No era algo que podía averiguar.

    Recuerdo que durante un momento, cuando la noche apenas comenzaba, me aparté de la multitud. Aún después de las atenciones de todos, no podía evitar sentirme como un pez fuera del agua. Todos ahí tenían un estatus y estilo de vida muy diferente al mío. Y aunque lograse crear vínculos, no durarían… En unos días me iría de Konoha para siempre, para no molestar a Itachi ni a Sasuke con el tormentoso pasado de Fugaku, ni a mí misma.

    Miré a la multitud, oía la música y sentía el olor de los bocadillos que nos ofrecían a los invitados. No pude evitar sentir melancolía… Ni siquiera todo el dinero que Itachi me diera, podía darme un momento como el que ellos estaban viviendo.


    – ¡No deberías estar aquí, Kyou-chan!


    La voz entusiasta de Naruto me rescató de aquellos pensamientos depresivos que cada vez eran más frecuentes en mí. Me ofreció un vaso de cristal con refresco de cola y un ligero olor a ron. Lo acepté sin chistar a pesar de que no solía beber frecuentemente.


    –En ese caso, tu tampoco, Naruto. –contesté divertida.

    –Me refiero a que no deberías estar aquí sin compañía.

    –Creo que justo ahora tengo toda la compañía que necesito... –él sonrió orgulloso–: ¡este vaso de ron!

    Su semblante cambió a uno de decepción.

    – ¡Espero que ese vaso de ron te lleve de vuelta al hostal! –dijo con cara de pocos amigos.


    Me reí, para darle a entender que sólo bromeaba. Él también lo tomó con humor.


    –No te agradecí por traerme aquí.

    –No tienes porqué. –Respondió él con cortesía–. Desde que Sakura trabaja en el hostal de sus padres, solemos tener muchos invitados especiales. A ella le gusta conocer y salir con gente nueva.

    – ¿Y a ustedes? –inquirí.

    – ¡La respuesta es obvia! –respondió convencido–. ¿Acaso alguien te ha hecho pensar que no es así?

    –Claro que no. –dije inmediatamente–. Algunas personas no lo expresan como tú, eso es todo.

    –Lo dices por Sasuke. –dedujo–. Él siempre ha sido así, no te lo tomes personal. A veces es un idiota apático, pero es mi amigo y es una buena persona. Toma tiempo ganarse su confianza.

    – ¿Son cercanos? –traté de no sonar demasiado interesada.

    –Él es mi mejor amigo. –Dijo con alegría, orgulloso por su respuesta. – Nos conocemos desde pequeños, mi padre y el suyo trabajaban en la misma compañía. –lo miré atenta, quería que supiera que me gustaba escucharlo–. Aunque ahora mi padre trabaja con su hermano mayor…


    Naruto estaba proporcionándome mucha información, información que él veía como un tema trivial e inocente. Sólo necesitaba una pista más, una, y mis dudas quedarían confirmadas.


    –Así que Sasuke tiene un hermano. –Naruto asintió.

    – ¡Pero Itachi es mucho más agradable! –bromeó Naruto soltando una risa.

    Traté de reír junto con Naruto para simular que nuestra plática era una cómo cualquier otra. Era un hecho: estaba en medio de una fiesta con el otro hijo de Fugaku. Mi mente comenzó a trabajar de una manera muy catastrófica, por un momento me sumergí en una realidad en la que, por un motivo absurdo sin aparente sentido, Sasuke se enteraba de nuestra relación de sangre y en un arranque de ira descontrolada, arremetía contra mí, me daba una paliza sin siquiera detenerse a pensar en lo que hacía y nadie podía detenerlo. Lo sé, una idea demente y estúpida que pasajeramente parecía lógica en mi imaginación.

    –Eh, Kyou, ¿acaso estas preguntándote sí Itachi es guapo? Lo es, ¡pero no tanto como yo, dattebayo!

