Long-fic de Pokémon - El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.

Tema en 'Hall de la fama' iniciado por Edmund Daltonic, 23 Abril 2016.

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    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    ¡La Devoraniños ha atacado! O__o. Oh, pobre Bonnie... la que le espera...

    ¿Sabes? Si esta historia no fuese tan cautivante ni bien escrita, seguro me estaría quejando del tono oscuro que tiene y del enfoque en Serena. No obstante, incluso en este episodio sabes balancear toda la atmósfera pesimista con momentos de alegría. Y si la pequeña Bonnie llegase a estirar la pata, sin lugar a dudas que esto se saldría de control.

    Insisto... si no supieses narrar tan bien ni llevar los tiempos y fueras otro escritor del montón, esta escena sería nada más que un hint Amour metido con calzador. Pero bueno, tuviste un error en donde marqué en rojo. Debiste poner "la súbita" n_nU... pero bueno, un error lo comete cualquiera :V

    Momento ligero muy necesitado. Muchas gracias ;)

    Por lo demás, no sé cómo planeas seguirle... seguiré al pendiente como siempre, y trataré de mantenerme firme como el primero en comentar como buen "vicioso" que soy :V. Ah, que esa palabra ya ni se usa... ahora soy solo un "lector diligente" xD

    Bye, compa ;)

    PD: Me sorprendió que usaras la expresión "Blandín" para referirte a Zygarde, cuando casi todo mundo se apega a decirle Puni-chan. Al menos no tienes prejuicios acerca de ese nombre ;). Bien por ti, pana.
     
    Última edición: 11 Enero 2017
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    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    ufff... capitulo bastante denso, muy informativo por no decir muy revelador, pero denso.... con un final de infarto.... i liked (para variar XD....)

    en definitiva demasiada información como para poder asimilar de una sin poder evitar pegar una que otra re leída (eso o soy muy estúpido XD.... )

    aun así me gusto el modo "articulo" que tubo toda la explicación sobre la región de "Valkia"... (más aun, me fue interesante como los gobiernos regionales decidieron ocultar aquella civilización mas "primitiva" (?), mas aun dejando esa sensación que el mundo Pokémon es tan utópico que cualquiera puede auto descubrirse en un viaje... o por lo menos eso quieren hacer creer... )



    la reacción de nuestros protagonistas ante este descubrimiento me pareció acord... más aun enlazándolo al pasado de "clint".... pero a medida que leía esta "hipótesis" inicial... no dejaba de pensar en una cosa...

    This! Kanto... el lugar donde siempre nos has recalcado que fue el que en teoría realmente marco a clint... al punto de iniciar una cruzada personal contra el culto...

    estas revelaciones solo abren mas preguntas.... ¿que otros secretos oculta Valkia?, ¿tendrá alguna relación con el culto? ¿Que habrá pasado en Kanto para marcar alguien que en teoría nació en estas tierras?



    habrá que ver si clint esta dispuesto abrirse... O_o no creo que él se deje que se metan en sus asuntos y lo llene de bolas de nieve como cierto inmortal....



    sobre el final...

    yo y mi gran boca -_-U....

    la vieja atrapo a bonnie.... para rematar sabe la verdadera identidad de blandito,,,,

    (O_o aunque la descripción de la "devoradora" llamo mi atención... ¿es idea mía o el tiempo retrocedió para ella? )

    ahora el inmortal cayó en la trampa.... (a menos que el no sea la verdadera presa....)

    en fin... a esperar el siguiente capítulo y ver que tanto mas se complican las cosas...
     
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    Edmund Daltonic

    Edmund Daltonic J

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    Título:
    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
    Clasificación:
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    Género:
    Misterio/Suspenso
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    Créeme que algunas veces me pregunto si haber usado el anime como escenario donde se desenvuelve la historia, fue la mejor opción. Claro, da oportunidad de trabajar con cosas interesantes, pero no puedo evitar pensar que con un original también había quedado decente.



    Un hint más forzado sería Serena dándose de besos con Ash después de leer el artículo, por que está triste y necesita del afecto de un chico para sobrellevarlo. Me da asco con solo pensarlo (por lo chafa y cursi, no por los besos).


    Esa es la idea: darles solo algunas pistas para que armen algo incompleto, y luego ¡zaz! Sorprenderlos. Y si, siempre estoy a la espera del primer comentario del buen Nathan. XD


    Me molesta usar nombres japos: Lysson, Satoshi, Citron, etc. Me quedo con el doblaje.


    Es lo que me temí después de leer tu comentario. Creo que debí dejarlo hasta la reacción de los chicos y usar el resto para el próximo capítulo... de hecho. Así fue.

    Disfruté mucho escribiéndolo. Le da otro contraste al mundo Pokémon en general.


    ¡Ya mero, ya mero!


    Ok, aclaraciones con este capítulo: originalmente iba a ser otro shot, pero decidí meterlo como capítulo. Además, viendo que el anterior fue muy extenso (6 mil palabras es pesado, y quise abarcar demasiado), corté la parte de la visita y lo puse al final. Creo que eso aligera la lectura del capítulo anterior y enriquece este.

    Como sea, disfruten, notifíquenme los errores que surjan (esta vez solo quise darle una revisión) y bye.



    CAPÍTULO 30. La Entrevista.

    - Muchas gracias por concederme esta entrevista, doctor Walsh. Será de gran utilidad para aclarar muchos puntos en la historia que estoy tratando de armar.

    Habían sido dos días de aburrida espera que por fin rendían sus frutos. Alexa terminaba de hacer las rápidas preparaciones que su equipo portátil le permitía realizar para no perder ni un segundo de cualquier noticia substanciosa o emocionante que conmoviera a sus lectores. Sin embargo, en esta ocasión la historia era menos osada, pero más profunda. En unos segundos más, haría un viaje introspectivo, excavando en las memorias de una persona agotada y dolida por la pérdida de otro miembro que había considerado de su familia. La sutileza y empatía eran sus herramientas en un momento de luto donde el viejo científico se resignaba a dejar que lo sometiera.

    - Todo con tal de ayudar y terminar esta locura que sólo lastima este viejo corazón… – Respondió con una voz grave que expresaba su lucha interna contra la consternación y dificultad ante la serie de preguntas que estaban a punto de comenzar – Lo siento mucho, es sólo que…

    - Descuide, doctor – Respondió Alexa con empatía, colocando su mano sobre la del científico – Comprendo que esto es muy difícil de sobrellevar.

    El doctor Walsh respiró hondo e irguió si espalda, exigiendo a su cuerpo conservar una postura digna y recta para vencer la aflicción. El científico de cabello canoso y enmarañado, cuyos ojos hundidos y oscuros por la innumerable cantidad de horas sumergidos en textos y muestras en distintos aumentos del microscopio, estaba a punto de hablar cuando, de pronto, una mujer interrumpió el momento.

    - Doctor Walsh, yo… – Dijo la mujer antes de detenerse y darse cuenta del momento poco oportuno en que había llegado – Oh, lo siento. No creí que estuviese ocupado.

    - Está bien, linda – Dijo el doctor con un tono más afable y una sonrisa despreocupante – ¿Estás mejor?

    La joven mujer de tez morena y largo cabello castaño atado con una sencilla cinta, miró cabizbaja mientras se mordía el labio – No puedo… no podemos permitir que esto nos domine por siempre, ¿no es así? – Aseguró con una ligera sonrisa y un par de lágrimas que comenzaban a asomarse en sus ojos, antes de que usara la manga de su bata blanca para removerlos – Sólo quise ver cómo estaba. Con permiso.

    La mujer agachó rápidamente la cabeza hacia Alexa, y se retiró sin decir nada más. El sonido de sus tacones golpeando el piso de mármol haciéndose cada vez menos ruidosos hasta desaparecer por completo.

    - La Doctora Elizabeth, jefa de departamento de morfología humana. La persona del Instituto más cercana a Phillip después de mí, y la primera en descubrir su talento innato cuando era tan sólo un niño – Dijo con pesar en su voz – Era como su hermano menor.

    Alexa se encogió de hombros ante el desgarrador panorama del que no se esperaba encontrar, pero recuperando rápidamente el control de sus facciones como alguien de su experiencia debía poseer en el cumplimiento de su deber. Si bien por sus investigaciones previas, los investigadores del instituto IRD se caracterizaban por los estrechos lazos de amistad que formaban con sus colegas, en el caso particular del fallecido Phillip de Valois, este había creado verdaderos lazos familiares con aquellos con los que trabajaba. Algo razonable, teniendo en cuenta que su propia madre había cometido tan repugnante crimen.

    - Doctor… si cree que…

    - Usted debe cumplir con su labor como reportera, y yo debo cumplir con la mía como protector de la memoria de mis hijos – Dijo por primera vez con convicción y frunciendo el entrecejo – Es lo menos que le debo a Phillip, y que ahora no está por culpa de ella – Pero la mirada desafiante desapareció tan rápido como la memoria de todo lo que había conllevado a tal fatídico desenlace, y que se apoderaba de su mente – Es trágico… jamás lo hubiese pensado de Adelie, ¿sabe? Ella… ella era tan diferente cuando su familia frecuentaba este recinto.

    Alexa sonrió. Muchas veces, las preguntas podían ser pequeños pinchazos en el corazón y mente que provocaban un dolor agudo mientras se desangraban con el pesar de los recuerdos. En muy pocos casos como este, lo mejor era dejar hablar al doliente y que él construyera la historia sin hacer más que las preguntas necesarias como guía para obtener la información más importante.

    - Se conocieron en el concierto para conmemorar el centenario del instituto. Fue, como dicen, amor a primera vista – Rio un poco mientras recordaba aquel primer encuentro entre dos espíritus que podían aprender uno del otro por medio del afecto y cariño – En pocos meses habían decidido unir sus vidas, y en los ocho años que siguieron, Francois irradiaba una felicidad como nunca antes. Adelie era simplemente encantadora, y siempre buscábamos excusas para que pasara más tiempo entre nosotros. Ella interpretaba las más dulces partituras a la hora del almuerzo, robándose la atención de todos los presentes. De hecho, ella inauguró el grupo de coro que ha participado en encuentros internacionales, pero ahora…

    La sonrisa del doctor Welsh se desvaneció ligeramente. El único recuerdo grato que les quedaba de Adelie y que se destinaba a la perpetuidad en la historia del Instituto, había sido destruido con el espantoso crimen que había cometido, junto con gran parte de la edificación que aún estaba en ruinas, a pesar de los esfuerzos de la guardia civil para remover los escombros.

    - Muchos de nosotros no podíamos evitar sentir envidia por François y su bella y joven esposa, pero lo que más nos cautivaba era la sabiduría tan poco común en alguien de su edad – Su rostro volvió a iluminarse mientras cerraba los ojos y recordaba el primer momento en que había conocido a aquel pequeño poco después de haber nacido – Y cuando Phillip nació, fue un momento de júbilo que todos nosotros celebramos.

    Alaexa compartió el recuerdo con una sonrisa más afectuosa, conmoviéndose por el afecto y cariño que esta persona dirigía hacia una familia con la que no compartía lazos de sangre, pero que los consideraba tan importantes y valiosos para él.

    - François fue como mi hijo – Dijo con un tono más grave y entrecortado – Nunca había tenido un estudiante tan brillante y dedicado al progreso de la sociedad como él... hasta que Phillip llegó y demostró tener su mismo carácter y pasión por el conocimiento. Juré por mi vida que lo ayudaría a convertirse en un hombre del que su padre se sentiría orgulloso, pero… pero… – El llanto venció la postura del afligido anciano, quien fue reconfortado rápidamente por la reportera con un ligero frote en su hombro – Falté a mi palabra y deshonré la memoria de alguien a quien veía como un hijo…

    Alexa dejó que el doctor desahogara su pesar. Trató de apagar su grabadora que usaba en la cabeza, pero tan pronto como su mano estaba a punto de tocar el botón, el anciano recuperó su compostura y le pidió que prosiguiera con la entrevista, pues necesitaba desahogar su duelo proporcionando toda la ayuda que pudiera para llevar justicia hacia su pupilo.

    Alexa asintió – ¿Puede explicarnos cómo fue que sucedió todo esto?

    - Honestamente, querida… no lo sé. Jamás me dieron alguna explicación, y tuve que limitarme a suposiciones e hipótesis que sinceramente sólo me lastimaban con sólo pensarlo – Tragó saliva, intentando desatar el nudo que constreñía su garganta – En el verano de hace diez años, la familia entera dejó de venir aquí. François se sumió en la depresión, rehusándose a hablar con alguien, y Adelie no volvió a atender nuestras llamadas – Hizo otra pausa – Intenté contactarla muchas veces en todos estos años para saber qué había ocurrido, pero incluso Phillip me pidió que desistiera…

    Había llegado el momento de hacer la pregunta más difícil de toda la entrevista. Una que, a pesar de no saber todos los detalles y las causas que pudieron haber provocado un suceso tan lamentable, aun se le hacía tan difícil de creer desde la primera vez que lo había leído. Sólo esperaba que el doctor Welsh no sucumbiera con el recuerdo de aquel miserable día donde la peor noticia de toda su existencia, lo había hecho una persona más triste y resentida con la vida.

    - Doctor… ¿Usted cree en los informes oficiales de lo que sucedió con François?

    - Soy un hombre de ciencia, señorita Alexa – Aseguró Welsh con dignidad y firmeza – Lo que yo crea, no influye en lo que ha sido recopilado y analizado de forma empírica… – Desvió la mirada, como si esa aceptación de la cruel realidad aun lastimara su corazón – pero que François se haya quitado la vida así no es… no es digno de alguien dedicado a mejorar la vida de los demás.

    - ¿Qué pasó con Phillip?

    - Fue llevado a Kanto por su tutora legal: la ex reina de Kalos, Palermo. Un año después de varios intentos por pedirle que nos dejaran verlo y que él prosiguiera con sus estudios en el instituto, ella accedió. Pero el niño risueño y lleno de luz que iluminaba estos pabellones con su sonrisa había desaparecido. Hablaba muy poco y se volvió más serio, dedicándose exclusivamente a su formación académica. Muchas veces lo descubrimos a altas horas de la noche trabajando sin cesar, como si buscara desesperadamente la cura de una enfermedad mortal. Tuvimos que intervenir para que no sucumbiera ante el cansancio – Se detuvo para buscar una foto en el cajón de su escritorio que mostró a Alexa – Afortunadamente, cambió esa actitud y recuperó un poco del carisma que había encantado a tantos cuando era un niño.

    Alexa tomó la fotografía y, no obstante de la tensión y pesar que se respiraba en la pequeña oficina, no pudo evitar ruborizarse ante la ternura que mostraba la memoria de aquel festival de Gourgeist celebrado en el instituto. Si bien los disfraces de Pokémon que usaban los asistentes mayores eran bastante creativos, el pequeño Phillip de apenas uno o dos años se robaba la escena con el atuendo de Larvitar más encantador que jamás hubiese visto jamás. Y por la forma en que varias chicas - probablemente pasantes en el instituto - se amontonaban alrededor del pequeño Larvitar con su expresión empalagosa de ternura, no era la única que pensaba lo mismo.

    Pero era momento de regresar al mundo real.

    - ¿Trabajaba en algo importante? – Preguntó.

    - El futuro de la medicina – Dijo con orgullo, mirando hacia uno de los carteles que había presentado sobre sus primeros trabajos y que habían llevado a Phillip ser una eminencia en su campo de investigación a una edad tan joven – Su trabajo en restauración de tejidos por medio de ensambladores moleculares, promete una nueva esperanza para millones de personas y Pokémon. Y juro por su memoria que continuaré con esa labor hasta su desenlace.

    - Anteriormente dijo que Adelie había cortado cualquier contacto con usted. ¿En algún momento creyó que esta discreción ocultaba un secreto más oscuro?

    El doctor Welsh se incorporó en su asiento después de varios minutos encorvado. Lo que estaba a punto de decir desafiaba todo lo que ahora pensaba de esa mujer, pero sus principios se anteponían al rencor que sentía por Adelie.

    - Sin importar los repugnantes hechos que suscitaron aquí, hay algo que jamás podremos refutar: Adelie salvó a Francois con su amor cuando él estaba al borde del colapso.

    A Alexa le extrañó ese último comentario. Por un momento, parecía que trataba de darle un poco de crédito a una asesina. Arqueó su ceja y se animó a preguntar – ¿Podría aclarar un poco más esa afirmación, doctor?

    Welsh mojó sus labios y dio otro suspiro antes de responder – Antes de conocer a Adelie, Francois había conocido a otra persona a la que le había dado su corazón. Años de relación aparentemente dichosa terminaron de forma abrupta cuando ella lo abandonó sin decir nada más. Eso lo quebró y dejó en la penumbra hasta que Adelie lo rescató… Lo más curioso es que cuando él buscó a esta mujer, resultó que ella no existía.

    - ¿Perdón? – Preguntó Alexa, confundida con lo que acababa de escuchar –

    - Quiero decir que esta persona no era quien decía ser. Su identidad era falsa, por lo que dedujimos que sólo iba tras la pequeña fortuna de los Valois. Pero descartamos esta idea cuando confirmamos que ella no se había llevado nada de valor monetario, como es usual en este tipo de personas oportunistas – Aseguró. Ahora su tono melancólico había sido reemplazado por una intriga más vieja que nunca había logrado resolver – Parecía que buscaba algo más… y al parecer lo había conseguido.

    - ¿Y… qué era esto, doctor Welsh?

    El anciano cerró los ojos, tratando de dilucidar la forma en que podía revelar esta información sin hacer más daño a la imagen y reputación de una familia azotada por la tragedia. De haber sido cualquier otra persona, ni siquiera se había atrevido a pensarlo, prefiriendo que ese hecho quedara mejor en el olvido. Pero Alexa se había mostrado tan empática y gentil con su historia, que la veía como alguien en quien depositar su confianza.

    Pero había que hacer un trato más serio para revelarlo.

    - Tiene que jurarme que lo que diga aquí, no será usado para escrutinio público. Ni mucho menos para armar un espectáculo que deshonre todavía más la memoria de las personas a las que amo.

    Alexa tomó la mano izquierda de su entrevistado y se llevó la otra a su pecho, en señal del juramento de confianza que estaba a punto de serle confiada – Doctor, usted tiene mi palabra que esta información será usada con el único fin de llevar a la justicia a los responsables de la muerte de sus más queridos estudiantes – Dijo con seguridad y franqueza – Puede confiar en mí.

    El doctor Welsh asintió. Estaba listo – Haber sido abandonado por esa mujer, no fue lo único que había arrebatado la cordura de François hasta que conociera a Adelie – Afirmó con un tono más bajo, como si se tomara una medida de seguridad adicional – Las cosas habrían sido completamente diferentes si ella no se hubiese llevado lo que François más quería, y que jamás pudo conocer.

    Alexa no podía contener la emoción. Era en esos breves momentos cuando la profesionalidad se iba por el drenaje, dominada por una sensación indomable ante el descubrimiento de un sentimiento tan íntimo que prometía toda una serie de nuevas preguntas y búsquedas para llegar a la verdad.

    Un hábito que su madre, Jessica Paquet, le había inculcado desde niña.

    - ¿Y qué era eso, doctor? – Preguntó con el mismo tono bajo y discreto.

    El doctor Welsh tragó saliva

    - Su hija.


    . . . .​


    Serena esperó hasta calmarse un poco y poder limpiar las lágrimas en el lavabo para evitar levantar sospechas entre el resto de sus amigos. Aun así, ninguno había logrado conciliar el sueño, pues con sus mentes tan despiertas y estimuladas con tanta información, hasta el acto de cerrar los ojos les era imposible. Esta actitud duró hasta el día siguiente cuando tomaron el desayuno y que, para su suerte, todos habían tomado en horas diferentes.

    Después de lo acontecido ayer con Angron, Clint y su grupo habían acordado darse un día libre para descansar y esperar a que los Pokémon más lastimados terminaran de ser curados. Además, Clint se había encerrado en el dojo para su extremadamente importante reunión telepática con Matilda y la llamada Comunión de Psíquicos en un par de horas, por lo que era muy posible que no lo vieran hasta la hora de cenar. Bebe, por otro lado, atendía otros asuntos concernientes al equipo tecnológico, y Elesa y Valerie estaban arreglando pendientes referentes a su oficio en el mundo del modelaje. Surge también debía atender asuntos de su gimnasio, sobre todo porque lo había dejado suspendido – y seguramente con la puerta abierta – sin siquiera avisarle a alguien, pero la idea de desperdiciar un día tan perfecto como ese encerrado, lo motivó a invitar a los desocupados para ir a la ciudad a atascarse con comida chatarra hasta el atardecer. Al principio, Ash, Clemont y Serena no mostraron gran ánimo de salir, pero después de ser llevados casi a rastras por Surge, Korrina y Bonnie, accedieron. Después de todo, no podían permanecer tan melancólicos todo el día. O al menos eso pensaron después de hora y media de recorrer la ciudad sin levantarse el ánimo mientras que el gigante y el par de rubias terminaban con su quinto helado.

    - ¿Dejaron su energía en la torre o qué les sucede, chicos? – Bromeó Korrina hacia el desmoralizado trio que no abandonaba su banca – ¡Vamos!

    Korrina jaló con fuerza el brazo de Clemont y Ash, obligándolos a levantarse y acompañarla al siguiente local de comida chatarra, y sin desperdiciar la oportunidad de mostrar un lado más directo y pícaro con el entrenador de Kanto a quien sujetaba con más ímpetu. En otras circunstancias, Serena habría reaccionado al menos con el ceño fruncido, pero estaba tan absorta en sus pensamientos que ni siquiera lo había notado.

    - Han estado bastante cabizbajos desde que salimos – Murmuró Surge mientras se sentaba para acompañarla – ¿Alguna razón por la que no quieran unirse a nuestra comilona, hermanita?

    Serena suspiró. Desde anoche, tenía deseos de poder hablar con alguien respecto a lo que habían descubierto, pero tenía miedo ante la idea de compartir un tema tan delicado como lo era la vida privada de su mentor. Por otro lado, y si supuestamente estaba destinada a tomar decisiones que literalmente decidirían el destino del mundo, debía comenzar a tomar la iniciativa sin aprensión y con seguridad.

    - Descubrimos lo que es Valkia – Confesó sin titubeos.

    Surge guardó un momento de silencio, pero sin dejar de devorar con vehemencia el sexto cono de helado. – El artículo de Paquet los inquietó, ¿eh? – Dijo con su jovial y despreocupada expresión – Como sea, es algo que debían saber tarde o temprano.

    Serena frunció el ceño al ver que el gigante no parecía importarle en lo más mínimo un asunto que le había robado el sueño y el apetito. Estaba a punto de protestar cuando, de pronto, Surge posó su mano en su cabeza para acariciarla y así sosegar su enojo.

    - Una vida terrible, lo sé – Dijo con un casi irreconocible tono serio pero gentil – Le costó mucho trabajo y tiempo, pero al final tomó una admirable decisión de no permitir que eso definiera lo que está haciendo.

    - ¿Pero y todas esas personas…? ¿Qué hay de los que aún viven en ese lugar y sufren lo mismo? ¿Acaso Clint se volvió tan indiferente y cínico como el resto y simplemente se olvidó de ellos también? – Protestó, furiosa por una actitud quizás justa, pero reprochable que parecía haber adoptado su mentor después de abandonar su tierra natal.

    - En palabras de Clint… – Respondió Surge – el mensaje de ese artículo es demasiado optimista para su propio bien.

    “Optimista” era en definitiva la última palabra que Serena hubiese usado para describir lo que había leído en él. ¿No era que Surge se había equivocado en la definición y la había usado incorrectamente? ¿Mentía para no angustiarla más de lo que ya estaba? O quizá… había mucho más detrás del lugar natal de Clint que aún no entendía. Esa idea sólo la molestaba y desquiciaba cada vez más hasta el punto en que sentía su cabeza a punto de estallar. Lo había decidido: tan pronto como regresaran a la Torre Maestra y la reunión de Clint hubiese concluido, ella iría directamente con él para que le contara todo, y no se conformaría con cualquier respuesta que no aplacara su angustia y curiosidad.

    Un poco lejos de ahí, mientras los ojos vigilantes de Surge se habían distraído en su conversación con Serena, Bonnie se había separado del resto para buscar la siguiente parada donde degustar de otra tanda de golosinas. A pesar de la estricta indicación del líder de gimnasio de no separarse, se había adentrado a un corredor donde algunos de los más exquisitos aparadores robaban su atención con la inmensa variedad de colores e ingredientes capaces de satisfacer hasta las exigencias del más renombrado gourmet.

    - ¡Mira, Dedenne y Blandín! – Exclamó mientras pegaba su frente en uno de los aparadores – ¡Todas esas golosinas se ven exquisitas!

    - Hola, pequeña lindura – Dijo la voz dulce y melodiosa que acababa de abrir las puertas de su negocio para recibir a su joven y risueña comensal – ¿Quieres pasar?

    Bonnie recibió el elogio con una amplia sonrisa, ruborizándose al ver la inmensa belleza que poseía la dulce mujer de rizos dorados, su figura esbelta como de una súper modelo y cuya piel tan clara como la nieve hacía juego con su extravagante vestido acampanado en forma de merengue. De hecho, y si no fuese porque la idea de saborear todas esas golosinas abatía su intención de buscar una esposa para su hermano, sin duda habría hecho su acostumbrado acto que sacaba de quicio a Clemont. Así tendría además una dotación de dulces de por vida.

    - ¡Huele muy bien! – Exclamó nuevamente alzando su nariz y olfateando el dulce aroma mientras entraba con alegría al palacio de la glotonería.

    La carnada estaba lista, y ahora sólo faltaba que la verdadera presa lo recogiera.

    Cerca de ahí, y después de liberarse de la insistencia de Korrina para acompañarla, – en donde se vio obligado a usar a Clemont como señuelo en lo que escapaba – Ash y Pikachu apresuraban el paso por el mismo corredor donde habían jurado ver a Bonnie entrar sola a un establecimiento, a pesar de la clara indicación de no separarse del grupo. Seguramente Surge y el resto debía estar buscándola en ese momento, así que simplemente comprarían lo que ella había ido a buscar, y regresarían de inmediato.

    Giró la perilla de la puerta que daba a la confitería y que se cerró de inmediato por el resorte que ejecutaba esta acción. Inspeccionó rápidamente el lugar que permanecía desértico, a pesar de contar con mesas para tomar una bebida refrescante junto con alguno de los pastelillos que se amontonaban en las estanterías. Su instinto le dictó toma el comunicador que Clint le había dado para reportar cualquier eventualidad o movimiento sospechoso, pero una voz lo detuvo antes de accionar el dispositivo.

    - ¡Vengan! ¡Estos pastelillos están a punto de salir del horno! – Gritó la infantil y familiar voz de su pequeña compañera.

    Ash y Pikachu suspiraron con alivio y se dirigieron a la cocina detrás del mostrador – Bonnie, no nos asustes… así.

    Su sangre se congeló al instante y un espeluznante escalofrío recorrió su espalda. A sus pies, Dedenne yacía inconsciente dentro del bolso de Bonnie, y la extraña criatura que conocían como Blandín permanecía erguida y con una expresión desafiante ante la mujer que sujetaba con fuerza la mandíbula de la niña aterrada. Sus llantos de dolor por la brusquedad de la perversa mujer, y desesperados gritos de auxilio, eran callados con ayuda de la daga plateada que apuntaba amenazadoramente contra su yugular.

    - Sé lo que eres, Zygarde. Así que esta advertencia va para ambos – Dijo la desalmada mujer mientras esbozaba la sonrisa perversa que identificaba a los retorcidos miembros del Culto – Hacen cualquier movimiento estúpido o contactan a sus amigos… y el rostro de esta linda criatura adornará mi sala de trofeos.


    TO BE CONTINUED…
     
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  4.  
    J.Nathan Spears

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    Oh fuck!! ¡Se revela que Philip tiene una media hermana! Ese Doctor Welsh realmente nos amplió el conocimiento a todos. Pobre hombre, realmente ha sufrido mucho uwu.

    Es irónico que aquel pequeño tiernoso con su traje de Larvitar actualmente sea como un Tyranitar sediento de sangre... vaya conchudo de cuidado. Probablemente qué cosas esté tramando...

    En cuanto a lo técnico estaba por decir que no había comentarios, hasta que me di cuenta de que... ¡Moviste toda la segunda mitad del episodio 29 al 30! Parece que te tomaste a pecho la crítica de mi pana @Dr Kaos cuando dijo básicamente "aaaagh, demasiada información @3@" comentando el capi 29.

    Y para eso estamos... para aprender de nuestros lectores -3-.

    Nos vemos pronto... ya quiero saber qué hará esa devora-escuincles xD
     
  5.  
    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    Un interesante capitulo.... que nos brinda mas información sobre los Valois, más que nada la percepción de alguien cercano.... lo mas interesante seria que el "cambio" que tuvieron fue bien abrupto, al punto en que nadie pudo entender que sucedió (gran parte por el alejamiento...)

    me llama la atención que Francois cállese en una profunda depresión... me hace pensar que el se vio obligado a "alejarse" si es que no cayó en el culto como su esposa... en fin... mas razones para esperar la continuación del spin off....


    por otro lado esta Phillip, pese a que ya conocemos algo de la "personalidad" conspirativa y, trabajólica (que queda más marcada en este especial).... sus motivaciones me parece que están bien ocultas... (sobre todo por permanecer en el culto... pero de forma "lejana" )


    al final lo más interesante es la mención de la hermanastra... de una madre de identidad falsa....

    @_@ esto da para pensar muchas cosas.... si el culto está metido en esto también.... o bien hay que esperar la aparición de otro actor?

    en fin para finalizar...


    para ser sincero... XD no me espere que mi comentario provocara esa decisión... tal vez porque no lo veía tan necesario. pero ahora que lo pienso... me parece correcto el corte, sobre todo para dejarte pensando en ese momento únicamente en "esos hechos".

    como siempre, me alegra si mi comentario sirve de algo XD...


    un saludo y espero con ansias el proximo!
     
  6.  
    Edmund Daltonic

    Edmund Daltonic J

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    Esa familia tiene muchos más secretos escondidos.

    Hubo opiniones encontradas respecto a esa decisión. No voy a ahondar en los puntos a favor y en contra de cada una, pero si tuviera que tomar un ultimátum, me quedaría con la primera versión más larga, pues considero que estaba completa.

    Ah, como me encanta cuando otros tratan de armar el rompecabezas con su propio criterio e hipótesis formuladas con base en la información que les doy. Creo que por eso me encanta tanto Mass Effect.

    Y una opinión muy válida. Veamos qué sucede en futuros capítulos.



    CAPÍTULO 31. La Comunión de Psíquicos.

    Media hora antes de que iniciara la reunión, y Clint sólo tenía que ajustar un par de detalles para estar listo. Un despliegue de puntualidad que había desarrollado gracias a los constantes esfuerzos de Matilda para que su protegido fuese un ejemplo de formalidad y buena presentación cuando la situación lo ameritara, además de una efectiva forma de contrarrestar un poco las pésimas enseñanzas que Eldwin insistía en instruirle para sacarla de sus cabales, aunque él asegurara lo contrario.

    - Volveré en un par de horas… espero – Dijo Clint mientras Elesa le ayudaba a dar los últimos toques al cuello de su camisa para hacerlo lucir con toda la formalidad que una reunión tan importante ameritaba – Muchas gracias, Ellie.

    - Estaré con Valerie intercambiando un par de ideas – Esbozó su deslumbrante sonrisa una vez que había concluido. Luego echó un vistazo rápido hacia ambos pasillos para cerciorarse de que tenía el lugar despejado – Para la buena suerte…

    El beso fue apresurado, pero no por eso carente de pasión o cariño. Como si al unir sus labios racionaran los sentimientos para más tarde abrir las puertas de la fantasía y el pudor, si es que se presentaba la oportunidad. Y es que, desde su llegada a la Torre Maestra, ambos habían acordado mantener cierta discreción en su relación, sobre todo en sus muestras de cariño y afecto que podían subir de tono muy rápidamente.

    No obstante de la negativa de Clint por hablar de su pasado, esta actitud no aplicaba al demostrar el afecto que sentía por ella. De hecho, él podría ser más abierto si no fuese por el bajo perfil que adoptaba en sus tácticas para combatir desde las sombras y el anonimato. Eso y el del inevitable bombardeo de preguntas o comentarios por parte de sus nuevos amigos entrometidos para sacar a la luz hasta el más mínimo dato de su relación; especialmente de cierta joven risueña y romántica que no perdería ninguna oportunidad para llenar su cabeza de fantasías que la distrajeran de su deber. Y seguramente Surge la alentaría sólo para fastidiarlos.

    Clint cerró las puertas y se internó al centro del dojo donde lo esperaba el Pokémon que construiría el enlace telepático para la reunión. Relajó sus hombros, realizó rápidos movimientos con los dedos para liberar un poco de tensión y por último, dio una gran bocanada de aire antes de someterse a un procedimiento que, por alguna razón, siempre exigía mucho más de su fortaleza mental que cualquier otro.

