Tragedia La última carta

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Moliry, 31 Julio 2017.

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    Lariebel

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    ¡Hola! Bueno, recién termino de leer todo, así que vengo a dejarte un pequeño comment. <3 Me ha gustado bastante, especialmente porque me suelen llamar la atención los dramas y las tragedias. Espero que, en ese aspecto, no me decepciones. (?) [Y por ahora, no lo has hecho, jajaja]. Por otra parte, me han gustado también las escenas xxx (aunque tampoco hubiese estado mal que sean más extensas(?).
    Ahora, me quedé con mucha curiosidad con respecto a qué va a pasar a continuación. Sentí mucha pena al leer la escena en la que describen el maltrato que sufrió Julia. </3 Pobre bebé. Santiago me ha parecido un personaje regular. Al principio, un tonto arrogante, y ahora un tonto más amable. Además, justamente elegiste el nombre de mi actual amado. ♡ Bueno, basta, ¡que me pongo muy cursi!
    Estaré leyendo esta historia. Te mando muchos ánimos para que sigas y logres terminarla. :3 ¡Besos!
     
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    Moliry

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    Amigos, perdón por la tardanza en subir continuación pero entre que me cambie de casa y los desgraciados aún no vienen a instalarme el WiFi... He estado muy limitada de tiempo. Les prometo que no pasa de esta semana, sólo sería esperar que el Beta que me hace favor de dar el visto bueno al capítulo lo haga.
    Muchas gracias por su paciencia!!!

    Amigo, espero que así sea y no decepcionarte. Muchas gracias por tu tiempo y comentario. Un enorme saludo y besus

    Nena me encantó tu comentario, muchas gracias. Espero conseguir siempre tener tu atención en la historia.
    Sobre más XxX. Prometo tratar de darte gusto aunque esas escenas escritas no se me den casi. Jajajaja
    Santiago es un tonto, estoy de acuerdo contigo. Muy impulsivo. Esperemos que no perjudique en lugar de ayudar.
    Saludos amiga y nos seguimos leyendo
     
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  3. Threadmarks: 3. El testigo.
     
    Moliry

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    Título:
    La última carta
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
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    Amigos muchas gracias por sus comentarios y paciencia. El siguiente capitulo es corto pero no pasa de la próxima semana que subo una larga continuación, es una manera de compensar un poco mi larga ausencia.
    Les agradezco sus porras y que les agrade mi trabajo, por favor comenten, eso me anima a seguir con la historia con entusiasmo y saber si voy bien o no. Entre más opiniones prometo más rápido seguir con la historia. ¡Por favor, anímense a dar su opinión! ¡Por fis, por fis, por fis! Con todo cariño y agradecimiento les dejo la continuación.

    ¡Gracias!

    Amigos, hasta en una semana me hará el favor una super Beta en dar las correcciones debidas. Lamento si hay inconvenientes en la lectura, prometo apenas me lo indiquen corregirlo. Debo: Gracias por su paciencia.


    3. EL TESTIGO.

    [​IMG]


    El partido de basquetbol había por fin finalizado.

    El parque como de costumbre estaba muy concurrido de niños, adultos y perros. Había una algarabía total y Santiago sabía que después tanto tiempo de espera, y estar entre las sombras, era ahora o nunca, y el nunca no podía ser alternativa.

    Sale Santiago de su viejo coche Ibiza negro y se dirige directo a la zona deportiva del parque.

    Los jóvenes sudados y cansados comienzan a despedirse entre bromas pesadas y empujones.

    Cuando el fotógrafo está a unos metros de los últimos tres jóvenes, que por el momento todavía no se retiran, le pregunta al causante que estuviera ahí:

    —¿Eres Héctor?

    —Depende quién lo pregunta —. Se burla el joven junto con sus amigos.

    —¿Qué fue lo que viste esa tarde?

    Héctor, un joven desgarbado en plena pubertad, palidece en extremo:

    —No sé de qué me hablas.

    Tomando el muchacho su balón de básquet de la banca empieza a caminar.

    Santiago pudo averiguar por qué la investigación sobre el grave crimen ocurrido a Julia Kähler no tenía avance: No había testigos fidedignos. Eso Mauricio, el abogado de mierda de Santiago y su mejor amigo, lo pudo saber por sus contactos en la policía. Una verdad que el fotógrafo catalán estaba seguro que era una mentira, porque por lo menos se había dicho que alguien estuvo presente en el secuestro.

    Todos esos días Santiago se preguntaba por qué el único testigo había cambiando su declaración en la segunda vez.

    Héctor Hernández, cuando estuvo presente en el drama ocurrido, le había dicho a la policía que pudo ver que una mujer fue llevada por un hombre alto, corpulento y cabello claro. Pero al día siguiente que le pidieron confirmar en la comisaría su declaración fue otra, alegando que lo cierto es que no alcanzó a ver lo suficiente para asegurar algo.

    Los policías de Barcelona de inmediato descartaron al joven como testigo, dejando un caso imposible de avanzar. ¿Cómo era posible?

    Santiago sigue a Héctor que camina deprisa, sus dos amigos van de tras de ellos.

    —Fuiste amenazado, por eso cambiaste tu declaración.

    —No quiero problemas.

    —Solo necesito saber qué fue lo que viste. —El fotógrafo lo jala del hombro para que se voltee—. Por favor.

    —¡Deje en paz a mi hijo! —Un hombre maduro grita desde la calle de enfrente mientras se acerca corriendo.

    —Señor —Santiago levanta ambas manos—, no quiero dañar a nadie, solo estoy pidiendo ayuda. Héctor es el único que puede hacer que la investigación avance.

    El padre del joven involucrado llega y empuja con todas sus fuerzas al hombre que considera una mortal amenaza.

    Apunto de caer Santiago estuvo pero ágil retrocede logrando mantenerse en pie.

    —Si se vuelve acercar a mi hijo juro que lo mato. —Temblando el padre lo amanezca.

    —Una mujer podría morir y no hacerse justicia —insiste atormentado el fotógrafo.

    —Héctor ya declaró —Rodrigo Hernández se lleva a su hijo—. Levantaré una denuncia en su contra por acoso. Lleva días siguiéndolo, ya tengo el número de matrícula de su coche.

    —Por favor —suplica Santiago al joven que no se atreve a verlo a los ojos y no para de temblar.

    —Déjenos en paz —le vuelve advertir el hombre, y ambos Hernández se va.

    Santiago frustrado ve como su única esperanza se aleja.

    —Debe de entender, tienen mucho miedo —Santiago voltea de inmediato hacia atrás, impresionado por lo que uno de los dos adolescentes acababa de decir.

    —¿Qué sabes tú? —El fotógrafo se le acerca agitado.

    —No digas nada, Mateo —El otro amigo interviene.

    —No es peligroso —se dice a si mismo este Mateo—. Lo vi llegar a la escena y lo arrestaron, pero debe ser inocente si está aquí. ¿Era su amiga?

    —¿También fuiste testigo?

    —No, Héctor iba sólo, iba para mi piso. Salí cuando escuché la policía y Héctor me dijo lo que vio.

    —¿Y qué fue?

    —Está su familia amenazada de muerte. —Fue todo lo que pretendía decir Mateo.

    Asiente Santiago, ¿qué más podía hacer?

    De pronto el otro amigo viendo, sintiendo, afectado del dolor del hombre alto y desaliñado sabe que debe decir lo poco que se enteró:

    —El hombre que se llevó a la mujer tenía una gran cicatriz en uno de los brazos.



    * * *



    Eric, sentado en lo alto de las escaleras del quinto piso, se pone de pie en cuanto ve que llega el hombre.

    Baja el joven las escaleras lentamente mientras que ve como el tipo, que lo esperó durante tres horas, saca las llaves de su sucio pantalón y abre el cerrojo de la puerta.

    —Santiago —saludó el alemán al pararse a un metro del fotógrafo.

    El mayor de los dos hombres volteó reconociendo la voz.

    —Eric, ¿qué haces aquí? Dime por favor que Julia está bien.

    —Si te refieres que si mi hermana sigue viva, sí, así es. —y sin advertencia alguna Eric le da dos brutales golpes en la cara y estómago— ¡Y no es por ti, imbécil! —Por la fuerza de los golpes Santiago empuja la puerta con su cuerpo y cae de espaldas dentro de su departamento— Mi hermana está con la vida destruida porque no estuviste con ella… ¡Estabas revolcándote con la puta de tu vecina!

    Santiago se levanta de inmediato.

    —No es como crees. —Se defiende.

    El catalán era tan alto como el agresor, de uno noventa, e igualmente de fuerte y atlético, no obstante era mayor en edad, pero sobre todo era el hermano de Julia: No debía responder con la misma violencia.

    —Si te vuelvo a ver cerca de nosotros juro que destrozaré tu rostro como lo hicieron con mi hermana… ¡Por tu culpa!

    Y tan de repente e inusitado, como llegaron los golpes, el más joven Kähler se derrumba, cayendo en un llanto de desesperación y agonía que Santiago le partió el corazón.

    Eric era un hombre, sí, pero de veinte años y jamás estuvo tan asustado y vulnerable como ese momento. Era la primera vez, después de todos estos días de pesadilla, que Santiago veía llorar al joven.

    —Eric, yo solamente pretendo ayudar.

    Escuchar eso el alemán lo pone en guardia, olvidándose de nuevo del dolor asfixiante que ha estado viviendo desde la primera llamada de los secuestradores.

