Historia corta Si la niebla no llegara a disiparse

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Cygnus, 20 Noviembre 2017.

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    Kashey

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    Este capítulo ha sido precioso, y y y y antes de entrar en detalles sólo quiero decir que...
    YO TENÍA RAZÓN, SÍ HUBO UN INCENDIO, LO SUPE DESDE EL CAPÍTULO 1 OMFG AJKSHDJAS


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    Ejem, una vez aclarado eso, vamos a comenzar :D Comento desde ya que esta será una entrada muy larga (tendré muchas moneditas extra, wuuu), pero tenía que hacerlo. Este ha sido mi capítulo favorito, el más revelador de todos y me ha dado un hype tremendo, ah ♥

    Bueno, me he dado a la tarea de releer toda la historia, ya al final daré algunas observaciones nuevas que tengo de algunos puntos de esos capítulos. Es genial verlos con nuevos ojos :D Aunque me han surgido muchas dudas ahora y bueno, una de esas dudas es... ¿A qué edad comenzó Mileva a vivir con su padre? Ella suele hablar de "toda su infancia con él", yo creía que el suceso con su madre habría sido como a los 7 años, pero ya no estoy segura por la edad que dice tener en el capítulo 3, el de la lavandería. Entonces estoy confundida con eso... ¿O sea que todo el caos pudo haber sucedido como a sus 3 o 4 años de edad y luego lo reprimió todo, y por eso está intentando recordar todo? Ay, ya quiero llegar al final de todo asjdksaj.

    Después de este capítulo me siento más segura que dudosa de que Luz es real, entonces aquí muere mi teoría de la esquizofrenia. Es que, ay, todos la veían, claro que no puede ser una alucinación. Retomo esto del primer capítulo que era uno de los puntos por los que creía que era esquizofrenica:
    ¿Será que se refiere a lo de la biblioteca? Quiero decir... al final del relato de lo que sucedió ahí, ella y su madre se quedan escondidas en una guarida improvisada. Me pregunto si a eso se refiere con la criatura escurridiza, ¿será que alguien las encuentra y esa criatura hace referencia a ello? Antes pensaba que era algo imaginario, pero ahora creo que igual y se trata de esto.
    En el capítulo 2 también me amparaba de un fragmento:

    También hacía encajar con esto esa parte en la que dice que Luz siempre ha sido real, pero ahora sé que hay algo más. No sé aún a qué se refiere con "aquello", pero espero que se disipe más adelante.

    Yo por fin más segura que dudosa de que Luz es real y entonces me topo con esto en el capítulo 2:
    ¿Qué se supone que debería pensar, eh? Quizá me estoy viendo muy conspiranóica, jajaja. En fin, sigo creyendo que Luz es real, me inclino más a ello. Sería gracioso que luego resulte ser el alma de su madre y que por eso la nombraras Luz (????) Pero nah, no creo que la cosa vaya por ahí, lol.

    Y como hoy vengo muy conspiranoica, pasemos a mi nueva teoría: el padre de Mileva no es su verdadero padre. (—Pero qué estás diciendo, Kasheeeeeey.) Pos eso, que no es su padre. Hace rato leía y esa idea me llegó y fue como
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    Realmente no sé de dónde rayos me salió esta idea, pero volviendo a leer el capítulo 4 di con esto:
    Y entonces he maquinado lo siguiente: Luego de eso que Mileva escribe, están a punto de encontrar a Mileva y a su madre, por lo que su mamá decide sacrificarse por ella. Le dice que se quede ahí, que todo estará bien y que no espíe aunque escuche cosas feas y Mileva obedece... Ella corre llamando la atención de los serbios y la matan. Después de todo el alboroto, cuando ellos ya se han ido, "el padre" de Mileva, quien está destrozado por haber perdido a toda su familia siendo el único que pudo salvarse, se la lleva consigo y logran escapar.
    No sé de dónde rayos podría haber sacado el álbum entonces, pero hey, esto da para fanfic (?) Tal vez ni siquiera son las fotos de su madre las que ve, sino que el tipo le dio ese álbum de su propia familia fallecida (aunque no lo creo, porque se dice que ella se parece físicamente a su madre), y por eso ella lo notaba a veces tan incómodo de estar a su lado y no le quiere dar "esa plática que le debe".

    En fin, no sé, pero me da la sensación de que no es su padre. Aunque igual y sólo estoy muy terriblemente hypeada por mi acierto y por la belleza de este capítulo y sólo he hecho una teoría absurda, jajaja.

    Una cosilla extra, he notado algo que tiene que ver con un fragmento del capítulo 1:
    Esto se parece mucho a otra parte del texto de este capítulo, y creo que tienen que ver...
    Quizá no sea de mucha relevancia, pero quería mencionar el dato :3

    Ahora vamos con los comentarios por capítulos.
    Capítulo 1
    Ya antes había comentado que me parece raro que en este párrafo ella diga dos veces que comenzó a escuchar. Entonces, pensándolo ahora creo que tal vez comenzó a escuchar a los niños jugando, aquellos a los que les gustaba el caos. O quizá oía los gritos de la gente en el caos que se acaba de narrar en el último capítulo. Después de todo, era un suceso cercano a ella en ese momento.
    Me pregunto si en este momento ella tenía todo aún muy fresco, puesto que hacía menos tiempo pasó todo el conflicto. Creo que quizá esas memorias eran las que podía apagar, tras alejarse del bullicio de los niños. También me parece que fue entonces que comenzó a encerrarse en sí misma.
    Entiendo con esto que, tal como se dijo, a ella no le importaba el presente. El pasado (su sombra) la tenía atada y la hacía "bailar" a su parecer.
    Esto no lo había comprendido antes, y aunque no estoy segura de entenderlo claramente ahora al menos ya tengo una idea de lo que quiere decir. Me parece que se refiere a que las cosas de las que se iba acordando no siempre la hacían sentir bien, quizá hasta llegaban a herirla mucho, pero necesitaba tenerla cerca para seguir descifrando qué pasó y lograr dar con lo que estaba buscando entre las memorias de su vida...
    Hay algo que no había comentado pero cuya observación veo pertinente, y es que ya se había mencionado que para ella llevarse la cuchara a la boca es un movimiento mecánico un par de párrafos antes que este, eso quiere decir que cuando probó el bocado no sintió sabor amargo, sino que se sintió mal emocionalmente, porque al igual que todos los que la rodeaban él era su enemigo, pero no sólo eso, sino también "el monstruo"...

    Capítulo 2
    En su momento esto llamó mucho mi atención pero no pude comprenderlo sino hasta ahora. Ya veo, así que a Mileva aún le asusta un poco salir de casa. Se entiende, tomando en cuenta que antes su madre la mantenía resguardada.

    Ok, vaya referencia al momento en que ella y su madre se quedaban abrazadas, ocultándose en aquella guarida improvisada, jajaja.
    Al fin puedo entender esta parte. Es que antes, como no sabía la intención entera del suceso con el auto de la señora estaba rebuscando el significado cuando era tan simple como que se acordó de su amiga. Lo de estar tan alerta no fue nada más que parte del estrés postraumático que la pobre tiene.


    Como comentario general y apoyando la disolución de mi teoría de la esquizofrenia paranoide, ahora entiendo que en este capítulo Mileva sí tenía motivos para sentirse observada y criticada por los niños. De hecho, ahora creo que sí pudo haber sido así, que ellos la molestaran.

    Capítulo 3
    ¿Será que se refiere a lo del nuevo cap? Que el auto de la tía Ziva (que me suena a chiva, así como Lagertha a lagarta, jaja) fue su escape de esa realidad suya del pasado...

    En general, ahora que he vuelto a leer el capítulo me he quedado con muchas dudas que tienen que ver con lo que ya dije en el comentario del capítulo 5. Espero que luego se resuelvan.

