Explícito de Pokémon - Spies

Unus​

Comenzó 13 años atrás.

Ash regresaba a Kanto con 17 años de edad, acompañado además de Serena, Eureka y Citron. Los tres jóvenes de Kalos se tomarían tan solo una semana para visitar las ciudades cercanas a Pueblo Paleta antes de regresar a sus labores y perseguir sus sueños.

Camino al aeropuerto, durante el viaje y al aterrizar, todo fue absolutamente normal.

Al llegar a Kanto, específicamente a Ciudad Verde, en cambio, las cosas comenzaron a cambiar.

Reportes de la Policía Internacional avisaban por televisión que se tuviese precaución por una oleada de secuestros que se estaban dando en Azafrán. El reporte en sí no era para preocuparse tanto, pero preocupaba que haya sido la Policía Internacional la que daba los avisos.

Con precaución y acompañados por Gary ―que estaba también en Verde―, caminaron a través del bosque con rumbo a Paleta.

Al llegar, un nuevo aviso se dio: La Policía Internacional avisaba que todos los cuarteles del Team Rocket estaban desiertos, con los documentos perfectamente acomodados y sus planes sobre las mesas; como si tan solo se hubiesen esfumado. Además, los reportes de avistamiento de miembros también se habían detenido. La organización del continente de Kanto y Johto sencillamente había desaparecido.

Citron, Gary y Ash estaban muy alarmados por ello.

— ¿Cómo es posible que hayan desaparecido así? — Preguntó Ash al aire. En su sala, solo estaban él y los dos antes mencionados. Eureka —llevándose a Pikachu— y Serena estaban en el Laboratorio del Profesor Oak jugando con los pokémon de Ash y su madre estaba también con ellas.

— El problema es que no es posible. — Respondió Gary.

— Y no creo probable que simplemente se hayan rendido… —Citron recibía mucha información sobre esas organizaciones gracias a su cargo de Líder de Gimnasio. Sabía moverse en caso de emergencia y más importante: Podía fungir de estratega y líder en caso de incontinencias. Él, en conclusión, necesitaba tantos detalles como fuese posible; sus ideas debían ser las más adecuadas y acertadas en todo momento. — ¿Cuáles son las intenciones del Team Rocket, en todo caso?

— ¿Algo como dominar el mundo, quizá?

— Para eso necesitan los pokémon y por eso roban.

—... Ahora que lo dices… ¿no dijeron nada de los pokémon?

Los tres quedaron en silencio tras recordar ese punto.

Los pokémon eran básicamente el único medio que el Team Rocket tenía para su objetivo.

Tras la última Gran Guerra del país, todos los países del mundo firmaron y acordaron la destrucción total de todo tipo de armamento disponible. Desde las armas vigentes, a las en construcción. Inclusive se destruyeron los planos, y la pólvora, siendo un punto vital para la fabricación de un arma, fue puesta bajo la total y tiránica disposición de los Maestros Pokémon del mundo en coordinación con toda fuerza gubernamental. Básicamente, era imposible acceder a ella física y virtualmente.

Por ello, levantamientos en armas eran sencillamente nulos, pues las pocas armas similares que quedaban eran de juguete y las más peligrosas eran impulsadas por aire, y su munición muy pequeña para causar la muerte de un individuo. Aun siendo posible, no sería nada viable, pues tendrían que disparar a menos de 30 cm de distancia de sus objetivos; la peor decisión para tomar acción.

Por ello, los pokémon fuertes eran una parte totalmente fundamental. Pero, ¿qué había pasado con ellos? ¿Con todos los pokémon que el Team Rocket había logrado capturar y quizá entrenar desde su fundación?

— Intentaré ponerme en contacto con la Policía Internacional para saber más de ello. — Concluyó Citron, alejándose a la cocina para hacer su llamada.

Gary y Ash solo se observaron tensamente.

— Algo va mal. Muy mal.

— ¿También lo crees? — Preguntó Ash. — Que simplemente desaparezcan es malo de por sí. ¿Qué está pasando?

— No lo sé, amigo mío. Pero menos mal estamos aquí. — Dijo. El azabache lo interrogó con la mirada. — Somos dos de los entrenadores más capaces de la región y quizá los más grandes de éste pueblo, y tenemos a todos nuestros pokémon aquí. Si intentan hacer algo aprovechando la sorpresa, podremos retenerlos hasta que la ayuda venga. O podemos ir a brindar nuestra ayuda.

— Si intentan algo, ¿en qué ciudades crees que lo intenten?

— Seguramente Azafrán, Verde y Azulona. Teniendo esas, pueden avanzar más fácilmente.

— Pero si actúan, ¿cuándo sería? El Team Rocker se ha ido por algún motivo y dejó todo atrás…

Gary bajó la mirada pensativo. “Algo no está bien. Algo falta.”

— El Team Rocket solo opera en Kanto y en Johto…

— Pero a mí me han seguido alrededor de todo el mundo. — Comentó Ash con una sonrisa forzada.

— ¿Crees que alguien en otras regiones sepa de esto?

Ash intentó pensarlo un momento, pero no se le vino nada a la mente. El Team Rocket tenía presencia en Kanto y en Johto únicamente, aunque habían hecho apariciones en el resto del mundo, aparte de aquellas en las que había intervenido. Sería una buena idea preguntar si se sabía algo de los Rocket de esas regiones también… Quizá se mudarían de región, pero no tendría sentido dejar todos sus planes en Kanto.

— No lo sé, pero preguntaré. May viajó a Sinnoh hace unos meses, debería seguir allí; y Dawn está viajando por Johto ahora mismo, creo que está en Ciudad Cerezo.

— Preguntaré entonces al profesor Birch en Hoenn y trataré de comunicarme con alguien en Unova.

Gary tomó su Pokégear para realizar esas llamadas, mientras Ash usó el teléfono de su propia casa.

Primero buscó comunicarse con May, quien para su alivio contestó rápidamente.

— ¡Hey, Ash! ¡Que gusto verte! ¿Cómo has estado? — Fue lo primero que escuchó de una animada castaña.

— También me da gusto verte, May. Gracias por preguntar, ahora mismo estoy en mi casa con Gary y mis compañeros de viaje de Kalos.

— Ya veo. Yo espero un ferry para ir a Hoenn. Mi papá me pidió que regresara rápido por alguna razón.

— ¿No sabes exactamente por qué? — Ash pensó que quizá el Profesor Birch sabría algo. Por eso le pidió a May regresar a casa.

— No me quiso decir. Tan solo me dijo que Max también va para allá.

— Entiendo. Estás en Sinnoh, ¿cierto?

— Así es. En Ciudad Canal, siendo precisos. Faltan aún una hora para que mi ferry salga.

— ¿Podrías ver si hay alguna noticia sobre Kanto en la televisión?

— ¿Sobre Kanto? ¿Por qué lo dices? — La castaña solo pudo ladear su rostro y mostrarle una mirada de genuina confusión.

— Te lo explicaré, pero por favor revisa. — “Está bien…” respondió May mientras buscaba la televisión de la que parecía ser una habitación del Centro Pokémon. Al encontrarla, la encendió y buscó entre los canales cualquier noticiario.

Logró escuchar por la televisión un par de noticias de espectáculos, un anuncio sobre un concurso a llevarse a cabo en Ciudad Júbilo y finalmente una nota que le llamó la atención.

“La Campeona Cynthia, junto a dos miembros de la Elite Four han partido hoy a Kanto sin previo aviso. Al parecer, también los campeones de Hoenn, Johto, Unova y Kalos han partido junto a miembros de alto rango a ésta región hermana. Se desconoce el motivo de estos viajes y hay varias especulaciones, entre las que destaca una referente a la súbita desaparición de todos los miembros del llamado “Team Rocket”, una organización criminal con presencia en Johto y Kanto. No obstante, no se ha filtrado ni declarado nada respecto a esto, por lo que las posibilidades siguen abiertas. En otras noticias, Volkner, líder de gimnasio de Ciudad Marina―”

— Ash, ¿qué quiere decir que el Team Rocket ha ‘desaparecido’? ¿Qué sucedió? — Ash solo suspiró comenzando a temer por algún motivo que no lograba entender.

— May, es muy importante que regreses a Hoenn. No sé qué está pasando, pero es justo lo que dijeron en las noticias: El Team Rocket se fue. Lo único que dejaron fueron edificios y documentos, pero las personas y los pokémon se… desvanecieron de la noche a la mañana.

— ¿Qué…?

— Lo siento, debo colgar. Quiero preguntarle a Dawn si sabe algo de esto también.

— Está bien. También preguntaré sobre ello. Si me entero de cualquier cosa útil, llamaré a tu casa.

— Gracias, May. Hasta luego.

— Cuídate, Ash. Nos vemos.

Y la comunicación se cortó.

Inmediatamente, el adolescente de cabellos azabaches marcó al número del Centro Pokémon donde Dawn se había estado quedando durante la semana.

El teléfono sonó varias veces sin respuesta, hasta que la entrenadora de Sinnoh descolgó el videófono. Rápidamente saludó al azabache con una sonrisa animada.

— ¡Ash! ¡Hola!

— Hola, Dawn. Me da gusto verte.

— A mí también me da gusto. ¿Todo bien?

— Sí, bueno… — Dudó. ¿Quizá la desaparición del Team Rocket solo se dio en Kanto? ¿Debía alertarla también? “No, Johto y Kanto están juntas. Si el Team Rocket intenta hacer algo aquí, es probable que lo intenten en Johto también. Debo alertarla.” Se dijo.

— ¿Qué pasa? — Le preguntó la jovencita con un quedo de preocupación.

— ¿Te enteraste de la desaparición del Team Rocket? — Dawn inmediatamente se tornó seria.

— Sí, lo escuché hace poco por la Tv. Parece que todos desaparecieron tanto de Kanto como de Johto. ¿El Profesor Oak no sabe algo de eso? ¿Tal vez Gary?