    —¡Tú debiste estar con Julia! —Enloquece en el suplicio.

    —Si sólo te calmaras un poco, yo podría…

    El móvil de Eric con el tono de una canción de Coldplay suena.

    Eric de inmediato contesta al ver de quién trata la llamada.

    —Voy para allá.

    —¿Qué pasa? —Santiago exige saber.

    —No, no tardo.

    Y cuelga Eric.

    —¿Qué ocurrió?

    —Ya estás advertido —diciendo esto sale y baja corriendo las escaleras.


    * * *


    Santiago al llegar a la sala de espera, habitación que solamente usaban de manera privada la familia Kähler y gente muy cercana a ellos, lo ve inusualmente solo: Nada más estaban Melissa Tanner, la manager de la modelo, y dos de los tíos.

    Santiago no volvería a quedarse con la incertidumbre un segundo más, por eso fue directo a la señora Tanner y habla en el idioma de la mujer: Inglés.

    —¿Qué ha sucedido?

    —Muy buenas tardes antes que nada. —Melissa distraída en su ipad, ni presta atención al recién llegado—. Julia salió de su cirugía estética. Transcurrió sin inconvenientes.

    —No sabía que la someterían tan pronto a ese tipo de cirugías. ¿Dónde están los demás?

    —Están hablando con los doctores. —Melissa retira la atención de sus papeles y iPad—. ¿Qué te pasó en la mejilla?

    —¿Puedo ver a Julia?

    —No creo que haya problema.

    Santiago se da cuenta que Melissa no está informada que durante toda esta semana no le habían permitido entrar a ver a Julia, y viendo el dolor de la familia no se atrevió a insistir porque reconocía que él no era quien para estar ahí, pero de verdad en medio del calvario que sufrían los Kähler, Santiago se dio cuenta que era el único que tenía un poco la mente clara y tiempo para ayudar en encontrar esa justicia que la familia no tenían sentimiento para buscar. Sin embargo, el fotógrafo se dio cuenta muy pronto que no sería ayuda para dar por lo menos un poco de consuelo a los Kähler, entonces… ¿Para qué seguía con el cuento que era el novio? De nada había servido en su momento y ya mucho menos ahora. Al contrario, había provocado crear un resentimiento enfermizo en el hermano de Julia, un tormento que el pobre joven alemán no merecía sufrir añadido.

    Santiago vio tantas veces ir y venir a los padres de la modelo y días después también al hermano, que supo perfectamente dónde se encontraba la joven.

    Sin que hubiera alguna persona cerca para que le negaran la visita, Santiago reconoció que ya era momento de despedirse y desearle lo mejor a la mujer que le había robado el alma, sus pensamientos y sueños apenas la vio. Pero eso no le daba derecho a nada y mucho menos seguir siendo parte de la pena de una familia, que siendo evidente, eran buenas personas.

    Llegando a la puerta de la enferma Santiago se da cuenta que estaba emparejada, por eso se asoma.

    Se sorprende el joven español ver a más de una persona en la amplia y oscura habitación.

    Era Ancel con la paciente, este hablando con sublime amor y ternura en su lengua.

    ¿Qué tanto le dirá?

    Santiago sabiendo que no era correcto, pero sería la última falta que realizaría a esas personas y por eso decide usar una app eficiente que traducía de manera instantánea la mayoría de los idiomas.

    Continua Ancel hablando en un alemán cariñoso, mientras sentado en la cama, le acaricia el cabello a la mujer.

    El fotógrafo lee la traducción en su móvil: “Mi amor, todo volverá a ser como antes. Tú y yo siempre juntos.”

    —¿Me podrías dar agua?

    Santiago queda helado al escuchar la voz suave de Julia.

    —Claro que sí.

    —¿Los doctores saben que despertó? —El joven catalán entra inmediatamente y pide saber al hombre fornido en inglés.

    —Acaba de despertar —contesta Ancel en el momento que se pone de pie y se acerca a la mesa de vidrio de atrás y sirve el vaso con agua.

    Julia voltea al escuchar la voz nueva.

    —¿Quién eres? —cuestiona la modelo al recién llegado pues es claro que no profesional de la medicina.

    —Es español, no habla alemán —le comenta Ancel a la joven.

    Santiago puede ver que la belleza de la modelo estaba apagada con esos vendajes que cubrían parte de su rostro rojo y muy hinchado. Pero su mirada, su impresionante mirada plata seguía siendo hermosa, llena de promesas esos ojos brillantes, poderosos, inigualables.

    —Julia no recuerda los últimos cinco meses —aclara el hombre al acercarse a su ex prometida y ayudarla a tomar agua con suma dulzura.

    Bebe un poco la joven.

    —Me dice Ancel que estoy en Barcelona, que vine por trabajo. Pero no lo recuerdo.

    —Entonces no me reconoces. —Queda en shock Santiago. Por lo tanto... ¡No tiene idea quiénes le hicieron ésta monstruosidad!

    —Perdón, pero no. —Cierra los ojos Julia, está muy cansada—. Solo recuerdo muy bien que Ancel y yo estamos con los preparativos de nuestra boda.

    —Ya no hables más, amor —le pide Ancel y rodea la cama para tocar el botón y que vengan los doctores—. Descansa, debes estar perfectamente para nuestra boda.

    La modelo asiente.

    Cuando el alemán le da la espalda a Santiago y levanta el brazo para apretar el botón rojo, ve el fotógrafo como sale al descubierto, debajo de la corta manga negra, una tosca cicatriz irregular. ¡La cicatriz!

    ¡Dios! El corazón de Santiago Carrera se detiene. El demonio tiene rostro… ¡Ancel!






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    Última edición: 24 Septiembre 2017
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    Antonionoventayseis

    Antonionoventayseis Antoniodel96

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    Con este capítulo leído ya puedo dar mi comentario.

    Por lo que se ve, las cosas se están agitando con los eventos presenciados. Ya los personajes están rozando unos con otros debido a la situación que los tiene estresados, a la vez que uno aprovecha la perdida de memoria de Julia para hacerle quién-sabe-qué. Me gustó este capítulo, aunque me enredé un poco con lo de Santiago porque en un momento creí que estaba dentro de la habitación escondido y en verdad estaba afuera. Pero esto último puede que sea un error mío. Me toca esperar el próximo capítulo. Sigue así!
     
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    Moliry

    Moliry Fanático

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    Muchas gracias por tu tiempo y comentario. Me da mucho gusto saber que te ha gustado. Espero seguir así.
    Y sobre tu confusión tiene razón jajajaja lo volví a leer me di cuenta que no aclaro bien la acción, muchas gracias por la observación. Nos seguimos leyendo !!!
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola. Paso a comentar ahora que tengo tiempo de hacerlo. La historia cada vez está poniéndose mejor, al menos para mí gusto. En el principio creí que sería una del tipo romance empalagoso que por lo general no me gustan, pero se mantiene lejos (y bien) de eso, y me agrada. Realmente está tomando una dirección interesante.

    Santiago es realmente el tipo más idiota que puede haber. El simplemente decir que era el novio de Julia lo hundió a los ojos de su hermano. Lo peor de todo es que el tiene al tipo que agredió a Julia en frente suyo, pero su familia no le va a creer y todo es a causa de su mentira. Para poder demostrar que se trata de Ancel va a necesitar el testimonio de Hector, pero lo tienen amenazado de muerte, lo que quiere decir que deberá buscar la forma de dejar en evidencia a Ancel por su cuenta o terminaría causando la muerte de aquel chico y también su propia muerte.

    Ancel por su parte no es tan estúpido como pensé, solamente desprevenido. Si Julia recupera su memoria, podría llegar a reconocerlo. Me pregunto que tipo de precauciones habrá tomado y si serán suficientes para evitar el reconocimiento por parte de la misma. Hasta el momento todo le va saliendo bien. Julia no tiene recuerdos de lo de antes, y de seguro podrá convencerla de que se case con él.

    Ya veremos que hará Santiago al respecto, y también si el papel de su hermano en la recuperación de la chica tiene algo de relevancia en terminar enamorada de él. Sigo intrigado por el tipo de castigo que ha recibido Julia, y quisiera saber como fue (eso podría darnos una idea de lo que ella sufrió y de como tendrá que ser su recuperación).

    No noté errores ortográficos (igualmente no hice una lectura muy profunda), y también me estoy acostumbrado a tu estilo particular de narrar la historia.

    No tengo nada más que agregar por ahora. No sé si estaré disponible cuando publiques el siguiente, pero lo leeré y comentaré cuando pueda. También esperaré tu opinión sobre mi historia (aunque tampoco sé si podré leerla en el momento que la escribas, pero eventualmente lo haré).

    Bye bye.
     
