Ciencia ficción Los extraños

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Manuvalk, 2 Septiembre 2016.

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  1. Threadmarks: Parte Final / Capítulo 3: Bienvenidos al Vortex
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Capítulo 3: Bienvenidos al Vortex



















    — Alerta, alerta: sistemas operativos destruidos. Control de la nave fallido. Nave a la deriva. Fuga de oxigeno, sistema de emergencia dañado. Se ruega a todo el personal la evacuación rápida de la nave. Colapso total de los programas de defensa y daños irreparables.

    [...]


    Una hora antes...



    — Ya estamos dentro. Bienvenidos al Vortex. — Dijo Dhraen con satisfacción.

    — Un momento, ¿qué es eso? — Dijo Elli, señalando algo que se aproximaba.

    Todos los soldados miraron fijamente hacia la zona que Elli señalaba. Dhraen abrió los ojos, haciéndolos parecer platos de la expresión de sorpresa que se llevó al ver una nave de las mismas dimensiones que la Tyok I.

    Aedron, jefe de armas, comenzó a programar en un teclado holográfico las defensas de la Tyok I. Yuri, por su parte, trazó la ruta de aquella nave.

    — ¡Viene directa hacia nosotros! — Exclamo Yuri, con una expresión de asombro en su rostro.

    — ¡¿Qué estás diciendo?! — Preguntó Dhraen, preparándose para controlar manualmente a la gran Tyok I.

    — ¡Soldados, prepárense para luchar! — Ordenó Aedron. — Alguien no nos quiere en el Vortex.

    — ¡Id a los controles manuales de cada ventana armada, desplegad los cañones y disparad contra esa cosa si ella empieza! ¡Vamos! — Indicó Yuri.

    Todos los soldados, jóvenes y experimentados, se lanzaron a sus puestos. Había tres plantas en la nave, y en cada planta, diez soltados sujetando cañones de plasma de gran tamaño, sin contar los dos cañones de gran tamaño que manejaba la nave.

    Todos estaban en sus posiciones, y aquella nave estaba ya lo suficientemente cerca para atacar. Sin embargo, se posó frente a la Tyok I y se quedó quieta.

    — Tyok I contactando con nave desconocida, ¿quién es? — Decía Yuri mediante frecuencias.

    Humanos... — Fue la respuesta a las preguntas de Yuri, con un tono grave y brusco.

    Dhraen y Aedron miraron a Yuri con terror en sus rostros.

    — Qué digan eso es propio de los...

    De pronto, aquella nave comenzó a ametrallar literalmente el lateral izquierdo de la Tyok I. Dhraen, Aedron y Yuri se tiraron al suelo mientras la nave se zarandeaba. Los soldados del lateral derecho fueron corriendo a la zona izquierda.

    Elli, que se encontraba con Halil, Angie y Pete, vieron cómo los soldados de la primera planta salían disparados al espacio debido a que dicha parte fue destruída, y se encontraban en contacto con el espacio.

    Para suerte de Elli y los que le acompañaban, la compuerta presurizada estaba cerrada, por lo que aún tenían oxigeno.

    — ¡Shaly! — Exclamo Angie, golpeando la compuerta al ver que su amiga Mhirk salía lanzada al espacio, cómo si fuese absorbida por la fuerza del cosmos.

    Rápidamente corrieron a la segunda planta, y al llegar vieron que no fue destruida, pero los soldados estaban acribillados; su sangre salpicó la pared de la pasarela, dándole una escena auténtica de terror.

    Elli se acercó al primer cuerpo, y vio que era Whet. El Mhirk que días atrás le había enfrentado. A pesar de ello, no le deseaba una muerte así, ni siquiera una muerte.

    — ¡¿Quién diablos son estos psicópatas?! — Dijo Pete, furioso al ver el cuerpo de su amigo Santos tirado en pleno pasillo, con sangre por todas partes.

    — Joder, estos no se andan con juegos. — Murmuró Halil al ver el resto de cadáveres.

    — ¡Vayamos a la tercera planta, quizá quede alguien con vida! — Indicó Elli, seguido por sus compañeros.

    Mientras Elli, Halil, Angie y Pete se dirigían a la tercera planta del lateral izquierdo de la nave, el resto de soldados y personal que estaba en el lateral derecho fue al puente de mando, en el que Dhraen, Yuri y Aedron estaban trabajando.

    — ¡¿Qué pasó?! — Preguntó uno de los soldados.

    — ¡Nos han dañado la zona izquierda! ¡El motor izquierdo no va! — Exclamo Yuri.

    — ¡Vayan a ponerse el traje espacial y súbanse a las cápsulas! ¡Busquen al resto de sus compañeros y suban todos a las cápsulas! — Ordenó Dhraen.

    — ¡¿Y dónde nos llevarán las cápsulas?! ¡No sabemos si hay algún planeta habitable cerca! — Dijo Sarah.

    — Hemos encontrado uno en éste sistema. Las coordenadas están programadas en las cápsulas para que salgan disparadas hacia allí. Ahora, ¡no pierdan más tiempo! ¡Corran! — Dijo Aedron, con total seriedad.

    Mientras todos los soldados subían a sus cápsulas y se preparaban para salir escopeteados de allí, Elli y su grupo llegaba a la tercera planta. Allí, todos habían sido abatidos excepto Oblion, que jadeaba y se arrastraba por el suelo metálico de la nave. El Guideón sufría ya que estaba gravemente malherido.

    — A-ayuda...

    Elli se disponía a acercarse para ayudarle cuando Pete cogió una Blaster que yacía tirada en el suelo y disparó a sangre fría. Oblion exhaló su último aliento. Incrédulos, Elli, Angie y Halil miraban a Pete y su rostro serio.

    — ¡¿Qué mierda acabas de hacer?! — Exclamo Elli, poniéndose frente a Pete. — ¡Era un compañero más!

    — ¡Era un lastre! — Respondió Pete, cara a cara. — Estaba herido de muerte, al igual que ésta nave. Le he hecho un favor. Y haría lo mismo contigo.

    Elli cogió del cuello a Pete y lo empujó contra la pared. Angie tomó del hombro a Elli para tranquilizarlo, mientras Halil veía la escena con seriedad.

    En silencio y sin dejar de mirar a Pete, Elli le quitó el Blaster. Acto seguido, Elli y Angie se fueron, dejando a Pete con una mirada de desprecio y a Halil mirando al joven soldado.

    — Idiota. — Murmuró Halil, marchándose.

    Elli, Angie y Halil, seguidos con Pete de fondo, avanzaban por los pasillos de vuelta al puente de mando para informar de las muertes cuando Devon apareció jadeando por una esquina.

    — ¡Chicos! ¡Estuve buscándolos! — Exclamo Devon. — ¡¿Dónde está Garnie?!

    — Me dijo que le dolía la cabeza y fue a ver a Kinna en la enfermería. — Respondió Angie.

    — ¡Mierda! — Gritó Devon, corriendo a la enfermería.

    — ¡Dev, espera! — Dijo Elli, corriendo tras Devon.

    — ¡La enfermería está en el lateral izquierdo! ¡Pueden estar heridas!

    El grupo corrió rápidamente por las pasarelas hacia la enfermería, pero una nueva ráfaga de disparos provenientes de la desconocida nave zarandeó la Tyok I y cayeron al suelo.

    — ¡¿Estáis bien?! — Preguntó Halil.

    — ¡Sí, todo bien! — Dijo Elli.

    — ¡Sigamos! — Dijo Angie, rezando por que su amiga siguiese viva.

    Todos corrieron hasta llegar a la enfermería. Devon trató de abrir la compuerta de ésta, pero estaba atascada. Halil y Pete tuvieron que ayudarle, para finalmente abrirla. Devon corrió hacia Garnie, que se encontraba desmayada en el suelo.

    — ¡Garnie! — Exclamo, cogiéndola entre sus brazos. — ¡Despierta!

    Elli y el resto vieron el cuerpo de Kinna tirado en el suelo, y con una especie de espuma blanca en la boca. Halil le tomó el pulso a la Guideón, pero no respondía.

    El gesto de negación del soldado humano cayó como una losa sobre el resto. Kinna, la mujer de Dhraen, había muerto. Lo bueno, era que Garnie estaba despertando. Devon y Angie la ayudaron a levantarse.

    — ¡Debemos irn...!

    De pronto, se escuchó una explosión en la zona del fondo, y la nave se balanceó durante unos segundos. Las luces se apagaron y solo las de emergencia iluminaban los suficiente.

    — ¡Corred! ¡Tenemos que ir al puente de mando! ¡Dhraen, Aedron y Yuri sabrán que hacer! — Indicó Devon.

    Todos fueron lo más rápido posible al puente de mando, en el que estaban los tres líderes de la expedición. Al ver a los soldados, Yuri se alivió de saber que seguían vivos.

    — ¿Dónde está todo el mundo? — Preguntó Pete.

    — En las cápsulas, deben ir todos y subir a una. Les llevará a un planeta habitable no muy lejos de aquí. — Respondió Yuri.

    — ¿Y ustedes que harán? — Preguntó Angie con preocupación.

    Los tres líderes se miraron.

    — Yo iré a por mi esposa y subiremos a las cápsulas. — Dijo Dhraen, decidido.

    Elli asintió, al igual que todos, sabiendo que Kinna estaba muerta. Fue el propio Elli quien se acercó a Dhraen y le puso la mano en el hombro, gesto de comprensión que Dhraen conocía por parte de los humanos.

    No hicieron falta palabras para el Guideón, que supo inmediatamente que ocurrió. Abatido, dejó los controles de la nave y se fue dirección a la sala de evacuación, de la que varias cápsulas habían salido.

    El grupo estaba triste por aquello, pero debían irse, ya que la Tyok I estaba a punto de estallar en miles de pedazos.

    — ¡Tenemos que irnos ya! — Señaló Yuri al ver que la desconocida nave preparaba un disparo final, absorbiendo energía del espacio.

    Todos comenzaron a irse con desesperación y subieron a las cápsulas. La nave estaba totalmente desierta, salvo las docenas de cadáveres que yacían en las plataformas y pasillos.

    Orión caminaba entre el silencio de la Tyok I. Se acercó al ordenador principal y extrajo la información sobre el planeta habitable al que iban, ya que su curiosidad iba más allá.

    Al ver los datos, su mente no pudo evitar acordarse de su lugar de nacimiento.

    — Setenta por ciento de tierra, treinta por ciento de agua, unos catorce grados de media, zona habitable del sistema solar que da entrada al Vortex... este planeta, ¿no es la Tierra?

    De pronto, la voz de alarma comenzó a sonar en la nave, en la que solo se encontraba Orión.

    Alerta, alerta: sistemas operativos destruidos. Control de la nave fallido. Nave a la deriva. Fuga de oxigeno, sistema de emergencia dañado. Se ruega a todo el personal la evacuación rápida de la nave. Colapso total de los programas de defensa y daños irreparables.

    — Mierda, debo irme. — Murmuró Orión, subiendo a una de las cápsulas restantes.

    La cápsula en la que se encontraba Orión tenía víveres para unos días y varias Blaster con munición de sobra. Algo que todas las cápsulas tenían en su interior.

    Destino ya programado: lanzamiento en tres, dos, uno...

    La cápsula salió disparada de la Tyok I mientras la nave de origen desconocido lanzaba su disparo final y partía por la mitad a todo un proyecto de largos años.

    La Tyok I no pudo servir mucho tiempo a su propósito. Aquel ataque por sorpresa solo hacia indicar una cosa: fueran quienes fueran, no querían intrusos en su universo, y aquello solo era la bienvenida al Vortex.
     
  2.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Han llegado al Vortex, y técnicamente no los hiban a recibir amigos con champán.

    Los extraños que sin duda alguna fueron ellos, les dieron una destructora bienvenida a ese unverso. El problema es que ahora la nave fue destruida, será muy difícil que vuelvan a la tierra si es que existen algún modo de volver.

    La destrucción y la evacuación de la Tyok I me recordó bastante al inicio de Halo: Combat Envolved. n.n

    Otra cosa que me parece interesante, es el planeta al que se dirigen las cápsulas, su parecido con la tierra es inmenso en el sentido de sus características, pero por el momento dejo las teorías a un lado sobre dicho planeta.

    Eso es todo por el momento, como siempre aquí estaré pendiente a la actualización.

    PD: En efecto esa es. n.n Si por casualidad no la encuentras en la sección Originales, es porque fue movida a "Historias Originales Terminadas", si te haces un lío buscándola ahí, ingresa a la Ficha de autor de mi perfil, ahí la encontrarás n.n
     
  3.  
    Manuvalk

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    Genial, la buscaré e iré poniéndome al día con ella. ¡Gracias por decirme!
     
  4. Threadmarks: Parte Final / Capítulo 4: Aqua
     
    Manuvalk

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    Capítulo 4: Aqua










    En una de las cápsulas que salió de la Tyok I, estaban Elli, Angie, Devon, Garnie y Pete. Sujetos a sus asientos con arneses de seguridad, todos mostraban una expresión de terror en sus rostros.

    Devon miraba de un lado a otro, mientras Garnie cerraba los ojos. Elli miraba a Angie y Angie miraba a Elli, cosa que para Pete no pasó desapercibida.

    Irrumpimos en la atmósfera en diez, nueve, ocho...

    Elli cerró los ojos y apretó fuerte el arnés, pero sus nervios se calmaron cuando Angie le tomó de la mano. De nuevo, ambos se miraron a los ojos.

    Por suerte para ellos, Pete los tuvo cerrados en todo momento, preparado para el descenso. Devon miraba a Garnie que comenzó a rezar en voz baja, y le salió una media sonrisa.

    ...cuatro, tres, dos...

    De pronto, se escuchó cómo si saliera gas de una botella, aunque evidentemente sabían que se trataba de que penetraban en la atmósfera.

    Activando protocolo de aterrizaje. Treinta segundos.

    Para los cinco jóvenes, aquellos fueron los treinta segundos más largos de sus vidas. Toda esa tensión, esa ansiedad, ese nerviosismo, esas ganas de que todo acabara, se resumió en ese pequeño lapso de tiempo.

    Tras pasar la atmósfera, se comenzó a escuchar cómo los propulsores de la cápsula hacían de freno para poder aterrizar. Elli escuchó cómo los dientes de alguno de sus compañeros comenzaron a rechinar, pero no quería abrir los ojos.

    De pronto, se escuchó como si se liberara gas a presión, para unos segundos después, no oír nada. Todos abrieron los ojos con el sentimiento de miedo y curiosidad sobre a donde habían llegado.

    Aterrizaje exitoso. Compuerta lista para abrirse.

    Elli se quitó primero el arnés y se acercó a la pequeña compuerta. Algo más pequeña que el tamaño de los humanos, ésta se abrió lentamente.

    Por suerte, el grupo llevaba los trajes de respiración asistida y aislamiento, por si aquel planeta no tuviese oxigeno o fuera irrespirable. Mientras el resto de sus compañeros se quitaban el arnés, Elli se dispuso a salir, pero Devon le frenó.

    — Espera. — Dijo, cogiendo una de las Blaster que el compartimento de la cápsula tenía. — Cógela, no sabemos que puede haber ahí fuera.

    Elli asintió y cogió la Blaster en sus brazos, sujetándola. Acto seguido, colocó la mano en uno de los bordes de la compuerta y se agachó para poder salir. De pronto, la sensación térmica fue algo más fría, cosa que su traje notó.

    A medida que el vaho se disipaba de su casco debido a su respiración algo agitada, Elli pudo ver que sus manos tocaban tierra. Concretamente, tierra mojada.

    Sus manos se ensuciaron de esta y Elli observó con asombro aquello. Mientras preguntas de todo tipo se sucedían en su mente, el resto de la tripulación de la cápsula salió al exterior. Cada uno, trajeado y con una Blaster.

    — Joder... — Murmuró Devon.

    — Mirad eso... — Indicó Angie, sorprendida.

    Elli se incorporó y alzó la vista. Sus pupilas se ensancharon al ver aquel precioso paraje que ninguno de ellos se esperaría a ver. Se encontraban en una especie de llanura terrenosa, pero en el horizonte, parte de un mar y un bosque amplio resalía por encima.

    — Esto se parece a la Tierra. — Musitó Pete, en medio del disfrute de algo tan bello como aquello.

    — Así es, exactamente igual. — Respondió Garnie, totalmente segura.

    — Aún no sabemos si es exactamente igual. Tenemos que explorarla, pero principalmente encontrar a los demás. — Dijo Elli, mientras señalaba cómo caía del cielo una de las cápsulas de la Tyok I. — Están llegando.

    [...]

    Elli, Devon, Angie, Garnie y Pete avanzaban por un extenso bosque realmente idéntico a los de la Tierra. Cada uno con una pequeña mochila en la que cargaron los suministros de la cápsula y una Blaster con suficiente munición por si había problemas.

    — ¿Os imagináis que nos encontramos con cavernícolas? — Teorizó Devon de pronto.

    — Pensarán que somos extraterrestres. — Respondió Elli, avanzando al frente. — Y teóricamente, en éste planeta lo somos.

    — No creo que piensen mucho en eso, nos tomarían cómo sus dioses. — Dijo Pete, observando una margarita idéntica a las de la Tierra. — Y pintarían jeroglíficos sobre nosotros.

    Pete cogió la margarita y se la dio a Angie, que la tomó y sonrió en forma de agradecimiento. Elli, decidió seguir mirando al frente para no molestarse.

    — Quizá no nos encontremos a ningún humano. Quizá no haya nadie aquí. — Dijo Garnie, con pesimismo.

    — Sería muy extraño que no hubiese nadie aquí. Ni siquiera animales. — Añadió Elli, refiriéndose al comentario de su compañera.

    El grupo avanzó con cautela pero con rapidez, para llegar a sus compañeros. Elli iba al frente, seguido de Angie y Pete, con Garnie y Devon en la retaguardia.

    Tras caminar unos diez minutos largos, lograron llegar a la costa. El terreno montañoso daba paso a la arena de la playa, contrastando muy curiosamente. Una arena blanquecina que parecía brillar mediante la luz del Sol. Al pisarla, todos notaron que estaba algo caliente.