    La risa del rubio me contagió de tal manera que el desastroso e incoherente escenario en mi mente se esfumó. Si bien, Itachi era sumamente atractivo, Naruto era especialmente apuesto. El brillo de los ojos celestes de Naruto no se opacaba ni bajo el terciopelo negro de la noche, y lo único que brillaba tanto como su sonrisa era la luna que esa noche se escondía en una nube grisácea… Kyou, ¿desde cuando eras tan poética?


    – ¿Eh? ¿Sucede algo? –preguntó extrañado por mi fija mirada en él.

    –Estoy distraída. –reí para mis adentros. El vaso de ron en mis manos ya estaba a la mitad.

    –Te daré en que concentrarte.


    ¿Era yo o aquello había sonado muy sugestivo? Antes de que pudiera pensar en ello, Naruto me llevó con la multitud con una expresión de malicia y diversión. La música sonaba más fuerte de lo que lo hacía en el lugar apartado del que Naruto me sacó, y cuando me di cuenta estaba en medio de una pequeña multitud que bailaba. Naruto tomó mis muñecas para mover mis brazos y mi cuerpo al ritmo de la música. Reí por nerviosismo. El rubio estaba rompiendo la burbuja que interponía entre las demás personas y yo que durante mucho tiempo formé. Los actos de Naruto eran mazas que rompían mi coraza de cemento. No lo pensé más y le seguí el juego, o mejor dicho, el baile; sin soltar el vaso con ron a medio beber.

    El terapeuta al que acudí cuando padecí depresión, dijo que llevar a cabo actividades diferentes me ayudaría a superar mi situación, a romper mi zona de confort y distraer mi mente… En ese momento, lo creí el hombre más sabio del mundo. ¡Funcionaba!, mi cuerpo se dejaba llevar por la música, me relajaba, se abría una llave de paso en mi cuerpo que dejaba drenar mis tensiones y preocupaciones.

    Me sumergí en la melodía moderna y en los brazos de mi acompañante rubio, le rodee el cuello con mi mano libre. Danzábamos juntos y después separados, nos mirábamos cómplices y sonreíamos tontamente. Adiós, caparazón autoformado.

    A unos metros de mí, la anfitriona de la fiesta y la pelirrosa que me había llevado a ella también se divertían. Shikamaru era “arrastrado” a bailar por otra chica rubia y alta. Nosotros no éramos los únicos, yo estaba rodeada de gente. No me agobiaban, era una multitud increíble la que había en aquella fiesta, y aun así la casa era tan grande que todos andaban libremente por ella.

    Cuando advertí mi vaso vacío, me separé del tumulto de gente para poder servirme un trago igual. No quise hacer esperar a mi acompañante rubio, pero creo hacerlo esperar un par de segundos más hubiese sido mejor a derramar casi toda mi bebida sobre la persona con la que choqué cuando giré sobre mis talones después de prepararme dichoso trago.

    Fue en cuestión de segundos, siquiera antes de poder tener mi vista al frente y poder trazar una ruta mental hacia Naruto, que choqué con un torso de camisa negra rápidamente humedecida con olor a ron.

    –Yo lo…. –me disponía a disculparme con urgencia cuando encontré la mirada ónix que tanto temía escrutándome con frialdad.


    Las palabras quedaron retenidas en mi garganta. Si la combustión espontánea existía, aquel momento hubiese sido el correcto para que me sucediese a mí.

    –Lo… –traté de al menos completar mi disculpa pero no tenía aliento–. Lo lamento mucho.

    – ¿Lamentas haber derramado tu bebida en mí o lamentas ser una tonta? –dijo con sarcasmo.


    Sentí mis mejillas ardiendo en sangre. Él tampoco había sido muy hábil, posicionándose detrás de las personas sin hacer ruido.

    Ino apareció a mi rescate. Miró la escena avergonzada por mí y por Sasuke. Después lanzó una risa leve para romper la tensión que se formó alrededor de nosotros.