    Capítulo 4
    Aquí no tengo nada más que agregar salvo una cosa. He notado que se han puesto algo atentas al final:
    Y yo sólo quiero decir que no pensé nada malo cuando lo leí, creía firmemente que hablaba de que pusiera la mesa o que fuera a comer (?) Peeeero no lo sé, quizá las demás tengan razón. Aunque eso destrozaría la imagen de "buen padre" que tengo hasta ahora del tipo :(

    Y eso es todo. Gracias por esta historia tan preciosa, me encanta cómo escribes. Puedo imaginar cada cosa a detalle y me absorbe por completo, viajo allá con Mileva cuando te leo. Te admiro muchísimo. ♥

    EDIT: Acabo de recordar el nombre del último capítulo, o sea que la mamá de Mileva sí muere ahí AAHHHHHHH, o sea que parte de mi teoría rara podría ser verdad omg aksjdkadjkls.
    Ya comenten todos que ya quiero ver el próximo capítulo posteado D:
     
    Última edición: 15 Diciembre 2017
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    The Condesce

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    Holu, estoy con mi lap en un café (???


    Creo, que hasta ahora este es mi capítulo favorito. O sea, creo que el antepasado me gustó mucho pero, este... no sé por qué me gusta tanto xD. Más allá del hecho de que pueda "explicar" mucho acerca del pasado de Mileva, me gusta porque nos muestra en todos los fragmentos al personaje con mucha más claridad que en todos los demás capítulos. Supongo que es a propósito. La Mileva que hasta ahora había sido borrosa, difícil de imaginar, se vuelve nítida, se vuelve física. También los detalles de cómo es en el presente, aunque ella quiera ignorarlo, nos dan su figura más sólida.... además no sé, hay algo en particular en la forma en que narraste este capítulo que me encantó. Cosas como, por ejemplo, que mientras estaba narrando cómo la sacaron de su casa, o la escena de la biblioteca, yo realmente podía sentir la angustia, era palpable. O la parte de Luz... siento que, a pesar de que ya había mencionado su aprecio por ella, nunca se había sentido tan bien la calidez de esos sentimientos hasta ahora... en ese tono nostálgico con el que la recuerda, y todos esos pequeños detalles de cuando estaban en la secundaria... creo que tienes una noción magnífica de cómo funciona el mundo de los recuerdos. De eso me puedo dar cuenta además cuando dices que no está segura si lo recuerda todo o lo ha fusionado con cosas que investigó y supo después... me han pasado cosas así. Los recuerdos no son claros, uno no sabe a veces qué tanto es verdad y qué tanto no, a dónde pertenecen algunas imágenes que siguen rondando por ahí. No sé, todo el capítulo es terriblemente estético y me encanta el personaje que creaste.

    Tengo curiosidad de saber qué clase de desenlace tendrá la historia, tomando en cuenta que ya falta muy poco para que acabe D:

    En fin, este capítulo se me pasó volando muy ligero... no es un comentario muy largo pero... no tengo realmente mucho más que decir.

    Te leo ~
     
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    JPvSelenD

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    ¡Vaya!
    Me tomé el tiempo de leer todos los capítulos que llevas hasta el momento y cada uno me encantó. La forma en la que escribes me gusta muchisimos, ¡quiero ser como tú cuando sea grande! -más grande-.
    *W*

    Me encanta lo que has hecho con Mileva y como intercambias los pensamientos entre cada una de sus etapas; al principio me costó un poco seguir el hilo y me confundí, pero solo tenía que volver a releer partes. Al principio llegue a pensar que sí, se trataba de una niña con problemas psicológicos "graves" y no es que Mileva no los tenga, sino que van más por el camino de un pasado que la obligó a tomar ciertas medidas para adecuarse a su ambiente o si no, adecuarlo al suyo; un mecanismo de defensa. Ella era una niña, incapaz de desarrollar o tener pensamientos complejos ni entenderlos, simplemente era y conforme fue creciendo, llegando a la Mileva adulta ahora ya es más consciente de lo que le ocurre y más importante, le ocurrió; aunque claro, las secueles continuan ahí.

    En mi opinión más cerrada, puedo decir que Mileva adulta es un personaje fuerte y valiente por el simple hecho de ir escavando su pasado traumático, algo que no cualquiera. Como muchos, esperaré con ansias como concluye esta historia, dió un gran giro cuando nos comienza a hablar de su madre así que no puedo imaginarme un final.
     
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  4. Threadmarks: 6. Todo lo que en la vida he amado...
     
    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Si la niebla no llegara a disiparse
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Misterio/Suspenso
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    Muchas gracias a Kashey y The Condesce una vez más por sus comentarios, ¡y vaya! ¡Una lectora nueva, qué bonita sorpresa! Gracias a ti también, JPvSelenD por animarte a leer esta historia a pesar de que la encontraras comenzada. Espero que tú también desees acompañarnos hasta el final :) También etiqueto a Yáahl y a Muffins porque sé que andan por aquí pendientes también. Gracias a todas por su enorme apoyo.
    Me disculpo por no actualizar tan pronto, en parte estaba esperando a Marina para que no se atrasara, pero la verdad es que, sobre todo, no lograba atrapar el mood para escribir lo que sigue.
    Ahora sí, después de esto ya sólo queda cerrar la historia con un último capítulo. Espero que les guste.


    SI LA NIEBLA NO LLEGARA A DISIPARSE

    6. Todo lo que en la vida he amado...


    La tormenta que azotaba las calles afuera, impiadosa con el atardecer, se entretenía en opacar el horizonte. Agresiva, golpeaba la ventana cerrada de aquella habitación que languidecía en una soledad gris. Las gotas se escurrían por el vidrio lentas y aferradas, como queriendo nublarlo para siempre entre todas ellas. Pero de eso no había necesidad.

    Mileva había traído la tormenta consigo cuando volvió de su caminata. Con la lluvia a sus espaldas, de algún modo se dio cuenta de que los engendros habían llegado para quedarse.

    Su padre se molestaba cuando ella salía a caminar bajo la lluvia. Pero parte de su actitud contestataria involucraba al desafío. Normalmente ese corazón que aún latía fuerte bajo su pecho reventaba de emoción al sentir la libertad, era salvaje. Pero aquellas botas negras, pequeñas, habían pisado con una rabia desleal los charcos acumulados bajo las banquetas. El cabello cenizo, aunque corto, no le había dejado de escurrir desde que se puso en resguardo. Atrás no había dejado nada de sí misma.

    Se aseguró que la presencia no estuviera cerca. Ya no tenía energía para seguir lidiando con cuestiones eternas, que se estiraban hasta el infinito. Silenciosa, complaciente en sus ideas, se deslizó hasta la puerta de su habitación, subiendo las escaleras con una prisa nerviosa.

    Colocó el cerrojo tras de sí una vez que estuvo adentro. Venía empapada de gris y de niebla.

    La mesa de su habitación iba a ser el mejor de los reposos en aquellos momentos de urgencia por la estabilidad. Echó al cesto toda la ropa mojada que esa tarde le congelaba hasta los huesos, se envolvió en una frazada enorme y buscó en su mochila su cuaderno de colores. Tenía que escupirlo todo, olvidar el pasado por un momento, y dejar de evitar un presente que la carcomía.



    ~~~

    Hoy mi padre dio el paso que le hacía falta para quebrar las cosas entre él y yo. No puedo soportar que, aun con el paso de los años, ese monstruo continúe deseando quitármelo todo. Parece que posee un hambre de destrucción y caos que no va a saciarse nunca, nunca hasta acabar conmigo misma.

    No puedo seguir aquí, y al mismo tiempo no puedo escapar de su presencia. Porque a dondequiera que vaya, aunque me dirija a los confines de este mundo, él me seguirá por siempre. Y ese es el peor de los tormentos.

    Mientras estuve lejos, en clases, él estuvo revisando mis cosas. Tiene una tendencia muy impulsiva por tratar de revelar partes de mi historia que quiero cerrarle. Como si el daño que me ha hecho desde que tengo una memoria lúcida no fuera lo suficiente, necesita encontrar nuevos métodos para terminar de destruirme. Y yo todavía no puedo encontrar la manera de confrontarlo, porque sólo de algo estoy segura: ambos no podemos continuar juntos. Nuestros mundos no son compatibles…

    Cuando llegué, una de mis libretas estaba abierta sobre la mesa contigua al patio trasero. Mi padre no estaba lejos. Los mismos pasos de siempre, distantes y espectrales, eran el señuelo de una revelación. Cuando vi su silueta gigante aparecer tras la cocina, con aquel rostro oscuro en el que apenas podía adivinarle los rasgos, supe que lo que yo creía iba encaminado en aquella dirección. Él ya sabía de mis cosas…

    Me hizo la pregunta esperada. Luego de haber hojeado mis apuntes, y de contemplar los garabatos que dejaba usualmente en las páginas finales de mis cuadernos, lo hizo. “¿Quién es Luz?”. Y sentí que aquel mundo que me había construido, tan frágil, ése en el que mi niebla se disipaba, se venía abajo en un instante. Colapsaba. Él no podía entender las facetas de las que yo misma me avergonzaba. Él no podía ayudarme a seguir construyendo la confianza que cimenté años atrás en mi vida, con ayuda de mi amiga. Porque él quería hacerlo pedazos todo.

