Explícito de Pokémon - Spies

VIII​

Era extraño. Las calles no iluminadas de esa zona ahora lo estaban. No era por el alumbrado oxidado que el gobierno había instalado antes del ataque.

Era la icónica torre en llamas.

― Un accidente en el cableado. ― Le dijo Ash cuando vio esa misma y fantasiosa escena al salir de su casa. ― Así es como lo dirán y así es como lo sabrán, incluso dentro del Team Rocket.

― ¿Tampoco hay vigilancia en la torre a esta hora?

Porque en Portual, nadie trabajaba ‘legalmente’ entre las 23 y las 5 horas. Esa, por cierto, era la única manera de intentar darle seguimiento al tiempo en su realidad.

Como sea, era una medida de la ciudad que nadie comprendía del todo.

Las incontables cámaras de seguridad que se habían instalado a circuito cerrado por la ciudad prevenían cualquier tipo de revolución. Era irónico que esa ilusión de paz haya sido la prioridad de Petrel en la ciudad. Las cámaras estaban perfectamente ocultas, pero sabían que había al menos una por cada habitación de cada vivienda o edificio de la ciudad, sin tipo alguno de censura.

Recordaba que fue la razón de las tantas precauciones de su compañero.

― La hay, pero es fácil entrar y hacerte pasar por un guardia allí dentro. ― Explicó. ― La guardia recibe el número de control del Recluta, no su expediente o una fotografía. Si consigues el uniforme indicado y sabes el número, estás seguro dentro.

― ¿Y quién atacaría la torre tan… abiertamente? ― Se preguntó en voz alta. Ash, por primera vez en mucho tiempo, le respondió con un apagado “No lo sé”.

Finalmente, no sin antes entrelazar sus manos por costumbre, caminaron por una ruta que sabían estaba libre de viviendas de Reclutas. Si los veían afuera, con la torre ardiendo, los ligarían inmediatamente al ‘accidente’ y con su historial los inculparían y, en el mejor caso, los ejecutarían.

Aunque, ¿quién no quisiera levantar el puño tan en alto luego de trece años de esclavitud, habiendo probado la libertad antes?

― Dawn, necesito que intentes seguirme el ritmo. ― Ash, a pesar de ya no entrenar desde el día que perdió a Autumn, seguía siendo bestialmente fuerte. Dawn había dejado su trabajo como ‘cartera’ luego de ser apuñalada, pues sentía que sus heridas se abrirían si corría de nuevo. Era una reacción más bien psicológica, pues ninguno de sus órganos, nervios o músculos se había visto dañado como para afectar su movilidad.

― Está bien.

Había perdido, sin embargo, aquello que la hizo feliz, y la oportunidad de volver a serlo.

El diagnóstico de sus heridas le llegó dos días luego de que se llevaran a su hija.

Seguía en el Centro y Ash permaneció a su lado. Parecía, por cierto, demasiado apenado para cualquier cosa. Para ese entonces ella aún no sabía que, indirectamente, era la culpa del azabache que hubiese sido atacada.

Fue un curioso personaje quien les llevó los resultados de aquel día. Alguien que Dawn había deseado no volver a ver jamás. Ese sujeto de cabello y barba púrpura, vestido con un traje oscuro adornado por la característica ‘R’ bordada en su pecho con hilo rojo.

Petrel.

― Buen día. ― Saludó el susodicho. ― Ash Ketchum y Dawn Berlitz, ¿me equivoco? ― Dijo, rebuscando entre varios papeles metidos en un sobre. ― Es mi deber y mi placer informar sobre los resultados de nuestros aspirantes y, debido a que venía a esta habitación, me tomé la libertad de entregar también sus diagnósticos médicos, seño… joven Berlitz.

Dawn miró con confusión y un quedo de curiosidad a aquel hombre, que ya no emitía el aura que tanto la asustó cuando llegó a Portual.

“¿A qué se refiere con ‘aspirantes’?”, fue la pregunta que emergió en su mente. Petrel leyó perfectamente su mirada y mostró un rostro de sorpresa. Como si no se esperara esa pregunta. Ash por su entrenamiento y Dawn por sus instintos concluyeron que era una expresión genuina.

― Considerando que llevan juntos desde la reformación de la ciudad, me atreví a pensar que lo sabría… ― Ash palideció cuando entendió a qué iba a llegar esa visita. Su cuerpo se paralizó y su garganta se cerró, previniéndolo de interrumpir al ahora ‘Subjefe’ del Team Rocket. ― El joven Ketchum se registró varios años atrás para convertirse en Recluta del Team Rocket. Debo presumirle que se mostró como uno de los más capases, prometedores y… carismáticos aspirantes. Excelente en cuestiones físicas de percepción. Capaz de leer la mente humana por muy pequeños indicios y capaz de destruir un cuerpo humano en pocos segundos. Todo lo que sabíamos de él luego del ataque fue la pérdida de uno de sus riñones y que vivía con dos féminas, quienes considerábamos como su motivo o su inspiración. Es usted muy afortunada, joven; tiene por compañero a quien todos en Portual quisieran de aliado. Y solo para usted.

Pero no era admiración lo que sentía en ese momento. Sintió terror y náuseas. De saber que Ash era un asesino en más maneras de las que pensaba. Que le hubiera mentido a su madre hasta su muerte. De que no confiara en ella para confesarle eso.

― Tardamos muchos años en encontrar la prueba indicada para él. ― Continuó, ganándose la atención de Dawn de nuevo. ― Afortunadamente se dieron, al fin, las circunstancias adecuadas y los medios necesarios, aunque…― Suspiró, mezclando resignación y tristeza. ― me temo que no fue capaz de superarla.

― ¿En qué consistía esta… ‘prueba’? ― Preguntó ella, sintiendo el odio en su voz.

― Aislamos al joven y le indicamos las salidas. Donde estuvo, instalamos dos televisores y colocamos dos mapas marcados en zonas opuestas de la ciudad. Así mismo, logramos transmitir en ambos aparatos lo que ocurría en las zonas de ambos mapas al mismo tiempo. Mostraba uno a seis pokémon con la instrucción de matar a su único oponente, que fue el Pikachu que el joven Ketchum poseía por compañero cuando solía viajar. ― La sola idea la aterrorizó de nuevo. ¿Ash tuvo que ver cómo asesinaban a Pikachu? ― En el otro, la mostramos a usted, durante su tortura. En sí misma, la prueba consistía en decidir a quién salvar y llegar al lugar antes de que o el Pikachu o usted, fallecieran. El joven Ketchum falló la prueba por asesinar a varios miembros del Team Rocket yendo a salvarla. Un teniente y seis reclutas, siendo exactos. En lo personal lo aceptaría a pesar de ello, pero va en contra de las reglas de nuestra organización.

Solo pudo ahogar un suspiro. Ella misma no sabía de qué era.

Quizá obviedad, quizá rencor, quizá tristeza, quizá para liberar algo de su estrés emocional en ese momento. Solo tenía claro ahora que su compañero, la persona en quien más confiaba, a quién más le brindó y con quien procreó, era un asesino. Ni siquiera en esa ciudad se sabía de personas con más de una muerte encima de ellas, y normalmente era por defenderse o en una disputa por algún bien. “La ley del más fuerte”, el mismo Ash le dijo que le decían.

Pero eso fue en la prueba.

Ash pudo matar a siete personas en la prueba en lo que ella sabía que fue poco tiempo.

A pesar de lo larga que le pareció el momento en que la herían con esas filosas herramientas, ella sabía que era todo mental, y que en realidad no había pasado mucho tiempo. No sabría decir, sin embargo, cuánto tiempo hacía sido. Las imágenes de esas cuatro máscaras riendo levemente mientras la cortaban estaban demasiado frescas en su mente… así como la manera en que el azabache asesinó a los 4.

Recordó entonces, que no era la primera vez que Ash mataba por defenderla.

… ¿Quizá, en realidad, solo se convirtió en una berserker porque la herían?

El mismo Petrel dijo que la ‘especialidad’ de Ash era la lectura del lenguaje corporal o algo por el estilo. Quizá era la primera vez que mataba de esa manera.

Pero independientemente de la causa, había asesinado, y era lo que debía tener en cuenta. Si hubiese estado fuera de control, ella sería la víctima número 8 y Autumn la 9.

…Pero él jamás la tocó para lastimarla. ¿Por qué lo haría en ese momento, teniendo en mente además que fue por rescatarla?

Dawn entonces meneó su cabeza, completamente confundida de qué pensar. Sí, Ash era un asesino, pero mató por ella. Pero un asesino, al fin y al cabo. ¿Qué carajo se supone que debía pensar?

― Bueno, ya resolverán ustedes eso más adelante. ― Dijo Petrel, retomando la atención de Dawn. Ash miraba hacia la dirección contraria. ― Ahora, sobre el diagnóstico…

El subjefe del Team Rocket entonces leyó el informe que se le entregó. La joven madre pensó que quizá no lo había leído aún, juzgando la mirada analítica que portaba mientras lo leía.

― Uhm… Me temo que soy portador de una segunda mala noticia… ― Fue su introducción antes de suspirar y mirar a Dawn, y luego a Ash, quien había volteado ante esa frase. ― Señori- No, joven Bertliz, es mi… pesar, informarle que debido a las heridas en su vientre, se le tuvieron que extirpar ambos ovarios. Esto significa que su menopausia llegará en algunos días, horas o puede que ya la esté padeciendo. Con esto, además, tiene mayor riesgo de osteoporosis o alguna enfermedad cardiovascular. Por supuesto, también significa que irreversiblemente, usted ya no puede volver a procrear.

“Lo siento mucho”, fue lo que finalizó la noticia, y de allí en más, Dawn ya no recuerda nada de ese día.

Supo, algunos meses después, que Petrel también les informó que las muertes de los reclutas y los gastos de la operación y medicamentos corrieron por cuenta del Team Rocket, debido a que los daños causados ―incluyendo a Dawn y a Autumn― se dieron dentro del tiempo de la prueba de Ash.

De no haber sido por esa prueba, muy probablemente no tendrían la certeza de que Autumn estaba recibiendo los cuidados adecuados para su condición prematura.

Al día siguiente, Ash seguía con ella. No se dirigían la palabra.

Y cuando finalmente el azabache intentó hablar, ella explotó.

Debido a la menopausia quirúrgica que le había provocado la extirpación de sus ovarios, sufrió de ansiedad y depresión. Más sufrió Ash al tener que resistir todo lo que Dawn le gritó. Cosas que ella misma no recordaba, pero que sabía lo habían afectado bastante.

Fue la única vez que se separaron.

Dawn tuvo que seguir en el Centro, recibiendo los chequeos del médico y de la enfermera durante varias semanas. Lloraba todas las noches por no tener a su hija a un lado. Lloraba de tristeza al no tener a su madre junto a ella para poder salir de esa situación; por no tener a nadie. Lloraba de ira contra Ash, por no haber confiado en ella.

Porque de haber sabido que él se enlistaría en esa organización, ella misma lo hubiera intentado con él. No le importaba volverse asesina si eso implicaba poderse defender y no depender puramente de Ash, como lo hizo todos esos años.

Se sentía inútil, porque Ash cambió por ella y por su madre. Por más que odiara pensarlo en memoria de su madre, si él no hubiese sentido la necesidad de protegerlas o brindarles algo, nada de eso hubiera pasado. Su madre no hubiese tratado tan desesperadamente de juntar el dinero necesario para comprar la casa, ni hubiese apostado con su propia vida para asegurarla. Quizá ella misma había ayudado a Ash en lo que le fuese posible. Así se hubiese preocupado menos, o hubiese incluso desistido…

Pero, de no haberse enlistado, no la hubiese podido salvar tantas veces. Por egoísta que sonara, fue él quien salvó su castidad y aún en ese entonces era de sus “posesiones” más preciadas. No habrían podido amueblar la casa, conseguir sus armas para defenderse… quizá incluso por la influencia de Ash nadie se metió a atacarlas durante los años que vivieron en ese frío callejón. Ella, probablemente, tampoco estaría allí en ese momento. Porque fue gracias a la asquerosa prueba esa que recibió atención médica y recibía medicamentos.

Debía admitir que se odiaba a si misma por no poder odiarlo.

Estaba deprimida y no sabía si era solo por su condición. Por sí misma, tenía varios motivos para llorar. Su madre la había dejado hacía mucho tiempo y la necesitaba; su compañero de casi toda la vida era un asesino y ―indirectamente― la mandó casi muerta al hospital; aunque no había perdido a su hija, no tenía la más mínima idea de dónde estaba y comenzaba a creer que los pocos minutos que la vio serían los únicos que la vería jamás; como mujer le dolía muy profundamente no poder procrear nuevamente, aunque eso quizá era para mejor; y aunque fuese la menor razón, su cuerpo dolía, aún le ardían las heridas y su abdomen se contraía con tanta fuerza que sentía que los puntos iban a reventar y moriría desangrada, además de saber que podía quedar paralítica rápidamente o morir prematuramente por una insuficiencia cardiaca.

