Apocalipsis Z Madrid

Ian Chaskel

Aquello parecía un tren fantasma y el chirrido de sus puertas al abrirse resonó entre las columnas del metro, acentuando lo paranormal de todo. A simple vista parecía vacío... ¿estaba realmente vacío? Se quedó dudando, no sabía si subir... ¿pero qué horas eran? era imposible que esté tan vacío a esas horas. O tal vez esté siendo paranoico y la gente sin más hizo caso a la tele y se quedó en sus hogares.

Silbó una vez más y Lechuga movió la colita y se preparó para saltar sobre sus brazos. Ian lo tomó sin dificultad y lo acomodó en uno de sus antebrazos. Silbó otra vez, viendo si alguien asomaba la cabeza... esto era ideal para tener un móvil y filmarlo: tenía buen material para subirlo a la historia de su instagram. Lo titularía "El tren fantasma pasa por Madrid".


Detección

Contenido oculto

Dado (+1) - Habilidad (+5) - Atributo (+1) = 7

 

Kalevi Westermann

El joven su preguntó si sus palmadas fueron demasiado estridentes, porque la gente a sus pies se puso aún más nerviosa. Desde la silla fue testigo del caótico panorama: personas que tropezaban con las sillas que tenían a sus espaldas, otras que chocaban entre sí, llantos, más tazas rotas y hasta una mesa tumbada. Tensó la mandíbula mientras se rascaba la nuca con ambas manos, pensando qué hacer con todo ese lío.

Para su suerte, la camarera cumplió la misión en la que él había fracasado. Lo atribuyó a su voz. Aunque estaba tan nerviosa como él, su tono tenía algo que provocaba una sensación de sosiego, el justo y necesario para aquella situación límite.

Kalevi se dirigió a ella:

—¿Está tu jefe aquí? —le preguntó en un español torpe a causa de las prisas— Debemos cerrar la cafetería. He visto a una persona siendo asesinada allá afuera, no muy lejos de aquí. ¿Sabes si las ventanas tienen persianas de metal?

 

Ian Chaskel

Al mirar no ves más que a tres personas, una pareja sentada por el lado izquierdo del vagón y otra persona más anciana sentado en el extremo derecho. Nada fuera de lo normal, no hay motivos para perder este tren. Te subes y el tren reanuda el viaje. Está siendo un viaje tranquilo. Oyes que la pareja está hablando:

- Mira cariño, Sara me ha mandado por insta una foto muy rara. ¿No será hoy el día de los inocentes?

- ¡Qué va! Eso queda en diciembre.

- ¿Entonces están haciendo algún rodaje de la nueva temporada de The Walking Dead?

- No me suena. Últimamente yo también he leído noticias extrañas sobre gente que se vuelve loca; pero no sé si fiarme. Parece todo falso.

El altavoz del vagón anuncia la llegada a la próxima estación. Lechuga se queda cerca de tu pierna mientras agita su cola felizmente. Parece que tus primeras sensaciones fueron infundadas... Hasta que llegáis a la siguiente estación y cambias totalmente de parecer. Un montón de personas golpean con fuerza puertas y ventanas del tren. Oyes a medias gritos desesperados rogando que abran las puertas del tren, pero ninguna se abre. Entonces un hombre deformado ataca a una de las personas que estaban golpeando los cristales, tiñéndose de rojo. La pareja grita de horror por la escena. Vuelve a sonar el altavoz.

- Señores pasajeros, por su seguridad permanezcan tranquilos en sus asientos. El tren reanudará el trayecto.

El tren comienza a arrancar. Antes de coger velocidad y entrar al túnel oyes cristales rompiéndose y gritos que provienen de otros vagones.

- ¿Qué coño está pasando? ¡Joder! ¡JODER!

El chico que estaba hablando con su pareja mira a todos lados sin saber adónde ir. El terror empieza a apoderarse de él mientras su pareja intenta tranquilizarla. En cambio, el anciano está muy tranquilo, no se ha movido de su asiento. Todavía queda unos minutos hasta llegar a lasiguiente estación. ¿Qué harás?

SinB

Te pones de pie recogiendo todo el coraje que tienes; pero la situación te supera, es demasiado para ti. El fin del mundo... no son muchos los que soportarían vivir en una situación así. Te quedas en el sitio pensando en cómo el mundo está a punto de irse al traste: tu carrera arruinada, tus familiares y conocidos en peligro... Todo tu mundo va a desaparecer.