    - Terminemos con esto… – Musitó Clint una vez que había concluido con su preparación mental – Elévame, Cassie.

    El Pokémon somnoliento expulsó la neblina color púrpura que señalaba otra de sus habilidades que la hacía única entre los Musharnas: manifestar un gas cargado de poderosa energía psíquica con dos funciones: la primera, como una especie de señal de humo que su entrenadora original podía detectar y así usar sus habilidades telepáticas para crear un enlace que rompiera las barreras del mundo terrenal; y la segunda, que consistía en proporcionar una imagen con mayor densidad y fidelidad del usuario que estaba en trance, conectándose a sus impulsos cerebrales y otorgándole el control del cuerpo etéreo con ayuda de las capacidades extrasensoriales del Pokémon.

    La neblina se disipó y, después de un instante que a él le habían parecido horas, se encontraba en la enorme bóveda celeste iluminada por las estrellas en el firmamento, y la superficie resplandeciendo en un tono neón turquesa que lastimaba la vista.

    - Llegas tarde – Reprendió Matilda una vez que la proyección psíquica de Clint había tomado forma.

    - Demonios, esa media hora fue insuficiente… Lo siento. Sabes que es más difícil para mí – Se excusó para luego echar un vistazo a la congregación que aparentemente sólo lo estaba esperando a él – ¿Ya van a comenzar?

    Clint dio unos pasos junto a Matilda para adentrarse en la orilla dibujada con una luz dorada que separaba a los invitados de la Comunión de Psíquicos; cada uno de los seis miembros repartidos a lo largo del círculo interno, con excepción de Olympia que se mantenía en el centro, junto con los Pokémon que acompañaban a cada uno de sus entrenadores para ayudarles con su proyección astral. Nada fuera de lo común. Pero para sorpresa de ambos, en el otro extremo del círculo, los campeones de Hoenn y Kalos, con Metagross y Gardevoir respectivamente a su lado, también habían sido invitados como moderadores entre la Comunión y la Asociación Pokémon. Si existía alguna duda de que la gravedad del asunto se estaba tornando mucho más serio de lo esperado, la presencia de Diantha y Steven refutaban cualquier indicación que demostrara lo contrario.

    Era muy curioso - y en opinión de Clint, contraproducente - que una sociedad tan reservada tuviese como miembros a personalidades muy reconocidas por todo el mundo. La primera que pudo reconocer, de hecho, era una muy buena amiga de Elesa; después de todo, no cualquiera les hubiese prestado su villa privada para pasar las vacaciones de verano. Con su porte sereno, encantadora belleza y actitud fraternal hacia otros a pesar de un noble linaje famoso por su arrogancia, Caitlin del alto mando de Unova y su Gothitelle eran rostros familiares que le daba gusto de ver ahí, por lo que no dudó en enviarles un saludo que ella respondió con su leve sonrisa.

    Si había alguien en la comunión que podría abogar por la cooperación entre los Vigías y la Comunión, esa era Caitlin. Lástima que no podía decir lo mismo del individuo de prendas formales que parecían salidos del siglo XVII, y cuyo antifaz ocultaba una mirada tan gélida como el Jinx que lo acompañaba. Pero el resto de las facciones de su rostro eran fácilmente interpretadas por Clint para darse cuenta de que él no estaría dispuesto a cooperar en caso de que se sometiera a votación. Una pena ver que Will, miembro del alto mando de la conferencia plateada, poseyera una mente tan cerrada y anticuada como su forma de vestir.

    - ¿Por qué no puede manifestarse por completo? – Se apresuró a preguntar con curiosidad el siguiente miembro de la Comunión al ver que, a diferencia del resto, la forma astral de Clint era borrosa y aún con la neblina de Cassandra en algunas partes, como si luchara desesperadamente para proyectar la imagen del usuario.

    - Mi protegido posee cierta resiliencia psíquica que le dificulta realizar estos ejercicios – Respondió Matilda de inmediato – Que esta insignificancia no traiga inconvenientes para ustedes.

    Lucian asintió satisfecho con la explicación simple, pero clara de una muy poco usual habilidad que en otros tiempos habría sido un insulto para la Comunión; a diferencia de Will, cuya mueca denotaba su disgusto hacia alguien que consideraba anatema de su sociedad. Debido a su ávida pasión por la lectura, no era de extrañarse que Lucian fuese un ejemplo de lucidez y buen juicio que permitían una convivencia tan armónica como el sonido producido por su Bronzog. Con una habilidad única que iba más allá de la memoria fotográfica, Lucian era una biblioteca andante con toneladas de conocimiento de todas partes del mundo que podían ser de vital importancia en el área de inteligencia.

    - ¿Qué hay que temer? – Preguntó Clint preparándose para romper la tiesura del lugar con el sarcasmo que había dejado inactivo por tanto tiempo – Ustedes pueden licuar mi cerebro y dejarme como vegetal con un solo pensamiento de su mente colectiva.

    Salvo la leve risita que Caitlin ocultó con su mano, nadie en la Comunión había encontrado la gracia en ese último comentario. Aún y con los avances del mundo moderno y la popularidad de los Pokémon de tipo psíquico entre los entrenadores, la Comunión todavía conservaba los estigmas de una época anterior donde personas con habilidades similares a las suyas eran temidas y rechazadas por la sociedad.

    - … Veo que la irreverencia de Eldwin no estará del todo ausente en esta importante reunión – Dijo Olympia en un rápido, pero sutil recurso para aplacar la molestia provocada por el último comentario – Al menos procura que se comporte, Matilda.

    Matilda colocó su mano en la nuca de su protegido para obligarlo a hacer una pequeña reverencia de disculpa junto a ella – No ayudas para nada – Susurró mientras aun sostenía su cabeza.

    - Cierto. Sólo pude borrar esa mueca arrogante a un par de ellos – Dijo mientras echaba un rápido vistazo a cierta chica que le dirigía una mirada inexpresiva – Y Surge dijo que ella había cambiado de actitud después de recuperar su sonrisa. Cómo no.

    Una vez considerado suficiente su gesto de disculpa obligado, y asumiendo su postura recta nuevamente, Clint pudo notar que Sabrina seguía sin apartar sus penetrantes y un poco perturbadores ojos azules de él, como si estuviese a punto de preparar un maleficio similar al que, aseguraba Surge, realizó con sus padres. Pero el muy notable cambio de apariencia al que se había sometido, la hacía lucir mucho más sociable y atractiva, en parte por su corte de cabello que había borrado esa imagen triste y espeluznante como el de una hierba venenosa; además de que la ombliguera rosada que portaba, dejaba mostrar un poco más de sus atributos físicos, exacerbados por su piel clara y tersa, a diferencia del atuendo de dominatrix que solía usar y que intimidaba hasta al más demente pretendiente. En pocas palabras, podría decirse que Sabrina… era bastante linda. Aun así, no podía bajar la guardia con ella, pues a pesar de las muñequeras que usaba para ayudarle a controlar sus poderes, todavía poseía un poder terrible si se le provocaba, y su Alakazam sólo perpetuaría el sufrimiento del pobre con el que descargara su ira.

    Eso resultaría en extremo útil en la línea de defensa.

    - En este momento da comienzo la reunión especial de nuestra noble hermandad – Exclamó Olympia mientras levitaba al centro del escenario con ayuda de sus dos Meowstic. La silueta de energía psíquica rodeando sus cuerpos – ¡Elevemos nuestra mente a los cuerpos celestiales y permitamos que el cosmos nos guíe por el camino que he construido con ayuda de nuestro mapa celestial!

    Los miembros de la Comunión extendieron sus brazos hacia delante, canalizando la energía psíquica para ayudar en la proyección del mapa cósmico que Olympia daba forma lentamente. Los cuerpos celestes se movían como una corriente generada con el gracioso movimiento de los brazos de la líder, y como si se tratara de una grabación con cámara rápida que había captado cada segundo de los millones de años para la formación de los planetas de aquel sistema, dio vida a la representación del sistema solar y al pequeño astro azul al que todos podían llamar “hogar”.

    - ¿Cómo demonios permitieron que esta “astroloca” los liderara? – Dijo Clint para sí, repitiendo el apodo que Eldwin acertadamente había designado para una mujer con un prodigioso don para ver a través de las limitaciones del mundo material, pero que prefería abrazar los absurdos e irracionales consuelos de la astrología para justificar su supuesta conexión con el cosmos. – Bueno, mientras nos ayude a dar un poco de claridad a todo este caos...

    Los miembros de la Comunión abrieron sus ojos y descansaron sus brazos una vez que el mapa había sido completado. Alzaron la vista hacia su líder que permanecía levitando, esperando a que las palabras salieran de su boca.

    - Como saben, hace tres días vislumbré una pequeña mancha oscura en mi mapa cósmico que me causó desconcierto por su naturaleza agresiva y capacidad corruptora – Como si se tratara de un vehículo a toda velocidad, la imagen realizó un enfoque en la mancha que había detectado aquel día donde aquel ente casi destruía su cordura, pero que ahora parecía relativamente más grande y retorciéndose como un bicho invertebrado extendiendo sus apéndices en busca de alimento – Tanto, que las visiones me atormentaron por horas, obligándome a pedir ayuda a los últimos descendientes de los Vigías para revelar la identidad de este potencialmente peligroso ente que ha dado sus primeros pasos para invadir nuestro mundo.

    - ¿De qué se trata? – Preguntó la última y más reciente miembro de la Comunión que provocaba en Clint una profunda incógnita acerca del cambio repentino en su apariencia. Específicamente, el salto de edad tan abrupto que parecía haber sufrido en menos de un año: de ser una joven y reservada doncella de noble porte, a una elegante y atractiva mujer con la muy rara virtud de engalanar sus atributos usando atuendos más masculinos. Pero después de analizar su aspecto con detenimiento, ese traje negro formal era sospechosamente similar al que usaban los agentes secretos de la Policía Internacional.

    Era cuestión de tiempo para que aquella organización se inmiscuyera en tan grave asunto, pero la presencia repentina de uno de ellos en la Comunión, justo cuando él había sido invitado, podría generarle dificultades cuando Anabel entregara su reporte a una de las personas que podrían obligarlo legalmente a desistir de su cruzada, tal como ya había ocurrido en el pasado.

    Como fuera, el don único de Anabel que facilitaba su conexión con otros Pokémon al grado de poder comprenderlos y comunicarse con ellos a un nivel más personal, podría ser de utilidad. Muchos decían que se trataba de una empatía más estrecha desarrollada a partir de su personalidad sensible, similar a lo que poseía Valerie; pero de haber sido así, Anabel jamás habría sido admitida en la Comunión. Eso y teniendo en cuenta sus habilidades de combate que la habían sido acreedora de un lugar como cerebro en la ahora famosa Batalla de la Frontera.

    - Cedo la palabra a Matilda Laguardia para que pueda comentarnos más de esta amenaza – Dijo Olympia mientras hacía un ademán con su mano para invitar a la vieja Vigía a hablar por fin en el recinto donde siempre se le había negado participar.

    Con su postura firme y mirada llena de convicción, Matilda se adentró al círculo interno, lista para el pequeño discurso que había preparado y del que, ella esperaba, todos serían lo bastante sensatos como para al menos considerarlo. Afortunadamente para ella, estaba su protegido para apoyarla en cada momento, tomando el lugar que su marido siempre había procurado en todas las sesiones anteriores ante la Comunión.

    - Lo conocemos como la “Disformidad” – Dijo por fin en voz alta – Tiene siglos de no ser detectado y, desafortunadamente, nuestros registros sólo confirman lo que ustedes ya saben. Es por eso que venimos a ofrecer nuestro apoyo para la investigación y posible defensa contra…

    - ¿Entonces para qué los necesitamos? – Interrumpió Sabrina con fría sinceridad.

    - Los Vigías no poseen la mejor reputación entre nosotros, pero su legado ha perdurado por milenios – Expresó Olympia, en un fugaz movimiento para evitar que se malinterpretara las intenciones de su más reciente miembro – Sus vastos conocimientos de posibles amenazas y recursos contra ellas, pueden ser de vital importancia para el conflicto que se avecina.

    Ese momento era el que Will esperaba desde el inicio de la reunión para expresar su desdén con formalidad e instigadora arrogancia hacia un legado al que no le tenía ni la más mínima estima.

    - Con todo respeto, Olympia. Creo que estás sobreestimando a un legado moribundo que no ha hecho más que gritar: ¡fuego! Cada vez que encontraban una de estas susodichas amenazas. Y en esta ocasión fuiste tú, no ella la que detectó el ente agresor – Dirigió una mirada fría a Matilda, oculta gracias a su antifaz – Así que, me atrevo a repetir la pregunta que Sabrina hizo anteriormente: ¿para qué los necesitamos?

    - Porque tenemos a la Portadora de la Antorcha – Respondió Clint en voz alta. Murmullos y miradas incrédulas fueron intercambiados por la Comunión al enterarse de que la voluntad del Pokémon Alfa se había finalmente manifestado en su representante después de siglos de ausencia, e innumerables catástrofes recientes con criaturas legendarias. Sólo cuatro personas no compartían tal emoción: Olympia, pues ya estaba al tanto de este hecho; Diantha y Steven, quienes se miraban confundidos ante información de la que no estaban familia izados; y por ultimo Will, que conservaba esa sonrisa petulante que se rehusaba a cambiar, absorto en su empresa de minimizar la importancia de los Vigías.

    - ¿Es tanto su desesperación por ser parte de esto que van a chantajearnos con el anonimato de esta persona tan importante?

    - Chantajearlos… – Repitió Clint para luego adentrarse en el círculo interno. Las miradas incrédulas se posaron en él mientras ejecutaba un acto inaudito y estrictamente prohibido para los que no eran miembros de su Comunión – Vean lo que sucedió en el Instituto IRD, toda esa violencia sin sentido ejecutada en un bastión de progreso donde el conocimiento es puesto para el bienestar de la sociedad. Bueno, damas y caballeros, esa sólo es una muestra de lo que está por venir si no dejan de actuar como este cretino egocéntrico – Sin verlo, señaló con su dedo índice el sitio donde estaba Will para luego girar levemente su cabeza y encontrar esa mirada petulante – Déjame adivinar: tu habilidad es hacerte creer que vistes bien.

    Pero los insultos no parecían haber surtido efecto contra su postura. Will esbozó una sonrisa presuntuosa y taimada, como si disfrutara de su pequeña victoria para demostrar lo poco prudente y respetuoso que podía ser el único heredero del moribundo legado.

    - Ustedes creen que sus ojos son los únicos que se postran al horizonte, viendo lo que esconde el enmarañado tejido de infinitas realidades – Dijo mientras se acercaba al sarcástico dueño de esos insultos – Pero ¿dónde estuvieron cuando descubrimos el agujero de gusano en Alola, junto con estos “Ultra entes” que no pertenecen a esta dimensión? ¿No se supone que ustedes son la primera línea de defensa contra posibles amenazas externas? ¿O es que su legado está demasiado ocupado dando sus últimas y decrépitas bocanadas de aire antes de extinguirse?

    Y mientras la sonrisa sardónica, único vestigio del rostro humano escondido detrás de esa máscara, intentaba provocar la primera manifestación de cólera, Clint permanecía cruzado de brazos con su mirada sarcástica y burlona. Tenía que presionar un poco más.

    – Díganme, ¿qué tan estúpidos se sintieron al saber que un niño había logrado contactar a Ho-oH después de que ustedes invirtieron más de un siglo sin poder hacerlo?

    - Will, ¡ya basta! – Ordenó Olympia con un grito que resonó hasta en la esquina más recóndita de su mapa celestial, obligando a que las miradas tanto de entrenadores como Pokémon, se posaran en ella y en el despliegue de luces provocado por el estado de ánimo de la líder de la Comunión – El respeto en este círculo es uno de nuestros más importantes principios ¿Piensas convertirte en el primer miembro transgresor de tan valiosa ley, sólo para alimentar tu orgullo?

    La sonrisa de Will desapareció con la dura realidad de las palabras de Olympia, aunadas a las miradas reprobatorias de sus colegas. Tal como ella le había dicho en innumerables ocasiones, su exceso de orgullo era su peor enemigo, y defenderlo con recelo y apatía como en esta ocasión, terminaría provocando la destrucción del mismo si no practicaba actos de humildad.

    - Ofrezco mis más sinceras disculpas, Olympia… a toda la Comunión, y… – Se detuvo ante Clint y su acompañante. Hacer aquella reverencia sería su prueba más difícil, pero era la única forma en que podía redimirse un poco después de tan reprochable actitud – A ustedes.

    Olympia aprobó con una sonrisa maternal el verdadero gesto de honor que su joven colega había demostrado. Clint y Matilda respondieron el gesto asintiendo ligeramente. Después de todo, pensaron, el tipo no era el cretino que creían. ¿Se habrán agotado las versiones para hombre de ese atuendo?, dijo Clint a sí mismo para restarle un poco de esa exagerada formalidad que casi siempre le molestaba.

    - La cooperación de todos es nuestra arma más poderosa para hacer frente a la naturaleza extraña y agresiva de este enemigo – Dijo Olympia a modo de concluir con el mensaje principal que aquella reunión había tenido como objetivo – Líderes, alto mando, campeones. Todos deben prepararse y acudir al llamado en caso de que este “Príncipe Oscuro” manifieste los horrores que observé al aventurarme en el mar de la Disformidad.

    Para Clint, cuya proyección astral de por si borrosa ahora comenzaba a desaparecer en varias partes de su cuerpo hasta dejar huecos como si se tratara de un queso gruyere, ese último mensaje era su señal de partida; Cassandra ya estaba exhausta, y no podría ayudarle a conservar la proyección mucho tiempo más. Quizá las cosas no habían terminado como él y Matilda hubiesen querido, y aún faltaban muchas otras que debían ponerse de acuerdo antes de llevar a cabo las primeras iniciativas y planes de defensa, pero al menos tenían la certeza de que Olympia y otros miembros de la Comunión apoyaban una cooperación mutua.

    - Prepararé un informe de todo lo que recabe – Dijo mientras salía del círculo interno y se despedía de Matilda, quien todavía se quedaría un tiempo más para afinar algunos detalles como el del día en donde Serena se reuniría en ese mismo lugar para su evaluación como Portadora de la Antorcha – Mientras tanto, y si no tienen algo que me pueda servir, creo que mi presencia ya no será necesaria. Hasta pronto.

    - Clint, espera un momento – Ordenó Olympia justo antes de que abandonara el recinto mientras descendía con su gracioso acto de levitación hasta tocar el suelo – Matilda y algunos de mis colegas me han comentado acerca de tu misión personal, y el cómo se relaciona con este invasor – Dijo – Y después de discutirlo con Caitlin en privado, ella ha decidido darte información valiosísima y extremadamente secreta, cuyas palabras ni siquiera han sido escuchadas por este círculo.

    Clint dio media vuelta. No era el único cuyo interés había despertado ante la promesa de información trascendental que podrían ayudarle en su cruzada. Eso, aunado al hecho de que Caitlin era de las últimas personas que esperaría obtener alguna pieza importante del enorme rompecabezas, sólo aumentaba sus expectativas y emoción. Con la elegancia y pasividad que la caracterizaban al caminar, junto con su enorme cabello que ondulaba con la energía psíquica que aún emanaba de su cuerpo, la miembro del Alto Mando se encontró cara a cara con Clint, lista para revelar el secreto más grande y, ciertamente, atroz que haya cometido su familia.

    - Hace siglos, una familia de respetados alquimistas e intelectuales recibieron el favor de gran parte de la nobleza de Kalos por sus servicios. Pues sus conocimientos eran vastos, y su sabiduría, respetada. Pero el secreto de la grandeza de esta familia no yacía en los numerosos tomos de distintas áreas del conocimiento que habían inspirado a los futuros pensadores, ni tampoco en los ingenios que habían mejorado la vida de los pobladores. Su verdadero talento se encontraba en la manifestación terrenal del reino metafísico creado por su prodigiosa mente.

    - Psíquicos – Clint se apresuró a decir. Incluso con la pérdida de su proyección, sus ansias agudizaban su capacidad auditiva y lo dejaban en un estado reflexivo donde su mente digería esta información para llenar cualquier hueco de todo el panorama construido hasta ahora.

    - Mucho más poderosos que todos nosotros juntos, si es de creer en esa historia – Aseguró Caitlin sin abandonar su mirada que muchos la confundían con fastidio o aburrición, pero que en realidad reflejaba su naturaleza estoica al tratar de controlar los poderes que le habían costado dominar si no fuese por las lecciones de Olympia – Pero conforme pasó el tiempo, esta habilidad se diluyó poco a poco gracias las uniones con personas sin este don, hasta que el legado de la familia había quedado en el olvido... pero hace diecinueve años, y después de una extensa búsqueda, mi familia, orgullosa de su herencia como poderosos psíquicos, había descubierto al último portador del linaje que se creía perdido, encomendando a su única hija cortejarlo para procrear una heredera lo suficientemente digna como para enaltecer su gloria con los miembros originales… y cuyos últimos descendientes portaban el apellido de Valois. .

    La última declaración lo dejó en silencio y profundamente en blanco. Cualquier posibilidad que se había imaginado, jamás se habría acercado a lo que Caitlin acababa de decirle. Mucho menos podía hacerse una idea del impacto que una revelación así podría influir en todo el panorama que se había construido acerca del Culto y su relación con los Valois. Por el contrario, esto sólo parecía agrandar el ya de por si vasto rompecabezas que trataba de armar lentamente.

    - Estás… ¿estás diciendo que tú?

    - Soy la hija que François de Valois ayudó a concebir y a quien jamás se me permitió conocer – Dijo con una convicción y vigor pocas veces demostrada en alguien con una actitud tan pasiva como ella – Y para enmendar el daño que mi familia provocó al engañar a mi padre, y para honrar la memoria de mi medio-hermano asesinado a sangre fría, tienes mi palabra de que ayudaré en todo lo que pueda. Así ha hablado Caitlin de Valois.


    . . . .


    Estaba en blanco. Los segundos le parecían eternos mientras las gotas de frío sudor de su frente recorrían sus mejillas y el costado de su nariz. Y a pesar de que en su mente no existía otro pensamiento que el de rescatar a su amiga, no veía ningún eslabón débil que pudiese aprovechar para actuar de inmediato sin que Bonnie saliera lastimada.

    - ¡No volveré a repetirlo! – Advirtió la peligrosa mujer mientras hacía presión con la punta de la daga plateada en la garganta de la pequeña. Bonnie cerró los ojos, sus sollozos y gritos de auxilio eran apagados por la fuerza bruta que la mujer ejercía sobre la frágil mandíbula de su víctima.

    - ¡Está bien, está bien! – Exclamó Ash asustado y extendiendo ambos brazos a la altura de sus hombros para conservar la calma – ¿Qué es lo que quieres?

    - Tus Pokébolas… déjalas en la mesa de tu izquierda – Ordenó.

    A pesar de su completa renuencia al quedar casi indefenso contra lo que estuvieran planeando con él y Bonnie, Ash obedeció de inmediato. Pikachu, por su parte, tenía que controlar las descargas eléctricas involuntarias que producía ante una situación de verdadero peligro, recordando al igual que su entrenador hasta donde podían llegar los miembros del Culto con tal de cumplir con sus oscuros propósitos.

    - Sólo… dejen a Bonnie en paz – Rogó después de retirar su cinturón y dejar a su suerte a sus fieles compañeros.

    La perversa mujer sonrió. Hasta ahora el plan marchaba de maravilla, y sólo tenían que hacer una última cosa antes de irse con la preciada carga – Toma al roedor y a Zigarde… – Ordenó nuevamente. Sus ojos verdes totalmente despiertos y sin perder de vista hasta el más mínimo movimiento del chico – Contra la pared. Y no repetiré lo que le va a pasar a tu pequeña amiga si tratas de jugar al héroe.

    Ash dio media vuelta. Cientos de ideas cruzaban su mente tratando de deducir qué era lo que buscaba el Culto en esa ocasión. Anteriormente escuchó que aquella mujer se había dirigido a Blandin con un nombre que desconocía, pero que apostaba a que le pertenecía a otra criatura legendaria con quien había hecho contacto como en numerosas ocasiones. ¿Qué sucede conmigo y estos frecuentes encuentros con Pokémon poderosos y extremadamente raros?, pensó. Como fuese, estaba seguro que el Culto quería capturar a Blandin para usarlo en otro artilugio o absurdo plan de conquista. Nada original, pero… ¿por qué aquella mujer no le había ordenado a Blandin entregarse voluntariamente?

    - Espera… – Interrumpió una voz firme y varonil que parecía hacer eco contra algún artefacto que ocultara su rostro – Ya lo decidí.

    Creyendo que era alguien que había venido en su ayuda, Ash volteó la mirada rápidamente. Pero en lugar de recibir el apoyo que desesperadamente necesitaban, una fuerza descomunal impactó su estómago, expulsando el contenido que se había revuelto después de una situación que le provocaba náuseas. Pikachu y Blandin trataron de responder la agresión tomando posiciones de ataque, pero al ver que Bonnie era nuevamente amenazada con el gélido filo de la daga asesina, tuvieron que ceder y limitarse a ayudar al joven entrenador que luchaba por ponerse de pie.

    - No tenemos tiempo para esto – Protestó la mujer con el ceño fruncido.

    Pero el hombre no estaba dispuesto a escuchar. Rodeó a las víctimas como si se tratara de un depredador al acecho de sus presas acorraladas mientras buscaba la excusa perfecta para justificar la insensatez que estaba a punto de cometer – ¿Has olvidado el principio más sagrado de nuestro Culto? – Preguntó con la misma voz entrecortada – Sin restricciones, nos dejamos llevar por los deseos e impulsos de nuestros más anhelados placeres. Y yo tengo un deseo incontrolable por luchar contra este chico.

    - ¿Y arriesgar toda esta operación por un capricho? – Rio con incredulidad ante una petición tan absurda – ¿En qué estaban pensando cuando te enviaron a ti también?

    - Debo saberlo… – Dijo. No estaba dispuesto a escuchar nada más que a sus impulsos – Él recibió el regalo de Madam de Valois para convertirse en el campeón más grande del Culto, y debo saber por qué… – Hizo una pausa para luego dirigirse a su compañera – Además… sé que anhelas jugar con tu nueva muñeca.

    La mirada enfadada de la mujer se tornó lentamente en una mueca sardónica ante la exquisita idea de disfrutar de tan digno ejemplar después de un largo tiempo en que se tuvo que conformar con platillos poco apetitosos o incapaces de estimular su exigente paladar.

    - Cinco minutos. – Dijo para después retirarse con su pequeña presa, que seguía luchando en vano para escapar, a un sitio donde pudiese disfrutarla a gusto y en privado – Vamos, cariño… tengo un precioso vestido que estoy ansiosa por ver cómo te queda.

    - ¡E-Espera! – Jadeó Ash, aun tratando de recuperar el aliento mientras trataba de ponerse de pie con sus piernas temblorosas.

    Pero la clemencia no era una palabra que figurara en el vocabulario de su oponente. El hombre encapotado propinó una patada en el costado de Ash con una fuerza lo suficientemente poderosa como para abrir de golpe la vieja puerta de madera que estaba a sus espaldas. Rodó sin control por las escaleras como una roca descendiendo sobre la colina, protegiendo a sus compañeros con ambos brazos hasta llegar a lo profundo de aquel oscuro y húmedo sótano donde ambos se batirían en una batalla por la supervivencia, por un lado, y la sed insaciable del conflicto, por el otro.

    - Quiero que tengas una cosa bien en claro, chico: no volverás a ver a tu pequeña amiga, así que no vale la pena angustiarte por eso – Expresó la voz cortante detrás de la máscara mientras descendía por las escaleras. El eco incluso más escalofriante por la resonancia en ese lúgubre sitio – Te traje aquí para que demuestres tus habilidades. Ni más, ni menos.

    Ash trató de levantarse nuevamente, apretando los dientes en un intento de sobrellevar el dolor que sentía en todo el cuerpo después de tan violenta caída de la que aún no estaba seguro de la gravedad con la que se había lastimado. Si tenía algún hueso roto u otra herida superficial, no le importaba.

    - ¡¡Déjenla en paz!! – Gruñó con un cólera que jamás había experimentado. Pikachu y Blandin asumieron posiciones de batalla, pero ninguno atacó todavía, pues contra las tácticas tramposas del Culto, lo mejor era no dar un paso en falso.

    - La Devoradora de Niños jamás deja sobras, chico – Aseguró mientras dejaba caer al suelo lo que parecía ser un hexágono tridimensional – Tu absoluta atención debe estar aquí, contra mí… pero, tener a Zigarde de tu lado es lo mismo que hacer trampa.

    Al tocar el suelo, la figura geométrica comenzó a emitir una intensa luz que iluminó el enorme y casi vacío sótano con una tonalidad turquesa, como si se tratara de una figura espectral liberándose de su prisión para manifestar un hechizo del que nadie escaparía. Su blanco principal: la criatura legendaria que parecía hacer un enorme esfuerzo hasta el punto de agotamiento para asumir una forma adecuada para el combate.

    - Tierra Corrupta – Dijo el enemigo refiriéndose al hechizo que había dejado caer sobre el campo de batalla improvisado – Eso evitará que te entrometas, Zigarde.

    Blandin colapsó. El efecto de aquel poderoso maleficio también le arrebataba su energía vital con cada segundo. Pero justo cuando Ash se dirigía para auxiliar a su compañero caído, un sable afilado proveniente de las sombras interceptó su noble intención, interponiéndose entre él y el Pokémon legendario. Fue entonces que Ash pudo observar al verdadero oponente con el que tendría que batirse.

    Desde que se dio cuenta de la trampa en que habían caído, y haciendo recuento de los horrendos actos que los miembros del Culto eran capaces de hacer a sus Pokémon para convertirlos en espantosas abominaciones de combate, Ash comenzaba a preguntarse con qué nueva imagen de pesadilla asaltarían sus memorias y sueños venideros. La respuesta no tardó en provocarle náuseas al ver el cuerpo maltrecho y deformado de lo que solía ser un brutal, pero orgulloso contrincante con dotes de liderazgo.

    A diferencia de los individuos de su especie, este Pokémon bípedo permanecía encorvado, posiblemente por la gran cantidad de filosas cuchillas que aquellos dementes habían distribuido uniformemente a lo largo de su cuerpo para hacerlo más peligroso con el simple contacto. Algunas de esas hojas estaban aserradas, otras tenían un acabado tan bizarro y demente como el de los autores de tan macabro experimento, como aquellas que se asemejaban a peinetas con cerdas de metal encorvadas que podían clavarse profundamente en la piel y hacer un daño interno terrible con sólo moverse. Por otro lado, la cuchilla en su cabeza que se asemejaba a un hacha de combate, parecía mucho más grande diferente de lo normal; de hecho, ni siquiera lucía como si se hubiese desarrollado junto con el Pokémon al nacer, sino que se trataba de un arma real que había ocupado el lugar de la origina, tal como lo evidenciaban los restos de soldadura en la cabeza de la criatura. Ash no quería ni pensar en el proceso tan doloroso al que el pobre Bisharp había sido sometido también para alargar las espadas de sus extremidades, así como las que fueron añadidas a lo largo de sus brazos para convertirse en mazas de cinco mortales filos que podían moler a golpes a cualquier contrincante.

    - ¿Cómo… cómo pueden ser capaces de hacerle algo así a un Pokémon? – Acusó apretando la mandíbula y sus puños con ira e impotencia – ¡No los perdonaré!

    Detrás de su máscara, el depredador se deleitaba con la reacción iracunda de su contrincante, como si saboreara el aperitivo al que seguiría el plato principal. Pero antes, aún faltaba un detalle que debía procurar para que el combate se llevara a cabo justo como él lo quería. Buscó entre las pokébolas que había arrebatado de Ash al único contrincante que consideraba digno de su atención y habilidad, aquel por el cual habían llevado a cabo esa operación y que, de acuerdo a su líder, representaba el futuro de todo el Culto.

    - Veamos si tienes lo necesario para convertirte en nuestro más grande campeón – Dijo la despiadada voz detrás de la máscara mientras lanzaba la pokébola hacia el campo de batalla, justo en la zona de combate de su contrincante.

    Ash, absorto al ver que el enemigo le había proporcionado a su más poderoso Pokémon para batirse en duelo contra él, no bajó la guardia. Incluso si ahora tuviese una mayor probabilidad para terminar con esa locura y rescatar a su amiga antes de que fuese demasiado tarde, no podía subestimar a su demente contrincante, o esperar a que sus amigos intercedieran por ellos antes de que los miembros del Culto desaparecieran junto con Bonnie.

