Ciudad Témpera

Ian

Tras la intensa batalla, me senté en una pequeña banca en uno de los modestos pero cuidados parques de la ciudad. Tras un rato recostado en ella sin hacer realmente nada, rebusqué entre mi mochila a ver si encontraba algo para comer o beber. Tras revolver un poco dentro de ella, apartando la basura que había estado acaparando dentro de ella desde el comienzo de mi viaje y demás cosas, como el traje de anciano. Sentí un poco de curiosidad y, lentamente, lo acerqué a mi rostro. De inmediato noté la mala idea que había sido.

¡Tenía que lavarlo cuanto antes!

Tras aquel incidente, seguí hurgando un poco, encontrándome con un jugo. Estaba caliente, pero no estaba tan malo, por lo que me lo bebí de buena gana. Cuando me lo terminé, me quedé un rato más sentado en la banca, tratando de descansar. Probablemente me quedé dormido en algún momento, pero desperté sobresaltado y con la boca seca. Comencé a reacomodar mi mochila con la intensión de marcharme a otra parte, cuando encontré entre mis cosas la Flauta Solar. Aquella que, hacía ya un tiempo, nos ayudó con las leyendas del Caballero y el Sol. Y, con aquellos recuerdos, llegó otro: El de aquel espectro que habíamos estado investigando hace tiempo, y cuyo caso aún no estaba ni de cerca cerrado. Con mayor decisión que nunca, tomé mis cosas y me dispuse a partir.

Cuando iba a tomar la ball de Salamance se me ocurrió que, tal vez, no sería mala idea avisarle a los demás involucrados. Además, yo no tenía el mechero. Por lo que le envié un rápido mensaje al chico del Hada Soñador; Hubert, ese era su nombre, o al menos eso decía en los informes. Realmente no era muy bueno recordando ese tiempo de cosas.

Con los demás avisados, Salamance despegó hacía las ruinas del antiguo Pueblo, y una pequeña melancolía me invadió fugazmente, antes de apartarla de mi mente.

 

Ante el asentimiento de Ukita, liberé a Archeops para volar a Témpera. Pobrecito, no tenía ni un descanso... tendría que evitar usarlo en la batalla que mantuviese.

La velocidad del tipo roca no era ni mucho menos la de aquel Natu, así que la velocidad fue aminorada considerablemente para mantener el ritmo. Una vez llegamos a Témpera pedimos que nuestros pokémon aterrizasen cerca de la imponente torre, en la cual entraríamos en escasos segundos.

—Muy bien, ya hemos llegado. Y parece que no hay nadie dentro, ¡genial! Así podremos combatir los dos. ¡Vamos, nos están esperando! ¡Mucha suerte!

Contenido oculto

@Fabian venga pa'cá (?

 

Natu y Archeops nos dejaron cerca a la gran Torre, donde todos los entrenadores demostraban sus habilidades: La Torre Desafío.

—¡Llegamos en buen momento entonces!— Le di una palmada en la espalda a Lucas, deseándole suerte de igual forma. Hecho esto, entré al edificio.

 

Debía ser alrededor de medianoche cuando aterricé en Ciudad Témpera. La noche era silenciosa, y poca gente transitaba las calles de la ciudad, pero por lo menos no hacía demasiado frío. Tras pedirle a Skarmory que me aguardara allí, ingresé al centro pokémon de la ciudad.

Dentro del edificio no había más que Joy y su Togepi en el mostrador; al parecer, los entrenadores que se encontraran allí por la noche ya se encontraban en la cama. Llegué hasta el mostrador y, tras intercambiar saludos con mi hermana, le mostré el holomisor destruido. La enfermera analizó el objeto roto un momento y luego aceptó llevarlo a un especialista para arreglarlo por la mañana. Luego de un rato de amena charla, decidí partir cuanto antes, pues calculaba que en todo el tiempo que había tardado las chicas ya debían haber llegado a la isla, que era mucho más cerca que la ciudad.