Te habrías quedado mucho más tiempo así, pero el choque de un coche te saca del ensimismamiento. Antes el barrio estaba todavía tranquilo, pero ahora la tragedia ha llegado a la zona y has perdido el tiempo que tenías de ventaja. Si no te das prisa serás otra víctima más de la tragedia.

 

Ian Chaskel

Apoyó la cabeza contra el vidrio cuando el tren le recogió. Le faltaba la música, siempre que veía a través de una ventana en sus viajes parecía inmerso en un videoclip. Miró de reojo a la pareja y no le prestó demasiado atención al anciano. Giró la cabeza para ver fijamente a la mujer. Le agradaban esos juegos de miradas, mucho más si ella estaba cerca del novio. Pero no pudo jugar mucho ya que el tren reducía su velocidad, anunciando la llegada a la estación.

Se puso de pie, él iba a bajar ahí. Quería recorrer un poco más antes de volver a su hostel donde la rusa, su vecina, lo esperaba. Cargó a Lechuga y el animal comenzó a ladrar histéricamente cuando las personas atacaron el tren. Ian retrocedió dos pasos, asombrado. ¿Qué quería esa gente? ¿Tan apurados estaban? Quizá dejaron la leche en el fuego... y entonces la ventana se tiñó de rojo e Ian saltó hacia atrás, sentándose nuevamente de golpe mientras Lechuga ladraba a las ventanas.

-Pero qué... -sus ojos no daban crédito a lo que veía. Su cerebro intentó asimilar lo que había visto e intentar no caer en la locura. Silenció a su perro de un pequeño golpe en el hocico.

Volvió a levantarse y tuvo que aferrarse de un pasamanos para no caer en el pasillo cuando el tren cobró velocidad. Miró al hombre e intentó tranquilizarlo.

-¡Hey! -le gritó. Sabía que debía gritar para que alguien alterado lograra escucharle. -¡Oye! ¡Tranquilo! ¡Tranquilo hombre! -dejó de gritar; se dio cuenta que se alteraba a sí mismo. -¡Voy a hablar con el chófer! Vengan conmigo... no te quedes aquí solo con tu novia. -le guiñó un ojo a la mujer por puro instinto. Aquello no era nada de ligar. -Vamos... -se acercó al anciano y le golpeó el hombro. -Oiga don: ¿está bien? ¿quiere quedarse aquí? Iremos a hablar con el chófer...

 

Kate Nolan

Al abrir la ventana y encontrarse con el hecho de que las escaleras de emergencia no solo estaban en malas condiciones, sino que además estaban totalmente inaccesibles para mi piso, lo cual llevó a pensar a Kate que quizás, el constructor de este edificio esperaba que la gente que vivía en el primer piso muriera en caso de una situación de peligro.

Pero seguían existiendo dos opciones: arriesgarse a saltar de tal forma que cualquier dios existente le dejara caer bien para después animar a Hell a hacer un salto que era probable que no consiguiera y aferrarse a la vida o hacer una opción más inteligente e intentar salir por medio de la puerta. Y realmente estaba considerando la segunda opción.

—Bueno Hell, creo que nos tocará ser civilizados —murmuró acercándose lentamente hacia la puerta con su perro pegado a ella, tal y como estaban acostumbrado a caminar cuando había una situación de peligro.

Se colocó frente a la puerta y tras asegurarse de que Hell estaba a su lado la abrió de tal forma en que esta la cubria por completo, cualquier cosa que entrara al departamento estaba en la desventaja de que no la vería, y en el mejor de los casos ella podría salir de allí.

 

Afortunadamente, la gente pareció poco a poco ir calmándose luego de mis palabras. Bueno, no era precisamente que estaban completamente calmados, por supuesto; era fácil darse cuenta de que todos los presentes seguían muy asustados y agitados. Los jadeos incesantes y las respiraciones nerviosas delataban eso, creando un ambiente increíblemente tenso.

Sin embargo, puse eso de lado para concentrarme en lo que me había dicho apresuradamente el tipo de cabello castaño, el único además de ella que había logrado conservar más o menos la calma y no sucumbir inmediatamente al pánico.

—No… es decir, las ventanas tienen persianas, pero no estoy segura de si son de metal, o qué tan resistentes sean —respondí, meditando sobre ello por unos momentos—. Pero debemos cerrar la cafetería cuanto antes, en eso estamos de acuerdo.

>> ¡Ey, jefe! ¡Necesitamos hablar con usted!