    - ¡Ustedes están dementes si creen que voy a unirme! – Exclamó colérico. Por el rápido desarrollo de todo el conflicto, había ignorado lo que aquel hombre repetía incesantemente respecto al destino que le tenían originalmente preparado, y sólo ahora se daba cuenta por fin de la razón por la cual había sido infectado. No era sólo un muy elaborado método para usarlo como raptor de Serena como casi había ocurrido al escuchar aquella orden en su cabeza el día que conocieron a Clint, tampoco como el espía que había sido obligado a ser cuando atacaron el instituto IRD. Lo que siempre habían planeado para él era un destino peor que cualquiera de esos escenarios, pues la simple idea de recibir órdenes a ciegas para cumplir con los retorcidos objetivos del Culto mientras lastimaban a sus amigos, le provocaba la más descomunal ira que jamás había sentido contra personas desalmadas y egoístas que usaban a otros para sus oscuros propósitos.

    - ¡Greninja, usa corte! – Ordenó.

    - ¡Bisharp, garra de metal! – Respondió su oponente, aceptando gustoso el desafío que tanto había anhelado.

    El sable de luz creado por Greninja chocó contra el filo sintético de su oponente. Incluso con aquel cuerpo encorvado y maltrecho, Bisharp poseía una velocidad increíble que exhibía con cada estocada rechazada gracias a sus modificados brazos.

    Con la desesperación de su oponente para terminar el combate tan pronto como fuese posible, sólo tenía que dejar que Bisharp siguiera rechazando cada estocada hasta que el agotamiento por fin venciera a Greninja. El corto clímax de su batalla sería superado solamente por el inevitable y fugaz desenlace donde su cabeza rodaría por el campo de batalla después de recibir el tiro de gracia.

    Después de todo… jamás les dijeron que el sujeto tenía que sobrevivir.


    TO BE CONTINUED…
     
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    J.Nathan Spears

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    Otro buen episodio, mi pana. La comunión de los Psíquicos reunida para discutir el cómo combatir a la "Disformidad" ha sido un buen recurso para que pudiéramos ver ciertas caras conocidas como son Sabrina y Will. Por cierto, creo que te basaste un poco en el manga para éste tipo, ya que realmente se mostró pesado e irrespetuoso por los Vigías, aunque en todo caso, me pregunto qué habrá pasado con todos ellos... acaso habrán caído bajo un liderazgo mediocre (a lo mucho xD) que precisamente no detectaron a ningún Ultra-Ente (por cierto, agradezco que metas parte del "lore" de Alola acá. Sé que puede ser complicado meter más de eso a estas alturas, pero bueh... al menos vos te arriesgas a lo macho) ni pudieron hacer contacto con Ho-oh, cuando un Ash de solo diez años, con un cerebro de Starly y un Pikachu desobediente, lo consiguió de chiripa xD.

    Pero bueno xD. Ahora se metió otro miembro del Culto... éste nos revela que Ash podría bien ser un campeón de esa organización. Pero por lo que se entiende, es él quien se siente con el derecho de ser proclamado como campeón, así que reta a Ash a un 1 vs 1 de una buena vez...

    Okey, aquí comienza lo feo... ya sé que hace rato terminó el animé basado en Kalos, pero todavía tengo los huevos por el piso de ver a Greninja ser denominado como el Pokémon más poderoso que Ash tiene. El animé lo sobre-expuso como si no hubiese un "mañana" y casi todos los demás Pokémon cayeron en el abandono... no sé, hubiera sido mejor (en mi opinión), que el tipo no supiese qué PokéBall le pasó a Ash (aunque quizás REALMENTE no lo sepa y tomó la PokéBall de Greninja por accidente) y resultara ser Goodra, Hawlucha o Noivern... oh, verdad que en esta parte aún no vuelve el dragón baboso de su pantanito. pero bueh, es como si no hubiese qué escoger. ¿Quién sabe? ¿Por qué rayos Ash no rota su maldito equipo? Ya sabemos todos que el animé no lo hace por flojera, pero en fanfiction sí se vale... tenemos a Krookodile, Sceptile, Donphan y un no tan largo etcétera de elecciones distintas.

    Pero no... Greninja aparece como siempre y se roba el protagonismo... bleh. Maldito John Cena del mundo Pokémon. (Si ves la WWE entenderás la referencia).

    Ahora, en lo técnico, no hay nada que sea realmente grave. Es cierto, pusiste "Bronzog", cuando era "Bronzong", al referirte al Pokémon estrella de Lucien... pero equis, supongo que nada es perfecto.

    Nos vemos en otra ocasión, mi pana xP
     
  8.  
    Edmund Daltonic

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Ya que fuera del manga no hay algún medio que describa un poco más la personalidad de ese personaje, me fui con la única oficial. Creo que quedó bien.

    Independientemente de lo que suceda en el anime (que por cierto no es tan malo en mi opinión), yo llevaré mi propia versión de lo que suceda ahí. No en esta historia, pero si... ¡ups! ya no digo más.

    Ok, aquí discrepo un poco pues en mi opinión, la importancia que le dieron a Greninja distó un poco de tratarse de otro recurso mercadotécnico o el pokémon insignia de la serie XY. Pues a lo largo de ese arco, vimos que tanto poder conllevaba un entrenamiento y disciplina rigurosa lleno de frustraciones y fracasos. Además el resto del equipo ni era tan bueno. Salvo Hawlucha, el resto se me hizo olvidable y bastante meh como para que me importara.

    No se, quizá simplemente esa cuestión de sobre-exponer a Greninja no fue en mi opinión relevante. Mientras presentaran buenas batallas e historia (bueno... bajo los pobres estándares de la serie), no me importara que apareciera ese Pokémon la mayor parte del tiempo. Cualquier oportunidad de ver menos a Pikachu, es bien recibida por mi. Además de que la habilidad de Greninjash fue un buen recurso que pude anexar a la historia.

    En fin, aquí el siguiente shot. Me tomó bastante tiempo terminarlo, pues si no lograba transmitir el drama que se vive en este capítulo, el resto de la historia corría el riesgo de venirse abajo. Espero que lo haya logrado.

    Nos vemos leemos hasta la próxima.



    Shot: El Ocaso de los Valois (Pt.4).

    - ¿Estás segura de esto?

    Adelie negó con la cabeza.

    - No… pero es lo correcto.

    Con casi una semana más de lo que había prometido, Adelie se encontraba por fin en el portal de su otrora querido hogar donde enfrentaría la batalla más difícil de toda su vida. Miedo, confusión y ansiedad por el desenlace de aquel capítulo oscuro, incluso la habían hecho rechazar la petición de su esposo de recogerla en el aeropuerto, pues la simple idea de contener sus emociones durante todo el trayecto hasta su villa veraniega sin rendirse ante la pesadumbre de su traición, le aterraba como ninguna otra cosa en el mundo. Tenía que ser en extremo sutil con sus palabras y la forma de abordar el asunto, tal como lo había practicado con Palermo durante los últimos días.

    - Trata de lucir lo más calmada posible, Adelie – Señaló Palermo colocando su mano en el hombro de su amiga – Recuerda que estaré a tu lado en todo momento.

    Adelie estrechó la mano y le dirigió una débil y última sonrisa fraternal – Gracias, Pami. Ahora necesito de tu compañía más que nunca en mi vida.

    Ni siquiera había dado una hora exacta de su llegada. En silencio, introdujo la llave en la cerradura del enorme pórtico de su casa hasta activar el mecanismo que les permitiese entrar, haciendo rechinar las viejas bisagras con cada milímetro en que se abrían las puertas.

    Consciente de que sus pobres sus intentos por ser lo más discreta posible estaban destinados al fracaso, ahí estaba él esperando en la entrada principal para demostrarlo lo correcta que estaba.

    - Amor ¡volviste! – Exclamó el atractivo y alegre caballero que la recibía con un cariñoso abrazo y un beso en la frente.

    Después de conocer a François, no fue solo compasión por aquel espíritu abatido la que la cautivó. Pues, a pesar de encontrarse cubierto bajo un velo de profunda tristeza que ahogaba el semblante de lo que alguna vez había sido un ser humano enamorado de la vida, él todavía poseía un noble porte que lo hacía sobresalir entre la multitud, junto con atractivos rasgos varoniles que lo habían convertido en un muy codiciado pretendiente entre sus colegas femeninas. Nunca lo había averiguado a detalle, pues su mente divagaba en asuntos que consideraba mucho más importantes y relevantes para el bienestar de la sociedad que el de buscar sus raíces, pero era muy probable que François fuese descendiente de aristócratas o incluso de alguna antigua y noble estirpe ahora olvidada después de tantas generaciones.

    - Ya estábamos a punto de volvernos locos al ausentarte más de lo que habías dicho. Tuve que sobornar un poco a Phillip para que asistiera a sus clases.

    Y con el cálido recibimiento de su esposo, Adelie llevó sus pensamientos a otro lugar donde pudiese distraerse de su culpa antes de la inevitable confesión. Esta vez, posando su mirada en el bello rostro de su marido. Era curioso, incluso después de ocho años desde su nacimiento, de que Phillip heredara casi todos los hermosos rasgos de su madre, y casi ninguno de su padre -al menos no a simple vista- a tal grado de parecer una versión masculina y en miniatura de ella, mientras que el cabello castaño y rizado, juntos con los pómulos pronunciados y firmes de su padre no habían tenido éxito para expresarse en el joven prodigio; ni siquiera los ojos verde-azules de François, los cuales al principio la pareja creía que había heredado, pero que con el paso del tiempo habían adquirido una tonalidad turquesa similares a los de su madre.

    - Yo… Yo también estoy feliz de volver a su lado – Respondió Adelie con una sonrisa fingida después de divagar entre recuerdos y nimiedades de parentesco poco aptas para aquella situación.

    La sonrisa afectuosa de Francois se desvaneció levemente al recibir una respuesta un tanto fría y desconsolada. Él conocía perfectamente las facciones de su esposa, y aquella sonrisa forzada lo inquietaba al ser la primera vez que veía un gesto así en ella.

    - Te veo un poco decaída ¿aún estás cansada por el viaje? – Preguntó para luego dirigirse a la acompañante que había pasado por alto – Palermo, siento mucho no haberte saludado.

    - Está bien, François. Es un gusto verte también – Dijo mientras estrechaba su mano, seguidos de unos segundos de silencio incómodo que inquietaron un poco al señor de Valois. Viendo que Adelie parecía haberse paralizado en el momento de la verdad y sin poder continuar, decidió tomar la iniciativa – Creo… creo que ustedes tienen que hablar.

    Como todo un caballero que procuraba siempre tomar la iniciativa para demostrar el amor que le tenía a su familia, François ya tenía el almuerzo de la tarde servido en el comedor del jardín, junto con una botella de su vino favorito para celebrar el regreso y la visita inesperada de Palermo. Los tres adultos se sentaron en la mesa, pero en otro extraño movimiento de Adelie, decidió sentarse al lado contrario de su esposo, cerca de donde Palermo se encontraba.

    Francois ignoró aquel gesto y continuó con su charla – Así que, cariño. ¿Qué tal el evento? ¿Estimulante? – Preguntó mientras giraba el destapa-corchos para poder disfrutar del brebaje.

    Adelie tardó un poco en responder. Su temor a las repercusiones que sucederían después de confesar eran exacerbadas por la aparente intranquilidad de su esposo ante una situación que no era para nada normal en todos sus años de relación. No podía confesar, no en ese momento. Debía ser más sutil y actuar con más naturalidad antes del inminente conflicto

    – Yo… He estado tan lejos de ese ambiente desde hace años, que me sentí abrumada y ...

    - ¿Abrumada? – Preguntó al mismo tiempo que lograba retirar el corcho y la esencia de la bebida fermentada se escapaba en forma de un gas delicioso – Supongo que tienes razón, pero ¿qué podría ser tan grave en una fiesta de la alta sociedad?

    Adelie se paralizó nuevamente. Cada segundo en que la conversación tomaba una muy cercana interjección donde la llevara a enfrentar la verdad, hacía que su corazón palpitara sin control y que el frío sudor estuviese a punto de acumularse en su frente hasta convertirse en un húmedo sendero que recorriese su rostro y evidenciara su culpa.

    - ¡Bah! No me hagan caso ¿Qué va a saber un viejo como yo, no creen? – Bromeó François mientras servía el líquido carmín en las copas de vidrio y se preparaba para brindar – Al parecer esta diferencia de casi una década entre nosotros, al fin se está haciendo evidente ¿no crees, amor?

    Adelie y Palermo intercambiaron una mirada consternada ante la risueña inocencia de François hacia el lenguaje corporal que delataba a su esposa. Palermo meneó la cabeza de un lado a otro en un último intento de convencer a Adelie que desistiera de sus intenciones, y optara por callar su pecado para siempre. Después de todo, para ella no valía la pena destruir la voluntad de un hombre maravilloso por una cuestión de honor.

    Palermo, incluso después de ser su amiga desde la niñez, todavía no comprendía las consecuencias de guardar oscuros secretos y esperar que estos simplemente desaparecieran. Adelie, educada en una familia que cultivaba la sabiduría y el arte al lado de altos valores morales, era consciente de que el olvido era un campo fértil para propiciar el crecimiento de esos secretos, hasta convertirse en voraces demonios que regresarían más tarde para rendir cuentas al autor y a todos los involucrados en su falta. Y eso incluía a su amado hijo.

    Recordar ese principio hizo que Adelie tomara la decisión que definiría el resto de su vida.

    - François, yo… – Dijo con un débil, y para nada normal tono penitente que hizo borrar nuevamente la sonrisa de su esposo – Ambos fuimos educados en estirpes que anteponen la lealtad, el honor y la verdad ante cualquier cosa, por más dolorosa que esta sea… vivimos bajo principios sagrados, levantando el rostro con tenacidad cuando nos enfrentamos a nuestras faltas y crímenes no solo para honrar los valores familiares o mitigar el escrutinio de otros… sino por que amamos a nuestros seres queridos y no podemos deshonrarlos con mentiras y secretos.

    Francois guardó silencio mientras trataba de conectar los puntos entre la extraña actitud de su esposa y la breve introducción de lo que parecía ser una tragedia a punto de revivirse.

    - Amor… no te entiendo ¿a qué viene todo esto? – Preguntó.

    Adelie tomó una última bocanada de aire. Era hora – En un momento donde no era yo… Falté a mis votos matrimoniales y en el lecho… – sufrió un espasmo que la interrumpió, como si su propio cuerpo se resistiera a que ella terminara de confesar. Pero era demasiado tarde para dar marcha atrás – dejé que alguien más…

    No podía creerlo. No de ella, no de su querida esposa que amaba con locura. No de aquella persona que lo había hecho amar la vida nuevamente después de haber sido traicionado y abandonado de forma tan cruel por aquella otra mujer que ni siquiera había sido honesta con su verdadera identidad. Pedía… no, suplicaba por que se tratara de una broma de pésimo gusto, con tal de no tener que enfrentarse a la espantosa realidad de que la historia parecía repetirse, quebrantándolo en millones de pedazos que no podrían volver a ser reunidos jamás.

    François llevó su puño a sus labios, callando el grito desesperado que luchaba vorazmente para escapar de sus pulmones y desahogar al menos un poco el dolor que se estaba acumulando en su organismo.

    - ¿Cómo…? ¿Cómo pudiste? – Preguntó mientras ocultaba su rostro con la mano que le quedaba libre, incapaz de siquiera verla a los ojos. No porque él sintiera repugnancia hacia su esposa; más bien, no quería que Adelie recibiera la mirada llena de odio e ira que sólo había dirigido una vez en toda su vida a la que casi provocó que quisiera quitarse la vida.

    - No… no entiendo cómo pasó. Yo…

    - Después de lo que viví y tú… ¡Tú!

    Aquellas breves palabras bastaron para que la mezcla de profundo dolor y terrible cólera se expresaran nuevamente en el rostro de François, una reacción que describía perfectamente el momento justo donde las viejas cicatrices de la traición volvían a abrirse para atormentarlo al grado de forzarlo a buscar un soporte que lo ayudara para desahogar sus penas, pues estas eran tan poderosas que le provocaban espasmos que lo obligaban a encorvarse y encoger el abdomen con cada bocanada de aire. Adelie, de por si agotada y devastada por el esfuerzo titánico de confesar su crimen, cubría su boca con ambas manos mientras atestiguaba aterrorizada el resquebrajamiento de su esposo. La culpa se había apoderado de ella, y no tenía ni las fuerzas, ni la convicción para ir en su auxilio, pues el miedo al rechazo era más poderoso que el de tratar de reconfortar a su esposo.

    Las cosas estaban saliendo de la peor forma que Palermo podía haberse imaginado, y no podía mantenerse más quedarse al margen mientras la pareja permanecía inmóvil, como si parecieran permitir que aquel momento consumiera a la familia hasta su total destrucción.

    - François, en parte soy responsable de lo sucedido – Exclamó Palermo levantándose rápidamente de su asiento – Algo inesperado en nuestra celebración hizo que…

    Pero no haberse dejado llevar por el dolor ya había agotado todas sus energías. Apenas y tenía la fuerza para retirarse a su habitación, y no deseaba que ninguna de ellas fuera en su auxilio.

    - Ya no… ya no quiero escuchar nada más – Dijo con una mezcla de certeza y súplica.

    - François, lo que sucedió no fue su culpa – aseguró Palermo levantando su tono de voz para que fuese lo suficientemente clara. No le importaba que el secreto más grande de su ahora adorada Orden fuese revelado a personas ajenas a ella, si podía salvar a la familia que amaba incluso más que la búsqueda del máximo éxtasis – El grupo al que pertenezco posee un Pokémon capaz de hacerle esto a las personas y yo…

    Pero François había cerrado su mente a cualquier excusa, fuese razonable o no – ¡Dije que era suficiente! – Gritó con irritación.

    - ¡Puedo comprobarlo! – Exclamó con convicción al mismo tiempo en que enérgicamente se levantaba de su asiento – Eres un hombre de ciencia y por ende alguien racional, François. Eso siempre lo he admirado de ti. Si te ofrezco pruebas, al menos puedes darle el beneficio de la duda a tu esposa, ¿no es así como debería pensar un hombre de tu categoría y formación?

    Por un breve momento, las palabras de Palermo llenas de convicción habían logrado hacer eco en el huracán de emociones que se había desbordado en su mente, haciéndole recuperar un poco la parte racional que luchaba para no hacerlo perder el control. En efecto, lo que presentaba ella era razonable, y no era para nada extraño escuchar casos en que algunas personas habían caído víctimas de los mismos poderes sobrenaturales de aquellas criaturas que literalmente podían mover continentes enteros o manipular las leyes naturales del universo.

    Eso en el aspecto técnico... en cuanto a la integridad, nobleza y confianza de su esposa para honrar sus votos matrimoniales y no convertirse en la causa de su nueva desdicha, era algo que François no podía dejar de admirar, ni siquiera ante el posible Armagedón de su familia. El que ella hubiese antepuesto la sinceridad y la verdad por encima del engaño egoísta y la conveniente mentira al tomar una difícil y dolorosa decisión, incluso ante un escenario en el que podía perderlo todo y llevar a su familia a la ruina, era exactamente la virtud que más lo había cautivado desde la primera vez que la conoció. Y aunque lo negara en ese momento, estaba profundamente agradecido en que lo hubiese hecho.

    - Sólo... sólo déjenme en paz – Suplicó haciendo un ademán con su brazo derecho para pedirles que lo dejaran sólo con sus pensamientos. Y no había otro lugar para eso que su lugar de trabajo – Me quedaré en el instituto hasta que traigas a este Pokémon para que lo analice – Dijo por fin.

    Palermo suspiró con alivio al escuchar que sus esfuerzos habían dado frutos. No podía celebrar la victoria hasta recuperar las pruebas necesarias, pero la dicha de ver que Adelie aún podía redimirse y recuperar la confianza de su esposo, era lo único que necesitaba para vislumbrar un rayo de esperanza.

    - Lo haré de inmediato – Respondió para luego ver a su amiga cuya mirada melancólica y sombría de días, comenzaba a iluminarse nuevamente. Feliz, pero consciente de que, a pesar de comprobar su historia, aún había un largo proceso de sanación que pondría a prueba los verdaderos lazos de amor que habían construido por años.

    - Lo siento… en verdad lo siento tanto.

    Y con esa última súplica, François procedió a salir de su villa sin decir nada más. Ni siquiera se molestaría en empacar, a pesar de que no poseía más que un par de prendas de emergencia en su oficina, insuficientes para el tiempo que consideraba pasaría ahí en lo que arreglaban todo el asunto. En esos momentos, sólo quería reflexionar y buscar el consejo de su colega y mentor: el Dr. Welsh, cuyas palabras necesitaría más que nunca.

    Tanto Adelie como François estaba tan perdidos en esos pensamientos, que habían olvidado a la inocente víctima de la pesadilla que se cernía en el futuro de su familia, y que vendría a recordárselos de golpe tan pronto como los portales de su residencia se abrían de pronto, permitiendo que los gritos infantiles de alegría resonaran en las paredes del recibidor.

    - ¡Mami! ¡Papi! – Exclamó Phillip con júbilo tan pronto como había vislumbrado las figuras de sus amorosos padres, para luego correr hacia ellos mientras sostenía en sus brazos al Solosis que su tía recientemente le había obsequiado. Detrás de él, una mujer de alrededor de cincuenta años cerraba la puerta principal mientras recuperaba el aliento después de una apresurada carrera para cumplir con la petición de un niño encantador deseoso de ver a su mamá nuevamente.

    - Lo siento mucho, señor François. El pequeño Phillip literalmente jaló de mi brazo para llegar tan pronto como fuese posible – Dijo mientras se sacudía un poco la tierra de su falda de mucama que la identificaba como la ama de llaves de la villa. No importaba cuántas veces le habían dicho que no era necesario que llevara un uniforme para cumplir su trabajo, ella sentía que su atuendo le daba más formalidad a su oficio – ¡Madame Adelie! Un placer tenerla de regreso.

    - ¡Mami! ¡Tía Pami! – Exclamó nuevamente al llevarse la grata sorpresa de que su tía también estaba con ellos.

    - Ho-Hola, encanto – Respondió su madre con dulzura en un esfuerzo enorme de recuperar la compostura y no alertar a su hijo del momento tan difícil que estaba atravesando la familia.

    Pero Phillip era en extremo observador, y podía identificar cuando algo no parecía estar del todo bien. Ya lo había demostrado en otras ocasiones como cuando sus padres estaban bajo presión tratando de atender asuntos relacionados con sus respectivos trabajos, pero jamás los había visto con un semblante tan decaído y deprimido.

    - ¿Qué pasa, mami? ¿Estás triste? – Preguntó preocupado.

    Adelie se apresuró a limpiar las lágrimas que hubiesen quedado todavía en sus ojos y mejillas. Con todo lo que había acontecido tan rápidamente, ni siquiera se había puesto a pensar qué mirada sería la adecuada para contarle algo tan complicado a su pequeño.

    - No… no te preocupes, cielo. Es sólo algo que irrita mi ojo.

    En cualquier otro escenario, tal situación habría sido abordada con sutileza y madurez gracias al cariño y sabiduría de sus padres… pero sus vidas ya habían sido enlazadas a los hilos del destino desde hacía tiempo. Y estos los conducían a una pesadilla de la que no podrían despertar.

    No podía explicar lo que había sucedido. François, un hombre racional que había vivido bajo un código que reconciliaba su deber hacia el progreso y el bienestar de la sociedad, junto con los aprendizajes que había adquirido después de su dolorosa experiencia ante la mentira y el abandono por parte de una persona a la que le había dedicado toda su adoración, había perdido finalmente toda protección y cordura ante la más absurda, pero poderosa idea de que la mujer que lo amaba como a nadie más en el mundo, ahora trataba de llevarse a la única y verdadera felicidad que le quedaba. Como una criatura supersticiosa y vulnerable ante la adversidad, François se dejó llevar por el más básico instinto que podría ser destilado del torbellino de emociones que impedía cualquier pensamiento racional o sensato por parte de un individuo brillante, pero humano al final de cuentas.

    ¡Se lo llevará y jamás volverás a verlo!

    El miedo de François de Valois de perder a otro hijo; uno al que si había tenido la dicha de conocer y verlo crecer hasta convertirse poco a poco en todo lo que él no podía ser, terminaría por llevarlo al borde de la locura y la ruina. Dio media vuelta y, con una mirada perdida y amenazadora que intimidó a Adelie, dijo cinco palabras que lo encaminarían al sendero de perdición.

    - No lo apartarás de mi lado…

    François tomó a su hijo entre sus brazos antes de que se dirigiera a saludar a su tía. El movimiento fue tan inesperado y violento, que Phillip no pudo evitar soltar a su Pokémon, como si se tratara de un niño que acababa de ser raptado mientras se encontraba distraído.

    - ¿Qué sucede? – Preguntó el pequeño, confundido y asustado ante un trato que su papá jamás había empleado con él.

    - No mires atrás – Respondió su padre mientras colocaba su mano en la nuca de su pequeño para obligarlo a obedecer.

    - ¿Y mami?

    - ¡No mires! – Gritó con un tono agresivo mientras ejercía mayor presión en su cabeza.

    Por primera vez, el raciocinio de Adelie había sido hecho a un lado para dar lugar al instinto maternal que la alertaba de una situación donde su hijo corría peligro. Aquel grito tan violento e inaudito de su esposo, junto con la incertidumbre de la forma en que lo estaba lastimando debido a que se encontraba a sus espaldas, hizo que fuera en auxilio de Phillip antes de que la locura de François concluyera en algo del que se arrepentiría por el resto de su vida.

    - ¡Mami! – Gritó Phillip aterrado, tratando desesperadamente de liberarse del monstruo que había poseído a su padre y que por alguna extraña razón lo estaba apartando de su hogar.

    - François ¡espera! – Suplicó Adelie mientras alcanzaba a su esposo y lo jalaba del brazo, intentando que regresara y se diera cuenta de la insensatez que estaba cometiendo.

    - ¡Francois! ¿estás loco? ¡Suéltalo! – Ordenó Palermo quien se había unido a los esfuerzos de su amiga.

    Con el drama que se estaba llevando a cabo, era imposible que cualquiera de los presentes se percatara de los extraños crujidos en las paredes de concreto al momento en que se agrietaban sin razón aparente, la constante vibración de las ventanas y los objetos de cristal que adornaban los estantes y muebles de la sala de visitas y, sobre todo, de los recipientes que contenían líquidos en proceso de ebullición, a pesar de no estar sometidos a alguna fuente de calor habitual. La única que podía sentir que algo no andaba bien, y que no se trataba del conflicto familiar que observaba incrédula, era la ama de llaves, quien notó que también la atmósfera se había tornado más densa y ligeramente asfixiante.

    - ¡Basta! ¡Lo estás asustando! – Chilló Adelie después de que al fin había logrado tomar el torso de su hijo y trataba de arrebatárselo a su padre.

    - ¡Lárguense de aquí y déjanos en paz!

    - ¡Ustedes dos, ya cálmense! – Ordenó Palermo, presa de un verdadero pánico al ver que la pareja estaba más empeñada en pelear que detenerse para ver lo que le estaban haciendo al atormentado pequeño, quien se encontraba totalmente indefenso en medio de una contienda entre las personas que ahora se disputaban a su hijo como si fuese un trozo de carne.

    François estaba harto, y ya no mediría sus palabras – ¡Mujer infiel y repugnante! ¡Si tanto te importa tu maldito honor, entonces vete y no vuelvas a mostrar tu cara!

    Fue el límite que creyó que jamás se atrevería a cruzar, y sólo se había dado cuenta después de ver que Adelie había dejado de luchar, presa de un dolor indescriptible en su corazón después de haber escuchado las palabras más horribles que sentía que se merecía… pero que jamás hubiese querido escuchar de parte del hombre que más amaba en el mundo. Ya no le quedaban fuerzas y voluntad para continuar un conflicto inútil donde sólo se estaban destruyendo.

    El rostro rojo lleno de cólera de François había desaparecido tan pronto como se había dado cuenta del terrible error que había cometido al dejarse llevar por el miedo irracional. Nunca en su vida se había sentido tan arrepentido y avergonzado de sus actos y palabras como aquel momento donde permitió que su dolor le hiciera un daño irreparable a sus tesoros más importantes por los que sería capaz de sacrificarlo todo.

    - Adelie… amor, yo no… no era mi intención… perdóname, por favor.

    Pero para un niño confundido y aterrado, con el poder suficiente como para hacer temblar la tierra con un solo pensamiento, ninguna disculpa o palabra de aliento podría contener la energía que había acumulado en tan sólo unos segundos de tortura alimentada por el odio. Miedo, ira, confusión… emociones tan poderosas y volátiles capaces de arrasar todo un legado como si se tratara de un montículo de pólvora a la espera de la más mínima chispa de luz que desataría la ruina en la familia más pura en todo el planeta.

    - ¡¡¡¡YA CÁLLENSE!!!!

    El ensordecedor estruendo sólo había durado un par de segundos, pero el sonido de los escombros y los cristales destruidos aún hacía eco entre las murallas que milagrosamente habían resistido el embiste de un poder único en todo el mundo.

    Cinco segundos atrás, François, Adelie, Palermo y la pobre ama de llaves fueron arrojados al aire cuando recibieron el pulso de energía que se había originado alrededor de donde Phillip seguía llorando desconsolado. Las losas y el reciente trabajo de remodelación de la antigua morada se desprendían con violencia como si la mano de un Regigigas golpeara con fuerza la edificación que por poco y se derrumbaba, aplastando a todos entre los escombros. Los barrotes de hierro, y en general cualquier otro objeto metálico usado en la estructura de la casa como las cintas de bronce que reforzaban el enorme portal de madera, eran doblegados sin dificultad por una fuente de energía casi tan ilimitada como lo era el potencial de su usuario. Pero incluso con su semejante poder del que era incapaz de controlar, no era el suficiente como para poder matar a alguien... y el conteo de víctimas habría quedado así si no fuera por los cristales rotos en miles de pedazos que fueron lanzados como letales proyectiles a todas direcciones, hasta encontrar en ellos a la única persona que no merecía un destino tan terrible.

    - Alma… ¿puedes oírme? – Susurró Francois. Sus músculos aun adoloridos y arrastrándose hacia donde la pobre ama de llaves había perecido cuando su cuerpo había sido arrojado hacia uno de los enormes vitrales que daban a la fachada principal. Ni siquiera los barrotes de hierro habían tenido éxito en amortiguar su caída hacia las mortales cuchillas que quedaron después de ser quebradas en miles de pedazos – Por dios… ¿qué he hecho?

    Los sollozos de Phillip eran lo único que aún podía escucharse después de que el último fragmento de cristal cayera al suelo. Adelie y Palermo, recuperando poco a poco el control de sus extremidades, miraron estupefactas al joven autor de tan espantoso acto inconsciente que le había costado la vida a alguien. Nunca en sus peores escenarios se habrían imaginado que Phillip poseía aquel don tan extraño, y que este fuese revelado bajo una situación de completo estrés.

    Pero la culpa no podía recaer en otra víctima inocente de un conflicto conyugal que había llegado demasiado lejos – Santo cielo… ¿qué he hecho? – Musitó Adelie con profundo dolor y pesadumbre al considerarse la única culpable de lo que acababa de pasar.

    Un despliegue de energía psíquica tan inmensa, que habría alertado a la Comunión de Psíquicos de inmediato y cambiar la historia para siempre… si no hubiese sido interceptada por aquel que había puesto en marcha su oscuro y retorcido plan.

    Un polvorín de emociones y angustias cuya detonación ante el ocaso de su amorosa familia, había enviado un mensaje que resonó en los retorcidos y sobrenaturales dominios donde uno de los amos de la Disformidad confabulaba sus intrincados designios. Siglos de maquinaciones y promesas de su pronta manifestación en aquel campo fértil de nuevos vasallos listos para unirlos a los hilos del destino, por fin habían dado sus frutos. Un momento de dicha expresada con aclamaciones y gritos de retorcido júbilo que celebraban el despertar del psíquico más poderoso de toda la tierra.
     
    Última edición: 19 Febrero 2017
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    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Definitivamente este shot es digno de un HOLY SHIT!! O___O. Admiro el que Adélie tuviese los ovarios bien puestos para admitir su infidelidad...

    Todo parecía que el señor De Valois tendría el suficiente autocontrol para no cometer una cagada... ¡Pero entonces le llegó la memoria del otro hijo que le fue arrebatado! O más bien... de la hija n_nU (yo sí que puse atención :V)

    Y luego, una ama de llaves inocente pierde la vida o_oU... vaya, eso sí que fue random, pero realmente añadió bien al drama. El drama de la Disformidad, quien solo busca joder al universo entero xD... okey, no... esto es algo demasiado serio.

    Oh, Meloetta... realmente la has cagado -w-U

    En cuanto a lo técnico, no tengo ninguna observación. Todo parece estar en orden...

    ¿O no? Antes de irme quiero quotear algo...

    Primero que nada, me alegra mucho que hayas tomado el retorcido y cochino canon de la región de Kalos para beneplácito de tu maravillosa historia.