    Parte de su vieja estrategia de lidiar con los fantasmas que seguramente le aterrorizan es proyectar, todo el tiempo, sus problemas en mí. Al principio yo era la “distinta”. Yo era incapaz y yo era frágil. Y una vez que tuve la certeza de que eso podía cambiar, de que los demás no iban a seguir manoteando la muñeca de trapo que él había elaborado con sus manos destructivas durante tantos años, una vez que descubrí a Luz y la alojé en mi vida, bastaba un corto soplido de lo que sea que signifiquen esos engendros para que echaran abajo todo. Esa era la pasión favorita de mi padre.

    Él y su vida, tan estropeada, tan miserable. Nosotros, como él gustaba de llamarnos.

    Tuve que tartamudear para contestarle quién era Luz. Pero no fui enérgica. Al principio no sabía qué tenía que responder exactamente. Porque después de todo, cuando se pisa tierra firme, no importa de qué esté hecha, mientras se esté fuera del mar impetuoso. “Luz es todo lo que tengo. Aléjate de ella y de mí, por favor”, fue lo que dije en un lapso espaciado, queriendo separar las palabras y las ideas tanto como fuera posible, para evitar el impacto agresivo que pudieran contener. Pero iba a ser muy difícil defender lo mío. Después de todo, nada era tangible, y nada me pertenecía, ni siquiera mi propia vida, que tenía que deberle a él por siempre.

    Él insistió. Quería saber detalles. Me preguntó, con el énfasis que se hace cuando se habla con personas disminuidas, cómo la había conocido. Y yo balbuceé que la había encontrado desde la secundaria. Mi voz sonaba débil; la lluvia torrencial afuera y los ruidos de mi cabeza adentro sólo empeoraban las cosas, porque en ocasiones ni yo misma podía alcanzar a escuchar mis palabras. Tenía que sacarlas de mi pecho como si estuviese extrayendo algo con pinzas. Él me pidió que no tartamudeara y le dijera las cosas firmemente, como quería oírlas.

    Pero realmente no le interesaba saber nuestra historia, la cual intenté contársela a trozos grandes. Hizo oídos sordos cuando le conté que nuestra rutina era encontrarnos en el jardín trasero de la escuela, antes de comenzar las clases. No le importó cuando le intenté convencer de la conveniencia de tenerla en mi vida para que me cuidara de mis compañeros. Me interrumpió varias veces cuando le expliqué el gusto que nos dio salir de secundaria y continuar juntas en la nueva escuela preparatoria. Y sólo chasqueó la lengua cuando le dije que actualmente íbamos en el mismo campus universitario. Porque él no quería saber ninguno de esos detalles. A su alrededor, sólo giraba una pregunta eterna, un cuestionamiento que yo debí haberme hecho desde hacía tantos años, una prohibición que yo había quebrantado sin miramientos. Una condición que yo crucé por mi propia voluntad y que me condenaba. Y lo formuló: “¿Por qué hablas con una de ellos?”.

    Yo sabía que “ellos” eran los demás; mi padre y yo éramos “nosotros”. Eso ya me había quedado más que claro. Pero para él la división es mucho más radical: yo siempre les temí, él siempre los quiso combatir.

    La mirada torva y agresiva de mi padre, que podía adivinarle tras su silueta terrible, no me permitían confrontarlo con mi propia opinión. Y mi opinión, a todas luces, es que sus condiciones son horribles y absurdas. Él no podía entender el mundo que funcionaba dentro de mí, en mi entorno, en mi cabeza. Pero para no lastimarse a sí mismo, para poder enfrentar su propio duelo, para repudiar la traición a la que sometió a todos, para enderezar aquel camino de podredumbre en el que él mismo se metió, yo tenía que seguir siendo su muñeca de trapo.

    Sentí una rabia, pero no sabía hacia qué o quién estaba dirigida. Primero pensé que lo odiaba. Pero él se mezclaba conmigo. Al odiarlo a él me odiaba a mí misma. Él estaba decepcionado, y en el fondo, también yo. Porque la conmiseración que experimenté en ese momento era enorme. ¿Qué clase de hija existe sólo para causar dolor a su padre? En cada una de sus miradas de rechazo, en cada momento que con una mueca pronunciaba mi nombre maldito para llamarme, un nombre que le recordaba a un espectro personal, en cada uno de esos momentos yo me sentía una falla humana. Era su tormento el mío propio, el nunca haberme convertido en algo que haya valido la pena de ser protegido, primero por mi madre con su vida, luego con mi padre, entregado a hacer de mí algo que jamás resultó.

    Y con aquel enérgico sermón que me dio hoy por la tarde, casi pudo terminar lo que había dentro de mí. Porque yo no estaba para pensar por mí misma, sino por el bienestar de ambos. Y él sentía que había cumplido su parte, no sólo respaldándome durante casi quince años por su cuenta, sino también asegurándose de que nadie más pudiera interferir con mi integridad. Y por lo tanto, con su propia paz.

    “Mileva no es como las otras niñas. Ellos no saben cómo tratar a alguien como Mileva. Cuídela de los otros”, retazos de momentos que quisiera aniquilar de mi propia cabeza. Mi padre me construyó. Pero sólo lo hizo para que yo fuera la medida de sus necesidades. Cuando Luz llegó, simplemente era demasiado tarde. Porque a cada paso que doy siento la mano invisible de ese hombre, de mi padre, sujetando mi cuello.

    Si alguna promesa le llegó a hacer a mi madre, o si algo se prometió a sí mismo que haría conmigo, son cosas que ignoro y que daría lo que fuera por saber. Porque después de tantos años… no sé quién soy.

    El resultado de este desencuentro es que me siento infeliz y dividida. Corrí de él y no puso un punto final a su sermón. Definitivamente no me ha prohibido verla, ni puede hacerlo. Pero sé qué clase de monstruo es. Él se encargará de expulsarla de mi vida para siempre. Porque tiene los mecanismos para echar fuera todo lo que en la vida he amado. Ojalá arrancara de mi cabeza a todos mis engendros malditos. Pero de ella sólo me va a arrancar a Luz. Va a encontrar la manera… va a puntualizar que es por mi bienestar.

    He mezclado todas mis ideas porque ni siquiera sé cómo organizarlas. Tampoco tengo claro qué siento ahora mismo: si rabia, odio, nostalgia, desesperanza, angustia o incluso alivio. En todo caso, estos van a ser unos días difíciles...



    ~~~



    Mileva se levantó. La frazada ya le había calentado su piel. Buscó algo de ropa limpia para vestirse, pero cuando lo hizo, sólo deseó lanzarse a la cama. No miró por la ventana.





    A la mañana siguiente, Mileva se hallaba puntual y solitaria en la mesa, en su lugar de costumbre. Al despertar ya no había escrito nada más. No podía. Algo dentro de ella, quizás su incesante búsqueda por encontrar parte de la verdad en su historia, había quedado en un coma indefinido. Y mientras daba pequeños mordiscos a su pan con mantequilla que le servía de desayuno, concluyó que no podía continuar revolviendo el pasado si no atendía las cosas del presente.

    Después de todo, había llevado su vida entera soñando con que llegaran mejores días. Y la ocurrencia de que en el pasado iba a encontrar la llave para abrir su propia puerta de la esperanza estaba volviéndose poco materializable: ahí no había más que sombras que no podría matar por su propia cuenta.

    Pensó que primero estaba vencer a ese monstruo, al más importante de todos. Primero tenía que desconectarse de él, ser libre al fin. Pero no sabía cómo hacerlo.