Me di media vuelta y caminé hacia donde se encontraba mi jefe, el dueño de la cafetería, esperando que el otro hombre captara la señal y me siguiera hacia él.

 

Ian Chaskel

Le das unas palmaditas al anciano, pero no reacciona. Si tienes los suficientes conocimientos, puedes tratar de diagnosticarle con una tirada de medicina (12). Si no puedes darle por muerto y seguir tu camino hacia la cabina del conductor. La puerta que une un vagón con otro estará atrancada, pero si posees ciertas habilidades podrías intentar abrirla con una tirada de robo (8) y un poco de imaginación para encontrarte una herramienta con la que forzar la cerradura. Nada te impide Robar a cualquiera de los pasajeros, pudiendo robar al anciano sin necesidad de tirada o robar a cualquiera de la pareja con una tirada de robo (10). Otra opción es esperar a que el tren llegue a la siguiente estación y tratar de hablar con el conductor desde fuera.

Kate Nolan

Os situáis Hell y tú detrás de la puerta preparados para abrirla y sorprender a quien sea que esté al otro lado. Das el tirón y caen tres hombres ensangrentados que por lo visto estaban apoyados en la puerta. Uno de ellos tiene el cuello totalmente rasgado y si te fijas bien puedes comprobar que el otro lado de la puerta está lleno de sangre. Aunque intentes imaginar qué ha podido pasar es demasiado tarde para hacer nada por ellos. Ahora tienes la oportunidad de salir corriendo por encima de los tres hombres con una tirada de agilidad (6) (y SOLO agilidad) o volver a la idea de Saltar por la ventana hasta la escalera.

Elena y Kalevi

Os dirigís hacia la oficina del jefe de Elena. Es un pequeño cuarto ubicado tras la puerta en el otro lado de la barra. El jefe de la camarera es un señor cuarentón, rellenito y con poco pelo. Está mirando la pantalla de un pequeño televisor que interrumpe su señal en cuanto entráis.

- ¡Pero qué demonios le ocurre a este cacharro! -vocifera.

- ¡Ey, jefe! ¡Necesitamos hablar con usted! -llama Elena tomando la atención de su superior.

- Ah... Eres tú, Elenita. ¿Qué quieres? Estoy bastante ocupado -responde con tono áspero.

SinB

Registras la habitación a conciencia y encuentras bastantes víveres que trajiste de tu viaje: un poco de Pollo crudo, una Lata de conservas, una Botella de agua, tres Naranjas, dos Yogures, una Lechuga, dos Tomates y un paquete de Galletas. Tu mochila no puede llevarlo todo, así que tendrás que dejar tres cosas atrás. Por desgracia no encuentras nada con lo que puedas defenderte, pero al menos no morirás de hambre.

 

Kate Nolan

Hell lanzó unos gruñidos cuando los cuerpos se dejaron ver en el piso de mi departamento, Kate por su parte no pudo reprimir una mueca de asco y miedo cuando notó que estaban completamente ensangrentados y uno de ellos tenía una mordedura horrible en su cuello, pero no había tiempo que perder detrás de esa puerta intentando no vomitar por el olor que expedían esos cuerpos. Comenzó a empujar la puerta hacia un lado para poder salir de allí y cuando tuvo suficiente espacio salió de su escondite con cuidado.

—¿Por qué las paranoias de mis padres tienen que cobrar vida? —se preguntó mordiéndose ligeramente el labio, dudosa, tenía que saltar por encima de esos cuerpos para salir de allí y realmente le daba asco imaginar que en un mal salto pisaría el cadáver de lo que alguna vez pudo haber sido algún vecino.

—No hay mas tiempo que perder... —le dedicó una pequeña mirada decisiva a su compañero y tomó algo de impulso para pasar sobre los cuerpos y huir de allí

 

Kate Nolan

Saltáis por encima de los tres cadáveres y sin mirar atrás para ver cómo los hombres se levantan, echáis a correr a toda velocidad. Los dejáis atrás sin problema, una mano parece salir de otra puerta, pero la eludís a la perfección. Vuestra carrera acaba cuando veis que de frente se aproximan lentamente una mujer y un hombre desfigurados. Solo tenéis dos vías de escape: a la izquierda tenéis una puerta con una pequeña ventanita circular por la que parece que entra luz natural; por la derecha hay una puerta entreabierta de la que sale luz proveniente de alguna bombilla o televisor. No os dará tiempo a revisar las dos puertas así que tendréis que pasar rápidamente por una de las dos puertas y cerrarla en cuanto paséis antes de que os alcancen.