    Añado que está bien que un creador de contenido quiera practicar fanservice y tener un pokémon insignia de la saga XY&Z. Pero no siempre tiene que ser un Pokémon todo ultra poderoso, veloz y que se garche a todos y no pierda casi nunca (Infernape, Lucario, Blaziken, etc.). Si bien la historia de entrenamiento, disciplina y frustraciones puede gustar a muchos, es un jodido cliché y deja de lado a los demás Pokémon del equipo de Ash. Quizás si los guionistas solo hubieran puesto esto como su principal trama y no la cochina, repugnante, asquerosa, zafia, inmunda, maloliente, putrefacta y mil epítetos más... idea de también darle tanta cámara a Serena y tantos hints; los Pokémon nunca hubieran quedado de lado y no se sentirían tan MEH, como dices. Con suerte Hawlucha tenía personalidad, además de Pikachu y Greninja... pero los demás pokes (sobre todo el Luxray de Clemont) carecían de ella. Y ESO NO DEBERÍA SER ASÍ. Los guionistas deberían darles algo de personalidad a todos los Pokémon... y ahora que cada vez trabajan con MENOS Pokémon para cada quien y ni siquiera usan el material de otras temporadas (o sea, no rotan los equipos, los muy pendejos), no tienen excusa para saltarse eso.

    Y sí, es bueno dejar de lado a Pikachu a veces... en eso sí debo coincidir contigo. Pero a la final las batallas que tuvo ese Greninja nunca fueron tan buenas. En especial contra el Niggazard X de Alain... ¿Cómo chuchas caes de un solo golpe, Greninja? Ni siquiera hubo tanta "tensión" entre tú y Ash como la que hubo en el momento en que venciste al Mega-Sceptile de Sawyer...

    Pero está bien, es sano tener opiniones distintas n__n. Creo que ya terminé de desahogarme

    Sigue así, pana :)
     
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    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    poniéndome al dia.


    sobre el 31

    en general me agrado un buen el capítulo, uno que fue de menos a mas... pero entregando su buena dosis de información y acción...


    partiré diciendo que...

    cada defensa a ese viejo me saco una verdadera carcajada, mas con eso de que pareciera que lo que es clint hoy en día... es por mera joda... ni que decir con esa sensación que te hace pensar lo conflictivos que debieron ser sus encuentros con la asociación en el pasado... (esos conflictos peliagudos que solo te hacen reír ...)


    en fin ya pasando a lo serio... al fin llego la esperada reunión...

    fue grato ver como armaste la congregación de psíquicos... una organización antigua que aparentemente se renueva pero mantiene ( para bien y mal) varias de sus viejas arcaicas costumbres...
    menciones especial a will que jugó un preciso papel de clásico "elitista" cerrado a opiniones ajenas a su circulo...

    tal vez por esa razón eche algo de menos que la "pequeña" discusión entre el psíquico y Clint se fuera un poco más de las manos... acentuando un poco mas lo peliaguda que puede ser esta "relacion" entre vigías y psíquicos..
    aunque después de pensarlo veo bien que will se llevara el regaño, total hay que ser corteses con los invitados (?)



    otro punto a destacar es la presencia de Anabel actualizada a "forma" alola (?) (rayos en el juego este personaje dejo más de un clavo suelto... Ancio ver qué papel jugara en la historia...)



    seré franco, en un principio una vez terminada la participación de clint en la reunión pensé, "esta solo sirvió para "formalizar" esta alianza?, nada más?" "¿solo un resumen de lo que ya sabemos?"... sin ninguna revelación nueva.... sin nada... irnos con las manos vacía...


    bien jugado, realmente no espere que revelaras tan rápido la identidad de la "hija" perdida, pensé que guardarías por más tiempo su anonimato XD... aun así mi verdadera sorpresa fue el hecho de que utilizaras a Caitlin (yo apostaba mas por uno original XD...)
    ahora mi curiosidad se transformo en saber más de su roll en la historia, me resulta interesante el hecho que ella sea una psíquica y Phillip un hombre de ciencias (aunque tengo un pero... que dejare para después)



    pasando ya a la acción...

    tenemos a un ash prácticamente contra las cuerdas... en una de las peores situasiones que se ha enfrentado
    XD ok... al fin se dio cuenta que su suerte es

    finalmente la aparición del encapotado, alguien que según dejas ver... busca el placer de forma diferente a la gran mayoría de sus "camaradas"... al punto de importarle revelar información "secreta", ajena a la misión jjajajajja.. me agrado bastante, una muestra que el placer no se limita solo a lo sexual.

    ok, soy de los que pensó para el culto ash seria un mero peon... no un campeón, por lo que espero que nuestro "encapotado" amigo pueda obtener sus respuestas... (o al menos un indicio en este rompe cabezas? )

    al final, que el hombre del culto escogiera que pokemon usaría ash, se me hace correcto... una muestra de respeto, sobre confianza o insulto para el joven entrenador?

    (aunque igual si se me hizo raro que supiera cual era la correcta...)

    veo que has armado todo un coctel de emociones, un tipo que siente placer por la violencia, el odio que siente ash por ver pokemon usados como meras armas... y una de sus amigas en grave peligro (T_T pobre bonnie está a punto de perder su inocencia... O_o a menos que lo de devoradora no se limite solo a lo "sexual".... -_- más le vale a ese ash darse prisa...)


    p.d: mierda... me extendí demasiado.... vere si puedo dejar mis comentarios sobre el capítulo 4 del espino off en un segundo post.
     
    Última edición por un moderador: 26 Febrero 2017
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    Edmund Daltonic

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Al fin y al cabo, y a pesar de retratarlos como personas extraordinarias, son humanos susceptibles a estos arranques emocionales y traumas anteriores. Creo que por eso me siento algo orgulloso del cómo los he ido construyendo.

    Abordaré más en eso, lo prometo. Es un importante evento que tiene desastrosas consecuencias en la historia.


    Hey... lo de Serena estuvo entretenido XD. Bueno, a ratos. Otras veces era insoportable ver tanta miel. En parte creo que ese fue uno de los aspectos que más quise abordar en esta historia, por lo que ella tiene bastante presencia al inicio de esta.
    Me alegra haber llegado al punto donde hay más balance entre el resto de los personajes.

    Si no fuera por que se alargaría todavía más este fic, le daría más espacio a Eldwin y sus ocurrencias. En verdad se me han ocurrido unas buenísimas.
    Quizá para un spinoff o algo así.

    Ahora que lo dices... creo que ahondé más en la descripción de la comunión que en la relevancia verdadera que tiene en la historia. Y si bien di esa gran revelación, creo que pude haber hecho un poco más.

    Ah, y decidí no usar un personaje original por que en primera no se me había ocurrido, y en segunda por que de haberlo hecho, habría tenido que invertir tiempo para presentarlo y desarrollarlo. Y eso habría atrasado demasiado el desarrollo de la historia.


    Oh, si. El placer hasta ahora ha sido presentado en el aspecto erótico, pero como lo presentado en este capítulo y en el que sigue, es mucho más diverso.

    Creo que ese detallito bien pude explicarlo. En el manga es fácil identificar los pokes en sus pokebolas, pero en el animé nunca lo han explicado, simplemente lo saben... así que hice lo mismo



    CAPÍTULO 32. Devoradora de inocencias.

    Cinco minutos… ese era el límite que ellos habían acordado para abordar el asunto en sus manos e intervenir de ser necesario, a pesar de la estricta orden que tenían de sólo hacerlo bajo la más grande discreción y en un caso de vida o muerte.

    En el café de la terraza ubicado en un edificio cercano a la confitería por donde habían accesado dos niños a quienes conocían perfectamente, tres compañeros llevaban a cabo su habitual y envidiable caracterización de personas comunes y corrientes para mantener el bajo perfil vital en misiones de reconocimiento. Una táctica que les había resultado por años gracias a la ingenuidad de las personas que los subestimaban… y que siempre terminaba en fracaso por la misma razón a la inversa.

    - Tiempo… – indicó James mirando fijamente su reloj de pulsera justo en el instante en que el segundero rebasaba el momento acordado – ¿Y bien?

    Jesse no respondió. Al igual que sus compañeros, no estaba del todo segura de lo que debían de hacer: por un lado, y si descubrían que todo era una falsa alarma, quedarían peligrosamente expuestos ante aquel sujeto que parecía ser lo suficientemente listo para no caer en sus trampas. Pero por el otro, y teniendo en cuenta del peligro que corrían los chicos a los que, en otro irónico giro del destino, debían vigilar atentamente, no actuar enseguida podría provocar una tragedia que ni siquiera ellos les desearían a sus enemigos.

    - ¿Les advertimos? – Susurró Meowth por fin, escondiendo su mirada detrás del menú.

    - ¿Y lidiar de nuevo con el sujeto que posee esos Pokémon tan peligrosos? – Protestó James al recordar no sólo al Pokémon que los había intimidado con sus poderosas mandíbulas aquel día en que conocieron a ese extraño sujeto.

    Apenas antier, en su primera misión formal como vigilantes a petición de su nueva dirigente temporal, siguieron a sus objetivos hasta aquel desolado sitio de entrenamiento donde fueron testigos del enorme poder de una criatura iracunda que no parecía importarle en lo más mínimo acabar con las vidas de sus oponentes. Irónicamente, fue el caos desatado por ese Pokémon lo que evitó que fuesen descubiertos, pero el terror de enfrentar a aquel demonio en alguna futura ocasión les había hecho pensar dos veces el honrar aquella petición.

    - Esto no vale una canasta de comida. Ni por más deliciosa que esté – Aseguró Jesse mientras daba un sorbo a su bebida de frutas tropicales. Al no haber formalizado algún acuerdo, ellos eran libres de marcharse y nunca tener que volver a verla. No obstante… una deuda de comida era extremadamente sagrada, incluso en el código de los bandidos como ellos – Además, Aria nos pidió que no reveláramos nuestra presencia bajo ninguna circunstancia.

    Meowth asintió con su mirada firme y perpleja ante la convicción de su compañera – ¿Entonces le reportamos a ella o…?

    Jesse abandonó su asiento de inmediato – Echemos un vistazo y… ya veremos qué sucede.


    . . . .


    Escéptico era la única palabra que podía describir su estado ante una noticia reveladora… pero que aún no le encontraba relevancia o trascendencia en el rompecabezas que estaba armando, al menos no una en la que involucrara dramas familiares en un linaje de por si rodeado por la tragedia y la mentira. Y no era que minimizara el impacto de aquella noticia, pues si bien podría aclarar algunos detalles respecto al pasado e influencia de los Valois, también dejaba al aire muchas más interrogantes que, en su experiencia cuando se involucran este tipo de dramas, muy a menudo sólo provocaban alargar una búsqueda inútil e infructífera que al final se asemejaba a una trama telenovelesca innecesariamente extensa. No obstante, y considerando que podría haber algo de provecho, puso a trabajar la parte detectivesca y deductiva de su personalidad.

    - Ok… – Dijo después de un par de segundos. Comenzaría por lo más básico – ¿Y siempre lo supiste?

    Caitlin negó meneando la cabeza – Después de esta reciente tragedia suscitada en la familia Valois, mi madre no pudo más con la culpa de lo que ayudó a provocar, y me lo contó todo – Dijo mientras presionaba su pecho con el puño derecho. La simple idea de la participación de su madre en un engaño de consecuencias terribles le provocaba vergüenza y dolor en su corazón – De haberlo sabido antes, jamás habría permitido que mi hermano estuviera solo.

    Con cada revelación, esto parecía tomar la forma que Clint temía – Debo decir que me cuesta trabajo encontrarle relevancia y coherencia a todo esto que me están contando – Contestó en un gesto de cortesía y agradecimiento equitativo a la confianza depositada en él. Pero la disipación de la neblina que daba forma a su proyección en aquel dominio, no facilitaba su labor indagatoria – Y esta forma astral a punto de desaparecer no me ayuda en nada.

    - Despeja tu mente y busca en tus pensamientos, Clint – Indicó Matilda con su tono estricto pero alentador – Encuentra una respuesta entre todo este caos.

    Clint asintió y dio un profundo respiro para despejar su mente. Un gesto que el resto encontró bastante gracioso debido a que aparentemente su forma etérea todavía no parecía haber comprendido de que era incapaz de tomar oxígeno del aire – Muy bien… – Dijo por fin. Pero su instinto le había alertado antes con la inconfundible sensación de ser vigilado – ¿Les importa? – Preguntó con enfado.

    Sin que se hubiese dado cuenta, toda la Comunión y hasta los campeones Diantha y Steven se habían congregado justo detrás de él para escuchar atentamente a la revelación que acababan de ser testigos. Aparentemente, y para vergüenza de Olympia que quería mantener la mayor discreción posible en un asunto muy personal, todos los ahí reunidos no habían podido resistir la tentación de escuchar hasta el más mínimo detalle de aquel drama familiar.

    - Esto nos concierne a todos. ¿No es así, compañeros? – Aseguró Will mientras sus compañeros asentían al unísono. Su arrogancia podía haber desaparecido, pero no así su cinismo.

    Sin tiempo para hacerlos desistir, Clint decidió no prestarle más importancia. Retomó el hilo del interrogatorio y abordó el siguiente tema que necesitaba ser aclarado. Quizá el más importante para encontrarle sentido a este nuevo rompecabezas.

    - Y dicen que los Valois poseen un potencial psíquico enorme.

    - Mi nacimiento es prueba de ello. – Aseguró Caitlin, pero tal aseveración ahora arrojaba un dato que no cuadraba del todo con el alcance que la Comunión supuestamente podría abarcar para detectar a este tipo de personas.

    - Si, pero jamás lo supieron hasta ahora. Quiere decir que, si Phillip hubiese exhibido el mismo potencial, lo habrían detectado desde hace años. Así que, o no se presentó este don en él, o lo había estado escondiendo bastante bien durante todo este tiempo… ¿pero por qué?

    Con un poco más de luz arrojada en el oscuro panorama, este ahora se había tornado mucho más intrigante y revelador de lo que había pensado. Ahora podía descartar que se tratara de un simple drama familiar, pues era posible que detrás de aquella historia se encontraba la clave para desentrañar un misterio que lo llevaría a un paso más cerca de la verdad.

    Su mente, que debería encontrarse agotada por el esfuerzo que Cassandra realizaba para mantener su proyección, ahora divagaba entre los fragmentos recolectados a lo largo de los últimos días que involucraban a los Valois con las acciones del Culto, colocándolos en una nueva historia que diera coherencia a la hipótesis que debería comprobar una vez propuesta.

    Agachó la cabeza y colocó ambas manos en sus caderas, las cuales se disiparon con el simple roce de sus dedos. La forma astral ya no tenía mucho tiempo antes de desaparecer sin remedio, y tenía que dar al menos un resumen de lo que había construido hasta ahora – Muy bien. No me gusta hacer este tipo de suposiciones cuando aún falta evidencia, pero es lo mejor que se me pudo ocurrir – Se dirigió nuevamente a Matilda y el resto de la Comunión, quienes estaban ansiosos por escuchar sus conclusiones provisionales – Consideremos por un momento que el Culto no atacó el instituto para evitar que Phillip transmitiera información valiosa que los podría exponer, sino que en realidad deseaba ponerle fin a una potencial amenaza, cuyas habilidades más allá de nuestra comprensión habrían representado un peligro incluso para entidades cósmicas de esta magnitud… si colocamos las piezas de esa manera, tenemos un motivo y una historia. ¿Pero por qué entonces ellos orquestarían un ataque meticuloso y premeditado que los expondría?

    Miradas reflexivas e intrigantes entre los presentes fueron intercambiadas en busca de transmitir su opinión al respecto. La intensidad de aquellos gestos variaba entre las personalidades tan diversas de aquellos seres tan extraordinarios, algunos con un semblante más gentil o serio que los otros, pero al final de cuentas todos podían coincidir en algo en concreto: la clave que desentrañaría el misterio estaba en el móvil del asesinato de Phillip.

    - Es algo fantasioso, pero posee cierta lógica si observamos el panorama construido hasta ahora – Dijo Lucian frotando su barbilla después de meditarlo por algunos minutos – Necesitamos pruebas, e inspeccionando el cuerpo sería la forma más rápida de obtenerlas. Bueno, si no fuera por...

    - Lo cremaron hace tres días… – Recordó Clint. Su cabeza agachada escondía el rostro enfadado y angustiado de la pérdida de una pista vital que jamás podrían recuperar. Y de pronto…

    - ¿No les parece sumamente extraño que hubiesen realizado el proceso tan rápido? – Indagó Caitlin con una mezcla de tristeza e indignación ante un trato indigno y poco respetuoso a la memoria de alguien tan brillante – Es como si… quisieran deshacerse de mi hermano lo más pronto posible, ¿no creen?

    Clint deslizó ambas palmas por su rostro, provocando que la neblina que apenas podía mantener la imagen en su lugar, se disipara y lentamente retomara su forma original. La angustia, la ira y la frustración que sentía casi le provocaba un ataque después de caer en cuenta de que se había permitido caer en un engaño de enormes magnitudes durante todo ese tiempo. Pero nada podía compararse a la impotencia y desdén hacia sí mismo que ahora sentía al recordar las dos oportunidades en las que estuvo frente a frente con la posible responsable de toda esa pesadilla, aquella mujer que había dejado ir por falta de pruebas.

    - ¿Cómo podrías esconder tu crimen si no es con una excelente actuación de duelo? – Contestó. Inconscientemente, le había dado la espalda a los presentes, lo que resultó conveniente. No quería que vieran una expresión de cólera que ni siquiera Elesa, su amor y confidente, había atestiguado jamás – Esa maldita bruja se ha estado burlando en nuestras caras desde el principio.

    - ¿Estás seguro? – Preguntó Matilda, angustiada del repentino cambio de humor de su protegido.

    - Lo estaré cuando arrastre ese viejo y perfumado costal de huesos hasta aquí – Dijo con una intimidante y agresiva sinceridad que a más de a uno lo puso en alerta – ¿Pueden interrogarla y sacarle toda la información pertinente?

    No se necesitaba poseer habilidades psíquicas para saber que algo no andaba bien en Clint. Matilda siempre había hablado bien de la disciplina de su protegido, a pesar de su actitud sarcástica y a veces poco ortodoxa. Pero Olympia presentía que algo muy dentro de él luchaba por tomar el control de sus acciones y llevarlo por un sendero de peligrosas y salvajes emociones que podrían terminar muy mal si no se tranquilizaba.

    - Nos confundes con verdugos o inquisidores, Clint ¿En dónde está ese hombre racional del que tanto escuché hablar? – Respondió Olympia con enfado – Esta alianza también fue creada para planear con detenimiento la forma en la que llevamos a cabo esta guerra que se aproxima. Y recurrir a la tortura va contra todos nuestros principios.

    - Será a mi manera entonces – Contestó con firmeza. Cada segundo esa mujer podría estar confabulando sus perversos planes, y no permitiría que nadie más saliera lastimado por su culpa. Y si tendría que cruzar nuevamente esa línea sin retorno, estaba más que dispuesto a hacerlo – Creo que aquí nos…

    ¡CLINT! ¡CLINT! ¿PUEDES OÍRME? ¡CLINT!

    El grito de socorro proveniente del lugar donde se encontraba su cuerpo, llegó como un portador de mal augurio que venía a advertirle que algo terrible había pasado, o que estaba a punto de pasar. La ira que lo dominaba se había esfumado tan rápido como la proyección astral, que estaba a nada de desvanecerse para obligarlo de todos modos a regresar al mundo material.

    El “gancho”, como había decidido llamarlo cuando la sesión telepática con Cassandra terminaba, no era para nada una experiencia placentera. Tal como le ocurría cuando iniciaba el procedimiento, regresar su mente a su cuerpo era bastante tardado y agotador. Para colmo, siempre que tardaba más de la cuenta, su agotada psique era capaz de hacerle creer que volvía atravesando lo que parecía ser un túnel con luces psicodélicas y corrientes extrañas con el poder suficiente para embestirlo y dejarlo con secuelas mentales que resentiría su cuerpo más adelante.

    Clint detuvo su caída con ambas manos temblorosas; exhausto, adolorido y con el más insoportable mareo que hubiese sentido jamás. Entre tosidos y espantosas regurgitaciones que lo hacían sonar como si su propio estómago estuviese a punto de salir disparado por su esófago, Clint juró en ese momento que nunca más volvería a tardar más de diez minutos en las próximas sesiones.

    Normalmente la voz reconfortante de Elesa le ayudaba a superar este tipo de rituales a los que se sometía, pero hoy no sería sí. Tan pronto como había escuchado las regurgitaciones que indicaban que Clint había vuelto en sí, le dijo las palabras que menos quería escuchar en su vulnerable e imposibilitada condición.

    - ¡Ash y Bonnie desaparecieron en el distrito comercial!


    . . . .


    Para ellos, la verdadera diversión en las fiestas de los acaudalados no se encontraba en los grandes y elegantes salones de mármol iluminados con el resplandor de enormes candelabros de cristal que colgaban del techo, tampoco en los banquetes preparados con los más altos estándares de la gastronomía gourmet o la música producida por los más habilidosos intérpretes de fama mundial que rara vez se les podía escuchar fuera de los grandes conservatorios o anfiteatros nacionales. Lo que sucedía detrás de ese pomposo espectáculo era la verdadera razón por la que decenas de personas reprimidas asistían a esas celebraciones, usando una máscara dentro de ese acto pretensioso para evitar ser el blanco del escrutinio que sus hipócritas colegas podrían usar más adelante como burdo chantaje, o simple forma de humillar al otro si la situación se presentaba.

    Luego llegó el ahora llamado Culto al Placer, y aquellas almas reprimidas encontraron un santuario donde los límites eran una ilusión del individuo, y una vez disipadas, podían tener acceso a todo lo que su mente se le antojara: conversaciones comprometedoras, infidelidades recurrentes con más de una persona, actos de obsesiva glotonería que terminaban en avalanchas de comida y costosas bebidas que se mezclaban con los vómitos de los comensales, e incluso prácticas sádicas bajo consentimiento de ambas partes en caso de que ocurriera una tragedia si su “juego” subía de intensidad.

    Pero luego llegaron personas como la condesa de Wilhelm, y pronto supieron que incluso el Culto debía poner límites que no se podían cruzar bajo ninguna circunstancia. Y si existían, se mantenían en extrema precaución y discreción para no ser reveladas a la líder, pues las consecuencias podrían llegar a ser fatales para cualquiera que desobedeciera una de las muy pocas reglas que el consejo les había impuesto: no niños.

    De haber sido cualquier otra persona, Gretel habría “desaparecido” desde hacía tiempo sin ninguna investigación de por medio; no por su título e influencia en la alta sociedad, o la fama que había adquirido como figura pública altruista que protegía a las criaturas más vulnerables. La condesa de Wilhelm era una de las pocas personas que Palermo en verdad temía por sus espeluznantes y crueles métodos que ejecutaba personalmente para deshacerse de cualquier entrometido que descubriera algo que no quería que se supiera. De hecho, lo hacía con una eficacia tan prominente, que se necesitó de ayuda externa para rebelar la monstruosa y repugnante obsesión de Gretel hacia los más inocentes, y la cual terminaría en su expulsión. Una decisión que incluso Palermo debió optar en lugar de maquilar un plan para destruirla sin exponer al Culto.

    El acuerdo de silencio entre ambas partes, junto con la promesa de que jamás volverían a verse la cara bajo ninguna circunstancia, parecía permanente. Pero tal como podía comprobarlo después de cinco años, ese acuerdo podía ser ignorado en beneficio de ambas. Pues para la Devoradora de Niños, quien en esos momentos acababa de vestir a su nueva víctima con un precioso vestido de gala que resaltaba su belleza y encanto infantil, el placer de imaginar el cómo reaccionarían los seres queridos de aquella niña una vez que usara los restos que no podría ingerir en su nueva y enfermiza obra, bien valía todo el riesgo al desobedecer la orden directa de su antigua líder.

    - …Perfecto – Susurró la mujer después de remover con delicadeza la última arruga en el vestido que había elegido para la niña que había sentado en un banco donde podía manipularla sin obstáculos que entorpecieran sus movimientos. La mirada perversa se confundía con la sonrisa divertida e infantil de una niña que disfrutaba vestir a su muñeca – Luces como toda una princesita.

    Pero para Bonnie, paralizada y completamente vulnerable después de que aquel monstruo la cambiara de ropa como si se tratara de una muñeca de porcelana, la falsa dulzura sólo le agregaba otro tono perverso a la tortura y abuso al que era expuesta. Había resistido hasta entonces para no despertar la ira de una mujer que le había dejado muy en claro que la matarla ahí mismo si no estaba satisfecha con su comportamiento -estas últimas palabras no estuvieron implícitas en un discurso o alguna metáfora, sino que las recordaba tal y como se las había dicho-. Pero para una niña de su edad, había un límite, y el simple hecho de pensar de que no volvería a ver a su hermano ni a ninguno de sus amigos, hizo que las lágrimas borbotaran a chorros de sus ojos azules.

    - ¿Acaso te di permiso de llorar? – Las líneas de su falso rostro juvenil que hasta hace un momento dibujaban una sonrisa, ahora se convertían en la imagen misma de un demonio a punto de estallar – ¡Más te vale cerrar tu boca si no quieres que comience por desollar estas tiernas piernitas tuyas!

    - ¡Basta, por favor! ¡Ya! ¡Perdón! – Imploró Bonnie al mismo tiempo que flexionaba sus temblorosas piernas para alejarlas de la daga asesina que su captora blandía de un lado a otro con locura, apenas rosando las medias de seda que le había puesto.

    - Mira nada más… arruinaste el maquillaje – Dijo Gretel respirando hondo para tratar de calmarse. Incluso ella debía mostrar cierto control para no dejarse llevar por la situación y arruinar su pequeño banquete. Se movió a espaldas de su atormentada víctima y procedió a remover lo que consideraba un horrible mechón de cabello que debía cepillar y arreglar como era debido – Odio a los niños, ¿sabes? Chillones, groseros, inquietos y patéticamente vulnerables… habría sido tan feliz de no haber tenido que lidiar con la desgracia y desdicha de la maternidad. Pero no, el conde no podía dejar que la estirpe muriera con su única hija... una pequeña introvertida y un poco perturbada que sólo quería jugar con sus muñecas hasta el final de sus días.

    Gretel hizo otro cambio de posición una vez que había terminado de arreglar el cabello rebelde de su muñeca. Disfrutaba tanto del placer de poder prepararla a su gusto, como el del típico monólogo que siempre recitaba a sus víctimas. No por un esfuerzo enfermizo para que tuvieran simpatía por ella, o una forma de justificar sus atroces actos, pues se consideraba perfectamente consciente de lo que hacía. Simplemente era feliz destruyendo las vidas de los más inocentes, y una vez despojados de su fuerza vital, devorar sus restos en algún platillo que se le ocurriera.

    No era raro, entonces, que hubiese encontrado la forma perfecta de ocultar su retorcida y sádica obsesión, haciendo falsa labor filántropa como directora de un orfanato que al mismo tiempo le proveía de su exquisito manjar. Después de todo, a nadie le importaba lo que sucedía con algunos de ellos una vez que falsificaba sus papeles de adopción.

    - Y sin embargo… esa inocencia y encanto de las crías es simplemente irresistible. Como si observase el bello espectáculo de una delicada flor abriéndose paso bajo el sol clemente de la primavera… ¡sólo para ser pisoteada en un intento desesperado de que esa imagen jamás sea vista por nadie más o que se marchite con el paso del tiempo!

    Bonnie cerró los ojos con todas sus fuerzas. El elevado tono de voz que había usado su captora en aquella última expresión, había estado acompañado de un repentino jaloneo de cabello cuyo dolor solo empeoraba su ya de por si insoportable tortura. En su mente pedía auxilio a Ash, Clemont, Blandín o cualquiera que pudiese salvarla del momento más espantoso de su vida.

    De pronto, el sonido de las estocadas en medio de un combate intenso, la distrajeron de su momento de alegría. Tal parecía que no era la única que se estaba divirtiendo.

    - Mmm… está tardando demasiado – Dijo – Bueno, al menos podré tomarme mi tiempo – Se acercó al maletín de cuero que había dejado en uno de los estantes. Abrió los seguros del compartimiento para revelar una colección de numerosos cuchillos e instrumentos quirúrgicos con los que siempre realizaba su macabra labor – Veamos… ¿me llevaré las piernas, esos tiernos bracitos o…? Bueno, hace mucho que no retiro un rostro. Espero no haber perdido la práctica.

    Gretel esbozó una sonrisa al encontrar el cuchillo que no había empleado en un largo tiempo. De hoja corta y robusta, cuya punta terminaba en un pequeño surco para la facilitación del despojo de piel, aquella herramienta había sido diseñada para desollar otras criaturas, por lo que su empleo en personas, sobre todo en un área poco uniforme como lo era el rostro humano, podría dar un resultado nada estético y muy sucio. Por impresionante que pareciera, a su edad todavía poseía una precisión quirúrgica envidiable, y había demostrado en varias ocasiones sacar el mejor resultado con cualquier filo que tuviese en sus manos.

    Cargó a Bonnie tomándola de las axilas y la llevó gentilmente hasta la mesa de amasar que ahora sería utilizada como quirófano improvisado. La recostó con delicadeza y procedió a atar sus extremidades a los cordones de cada extremo para evitar que escapara o se moviera demasiado durante el procedimiento.

    - Por… por favor. No me haga daño… – Chilló Bonnie en una última e inútil súplica – Tengo miedo. Quie-quiero ver a mi hermano, por favor.

    Ahí estaba. El fruto de su trabajo, el sentido de su existencia, el máximo placer que veneraba y perseguía con ahínco. El rostro suplicante de aquellos inocentes cuya vida le pertenecía hasta que se las arrebatara en un muy lento, o muy rápido -según su humor- manejo del instrumento.

    - Ay, pequeña. Eres muy egoísta, ¿sabes?… – Por primera vez, la sonrisa permitía entrever los dientes podridos y chuecos que coincidían con su horrenda personalidad – ¿no ves que lastimarte es lo único que me hace feliz?

    Apretó los cachetes de su víctima con fuerza para obligarla a abrir la boca y colocar un trapo que impediría que los gritos de dolor alertaran a los vecinos. Llevó la hoja fría y afilada contra la apenas tibia mejilla de la pequeña, un ademán que siempre repetía como si se tratara del inicio de un ritual sagrado.

    Gretel de Wilhelm...

    El momento de júbilo de la condesa fue interrumpido por la repentina voz espectral que la había llamado por su nombre. ¿Los habían descubierto? Si era así, ¿cómo lo habían logrado? Abandonó a su víctima y sacó el cuchillo, que apuntó amenazadoramente hacia la dirección donde creía que provenía aquella voz, lista para blandirla si era necesario.

    - ¡Te juro que mataré a esta niña si te acercas! – Gritó desafiantemente hacia el cuarto que se encontraba vacío, salvo por ella y Bonnie. Giró sobre su propio eje repetidas veces, buscando al dueño de aquella voz sin éxito.

    Tú y tu compañero han demostrado ser un par de incompetentes que pusieron en peligro este elaborado plan.

    Gretel se tranquilizó un poco. Por las palabras de aquella voz, podía al menos confirmar que era un aliado, posiblemente un enviado de Palermo para corroborar que todo saliera lo más eficientemente posible, y del que por supuesto no había tenido la decencia de avisarle.

    - Ve con mi compañero si quieres. Él tiene lo que buscas – Declaró con un tono acusador. No iba a permitir que Palermo tuviese el descaro de reprenderla, pues desde el principio, sólo había aceptado ayudarla a cambio de un favor que le debía – ¿Tienes problemas con eso? Habla con ella. De todos modos, no tengo la más mínima intención de entrar nuevamente a su Orden, Culto, o como ahora lo quiera llamar. Tampoco necesito de una secta que me diga que soy libre de hacer lo que se me dé la gana.

    No tienen idea de lo que él es capaz de hacer si llegan a lastimarlos.

    ¿Acusarla por algo que “no había hecho”? Eso jamás había pasado, y tampoco pasaría ahora. Disfrutaría su tiempo con ella y después la silenciaría para siempre. Una vez satisfecha, arrojaría sus restos en la caldera donde la evidencia quedaría reducida a menos que cenizas en un par de horas, tiempo suficiente para recuperar los restos calcinados, pero para eso, ya estaría a cientos de kilómetros lejos de ahí.

    - Escúchame, tú… seas lo que seas – Dijo con la actitud y tono más firme que jamás hubiese empleado contra alguien que la acusara “sin fundamento” – La única forma en que ellos me atrapen, es si esta niña milagrosamente escapara. Y eso no ha sucedido ni una sola vez en las décadas desde que empecé con esto.

    Hubo un momento de silencio. Después, aquella voz espectral y rasposa le haría la pregunta que terminaría quebrando su psique para siempre.

    ¿Por qué tu mesa está vacía entonces?

    Gretel se paralizó de inmediato. Inconscientemente, había volteado su mirada hacia donde apenas un instante se encontraba su indefensa y vulnerable presa; ahora reemplazada con las simples correas desatadas y el trapo que había empleado para inmovilizarla.