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    Lariebel

    Lariebel Usuario popular Comentarista destacado

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    ¡Hola, Moliry! Este nuevo capítulo confirma mis sospechas: Ese Ancel es un mentiroso (?) y, además, se aprovecha de la pérdida de memoria. >:c Que persona más horrible.
    Sí ha sido corto el capítulo, pero me parece bien porque fue del tipo transición. Explica cómo avanzó la situación de Julia y del caso.
    Te hago una correción con los diálogos:
    Cuando la acotación del autor (el comentario del autor), comienza con una acción que no esté relacionada con los verbos del habla (exclamó, preguntó, cuestionó), se utiliza un punto y se comienza en mayúscula, en la mayoría de los casos.
    Así que, por ejemplo, este diálogo tendría un puntito al final de la oración "Están hablando con los doctores". Y me parece que también va un punto al comienzo de la segunda parte del diálogo.
    —Están hablando con los doctores. —Melissa retira la atención de sus papeles y iPad—. ¿Qué te pasó en la mejilla?
    Algo así sería. uwu
    Solamente eso. Esperaré el próximo capítulo. ¡Saludos! :)
     
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    Moliry

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    Rey de la perdición siempre es un placer leerte aquí o en tus escritos xD Muchas gracias por tu tiempo.
    Me da muchisisisisimo gusto que te este gustando la historia. Yo opino lo mismo de Santiago: Es el rey de los idiotas. jajaja Pero es de buen corazón o eso el tonto intenta ser, jajaja.
    Perdón por los errores de escritura, si los puedo detectar prometo solucionarlo. Gracias por tu paciencia.
    Nos seguimos leyendo y de nuevo muchas gracias por tu comentario, me animan a seguir tus palabras. Besus xD

    Querida Jess muchas gracias tambien por leer lo que crea mi disparatado cerebro. jajajaja. Me da mucho gusto que tambien para ti ahí voy en la historia, espero lograr que cada capitulo sea mejor que el otro. Espero no fallarte y hacerle justicia el tiempo que me ofreces con generosidad y entusiasmo.
    Ancel es un desgraciado, un monstruo, esperemos que no logre hacer más mal, pues la pobre de Julia si la ha pasado de pesadilla.
    Qué linda por especificarme mis errores, perdona por hacerte trabajar, pero de verdad te lo agradezco y prometo que apenas duerma un poco me pondré en acción. ¡Gracias! Te mando muchos besus y abrazos xD
     
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    No me gusta no cumplir mis promesas y había quedado que subiría capitulo a los dos días del ultimo capítulo por lo corto de esté y lo tardado de haberlo publicado. Desgraciadamente en mi país sufrimos un suceso natural terrible y no tuve ni cabeza ni tiempo para ponerme mente a la obra. Lo lamento de verdad porque una promesa es una PROMESA.
    Les super mega ultra juro que no pasa de unos diítas que disfruten más de LA ÚLTIMA CARTA, prometo trabajar doble para que sea una capitulo que haga valer la espera y su tiempo.
    Muchas gracias por su cariño mostrado y paciencia.
    ¡Los quiero!

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    ¡¡¡ Guapísimos !!! Muchas gracias por su tiempo, espero la espera haya valido la pena.
    Por favor no se les olvidé comentar... sólo así estaré segura que voy bien con la historia. Ya tengo el capitulo 5 y les aseguro que les encantará xD Lo subiré cuando llegue a 10 comentarios como regalo a mis lectores. ¡Besus, besus y más besus!

    De nuevo quiero agradecer a la mejor Beta del mundo, tiene una paciencia de santo: Yáahl


    4. Cobarde.

    [​IMG]


    “Ancel Bertham Steimberg”

    ¡No puede ser!

    Santiago no lograba a dar crédito a toda la información que estaba leyendo.

    ¿Qué podía hacer?

    ¿Cómo hacer lo correcto si está todo en contra?

    El español ya no buscaba “justicia” por las leyes de los hombres, sino hacer cumplir los derechos de vida y solamente sería posible si ese monstruo no estuviera un segundo más cerca de Julia. Pero… ¿Cómo conseguirlo? Sin testigos, sin pruebas contundentes: Sólo la información de unos jóvenes, prácticamente niños (que su amigo, el real testigo había dicho, no obstante, jamás volvería a repetir por terror infligido) y la veracidad que habían visto los ojos de Santiago: La cicatriz.

    La vida era sumamentemacabra como para regalarnos la magia de la casualidad.

    “Ancel Bertham Steimberg”

    Santiago seguía leyendo artículo por artículo que seleccionaba de su móvil, toda la información posible, y no cabía duda: Ancel era hijo único de un poderoso político alemán. En cambio él era un miserable artista y la familia Kähler era conformada por personas trabajadoras… ¡Nada más!

    —¿Por qué estás aquí? —Eric entra al baño público donde Santiago seguía trastornado por todos los acontecimientos de sólo unos instantes— ¿No te quedó claro que te quiero lejos de mi hermana?

    Desesperado pasa su mano por su cabello despeinado oscuro.

    —No soy el enemigo, Eric.

    —Por tu culpa no volverá a ser ella misma.

    —No soy el único que ha pecado aquí.

    —No eres digno de Julia.

    —Y eso te complace, que nadie lo sea —Santiago sospecha que si desequilibra más emocionalmente al hermano de Julia podría conseguir un poco de tiempo. Necesitaba el fotógrafo no tener que lidiar también con Eric Kähler, tenía que quitarlo del mapa. Por eso jugaría de la manera más sucia que había, todo fuera para salvar la vida de una persona—. Así Julia, desfigurada, frágil, temerosa del exterior, sería sólo para ti.

    —¿De qué mierda estás hablando?

    —Que es evidente, como todo hombre, que quieres entrar entre las piernas de tu hermana…

    —¡Maldito imbécil! —Eric lanza un puñetazo directo a la cara del español. Pero este ágil se mueve, haciendo que toda la ira del joven se estrellara en la pared crema del baño— ¡Ahhh!

    Santiago se aprovecha que el alemán maúlla de dolor y lo toma el cuello y estampa con fuerza en el largo lavabo la cara blanca.

    —Mira, niño estúpido —forcejean pero Santiago siendo más fuerte que él lo somete con relativa facilidad—, no te parto tu linda carita porque te encuentras drogado.


    —Yo no…

    —Llevo días notando lo pasado que estás. ¿Quieres causarle todavía más dolor a tu familia?

    —Yo no…

    Santiago golpea con su pie la parte trasera de la rodilla de Eric, provocando que el joven pierda más el control de su cuerpo.

    El fotógrafo provecha el poder superior que obtiene y con su mano libre bolsea al sometido.

    Encuentra lo que buscaba en el bolsillo trasero de la bermuda verde militar.

    —Sólo estamos a una prueba para comprobar que digo la verdad. —Rompe con los dientes la bolsa de cocaína y lo vacía en el lavabo. Toma un poco con los dedos y se lo talla debajo de la nariz de Eric. Éste furioso no cede—. ¿Es lo que quieres?

    —Juro que…

    —¿Qué? —Lo reta y al mismo tiempo aprieta con más fuerza su cara en la barra del lavaboLárgate, niño, no eres hombre para Julia.

    Soltándolo con violencia, Santiago deja a un joven temblando en el baño.

    Aunque era un pequeño triunfo el fotógrafo no lo sintió así, había peleado de la peor manera, sin nada de honor, aprovechándose del estado de un joven perturbado, pero era para tener un poco más de tiempo.

    “Tiempo” se repitió el hombre una y otra vez para acallar el remordimiento. Porque aunque no pareciera, aún le quedaba alago de conciencia y no dejaba de torturarlo.



    * * *


    Aun con todas las negativas y advertencias, de familia y doctores, hoy sería el día que Julia saldría del hospital. No podía estar la mujer un día más, y su novio, Ancel, estaba de acuerdo.

    —Siempre has sido muy sensata en tus decisiones, con mayor razón debes hacerlo ahora.

    —Madre —Julia cierra los ojos para conservar la paciencia—, puedo recuperarme perfectamente en casa. Estoy harta de estar aquí, ir y venir de los doctores… ¡Cómo si fuera un espécimen!

    —Eres un milagro, eso es lo que eres. —Julia aprieta las manos y los dientes con fuerza. “¿Soy un puto milagro?” se cuestionó con rabia “¿Para quién? Por qué para mí soy sólo pudrición” No cambian milagros entre su oscuridad—. Hace apenas una semana despertaste del coma.

    La joven cierra con mucha dificultad su maleta que estaba sobre la camilla.

    —Y los estudios salieron perfectamente.

    —Julia…

    —Creo que es bastante tarde para estar excesivos con los cuidados… ¿No te parece?

    Sofía Kähler al escuchar el resentimiento de su hija su cuerpo se paraliza, completamente helado, cortándola por dentro.

    —Nos culpas… ¿cierto?

    —No sigas por ahí, madre —Le cuesta mucho levantar la liviana maleta con ruedas y por eso se le cae. Su madre hace el movimiento de recogerlo pero Julia la detiene—. No, yo lo levanto.

    —Pero si apenas puedes ponerte de pie.

    —¡Dije que yo lo levanto!

    Como puede Julia trata de agacharse para tomar la maleta, pero… ¡Por Dios, cómo duele!

    —¿Qué haces? ¡Te abrirás las heridas! —Alaric, el padre de la paciente se aproxima rápidamente y recoge el objeto con las letras impresas LV.

    —Julia no escucha, Alaric, y no sé qué más hacer. —Se suelta en lágrimas la bella mujer de facciones levemente maduras.

    La joven alemana siente una fuerte opresión sobre su pecho, no puede ver a la mujer que más quiere así.

    —No, mamá, por supuesto que no los culpo. Quisiera responsabilizar a alguien pero… ¡No tengo alguien a quíen culpar! ¡No lo recuerdo!

    —Mi niña —El patriarca Kähler se acerca a su mayor tesoro y la abraza con cuidado, temiendo lastimarla—, no hace bien a tu recuperación ni física y mucho menos emocional que te presiones así. Te juro que las personas que te hicieron tanto daño lo pagarán, pero es obligación mía, soy tu padre, eres mi responsabilidad. Prometo no volverte a fallar.