No podía con todo eso, estando consiente que finalmente estaba sola, pues ella misma había alejado a Ash.

Entendería si jamás regresara a verla o a buscarla. Aunque no recordaba qué le dijo, sabía que ella misma se alejaría de quien fuera que le dijera eso. Tenía esa certeza.

Fue cuando los días pasaron y sus esperanzas comenzaron a mitigarse. La muerte jamás se vio tan atractiva para ella más que en ese lapso de 10 días.

Porque al onceavo, comenzó a preguntarse por Ash.

Si se ponía en los zapatos del azabache, lo que le dijo era razón más que suficiente para hacerlo sufrir. No sabía si igual o más que lo que ella pasaba.

Fuese cual fuese la idea de su compañero para interesarse en el Team Rocket, lo hacía con el fin de darles algo de tranquilidad a ella y a su madre. Más adelante a su hija. Como no sabía cuánto tiempo costó esa llamada ‘prueba’ o el entrenamiento de Ash, solo pudo adivinar basándose en los momentos en que el mismo joven comenzó a aportar más para sobrevivir. Si fuera por eso, diría que habría sido un año luego de que fueran llevados a Portual. Quizá menos. Aproximadamente 6 años.

Básicamente, ella le rechazó los 6 años de esfuerzo. Eran seis años de algún adiestramiento contra el que igual peleó con el fin de no cambiar de personalidad. Teniendo alguna meta en mente, que según Petrel probablemente era la seguridad de su madre y ella.

Comenzó a darse cuenta de lo hipócrita que parecía su lógica anterior: No pasaba nada si mataba a alguien por defenderla, pero era totalmente inaceptable y hasta repugnante que matara a alguien por defenderla siendo parte del Team Rocket. ¿Qué clase de persona era ella?

Sus propios regaños se hicieron recurrentes. Se reprochaba que le había escupido en la cara aquel día, sin ponerse a pensar fríamente en lo que quizá habría sufrido. Se reprochaba el ser hipócrita. Incluso había sido tan ciega, infantil y estúpida para no darse cuenta de que de no ser por él, ella y Autumn habrían muerto. Y finalmente quien iba a cargar todo ese pesar era él. ¿Y qué hizo ella? Igual darle pesar. No le dio una oportunidad para pensar que las cosas hubiesen sido peores. Ella pintó de negro el futuro de Ash en cualquier caso que se hubiese dado.

¿Qué clase de monstruo era?

Y los días luego de esas ‘revelaciones’ fueron incluso peores. Comenzó a preocuparse porque jamás apareció en el Centro después de haberlo alejado. ¿Estaba bien? ¿Estaría trabajando? ¿Sufriendo? Si él pasaba por algo similar a lo que ella, no podía negar la posibilidad de que incluso hubiese atentado contra su vida. Por más fuerte o confiable que fuese, sin importar su entrenamiento y todo eso, Ash era humano, y había cosas que no podía simplemente derribar. Le preocupaba que ella misma le hubiese dado un obstáculo así de grande que terminara por vencerlo.

Pero no tenía la cara para ir a la casa. ¿Cómo podría? Ella misma no se perdonaba lo que había hecho, ¿por qué lo haría él? Sería afortunada si al menos le abría la puerta.

Tenía que aceptar ahora sus errores y la consecuencia. Tendría que regresar al callejón a intentar salir adelante. Tendría que conseguir un empleo nuevo y empezar desde cero en una ciudad donde todos tenían algo. Ella, siendo nada, no valía. Cualquiera podría atacarla, abusar de ella y matarla sin que a alguien le importara. Quizá ahorrarse más sufrimiento y tirarse al mar era mejor idea. No tenía, después de todo, un motivo para levantarse. No tenía metas y sus sueños estaban truncados de lejos.

Así que con pesar y la mente en blanco dejó transcurrir los días que el médico le permitiera quedarse por orden de Petrel.

Que fueron tan solo 4 más.

Se levantó finalmente de la cama, recibió la medicación que se le dio para los días posteriores y caminó hacia la puerta, comenzando finalmente a pensar nuevamente qué hacer. Igual y quedarse parada hasta morir sería bueno.

Empujó la puerta del recinto y salió, siendo recibida por el aire helado del puerto de Hoenn. No sabía el día exacto, pero calculaba que eran principios de Diciembre.

Caminó un poco con la mirada gacha hasta que un conocido par de botas entró en su campo visual.

Levantó la mirada y confirmó que frente a ella estaba Ash.

¿Qué querría de ella? Sabía que él no era del tipo vengativo, como para desquitarse de aquel día.

Cruzó la mirada con él a la par que del mar arremetió una helada brisa de aire. Fue rápido para ella notar que estaba decaído. Ella misma comenzó a sentirse así. Su estómago se contrajo levemente y comenzó a sentir cosquilleos en su nariz. Cuando su visión comenzó a hacerse borrosa y su respiración se complicó se dio cuenta que estaba llorando.

Ash se acercó a ella y la envolvió en sus brazos, tan delicadamente como nunca antes.

Se dio cuenta en ese momento que no podía estar ya sin él.

Había intentado odiarlo al principio, y luego había buscado manera de disculparse para al menos encontrar la paz antes de irse de su vida. Había pensado en qué escribirle si él se negara a verla. Ninguna de sus ideas había concluido en algo sin que pasara por su cabeza la pequeña esperanza de que la aceptara de nuevo a pesar de todo. Pero creía que era demasiado.

No era justo que él llegara y la abrazara así. ¿Acaso era estúpido?

― Perdón… ― Sollozó en su pecho. ― Perdón… Perdón…

Y él tan solo la envolvió más, arropándola del frio.

― Saldremos de ésta… ― Contestó, sólo para ella. ― Siempre saldremos adelante. Tan solo, no te separes de mí…

Entonces Dawn regresó a la realidad con el cálido y suave apretón de manos de Ash.

Nuevamente, el anillo en su mano izquierda se sintió pesado.

Tenía que aprender a dejar atrás todo eso. Sí sufrió, Ash sufrió, la ciudad sufría, Hoenn, el país, el mundo entero sufría. Y aunque no pudiera evitar que esos recuerdos regresaran, lo mejor que podía hacer era aceptarlos y saber qué es lo que se hizo mal allí para no volver a cometer esos errores.

Comenzaría por estar atenta al presente.

― ¿Cómo saldremos de Portual? ― Le preguntó.

― Alguien entró a la ciudad. Nosotros usaremos lo que ellos usaron para entrar como una salida.

― ¿No la estarán vigilando?

― Lo dudo mucho. ― Le respondió. Llegaron entonces a una esquina, donde Ash se pegó al muro y Dawn lo imitó. ― Solo sé que algo que no es de Portual ingresó a la ciudad. Supongo que son personas, pero pudieron ser armas o algo así. Ese incendio es provocado por algo, tan solo desconozco por qué.

― Y la manera más segura de ingresar a la ciudad sin ser detectado es por el bosque al norte. ― Completó ella. Ash asintió y le dio un pequeño jalón para que ambos comenzaran a correr en dirección a la muralla. ― ¿Sabes el lugar? La zona que colinda al bosque es muy grande. Amanecería antes de encontrarla.

― Te explicaré por qué lo sé una vez que salgamos de aquí. Pero en pocas palabras, alguien se ha comunicado con el exterior, con alguien que no es del Team Rocket. No sé de qué manera. Y sé esto porque hay sospechas en los archivos del capataz del puerto. Demasiado vagas, pero el incendio de la torre me dice que es cierto.

― Si desaparecemos, nos darán por relacionados, también si nos atrapan.

― Tengamos en cuenta que, quien quiera que sea, tiene las maneras de atacar a gran escala.

― ¿Entonces buscaremos a esa persona?

― No. Debe ser peligroso. ― Entonces se detuvo nuevamente una vez llegaron a la muralla. Comenzó a buscar algún rastro de algo, caminando hacia el norte. ― Aunque no sé quién sea, hay una buena probabilidad de que sean estos ‘Libres’. Si Petrel pudiera hacer algo contra ellos, probablemente ya lo habría hecho.

― ¿Y qué haremos?

Ash la volteó a ver por unos segundos antes de retomar su tarea.

― Por ahora, iremos al norte. ― Respondió con voz suave.

Dawn lo siguió mientras intentaba encontrar algo en el muro. Fue cuando su vista captó algo más adelante. Arqueó una ceja cuando se dio cuenta de qué era.

― Ash… hay un agujero en el muro.

El susodicho miró hacia adelante y lo notó también.

Se acercaron y notaron la pulcritud con que estaba hecho. Tenía forma de puerta. Ash las recordaba claramente de los arcos entre los tantos callejones de las calles de Altomare, aunque menos decorado. También era profundo, seguramente daba al bosque.

Ambos suspiraron al concluir que era la salida.

Ash lo encontraba demasiado extraño. Era la primera vez que paleaba algo basándose en suposiciones con tan poco fundamento, pero estaban dándose una a una. Desde la ruta de casas sin reclutas ―que había trazado junto a Dawn hacía mucho tiempo por otras razones― hasta la entrada en el muro norte de la ciudad.

¿Qué o quién estaba haciendo eso?

Dawn fue entonces quien le dio un suave apretón a su mano, llamando su atención. La misma, con sus ojos firmes sobre los suyos, le asintió y comenzó a caminar primero, adentrándose en ese oscuro portal.

A partir de allí, ninguno sabía a qué se enfrentarían.

​

Contenido oculto: Comentarios del autor

Gente, lo prometido fue deuda.

Desafortunadamente, tengo poco tiempo como para hacer muchos comentarios. Intentaré resumirlo lo más que pueda.

Por segunda vez, en caso de que no quedara claro, los capítulos anteriores fueron 2 narradores: El narrador híbrido desde el POV de Ash (Powered by Jetto) y el Narrador híbrido desde el POV de Dawn (Powered by Jetto). Este estilo de narración va más ligado al narrador en sí. No sé si notaron que hay elementos de la primera, segunda y tercera persona siempre. Bueno, ahora están con el Narrador híbrido colectivo, también powered by Jetto. El narrador híbrido es, básicamente, un narrador en tercera persona que platica los sucesos de forma omnipresente desde el POV de un personaje (Primera persona), pero solamente comenta lo que ese personaje sabe (Segunda persona). El híbrido colectivo (NHC) es básicamente lo mismo, pero desde el POV de más de un personaje. Esto por sí solo quiere decir que este narrador me permite narrar dos partes de misma historia como si fuesen totalmente independientes. ¿Alguno ha jugado Skyrim? Pues, básicamente la narración tradicional permite narrar toda la Guerra Civil, mientras que mi NHC me permite narrar la Guerra Civil infinitas veces como si fuese la primera vez que se cuenta. Sin repetir hechos, más que los clave, y enfocándome a aspectos propios de cada persona; el mismo evento en un universo de posibilidades con permiso a repetición. Lo bonito de esto es que puedo meterme a los personajes, de manera individual (NH) o por grupo o grupos (NHC).

Pues, si alguien recuerda que comenté el cambio de títulos de algunos capítulos (De romanos a arábigos) y notó que este capítulo ahora tiene título en romano, sabrá que cambió algo. Así que ahora la narración será ligeramente diferente. Pues el NH ahora puede tomar el conocimiento de Dawn y Ash en conjunto. Esto se verá en algunos capítulos más adelante. Hago mención a esto también porque, como este ya es el segundo arco, la forma en la que transcurre la historia cambiará. Para algunos, el segundo arco será un Spies diferente. Esto es lo que quiero. Algo similar pasará en el tercer arco, y tengo 'chaquetas mentales' sobre el giro que toma para el cuarto/epílogo.

Así que dicho eso y dado que me extendí un poquito de más y aún tengo cosas qué hacer, pediré disculpas por no poder responder a sus comentarios esta vez tampoco. Quizá cuando regrese de este pendiente; espero que sea así.

Segunda notita: a partir de este capíutlo, no subiré segunda edición de los capítulos, como hacía antes. Me explico: Los capítulos anteriores a este fueron el producto de la primera revisión + primera edición + segunda revisión + segunda edición. A partir de ahora, dado que volví a tomarle el ritmo al fic, les entregaré primera revisión + segunda revisión + re-estructuración + segunda edición. Lo que en esencia es un capítulo menos filtrado, y por tanto más crudo. Será práctico para este segundo arco.

Dicho eso, agradezco nuevamente por la oportunidad que le están dando al fic. De corazón, muchas gracias!