    - ¿Dónde…? – Se preguntó a sí misma. No podía, simplemente era imposible que, tras años de práctica, uno de sus perfectamente atados nudos fuese vencido por una niña inútil y berrinchuda – ¡Estaba aquí hace un instante! ¡No hay forma en que pudiera escapar! – Entró en pánico, buscando incluso sobre la mesa vacía para corroborar si la niña todavía permanecía ahí, pero se había vuelto invisible por algún fenómeno sobrenatural – ¡¡No te quedes ahí y ayúdame a encontrarla!!

    Pero la voz no respondió. No tenía caso hablar con una psicópata que había perdido por fin la razón con un simple empujón hacia el estrado preparado especialmente para ella, en donde sería por fin juzgada.

    - ¡Princesita! ¿dónde estás? ¡todo era un juego, así que sal por favor para degustar los pastelillos que te prometí! – Gretel perdió el control de la situación al derribar los estantes y vaciar los contenedores de cada alacena en un banal intento de encontrarla.

    Debí haber hecho esto hace mucho tiempo.

    De pronto, sintió frío en su espalda y algo que la impedía moverse. Ya no estaba entre los sartenes y moldes desordenados en su búsqueda desesperada, sino en la gélida y firme superficie de metal donde hasta hace un momento los papeles estaban invertidos.

    - ¡¿Qué?! ¡¿Qué está sucediendo?! – Exclamó con horror mientras intentaba desesperadamente de liberarse de las correas ajustadas – ¡¡Déjame ir!!

    ¿Cuántas vidas inocentes ignoraste cuando te suplicaron lo mismo…? He visto tus recuerdos y actos pasados, Gretel. De todos los seres más ruines de este planeta, tú estás entre los peores. Un asqueroso individuo que engañó y abusó de los más débiles para satisfacer su enfermiza obsesión.

    Fue entonces cuando lo vio. El espectro de aquel monstruo de su pasado que en parte fue responsable de su transformación en la bestia que era ahora, una figura alta y masculina envuelta en sombras que entraba desde la puerta principal de la cocina y se dirigía a la mesa donde ella luchaba desesperadamente por salir y buscar refugio de la estricta y cruel disciplina que su padre había ejecutado en ella hasta los quince años, cuando se había armado de valor para deshacerse de él con una simple copa de vino envenenada.

    - ¡Papi, no por favor! ¡Perdóname por lo que te hice! ¡Haré todo lo que tú me digas, pero por favor no me lastimes de nuevo! – Chilló al ser atacada con el recuerdo más espantoso de su niñez, implorando con el mismo tono suplicante y banal que su padre ignoraba cuando la disciplinaba con mano dura– ¡NO! ¡¡NOOOO!! ¡¡PAPI, NO!!

    Y ya que no existe un paraíso en el cielo para los justos, o un infierno eterno para los malignos; un juez imparcial que no puedas comprar, o una sentencia justa que te haga pagar por lo que hiciste, yo seré el verdugo que te castigue con todo el dolor que provocaste… exacerbado con tu propia perversión.

    La sangre no brotó a chorros como ocurría normalmente cuando se cortaba una arteria importante, sino que un lodo espeso y negruzco se escapaba del interior de su cuerpo como el fango que se desbordaba de un pantano al desbordarse por la crecida del nivel del agua. La sombra atacó su garganta primero para hacerla callar y no tener que escuchar sus insoportables chillidos decrépitos. Podía sentir cada estocada y cortada en su cuerpo que, a diferencia de como lo hacía ella, no eran incisiones meticulosamente efectuadas, sino una serie de golpes violentos que machacaban sus órganos y destazaban su cuerpo.

    La ilusión creada por su verdugo podría engañar la mente de la condenada y matarla en pocos segundos. Sin embargo, la mantendría viva, al menos lo suficiente para hacerla pagar una parte de sus crímenes y preparar el escenario para lo que seguiría.

    Bonnie, aún atada a la mesa y confundida por lo que acababa de suceder, cerró los ojos con fuerza mientras la mujer, que repentinamente había colapsado en el suelo, era víctima de violentas convulsiones que le habían impedido ejecutar su terrible crimen. El hecho de haber sido salvada milagrosamente, no era suficiente para agradecer su suerte y reponerse de la más espantosa experiencia de toda su vida. Y jamás lo haría, pues tales vivencias en personas sensibles y vulnerables podrían destruirlas para siempre, o como había sucedido con la desafortunada condesa de Wilhelm, convertirse en verdaderos monstruos cuyos amargos frutos se dispersarían en otras desafortunadas generaciones.

    La propagación de una mala semilla era algo que tampoco permitiría.

    Las correas y el trapo que le impedía respirar, eran retirados lentamente por la habilidad telequinética de su rescatista mientras forzaba un sueño profundo y pacífico en Bonnie que le haría olvidar todo lo ocurrido en aquella cocina, al menos hasta un punto donde la recreación de la historia fuera coherente.

    Dichosa eres al jamás tener que convertirte en tus pesadillas, pequeña.

    Le habría dado también una frazada para protegerla del frío acero de aquella mesa donde ahora dormía plácidamente, pero tal gesto pondría en riesgo su ya de por si poco discreta aparición cuando la Comunión de Psíquicos estaba en alerta máxima. A partir de ahora, todo quedaba en manos de su compañero.

    Sin embargo…

    Ayudó a colocarla en posición fetal. Al menos así podría conservar suficiente calor y no resfriarse hasta que vinieran por ella.

    Una vida inocente salvada. ¿Aquel acto enmendaría al menos la vida que tomó accidentalmente cuando mató a su nana… y todas las que tomaría después?


    TO BE CONTINUED…
     
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    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    ¡La Recalcada Concha de su madre! O__O.

    Esta continuación fue realmente intensa. No sé si alegrarme o no de que no se mostrara parte de la pelea entre Greninja-Ash y el otro pendejete aliado de Gretel de Wilhelm.

    Pero igual, la escena de la tortura hacia Bonnie fue súper bien narrada. Realmente Gretel es un personaje enfermizo de la peor calaña... el castigo que aquel extraño salvador le dio, realmente fue ejemplar OwO. Aunque ya creo saber quién fue, no revelaré su identidad porque no quiero dar spoilers xD

    ¿Los Rocket estuvieron presentes cuando Angron se desató? Whoa... ¿Cómo le hicieron para no salir volando? Si incluso salen volando con la más mínima explosión (cosa demasiado común en el animé xD), lo que Angron es capaz de hacer seguro los hacía dar la vuelta al planeta :V. Y bueno, su pensamiento respecto a honrar la promesa que le hicieron a Aria, es algo interesante y gracioso a la vez n_n. Ay, TRío...

    Clint descubrió (al fin) que Palermo le mintió descaradamente sobre la "muerte" de Philip... uy, ¡¡Clint se va a DESCONTROLAAAAAAR!! Y Palermo terminará pidiendo "aiuuudaaaaa" :'V. Y yo quiero leer cómo terminará esa vieja culera. Por cierto, la escena de los demás "espiando" la conversación entre Clint y Caitlin fue bastante graciosa OwO... aunque es difícil plasmarla en mi mente.

    Y... no sé qué más decir. No encontré fallos ortográficos ni de redacción (salvo quizás que hubiese reemplazado un "habría" con un "hubiera". Pero sospecho que eso no se considera un error per se). Esperaré paciente el siguiente episodio...

    Nos vemos :V
     
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  13.  
    Dr Kaos

    Dr Kaos Guest

    un suculento capitulo (?)

    -me gusto la aparición del TR.... mas por que dejaban una sensación de que tal ves ellos serian la ultima esperanza para ash y bonnie.... (un factor tan impredecible como poner a un chimpancé a desarmar una bomba atómica?)

    -pasando aquel momento en que clint intenta darle más sentido a un fragmento del rompecabezas en base a la nueva información que dispone.... (como a nath... me rei cuando todos los demas presentes se pusieron de chismosos.... jajjajaj casi lo imagine animado...)

    -pasando aquel momento en que clint intenta darle más sentido a un fragmento del rompecabezas en base a la nueva información que dispone....

    pero la pregunta más interesante (lo que lo hace a un mejor) no llega por parte de el...

    y con su inmediata reacción...

    si hay algo que disfruto en un personaje detectivesco (con toques de badass), es el momento en que descubre que fue engañado como a un niño... mas que la evidencia estuvo frente a él y callo de igual forma.... ame este momento, realmente lo ame y lo estuve esperando desde que Palermo elaboro aquel falso funeral. Ancio ver en qué forma se canalizara la ira de clint, que de momento parece indicar que tomara medidas extremas de una vez por todas.... pero me pregunto si aquella motivación lo llevara a descubrir la "verdad" faltante en la "muerte" de Phillip.... o terminara en un peor callejón sin salida?

    y para rematar se entero de las malas noticias.... sip... parece que fue un mal día para clint...



    -si esto ya no me había dejado como una fangirl (?)...

    la escena de la devoradora preparando su manjar, fue cruda, perturbadora, enfermiza, tensa, un verdadero horror... el personaje de Gretell fue repugnantemente interesante de leer, me gusto esa sutileza con el que tocaste la "rueda cíclica" de la pedofilia durante toda la escena... como el trauma a temprana edad, marca a alguien al punto de convertirla en alguien que puede propagar ese estigma alguien más.... (mmmh tal vez no se entiende bien lo que intento de expresar.... pero bue...)

    me gusto la redacción, mesclado el placer sádico del que goza esa mujer, mostrándonos a su vez su trauman te pasado... el cual a la vez usa conscientemente como condimento para darle mayor sabor a su "extraño" placer...

    la interacción de la devoradora al disfrutar del sufrimiento de su presa (y más aun el que tendrán sus seres queridos al descubrir el destino que preparo para ella...) y esta misma sin poder hacer nada.... reducida a ser una mera muñeca (o banquete...)

    ante todo esto...

    debo decir que (a opinión personal) que hubiese sido excelente que cortaras el capitulo justo en aquel momento... dejando un agradable sabor angustioso por saber si bonnie se salvaría o no... o que tan mal estaría la situación en la siguiente continuación.... inclusive intercalar tal vez con algún momento de la batalla de ash.... dándole peso aquella sensación de que el tiempo se acaba...

    aun así, el desenlace fue realmente inesperado... (muy inesperado) mas el momento en que la devoradora cae en la desesperación... una alusión a la hipocresía de aquellos dicen gozar del "placer" libre.... pero permanecen en la comodidad de las sombras....

    oh como rei en aquel momento, fue realmente genial!... imagine el silencio... luego la pregunta.... y después la cara de gretell neutra deformarse lentamente presa del horror.... (después de todo lo que esa mujer hizo sufrir a la pobre bonnie... >=( fue un gusto ver la desesperación de la vieja porque la verdad saliera a la luz... pero cual verdad? a la opinión publica? o ante el culto?)


    como mi compatriota señala, al parecer la identidad de este presunto salvador es más que obvia (claro... a menos que te mandes un giro inesperado jajaj...)

    pero de ser "esa" persona.... solo habré mas interrogantes sobre sus acciones... y del porque salvo a la pequeña (aunque al parecer aun queda algo de pureza en un alma inmersa en la obscuridad... o es solo una ilusión?)

    en fin bonnie esta salvo, pero queda ver que sucederá con ash.... y cuál es esa línea que clint esta dispuesto a atravesar...

    como siempre, un gran trabajo que me hace esperar con mas ganas el desenlase...

    un saludo!
     
    Última edición por un moderador: 6 Marzo 2017
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  14.  
    Edmund Daltonic

    Edmund Daltonic J

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Misterio/Suspenso
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    Me inspiré en varias fuentes para crear ese personaje. La principal, obviamente, del cuento de Hansel y Gretel. Le agregué una dosis de perverción y psicopatía, y ¡voilá!

    Eh... no exactamente.

    Creo que debí ahondar un poco más en esa corta escena. Se me ocurrió de pronto y creí que era una sutil manera de reducir la tensión y seriedad del momento con una pizca de comedia.


    De vez en cuando traen algo bueno entre manos.

    Me alegra que les haya encantado. Me esforcé para darle la atmósfera que deseaba transmitir en este momento crucial de la historia.


    Algo en lo que me estoy esforzando al trabajar con estos personajes, es darles cierta ambigüedad y ambivalencia para que caigan lo más lejos posible del típico estereotipo de villano que es malvado por el simple hecho de serlo. Incluso los más enfermizos y retorcidos psicópatas tienen una historia que no puede ser juzgada sin una ardua reflexión o análisis para saber el por qué son así.

    Es una buena sugerencia para levantar expectativa y emoción de ese desenlace, tal como lo he hecho en distintas ocasiones. De hecho estaba planeada hacerlo así, pero decidí darle conclusión para conservar la secuencia de los eventos que también suceden en este capítulo.

    Más preguntas cuyas respuestas se acercan cada vez más.




    CAPÍTULO 33. Una última jugada.

    ¿Los Greninja sudan? Aquella pregunta inoportuna era solo una de las tantas que cruzaban por la cabeza de Ash mientras observaba impotente el despliegue de estocadas chocando vigorosamente entre su fiel compañero, quien se encontraba al borde del agotamiento, y su rival, el atormentado Pokémon acorazado que había sido reducido a una mera máquina de tortura que no mostraba ni el más mínimo signo de fatiga o compasión mientras se limitaba a usar sus cuchillas para rechazar las espadas del batracio.

    En otras circunstancias, el hombre enmascarado que se encontraba al otro extremo del improvisado campo de batalla habría disfrutado en demasía el tener a su oponente contra las cuerdas, abatido por sus inigualables habilidades y estilo de lucha que lo había hecho famoso. Pero no esta vez. No cuando era testigo de un decepcionante y desesperante intento de aquel muchacho por aguantar el ritmo de una verdadera batalla a muerte.

    - Aburrido… – Declaró sacudiendo su cabeza de un lado a otro a modo de desaprobación – ¿Vas a luchar en serio o tendré que terminar con este encuentro de una vez por todas?

    Aquel comentario sólo hizo que la sangre le hirviera de rabia – ¡Shurikens de agua! – ordenó en otro pobre intento de hacer callar al canalla que le impedía ir en ayuda de sus amigos. Pikachu lo acompañó con su característico sonido en tono furioso mientras las filosas estrellas de agua comprimida chocaban nuevamente contra la impenetrable coraza de Bisharp.

    - Qué decepción… – Susurró el enmascarado. Ya había tenido suficiente y el tiempo apremiaba – ¡Machácalo como el insignificante renacuajo que es!

    Por primera vez, Bisharp optó por tomar una posición totalmente ofensiva contra su rival, avanzando a paso acelerado como una pesada locomotora de carga contra el frágil obstáculo que sería aplastado en instantes. Ash, aterrado al ver que Greninja estaba demasiado exhausto como para poder maniobrar dentro del reducido espacio disponible, se apresuró a ordenar una improvisada medida de emergencia para evitar que su compañero fuese apachurrado por la embestida de aquel monstruo: usando nuevamente su ataque de shurikens de agua, esta vez los usó en conjunto con sus sables para formar una especie de estrella gigante parecida a aquella que solía aparecer en su espalda cuando eran capaces de efectuar la evolución sincronizada, y que en esta ocasión podía blandir como si fuera un escudo que resistía los filosos golpes de Bisharp.

    - ¡Greninja! ¡Aguanta ahí! – Ordenó Ash con cierto alivio al ver que su plan había resultado… por ahora.

    El enmascarado no pudo evitar sentir una mínima admiración ante un movimiento que jamás se hubiese esperado… pero que llegaba demasiado tarde como para cambiar su opinión al respecto – ¿Y así es como querías ser campeón de la liga, niño? – Se burló mientras sonreía con malicia al ver que algunas grietas comenzaban a formarse en el escudo – ¡Suerte que fue cancelada, o de lo contrario sólo habrías sido expuesto como una total vergüenza para el mundo de las batallas Pokémon!

    Aquel insulto sólo lo puso incluso más iracundo. No por la burla de sus habilidades a pesar de su vasta experiencia en el mundo de las batallas Pokémon, sino por la hipocresía y desfachatez de un ser repulsivo que no tenía el menor derecho de juzgarlo.

    - ¿Tú? ¿Hablándome de deshonra y vergüenza? – Gruñó Ash, acompañado nuevamente por los chillidos de Pikachu – ¡En una batalla Pokémon, tanto el entrenador como su compañero son uno mismo, y es el resultado de la estrategia, el trabajo duro y la confianza entre ambos lo que nos da la victoria! ¡Mira lo que le hiciste a tu compañero! ¡Lo convertiste en un monstruo que sólo vive para lastimar a otros!

    Hubo una pequeña pausa y un silencio casi absoluto de no ser por el sonido de las cuchillas quebrando el escudo de Greninja. De pronto, una risa santurrona y onerosa que hacía debido a la máscara de su dueño, hizo que Ash se irritara todavía más de lo que ya estaba.

    - Pobre niño tan estúpido… creyendo aún en la farsa de ese discurso idealista ¿Quieres que te diga por qué soy superior a ti? ¿quieres saber por qué tengo toda la ventaja mientras tú y tu Pokémon apenas y pueden mantenerse de pie? – Las ancas de Greninja se flexionaban poco a poco, vencidas por la fuerza y el peso que lo estaban venciendo. Dentro de sí, el hombre enmascarado se deleitaba con al menos un final trágico que le quitaría el mal sabor de una batalla poco emocionante – Yo soy uno con mis impulsos y más anhelados deseos. Abrazar la victoria es mi más grande placer… mi elixir, mi razón para existir. Mientras que tú sólo eres un pobre diablo que se ha arrancado las alas por voluntad propia.

    Y mientras Blandín hacía un esfuerzo titánico para mantener una posición erguida a pesar del artefacto que literalmente lo estaba matando, Ash hacía lo mismo en su mente. Era la primera vez que oía hablar a uno de ellos de otra clase de placer que no involucraba perversión o sexualidad Aquello era, incómodamente, muy parecido a lo que él siempre había experimentado y en parte perseguido en su largo viaje como entrenador.

    Deleitándose con la mirada escéptica de Ash al descubrir poco a poco la ironía en las semejanzas de su estilo de vida, su rival continuó – Ustedes creen que nuestro credo sólo consiste en los goces de la carne y la lujuria, pero esta comprensión es limitada y superficial. Nosotros velamos por el instinto más puro y exquisito que existe; sin restricciones ni prejuicios, aquel que nos separa de ser formas de vida simplonas sin otra razón más que el de la burda existencia en el peldaño más miserable de la jerarquía de las cosas – al mismo tiempo que decía esto, extendía sus brazos hacia el cielo como si fuese un predicador de una palabra perversa para luego dirigir una mano acusadora a su oponente – Eso es lo que eres, chico: una aburrida parodia de lo que alguna vez fue un entrenador apasionado, un soñador que encontraba su más grande placer en las batallas al lado de sus compañeros… dime, ¿es por eso que jamás tuviste novia?

    Incompleto. Ese fue el primer pensamiento que Ash había sentido aquel día cuando se enteró de la peor forma que no podría desempeñarse como antes, ni mucho menos de disfrutar lo que más le apasionaba en todo el planeta. Su pesar había sido ocultado bajo un nuevo régimen y objetivo que apenas y podía sobrellevar a pesar de sus enormes esfuerzos para adaptarse. No pudo evitar sentir el más profundo pesar de que quizá aquellos días más inocentes bien podían haber terminado por completo, y que jamás podría volver a disfrutar de lo que lo hacía feliz, pues las consecuencias podrían ser fatales tanto por el hecho de abrazar la influencia del parásito y convertirse en otro monstruo que usaba a sus compañeros como vulgares herramientas, o un paciente inerte postrado en algún sanatorio sin siquiera mostrar expresión alguna hasta el final de sus días.

    Sin embargo… aquel individuo no tenía idea de quién era, y de lo que era capaz de hacer con tal de salvar a sus seres queridos. Pues a diferencia de él, sus propios impulsos y deseos más salvajes no lo habían convertido en un egoísta hambriento de inocuos placeres cuando de ayudar a otros se trataba. Y en esas situaciones, todo por lo que existía y daba sentido a su existencia, era hecho a un lado para hacer lo correcto.

    - Vaya… por un momento me la creí.

    Existían cientos de respuestas que él había esperado escuchar después de su monólogo, pero aquella no era una de ellas – ¿Perdón?

    Ahora era Ash quien se deleitaba con una expresión que denotaba su torpeza – No negaré que el placer es otro rasgo que nos caracteriza, y que condimenta nuestra forma de vivir a diario… pero lo que ustedes profesan es una versión retorcida; no, más bien, ¡abusaron y llevaron al exceso esta bella emoción al grado de que están dispuestos a lastimar a cualquiera con tal de perpetuarla…! – Una mueca de vigor se dibujó en su rostro. Había descubierto que su actitud se asemejaba mucho a cierto grupo de personas de las que le habían contado cuando era niño al ver una de ellas en la calle, y cuya lección se había grabado para siempre en su código moral – Mi mamá los llamaba “adictos”, personas que también abusaron de algo que los hacía sentir bien durante un tiempo, pero que después los había corrompido. Me dijo que la mayoría de esas personas necesitaban ayuda y compasión… pero ustedes…

    Aquella respuesta había sido lo mismo como si se hubiesen mofado con sarcasmo de su excitante y digno estilo de vida – ¿Te atreves a compararnos con simples y miserables drogadictos, niño estúpido? Esto lo pagarás y muy caro.

    Pero la amenaza se había desvanecido en el aire tan pronto como Ash efectuaba el mantra que Clint le había enseñado para relajar su mente y concentrarse en el objetivo. Sin distracciones ni emociones fuertes que podrían activar al parásito en un momento crítico, el joven entrenador y su Pikachu fijaron toda su atención en un único objetivo: derrotar a su adversario y demostrarle al Culto que nunca serían capaces de corromperlo a él también.

    - Atormentaron a mi amiga en su día especial, me infectaron con una cosa que corrompe mi sueño, mataron a una persona inocente y secuestraron a una niña pequeña que ahora vivirá aterrada por el resto de sus días… – Miró fijamente a su oponente con una fría tenacidad como si se tratara de un gallardo paladín a punto de castigar a los injustos – Con todo esto en mente, ¿aún crees que hay forma en la que pueda perder contra ti?

    El enmascarado ya había tenido suficiente de la bravuconería y presunción de un chico que no había caído en sus chantajes.

    - ¡Clava a ese sucio renacuajo al suelo!

    Bisharp dejó caer todo el peso de su cuerpo contra su oponente para aplastarlo con una plancha de acero reforzado y afiladas cuchillas que pronto perforarían el frágil cuerpo de Greninja. Pero Ash, haciendo gala de su creatividad en momentos críticos, además de las palabras de Clint en sus sesiones de entrenamiento, ya tenía preparado el siguiente movimiento que acababa de improvisar en segundos.

    - ¡Greninja, quiebra tu shuriken!

    El Pokémon ninja dedujo en segundos el brillante plan que su entrenador acababa de concebir. Con un último esfuerzo antes de ser derribado por todo ese peso, formó un puño lo bastante poderoso como para quebrar en pedazos su única defensa, provocando que cientos de fragmentos salieran disparados hacia su rival como filosas y finísimas agujas de lograron penetrar en la armadura de Bisharp y, en especial, entre los globos oculares que le arrebataron la ya de por si poca visibilidad que contaba.

    Aprovechando el momento en que su oponente retrocedía por culpa del dolor, Greninja se encontró nuevamente libre y listo para retribuir el angustioso momento de encontrarse contra las riendas. Sin que se lo ordenaran, blandió nuevamente sus sables en espera de las siguientes órdenes de su entrenador.

    - ¡A su costado, Greninja!

    El anfibio no desperdició tiempo y dio una fuerte estocada en el abdomen de Bisharp, una de las pocas zonas vulnerables debido a que habría limitado por completo su movimiento si hubiese sido reforzada. El impacto recorrió la pierna derecha, obligándolo a flexionarla y recibir todo su peso en una extremidad frágil que lo hizo caer con brusquedad.

    - ¡Bien! ¡Ahora a la parte desprotegida de su espalda! – Ordenó Ash sin perder una oportunidad de oro. Un momento de júbilo que, sorprendentemente y a pesar de su aún corta experiencia al controlar sus emociones, era capaz de racionar para evitar que el parásito despertara.

    El enmascarado veía con impotencia y completo terror el cómo era humillado por completo por un mocoso que supuestamente no debería ser capaz de demostrar una habilidad así y no ser afectado por el parásito como le sucedía a la gran mayoría. Él lo sabía, y siempre había sido muy precavido para evitar que su propio parásito lo convirtiera en otro espectro inerte incapaz de sentir emoción alguna.

    - ¡¡No, no, no, no, no, no, no, no, no!! ¡¡Defiéndete, sabandija deforme!! – Chilló con una angustia cuyo lamento se exacerbaba por culpa de la máscara que vestía. De hecho, y si no fuese por este objeto que ocultaba su rostro, el desesperado miembro del Culto ya se habría rasgado la cara con sus propias uñas.

    Pero el derribado Bisharp, incapaz de ponerse de pie por el enorme peso de su coraza a pesar de sus más fervientes intentos, no pudo evitar responder la doble estocada que Greninja había lanzado contra él, y que lo había impactado con un vigor tan prodigioso, que incluso con su ya afectada condición mental al ser sometido a una brutal cirugía, aún era capaz sentir cierto orgullo al enfrentarse con honor a un digno oponente. Tal como él y su entrenador habían disfrutado antes de ser consumidos por la locura del Culto.

    El Pokémon acorazado colapsó finalmente como un viejo roble en su última batalla contra la implacable naturaleza. De no ser por los procesos quirúrgicos que habían deformado su rostro y agravado su voz para hacerlo sonar como una criatura en eterna agonía, una expresión de alegría habría sido atestiguada por los presentes.

    Pero Ash no celebraría todavía. Iba a arriesgarse con un último movimiento para evitar que aquel individuo escapara o quedara permanentemente inconsciente como le sucedía al resto de los miembros del Culto infectados con el parásito.

    - ¡Greninja, derriba a ese sujeto!

    El enmascarado, completamente paralizado al ver su derrota, sólo pudo musitar dos palabras antes de que un fulgor azul se abalanzara contra él.

    - ¿Qué demo…?

    Su captura pondría fin a las maquinaciones del Culto. La condesa de Wilhelm, con su mente totalmente destruida por el inesperado acto de alguien que supuestamente estaba de su lado, sólo serviría de evidencia en contra de la líder que los había enviado. En cuestión de minutos llegarían Clint y los demás para atar cabos sueltos y capturar a la verdadera responsable de una vez por todas en su palacio, y ya con su caída, se rebelarían todos los oscuros secretos que ella guardaba, en especial aquel que debía mantenerse bajo cualquier circunstancia.

    Eso, desafortunadamente, no debía suceder. No ahora, pues las consecuencias de hacerlo en un momento tan precipitado serían desastrosas para todos.

    Desde las sombras, una criatura de figura traslúcida y cuerpo grumoso había estado esperando pacientemente aquel momento en el que desataría una cantidad brutal de energía eléctrica para sacar de combate al blanco principal de ese plan cuidadosamente orquestado. Juntó sus viscosas extremidades para preparar el ataque, formando una esfera de energía de un extraño tono azul oscuro del que emanaban pequeños relámpagos del mismo color, y la desató con violencia hacia el Pokémon acuático que vio entorpecida su hazaña de capturar al enemigo.

    - ¡Greninja! ¡No! – Gritó Ash al mismo tiempo que su fiel compañero era inmovilizado por el poderoso trueno que lo había dejado fuera de combate a milésimas de segundos de acabar con esa pesadilla. Miles de voltios recorrieron su delgado cuerpo hasta que toda esa energía era disipada en la habitación, dejando sólo un cuerpo humeante que colapsaba de forma violenta.

    Ash y Pikachu, aunque absortos ante aquel cobarde ataque que nunca vieron venir, se abalanzaron hacia Greninja para auxiliarlo y comprobar que aún seguía estable después de ese impacto súper efectivo. Respiraron con alivio al ver que seguía estable, aunque gravemente herido e inconsciente.

    Si bien aquel enmascarado compartía la misma sensación de sorpresa al ser auxiliado, tampoco podía dejar pasar un momento era perfecto para darle un giro al desenlace de su humillante derrota. Una que mancillaba su perfecta trayectoria como entrenador de alta categoría y que no le importaba ocultar bajo restos calcinados que ocultarían la evidencia para siempre. Corrió hacia una de las enormes tuberías de gas que se encontraba asegurada dentro de una pequeña habitación de aquel lúgubre sótano, y giró la llave que regulaba la salida de este peligroso combustible. El aterrador silbido de gas escapando rápidamente por la presión del recipiente, sólo era opacado por el sofocante aroma de la muerte a punto de manifestarse en llamas.

    - De esta forma no habrá testigos de tu pequeña victoria, chico – Dijo con un aire triunfante mientras sacaba un encendedor de oro de su bolsillo – No me importa que todo acabe para nosotros de esta manera.

    Ash, sacudiendo su cabeza de un lado a otro, reprobaba completamente la cobardía de la que eran capaces de mostrar los miembros del Culto – ¡Cobarde! ¡Pelea! – Gritó con enfado, acompañado de los chillidos furiosos de Pikachu.

    - Ahora veo por qué estaban tan interesados en ti… – Musitó el enmascarado en un último acto de revelación. El chico, con su voluntad para anular los efectos del parásito y poseedor de un potencial excelente para inesperadas tácticas de combate, era demasiado peligroso para el Culto, y debía deshacerse de él a como diera lugar – Adiós…

    Giró lentamente la rosca del encendedor con su pulgar derecho para generar la chispa que desataría el infierno. Ningún Pokémon presente, ni tampoco alguna táctica desesperada sería capaz de evitar el inminente fin que se cernía sobre ellos…

    O eso creía al menos.

    - ¡Inkay, psico-rayo ahora!

    La estela de luces psicodélicas concentradas en un solo rayo de energía, impactaron contra el cuerpo del totalmente perdido enmascarado, el cual fue arrojado hacia la pared donde su nuca impactaría contra la tubería de gas, perdiendo el sentido casi de inmediato. El gemido de dolor y el inconfundible sonido del impacto contra el metal habían marcado el fin de aquel asalto cuidadosamente orquestado, pero que aun así estaba condenado al fracaso por la excesiva confianza y apego del Culto hacia sus placeres desenfrenados.

    Al mismo tiempo, el efecto anulador del artefacto que sometía a Blandín estaba a punto de agotarse, tal como lo evidenciaba el resplandor que iba perdiendo su intensidad con sincronizadas pulsaciones de luz como si se trataran de un pulsar en el firmamento. Ash y Pikachu, absortos por el fortuito desenlace de aquella pesadilla, voltearon la mirada para conocer a los rescatistas que, tal como había sucedido ya varias veces en sus innumerables aventuras, nuevamente decidían hacer algo totalmente desinteresado para salvarlo de un posible destino fatal.

    - ¿Equipo Rocket? – Dijo Ash al identificar casi de inmediato (y por primera vez) al molesto trío detrás del atuendo casual que habían elegido para pasar desapercibidos. Y ahora que lo pensaba, tenía ya bastante tiempo que no se cruzaban en su camino.

    - Tienes suerte de que estuviéramos de paso, bobo – Respondió Jessie con irritación mientras James y Meowth se dirigían al campo de batalla – Esto, por supuesto, nos lo tendrás que compensar después.

    James, esquivando el cuerpo inconsciente del enmascarado, cerró la llave de gas antes de que algún torpe descuido incinerara el recuerdo de su heroica hazaña. Mirando hacia el cuerpo del piro maníaco, pudo identificar el cinturón con pokébolas de Ash resguardado en su capa, el cual recuperó y entregó casi de forma natural a su dueño. Meowth, por su parte, estuvo tentado seriamente a robarse al núcleo de Zygarde ahora que existía una perfecta oportunidad, pero desistió gracias a las circunstancias poco alentadoras si el resto de los aliados de Ash llegasen de repente.

    Ash sonrió con alivio al ver el despliegue de honradez y buena voluntad tan raro en ellos – Creí que jamás diría esto, pero en verdad me alegra verlos por aquí.

    - Bueno… espero que aprecies lo que acabamos de hacer, bobo – Protestó Meowth en un intento de ocultar su simpatía por aquel sincero agradecimiento – Pues incluso hicimos una excepción a nuestro código de jamás hacer una entrada discreta.

    - ¿Qué estaban haciendo aquí? – Preguntó Ash ante una muy buena interrogante. Se le hacía difícil creer que su presencia era resultado de una muy oportuna coincidencia.

    - Ehh… ¡no espiándote a ti, es obvio!

    - ¡James! ¡¿Por qué no le dices todo de una vez, tarado?! – Reprendieron Jessie y Meowth al mismo tiempo que le daban un buen golpe en su cabeza por su falta de discreción.

    Ash y Pikachu intercambiaron una sonrisa divertida, la primera que experimentaban en días. No importaba realmente por ahora el porqué de la súbita y muy oportuna intervención del equipo Rocket, pues la seguridad y bienestar de su compañero caído era prioridad, así como el de su amiga que…

    - ¡Bonnie! – Exclamó Ash con horror al recordar que todavía faltaba enfrentar a otro de ellos para rescatar a su amiga. Regresó a Greninja a su pokébola, prometiendo que en cuanto salieran de ahí lo pondría en reposo en el centro Pokémon de la ciudad, y salió corriendo junto a Pikachu y Blandin en su hombro.