— No… todos estamos ahora mismo investigando sobre esto. Gary está preguntando en Hoenn y en Unova, Citron trata de conseguir más información con la Policía Internacional por ser líder de gimnasio. Yo solo les he preguntado a May y a ti porque están en Johto y Sinnoh.

— Ya veo… ¿Qué crees que haya pasado?

— No lo sé, y espero que nada, Dawn… En todo caso, busca un lugar seguro. May debería llegar a Hoenn en unas horas, quizá deberías ir con ella, o puedes venir con nosotros a Pueblo Paleta.

— Hablaré con mi mamá antes. También me queda más cerca ir a Pueblo Paleta, quizá vaya para allá.

— Está bien. Enton-

Entonces comenzó todo.

Por el videófono sonó un gran ruido. La imagen se puso negra unos segundos y cuando regresó, una capa de polvo era lo que se lograba ver por la pantalla.

— ¿Dawn? ¿¡Dawn!? ¿¡Qué pasó!? ¿¡Estás allí!? ¡Dawn! — Entonces escuchó la tos seca de Dawn sonar levemente por la bocina del aparato.

— ¡Ash! ¿¡Qué pasa?! — Le preguntó Gary, acercándose apresuradamente junto a Citron.

— ¿Qué fue ese ruido?

— No lo sé, hablaba con Dawn y entonces la pantalla se puso negra. — Explicó con prisa. Pero se dirigió de nuevo al videófono. — ¡Dawn! ¡Por favor, contesta!

— Estoy bien… — Escucharon. Pronto el rostro de Dawn apareció de nuevo en la pantalla con un pequeño rasguño en su mejilla. — Fue una explosión. Aquí en el Centro.

— Sal de allí. ¿Estás en Ciudad Cerezo? — Preguntó el castaño con rapidez.

— Sí… — Tosió.

— Ve a Pueblo Primavera y busca al Profesor Elm. — Ordenó el mismo joven. — Ash y yo iremos para allá de inmediato.

Pero era muy temprano para hablar.

— ¡ASH!— Por la puerta, una alarmada Serena junto a Eureka y Pikachu entraron corriendo. — ¡Están atacando! ¡El Team Rocket atacó el Laboratorio del Profesor Oak y ahora mismo está luchando contra ellos! ¡Tenemos que ayudarlo!

— ¿¡Cómo!? — Gary nuevamente reaccionó antes. — Ash, ve por Dawn, yo retendré aquí al Team Rocket. ¡Apresúrate! — Y con eso, salió corriendo en dirección al Laboratorio de su abuelo.

— Estaré bien, Ash. — Contestó una más tranquila Dawn. — Ve con el Profesor Oak, yo me reuniré con el Profesor Elm aquí y trataré de investigar si también es el Team Rocket. — Entonces la peliazul notó a la joven de Kalos de pie junto al azabache. Ambas mozas cruzaron la mirada un segundo hasta que Dawn sonrió amablemente. — ¿Serena?

— ¿Eh? Sí, soy yo.

— Mi nombre es Dawn, también viajé con Ash por un tiempo. Él habla mucho de ti. Tenía muchas ganas de conocerte.

— Gracias. Ash también nos ha platicado mucho sobre ti. — Le sonrió de regreso. “Es bastante amigable…” pensó Serena en ese momento, insegura de cómo sentirse respecto a Dawn.

— También iré a Pueblo Paleta. Cuando ésto termine, quisiera conocerte más.

— Yo también.

— Entonces, iré saliendo. Tengan mucho cuidado. — Y con eso y una mirada algo insegura, la joven de Sinnoh cortó la llamada.

Citron estaba en cuclillas a la altura de su hermana menor y trataba de calmarla un poco por el súbito shock del ataque. Anteriormente ya habían pasado situaciones así, por lo que la reacción de Eureka lo tenía preocupado. Pikachu también se veía inquieto. “Algo está mal…”

— Vayamos con el profesor. — Ordenó el líder de gimnasio. — Controlemos la situación rápidamente para intentar ir por Dawn y reunirnos con alguien más, quizá con el líder de Ciudad Verde.

Asintiendo, los cuatro compañeros de viaje de Kalos y Pikachu salieron corriendo en dirección al Laboratorio del Profesor Oak.

​

Contenido oculto: Comentarios del autor

Buen día, gente.

En su momento, luego de pensar suficiente sobre la historia, sentí un poco de iluminación al ocurrírseme(?) el paralelismo y todo lo que conlleva. También, era una época de cambios para mi. Recuerdo que en aquel entonces (O sea, cuando este capítulo fue publicado por primera vez), yo había comprado una maleta, empacado algo de ropa y me fui una semana o dos a otra zona del país. Fue algo como mi última huida.

Sobre "Unus". En su momento, este título fue en realidad el tercer contenido que subí a Spies. Esto no quiere decir que éste sea el segundo capítulo o algo así, sino que el título fue usado para el segundo capítulos la primera vez que lo subí. Algo confuso, pero se resolverá muy fácilmente cuando actualice el fic. ¿Por qué cambié esto, en todo caso? Es básicamente porque tiene más sentido que éste capítulo sea Unus.

Sinceramente, no me esperaba tantos comentarios. Spies tuvo una recepción similar sobre lo que es el Piloto en el otro sitio, pero me gustó mucho leer sus opiniones sobre el estilo y las palabras. De corazón, gracias por dedicarle unos minutos!

Supongo que bastó un párrafo para asegurar que esto es Pokémon. La idea en la que gira Spies, no obstante, hace que el giro sea desde otra perspectiva. Por ejemplo: ¿De cuántas maneras se puede decir que el cielo es azul? Si le ponemos el título a un libro que explique esto como verdad absoluta, el más obvio sería "El cielo es azul". Si Pokémon es eso, entonces Spies sería algo como "Consecuencias de que el cielo no sea verde". Esto se verá reforzado en la siguiente actualización. Porque para el siguiente capítulo y durante algunos, quizá no sepan qué están leyendo en realidad.

Btw, gracias por comentar!

En realidad, es por dos motivos quizá absurdos:

1) Porque, aunque esté muy avanzado, Spies aún no ha terminado, y es algo como 'doctrina' personal el actualizar cada dos semanas cualquier fic que no tenga completo y 2), porque sinceramente no lo había pensado...

De allí que actualice algunos días después. Dado que el Piloto es muy seco, no siento que cuente como un capítulo. De hecho, en el otro sitio, llegué a subir dos capítulos a manera de disculpa por tardar creo 5 semanas o 6 en actualizar. De alguna manera, hago balance entre la cantidad de contenido que subo y el tiempo sin contenido que el lector tendrá. Por eso tiene sentido que actualice ahora, supongo...

Y, pensándolo desde tu perspectiva, es muy lógico que actualice con más frecuencia dado que tengo ya mucho. Así que aplicaré mi doctrina y tu comentario: Actualizaré cada dos semanas mientras no termine Spies. Eso quiere decir que, en cuanto esté terminado (Y colocado o no en el otro sitio), comenzaré a subir capítulos semanalmente. Si tengo excepciones, igual lo comentaré.

Sin nada más qué decir, les agradezco su tiempo y la oportunidad que le brindan a Spies. Ah, y vuelvo a advertir que el siguiente capítulo podría derrumbar sus teorías. ~

Gracias por leer!

Later. ~

 

1​

— Ash, despierta. Ya amaneció.

Le fue fácil despertar.

Se quejó un poco por la tensión en sus músculos, pero abrió los ojos.

Lo primero que vio, como cada mañana, fue a su amiga y compañera de cabellos y ojos azules.

— Buenos días.

— Buenos días. — Respondió ella.

Un saludo típico y cálido, como el de cada mañana.

Así eran sus amaneceres desde hacía años. Un saludo sencillo de la ahora mujer que descansaba en su misma cama y en sus brazos, causa del frío invierno.

Retiró sus brazos con suavidad de la delicada espalda de Dawn y se levantó procurando no descobijarla. Ella por su parte también se levantó y colocó rápidamente sus pantuflas gastadas por el paso de los años.

Ash se quitó el pijama y entró al baño para una helada ducha rápida. Se vistió con un par de jean viejos y los aseguró con un cinturón sintético y manchado de varias cosas. Sus confiables botas de trabajo cafés, que algún día tuvieron un color amarillo mostaza y una camiseta de cuello en V blanca. Encima, se colocó una vieja chamarra café gruesa y pesada de algún material suave al tacto y se retiró de la habitación a preparar el desayuno mientras Dawn se arreglaba.

Abrió el pequeño contenedor de poliestireno que tenían en la cocina y sacó de él un par de huevos y algunas verduras. Con una piedra oscura y un trozo de metal oxidado generó una chispa sobre su vieja estufa de gas y logró crear la flama. En su gastado sartén puso algo de grasa y comenzó a picar los vegetales con fluidez mientras se calentaba el traste. Colocó los vegetales y luego los huevos, finalizando la mezcla con un poco de sal y los dejó cocinar en la llama que le gustaría poder controlar.

Del mismo contenedor de plástico, sacó un bote de jugo de un litro y lo llevó a la pequeña mesa que tenían dentro de la misma cocina, y con él dejó dos vasos llenados hasta su mitad con agua. Uno de los vasos estaba estrellado y el otro roto de una orilla.

Revisó su comida y la removió un poco con el cuchillo.

Buscó entre las alacenas algo y finalmente dio con unas galletas que tenían guardadas. “No tenemos pan, así que es momento de abrirlas…”, pensó, y las llevó a la mesa también. Un paquete de galletas insípidas pero con buen contenido alimenticio.

Una revisión más a su preparación y supo que estaba lista.

Sirvió la mitad en un plato y dejó la otra en el sartén. Solo tenían un plato. Una única cuchara de hierro colocó en dicho plato y buscó un mondadientes en la cocina.