Later. ~


PD: Este es de mis capítulos favoritos de Spies.

 

IX​

Hacía frío.

Demasiado.

El caminar por ese oscuro agujero sin ninguna luz pero con la idea de que era recto dejaba tal sensación.

Si bien ya eran años desde que no se había visto el sol en el puerto y la temperatura del casi tropical Hoenn bajara a la par de Sinnoh―quizá más fría―, lo que vivían allí era totalmente ridículo.

Porque ni en sus años de viajes ni en sus noches sin cobijo habían sentido eso.

―… E-es como si no… c-como si no qui-quisieran que saliéramos… ― Pensó Dawn en voz alta, guiándose vagamente con su mano libre. ― ¿A qué temperatura estamos?

― Hoenn solía ser cálida. P-para estas fechas, antes de la niebla, hacían un-unos 22 al medio día… D-después de la niebla, unos 10… Siento que estamos bajo cero aquí.

Ash agradeció que Dawn fuera quien guiara en ese momento. Ella tenía mejor tolerancia al frío que él, quizá por haber nacido en una región de clima fresco. Él probablemente estaría demasiado concentrado en respirar al ritmo adecuado para contener sus ganas de quedarse quieto o regresar a una zona más cálida. Ella al frente, por cierto, era extrañamente reconfortante.

Dawn, por su parte, trataba de enfocarse en los cambios de color. Naturalmente, las mujeres poseen mejor visión en sentido de colores. Dicho de otra forma, detectan más fácilmente cuando un tono de color es diferente de otro, lo que normalmente repercutía en trabajos con algún enfoque similar, como recolectar bayas y crianza Pokémon, cuando existía.

En fin, la joven mujer, con su vista ya adaptada y guiándose con el muro más cercano, lograba detectar esos sutiles cambios en los tantos tonos de negro. Por eso tenía claro que el punto negro al frente era el camino a seguir. Un negro más oscuro indicaba profundidad, y por ende, más camino.

Pero ya habían caminado demasiado y ambos sabían que no habían girado de ninguna manera. Según cálculos de Ash, con esos minutos caminando debieron atravesar el muro unas 3 veces.

¿Habían reforzado el muro desde el exterior?

― Dawn, ¿n-notas algo diferente? ― Le preguntó. La misma por un momento pensó que se refería a algo de la atmósfera o si sentía que los seguían, pero atinó rápidamente que se refería a que si sintió algún cambio en ese oscuro túnel.

― Ninguno. ― Fue su conclusión. ― El muro a mi izquierda sigue siendo de concreto. El muro no era t-tan grueso, ¿o sí?

― No. Estoy p-pensando q-que lo reforzaron… d-desde afuera en algún momento. ― Dawn notó que Ash hablaba con dificultad. Cuando no se detenía a articular bien, hablaba muy rápido.

― ¿Petrel se protegió de algo?

Ash no supo responder. Pero había otra cosa que sí sabía.

― No lo creo… Pero es una buena posibilidad. E-en los archivos del capataz, con el tiempo, fui notando cambios... N-no puedo explicarlos bien, p-pero parecía que las relaciones e-entre ciudades se hacían más tensas.

― ¿Cómo si Petrel se hubiese peleado con otros jefes?

Ash asintió, aunque sabía que realmente Dawn no podría verlo. Sabía que su silencio le daría la respuesta, de cualquier modo. “Por ahora, continuemos”, dijo después su esposa.

Solo escuchaban sus pasos sobre el concreto extrañamente bien cortado. ¿Cuánto tiempo, quien quiera que haya planeado ese ataque, había dedicado para eso?

Si pensaba que el muro y sus refuerzos habían sido construidos por los mismos métodos, entonces el trabajo de perforación debió ser muy corto. Después de todo, habían sido alrededor de tres años y medio para terminar el muro que siempre vieron, y estuvieron allí 13 años. Aproximadamente, se pudieron haber construido otros dos, más algunos trozos que no sabría calcular. Entonces, calculaba que si nunca se dejó de construir el muro hacia el exterior, debería tener unos 500 metros, máximo, de espesor. El muro original tenía unos 150 metros.

― Ash. ― Soltó de pronto la de cabellos azules. ― Algo cambió. El muro se detuvo, estoy tocando algo más.

―… ¿Sabes que es?

―… No estoy segura. Sé que lo he sentido antes, o algo similar. Es f-frío, rugoso y algo… ¿resbaladizo?

― Un árbol con moho. ― Concluyó. ― Salimos de la ciudad.

Pero el camino al frente era completamente el mismo. Un agujero negro que nadie sabía a dónde los escupiría.

Sin palabras, ambos siguieron caminando, ahora hombro a hombro.

Por lo poco que alcanzaban a ver, estaban en una especie de túnel que lentamente se hacía más amplio. Aquella ‘puerta’ de quizá dos metros de alto y metro setenta de ancho se aumentó a unos 5 metros de alto ―Ash estimó, tratando de notar la altura de los árboles tanto como la casi nula luz y su vista le permitían― por unos 7 de ancho.

La temperatura también había aumentado un poco. El único punto donde Ash sentía calor era en la mano que sostenía a la de Dawn. Era exageradamente notorio para él dentro del túnel, pero allí ‘afuera’ no era tan extremo. Sentía que la sangre volvía a fluir a sus manos lentamente. Metafóricamente, claro, pues no sentía mucho con su mano derecha. De cualquier manera, lo sabía porque lograba moverla un poco. Aún sentía el rostro petrificado por el aire frío que había, pero ya no le calaba en la piel.

Adivinó que la sensación de congelador se debía al material. Sabía que el concreto era un aislante decente y con tan poco movimiento en tantos años, probablemente era la razón del frío en el túnel.

Le hubiera gustado, no obstante, haber conseguido una brújula. Así podría saber con total seguridad que se dirigía al norte. O que comenzarían a dirigirse hacia allí en cuanto hubiese luz. El amanecer, calculaba, estaba aún a unos 40 minutos. Quizá el no haber estado tan lejos del ecuador del mundo era una ventaja. Podía calcular mejor la hora de esa manera.

El frío era lo que evitaba que se cansaran, pero tenían que dar respiros muy controlados para que sus corazones bombearan la sangre eficientemente a sus piernas. El mismo los mantenía despiertos y atentos.

La niebla seguramente evitaba que la luz de la luna les facilitara la vida.

― Ash, ¿no es antinatural esto? ― Preguntó Dawn de pronto.

― ¿A qué te refieres?

― Lo que toqué, era resbaladizo. Moho. Pero aquí afuera no es muy húmedo y es demasiado frío para que el moho se genere.

El azabache no pudo evitar sorprenderse por eso.

Tenía muchísimo sentido.

Lo que tocó Dawn era una corteza con hongo, concluyó él rápidamente. Pero tenía que recordar que estaban en Noviembre. Era ya la etapa tardía del otoño y la mayoría de los árboles deberían estar en proceso de secarse para reunir agua y soportar el frío.

En Hoenn no era tan obvio, siendo que gozaba de inviernos normalmente cálidos, pero se daba el caso en algunas zonas altas al norte de la región. No obstante, la temperatura había bajado drásticamente desde hacía unos 10 años debido a la niebla. Los árboles, por tanto, deberían estar secos por lo antes explicado o muertos por las temperaturas fuera del ambiente.

¿Cómo un árbol casi tropical soportaba humedecido y fresco el invierno? ¿Y cómo soportó todos esos años luego de la niebla, cuando ésta tapaba directamente los rayos del sol tan uniformemente?

Además, ahora que lo pensaba, la luz de la luna se veía en muchas ocasiones a través de la niebla en Portual. Eso le ayudó muchas veces que regresaba tarde de los entrenamientos o del muelle.

Si los árboles respetaban la lógica y la naturaleza en sí, no deberían tener hojas y por tanto podrían ver la luz de la luna, pues había un poco cuando salieron de su casa.

Lo que significaba, para corto, que había algo más bloqueándoles la luz. La pista estaba en ese extrañamente sano y fresco árbol del inicio.

También había calculado una altura de 5 metros, pero si se basaba en sus recuerdos de Hoenn la última vez que viajó por esa zona, los árboles eran más altos. De entre 5 y 12 metros, al menos, considerando las variaciones por árboles jóvenes.

Esos árboles de ese bosque tenían por lo menos 15 años. Considerando que se mantenían frescos por alguna antinatural razón, su crecimiento no se debió haber detenido. Para construir el muro seguramente los habrían removido de raíz.

¿Cuánto crecía un árbol por año? Era algo que no sabía. Podría estimar, pero no tenía idea a ciencia cierta. Optó por darles un valor al azar de 20 metros, algo bastante alto.

Y considerando de nuevo el hecho de que estaban frescos, seguramente tenían hojas. ¿Eran esas hojas lo suficientemente densas para no permitir que la luz se filtrara? De ser así, eso representaba que estaban prácticamente bajo un techo firme.

― Es demasiado raro. ― Respondió luego de muchos minutos.

― ¿Crees que el Team Rocket haya hecho algo?

― No lo creo. ― Suspiró honestamente. ― Sería demasiado trabajo mantener así los bosques. Y d-de cualquier manera, estamos a finales del otoño. La naturaleza para esta etapa los habría secado. Lo único que sé, es que es antinatural: Árboles del ecuador más frescos que los de tundra a temperaturas similares… ― Fue lo que dijo después. ― No quiero imaginarme lo que sucede al norte. Lo que pueda estar pasando en el norte de Johto, por ejemplo.

― Si está así en lo cálido, allá debería estar helando.

― Sinnoh debe ser una inmensa mancha blanca vista desde el cielo.

Dawn rio levemente por eso. “Quizá sea un cubito de hielo”, bromeó por su parte.

Y siguieron caminando.

La joven mujer comenzó a preguntase por qué Ash habrá elegido el norte de Hoenn.

Pensó rápidamente en poderse esconder en alguna zona difícil de alcanzar, como quizá Arborada o alguna zona cercana a las cascadas. Ese sitio debería ser bastante seguro para ocultarse y con suerte encontrarían alguna base secreta abandonada dónde quedarse. En todo caso, antes de llegar hasta allá pasarían por muchos pueblos, pero seguramente dormirían la mayor parte de su tiempo en los bosques. Se preguntó entonces si llegarían a encontrar algún tipo de suministro en ese viaje.

― ¿Para cuánto tiempo crees que resista la comida?

― Quizá un mes, si la racionamos muy bien y tratamos de resistir con mucha agua. ― Le respondió Ash. ― De cualquier manera tendremos que estar atentos y recolectar fruta o raíces.

― Si podemos recolectar algo todos los días, lo que traemos con nosotros podremos usarlo como raciones de emergencia. ― Supuso. La comida que traían no caducaba tan rápido, pues normalmente se les daba la comida empaquetada para que durara más tiempo. Algunos afortunados incluso tenían termos o bolsas resellables, y para su buena suerte, ellos poseían un par de esas bolsas. La fruta que recolectaran les duraría un par de días más.

Varios minutos después, de acuerdo a las estimaciones de Ash, debía comenzar a amanecer.

― Descansemos un momento, Dawn. ― Le dijo. Su esposa, aunque no era capaz de verlo aún, asintió.

Ash torpemente caminó hasta donde su mano derecha le indicó que había un árbol. Soltó por un segundo a Dawn para poderse recargar en él ―notando que la capa improvisada lo protegía bastante bien del frio tronco― y luego estiró sus brazos en búsqueda de Dawn. La encontró fácilmente y con un par de gestos le indicó que se diera la vuelta, para luego traer la espalda de la mujer contra su pecho, rodear su cintura con sus brazos y comenzar a deslizarse por el resbaladizo madero hasta quedar sentado con ella, procurando también dar tiempo suficiente para que Dawn recogiese su cabello y no se ensuciara con lo que sea que hubiera en el suelo.

Ambos se quedaron allí un par de minutos, con la mirada puesta en la oscuridad inmediatamente al frente, pero disfrutando un poco del calor del otro en un aire tan limpio como el que recordaban de sus días de viaje. Probablemente era incluso más limpio, y estaban también muy tranquilos.

Era raro que en total soledad, en medio de un bosque y sumidos en las tinieblas, se sintieran más protegidos que en su casa, en la comodidad de un colchón y bajo dos mantas.

― ¿Qué será de ellos? ― Preguntó el azabache al aire. Dawn supo inmediatamente que no se podía referir a sus viejos amigos ni a ningún familiar. Notó también que recordó esos ‘ellos’ por su posición en ese momento, y hasta donde sabía, la única persona con la que Ash habría sido tan cercano para ese tipo de contacto era su madre. Quizá Serena hubiese sido añadida a la lista de haber habido tiempo para que Ash entendiera qué estaba sintiendo en aquel entonces. Y luego estaban sus pokémon.