—Oh, cierto, las proviciones… —musité antes de irme, volviéndome hacia Joy.

La enfermera me concedió unos onigiris y unos sandwiches que tenía guardados en la nevera del centro, así como también varias raciones de comida pokémon. Tras agradecerle enormemente, guardar todo como pude en mi bolso y darle un último abrazo, abandoné el centro y emprendí vuelo hacia Isla Artistas… sólo esperaba no llegar demasiado tarde.

 

¡Bien, una victoria al fin! Hacía mucho que no recordaba lo que se sentía al ganar... Ah, sentaba bien ver cómo tus pokémon iban poco a poco mejorando. Al salir de la torre fui al CP y pedí una habitación una vez Joy me indicó que los combatientes habían sido restaurados por completo.

Subí a la habitación saltando los escalones de dos en dos. Busqué por los pasillos el número asignado y entré a descansar. Las llaves fueron a parar a la mesa, lanzándolas desde la cama en la que ya me había tirado. Con la cabeza mirando al techo comencé a preguntarme cómo podría seguir mejorando. Hacía tanto ya que había empezado esta aventura... Y aún sin saber por qué. No sabía bien qué quería, si simplemente divertirme, aprender, hacer amigos... ¿un poco de todo, quizá? Conforme pensaba mis ojos se iban cerrando e iba cayendo en el sueño.

Había sido un día largo... Muy largo...

—Uaaaah. —Un bostezo como última señal de vitalidad restante en mi cuerpo antes de comenzar a soñar.

***

"—¡Vamos, Lucas! Esta vez seguro que ganas. ¡Yo confío en ti, sí señor!...

—¡S-sí, esta vez pienso ganar! ¡Vamos, Starly!

—¿Starly? No sé si es la mejor opción contra un Shinx... ¿Por qué no lo piensas mejor?

—¿E-eh...? ¿Me he equivocado, lo he vuelto a hacer mal?

—¡N-no, no! Para nada, pequeñín. ¡Es muy buena elección, sí! ¡Que empiece el combate!"

***

¡Plaf! No era bueno moverse tanto en la cama, definitivamente. Me caí de la cama despertando del sueño, aún algo adormilado.

—Es... es... ¿qué ha sido eso? —me pregunté algo extrañado, incorporando el cuerpo para sentarme en el suelo. Las sábanas con las que me había arropado se me habían enrollado en los pies—. Mi Starly... Hace tanto que no le veo, ¿cómo estará? ¿Seguirá cuidándolos?

Hum... Seguía pensativo, rememorando mi pueblo natal. Hacía demasiado tiempo que ni siquiera me acordaba de mí región, de mi familia, de mi vida. De mi promesa. Era de día, y seguí encerrado en el CP. Otro día empezaba, otra oportunidad para entrenar y seguir creciendo. Otra oportunidad para regresar a la torre.

 

La ciudad de Témpera de nuevo me acogía. Otra derrota a mis espaldas. Nada que no pudiese sobrellevar con algo de acción. Frecuentar la torre era divertido, mucho, pero tan a menudo resultaba algo pesado. Digo yo que habría otras formas de entrenar, ¿no?

Un buen descanso en la habitación, con un baño caliente para relajarme y pensar algo con lo que mejorar y pasar el tiempo. Mis acompañantes ya habían sido recuperados por una buena profesional como lo era Joy y ya estaban dispuestos a volver a salir a la carga. Pero... se estaba tan cómodo en la habitación.

—Bueno, en un rato salgo...

 

Hicimos una parada en la ciudad antes de adentrarnos en la caverna, ya que después de todo debía curar a todos mis pokémon que salieron dañados tras el combate contra los Arces. Aún así, no tenía mucho tiempo para perder, así que en cuanto aterrizamos frente al Centro pokémon le pedí a Salamence que esperase a fuera, que no tardaría mucho.