 

Cassandra Backer

A pesar de la costumbre que ya había obtenido con el tiempo, caminar sola por las calles más deshabitadas de la ciudad seguía produciendole esas molestas punzadas de inseguridad dentro de su pecho, que no desaparecían hasta que se encontrase en algún lugar frecuentado por la gente o, en su defecto, en la seguridad de su hogar. Cada día la misma rutina no hacia si no crisparle los nervios; el McDonalds en el que ahora trabajaba se encontraba demasiado lejos de su apartamento, y debía transcurrir por callejones de mala muerte para llegar a su destino a tiempo, y a la vuelta, antes del anochecer. Y por si no fuera poco, la zona que debía frecuentar había sido testigo de varios robos, violaciones y asesinatos. ¿Faltaba algo más por añadirse a la fiesta?

Cassandra apretó instintivamente el agarre de su bolso, y aceleró una vez más el paso sin dejar de mirar a su alrededor. Aquella tarde todo estaba demasiado tranquilo. Demasiado. Y eso no era buena señal.

Maldijo para sus adentros aquella asquerosa sensación de inseguridad que se acrecentó cuando se vio obligada a cruzar una calle cortada mediante un callejón, maldiciendo a sí misma su suerte. Pocos minutos de caminata más tarde tuvo que volver a realizar la misma acción, y recorrer los suburbios una vez más por otra calle que curiosamente, también estaba cortada. Al salir del segundo callejón se vio obligada a frenar sus pasos con brusquedad, viendo como la tercera calle estaba totalmente inaccesible por una larga fila de coches estancados debido al tráfico de la tarde, supuso.

Aún así chasqueó su lengua, molesta, aun sin llegar a creerse que todas las calles que debía cruzar se pusiesen de acuerdo para ser cortadas de esa forma. Dio media vuelta una vez más, con los tacones dañando sus pies con cada paso, y soltó un hastiado "Joder" cuando supo que su siguiente y único destino era otro callejón más. Aquello ya no era obra del destino, algo iba mal.

Con el último callejón a medio recorrer, Cassandra escuchó un gran estruendo provenir la calle contigua. Había sonado como un accidente de coche demasiado cercano. Decidida a descubrir lo que estaba ocurriendo en la maldita calle no tuvo más remedio que quitarse los tacones y echar a correr, siguiendo con fuerza aquella extraña sensación que le indicaba que algo grande estaba ocurriendo. Pero al hacer un ademán de salir del callejón y asomarse, observó como un cuerpo salía despedido de uno de los coches más alejados, al fondo del atasco, siendo perseguido por un hombre totalmente ensangrentado. Y así comenzaron los gritos. El terror. La estampida. La sangre.

—¿Qué es lo que está...? —pero sus palabras fueron cortadas por una pareja que chocó contra ella, desesperados por escapar de allí, y tuvo que apartarse aturdida de la enorme multitud.

En ese instante no sabía qué demonios estaba pasando, pero tenía claro un único objetivo ahora. Y ese era correr. Correr con todas sus fuerzas, a donde fuera. Pero no podía permanecer allí por mucho más tiempo.

Así, regresó al callejón una vez más, con los tacones en sus manos y la respiración entrecortada. Intentó buscar una salida, un posible lugar donde ponerse a salvo. Lo que fuera.

 

Ian Chaskel

El anciano no respondía e hizo una mueca. Si estaba muerto podría tener algo que no necesitaría... Ian no era alguien que no pudiera conciliar el sueño tras esa acción y su moral distaba mucho de la normalidad impuesta. Verificó rápidamente si no llevaba nada en los bolsillos u alguna alianza con la que podría usar en su próxima presa femenina. Después de eso se acercó a la pareja nuevamente para intentar tranquilizarlos, haciendo ademanes hacia la parte trasera de su vagón y aprovechando aquella distracción para intentar robarles. O tomar prestado si se ve desde otro lado. Eventualmente si no tenían nada de valor podría dejarles sus pertenencias... un móvil estaría bien, por ejemplo. Pero Lechuga ladró logrando que la pareja volviera a prestarle atención. Ian le dio una mirada a su perro y el can pareció entenderlo. Ian suspiró.

—De verdad tendrían que venir conmigo. Ese viejo está muerto... o eso parece. Y si esa gente violenta entró en el tren no quisiera estar aquí cuando aparezcan.