Lo que le hizo darse cuenta de que, en ese buen rato caminando por un bosque, no se toparon con ningún ruido de ningún pokémon. Con ningún ruido en absoluto, de hecho.

― Quizá estén escondidos… ― Respondió más para sí misma, pero en voz alta. ― Debieron haberse vuelto muy precavidos desde ‘ese’ día.

― Quizá… Aunque hayan sido 13 años, el Team Rocket no habrá podido haberlos capturado a todos.

―… También puede ser que los hayan-

― Lo dudo. ― Le interrumpió inmediatamente. No quería siquiera pensar en eso.

― Es una posibilidad, Ash.

― Pero habrían tenido que tocar los hábitats. Y al menos este bosque siguió creciendo. ― Argumentó. ― Si estuviese seco, quizá lo creería.

Pensó, y deseó, que ese era el caso. Para finalizar la conversación, ella tan solo suspiró, recostándose perezosamente sobre el pecho de su compañero.

Pero duró poco.

Inmediatamente, los ojos de ambos notaron lo rápido que comenzó a iluminarse a su alrededor. Aunque no era del todo cierto, pues veían todo en blanco y negro.

Dirigieron su mirada hacia su derecha, donde venía la luz y el contrario de donde ellos venían.

―… Un camino.

Fue lo que susurró él.

Marcas de llantas de algún vehículo pesado, quizá una camioneta 4x4. Brillaban por la blanca luz que provenía del final de ese oscuro pasaje de naturaleza. Una luz blanca, que no les permitía ver nada más, pero que conforme pasaban los segundos les dejaba notar más y más las siluetas anormales de algunos árboles. Demasiado delgados para ser de esa zona. Veían un poco más al fondo árboles robustos.

Pero sobre sus cabezas, todo seguía siendo negro. ¿Qué tan grueso era el follaje de esos extraños árboles?

Dawn se levantó lentamente y estiró un poco su mano derecha para ayudar a Ash a levantarse, pero sin despegar la mirada de ese haz de luz. El azabache la tomó bajo el mismo efecto y dándole antes un cálido y firme apretón a la mano en la suya, comenzó a caminar por donde esas llantas alguna vez transitaron.

Solo sus pasos se escuchaban mientras la luz los engullía lentamente.

Miraban indirectamente al ‘techo’ para intentar buscar el cielo gris al que tanto estaban acostumbrados, pero mantenían la inocente esperanza de que al ver el cielo, éste fuese azul.

La densidad del bosque bajó y por fin llegaron a un claro.

Para su desdicha, el cielo era gris.

Para su alegría, veían una escena que ya habían olvidado.

¿Cuánto tiempo hacía desde que veían el verde de un árbol y respiraban el fresco aroma de la hierba en rocío?

​

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Al final, el segundo arco fue escrito a manera de crónicas, basándome en pensamientos muy propios de una situación a la que, análogamente, todos llegamos en un momento de nuestra vida. Quizá alguno de ustedes también haya vivido o esté viviendo la etapa de los "What if" o del "Hubiese". El segundo arco es una mezcla de los miedos y las esperanzas, pintadas en el universo de Spies como introspección. Ah, pero no nos confundamos. El segundo arco es, en general, un descanso de feels.

En general.

Así que, Nathan, quizá en este arco te reconcilies con Dawn. Este es el comienzo de la pequeña acción que desenvolverá el desarrollo de unos de los personajes en los que más he trabajado. La frase "Comenzaría por estar atenta al presente" del capítulo anterior es como levantarse en la mañana, hartos de las cosas como están, y hacer algo. En su momento, esto fue un inmenso placebo que me sacó de la depresión -de nuevo-.

Pocos comentarios para esta ocasión. El segundo arco es una aventura en todo sentido (Para mi). Reitero que jamás había escrito los géneros que intento manejar aquí mientras paralelamente intentaba desarrollar la base inestable sobre la que tiene que estar Dawn. Ah, esto no quiere decir que no cambie su narración. I mean, Dawn antes del capítulo anterior sencillamente no tenía ninguna base. Estaba colgada de la base de Ash. Así que aquí, básicamente, estaría cimentándola sobre una duna. No se si sepan que las edificaciones bien hechas sobre dunas son muy fuertes, pero por ser sobre arena, son difíciles.

Gracias por leer!

Later. ~

 

X​

Recordaban vagamente ese camino.

Tenían pequeños flashazos de sus memorias cuando en pisaron Hoenn antes, mientras caminaban hacia el aparente norte. Las imágenes de pronto se condensaban y pensaban que veían algo, hasta que tras parpadear la imagen resultara ser otra.

Sentían que tanto flashback los volvería locos, y ya habían hecho algunas bromas al respecto. Apostaron que Ash terminaría loco primero.

Los bosques habían crecido de manera que, bajo la lógica del mundo donde solían vivir, era anormal. Algunos troncos de árboles daban cuna a nuevos árboles completos, como si en vez de troncos fuesen ramas. La madera anidada a veces se extendía por varios metros, simulando la unión o fusión de varios árboles en una gran masa. Era una vista anormal. Curiosa y anormal.

Aunque en parte les gustaba. Sentían que estaban pisando un mundo nuevo, lo que era análogamente correcto, a decir verdad…

Ese mundo ya no era lo mismo que era cuando eran niños.

La niebla se extendía por todo el cielo también. Esa fina capa de algo que jamás se movía. No eran nubes porque el viento no se las llevaba. Tampoco provocaban lluvia. De hecho, la última vez que llovió, según sus memorias, fue poco antes de la aparición de la niebla. Siendo precisos, serían ya unos 8 años. 8 años sin lluvia, en todo caso, hubiera significado un gran desbalance en el ecosistema.

En algún momento Dawn sugirió que quizá los árboles se anidaron porque así podrían tener agua para sobrevivir: En lugar de varias entidades, una sola.

La naturaleza es increíble.

Los pastos estaban muy crecidos, pero parecían cortados a precisión también. Nunca superaban los 50 centímetros, más o menos, y estaban parejamente recortados. Obra de algún divino podador, pero no recordaban a ningún pokémon con esa característica que fuese nativo de la zona, ni de Hoenn. Y era demasiado trabajo para ser un pokémon ‘extranjero’ que su entrenador habría liberado antes del día del ataque.

Pero no podía ser eso tampoco, porque no había pokémon.

Dawn y Ash caminaron por lo que parecía ser un viejo sendero que los llevaría al norte, hacia Verdegal. Llevaban ya varios días, yendo a paso firme, pero pacífico.

Racionaban mucho su comida, así que por lo regular pasaban más tiempo descansando que caminando. Aún no se proponían recolectar frutos por el bosque debido a que no podrían luego satisfacer su hambre con la comida que llevaban en su saco si la búsqueda no resultaba a su favor. Optaron por no separarse del camino principal y desear que apareciera algún árbol o arbusto con frutos silvestres, que comerían y aprovecharían para buscar alimento y más agua, sin tocar sus reservas.

Por algún motivo extraño, la sed no los atacaba. Tampoco tenían síntomas de deshidratación, a pesar de haber tomado poco más de 3 litros por semana. Incluso parecía que, al contrario, estar afuera cada vez mejoraba su rendimiento.

Sus raciones pequeñas de comida y ligeros tragos eran cada día más satisfactorios. Los jugos dulces de las frutas que encontraban eran un deleite.

Sufrían únicamente por la noche, donde tuvieron que ingeniar algún método para permanecer calientes durante la humedad del ahora muy crudo invierno de Hoenn.

El método resultó ser muy similar a su habitual, sin embargo. Consistía en que Ash se recargara en algún tronco o piedra que encontrara cómoda (En la medida de lo posible). Luego, abriría su ‘capa’, lo mismo que Dawn. Tan rápido como fuese posible, Dawn se acomodaría en su regazo de lado, de manera que su brazo se recargara en el pecho del azabache. Ella cubriría la espalda de él con su ‘capa’ y Ash la cubriría a ella, teniendo así dos capas en lugar de una, a manera de capullo. Por la estatura de la mujer, ella quedaría con la mitad de la cara envuelta, además de estar bien acurrucada en el pecho de su compañero. El mismo estaría más desprotegido, pero Dawn tuvo la idea de que usara su cabello como bufanda. Con el ligero aroma a flores, a Ash no le molestaba.

Era, sin duda, una experiencia absolutamente distinta a los viajes de casi 15 años atrás.

Aunque quizá nunca fue algo que se habló tan abiertamente, ambos habían tenido que soportar momentos similares de maneras similares. Por lo regular, no obstante, abrazaban a sus pokémon antes que a otra persona. Principalmente porque era vergonzoso a sus edades tener que ser tan íntimos con cualquier persona, a excepción quizá de sus madres.

Ash tenía en mente que, siguiendo ese camino, terminarían topándose con algún Centro Pokémon abandonado o incluso un pueblo fantasma. A penas podía recordar su viaje por Hoenn para asegurar que había algo en ese tramo, no obstante. Esperaba que esa ‘corazonada’ resultara.

Podrían conseguir muchas cosas que ciertamente necesitaban. Por ejemplo, una capa real, o bufandas en su defecto. Talvez unas mochilas que les vendrían muy bien para dividirse la carga de la bolsa. Una tienda de campaña sería idónea, y también algunos utensilios de cocina o un largo recipiente para llevar agua.

También le gustaría conseguir un saco de dormir. Por supuesto, se lo dejaría a Dawn, pero también por supuesto, Dawn lo terminaría persuadiendo para que lo usara él también. La conocía demasiado como para no saber que podría darle la vuelta a la situación e incluso hacerlo a él usar el saco de dormir. Dawn podía hacer que un Zangoose y un Seviper criaran con unas cuantas palabras y una bonita sonrisa. Por eso tenía que permanecer necio, aunque ella terminara burlándose y diciéndole cosas como “Te comportas como un viejo” o “¿Ya te están afectando tus treinta?”. Aunque a veces le gustaba que mostrara un poco de esa vieja chispa burlesca que había perdido.

Si no fuese por eso, hubiesen sido los trece años más aburridos de su vida. Principalmente porque casi fue la mitad de su vida.

Contando el tiempo que llevaban afuera, se estaban aproximando ya a los 20 días de caminar con rumbo al ‘norte’. Era mucho tiempo, y para esas alturas debieron haber llegado a algún sitio, incluso a su paso lento. Con ese pensamiento en mente y decidiendo en avanzar tanto como les fuese posible desde la mañana siguiente, se acomodaron y durmieron, procurando no moverse para evitar perder calor.

Entonces comenzó su día 21, y un par de horas luego de comenzar a caminar, se toparon finalmente con un Centro Pokémon abandonado.

Juzgando por la fachada, fue atacado también.

Pero ambos estaban tranquilos de que no iba a haber nadie allí. Tenían entendido que no había transportes por tierra desde Portual. Las únicas maneras de acceder al puerto eran desde el mar y desde el aire. Claro, sin tantos combustibles, no había helicópteros, así que únicamente había manera a través del mar y los ríos. Por lo tanto, no había patrullas recorriendo los antiguos caminos de Hoenn. Después de casi 3 semanas caminando, pudieron darse cuenta con mucha facilidad.

Así que sencillamente entraron, ignorando el ruido de sus gastadas suelas contra el polvoriento piso del abandonado lugar.

― Buscaré por las habitaciones. ― Dijo Ash. Dawn asintió y le dijo que buscaría en la cocina. Antes de que partiera, Ash sacó del saco dos dagas medianamente afiladas. Le entregó la más de punta más aguda y él se quedó con la otra, que también estaba dentada. Su compañera la tomó con naturalidad, revisó el filo de la hoja con cuidado y la enfundó en su bota, aprovechando que los relieves al centro de la hoja no permitirían que la misma la rozara lo suficiente para cortarla.

No sería la primera vez que usara una daga. Quizá no era una experta como Ash, pero sabía lanzar cuchillos, al menos por lo que su compañero le enseñó cuando aún vivían en el callejón. ¿Nunca se preguntó en aquel entonces dónde aprendió eso? Con un suspiro que aclaró su mente rápidamente, la joven mujer se encaminó hacia su destino.

Ash revisaba de habitación en habitación, deseando que alguien hubiera dejado algo. Tenía que tener la mente abierta a la posibilidad de que los mismos Rocket revisaran los lugares fuera de las ciudades y pueblos por supervivientes o provisiones. No parecía ser el caso.

Encontraba muchos ya antiguos artefactos que le trajeron diversos recuerdos. Estuches de medallas y concursos, con listones y medallas. Incluso encontró un viejo Pokédex, de color púrpura, pero completamente muerto. Algunas pokébolas también, aunque vacías. Por mero instinto, metió algunas en el saco y siguió buscando algo más útil. Al menos en esas habitaciones no encontró ni mochilas ni tiendas. Era lo que más le urgía en ese momento.