— ¡Dawn! ¡El almuerzo está listo!

— ¡Ya voy!

Siguió buscando y pronto dio con él. Cuando regresó la mirada a la mesa, notó a la joven de cabello azul de pie en la entrada a la cocina.

Esbelta y bella como él sabía que era. Sus ojos azules aún rebosaban de vida aunque en varias ocasiones estuvo a punto de perderla. Sus cabellos estaban más delgados y perdieron brillo a comparación de cuando tenía 15 años. Sus manos perdieron la delicadeza que las caracterizaba y en su lugar había varios rasguños y sus venas y arterias se marcaban ligeramente por los años de trabajo. Su voz se hizo más ronca, pero le sorprendía lo dulce que aun así era. Lo que, en todo caso, más le sorprendía aún era su cabello.

Dawn poseía su cabello largo cuando niña. Lo traía más corto que cuando la conoció en Sinnoh porque había decidido intentar un nuevo estilo cuando comenzó a viajar por Johto mientras él estuvo en Kalos. Por eso durante las veces que habló con ella ese año, la encontraba con el cabello un poco más largo la siguiente ocasión. Trece años después, no volvió a cortar su cabello. Sus lacios zafiros, sorprendentemente cuidados a pesar del maltrato, alcanzaban sus rodillas, quizá un poco menos. Y siendo ella una mujer de poco más de 5 pies y medio de altura, se puede adivinar que realmente llamaba la atención.

Como él, vestía unos jeans viejos ceñidos a sus muslos, botines altos marrones que se estaban quedando ya sin suela, una blusa blanca de largas mangas ligeramente acampanadas por el uso y un chaleco grueso y de color verde olivo, que más bien era una chamarra que encontraron en buen estado con las mangas destruidas. Abrigaba bastante, y por ello prefirieron arreglarlo y usarlo antes de cambiarlo. Su atuendo finalizaba con un gorro tejido del mismo color que sus botas, parecido al que usaba cuando niña, pero sin ningún motivo.

— ¿Hoy a qué hora regresas? — Le preguntó ella casualmente sentándose en la mesa. Ash le acercó un vaso con agua —el que no estaba roto— y el plato con huevo y cuchara.

— Para el anochecer, con suerte. — Respondió él, abriendo el paquete de galletas y tomando una. — Hoy es día de paga, así que intentaré terminar mi parte rápido para poder elegir algo útil. ¿Necesitas algo en particular?

Dawn negó con la cabeza llevándose un poco del alimento a la boca. Abrió el jugo y rellenó ambos vasos, mezclando las soluciones.

— Mientras tengamos comida, estoy bien.

— ¿Segura? Podría intentar conseguir un poco de shampoo o un cepillo nuevo para tu cabello. — Ofreció, agradeciendo con un simple gesto de cabeza la bebida y llevándosela a la boca. — Escuché que quizá traigan fruta también. Puedo intentar traer algunas fresas o manzanas.

— Gracias, pero estoy bien, Ash. — Sonrió, dejando de lado la cuchara un poco. — Consigue algo de comer y sal, lo de siempre. Nuestra ropa aún resistirá otros meses y el jabón que tenemos está bien racionado por semanas. Resistiremos el invierno con lo que tenemos ahora mismo.

El azabache no se sentía satisfecho con esa petición.

— Te conseguiré shampoo. Sé que has estado rellenando con agua tu pomo de shampoo para hacer que rinda más.

— ¿Insinúas que mi cabello huele mal?

Ash rio ante ese comentario. “Por supuesto que no. Yo sería el primero en notarlo si eso pasa, y he notado que tu cabello huele cada vez menos. Así que… ¿fragancia de frutas o de flores?”

La casa que compartían era pequeña. Tan solo era la sala, a la derecha de la sala la cocina, y al fondo de la sala otra puerta para el dormitorio principal y el baño. Todo compactado, con tan solo 4 ventanas. Tenían que lavar su ropa en el baño, pero ya eran muy afortunados por tener una regadera funcionando. Así no se exponían a los posibles peligros de bañarse en los pozos, como muchas otras personas.

Pero era costoso. Por eso ambos trabajan día a día para mantenerse a flote.

Dawn salía todas las mañanas junto a Ash en dirección al centro de la ciudad, donde pasaba toda la mañana y la mitad de la tarde en una maquiladora fabricando ropa. Le pagaban por cada pieza que hacía y tenía derecho a una manzana para la hora de la comida. Pero la manzana era muy poco constante. A veces era pan, a veces semillas, a veces algún tipo de caldo, pero no le importaba pues la alimentaban.

Ash, en cambio, pasaba la mayor parte del tiempo en los muelles, sirviendo prácticamente de mula de carga. De una embarcación a otra, o de un barco a los almacenes y viceversa. Cajas, costales… muchas cosas que nunca sabía qué eran. En los últimos años ya había recaído varias veces por la fatiga, pero no podía hacer nada mas que soportarlo y seguir trabajando. A Ash le pagaban casi tres veces más que a Dawn por ese trabajo, y cada fin de mes abrían las cajas que terminaban extraviadas y podían quedarse con algunos artículos de lo que había. Claro que no era el único trabajando allí. Tenía que competir día a día para ganar más que los otros miles de hombres y mujeres que iban diariamente allí para buscar algo de comer y con qué pagar su techo.

Afortunadamente para ellos, no tenían que pagar el techo. Ash se había encargado de ello y por ello Dawn le estaría eternamente agradecida.

Eran pobres, pero vivían mil veces mejor que muchas más personas— No. Tenían que ser felices porque, para empezar, estaban vivos.

Encerrados en Ciudad Portual, luego de ser desterrados de Kanto y Johto.

Dawn corrió mucha suerte.

Ash sobrevivió y tenía una enorme cicatriz en su espalda y brazo derecho a cambio de su vida.

Y estaban solos. Incomunicados. Totalmente ignorantes de lo que había sucedido después.

El aún presente miedo en la ahora mujer de cabellos azules era lo que los mantuvo unidos y firmes, curiosamente.

Las cosas habían cambiado demasiado.

Estaban juntos casi por obligación. Las cosas se dieron por consecuencias y por precauciones antes que por sentimientos.

Y debían asegurarse de que se les creyera. Debían hacer creer que realmente eran una pareja de adultos tratando de llevar a cabo una relación juntos, soportándose y saliendo adelante a base de esfuerzo y dolor.

— Terminé. Estuvo muy rico.

— Gracias. ¿Lista para irnos?

“Sí”, fue la respuesta de la mujer.

Ambos dejaron sus platos junto a la vieja estufa y se dirigieron a la puerta de su pequeño hogar.

Al salir, Ash cerró con las 4 cerraduras la puerta de acero de la casa con una paciente Dawn a su lado. La tomó de la mano y se tomó un segundo para entrelazar sus dedos con los suyos, antes de comenzar a caminar al oeste, pasando por las frías y sucias calles de la ciudad, bajo el siempre frío y gris cielo del puerto.

Trataban de no mirar a los ojos a nadie. Un error al mirar a la persona incorrecta en el momento inadecuado podría costarles muy caro. Ash no tenía problema en arreglar ese tipo de problemas, pero Dawn era otra historia. Aún tenía muchos miedos.

Por eso se dedicaron a caminar rectos a su destino, a donde tenían que separarse.

Allí, el torrente de gente se hizo presente. Todos vestidos para el frío con ropas viejas y rotas. Sucias y sin un quedo de vida visible.

— Te veo en casa. — Le dijo Dawn.

— Está bien. — Le sonrió.

Entonces sonó una alarma. Toda la gente se quedó quieta un momento, mirando en dirección al centro de la ciudad, donde una gran torre se mantenía firme y erguida.

Un quedo de miedo se mostró en el rostro de la población y de nuestros protagonistas.

Ash regresó su mirada a su compañera y ambos se dedicaron una mirada que solo ellos comprendían.

Los observaban.

Se había acabado el tiempo libre.

El ex-entrenador pokémon acercó su rostro al de la ex-coordinadora y tomó la barbilla de la misma con su mano izquierda. Dawn simplemente aceptó eso y cerró los ojos. Entonces sus labios se unieron. Como cada mañana al despedirse y cada noche al acostarse. Duró tan solo segundos, antes de que Ash se alejara y mirara a su compañera a los ojos un momento.

“Cuídate mucho, por favor. Y no te desvíes por ningún motivo.”

Ella asintió y se alejó de él para mezclarse con la gente, mientras él se incorporaba desde otro punto.

Así habían sido las cosas desde hacía 9 años que Johanna murió. Y así debían ser por un tiempo totalmente indefinido.

Era su realidad y la de muchos desde hacía trece años, que el Team Rocket ganó y finalmente se apoderó de Kanto y Johto, y para el final de mes del mundo entero.

Contenido oculto: Comentarios del autor

"What if they actually win...?", es una frase en mi firma en otro sitio. Y es el sumary perfecto si esta historia llega algún día a otro sitio conocido de FanFiction.

Con este capítulo y esa frase, les doy la bienvenida al universo de Spies.

En mi mente, añadiré, la escena funciona de esta manera:

En cuanto se menciona que la alarma suena, comienza esta canción, Spies de Coldplay. La escena corre lenta mientras la canción avanza, y justo en la línea "'They're all Spies" después del primer verso, es cuando se revela que el TR ganó, y la 'cámara' se aleja hacia el cielo, mostrando el rio de gente en esa mañana gris.

Esta es una mención curiosa, y de hecho hay algo planeado para ellos. Es un papel pequeño, pero relativamente importante. ¿Cómo se desarrolla? Tendrás que leer para saberlo. Aún así, admito que pasé mucho tiempo pensando en el trío porque son personajes a los que estimo mucho. Particularmente a James.