    — Allí están. — Señaló Angie, justo a uno doscientos metros de ellos.

    — Vayamos, no perdamos el tiempo. — Dijo Elli.

    Mientras se disponían a reagruparse con algunos de sus compañeros, Devon vio algo que se movía por la arena. Para su sorpresa, se trataba de un cangrejo.

    Lo curioso, era que su color era azul. Dev decidió verlo de cerca para ver cómo era, pero no tenía mucho que ver, pues su similitud era exactamente igual a la de un cangrejo de la Tierra.

    — ¡Chicos! Me alegra verlos bien. — Dijo Yuri. — ¿Han tenido un buen aterrizaje?

    — Algo tenso, pero seguro. — Respondió Elli. — ¿Todos bien?

    — Sí, Sarah se ha mareado un poco, pero todo bien. — Respondió Halil, cuidando de su compañera.

    — Estoy bi... — Decía Sarah, antes de vomitar ante todos los presentes.

    — Vaya. — Murmuró Devon.

    — En fin, ¿saben dónde están el resto? Sabemos que salió al menos una cápsula más. — Murmuró Aedron, serio.

    Todos se miraron sorprendidos. Eran unos diez en total, sin embargo y al parecer, aún habían sobrevivido más al ataque.

    — Solo vimos vuestra cápsula caer, nada más. — Dijo Pete.

    — Sabemos que mínimo una cápsula más salió de la Tyok I. Tiene que estar aquí, en algún lugar. — Indicó Dhraen, aún visiblemente dolido por la muerte de Kinna, su mujer.

    — Pues tenemos que buscarlos. Pongámonos en marcha. — Ordenó Yuri, mientras todos, armados y provistos de suministros, seguían a uno de los líderes.

    [...]

    Una cápsula aterrizaba en un yermo. Tras unos veinte segundos, un hombre salió de ella, con un traje blanco y con rayas azules, un arma ya conocida y una mirada seria.

    — Un desierto. — Dijo Orión, observando todo a su alrededor. — ¿En serio?

    El soldado cogió arena con su mano derecha y la dejó caer, viendo que ésta, estaba caliente. Algo evidentemente común en la Tierra.

    — Supongo que tendré que caminar, pero no sé donde.

    Orión optó por dirigirse al norte, pensando que quizá podría encontrar un lugar más frío. A cada paso se quedaba una huella en la arena, aunque el aire soplaba y las cubría. Con la Blaster en sus brazos, Orión usó la mira que dicha arma tenía para otear el horizonte, desde una colina de arena.

    — Haber que me encuentro. — Pensó.

    Comenzó a observar con la mira telescópica todo lo que tenía delante, encontrando el inicio de un pequeño bosque. De pronto, vio a alguien esconderse tras los árboles, cosa que inquietó bastante al experimentado soldado.

    — Cuando alguien se esconde, es porque no quiere ser descubierto o esconde algo que no quiere que otros vean. — Murmuró, mientras comprobaba si su Blaster estaba cargado con energía.

    Sin dudarlo ni un segundo, Orión avanzó hacia aquel bosque, en el que alguien se escondía. Caminó durante quince minutos, sin perder de vista aquel bosque. Sin embargo, cuando llegó, no había nada.

    — ¿Pero qué...? — Se preguntó, sorprendido. — ¿Acaso estoy delirando? Pero, no tendría sentido. Solo estuve quince minutos en éste desierto, ¿cómo pued...?

    De pronto vio a la misma persona que se escondía antes, observándole desde lo alto de una colina. Al ver que Orión le vio, éste se fue corriendo.

    — ¡Eh, tú! ¡Ven aquí, capullo! — Exclamaba Orión, sin saber que diablos ocurría.

    El soldado comenzó a correr y se colocó el Blaster a su espalda, atado con una cuerda a su traje. Al llegar a aquella colina, se tomó unos segundos para recuperar el aliento.

    Levantó la vista y vio el típico oasis que todos ven cuando están el desierto. Seguro de que era producto del delirio extraño que sufría pero consciente de que no tenía otro sitio al que ir, decidió dirigirse ahí. Aquel desierto tenía algo, algo extraño, que te hacía delirar en cuestión de prácticamente segundos.

    Cuando llegó a aquel supuesto oasis, trató de tocar el agua, sin embargo, aquello comenzó a desaparecer, difuminándose poco a poco en su mirada. El soldado se arrodilló, nunca había sentido nada igual. De pronto, de la arena, sobresalía algo. Orión tiró de él y terminó sacando un rifle de asalto.

    — ¿Un rifle? Pero si esto hace más de veinte años que no lo usamos, desde la invasión Kyler. — Se dijo Orión, observando dicha arma.

    Mientras observaba el rifle, comenzó a ver como poco a poco iba durmiéndose. Trataba desesperadamente de mantenerse despierto y cuerdo, pero aquello, aquella cosa que había en el desierto, le podía. Le hablaba. Podía susurrarle cosas. Lo hacía.

    — Cierra los ojos.

    — Cierra los ojos.

    — Recuerda.

    — Recuerda.


    Y Orión se desmayó, sumiéndose en uno de sus tristes recuerdos en la invasión Kyler que tuvo lugar en la Tierra, 22 años atrás.

    [...]

    — ¡Corre chico, corre! — Exclamaba repetidamente un hombre, con un rifle de asalto en sus brazos.

    — ¡No voy a dejarte atrás, Cal! — Respondió un adolescente de quince años, mientras la lluvia aquella noche lo había mojado completamente.

    Varios disparos láser daban en las paredes de las casas, mientras ambos corrían por estrechos callejones.

    — ¡Eres un terco, Ángel! — Gritó Cal, aquel hombre de unos cuarenta años aproximadamente, con un gorro y vestido con pantalón y chaleco vaquero.

    El adolescente llevaba una pequeña pistola en sus manos, fruto de práctica que había tenido. Ambos se cubrieron en las esquinas de unos callejones mientras varios Kyler les seguían.

    Cal y Ángel disparaban contra los extraterrestres, en un ambiente frío, lluvioso y nocturno. Pocas luces había, sobretodo en los pequeños callejones. Viendo que iban a ser superados, Cal se acercó a Ángel y le colocó su mano derecha en el hombro izquierdo del joven.

    — Ángel, sé que esto te va a sonar como a ti menos te gusta pero debes irte. Debes irte con el resto, están esperándonos a la salida de la ciudad. Yo contendré a estos cinco Kyler mientras te vas. Si tardo más de quince minutos en llegar, os vais sin mí. — Dijo Cal, con total seriedad.

    — ¡¿Estás loco?! ¡No voy a hacer eso! ¡Eso me dijeron mis padres y ahora están muertos! ¡Los dejé atrás, los abandoné! ¡No haré lo mismo contigo, Cal! ¡Tú eres el único que me ha cuidado desde entonces! — Respondió Ángel, en una mezcla entre negación y tristeza.

    — ¡Por Dios, hazme caso! ¡Lo hicieron tus padres para protegerte! ¡Lo hago yo por lo mismo! ¡No permitiré que mueras conmigo! ¡Tú vida no acaba aquí! — Exclamo Cal, zarandeando al joven Ángel. — ¡Corre, vete!

    Cal apartó a Ángel de en medio y comenzó a disparar con su rifle a dos Kylers que habían aparecido. Las ráfagas del rifle alumbraban por momentos aquel callejón oscuro y mojado. El adolescente, con un rostro de enfado y lágrimas, comenzó a correr, huyendo del lugar.

    Hasta que de pronto, los disparos de Cal cesaron. Ángel paró en seco y se giró hacia los callejones. Su instinto le indicaba que huyera, pero su fuerza de voluntad conjunta con su ira hacia los Kyler le hizo desenfundar su pistola y regresar al callejón.

    Al entrar, con sigilo, se acercó al cuerpo de Cal, fallecido con tres disparos láser en el torso.

    — No... no... ¡NO, NO, NO! — Exclamaba Ángel, furioso y destruido, golpeando el pecho del que fue como un padre para él. — ¡Debí quedarme Cal, debí quedarme! ¡Pero te negaste, maldito idiota! ¡Mira lo que te hicieron! ¡MALDITOS KYLERS! ¡Pagarán por esto!

    Los gritos del adolescente llamaron la atención del escuadrón Kyler que minutos antes había luchado contra ellos. Estos cinco, volvieron a por Ángel dispuestos a matarlo, pero para su sorpresa, solo estaba el cuerpo de Cal.

    — Juraba que había oído a ese chico gritar. — Murmuró uno de los Kyler, dubitativo.

    — ¿Sí? Quizá sea tu maldita imaginación, Jhank. — Respondió otro Kyler. — Vámonos, soldados.

    Uno de los Kyler, se acercó al cuerpo de Cal y le propinó una patada.

    — Por Uuron. — Murmuró aquel Kyler, girándose para irse con su escuadrón.

    De pronto, Ángel salió con el rifle de Cal y comenzó a disparar a los Kyler, sin parar, por detrás. Vació literalmente el cargador sobre aquel escuadrón, haciéndolos a todos caer. Acto seguido, arrojó el rifle a un lado y sacó su pistola.

    Tres Kyler estaban abatidos, mientras que dos aún parecían vivir. Uno de ellos, levantándose, fue ejecutado de un tiro limpio en la cabeza por Ángel, que se acercó a éste último, que no se podía levantar.

    — Maldit... joven humano... solo eres un niño... vas a acabar como todos los demás... — Decía el último Kyler vivo, jadeando entre cada palabra.

    — Os voy a cazar uno a uno y os mandaré al infierno del que salisteis, malditos Kyler. — Dijo Ángel, apuntando a la cabeza de ese ser. — Por la humanidad.

    Y Ángel apretó el gatillo, matando a aquel Kyler. Aquella noche, la constelación Orión brillaba como nunca había hecho en el firmamento. Aquel suceso, fue el comienzo de la leyenda de Orión.


    [...]

    El grupo, ahora compuesto por diez miembros tras reencontrarse, avanzaba por el bosque buscando a esa tercera cápsula que al parecer debía haber caído. No obstante, pasó una hora sin que encontraran rastro de nada.

    — Podríamos considerar la idea de que los miembros que fueran en esa cápsula hayan muerto. — Dijo Pete, ganándose el desprecio de su grupo con aquel comentario.

    — Cállate. — Respondió Elli, que cada vez soportaba menos a Pete. — Quizá están heridos. Estoy seguro de que a ti también te gustaría que te buscaran.

    — Posiblemente. Pero si fueses tú, nadie iría a buscarte. Porque el hijo del gran Elliot puede con todo, como su papi. — Dijo Pete en tono burlón.

    Elli se giró rápidamente y empujó a Pete contra el tronco de un árbol. Lo sujetaba con una mano mientras le miraba fijamente. El resto de miembros se encontraba en silencio, algunos esperando que se calmaran y otros preparados para intervenir.

    — No estoy a la sombra de mi padre, ni soy como mi padre. Si tienes envidia de que sea el soldado joven con más promedio de toda la ADT y de que mi padre fuera uno de los participantes en la victoria de la humanidad, entonces jódete y límitate en superarte a ti mismo. No te centres en mí como el niño goloso del pobre con caramelos. Si vuelves a compararme con mi padre, o a joderme cada vez que te apetezca, te meteré tal puñetazo que te dolerá de aquí hasta que regresemos a la Tierra. ¿Has venido a la misión para joder al resto o para ayudar a cumplirla? Demuéstralo, capullo. — Dijo Elli, apartando de su vista a un Pete sorprendido por las palabras de éste.

    Elli comenzó a caminar junto con varios mientras Devon, Halil y Angie miraban a Pete con seriedad.

    — ¿Qué? ¿Queréis un autógrafo? ¡Largaos! — Dijo Pete, ante la mirada de sus tres compañeros.

    En el frente, Yuri, Aedron y Elli avanzaban. Seguían sin encontrar a los integrantes de la cápsula que salió, ni siquiera a la cápsula. Hasta que de pronto, se comenzaron a escuchar a dos personas hablando.

    El grupo se agachó y se acercó lentamente hacia la zona de la que se escuchaba algo. Preparados para atacar por si fuese necesario, todos permanecieron en silencio.

    — ¡Malditos animales! ¡Fuera! ¡Fuera! ¡O disparo! — Exclamo uno de ellos.

    — ¡Calma! ¡No le amenaces! ¡Es solo una ardilla! — Dijo el otro. — ¿En serio amenazas a ardillas, Theron?

    Al escuchar su nombre, el grupo se tranquilizó al saber que eran los compañeros de la cápsula restante. Todos salieron y se dirigieron a ellos. Vidok y Theron se sorprendieron de que aparecieran.

    — ¡Chicos! ¡Estáis vivos! ¡Joder! — Exclamo Theron. — ¿Solo estáis vivos vosotros?

    — Así es. — Dijo Dhraen. — ¿Solo ibais vosotros en la cápsula?

    — Exactamente. — Dijo Vidok.

    — ¿Y Orión? ¿No subió con vosotros? — Preguntó Halil.

    El Mhirk y el Guideón se miraron.

    — No, no sabemos nada de él. — Murmuró Theron.

    — Aunque hemos visto una cápsula caer a unos quinientos metros de aquí. Íbamos hacia allí cuando Theron comenzó a amenazar a una ardilla que nos seguía. — Dijo Vidok.

    — ¿Una ardilla? — Dijo Sarah, acercándose a ésta, que estaba en un árbol. — Los animales son parecidos a los de la Tierra, las condiciones climatológicas, las zonas... ¿qué diablos es esto?

    — Es evidente que es otra Tierra. — Dijo Yuri. — La pregunta es si hay alguien habitándola. Quizá el de la transmisión que llegó a la Tierra fuera un humano de aquí.

    — Cuando Yuri y yo encontramos en el mapa espacial más cercano un planeta que parecía ser habitable, lo pusimos en espera para ir a explorarlo. Pero bueno, las circunstancias han querido que lleguemos aquí sí o sí. — Indicó Aedron.

    — Chicos, se os ha pasado por alto la cápsula que mencionan Vidok y Theron. — Intervino Halil. — ¿Y si se trata de Orión? Dudo mucho que haya muerto en la explosión de la Tyok I.

    — Halil tiene razón, debemos ir rápidamente hacia allí. — Indicó Devon.

    — Tienen razón. ¡Todos en marcha! — Ordenó Yuri.

    [...]

    El grupo caminó durante dos horas, observando cada paisaje, cada detalle que reflejaba y demostraba que aquel planeta era una copia casi exacta de la Tierra.

    Especialmente los humanos, que disfrutaban cada detalle, recordándoles por lo que luchan. Sin embargo, cuando todos seguían avanzando, Angie vio lo que parecía una ruina. Elli se giró y vio que la chica se había parado, observando algo.

    — ¿Qué ocurre, Angie? — Preguntó Elli.

    Tras oír esto, el grupo se volteó y se acercó a lo que Angie observaba. Parecían estructuras semi derruidas. Todos observaron boquiabiertos. Se trataba quizá de algo que pudo ser un pueblo, ahora en ruinas.

    — ¿Ruinas? Dios, ¡esto demuestra que aquí hubo una civilización! — Dijo Devon con entusiasmo.

    — ¡Tenemos que investigarla! — Dijo Angie.

    — ¡Ella tiene razón! — Dijo Elli, apoyando a Angie.

    — Bueno, está bien. Pero no todos podemos hacer eso, Orión está ahí fuera, solo. Halil, Sarah, Theron, Aedron y Vidok, venid conmigo. El resto, explorad ésta ciudad en ruinas y haber que encontráis. Pasaremos mucho tiempo en éste planeta hasta que logremos mandar un S.O.S. a la Tierra. — Dijo Yuri.

    Dicho y hecho, el grupo formado por Yuri, Halil, Sarah, Theron, Aedron y Vidok se marchó en busca de Orión y su cápsula, mientras que Elli, Angie, Garnie, Pete, Dhraen y Devon explorarían dicho pueblo.

    Sin perder más tiempo, dicho grupo se puso en marcha. Elli fue el primero, seguido de Angie, Devon, Garnie, Pete y Dhraen el último.

    — Dispersémonos en dos grupos, así podremos explorar más terreno. — Dijo Elli.

    — No sabemos que nos podemos encontrar, así que si a cualquiera le pasa algo, que grite. — Dijo Dhraen. — El otro grupo no estará lejos.

    Angie y Pete fueron con Elli mientras que Devon y Garnie fueron con Dhraen. Elli sabía porque Pete iba con él, ya que ambos tenían una conquista en marcha, y era lograr tener a Angie, que parecía estar más decantada por Elli.

    El trío entró en lo que parecía una casa en ruinas. No había nada interesante, sin embargo, la decoración de la casa era idéntica a una de la Tierra.

    — Joder, todo es idéntico a la Tierra. — Murmuró Elli.

    — Chicos, mirad. — Dijo Angie, con un marco en la mano.

    Pete y Elli se acercaron para ver aquello. Una prueba irrefutable de que allí había humanos. Aquel marco contenía una foto de una familia; los padres, un niño pequeño y un gato blanco. A pesar de que la foto estaba llena de polvo y la imagen era algo difusa, se podía ver.

    — Increíble. — Dijo Elli. — Deberías guardarla.

    — ¿Por? — Preguntó Angie.

    — Sí Elli, ¿por qué? Esa foto no es de ella, sería absurdo tener una foto que no es tuya. — Respondió Pete, siempre atento para atacar a Elli.

    — Porque es una prueba evidente de que había humanos aquí. ¿Qué más razones quieres, joder? — Dijo Elli, abriendo los brazos y fijándose en Pete.

    — ¡Chicos! ¡Venid! — Gritó Garnie.

    Elli, Angie y Pete corrieron hacia sus compañeros, pensando que podía ocurrir algo. Sin embargo, no era nada grave. Ellos habían encontrado una grabadora en una de las casas. No parecía algo de la época en la que se veía todo, sino algo más avanzado.

    — ¿Ya la habéis oído? — Preguntó Elli.

    — No, parece que no funciona. — Dijo Devon. — Éste trast...

    De pronto, se comenzó a escuchar estática, y todos se quedaron atentos a lo que se podía oír en aquella grabación.