Le partía el alma encontrar fotos. Niños y jóvenes sonrientes junto a algunas otras personas y sus pokémon. Le dolía porque probablemente todos estaban muertos. Era más fácil preguntar quién no había muerto que preguntar quién estaba vivo. En su realidad eran dos cosas muy diferentes. Incluso con los pokémon. Si los Rocket habían matado a su Pikachu para la prueba, bien habrían podido matar al resto de alguna manera similar o peor. Morir no era el peor destino desde que ellos tomaron el control, y para su desgracia, Dawn lo vivió y May también lo vivió. Cuando pensaba en Serena, Iris y Misty, deseaba que sus muertes hayan sido rápidas. Deseaba intensamente que para ellas tan solo todo se oscureció de pronto.

Se sacudió de la memoria alguna de las tantas sonrisas de Serena. No era el momento para pensar en ella.

Dawn, por su parte, se limitaba a buscar entre los pasillos lo que diera a la cocina o al almacén. No tenía idea de si la comida enlatada podría durar todos esos años, pero valía la pena verificar.

Una puerta que para ella era de un almacén o cuarto de limpieza, al momento de abrirla un poco, liberó un fuerte aroma a muerto. Se disipó muy rápidamente, así que supo que quien haya estado allí llevaba mucho tiempo muerto ya.

Su corazón dio un vuelco cuando, dentro, vio dos esqueletos: Uno con un agujero en la sien, medio abrazando al otro. El otro era un pequeño cráneo con un agujero en la frente. Un tiro de gracia. El primer esqueleto tenía ropas tintadas de amarillo y rojo. Adivinó que el amarillo fue blanco en su momento, y por ello supo que fue una enfermera Joy. El pequeño cadáver tenía un trozo de tela amarillo alrededor de su cintura. Supo que era una niña pequeña. Juzgando por el tamaño del cuerpo, de quizá 6 años.

Le pareció curioso y le dio algo de pánico a la vez.

Ciertamente, no había niños tampoco. Pero ella siempre supuso que los Rocket se los llevaban a algún sitio para entrenarlos como reclutas. Deseaba eso porque Autumn correría esa suerte. Ver ese pequeño cuerpo le dijo que quizá los Rocket no estaban interesados en formar personas, sino en simplemente destruirlas.

Pero incluso para ellos, se debía ser un perfecto enfermo para asesinar a un niño. Debía ser consciente y recordar que la condición de uno no condena al resto. Y a menos que Petrel, uno de los cabecillas, fuese tan psicópata que pudiera ocultar perfectamente hasta su condición, ella podía asegurar que al mando no había enfermos de esa talla. Ahora el recuerdo del ‘alcalde’ de Portual asesinando a aquella vieja dama, gastando el cargador de su arma en su agonizante cuerpo le parecía incluso un acto de piedad. Ciertamente, en Portual aquella mujer únicamente hubiera sufrido y hubiese muerto de manera peor. La muerte era incluso un lujo, siempre que fuese rápida.

Dando un suspiro para calmarse, miró al resto del pequeño cuarto para descubrir que era el cuarto de limpieza. Por tanto, nada de allí le servía. Miró de nuevo los cuerpos y pidió que sus almas estuviesen descansando, antes de cerrar la puerta y seguir buscando provisiones o algo útil.

Lidiando con fuertes recuerdos y la nostalgia, siguieron recorriendo el viejo edificio.

Lo único que hubo en común entre todos sus pensamientos y recuerdos, fue una fantasía: Ellos dos en ese Centro, pero sin que el ataque hubiese ocurrido nunca, o que ellos hubiesen ganado y no los Rocket. El mundo sería mucho más seguro en ese caso y quizá ellos habrían podido viajar juntos de nuevo. Lo que los confundía es que en esas fantasías, había una pequeña niña corriendo por allí. Y también ‘sentían’ que una pequeña y cálida mano jalaba la suya para guiarlos a algún sitio.

¿Significaba que se imaginaban a ellos mismos en su situación actual, en un futuro diferente? ¿Casados y con una hija?

Ash para comenzar jamás pensó en casarse, y Dawn sabía muy claramente lo que sentía por Ash cuando era niña. O quizá era el efecto de Autumn en sus vidas, considerando que jamás dejaban de pensar en ella.

Nuevamente sintieron a esa pequeña mano jalarlos hacia el fondo del Centro. Demasiado tentados por la ilusión de poder realmente vivir eso, se dejaron llevar. Esa pequeña y juguetona fuerza se detuvo justamente en frente de una puerta. Ambos abrieron su respectiva puerta para encontrar al otro del otro lado de la habitación sosteniendo la manija de su propia puerta.

Quizá alguien realmente los jaló.

Entraron un poco desorientados por lo que acababa de pasar y se miraron solo un par de segundos, pensando nuevamente en esas fantasías. Cuando Dawn le dedicó una discreta sonrisa, ambos se calmaron. La fémina no supo realmente por qué sonrió.

Revisaron la habitación y para su sorpresa encontraron una mochila de buen tamaño, quizá como las que solía usar Brock en vida. También estaba repleta de ropa y algunos objetos que les venían muy bien, como una brújula. Revisaron todo en ella y la rellenaron con sus propios objetos.

― ¿Encontraste un sartén o algo? ― Le preguntó Ash.

― No… Bueno, no he revisado la cocina. ― Dijo. Su compañero arqueó una ceja. ― Tan solo… sentí que debía venir aquí, por decirlo de alguna manera…

―… Yo también.

Con eso, ambos se quedaron en silencio, para que un segundo después resonara algo por el pasillo de donde venía Dawn.

Ambos inmediatamente se pusieron serios. Dawn se agachó ligeramente para tomar la daga de su bota, y la acomodó entre sus manos para poderla lanzar inmediatamente. Ash sacó su propia daga de su cinturón y la empuñó con el filo hacia adelante, como le habían enseñado. Con una fugaz mirada, comprendieron que deberían salir a revisar.

Salieron hombro a hombro con precaución y tras analizar rápidamente el pasillo la joven mujer palideció. Su compañero inmediatamente se dio cuenta.

Lo que Dawn veía, era cómo una puerta en específico se cerraba lentamente, hasta que finalmente el clic de la cerradura sonó.

― S-salgamos de aquí… ― Susurró en pánico.

La puerta que se cerró era la misma que ella había cerrado recién.

― ¿Qué pasa, Dawn?

La puerta del pequeño almacén con dos cadáveres.

― ¡Sólo salgamos de aquí!

Y corrieron de vuelta al cuarto, tomaron la mochila y huyeron del lugar por el pasillo donde revisó Ash.

Un fuerte escalofrío recorrió sus espaldas cuando una brisa de aire helado corrió ya que estaban afuera.

Deseaban que fuese su imaginación, pero jurarían que esa brisa sonó como una ligera risilla.

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Contenido oculto: Comentarios del autor

Mi mente está fundida, pipol.

Igual, parece que no hay tantas cosas que comentar respecto a sus reviews. SOlo daré algunas palabras sobre el actual arco.

Este segundo arco, tras releerlo y editarlo para que sea más digerible y conciso, sin sacrificar la esencia, me hizo recordar muchísimos de los problemas que tuve al escribir. Reitero que el segundo arco fue como buscar una aguja en un pajar para mi. Al final, ahora que ya edité hasta principios del tercer arco, termino convencido que tomé buenas decisiones. Y es que hay tantas, pero tantas cosas en Spies que no se cuentan básicamente porque no hay un momento, que de escribirlas habría tenido que hacer un segundo Spies, dedicado solo a introspección de los personajes. Principalmente al tema de Johanna (Pero que ya se hablará y resolverá, porque será ese cuarto capítulo especial). También, el tema de los pequeños saltos temporales puede ser confuso, y el tema de las fantasías es muy importante porque es "demasiado conveniente" o "demasiado confuso para los personajes". Por ejemplo, aquí hablé de una pequeña fantasía, donde se atrevieron a pensar que estarían casados a pesar de no estar bajo el dominio Rocket. Pero luego lo hicieron a un lado por creer que era por su lazo por Autumn.

Gente, ¿ustedes jamás se han convencido de algo que les asusta, dando la primera respuesta que se les viene a la mente?

Es este tipo de 'conveniencia' de la que hablo. Es un elemento que es muy útil.

Ah, también (Aunque no tengan que ponerle atención hasta dentro de algunas semanas más), atentos a los títulos. En la otra zona, dadas las herramientas de edición de post, podía darme más libertades para dar indicativos de algo diferente llegando. FFL desafortunadamente no me da tal opción, pero algo haré para modificar los títulos de ciertos capítulos. Cuando noten un capítulo con el título puesto 'fuera del patrón', les pediré que intenten leer la historia como si empezaran desde 0.

Ah... la cabeza me da vueltas. Damn semestre.

Gracias por leer!

Later. ~

 

XI​

Si su madre jamás se lo hubiera dicho, quizá habría pensado que todo era real porque estaba ella en el mundo.

Era como aquel dicho metafísico de que, si un árbol se cae en medio de un bosque y no hay nadie alrededor, entonces no sonó, o algo así. Eran demasiados años y se sorprendió a si misma que siquiera recordara el significado de “metafísico”.

Admiraba tanto a su madre que jamás pensó en ser otra cosa que una gran coordinadora pokémon. Bueno, quizá también había pensado en casarse y cuidar a su familia, pero no era en sí el enfoque que quería darle a su vida. Vamos, que no quería criarse para ser una esposa.

Quería conocer el mundo, conocer gente, vivir todo tipo de experiencias; quería una vida plena, antes de sentirse satisfecha y entonces buscar sentar cabeza.

Ya había platicado con Ash de eso, y le sorprendió al punto de las carcajadas cuando su compañero le confesó que siempre tuvo un pequeño interés por la medicina, y que era su segunda opción en el caso de que no pudiera ser un entrenador. Si bien Ash era un despiste en persona, no quería decir que fuese tonto o algo por el estilo.

―… Quizá un poco idiota… ― Pensó, mirándolo furtivamente de reojo sin que se diera cuenta.

De hecho, podía ser muy ingenioso a veces. Quizá era parte de lo que lo ayudaba tanto como entrenador cuando era adolescente.

Ash había viajado más que ella, pero tampoco creía que había llevado una vida del todo plena.

Si lo pusiera en otros términos o en otra situación con los datos de su “relación”, quizá incluso podría verse como si hubiesen sido forzados a casarse. Algo similar a una vieja historia de cuando era muy pequeña todavía, pero que recordaba vagamente por la absurdez de que varios personajes se convertían en pokémon al ser bañados con agua.

¿Habría por allí alguna copia de esa vieja novela?

Con la brújula, se dieron cuenta de que estuvieron viajando en zigzag, pero con dirección general al norte. Era por eso que pasaron 20 días antes de encontrar cualquier resto de la antigua civilización.

Con la brújula, ya habían atravesado 3 pueblos, en los cuales encontraron pocas cosas de gran valor. Al menos ahora tenían un saco de dormir, un par de pequeños cojines, un sartén y dos recipientes de agua de quizá 4 litros cada uno.

Los cojines en un principio les parecían innecesarios, pero tras la primera noche en años que dormían sin un cojín real, sus cuellos se lo agradecieron despertando de un humor tan bueno como cuando tenían una vida sexual activa. Era un poco vergonzoso ponerlo así, pero no tenían memoria de amanecer tan de buen humor.

En todo caso, seguían sobre el camino.

Su plan era que al llegar a la pista de bicicletas, la subirían y viajarían por ella. Con mucha suerte encontrarían algunas y viajarían aún más rápido. Encontrarían aceite para que los mecanismos fueran suaves una vez que llegaran a Malvalona. Desafortunadamente, el camino estaba destruido, por lo que su única opción era caminar por debajo.

Durante el camino, encontraron para su gran suerte mucha fruta. Racimos pesados y casi absurdos de frutillas silvestres que recordaban haber comido antes. Y a menos que hayan evolucionado en 13 años para matar humanos, eran muy bienvenidas en sus reservas de energía.

Tenían tanta fruta que podían irla comiendo como botana mientras caminaban.

Justamente, Dawn llevaba una pequeña bolsa con unas cuantas frutillas, y de vez en vez le lanzaba una a Ash.

Tenía que sacarse de la cabeza, tan rápido como pudiese, la sensación del anillo de matrimonio en su mano izquierda. Probablemente si no fuese por él no tendría pensamientos tan raros, como el que le llegó justo cuando notó que lo que hacía era como si le diera a Ash un bocadillo en la boca mientras él conducía un vehículo. Por supuesto, ella iba en el asiento del pasajero y cierta pequeña niña iba dormida en el asiento trasero.

