Contenido oculto: Consultar antes de leer Esta historia es meramente de humor. Está inspirado en el universo de Pokémon Oro. Cualquier parecido con la realidad puede ser mera coincidencia. Leer con precaución. Prólogo Los últimos rayos de luz solar han hecho ya su acto de presencia y se han ido y una triste penumbra sume la guardería al sur de Ciudad Trigal. Allí se encuentra el protagonista de nuestra historia, Ditto, un pokémon olvidado ya hace meses en la guardería, que aburrido por su monótona vida esta noche tiene una misión. ¡Fugarse! Bien es cierto que el código pokémon-entrenador no le permitiría hacer eso, pero hoy está dispuesto a eso y a mucho más. Le ha robado un calcetín a la cuidadora de la guardería y se lo ha puesto en la cabeza, a modo de pasamontañas. Hay que decir que realmente su contextura gelatinosa le ha ayudado a ponérselo y ahora parece su cabeza ínfimamente pequeña, pero eso realmente no le importa. Quiere camuflar su identidad, no puede ser reconocido y debe huir de allí. Hoy Ditto tiene suerte, ya que los ancianos, que normalmente están custodiando su guardería, se acaban de tomar un descanso y han ido a la parte trasera de la misma. Normalmente esa situación la consideraría una tortura, porque los gritos y las cosas que se escuchan a través de aquellas paredes que parecen de papel son realmente inquietantes. Un recuerdo viene a la mente de Ditto cuando se encontraba reflexionando sobre aquello. **** —Querido, llevamos muchos años juntos y casi nunca experimentamos cosas nuevas. ¿Te parece si hoy hacemos algo diferente? —Oh, hoy estás juguetona, cielo, ¿qué propones? —Quizás Ditto con su contextura blandita pueda sernos de ayuda, sería como usar un juguetito —se escucha la risa de la anciana, totalmente siniestra— ¿qué te parece? Hay una breve pausa. Mientras tanto Ditto traga saliva y cruzaría los dedos si realmente los tuviese. —Oh, cielo, la verdad es que no sé qué opinaría la gente si supiese que hacemos eso con Ditto… —Si tú no lo cuentas, el pequeño Ditto tampoco lo contará. Recordemos que no sabe más que decir cuatro estúpidas cosas. —¿Y si su entrenador se enterase? —dice el anciano, evidentemente incómodo por la propuesta de su mujer. —¿Cómo se iba a enterar? De repente, la puerta de la guardería se escucha y, Ditto nunca se había encontrado tan contento de ver a aquel cara de pan allí. ¡Le traía un pokémon para “jugar” con él! ¡Fantástico! ¡Cualquier cosa menos lo que le deparaba aquella noche! **** La mente de Ditto vuelve al presente. Y un escalofrío recorre su cuerpo. Tiene que fugarse antes de que aquello se vuelva a repetir, por supuesto. Aquella aparentemente dócil ancianita no era lo que todos pensaban y él no quería quedarse allí para comprobarlo en sus propias carnes. Se desliza sigilosamente, sin poder evitar que su contextura gelatinosa haga sonidos como acuosos. Nota su cabeza comprimida, seguramente su apariencia sea ridícula y realmente lo es. Pero al protagonista de nuestra historia nada le importa ya. Solo huir. Hoy ha tenido suerte, gracias a que el ambiente parece estar un poco caldeado para los dueños de la guardería han dejado una ventana abierta. ¡La ocasión perfecta! Se desliza y a duras penas, ya que la ventana está considerablemente alta, se cuela afuera. —¡Yupi! —piensa el pequeño Ditto— ¡Ha sido muy fácil! ¡Qué os zurzan, vejestorios! Ditto se saca el calcetín y se pone unas gafas de sol y una bufanda. Hace pelete afuera en la noche. Entonces, cuando da un paso una sirena empieza a sonar. —¡No sabía que tuviesen alarma esos fósiles! —piensa alarmado— ¡Es hora de huir! Corriendo tan rápido como su contextura le permite cruza la calle y se adentra en la hierba alta. Ahí estará seguro. Respira aliviado, mientras por entre la hierba observa la guardería desde una distancia prudencial. Ve como llega la policía y ve como los ancianos salen a hablar con ellos. —¡Nos han robado a nuestro pobre Ditto! —dice la anciana entre seguramente fingidos sollozos— ¡Qué le diremos ahora al entrenador que nos lo confió! ¡Durante tres años hemos cuidado de él como si fuese nuestro hijo! —vuelve a sollozar llevándose las manos a la cara, una actitud muy teatral a la vista de Ditto— ¡Esto va a ser la ruina para la guardería! Nadie nos confiará su pokémon y… esa pobre criatura… ¿Con qué desalmados estará ahora? Ditto ya deja de escuchar, porque parece que la policía ha metido a la anciana para adentro para que se calme. El plan ha salido redondo y la alegría revolotea en su pecho. ¡Nadie desconfiará de que ha huido! ¡Fantástico! Hoy empieza una nueva vida para Ditto. Hoy podrá llevar su gran objetivo a cabo, la búsqueda de sus vástagos. —¡Os encontraré hijos míos, aunque sea lo último que haga! —jura entre la hierba, justo cuando justo nota un mordisco en una de sus partes más gelatinosas y se da la vuelta— ¡Oye! ¡Eso ha dolido! —¡Mis bayas! ¡Las has aplastado con tu enorme trasero! —dice un Ratata aparentemente cabreado. Parece que la aventura empieza.
Este concepto es de lo más interesante xP. Me pregunto qué aventuras vivirá Ditto ahora :L A ver qué más sucede xD. Detalles/errores técnicos no he encontrado. La narración y ortografía son muy buenas. Solo un cambio... Siguiendo la norma del estilo de narración hubiese puesto lo siguiente: "Hay una breve pausa. Mientras tanto, Ditto traga saliva y, si tuviese dedos, los cruzaría" Pero bueh, se ve que el relato será cuando menos disfrutable -w-. ¡Espero la conti, tierna Cottonee! :3
Vaya! Que premisa más creativa para un fic! A pesar de que está en boca de todos (la grán maldición de Ditto, claro), nunca imaginé que aquello podría prestarse a semejante idea. No tiene desperdicio alguno. La escena de él tratando de escapar de la guardería se me hizo muy hilarante y tierno a la vez; y aunque su forma no sea la mas optima para trepar ventanas, tanto le ha costado al poke que siente que realizó la huida más gallarda de todas. Ja ja! Que te digo, me encanto.