    –Ah, Sasuke-kun, ¿te sientes más fresco ahora? El calor del verano es insoportable, ¿no? –dijo a modo de broma, Sasuke no le tomó gracia. Tomó algunas servilletas de papel, puso una en el torso del Uchiha y otra en mis manos–. Puedes asearte en el lavabo de arriba, Kyou ¡acompáñalo! Es lo mínimo que puedes hacer por él.


    Enrojecí aún más por su comentario. La rubia nos empujó a los dos fuera de la escena, era obvio que, como anfitriona, no deseaba que se armara un escándalo en medio de la fiesta cuando ésta no estaba ni cerca de terminarse.

    Antes de poder presentar una habitual segunda disculpa, Sasuke desapareció al doblar el rellano de las escaleras que conducían al segundo piso. ¿Debía seguirlo? Tenía poca paciencia, era evidente, podía empeorar las cosas y sinceramente estar lo más lejos de él era lo mejor para ambos.

    – ¿No vendrás a reparar el producto de tu torpeza? –me llamó desde arriba.

    Sasuke era la viva representación humana de la falta de tacto verbal. Me hizo hervir la sangre con aquel comentario. Empezaba a aborrecer su actitud y al mismo tiempo le temía… No, no le temía a él, le temía a la situación. Mi parte lógica y racional me decía que él no tenía sospecha de nada, Itachi no se habría atrevido a hablarle de un tema tan delicado a su hermano… ¿o sí?

    Subí rápidamente las escaleras, lo último que deseaba era molestarlo más. Había una puerta semi abierta, la luz encendida desde dentro iluminaba sutilmente el largo pasillo que de ninguna manera resultaba menos amplio y lujoso que la primera planta. La familia Yamanaka tenía buen gusto. La puerta entre abierta era una habitación, una de las tantas que tenía la gran casa de Ino.

    Ahí estaba él, en el cuarto de baño propio de la habitación, lavándose las manos con olor a ron.

    La personalidad de Sasuke era claramente difícil, tosca y fría. ¿En verdad era hermano de Itachi?, llegué a preguntarme. Su hermano era un caso totalmente distinto. La actitud impredecible del Uchiha menor era lo que provocaba mi ansiedad, era perturbante pensar en Sasuke recibiendo la noticia de que tenía una media hermana bastarda producto de una infidelidad, me ponía los nervios de punta.

    La clara evitación del Uchiha me llevó a no darme cuenta, hasta ese momento que lo vi bajo la luz clara del cuarto de baño, que era tan atractivo como su hermano mayor. ¿Por qué no había más genes Uchiha en el mundo? Estaba segura de que las mujeres, y algunos hombres, vivirían sexualmente más satisfechos de esa manera.

    –Si sólo vas a estar observando, no me servirás de nada.

    La embelesante belleza de Sasuke Uchiha se veía nuevamente eclipsada por su comportamiento arrogante. Sólo tenía que soportar un poco su insolencia, también era cierto que yo había tenido cierta culpa por ensuciarlo.

    – ¿Qué quieres que haga? ¿Debo ir a comparte otra camisa? –Era verdad que no comprendía que quería de mí pero tampoco él iba a salir invicto de un poco de tosquedad.

    –No parece que tengas buen gusto. –me examinó completamente, de arriba a abajo. Pareció divertido por el breve intercambio de descaros.

    Bufé. Ese tonto ni siquiera sabía que el vestido era de Sakura. Fui a sentarme al borde de la cama de la habitación que sólo era iluminada por el cuarto de baño continuo. Si quería que hiciese algo, debía pedírmelo él mismo. Y no tardó en hacerlo.

    –Sé útil. Busca el cuarto de lavado y ponla en la secadora.

    Cuando me giré para verlo, me encontré con su níveo torso desnudo. Su espalda era amplia, masculina, con la leve musculatura que hacía perfecto equilibrio con su complexión. Era un cuerpo digno de perpetuar en mármol, cómo aquel gallardo hombre inmortalizado por las manos de Miguel Ángel.

    ¿Acaso estaba perdiendo la cabeza? ¿Cómo podía expresarme con tanta sensualidad de él?