    Julia en brazos de su padre estalla en llanto.

    —Jamás lo han hecho, papá. Si no puedo recuperar mi vida, por lo menos quiero recuperar mis recuerdos. Por eso quiero ver donde vivía aquí en Barcelona, eso puede ayudarme a recordar.

    —Puede ser que sea mejor no hacerlo —Alaric besa la frente de su pequeña—. Yo debo de encargarme de todo.

    —Quiero ya irme a casa, papá.

    —Ancel espera abajo en el coche.

    —No al piso de aquí, sino a casa, con ustedes, a Múnich.

    Y los Kähler suplicaban tener la oportunidad de dejar todo atrás, pero la policía les pedía unos días más para últimas declaraciones de la señorita Kähler que ya estaba del todo consiente, aunque por su falta de memoria no servía de nada.

    Ninguna persona de la familia veía seguro que Julia regresara a un departamento donde era seguro que sus raptores conocían perfectamente, pero era vital para la joven regresar al lugar, necesitaba estar en un sitio que era suyo, aunque sus recuerdos le dijeran lo contrario. Al final los padres de la joven cedieron al ofrecerles la policía de Barcelona seguridad las 24 hrs del día todo el tiempo que estuvieran en su país.

    Los padres ver literalmente tan perdida y destruida a su hija no pudieron negarle lo que con desesperación había pedido hace unos días: Regresar a su piso, para sentirse parte de algo.

    Julia le iba a pedir disculpas a su madre cuando llega un hombre de tés ligeramente bronceada, muy alto, cara bastante atractiva cubierta en una barba de un par de semanas.

    —Perdón si interrumpo, pero me dijo el doctor Ramírez que ya te dieron de alta. —Santiago habla desde abajo del marco de la puerta—. No creo que sea buena idea.

    —Espero que a usted sí lo escuche, Santiago. —Trata de sonreírle la señora Kähler al recién llegado mientras se seca sus lágrimas.

    —Ancel espera abajo. —Le recuerda Alaric a su hija, y despidiéndose de Santiago, salen los mayores Kähler de la habitación.

    —Santiago, qué bueno que te veo.

    —Y si no llego es claro que te ibas sin despedirte. ¿Es buena idea viajar tan pronto?

    —No me iré todavía de la ciudad.

    —¿Se quedarán? —Tiene la esperanza que así sea, eso le facilitaría todo.

    —Solamente me quedaré unos días más y regresaré a casa.

    —Julia, me gustaría hablar contigo.

    —Santiago —levantando su mano derecha la joven lo corta—, mi familia me ha dicho que has estado todo el tiempo, que te has comportado muy bien con ellos, conmigo, pero no te recuerdo. No tengo ni idea cómo nos conocimos o por qué decidimos ser pareja. No quiero ser malagradecida, pero no puedo aceptar, por tu bien, que sigas con esto. Puede mi mente olvidar, pero no mis sentimientos y lo que ahora siento es el anhelo de estar con Ancel. Seguiremos nuestra relación justamente donde lo recuerdo: En los preparativos de nuestra boda. Sé que no es justo para ti pero ante lo ocurrido no puede haber alguna justicia para nadie.

    —Si sólo me permitieras un poco…

    Julia suspira harta, cansada de tantas cosas que para ella son pocas por la falta de memoria.

    —No lo tomes a mal, pero dudo que lo nuestro hubiera llegado a algo que valga la pena.

    —Lo dices porque soy pobre, porque no vengo de una ilustre familia como tu “ex” pareja. —Señala con mayor fuerza el “ex”.

    —Eso es muy ofensivo.

    —Se habían dado un tiempo —insiste—. Habían terminado.

    —No…

    —Es lo mismo.

    —No es así —Julia con su fuerte carácter levanta la voz— y no es de hombres cómo te estás comportando.

    —El momento que tengas el valor de recordar sabrás que “tiempo” era la manera amable de terminar definitivamente a un hombre que no te convenía.


    * * *


    Habían pasado un par de días en su piso y no había trascurrido ningún avance en su memoria, pero sí un poco en su salud, no obstante, para Julia, su cuerpo, su rostro, su alma, no volvería a ser lo mismo. Aunque, de las dos situaciones primeras, el doctor Ramírez junto al doctor Foreman de cirugía plástica le aseguraron que todo iba muy bien, para la que había sido modelo no era así.

    ¿Muy bien? ¡Muy bien! ¿Qué sabían esos hombres de lo destrozada que estaba la joven por dentro? No podían tener idea, pues ni ella lo sabía que tandestruída estaba.

    Julia sigue leyendo las cartas de sus admiradores mientras come unos chocolates que le llegaron de regalo.

    La mujer de pasarela se sorprendió y conmovió profundamente por las muestras de cariño y apoyo de tantas personas. Sabía, por lo cotizado que era tener a Kähler en las portadas o anuncios, que era muy querida, muy valorada por su sofisticada belleza, pero ésta ya no estaba, jamás volvería, aun así la gente seguía apoyándola. Estaba segura que al ver la gente cómo quedó después del atentado y cirugías… Se esfumaría todas esas buenas intensiónes que las cartas y regalos cubrían la sala de su piso.

    —Revista People aumentó un cero a la exclusiva. —Melissa se para detrás de la alemana.

    Sentada en el largo sillón blanco de la sala, Julia le asegura por milésima vez más:


    —No daré ninguna declaración.

    —Tendrás que hacerlo algún día y qué sería mejor que hacerlo por un cheque al que no le entran más ceros.

    Suena el móvil de su manager y Julia agradece esa poca paz que ofrece tener a Melissa torturando a otros de sus clientes.

    Guarda la carta en el sobre naranja y al tomar un nuevo sobre grande, de una de las muchas pirámides de papeles, se percata de una foto suya que no tiene idea cuándo se la tomaron, nunca la había visto.

    Se inclina con dolor en el abdomen hacia delante y toma la delgada revista.

    Julia Kähler queda fascinada por verse en un vestido de novia bello, sensual, pero sobre todo ella, su sonrisa, su delineado perfil, su elegancia. Debieron tomarle esas fotos en uno de sus trabajos aquí en Barcelona. Por primera vez después de la tragedia sonrió un poco. Nadie había capturado de esta manera antes su ímpetu, sensualidad, avidez y belleza.

    Busca en la parte inferior de la portada y lee un nombre que le sorprende: Fotógrafo: Santiago Carrera. ¡Entonces así lo conoció!

    Y sin poder más, torturada viendo esa hermosa cara, figura, alegría y juventud, se termina de romper y cae en llanto una vez más. Sabía Julia que apenas su sufrimiento estaba comenzando.



    * * *


    Cuando los padres de Julia se fueron a la habitación de invitados para darles privacidad a los jóvenes, Santiago toca con suavidad la puerta blanca de la habitación principal.

    —Pasa. —La voz suave de Julia fue una caricia al cuerpo del español.

    Santiago Carrera abre la puerta y se detiene unos segundos.

    Era como si Santiago fuera testigo de un milagro, una deidad bajaba para santificar su alma. Estaba tan hermosa con el camisón largo de seda azul marino, su cabello lacio enmarcando un exquisito rostro pálido. La modelo veía a través de su enorme ventanal el anochecer de Barcelona y Santiago veía lo más hermoso de toda su existencia.

    —Buenas tardes, Julia. ¿Cómo estas? —Por fin logra Santiago salir del más puro sortilegio.

    Julia sorprendida lo voltea a ver:

    —¿Qué haces aquí?

    —Me mandaste un mensaje pidiendo que viniera.

    Entrecierra su mirada plata sin brillo y no tarda mucho en relajarse la joven.

    —Es cierto, perdona. —Julia caminando lentamente, con su mano derecha apoyada sobre su herido abdomen, se dirige al hombre—. Quería disculparme por mi comportamiento de hace unos días.

    —No te preocupes por eso, por favor. Comprendo perfectamente…

    La alemana chilla una desagradable carcajada.

    —¿Comprendes? —Está a nada de estallar— No te burles…

    —Lo sé perfectamente, Julia —repite con decisión Santiago—. Sé lo que es sentirse perdido, oscurecido, atormentado por tantos demonios, demonios que uno mismo ha creado. Sé lo que es no querer las cartas que se nos fueron repartidas pero aun así estar aquí, jodido, plantando un rostro con sentimientos que no sientes, pero sabes que debes sentir. Queriendo poco de la vida, pero ni eso la perra existencia te quiera dar porque, de alguna u otra manera, ha decidido que no lo mereces. Sé lo que es luchar día y noche por no ser uno mismo, porque se es mierda, y temes que pronto a los demás les alcance tu asqueroso olor y descubran lo poco que eres. Tú vales muchísimo Julia, y no dejaré que tu primer batalla la des por perdida antes de empezar, apenas está iniciando tu verdadera prueba… ¡Te estás rindiendo sin ni siquiera intentar!

    —Estoy aquí, luchando, pero sigo sin recordar nada.

    —No quieres recordar.

    —¡Cómo puedes decir eso!

    —Te estás rindiendo —insiste con pasión Santiago— ¡Cobarde!

    —¡Pero cómo te atreves!

    —Me atrevo porque me importas más de lo que quisiera, maldita sea mi suerte. Pero no me rendiré por ti, ni tú lo harás, te lo debes.

    Julia con lágrimas en los ojos toma el control remoto de su cama y aprieta el botón de “play”.

    Detrás de Santiago se escucha el bullicio de personas y música moderna.

