Una noche silenciosa y apacible, su cuerpo se movía inquieto, su pulso se había acelerado de pronto, miedo, miedo recorriendo su cuerpo. Su silueta perfecta reflejada a la luz de la luna, se reclinó en su cama y deslizó su mano por su cintura y pegó su cuerpo al de ella, buscó su mano en la oscuridad y ella entrelazó sus manos y todo su mundo volvió a estar en orden cuando escuchó a Asuma murmurar algo entre sueños y se quedó dormido. En el exterior unos minutos antes, Midori Kirigaya tía de Kazuto avanzaba detrás de una camilla mientras que médicos y enfermeras buscaban estabilizar su pulso que decrecía. La ciudad había sufrido una sobrecarga en la energía y muchos de los jugadores de Sao eran trasladados al hospital buscando mantenerlos vivos sin retirarle los cascos alterados por el exceso de energía. Por unos breves instantes, mientras iba por el pasillo su sobrino inconsciente había cruzado el paso con otra chica que como el estaba atrapada, su pelo era naranja y un hombre de traje iba tras ella. Ambos observaron como sus manos quedaron sujetas, apenas tuvieron contacto.
Me encantó este final, fue muy lindo como describiste este pequeño y único momento. Pensar que al igual que en el juego, ellos en la vida real seguían teniendo una especie de conexión (aunque estuviesen inconscientes), te deja sonriendo. Has narrado muy bien este corto relato, me quedé con ganas de seguir leyendo (; Saludos
Dentro y fuera del juego ellos siempre tendrían una conexión. Siempre quedarían los momentos y todo lo que compartieron durante todo ese tiempo. Incluso en esos momentos de desesperación, estarían allí, uno al lado del otro, aunque no se hablaran aunque lo supieran, es una conexión que va mucho más allá.