    Estaba segura de que sólo había sido parte del efecto de la admiración de un cuerpo tan bien formado. Independientemente de que se tratase de alguien con quien compartía mi sangre, era normal saber reconocer el atractivo de las personas. Por ejemplo, Ino Yamanaka era una mujer hermosa, bella y elegante; y pensar tales cosas de ella no me hacía homosexual. No se trataba de sensualidad, sino de admiración.

    –Tú puedes hacer eso solo.

    –Claro, y por qué no sales tú también a caminar por la casa llena de invitados sin ese vestido. –me sonrojé, entendí su punto.

    Tomé la prenda humedecida y me giré lo antes posible después de contemplar su cuerpo en cuestión de segundos. Cuando encontré milagrosamente el cuarto de lavado de la gran residencia Yamanaka, no demoré en complacer el pedido de Sasuke para pronto regresar con él.

    La luz del exterior de la casa combinado con el azul índigo del cielo nocturno proporcionaba tintes de tenue iluminación violeta en la habitación, que por sí sola, carecía de una fuente de luz. Sasuke estaba recostado de espaldas sobre la cama, con las manos sobre la nuca. Me quedé de pie, cerca del lecho.

    –Aquí tienes. –deposité la prenda sobre la cama.

    Hmph. Gracias. –dijo secamente, como queriendo no decir aquello.

    –Sasuke, lamento el incidente. –dije con sinceridad, recordando que no me había disculpado propiamente con él.

    –Descuida…, –noté una sonrisa en su rostro sumergido en la oscuridad.

    ¿Me agradecía y perdonaba? Después de todo, Naruto parecía tener cierta razón, no era tan malo todo el tiempo. Supongo que había hecho algo bueno por él al fin, y no me iba a tratar mal por ello.

    –Es normal que una persona borracha esté tropezando con todo el mundo.

    Hablé demasiado rápido.

    –Yo no estoy… –repuse inmediatamente. Me vi interrumpida por una voz en la puerta de la habitación.

    – ¡Zorra!

    ~ ~ ~

    Nuevamente gracias por sus comentarios <3 Es emocionante leerlos, me da mucho gusto que éste fanfic esté siendo aceptado de poco en poco. Puede que las apariencias de los personajes digan una cosa, pero todo podría cambiar próximamente.

    ¡Nos leemos en el próximo capítulo!
     
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    Pire

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    Ha sido un poco rapido a mi parecer, realmente tal vez por la ansiedad me ha parecido de esa forma.
    Kyou esta cayendo poco a poco en los encantos de los Uchiha, aunque uno es realmente un maldita antipatico, pero como dicen cuando más conoces a una persona vas descubriendo las cosas que no suelen demostrar facilmente.

    Puedo imaginar que la persona que le llamó zorra es Ino o muy posiblemente Sakura, aunque voto más por Ino, ya que ella es más impulsiva, pero es solo un malentendido, que a ver como logra solucionar la chica.

    Igual me muero por conocer la reaccion de Sasuke cuando sepa que es su hermana, algo dentro de el va a explotar y no se que cosa Dx esto se esta descontrolando. Me gustó mucho la participación de Naruto, siempre demasiad0 adorable.

    Saludos y espero la conti D:
     
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    Título:
    Lascivia.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    6
     
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    1843
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    La despectiva forma en la que me habían llamado había herido un poco mi moral, nunca, en toda mi relativamente corta vida, hice nada para merecer ser llamada “zorra”. Fue molesto haber sido llamada de esa forma cuando no había nada que lo justificase. Justo como estuve por replicar al Uchiha, yo no estaba embriagada, pero había alguien que sí lo estaba y esa era Sakura.


    – ¡Zorra! ¿Por qué has traído aquí a Sasuke-kun? –bufó con molestia, aproximándose a mi desafiante lo suficiente como para sentir su aliento alcohólico.


    –Sakura...


    – ¡Contesta! –exclamó.