    ...aquel proyecto que pusimos en marcha ha sido un plan magistral. Nunca antes pensado, aunque proviniendo de una mente tan brillante como la del doctor Winley, no me sorprende. [...] Los Kyler nos tienen contra las cuerdas, debemos poner en marcha esto cuanto antes. Antes de que sepan lo que planeamos. Tengo que llevarle los planos a Kendom cuanto antes, al bunker bajo mi casa. [...] Voy a formar parte de ese viaje, lo tengo decidido. Necesitan a gente que haga el mantenimiento de la nave, y hoy en día, todos desean escapar de Aqua, tanto como yo. Así que, cariño, si escuchas esto, espero que me perdones. Pero no te soporto, ni a tu hermano. Espero que sobreviváis el tiempo suficiente para ver nuestro regreso, y poder romperles la cara a esos Kyler. Te quiero, pero no cerca.

    Aquel audio dejó a los seis soldados totalmente sorprendidos. Aquello hacía que la mente de los humanos explotara en preguntas. ¿De qué proyecto habla? ¿Quién es el doctor Winley? ¿Hubo una guerra contra los Kyler aquí? ¿Huyeron del planeta para sobrevivir? ¿Aqua es el nombre del planeta? Tantas preguntas sin respuesta.

    — Dios, tengo tantas preguntas... — Murmuró Devon.

    — Todos las tenemos. — Dijo Dhraen, sorprendido.

    — Un momento, ¿no ha mencionado que debajo de su casa hay un bunker en el que un tal Kendom parecía trabajar? — Dijo Elli. — Quizá ahí encontremos respuestas.

    El grupo tenía un nuevo objetivo. Los seis fueron a la casa de donde cogieron la grabadora y comenzaron a buscar una entrada secreta.

    — Devon, Garnie, buscad en el patio trasero. Elli, Angie, buscad en el salón. Yo y Pete registraremos el piso de arriba por si hay grabadoras. — Indicó Dhraen.

    A pesar de que a Pete no le gustaba la idea de que Elli y Angie estuvieran juntos si su supervisión, supuso que no ocurriría nada y se fue a realizar su tarea con Dhraen. Devon y Garnie salieron al patio trasero y comenzaron a buscar en los escombros.

    Sin embargo, a Devon le invadían las ganas de contarle algo a Garnie.

    — Garnie. — Dijo Devon. — Tengo que decirte algo que no me he atrevido a decirte en estos dos últimos años desde que coincidimos en la ADT.

    Garnie miró a su compañero con asombro.

    — ¿Qué... de qué se trata? — Preguntó la chica, nerviosa.

    — Me gustas desde que te conocí, pero pensando que me veías como el típico chico gracioso e idiota o incluso gay por estar tanto con Elli, no me atreví a decírtelo. Pero creo que si no lo digo ahora, explotaré. — Murmuraba Devon. — Me gustaría que, si quieres, empezáramos algo... tú y yo.

    — Dev, eres un chico genial, pero ahora, en plena misión... no quiero encariñarme con nadie. Tras el ataque, no sé si sobreviviremos todos y... bueno, no estoy preparada ahora. Cuando regresemos a la Tierra, podría planteármelo. — Respondió Garnie, con pena.

    — Oh, lo entiendo. No te preocupes, es comprensible. — Dijo Devon, sintiendo como había sido de alguna forma, rechazado.

    Mientras tanto, Pete y Dhraen comprobaban el piso de arriba. Cajones, armarios, etc. Sin embargo no parecían encontrar nada útil. Abajo, Elli y Angie comprobaban si el suelo tenía algún compartimento secreto, pero por el momento nada. De pronto, Angie habló.

    — Me alegró que le plantaras cara a Pete tras sus comentarios absurdos. Estuviste genial. — Dijo ella. — Y no creo que estés a la sombra de tu padre, es más, creo que estás un paso por delante.

    — Gracias, la verdad es que estaba un poco harto de él. Necesitaba decírselo todo. A veces necesitas decir algo porque no puedes aguantarte más. — Respondió Elli, pensando en si declararse o no a Angie.

    — Te entiendo. Pero hay que decir lo que uno siente. — Dijo Angie, con doble intención.

    Elli supo rápidamente que aquel comentario fue un claro indicio de que Angie le estaba pidiendo que se declarara. Aunque él no lo tenía claro, decidió hacerlo.

    — Tienes razón. Tengo que decirte algo.

    Angie se acercó a Elli para prestarle atención.

    — Creo que estoy enamorado de ti. Y me pongo furioso cuando Pete te corteja, me jode no tener la cara dura que tiene él para acercarse a ti y decirte cumplidos. Sé que parezco aburrido pero soy simplemente tímido. Ni siquiera sé porque te digo esto ahora, pero debía. — Dijo Elli, mirando a los ojos a Angie. — Si no me escogían para venir, iba a hacer lo que fuera para venir, simplemente para estar contigo. No me preg...

    Pero las palabras de Elli fueron cortadas por el beso que Angie le dio. Ambos comenzaron a besarse con pasión, y ambos retrocedían poco a poco, hasta que Angie estaba contra la pared.

    De pronto, un compartimento se abrió, y ambos pararon el beso para ver como una escalerita bajaba en medio del salón hacia el supuesto bunker que buscaban.

    — Iré a avisar a Devon, ve a avisar a Dhraen. — Dijo Elli, sonriendo por el beso.

    El joven salió al exterior para avisar a sus compañeros, al igual que Angie. Una vez todos dentro, descendieron uno a uno por el túnel. Todo estaba oscuro, por lo que todos tuvieron que encender sus linternas equipadas en el hombro.

    Garnie estaba apenada por rechazar a Devon, ya que realmente le gustaba. Dhraen aún tenía en sus pensamientos a Kinna, su mujer. Elli y Angie no dejaban de mirarse y Pete notó aquello.

    El túnel era extenso y largo, tardaron unos cinco minutos en recorrerlo hasta llegar a lo que parecía una sala algo amplia, aunque no mucho. Allí, aparatos de última tecnología y desconocidos para ellos, parecían haber sido abandonados.

    — Manos a la obra. — Dijo Dhraen, para que todos comenzaran a investigar.

    Pete se fue solo a un lado, mientras Garnie y Angie fueron a uno y Devon y Elli a otro. Éste último notó triste a su amigo.

    — ¿Ocurre algo, hermano? — Preguntó Elli, preocupado al ver el rostro de Devon.

    — Duele cuando te rechazan, solo eso.

    — Oh Dios, ¿te declaraste a Garnie?

    — Así es. Dijo que ahora no quería encariñarse con nadie, quizá después de la misión.

    Elli pensó en contarle lo sucedido con Angie a su amigo, pero decidió no hacerlo porque hacerle ver que sí había triunfado lo hundiría más.

    — Bueno Dev, tampoco te ha dicho que no rotundamente. Quizá en la Tierra estéis juntos. — Murmuró Elli, mientras cogía una especie de notas que comenzó a leer, hasta el punto de asombrarse. — ¡Chicos!

    Todos se acercaron a Elli, que tenía unos sucios papeles en sus manos.

    — ¿Qué es eso? — Preguntó Pete.

    — Alguien escribió esto. Os leeré que pone.

    Todos pusieron atención.


    Doctor Winley, a fecha 11 de Diciembre de 2016. Hora: 00:04

    Kendom, he planificado el protoloco que te dije. Extraeré óvulos y espermatozoides a todos los que estén dispuestos y los meteré en probetas, que con los planos de la nave que piensas hacer, llevará a estos a ese planeta que hemos encontrado al otro lado. Solo espero que logre desarrollarse la vida allí, porque sino, los Kyler lograrán extinguirnos. De todas formas, siempre tengo un as en la manga.
    He de decirte que será arriesgado, pero es necesario. La supervivencia de nuestra especie es vital, crucial diría yo. Con los Mhirk y Guideón extinguidos, solo quedamos nosotros. Nosotros, y los Kyler. Y si nos destruyen, tendrán todo el universo entero para ellos. Por eso, es vital que estos planos no lleguen a sus manos, ni sepan que enviaremos a nuestro futuro al otro lado. Aqua es idéntico, estoy seguro de que allí se desarrollará nuestra especie.
    Según mis compañeros, es todo lo contrario a Aqua en el porcentaje del agua y la tierra. Aquí, al haber más tierra, le pusimos Aqua. Allí, al haber más agua, le hemos puesto Terra. Son planetas gemelos, ojalá tuviese el tiempo suficiente para estudiarlos para ver que similitudes tienen. En fin compañero, te informo cada semana del progreso. Si no pasa nada, en dos semanas, lograremos lo inimaginable: colonizar otro mundo... del otro lado.
    Un abrazo amigo, no salgas de ahí abajo salvo caso necesario, porque esos Kyler tienen tu zona bajo su control. Ojalá sobrevivas y después de todo esto nos tomemos unas cervezas en la Terra. Cuídate.



    El grupo se quedó perplejo ante esta carta. La humanidad que ellos conocían, provenía de una humanidad que nació ahí, mucho antes. Además, ya sabían porqué el planeta se llamaba Aqua.

    — ¿Donde está ese Kendom? — Preguntó Devon, viendo que no había nadie allí.

    — Debe ser él. — Dijo Pete, señalando el esqueleto de alguien sentado en una esquina de bunker.

    — Mierda. — Susurró Devon.

    Elli decidió guardar esas notas, ya que era una gran prueba que llevar a la Tierra. Además de la grabadora. Mientras el grupo asumía los datos descubiertos, Dhraen se percató de que aún había una máquina en funcionamiento. El Guideón se acercó a ésta ante la sorpresa del resto.

    — ¿Qué ocurre Dhraen? — Preguntó Elli.

    Dhraen dió a un botón y comenzó a escucharse un audio muy familiar para él y para todos.

    ¡No tengo mucho tiempo! ¡Nos atacan! ¡Desconozco a esta especie, pero se hacen llamar los Kyler! ¡No hay tiempo! ¡Si esto llega al otro lado, necesitamos ayuda, ya! — Se escuchaba en aquel audio que llegó al ADT hacía unos meses. Además, el audio llegó incompleto, pues seguía. — ¡Nos querían matar, pero ahora nos extraen el ADN! ¡Quieren... quieren crear monstruos! ¡Con nosotros! ¡Fusionar su ADN con el nuestro! ¡Andy, si logras oír esto, vuelve! ¡Deja esas probetas en Terra y vuelve con el resto, necesitamos a vuestros soldados! ¡El laboratorio de Winley fue atacado, y ahora atacan mi bunker! ¡Date prisa!

    La transmisión acababa ahí. Dhraen se giró hacia el resto de soldados que le acompañaban.

    — Ya sabemos que pretendían los Kyler cuando os invadieron. Y lo que consiguieron aquí. Probablemente fuimos atacados por ellos, aunque ahora, son más fuertes, y mutados. Esto va a empeorar, no tardaremos en encontrarnos con ellos, y ellos no tardarán en buscarnos aquí. Tenemos que irnos y avisar al resto. — Dijo Dhraen con seriedad. — Pero sobretodo, debemos salir de aquí cómo sea, y regresar. No permitamos que le pase a la Tierra lo que le pasó a Aqua.
     
  5.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Vaya, eso no me lo esperaba O_O

    Aqua y Terra (Tierra) son planetas gemelos. Así que la humanidad de Aqua enviaron ADN a Terra, para que la especie se desarollara ahí, y así no se extinguira.

    Me ha parecido muy interesante, nunca me esperé algo así. Supongo que el mensaje que recibieron los de la ADT era el mismo que escuchó Drhaen, sólo que llegó a la tierra, quizás, millones de años después de lo sucedido, pues se debe a la distancia de años luz de un lugar a otro.

    Por otro lado estoy emocionado con la relación de Elli y Angie, es genial y me sorprende que Elli se le "Declarara" tan natural a Angie. Espero que esa relación continúe con viento en popa, y ojalá no sea destruida a lo largo de la historia.

    Ahora deberán dejarle muy claro su relación a Pete, Elli tuvo el valor de frenarlo en seco, tipos como ese no merecen tener a una chica como Angie n.n

    Bueno, eso es todo por el momento, simple y sencillamente debo decir que estoy enamorado de esa pareja, ya lo he dado a entender varias veces pero bueno... supongo que se debe a la chica, pues posee el mismo nombre que uno de los personajes del juego de Trauma Center, que es "Angela (Angie) Thompson" que por cierto es mi personaje favorito n.n

    En fin, saludos, nos vemos en la próxima actualización.
     
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  6. Threadmarks: Parte Final / Capítulo 5: Un largo letargo
     
    Manuvalk

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    Capítulo 5: Un largo letargo



















    Yuri, Halil, Sarah, Theron, Aedron y Vidok avanzaban por el bosque en dirección a la zona en la que la cápsula de Orión había caído. Todos iban armados y listos para algún posible enfrentamiento, aunque hasta el momento, no habían visto a nadie.

    — ¿Estáis seguros de que en esa cápsula viajaba Orión? Puede haber sido otro miembro que sobreviviera en la nave. — Dijo Vidok.

    — Orión es duro de roer, estoy seguro de que es él. — Respondió Halil, quien no perdía la esperanza en encontrar a su amigo.

    — Y aunque no lo fuera, si es un miembro de la ADT tenemos que ayudarle. — Dijo Aedron.

    El grupo siguió avanzando durante más de quince minutos, hasta llegar a una zona desértica. Al fondo, se podía divisar una cápsula.

    — ¡Allí está, vamos! — Indicó Yuri.

    Todo el grupo corrió hacia la posición de la cápsula. A su lado, Orión estaba tirado boca arriba y totalmente deshidratado.

    — ¡Dadle agua! ¡Dadle agua! — Dijo Halil.

    Sarah se acercó a su compañero, desempacó la mochila, sacó una botella de agua y comenzó a darle a Orión. Éste comenzó a abrir los ojos mientras sus labios secos absorbían el agua desesperadamente.

    — Chic...

    — No hables Ori, te sacaremos de aquí. — Dijo Sarah.

    Entre todos, cogieron a Orión por cada extremidad y comenzaron a andar de regreso a las ruinas que todos vieron anteriormente. De pronto, Theron se paró mirando fijamente al horizonte.

    — ¡Eh! ¡Hay alguien allí! — Dijo el Guideón, señalando la lejanía.

    — ¡Yo también lo veo! — Exclamo Halil.

    — N-no... no es... verdad... — Decía Orión, muy agotado.

    — ¿Qué? — Preguntó Yuri, extrañado.

    — Es... una ilu... ilusión... — Dijo Orión. — Hay que... salir... de aquí...

    — Ya le habéis oído, ¡vamos! — Gritó Vidok.

    Todos hicieron caso a Orión y su advertencia mientras Theron y Halil veían a alguien observarles. Tras varios minutos, consiguieron salir de la zona desierta y pudieron respirar tranquilos.

    Orión comenzó a recuperarse poco a poco, pero aquello lo dejó bastante confuso. Halil y Sarah cargaban con el experimentado soldado mientras Yuri, Theron, Aedron y Vidok vigilaban el frente y la retaguardia respectivamente.

    [...]

    — Entonces, ¿en nuestro universo no terminamos definitivamente con los Kyler? ¿Siguen vivos? — Preguntó Devon, preocupado.

    — Es muy probable de que los que os invadieron solo fuera una mitad del ejército Kyler. La otra mitad temía un fracaso y decidió resguardarse, supongo. — Respondió Dhraen con seriedad. — El Vortex es nuestro mismo universo, sin embargo, es algo paralelo. No obstante, parece que el Vortex es una especie de futuro en comparación con nuestro universo. Si mi teoría es cierta, esto que les pasó a los humanos de Aqua y los Mhirk y Guideón, nos sucederá igual en la Tierra si no llevamos una solución a ello.

    — Pienso igual. Debemos terminar aquí y regresar a la Tierra lo más pronto posible. — Dijo Elli, respaldando a Dhraen.

    El grupo salió del bunker uno a uno con las pruebas encontradas hasta el momento. Al salir, se dieron cuenta de que estaba anocheciendo en Aqua. Justo en el momento en el que salieron de la casa, el grupo que fue a rescatar a Orión llegaba.

    — Chicos, ¿cómo fue la exploración? — Dijo Yuri, con curiosidad.

    Elli y Dhraen se miraron con seriedad.

    — Tenemos mucho que contaros. — Murmuró Elli, mostrando la carta y la grabadora que encontraron.

    [...]

    — Así que Aqua y la Tierra son planetas gemelos... — Murmuró Yuri, rascándose la barbilla en señal de estar pensando.

    — Así es, en éste universo, los Kyler consiguieron erradicarnos, fusionando ambos ADN y haciéndose aún más fuertes. No puedo creer que de verdad planearan eso en la Tierra. — Dijo Elli, pensativo.

    — Tú padre podría haber sido uno de sus experimentos si no hubiese llegado a escapar. — Dijo Dhraen, interviniendo en la conversación. — Menos mal que salió de allí.

    El grupo, ahora todo junto, avanzaba por el bosque con linternas ya que la noche era casi un hecho en el cielo de Aqua. Elli, Yuri y Dhraen andaban al frente, seguidos de Aedron, Theron y Vidok.

    — ¿Cómo nuestras especies pudieron sucumbir ante esos malditos bichos raros? — Se preguntaba Vidok, pensando en los Mhirk extintos en el Vortex.

    — Vidok, te recuerdo que de no ser por la ayuda Guideón y humana, Roleyk hubiese acabado igual. — Respondió Aedron. — Quizá los Mhirk de aquí no corrieron la misma suerte ni tuvieron ayuda.

    — También me asombra que los Guideón de éste universo fuesen derrotados. Somos la especie más inteligente y que tiene buena tecnologia. Quizá la fuerza bruta y la guerra no sea nuestro fuerte pero la inteligencia pudo haber hecho más para evitar la extinción. Me sorprende. — Añadió Theron, pensando en sus camaradas Guideón.

    Halil, Sarah y Orión avanzaban tras los alienigenas conversando acerca de la misión.

    — Creo que nadie lo ha dicho aún, pero necesitamos una maldita nave si queremos salir de aquí. — Dijo Sarah.