    Su padre apareció repentinamente por la puerta principal, cargando cuatro bolsas del supermercado. Miró a Mileva con unos ojos tristes, y depositando los paquetes sobre la mesa de forma provisional, le torció una pequeña sonrisa y dejó escapar un “buenos días”. Mileva lo miró como un gato receloso desde su asiento, y continuó mordisqueando su pan sin despegarle las pupilas. Seguía sus movimientos de forma precisa, cada lata de conservas que él sacaba de las bolsas y que colocaba en los cajones de la cocina, como si quisiera poder controlarlos y dirigirlos con su mente.

    Cuando hubo terminado, guardó las bolsas entre los cajones y se dirigió hacia su hija. Reclinó los codos sobre el respaldo de la silla que se encontraba frente a ella y la observó también. Aunque al principio su expresión era distante, pronto un brillo inesperadamente amigable cruzó por sus ojos, y se asomó una sonrisa cordial, bonachona, entre sus labios.

    —Te veo mejor el día de hoy, Mileva. Luces más serena que ayer —le comentó, y tomó asiento lentamente—. Ayer que te pregunté por curiosidad sobre quién era esa amiga tuya, Luz, sólo huiste hacia la calle sin responder media palabra y me dejaste preocupado... ¿hay algo de lo que quisieras hablarme al respecto, cariño?
     
    Última edición: 27 Diciembre 2017
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    JPvSelenD

    JPvSelenD Iniciado

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    Lo que pensé que ya me había quedado claro en el capítulo anterior, ahora con este penúltimo capitulo, estoy nuevamente confundida. Como los recuerdos de Mileva.


    Ahora tengo dos conflictos; en cierto punto incluso llegué a pensar, que partes de su padre son falsas... imaginaciones suyas. No puedo decir que su padre no es real, creo fervientemente que lo es, pero ella proyecta en él todo lo malo y confundida que ésta. Mileva piensa que le contestó y que él no le prestó atención, además de que ella creyó que él solo buscaba separarla de su única amiga; pero con el parrafo final en realidad ella jamás le respondió. Eso me deja con algo en lo que creí ya estar segura ¿Luz si será real?... no me sorprendería que a fin de cuentas todo fuera su imaginación, un ser que ella creó en su mente para escapar de su realidad y para ella es tan real, porque a fin de cuentas es su mundo.

    No me gustaría que Luz fuese solo su imaginación, así que espero que no. De cualquier forma, ya no confió en lo que creía, este capítulo destruyó aquellas ideas y solo me queda esperar por el último capítulo, haber si todo se aclara, aunque creo que no habrá final feliz. La narración y descripción es tan bonita, además de profunda, pero al ser pensamientos revueltos de Mileva, solo me hacen confundir más. Fantástico.
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    ¿Estás seguro de que te queda solo un capítulo? Como dejes final abierto quito todos mis ratings y comentarios para desaparecer yo en la niebla que no llegó a disiparse :c (?)

    Lo de Luz sigue tan confuso como siempre. El quién es no queda demasiado claro, aunque sí lo que implica o puede implicar. Imagino que funciona como un faro.
    En la versión de Mileva, parece que su padre solo quiere apagar el faro, desaparecerlo de la vida de su hija y que esta siga siendo, no sé, su marioneta. Fue por esto, por la versión de Mileva que había dicho lo del trastorno facticio.
    Se marca mucho la cuestión de la otredad. Mileva y su padre vs. el resto del mundo. De alguna forma es como si lo único a lo que ella se siente aferrada es a su padre, solo a él pertenece y con él se identifica aunque ahora ve que eso siempre fue un limitante y a la vez siente la necesidad de repelerlo, aunque esto era así desde que era pequeña, creo. Cuando llega Luz, Mileva pertenece y se identifica con otro, lo que amenaza esa burbuja de nosotros.
    Igual lo de sus propios recuerdos. Uno mismo tiende a añadir o restar cosas a los recuerdos sin tenerlo muy claro, por eso cuando las historias se repiten varias veces tienden a poseer diferencias y es complicado saber cuál versión sería la "original", es casi como el teléfono descompuesto pero con nosotros mismos.

    La otra narración nos dice cosas que la contradicen. ¿Respondió o no respondió? Y la pregunta de siempre, ¿el padre es verdaderamente un monstruo? Es que juro que cuando salimos de la narración de ella no puedo verlo completamente como alguien malo, es que no puedo pero su versión impide que pueda ver sus intenciones como algo genuino y siento como si solo estuviese aparentando cosas.

    Algo en lo que sí estoy segura es que ella necesita desconectarse de él, ya sea para deshacer esa imagen distorsionada que pueda tener o solo para no vivir tanto en esa perpetua paranoia en la que se ve envuelta, pero tengo la sensación de que, inevitablemente, la transferiría a otra persona o a otra cosa.

    Las teorías locas de Kashey me fríen el cerebro :( me la imagino así:

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    Lo peor es que las sigo leyendo porque me gustan. (?)

    Y bueno, eso es todo. Esperaré el próximo capítulo. <3
     
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  7.  
    Kashey

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    Ese final me dejó tan impactada, no lo veía venir.

    Me he tenido que tomar un tiempo luego de leer antes de proceder a comentar, más que nada para ordenar mis ideas, porque todo esto logra confundir sin problemas (?)

    Vamos por partes, que si no me pierdo...
    En el primer párrafo creo que tenemos a una metáfora de Mileva misma. Ella es como aquella habitación solitaria y gris, cuyo horizonte se ve opacado. Supongo que la tormenta representa bien el problema que ella creía traer encima, y que las gotas que querían opacar el cristal serían el equivalente a los fantasmas que la persiguen. Y no hay necesidad de que se esfuercen tanto en lograrlo, porque al parecer ella les facilita el trabajo todas esas veces que se asoma a buscar alguna Luz, nublándolo con su propio aliento.

    Mileva no logra disipar la niebla, porque de ella brota la neblina. Y francamente, no creo que alguna vez vaya a lograr deshacerse de ella.

    Es como un barco sin rumbo perdido entre la niebla, buscando con desesperación la tierra firme. Así como dice Yáahl, Luz es como el faro... El faro que la atrae hacia lo seguro, que necesita para estabilizarse, ¿pero será del todo real? No es que esté volviendo a mi teoría donde ella era una alucinación, más bien me parece que necesitaba tanto de un punto seguro que dotó de atributos magníficos a aquella niña que alguna vez la defendió de los demás. Tal vez Luz ni siquiera sea su verdadero nombre, y sea completamente distinta a lo que se nos narra. Quizá para la otra chica Mileva ni siquiera haya sido nunca importante, pero Mileva se ha creado otra realidad.

    Claramente Mileva tiene un desorden mental, o eso es lo que a mí me parece, pero difiero de Yáahl en cuando al Trastorno Facticio. Pensándolo bien, creo que en realidad se trata de un Trastorno Delirante de tipo persecutorio. Ella cree firmemente que su padre quiere lo peor para ella, que está obsesionado con quitarle todo la que la hace feliz con tal de él estar tranquilo, aunque sigo pensando como desde el inicio que su padre la quiere y sólo está preocupado por ella.

    ¿Les ha pasado alguna vez que están en un sitio donde hay un aroma muy fuerte y penetrante? Y que se quedan tanto tiempo ahí, que poco a poco dejan de percibir ese aroma. Pero de pronto llega alguien más y se queja del olor, y te das cuenta de que era tanto que de pronto simplemente ya no lo percibes. Creo que eso podría sucederle a Mileva en su mundo, ella está segura de que ahí su niebla se disipa, pero creo que es tanta que no logra descubrir que es ahí donde la niebla se vuelve más espesa.

    Algo me dice que, tan sólo tal vez, esta historia podría acabar en tragedia. Quién sabe, es como si Mileva se preparara para matar esa parte de ella misma en la que se proyecta y quiere pero odia con tantas ganas, ese monstruo que es ella misma, cuyos engendros no son de él, sino suyos también... Porque son sus fantasmas, sus secuelas, que con un soplido suave le pueden apagar la luz... Esa luz que ella misma se ha creado para poder orientarse entre tanta niebla, y sin la cual permanecerá perdida para siempre.