    –Sakura, déjame explicarte, por favor. –Dije, al borde de perder la calma–. Derramé mi bebida en Sasuke por accidente, sólo estaba ayudándolo a asearse. –miré al mencionado, esperando apoyo.


    – ¿Y tenías que ayudarlo a desnudarse también? –exclamó indignada, mirando el torso de Sasuke, noté un sonrojo en sus mejillas ante esta acción.


    – ¡Yo no lo ayudé a nada! –expliqué–. Fui a secar su ropa, es todo. –repuse.


    – ¡Lo has hecho a propósito! Querías estar a solas con él. –bramó.


    – ¡No me estas escuchando, Sakura! –exclamé por fin. Traté de ser comprensiva, después de todo ella estaba ebria y no podía inhibir sus impulsos–. Escucha lo que estás diciendo, no tiene sentido. Si es que estás enamorada de Sasuke, ¡quiero que sepas que él no me interesa!


    Teníamos la misma sangre, ¿cómo podía hacerlo?


    –No debí traerte… –susurró con molestia. Seguía sin escucharme–. Creí que te gustaba Naruto, pero ahora estás tras Sasuke-kun. No debí traerte.


    Su mirada colérica se dirigió a mis ojos. En su bonito rostro había una mueca de desagrado. No podía hablar con ella en ese estado, no sabía qué hacer o decir. Cerró sus puños, apretándolos con fuerza, advertía un buen golpe de la pelirrosa. Sólo el hecho de revelar mi relación sanguínea con el Uchiha podría salvarme de la situación pero era algo que indudablemente no haría… ¡prefería una paliza por parte de Sakura!


    –Es un mal entendido, Sakura. Sólo quería disculparme con Sasuke. –repliqué.


    –Que desagradable fuiste con Sasuke-kun, lo ensuciaste. No debí traerte desde un principio. –Ignoró mis explicaciones, negando con la cabeza y apretando sus blancos puños.


    Si ella iba a golpearme, no iba a devolvérselo; estaba ebria y molesta, yo no tenía otro argumento que no fuese la verdad y golpearla de vuelta no me dejaría bien parada ante los demás.


    –Sakura. –habló por fin Sasuke, una vez se hubo vestido. Suspiró y dijo con desagrado–: ¿Por qué tienes que hacer un drama todo el tiempo?


    –Sasuke-kun…–dijo, desviando la atención de mí–. ¿Por qué estabas aquí con Kyou? Acaso ella…


    –Ella ya te lo explicó. –Dijo con severidad–. Vino conmigo porque se lo pedí.


    – ¡Pudiste acudir a mí! –chilló.


    – Tú no tienes nada que ver. –dijo irritado–. Cielos, ¿en verdad estás molesta porqué fue ella quién me derramó su estúpida bebida encima y no tú?


    –Sasuke-kun. –Se aproximó a él, al borde de las lágrimas–. ¡Es que no soportaría que tu…!


    Basta. –Alzó la voz–. Preocúpate por ti, estás ebria y gritándole a la chica que tú misma invitaste desde un principio.


    –Nosotros… –susurró, la Sakura imponente se había ido.


    –Ya hemos hablado de esto, Sakura. –repuso el Uchiha, fríamente–. No es la primera vez, pero si la última. Basta de tonterías.


    No pude más. Le dediqué una última mirada de incredulidad al Uchiha, él seguía con su habitual serenidad a pesar de la situación, antes de retirarme de la habitación. Todo había sido muy surrealista. Aún estaba un poco temblorosa al salir de la escena sin mirar atrás. ¿Qué tan habitual eran aquellas discusiones? “No es la primera vez”, había dicho Sasuke. ¿Sakura terminaría odiándome después de aquello? Si era así, tendría que conseguir otro lugar donde hospedarme lo antes posible. Era una lástima, la Haruno me agradaba, había provocado, por primera vez en mucho tiempo, que saliera de mi zona de confort, que me viese como alguien bonita para mí misma. No pude evitar sentirme abatida por la idea.


    Antes de poder llegar a las escaleras, me encontré por sorpresa a Ino. Me miró con preocupación y angustia.