    — Más nos vale encontrar una nave aquí, o tendremos que pensar en montar un campamento y rezar para que traigan ayuda desde el otro lado. — Respondió Orión con seriedad, ahora ya recuperado de su paseo por el desierto.

    — Encontraremos la forma de regresar a la Tierra, no nos rendiremos. — Indicó Halil, que siempre era optimista.

    Devon, Garnie, Angie y Pete avanzaban en la parte trasera del grupo. Devon estaba en silencio, aún procesando el suave rechazo que Garnie le había dado. Ésta lo notaba, pero no quería decirle nada para no estropearlo más.

    — Pero, ¿a ti te gusta Dev? — Le preguntó Angie.

    — No lo sé. Haber, es un buen chico, pero... quizá es algo... ¿loco? — Respondió Garnie, sin saber como explicarse. — Lo que quiero decir es que en comparación a Elli, por ejemplo, Devon es más infantil. Aún no le he visto ponerse serio y proponer ideas en el grupo. Si no tiene valentía como de verdad debe tener un buen soldado, no creo que hagamos buena pareja.

    Angie miró a su amiga sin saber que decir. La entendía, pero sin embargo, el no darle una oportunidad al chico y condenarlo no le parecía la mejor opción. Pete se acercó a Devon ya que lo vio muy callado.

    — Ey, ¿qué te ocurre? — Dijo Pete con suavidad.

    — Nada, estoy pensando en mis cosas. — Respondió Devon con seriedad, ya que Pete no le agradaba especialmente.

    — Oh, haber si entiendo, ¿estás así porque tu novio Elli pasa de ti y te deja con las chicas? Tranquilo, a las chicas les gustan los homosexuales.

    De pronto, Devon golpeó a Pete, haciéndole una brecha en el casco y provocando que entrara aire de Aqua.

    — ¡¿Qué mierda haces?! ¡No vuelvas a tocarme, joder! — Exclamo Pete, tratando de evitar que se filtrara aire.

    — ¡Púdrete Pete, eres un estorbo para la misión! — Respondió Devon, ante la mirada de todo el grupo.

    Pete se olvidó de la brecha de su casco y se lanzó sobre Devon. Ambos comenzaron a rodar por tierra mientras Elli y Yuri corrían a separarlos.

    — ¡Paren maldición! — Ordenó Yuri.

    — ¡Apártate capullo! — Exclamo Elli, empujando a Pete contra unos arbustos y haciendo que éste cayera tras ellos.

    Devon se levantó y comenzó a quitarse el polvo del traje, mientras observaba con mala cara la zona en la que Pete había caído.

    — ¿Estás bien, Dev? — Preguntó Elli.

    — Sí, solo que no estoy de humor para que vengan idiotas a joderme. — Respondió el hijo de Tyrell con rabia.

    — Y tú, Pete, más te vale dejar de increpar a tus compañeros porque de verdad empiezo a pensar que fue un error traerte con nosotros. — Dijo Yuri.

    Tras unos segundos de silencio, el grupo comenzó a impacientarse ya que Pete no salía de esos arbustos.

    — Pete, no es momento para bromas. Sal de una vez. — Dijo Halil.

    El soldado israelí no obtuvo repuesta. Todos se miraron con total preocupación.

    — ¿Pete? — Dijo Sarah.

    Elli se acercó a los arbustos, sin embargo, no estaba Pete. Su rostro reflejaba el terror.

    — No... no está. Ha desaparecido. — Dijo Elli, tragando saliva.

    — Primero un desierto que te deja inconsciente en dos minutos y ahora un bosque que se traga personas. — Dijo Orión, molesto. — ¿De verdad creen que Aqua se parece a la Tierra? Ni de lejos.

    Elli rodeó los arbustos y comenzó a pisar el suelo para ver si éste reaccionaba, sin embargo, no pasaba nada.

    — Esto es muy r...

    De pronto, una especie de compuerta se abrió rápidamente en el suelo y Elli cayó por un tubo oscuro y alargado que desembocaba en una sala llena de trozos de maquinaria destruida.

    La sala era de color gris metálico, y la chatarra tenía el mismo color. Salvo aquello, no había nada que resaltara y Pete no estaba allí.

    — ¿Qué diablos es éste sitio? — Se preguntó Elli a sí mismo.

    El joven comenzó a andar hacia el frente cuando al pisar una baldosa, una puerta que no parecía estar, se comenzaba a abrir frente a él. Asombrado por aquello, Elli avanzó con pies de plomo para ver que pisaba y se adentró en aquel lugar.

    Unas luces tenues iluminaban un poco, sin embargo, aquello parecía realmente un laboratorio. Al entrar, la puerta se cerró.

    — ¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien?! — Preguntaba Elli.

    — ¡Estoy aquí! — Dijo Pete, al fondo.

    Ambos se acercaron hasta poder verse un poco. Parecía haber maquinaria por todo el laboratorio, pero era difícil ver.

    — Dios, el grupo estará preocupado. — Murmuró Elli.

    — Menos mal que has hablado, porque sino no hubiese pensado que fueras humano. — Respondió Pete.

    De pronto, las luces del laboratorio se encendieron, dejando entrever una nueva sala. Los dos soldados avanzaron con cautela observando todos los aparatos que había allí.

    Elli se fijó en que había una zona de control, en la que había todo tipo de botones y pantallas. Uno de esos botones parpadeaba con una luz roja.

    — ¿Lo vas a apretar? — Preguntó Pete al ver las intenciones de su compañero.

    — Quizá nos de alguna respuesta. — Respondió Elli. — ¿No tienes curiosidad de qué va a pasar si aprieto?

    — Lo que tengo es miedo de que nos salga un p*to Kyler de las sombras. No sabemos si lo que suceda sea algo malo o algo bueno. Y estamos solos, el grupo está fuera. — Dijo Pete, pensando en frío. — Pero aprieta, veamos que ocurre.

    Elli asintió y apretó con curiosidad el botón. De pronto, una de las pantallas comenzó a reaccionar y ambos soldados prestaron atención a lo que iban a ver. Dos hombres aparecían hablando en la pantalla.

    — Doctor Winley, los civiles han perdido la ciudad. Los Kyler se dirigen hacia nosotros, hacia aquí. — Dijo uno de los hombres que estaba frente al otro.

    — ¿Ha caído la última línea? — Preguntó el doctor Winley con seriedad.

    — Así es, doctor. Y el resto del equipo ha huído del laboratorio. Estamos solos.

    — Creo que es momento de meter a los sujetos en criogenización. — Dijo Winley, programando algo en uno de los tableros. — Prepara a Violet y a Sam. Ellos son el plan B y no podemos perderlos.

    El vídeo acababa ahí. Elli y Pete se miraron atónitos al ver aquella escena.

    — ¿Criogenizaron a dos personas? — Preguntó Pete, sorprendido.

    — Creo que ésta humanidad fue un pozo de sorpresas. Muy astuto, doctor Winley. — Afirmó Elli, tecleando unas cosas en el tablero.

    — ¿Qué haces? — Preguntó Pete al ver a su compañero realizar algo.

    — Me he fijado en lo que el doctor Winley tecleó en ese tablero. Estoy haciendo lo mismo. Así, veremos que esconde.

    Tras teclear, en una sala aparte, se abrieron dos compartimentos del suelo, y de ellos salieron dos cápsulas. Ambos soldados corrieron a ver aquella sala, y tras un cristal, vieron como el humo debido al frío se disipaba y en esas dos cápsulas, una mujer y un hombre dormían.

    — Debemos sacarlos de ahí. — Dijo Pete, tratando de irrumpir en la pequeña sala. — ¡Mierda! Está bloqueada, prueba a teclear algo.

    Elli comenzó a probar pero sin éxito. Sin embargo, había un identificador de voz, que parecía esperar una palabra.

    Diga la palabra.

    — ¿Qué palabra puede ser? — Se preguntaba Elli.

    — No lo sé, probemos cualquier cosa. — Pete se preparó para decir algo. — Doctor Winley.

    Incorrecto.

    — Kyler.

    Incorrecto.

    — ¡Joder! ¡Vamos a estar aquí toda la vida hablando con un maldito robot! — Exclamo Pete, molesto. — ¡Podrían por lo menos haber puesto una voz humana ya que estamos!

    Sorpresivamente, la compuerta de la sala se abrió. Elli miró impactado a Pete, sin saber que había dicho. No obstante, la palabra que fuese, había funcionado. Ambos entraron a aquella sala en la que hacía un notable frío. Sin embargo, sus trajes comenzaron a mantener el calor en su interior.

    — ¿Cómo los despertamos? — Preguntó Pete.

    — Por su nombre. — Dijo Elli, seguro de sus palabras. — Violet, Sam.

    Las cápsulas se abrieron para alegría de ambos soldados. Sin embargo, esos humanos no respondían.

    — No despiertan. — Dijo Elli, serio. — Para eso si que no hay contraseña.

    — Quizá están muertos. Lo digo porque llevan seguramente más de cincuenta años ahí. Quizá más, no lo sé. — Murmuró Pete.

    — Debemos encontrar la forma de reagruparnos con el resto y enseñarles éste laboratorio. — Dijo Elli, saliendo de la sala seguido de Pete.

    — Supongo que tienes razón. Así que no perdamos tiempo, esos humanos no van a moverse de ahí.

    Elli y Pete volvieron a la entrada esperando encontrar alguna puerta para regresar con sus compañeros.

    En la sala de criogenización, Violet y Sam abrían los ojos tras casi un siglo en un largo letargo.
     
  7.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Wow qué genial, al parecer ese doctor era un gran genio, y el hecho de que tuviera a dos humanos de Aqua en criogenización hace que sea aún más interesante esta segunda temporada.

    Me pregunto que papel tendrá Violet y Sam en todo este asunto.

    Sabes? No sé si has visto una película, que si no me equivoco tiene el mismo nombre de "Violet" y que por cierto la protagonista tiene el mismo nombre, de hecho es la misma actriz de toda la saga de Resident Evil. Supongo que te has inspirado en la peli de "Violet" para el nombre de esa misteriosa chica.

    Y eso me encanta :D, cuando leí el nombre me cayó a la cabeza la peli.

    Por otro lado, este capítulo hizo que me acordara de algo muy importante a lo largo de toda la historia, y esto es lo que hicieron los Kyles con Elliot. Además hay que recordar que el desarrollo de Elli fue mucho más rápido que el de un humano común, pues no cumplió los meses que un bebé debe cumplir para nacer.

    Aquí me nace una duda. Imagino que las características de Elliot las debe tener Elli, y quizá hasta más desarrolladas, también debe haber algún efecto secundario en Elli en base al apresurado desarrollo de cuando era tan solo un feto. Además aquí tambien me hace recordar las últimas visiones de Emily, que no me las he sacado de la cabeza, me tienen sumamente preocupado XD

    Y bueno, no puedo decir mucho, pues el capi ha sido pequeño, y eso no es problema, si bien es verdad que me hizo recordar muchas cosas de los sucesos anteriores.

    Para finalizar, espero que pueda conocer un poco más sobre los personajes, especialmente de Angie, esa chica me gusta mucho y es todo un misterio para mí, a pesar que no ha tenido un papel muy importante en la historia, al menos hasta el momento.

    Saludos!
     
  8.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    De hecho, con Violet no me inspiré en nada XD y ni me acordaba de la actriz de Resident Evil :o
    Quedan tres capítulos para el final, espero que vayan resolviendo tus dudas poco a poco. ¡Un saludo a ti también!
     
  9. Threadmarks: Parte Final / Capítulo 6: Por la Tierra
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Capítulo 6: Por la Tierra



















    — ADT contactando con base Plutón, ¿me recibís?

    — ¿Algo?

    — Nada, no hay respuesta.

    — ¿Tememos lo peor?

    — Sí, avisad a toda la infantería, naves de guerra y ciudadanos. Que se preparen.

    — Sí, señor.

    Elliot observaba la radio con atención, esperando una llamada. Ésta no tardó en suceder.

    — Aquí Elliot, de la ADT; ¿habéis averiguado algo?

    La base Marte tampoco responde, señor. El radar detecta siete objetos de gran tamaño acercándose.

    — Estad atentos a cualquier señal.

    Señor, si han atacado la base de Plutón es imposible que no nos hayan avis...

    La señal de radio se cortó para sorpresa de Elliot, que trataba de obtener una respuesta pero la estática se apoderó del sonido del aparato.

    — ¡Mierda! — Exclamo Elliot, levantándose de la silla.

    — Si no nos hemos enterado de un posible ataque a las bases de Plutón y de Marte, es porque no les dio tiempo. — Dijo Tyrell, apareciendo en la sala de control con dos Blaster. — Elliot, son ellos, no cabe duda.

    Elliot miró desde un gran ventanal como los soldados de la ADT se preparaban mientras los ciudadanos corrían a sus casas y varias naves de guerra despegaban para sobrevolar los cielos y mantener vigilada la zona. El mundo estaba siendo avisado de que algo se acercaba.

    — Supongo que habrá que pelear, ¿no? — Murmuró Elliot, cogiendo uno de los Blaster que Tyrell había traído.

    — Como en los viejos tiempos, amigo. — Dijo Tyrell, sujetando su Blaster mientras se marchaba de la sala.

    Elliot miró el Blaster que había cogido. Hacía más de veinte años que no sujetaba uno para tener que utilizarlo de nuevo en serio, solo lo hizo en prácticas. Sin embargo, el momento había llegado, las pesadillas de Emily fueron un aviso de lo que iba a llegar.

    Elliot sabía que estaban preparados esta vez, pero sin embargo, no sabía que los Kyler habían aprendido de la primera vez.

    [...]

    Unas horas antes...

    — Cariño, no te separes de mí. — Dijo Emily, junto a su hija Francine.

    — ¿Y papá? ¿Dónde está? — Preguntó la niña, algo apenada.

    — Papá está trabajando, Francine.

    — ¿Y dónde vamos? — Preguntó de nuevo la niña.

    — Vamos a la oficina donde papá trabaja, para hablar con él.

    Emily y su hija avanzaban por las calles futuristas de la ciudad. Había mucha gente transitando, era un día ajetreado. Tras cruzar una gran avenida, Emily y Francine entraron en el edificio de la ADT.

    Pasaron por recepción saludando a algunas personas con rapidez y subieron en ascensor hasta la quinta planta. Al salir, siguieron avanzando por un largo pasillo hasta llegar a uno de los despachos. En la puerta siete, ponía David.

    — Aquí está papá, cariño.

    Ambas entraron en el cuarto sorprendiendo al propio David, que estaba realizando algunas tareas por un ordenador.

    — ¡Hola papi! — Exclamo la niña, corriendo a los brazos de su padre.

    — ¡Hola mi niña! — Respondió David, sosteniendo en sus brazos a Francine. — ¿Qué hacéis aquí?

    — Mamá quería venir.

    — Tenemos que hablar, David.

    David sentó a Francine en su silla mientras se levantaba y se dirigía a Emily, que parecía estar temblando.

    — ¿Qué ocurre? ¿Esas pesadillas otra vez? — Preguntó David en un voz baja para no involucrar a su hija en la conversación.

    Emily asintió mientras comenzaba a llorar, aterrada.

    — Eh, eh, tranquila Em. — Susurró David, abrazando a su mujer. — Respira un poco, siéntate.

    Emily se sentó en una de las sillas frente al escritorio mientras David cogía a Francine por los brazos.

    — ¿Sabes que? ¿Por qué no vas a pedirle a Nancy que te de varios de esos bollitos que tanto nos gustan? Y los traes, ¿qué te parece? — Dijo David, tratando de persuadir a su hija.

    — ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! — Gritaba la niña de emoción.

    — Pues corre, ve. — Murmuró su padre, abriéndole la puerta. — Ya sabes donde está Nancy, ¿verdad?

    — Sí papá, siempre que vengo aquí voy a verla a su despacho. — Dijo la niña con convicción.

    Francine salió del despacho y David cerró la puerta, acto seguido se arrodilló ante su mujer, que estaba secándose las lágrimas.

    — ¿Fue la misma pesadilla?

    — Siempre es la misma pesadilla, David. Siempre.

    — Maldición... ¿qué dice Elliot a eso?

    — Está demasiado ocupado en sus cosas de la ADT. Preparando una red de defensa global o algo así. Ya le dije sobre esto antes de que Elli partiera hacia El Vortex, pero no me prestó atención. — Dijo Emily. — Pero lo conozco, y si está haciendo esa red de defensa es porque sabe que lo que sueño puede ser real.

    — Puede no serlo, ¿no?

    — Elliot te puede decir que no fallo en ninguna premonición, y desde que los Kyler nos invadieron, tenía más y más premoniciones y sueños. Antes de eso, era en raras ocasiones. Predije la muerte de mi abuelo y días después mi madre me dio la noticia. Predije el accidente de coche de mi tío y el mismo día ocurrió. David, esto ocurrirá. Los Kyler van a regresar. No he venido aquí para contarte otra vez sobre las pesadillas, sino a que nos preparemos.

    David miró a su mujer sin saber como reaccionar. Sin embargo, Emily sabía perfectamente que debían prepararse para el regreso de los Kyler, que cada vez estaba más cerca.

    [...]

    Actualidad...

    Jessie y Miranda se encontraban en casa de ésta última cuando comenzaron a ver como la gente corría por las calles y soldados se armaban. Ambas mujeres se miraron sin saber que estaba ocurriendo cuando de pronto alguien tocó a la puerta.

    Jessie se levantó rápidamente para abrir a quien fuera que hubiese tocado. Un soldado de la ADT, jadeando, estaba frente a ella.

    — ¿Qué ocurre? — Preguntó Jessie, mientras Miranda observaba la situación.

    — Elliot me ha pedido que os lleve a la Zona 1 para que estéis a salvo.

    — No lo entiendo, ¿estamos bajo ataque? — Dijo Miranda, interviniendo en la conversación.

    — Es muy probable de que en diez minutos lo estemos. Hemos perdido el contacto con las bases de Plutón y Marte, además la Luna se encuentra bajo ataque y ya nos han llegado informes de la situación. — Respondió el soldado, algo nervioso. — Son los Kyler, han vuelto.