    Al darse la vuelva el catalán ve en la enorme pantalla delgada a una Julia en pasarela: Hermosa, altiva, elegante, provocadora.

    —Tú, Santiago, eres sensible a la belleza. Captas la esencia de las cosas y personas en cada foto que tomas, creas magia… ¡Dime qué soy yo ahora! Esa mujer que ves ahí era yo, Santiago, amaba mi trabajo, amaba ser admirada y valorada. Puede ser frivolidad para ti, estupidez, pero era mi vida, mi sueño, mi felicidad… ¡Era feliz!

    —Puedes…

    —¡No te atrevas a decirlo! —Le advierte furiosa, destrozada.

    —Lo increíble y especial de la belleza es lo que puede trasmitir. Y tú, Julia, como en ese entonces y ahora, transmites muchas cosas. Y con la sensibilidad a flor de piel te puedo asegurar que emites mucho más, Julia,… lo emites Todo.


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    El capitulo 5 los espera...​
     
    Última edición: 3 Octubre 2017
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    Antonionoventayseis

    Antonionoventayseis Antoniodel96

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    Lo leí ayer pero hoy pude comentar, las clases no me permiten leer por las mañanas XD

    Veo que le pusiste un poco más de trabajo al capítulo, se nota. Me encantaron varios diálogos, especialmente los que están al final. Las cosas se pondrán buenas a partir de aquí. Ya me está picando la curiosidad el camino que pueda tomar la historia, quien sabe... puede morir alguien que no me espero.

    Copiaré y pegaré éste comentario 9 veces más para ver la actualización... nah, mentira. Soy capaz, pero no lo haré... aún.
     
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    Agus estresado

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    Hola. No comenté antes debido a que estuve ausente por causas de "fuerza mayor" XD. Pero ahora que ya estoy, comentaré la historia.

    Este capítulo estuvo muy entretenido, y el final me gustó mucho . Nada le juega a favor al pobre de Santiago (lo sigo considerando un estúpido, pero la verdad es que me da un poco de lástima), y lo único que le queda es convencer a Julia de que ella es especial para él. Esto ya lo mencioné antes, pero lo repito.
    Me gustaría mucho ver lo que Ancel le hizo a Julia, aunque sea algo macabro, es algo que no puede quedarse sin contar. Me gustaría saber que fue la motivación que llevó a Ancel a hacer algo como eso, y como fue que lo llevó a cabo. Estoy pensando que Ancel le hizo eso a Julia intentando provocar que ella vuelva con él. Al lastimarla tanto física como emocionalmente, Julia claramente se sentiría frágil; y cuando viera sus trabajos como modelo y se diera cuenta de que ya no volvería a ser como antes, eso le causaría inseguridad. Probablemente pensó que Julia buscaría refugio en él.

    Ahora, el cómo logró que perdiera la memoria fue un golpe de suerte, pero que juega a su favor. Y si ese fue su plan, por el momento está teniendo éxito: Julia se siente débil, y necesita refugiarse en alguien, por más de que intente aparentar lo contrario. Me gustaría saber si su hermano representará algo importante en ella en su recuperación, y si será esa la razón por la que terminó enamorada de él. Sea cual sea el caso, creo que el enamoramiento empezará ahí.

    No noté errores de narración, y me voy acostumbrando muy bien a tu manera de narrar. Vi algunas palabras escritas erróneamente, pero de seguro fue un error con el teclado.

    No te recomiendo eso. Si esperas a que te comenten 10 personas, podría pasar un largo tiempo hasta que pase. Nunca puedes contar con que eso pasará, ni en este foro ni en ningún otro. Deberías publicar el capítulo cuando lo creas conveniente. No nos dejes esperando mientras tú esperas a los demás.
    Eso es todo lo que diré por ahora.
     
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    La última carta
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    Drama
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    [​IMG]

    Santiago acepta la invitación tan amable de Sofía Kähler para quedarse a cenar, sólo con una condición: él cocinaría.

    ¿Cómo no tener ese pequeño gesto con el español? Sofía tenía tanto que agradecerle al joven, pero sobre todo esto último que estaba haciendo por su hija: Había logrado que Julia saliera de su habitación y quisiera comer. ¡Un verdadero milagro!

    —¿Seguro que no necesita ayuda? —La señora Kähler insiste, apenada con que el invitado estuviera haciendo todo.

    —Muchas gracias, pero no es necesario. Estoy acostumbrado hacerlo solo.

    —¿Tienes familia, Santiago? —Julia interesada con la respuesta pregunta suavemente.

    El aludido, que por cocinar estaba dándole la espalda a la familia, se voltea para verla de frente.

    —Nada más tengo a mi padre, pero no vivo con él.

    —¿Cómo se llama tu padre? —La voz maternal de Sofía adorna la amplia estancia.

    —Ricardo, vive en Madrid —continua Santiago cortando la verdura—. Me dijo Julia que es usted de San Sebastián, ¿va seguido a su tierra?

    La joven se mueve incómoda en la silla de piel gris, le inquieta de nuevo que exista algún recuerdo que ya no le es suyo.

    —Años que no voy —suspira—. Extraño como no tiene idea.

    —Por favor, tutéeme. —Sonríe el joven cuando la señora Kähler acepta la idea—. Deberían hacer un viaje pronto, sobre todo para que Julia conozca. Estoy seguro que le encantará.

    —Santiago es fotógrafo —le dice a sus padres que están sentados enfrente de ella—. Doy por hecho que así nos conocimos.

    Apagando la estufa eléctrica el español se limpia las manos en una toalla blanca.

    —Sí. —Girándose a verla sonríe con mucho cariño—. Mi trabajo es capturar paisajes, momentos espontáneos de la gente. Es la primera vez que trabajo de ésta manera.

    —¿Entonces cómo terminaste trabajando para mí? Acaso... ¿éramos pareja ya?

    ¿Santiago qué podía decir? No sentía que ahora fuera momento de decir la verdad... ¡Cobarde! Le gritó su conciencia, pero el hombre rápido pudo callar.

    —Estabas desesperada porque la agencia no te presentaba un fotógrafo de tu agrado, te gustaba mi trabajo, entonces me hiciste llamar. Hiciste que me pagaran tres veces más de lo acostumbrado. No he tenido momento para agradecerte ese detalle, muchas gracias.

    Nada de lo que decía Santiago a esta Julia le era lógico, mucho menos conocido, por eso se limitó a asentir con la cara.

    —¿Y Ancel? —Pregunta el hombre joven.

    Alaric suspirando contesta, integrándose por primera vez a la platíca:

    —No quería irse pero tenía pendientes en Alemania, regresa mañana.

    —Está en constante comunicación con nosotros. —Revisa Julia su móvil que tiene sobre la mesa de vidrio—. El que se desapareció sin decir ni siquiera adiós fue Eric... ¿Saben algo del idiota?

    —No te expreses así de tu hermano, Julia. —Su madre tierna la reprende—. No la ha pasado bien.

    —Como todos, Sofía —el señor Kähler furioso se pone de pie—, es imperdonable lo egoísta que se está comportando con su hermana.

    Sofía toma la mano de su esposo para tratar de tranquilizarlo:

    —No estoy de acuerdo de la manera que se fue: Avisando desde el avión que se regresaba a Múnich. Pero hay que darle tiempo, además su intensión es buena: Quiere preparar todo para el regreso de su hermana. Sabes que es su adoración.

    Santiago se da cuenta que Julia no está escuchando a sus padres, con el ceño fruncido está intentado hacer llamadas, seguro se encuentra el fotógrafo que es a Eric.

    Por eso el joven decide intervenir nuevamente:

    —Ya está la sopa de mariscos... ¿Les sirvo?


    * * *

    Julia agarrada del brazo de Santiago va hacia al ascensor.

    —No debiste insistir en acompañarme.

    —No debiste cocinar para nosotros.

    Pero apenas podía caminar la joven y eso a Santiago le partía el corazón.

    —Fue un placer, me alegra que les haya gustado tanto. —Toma la mano de la joven y aprieta con suavidad, pues aún tenía pequeñas marcas de cortadas—. Muchas gracias por permitirme estar un rato contigo —disfruta de su virginal rostro... ¡Dios, ni la peor tragedia podía con él! Lo acaricia con suma delicadeza, ya no tenía ninguna venda puesta pero seguía un poco hinchado de la cirugía estética, cirugía que le había restaurado sus pómulos, nariz y mandíbula, todos destrozados—. Por favor descansa, no dejes de comer.


    Cerró Julia los ojos para disfrutar de la suavidad de sus dedos. Lo necesitaba.

    —¿Me podrías hacer un último favor, antes de irme?

    —Sí, por supuesto.

    —Podrías enseñarme tu trabajo. —Abre los ojos—. Quisiera conocerlo.

    La sonrisa excesiva de Santiago deja muy claro el gozo que le causaba el interés.

    —Claro que sí, ¿te parece mañana a la misma hora?

    Julia asiente agradecida.

    El hombre, que es mucho más alto que la mujer, se inclina y le da un beso en la frente.

    —Hasta mañana —dicen al mismo tiempo.


    * * *


    Como ayer, a Santiago, se le hizo complicado llegar hasta la entrada principal del edificio, pues seguía rodeado de reporteros, fotógrafos, paparazis.

    Sólo entonces, sorprendido el español de la cantidad de las personas, supo lo importante que era Julia Kähler en los medios del espectáculo. No había tenido ni idea. No es que Santiago minimizara el éxito de la alemana o su trabajo, pero lo cierto era que no sabía que una modelo pudiera mover tantas masas.