    – ¿Estás bien? –asentí con la cabeza, mentía–. Kyou, lo escuché todo desde aquí.


    – Te juro que todo fue un malentendido. –me apresuré a decir.


    –Tranquila, lo sé. Sasuke es más asexual que una esponja de mar. Tengo años conociéndolo. –suspiró.


    –Entonces, ¿Qué sucede con Sakura? –inquirí.


    –Nada. Nada sucede con ella. –Se encogió de hombros–. Sasuke sabe que ella está enamorada de él, pero él nunca ha correspondido sus sentimientos. Sakura es mi amiga, le he aconsejado que se olvide de él como lo hice yo hace años, pero ella piensa que Sasuke se dará cuenta algún día que ella vale la pena. Sé que Sasuke la estima como a una amiga, pero a él le molesta mucho que ella haga estas cosas.


    – ¿Lo ha hecho antes?


    –Un par de veces. ¡Incluso se ha puesto celosa de mí! Aun cuando yo tengo como novio a Sai. Nunca lo engañaría. –Dijo con profundo cariño–. Ella no es así, ni siquiera cuando bebemos. No nos engañemos, Sasuke es muy guapo, y Sakura no tolera a las chicas que tratan de seducirlo.


    Una parte de mí la entendía, ella lo amaba, se esforzaba por que él la tomase en serio, su sangre ardía cuando alguien trataba de impedir lo que por tantos años le había llevado esfuerzo.


    –Lo lamento, Ino. No quería darte problemas, y mucho menos en tu propia casa. Primero ocurrió lo de Sasuke, y ahora todo esto. –hice una pequeña reverencia en señal de disculpa.


    Ella tomó mi hombro, su sonrisa maternal tocó las fibras más sensibles de mi ser.


    – ¡No tienes de qué preocuparte! Además, –bajó el volumen de voz–: Sasuke es legalmente soltero, tienes derecho a intentarlo con él, aunque a Sakura le guste, no es ningún crimen. –me guiñó un ojo con picardía.


    Enrojecí totalmente. Era mórbido pensar en algo así cuando había una relación sanguínea.


    –No me gusta Sasuke, Ino, en serio. –confesé. Ella rió.


    –Bueno, entonces baja, ve a divertirte con Naruto, yo me encargaré de hacer entrar en razón a Sakura.

    Le sonreí profundamente agradecida, se había mostrado tan comprensiva y cálida. Era sencillamente encantadora. Al bajar al salón, me encontré rápidamente con el Uzumaki.


    – ¡Kyou-chan! Vaya, sigues viva. Qué suerte –Lo miré confundida y alegre al mismo tiempo–. Sasuke no te mató por tirarle un trago encima. –se burló.

    Cuando lo reflexionaba, esa situación había sido un poco menos desagradable que presenciar los celos de Sakura.


    –Fue tan vergonzoso. Realmente creía que me asesinaría.


    –Iba a protegerte de él, pero ya no estaban por ningún lado cuando Ino me contó. –Levantó un puño con decisión–. Lo hubiera puesto en su lugar.


    –No, no, no fue necesario, Naruto. –sonreí despreocupadamente.


    –Por cierto, ¿dónde está?


    –Aún está arriba, con Sakura e Ino, conversando. –dije tratando de restarle importancia. No quería que Naruto se involucrara en problemas, Ino se encargaría de solucionarlo.


    Naruto. Sasuke.

    No eran tan diferentes después de todo. A pesar de molestar a Sasuke bañándolo con ron y Coca-Cola, él hizo frente a Sakura; Naruto, sin duda habría hecho lo mismo. Pero ése rubio había hecho más que nadie, sacándome de mi dura coraza de cemento y empujándome a la pista de baile para deshacerme de muchas tensiones acumuladas en los días anteriores.

    Aún me dolían las palabras de Sakura, resonaban en mi mente: “No debí traerte”. Parecía realmente arrepentida, sin querer la había lastimado, ¿cómo pude prever una escena cómo aquella? En ese momento, al menos yo no estaba arrepentida, porque a pesar de todo, pude conocer gente como Naruto e Ino.