    Oh Mileva, si tan sólo supieras que ya estás perdida y que nada puede rescatarte.


    En fin, me he dejado llevar mucho. Qué bonito es comentar con música de fondo, jaja. Espero que en el próximo capítulo se sepa qué pasó con la madre de Mileva, ¿antes de morir le entregó a la chica a su padre? ¿Y dónde había estado él? ¿Por qué no aparece en sus recuerdos?
    .
    .
    .
    ¿Serán reales los recuerdos de Mileva? ¿O quizá son todos una fantasía llena de neblina?
     
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    Cygnus

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    Título:
    Si la niebla no llegara a disiparse
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    Misterio/Suspenso
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    Kashey Yáahl JPvSelenD muchas gracias por haber continuado conmigo hasta el final. Su apoyo ha sido grandioso para terminar esta pequeña historia. Este es el último capítulo. Estoy consciente de que quizás no todas las dudas logren disiparse, aunque me gustaría que cada quien sacara sus propias conclusiones de todo. Aún así, si hay algo que aclarar, lo haré en un post aparte.
    Me siento alegre por haber culminado esta sencilla historia y que haya sido del gusto de ustedes. Espero que el final no decepcione tanto, siempre es difícil escribirlo cuando hay expectativas altas.
    Etiqueto a The Condesce y a Marina por si vuelven, y a Muffins porque es lectora silenciosa.
    Mel, por favor deja unos cuantos días el tema aquí, para que puedan ubicarlo los lectores que no comentan, ya después lo pasas a Terminados.
    Muchas gracias a todos.


    SI LA NIEBLA NO LLEGARA A DISIPARSE

    7. ...y yo sabía cuándo debía girar mi rostro para verla llegar.




    Había una carretera que escarpaba las montañas oscuras, subía y bajaba. Como una enorme serpiente negra, punteada, acechando las sombras de la noche. Las pequeñas luces del camino huían muy rápido conforme avanzábamos sobre ella. Las de la periferia ya habían dejado de cobijarnos. No sabía dónde estaba y sigo sin saberlo.

    Me recuerdo con mucha angustia, intentando asomar la cabeza tras el cristal del copiloto. Pero una ansiedad interna me decía que no querría ver lo que había ahí. Entonces me limitaba a hundirme en el asiento y seguir con mi vista húmeda las blancas estrellas que brillaban más allá del borde superior del parabrisas.

    Quería decir muchas cosas, pero no dije nada. Nunca pude decirlas.

    Quería gritar, pero no estaba en condiciones de hacerlo. A veces llorar en silencio simplemente es lo mejor.

    Él aceleraba siempre más y más, tal vez porque en ello se le iba la vida. Yo tenía miedo de entender. Pero con el paso de los años lo hice. Él me arrebata, sistemáticamente, todo lo que amo.

    Soy suya.



    ~~~


    A Mileva le pareció suficiente tomar su mochila con sus libros, y llevar el dinero aquella tarde. Había un guisado preparado en una enorme olla, al que bastaba con calentar, pero ella ya había tenido suficiente de aquella farsa. No podía seguir nutriéndose más de aquel monstruo. Era necesario cortarlo todo de raíz. Pero sabía que eso llevaría tiempo, que la herida todavía continuaba sangrando y que no daba síntomas de parar.

    Dejando la comida enfriándose, se dirigió hacia la puerta de salida. Ya no podía dirigirle más la palabra a su padre. Porque si se había prometido a sí misma que nadie más iba a patearla, eso tenía que incluir a su principal enemigo, por más difícil que le resultara vencerle.

    La puerta azotó inesperadamente a sus espaldas. Afuera, la brisa revolvía el aroma a jazmín. Unos ojos cruzaron su camino: su padre la observaba salir desde la acera, aún ocupado en añadir más pulimento a su auto de por sí reluciente.

    —Buenos días —le dijo, sin cesar en su labor. La mañana entera la había dedicado, como otras tantas, a cuidar de su orgullo—. ¿Desayunaste?

    Mileva le dedicó una mirada desganada, llena de la sed de hablar lo que había callado por tanto tiempo. Pero sólo continuó su camino por la acera en dirección a la parada de autobús.

    —Mileva, sabes bien que no me gusta que te vayas tú sola. ¡Oye! ¡Eh! —le alcanzó a gritar, sin soltar la esponja con la que tallaba la carrocería de su vehículo.

    Su último grito fue especialmente poco fructífero: sólo causó que su hija acelerara el paso sin volver el rostro, esperando huir una mañana más del que consideraba su captor. Él se quedó largo rato inmóvil, viéndola alejarse, detenerse en la parada y después abordar el transporte público, en una secuencia que lo hizo agitarse, como cada vez que la tenía lejos de él y de su control. Suspiró profundo y volvió a observar el auto.

    —Le sigue dando problemas… —observó severamente su vecina, la señora Ernestina, desde el patio contiguo. Había observado la escena y no pudo evitar soltar el comentario.

    —No son problemas —masculló el hombre al oírla, y continuó tallando con ímpetu el auto del que había ya extraído todo el brillo posible. Con violencia, pasaba la esponja casi maquinalmente, esperando distraerse de sus tensiones diarias.

    La mujer había avanzado pesadamente y se había sentado en la banca de metal que había a las afueras de su patio. Intentaba encender un cigarrillo con poco éxito. El día, claro y azul, la invitaba a que continuara descansando afuera de su casa. Y cuando al fin pudo encenderlo, giró su rostro y le dedicó al hombre una larga mirada de conmiseración.

    —En ocasiones uno no sabe qué hacer con los hijos, eso es todo —murmuró de nuevo el padre, rindiéndose ante la mirada insistente de la vecina, aunque sin dejar de trabajar en lo suyo—. Creo que eso nos suele pasar a todos, ¿no?

    —No lo sé —la señora Ernestina disipó el humo de su vista con un manotazo suave, y rió—. Yo no tuve hijos. Pero de tenerlos, no creo que haya estado menos preocupada que usted.

    El padre se irguió repentinamente, llevándose una mano a la espalda después de haberse hallado inclinado ante el auto por un buen lapso de tiempo.

    —¿Usted cree?

    —Bueno, y esa muchacha no es tan fácil de controlar, por lo que ya en alguna ocasión me contó. Usted tiene buena dedicación para eso, en cambio yo… —realizó un ademán vago y se llevó el cigarrillo a los labios.

    —Sí, ella es un caso aparte —suspiró él, y se recargó en la parte frontal de su auto, en dirección a su interlocutora—. Es diferente. La gente no sabe tratar a alguien como ella. Y lo peor es que… el sólo hecho de estar consciente de esa diferencia la lastima.

    —Y usted la busca proteger de todos… —concluyó ella con una voz pegajosa, ronca.

    —Eso es lo único que ahora puedo hacer por ella como padre. Es de lo único que estoy seguro.

    Una parvada pasó rozando los techos rojos de las casas frontales. El día seguía un curso predefinido de manera natural.

    —La adaptación debe costarle—observó la señora Ernestina, distante, observando a las aves volar—. Eso ocurre sobre todo con los jóvenes. Si a veces cambiarlos de escuela les resulta traumático…

    —¿La adaptación? —le preguntó el padre.

    —Bueno, sí, la adaptación —su vecina lo observaba ahora a los ojos, justificando su impresión—. Es en lo que puedo pensar, yo que ya tengo varios años viéndola. Yo vengo de la capital. Puedo recordar que me costó bastante acostumbrarme cuando mi familia se mudó aquí a la costa, hace muchos años —aspiró más humo, haciendo una pausa en su respuesta de por sí lenta—. Usted me ha comentado en más de una ocasión que vinieron huyendo de Yugoslavia como refugiados de guerra en los noventas, ¿no es así?

    Hizo otro ademán extraño, impreciso, que se mezcló con otro pequeño manotazo en el aire. El padre asintió brevemente y se interrumpió, dejando reposar su mirada en las calles lejanas. Había mantenido todos aquellos años un control férreo sobre su hija, manipulándola quizás, y cada vez más se preguntaba, para sus adentros, si aquella estrategia de aislarla de ellos había dado algún fruto tras los años. Y algo en su interior no terminaba de aceptar que sus vidas se habían quedado en aquellas lejanas tierras.