Luego de aquello fue a concretar su idea de visitar al chófer del tren. Realmente esperó que esos dos lo acompañaran pero parecía que se quedarían allí. Puso a Lechuga en el suelo y el perro lo siguió de cerca, haciendo zic zac entre sus zancadas. Forcejeó con la puerta que daba al próximo vagón pero fue en vano. Podría forzar la cerradura...
Rebuscó por todos lados y los caños que parecían la mejor opción para usar estaban bien sujetos. Sin más sacó una ganzúa entre sus bolsillos y se acuclilló ante la puerta.

Robo [Abrir la puerta del vagón]

Contenido oculto

4 (dado) + 2 (habilidad) + 2 (atributo) = 8 [santas cachuchas]

 

Cassandra Backer

Estás atrapada en el callejón, buscas algún tipo de salida: una escalera de mano, alguna puerta por la que puedas pasar, algo a lo que te puedas subir... Pero no hay nada, éste es un verdadero callejón sin salida. Piensas regresar por donde has venido pero cuando te das la vuelta descubres a un hombre de pie en mitad del callejón. Se acerca a ti lentamente. Puedes intentar Hablar con él, intentar eludirle realizando una tirada de acrobacia (10) o, en caso de que te sientas en peligro, buscar algo con lo que defenderte haciendo una tirada de detección (8).

Ian Chaskel

Aunque la puerta se te resiste, consigues hacer saltar la cerradura. Estás a punto de levantarte y darte la vuelta cuando un grito femenino te asusta y das un bote. Ahora descubres lo que estaba pasando a tus espaldas: el anciano se ha levantado y, como si se hubiese vuelto loco, ha arrancado de un bocado parte del cuello del chico. Lechuga comienza a ladrar con intensidad mientras que la chica se queda arrodillada en el suelo y se empapa las piernas con la sangre de su novio.

El anciano disfruta con su nueva comida y seguramente no querrás estar ahí cuando termine.

Decisión de karma: Puedes Ir al siguiente vagón o retroceder hasta donde está llorando la chica y alejarla del anciano. Sin embargo es muy posible que tengas que hacer frente al anciano enloquecido.

 

Kate Nolan

En el momento en que el muerto se levantó cuando ella y Hell pasaron sobre él, Kate pudo sentir como su corazón comenzó a acelerarse y eso al parecer logró hacer que sus piernas se movieran más y más rápido hasta el punto en el que al parecer, dejaron al zombie muy por detrás de ellos, pero cuando la calma parecía intentar llegar a su cuerpo una mano salió rápidamente por una de las puertas del complejo departamental. Un pequeño grito de sorpresa salió de sus labios y con agilidad logró esquivar la mano de esa cosa hasta llegar a una "zona segura".

Se encorvó ligeramente y posicionó sus manos sobre sus rodillas para respirar un poco más tranquila, Hell parecía que ni siquiera se había cansado por correr de tal forma, Kate le dedicó una pequeña caricia en su cabeza y cuando se reincorporó notó a una pareja completamente desfigurada caminando hacia ella —¡Oh por favor! —exclamó —Ya tuve suficiente con los anteriores... —murmuró mirando hacia sus posibles salidas de escape.

Después de unos segundos que parecieron horas, decidió tomar el camino de la izquierda para su via de escape.

 

Kate Nolan

Sales por la puerta de la izquierda y... los rayos del sol bañan tu cara. Estás en las escaleras de emergencia, de hecho desde aquí puedes ver la ventana de tu piso. Ves que en el exterior las cosas no van mejor que en tu edificio: hay gente corriendo de un lado para otro, grupos de personas enloquecidas que se abalanzan sobre los incautos que se tropiezan y no se levantan a tiempo. El paisaje desde luego no es alentador. Ahora puedes decidir si subir por las escaleras hacia un piso superior o bajar hasta el final.

 

Cassandra Backer

Pero no había indicios de salida en aquel callejón distante. Estaba completamente atrapada.

Intentó pensar con rapidez una nueva acción, pero su fuerte respiración la desconcentraba en el intento. Necesitaba calmarse, necesitaba pensar con claridad. Pero el sonido de una lata rodando a sus espaldas tan solo incrementó los latidos de su desbocado corazón. Al girarse, un hombre caminaba lentamente hacia ella. Intentó caminar hacia atrás por inercia, pero chocó sin poder evitarlo contra la fría pared. No podía huir, estaba completamente indefensa.

"No, esto no puede terminarse aquí. ¡Debe de haber algo, maldita sea, cualquier cosa!"