    - ¡Oye, espera! – Protestó el trío al mismo tiempo que corrían detrás de él.

    Y una vez que el lúgubre sótano se encontraba nuevamente abandonado, salvo por el derribado miembro del Culto y su Pokémon deforme, el autor de aquel trueno azul que cobardemente había herido de gravedad a Greninja, se retiraba poco después de que su compañero impidiera una tragedia a unos cuantos metros por encima de él. Su misión había sido un éxito, y sus actos marcaban por fin el parte aguas por donde el destino daría su intrincado rumbo hacia la victoria.


    - ¡Bonnie! ¡¿en dónde estás?! ¡Responde!

    - ¿Podrías al menos esperarnos, ingrato? – Refunfuñó Jessie tratando de seguirle el paso.

    Pero al girar a la izquierda por el pasillo principal que llegaba a la cocina, una imagen espectral los hizo pararse en seco. Recibiéndolos a espaldas, la figura erguida de una mujer se tambaleaba con cada minúsculo paso que daba, como si se tratara de un muerto viviente deambulando sin dirección ni rumbo.

    - Pa-papi… – susurró con una voz lastimosa y ronca como si tuviese algo atorado en la garganta. Giró su cabeza lentamente hacia el grupo de intrusos, mostrando por fin el falso rostro mascullado y repugnante que se caía a pedazos como si fuese un merengue derritiéndose, junto con la peluca a punto de desprenderse de su cabeza – duele... duele mucho…

    Ante aquella perturbada imagen, Ash y el equipo Rocket no pudieron evitar soltar un grito de espanto un tanto dramático que llegó a niveles absurdos cuando James ordenó inconscientemente un ataque contra la trastornada y quebrantada mujer.

    - ¡¡¡INKAY!!! ¡¡¡PSICO-RAYO CONTRA LA MOMIA!!!

    La estela de luz producida por el pequeño Pokémon calamar, tuvo la fuerza suficiente como para empujarla de forma violenta hacia los estantes donde se guardaban los moldes y recipientes para la repostería. El ruido de los artilugios cayendo al suelo y sepultando a la espantosa mujer en un montículo de metal, se convertiría en una melodía macabra que los atormentaría para siempre.

    - ¡¿Qué rayos?! ¡James! ¡¿estás demente?! – Exclamó Meowth a punto de arrancarse los bigotes por la semejante tontería que su compañero acababa de cometer.

    - ¡Lo siento, lo siento! – Se excusó James inclinando la cabeza una y otra vez en un inútil intento de aminorar su torpeza – ¡Pero deben admitir que era bastante fea como para no reaccionar de esa manera!

    - ¿Quiere decir que vas a ordenarle a Inkay disparar rayos a Jessie cada vez que se levanta?

    - ¡¿Qué?! – Protestó Jessie furiosa al mismo tiempo que tomaba las mejillas de Meowth y las estiraba como si fuese una banda de goma – ¡Ya verás, chimuelo irrespetuoso!

    Ash, ignorando el desenlace de aquel corto encuentro con la otra miembro del Culto, y preguntándose seriamente lo que había sucedido, se apresuró a entrar a la cocina y buscar a su pequeña amiga a quien, afortunadamente, había encontrado descansando plácidamente sobre la enorme mesa de acero.

    - ¡Bonnie, Bonnie! ¿Estás bien? ¡Despierta! – Dijo mientras sacudía suavemente su hombro creyendo que algo seriamente grave habían hecho con ella, pues le parecía increíble que no se hubiese despertado ya después de aquel escándalo que James había provocado al mandar a volar a su captora.

    Bonnie abrió sus ojos poco a poco para luego estirar sus brazos – ¡Ahum!… ¿eres tú, Ash?

    - Menos mal… – Suspiró con alivio.

    - ¿Qué fue lo que sucedió? – Preguntó Bonnie al mismo tiempo que frotaba sus aún somnolientos ojos.

    - Eso es lo que quisiera saber. ¿Te lastimaron?

    - No, no que yo recuerde… – Respondió para luego admirar el lindo atuendo que había sustituido su vestimenta más casual – Tampoco recuerdo que me haya cambiado de ropa.

    Blandín saltó hacia sus brazos y ella lo recibió con una caricia en la mejilla. Dedenne, desafortunadamente, aún seguía inconsciente, pero Ash decidió no comentarle nada para evitar que se preocupara. Al mismo tiempo, no pudo evitar soltar una breve risotada al ver que los siniestros planes del Culto habían sido frustrados por primera vez en lo que iba del conflicto. Eso, aunado con el enorme progreso que había alcanzado para domar al parásito con ayuda del riguroso entrenamiento de Clint, lo hacía sentirse mucho más confiado y firme en su papel como guerrero en aquel conflicto del que podía al fin vislumbrar un rayo de esperanza para su pronto y positivo desenlace.

    No obstante… probablemente no habría logrado salir victorioso si no hubiese sido por la inesperada intervención de aquellos a los que muchas veces veía como insoportables villanos que sólo existían para fastidiar su viaje. Y hoy, sin embargo, nuevamente se presentaban como valiosos aliados capaces de anteponer la protección de otros sobre su agenda criminal. Lo menos que podía hacer ante tal muestra de solidaridad, era darle su más sincero agradecimiento.

    - Equipo Rocket, muchas gra…

    No pudo completar su frase, pues la ahora misteriosa agenda del carismático trío los obligaba a salir de ahí una vez cumplida su misión entre el sonido de las sirenas de la policía cerca del establecimiento, y la puerta abriéndose de golpe para que sus amigos pudiesen auxiliarlo después de minutos de insoportable incertidumbre.


    . . . .


    - Entonces nadie salió herido… – Suspiró Aria con el auricular todavía en la mano que sostenía temblorosamente desde el inicio del reporte.

    - Gracias a nosotros – Aseguró Jessie con aire triunfante – Bueno, fuera de aquellos horribles sujetos.

    - Si, y les estoy eternamente agradecida por ello.

    - Con esto quedamos a mano – Dijo James ahora tomando su turno para hablar por el auricular.

    - Me gustaría tenerlos de mi lado al menos un poco más de tiempo – Congratuló Aria con sinceridad y alago – Son extremadamente eficientes en lo que hacen, ¿saben?

    Era el turno de Meowth de fanfarronear un poco – ¡Así es! ¡No por nada somos la élite del equipo Rocket! ¡El resto de las organizaciones del planeta literalmente se pelean por tenernos en nuestras filas!

    Aria no pudo soltar una divertida risotada. En definitiva, era un trío encantador del que echaría de menos – No me queda la menor duda – Dijo – Bueno, por ahora nos despedimos. Espero saber de ustedes pronto. ¡Hasta luego!

    Colgó el elegante auricular de cerámica con relieves incrustados con oro. Uno de los tantos objetos de lujo que Pierre coleccionaba y daba uso en su mansión donde se llevaba a cabo la primera reunión de la vieja Orden. Su sonrisa no duraría mucho, pues con lo acontecido recientemente era hora de tomar una muy difícil decisión.

    - ¿Y bien? – Preguntó Pierre como si esperara la resolución a la que Aria había llegado.

    - ¿Qué sabes de una tal Gretel? – Preguntó.

    Pierre se perturbó ligeramente al escuchar aquel nombre poco mencionado dentro de la Orden – ¿La condesa de Wilhelm? ¿Ella estuvo ahí? – Preguntó sin descorazonarse, pues salvo un par de anécdotas poco reveladoras acerca de su expulsión, no tenía mayor conocimiento de aquella mujer.

    Aria sometió la profunda consternación que sentía al ver cómo su Orden se alejaba cada vez más de la redención – No ahondaré en detalles por ahora acerca de lo que recientemente descubrí de este personaje, pero me queda claro que Palermo está haciendo enormes esfuerzos para superarse con cada repugnante acto.

    - Si es cierto lo que dices, no quiero ni imaginar lo que hubiese pasado de no haber sido por la intervención de tus agentes, Aria.

    La consternada chica, consciente de que no podían permitir que ella siguiera con su perversa agenda, buscó reposo en uno de los cómodos sillones de aquella discreta habitación para reflexionar – Nosotros hemos permitido esto, y es hora de enmendar nuestros errores.

    - Palermo tiene contactos muy poderosos, Aria – Aseguró Pierre – Incluso si la acusáramos públicamente, difícilmente nuestro testimonio sería suficiente para llevarla a juicio.

    - Sin mencionar la reputación de varios miembros honorables cuyo apellido caerá por siempre en la infamia por culpa de ella – dijo el tercer miembro de cabellos dorados que los acompañaba mientras servía el té que había preparado con esmero – Yo te di mi apoyo para proteger el honor que le queda a la Orden, no para convertirla en el foco de atención de medios rapaces que nos desollarán vivos sin hacer ninguna distinción.

    Aria abandonó su asiento con vehemencia y desagrado ante ese comentario egoísta – ¡Estamos hablando de hacer lo correcto y enfrentar el resultado de nuestra apatía ante un grave problema que permitimos que creciera a niveles gigantescos! ¡¿No es ese acaso una muestra de verdadero honor y humildad que nos enaltece como las personas influyentes que decimos ser?! – Su ímpetu y coraje hizo que Siebold la mirara con asombro. Era la primera vez que una joven impetuosa le levantaba la voz de ese modo para evidenciar la poca sutileza en su anterior comentario. Y la admiraba por ello – No obstante… después del escrutinio del que todos seremos parte al ser expuesta esta verdad a la opinión pública, es posible que todos los nobles esfuerzos que hemos creado colapsen irremediablemente.

    - Las exhibiciones serán lo primero, de eso no hay duda – Agregó Pierre con una mueca de afligida resignación – Una lástima, pues eran un bello espectáculo que combinaba la elegancia, creatividad y vínculo de las jovencitas con sus Pokémon.

    Pierre no se equivocaba, y aquel inevitable daño colateral en su cruzada contra su antigua mentora le dolía en lo más profundo de su ser. Después de todo, le había dedicado diez años de su vida, junto con agotadoras sesiones de entrenamiento, regímenes alimenticios estrictos, golpes y laceraciones al efectuar riesgosas rutinas e incontables horas de insomnio para planearlas con todo su esmero y cariño para agradar a su público.

    Su sentimiento siempre fue puro, y solo hasta recientemente se había dado cuenta de que Palermo había abusado de esa sinceridad para atrapar a nuevos adeptos que terminaba por corromper y desechar cuando presentaban algún riesgo. No dejaría tampoco que su influencia destruyera lo que más amaba hacer.

    - No si hacemos un trato…

    - ¿Una primicia a algún medio con la condición de guardar cierta discreción? – Sugirió Siebold meneando la cabeza en señal de escepticismo – Lo siento, Aria, pero con el ruido que esto generará, hasta el más insignificante recuerdo escapará para dañar más nuestra de por si manchada imagen.

    - No, no me refería a eso – Aclaró de inmediato con una seriedad que le provocó un nudo en la garganta.

    Pierre y Siebold intercambiaron una mirada consternada, como si ambos hubiesen pensado en la misma resolución que Aria estaba a punto de sugerir.

    - Aria, si es lo que estamos pensando, hay que recordarte lo arriesgado que es.

    - Ni siquiera conocemos bien sus intenciones – Agregó Siebold.

    Aria asintió al mismo tiempo que se mordía el labio para desahogar la tensión que sentía ante tremenda carga. Hasta hace poco más de una semana, las únicas preocupaciones que conocía eran las de defender su título y brillar en el escenario como la estrella que se le instruyó que debía ser; y ahora, a vísperas de sus 17 años, debía dirigir su revuelta como una persona madura y competente en la toma de decisiones. Pero al carecer de esas casualidades, debía compensar su falta de experiencia con medidas en extremo arriesgadas, pero exitosas si jugaba bien sus cartas.

    - ¿Y qué crees que hagan una vez que se enteren de nuestro silencio ante cada mezquino y enigmático plan de Palermo? – Dijo por fin con las preguntas más sensatas que se le pudieron ocurrir en medio de toda esa confusión – ¿Y cuándo envió a Adelie a infectar a un niño y luego abusó de su mente perturbada para obligarla a matar a su propio hijo? ¿Y más recientemente, cuándo se enteren de que una antropófaga y un sádico estuvieron a punto de destruir las vidas de dos niños inocentes?

    El resumen de los últimos actos de su antigua líder los llenó de vergüenza e impotencia al darse cuenta que en cierto modo todos habían sido cómplices de una agenda macabra para ocultar los secretos de una Orden que ya no reconocían. Ni siquiera ellos, que pertenecían al círculo interno, tenían la más mínima noción de todo lo que Palermo estaba organizando detrás de bambalinas… o de cualquier plan que les había ocultado desde el inicio de las operaciones de la Orden. Su único consuelo, sin embargo, era que al menos el reciente plan de Palermo, cualquiera que fuese, había fracasado estrepitosamente, pero difícilmente con severas consecuencias que afectaran su enigmática agenda o la relacionaran con los hechos ocurridos en ciudad Shalure.

    Era todo o nada, una apuesta en la que se jugarían su honor y la continuidad de la Orden. Con una última mirada lastimosa y melancólica, Pierre y Siebold asintieron para mostrar su acuerdo al desesperado acto en el que su joven líder decidiría el destino de la Orden, su honor y, sin saberlo todavía, del mundo entero.


    TO BE CONTINUED…
     
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    J.Nathan Spears

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    Ya me preguntaba a qué hora actualizarías n_nU. Pero bueno, ya llegó la bendita conti xP. Ahora sí apareció Greninja peleando contra un Bisharp mutante. Y ese Ash casi es empujado a dejar de creer... pero por suerte encontró en su mente cómo voltear la situación mental justo antes de que a Greninja se le rompiera el Shuriken-Escudo.

    Me llamó la atención un comentario de ese desgraciado pirómano...

    Quedar en segundo lugar no es una vergüenza, precisamente... y sí, todo mundo, incluyéndome, esperaba que Ash ganase con el motivo del 20vo aniversario de la franquicia Pokémon, pero todavía no se atreven a cambiar el prota, por alguna extraña razón o_oU (quizás porque su plagio, Digimon, está al borde de la quiebra por siempre cambiar los protas como si se tratara de los Power Rangers xD). Los que quedaron en vergüenza fueron los putos guionistas :V

    Dejando eso de lado, no me esperé que apareciera alguien a atacar a Greninja justo después... ¿Xurkitree, eres tú? O_O

    ¡Y oh, sorpresa! ¡El Team Rocket ayudando! Jajaja... vaya cosas. Menos mal que ahora sí lo hicieron bien. Y me pareció graciosa la escena en donde Ash y el TRío se aterraban ante la gorda antropófaga de Gretel... creo que ahora sí pateó la cubeta, luego de que James la empujara (gracias a Inkay) hacia esa estantería de artículos de cocina xD.

    Okey, Bonnie y Blandín se salvaron... ninguno tiene daños graves. Eso es algo bueno...

    Por último, Siebold, Pierre y Aria siguen planeando algo. Es triste pensar que Aria está cerca de cumplir 17 años n_nU... y en lugar de partir una torta, tendrá que partir un culto entero con maniobras de alto riesgo.

    En fin, a esperar la conti :D nos vemos en otra, cuate
     
  16.  
    Edmund Daltonic

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    Título:
    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    49
     
    Palabras:
    5243
    En mi opinión, creo que el problema no fue tanto que perdiera en la final, sino que lo hiciera con un personaje tan cuadrado y aburrido (de nuevo) y con un Pokémon explotado hasta al cansancio, que la derrota consistió en un trago más amargo de lo que en realidad fue.

    Pero al final al menos le dieron una puta medalla... junto con todos los demás que estuvieron en la batalla final. Incluyendo al conserje.


    Hasta que lo mencionaste, no se me había ocurrido que la vaga descripción que dejé, también podía aplicarse a ese UE. La identidad de ese poke no tardará en ser revelada.


    Las brujas nunca mueren...



    CAPÍTULO 34. Jaque a la Bruja.


    Había obtenido títulos con el pasar de los años desde su conversión. Algunos que denotaban cierto respeto por su posición de poder dentro de la Orden y su estrecha relación con la líder, siendo Madam de Valois el más conocido y cordial que los iniciados y aquellos en una posición inferior usaban para dirigirse hacia ella. No obstante, era fácil que cualquiera optara por llamarla con otros apodos menos ceremoniosos cuando conocían las pasiones que ella desbordaba a borbotones como un objeto de deseo y placer desenfrenado al que se había reducido su triste existencia, única emoción que podía sentir después de haber aceptado el trato de convertirse en portadora del parásito.

    El alto al declive que viene con la edad, junto con el regreso de su radiante belleza que permanecería hasta el final de sus días sin marchitarse, sólo representaban dones adicionales y banales al lado de la verdadera motivación que la había llevado a aceptar un trato perverso con una fuerza que desconocía, y que se había aprovechado de su vulnerabilidad para convertirla en una mera extensión de su voluntad: un alto a su miseria y un estado de lujuria constante que desviarían su mente del horror que había permitido traer con sus actos.

    Y sin embargo… diez años después de no ser más que un trozo de carne que Palermo había repartido hasta al ser más desagradable pero influyente, diez años sin voluntad propia ni recuerdo alguno de los verdaderos sentimientos que poseía para lo que quedaba de su quebrada familia, diez años sin ejercer su pasión que hechizaba al público en sus elogiados y populares recitales… por fin parecían terminar entre un torbellino de confusiones e insoportables jaquecas, como si se tratara de un estado de embriaguez que había durado el suficiente tiempo como para hacer estragos en sus recuerdos. Y después de años de una hipnosis auto infligida, aquel día se había despertado con la determinación de recordar y construir lo que alguna vez constituyó a Adelie de Valois, la persona que había olvidado por tanto tiempo, pero que planeaba rescatarla antes de perderla para siempre.

    El lugar más obvio para comenzar, pensó, era en los viejos álbumes familiares que habían estado arrumbados en un olvidado cajón en el ático de su villa veraniega. En cualquier otro escenario, una unidad de oficiales Jenny con sus Herdiers habría estado resguardando el lugar en busca de pistas para aclarar el falso crimen que había cometido. Pero una rápida petición a Palermo para usar sus contactos y alejar a los detectives al menos por ese día, le habían dado acceso al hogar que muy probablemente nunca podría habitar nuevamente.

    Como los álbumes habían sido arrojados ahí sin ningún cuidado, el tesoro estaba desordenado y algunas fotos habían escapado de su lugar; muchas de ellas tan estropeadas por la humedad y el ambiente, que jamás podría recuperarlas -Si tan sólo supiera donde se encontraba el archivo digital-. Desde las primeras horas de la mañana, Adelie había puesto manos a la obra y paseado por los recuerdos al observar las fotos de los momentos más felices de su vida, comenzando por las imágenes de su niñez al lado de su otrora mejor amiga; un poco más adelante, encontró las de su primer recital a los ocho años, y luego el de su debut como intérprete profesional en el conservatorio de Lumiose, una noche en la que en ese entonces creyó la más importante y orgullosa de toda su vida… hasta que vio la foto del día de su boda. Un precioso recuerdo envuelto en una estela de luz blanca que agradecía que aún se conservaba en perfecto estado a pesar de haber quedado abandonado todos esos años.

    Pero existía uno que no podía encontrar, quizá el más preciado de todos ellos; uno que, de hecho, también era el más extenso y pesado de todos los que poseía. Buscó de un lugar hacia a otro desempolvando baúles y moviendo libreros polvorientos hasta dejar sucio y estropeado su fino y modesto traje color claro que vestía, el primero que usaba en mucho tiempo desde que había optado por usar prendas oscuras y ajustadas que exhibieran sus atributos. Pero sus esfuerzos fueron inútiles, pues aquel álbum que recopilaba hasta el más íntimo detalle de los primeros ocho años de su hijo, no aparecía en ningún lado. La angustia y desesperación comenzaban a apoderarse de ella, como si sintiera que, de no encontrarlos, jamás podría volver a estar completa. De hecho, y de no haber sido por la inesperada aparición del protagonista del álbum extraviado, Adelie habría golpeado su cabeza una y otra vez contra el mueble, en un inútil y enloquecido intento de tratar de recuperar sus memorias.

    - Madre… – Murmuró una voz baja e impasible.

    Adelie se levantó como un rayo, alarmada por la súbita aparición de alguien que acababa de violar su propio ultimátum de vivir en completo aislamiento hasta haber concluido con su trabajo. Incluso Palermo se había hartado de ella al negarse a revelarle el paradero de su hijo a pesar de sus constantes súplicas, siendo sedada y asolada en una de las tantas propiedades de la Orden por un día entero hasta que por fin se había calmado.

    - ¡Phillip…! – Exclamó asustada al principio. Pero de inmediato, la angustia que sentía por el vacío que dejaría la pérdida de las memorias con su hijo, se desvaneció, como si su simple presencia despejara cualquier temor irracional.

    - Me-Me alegra verte, hijo… – Musitó para luego esbozar una muy débil sonrisa, la única que su perturbada y aún conflictiva mente le permitía gesticular – ¿Qué haces aquí? ¿Está todo bien?

    La voz familiar que no había escuchado en años, confirmó su hipótesis respecto a las inesperadas anomalías ocurridas en su madre los últimos días desde su acto en el instituto. Pero que ella asumiera un enorme riesgo al buscar aquellos viejos álbumes familiares gracias a un invencible deseo de no dejar morir lo que quedaba de su identidad, junto con una muestra de sincera mezcla de inquietud y alegría al verlo, arrojaban un resultado sumamente impredecible, expresado en la represión de las emociones que apenas y se notaban en su imperturbable semblante. Una habilidad que había dominado por años gracias a su personalidad metódica, reservada, y calculadora. Una máscara a punto de cambiar en una nueva fase de su cruzada personal, junto con quizá la única oportunidad de reparar aquello que parecía irremediable.

    - Empaca tus cosas. Tenemos que irnos.


    . . . .​


    - ¿Y eso es todo?

    Esa fue la última pregunta de Clint hacia Ash después del largo interrogatorio para saber hasta el más mínimo detalle del incidente en el que por poco y terminaba en una tragedia similar al del instituto. Tampoco ayudaba mucho que Clint se hubiese mostrado tan frío e indagador hacia Ash, como si la relación y respeto entre mentor y alumno desapareciese, siendo reducido al de un estricto agente de la ley y un sospechoso al que le era prohibido retirarse, a pesar de haber dado todo su testimonio. Y, sin embargo, y como otra muestra de madurez ante el desenlace de una situación extremadamente estresante, Ash decidió no expresar reproche alguno ante la postura de Clint, limitándose a responder sin reparo a sus muchas preguntas.

    - Si, bueno… –titubeó un poco al recordar a los principales responsables de que él, Bonnie y sus Pokémon estuviesen a salvo – creo que de no haber sido por el equipo Rocket, las cosas habrían salido terriblemente mal.

    Clint arqueó su ceja derecha en señal de sorpresa e incredulidad. Jamás en sus más improbables escenarios se hubiese imaginado que los mismos a los que les había advertido seriamente de lo que sucedería si los encontraba de nuevo, terminaran siendo héroes anónimos -lo menos que podía hacer era agradecérselos si los volvía a ver-… sin embargo, le costaba pensar que su oportuna presencia en un momento preciso fuese una simple coincidencia, sobre todo si la evidencia apuntaba a que ellos sabían dónde encontrar a Ash y los demás. Indagaría más al respecto, cuando estuviese menos ocupado con otros asuntos más importantes.

    - Aun así… – dijo, a punto de soltar la reprimenda que merecía su falta de sensatez – desaparecer de esta manera sin avisar a Surge, fue la más grande muestra de estupidez e ingenuidad que has cometido hasta el momento, Ash… y vaya que tienes una racha bastante larga.

    El joven entrenador se encogió de hombros y agachó la cabeza en señal de vergüenza, sobre todo al haber ignorado la más básica indicación de Clint antes de su paseo. Pikachu trató de reconfortarlo frotando su cabeza en la barbilla de su compañero sin éxito, mientras el resto de sus amigos observaban impotentes cómo parecía recibir toda la culpa de lo que sucedió. Incluso Korrina quiso interceder por él, pero su abuelo la detuvo cogiéndola del hombro, evitando que su ingenua nieta interrumpiera un valioso momento de aprendizaje y madurez que sólo puede instruirse de manera rígida.

    - Vamos, Clint. No seas tan duro – Intercedió Surge en un intento de asumir la culpa – Yo era el encargado de su seguridad, si quieres desquitarte con alguien…

    - No obstante… – Interrumpió. Pues si bien era importante mencionar los errores para fortalecer el carácter de su alumno, también lo era congratularlo después de una extraordinaria labor – Debo admitir que superaste cualquier expectativa que tenía contigo en el control del parásito…

    - ¿E-En serio? – Preguntó con una mezcla de desconcierto y optimismo que no esperaba, sobre todo después del regaño por sus descuidos.

    - Tu progreso es simplemente sorprendente – continuó – Actuaste con seriedad, convicción y enfocado totalmente en tu objetivo. Créeme, a mí me costó mucho más trabajo cuando empecé y… bueno, no digo esto a menudo, pero… pero… un segundo, por favor…

    Al principio, Ash creyó que le costaba trabajo encontrar las palabras adecuadas para felicitarlo por su desempeño, y así evitar que el orgullo se le subiera a la cabeza al punto de volverse en un engreído. No obstante, y por la forma en que las vértebras del cuello de Clint sobresalían como si lucharan por mantener el contenido de su estómago en su lugar, se dio cuenta que en realidad todavía sufría de los violentos embistes de la sesión psíquica que todavía le rendían cuentas al otrora mentor de porte imperturbable.

    Cubriéndose la boca, se dirigió como un rayo al sanitario que estaba a unos metros de distancia en aquella habitación y cerró la puerta. Ahora que Ash lo pensaba, era muy probable que Clint hubiese escogido ese lugar en particular para el interrogatorio por la proximidad de un baño en caso de necesitarlo. Pero poco podía hacer la barrera de madera para callar los espantosos sonidos de espasmos y regurgitaciones que a más de uno de los presentes le provocó esbozar una mueca de asco.

    Ash quedó tan desconcertado ante la absurda forma en que una importante charla había sido cortada de forma tan abrupta, que no sabía si reír o preocuparse. Por su parte, Surge no mostraría misericordia, y eso significaba aprovechar la oportunidad de añadir otro capítulo a las anécdotas humillantes que podría utilizar en el momento menos indicado.

    - Clint, ¿todo bien ahí adentro? – Indagó Elesa acercando su cabeza hacia la puerta del sanitario.

    - Ah, déjalo en paz. Sigue siendo una vergüenza para controlar su estómago después de un poco de actividad psíquica.

    - ¡Púdrete, Surge! – Gritó Clint con un tono grave y entrecortado por culpa de su irritada garganta– ¡Púdrete tú y tus estúpidas aspirinas tan inútiles como tu cerebro!

    La seria y sombría atmósfera de la habitación se había esfumado tan pronto como esa improvisada sesión de comedia les retornó la risa y la buena vibra al grupo reunido ahí a consecuencia de una peligrosa cruzada que, a pesar de sus desastrosos efectos en la psicología de ellos, siempre podían encontrar el momento perfecto para reír y estrechar nuevos lazos de amistad.

    - Al menos Bonnie no parece tener secuelas o recuerdos de lo que sucedió – Añadió Clemont, colocando su mano en el hombro de su amigo en otro gesto de agradecimiento por haber ayudado a su hermana – Tampoco hubo heridos… bueno, con excepción de Greninja que ya se encuentra en reposo en el centro Pokémon.

    Minutos después de castigar al inodoro y asearse lo mejor posible para ocultar su espantoso aspecto y aroma, Clint salió por fin de su calvario entre burlas y palmaditas afectuosas en la espalda. Su rostro cansado, pero aún constante, escondía la mayor sensación de vergüenza que había experimentado desde aquella ocasión en que reunió hasta la última gota de valor para declararse, sin saber que todas las entrometidas aspirantes a modelo de ciudad Nimbasa escuchaban la confesión detrás de los bastidores.

    - ¿Algún resultado de las identidades de los que atacaron, Bebe? – Preguntó para desviar la atención que lo comenzaba a poner incómodo.

    - Esto va a hacer mucho ruido cuando la prensa narre esta historia – Contestó Bebe al mismo tiempo que revisaba la encriptación de los archivos hackeados de la policía en la pantalla holográfica de su ordenador – Rufus Wright, veterano campeón de la liga Pokémon y uno de sus principales promotores y accionistas…

    No fue sorpresa que Clemont, Valerie y el resto de aquellos que formaban parte de la liga Pokémon como líderes de gimnasio, miraran con inquietud y desaliento al rostro familiar de un hombre que hasta ahora lo habían visto como un formidable caballero que anteponía el honor y la virtud de las batallas Pokémon sobre la simple presunción, cuando en realidad se trataba de otro embaucador y perverso esclavo del enemigo. El alcance del Culto, capaz de llegar hasta los más altos puestos de distintos organismos ya fuesen gubernamentales o privados, era sumamente perturbador, y sólo aumentaba su convicción de ponerle un alto de una vez por todas.

    - ¿Tendrá que ver con la cancelación de la liga? – Inquirió Ash con suma curiosidad ante el posible responsable de que su viaje sufriera esta interrupción.

    - Desafortunadamente no podremos saberlo. Al menos no en corto plazo. Está en coma como… bueno, el resto de todos los miembros del Culto que hemos capturados.

    - ¿Qué hay de la mujer? – Preguntó Clint, a pesar de que ya se había hecho una idea de la falta de información trascendente que podría poseer. Especialmente después de la embestida que había sufrido gracias al inconsciente acto del equipo Rocket.

    - Bueno, está tan deteriorada y herida que es difícil identificarla. Ni siquiera posee alguna marca distintiva. Supongo que tendremos que esperar hasta que hagan la prueba de DNA.

    Clint lamentaba de nueva cuenta la carencia de algún sujeto o pista de la que pudiesen indagar más a fondo. No obstante, y a diferencia del resto de sus compañeros cuyos rostros ya se esbozaba la expresión de la decepción y angustia, aún tenía la pieza de información que había obtenido gracias a su reunión con la Comunión de Psíquicos, aquella que bien había valido la pena arriesgar la integridad de su organismo y reputación.

    - Escuchen todos, hay una… eh… una posible sospechosa entre toda esta locura… quizá la que hemos estado buscando.

    El silencio que siguió a la inesperada noticia fue acompañado de varios pares de ojos curiosos que se posaron en la solemne mirada del mensajero de un aviso trascendental que cambiaba el panorama vacío y engorroso de una búsqueda que casi nunca les arrojaba alguna pista o trayecto claro que seguir.

    - ¿Es una mujer? – Preguntó Elesa después de una breve pausa – ¿Qué te dijo la Comunión?

    Clint unió ambas manos para formar un puño que llevó a la altura de su pecho. Las palmas eran frotadas de manera inquieta en un intento de despejar su mente para compartir todo lo que había obtenido en su viaje astral. Pero tan pronto como la primera palabra apenas había escapado de su boca, el inconfundible sonido de su móvil personal lo interrumpió de golpe. Su cara palideció para atender la llamada, pues al tratarse de su línea encriptada reservada para sus seres queridos más cercanos, creyó que podría tratarse de Matilda para darle otra mala noticia de la condición médica de Eldwin. Pero al ver que el número que trataba de comunicarse no correspondía a alguno que conociera, se vio tentado a destruir el dispositivo bajo sospecha de que quizá -por muy improbable que pareciera- el Culto había logrado interferir con sus líneas.

    - ¿Clint...? ¿Quién es? – Preguntó Elesa con una angustia a punto de provocarle un temblor incontrolable en sus piernas.

    Ya fuese que se tratara de una trampa, Clint tenía un plan de emergencia si las cosas salían tan mal como ya lo esperaba. No quedaba de otra más que seguir el juego… por el momento, y despejar cualquier duda al contestar la llamada.

    - ¿Quién eres y cómo conseguiste este número? – respondió haciendo la señal a Surge de estar alerta para llevar a cabo el plan de contingencia y evacuación de ser necesario, pero las primeras palabras del desconocido al otro lado de la línea lo desconcertaron al grado de olvidar una de las reglas primordiales de todo Vigía: no sobresaltarse ante el primer indicio de una posible revelación.

    - Tienes razón en todo. ¡Ella está aquí en el Palacio de la Doncella!

    - Espera, espera ¿de qué estás hablando…?

    - ¡No hay tiempo de explicar! – Chilló la voz detrás de la línea – ¡Debes venir tan pronto como puedas! ¡No puedo mantenerla aquí por mucho más tiempo!