Ahora que pensaba en ella, o que se centraba en ella, mejor dicho, comenzó a cuestionarse de un punto en particular:

Siempre que pensaba en Autumn, en su mente veía a una pequeña niña de ojos marrones y rubia, de cabellos lacios y mirada distraída, además de muy tranquila. La imaginaba como el tipo de niño que prefería quedarse en casa a jugar solo o incluso a leer un libro con muchos dibujos, aunque probablemente se enfocara más en los dibujos y pasara de largo los siglos de estudio y vidas humanas que se perdieron construyendo esa enciclopedia.

Pero el punto estaba allí: Imaginaba a su hija como una niña rubia, cuando nadie en su familia era rubio y, hasta donde sabía, tampoco había nadie así en la familia de su compañero. Los ojos cafés sin duda eran los de él y el cabello lacio de ella, pero tampoco figuraba del todo que fuese tranquila. Al menos ella no podía quedarse quieta, y Ash mucho menos.

Entonces, viendo también su relación con Ash, que era más de amigos que de pareja luego de todo lo que sucedió cuando perdieron a su hija, ¿quería decir que algo habría influido en la niña para ser así?

Si las cosas no hubiesen cambiado al perderla, entonces ellos habrían, sin duda, perdido mucha energía al cuidar a su recién nacida, y su relación habría madurado un poco más con el cambio y las nuevas obligaciones. Quizá ya no tendrían el mismo tipo de vida íntima, y para seguir siendo como eran, buscarían otra salida, quizá indirectamente.

Justo entonces se le vino a la cabeza la idea de una Autumn adolescente. Misma mirada tranquila y distraída ―Y, al menos en su imaginación, su mirada estaría decorada con grandes y bonitas pestañas. Probablemente con su cabello corto para un cambio. Y ella con su cabello al hombro, cortado de manera muy recta, con poca expresividad, pero con mucha elegancia. Ash sería lo mismo con un par de kilos extra y algunas arrugas. Él y ella estarían las noches el sábado o viernes, tomando un refresco o quizá hasta un trago ligero mientras veían repeticiones de batallas o concursos pokémon, haciendo apuestas amistosas, y Autumn yendo y viniendo de su habitación por agua, soltando algún comentario demasiado maduro para su edad, como si ella fuese el padre de ellos. Incluso se imaginó boxeando contra Ash en la cama.

No pudo evitar soltar una pequeña carcajada que atrajo la atención del azabache. Dawn lo notó y en respuesta le sonrió y le metió una frutilla en la boca. Ash la miró con algo de confusión un segundo antes de comenzar a masticar y regresar su mirada al camino. Igual él sabía que no tendría sentido intentar leerle la mente a Dawn. Al menos no cuando pensaba en algo que la divertía. A veces su esposa podría tener un humor bastante oscuro.

Dawn se preguntó una vez más, por qué en su mente su hija era rubia. Quizá la relacionaba demasiado con el otoño o con Au, la otra manera de llamar al oro que le dijo Ash algún día cuando aún estaba en cinta.

“Probablemente sea eso”, fue lo que se hizo creer, sabiendo que quizá no encontraría la respuesta a su primera duda.

Lo que sí notó, sin embargo, era que de nuevo pensó en Ash, bajo otras circunstancias, como su esposo. Le comenzaba a dar algo de miedo que todas esas fantasías le parecieran buenas.

Al menos ella admitía abiertamente que casarse con su mejor amigo siempre hubiera sido una excelente idea.

Aunque de ser por eso, hubiera podido casarse con Kenny e incluso con Brock o Zoey. Le recorrió un pequeño escalofrío por la espalda al verse de blanco junto a otra chica (Que iba vestida de traje). Brock era solo para la comparativa, así que incluso en su imaginación tenía mala suerte.

Kenny ya era otra historia.

Al igual que Ash, revivía constantemente sus memorias del día del ataque. Ella pensaba mucho en sus compañeros entrenadores. Particularmente en sus rivales y sus vecinos. Zoey, Kenny y Jun. Era básicamente por ellos tres, sin contar la ocasional aparición de Paul, por quienes se dio cuenta que dentro de un círculo tan pequeño podría haber diferencias tan marcadas.

Jun y Paul eran totalmente opuestos, y aún así Jun admiraba al joven de mirada fría. Zoey nunca habló bien de Paul tampoco, pero sus métodos no eran tan diferentes, al menos en el entrenamiento. No recordaba si Kenny y Paul se cruzaron en vida, pero creía recordar que sí llegó a conocer a Jun. Por supuesto que conoció a Zoey, además.

Esos cuatro siempre le traían buenos recuerdos.

No supo más de Jun luego de su primer viaje. Kenny había seguido su propio camino en términos algo tensos, que por su amistad pudieron reparar. Rechazó la propuesta de Zoey de viajar con otro grupo de coordinadores y tampoco supo más de Paul.

Creía haber escuchado de Zoey que en algún momento estuvo en su misma región, además de algún mal comentario, como era costumbre con ella. Tampoco era que lo odiara. Por maldad, Dawn le intentó meter en la cabeza que Paul le caía así de mal porque en realidad le gustaba, y la misma pelirroja, aunque con cara de disgusto, tardó un buen rato en negar la idea. Tiempo después pensó que Zoey y Paul hubiesen hecho una pareja curiosa.

Y entonces otra fantasía llegó: Ella y Ash, en la casa de alguien, durante una fiesta. Autumn, obviamente, estaba allí también, con un suéter café aparentemente bordado a mano muy bonito. Tendría unos 13 años, y estaría jugando/cuidando a otro grupito de niños menores. Varios con ciertas características físicas de algunos de sus conocidos y una niña particularmente linda, que más bien era el vivo retrato de May corriendo por allí detrás de un Eevee en su pequeño vestido azul.

No pudo evitar suspirar.

― Estar afuera me hace pensar demasiado en el hubiera… ― Admitió en voz alta, llamando la atención de Ash.

― En eso pensabas… ― Fue lo primero que dijo, antes de sonreírle cálidamente y proseguir: ― También me pasa. Pienso mucho en qué hubiera sido si hubiera seguido entrenando y tú coordinando. En lo que nuestros amigos estarían haciendo. Incluso he pensado en dónde me hubiera gustado sentarme para quizá ser líder de gimnasio, en el escenario de que no hubiera alcanzado a más. O regresar a Kanto y ser un As del frente.

Y ahora fue el turno de Ash de suspirar.

― Son demasiadas cosas, Dawn. Demasiadas esperanzas.

― Sí… ― Asintió ella. ― Supongo que por ahora deberíamos enfocarnos en los que creemos que puedan estar vivos.

Como May y Eureka.

Lo único que sabían es que estaban vivas. Ash al menos creía que Eureka estaba viva.

Sabían que había más asentamientos similares a Portual por el mundo. No sabían específicamente cuales, pero podían darse algunas ideas. Por los cambios de clima, probablemente Sinnoh, Unova y el norte de Johto estaban deshabitados, así que podían eliminar muchos puntos con eso en mente. Kalos además estaba muy alejado del país como para hacerlo viable. Muchos problemas de comunicación y el Team Rocket había destruido tanto que tuvieron que volver a investigar las ciencias de la comunicación para establecer conexiones. Probablemente usaban cartas para comunicarse a distancia aún.

Así que Kanto, el resto de Johto y Hoenn eran las únicas regiones habitables.

Inicialmente creyeron que cada cabecilla del Team Rocket tomaría control sobre una región. Y hacía sentido: Giovanni se quedaría en Kanto, con su segundo al mando en Johto. Los otros tres se repartirían lo que quedara.

Siendo Petrel ahora el segundo al mando, asumieron que las políticas internas habían cambiado de alguna manera, más considerando que igual se quedó en Hoenn y con todas las leyes escritas en Portual, su juego se manejaba prácticamente solo. Si pudo planear algo así, podría manejar lo que el cabecilla haya hecho con Johto.

Pero el hecho de que no se haya movido, aunado a que ahora es segundo al mando, y con las posibilidades de una pelea dentro del Team Rocket, dejaba muchas cosas qué pensar.

¿Y si alguno de los jefes se quiso independizar y terminó en malos términos con los demás? ¿Y si alguien lo siguió?

Cada región era independiente de por sí, pero igual podría darse el caso de que, no conformes con la manera en que las cosas se distribuyeron, hubieran intentado independizarse totalmente. Básicamente, crear otra facción aparte del Team Rocket.

Y eso significaba que podría haber una guerra entre las nuevas naciones. O que quizá ya la hubo y por eso Petrel subió de cargo.

También estaba la posibilidad de que Giovanni les hubiese dado total libertad, básicamente dejándoles el Team Rocket para ellos. Petrel entonces fue elegido como segundo al mando.

Aún quedaba el tema de las ciudades principales, sin embargo. En cada región había una capital comercial y una capital política. Sinnoh, Kalos y Unova abarcaban ambas en una sola, pero en Kanto, Johto y Hoenn sí tenían sus dos ciudades capitales.

Como sea, aún debía tener en mente que las tres regiones con una única capital estaban en condiciones poco habitables. Quizá definitivamente inhabitables. Entonces los cabecillas tuvieron que haber cambiado sus sedes a otro lugar.

Petrel fue el encomendado de la mayor cantidad de personas. Esa población se redujo hasta un patético 10%, en el que él no metió las manos para reducir. El resto de la población había muerto. Muchas personas de diferentes regiones que llegaron a Portual relataban de los muros de cada región. Unova había sido la mayor estadística del genocidio, con un aproximado estadístico de 8% de supervivientes luego del ataque. De esos, un 5% fue enviado a Portual y de esos solo quedaban poco más de dos mil personas para contar las leyendas de la región. Seguido de Unova vino Hoenn, luego Sinnoh, Kanto y Johto en ese orden. Las regiones pequeñas, como Almia, Florestia y Alola habían sido ‘limpiadas’.

Por eso las posibilidades de encontrar a uno de sus amigos de la infancia eran mínimas, y solo de May tenían información real de que estaba viva. Al menos lo estuvo varios años atrás.

Así que pensar en que sus cuatro “pilares” durante sus primeros días de entrenadora muy probablemente estaban muertos le hacía daño.

Más pensando en eso de ‘casarse’ con dos de ellos. Aunque realmente no podía pensar en ninguno de los dos tan seriamente. Zoey era chica, y solo pensarlo le mandó un segundo escalofrío. Kenny no era mala opción, ella mejor que nadie podía saberlo, pero ella misma lo dijo cuando niña: Dos personas con el mismo sueño no pueden estar juntas. Quizá por eso incluso se abrió a la posibilidad, aunque fuese solo para efectos de comparar, de terminar junto a Brock. Ash, por otra parte, era mucho mejor opción por el simple hecho de ser de su edad, en ese caso. Al menos ella nunca se sintió tan interesada en hombres mayores, aparte de que siempre le gustó el tipo de amistad que tenían. Que terminara siendo su mejor amigo era tema aparte, considerando que nunca supo exactamente cuándo comenzó a verlo de esa manera.

Salió de su mente cuando notó un cambio en el ambiente. Miró de reojo a Ash y no parecía afectarle, o quizá prefería ignorarlo y seguir adelante.

Pero un cambio de ambiente en una región desolada era muy extraño. Más que nada cuando no escuchaban nada.

No había más ruido que el del viento acariciando las plantas aparte de sus pasos. El agua estaba perfectamente quieta, como si el planeta incluso hubiera dejado de moverse. Todo era absolutamente tranquilo.

Ella misma prefirió mantenerse atenta a esa sensación detrás de su cabeza y prestar atención a cualquier ruido aparte de sus pasos, por minúsculo que fuera.

¿Acaso, luego de más de un mes viajando ya, por fin verían otra forma de vida?

Estar atenta hizo que el día pasara absurdamente rápido.

Pronto empezó a oscurecer y, como era costumbre, solo se acomodaron para dormir e intentaron dicha acción. No había necesidad de prender fuego, aunque las noches estaban volviéndose increíblemente crudas. Probablemente buscarían alguna manera fiable de hacer fuego y que les tomara poco tiempo.

Ambos, acomodados y aparentemente dormidos, sostenían firmemente sus armas con cuidado de no herir al otro y pensando intensamente en qué hacer en caso de que algo los atacara. Podría ser alguien del Team Rocket siguiéndolos luego de mucho tiempo y bajando su guardia un segundo, para inculparlos por lo de la torre de Portual. O podría ser algún pokémon joven, curioso de ver por primera vez en su vida a un humano. O podría ser algún pokémon viejo, demasiado inseguro de dejar a dos ‘genocidas’ sin supervisión.