    A empujones logra Santiago llegar hasta la enorme puerta de vidrio y al ser reconocido por el empleado, éste le abre rápidamente.

    —El señor Carrera, ¿cierto?

    —Sí, muchas gracias por abrirme. Todo esto es de locos. Es caótico, no sé cómo puede trabajar así.

    —Estoy acostumbrado.

    —¿Por qué lo dice?

    —Soy Ritter, soy empleado de la señorita. —Ahora comprendía Santiago por qué el hombre hablaba tan torpemente el castellano—. Siempre hay mucha gente donde esté. Sólo que estos días ha sido más caótico: quieren saber de la señorita. La mayoría empieza a creer que murió, pues nadie la ha visto.

    Santiago cruza el impresionante y moderno lobby de muebles plata con negro, y entra al ascensor. Como ayer, acompañado del hombre cincuentón de baja estatura que hoy sabe se llama Ritter.


    —¿Son policías?

    —¿Los dos hombres parados en la esquina?

    Se recorre la puerta y Ritter pasa una tarjeta blanca por el escáner y toca el botón 14, que se encuentra ubicado debajo de las letras PH.

    —Sí.

    —Así es.

    —¿Están todo el día?

    —De 8 a 8 una pareja y luego la otra. Bueno, supuestamente, pues no son muy puntuales.

    Y sin querer darle más vuelta al asunto pregunta Santiago:

    —¿Le puedo pedir un favor?


    * * *


    Al llegar al piso indicado Ritter se despide y ve entrar al lujoso piso al joven.

    —Hola, Santiago —saluda educadamente Julia—, muchas gracias por venir.

    Santiago no se hace esperar y acorta la distancia entre ambos y saluda de beso en cada mejilla a la joven.

    Julia estaba recién bañada, su liso cabello oscuro húmedo y llevaba puesto, igual que ayer, un camisón de ceda largo, pero este era aperlado.

    —Espero que tengas hambre, mi madre quiso cocinar para ti.

    —Muchas gracias, yo encantado.


    * * *


    Ambos jóvenes se sentían exaltados, aunque por razones distintas, pero compartían el mismo sentimiento.

    Julia no podía dejar de fascinarse cada vez más por las fotografías de Santiago, eran maravillosas.

    Santiago no podía dejar de fascinarse por la belleza y elegancia de Julia, era maravillosa.

    Y por el bien de la modelo el fotógrafo sabía que ésta era su última oportunidad para hacerse justicia. Era el plan sumamente arriesgado, demasiado, pero por el poco tiempo que quedaba, pues los Kähler se iban mañana, tenía que hacerlo.

    —¿A qué hora llega Ancel?

    —No debe de tardar. —Julia comprende en ese momento la pregunta de su acompañante—. Perdón, que tonta he sido, para ti debe ser todo esto muy incómodo.

    —Preferiría no encontrármelo y seguro él siente lo mismo.

    —Es bastante celoso.

    —¿Te ha dicho algo sobre mí?

    Medita un poco la pregunta la joven mientras comienza a guardar las fotografías en la pequeña maleta: Julia no quería decirle que su novio estaba harto porque, supuestamente (algo que no creía la joven alemana), el español no se lo quitaba de encima, en donde estuviera el catalán también se encontraba.

    —De hecho no. Lo único que le preocupa es no atrasar más los preparativos de la boda.

    —¿Es lo que quieres?

    —Es lo que recuerdo —suspira cansada—. Sí, supongo que sí.

    —No estás nada convencida.

    —Lo que me dijiste en el hospital me pesa: ¿Por qué terminamos?

    —¿Qué es lo que recuerdas sobre su relación?

    —Lo conocí en un evento muy importante de modas en Milán. Terminando la pasarela él me abordó. Platicamos y la pasamos bastante bien. Es muy divertido. Después de eso no me dejó en paz hasta que le aceptara una cita, igual para que viviéramos juntos. Me gusta estar con él, aunque hay veces que me la pone muy difícil.

    —¿A qué te refieres? —"¡Por favor, Julia, recuerda!" Suplicó en un desesperado grito interno Santiago.

    —Muy posesivo, celoso, las últimas semanas juntos estaba con pésimo carácter... —La modelo se pone de pie— Él no quería que viniera para acá, pues eso atrasaría la boda.

    —Por eso se dieron tiempo.

    —Creo que sí.

    —¿Qué opinan tus padres?

    —Poco lo han tratado... —Se le acaba la voz.

    Siente Santiago cuando su móvil vibra, lo saca del bolsillo del mantón de mezclilla y lee el mensaje:

    "Acaba de entrar al estacionamiento"

    Rápidamente el joven le contesta:

    "Distráelo lo más que puedas"

    —Creo que es momento de irme.

    Julia ve a través del gran ventanal de la sala que entrega una vista espectacular del anochecer de Barcelona.

    —Ya está oscureciendo. —Se pone de pie—. Muchas gracias por demostrarme tu trabajo, tienes un don, Santiago. La gente pronto también lo descubrirá.

    Asiente el aludido.

    —Estás muy cansada, deja te llevo a tu cama.

    —No es necesario.

    —Tus padres van a tardar todavía y estaré más tranquilo si te dejo bien.

    —Gracias. Ya debo tomar mis pastillas.

    No era necesario para Santiago preguntar si sentía dolor por las heridas de daga que les dijo el doctor Ramírez que sufrió, pues el sufrimiento era visible en su pálido rostro, en sus ojos sin luz y su cuerpo frío y tenso.

    Santiago la ayuda a caminar hasta su habitación. El trayecto se le hace eterno al español... ¡Rápido, por favor!

    Al entrar por fin, Santiago la lleva hasta la cama y toma un vaso de cristal cortado y sirve un poco de agua.

    —Aquí tienes. —Al entregarle el vaso con agua a la modelo, éste se le cae con torpeza, mojando todo el pecho de la enferma—. ¡No puede ser! Perdona... ¡Pero qué torpe soy!

    —No te preocupes. —Se levanta Julia de la cama con ayuda del hombre—. Es sólo agua.

    —Debes cambiarte, deja te ayudo.

    —No es necesario...

    —Es mi culpa, me sentiré peor si no me permites resarcir mi idiotez.

    Se escucha ruidos procedentes de la entrada del piso.

    —Sólo pásame otro camisón.

    —Claro. —Corriendo Santiago entra al enorme armario y toma el primer camisón que ve colgado. Regresa deprisa—. Aquí está.

    Santiago se desabrocha el cinturón de tela junto el pantalón y se baja el cierre.

    —¡Julia! —grita Ancel para localizarla.

    Sin preguntar Santiago se acerca más a la modelo y le levanta el camisón por la parte de abajo, de manera poco adecuada, tocando el largo de su pierna izquierda hasta la cintura.

    —¿¡Qué está ocurriendo aquí!? —Ancel exige saber furioso.

    Santiago fingiendo que lo encuentran en infraganti, asustado se aleja de la mujer y pasa su mano por sus labios, como si tratara de borrar un beso, aunque éste jamás existió.

    —Ancel, llegaste pronto. —incómoda dice Julia— ¿Fue productivo el viaje?

    —¿Qué haces a solas con él? —Conteniendo la irá Ancel se acerca lentamente a ellos.

    —Sin querer me mojé y está ayudando a cambiarme.

    No tiene idea el español que dice la pareja porque lo hablan en su idioma.

    —Ya me voy —Diciendo esto sale de prisa del departamento.

    ¡Tenía que servir la idea!

    —¿Todo bien, señor? —Ritter viendo a Santiago llegar al lobby se le acerca.

    —Gracias por avisarme. —Voltea el español por todas partes—. ¿Y los guardias?

    —No ha llegado el segundo turno, ¿por qué?

    Siente Santiago como el cuerpo se le congela de pánico.

    —Pero son casi las ocho y media.

    —Le dije que no suelen ser puntuales —y vuelve a preguntar: — ¿Por qué?

    —¡Dios, no! —regresa al elevador— Pasa la tarjeta.

    El hombre menudo obedece y aprieta el botón.

    — Acompáñeme —pide el joven.

    —¿Qué es lo que pasa?

    Había tentado al demonio y dejado en sacrificio al cuerpo más deseable para el monstruo... ¡Eso era lo que pasaba!


    * * *


    —¿Qué hacías a solas con ese imbécil? —le pregunta a unos milímetros del rostro de la enferma.

    —Ya te dije la razón —Julia por alguna rara razón comenzaba a tenerle mucho miedo.

    —¿Tus padres?

    —Salieron a comprar unas cosas.

    Ancel temblaba de ira.

    —¿Te gustaba cómo te tocaba?

    —¿Qué dices?

    —¿Su polla es más grande que la mía?

    —¿Estás loco?

    Toma del brazo de Julia con brutal fuerza.

    —Me estás lastimando... ¡Suéltame! —inútilmente la joven trata de zafarse de la mano opresora de su prometido.

    Ancel se agacha y de un salvaje tirón le baja la ropa interior blanca de encaje.


    —¡Fuiste tú , maldito hijo de puta! —gritó histérica.

    Ancel sabía que estaba todo perdido, tenía que terminar lo que había empezado.

    La comienza a asfixiar con ambas manos en su fino cuello.

    Julia, aunque sabía que era una guerra perdida, no moriría sin haber luchado....

    —¡Déjala! —vociferó muerto de pánico, de rabia, Santiago.