    Jessie miró a Miranda sin saber como reaccionar a aquella noticia. Ninguna de las dos podía articular palabra; la pesadilla había despertado.

    — Por favor, señoritas, debemos ir a la Zona 1. Están evacuando a todo civil de la ciudad.

    Zona 1 era el nombre de unos bunkeres que la ADT creó con el fin de proteger a la ciudadanía de un posible ataque extraterrestre. Tras la invasión Kyler, toda precaución era poca para la ADT, que fue creada expresamente con el fin de proteger la Tierra y la especie humana junto a sus aliados, Mhirk y Guideón.

    Habían más Zonas, hasta cinco, y dichos bunkeres estaban provistos de armas en caso necesario de defensa o de salida al exterior, de varios transbordadores para evacuar la Zona si era necesario, comida y agua para dos años además de un pequeño huerto.

    — ¿Y Elliot y Tyrell? ¿Dónde están? — Preguntó Miranda, preocupada.

    — Liderarán varios escuadrones de la ADT, por eso no han venido ellos a por vosotras y me han mandado a mí. Así que cojan lo necesario y dense prisa, debemos irnos ya mismo.

    Tras las palabras de aquel soldado, ambas mujeres se prepararon con una mochila con lo que creyeron necesario coger, y rápidamente salieron de la casa junto aquel hombre. Varios soldados llevaban consigo familias tras él, mientras eran guiados a distintas Zonas.

    Horas antes, Emily convenció a su marido David para ir a una de las Zonas seguras. Por suerte para ellos, fueron de los primeros en entrar a una. El interior de Zona 1 era el de una casa normal, aunque muy grande. Había centenares de literas, y aún había habitaciones espaciosas que servían para otras cosas.

    Los niños, el futuro de la humanidad, eran llevados a una de esas habitaciones para que en el hipotético caso de que la amenaza irrumpiera en el bunker, su habitación, totalmente sellada, evitara que los jóvenes fueran asesinados o raptados y subsistieran ahí hasta tener la conciencia suficiente como para salir.

    Igualmente, varios profesionales especializados cuidaban de los niños. Francine fue llevada a dicha habitación mientras se despedía de sus padres, sin embargo, Emily quiso ir con ella y le dejaron.

    — Vamos David, nos dejan quedarnos con ella. — Dijo Emily.

    — Yo no voy. — Murmuró David. — Soy miembro de la ADT, soy un soldado y voy a luchar. No por mí, sino por vosotras y por la humanidad.

    — ¡David, no digas tonterías! ¡Tu hija te necesita! — Exclamo Emily.

    — ¡Mi hija necesita vivir sin amenazas externas! ¡Mi hija necesita un maldito futuro en paz! ¡Y yo voy a dárselo aunque me cueste la maldita vida! — Dijo David, furioso. — Mira Em, los Kyler me raptaron cuando era un niño. Me dieron unas habilidades. Con ellas, me siento menos humano que el resto pero más capacitado para luchar. Tu hermano es igual que yo, y le entiendo. Nuestra habilidades son especiales y ayudarán a salvar la Tierra. A salvaros a vosotras. Tranquila Em, sabes que volveré.

    David besó a su mujer y después la abrazó. A pesar de que transmitió seguridad, él sabía que quizá podía ser la última vez que viese a su familia. Sin embargo, aportaría su grano de arena a la batalla.

    [...]

    Roleyk también supo que la humanidad estaba siendo atacada. Pensando que los Kyler solo querían venganza contra ellos, los Mhirk bajaron la guardia. Sin embargo, la sorpresa fue mayor cuando varias naves de gran tamaño descendían en su planeta.

    Aterrados, alertaron a la Tierra de que no podrían enviar refuerzos ya que ellos iban a entrar en guerra también. Con los humanos en la Tierra, los Mhirk en Roleyk y los Guideón repartidos en ambos planetas, la batalla por la supervivencia de las tres especies acababa de comenzar.

    [...]

    — Aquí Tyrell, quiero a varios soldados en cada edificio y cada rascacielos con armamento pesado. Cualquier nave Kyler tiene que ser derribada, no os confundáis con nuestras naves. Corto.

    La ADT se preparaba para una nueva guerra. Conscientes de a quién se enfrentaban, los soldados sentían una especie de temor mezclado con adrenalina. Las ganas definitivas de acabar con la raza Kyler estaban presentes.

    Las calles de la ciudad estaban desiertas. Desiertas salvo más de miles de soldados desplegados en ellas, cubiertos y preparados. Una de las naves de guerra humanas que sobrevolaba el cielo para avisar a tierra de si se acercaba alguna nave, permanecía en alerta total.

    Varias de esas naves sobrevolaban el cielo y mantenían contacto entre ellas y el ejército de tierra.

    Ave uno, desvíe su rumbo y vuele por encima de las nubes, así podrá avisarnos de si ya han irrumpido en el planeta.

    Aquí Ave uno, recibido. Manténgase a la espera.

    Ave uno se impulsó para superar la barrera de nubes y cruzarla, pasando así a una zona más alta y visible. Mientras tanto, el resto de naves y soldados esperaban por radio algún aviso.

    Sin embargo, solo escucharon un estruendo. Dicho estruendo sonó increíblemente fuerte, llegando a escucharse en los bunkeres donde se escondían los civiles. Emily miró al techó y abrazó fuerte a Francine.

    — Ya están aquí. — Susurró, con una voz entrecortada y aterrada.

    Fuera, la ADT no sabía que demonios acababa de ocurrir en el cielo.

    ¡Ave uno, aquí Ave tres, responda!

    Ave tres no obtuvo respuesta de su compañero y se aventuró a superar la barrera de nubes para ver que había ocurrido, sin embargo, antes de que pudiera cruzar las espesas nubes, un rayo rojizo que parecía un láser potente le dio de llenó, desviando dicha nave y haciendo que ésta cayera.

    — ¡Preparaos! — Gritó Elliot, sabiendo que eran ellos.

    Ave tres caía en picado contra un rascacielos y su choque fue rotundo, explotando y provocando que medio rascacielos cayese, justamente, en una zona en la que había soldados.

    Ave dos se puso manos a la obra y disparó varios misiles contra parte del rascacielos que caía para así evitar que todo el trozo aplastase a los soldados. A pesar de que podía o no salirle bien, la estructura se partió en varios fragmentos que por suerte, no acabaron con la vida de ninguno.

    — M-mira ahí arriba... — Dijo uno de los soldados, señalando el cielo.

    Su compañero observó el cielo y vio como una gran nave, mucho más grande que otra cualquier vista descendía poco a poco a la Tierra. Tras ella, varias naves de un tamaño menor pero aún así bastante grandes, la seguían.

    De ellas, salieron diminutas naves de combate que comenzaron a disparar misiles contra las zonas en las que se encontraban los soldados. Las naves de guerra humana se enzarzaron en una batalla al límite contra las naves de combate Kyler.

    Mientras tanto, de la nave nodriza, salían otras naves que no eran de combate. Tyrell, desde una posición privilegiada, vio como de dichas naves descendían decenas de Kylers.

    — ¡Están aquí! ¡Fuego! — Exclamo Tyrell a su escuadrón.

    — ¡Por la Tierra! — Comenzaron a gritar varios soldados de la ADT, convirtiéndolo en su grito de guerra.

    Aquello hizo recordar a Elliot cuando los Kyler gritaban 'Por Uuron', poniéndolo más furioso y más deseoso de matarlos.

    — ¡Por la Tierra! — Gritó él, dispuesto a todo.

    Todos los soldados comenzaron a disparar contra los Kyler al igual que estos contra los humanos. Sin embargo, los Blaster de los Kyler parecían haber sido mejorados, y además de disparar energía también lanzaban unos extraños rayos.

    Los soldados de la ADT iban cayendo uno a uno, para sorpresa de Elliot que veía como perdía soldados. La humanidad sucumbía ante el poder abrumador de los Kyler.

    [...]

    Un mes después...

    Elliot respiraba agitado, escondido tras una esquina. Un poco de sangre recorría parte de su rostro, que estaba además lleno de tierra. La ropa estaba desaliñada, presentando un aspecto que recordaba a esos veinte años atrás. Rápidamente sacó un walkie de su bolsillo y se lo acercó a la boca.

    — Ty... — Susurró entre jadeos. — Creo que los he despistado.

    ¿Dónde... dónde... estás? — Respondió Tyrell por walkie, a pesar de la estática.

    Elliot miró de un lado a otro para asegurarse de que nadie iba a por él. Tragó saliva y se limitó a responder a su amigo.

    — Cerca de la base de la ADT. — Dijo Elliot, observando un gran edificio destruido. — Voy a ver si encuentro la forma de comunicarme con Roleyk, y después con el grupo enviado al Vortex. Si no obtenemos ayuda, no duraremos mucho más. ¿Sabes algo de las Zonas?

    Zona uno y tres están operativas, evacuamos con éxito a la dos, pero la cuatro y la cinco fueron fuertemente atacadas y... — Tyrell se quedó en silencio durante varios segundos. — Los secuestraron. Me sorprende porque cuando nos invadieron por primera vez no parecía que pretendieran llevarnos, sin embargo, ahora no nos matan. Nos disparan en piernas o brazos para inmovilizarnos y nos raptan. Elliot, ten cuidado. Espero que puedas contactar con alguien.

    — Te mantendré informado Tyrell. Corto.

    Elliot guardó el walkie en su bolsillo y se aventuró sigilosamente hasta el edificio de la ADT. El silencio de las calles era aterrador, y aquella gran nave nodriza en el cielo daba aún más miedo. Era imponente y parecía un ojo que lo observara todo.

    Elliot trató de ser lo más precavido posible e iba cubriéndose en distintas partes para evitar ser detectado. Tras avanzar un poco, logró entrar en las oficinas de la ADT. Cuerpos quemados yacían en el suelo, fruto de un misil lanzado allí por los Kyler.

    Elliot siguió por unos pasillos buscando la sala de control, subió varias escaleras hasta finalmente llegar a aquella sala, que estaba bastante destruida. Sin embargo, la radio parecía haber sobrevivido. Elliot corrió a sentarse y encender la radio.

    — Vamos, vamos, funciona, funciona.

    Tras varios intentos, la radio logró encenderse. Elliot cogió rápidamente y puso la frecuencia que usaban para contactar con Roleyk.

    — Aquí Elliot de la ADT, los Kyler tienen el dominio absoluto de la Tierra, ¿hay alguien en Roleyk?

    Tras una breve estática, la radio comenzó a hacer extraños ruidos hasta que una voz bronca respondió a Elliot.

    Roleyk y la Tierra se parecen en algo. ¿Sabes en qué?

    — ¡¿Quién eres?!

    En que ambos planetas van a ser nuestros basureros.

    — ¡Contesta maldita sea!

    Me llamo Tandom, y soy el emperador de los Kyler. Mataste a mi hermano, y tarde o temprano, pagarás por ello.

    — ¡¿Dónde te escondes?!

    La transmisión pareció cortarse. Elliot golpeó la mesa furioso.

    — ¡Mierda! — Exclamo. — Entonces, ¿el hermano de Uuron?

    Elliot alzó la vista y observó desde el ventanal aquella gran nave que llevaba un mes flotando sobre la ciudad. Lentamente cogió el walkie de su bolsillo y se lo puso en la boca, dispuesto a hablar.

    — Tyrell, tenemos que hablar.

    ¿Qué ocurre? ¿Has contactado con Roleyk?

    — No, los Kyler han cortado toda transmisión al exterior. — Murmuró Elliot, sin dejar de mirar aquella nave. — Pero creo que sé donde se esconde su líder. Nos vemos en cinco minutos en Zona uno.

    Elliot guardó el walkie y miró el Blaster que llevaba con él.

    Por la Tierra.
     
  10.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Veo que los humanos se han armado hasta los dientes durante los últimos 20 años, pero aún así los Kyles les han tomado ventaja, y desgraciadamente a Roleyk seguramente le ha pasado lo mismo que la tierra.

    Wow, quedan tres capítulos? Vaya, que pequeña es la segunda parte, veremos como termina.

    Por el momento solo tengo la duda de los humanos Violet y Sam, pero solo esa.

    Me impresionó que Uuron tuviese un hermano, eso no me lo esperaba. De hecho me estaba preguntando quién hiba ser el nuevo jefe de los Kylers, e incluso llegué a pensar que Uuron había sobrevivido.

    La batalla estuvo interesante, el modo que Ty dio órdenes me recordo a cierta película, además de recordarme a un video juego del que soy muy fan :D

    Por el momento eso es todo, espero la próxima actualización.

    Saludos!
     
    Última edición: 27 Enero 2017
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  11. Threadmarks: Parte Final / Capítulo 7: Estrella roja
     
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    Capítulo 7: Estrella roja

















    Elli y Pete volvieron a la sala en la que cayeron por un extraño conducto que los engulló tras un arbusto. Sin embargo, aquel agujero por el que bajaron estaba totalmente clausurado.

    — ¡No vamos a salir de aquí, joder! — Exclamaba Pete, golpeando aquella tapa metálica que cerraba el conducto con una barra del mismo material.

    — Pete, relájate. Encontraremos la forma, o ellos la encontrarán. — Respondió Elli con seriedad. — Es inútil gastar energía.

    — ¡El inútil eres tú que estás ahí par... ado...! — Decía Pete antes de quedarse congelado, mirando a la espalda de Elli.

    El joven se volteó lentamente para ver que aquellos dos humanos criogenizados estaban frente a ellos. Sam y Violet, como bien indicaba en las cápsulas en las que estaban, observaban a Pete y Elli también con cierto asombro. No obstante, el silencio entre ambas parejas duró poco.

    — ¿Sois... humanos? — Preguntó Violet, totalmente atónita.

    Elli y Pete se miraron y luego miraron a Violet.

    — Sí, claro. — Murmuró Elli. — Pero no somos de aquí.

    — ¿Dónde está el doctor Winley? — Preguntó Sam.

    — ¿Quién? — Preguntó Pete, extrañado.

    — Pete, se refiere al científico que los criogenizó. — Susurró Elli a su compañero.

    — Ah sí, ya sé quién es. — Murmuró Pete, girándose hacia Sam. — Probablemente muerto.

    Sam y Violet se quedaron boquiabiertos ante el comentario de Pete, que a pesar de que fue duro y directo, fue la verdad.

    — ¿Muerto? Entonces... ¿los Kyler nos ganaron? — Dijo Sam, tratando de asimilar aquello.

    — Lo siento, pero así fue. — Dijo Elli con compasión.

    — ¿Y quiénes sois vosotros? — Preguntó Violet.

    — De la Tierra. — Respondió Elli.

    [...]

    — ¿Cómo vamos a encontrarlos? Ese p*to agujero no se abre. — Dijo Devon con seriedad.

    — Encontraremos la forma. — Respondió Yuri. — ¿Alguna idea?

    — Una idea no tengo, pero sí una posible entrada. — Dijo Orión observando con unos prismáticos el fondo del bosque. — Mirad eso.

    El grupo se juntó para observar en la misma dirección que Orión hacía. Uno a uno se fueron pasando los prismáticos para ver lo que fuera que tuviesen que ver. Al final del bosque, había una compuerta metálica metida en una gran roca.

    — ¿Crees que sea eso una entrada al lugar donde Pete y Elli cayeron? — Preguntó Angie.

    — Es un comienzo. — Dijo Aedron. — Vayamos.

    — Espero que sea una maldita puerta a donde sea que fueron estos dos. — Dijo Theron.

    El grupo cruzó un pequeño sendero en medio del bosque hasta llegar a dicha compuerta. A un lado, había una especie de contacto para abrirla, pero requería de una huella, sin especificar cual. Aedron probó a abrirla, pero le denegaron el acceso.

    — Que pruebe otro.

    El siguiente fue Dhraen, al que también se le denegó el acceso.

    — Yuri, tu turno.

    — Voy.

    Yuri puso su huella dactilar y un sensor la leyó, dándole acceso y abriendo la compuerta. Todo el grupo miró al líder humano, sorprendidos.

    — Yo tampoco sé porqué se abrió conmigo, pero da igual, mejor entremos.

    El primero fue Aedron, pero de pronto cayó por un agujero. Sorprendidos, trataban de pisar firme cuando la compuerta se cerró y el suelo se abrió en sus pies.

    — ¡¿Qué mierda pasa?! — Exclamo Halil.

    — ¡¿Acaso es una trampa?! — Dijo Sarah.

    El grupo cayó por un amplió agujero hasta una habitación acolchada y metálica, idéntica a la que Elli y Pete habían caído.

    — ¿Qué es éste sitio? — Preguntó Garnie, observando a su alrededor.

    Nadie respondió a la chica porque de pronto las puertas se abrieron y aparecieron Elli y Pete armados con sus Blaster junto con Violet y Sam.

    — ¡¿Qué ha sido ese maldito ruido?! — Exclamo Pete.

    — ¡Tranquilo, somos nosotros! — Exclamo Halil, alzando las manos.

    — Chicos, me alegra verlos bien. — Dijo Yuri.

    Angie se acercó a Elli y le abrazó, gesto que Pete desaprobó apartando la mirada. Garnie miró a Devon, que apartó la vista, aún enfadado.

    — Veo que tienen compañía, muchachos. — Indicó Dhraen, observando a Violet y Sam.

    — Ellos son... — Elli tragó saliva. — Son humanos de Aqua.

    Todo el grupo se sorprendió ante la afirmación de Elli, sobretodo los humanos.

    — ¿Y cómo sobrevivieron a la masacre de los Kyler aquí? — Preguntó Yuri.

    — Fueron criogenizados por el doctor Winley. — Murmuró Pete con seriedad.

    — Increíble, me hubiese gustado conocer a ese científico. — Musitó Dhraen.

    — Elli, vuestro compañero, me ha dicho que sois humanos de Terra. — Dijo Violet, con una sonrisa en el rostro. — Siempre supe que lograríamos prosperar allí.

    — Técnicamente somos humanos, iguales, solamente nos diferencia el planeta de origen. Pero en realidad sois humanos de aquí, vuestros antepasados llegaron a Terra en forma de probetas, bacterias que lanzamos al planeta. Es asombroso saber que el trabajo de Winley dio resultado y que se formó una nueva humanidad allí. Especialmente, una humanidad a salvo. — Dijo Sam.