    —Eso les pasa a los jóvenes… —la señora concluyó la idea con una reiteración, carraspeando y soltando un suspiro breve.

    Ambos quedaron silenciosos. Pero el padre no deseaba continuar trabajando en su auto. Recargado en él, contemplaba ahora la casa de la izquierda, en un intento de proteger su mirada triste. ¿Qué tenía que hacer?

    —Creo que ella me culpa de muchas cosas —soltó, rendido, entre dientes—. Muchas cosas del pasado. No lo sé.

    —¿Lo culpa? —inquirió relativamente sorprendida, e interesada en aquella historia.

    —No me lo dice. Ella no me dice nada. Por lo menos, no ahora… no como antes. Pero la manera en que me mira… ¿me entiende?

    —¡Ah!, sí que tiene una mirada fuerte —observó ella, subiendo el tono y asintiendo—. Siempre pensé que yo le caía mal por alguna razón, quizás desde que le dije que barriera mi parte de la acera que me había dejado llena de lodo, hace tantos años —rió brevemente—. Usted se acuerda. Pero no lo sé. Ahora sólo me observa como si quisiera decirme algo… desagradable. También suele ir a mi restaurante...

    —¿Y cómo se comporta? —se interesó el padre, preocupado.

    —Pide algún café latte, se dirige a la mesa del rincón y se queda ahí sola largo rato, quizá una hora, sin hacer nada más. Nada que deba concernirme, por supuesto. En general es una muchacha educada y jamás me ha causado ningún problema, así que no se apure. Aunque tampoco hemos conversado nunca. Supongo que no le gusta mucho la gente.

    —No —dijo el padre—. Y por lo general prefiero que esté conmigo. De pronto tiene algunos comportamientos erráticos en público, pero creo que debe ser algo parecido a la ansiedad. Cuando está conmigo se pone muy tranquila.

    —Usted es médico… —interrumpió la señora.

    —Médico de alergología —replicó el padre—, y además, no hará falta nada de llevarla a terapias. Es decir, ella no está enferma. Cuando está conmigo, se siente muy bien. Sólo a veces se puede poner ansiosa en las multitudes, pero es algo a lo que se está acostumbrando y trabajando en ello…

    —Bueno, si usted lo dice… —dijo ella y miró hacia otra parte. Un par de animalitos blancos y esponjosos, con cascabeles en sus collares, salieron corriendo de su casa en aquel momento y se colaron entre las piernas de su dueña—. Pero, ¿me decía usted que ella lo culpa?

    —Bueno, no creo que debería de estar hablando de esas cosas, vecina —la esponja en su mano comenzaba a secarse, y era momento de pasar el paño sobre su auto para quitar el pulimento—. Nunca he acostumbrado a hablar de esto... y a usted no quiero seguirla molestando.

    La señora acababa de lanzar la colilla de cigarro al suelo.

    —Lo único que me molestaría es que no me aceptara una taza de café, vecino —se levantó lentamente de la banca y le sonrió—. Venga, por favor. Es lo menos que puedo hacer después de todos estos meses en los que me ha apoyado con mis medicamentos.

    El hombre dudaba. La vieja y calmada vecina había sido una agradable compañía para él durante las mañanas en las que coincidían, pero jamás le había contado cosas muy importantes sobre su vida. Y sin embargo, también tenía muy dentro una sed de desahogo. Él podía pensar que Mileva no necesitaba más ayuda que la suya. Pero alguien tenía que ayudarlo a él.

    Olvidó los restos de pulimento que habían quedado en el coche que representaba su orgullo. Lanzó a su propio jardín la esponja y el paño, y pasándose las manos por los costados del pantalón, se dispuso a seguir a la señora y sus blancos cachorros.








    —La verdad es que no lo entiendo —razonó turbada la vecina, aunque con fascinación, mientras dejaba enfriar su propio café sobre la mesa, olvidado—. Me dice usted que huyeron desde Sarajevo, perseguidos por el régimen serbio... ¿pero no eran ustedes serbios? Estoy segura de recordar que usted me dijo eso...

    El padre estaba relativamente cabizbajo. Apuraba su café cada vez que necesitaba inclinar la vista. Había reconocido que el paso de los años había borrado muchas huellas del pasado. Y sin embargo, su gran culpa, lo que había terminado con su familia, todavía flotaba en lo hondo de su ser.

    —No, señora. Mileva, y su madre, y toda su familia, no. Sólo lo soy yo, que pertenecí y tuve que servir al régimen por ley.

    —¡Ah! —lo observó un largo rato de manera delicada con aquellos ojos vidriosos. Creyó entender las cuestiones detrás de aquel enrollado asunto, y aunque era una mujer curiosa, decidió dejar aquellas preguntas de lado, pues las respuestas podían tornarse incómodas tras eso.

    —La verdad es que es difícil de comprender —soltó él, con una sonrisa amarga—. En aquel momento nadie lo comprendía. Ya sabe cómo son esas cosas. Unos enfrentándose a otros por desigualdades políticas, culturales, étnicas, religiosas. Ya sabe. Es un embrollo... la cuestión es que ellos procedían del norte y se habían trasladado a Sarajevo por cuestiones laborales de mi mujer.

    —Sí, sí, entiendo —contestó más sosegadamente la señora Ernestina. De alguna manera, no deseaba impulsarlo a que él continuara con aquellos detalles, y por otro lado, quería saberlos.

    —Entonces el proyecto consistía en huir todos juntos a América, yo estuve trabajando en los detalles por dos años. Mileva en ese tiempo no me conocía realmente... imagínese, yo estuve sirviendo como médico militar en los años de su infancia y no pude estar a su lado —dio otro sorbo breve a su café, como si no deseara que se le acabara pronto—. Pero intentaba ayudar en lo que podía. Para trasladarse yo había tramitado para ellas un auto de nacionalidad serbia, para evitar que fueran detenidas, por ejemplo. También estaba intentando que mi hija aprendiera español. Pero claro, no podía hacer mucho más.

    —¿No las veía?

    —No. Claro que no —reconoció—. Sólo en fotografías y hablábamos a través de cartas secretas.

    —Ya veo. Bueno, por lo menos lograron salir de aquel infierno, gracias a Dios. Tuvieron bastante suerte —mencionó la vecina.

    —Sólo mi hija y yo. Para cuando la huida estuvo lista, era demasiado tarde —recordó él, con una honda tristeza en su rostro, y luego sonrió, intentando mostrarse sólido—. Dos semanas tarde. Me estuvieron esperando dos semanas recluidas en una biblioteca, ¿sabe? El proyecto fue un desastre. No pude llegar a tiempo.


    —Cuánto lo siento, en verdad —contestó apenada su vecina—. Mire que nunca imaginé que ustedes hubiesen pasado por una historia como esa.

    —Bueno... ya nos hemos readaptado aquí bastante —respondió el hombre, ahora en un tono más alto y firme—, tratando de dejar atrás tantas cosas. Por lo menos la tengo a ella aún, y es lo que más amo, porque además, también es el vivo retrato de mi mujer, tan sólo es un poco menos sonriente.

    Su interlocutora sonrió.

    —Estoy segura de que así es. Es una bendición después de las calamidades —bebió de su taza de café, al fin—. Ahora es que comprendo cuando dijo que sentía que su hija lo culpaba. Yo creo que no debe tratarse de eso. Quizás es sólo que comprendió que los soldados serbios eran los enemigos... es normal.

    —Ojalá se tratase sólo de eso —interrumpió el padre, moviendo la cucharilla del café, y luego rectificó—. No es tan sencillo, ella entiende quién soy yo. Pero en fin. Yo coincido bastante con usted en lo general, y sus observaciones son muy interesantes.

    Él sabía en el fondo el problema de raíz, un hilo del que no quería tirar. “Yo no las abandoné a su suerte. Yo no las dejé morir”, pensó, mientras la cabeza le estallaba por dentro, “pero estoy consciente de que ella nunca lo entenderá… porque ni siquiera es capaz de recordar nada…”.