—Buenos días —exclamé, tras cerrar la puerta del edificio tras mi espalda—, ¿Podría curar a tres de mis pokémon por favor? Estuvimos en un combate hace poco y sufrieron varias heridas —había estado trabajando en mi voz amable un buen tiempo; analizando los hechos de manera objetiva, las cosas eran mucho más fáciles si las personas con las que tenías que tratar estaban contentas. Si para ello debía mostrarme como una persona alegre, lo haría. Tampoco era especialmente difícil.

Y efectivamente la enfermera sonrió y asintió tranquilamente, mientras procedía a tomar las balls y ponerlas en la máquina de curación.

Unos pequeños zumbidos comenzaron a zonar.

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—Bueno, hemos llegado —le dije al pokémon dragón, mientras aterrizábamos en la entrada a la Caverna Témpera. La última leyenda estaba a muy poco...

 

Ian

Desperté pasada una o dos horas; era cierto que salí primero que Chad de la cueva, pero estaba tan cansado que, tras ir al centro pokémon y pedirle a la enfermera Joy que curase a mis pokémon, no se me ocurrió otra cosa más que recostarme en una de las sillas de espera y echarme a dormir. Era verdad que los combates mortales ejercían una gran presión tanto física como mental. Sin embargo, tras finalizar el combate aquella carga no desapareció.

Había sido yo quien capturó a la Trituradora Chispeante en la caverna, y por tanto de ahora en adelante era mi responsabilidad total el evitar que ocurriese una tragedia como la de Gran Campeonato pasado. Debía permanecer alerta siempre, pues Eelektros podía salir de su pokeball en cualquier momento. Por supuesto, mis labores no se limitaban exclusivamente a tener los ojos puestos encima de él, sino que debía hacer todo lo posible para hallar la manera de que Eleektros volviese a ser un pokémon común. Karina había dicho que fue objeto de los experimentos del P.A.M. (Proyecto de alteración molecular, del que sabía un poco por el caso de la CSG), por lo que si daba con ellos, tal vez lograría algo.

Por ello mismo, en cuanto recuperé a mis pokémon salí del C.P. y fui a buscar a Karina por los alrededores. Más concretamente en el lugar donde me derrotó la última vez.

Contenido oculto

@GalladeLucario

 

Los cabellos oscuros se mecían con lentitud a su espalda cuando ella apareció, acompañada de Ferraligator, tras Ian. Alzó su voz cuando lo identificó como el chico de hacía no demasiado tiempo:

—Vaya, el chico que atrapó a Eelektross... veo que sigues por los alrededores. Hmpf. ¿Buscas algo?

 

Ian

Por suerte no me había equivocado: aún seguía aquí. Y le acompañaba aquel Feraligator que nos aplastó en su tiempo; me pregunté que pasaría si los enfrentáramos ahora, pero no era el momento de pensar en ello.

—Quería preguntarte si podrías contarme todo lo que averiguaron tú y tu amigo sobre el P.A.M. —le respondí—. Mis conocimientos sobre el tema se reducen a lo poco que me contaste en el Laberinto y a lo que me enteré en uno de los casos de la CSG sucedido en Acuarela —¿Había sido allí? no lo recordaba con claridad—. Habían llevado a cabo experimentos con el Togepi de un chico, pero poco más supe de ello.

>>Tomando en cuenta que ahora Eleektros es mi responsabilidad, prefiero estar del todo informado sobre el asunto. Tal vez alguna vez exista algo que pueda hacer.

 

Karina se cruzó de brazos, cerró los ojos y tomó aire.

—El Proyecto de Alteración Molecular: PAM, para abreviar. Al parecer, existen una serie de científicos radicales que ansiaban experimentar con pokémon y con otros seres humanos, que desde hace un par de años comenzó a asociarse para llevar a cabo estos experimentos de forma ilegal, después de haberse prohibido, por supuesto.