Así que, pidiendo una disculpa por los días de retraso -vacaciones- que me tomé, les entrego el resto de la base de este escrito que me ha acompañado ya un buen rato.

Muchas gracias a quienes se pasaron a leer. Gracias a Dr Kaos y a Dan Hatter por su Like, y en general gracias por la oportunidad, que de aquí en adelante hay muchas cosas que me ha gustado escribir.

Later. ~

 

Duo​

No podrían ir por ella.

El número de reclutas del Team Rocket era aplastante. Seguramente sabían que encontrarían resistencia en ese momento en Pueblo Paleta. Por eso mandaron reclutas experimentados con pokémon fuertes.

Eso pensaba Gary, pero Citron tenía un presentimiento peor.

— ¡Tauros, derriba a ese Nidoking!

— ¡Blastoise, mantenlos a raya! ¡Umbreon, Puslo umbrío sobre esos Drowzee!

— ¡Son muchos! ¡Demasiados!

Él, Gary, Citron, Tracey, el Prof. Oak y Serena trataban fuertemente de mantenerlos alejados del pueblo, o al menos más allá del laboratorio, tanto tiempo como fuese posible mientras llegaba la ayuda que habían pedido a Ciudad Verde y a Isla Canela.

Los superaban al menos 7 a uno y tenían más de 3 pokémon cada uno. Nidoking, Muk, Crobat, Seviper, Arbok y varios Aerodactyl. No tenían idea de cómo habían obtenido a tantos ni cómo controlaban pokémon tan fuertes.

Ash estaba muy preocupado por la gente del pueblo. Muchos entrenadores locales trataban de apoyarlos, pero la diferencia de fuerzas era abrumadora. Los Team Rocket estaban además muy organizados. Como si no fuera la primera vez que hacían ese ataque. Como si ya lo hubiesen repetido cien veces en el pasado y supieran exactamente qué hacer frente a qué circunstancia. Estaba preocupado por su madre y por Eureka, siendo las más vulnerables. También estaba preocupado por Dawn y la certeza de que también había levantamientos en Johto. No tuvo más noticia de May luego de hablar con ella por teléfono.

Estaba preocupado principalmente por Brock y Misty.

Todos los presentes sabían que el grupo de Rocket que había frente a ellos era uno pequeño, quizá diseñado específicamente para contener a los entrenadores bajo el brazo del Profesor Oak y los que sabían que estaban presentes, como eran Gary, Tracey y él. Pero aún con el factor sorpresa de Serena y Citron eran muy difíciles.

Ellos ya habían derrotado a 5 de sus pokémon sin ellos tener una baja.

— ¡Profesor! ¡Viene ayuda desde el sur!

Gritó uno de los ayudantes del Profesor Oak.

Un sentimiento de alivio se propagó entre ellos.

Del sur, justamente, varios entrenadores más llegaron. Varios volando sobre Pidgeots, Fearrows, Tropius y un Charizard. Otros corriendo o sobre Arcanine y Luxray.

Ash contó rápidamente a 15, un número muy bueno en ese momento. Junto a esos entrenadores sin duda ahora eran bastante capaces de derrotarlos.

— ¡Muy bien! ¡Terminemos esto! — Gritó Gary. Pronto una ovación lo siguió y la batalla aumentó de escala en su favor.

Nunca antes había luchado de una manera tan furiosa contra alguien. Había vivido batallas con muchos entrenadores en el pasado, pero esta era simplemente diferente. Había algo extraño en el ambiente, y sabía que provenía del Team Rocket.

Estaban tranquilos. Demasiado tranquilos para la situación.

Pero la batalla continuó creciendo. Continuó ganando intensidad. Los ataques más poderosos de ambos bandos se hacían presentes y el hecho de herir a los entrenadores se empezó a hacer totalmente irrelevante.

Ash ordenaba directamente a Pikachu, Infernape, Tauros y Heracross. El resto de sus pokémon luchaban libremente con la orden de contenerlos y pocos otros junto al Pofesor Oak.

Gary estaba a su derecha y a la derecha de Gary, Serena y Citron. Los tres luchando con toda su fuerza y sus pokémon disponibles. Citron tenía una batalla particularmente difícil, a su parecer. Tenía que servirle de apoyo a Serena y además mantener alejados a los reclutas para evitar ser flanqueados.

Los entrenadores que llegaron después estaban descansados, así que lograron echar para atrás el avance de los Rocket rápidamente, pero aún daban mucha pelea. Incluso con superioridad numérica, los reclutas podían manejar la situación con una frialdad escalofriante. “Ellos saben qué hacer… ¿O están esperando algo y solo saben aguantar allí?”

Y ese mismo momento, una luz verde y muy brillante se disparó al cielo de Kanto, cesando la batalla unos segundos. La bengala voló por varios metros y levitó un largo rato, resaltando su color en el ya naranja cielo de la región.

— Avancen.

Ash regresó la mirada ante esa palabra. Los Team Rocket aún se mantenían serios para cuando cada uno lanzó otras dos pokéball.

A la batalla se unieron Magnezone, Elektross, Chandelure, Toxicroak, Haxorus, Kingdra, Machamp, Houdoom, Garchomp, un Drapion, tres Honchcrow, dos Dragonair y un Hydreigon. La orden para los dragones fue inmediata.

— Cometa Draco.

La orden fría se dirigió, y con rapidez se ejecutó, lanzándose diversas esferas de energía al cielo que pronto explotaron y descendieron directamente sobre los entrenadores y el pueblo.

— ¡Cúbranse! — Gritó alguien.

Gary ordenó usar Protección a su Umbreon inmediatamente, y dentro del campo lograron entrar los dos locales y los jóvenes de Kalos. Citron regresó a buscar con su mirada a su hermana y respiró con un poco de tranquilidad al ver que el Mr. Mime de la señora Ketchum protegía a su dueña y a la pequeña rubia.

— Dragones… — Murmuró Gary. — Glalie es la mejor opción por ahora, especialmente contra los Garchomp. — Le dijo a Ash.

— Cierto.

Ambos buscaron con la mirada a dicho pokémon, llevándose la mala imagen de éste siendo atacado por varios Chandelure de los Rocket.

Pero también había otros pokémon de tipo hielo siendo sometidos de la misma manera. Los pokémon de tipo agua que intentaban apoyarlos eran atacados por los Elktross y Magnezone del Team Rocket. Los Kingdra y los Houdoom cubrían a éstos últimos mientras el resto de los pokémon del Team Rocker atacaban directamente a la improvisada fuerza de resistencia de Pueblo Paleta.

Habían pensado bien en los movimientos que debían usar.

Citron comenzó a sentir pánico.

Sabía perfectamente que estaban siendo acorralados, y ahora que también atacaban a los entrenadores solo lo hacía sentir más presión aún. Ellos estaban atacando en serio. No apartarían la mirada para herir a alguno de ellos, pero, ¿él era capaz de herir a alguien? ¿Incluso para proteger a alguno de sus aliados o amigos?

— Es demasiado… — Articuló la única chica entre ellos. — Nunca había visto a gente tan… tan…

— Desquiciada. — Complementó Gary. — Si siguen así, no tendremos más opción que o rendirnos… o atacarlos con las mismas intenciones.

Y Ash no quería eso.

— Debe haber otra manera. Solo no la hemos visto. — Dijo, tratando de convencerse también a sí mismo. Pero las maneras que le llegaban a la mente solo eran derrotar a los pokémon de sus atacantes y tenían con esa tarea ya un par de horas. La otra manera era inmovilizando a los reclutas, pero nada le aseguraba que los pokémon dejarían de atacar por eso.

Además aún tenía un muy mal presentimiento sobre los reclutas, quienes simplemente mantenían firmes y erguidos su posición detrás de los pokémon, analizando fríamente la situación y lanzando ordenes tan esporádicas que lo frustraban. Ellos sabían perfectamente qué hacer, y si no encontraba la manera de darle la vuelta a la situación…

El escudo de Umbreon cesó cuando los proyectiles dejaron de caer, y el mismo pokémon oscuro cayó presa del cansancio. Gary no tuvo otra opción mas que regresarlo a su pokéball para que intentara descansar de la gran carga que sabía que tuvo que soportar con ese ataque.

Ash miró hacia atrás, encontrando aquel pueblo al que regresaba tras cada viaje en llamas. Muchas de las casas estaban destruidas y el suelo tenía varios cráteres de tamaño considerable.

—Ese poder… — Solo pudo decir, totalmente sorprendido y aterrado.

“Son… tan fuertes que no parece normal…”

— ¡No podemos buscar otra salida! ¡Intentaré atacar directamente a los reclutas!

Un adulto, quizá en sus tardíos veintes gritó, abriéndose paso entre los cráteres, los pokémon y sus aliados, corriendo directamente hacia uno de los reclutas, que presumiblemente estaba al mando de uno de los Dragonair.

Se acercó, totalmente dispuesto a noquearlo de un golpe o una patada o cualquier cosa que se le viniera a la cabeza en ese momento. Pero el recluta lo esperó allí, con esa mirada inexpresiva, y casi burlona. Retándolo a atacar.

Aquel joven castaño pasó con pocos problemas a varios de sus atacantes antes de lanzarse para intentar embestir al sujeto de negro.

Todos vieron que el recluta llevó su mano a su cinturón, a la parte trasera del mismo. El castaño entonces tapó la visión de lo que sacó. Antes de que alguien pudiese adivinar qué era, sonó una explosión.

Pero, muy, muy pequeña. Sonaba incluso controlada.

— ¡Gah! — Escucharon aquellos cercanos a la escena. Entonces, aquel entrenador se dejó caer en sus rodillas y llevó su mano derecha a su pecho, mostrando una mueca indescriptible de dolor. Cuando inhaló aire, lo hizo de manera agónica, y de su boca cayó un hilo de sangre.