    —Lamento haber contado esas cosas —volvió a comentar, intentando poner un punto final a aquella conversación sobre el pasado—. Ahora sólo es momento de mirar hacia el frente. Tengo la esperanza de que podamos seguir saliendo adelante. El futuro pinta muy bien.

    Bebió el último sorbo de café, y dejó la taza sobre el plato, con una sonrisa forzada.

    —A ella le apasiona lo que estudia y…

    —Considere llevarla con un especialista —zanjó también su vecina, mirándolo a los ojos—. Creo que parte de la carga la sigue llevando a cuestas, los jóvenes no digieren las cosas con el mismo ritmo de los adultos. Y también debería hacer algo por usted mismo.

    —Sí… No será necesario… —dijo él. En el fondo, estaba seguro de poder tener las cosas bajo control.

    La señora volteó a atender a uno de sus pequeños cachorros, que le arañaba la pierna con insistencia.

    —Yo tengo fe también en que les va a ir bien —sonrió—. Y que usted sabrá hacer lo correcto. Le agradezco por haberme compartido su historia. Créame que haré lo que esté a la medida de mis posibilidades para ayudar en lo que sea necesario.

    El hombre miró hacia la ventana.










    Era miércoles por la mañana y le gustaba dar un rodeo por la zona. Las pisadas solitarias resonaban por los pasillos. Ya tendría tiempo de ir al lugar donde debería estar. Primero tenía que pensar, pensar en muchas cosas.

    Sus pies la dirigían como si conocieran al detalle a dónde iban a parar. El camino empedrado se desviaba de la sección principal. Mileva se contentaba con aquello, aunque todavía no podía sentir el hormigueo de la emoción.

    Levantó sus ojos tristes hacia la multitud. La facultad de Economía rebosaba de estudiantes. Las bancas se hallaban ocupadas en su totalidad, y los jardines eran dominados por aquellos que buscaban su frescura matinal. La hora de clases todavía no había dado inicio.

    Ella avanzó primero un par de pasos desganados, apretando fuerte su bolsa. Su mirada barría con la sección. Sentía que podía escuchar sus latidos a través de aquel barullo creciente que se formaba conforme se aproximaba más. Y a medida que acortaba la distancia, comenzaba a percibir que su estómago se hundía.

    Cuando se detuvo, su rostro se quedó fijo hacia su lado izquierdo. El sentimiento de aquella mirada no cambiaría hasta que hiciera el contacto visual que deseaba. Y al cabo de unos segundos, lo logró: su presencia había llamado la atención de Luz.

    La joven, que hablaba con sus compañeras en una esquina del jardín, le dirigió una mirada consternada a Mileva cuando se percató de que estaba ahí. Y ésta le correspondió, en medio de aquellos metros de distancia que las separaba, con una pequeña sonrisa infantil y un brillo alegre en sus ojos. Levantó su mano derecha lentamente para saludarla con una emoción contenida.

    Luz fue discreta. Le sonrió de vuelta, con un aire de restricción, incómoda, y después de hacerle un breve saludo comprometido, se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección a su aula. Mileva dio varios pasos al frente, y se detuvo de forma abrupta. Luz caminó más de prisa, girando el rostro una sola vez, para ver si su vieja compañera de secundaria continuaba ahí mirándola, y tras confirmarlo aceleró más el paso. Mileva la vio ocultarse en su salón de clases, lejos de su vista, lejos de su presencia, en donde al menos por ese día ya no pudiera continuar siguiéndola, como lo había hecho sin parar desde hacía tantos años.



    ~~~


    Hoy fue otro día común y corriente. Tuve que ignorar a mi padre cuando salí de mi casa en dirección a la universidad. Sé que pronto tendrá que ceder, y darse cuenta de que necesito pasar el mayor tiempo posible lejos de él.

    Por fortuna vi a Luz. Casi como cada semana. Siempre es una alegría verla, y nuestra amistad, intacta desde nuestros años de secundaria, cada día se fortalece más. Me siento muy feliz de estar en su vida, y no sé qué haría sin ella. La necesito tanto. Y por su bella presencia aquí, cerca de mí, la única que puede entenderme, es que le agradezco tanto…

    Siempre estaré a tu lado, amiga mía.



    Fin.






    Pequeñas aclaraciones finales:
    Dado que siempre he guardado cierto respeto por la historia, quisiera aclarar unos detalles. El incendio de la biblioteca de Sarajevo, que verdaderamente ocurrió en agosto de 1992, tiene algunas partes ficcionalizadas. No se tiene un registro oficial o periodístico que relate una masacre como la narrada dentro de ella; sin embargo, otras como ésa ocurrieron en sitios cercanos. La integración del suceso al relato tiene por objetivo ayudar al lector a identificar cosas que no se describieron: fechas, edades, nacionalidades y escenarios.
    En 1992, Sarajevo era una ciudad mucho más pluricultural que en la actualidad, donde existe una predominancia islámica por los descendientes turcos. Los ataques diezmaron a croatas, bosnios, eslovenos y otros pueblos opositores por igual.
    Los diálogos en esloveno de la madre y tía de Mileva, se traducen como "Porque no quieres saber lo que hay ahí afuera, Mileva", y "tiene placas serbias", respectivamente.
    El título del quinto capítulo, "Pagó, mártir, por las dos", es una cita extraída de Crónicas desde el infierno, del corresponsal mexicano Alberto Peláez, libro que llegó a mis manos en mi adolescencia temprana y que me inspiró a escribir un relato basado parcialmente en la guerra yugoslava. La cita refiere al pueblo croata, que pagó por sí mismo y por la escisión de Eslovenia ante el régimen de Milošević.

    Relato escrito con todo respeto para la comunidad balcánica en Latinoamérica y/o sus descendientes.

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    Última edición por un moderador: 12 Enero 2018
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    Marina

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    Hola, lamento la tardanza, pero ya estoy aquí para continuar con la lectura, la que me he dado cuanta que ha llegado a su capítulo final.

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    Aunque en general no se recuerdan todos los detalles, es sorprendente de que forma se quedan algunos recuerdos en la memoria. Por ejemplo esa huida de la casa de Mileva, los sentimientos que la embargaron mientras a bordo del auto, se dirigían a un destino desconocido para ella, el aroma del perfume de su madre, su tierno abrazo, su cálida protección mientras llegaban a la biblioteca y el hecho de obedecerla hasta en lo más mínimo porque sentía que lo que estaba sucediendo era importante y no quería ser un estorbo.

    Comprendo que mientras escribía lo que sucedió esos nefastos días, la fiebre del horror se apoderara de ella de nuevo. El ataque a la biblioteca fue realmente un infierno del que tenían que escapar, siendo muy difícil, luego la terrible visión de esa niña que escapaba por el jardín, almas que caían para no volverse a levantar más, entre ellas posiblemente su tía. Y en medio de todo, el fuerte sentido del amor de su madre para ponerla a salvo, encontrado ese escondite provisional en el que si bien pudieron protegerse físicamente, no emocionalmente teniendo como música todos aquellos lamentos que llegaban hasta ellas.

    No puedo imaginar qué será eso malo que no logra recordar con nitidez.

    bueno, si Mileva aprende mejor con su método de exploración, pues deberían dejarla tranquila. Lo que aquí relata de Luz me hace pensar que la impresión que tengo de ella está equivocada y que sí es una persona real, una que ha influido de forma positiva en Mileva, tanto que la indujo a bañarse diario, aunque sólo por un tiempo, pero lo importante de su amistad es que Luz se convirtió en su escudo ante las mofas de los demás.


    6
    Que comienzo de capítulo tan encantador. La forma como narras sobre la tormenta y los sentimientos de Mileva es muy bonita.

    Como Mileva, yo también amo mi mesa de escritura xD

    Su padre no solo es sobreprotector, sino que también es posesivo, tanto que él fue quien creo un mundo para ellos dos. Es como si para su padre sólo existiera ella y como a Mileva le pesa la situación, entonces es comprensible que desee irse de su lado

    La pregunta lo hace parecer un hombre prejuicioso, sin embargo él me parece un personaje más complejo y su expresión y actitud al final del capítulo, me hace pensar que de verdad él si se interesa con todo su corazón por ella y que su posesividad debe tener una razón. Hay algo que lo obliga ser así... ¿qué será?