    Sasuke era un caso aislado, no intuía de qué manera podía beneficiarme de ese insignificante acercamiento, o siquiera sabía si sería beneficioso o todo lo contrario. Al parecer, las cosas no habían salido demasiado mal en aquella noche, a pesar de ser personas que estarían pasajeramente interfiriendo en mi vida, algún aprendizaje saldría de esa experiencia.


    Ésa noche fue sólo el comienzo de las desventuras que mi llegada a Konoha traería consigo.


    En medio de la trivial plática que Naruto y yo estábamos teniendo, el Uchiha se hizo presente nuevamente. El Uzumaki lo llamó rápidamente pero Sasuke lo ignoró por completo, apenas dándole una mirada de desdén mientras se aproximaba a la salida del hogar Yamanaka.


    –Hay problemas. –Susurró Naruto con preocupación, antes de ir tras él, dejando inconclusa nuestra conversación–. ¡Teme! –lo llamó nuevamente corriendo hacia él.


    ¿Problemas? ¡Cielos! ¿Más?

    No quería entrometerme, después de todo era una situación exclusiva de ese trío de amigos, yo no tenía papel dentro de los acontecimientos y mucho menos estaba dispuesta a provocarme más problemas gratuitamente. No quería interponerme… ¡Pero Naruto estaba de por medio! Él no habría dudado en bríndame apoyo si yo estuviese en su lugar, al menos podría permanecer cerca si él necesitase mi auxilio.

    Lo seguí después de ese breve debate interno. Naruto alcanzó por fin a su amigo Uchiha cuando éste estuvo fuera de la casa, casi sobre la acera de la calle. Yo me quedé en el pórtico de la casa.


    –Teme, ¿Qué sucedió? –Naruto lo tomó por el hombro, haciendo que Sasuke se girara.


    –Me largo. Estoy harto. –dijo él secamente.


    – ¡Eso no me dice nada! –Insistió Naruto–. ¿Ha sucedido algo con Sakura-chan? Estaban hablando hace un rato.


    –Precisamente de ella estoy harto. –Contestó sin paciencia–. Me ha jodido toda la tarde para que viniese, y sólo ha estado fastidiándome. –se soltó del agarre del rubio con un ademan brusco.


    – ¿Eh? –Naruto volteó a verme, parecía haber deducido algo–. ¿Kyou-chan?


    –Naruto. –susurré, me aproximé a él–. Hubo un malentendido, fui al piso de arriba para secar la ropa de Sasuke, Sakura pensó que yo lo… seducía y se molestó con nosotros. Por más que traté de explicarle no quiso escucharme.


    –¿Seducirlo? No creo que tus gustos sean tan malos como para fijarte en él. –me susurró cómplice, bastante incrédulo.


    –Te estoy escuchando. –dijo el nombrado con una mueca de desprecio.


    Naruto… Sí que sabía cómo romper la tensión del ambiente.

    Sonreí tímidamente, me agradaba saber que Naruto le restaba importancia a ése hecho, sin hacerme sentir juzgada o más preocupada sobre mi relación con Sakura.


    –No tienes nada de qué preocuparte, Kyou-chan. Sakura no es una mala persona, sólo fue el calor del momento lo que la ha hecho parecer irracional. Todo estará bien. –me sonrió con calidez y levantó su pulgar en aprobación.


    Era una sonrisa muy similar a la que Ino me había proporcionado. Me pregunté como un acto tan sutil como una sonrisa podía acoger las preocupaciones de una persona y hacer que se desvaneciesen como el humo de un cigarrillo en el aire libre.

    A pesar de sus palabras dichas con tono de comprensión y con suma pasividad, ya sabía lo que debía hacer en aquel momento.
    .

    .

    .

    .

    Mil años después, aquí esta la continuación. Este fanfic jamás será abandonado uwu No pierdan la esperanza de una actualización.
     

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