    Clint pudo identificar de inmediato a la dueña de aquella voz que clamaba su presencia. Lo que no podía explicarse, y lo mantenía profundamente perturbado era el cómo se las había arreglado para conseguir su número. De entrada, parecía ser que ellos ya sabían que iba a ir de todos modos después de su descubrimiento en la Comunión, lo que lo obligó a descartar cualquier intento de un asalto discreto y sigiloso. No obstante… la voz transmitía una genuina angustia y desesperación por ayuda, pero si la sospechosa había demostrado una intachable actuación para ocultar su identidad como la mente maestra detrás de toda esa locura, lo mejor era ir con todas las precauciones existentes hacia una posible trampa.

    - Esto no te exime de nada, ¿entiendes? – Dijo con un tono amenazador. Por sus principios y filosofía, le daría el beneficio de la duda hasta descubrir la verdad – Más vale que tengas respuestas o también te quemarás en la misma hoguera.

    Colgó sin decir nada más o expresar algún otro gesto que no fuese su profundo desconcierto ante la casi inverosímil e impredecible forma en que las cosas estaban tomando su lugar. Sus años de entrenamiento jamás lo habían esperado para un momento así en el que toda su experiencia y recursos tendrían que ser utilizados en un último asalto contra los responsables del más repugnante y acto en su vertiginosa vida y que desató esta locura.

    - ¿Clint…? – Indagó Elesa totalmente perdida al igual que el resto de los reunidos ahí después de escuchar la seria amenaza que había lanzado contra él, o la usuaria que acababa de llamar por esa línea privada.

    - Todos los que tengan un medio de transporte lo suficientemente rápido o eficiente como para llegar a ciudad Anistar en menos de dos horas, prepárenlo. Partimos en cinco minutos – Respondió sin titubeos y con el tono más severo que jamás habían escuchado – Es hora de cazar una bruja…


    . . . .​


    Sólo una vez en toda su vida la manipuladora, influyente y nihilista líder de la Orden había sido puesta contra las riendas, obligada a aceptar un injusto trato que salvaba su arrugado pellejo y el futuro de su organización, a cambio de un joven talento a quien le prometió la gloria y el mundo a sus pies bajo una estela de luz y frenéticos vítores que harían grabar su nombre en la historia de las exhibiciones Pokémon. En su lugar, la pobre chica fue reducida a un simple objeto de deseo, un juguete que decenas -quizás más- ultrajaron hasta someterla en un mundo de oscuridad perpetua donde el único descanso que le depararía, sería el de la expiración reflejada en el suspiro final que le quedara con el último clímax.

    Al menos le hubiese gustado saber el destino de su inocente discípula para darle una digna sepultura. Se lo merecía, a diferencia de la pequeña traidora a quien había invertido hasta lo último que poseía para prepararla como su digna sucesora y futura pareja de su sobrino, asegurando así la continuidad y purgación de su Orden para que nunca más tuviese que verse enredada en peligrosos y sucios tratos con la peor calaña del mundo.

    - Maldita sea… – Se dijo en voz baja para sí después de colgar el auricular con rabieta. De nuevo estaba obligada a aceptar un trato que le exigía mucho más de lo que estaba dispuesta a perder – Ya me las pagarás, bastardo…

    Después de un par de horas de tensión haciendo decenas de llamadas por teléfono, aunado con el mal sabor de boca después de haber fracasado también en su intento de obtener el material que necesitaba su sobrino para cumplir su meta, lo único que deseaba en esos momentos era al menos un buen trago de su licor más potente para sobrellevar el sentimiento de derrota, y prepararse para la tormenta a punto de desatarse. Sólo esperaba tener los cimientos lo bastante fuertes para resistir la embestida y salir victoriosa nuevamente hasta pensar en su próximo movimiento.

    Y después de sacudir las arrugas de sus ropas y limpiar el sudor que se había acumulado en su frente, salió de su despacho con la más inocente naturalidad de una mujer atosigada con el deber y su labor. Ejecutaba su papel con tal modestia y falsa ingenuidad, que no se dio cuenta de que la emboscada estaba a punto de comenzar.

    - Palermo… – Llamó una voz femenina a sus espaldas. La líder dio media vuelta, acudiendo al llamado de su nombre por parte de alguien que supuestamente no debería estar ahí si no la hubiese llamado antes.

    - ¿Aria…? – Respondió con una ligera sorpresa que se esfumó tan pronto como se dio cuenta de que otros dos miembros notables de la Orden la acompañaban como si fuese su guardia personal. Sería un poco más complicado cuidar la suspicacia – Saben que siempre son bienvenidos a este palacio, caballeros. Pero al menos agradecería cierta notificación de su llegada. Sobre todo, en estos momentos de crisis.

    - Ya fue demasiado… – Aseguró Aria meneando la cabeza – No podemos dejarte seguir con esto.

    La sombra de la traición podía notarse a leguas, y Palermo ya la había presentido desde que notó las recientes e inusuales ausencias de Aria en el palacio. Sin embargo, la amenaza que podía representar la consideraba mínima, pues a la larga le haría ver a su alumna que saldría perdiendo si se atrevía a ponerse en su contra. De haber puesto más empeño y severidad en su formación, no tendría que lidiar con la fastidiosa rebeldía de una chica aún demasiado inocente, pero que de alguna forma había convencido a dos importantes miembros de la Orden para seguirla.

    - ¿Con qué, exactamente, querida? – Preguntó con una admirable sencillez que se denotaba en su rostro sereno.

    - Deja ese burdo acto de falsa inocencia y enfrenta las consecuencias de tus actos por primera vez – Advirtió Pierre con una furia impotente al darse cuenta del juego en el que habían caído. Uno en el que ella simplemente lo negaría todo.

    - Y yo insisto en no tener idea de lo que están diciendo.

    - Por dios, Palermo… estás enferma – Llegó el turno de Siebold, quien imitaba el mismo semblante de rabia reprimida ante un acto indigno y repugnante. No podía creer que había sido parte de una organización maliciosa dirigida por una hipócrita, y de la que recientemente se había dado cuenta – ¿Cómo puedes simplemente hacerte la occisa cuando sabemos perfectamente lo que has hecho?

    - Ignoraré tu grosera denuncia en honor a nuestra amistad, mi querido Siebold – Respondió Palermo con un tono de voz más severo que denotaba el disgusto que sentía por aquellas acusaciones. Al igual que ellos, ya había perdido la paciencia – Pero no puedo tolerar que mi prestigio y reputación sean mancillados por los falsos rumores de esta chiquilla precoz.

    Aria no dejó de menear la cabeza con desaprobación y decepción ante el ruin engaño que alguien a quien admiraba estaba dispuesta a llevar a cabo. La mentira era el arma más poderosa que poseía Palermo, y era capaz de blandirla en un disimulado acto de inocencia que no podrían desenmascarar con métodos convencionales y civilizados. Tendrían que arrancársela de golpe usando cualquier recurso disponible, una hazaña peligrosa donde pondrían en juego su reputación, su honor y su futuro.

    - La Palermo que me enseñó era muchas cosas: estricta, fría, manipuladora y maliciosa… – Murmuró sin poder evitar que las lágrimas escaparan de sus ojos – Lo toleramos, pues creíamos que no hacíamos daño a nadie… pero cuando a la vista de todos nosotros demostraste ser una hipócrita y asesina…

    - Ten mucho cuidado con lo que dices, Aria – Interrumpió con ira reprimida. Su cinismo y experiencia era tal que, a diferencia de sus señaladores, era la única bajo control de sus emociones – Sobre todo, si no tienes un fundamento.

    Esta vez fue Pierre quien puso un paso al frente y continuó con el ataque – ¿Vas a negar simplemente todo lo que hiciste?

    - ¿Cómo voy a negar algo de lo que ignoro?

    La esperanza de obtener la más mínima pizca de remordimiento por parte de Palermo, se esfumó junto con la mirada inexpresiva y la falsa honradez de su voz melódica. El epítome de su fracaso se representaba en una perfecta noción de que el simple testimonio de ellos no sería suficiente para hacerla pagar por todo lo que había hecho.

    - Tenía… tenía la esperanza de que recapacitarías. Que verías la crueldad de tus actos y te entregarías voluntariamente… como la honorable mujer que alguna vez admiré.

    Palermo no se sintió conmovida por la más grande muestra de sinceridad y acongojo que su protegida había mostrado hasta ahora. Podía darse cuenta que no se trataba de su mismo juego actoral, puesto que aún era demasiado inocente, y sus lecciones para mentir controlando cada expresión corporal o verbal que tuviese a la mano, estaban a meses de comenzar.

    Destruiría ese semblante también con un giro que ninguno de aquellos traidores esperaría, uno tan desmedido que los obligaría a someterse una vez más bajo su yugo.

    - Lamento decepcionarte de esta manera, querida… pero lo único que sé es que hay un Culto perverso que quiere destruirnos usando el más ingenioso plan para sabotearnos desde adentro… y me parece que su líder estuvo frente a mis ojos todo este tiempo …

    La mirada melancólica y disgustada de Aria se transformó en una expresión de horror e indignación al darse cuenta del acto más infame e inescrupuloso de un verdadero monstruo dedicado a la proliferación de sucias mentiras e indignas vilezas a las que manipularía para cargarle la culpa a alguien más.

    - Ahora lo veo… y juro que pagarás caro por lo que le hiciste a mi querido Phillip – Finalizó con una mirada acusadora y un par de ojos llorosos que daban forma a una máscara de indignación y pesadumbre capaz de engañar hasta el más inflexible agente policial.

    Palermo ya podía saborear la caída y resignación de Aria ante un escenario en el que tenía todas las de perder. Incluso en su mente comenzaba a idear la mejor forma de castigarla por su osadía e ingenuidad, pero toda reprimenda que cruzaba en sus pensamientos coincidía con una simple, pero efectiva forma de quebrarla y arrebatarle su dignidad en las innumerables y retorcidas formas concebidas por los más impulsivos miembros de la Orden. Después de todo, las reinas de Kalos eran extremadamente codiciadas entre los menos inescrupulosos; y si había rechazado toda petición para que Aria fuese acompañante al menos por una noche de aquellos ansiosos esclavos del placer, junto con una estricta vigilancia para salvaguardar la pureza de esta, fue para entregar a su sobrino una pareja digna de él.

    Fue por eso que Palermo se sobrecogió al ver la reacción intimidante y colérica que se dibujó en el rostro de Aria mientras fruncía el entrecejo y apretaba los dientes como un Mightyena a punto de enfrentarse a su enemigo. La líder de la Orden la había llevado al límite, deshaciéndose de las ataduras y los lazos que alguna vez las habían unido como alumna y mentora.

    - No lamento entonces lo que acabo de hacer – Dijo Aria al mismo tiempo que hacía a un lado a sus dos acompañantes que intentaban servir como barrera entre ella y Palermo – De una forma u otra, hoy todos rendiremos cuentas por lo que hemos hecho.

    - Tus pruebas, querida… o sólo es un montón de parloteo – Contestó sin inmutarse, pero aún sin comprender del todo a qué se refería con lo que supuestamente se había obligado a hacer.

    Una falsa y desesperada amenaza para hacer que se descubriera, sin duda alguna. ¿Pues qué podría hacer una aún muy inmadura y torpe niña como para emboscarla y obligarla a hablar? Con sus contactos e influencias que iban más allá de los más altos puestos jerárquicos en comisarías y organismos para ejercer la ley, ¿quién en su sano tendría la ventaja para siquiera pensar en ponerse en su contra? Nadie dentro de la ley se atrevería a tocarla, sólo alguien fuera de esos lineamientos y que…

    Pero no pudo terminar esa frase dentro de su mente.

    Como si poseyera un sexto sentido para augurar que algo estaba a punto de salir terriblemente mal, Palermo dio media vuelta hacia el pasillo que llevaba al gran salón principal, el cual recientemente permanecía a oscuras debido a una lámpara descompuesta que ni siquiera había tenido tiempo de mandar a reparar. Su corazón latía rápidamente mientras un sudor frío recorría su frente con la primera gota de terror que había producido su agitado cuerpo desde aquel día en donde descubrió el escabroso destino que le deparaba, junto con la gloria en la que se envolvería en la búsqueda de la más pura e intensa éxtasis.

    Pero con él apareciendo súbitamente en su propiedad, no le esperaban más que desdichas.

    - En eso podemos estar de acuerdo, señora… – Aseveró Clint mientras salía de la oscuridad del pasillo junto con el resto de sus amigos más cercanos para ponerle fin a una cruzada de casi una década, y los planes de dominio de una fuerza sobrenatural que no comprendían – Y no me iré de aquí sin obtenerlas de cualquiera de ustedes.


    TO BE CONTINUED…
     
    Última edición: 10 Abril 2017
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    J.Nathan Spears

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    Ooooh, qué buen jaque, mi pana... Clint está listo para romper algunos rostros, al parecer. Espero que sea el rostro de cierta bruja de mierda que todos ya conocemos y amamos odiar.

    Lo de Madam de Valois re-encontrándose con su hijo me causó mucha sorpresa y algo de tristeza. Vaya... a ver qué hacen luego los dos. Algo me dice que la madre va a quedar ultrajodida O_oU

    Y los momentos en que Clint debe ir a cantar Guadalajara realmente me hicieron reír xD. No a carcajadas, pero igual :P. Surge es un loquillo... parece que le dio aspirinas vencidas :V. Por lo demás, hay otra figura famosa involucrada owoU. Suena interesante. Me pregunto qué tendrá para decir.

    ¿Gretel todavía no muere? Rayos... ¡Alguien échele ácido de batería encima de una vez! D:<. Dudo que puedan sacarle información valiosa...

    Y sí, sorprende mucho que Ash pudiera controlar sus emociones con tanta maestría n__n. Mi reacción sería la misma que la de Clint :V... sin el buitreo xD

    Por ahora, solo queda decir que no detecté ningún fallo ortográfico ni de redacción. Sigue así, compa :V
     
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    Edmund Daltonic

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Misterio/Suspenso
    Total de capítulos:
    49
     
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    4438
    ¡Cogh! ¡Cogh! ¡Cogh! Esta historia ya estaba acumulando polvo después de casi un mes sin actividad. Pero es que me fue complicadísimo terminar este importante (y extremadamente largo) capítulo que, por toda la acción y narración que se lleva a cabo, tuve que partir en dos para hacerla menos pesada. Ojo: siguen siendo el mismo capítulo, puesto que así lo decidí yo (¿?)

    Ya verás, ya verás...

    ¿Más? La pobre tiene la cabecita más jodida que cualquiera.

    Mala hierba nunca muere.

    Tiene su razón. Ya averiguarás por qué


    Y bueno... e aquí el (o los) capítulos del clímax de todo este relajo. Sólo dos capítulos más (y el spin-off) para concluir esta historia. ¿Me dará tiempo de atar tantos cabos sueltos?



    CAPÍTULO 35. El fin de la aristocracia (Pt.1).

    Era un mundo con tanto potencial… un mundo construido sobre incontables almas que habían dado todo para protegerlo… un mundo de progreso, esperanza y compasión con poderosos protectores que alejarían las amenazas externas de un multiverso en constante interacción y cambio… un mundo rebosante de luz en el que la llama suponía un fútil resplandor que era mejor apagar con la esperanza de nunca tener que ser usada nuevamente.

    Incluso hubo algunos, seriamente mortificados por el aparente abandono de la cálida luz protectora que habían alzado con ahínco para llevarle esperanza a un mundo que lo daba todo por perdido, que pasaron sus últimos días recuperando las pequeñas brasas a punto de extinguirse en amuletos u objetos que podrían utilizar bajo extremas circunstancias

    Qué ingenuos habían sido todos.

    Pues entre los recovecos más lejanos e insignificantes de la bóveda cósmica, a un nuevo enemigo se le había permitido escabullirse y crecer como una plaga de alimañas que deterioraban lentamente los milenarios cimientos que les costó construir a millones de seres. Una fuerza seductora, extremadamente agresiva y peligrosamente caótica a punto de obtener todas las piezas necesarias para extender su dominio a ese mundo y que, sin embargo, podría perder una seria baja a vísperas de su invasión.

    Él ya está aquí…

    Aquella era una criatura que reunía todas las características del Culto que la había venerado como una reliquia que simbolizaba su unión espiritual con los principios del placer por los que se regían: impulsivos, carismáticos, profundamente enigmáticos y poseedores de un porte elegante que conservaban hasta ser dominados por sus instintos más bajos, exacerbados por el canto hipnotizante y estimulante de su diva que observaba extasiada desde lo alto a los fieles vasallos del Príncipe Oscuro que la había bendecido con un fragmento de su poder, a cambio de traer nuevos contendientes y atarlos a las tinieblas de su credo.

    No tienen control sobre él. Jamás lo han tenido y no les importa en absoluto lo que sucederá a nuestra misión si ella muere ahora…

    Meloetta no necesitaba escuchar nada más. Salió levitando de su pequeña celda en lo alto de la Escalera al Cielo, pasando por los finos retratos y esplendorosas esculturas en las que su canto había hecho eco para cientos de nuevos adeptos que abrazaban gustosamente los regalos de su Príncipe… además de todas aquellas que habían tenido el honor de ser despojadas de su existencia para servir al más bello y delicioso acto que sólo los narcisistas y amantes de la perfección podían darse el lujo de admirar: la de ser los únicos dignos destructores de toda esa hermosura y pureza.

    Rescata a nuestra suma sacerdote…

    La amenaza ante una nueva era de oscuridad era inminente; los últimos sucesores de su credo demasiado débiles y perdidos como para hacer el llamado. Su único enlace, aquel que por capricho del destino había resultado el candidato perfecto para ser el primero de los nuevos portadores, había sido atraído a la oscuridad tiempo atrás por culpa de un perspicaz y diabólicamente astuto enemigo que se le había adelantado. El futuro de su mundo pendía de un hilo cuyas débiles hebras se deshilachaban con cada segundo que perdía intentando llevar el mensaje, fracasando estrepitosamente en cada oportunidad hasta el agotamiento de la última gota de energía que le restaba... y sólo una única opción para no extinguir la llama.

    Él protege.

    . . . .​

    La historia narrada en el escenario que había dibujado en su mente, ya estaba más que clara y lista para cuando la situación lo requiriera: sus enemigos y traidores, al no tener elementos para culparla, se verían obligados a enfrascarse en una larga y agobiante batalla que no se llevaría a cabo en una arena de duelos, sino en aburridas sesiones a puertas cerradas con representantes legales eludiendo hasta el más mínimo indicio de que ella fuese líder de una organización perversa responsable de instaurar un reino de terror y sadismo sobre la región. Para ello, sólo tenía que hacer lo mismo que había hecho desde hacía diez años cuando descubrió la verdad del oscuro camino que recorrería desde entonces.

    - Normalmente llamaría a mi guardia para combatir esta invasión a mi propiedad… pero has llegado en un momento muy oportuno, amigo mío – Dijo con alivio mientras recibía con los brazos extendidos a Clint y a sus tres acompañantes que lo seguían. Se sorprendió al ver que la modelo más famosa de Unova estuviera entre aquel cuarteto tan peculiar, preguntándose al mismo tiempo qué podría estar haciendo al lado de alguien como él – Ahora podemos atrapar a una asesina.

    Pero la sonrisa reconfortante no fue correspondida por la fría y calculadora mirada que Clint dirigía a Aria, quien sólo pudo responder con un débil gemido de terror al creer que su desesperado intento por terminar con los misteriosos planes de su otrora mentora, había fracasado estrepitosamente. Siebold y Pierre, alarmados por la reacción de Aria y la mirada amenazadora de su supuesto aliado, cumplieron su voto de guardianes y protectores personales de la reina al dar un paso al frente y preparar las pokébolas con las que harían un desesperado escape si la situación lo requería.

    Palermo luchó contra todos sus impulsos después de saborear un delicioso y breve momento de cruel ironía que terminaría en tan rápido como había comenzado, junto con el violento pinchazo en su cuello que sentiría a continuación.

    - ¡Clint! – reclamó Surge después de que su amigo, sin ninguna advertencia y desobedeciendo el plan que habían confabulado apenas una hora atrás, inyectara una sustancia de la que no estaba seguro de qué se trataba.

    Palermo se alejó inmediatamente de su agresor sin soltar la mano que se había llevado al cuello después de aquel violento acto que la había dejado estupefacta y aterrada. Su rostro pálido que se asemejaba al de un muerto y su mirada tan confundida como la de todos los presentes.

    - ¡¿Pero qué demonios me inyectaste?! – Gritó Palermo frunciendo el entrecejo y apretando los dientes. Aria y sus dos acompañantes no pudieron evitar sobrecogerse ante una expresión que jamás habían visto en una persona que presumía estar en completo control de sus expresiones.

    - Siempre que capturamos a un miembro del Culto, este queda en coma antes de poder sacarle algo – Dijo Clint por fin mientras arrojaba la jeringa al suelo – No voy a arriesgarme contigo.

    - ¡Maldito bastardo! – Protestó Palermo al mismo tiempo que sentía los primeros efectos relajantes de la sustancia que habían usado en su contra – ¡¿Cómo te atreves?!

    Pero su mirada agresiva e indignada no duraría mucho, no contra el implacable vengador que estaba a punto de cumplir su palabra de destruir el legado que ella había construido.

    - La primera vez que nos vimos, usted hablaba con una sutileza tan natural y espontánea, que era casi imposible discernir lo que posiblemente ocultaba – Dijo mientras recordaba su primer encuentro en aquel balcón donde sus primeras sospechas se habían manifestado después de insinuársele – Tal parece que los nervios la están traicionando, pues usar la presunción como último recurso, es un movimiento desesperado y absurdo que no engaña a nadie.

    Trató de ponerse de pie y huir de ahí lo más pronto posible, pero el terror que transmitía esa cruel y despiadada mirada de odio le arrebataba las escasas fuerzas que le restaban.

    - Clint… – Interrumpió Elesa sujetándolo del brazo, presa también del miedo de lo que él podría cometer en un estado mental tan vulnerable. Agradecía que Ash y Serena estuviesen con Valerie vigilando las salidas principales para no atestiguar la crueldad de la que Clint era capaz de expresar con una simple mirada – Ya la tenemos. Es suficiente…

    Clint ni siquiera volteó a verla. Por primera vez desde que inyectó el antiléptico a su objetivo, dirigió su atención a Aria y sus dos acompañantes, cuyas miradas angustiantes expresaban disgusto y arrepentimiento por la decisión que habían tomado.

    - Inyéctense – Ordenó Clint sin titubeos al mismo tiempo que arrojaba un kit con tres inyecciones preparadas para cada uno.

    - ¿Q-Qué? – Tartamudeó Aria.

    - Hasta donde nos concierne, todos ustedes están hasta el cuello de la misma porquería, dispuestos a sacrificar al otro para que les arroje un salvavidas – Chasqueó sus dedos y, de pronto, las siluetas que se escondían en las sombras manifestaban partes de sus cuerpos para demostrar que no había escape ante aquel predicamento. Los Pokémon de Clint ya habían asumido sus posiciones desde antes de que él se encontrara con sus posibles prisioneros, y no eran los únicos. Pues en diferentes puntos clave, y hasta en el exterior del palacio, los Pokémon de todos ellos bloqueaban cualquier ruta de escape que se les pudiese ocurrir. No existía, pues, situación en el que pudieran negarse a sus demandas – Y que me hayas dicho eso por teléfono no va a cambiar la situación, Aria. ¿Quieres sumar puntos de confianza? Sólo hagan lo que les digo.

    Aria reflexionó por unos segundos y finalmente asintió. Pierre y Siebold no estaban para nada de acuerdo con el indigno trato al que ellos y su protegida eran obligados a cumplir, pero tampoco estaban en posición de negarse. Pierre, siendo el único familiarizado con agujas debido a su corta carrera como enfermero, se ofreció a administrar el medicamento a sus dos compañeros. Su triste e indignada expresión al suministrar la droga a su querida reina, sólo pudo ser borrada cuando ella le habló con ternura.

    - Todo estará bien, amigo mío – Dijo – Él no es tan cruel como crees.

    Palabras reconfortantes de alguien quien no se había dado cuenta de que, en ese estado emocional, en Clint no existía la compasión. Sujetó con fuerza el brazo de Palermo para obligarla a levantarse y hacerla entrar a su despacho que ahora serviría como interrogatorio. Detrás de él, Surge y Elesa se apresuraron para no perderlo de vista y actuar en caso de que las cosas se salieran de control. Cerraron la puerta, dejando a Aria y a sus dos amigos custodiados por los Pokémon vigilantes. Lo que sucediera dentro, quedaría en la más absoluta confidencialidad y discreción de tres grandes amigos que juraron protegerse de cualquier amenaza. Y eso incluía a Clint, si no se calmaba de una vez por todas.

    - ¡Vas a pagar muy caro lo que estás haciendo! – Amenazó Palermo mientras era arrojada de forma violenta en una de las sillas reservadas para sus visitantes - ¡No tienes idea de a quién estás acusando!

    - ¿Por qué te deshiciste del cuerpo de tu sobrino tan pronto como había muerto? – Preguntó Clint en una acelerada y nada sutil forma de comenzar el interrogatorio. Él lo sabía, y en cualquier otro escenario habría pedido a Surge que le diera un buen golpe en la mejilla por su irracional actuación. Pero en esos momentos donde su infructífera y larga búsqueda estaba llegando a su fin, el dolor y los recuerdos dominaba todas sus acciones – ¿Qué intentabas ocultar?

    Un escalofrío recorrió su espalda. Desde que Clint había transgredido su cuello, el pensamiento de que el más grande secreto que poseía, -aquel que terminaría destruyendo todo cuanto conocía- había sido revelado, le arrebató su estado de bienestar. Dada su situación, y el hecho de que ese secreto concerniente a su sobrino aún se mantuviera a salvo, le dio al menos una muy ligera sensación de seguridad que le daba fuerzas para continuar.

    - ¿Cómo te atreves a criticar el cómo llevo mi dolor? – Musitó con dolor y un par de lágrimas falsas que lograban conmover a Elesa y Surge, pero no de agente de la venganza cuyo corazón no se doblegaría ante otra artimaña.

    Palermo agachó la cabeza en un intento de hacer más convincente su acto, pero acto seguido, Clint la sujetó del cabello para obligarla a postrar su mirada intimidante en él. Surge ya había visto suficiente e intercedió por la atormentada mujer no por simpatía hacia ella, sino porque no quería ver que su hermano cometiera algo de lo que se arrepentiría el resto de su vida.

    Clint asintió y respiró hondo. El oxígeno que llegó a su agitada mente le ayudó a darse cuenta de que las cosas se le empezaban a salir un poco de las manos. Dio un par de palmadas en el hombro de su amigo en señal de agradecimiento, pero la ira que sentía por aquel detestable ser humano no podía ser apaciguada tan fácilmente.

    - Ocho años se me escaparon sin dejar rastro… ocho años de callejones sin salida y una insoportable impotencia al saber que ustedes seguían totalmente impunes después de lo que nos hicieron – Dio otro largo respiro al mismo tiempo que agachaba la cabeza para despejar el torbellino de recuerdos dolorosos que no lo dejaban concentrarse – Ocho años de rencor que terminan aquí, junto con esa porquería que tú creaste – Dijo, posando sus ojos nuevamente en ella – Déjenla entrar.

    Elesa dudó. Si bien Clint parecía más tranquilo, estaba lejos de recuperar la serenidad que poseía hasta hace un par de horas. No obstante, de la paz que ambos podrían gozar si aquella pesadilla llegaba a su fin esa misma noche, las respuestas que Clint buscaba bien podría llevarlo a otro círculo obsesivo en busca de más culpables. No tuvo que decidir, de todos modos, pues desde el otro lado de la puerta, la hija pródiga había ingresado gracias a sus habilidades psíquicas que podía usar hasta en el más simple de las tareas.

    Palermo miró con incredulidad y escepticismo a la chica que acababa de ingresar a su despacho. Una verdadera belleza de Unova a la que, al igual que Elesa, de haber elegido otro camino que el de convertirse en entrenadora Pokémon, habría deseado tener como miembro de la Orden. Después de todo, una poderosa psíquica en sus filas le daría una razón más para extender su voluntad y, de ser posible, indagar en la mente de los individuos más tozudos para obtener información que no podría conseguir de otra…

    - Oh, no… – Susurró Palermo con una blanca expresión de terror al descubrir que la ruina era inminente ante las habilidades de uno de los psíquicos más poderosos de toda la tierra. Sus más íntimos secretos y planes serían leídos como si fuesen un libro abierto, mientras ella se pudriría en prisión por todo lo que había hecho. Ya no veía el caso, pues, de disimular con su antes envidiable actuación.

    Caitlin tuvo que reprimir su mueca de desprecio ante la mujer que la había privado de la dicha de conocer a una persona que compartía su sangre y a quien, a juzgar de sus excepcionales referencias, era un individuo brillante y comprometido con su deber.

    - Por favor, no se resista – Indicó Caitlin al mismo tiempo en que extendía sus brazos a los lados, intentando concentrar todo su poder en una sola hazaña que aún le costaba trabajo dominar a la perfección. La energía psíquica, manifestada en el contorno azul neón que rodeaba su esbelta y delicada figura, hacía levitar también su excesivo y sedoso cabello rubio, ondeándolo como si se tratara de un velo en alta mar azotado por la brisa – De lo contrario, podría dolerle.

    - ¿Q-Qué haces? – Palermo sujetó los descansa brazos del asiento con ambas manos, en un instintivo y banal intento de resistir la transgresión psíquica en su cabeza. Ignoraba que, sin entrenamiento previo, bloquear la entrada podría dañar gravemente su integridad mental – ¡Basta, por favor!

    La mueca de dolor junto con las sangrantes uñas de Palermo que se desprendían por su desesperado acto de agarrarse vigorosamente a lo único que tenía a la mano, fue la gota que derramó el vaso. Elesa detendría aquella tortura, incluso si tenía que derribarlo a él con el uso de sus propios Pokémon, a quienes ya estaba a punto de liberar.

    - ¡Clint, ya basta! ¡Esto no está bien! – La oportuna intervención de Surge se adelantó al acto desesperado de su amiga – ¿Qué pensaría Eldwin, Matilda o Serena si te vieran así?

    De pronto, Clint sintió como si despertara de un mal sueño donde alguien más se había apoderado de sus actos por un instante, liberándolo de cualquier restricción o código moral por el que se había guiado desde que Eldwin y Matilda lo encontraran. Ahora, un sentimiento de vergüenza por traicionar ese código, era lo único que lo separaba de una honorable búsqueda por la justicia, y el de la burda venganza e interminable venganza

    - Caitlin… es suficiente – Ordenó Clint. Pero a diferencia de él, la poderosa entrenadora no parecía tener la capacidad de recuperar el control de sus actos ni de sus explosivas habilidades – ¡Caitlin, suficiente!

    Ella escuchó la orden, pero no quería acatarla. Sus emociones, tan salvajes e impredecibles como un ser humano, estaban ligadas estrechamente a sus emociones, por lo que el control de las mismas siempre fue prioridad en el entrenamiento recibido por parte de Olympia y el resto de la comunión que la instruyeron para prestar sus habilidades en beneficio de un bien común.

    - ¡¿Por qué mataste a mi hermano?

    Pero no se escuchó confesión alguna, o un grito desesperado de dolor. Tampoco el embiste de poderosos ataques tratando de detener la tortura que estaba a punto de cobrar una vida, o el de un combate a muerte entre todos los involucrados ahí. Lo único que se escuchó en todo el palacio, y los terrenos que lo componían, fue el de un sobrenatural chillido mortal y agudo que quebraba el espíritu, y hacía crujir el cuerpo con una violenta convulsión de dolor.

    . . . .​

    Ash fue el primero en notar que algo estaba a punto de salir mal cuando vio la inconfundible y pequeña figura melena de Meloetta saliendo a toda velocidad del salón de ceremonias que había estado bajo candado desde su llegada, y dirigiéndose directamente hacia donde Clint se encontraba. Pero cuando quisieron interceptarla, él, Serena, Valerie y los Pokémon que habían elegido para proteger entrada principal como Clint les había indicado, fueron impactados por la cacofonía de dolor que los hacía retorcerse y rogar por su pronto desenlace. Él, por su parte, ya conocía de primera mano la horrible sensación de ser asaltado por una melodía del terror que postergaba el sufrimiento y lo hacía querer morirse para no tener que escucharla más. Nunca se imaginó que un Pokémon tan adorable y poseedor de una bella y reconfortante canción, como aquella perteneciente a la que había entablado una estrecha amistad en su anterior viaje a Unova, pudiese producir un sonido proveniente del mismísimo infierno.

    Ash Ketchum de Kanto…

    El dolor cesó.

    La armoniosa y pacífica voz, casi celestial, era una panacea que aclaraba su mente y le devolvía la energía perdida en tan traumática experiencia. Se puso de pie nuevamente y tomó a Pikachu en sus brazos, aliviándolo también de la mortal sonata que aún atormentaba a Serena y al resto de los que lo acompañaban en esa parte del palacio. Se apresuró a ayudarlos, no sin antes recibir un último mensaje de la misión personal que cambiaría su destino para siempre.

    Blandir la espada que hará frente al gran enemigo requiere más que coraje y fortitud. Aprende a empuñarla con sabiduría y préstala al quien más lo necesite.

