Esto que voy a narrar ahora, ocurrió de verdad. Me pasó la otra noche, y fue tal experiencia que decidí escribir sobre ello y compartirlo. Puede que suene disparatado o inverosímil, producto de la mente inventiva de alguien con bastante tiempo de sobra. Pero es un suceso verídico, al menos para mí. ————————————————————— Alguien me visitó durante mi sueño. Me visitó primero a mí, y luego se materializó en mi sueño. No sabría describirlo bien, pero así se sintió. Aquella noche era una noche cualquiera. Después de leer un poco, decidí acostarme, pues el cansancio del día me pesaba en las pupilas, y estas se me cerraban cual cortinas durante la noche. Decidido, apagué mi lámpara, y me acurruqué entre las sábanas, esperando que el dulce toque del sueño se posara lentamente sobre mí. Pero lo que sentí fue distinto. Sentí que alguien me abrazaba. Sentí como alguien pasaba sus brazos bajo los míos, y los entrelazaba sobre mi barriga, como si fuera una tierna amante, que hubiera entrado a mi casa a escondidas, y se hubiera ocultado en mi cama sin yo haberlo notado. Sin embargo, la sensación de ser abrazado de repente no me alteró, ni hizo saltar de improviso a mi corazón. Al contrario, lo relajó. Sentí paz, una que no sentía hace mucho. Sentí como que alguien me acariciaba el cuello, pero en vez de temblar, suspiré tranquilo, y me abandoné a ese dulce tacto, uno por el cual había ansiado mucho tiempo. Me dormí poco después. Y tuve un sueño. En este sueño ocurrieron cosas normales de sueño. Situaciones imposibles en la vida real, y sensaciones indescriptibles. Pero eso ocurre cuando nos internamos en un reino en donde las reglas suele brillar por su ausencia. Situaciones que solemos olvidar apenas despertamos. A pesar de ello, hubo algo que no olvidé, y sigo recordando. En el sueño me encontré con una joven, una muchacha de mi edad. Creo recordar que vestía unos pantalones de jean rajados, una sudadera negra, la cual llevaba arremangada, y unas zapatillas normales de tela, creo que de color rojo. Su pelo estaba rapado a un costado, y caía como cascada hacia el lado derecho. Su pelo era negro. Negro como la misma noche. Sus ojos. Creo que sus ojos eran marrones, de un intenso color miel, o ámbar. Eran un tesoro. Y sus labios. Pintados de negro, por alguna razón. Al parecer, la conocía, y hace bastante tiempo ya, pues estábamos en una situación tranquila y despreocupada. Aparentemente, me había jugado una broma, o seguía haciéndolo. A medida que escribo, los recuerdos intentan desvanecerse. Pero ella sigue allí. Como decía, era una situación normal y tranquila, de aquellas que podrían surgir cualquier tarde de encuentro con alguien querido. De repente, como queriendo poner fin a la broma, pues al parecer yo ya me había enojado, ella me abrazó, y volví a sentir lo mismo que sentí antes de soñar. Ese abrazo invisible, esa sensación indescriptible de que alguien estaba allí conmigo. Aunque yo estuviera solo en mi cuarto. Recibo su abrazo y se lo devuelvo, de forma cálida. Y, dominado por un impulso que todavía no logro comprender, suavemente, le tomé el rostro. Me quedé mirando sus ojos (yo era más alto que ella), y lentamente, mis labios se acercaron a los suyos. Ella sonrió de manera tierna, y, cerrando los ojos, recibió mi beso, de forma dulce. Pude notar que la pintura de labios que había usado tenía sabor a frutas. Saboreé esos labios durante unos segundos, recibiendo millares de sensaciones, imposibles de narrar. Ella me rodeó la espalda con más fuerza, y me mantuvo junto a ella. En esos momentos, no quería estar en ningún otro lado. Luego de eso, ocurrieron cosas normales de sueño. Situaciones raras, extrañas, que ya no recuerdo. Creo que un momento tuve que rescatarla, de algún lugar extraño, junto con otras personas, siendo ayudado por amigos míos, que sin embargo, nunca antes había conocido. Cuando me desperté, la mayor parte del sueño había sido eliminada de mi memoria. Sin embargo, hay una sensación que quedó conmigo, y me acompañó durante el resto del día. Incluso ahora, escribiendo estas líneas, esa sensación me acompaña. ¿Quién me visitó aquella noche? ¿Habrá sido tan solo una especie de recuerdo, de alguna época pasada en la cual yo no viví? ¿Algún fantasma o espíritu, que se sentía solo y necesitaba compañía? ¿Era una señal, una premonición, un mensaje enviado por algún emisor desconocido, cuyo entendimiento supera al mío? No lo sé en estos momentos, y puede que nunca lo sepa. Solo hay algo que sé con certeza. Que todavía conservo el calor de su abrazo, la sensación de sus brazos rodeando mi cuerpo, y la textura de sus labios, de sus labios negros con sabor a fruta.
Es interesante lo que cuentas. Me ha agradado la lectura. No puedo darte respuestas a quién era ella, pero es hermoso lo que has plasmado en este relato. Simplemente hermoso. De hecho, no sé, recuerdo que hace tiempo, tenía 14 años o así, tuve un tipo de sueño parecido a este y estuve muy rallada pensando en el chico que se me había aparecido en sueños. No era algo tan romántico, pero era algo así. En fin, fue agradable leerte. ^^
Es muy bello lo que cuentas y el cómo lo cuentas, porque, por ejemplo, la escena del beso fue tan... Ay, tan romántico, tan especial dentro de una situación que era común y corriente, pero que se fue en unos segundos a ser extraordinario. <3 Tampoco te puedo dar una respuesta, pero espero de corazón que algún día puedas conocer a esa chica que te haga sentir así. Sobre la parte técnica del escrito, sólo tengo que decir una cosita: Al inicio, se repite mucho la palabra "noche". Te recomendaría que busques sinónimos o veas otra manera de expresar tu idea. Esto sólo lo cito porque me súper encanta cuando un escrito termina con el título que posee, como en esta parte. <3 Eso es todo. ¡Saludos! :'3