Quizás por la tensión del momento, quizás al sentir al peligro respirar en su nuca, una repentina idea brilló en su cabeza. A los dos lados del hombre que se acercaba se encontraban dos contenedores de basura, si saltaba en ellos podría traspasarlo y huir de allí. Era un idea arriesgada, pero no imposible. Podría funcionar.

Tomó una bocanada de aire, consciente de la locura que estaba a punto de cometer. Pero sin pensárselo dos veces corrió, corrió con los tacones y el bolso en sus manos, sin importarle mancharse los pies en un momento como ese, y dio un gran salto, casi una acrobacia, para llegar a la tapadera del contenedor de basura.

Contenido oculto

10 (dado) + 5 (Habilidad) + 3 (atributo) = 18 :'D

 

Ian Chaskel

—Oh Dios, Oh Dios... —Ian no era el modelo de héroe de acción cuando su culo peligraba. No daría la vida por un total desconocido. Su cuerpo tembló, preso del pánico que estaba sintiendo en esos momentos. Sus piernas parecían arcilla que se desmenuzaban por el peso de su cuerpo; sintió una especie de letargo en donde su mente intentó procesar todo lo que estaba sucediendo. Cayó sin fuerzas y se arrastró al interior del vagón que había logrado abrir. —Oh Dios... —tuvo fuerzas para reincorporarse y tomar la puerta para cerrarla fuertemente pero no veía a su mascota por ningún lado. —¡LECHUGA! —le gritó para que volviera, ya que el maldito caniche iba derecho hacia ese tierno abuelo que comía una tráquea. El caniche ladraba y la mujer gritaba. Si hubiera estado en otro momento podría haber hecho un chiste de los simpsons con aquella escena. Se dirigió al vagón y tomó a Lechuga con un brazo; el perro lanzó un chillido porque Ian lo alzó de los pelos del cuello. Desde esa distancia veía claramente que el abuelo estaba sumamente pasado de heroína.

Estiró débilmente la mano hacia la mujer. —Vamos... toma... la puñetera mano, mujer. —susurró entre dientes: estaba espantando.

 

Cassandra Backer

Consigues pasar a través del hombre, o mejor dicho, por encima. No dudas en correr para alejarte de él. Aunque no sabes adónde ir tienes muy claro que no debes dejar que ese hombre te alcance. Dado que estás perdida, necesitarás echar mano de tu fortuna con una tirada de suerte (7). En una tirada de este tipo solo dependerás de la tirada del dado, sin sumar ninguna habilidad ni atributo. Si la suerte está contigo llegarás a un pequeño patio seguro, de no ser así te perderás todavía más.

Ian Chaskel

La mujer al principio duda pero cuando vuelve a mirar a su amor inerte recupera la confianza de golpe. Ayudándola un poco, consigues que se ponga de pie, pero cuando vais a salir os encontráis con que el anciano ha perdido el interés en el chico y pone toda su atención en carne más fresca. Si queréis pasar no tienes más remedio que abatirle, es un anciano así que no tendrás problemas, ¿verdad?

-Zombi anciano-
Fuerza: 3
Resistencia: 2
Agilidad: 1

Contenido oculto: Habilidades

Pelea: 1
Acrobacia: 0

Contenido oculto: Pasivas

Infección Zombi - Cualquier ataque realizado con éxito inflingirá 5 puntos de infección.

 

Cassandra Backer

Y para cuando quiso darse cuenta estaba corriendo entre las calles, sin detenerse bajo ningun concepto, y giró la cabeza hacia el lugar de donde provenía sorprendiendose al percatarse de que ya no podía ver el callejón desde su posición; no sabía cómo, pero había logrado salir invicta.

La adrenalina que sentía por todo su cuerpo en aquel instante le hizo gritar de júbilo mientras corría sin mirar atrás, con una gran sonrisa de orgullo en su rostro, liberando de esta forma el terror que había acumulado en tan poco tiempo. Aún no era consciente del verdadero peligro que se cernía sobre ella, lo único que sabía era que debía seguir corriendo, correr y encontrar un sitio donde refugiarse para intentar localizar los medios de comunicación, y así entender lo que en verdad estaba ocurriendo.

Poco a poco, y ya con un par de cuadras recorridas, fue sintiendo como sus fuerzas comenzaban a agotarse. Intentó ubicarse observando las calles por las que iba pasando, pero se había alejado demasiado de su ruta como para poder estar segura de ello. Quizás, con un poco de suerte, la plaza que creía ubicar se encontrase a la vuelta de la esquina, y gracias a eso podría hallar un buen lugar seguro.