Entonces aquel entrenador de no más de treinta años se derrumbó boca abajo con su mano aún sobre su pecho y se quedó allí. Inmóvil. Uno de los varios Machamp cercanos se acercó al hombre con lentitud y lo tomó con increíble facilidad con una de sus manos por la cabeza y lo levantó a la altura de su pecho. El recluta que iba a ser embestido hizo un gesto con la cabeza y el pokémon luchador lanzó al castaño de vuelta al lado de la resistencia. Rebotó un par de veces sobre el duro césped y rodó dos veces, quedando boca abajo. Alguien se acercó a socorrerlo casi de inmediato y le dio la vuelta. Una gran mancha de sangre que se estaba expandiendo fue la única pista que tuvieron, así como su fuente: Un agujero que atravesó limpiamente el cuerpo de aquel joven al centro del pecho.

Cuando Ash regresó la mirada a los reclutas Team Rocket vio que los reclutas ahora cargaban algo. De forma mundanamente familiar, color negro y forma de escuadra.

— ¿C-cómo consiguieron armas…? — Escuchó decir al Profesor Oak.

No le respondieron. Citron, Gary y Ash lo comprendieron totalmente al instante después de la palabra clave.

“Armas”

— Extermínenlos. — Dijo un recluta al azar.

Pronto, más pequeñas explosiones se produjeron y varias personas cayeron. A la par, una segunda ronda de Cometa Draco, al que se le añadieron también los Dragonair, Kingdra y Haxorus.

— Ugh… — Ash regresó la mirada a su derecha, donde provino ese quejido. Vio aterrorizado la mirada perdida de Gary, la sangre en su boca y al bajar la mirada, dos agujeros en su pecho. Serena y Citron compartían su mirada. — Huyan… — Susurró el castaño, antes de colapsar de frente sobre el frío suelo de su pueblo natal.

— ¡¡¡HUYAN!!! — Gritó alguien detrás de ellos, y sus cuerpos a partir de entonces se movieron solos.

Contenido oculto: Comentarios del autor

Leyendo de nuevo el fic, no pude evitar hacer pequeñas correcciones de estilo. En aquella época estaba transicionando (<-- ¿Esto existe?) de un estilo a otro. Spies fue el segundo trabajo en el que comencé a trabajar en el segundo estilo, pero me gustaba cómo sonaba(?) la historia en el antiguo estilo, así que los mezclé. Los capítulos con nombre en latín (Como este) los llamaré "Capítulos memoria", y están narrados en el nuevo estilo. Los capítulos con número romano son los "Capítulos primos", y están narrados en el estilo antiguo. Algunos capítulos más adelante, los estilos se funden.

Nunca he tenido lectores frecuentes (Creo), así que nunca esperé que alguien hiciera notar que este capítulo es un cambio sustancial a lo que siempre escribo. Y es que soy un fanficker (<-- ¿Esto existe?) que sencillamente ama narrar la belleza del día a día. Soy una persona poco conflictiva y me gusta que mis días sean tranquilos, con su sana dosis de emociones, claro. Spies no es un paseo por el campo. Es un fic que narra cambios. Cambios en todo el mundo. Cambios en las personas, en la cultura, en la civilización... Espero logren seguirle el hilo (No es TAN complicado ni súper profundo como San Serial Experiments Lain), que me esforcé en que hasta las cuestiones de días quedaran debidamente afinadas. Este fic tiene una timeline propia.

Ahora, a responder. ~

Para responder al primer párrafo... creo que harán falta unos 2 capítulos. Entonces todo estará dicho. Sobre los pokémon quizá haga falta un poco más. ~

Para el segundo, en realidad es mi segunda historia larga (Totalmente de mi autoría, that is). La primera no está publicada porque es una novela que sigue en edición. Tengo ya como 4 años con ella, y planeo publicarla como historia original aunque los personajes están basados (Técnicamente) en varios personajes de pokémon, aunque con roles bastante distintos. Demasiado, de hecho. Aparte de eso, tengo como 20 OS o similares, la mayoría del género Slice of life (Lo que dice mi firma [Si pudiera verse. :'v]).

Eso último sí puedo responderlo... Resulta que no vi XYZ. :v No sé, no me atrapó, aunque vi los primeros 20 o 30 caps. Serena, Citron y Eureka son importantes en esta historia, pero puede que no sea lo que se espera. Así que básicamente ellos son los únicos personajes de XYZ que usé/usaré. Los legendarios tienen otra explicación pero viene mucho más adelante.

De allí en más, ¡muchas gracias por leer! Espero de corazón que este canijo sea de tu agrado. ~

Me alegra leer eso. Es el efecto que esperaba. :D

Tengo mucho tiempo con un tipo de historia en mente, y Spies me ayudó a catalizar algunas ideas. Puedo afirmar que mi siguiente historia larga (Aparte de un harem adolescente (Con personajes que piensan) que siento la necesidad de escribir como apoyo para otra zona) sería una mezcla no post-apocalíptica de Spies y la hermosura de historia de Boku dake ga inai machi. La cotidianidad es uno de los temas claves, pero visto desde un punto de vista infantil en un pueblo severo y frío.

También, el Pearlshipping es mi shipp favorito del mundo del Anime. Pero, no era mi intención que esto fuera Pearl. Como quería retarme un poco, hice papelitos y elegí varios al azar. Antes de abrirlos, les asigné un rol (Héroe, Anti-héroe, Protagonista, Coprotagonista, Bardos, que son 2, y Jinetes, que son 4). Algo curioso además es que 3 de esos jinetes fueron OC y el cuarto uno de mis personajes favoritos. Dawn y Ash fueron los Bardos, y por la manera de narrar Spies debía sí o sí forzar una relación entre ellos para que trabajasen como uno (O lo intentaran). Por esto no considero esta historia un fic de romance. Y por esto también considero el shipp de Spies un "Forced Pearlshipping", que en realidad tiene un segundo shipping que sí era OTP en este universo. De allí en fuera, el resto de los personajes (Que son relativamente pocos) tienen papeles más bien pequeños pero necesarios para generar el impacto y el encarrilamiento necesario para la idea final del fic.

Spies es mucha tela a nivel psicológico, pues juego con conceptos de psicología individual, psicología de grupo, psicología bajo estrés, instinto humano a nivel animal y confianza.

Mi meta por ahora, es terminar esta historia antes de que cumpla 3 años. Al paso que voy... quizá pueda. Tendré que apurarme en la U, darme tiempo entre mis ensayos y jugar menos.

Dicho eso, agradezco nuevamente por leer. Me gusta leer sus pensamientos sobre lo que sucede en los capítulos. Por eso, los animo a que me sigan compartiendo sus ideas.

Later. ~

 

Tres​

Corrió tratando de evitar todos los ataques posibles estando consiente de que los pokémon ahora no serían su manera de ganar.

Más bien, no había manera de ganar.

Muchos de sus pokémon fueron capturados durante su carrera en pokéball que le eran bastante familiares. Negras, similares a las Net Ball que veía anunciadas en tiendas de captura especializada. Capturaban a sus compañeros de viaje uno por uno a pesar de ellos tener una pokéball propia.

Pero su cuerpo no podía gritar o regresar a ayudarlos.

Solo recordaba que junto a él, corrían su inseparable Pikachu, Sceptile y Quilava. A su derecha iba Citron corriendo a una velocidad que no recordaba que fuera capaz de alcanzar y con Eureka en brazos. Más adelante iban su madre, Tracey y el Profesor Oak.

Serena iba junto a él, con su mano enlazada con la suya. Por seguridad, pensó en ese momento, regresó al resto de sus pokémon a sus respectivas esferas.

Sentía la necesidad de sacar a Serena de allí antes que a nadie, por algún motivo. “Ella está en peligro. Debes sacarla del peligro” era lo que le llegaba a la cabeza cuando entre sus incoherentes y esporádicos hilos de pensamiento algunas palabras hacían sentido.

Pero quizá por la carrera en las largas praderas de Paleta, no notaron cómo estaban siendo rodeados.

Por el lado izquierdo numerosos reclutas corrían y los alcanzaban con una sencillez escalofriante, y con destreza accionaban sus artefactos bélicos, acertando en personas que él recordaba muy bien como vecinos, y varios de los jóvenes eran amigos suyos.

Compartía las praderas para jugar a cualquier cosa. Simples carreras, escondidas, veían quién podía lanzar más lejos una roca y veían quién tenía la mejor puntería.

Una explosión no muy lejana lo sacó de sus pensamientos y miró al cielo. El turbio naranja del atardecer le parecía una broma de mal gusto.

Siempre recordaba a su pueblo por su buen clima y sus albas y crepúsculos asombrosos. Podía ver las estrellas cuando necesitaba despejar su mente o cuando no podía dormir, y le gustaba mucho ver el ocaso cuando regresaba de sus viajes, para poderse ‘recargar’ de vida y poder seguir delante de nuevo en una región nueva para buscar más experiencia y acercarse más a su sueño.

Ahora, la hermosa vista estaba acompañada por proyectiles que ya habían destruido gran parte de su hogar y habían tomado muchas vidas de gente.

Habían tomado ya a su mejor amigo.

— ¡Ash! ¡Cuidado!

Reaccionó muy tarde.

Antes de darse cuenta, uno de los tantos meteoros golpeó muy cerca de él; delante de él y salió disparado hacia atrás.

No soltó a la joven de Kalos y la adrenalina lo hizo reaccionar en seguida para ponerse sobre ella y evitar que saliera lastimada.

Varias pequeñas explosiones sonaron a su alrededor y para su extrema suerte ninguno golpeó cerca. Pero no iba solo. Se retiró de encima de Serena y la ayudó a reponerse del impacto que le supuso la caída mientras buscaba con la mirada al resto de sus amigos y compañeros de viaje.