    Y el español se le abalanzó.

    Ritter fue enseguida a auxiliar a su empleadora: La mujer no podía respirar.

    Santiago golpeó con toda la rabia acumulada de todos esos días, con la frustración que lo consumía y el terror que todo ese tiempo lo estaba enloqueciendo.

    Golpea, golpea y golpea. Fue tantas las emociones diabólicas que lo poseyeron que no podía parar, ni sentir los fuertes heridas que él también recibía.

    Sintieron los dos hombres que otras fuerzas interferían entre su pelea a muerte.

    —¡Policías! —gritaron los dos hombres vestidos de la ley.

    Saliendo del trance oscuro que era poseído Santiago escucha el verdadero terror y tiene cuerpo de mujer.

    —¡Él... él fue! —gritaba una y otra vez Julia mientras tirada en posición fetal estaba sobre el piso.

    Sofía llega a la escalofriante escena y corre a proteger a su hija.

    —¡No me toquen! —dijo fuera de sí la modelo apenas sintió los brazos de su progenitora—. ¡Por Dios, no me toquen!

    ¡Lo había logrado, Santiago! Había obligado que los recuerdos de Julia llegaran. Pero... ¿A qué precio?


    ¡Gracias por seguir la historia!​
     
    Última edición por un moderador: 9 Octubre 2017
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    Antonionoventayseis

    Antonionoventayseis Antoniodel96

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    Se supone que tengo examen mañana y no he estudiado nada, es más, me enteré ayer... pero aquí estoy, leyendo actualizaciones.

    Al punto. Las cosas se pusieron ya interesantes. Julia al parecer recordó quién le hizo tal maldad, aunque me da la idea que lo dijo para sacarselo de encima y no como un recuerdo que llegó... quien sabe, tal vez estoy equivocado. Y por fin Santiago pudo darle la paliza que de seguro esperaba propinarle desde hace un buen rato a Ancel.

    A parte, esa última línea me da una idea de lo que se está por venir. Puede que Julia quede traumada con lo ocurrido y no se acerque a ningún hombre en el futuro... pero son teorías locas mías, puedes ignorarlas. No remarcaré errores porque, para mí, no hubo los suficiente como para no disfrutar del capítulo. Espero actualizaciones como siempre hago. Hasta luego, Moliry!

    No te la cree nadie, hombre XD
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Hola. Por algún motivo extraño, el foro no me avisó que el capítulo había sido publicado. Lo he visto dado a que apareció en la cima de la sección de originales. Paso a comentar.

    Aunque este capítulo ha sido más corto que los anteriores, me ha gustado más que el último. Ya no sé que pensar sobre Ancel. Lo que hizo realmente fue una completa estupidez. El haber atacado a Julia así solo hundió su plan, echando a la basura la suerte que estuvo teniendo. No sé bien que era lo que buscaba, pero ya lo perdió todo.

    Santiago por su parte, se las ingenió bien para exponerlo sin necesidad del testimonio de aquel chico que había recibido amenazas. Eso sí, creo que después de lo que pasó, él habrá perdido a Julia. Después de ver la forma en que reaccionó, creo que ella solamente quiere volver a su casa con su familia, y que el pobre de Santiago ya no tendrá oportunidades con ella. Aunque no se puede negar que él sí sentía algo más que calentura. No se si yo lo llamaría amor, pero el fotógrafo llegó a sentir algo.

    Supongo que ahora vendrá la parte en la que Julia recordará bien todo lo que Ancel le hizo, y finalmente veremos que fue por lo que tuvo que pasar. Me llama la atención el comentario que Sofia hizo sobre Eric. Creo que a partir de ahora empieza el tema del enamoramiento y del incesto. Aunque eso ya está por verse.

    No noté errores ortográficos o de narración, lo cual es bueno. La historia me está gustando mucho y espero que continúe así.

    Me alegra que hayas publicado el capítulo hoy, porque si lo hubieras hecho otro día no sé cuando lo habría leído. Me despido hasta el siguiente.
     
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    Moliry

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    Amigos, muchas gracias por comentar tan rápido, eso me entusiasma demasiado, tanto que ya estoy trabajando en el otro capitulo. Espero que les guste.
    ¿Qué les puedo decir? Santiago trató de hacer algo bueno, pero hasta para hacer cosas buenas se tiene que ideárselas mejor. Aplicó la de: El fin justifica los medios. Hay veces que no es así. Pero bueno, veremos que pasa.
    La verdad me duele Julia, la pobre le a tupido con ganas, ojalá tenga las ganas y el valor de salir adelante.
    Sobre Eric, de verdad a él todavía no lo entiendo, le veo más coherencia, imagínense como me tiene para decir algo así, Ancel que Eric. Sigo sin comprender que piensa ese joven, qué mierda tiene en el cerebro.
    Bueno amigos los dejo por que debo seguir con una historia que parece se va a poner buena xD
    Muchas gracias por seguir la historia, prometo no tardar. xD
     
    Última edición: 9 Octubre 2017
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    IMilok

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    ¡Hola! Queria dar mi opinion del capitulo, primero que todo quiero dejar en claro que esta historia solo va 5 capitulos y desde el primero me dejo como "¿¡Que verga estoy leyendo!?", no quise dar mi opinion hasta el momento no por nada, solo no tenia ganas de hacer una critica y pues eso, aunque la historia esta bien rara siento que solo hay dialogos y dialogos, la mayoria de cosas pasa en los dialogos y la verdad me gustaria ver un poco más de descripcion o al menos no quisiera ver tantos dialogos para el capitulo, siento que en eso falla el texto, la falta de descripcion. Aunque los dialogoso estan bien, luego de un tiempo se vuelve muy canson solo leer como Pepito Perez dice algo y luego Veronica habla y luego Pepito habla de nuevo, es bueno hasta cierto punto, luego se vuelve repetitivo y los dialogos aburren, sinceramente ya me canse de tanto dialogo, desearia saber más de lo que esta pasando en la cabeza de los personajes o del mismo escenario, ya que el dialogo abarca todo y cosas tan necesarias como la descripcion quedan de lado, eso es todo lo que puedo decir, bueno pues eso es todo ¡Un saludo!
     
    Última edición: 10 Octubre 2017
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    Moliry

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    Muchas gracias por tu opinión. Estoy de acuerdo contigo que tiene muchos diálogos, es que tengo otras historias y la verdad esta le ofrezco menos tiempo desgraciadamente, de hecho mi fuerte según dicen es que describo mucho jajajajaja y me meto mucho en la mente de los personajes, pero en esta historia no he hecho eso. Ya terminé otra historia, pero prometo que la próxima trataré ser más esta historia como mis otros escritos, jajaja espero tenga el tiempo. Muchas gracias por tus palabras xD Cuidate
     
  19.  
    IMilok

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    oki :3 cuidate tu tambien ;)
     
    Última edición: 10 Octubre 2017
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    Moliry

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    Título:
    La última carta
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    8
     
    Palabras:
    1948
    Amigos, espero les agrade este capítulo.
    Prometo que la continuación haré caso a sus peticiones mencionadas antes y después de este xD
    ¡Besus!


    6. En blanco.


    [​IMG]

    Tres meses después...



    Julia Kähler se puso de pie y salió del tribunal al escuchar la sentencia: 18 años.Ancel Bertham Steimberg estaría 18 años en prisión sin derecho a pedir en el futuro la libertad condicional. Y su cómplice, Geert Bunge de veintiséis años, 10 años.

    El rencor y la sed de venganza había hecho a Julia esos meses estar fuerte para todo el proceso de guerra entre las dos partes. Al fin había ganado. ¿Ahora qué? ¿Ahora de qué se valdría Julia para levantarse cada día? Ya su vida no tenía sentido. Todos le decían que debía seguir adelante, pero... ¿Seguir delante de qué? No tenía la ex modelo una base de inicio... Todo su mundo se había derrumbado.

    -¡Julia! -Le llama su abogada-. Sal por la puerta trasera.

    La joven alemana ignora a la señora de altísimos honorarios y sigue su camino. Julia Kähler no había hecho nada malo, ya no volvería a esconderse de nadie.Sale del edificio de gobierno y decenas de reporteros eran parados por la gran barrera de policías que los detenían.Julia con su cabello amarrado en una alta cola, y en ésta cayendo su largo cabello lacio, se pone sus lentes de sol y con su característica elegancia baja las escaleras del tribunal.Inmediatamente los policías, al ver a la joven acercarse, cuatro de ellos la escoltan y le hacen camino para pasar.

    -¿Señorita Kähler, cómo se siente con la sentencia? -grita un reportero mientras lucha contra la barrera de los policías para acercarse a la causante que estuvieran ahí.

    -¿Volverá a trabajar en el modelaje?

    -¿Teme represarías por la poderosa familia de su agresor?

    Muchas más preguntas siguieron de todos los empleados del espectáculo. Julia llega hasta su coche y sacando las llaves de su bolso de seda blanco abre la puerta del vehículo y arranca sin mirar atrás.

    Al detenerse a unas calles, por un semáforo en rojo, la joven se da cuenta que no puede seguir ignorando la pregunta primordial en su existencia... ¿Ahora qué?

    Tenía ganas de llorar, pero era todavía mayor la rabia que quemada literalmente su cuerpo. Pensó, estúpidamente, que Ancel y su cómplice en la cárcel todo ese odio desaparecería, pero no era así, seguía tan poderoso como cuando hace tres meses su ex prometido había sido arrestado. Incluso más por qué antes por lo menos ello le hacía luchar cada día y ahora ya no estaban para darle una razón de existir.