Ruidos entonces se hicieron muy notorios. Ash abrió los ojos, encontrando inmediatamente a los de Dawn, ya acostumbrados a la oscuridad. Con solo un pestañeo ambos entendieron que tenían que hacerle frente a lo que sea que estaba frente a ellos.

Así que rápidamente como sus cuerpos tiesos por el frío lo permitieron, se levantaron con sus armas listas.

Y vieron que estaban perdidos de todas maneras.

Porque nadie espera de pronto verse rodeado por un grupo de pokémon, obviamente listos para atacarlos.

Dos Manectric, Luxray, Houndoom, Absol, Seviper, Ursaring y Slaking. Puestos a su alrededor, rodeándolos perfectamente. Podrían ver ya pequeños rayos corriendo a las patas de los pokémon eléctricos y los colmillos del gran perro de fuego iluminándose, solo esperando el momento para envolverlos en fuego y arrancarles la cabeza.

Ash se puso frente a su compañera y con su mano izquierda se aseguró que no se alejara. La misma se giró para quedar espalda con espalda, sin perder de vista a la serpiente que tenuemente comenzó a sisear amenazadoramente.

Fue entonces que dicha serpiente se lanzó. Dawn logró avisar a Ash al moverse un poco y ambos la encararon. Dawn fugazmente lanzó su cuchillo, que se incrustó en el cráneo de la serpiente, quedando el Seviper inmóvil, sangre saliendo de la parte expuesta de su herida, veneno saliendo de sus fauces y a poco más de un metro de donde estaban ambos. Los Manectric se lanzaron en respuesta.

Ash inteligentemente pateó tierra del piso, cegándolos un momento mientras Dawn iba por su daga. Al liberarla también llenó su hoja con algo del veneno en los colmillos del Seviper y se la dio a Ash, mientras el mismo le daba su propia arma. El tiempo fue apenas suficiente, pues los perros eléctricos resumieron su ataque en cuando el azabache cambió de arma.

Ambos canes se cubrieron en electricidad y embistieron al hombre, quien solo pudo poner su daga frente a él y tratar de aguantar la potente descarga. La hoja cortó a uno de los perros y éste inmediatamente se retiró chillando por su herida expuesta y el ardiente veneno del Seviper. El otro logró tumbar al azabache e ignoró a Dawn, lo que resultó en que la misma le lanzara su daga y ésta se le incrustara entre dos costillas. Esta hoja también estaba ya cubierta en sangre y veneno. Con una descarga, repelió el arma de su cuerpo y salió corriendo con mucha dificultad de regreso a donde estaban los Luxray.

El Ursaring rugió entonces, dispuesto a terminar de una vez. La mujer entonces corrió hacia la daga que estaba chamuscada cerca de ella y regresó a donde Ash trataba de reincorporarse a pesar del dolor de la embestida y de las corrientes atravesando dolorosamente su cuerpo. Dawn se colocó entre su compañero y el oso, apuntando su arma hacia el atacante, pero defensivamente.

Un potente bufido amedrentó al oso. El Slaking había además puesto su enorme brazo frente a él para que no se moviera.

Dicho simio solo se dedicó a observar a la mujer frente a él. Temblaba de miedo. Podía notarlo en la punta del objeto que sostenía y en sus piernas, pero aún así no se quitaba de enfrente.

Con otro potente gruñido/bufido llamó la atención del resto de los pokémon.

Todos volvieron únicamente a verlos, pero comenzaron a caminar en círculo a su alrededor. Dawn comenzó a temer lo peor, y Ash al notarlo hizo su mayor esfuerzo posible para levantarse, tomar firmemente su arma de nuevo y cubrir la espalda de su esposa.

Una nueva descarga de la parálisis lo hizo caer de nuevo al suelo, y fue el Houndoom quien estuvo a punto de lanzarse, pero el Slaking lo detuvo con otro gruñido. Dawn lo notó y le prestó atención al presunto líder del grupo. El mismo la miró fijamente un par de segundos.

De alguna manera que no comprendió, pensó que les dio la orden de no atacar. Así que aprovechó esa corazonada para agacharse junto a Ash y tratar de hacerlo levantarse de nuevo.

Le costó, y solamente pudo levantarse con su ayuda. Fue cuando la misma le dijo que huyeran. Ash asintió y como pudieron tomaron únicamente su mochila, dejando sus cobijas/mantas y su bolsa de dormir allí. Solo interesados en huir de ese lugar.

Con nueva orden del simio, el único Absol del grupo se apartó, mirándolos profundamente. Tomaron la oportunidad para correr torpemente por ese hueco sin importarles ya la dirección hacia donde iban.

Solo querían salir tan rápido como fuese posible de esa selva de hierba alta.

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Pero querían Pokémon, ¿no?

Buen día gente. Los saludo con frío. ¿Sabían que 15° celsius se sienten mucho peor en zona tropical que en bosques? Yo lo acabo de descubrir. ¡Y ni se diga ayer, que encima tuve que ir a trabajar a zona tropical boscosa mientras llovía! 5 de la tarde, 10° celcius y lloviendo. Y uno cargando instrumentos de madera y teniendo que mover los dedos rápidamente para sobrevivir...

Una de las cosas que, al ponerme en su lugar, más hay en este fic hasta ahora son introspecciones de Dawn. No me sorprendería que resulte hasta molesto en algunas ocasiones... pero esto poniéndome como lector. Como autor, les diré -creo de nuevo- que todo en este fic tiene una explicación, y que todo se aclarará, principalmente en el arco final. Y es cómico, porque el arco final habla de todo esto como si fuese lo más obvio del mundo. En fin, como autor les pediré que rescaten elementos psicológicos de esas introspecciones. Dawn en este fic tiene una meta que realmente pocas veces o nunca dice, y varias pequeñas pistas están en todas estas fantasías. ¿Y qué pasa con Ash? Bueno... les recuerdo que Ash ya pasó por la etapa en la que está Dawn. Él ya aprendió a vivir con todos esos recuerdos, más que sufrir por no poder superarlos. Justamente es eso, más bien: Aprendió que las cosas no se superan, sino que se aprende a vivir con las consecuencias.

También, creo que este capítulo responde a varias preguntas que pensé en responder la semana pasada. Pero... bueno, digamos que me tocó el equipo que hace todo, lo hace mal, y al final no sabe ni lo que hizo. Así que estaba estresándome a morir -casi literalmente- y no tenía cabeza para nada. Apenas el jueves me resigné, fui por una cerveza y me puse a jugar mobas hasta la madrugada. En todo caso, responderé a lo que quede pendiente ~

En realidad, no lo había imaginado así... la 'niebla' es solo un nublado hermético. O sea, normalmente cuando está nublado, podemos ver áreas más o menos oscuras, o hasta la silueta de algunas nubes. Aquí no: Es como un día sin nubes, pero sin sol y con cielo gris. Luz blanca todo el día, pocas sombras (Por la refracciones sobre esa capa) y solo baja la densidad de luz cuando va a anochecer o aumenta cuando amanecerá.

Aunque... con niebla a lo Silent Hill estaría SUPER HARDCORE. Me gusta. De hecho, imagínalo como más te guste.

Siempre tuve miedo de que pasara eso, y por fin pasó. :'D Gracias por hacerlo notar, ya quedó corregido.

Se nota el cambio de ritmo de este arco en comparación al primero, ¿no?

Later. ~

 

XII​

No recordaba exactamente en qué revista lo leyó, pero sabía el significado de la parálisis infligida por un ataque pokémon.

Básicamente, no era electricidad lo que impedía el movimiento y provocaba dolor en la víctima.

La electricidad necesita para manifestarse una fuente, un conductor y una tierra; una salida para que la descarga anormal de energía regrese al medio. Los pokémon de tipo eléctrico poseían diversos métodos para generarla, pero en términos prácticos todos eran como una batería: Una fuente que genera electricidad a través de reacciones químicas.

La parálisis, entonces, se debía a que el flujo eléctrico se transmitía de un pokémon o de un ataque a otro pokémon. Había pokémon que podían provocar la parálisis sin ser de tipo eléctrico, solo por el ataque, como el impactrueno. Otros, como quizá Mareep, podían generar la parálisis por contacto. Pero en realidad los pokémon jamás tenían una ‘capa de electricidad’ en ellos, porque fundamentalmente no era posible; no podía ser, porque entonces se diría que algo dentro de los pokémon hacía la tierra. Si algo hiciera tierra dentro de ellos, morirían por la propia descarga. Un ejemplo era la cadena evolutiva de Pikachu: Inicialmente siendo Pichu, luego Pikachu y finalmente Raichu. La característica anatómica más curiosa de esta especie, es que su “batería” permanecía del mismo tamaño toda su vida. Por ello los Pichus eran conocidos por poderse desmayar por sus propias descargas: Su batería era demasiado grande para que su cuerpo la manejara.

La tierra normalmente la hacían con el punto donde impactaba el ataque. Un rayo, es donde caía, y un ataque físico como Chispa es en el objetivo del ataque. Dado que la mayoría de los seres vivos son conductores, las descargas atraviesan por su cuerpo hasta que finalmente podían salir a sus pies, la tierra. Era particularmente efectivo contra los pokémon de tipo volador porque, al no haber una tierra, la energía ciclaba mucho más tiempo y con mayor intensidad dada la baja masa de sus cuerpos, hasta que la misma resistencia del cuerpo terminara absorbiendo el amperaje de la descarga. Contrario eran los pokémon de tipo tierra: Literalmente, su cuerpo era la tierra, pero no un conductor, por lo que ésta se ‘anulaba’ inmediatamente.

Pero el caso de los ataques que provocaban la parálisis por contacto era diferente: Dado que no es posible para un pokémon eléctrico soportar suficiente electricidad para provocar una parálisis por contacto (Diferente al otro método porque solamente liberan la energía), debían tener otro método.

Y fue un misterio por mucho tiempo, hasta que cierto profesor anónimo decidió investigar la piel de diversos pokémon que provocaban parálisis por contacto, o podían aprender un ataque que provocara eso. Descubrió, primero que nada, que la piel de estos es como un aislante, lo que explica su resistencia a otras descargas. Pero igual recibían daño por descargas, así que no tenía tanto sentido dar esto por hecho. En cambio, siendo un semiconductor, la descarga podía afligir al objetivo levemente, pero no tanto como para dañar al pokémon. Decidió entonces hacer números suponiendo que la piel se comportaba de esta última manera.

Según sus primeras especulaciones, si un pokémon eléctrico con 100 puntos de salud recibía una descarga eléctrica que provocaba 20 puntos de daño, su piel era la determinante del daño resultante. Si fuese aislante, el daño se reduciría a cero. Si fuese semiconductor, el daño estaría en 2 o máximo 5 puntos según las propiedades de la piel en comparación a otros semiconductores. No obstante, al medir la una descarga controlada sobre un pequeño trozo de piel al inicio y al final de un pequeño circuito, las mediciones daban por resultado la mitad de la descarga aplicada a la piel. O sea, de esos 20 puntos de daño del ataque, 10 puntos eran efectivos. ¿Qué era entonces lo que provocaba que el daño real a un pokémon eléctrico por un ataque eléctrico fuera la mitad?

El mismo profesor descubrió un recubrimiento químico en la piel también. Era lo que permitía que la electricidad se acumulara en los cuerpos: un dieléctrico. Estudiando más a fondo, descubrió que dicho químico era el mismo que el de las baterías dentro de los pokémon eléctricos. La piel de estos mismos constaba en realidad de dos capas, una que guardaba la carga positiva y otra que guardaba la negativa; energías seguras que funcionaban de la misma manera que una pila. El dieléctrico, que por definición es aislante, tiene la interesante característica de que, en contacto con el aire, se transforma de aislante a conductor, la carga de la piel se adhiere al líquido soltado durante el impacto y genera el choque. Ataques pequeños, como Chispa o Colmillo rayo no eran suficientes para causar gran daño al pokémon que lo usara, pero Tacleada de Voltios, que envolvía al pokémon en la mezcla de carga positiva y negativa (Electricidad real), era suficiente para dañar al pokémon. La piel, por ende, recibía tanto el impacto de la electricidad (5 puntos por ser semiconductora) más lo que se adhiriera al químico conductor (5 puntos más, pues el impacto de la descarga liberaría el químico y generaría daño).

Ese líquido, entonces, funcionaba como un veneno en realidad. Uno que hacía persistentes las descargas. Entre más área de impacto sobre el objetivo, más veneno se quedaría adherido, y la electricidad navegaría más rápido y más tiempo, generando las pequeñas descargas características de la parálisis. La baya Zresa, en los pokémon, generaba que sudaran, limpiando así el veneno al mezclarlo con los jugos de la fruta que sus cuerpos no podían asimilar. Era como si su sudor, en lugar de ser salado, fuese destilado y no conductor por ello. La electricidad al encontrar a su conductor negado, inmediatamente se dirigiría a la tierra, pues el químico seguía funcionando como una batería de circuito cerrado.