Más adelante vio a Tracey y a su madre moviendo desesperadamente al Profesor Oak, quien estaba boca abajo y no respondía. El peso del mundo se le comenzó a venir encima al verlos gritando en vano, y notó que dejó de escuchar. Todo se quedó mudo, y si lograba sentir algo eran las vibraciones en el suelo de los meteoros de los demás pokémon del Team Rocket. Algunos cercanos, algunos lejos.

Miró en dirección a donde corría Citron con Eureka en brazos. Como con el Profesor, Eureka le hablaba a su hermano con los ojos llenos de lágrimas, pero veía cómo el rubio trataba de ponerse de pie usando la fuerza de sus brazos. Sus pokémon, más adelante, estaban noqueados y el único que estaba aparentemente sano era el pequeño Dedenne de la niña.

Pikachu estaba derrotado más adelante y podía ver que estaba herido. Muy mal herido. La explosión y su caída además desprendieron su cinturón y veía sus pokéball más adelante.

Se levantó sin notar que nunca soltó la mano de Serena y trató de ir a donde Citron, pero otra explosión lo lanzó hacia adelante junto a ella y fue cuando soltó la delicada mano de la joven.

Trató de reponerse, pero un dolor inmenso lo atacó y lo obligó a gritar aunque él no se escuchara tampoco.

Serena pronto trató de hablarle y preguntarle si estaba bien, pero no podía responderle nada. Solo estaba allí, tirado y sufriendo una herida en donde creía estaba su riñón derecho, con un sabor a tierra en la boca.

Notó entonces que los Rocket ya estaban junto a ellos. La mayoría los pasaba de largo, pero uno se interesó por Eureka, quien aún trataba de ayudar a su hermano a levantarse, con su redondo rostro lleno de suciedad y lágrimas.

Serena también lo notó, y aunque Ash logró ver la duda en sus ojos, se alejó de él y corrió hacia la pequeña rubia cuando el sujeto tomó con firmeza su arma.

Eureka lo miró con terror en sus grandes orbes azules, incapaz de moverse por el shock que le presentaba tal artefacto luego de presenciar a tierna edad de lo que era capaz. Citron se dio la vuelta con mucha dificultad y logró ver también cuando Serena se ponía en la trayectoria del arma y con ambas manos luchó para desviar la fusca y evitar que la niña saliera herida.

Pero aquel recluta era más fuerte. Con su mano libre dio un limpio golpe al rostro de la joven de Kalos y la derribó a sus rodillas. Pero reacia a ceder en proteger a Eureka se trató de levantar, para ser recibida por un segundo golpe que casi la noquea, siendo ‘casi’ la palabra clave.

El líder de gimnasio entonces logró sacar fuerzas y prácticamente de un salto arremetió contra el recluta también, logrando con mejores resultados contener al sujeto. Serena se repuso nuevamente a una velocidad increíble y se unió a Citron en la lucha.

Ash siguió inmóvil.

De un cabezazo, el recluta logró amedrentar al rubio y empujó con la suela del zapato a Serena, quedando frente a una petrificada Eureka. Levantó su arma de nuevo y accionó el gatillo.

El azabache vio cómo Serena se daba la vuelta para abrazar a Eureka para intentar protegerla con su propio cuerpo, y también cómo nuevamente el líder de Ciudad Luminalia se puso de pie y abrazó a ambas féminas para intentar protegerlas.

Sus oídos se destaparon y todo el bullicio de esa masacre entró y se registró a su memoria al unísono de ese disparo, junto con la imagen de Serena cayendo de inmediato tras el disparo con la pequeña en brazos y Citron aún firme a pesar de la sangre saliendo por su boca y de que el proyectil atravesó su cuerpo.

El recluta vio eso y sin mostrar aún algún quedo de expresión accionó el arma de nuevo sin re-apuntar. La segunda bala entró al cuerpo del rubio y se quedó allí. Y esa vez, cayó al suelo, sobre el cuerpo tibio de Serena y los llantos de su hermana menor.

Quiso moverse. Correr hacia ellos y tratar de levantarlos. Quería creer que estaban fingiendo para que ese sujeto se alejara y así podrían huir los tres.

Pronto su propia seguridad comenzó a importarle muy poco.

Estiró su brazo, más pesado que nunca, en dirección a sus amigos con la ilusión de alcanzarlos, pero fue inútil. Miró hacia donde estaba su madre y Tracey, pero solo encontró tres cuerpos, uno sobre el otro.

Más adelante el pueblo en llamas.

Más adelante, más bultos de cuerpos.

Cráteres por las explosiones.

Y sangre.

Lo último que vio fue la sangre de todas esas personas, regada por los siempre verdes campos de Pueblo Paleta.

La sangre que debía estar dentro de esas personas, procurando que siguieran con vida.

Pero ya no tenían vida.

No tenía a sus pokémon.

Perdió a quienes consideraba su familia, y perdió a sus pokémon, a sus compañeros de aventura. Su mente le recordó que había mucha gente más allí afuera.

“No he hablado con May… ni he ido por Dawn… Quiero ver cómo está Iris…”, y su lista siguió adelante, con nombres, deseos y preguntas que jamás iban a tener una respuesta.

Los llantos de Eureka y más gritos y explosiones eran todo lo que quedaban para él.

Miró a Eureka llorando como nunca pensó verla. Lloraba incluso más de lo que siquiera llegó a imaginar que un niño podía llorar.

Pero no todos los niños son testigos de la muerte de amigos y familia. Sabía lo apegados que eran Citron y Eureka. Debió ser algo extremadamente duro para ella.

Y él no podía pensar en nada.

Solo tenía su mirada perdida en algún punto totalmente al azar. Vio cuando los reclutas regresaban del pueblo, algunos cargando personas.

Uno de tantos se acercó a Eireka y la tomó contra su voluntad, arrancándola de la protección de Serena. Dicho recluta pateó a quien fue una de sus más grandes amigas para poderla alejar de la pequeña e ignoró a Citron.

También sintió como alguien lo levantaba.

— ¿Qué hacemos con éste y el rubio? — Escuchó. Una voz ronca y casi mecánica.

— Están heridos. No suponen amenaza. — Le respondió una segunda voz. — Que los curen. Son jóvenes y seguramente nos serán de utilidad.

— ¿Carne fresca?

— O más mano de obra.

No entendía a qué se referían.

Más importante, ¿Eureka estaba herida, a pesar de los esfuerzos de Serena y Citron?

Eso fue lo último que se registró en su memoria para finalmente caer presa de un sueño profundo, frío y desconocido.

Contenido oculto: "Comentarios del autor"

Esta ocasión no tengo tantos comentarios. He estado un poco seco y tengo la mente en otros asuntos. Además del carajo de calor que estuvo haciendo ayer, hoy, y que supuestamente será peor mañana.

Viva la costa.

No sabes cómo me estuve peleando con ese pedazo de texto. xDD Al final opté a esa ambigüedad porque las dos maneras que usaba para referirme al conjunto del Team Rocket eran, mayoritariamente, "Team Rocket" y "ellos". Era algo como un pronombre oculto, pero no encontré las palabras para hacer esa frase lo más corta posible, para añadirle drama a ese hecho.

Y, la frase larga, es que "Los reclutas del Team Rocket ya habían derrotado a 5 de los pokémon de la improvisada resistencia de Pueblo Paleta, mientras la misma no había podido ni con un pokémon oponente."

Sobre el resto del comentario, entonces quizá te gustó este capítulo. O esa parte en particular.

Oh, pero descuida. Ese amor a Serena tuyo tendrá lugar a futuro. :v

Sin nada más que comentar por ahora, agradezco la oportunidad que le están dando a Spies. Me gusta leer sus pensamientos, así que los animo a dejarme los suyos. Cualquier otra observación será bien recibida y agradecida, que me ayuda a ser más observador y severo conmigo mismo. Todo sea por la calidad.

Later. ~

 

2​

Camino al trabajo, Dawn procuraba mezclarse con la mayor cantidad de mujeres posible.

Portual estaba bajo el control de uno de los Lugartenientes del Team Rocket más siniestro de la organización.

Mientras algunos líderes preferían mantener a todos los ‘ciudadanos’ literalmente esclavizados y controlados, casi como si fuesen bestias de trabajo, aquel desquiciado hombre prefirió ‘jugar’ con la realidad de las personas.

Cercó Portual con una muralla de concreto de 9 metros de altura. Cada nodo necesario para la barrera era una torre de vigilancia inmensa en la que, según tenían informado, había 4 plantas con 50 miembros del Team Rocket vigilando “la paz de la ciudad”.

La muralla incluso entraba al mar y cercaba totalmente la ciudad.

La única manera de salir de Portual era una transferencia de ‘personal’ o en una bolsa de plástico, normalmente en piezas que serían después arrojadas al mar para alimentar Sharpedos o llevadas al Monte Cenizo y ser arrojadas a la lava.

Como hicieron con su madre.

La mujer de ojos azules hizo un gran esfuerzo para evitar que su mueca de puro odio se hiciera presente en su rostro. Ese descuido podría provocarle tanto a ella como a Ash un gran problema después. Y no podía permitir eso.

Ash había sido demasiado atento con ella para permitirse darle aún más problemas de los que ya sabía que le daba.

El azabache trabajaba mucho más que ella y casi se encargaba de todos los gastos y problemas de la casa que compartían. Él consiguió la casa, en primer lugar. Él consiguió la estufa en la que diariamente podían cocinar y comer algo caliente. Él consiguió los utensilios, él conseguía los ingredientes, las bebidas y los condimentos. Consiguió los libros, consiguió los muebles, consiguió las cerraduras y las sábanas. Consiguió sus ropas, consiguió arreglar el drenaje de la casa para que pudieran tener una regadera funcionando y se aseguró que nadie utilizara el agua que llegaba a su casa, para estar totalmente seguros de que no contraerían alguna infección o enfermedad que se propagó por el agua.