    En un parpadeo, la voz cesó. Ash, completamente anonadado de lo que acababa de suceder, se llevó la mano al pecho; su corazón latía con vigor y la cálida sensación de la serenidad se manifestó en el mundo material con una pequeña chispa de luz que se desvanecía lentamente en la palma de su mano como un copo de nieve. Se reincorporó nuevamente, ignorando por un momento la paz que había obtenido con ese mensaje, y procedió inmediatamente a ayudar a sus amigos. Pero la figura de la persona a la que habían venido a buscar bajando las escaleras principales a toda prisa, junto con la criatura que aun producía ese sonido espantoso, lo obligó a tomar una difícil decisión.

    . . . .​

    Lo primero que pudo discernir con su vista borrosa y el dolor palpitante que sentía en su cabeza después de la sesión de tortura, fueron los cuerpos caídos de sus verdugos convulsionándose con el canto mortal que, increíblemente para ella, no sentía el mismo efecto. Por el contrario, lo encontraba sumamente placentero y reconfortante, devolviéndole las fuerzas que necesitaba para recuperar el control de sus emociones y escapar de ahí tan pronto como fuese posible. Abandonó la silla, esquivando los cuerpos agonizantes de sus captores y casi tropezando con el enorme sombrero estilo ushanka que había caído de la cabeza de Caitlin después de que el canto de Meloetta evitara que siguiera husmeando en su mente. De no ser por la prisa que llevaba, se habría desquitado con un buen puntapié que hubiese arruinado ese bello rostro para siempre.

    Abrió la puerta con un vigoroso empujón usando ambos brazos extendidos. Observó con alivio que Aria, Siebold y el resto de los custodios Pokémon se encontraban en el mismo predicamento, y corrió a toda velocidad hacia el garaje del palacio para abordar el primer vehículo que tuviese a la mano. En su agitada cabeza ya confabulaba los siguientes pasos de su plan de escape una vez que lograra llegar al aeropuerto de ciudad Anistar; de ahí arreglaría los documentos necesarios para dejar decenas de pistas falsas que entorpecerían su búsqueda, llegaría a una de sus tantas residencias donde podría llevar a cabo su regreso triunfal con todo el cuidado y detalle que ameritara, y se vengaría de la humillación y tortura que aquellas sabandijas le habían hecho pasar. El problema, sin embargo, fue que su salvadora tenía una misión mucho más importante para ella, y escapar a un lugar recóndito por meses o años no estaba en los planes.

    Meloetta se le adelantó y se colocó en frente de ella con los brazos extendidos y su rostro totalmente enfocado en reproducir la sonata siniestra que mantenía a los captores en la racha.

    - ¡¿Pero qué…?! – Exclamó Palermo con indignación y angustia. Se preguntó a sí misma qué demonios tramaba esa criatura, y el por qué la había ayudado en primer lugar si no parecía cooperar con su escape – ¡Fuera de mi camino, criatura tonta!

    A diferencia del resto de su especie, aquella Meloetta no era un Pokémon tímido o compasivo, sino una criatura sumamente temperamental y completamente despiadada cuando se le provocaba hasta con el más mínimo arranque de ira. Los suficientemente tontos -sin distinción entre humanos o Pokémon- como para poner a prueba su escasa paciencia, sentían el más intenso dolor que ella postergaba haciendo intensos cambios en la frecuencia y entonación de su sonata mortal, hasta el punto de que los mismos buscaban desesperadamente terminar con la agonía bajo cualquier método posible. Negarles esa última voluntad consistía su más anhelado placer y propósito en el mundo.

    Y aunque Palermo, elegida por el Príncipe Oscuro para predicar su palabra, era de vital importancia, tenía que recibir al menos una ligera dosis para aprender de una vez por todas quién estaba al mando por el momento.

    No podía predecir que los hilos del destino la obligarían a postergar su pequeña lección al encontrarse a escasos metros de la mayor amenaza hacia su sagrada misión, y que estúpidamente había olvidado por dejarse llevar por sus impíos instintos.

    - ¡¡PALERMO!! – Gritó Clint enardecido mientras corría hacia ellas con una velocidad sobrenatural – ¡¡SÓLO SALDRÁS DE AQUÍ EN UNA BOLSA PARA CADÁVERES!!

    . . . .​

    No hay dolor.

    Se dijo a sí mismo cuando había logrado ponerse de pie a pesar de que la canción seguía retumbando por todo su cuerpo como si se tratara de una violenta sacudida que golpeaba sus órganos internos. Sus tímpanos, a punto de estallar por la resistencia física y psicológica a la que se estaba exponiendo peligrosamente, evitaban que recuperara el equilibrio y la coordinación de sus movimientos, buscando desesperadamente algún mueble o sostén que le ayudara a avanzar hacia la puerta que la líder del Culto había dejado abierta en su desesperado escape.

    Ya no le quedaba duda alguna. Palermo, la mentirosa y manipuladora mujer que había hecho una tremenda y repugnante actuación de inocencia durante tantos años, había resultado ser la responsable del único evento traumático y despiadado que superaba las pesadillas vividas en su lugar de origen. Y en un momento de duda y compasión, había permitido que ella escapara nuevamente.

    - Esto… esto se acaba hoy… – Musitó mientras se erguía por fin sin ninguna ayuda – Cueste… lo que me cueste.

    Ira, odio, venganza… muerte. En su condición, ningún otro pensamiento podía cruzarse en su mente. La aparente simpleza implícita en aquellas palabras era, sin embargo, sumamente aliviadora, como si la supresión de las mismas hacía años atrás lo habían vuelto vulnerable al efecto de su más mortal enemigo. Pero al hacerlo, corría el riesgo de perderse a sí mismo y todo lo que le había costado tanto trabajo construir: su familia adoptiva, sus amigos, su amor, sus principios… su identidad.

    No le importaba.

    Clint avanzó lentamente hacia su objetivo cuyos pasos por las escaleras podía distinguir detrás de la música infernal que perdía su efecto con cada segundo que se sometía a la voluntad de sus instintos más primitivos y salvajes. Sintió que sus músculos, atrofiados hasta hace un momento, le respondían nuevamente, dispuestos a prestarle el último esfuerzo para cumplir con la sentencia; su mente, completamente despejada y con el único objetivo de hacerla pagar por todo lo que había hecho.

    Corrió a toda velocidad para el último capítulo de su larga búsqueda. Uno que no le importaba escribir con sangre si eso significaba el final del tormento de casi una década. La falsa conclusión de una vida conflictiva que perduraría hasta su último aliento, al igual que la incandescente marca rojiza que, sin saberlo, se había dibujado en su espalda como símbolo de su condena.
     
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    Edmund Daltonic

    Edmund Daltonic J

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    El Culto al Placer. Hasta pronto y gracias por los reviews.
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    Misterio/Suspenso
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    Y aquí la parte dos.

    CAPÍTULO 35. El fin de la aristocracia (pt.2)

    Ya fuese por sus poderosas capacidades psíquicas o la fuerza de voluntad que estaba ejerciendo para no perder por completo la razón después de tan salvaje interrupción de su ritual, Caitlin no había perdido ni un detalle de lo ocurrido. En parte, se sentía responsable de no haber previsto un ataque psíquico tan poco usual en un Pokémon supuestamente pasivo y relativamente débil, bajo los estándares en que catalogaban a las criaturas míticas y legendarias. Peor aún, su forma de intervenir sin consultar a la Comunión o tan siquiera avisar a Olympia, le haría acreedora de una muy grave falta que podría costarle su lugar que había ganado con tanto esmero.

    Caitlin de Valois de Unova…

    La angustia y el dolor cedieron.

    La corrupción que infecta la estirpe de tu familia se extiende por toda la tierra como una enfermedad. Cúrala antes de que el linaje destruya la posibilidad de salvar el futuro.

    - ¡Espera! ¿qué? – Preguntó al mismo tiempo que sentía el control total de su cuerpo nuevamente, junto con una calidez serena y vigorizante que recorría todo su cuerpo. Sin embargo, la incertidumbre que le producían decenas de preguntas que cruzaban por su mente, tendrían que ser abordadas en un mejor momento, pues Elesa, Surge y posiblemente todos los presentes en esa residencia necesitaban de sus habilidades para ser liberados de la tortura de Meloetta – Manos a la obra…

    . . . .

    Para ella, se trataba de un merecido castigo por su indiferencia e ingenuidad ante una perversidad latente y clara que pretendió no ver por años. Incluso si no había sido partícipe directamente en aquellos actos ruines que terminaron por destruir todo aquello en lo que creía, se lamentaba porque sus amigos y seres queridos tenían que pagar esa penitencia con ella.

    Ahí, tumbada en el suelo mientras sufría de convulsiones violentas, se había dado cuenta por fin de la absurda empresa por salvaguardar el inexistente honor de una Orden en la que estúpidamente creyó y sirvió con orgullo, y en la que condenó a sus fieles amigos cuya única culpa fue contagiarse del mismo optimismo tonto e inocente que engalanaba la cruel realidad de un mundo ruin y perverso en la que vergonzosamente se había prestado para convertirse en su máximo exponente.

    Ante el desmoronamiento de sus principios y su futuro para reivindicar la Orden, no le quedaba nada más por el qué pelear. Le daba igual si su corta existencia concluía en esa engalanada y fría esquina del palacio. Perfecta representación de la decadencia que había consumido una orden que comenzó con las mejores y más sinceras intenciones.

    Aún es muy temprano para pensar en el fin, Aria Beaulieu de Kalos...

    La voz que la liberó del encantamiento inmovilizador se manifestó como si se tratara de un último rayo de esperanza entre las tinieblas a donde se encaminaba. Una misión, un propósito que le daría otro sentido a una vida en busca de redención.

    Si tu luz se extingue, entonces no habrá nada que pueda despejar las sombras que amenazan con consumir al primero de ustedes…

    Y así, la primera antorcha encendida milenios atrás por los primeros portadores en un último esfuerzo colectivo por salvar su mundo en el primer conflicto cósmico de su historia, llegó a su fin. Aunque diminuto, y con su historia casi olvidada por un mundo en constante cambio, el faro de esperanza seguía ardiendo con una intensidad tal que alejó a los invasores por milenios, o al menos los mantuvo a raya de cualquier incursión. Y habría permanecido así, de no haber perdido su enlace con el verdadero heredero de su mensaje.

    La primera antorcha se había consumido… de sus tres elegidos recaía la misión de encender una nueva, y más poderosa que hiciera frente al gran enemigo.

    Él... no. Ustedes protegen.

    . . . .

    Como una fiera Pyrorar en defensa de su camada, Meloetta se interpuso rápidamente entre Palermo y el depredador que estaba a punto de abalanzarse hacia ella en un desesperado intento de capturarla. Ni en el peor escenario hubiera imaginado que aquel individuo se hubiese podido librar tan fácil de su encantamiento, desatando un instinto asesino que estaba en poniendo en juego la perpetuidad del Culto con una ira asesina que sólo podían pertenecer a… fue entonces cuando comprendió las palabras que su amo y señor le dirigió para advertirle del otro actor en el escenario de su conflicto, y que no mostraba el menor interés en ponerle la correa a su bestia.

    Un halo de luz rodeó a Meloetta y su protegida, encerrándolas en una esfera impenetrable que fue embestida con fiereza cuando Clint por fin pudo alcanzarlas. La fuerza descomunal del choque fue tal, que la esfera fue arrojada desde las escaleras que daban al pasillo principal de los dormitorios, hasta el otro extremo angosto que conducía a la habitación de la reina. Meloetta se vio obligada a bajar el escudo, agotada no solo por la fuerza de su oponente, sino por mantener su encantamiento bajo tantos objetivos a la vez.

    Desafortunadamente para ella y Palermo, que luchaba por levantarse nuevamente después del impacto, su imparable oponente no desperdiciaba otra oportunidad de agredirlas hasta la muerte. Consciente de la invulnerabilidad psíquica de su enemigo, sin más fuerzas para crear otro escudo, y su carta triunfal aún en una etapa demasiado temprana como para utilizarla, no le quedaban salidas ni recursos para cumplir su misión. Su fin era inevitable.

    ¡Llévala a nuestro santuario! ¡Ahora!

    ¿Cómo pudo olvidarlo? El poder de su amo era absoluto en ese sitio. La simple orden que se le había dado le prestaba una última gota de poder que podía utilizar para hacer su voluntad. Levitó por encima de Palermo al mismo tiempo que utilizaba sus poderes psíquicos para rodear a la aterrada mujer en un haz de luz púrpura que le ayudó a levitar y evadir el ataque segundos antes de que este las interceptara. Sin tiempo que perder, Meloetta destruyó las cerraduras del enorme portón que llevaba al sitio más sagrado del Culto, aquel donde el poder del Príncipe Oscuro podía manifestarse como si se tratara de otra extensión de su dominio.

    Clint ya no soportaría otra burla. Emitió un gruñido desde su garganta como si se tratara de un cazador intimidando a su presa, al mismo tiempo que se preparaba para realizar una hazaña que, de estar en sus óptimas facultades, se habría detenido al menos un segundo para pensarlo mejor. Se colocó en cuclillas por sobre el barandal de mármol, a más de tres metros del salón principal que llevaba al refugio a donde Palermo y Meloetta habían escapado, y de un vigoroso salto cayó al punto exacto que había calculado; sin muestra alguna de que eso le hubiese provocado alguna lesión que entorpeciera su movimiento, a pesar de que había amortiguado toda la fuerza del impacto con simplemente flexionar las piernas.

    Sin ningún segundo que perder, Clint se sobrepuso nuevamente para proseguir con la cacería sin cuartel, ignorando por completo a Ash y Pikachu boquiabiertos y estupefactos ante una impetuosa y peligrosa hazaña tan poco propia en alguien que siempre tenía la cabeza fría, incapaz de perder la concentración en momentos críticos.

    - ¡Clint! ¡Espera! – Gritó Ash en vano, pues su mentor ya había retomado la persecución hacia el lugar de ceremonias por donde sus presas habían escapado. Inmediatamente, y bajando las escaleras con prisa y faltándole el aire, Aria los seguía también de cerca. Sin comprender todavía qué estaba sucediendo, dejó a una aún perturbada Serena en la única posición cómoda que se le podría ocurrir en aquella vertiginosa situación. Se puso de pie y corrió hacia la misma dirección hasta que fácilmente pudo alcanzar a Aria, en parte por la inadecuada vestimenta que ella usaba - ¡Aria! ¿Qué sucedió? ¿Están todos bien allá arriba!

    Aria le dirigió una mirada sorprendida al ver que no sólo Caitlin -quien se había quedado atrás para ayudar al resto de sus amigos-, ella y Clint habían podido vencer el encantamiento. De hecho, ahora se preguntaba seriamente si, al igual que ella, Ash había recibido el mismo mensaje, idea que tuvo que posponer para poner toda su concentración en la persecución – ¡Caitlin está con ellos! – exclamó – ¡No permitamos que Palermo escape!

    Ash asintió. Todo parecía indicar que por fin habían descubierto a la responsable de toda la pesadilla que había comenzado desde la gran exhibición de Serena. Y si bien el objetivo principal de aquella incursión era que los culpables no escaparan bajo ninguna circunstancia, la extraña y agresiva personalidad de Clint que lo hacía ignorar el dolor, era algo que lo mantenía sumamente consternado.

    Los papeles, al parecer, estaban a punto de intercambiarse. Muy probablemente, llegaría su turno en que tendría que hacerlo entrar en razón antes de que se lastimara a sí mismo, o peor: que, en esa condición de completa irracionalidad y nulo auto control, cometiera algo que lo haría arrepentirse por el resto de su vida.

    . . . .​

    Sería la última vez en que ellas estarían bajo las miradas de los cientos de cuadros y esculturas que tanto esmero habían puesto en su curaduría y resguardo. Cada una con su propia y triste historia; algunas inspiradas en el mismo rostro angelical y encantador cuya perpetuidad en el lienzo haría olvidar por siempre el cruel destino que les había deparado después de la hora de despertar de aquel candoroso sueño.

    Palermo, apenas recuperando el aliento y ayudándose con sus cansados brazos para no colapsar después de tantas volteretas y fuertes sacudidas que habían mancillado su delicado estómago, estaba hastiada de tanto maltrato. Pero sin tener idea del porqué Meloetta la había traído a un callejón sin salida cuando tenía una perfecta oportunidad para escapar, y con Clint adentrándose a la Escalera al Cielo para cumplir con su terrible promesa, no le quedaba mucho por arrepentirse. Sólo lamentaba aquel sentimiento de cortedad por haber sido demasiado estúpida como para no prestarle atención a la rebelión que Aria estaba preparando en su contra, y en especial, el hecho de que no podría vengarse de ella.

    Ignoraba que Meloetta, completamente energizada con el poder de la disformidad a la que había jurado lealtad, estaba a punto de jugar una última carta para salir vivas de ahí hasta completar el enlace: revivir el momento exacto del quiebre de su perseguidor. Incluso si fracasar en ese arriesgado intento significaba encolerizar a la bestia de su letargo, y permitir que desatara su furia infinita sobre justos y criminales.

    Está listo.

    Una última estrofa de la sonata mortal. Una entonación que estimulaba las partes del cerebro que custodiaba el recuerdo más traumático de una vida marcada por la violencia y el rencor.

    ¡Al!

    Gritó la atormentada y desesperada voz fantasmal del pasado con la suficiente fuerza emocional como para que Clint se detuviera de inmediato a los pies de los pilares que sostenían la cúpula principal del santuario.

    - No puede… No, no puede ser… – susurró, dando grandes bocanadas de aire para llevar oxígeno a su cerebro, en un vano intento de no dejarse llevar por otro cobarde truco de sus enemigos.

    El asalto a la parte más vulnerable de su mente sólo estaba comenzando.

    ¡¡SÁLVANOS!!

    Tras el éxito del quiebre mental de su enemigo, Meloetta tenía de nuevo el control de las fuerzas psíquicas que el santuario del Culto almacenaba en secreto. Los deseos impuros y las nocivas sensaciones de placer llevadas a cabo a los pies del altar a su señor oscuro, darían nueva vida al espectro del pasado.

    Primero, la orquesta de la locura. Con sus redobles y escalofriantes acordes que estimularon los sentidos de los partícipes en aquel ruin acto de depravación, acompañados por los gritos de aquellos a los que no pudo proteger. Después, la gravosa y sofocante atmósfera de decenas de alientos arrebatándoles el poco oxígeno que les quedaba mientras rogaban por el más mínimo descanso de la tortura a la que fueron expuestos, recibiendo sólo risas y castigos físicos que los más vulnerables no pudieron soportar por más tiempo.

    ¡¡POR FAVOR!!

    Y al final, sólo el frío silencio y el dolor punzante de una hoja encajándose en su pecho. Acto seguido de un calor intenso que se propagaba a medida que la sangre escapaba a borbotones y lo hacía perder el conocimiento de inmediato hasta colapsar violentamente en el reluciente mármol. Una muerte lenta y agonizante que sólo se postergaba por el infinito rencor que sentía por los responsables de haberlos engañado tan vilmente; por su ingenuidad al creerse libre de los recuerdos de su detestable lugar de origen y, sobre todo, por su ineptitud para salvar a sus seres queridos cuando más lo necesitaban.

    Fue ahí donde él lo encontró…

    Almagor…

    El desdeñado nombre que se le dio, aquel que creía haber sepultado junto con todas las memorias de su tormentosa niñez inmediatamente después de su escape, y que no se había usado para dirigirse hacia él desde entonces, resonó en su cabeza asediada por las sombras del pasado. La voz espinosa e infame, como la de un habitante de los abismos de fuego, no portaba un mensaje de luz y esperanza, sino uno de aniquilación y conflicto eterno del que nadie podría escapar.

    ¡¡¡¡¡QUÉMALO TODO!!!!!

    ¡¡¡¡AAAAALLLLLL!!!!

    Clint se dejó caer de rodillas al mismo tiempo que presionaba su cabeza para aminorar el insoportable dolor físico y mental que recibió después de un embiste a la parte más frágil de su psique, exacerbado por el último grito de auxilio de la primera persona a quien consideró su verdadera amiga. Aquella cuya pérdida lamentó más que a ninguna otra que haya sufrido desde el inicio de su cruzada.

    - ¡¡SARAH!! – Gritó desgarradoramente como muestra del tormento que sentía por no haber hecho más por salvarla a ella y a todas las víctimas con las que compartió un vínculo fraternal.

    Un torbellino de luces psicodélicas y música hipnótica hacía distorsionar la realidad a medida que el hechizo de su encantadora se hacía menos latente. Al haber logrado su cometido, no tenían razón para postergar la tortura y provocar más a un enemigo al que no podían enfrentar aún. La retirada después de una humillante derrota era la única opción a la que los había orillado, pero no el resultado final de una guerra lejos de concluir.

    - ¡Clint! ¡Clint! ¿Estás bien? ¡Contéstame! – Gritó Surge al dar por fin con su atormentado amigo después de liberarse de la maldición de Meloetta. Detrás de él, Elesa, Serena, Ash y Aria llegaban con paso apresurado para dar

    Clint, quien hasta entonces había permanecido con la mirada totalmente perdida, reaccionó de inmediato. Vio a Surge y después dio un rápido vistazo al santuario en un vano intento de encontrar a la delincuente y su cómplice – ¿En dónde está? – Preguntó con un tono extraviado y mordaz que no recibió una respuesta inmediata – ¡Ellie! ¡Dime en dónde está Palermo!

    Elesa le dirigió una mirada cabizbaja que ocultaba la dolencia que compartían todos por el resultado de su valiente, pero infortunada misión. Clint se puso de pie sin mirar a nadie o decir palabra alguna, como si estuviera en una especie de trance que utilizaba para sobrellevar el fiasco en el cierre de un capítulo que estaba ansioso por concluir. Caminó un par de metros hacia uno de los pilares principales que sostenían la cúpula del templo y, abandonando cualquier pensamiento racional y dejándose llevar por el dolor y la extrema frustración de otro fracaso, descargó toda su ira con un grito estridente que hizo eco por todo el palacio, y el crujir de sus dedos meñiques al impactar con ímpetu la construcción de concreto.

    - ¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA! – Tres veces más golpeó la columna con sus manos maltrechas. Una mutilación que se auto infligía como penitencia por no haber hecho lo suficiente para capturar a aquellos monstruos que seguirían haciendo de las suyas.

    - ¡Clint! ¡Tranquilo! – Exclamó Surge al mismo tiempo que él y Elesa iba en su auxilio para evitar que se hiciera más daño.

    Clint dio media vuelta y se dejó caer de espaldas recargado del pilar – ¡Era ella! – Sollozó. Ignoraba el temblor de sus manos lastimadas y el dolor palpitante que las hinchaba lentamente – ¡La que nos hizo esto! ¡Era ella y dejé que escapara!

    Elesa lo rodeó con sus brazos y colocó su cabeza en su pecho – Tranquilo, tranquilo. Aquí estoy… – Susurró con un tono dulce y aliviador. Nunca lo había empleado con él, pero tampoco lo había visto tan perturbado como ahora – Todo estará bien.

    Para Ash y Serena, aquel momento era sumamente doloroso y perturbador. Ver a alguien a quien tenían en tan alta estima quebrarse de esa manera, aún con una voluntad de adamantio y una actitud que incitaba a otros a no perder el control en medio de la misión, les daba una lección que inconscientemente él les acababa de enseñar: que toda persona, por muy fuerte y tenaz que pareciera, tiene su límite. Y cuando este se alcanza, a veces no es posible salir victorioso.

    - ¿Quién es Sarah? – Preguntó Ash sin querer, puesto que creyó que había realizado aquella interrogante en voz baja.

    Nadie respondió.

    . . . .

    Un par de horas después, cuando todo se había calmado y los aun afectados por el hechizo comenzaban a despertar de su letargo, Olympia y otros representantes de la Comunión habían llegado para investigar la actividad psíquica del sitio y poder dar con una respuesta. Junto a ellos, y a petición de Anabel por órdenes de su superior, las autoridades no tardarían en comenzar con la investigación de todo el recinto, y eso incluía interrogar a todos los involucrados. Pierre y Siebold ya se habían adelantado al proceso, y estaban con el organismo adecuado para atender su caso, mientras que Clint y su grupo, exhaustos tanto física como emocionalmente, permanecieron en uno de los salones recreativos que Aria les proporcionó para reflexionar y esperar la resolución de lo que harían a continuación. Pero con él aún sumido en un silencio total, y aislado del resto mientras se sentaba en el sofá de la esquina, dependía de Surge y Elesa decidir lo que harían.

    De pronto, la puerta del salón fue abierta por Caitlin con noticias de lo recabado hasta ahora. Un poco más tarde de lo esperado en parte debido por la reprimenda recibida por Olympia después de su impetuoso acto sin consentimiento de la Comunión. De no ser por la rapidez en la que tenían que trabajar para no perder el más mínimo rastro dejado por las fugitivas, su regaño habría sido más largo y severo. No obstante, no podía descartar que le esperaba una muy severa lección que amenazaría su lugar en la Comunión.

    - Buscamos hasta el último rincón, pero… – Dijo con un tono poco alentador, pero predecible.

    Elesa asintió – ¿Qué hay de la actividad psíquica?

    Caitlin meneó la cabeza – Es una firma de energía que jamás habíamos detectado antes. Tomará algún tiempo estudiarla y hacer un mapa astral para obtener alguna pista – Dijo. No pudo evitar dirigir su atención a la única persona que, sorprendentemente, no había ido a recibirla – ¿Él está…?

    Elesa volteó a verlo. Estaba de espaldas, y permanecía tan imperturbable como cuando le habían vendado sus heridas – Nunca lo había visto así – Dijo – Dejémoslo solo por ahora.

    Sin nada más por decir, optó por retirarse para proseguir con la investigación. Lamentaba que la tensión en la atmósfera fuera tan pesada, pues en realidad deseaba compartir con ellos el mensaje que había recibido de aquella voz misteriosa que, aunque todavía debía confirmarlo, se trataba de un rayo de esperanza sobre el tétrico escenario. Pero con tantas emociones en un solo día, era mejor esperar.

    Pero el silencio incómodo y desalentador pronto desaparecería cuando Serena, no soportando ver más que su amigo y mentor se había recluido en su propia prisión, decidió que tenía que intervenir. Quizá, pensó, las circunstancias eran completamente diferentes, pero había descubierto después de ir venciendo su timidez, que tener a alguien a su lado para compartir los malos ratos, siempre resultaban de forma positiva para ella. De hecho, él también solía pensar así, y en numerosas ocasiones le había mostrado su faceta más tierna y discreta para que ayudarle a vencer sus temores. Era momento de regresarle el favor.

    Sin que nadie se diese cuenta, Serena se dirigió hasta donde se encontraba Clint. Se acercó el sofá para quedar frente a frente y, usando su aun inmadura sutileza, comenzó - ¿Es un recuerdo triste? – La pregunta llamó la atención de todos. Bebe casi la jala del brazo para que no interrumpiera en un momento sumamente delicado, pero la tenacidad de la joven pudo más que un mero asunto de cordialidad – ¿Quieres contarlo?

    Sus ojos inexpresivos se clavaron en ella. No deseaba hablar de eso ahora, o tan siquiera pensar en eso, aunque era una proeza imposible para su condición actual. No obstante, narrar la historia de su pasado a ellos no era una idea que había decidido omitir, y desde hacía un par de días ya estaba planeando el cómo podía transmitir un tema tan delicado hacia chicos tan inmaduros… o eso es lo que pensaba hasta el día de hoy, cuando ellos le demostraron todo lo contrario.

    - Muy bien… – Dijo. Aria, creyendo que ese asunto personal no era de su incumbencia, decidió abandonar el recinto para que el resto pudiera escuchar – No… quiero que tú lo escuches también – Indicó. No por simpatía, sino porque ella más que nadie debía darse cuenta de la pesadilla que había ayudado a postergar.

    Serena sonrió al ver que su pequeña empresa había tenido éxito. Ayudó a Clint a girar el sillón para que todos los presentes, salvo Elesa, Surge y Bebe, escucharan por primera vez la crónica de una vida difícil.

    Una vez en posición y con la atención de todos fija en él, Clint tomó una gran bocanada de aire para darse valor. No sabía exactamente por dónde empezar, o cómo podía resumir tantos eventos ocurridos en sus poco más de veinte años de vida, así que lo haría con aquel nombre del que había renegado y enterrado hasta ese día.

    - Almagor… – Dijo – Ese fue el nombre que se me dio después de ganarme mi lugar en uno de los clanes de la tierra de donde vengo. Y Serena y Ash ya lo saben… – Tomó otro respiro. Esperaba que la revelación no despertara prejuicios entre los presentes – Nací en la tierra salvaje de Valkia.

    - ¿La tierra de nadie? – Intervino Aria con desconcierto. Antes de entrar el mundo de las exhibiciones Pokémon, ella solía leer cualquier texto que viniera a sus manos, y uno de ellos, en particular, se había grabado en su memoria por la descripción de un lugar perdido en una época más primitiva – ¿Es tan… terrible como lo describen?

    - Un páramo desértico y despiadado donde sólo se obedece la ley del más fuerte y cualquier signo de debilidad es eliminado… sí, sólo que es peor – Respondió – Yo, eh… era lo que llaman un desadaptado que no pasaba un día sin que deseara escapar de ahí a la menor oportunidad. Ya fuese escabulléndome en las caravanas de los únicos comerciantes que todavía se aventuraban a negociar con los pueblos vecinos, o perdiéndome a propósito en alguna patrulla de exploración hasta que me encontraban y… bueno… – irguió su brazo derecho para señalar la espalda maltrecha que había despertado inquietud un par de días atrás – muchas de esas marcas las obtuve como reprimenda después de esos fracasos.

    - ¿Cómo pudiste escapar de ese lugar? – Preguntó Ash.

    - Viví en ese infierno hasta los doce, trece años. No sabría decirles con exactitud, pues nunca se nos dice la fecha de nacimiento… como sea; un día, una persona que jamás había visto apareció mientras buscaba a solas algo de comer. Decía ser uno de los representantes de un grupo de buenos samaritanos que rescataban a niños de zonas conflictivas y les daba una nueva vida en un lugar más civilizado donde tendrían daría refugio, comida y educación básica para poder salir adelante. Acepté de inmediato y fui sacado de ahí después de… algunos sacrificios que tuve que hacer para lograrlo… – tragó saliva. Otro mal recuerdo que se reservaría para otra ocasión – Tomé un barco que me llevaría a la región Kanto y de ahí a ciudad Azulona para ubicarme en un hogar temporal, junto con el resto de aquellos niños que también habían sido rescatados. Pero pronto descubriríamos que esa nueva vida tenía un precio.

    - ¿Eran muchos? – Preguntó Serena.

    - Dieciocho los refugiados de distintas partes del mundo que nos trataban como sirvientes en las frecuentes fiestas de aquellos supuestos filántropos. No me importaba, en realidad. Cualquier cosa era mejor que seguir viviendo en Valkia; además… ahí conocí a las primeras personas que fueron genuinamente amables conmigo… una de ellas era Sarah – Dio una última exhalación antes de la narración que expondría los horrores vividos aquel día – Y lo que le hicieron a ella y a todos nosotros hace ocho años, es la razón de toda esta locura.


    TO BE CONTINUED…
     
    Última edición: 8 Mayo 2017
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    J.Nathan Spears

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    Al fin me tiré estos dos episodios xD. Ufff... tardé, pero valió la pena.

    Me encantó ver a Palermo sufriendo. Y claramente se ve que aún su rol no ha terminado, puesto que no la alcanzaron a matar. Pos sí, como dicen, hierba mala nunca muere. Esa Meloetta está confirmada ya como leal seguidora de la Disformidad. Eso sí que es algo interesante... me gustaría conocer más a fondo a La Disformidad y a esa Meloetta en concreto. No obstante, sé que habrá que esperar.

    Ah, pobre Clint... al menos ya se sabe la razón de su locura. Esa tal Sarah debió ser una chica muy buena... es una lástima que los buenos mueran jóvenes... o, en el caso de Philip, renazcan (?) siendo anti-héroes cuyas verdaderas motivaciones son un jodido misterio xD. Y hablando de eso, me parece estrafalario que no se viera más de su encuentro con su vieja y desquiciada madre.

    A todo esto, puede que haya olvidado parte de lo leído en los primeros episodios, pero no sé quién rayos es esa voz que comienza diciendo "Él protege" y luego termina por salvar a Ash, a Aria y a Caitlin de que sus cerebros se achicharren, con mensajes de esperanza.

    Y bueno, al menos Serena demuestra ser algo útil... haciendo que Clint deje de estar tan "enjaulado" (creo que esa es la expresión correcta) y logre revelar sobre su pasado. Uuuh... creo que esta versión de Serena está gustándome mil veces más que la encarnación animé que no fue más que un Fanservice con patas xD.

    A esperar el (o los) episodios que se vienen xD. Y tranquilo, yo también a veces dejo que mis trabajos se empolven. No hay de otra, pues tenemos asuntos más importantes qué resolver fuera del internet n_nU

    Nos veremos en otra, mi pana :V
     
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