    7

    ¡Oh, por Dios! ¡Qué historia tan triste la del padre de Mileva!

    Por fin comprendo qué es lo que lo convierte en monstruo a los ojos de Mileva. El que su padre sea de la raza que ella cree es la enemiga, lo rebaja ante sus ojos, sin añadir que él no pudo protegerlas en esos días de guerra, aunque tal vez esto último sea eso malo que se le escapa en sus recuerdos: el hecho de que su padre no fue por ellas para rescatarlas de aquella biblioteca y por ello la muerte de su madre y su tía, pues supongo que ese día murieron las dos. ¿Podrá Mileva comprender que su padre estaba dividido entre su deber a la nación y la lealtad a su familia? ¿Podrá comprender que él también ha vivido su propio tormento y que la culpa por lo sucedido es suficiente? Sin duda que ambos están muy dañados y comparto lo que la señora Ernestina dijo: que los dos necesitan ayuda profesional.

    Y ahora, hablando de la señora Ernestina, me ha sorprendido que ella jamás tuvo hijos, así que parte de lo que ha escrito Mileva de Luz, es una mentira, cuando menos una parte muy importante: la que dice que es su amiga.

    La amistad viajaba sólo en una dirección, pero...

    Me pregunto si la perseverancia de Mileva algún día dará su fruto, uno bueno, yo espero que sí.

    Es una historia triste y a la vez bonita. Una digna de meditación, pues para algunos de los que vivimos en relativa paz, se nos suele olvidar que hay muchas personas que están viviendo los estragos de la guerra.

    Gracias por compartir esta historia y por las aclaraciones finales.
    Nos vemos, que estés bien :)
     
    Última edición: 7 Enero 2018
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    Kashey

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    Realmente has llenado mis expectativas, en verdad. No tenía idea de cómo harías para llegar al final en un solo capítulo siendo que no parecías encaminar la historia hacia un desenlace en el capítulo 6. Pero mira nada más, al final lo has hecho y tan hermoso como lo esperaba de ti <3

    Me encantó poder ver el punto de vista del padre, y que la vecina jugara un papel importante en el último capítulo. Me encanta cómo cada uno de tus personajes está dotado de tanta vida; quiero decir, les instalas una personalidad tan bien hecha que cada uno se siente muy real.

    Jajaja, ¡he vuelto a acertar! Al final Mileva la acosaba. Es tan satisfactorio cuando aciertas en una teoría, en verdad.

    Que por cierto, también tuve razón en que el padre no era malo >u<

    Esa parte me impresionó muchísimo. Después de leer esto yo ya estaba segura de que no tenía ninguna relación con Luz. Pero qué cosa tan curiosa... ¿Cómo es que Mileva no nota que la señora Ernestina y la "madre de Luz" son la misma persona? Porque creo recordar que incluso mencionaba que la madre de su amiga no le parecía desagradable.

    He de decir que me parece muy curioso que Ernestina no haya hecho mención de que Mileva "habla" con alguien. Para esto tengo dos hipótesis:
    1. Mileva sí parece hablar con otra persona, pero Ernestina no quiere alarmar más al padre así que decide no abordarlo, más bien opta por sugerirle un par de veces que lleve a la chica a terapia.
    2. Me inclino más por esta, y es que así como cuando Mileva imaginó que sucedían tantas cosas entre ella y su padre cuando él le preguntó por Luz, seguramente ella podría haber imaginado todas aquellas conversaciones con Luz sin que realmente aconteciera nada.

    Por cierto, que el comentario que hizo Marina sobre que Luz vivía en el terreno baldío también estuvo acertado.

    Al final, Mileva realmente debería ir a terapia. Sería grandioso poder tenerla como paciente. Establecer rapport con ella sería todo un reto del que me sentiría realmente satisfecha por lograr... ¡Conocer su mundo de primera mano sería magnífico! Claro que tratando al padre también en sesiones aparte, para conocer la manera en que ambas historias divergen. Sería magnífico ir reconstruyendo todo el mundo de Mileva, acompañarla en ello... y ayudarla a intentar disipar juntas esa niebla de la que no puede salir sola.
    Ay, algún día tendrás que rolear a ser Mileva mientras yo le hago de psicóloga (?)

    Y bueno... Realmente había estado posponiendo leer el último capítulo porque en cierta manera me duele que esto llegue a su fin. Sabes que yo estaba muy enganchada a Amor Marginal, y aunque esto haya sido un 98% distinto de aquella historia, sé que partió un poco de allá y esto es como el final por el que siempre estuve aguardando. Además, me he encariñado mucho de Mileva, siento mucha empatía por ella y quisiera conocerla un poco más. Ya sé que no puedo ser su amiga, y por ello me gustaría tanto ver capítulos donde ella logra mejorar de alguna manera, jaja </3

    Y pues, pues, pues, eso es todo. Muchísimas gracias por entregar una historia tan linda y por ponerle tanta dedicación y empeño. En verdad que amo tu estilo. Me encanta que al leerte todo se vaya dando de manera casi mágica en mi cabeza (y sé que en la de los demás lectores también). Ningún personaje es plano, todos brillan con su propia luz especial, cada uno es diferente y parece estar realmente vivo. Los escenarios que narras, las transiciones que haces, los puntos en los que haces énfasis para que el lector pose su atención en ellos por un momento (como las aves pasando o los cachorros a los pies de la vecina), todo ello es como si fueses un camarógrafo grabando una película, eligiendo en qué enfocarse para hacer los juegos de cámara. Realmente así es como se reproduce en mi cabeza. Cuidas siempre cada detalle, pero sin hablar de más, siempre es lo justo, lo realmente necesario para que cada quien pueda imaginarse la escena completa pero sin saturarlo como para dejar de prestarle atención a la historia.

    En fin. No sé cuándo vuelvas a escribir una historia corta, por lo menos un one-shot, pero desde ya lo espero con ansias. ♥

    PD: Necesito que me digas todos los secretos ocultos que no pude descifrar xD
     
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    Volví! Ya tengo oficialmente internet de nuevo! Y ya me tomé el tiempo de leer los dos capítulos con calma...

    Lol no sé ni cómo ordenar mis ideas... primero que nada, el final (? me gustó mucho. Like, me dejó una sensación agridulce. Y fue bastante perturbador... al final de cuentas se explica todo, y realmente no se resuelve nada. Creo que quedó perfecto con el tono de la historia...

    Mientras iba leyendo los dos capítulos, iba pensando ciertas cosas:

    Por ejemplo, aquí comprendí finalmente qué era esa sensación que me daba que a pesar de todo el padre de Mileva sí le había hecho daño. Incluso si no eran malas sus intenciones y procuraba lo mejor para su hija, es notorio que el tipo tenía problemas, era controlador y no supo cómo lidiar con ella.

    Y aquí me pareció muy, muy triste. Porque al final de cuentas, da cierta impresión de que ella siente que le ha fallado a su padre, que no es la hija que debe ser. Y así como lo culpa a él de su sufrimiento, se siente fatal por "haberlo decepcionado".

    Y well, aquí, es claro que a pesar de todos los errores del padre, sí es un hecho que ella es una persona distinta. Sea culpa de lo que sea, su comportamiento, su forma de pensar y sentir definitivamente son distintas, y por supuesto que duele.

    Y well ES POR ESTO QUE NUNCA HAGO TEORÍAS xD nunca es lo que uno especula (? así que prefiero disfrutar y enterarme en el momento que deba enterarme. Me gustó cómo se resolvió la historia, quién es el padre, su papel en los sucesos... quién es la madre. El capítulo explicó muchas cosas de una forma muy suave.

    Dioooooooos, esto fue súper intenso, like, nooooo. Qué creepy, la verdad, es muy, muy creepy. Y me da curiosidad saber exactamente cómo fue todo y desde cuándo Mileva la ha estado siguiendo sin que Luz le corresponda.

    Y este parrafo terminó por perturbarme completamente... esa negación DDD:

    En fin, me encantó, siento que aunque aparentemente el final está como flotando, no, en realidad es muy, muy redondo. Y como siempre me gustó la manera en qe lo narraste, y la sensación que provocaban las palabras que usaste.
     
    Última edición: 12 Enero 2018
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