Ash era la única constante de su vida y le dolía que fuese básicamente un parásito para él. O al menos ella así lo veía.

Pero no podía separarse de él. Tenía un miedo inmenso a estar sola y fue el mismo azabache el que la hizo desprenderse poco a poco de ese temor a la soledad, aunque para ello tuvo que comprometerse a no dejarla sola si no era estricta e inminentemente necesario o si era por su bien físico o moral.

“Hace 15 años no me podría imaginar a Ash como es ahora. Ni siquiera si me hubiese enamorado perdidamente de él…”

Ash había sufrido mucho también.

Sabía que perdió a muchos de sus amigos en la batalla de aquel día, en Pueblo Paleta. Perdió al Profesor Oak, a Gary y a su madre, solo por mencionar a algunos. Fue separado de sus pokémon y de Pikachu, particularmente. Además, resultó herido con algún ataque que hizo explosión y por eso tenía una gran quemadura en su espalda y parte de la mano.

Por motivo de sus heridas no fue considerado una amenaza y lo llevaron al campo de concentración de Ciudad Verde. De allí, para su mala o buena suerte, fue enviado a Portual. En aquel entonces aún no se elegían a los Lugartenientes de cada zona.

Dawn, en cambio, conoció de primera mano al hombre que controlaba la ciudad.

Durante el ataque a Ciudad Cerezo, a diferencia de Pueblo Paleta, el Team Rocket entró atacando con todo lo que tenían, sin hacer un plan meticuloso para añadir el factor sorpresa a la ecuación. Fue más bien una escaramuza relámpago que terminó en derrumbar la ciudad en poco menos de dos horas. Tiempo en el que ella huyó como pudo con su Piplup en brazos en dirección a Pueblo Primavera con la ilusa idea de que alguien allí podría ayudarla o darle refugio. Quizá encontraría a un grupo de gente dispuesta a darles cara a los villanos y ella entraría allí hasta que Gary y Ash llegaran con más ayuda.

Para su mala suerte, Pueblo Primavera ya había sido atacado y era el campo de concentración improvisado de Johto. Fue encarcelada, privada de sus pokémon y únicamente por suerte no fue tomada como ‘esclava’. Ash y ella se enteraron muchos años después lo que les hacían a las ‘esclavas’.

Varios días después fue llevada a Ciudad Trigal, donde se le asignó un número al azar y fue enviada a Portual. Tras hacer cuentas, supieron que Ash fue enviado unos diez días antes que Dawn.

Como sea, el problema y su suerte fueron probadas por segunda vez una vez llegó a lo que parecía ser una mesa de registro. Allí, se les preguntaba su nombre y el número que se les asignó en su ‘lugar de origen’.

— Mi número es el 001-471. — Se limitó a contestar.

La mujer en el escritorio la observó con frialdad mientras corroboraba algo. Después se formó en su rostro una mueca enferma y divertida. Tomó su radio y presionando el botón en el mismo dijo “Señor, tenemos un ciudadano repetido”.

Unos minutos después, una mujer de quizá cincuenta y tantos años, herida, llegó junto a ella. Y dos minutos después un hombre apareció. Un sujeto de expresión burlona, delgado y alto.

— ¿Pueden por favor decirme su número de control? — Pidió sorpresivamente amable. Ambas se miraron con duda y miedo obvios. Primero aquella mujer recitó su número, que para su temor, era el mismo que se le había asignado a ella. Preguntaron por su ‘origen’, y ambas venían de Trigal. — Vaya, vaya… Aquí tenemos un pequeño problema… — Dijo aquel sujeto de cabello y barba púrpura.

— ¿Qué deberíamos hacer, señor? — Preguntó la mujer del escritorio, aún con esa escalofriante sonrisa.

— ¿Pues no es obvio? — Rio aquel hombre. Dawn sintió totalmente que ese sujeto era muy peligroso. Demasiado. — Si te envían dos mercancías en lugar de una, debes regresar una. Así es como una sociedad funciona correctamente: Confianza.

Ambas féminas pensaron entonces que una de ellas regresaría Trigal. Pero los instintos de Dawn aún le exigían salir corriendo de allí

— Lamentablemente… — Aquel sujeto entonces sacó un artefacto que Dawn había podido ver varias veces accionarse. Sus ojos se abrieron hasta casi salirse de sus cuencas por el miedo y comenzó a entrar en pánico. — Nuestros proveedores no aceptan devoluciones.

Con una rapidez que ninguno de los presentes logró seguir, colocó el arma en la frente de la mujer mayor y sin más reparo accionó el gatillo, dejando un agujero en el cráneo de la pobre mujer que simplemente se desplomó boca arriba y comenzó a convulsionar un par de veces.

— Vaya si es terca, señora. — Rio el hombre accionando el gatillo varias veces en el cuerpo agónico de la mujer hasta que un agudo ‘click’ sonó, indicando que el arma se había quedado sin munición. Aquel hombre miró a Dawn con una sonrisa tan amigable que solo logró arrancarle unas lágrimas de puro terror. — Iba a morir de cualquier manera aquí dentro. Además… tú puedes sernos más útil. De muchas maneras.

Dawn tuvo que sacudir su cabeza un poco para salir de ese recuerdo, para evitar recordar la enferma mirada de Petrel aquel día.

Prefirió seguir caminando y pensar en cualquier otra cosa.

Su tren de pensamientos, para su mala suerte, se estancó en esa época.

Vivió sola y temerosa durante varios días, sin un lugar donde quedarse, paranoica de aquella mirada que sentía siempre detrás de ella.

Un día escuchó ligeramente que alguien estaba regalando comida. Ella no había comido en días y se sentía muy débil. Si había sobrevivido era por el agua que lograba encontrar. Como sea, siguió a las personas que había escuchado comentar eso y llegó a lo que algún día fue un Centro Pokémon, al norte de la ciudad. Allí, efectivamente, alguien estaba regalando piezas de pan. Logró obtener una y lo último que pensó era en lo rígido de aquél alimento. Con el hambre que tenía eso era un manjar.

— ¿Dawn, eres tú…?

Sintió su pecho contraerse duramente al escuchar la voz femenina de su madre.

“Es una ilusión…”, pensó. Ya había escuchado antes a su madre ‘hablarle’, pero nunca había nadie a sus espaldas. Aun así, renuente a dejar la esperanza, volteó para intentar encontrar a su progenitora.

Para su buena suerte, su madre sí estaba allí. Sin ordenarle a sus piernas, éstas comenzaron a moverse rápidamente en dirección a aquella dama y sus brazos la rodearon con toda la fuerza que aquel frío y duro trozo de pan le habría brindado unos segundos antes. Fue recibida además por la nostálgica calidez del abrazo de su madre y comenzó a llorar. Ya no estaba sola. Ya tenía a alguien con quien hablar sin miedo a ser atacada. Tenía a alguien en quien confiar en una ciudad llena de gente buscando cualquier método para ganarse la vida.

Recordó con un sabor un poco amargo en la boca todo su reencuentro.

Mentiría titánicamente si dijera que no extrañaba a su madre. Simplemente la amó hasta que la muerte la recogió dos lustros atrás.

También, Johanna se había reunido primero con Ash, lo que significaba que ahora eran ellos tres contra la mente de aquel enfermo personaje.

Pero Ash no era el mismo.

El joven azabache tenía una mirada perdida que cuando lograba colocar en algún sitio, siempre demostraba un quedo de odio y de frustración. Ni Dawn ni Johanna pudieron ayudarlo en ese entonces y aun la peliazul es capaz de ver ese resentimiento en los ojos de su compañero.

“Después de lo que vio…”, pensó mientras notaba que su centro de trabajo no quedaba muy lejos.

Una nueva ola de sentimientos negativos la abrazó al pensar que seguramente Ash no había tenido una noche de descanso en los últimos trece años.

Johanna, cuando aún vivía, trabajó días y noches enteros para sacarlos adelante cuando Petrel explicó la manera en que se debía vivir en Portual a partir de entonces.

Los tres trabajaban, pero la mayor de las Berlitz sencillamente no descansaba. Ash desde el comienzo fue a trabajar al muelle y Dawn en un principio lo acompañó, pero el trabajo era imposible para ella, así que tuvo que buscar otro modo de llevar algo a su mesa imaginaria. Estuvo varios días haciendo trabajos cualesquiera para sacar un poco de dinero qué aportar.

Pero sabía, a pesar de los esfuerzos de Ash y de su madre, que la realidad de Portual era muy oscura.

Podía darse cuenta con mucha facilidad y trató de pensar al principio que eran imaginaciones suyas y producto de sus miedos a estar sola, pero todo se volvió absolutamente real una noche que regresaba tarde de uno de sus encargos.

Caminaba por las oscuras y muy mal iluminadas calles de la ciudad en dirección al callejón donde dormía junto a su madre y Ash, pues no tenían un techo. Los más astutos irrumpieron en moradas y las hicieron suyas y las que quedaban libres estaban bajo el control del Team Rocket y las vendían a precios exagerados. Así que dormir escondidos en dos contenedores vacíos de basura era su única manera de sentirse, aunque fuese un poco, seguros.

Pero los hacía predecibles. Y siendo Dawn una jovencita atractiva, fue inevitable que se convirtiera en objetivo de alguien. Fue empujada a un callejón al azar sin que pudiera defenderse y una mano mucho más grande que la suya tapó su boca. Intentó gritar en vano y pateaba como podía con la esperanza de ser liberada. Pero no servía. Instintivamente mordió la mano que la mantenía amordazada y eso logró soltarla para gritar por ayuda tan solo un segundo, antes de que su atacante la golpeara en la espalda, sacándole el aire de los pulmones y mareándola por el violento acto.

Iba a ser violada y era lo único que sabía. Comenzó a llorar sin saber exactamente cuál de todas sus razones era la principal.

