Una ya extraña sonrisa se pintó en su cara, como el reflejo de una dalia en un lago de agua cristalina; esa misma dalia inundaba el lago y lo convertía en un hermoso deseo de dulce por un diabético. Sus ojos eran un atardecer pintado por unas manos llenas de cayos, unas manos experimentadas en tomar pinceles, lienzos y tomar cerveza; luchando por sus sueños cada noche, deseando algún día ser un pintor de calibre mundial. Por las noches derramaba lágrimas de rabia al pensar en el ya decadente arte abstracto. Su nariz, llena de pecas naranjas y tiernas, como un peluche que, más tarde que temprano, se rompería dejando salir su relleno, nada era para siempre, las dalias al final se marchitaban, el lago se llenaba de petróleo gracias a las malditas empresas; pero esa nariz tan perfecta recordaba una estatua de mármol, la perfección, le decían. Esas pecas pintaban el oxígeno de su cara, lo convertían en ácido sulfúrico, ¡Diablos! Eran hermosas, más que el atardecer visto desde el cristal polarizado, más hermoso que poner en silla de ruedas a aquella policía mala gente que para en medio del camino y, con sus tontos derechos, empieza a requisarte. Esos rosados labios, ya usados, ya malgastados por una saliva que los roía como acido; no eran los suyos, aunque ya había visto que cuando quería algo lo conseguía, el arte paga, y tener una hermosura era el pago más respetuoso. Sus orejas mostraban la decadencia de las flores, el reflejo se borraba y la paciencia se agota. Se limpió las manos y preparo una infusión para borrar las huellas.
Me han gustado las exquisitas descripciones que has usado para este microrrelato, la verdad. He de decir, que hacia el final, en los últimos dos párrafos, todo se me tornó de una manera completamente distinta a como lo iba entendiendo. Al principio pensé en que simplemente era un pintor que contemplaba su bella obra y reflexionaba sobre ella y hacia el final, no sé por qué, creo que con intención tuya, ya que pusiste el factor de la policía y de las huellas, todo se tornó como la escena de un crimen. Y un asesino contemplando su bella hazaña, quizás o seguramente un psicópata. No sé si soy yo que lo he interpretado mal, pero eso me quiso transmitir el final. Ha estado bien y me ha hecho pensar un poquito y releerlo un par de veces, para ver si había entendido mal. Pero bueno, si se toma de una forma literal, supongo que puede ser de lo más inocente. Me ha gustado. ¡Un saludo!
Lo has entendido; es justo eso lo que se pensaba transmitir desde el principio. En si, es un asesino/psicópata admirando su propia obra del crimen.
Interesante. Realmente no encontraba del todo la relación con el final, pues como Ichiinou, también pensé al principio que se trataba de un pintor y de pronto nos pones lo de la policía y lo de borrar las huellas y supe que algo más había detrás de todo... lastimosamente no me llegó a mí por más de que releyera el relato otra vez y si no fuera por el comentario que dejó mi compañera, no lo habría captado. Pero me gustó, en cuanto supe la idea, volví a releer y todo quedó claro. Insisto, interesante. Muy buenas expresiones, por cierto, muy detallistas y profundas... al final se nota que el sujeto es un psicópata. Y nada más, un gusto leer algo de tu autoría. Sin más que añadir, me despido deseándote lo mejor hoy y siempre. Te cuidas mucho. Hasta otra.