>> Hasta donde sabemos, este grupo de científicos de ideología radical busca crear pokémon superiores genéticamente a los comunes a raíz de la alteración de las células y tejidos de los pokémon. Creemos que buscan convertir a los pokémon en armas, más que en seres vivos. Lo preocupante es la magnitud a la que han llegado estos sujetos... sus dirigentes financian el "Proyecto" con fondos y recursos, y de ese modo sustentan las investigaciones de estos científicos ilegales, a cambio, por supuesto, de obtener a cambio algún beneficio, probablemente, pokémon con una determinada manipulación genética para quién sabe qué fines.

Suspiró.

—Hace algún tiempo descubrimos que el jefe de la Compañía Óleo era uno de los principales financiadores de este proyecto, y que la empresa no era más que una tapadera para servir de centro de operaciones a los miembros del mismo. Además, como dices, en Acuarela se resolvió hace no demasiado un caso que involucraba a un tal Henry. Al parecer, ese hombre se dedicaba a las inversiones, y una de sus principales apuestas también era el PAM, participando en la dirección y gestión de éste.

>> Pero bueno, eso es todo cuanto sé.

 

Ian

Asentí. No me había revelado nada excesivamente importante, pero al menos era algo.

—Entiendo —quise pensar en si había algo más que quisiese preguntarle, pero, por el momento, no se me ocurría otra cosa—. Bueno, gracias por tu tiempo —añadí, haciendo un gesto de despedida con la mano— tal vez algún día venga a retarte de nuevo, y esta vez no sucumbiré bajo mi propio Blastoise.

Comencé a dar la vuelta y a abandonar el lugar hasta que algo se me vino a la mente. Tal vez, ella, siendo ex-campeona supiera algo. Súbitamente me volteé de nuevo hacia ella.

—... ¿Sabes algo del equipo Gamma?

 

Karina estaba apunto de seguir su camino al oír las últimas palabras de Ian, cuando éste volvió a hablar. Se giró abruptamente ante la pregunta, y le miró mientras respondía con lentitud:

—No creo saber mucho más que tú... más allá de que son un grupo de maleantes que ha dado muchos problemas últimamente y que andan molestando, persiguiendo algún objetivo del que no tenemos noticia.

Meditó, con la mano en la barbilla, reflexiva.

—¿Por qué lo preguntas? ¿Qué sabes tú de ellos?

 

Ian

—No mucho, igual que tú —respondí—. Sólo sé que su alcance e implicaciones es aún más alto del que puede que te imagines. Al parecer el objetivo principal de la líder, Gamma, es conseguir algo denominado "energía vital" en cantidades industriales para algún objetivo que, como bien dices, desconozco.

>>Sin embargo, por lo que sé, los científicos del equipo en realidad hacen lo que les viene en gana. Cada uno busca un objetivo propio ajeno al del grupo en general. Uno de ellos, cuyo nombre clave era Ómicrom, fue el responsable de la destrucción de pueblo brocha. Había creado un ente parasitario que salió de control. Iota era la responsable de la aparición de los llamados espejismos en Galeia; ambos se encuentran actualmente muertos. Kappa es el tercer científico del cual francamente no se mucho. Y luego está la que creo fue en algún momento la cuarta científica del equipo, y la primera en hacer contacto con el llamado Mundo espejismo. Su nombre clave... era Tau.

 

Ya fuera de la caverna, viendo el sol de nuevo, me desperecé. Hacía mucho que no veía el sol, ese laberinto era claustrofóbico.

Lo primero que hice una vez fuera fue ir al centro pokémon, donde recuperé a los debilitados contra la trituradora. Después, sobre Archeops, partimos hacia... donde fuera que estuviera la escuela, yo que sé. Archeops se sabía el camino o eso creo.

 

Karina escuchó las palabras de Ian con atención, y enarcó las cejas y frunció el ceño abruptamente nada más oírle decir aquello.