Sintió el par de la mano que la mantenía silenciada acariciar su muslo por fuera y un profundo asco casi la obliga a regresar la poca comida que había tenido ese día. Pero la mano se sintió pesada de pronto y dejó de moverse. Además de que aquel sujeto se había dejado caer sobre ella. Supo que algo había pasado cuando el agarre sobre su boca se hizo nulo.

Miró hacia atrás implorando por lograr ver qué había sucedido y encontró una silueta familiar sosteniendo algo en su brazo derecho. Algo largo, ligeramente abollado en un extremo.

Unió los puntos con rapidez, pero aun así no logró entender del todo qué había pasado.

Ash retiró el pesado cuerpo del atacante del suyo y le ofreció su mano para levantarse. Ella la tomó con su temor a flor de piel y más que ayudarla, fue el azabache quien la puso de pie nuevamente.

— ¿Estás herida, Dawn? ¿Te hizo algo? — Le preguntó de inmediato. “Estoy bien”, quería decirle, “No me hizo nada, gracias a ti”, quiso decirle, pero su garganta se cerró y sus ojos se llenaron de lágrimas sin que pudiera evitarlo. Lo siguiente que logró hacer que su garganta soltara fue un sollozo.

Y ese fue el primero de varios intentos que fueron frustrados por Ash y su madre durante esos primeros años.

Suspiró consiente de que el pensar que pudo haber sido abusada ya no le causaba el mismo miedo que antes.

Llegó a la máquina de coser que se le asignó por ese día y recogió de una canasta el material y el dibujo de lo que se suponía que debía hacer ese día. “Entre más hagas, más ayudarás a Ash”, pensaba cada mañana antes de comenzar a trabajar.

Ash era el punto más inestable de su ‘nueva vida’.

Fue él quien la protegió principalmente de varios acosadores y frustró los intentos de violación que habían sido llevados en su contra. La última vez que alguien había intentado propasarse con ella, el ex entrenador peleó contra el atacante. O atacantes, en ese particular caso. Según lo que ella pensó que planearon, uno la amenazaría con un cuchillo y el otro llevaría a cabo ‘el acto’.

El resultado de la pelea, en todo caso, fue dos muertos y un Ash mal-herido. Aún a pesar de los años, no sabía de dónde había sacado la fuerza mental para atacar con esa intención a otros dos seres humanos. Muchas veces pensó que quizá había tenido malos días en el trabajo y esos sujetos estuvieron en el peor momento posible. Otras veces pensó que Ash se desquitó con ellos de los reclutas del Team Rocket que destruyeron su pueblo natal. Una pequeña parte de ella incluso osaba pensar que Ash había sido ‘infectado’ por los sádicos Rocket de aquellos días.

Ella misma pensaba que había cambiado por la influencia de aquellos… ‘hombres’.

Era bastante fría ante el sufrimiento ajeno. No prestaba su ayuda altruistamente como lo hacía cuando era niña. No confiaba en más personas que en su madre y Ash. Dada las circunstancias, básicamente era dicho varón el único que consideraba importante en su vida.

Y por eso se sentía como un parásito.

A diferencia de Ash, ella no podía pelear. Era débil. Se asustaba fácilmente. Tenía poca iniciativa y ya nunca decía lo que sentía por miedo al rechazo o alguna otra cosa.

Era el azabache quien se encargaba de todo, y ella lo único que hacía era la comida por las noches, solo porque él estaba demasiado cansado para cocinarse algo. Ni siquiera sobresalía en su trabajo.

Había mujeres más jóvenes, más bonitas, más carismáticas, mejores trabajando y mucho más fuertes que ella en más aspectos de los que sabía que se imaginaba.

Era mediocre, retraída e inútil.

El sonido de un silbato la alertó. Miró hacia arriba y notó que su hora de salida había llegado. Era otro día de trabajo que se le iba volando entre pensamientos.

“Necesito encontrar algo mejor en qué pensar mientras trabajo…”, se dijo a sí misma. El único motivo por el que aún no la despedían era porque por sus años trabajando había mecanizado todas las prendas que elaboraban. No eran las mejores, por supuesto, pero cumplían adecuadamente su propósito.

Se alejó de su estación de trabajo y llevó consigo la canasta con materiales que había junto a la máquina. Solo de esa manera sabían cuánto había trabajado.

Entregó la canasta y le dio a la persona tras la rejilla de hierro una pequeña bolsa de nylon que traía. El sujeto dejó sin ningún interés unas cuantas monedas y le entregó de vuelta el monedero junto a un trozo de papel. “Válido por dos piezas de pan”, decía.

Sonrió un poco para sus adentros, orgullosa de que podría ofrecerle algo más para comer a Ash.

Tras recoger su alimento, se marchó junto al torrente de mujeres de varias edades con las que compartía espacio de trabajo y aun así nunca había cruzado palabra.

— Hey, Dawn. — Reconoció la voz como la de su compañero de casa y lo vio junto al rio de gente con una gran bolsa sobre su hombro derecho

Se acercó a él un tanto confusa. Ash nunca salía tan temprano y ese día no era el que le daban para descansar una vez al mes.

— ¿Ash? ¿Por qué estás aquí?

— Digamos que salí temprano. — Le sonrió. Acercó su rostro al suyo y medio-besó su mejilla. — Te conseguí algo bonito. — Dijo.

Dawn recordó su plática esa mañana.

— Ash, no debiste. — Dijo, luchando por no sentirse una vez más como un parásito.

— Será para darnos un poco más de seguridad, no te preocupes. — Dejó la bolsa entre sus piernas y la presionó un poco mientras metía su mano izquierda en el bolsillo de su viejo abrigo. Entonces con su mano libre buscó la mano izquierda de Dawn y la tomó con toda la delicadeza que podía. La mujer de ojos azules lo cuestionó con la mirada. Y en respuesta, Ash le mostró una sortija plateada. Un anillo. — Petrel está loco, pero podemos usar eso a nuestro favor. — Comentó en voz baja, deslizando el adorno en el dedo anular de la ex coordinadora. — Sabes que ningún Rocket te tocará o se acercará a ti con esto, y mientras te vean con el anillo y conmigo, tampoco se acercará nadie más.

Básicamente, una de las tantas leyes ridículas estipulaba que cualquier mujer con una sortija de compromiso o matrimonio sería protegida por la ‘autoridad competente’ contra cualquier tipo de abuso sexual sin importar su gravedad. La única persona libre que podría acercarse a la fémina en cuestión era aquella que le colocara el anillo sin obligarla.

Dawn miró su mano un momento, contemplando el muy simple trabajo de joyería que Ash había conseguido para ella. Encontró de la nada un valor inmenso por ese pequeño trozo de metal redondeado. “Supongo que igual se siente como si me hubiesen pedido matrimonio…”, sonrió para sí misma. Miró a Ash dejándolo ver esa sonrisa rellena con gratitud y ocultó su rostro en el amplio pecho del azabache, dejando que el mismo la abrazara suavemente para luego regresarle el gesto.

— También conseguí shampoo.

La mujer soltó una pequeña carcajada.

​

Contenido oculto: Comentarios del autor

Uno de los temas que más tardé en reflejar fueron los cambios en Dawn y Ash. Realmente no conozco a mucha gente que tenga más o menos el mismo tipo de personalidad (Lo que es obvio, si suponemos que son personajes de 10-11 años) y el tener que someterlos a un estrés tan grande fue un gran problema. Parte de ese problema fue solucionado tomando el rumos de que para Best Wishes, el anunciador se equivocó al decir que Ash tenía 10 años y que en realidad debía decir 14. Hice algunas cuentas y calculé algunas posibles fechas también, para que las edades fueran creíbles con una edad avanzada. Por eso Ash en esta historia es mayor que en el anime, a pesar de vivir exactamente lo mismo hasta antes de la liga.

Así que, haciéndolos crecer un poco en su mismo mundo y tratando de encontrar patrones de conducta con personajes mayores a ellos, "triangulé" una persona para todos los personajes que usaría en Spies de acuerdo a su edad al momento del ataque narrado en Unus y Duo. De allí, someterlos al estrés aunado a eventos traumáticos fue un poco más sencillo, y conforme pasen los capítulos podrán ver qué es lo que transformó a Dawn a lo que narro aquí. Créanme, todo en Spies (O al menos un 90%) está justificado.

La relación entre Dawn y Ash fue conflictiva para mi por muchas razones. Inicialmente por el tema del "Forced Pearlshipping" que jamás deja la mente de los personajes. Por mi perspectiva propia además me tomé la libertad de usar más el instinto que la razón en muchos momentos, lo que justifica algunos pequeños detalles que se leerán más adelante. En sí, los personajes y sus cambios fueron creados teniendo en cuenta todos los eventos acontecidos en los 13 años que han pasado desde la batalla en Unus-Duo y el estrés que conllevó.

Me basé en las pokéballs de la película 1, como JNS menciona. Hace mucho que no veo las películas de pokémon, así que me fui a lo que mejor recordé en ese momento. ~

Y bueno... solo me queda mencionar que estoy a una piedra de terminar de escribir Spies. Durante 3 días he estado haciendo brainstorming junto a un amigo para que cierto suceso pueda verse en la recta final del fic. Todo lo que pasa antes y lo que pasa después ya está pensado y/o escrito, pero este suceso me tiene atormentado meses ya. Por ahora, gracias a las ideas que hemos lanzado a la mesa han salido dos opciones, siendo una la más aceptable hasta ahora. Y hemos pasado por todo: Desde una mentira hasta invocar a Cthulhu (literal). Repito, teniendo esta última escena/motivo/acontecimiento, el fic terminará rápidamente y podré comenzar a postear semanalmente.

Así que sin más, agradezco mucho su tiempo. Reitero también mi gratitud por darle una oportunidad a Spies, y espero que estén disfrutando la historia tanto como yo al trabajar en ella.

Gracias por leer!

Later. ~