    Julia recordó la carta que había recibido el día después de la retención de Ancel. Le había llegado un sobre amarillo tamaño carta, muy grueso, en él apenas cabían las hojas pues eran bastantes las que habían. Un coche de atrás le pita para que avance pues ya estaba el semáforo en verde. La joven suspirando profundamente avanzó y se orilló para detenerse.La dichosa carta estaba en la guantera de su nuevo Audi plateado. Se inclinó para abrir el compartimento y sacó el sobre. Lo vuelve abrir por si no había visto bien la primera vez y se le hubiera escapado algo. Pero por más que hojeaba todas esas hojas no veía más que blanco, no contenía nada.La primera vez que buscó en el sobre no le importó aquello a Julia al venir de Santiago Carrera, pero ahora que lo piensa... ¿Era una burla? ¿Su juego? ¿¡De qué se trataba todo eso!?Julia sintiendo tanta rabia pisó el acelerador sabiendo perfectamente a donde ir al leer el remitente de la carta.

    Diez minutos de camino fueron suficientes para llegar a su destino. La calle a las doce de la tarde estaba prácticamente vacía, entonces fue fácil para la joven encontrar estacionamiento justamente enfrente del edificio viejo y descuidado que indicaba la dirección.

    Toma Julia el sobre y las hojas en blanco y saliendo del coche cierra con fuerza. Lee la joven que el sobre dice # 989, piso 6. No le cuesta entrar a Julia al edificio al tener su puerta principal emparejada. Aprovechándose del descuido de un inquilino entra.Al fondo del estrecho pasillo hay unas escaleras.

    En el primer piso se encuentran siete puertas, una de ellas es del servicio lee la joven, y enfrente de ésta, con una distancia corta (dos metros) había una puerta café oscuro, como el resto, marcada con una lámina del número 6.

    Toca el timbre una vez.

    Quien abre es una mujer no más de treinta años, de mediana estatura, con diminuto short de mezclilla y una blusa prácticamente trasparente que dejaba ver un brassier rojo. La mujer iba descalza. Reconoce Julia que es muy atractiva con ese largo cabello, ojos oscuros y abundante busco.

    La ex modelo se quita sus gafas de sol.

    -Ya te puedes largar -espeta Julia al pasar junto a la mujer.

    Al entrar al departamento la alemana se da cuenta que no está ahí como los pasillos del edificio, pues el departamento, aunque era pequeño, estaba muy iluminado. Julia ve pararse de la mesa a Santiago que la ve sumamente sorprendido. El catalán llevaba un pantalón roto de mezclilla, playera negra e iba también descalzo.

    -¿Pero quién coño eres tú? -Joana no se deja intimidar por la espectacular mujer de alta estatura en comparación a ella.

    -La pareja de Santiago. -Ve directamente los ojos del susodicho y añade-. ¿O prefieres que me vaya... querido?

    Santiago emerge de la profunda impresión y sale detrás de la pequeña mesa de vidrio cuadrada y se aproxima a Julia.

    Se aclara la garganta el hombre:

    -Joana, perdón, pero... ¿podrías dejarnos solos?

    La vecina se sorprende por la petición pero aún así, sin decir más, toma su móvil del mueble de madera de a un lado de la puerta y se va.

    Santiago pasa enfrente de la alemana y cierra la puerta.

    Se da la vuelta.

    -Julia... ¿Qué haces aquí?

    -Eso es lo que querías. -Y dando unos pasos hacia adelante le avienta el sobre y las hojas-. ¿¡O por qué me enviarías esto!?

    -Te lo envíe hace meses -suspira Santiago.

    -Y vengo a darte tu respuesta... -Lo cachetea con una fuerza que juraba la joven ya no tenía-. ¡Vete a la mierda, imbécil! ¡No permitiré que vuelvas a manipularme!

    -Julia, yo...

    -¿Tú qué? -No le importa que aún descalzo Santiago es un poco más alto que ella en tacones- ¿Qué dijiste? Es modelo, debe ser estúpida, fácil caerá. Pero te equivocaste, no me conoces.

    -También recordaste que no somos pareja.

    -¿Qué querías ganar con esa mentira? ¿Aprovecharte de mi situación para obtener de mí lo que quieras? ¡Maldito hijo de puta, eres igual que él!

    -¡No! –rugió furioso Santiago-. No vuelvas ni siquiera a pensarlo, Julia. Sólo trataba de ayudarte, necesitaba que recordaras.

    -Así no me casaba con Ancel y me tendrías toda para ti y llena de gratitud.

    Santiago frunce en ceño. No le gustaba la amargura que Julia le hablaba.

    -Muy bien -dice la alemana- ¿Aquí o en tu habitación?

    - ¿De qué estás hablando?

    -Para demostrarte cuanto agradezco cómo me utilizaste.

    Julia comienza a quitarse su chaqueta de tela blanca y fino bordado. Luego su blusa coral de manga larga.

    -¿Qué haces? -exige saber el español.

    La sangre de Santiago comenzó a palpitar de una manera peligrosa. Para los ojos del hombre la modelo seguía estando espectacular: Piel suave, blanca y cremosa, cuerpo tentador y rostro digno de una diosa celta.

    -¿O qué pensabas? Que era fácil porque una estúpida modelo no entendería tu plan -Se desabrocha la falsa de la misma tela que su chaqueta. La prenda le llegaba un poco por encima de sus rodillas, pegándose a su cuerpo de manera provocativa-. Hago el numerito que somos pareja, me acerco a su vulnerable familia, juego al novio preocupado...

    -Julia...

    Queda Julia solamente con su exquisita ropa interior blanca de encaje y con sus sandalias doradas de tacón delgado y muy alto.

    -Finjo entender la nueva situación, me comporto compresivo, obligo de manera despiadada a la estúpida modelo recordar...

    -¡Julia, basta!

    -No me gusta deberle nada a nadie -y repite: - ¿Aquí o en tu cama?... ¿O prefieres que le hable a la puta esa para que veas cómo me folla?

    -Yo no buscaba nada de esto.

    Julia ríe con tanta falta de vida y amargura que erizó todo el vello de Santiago.

    -¿Me vas a decir que no me deseas? Serías el primer hombre. -Pasa sus manos por enfrente de su brassier para desabrochárselo - ¿O ya no porque soy mercancía dañada?

    Santiago Carrera detestó que aún en una circunstancia tan oscura como esa, no dejaba de desear a Julia. Con la poca fuerza de voluntad que le quedaba se acercó a la bella joven y tomó sus manos, éstas estaban frías y temblaban.

    -Te sigo deseando como el primer día que te vi en el estudio -confiesa con suavidad-. No eres mercancía dañada, Julia, sigues estando tan hermosa como ese maldito día. Pero no... -le susurra-, no mentí ni manipulé por tener esto de ti, sino porque alguna vez en mi puta vida quería hacer lo correcto. Y es cierto, no fue la mejor manera, pero, en cambio de ti, sí soy estúpido cuando se trata de ti.

    Julia retrocede y hace que Santiago le suelte las manos.

    -Tu plan era provocarlo, que sacará lo que realmente era y sólo se te ocurrió ponerme a mí de carnada.

    -Estaba desesperado, tú te irías con un hombre que...

    -Que no aceptaba que lo nuestro había terminado y si no me tenía él nadie lo haría. ¿Tú piensas igual?

    -Julia, yo no soy el enemigo.

    -Pero tampoco lo contrario.

    -Conóceme -suplica.

    -¿Qué te hace creer que me interesa conocerte? -cuestiona con desprecio.

    -Permito que me odies, Julia, pero si es por las razones correctas.

    Julia lo ve a los ojos y de repente sintió una fuerte corriente de aire helado en su alma. Se cubre con sus esbeltos brazos su pecho, sintiéndose, después de tres meses, vulnerable. Santiago se da cuenta y se agacha para tomar la chaqueta de la joven y se lo acomoda en su pecho con ternura.

    -Yo no te odio, Santiago.

    -Simplemente no sabes de mí -comprende con una pequeña mueca de pesar.

    Julia suspira cansada.

    -¿Quieres descansar un rato? -señala Santiago la cama que estaba al fondo a la izquierda del pequeño piso- Duerme un rato, te hará bien.

    -Yo...

    -Me voy -le asegura dirigiéndose a la puerta principal-, regreso en unas horas. Pero no dejaré que te vayas así, no te encentras bien.

    -No, no te vayas.

    Santiago se sorprende por aquellas palabras pero asiente y camina hacia su cama destendida.

    Julia se acuesta y cierra los ojos.

    -¿Por qué me mandaste un sobre lleno de hojas en blanco?

    Santiago se sienta en la alfombra a un lado de la cama y cerca del bello rostro de la mujer.

    -Hay tantas cosas que quiero decirte que no había hojas ni palabras que pudieran expresarlo.

    Sin decir ni una sola palabra o movimiento, Julia termina dormida.

    Lo qué daría la joven por poder continuar, pero... ¿Cómo?


    * * *​

    Joana seguía pensando que todo lo que había pasado hace media hora era sumamente extraño.

    ¿Por qué Santiago nunca le había dicho que tenía una hermana? ¿Y por qué la tipa le había dicho que era pareja del fotógrafo? ¿Por qué decir algo así cuando era evidente el parentesco? Si era una broma pesada... ¡vaya qué sí lo era bastante!
     
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