Problema era para los humanos.

Dawn no recordaba por cuánto tiempo corrieron. Solo sabía que había perdido la dirección y habían salido de la zona de hierba muy alta debajo del camino de bicicletas. Si habían avanzado hasta las afueras de Malvalona o habían regresado al norte de Portual era algo que no le preocupaba en lo más mínimo.

Ash estaba perdiendo el conocimiento por la cantidad ya muy grande de pequeñas descargas persistentes por el químico en su piel. Comenzaba a tener algo de fiebre y a sudar en respuesta, pero su sudor contenía sales y no ayudaba a limpiar el veneno, como haría el jugo de una baya Zresa en un pokémon. Ya hubiera caído noqueado, seguramente, si ella no habría compartido parte de las descargas.

― Aguanta un poco, debe haber alguna baya por aquí…

Aunque no era común que un humano comiera bayas, había casos particulares, como con Iris. Era hecho científico también que los efectos de una baya en un humano y en un pokémon eran los mismos, pero la dosis debía ser diferente. Una persona adulta no podía realmente comer la fruta como tal, pero una cápsula del concentrado de la fruta le servía para lo mismo. Dawn pensó entonces que si le daba algo de jugo a Ash, el veneno se iría de su cuerpo.

No quería esperar a que la parálisis se fuera por sí misma porque le daba miedo. En trece años, era la primera vez que Ash recaía así, y temía que su cuerpo le cobrara esa parálisis más intereses.

Sabía que con todo el estrés que ha cargado en su vida, su compañero podría morir.

Y de más está decir que ella no podría seguir adelante sin él. Literal y espiritualmente.

Esperaba encontrar por allí algún árbol de bayas, y esperaba aún más recordar cuál era la baya que buscaba u otra que pudiera servirle. Pero su suerte era muy poca.

La niebla apenas dejaba pasar luz de luna como para ver claramente y no tenían una linterna ni una fuente rápida de fuego. Estaba forzando su vista al punto de que le dolía la cabeza.

“¿No hay una maldita baya en este bosque?”, se preguntaba repetidamente la mujer con frustración. Aunque tampoco recordaba del todo las rutas o las zonas fértiles donde sabía que se cultivaban las bayas para venta en Hoenn antes del ataque. ¿Quizá estaba en una zona mala para su crecimiento? ¿Quizá la cercanía con ese lago o la humedad del mismo era lo que impedía su crecimiento? ¿O quizá solo era la baya que buscaba la que no se daba en esa zona?

Nunca se había sentido tan impotente en su vida. Ni siquiera en los días donde veía a alguien morir sin poder ayudarlo o cuando fue capturada y se le arrebataron sus pokémon. Tal vez era porque en esos momentos debía solo bajar la cabeza si no quería ella misma morir, pero la situación en que se encontraba era totalmente diferente: Estaba libre, cuerda y suficientemente fuerte para buscar una baya, pero no aparecía dicha fruta. Y le pegaba de muchas maneras eso. Le golpeaba el orgullo de no poder ser capaz de llevar a cabo una tarea tan simple. Le golpeaba la culpa de no haberle dicho a Ash que sentía que los estaban observando, porque quizá su compañero realmente no se dio cuenta. Le golpeaba el ego porque no era capaz de ayudar a su compañero cuando él había hecho cosas mucho más difíciles por ella cuando su vida realmente no peligraba.

¿Qué hacía ella por él, de cualquier manera? Le preparaba algo de comer por las noches y dormía con él. Ocasionalmente masajeaba su espalda para ayudarlo a relajarse. Nada aparte de eso. Bien podría ser ella un mueble más de la casa, y quizá así lo ayudaría más.

Comenzó a llorar de frustración, sin dejar de cargar el peso casi muerto de Ash en su delicada silueta y sin dejar de buscar la endemoniada fruta.

¿Por qué tenía qué ser tan inútil?

― Dawn… bájame un momento… ― Le pidió el azabache. Ella lo miró un poco preocupada, pero acató la petición inmediatamente. Se hincó y, tan delicadamente como pudo, recostó a Ash en sus piernas. La mirada de su compañero estaba perdida, viendo al vacío. ― Je… Creo… creo que puedo ver la luna.

Pero arriba de ellos solo había una uniforme nata gris. Era imposible saber de dónde venía la luz, y a Dawn le aterró la idea de que su compañero estaba viendo una luz.

“Pero no puedes hacer nada”, se recordó.

Pensó que quizá ese era el momento final para ambos.

Fuera de la ciudad, completamente perdidos en la oscuridad de un mundo cruel, forjado por unos pocos. Víctimas de quienes quince años atrás los habrían ayudado de cualquier manera que podían. ¿A quién podría culpar de eso?

Ellos quizá protegían su territorio. Quizá eran los protectores de una colonia de pokémon completa. O quizá querían matarlos en venganza por lo que sucedió hacía ya muchos años. Pero aunque no fuera su culpa, ellos pertenecían a los que lo hicieron, ¿no? Por eso los habrán atacado.

No era justo que ellos tuvieran que sufrir por lo que una minoría había hecho. Y odió intensamente que muchas veces se peleaba por las minorías también. ¿No se suponía que se luchaba por un bien común? ¿Por un bien que haría ver a las especies ver mejores días, sin problemas de salud o sin correr peligro al recorrer el mundo, mas que aquellos de los que no tenían control alguno?

¿Qué ganó el Team Rocket con dominar el mundo, si al final era gracias a ellos que el mundo terminaría, y muchas especies se extinguirían?

― Deberíamos… dormir… ― Dijo Ash. Ella solo pudo llorar silenciosamente, evitando que sus lágrimas cayeran sobre el rostro de su único amigo.

― ¿No… no tienes frío? ― Le preguntó sin respirar, para evitar que sus sollozos la delataran. Ash ya no estaba viendo nada, lo sabía por la manera en que sus ojos reflejaban la poca luz del ambiente.

― No… ― Susurró él.

― Está bien… ― Respondió ella. Delicadamente colocó la cabeza de Ash sobre el crecido césped y se recostó frente a él. No tenían ninguna de sus mantas porque las dejaron atrás cuando fueron atacados. Ella sentía la ligera y helada brisa quemar su piel en donde estaba descubierta. Tomó su rostro y besó suavemente su frente, para luego apoyar la suya contra la de él. ― Sabes… ― Le dijo, más tranquila. ― No dimos nuestros votos…

―… ¿Vo…tos? ― Repitió él, aparentemente somnoliento.

― Con el anillo. ― Le aclaró. ― Debimos darlos en cuando nos pusimos los anillos.

―… No tienes qué-

― Quiero hacerlo. ― Lo interrumpió ella suavemente. Ya sabía que le iba a recordar o intentar recordar que por estar juntos no debían estar ligados, que si alguien más aparecía podía ir con esa otra persona y lo mismo con él, pero quería hacer sus votos. ― Aun si el anillo era para protegerme dentro de Portual, ahora no estamos allí. Y aun así no me lo he quitado. Este siempre será tu anillo, Ash, y quiero hacerlo porque jamás olvidaré lo que has hecho por mí… Es lo menos que puedo darte. ― Sentía que comenzaba a llorar de nuevo.

Su vista se estaba nublando y veía el distorsionado rostro de Ash mirándola secamente. Como sin vida.

― Yo, Dawn Berlitz ― Comenzó. ―, prometo cuidar de ti toda mi vida. En salud y enfermedad… durante la alegría y la tristeza, el placer y el dolor, los buenos y los malos tiempos. Prometo estar contigo, y siempre estar pendiente de lo que necesites, así como tú lo has estado de mí.

Nunca se imaginó que llegaría a dar sus votos así. ¿Ash siquiera sabía que estaba dando sus votos nupciales? ¿Sabría que los estaba dando tirada en un bosque, muriendo de frío junto a su también moribundo esposo?

― Juro respetarte en todo lo que se me ocurra. ― Rio, ya sin poder contener sus lágrimas ni sus sollozos, abrazando fuertemente el cuello de su esposo. ― Seré tu mejor amiga y la mejor amante que pueda, y te pido una disculpa si llego a fallarte. Solo soy una mujer que nunca ha sabido si te ama o no. Solo… solo he querido disfrutar mi tiempo contigo todo lo que he podido. Deseo profundamente que este no sea nuestro último momento juntos en vida. Haré todo lo posible para que así sea; Si he de cortarme la lengua para no lastimarte de nuevo con mis palabras, lo haré. Si he de cortarme las manos para evitar alejarte, que así sea. Si he de cortarme las piernas para no poder irme, que así sea. Si he de perder mis ojos para confiar en tu criterio, que así sea. Si he de ser sorda para solo guiarme por lo que veo en ti, que así sea…

¿Realmente era ese su final?

― Y será así incluso luego de la muerte. Porque si tú te vas, me iré contigo para no faltar a mi palabra.

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Contenido oculto: Comentarios del autor

Buen día, gente.

En este capítulo lo único que quería dejar en claro es que pensé en todo. Espero haber logrado eso. xdd Recuerdo vagamente que escribir este capítulo me ayudó también a estudiar para un examen de Electricidad y Magnetismo. Pude entender mejor varios conceptos de los capacitores una vez que escribí esto. Llevó bastante estudio y varias ediciones llegar a una mezcla científica-narrativa. De hecho, mi intención era semejar esa parte del fic a los libros de Java de Joyanes (Si estudias algo de programación, te recomiendo a este autor).

En esta ocasión no tengo muchos comentarios. La U... casi se va al carajo. Normal, en realidad. xdd

Es solo porque prefiero ese nombre. Igualmente, prefiero Eureka a Bonnie y Citron a Clemont. Tan solo me es más carismático Jun que Barry. En sí, cualquier otro nombre que use diferente a la versión Latina/Americana es puramente porque prefiero el nombre. Si tienen dos nombres, quizá prefieran uno sobre otro. Es lo mismo. Claro, igual procuro, al escribir, que no exista mucho choque entre nombres. Y si lo hay, meto cuestiones culturales. Por ejemplo, si metiera un nombre Japonés, argumentaría que es por raíces de Johto o Kanto (Basados en Japón), de la misma manera que habrá idiomas o frases en x idioma propias de la cultura en que se basaron las regiones. Otro ejemplo: Algún nombre o frase en francés será por razón cultural de Kalos.

En caso de que esto suceda, lo explicaré adecuadamente, aunque suelo mencionarlo en la narración misma. En algunos capítulos aparecerá un personaje muy importante en Spies, y allí justo pasa esto de los nombres y la cultura.

Además de eso, no tengo más que decir. Intentaré terminar Spies este año (lol) para cerrar el año de buena manera. Me hacen falta 3 capítulos (tras un poco de pensamiento, necesité ampliar la narrativa y acomodar algunas ideas) y ya los tengo pensados. Un poco de introspección más y un especial que cerrará las incógnitas restantes de este fic.

It's been a long journey. Es gracioso porque Spies refleja eso por sí mismo, con el tema de los bardos and such.

No creo subir capítulo o algún oneshot para navidad o año nuevo, así que desde ya les agradezco por este año y la oportunidad que le dieron a este fic que comenzó tan al azar. Gracias por sus respuestas, que me han ayudado a pulir más el fic, incluso cuando ya estaba desarrollado, para mejorar la calidad y ofrecerles algo que valga la pena leer. También, gracias a PB por la invitación al sitio. Me estoy sintiendo bastante cómodo con el formato de Fanficlandia, y no me suena descabellado subir todos mis fics (Tras una buena pulida) a esta plataforma, para dar un poco más de variedad.

Gente, felices fiestas. Yo soy agnóstico, pero estas fechas siempre han sido para la familia. Por mi edad y mis ideas, es posible que deje de visitar tan frecuentemente por costos y otras oportunidades, pero espero que no sea el caso con ustedes. Me tomó tiempo y algunas noches en vela darme cuenta de lo que realmente es tener alguien que estará para tí, y más el darme cuenta que tener riñas es sencillamente tonto. No vale la pena pelear con gente que tiene más en común contigo de lo que jamás aceptarás tener. En serio, vale la pena ser y estar para la familia.

Espero pasen buenas fiestas o al menos buenas vacaciones. Abríguense bien si hace frío en sus lugares, y no sean osados. La salud primero. Si toman, inviten, y si hay recalentado, den la dirección, que yo llevo los bolillos.

Gracias por este 2017, gente.

Later. ~



*Se editó porque le dí a 'responder' antes de citar el mensaje de Nathan. xdd