    Todos agacharon la cabeza, cabizbajos, excepto Violet y Sam, que notaron aquello.

    — Los Kyler invadieron la Tierra pero logramos repelerlos. — Dijo Orión.

    — ¿Entonces que hacéis aquí en Aqua? — Preguntó Violet.

    — Recibimos una señal de ayuda de alguien proveniente del Vortex, vuestro universo. Al entrar, nos atacó una nave de grandes dimensiones y evacuamos cayendo aquí en Aqua. No tenemos forma de volver a casa. — Dijo Elli, deprimido.

    — Esa señal la hizo el doctor Winley tres semanas después de haber enviado a la nave con gente a Terra. Les pidió volver, pero no nos oyeron. No volvieron. — Murmuró Violet, triste tras decir aquello.

    — Al parecer, el mensaje ha llegado miles de años después, algo totalmente sorprendente, ya que pensamos que la señal se perdió en el espacio. — Dijo Sam. — Esa nave que os atacó fue de los Kyler. Nos ganaron, los reducimos en número, pero nos ganaron y ahora vagan por el universo con una nave, supongo.

    — Esa nave es nuestro billete de salida de aquí. — Dijo Devon.

    — Y nuestra paz si logramos matar a todos los Kyler. — Dijo Violet.

    — ¿Saben pelear? — Preguntó Sarah.

    — Eso es como montar en bicicleta, no se olvida. — Murmuró Sam, abrieron un armario y sacando de éste un arma parecida al Blaster.

    — Bueno, bien. — Murmuró Aedron al ver a esos nuevos humanos armados. — ¿Cómo podemos llamar la atención de esa nave para que aterrice aquí y los enfrentemos?

    De pronto, el suelo comenzó a temblar y todos se miraron sorprendidos.

    — ¡¿Es un terremoto?! — Preguntó Angie, cogida a Elli para no desequilibrarse.

    — No, son ellos. — Murmuró Violet.

    — Están aquí. — Dijo Sam.

    [...]

    Una nave de gran tamaño comenzaba a entrar en Aqua, inundando el cielo con su envergadura y un color rojo muy potente. El grupo salió del laboratorio por un ascensor que Violet y Sam conocían.

    — ¿Cómo nos han encontrado? — Preguntó Vidok.

    — Por la habitabilidad. Vieron que no huímos a cualquier planeta, sino a éste en concreto. Saben que éste planeta es optimo para nosotros y saben que no podemos salir de aquí. Nos han dejado para el final. — Dijo Orión, tomando su Blaster. — Pero va a ser su final.

    La nave comenzó a bajar para aterrizar en Aqua y desde la distancia el grupo vio como iba asentándose en la superficie terrestre.

    — ¿Estáis listos? Esto va a ser una dura batalla. — Indicó Yuri, sujetando su Blaster al igual que el resto.

    De aquella nave, comenzaron a salir escuadrones Kyler. Para sorpresa del grupo, esos Kyler eran bastante distintos a los que ellos conocían. Sus extremidades, su rostro; todo tenía rasgos humanos, algo que era aterrador y asqueroso.

    Orión corrió hacia una colina para posicionarse allí y tener una vista panorámica del campo de batalla, y así poder matar Kylers desde la distancia. El resto del grupo se cubrió tras árboles o rocas mientras los escuadrones Kyler subían una explanada hacia ellos.

    — ¡Disparad a matar! — Exclamo Aedron, siendo el primero en apretar el gatillo.

    Ambos bandos comenzaron a devolverse disparos. Halil, junto con Sarah, Devon y Vidok, se infiltrarían en la nave y acabarían con los que estuviesen en su interior. El resto, lucharía contra el ejército de Kylers que tenía enfrente.

    Orión disparaba sin pestañear a las cabezas visibles, reduciendo el numero de Kylers, sin embargo, seguían siendo muchísimos. Aedron, como buen Mhirk, comenzó a usar su fuerza bruta y su resistencia y regeneración de piel para pelear cuerpo a cuerpo.

    Dhraen junto con Elli, Angie y Garnie formaron un círculo para protegerse, al igual que Pete, Theron, Violet y Sam.

    — Hacía mucho que no veía a los Kyler... — Susurró Sam, algo asustado.

    — Nosotros también. — Respondió Pete.

    A pesar de sus estrategias defensivas, el grupo vio como poco a poco era acorralado por las hordas de Kylers que los asediaban.

    [...]

    Halil iba al frente, seguido de Sarah, Devon y por último Vidok. La nave tenía una compuerta por la que habían salido las docenas de escuadrones Kyler, lugar por el que ellos iban a entrar. El interior de la nave era oscuro salvo por luces rojas que tenía, algo que era curioso.

    — Con cuidado, es muy probable que no todos hayan bajado de la nave. — Dijo Halil.

    El soldado, ya con experiencia tras otras batallas, guíaba a su pequeño grupo en busca de acabar con los Kyler que quedaran dentro y asegurar así una nave que los llevara de regreso a casa.

    El grupo iba caminando por uno de los pasillos hasta llegar a una zona en la que había tres puertas. Para su sorpresa, solo una se abría. Al entrar, pudieron comprobar como sobre la mesa había cuerpos humanos totalmente esqueléticos, fruto de sus experimentos más oscuros.

    — Esto es enfermizo. — Dijo Devon.

    — Y repugnante. — Añadió Sarah.

    El pequeño grupo siguió avanzando cuando de pronto, una especie de sangre oscura y biscosa cayó sobre la cabeza de Vidok, el Mhirk. Éste comenzó a gritar al ver que dicha sangre biscosa ardía y quemaba su piel.

    — ¡¿De dónde ha salido eso?! — Dijo el propio Vidok, aguantando el dolor.

    Los cuatro soldados miraron al techo y por primera vez desde su llegada al Vortex, se estremecieron de terror.

    [...]

    — ¡Son demasiados! — Exclamo Dhraen, yéndose hacia atrás.

    — ¡¿Y qué hacemos?! — Preguntó Garnie, preocupada.

    — ¡Tengo una idea! — Gritó Violet de pronto. — ¡Pero necesito que me cubráis hasta que llegue al laboratorio!

    — ¡¿Qué idea es?! — Preguntó Pete, disparando.

    — El arma. — Murmuró Sam, sonriéndole a su amiga Violet. — Chica lista.

    — ¡¿De qué arma hablan?! — Preguntó Elli, sin perder de vista a los Kyler.

    — La Dracken. — Dijo Violet. — Es un arma prototipo creada por el doctor Winley y sus ayudantes, que dispara ráfagas de energía que destruyen todo a su paso, un radio de veinte metros.

    — ¿Servirá? — Preguntó Angie.

    — No tenemos alternativa. — Musitó Dhraen. — Bien, vamos a cubrirla. ¡Uno!

    Violet se preparó para correr.

    — ¡Dos!

    Orión fue rodeado por cinco Kyler.

    — ¡Tres! ¡Corre!

    Violet comenzó a correr hacia el laboratorio mientras Dhraen, Yuri, Aedron, Elli, Angie, Garnie, Pete, Theron y Sam la cubrían. Orión, alejado de su grupo y en la colina, se vio sorprendido por cinco Kyler.

    — ¡Mierda! — Dijo Orión, saltando de la colina antes de que los disparos de las armas Kyler le acertasen.

    El soldado cayó bien a pesar de la considerable altura de la colina, unos cuatro metros. Éste comenzó a correr hacia el Kyler más próximo que tenía y saltó sobre él, colocándose en su espalda. Tras él, colocó el cañón de su Blaster en la cabeza del alienigena y se la voló literalmente.

    Antes de que seis de ellos se giraran para verlo, Orión soltó una granada que disparaba agujas a una velocidad increíble. Ésta explotó y acabó con la vida de esos seis Kyler, pero aún quedaban unos treinta que luchaban contra el resto del grupo y los cinco que seguían a Orión.

    — P*tos Kylers, os odio. — Murmuró Orión, disparando su Blaster contra dos de ellos y asesinándolos.

    De pronto se quedó sin munición, cosa que los tres Kyler quisieron aprovechar y apuntaron al humano cuando de pronto, una onda expansiva frenó sus intenciones. Violet cargaba la Dracken, y acababa de matar a veinte Kylers con un solo tiro.

    — ¡Ya son menos! ¡Es nuestro momento! — Exclamo Yuri.

    El grupo comenzó a devolver el fuego contra los Kyler pero Theron fue sorprendido por dos de ellos y le dispararon en el torso, matándolo al instante. El Guideón cayó al suelo con los ojos abiertos pero sin vida.

    Dhraen, viendo que su pupilo había caído, dejó de disparar y corrió al cuerpo del joven, en un intento desesperado por salvarlo. Pero en vano, ahora Dhraen era el único Guideón en la misión.

    [...]

    Halil, Sarah, Devon y Vidok vieron con sus propios ojos como una criatura de apariencia humana pero con rostro de Kyler se precipitaba sobre ellos desde el techo. El extraño experimento cayó sobre Vidok, que trataba de zafarse de él sin éxito.

    — ¡Quitádmelo de encima maldición! — Exclamaba el Mhirk, antes de que aquel bicho le abriese el pecho de arriba a abajo.

    — ¡Dios! — Exclamo Sarah al ver aquello.

    — ¡Disparémosle sin parar a esa cosa! — Dijo Halil.

    Él junto con Devon y Sarah comenzaron a disparar a aquel bicho, que parecía resistir bastante los disparos de energía. El cuerpo de Vidok fue destrozado y aquel ser se abalanzó sobre Sarah, pero Halil se interpuso y ambos comenzaron a luchar cuerpo a cuerpo.

    — ¡Tomad el control de la nave y cerrad la compuerta de ésta sala! ¡Rápido! — Exclamaba Halil, prácticamente cometiendo un acto suicida.

    — ¡Halil no! — Gritó Sarah, casi llorando.

    Devon cogió a Sarah y la sacó de la sala, acto seguido cerró la puerta mientras aquel ser comenzaba a despellejar a Halil, que gritaba de dolor.

    — ¡¿Qué mierda acabas de hacer?! — Le recriminó Sarah a Devon.

    — ¡Salvarte la maldita vida! ¡¿Acaso quieres acabar cómo él?! — Respondió Devon.

    Sarah, furiosa, siguió su camino por la nave mientras Devon cerraba los ojos al oír los gritos de Halil.

    [...]

    Fuera de la nave, el grupo había conseguido acabar con los Kyler, pero Theron había muerto. Él, junto con Dhraen eran los únicos Guideón que sobrevivieron a la destrucción de la Tyok I. Sin embargo, ahora estaba muerto, algo que le dolía a Dhraen. Yuri se acercó a consolar a su amigo.

    — Lo siento Dhraen, Theron era un buen soldado de los vuestros. — Murmuró Yuri.

    — Me sorprende la facilidad con la que los humanos os expresáis para estas cosas. — Respondió Dhraen. — Unas simples palabras no lo traerán de la muerte.

    — ¡Chicos! ¡Sarah y Devon acaban de salir de la nave! — Exclamo Elli.

    Elli, junto con Angie, Garnie y Aedron se acercaron, ya que no vieron a Halil y Vidok con ellos.

    — ¿Dónde están? ¿Qué ha pasado ahí dentro? — Preguntó Aedron.

    — Hay una especie de experimento extraño que los Kyler tenían en la nave. Esa cosa los ha matado, pero la hemos encerrado. Por lo demás, el resto de la nave está libre de Kylers o cualquier otra cosa. Simplemente, no vayáis a la sala tres. — Dijo Sarah con seriedad.

    — ¿Qué hace Dhraen? ¿Quién es ese que está tirado en el suelo? — Preguntó Devon al ver desde lejos la situación.

    — Han matado a Theron. — Dijo Elli, cabizbajo.

    Yuri venía de hablar con Dhraen y se acercó al grupo.

    — ¿La nave está lista? — Preguntó Yuri.

    — Así es. — Indicó Devon.

    — Bien, antes de subir, si alguien quiere quedarse aquí que lo diga. Dhraen no quiere volver.

    Las palabras de Yuri sorprendieron al grupo, que no entendía el cambio repentino de Dhraen.

    — ¡¿Por qué se queda?! — Preguntó Elli.

    — Dice que en la Tierra no le queda nada. A pesar de que es líder de los Guideón, dice que no tiene nada que lo retenga. Su mujer, Kinna, murió en la Tyok I y los diez soldados Guideón que vinieron en la misión, están todos muertos. Lo considera un fracaso por su culpa y quiere quedarse en Aqua, junto con Violet y Sam. — Indicó Yuri. — Por eso, si alguien quiere quedarse... es el momento.

    Nadie respondió a aquello. Sus miradas decían todo lo contrario.

    — Yo voy a volver, por Vidok y el resto de Mhirks que vinieron a la misión y han muerto. Pero sobretodo por Roleyk. — Dijo Aedron, ahora el único Mhirk con vida en la misión.

    — Obviamente vamos a volver, por nuestras familias y por la Tierra. — Dijo Elli, hablando por él y por Devon, Angie, Garnie, Pete, Orión, Sarah y Yuri.

    — Entonces no perdamos tiempo. — Indicó Yuri.

    Antes de zarpar, Elli se acercó a Dhraen para tener una última conversación con él. Sam y Violet despedían al resto.

    — Gracias por haber ayudado a mi padre y por haberme enseñado a crecer como persona, Dhraen. Vendré a visitarte, amigo. — Dijo Elli, tendiéndole la mano al Guideón.

    — Fue un placer ayudar en todo lo posible. — Respondió Dhraen, tomando la mano de Elli. — Hazme un favor, diles a los de mí especie que aquí tenemos un nuevo hogar, sin tener que compartirlo con los humanos en la Tierra o con los Mhirk en Roleyk. Diles que Aqua puede ser nuestro nuevo hogar, que podemos empezar de cero aquí.

    — Lo haré, Dhraen. — Dijo Elli. — Cuídate mucho, y cuida de Violet y Sam.

    — Lo haré, suerte Elliot.

    Elli comenzó a alejarse de Dhraen en dirección a la nave, mientras Violet y Sam volvían tras haberse despedido del resto de personas.

    — Elli, te agradezco el habernos sacado de las cápsulas de criogenización junto con tu compañero Pete. Os debemos la vida, porque quizá nunca hubiésemos despertado. — Dijo Sam, dándole la mano a Elli.

    — Gracias por la ayuda a vosotros, ahora tenemos una nave para volver a casa. — Respondió Elli.

    — Aquí, los humanos de Terra tenéis otra casa. Aqua os da la bienvenida a quedaros aquí, al fin y al cabo, es la hermana de vuestro planeta. — Dijo Violet, abrazando a Elli. — Cuídate.

    — Lo mismo os digo, estáis en buenas manos. — Murmuró Elli, refiriéndose a la compañía de Dhraen.

    Finalmente, Elli subió a la nave y ésta, manejada por Yuri y Aedron, se impulsó hasta el cielo de Aqua, mientras Sam, Violet y Dhraen observaban a la nave marcharse, pareciendo una estrella roja alejándose de ellos.

    [...]

    Un mes después

    Tan solo quedaban tres meses más para llegar a la Tierra. Un largo viaje que trajo consigo muchos descubrimientos, y otros más por descubrir en su regreso. Porque lo que el grupo no sabía es que la Tierra llevaba exactamente un mes bajo ataque Kyler. Y era vital que llegaran lo más pronto posible.
     
  12.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Bueno, después de un largo tiempo, este capítulo ha caído muy bien.

    Me alegra que los chicos posean una nueva nave que les permita regresar a la Tierra. Sin embargo, se llevarán una terrible sorpresa cuando lleguen.

    Lástima que Drhaen no se marchó, pero lo entiendo, además podra cuidar de Sam y Violet. Pero hay una duda que me nace con respecto a ellos dos. ¿Fueron experimentos del doctor? Y si fueron experimentos, ¿Cuál sería su razón de existir?, además ¿Por qué estaban en estado de criogenización?

    Tengo una teoría, quizás, Sam y Violet serían los encargados de repoblar Aqua.

    Al rato no me di cuenta y todo estaba explicado en los capítulos anteriores, después de todo, a uno se les olvidan algunas cosillas sin darse cuenta XD.

    Si no me equivoco, el próximo capítulo es el último? o el antepenúltimo?. Saludos.
     
  13.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Sam y Violet no fueron un experimento, fueron dos jóvenes muy inteligentes y el doctor Winley decidió criogenizarlos con el fin de que si su humanidad se extinguiera ellos pudieran comenzar de nuevo.

    El próximo capítulo es el último de la historia, pero habrá una serie de pequeñas historietas cortas después que ampliarán si cabe la historia. Daré más info en cuanto publique el último capítulo XD. Después de un largo tiempo ocupado, buscaré tiempo para leer Z.E.R.O N.O.V.A, que hace mucho que no la sigo debido a las tareas que he tenido que hacer.

    ¡Un saludo compañero!
     
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  14.  
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Vale, gracias por aclararme esa duda.

    Espero que puedas ponerte al día con Z.E.R.O/N.O.V.A, esperaré tú opinión, léete Lost Years tranquilamente, y después comienzas con Extinction. Aún falta mucho para que termine la saga, eso... si es que le llego a tener un final...

    Estaré pendiente a la actualización. Saludos.
     
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  15. Threadmarks: Parte Final / (Capítulo 8: Final Historia): Espejismo
     
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

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    Título:
    Los extraños
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    11179
    Antes de empezar, me gustaría decir que éste es el capítulo final. Espero que el final de una dura y eterna batalla como la que ha tenido Elliot y los suyos contra los Kyler sea de vuestro agrado. Gracias por leer Los Extraños.


    Capítulo 8 (Final de la historia): Espejismo


    Casi cuatro meses después desde el nuevo ataque Kyler

    Llovía. Unas finas gotas se precipitaban contra una ciudad fantasma, sin vida. Los rascacielos eran ahora simples montañas de cemento y los bosques habían sido arrasados. En el cielo encapotado, una nave de gran tamaño atemorizaba a los pocos supervivientes, y bajo la nave, un campamento con una gran concentración de Kylers.