—¿Tau? No es posible. Sólo conozco a una Tau, y no se trata de ningún nombre en clave. Tau es su nombre natural, y era la hija del profesor Abeto, y... fue una de las holders de primera generación, aunque su tránsito por el Campeonato no fue demasiado asiduo. Más bien parecía estar persiguiéndome. Aún recuerdo sus ojos rojizos, analíticos, que parecían estar siempre observando cada uno de mis movimientos.

Karina pareció tener un escalofrío.

—Desapareció hace algún tiempo, y nunca se volvió a saber de ella. ¿Miembro de esos Gamma? No termino de creer que eso sea posible.

 

—Sin embargo, los hechos apuntan a que lo era —respondí, tras que terminara de hablar—.

Si bien no había logrado sacar nada en claro, ahora sabía que Tau era la hija del profesor de la región y, si hablábamos de la misma Tau, Iota también sería hija del profesor Abeto. La única manera de comprobar si las dos Tau eran la misma persona era ir a hablar con el profesor Abeto.

Iría en cuanto solucionase otros asuntos pendientes que tenía.

—Como sea, no te quito más tu tiempo. Hasta luego.

Me alejé de Karina y su Feraligatr, pero a diferencia de la última vez, no regresé. En su lugar, Salamance y yo alzamos vuelo.

 

Justo frente a la puerta de la torre desafío fue donde Archeops me dejó. Mi brazo estaba rojo del viaje que había pasado, y la camiseta algo desgarrada, pero al menos fue rápido. Era obvio lo que quería después de tanto tiempo sin combatir, así que no pude negarle el capricho. En verdad, yo también quería combatir. Tendríamos que poner a prueba los resultados del entrenamiento contra la trituradora.

Haciendo los preparativos me adentré en el edificio, deseando que estuviese libre para un combate.

—¿Nivel intermedio de nuevo, o adentrarse al difícil? —me pregunté a mí mismo. Sin embargo, aunque me apetecía mucho probar el nivel más alto, no consideraba que estuviera a la altura.

 

Contenido oculto: Holi :D

... Lo lamento mucho, tardo demasiado en todo D:

Elisa Daroch.

Apenas aterrizamos frente al Centeo pokémon de la ciudad baje del pokémon, Drifloon siguiendo mi camino, ayude a Talía y cuando ella tocó el suelo regrese a Altaria.

—De verdad lamento esa salida tan apresurada —volví a disculparme —, es sólo que... Sentí debíamos alejarnos de la mansión —expresé mirando a otro lado, esa era la verdad, una extraña verdad, yo no solía sentir la necesidad de apartarme de un hogar para fantasmas pokémon, pero en esta ocasión, había sido simplemente imposible quitar el sentimiento —. Te compensaré el combate de alguna forma, espero no estés molesta.

Me giré para dedicarle una amable sonrisa, esperaba que Talía no estuviese molesta, dejar así un combate y obligarla a dejar un lugar no era algo del todo bueno, pero no podía abandonarla, no podía simplemente marcharme dejándola a su suerte y después de lo pasado menos razones tenía para ello.

Suspiré un poco ansiosa, era mucho para un día, para una vida, necesitaba algo dulce, estaba segura me habría bajado el azúcar por el susto.

—¿Qué te parece si ahora vamos a comer? —sugerí mostrando una sonrisa amable —, si no mal recuerdo, yo te debo algo de comer.

 

Al salir revisé mi poké-reloj para ver la hora. Aún no era muy tarde, así que podría hacer algo más. ¿Pero qué podría hacer? Revisé mi holomisor y encontré un mensaje de lo más curioso. Abeto nos había avisado a todos de que se habían encontrado nuevos pokémon, y una "nueva región". ¡Eso no podía perdérmelo por ningún motivo!

Archeops y yo nos miramos, sabiendo qué estaba pensando. Así era: tocaba viajar al laboratorio.

Que por cierto... ¿dónde estaba?