    Las Zonas, en la que gran cantidad de supervivientes se habían escondido al inicio del ataque, fueron destruidas, y con ellas muchas vidas. Tras veinte años de paz, la humanidad había vuelto a estar al borde de la extinción. La ADT, creada para una situación así, no estuvo a la altura y la Tierra era ahora dominada totalmente por las fuerzas Kyler.

    Aquella vez hace veinte años que la humanidad logró repeler a los Kyler con ayuda de Mhirks y Guideóns, se pensó que los habían extinguido. Sin embargo, fue solo un espejismo.

    En una casa en ruinas, se encontraban Elliot, Jessie, Tyrell, David y Francine. Ahora no se trataba de contraatacar porque no había soldados y el poderío de los Kyler era inmenso; ahora se trataba de sobrevivir día a día. Elliot se encontraba frente la chimenea, observando como la madera se consumía junto con las fotos de los dueños de la casa.

    — Hey. — Jessie se acercó por detrás y posó su mano derecha sobre el hombro izquierdo de Elliot. — La encontraremos.

    Elliot cerró los ojos y suspiró levemente.

    — Hace dos meses que se la llevaron, Jessie. — Murmuró Elliot, tratando de contener las lágrimas y la rabia. — Y no la he encontrado. Le he fallado. La he perdido.

    — Elliot, siempre hay que tener esperanza. Emily sabe cuidarse, no dejará que esos bichos la toquen. — Respondió Jessie, tratando de hacer sentir mejor a su marido, aunque eso era algo difícil dada la situación.

    Sentados frente una mesa de madera llena de polvo y con una vela derretida, se encontraba Francine. La niña comía de una lata de judías con las manos.
    En el ático de la casa, oteando el horizonte con un rifle, se encontraba Tyrell. Se pasaba los días allí arriba, salvo que Elliot y David le necesitaran para buscar comida o saquear alguna otra casa. La muerte de Miranda le cambió completamente, ya no era ese soldado atrevido y valiente, ni ese líder nato que mantenía el grupo unido. Ahora solo era un hombre carcomido por la rabia, la impotencia y el constante recuerdo de la muerte de su mujer.

    [...]

    Varias naves Kyler sobrevolaban la Zona 1 mientras dejaban caer unas pelotas. Éstas, al colisionar contra el suelo, explotaban y desintegraban a cualquier cosa próxima a ellas. Los supervivientes de la Zona 1, entre ellos Jessie y Miranda, huían del conflicto entre el pánico y el caos social que había. Gente gritando por sus familiares, otros llorando sobre el cadáver de algún ser querido, los menos afortunados... muertos.

    Elliot y Tyrell corrieron para llegar a la Zona 1 y salvar a todos los posibles, pero sobretodo a sus mujeres. Quién dijera que nadie miraba por sí mismo o los suyos, mentía. A fin de cuentas, el egoísmo es parte del ser humano.

    — ¡Jessie, Miranda! — Exclamo Elliot, llegando con Tyrell detrás suya. — ¡Venid con nosotros!

    Ambas mujeres obedecieron sin pensarlo y los cuatro se alejaron de la destrucción que los Kyler hacían allí. Cuando estuvieron a una distancia considerable, pararon de correr. Se giraron simplemente para ver como una de las Zonas Seguras que la ADT preparó años atrás estaba hecha añicos. El lugar ardía como si el mismísimo infierno hubiese salido del núcleo terrestre.

    — ¿Cómo... cómo encontraron la zona? — Preguntó Miranda entre jadeos.

    — No lo sabemos. — Murmuró Tyrell, respirando con dificultad.

    — Puede haber sido alguna filtración de nuestras radios o un topo entre los supervivientes. — Respondió Elliot, quitándose las gotas de sudor que le caían por la frente. — Pero lo más importante ya no es eso, sino el hecho del plan que los Kyler tienen para nosotros.

    — ¿Cuál es? — Preguntó Jessie esta vez.

    — Pretenden raptarnos y usarnos como experimentos. Creo que quieren fusionar los ADN para...

    Elliot enmudeció cuando vio que una de las naves que bombardeaba la Zona 1 dio un giro rápido en el aire y se acercaba velozmente hacia ellos. Los demás solo pudieron comenzar a andar hacia atrás, antes de escuchar a Tyrell.

    — ¡Corred como alma que carga el diablo! ¡Corred!

    Los cuatro comenzaron a correr por la carretera con desesperación mientras aquella nave Kyler soltaba esas pelotas que explotaban al contacto con tierra.

    — ¡Rápido, por el bosque! — Indicó Elliot, tratando de despistar a la nave.

    Sin embargo, el plan de Elliot no tuvo éxito porque la nave leía los movimientos humanos y se adelantó colocándose frente a ellos antes de que pudieran meterse en pleno bosque.

    — Mierda... — Susurró Tyrell, suponiendo el fin de su vida.

    Para sorpresa del grupo, una nave de la ADT apareció desde la nada y disparó un misil contra la nave Kyler, que se sorprendió por la repentina aparición de la nave humana y recibió el misil en su costado izquierdo, haciéndola caer contra el bosque.

    — ¡Eso es, joder! — Gritó Elliot, alzando el puño mientras la nave de la ADT pasaba de largo tras haber abatido a la nave Kyler.

    Los cuatro se pusieron a sonreír, sabedores de que la muerte había estado cerca, cuando de pronto una mira láser se posó sobre la frente de Miranda. Tyrell vio aquello y mientras articulaba las palabras para advertir a Miranda y correr hacia ella en un intento desesperado por salvarla, un disparo casi tan rápido como la luz pasó de largo por la frente de la mujer, que nunca supo de donde provino el disparo, y cayó al suelo con un agujero limpio en la cabeza.

    — ¡¡¡MIRANDA!!!

    Elliot y Jessie observaban atónitos el cuerpo sin vida de Miranda, mientras Tyrell se arrodillaba ante su fallecida mujer. De entre el humo y las llamas de la nave Kyler estrellada, salió un mismo Kyler armado con un Blaster mejorado. Éste vio que tres humanos seguían con vida y se dispuso a matarles pero el tiempo se le quedó corto ya que Elliot apretó el gatillo mucho antes que él. Una vez el asesino de Miranda estaba muerto, Elliot se acercó a Tyrell, manteniendo a Jessie tras él por si su amigo reaccionaba violentamente.

    — Lo... Dios, hermano... no sabes como lo siento, yo... — Decía Elliot.

    Tyrell le cerró los ojos a Miranda, sin dejar de mirarla.

    — Ella no se merecía esto... Devon no se merece esto... — Murmuraba Tyrell, girándose hacia su amigo. — Elliot.

    — Dime, Ty.

    — No me pares.

    Tyrell modificó su Blaster convirtiéndolo en una pistola y se la puso en la cabeza.

    — ¡¿Qué haces?! ¡Para! — Exclamo Elliot, apartándole el arma de las manos. — ¡Aún tienes un hijo, joder!

    — ¡Está ahí fuera, y no va a regresar! ¡Abre los p*tos ojos Elliot, probablemente estarán todos muertos! ¡Muertos! — Gritaba Tyrell, totalmente ido.

    — ¡Cállate de una maldita vez! — Respondió Elliot, cogiéndole del cuello de la armadura. — ¡Yo también podría querer morir! ¡¿Acaso no lo recuerdas?! ¡Cuando te dije que íbamos a atacar esa nave nodriza, y mataron a todo el pelotón excepto a nosotros dos! ¡Los mandé a una misión suicida! ¡Así que despierta y lucha por lo que te queda, que es tú hijo!

    [...]

    Cada vez que Tyrell recordaba aquello, apretaba los dientes y comenzaba a apretar el puño. Elliot le arrebató la posibilidad de irse de ésta vida de una forma propia y digna según pensaba él, y tras tres meses, su hijo no había regresado. Nunca perdonó a Elliot por aquello.

    Mientras se distraía con sus pensamientos, el walkie comenzó a crear interferencias y estática hasta que comenzaron a oírse palabras.

    ...Elliot, Ty... ¿Hay algu...?

    Tyrell cogió rápidamente el walkie.

    — ¿David? ¿Eres tú?

    Sí... Grac... a Dios qu... te oigo. Estoy de regres...

    — ¿La has encontrado?

    Hubo un largo silencio hasta que David respondiera.

    No. Pero he encontrado una... posib... ubicación de donde los Kyler experiment... con nosotros. Una fábr... abandonada, a las afueras...

    — Bien, corta la transmisión. Te esperamos en casa. — Dijo Tyrell, apagando el walkie.

    Tyrell bajó del ático para advertir a Elliot y Jessie de que David estaba de regreso. Algo que alegró a Francine. Tras unos cinco minutos de silencio, David entró por la puerta, jadeando y con un poco de sangre en la boca.

    — ¿Qué c*ño te ha pasado? — Preguntó Elliot.

    — Dos capullos me han asaltado en la ciudad. Al parecer no saben quién es el enemigo. — Respondió David, quitándose con un dedo la sangre. — Ya no molestarán a más personas.

    — ¡Papi! — Exclamo Francine, corriendo a abrazar a su padre.

    David abrazó tiernamente a su hija y sacó de su mochila una muñeca llena de polvo pero en buenas condiciones.

    — Mira lo que me encontré ahí fuera.

    — ¡Guau papi, me encanta! — Dijo la niña, abrazando a la muñeca.

    — ¿Qué se dice Francine...? — Intervino Jessie, que sin Emily, era la que se encargaba de la educación de la joven.

    — Gracias papá. — Musitó, abrazándole de nuevo.

    — De nada mi amor. — Dijo David. — Ve a jugar con ella a la habitación, ¿sí? Papá va en un momento, los mayores tenemos que hablar.

    — Bueno papi.

    Francine se fue directa a su habitación mientras Elliot, Tyrell y Jessie esperaban información.

    — ¿Qué tan lejos llegaste? ¿Fuiste más allá de la ciudad? — Preguntó Elliot.

    — No, me adentré en la ciudad y me encontré con dos locos que querían saquearme. Los maté, y el ruido de los disparos atrajo a drones. Tuve que esconderme tras unos escombros durante una hora y media, esos malditos robots estuvieron peinando toda la manzana haber si me encontraban. — Respondió David, serio. — Cada vez van más en serio, Elliot. Esos cabrones nos mataban antes, pero ahora nos buscan bien. Necesitan humanos para sus experimentos. Y nosotros necesitamos encontrar el lugar donde esté Emily antes de que experimenten con ella.

    — Tío, han pasado dos meses desde que desapareció. No quiero que te ofenda, pero la probabilidad de que esté viva es muy reducida. — Dijo Tyrell.

    — ¡Vuelve a decir eso hijo de perra! — Exclamo David, empujando a Tyrell contra la pared.

    Francine salió de su habitación y observaba desde una esquina la discusión de los adultos.

    Elliot desenfundó su Blaster y apuntó a ambos hombres.

    — Quietos, los dos.

    — ¡¿Acaso no vas a decirle algo?! ¡Emily es tú hermana! — Dijo David, soltando a Tyrell.

    — Él sabe lo que pienso de sus estúpidos comentarios. — Dijo Elliot, guardando de nuevo el Blaster.

    — No escucharías estúpidos comentarios si me hubieras dejado morir a mi manera. — Respondió Tyrell.

    — Quizá fue un error haberte salvado la vida. — Le reprochó Elliot.

    — ¿Salvado la vida? ¡¿Salvado la vida?! ¡Lo que has hecho es condenarla! — Dijo Tyrell, cara a cara con Elliot.

    — ¡Oye si quieres suicidarte ahora puedes hacerlo, capullo! ¡Ésta vez no te lo impediré! — Gritó Elliot, colocándo el Blaster de nuevo sobre la mesa. — ¡Adelante! ¡Hazlo maldito cobarde!

    — ¡Calmaos todos! ¡Os recuerdo que hay una niña en la casa! — Añadió Jessie.

    — Si quieres suicidarte, hazlo lejos de aquí. — Murmuró David. — Te enterraré junto a tu mujer.

    — Ni la menciones. — Susurró Tyrell.

    Tyrell comenzó a mirar el Blaster, sumiéndose en sus pensamientos, cuando de pronto, se escuchó un zumbido en el cielo.

    [...]

    Unas horas antes

    La nave cruzó el Vortex con normalidad y viajó durante esos meses hasta llegar a Roleyk, para dejar a Aedron. Durante esos meses, el grupo estaba impaciente por volver, deseosos de contarles a todos las noticias que traían del Vortex, las buenas y las malas. Tras cuatro meses de vuelta, la nave se acercaba a Roleyk.

    — ¿Te bajamos ahí? — Preguntó Yuri, al volante de la nave.

    — Tranquilo, iré en una cápsula. Gracias de todas formas. — Respondió Aedron.

    Tras un acercamiento al planeta, Aedron se preparó para bajar, no sin antes despedirse del resto del grupo.

    — Estaremos en contacto, Aedron. — Le dijo Yuri.

    — Mucha suerte Aedron, fue un placer tenerte en la misión de la ADT. — Dijo Elli.

    — Fue un placer luchar al lado del hijo de Elliot Falliot. — Respondió Aedron.

    Tras la despedida, Aedron se subió a una cápsula y se lanzó en dirección a Roleyk. La cápsula entró en órbita hasta que aterrizó en un páramo desierto, típico en Roleyk. La compuerta se abrió y Aedron salió, respirando aire puro de su planeta.

    De pronto, fue rodeado por varios Mhirk y Guideón, que le estaban apuntando con sus armas. Sin embargo, al ver que se trataba del líder de los Mhirk, bajaron las armas.

    — ¡Señor, ha regresado! — Exclamo un soldado Mhirk.

    — ¿Y el resto de Mhirks que fueron con usted, señor? — Preguntó otro de ellos.

    — La misión ha sido muy complicada, traigo información pero también malas noticias. Soy el único superviviente Mhirk de la expedición. — Dijo Aedron, con seriedad. — Ahora díganme ustedes, ¿qué hacen armados si no hay peligro?

    Todos los Mhirk y Guideón se miraron sorprendidos.

    — ¿Acaso no lo sabe, jefe? — Dijo un Mhirk.

    Aedron negó con la cabeza.

    — Los Kyler han regresado. Y es aún peor que antes, señor.

    Mientras, en la nave en la que solo quedaban humanos, estos se dirigían a la Tierra desconociendo la situación en la que se encontraba.
    Yuri, Elli, Angie, Devon, Garnie, Pete, Orión y Sarah esperaban ansiosos el reencuentro con su familia y compañeros de la ADT. Sin embargo, a medida que se aproximaban a la Tierra, el silencio era mayor. Yuri optó por avisar a la base lunar que la nave no era enemiga, eran ellos.

    — Aquí Yuri, líder del grupo humano en la expedición al Vortex. Hemos regresado con una nave distinta a la Tyok I, somos nosotros, no abran fuego.

    Yuri dejó la radio mientras el resto del equipo estaba en la sala con él.

    — Estoy emocionada realmente, tengo ganas de ver a mi familia. — Dijo Garnie.

    — Todos lo estamos. — Afirmó Elli.

    — Aunque las muertes de Halil, Santos y el resto de soldados... eso será duro de contar. — Indicó Devon, cabizbajo.

    — Mi madre estaba muy orgullosa de mí cuando fui seleccionada para la misión. El ver que he sobrevivido a tantos peligros la enorgullecerá más. — Murmuró Angie, abrazada a Elli. — Eso sí, no volverá a dejar que me vaya.

    — Mi padre ya sabía que triunfaría en la misión, de hecho, no se sorprenderá al verme. — Dijo Pete, siendo arrogante.

    — Lo primero que haré cuando lleguemos es recordar el sacrificio de Halil. Sin él, no hubiésemos podido viajar en ésta nave, y seguiríamos en Aqua. — Dijo Sarah.

    — Lo que haré yo es destinarme a otra misión. Probablemente regrese al Vortex y busque más Kyler que matar. — Dijo Orión con seriedad.

    De pronto, la radio comenzó a sufrir interferencias. Miles de voces pidiendo ayuda, una tras otra. Rápidamente, la radio se quedó estática hasta que unos segundos después alguien tomó la señal.

    No tendrás que irte muy lejos para matar Kylers, benevolente humano. — Dijo alguien con notable sarcasmo.

    El grupo se miró perplejo ante dicho comentario. Orión tomó la radio.

    — ¿Eres uno de ellos?

    ¿A qué te refieres con 'uno de ellos'? ¿Un humano? ¿Un Kyler, quizá?

    — Sabes perfectamente a qué me refiero. Ya has dejado patente que no eres humano. Por lo que si eres un Kyler, significa que habéis vuelto y que estáis en la Tierra. — Dijo Orión con seriedad. — Y eso no es bueno para vosotros, porque si habéis puesto un pie en mi planeta os aseguro que voy a reducir vuestras filas de soldados hasta que solo quedéis cinco.

    Los humanos nunca perdéis el sentido del humor, ¿verdad? — Respondió aquel Kyler. — Déjame decirte que no tienes nada que hacer, salvo esconderte en un rincón oscuro de tu miserable planeta. Pensábais que nos habíais extinguido, pero os equivocásteis, y ahora seréis vosotros los que os extingáis. Púdrete, humano.

    — ¡Eh! ¡Eh, capullo! ¡Joder! — Exclamo Orión, golpeando la radio. — Esto no son buenas noticias.

    — Nos han vuelto a invadir... — Susurró Angie, atemorizada.

    — No, otra vez no... — Susurró Sarah, que ya vivió el horror de la primera invasión hacía veinte años.

    — Mantened la calma, si esto es así, tenemos que prepararnos para pelear. — Dijo Yuri, dirigiéndose hacia el armario del arsenal.

    — Venimos de un lugar peleando y nos toca pelear de regreso a casa. La historia de mi vida. — Murmuró Pete.

    — Recordad: los Kyler no tienen piedad alguna, destruyeron a la humanidad de Aqua, que no nos pase a nosotros. ¿Listos? La Tierra debe ser un campo de guerra. — Dijo Yuri, viendo que la nave comenzaba a entrar en la atmósfera de la Tierra.

    Todos asintieron, armados.

    Elli se tomó de la mano con Angie, ambos pensando en que la vida feliz que iban a tener podía no llegar a suceder.

    Devon miró a Garnie y Garnie le sonrió, mientras ambos pensaban en las cosas que no pudieron hacer antes.

    Orión y Sarah se abrazaron, ya que se conocían de antes de la misión y eran grandes amigos. Además, la muerte de Halil los había unido más si cabía.

    Mientras Orión pensaba en asesinar a más Kylers, Sarah rezaba para que su familia estuviese bien.

    Yuri le dio un arma a Pete y una palmada al hombro mientras éste observaba a Elli y Angie juntos. Aquello le carcomía, pero no era momento para pensar en ello.

    La nave irrumpió en la Tierra y provocó un zumbido en el cielo.

    [...]

    Actualidad

    Elliot salió corriendo de la casa, seguido de David, Tyrell y Jessie con Francine respectivamente. El pequeño grupo contempló como otra nave de gran tamaño aparecía en el cielo, sobre la ciudad.

    — No lo entiendo, ¿dos naves nodriza? ¿Otro líder? — Comenzó a murmurar Elliot.

    — Estamos jodidos si son más Kylers. — Respondió Tyrell, indiferente.

    — La nave no es humana, sin embargo, es extraño que sean Kyler. — Dijo David. — Podríamos ir a echar un vistazo.

    — ¿Ir todos a la ciudad? Es muy arriesgado. — Dijo Jessie, preocupada por Francine.

    — No, tú y Francine os quedaréis aquí, nosotros iremos a ver quiénes pilotan esa nave. — Indicó Elliot.

    — Por favor, regresad a salvo. No tardéis. — Dijo Jessie, besando a su marido mientras Tyrell apartaba la mirada, ya que le recordaba a Miranda.

    — Lo haremos.

    Elliot, Tyrell y David se prepararon con suministros y armas y se aventuraron a la ciudad, dejando a Jessie y Francine en su casa segura.

    [...]

    — La... la... — Trataba Devon de articular palabra.

    — La ciudad está en ruinas... — Dijo Elli, boquiabierto.

    — Esto es malo, muy muy malo. — Comenzó a decir Pete.

    — ¿Dónde están los soldados de la ADT? — Preguntó Sarah, sorprendida.

    — Años preparándonos para esto y no han servido de nada. — Dijo Orión, impotente.

    El grupo contemplaba la destrucción que los Kyler habían hecho cuatro meses atrás. Cuatro meses, y la humanidad estaba al borde de la extinción.

    — Chicos. — Dijo Yuri, observando algo que se aproximaba a ellos.

    — Joder, ¿sabes manejar el armamento de una nave Kyler? — Le preguntó Orión.

    — Más allá de pilotarla, no, no soy ingeniero ni científico. No sé como disparar las armas que tiene la nave. — Murmuró Yuri, preocupado.

    — Mierda, ¿y qué hacemos? — Preguntó Elli.

    De pronto, la nave se aproximó a ellos y se quedó frente a ellos. La radio comenzó a hablar.

    Identifíquese.

    El grupo se miró en silencio, sorprendidos de que no hubiesen sido detectados por los Kyler en la Tierra.

    — Aquí... nave Kyler, señor. Venimos de Roleyk. — Dijo Yuri, esperando que colara.

    Tras casi un minuto de silencio, hubo respuesta. El grupo respiró aliviado.

    Bien, nos disponemos a atracar con vuestra nave. Tandom quiere hablar con vuestro superior.

    Tras las palabras del Kyler, el grupo se preparó para la lucha. La otra nave se puso en paralelo con la de ellos y colocaron una especie de puente entre ambas, conectándolas. Vieron como varios soldados armados se acercaban a su nave y decidieron esconderse, dispuestos a tender una emboscada.

    — Yo, Devon, Garnie y Sarah en la izquierda. — Dijo Yuri.

    — Pues yo, Elli, Angie y Pete en la derecha. — Indicó Orión.

    — Cuando entren, quiero que caigan todos. — Ordenó Yuri. — Acto seguido entraremos en su nave y acabaremos con todos.

    — Ese Tandom debe ser su líder, si lo encontramos, podremos aniquilarlo. — Añadió Orión. — No van a jodernos la Tierra.

    El grupo esperó con tensión hasta que comenzaron a irrumpir en su nave los primeros soldados Kyler. Unos siete de ellos estaban ya en la nave, asegurándose de que fuese segura pero sin saber que iban a ser emboscados.

    — ¡Ahora, fuego! — Exclamo Yuri.

    Antes de que los Kyler pudieran reaccionar, una lluvia de balas los diezmó literalmente, agujereándolos como si de papeles se tratara.

    — Ha sido rápido. — Musitó Devon.

    — Lo peligroso viene ahora, así que no vamos a ir todos. — Indicó Yuri. — Elli, te llevarás a tus compañeros contigo, aterriza en tierra y busca a tu padre, preparad algún plan para acabar con esto de una vez por todas. Orión y Sarah, venís conmigo.

    Elli, Angie, Devon, Garnie y Pete se miraron, sabiendo que su misión era ahora encontrar a Elliot y el resto de líderes de la ADT.

    — Suerte, Yuri. La necesitaréis. — Dijo Angie.

    — Lo mismo os digo. Nos veremos ahí abajo. — Indicó Yuri.

    Cuando los extraterrestres cayeron al suelo abatidos, Yuri, Orión y Sarah aprovechó para asaltar la otra nave, en la que el gran líder de los Kyler yacía. Mientras, el resto del grupo aterrizaría en tierra firme.

    [...]

    — Parece una especie de reunión entre líderes. — Murmuró David, observando como las dos grandes naves se encontraban juntas en paralelo.

    — Sea lo que sea, necesitamos obtener más información. — Dijo Tyrell.

    — Lo que de verdad deberíamos estar haciendo es buscar a Emily. — Dijo Elliot. — Nosotros tres no vamos a hacer nada contra esas dos naves, y nuestro objetivo era buscar a Emily.

    — Tienes razón, esto nos viene grande. — Indicó David. — Mi principal objetivo es buscar a mi mujer.

    — Un momento. — Susurró Tyrell, señalando a una de las naves, que se separaba de la otra y parecía querer buscar un puesto de aterrizaje. — Parece que van a aterrizar. Sé que no os gusta la idea, pero deberíamos ir a ver que hace esa nave. Puede darnos más información y saber si son más Kylers.

    A pesar de que a Elliot y David no le agradaba la idea, accedieron ya que era una buena oportunidad para saber que tramaban los Kyler.

    — Pongámonos en marcha pues. — Dijo Elliot.

    El trío avanzó durante unos minutos en absoluto silencio hasta llegar a una gran plaza abandonada. La nave parecía que iba a aterrizar allí. De pronto, una multitud de soldados armados salieron de entre escombros y casas derruídas apuntando a los tres hombres. Al ver que se trataba de Elliot, el líder de la ADT, el coronel al mando ordenó bajar las armas.

    — Señor, pensábamos que usted estaba...

    — Muerto, lo sé. — Dijo Elliot. — Identifíquese.

    — Coronel Turner, miembro experimentado de la ADT y líder de veintisiete soldados desamparados. Nos alegra tenerle aquí, señor Falliot. — Dijo el coronel con gusto.

    — El placer es mío, coronel. — Murmuró Elliot. — ¿Ve esa nave? Va a aterrizar aquí seguramente. Si son Kylers, vamos a necesitarles a todos. ¿Están preparados?

    — Siempre, señor.

    — ¡A sus puestos entonces! ¡La humanidad no se rinde! — Exclamo Elliot, obteniendo los gritos de apoyo de sus soldados.

    [...]

    El piloto automático de la nave se preparó para aterrizar suavemente en una de las plazas de la ciudad, ahora destruída y parecida a un yermo lleno de escombros. La inmensidad de la nave cabía en aquella enorme plaza en la que se celebraban manifestaciones antes de la invasión. Una vez la nave flotaba a un pie y medio del suelo, las compuertas se abrieron. Elli salió el primero junto con su pareja Angie. Tras ellos, Devon y Garnie. Pete salió el último.

    — Dios... — Murmuraron varios a la vez al ver la destrucción que había.

    — Esto no puede estar pasando. — Dijo Pete.

    — ¡Quietos todos! ¡Armas al suelo! — Gritó alguien.

    Cuando se dieron cuenta, el grupo estaba rodeado por una treintena de soldados de la ADT. La situación era algo extraña. El coronel Turner vio que el grupo tenía la insígnia de la ADT en sus trajes.

    — ¿Quiénes son, jóvenes? ¿De dónde vienen? — Comenzó preguntando el coronel.

    — Somos de la ADT, fuimos a la expedición del Vortex y acabamos de regresar. — Dijo Elli, hablando por su grupo. — Venimos a ayudar, señor.

    — Bajen las armas. — Dijo una voz tras varios soldados. — Es mí hijo.

    Elli se quedó paralizado al ver a su padre aparecer frente a él. Elliot sonreía al ver a su hijo con vida.

    — ¡Papá! — Exclamo Elli, abrazando a su padre.

    — Elliot, hijo, me alegro de verte. — Dijo su padre, abrazándolo fuerte.

    — Me alegro de verte, tío David. — Dijo Elli, abrazando al marido de su tía.

    — Lo mismo digo, sabía que regresaríais. — Dijo David.

    — Papá... — Murmuró Devon, acercándose a su padre y abrazándolo.

    — Devon... — Susurró Tyrell, respondiendo a ese abrazo.

    Angie y Garnie observaban la escena con ternura mientras Pete lo hacia con indiferencia.

    — ¿Dónde está mamá? — Le preguntó Devon a su padre.

    El silencio se hizo en el lugar. Tan solo se escuchaba al aire alzar algo de polvo. Tyrell negó con la cabeza mientras se colocaba las manos en el rostro.

    — N-no... no pued... ¡No! ¡No! — Exclamo Devon, con las manos en la cabeza. — ¡¿Qué pasó?! ¡¿Quién fue?!

    — Señores, les sugiero que no hablen aquí. Vayamos al bunker. — Indicó el coronel Turner.

    [...]

    El bunker presentaba un aspecto desgastado y antiguo, como si de la Guerra Fría se tratara. El coronel Turner guíaba al grupo a una de las cámaras de altos mandos. Una vez allí, se contarían lo sucedido.

    — ¿Qué pasó en el viaje al Vortex? Solo habéis regresado cinco. — Dijo Elliot, preocupado.

    — Cuando atravesamos el Vortex, una nave de origen desconocido nos atacó y destruyó la Tyok I, matando a la mayor parte de la expedición y obligándonos a huir a los supervivientes en cápsulas hacia un planeta supuestamente habitable e idéntico a las características de la Tierra. — Dijo Elli, contando la historia del grupo. — Una vez allí, y sin saber como volver, exploramos el planeta y descubrimos que vivían humanos allí, y que son nuestros creadores, de alguna forma.

    — ¿Nuestros creadores? — Preguntó Tyrell, incrédulo.

    — Así es. Allí hubo una humanidad, pero también fue atacada por los Kyler. Estos extinguieron a los Mhirk y Guideón de aquel universo y también a la humanidad. Hasta que encontramos un laboratorio en el que dos humanos estaban criogenizados. — Decía Devon.

    — Violet y Sam, se llamaban. — Dijo Pete con seriedad. — Son los únicos supervivientes de aquella humanidad.

    — Un tal doctor Winley envió a una nave con probetas y fetos humanos hacia nuestro universo y colonizó la Tierra, naciendo así nosotros. — Prosiguió Angie.

    — El planeta se llama Aqua o Agua, como quieran llamarlo, y es todo lo contrario a la Tierra excepto por la habitabilidad. — Indicó Garnie.

    — Siguiendo con la expedición, la misma nave que nos atacó apareció en Aqua y vimos la oportunidad de regresar con ella. Tras una batalla y varias muertes, obtuvimos la nave. Pero Dhraen, que seguía con vida, decidió quedarse allí junto a Violet y Sam. — Dijo Elli. — Tras eso, pasamos cuatro meses en la nave deseando regresar, pero no nos esperábamos esto. ¿Qué ha pasado, papá?

    Elliot, Tyrell, David y el coronel Turner se miraron con seriedad.

    — Cuando nos dimos cuenta, ya habían regresado. Destruyeron la base de Plutón sin que pudieran reaccionar y atacaron la base Lunar, finalmente la Tierra. Al parecer, Roleyk sufre el mismo ataque pero las comunicaciones están cortadas por los Kyler y no sabemos de los Mhirk. Los Guideón repartidos en ambos planetas sobreviven como pueden, hace mucho que no veo a uno. — Dijo Elliot.

    — Nosotros hemos dejado a Aedron allí. — Dijo Garnie preocupada. — Espero que esté bien.

    — No quedamos solo nosotros. Como dice Garnie, Aedron está en Roleyk y Yuri, Orión y Sarah han asaltado la otra nave. Ahora mismo deben estar peleando. — Indicó Elli. — Papá, ¿mamá y la tía Emily están...?

    — Tu madre está viva, Emily fue raptada por los Kyler hace dos meses, pero no la encontramos. Tenemos la ubicación de una fábrica en la que podría estar, e iremos a ella de inmediato. — Dijo Elliot con seriedad. — Francine está a salvo con Jessie. De los demás, no sé nada sobre vuestras familias y tenéis total libertad de ir a buscarlas si así lo deseáis, aunque no os aconsejo separaros del grupo ahora.

    Los cinco jóvenes se miraron dubitativos. Solos correrían peligro, pero se trataba de saber si sus familias seguían con vida o no. Tras unos largos minutos pensándolo, decidieron que querían hacer.

    — Me quedaré, ayudaré en lo que pueda y después me iré a buscarlos. — Indicó Angie.

    — Yo te acompañaré. — Dijo Elli a su novia.

    — Lo mismo digo. — Dijo Garnie.

    — Eso mismo. — Murmuró Pete.

    — Bien, entonces os encargaré una misión a algunos de ustedes. — Dijo Elliot. — Elli, tú y Angie id a por Jessie y Francine, traedlas aquí, estarán a salvo. El resto puede quedarse aquí esperando a una nueva misión u venir conmigo y David a rescatar a mi hermana.

    — Yo iré. — Dijo Devon.

    — No irás. — Respondió Tyrell. — Acabas de llegar, no voy a mandarte a una misión suicida.

    Elliot y David miraron con seriedad a Tyrell, ya que él no iba a acompañarlos debido a que creía que Emily estaba más muerta que viva.

    — ¿Coronel Turner? — Preguntó Elliot, para ver si accedía a acompañarlos.

    — Iré con usted, señor. — Dijo el coronel.

    — Y yo, señor. — Murmuró Pete, sabiendo que podría aprender de los expertos en la lucha.

    — Bien, Tyrell, te quedas al mando de los soldados, no os mováis de aquí. Turner, Pete, David; venís conmigo. Vámonos, no perdamos el tiempo. — Dijo Elliot. — Hijo, tú y tu novia podéis ir a por tu madre y prima.

    — Lo haré papá.

    [...]

    Elliot, David, Pete y Turner se encontraban en una zona montañosa, observando con unos prismáticos la fábrica que iban a asaltar.

    — ¿Y bien? — Preguntó David al coronel.

    — Hay dos torretas vigilando la entrada, será imposible pasar por ahí. — Respondió Turner, siguiendo en la mira.

    — ¿Qué se supone que hacen los Kyler en una fábrica? — Preguntó Pete.

    — Experimentan con humanos, chico. — Dijo Elliot.

    Pete tragó saliva, ya que en los descubrimientos de Aqua se decía que los Kyler raptaban humanos con el fin de fusionar el ADN, y cuando la nave Kyler aterrizó frente a ellos, los Kyler que salían eran muy distintos a los de hacía veinte años.

    — A los humanos de Aqua les pasó lo mismo. Los raptaban para fusionar su ADN. De hecho, los Kyler que enfrentamos eran muy distintos a los que hay aquí y ahora en la Tierra. Tenían más rasgos... humanos. — Relató Pete, acordándose.

    — Es curioso, es como si ambos universos fueran espejos puestos en paralelo e imitándose. — Murmuró Elliot, pensando.

    — ¿Algo más, coronel? — Preguntó David.

    — En el aparcamiento de la fábrica hay varios soldados patrullando. Sin las torretas sería posible, pero con ellas ahí, tratar de entrar sería un suicidio. — Respondió Turner.

    — ¿No hay puerta trasera o algo? — Preguntó Pete por curiosidad.

    — No, esa fábrica está pegada a la montaña. No podríamos entrar por la montaña, ni bajar por ella. Nos detectarían rápido y seríamos hombres muertos. — Indicó el coronel.

    — Entonces podríamos hacer una distracción. — Musitó Elliot de pronto.

    Los cuatro se miraron con entusiasmo, sabiendo que acababan de encontrar una forma.

    — Bien pero, ¿cómo lo haríamos? — Preguntó Pete.

    — Tú y el coronel Turner crearéis la distracción. Llamad la atención de todos los que están fuera. — Respondió Elliot. — En ese momento, aprovecharemos David y yo la confusión y entraremos en el edificio. Es una familiar nuestra la que está ahí dentro, no tendréis que arriesgaros a morir por ella. ¿Alguna duda?

    — ¿Cómo hacemos para distraer a esas dos torretas y a esos veinte Kylers? — Preguntó de nuevo Pete.

    — Eso lo decidirás tú y Turner. — Dijo David.

    — Me parece justo. — Indicó el coronel. — Mucha suerte, caballeros.

    — Igualmente. — Dijo David.

    Con un plan en marcha, los cuatro soldados se prepararían para ponerlo en acción.

    [...]

    Elli y Angie caminaban en silencio por una carretera, en dirección a la casa de campo en la que Jessie y Francine estaban.

    — Es duro volver a tu hogar y verlo en guerra tras veinte años. — Dijo Elli de pronto.

    — Así es, amor. — Respondió Angie. — Pero los venceremos de una vez por todas. Hoy es el día.

    — Eso pensaron hace veinte años, y sin embargo, no fue así. — Dijo Elli, deprimido. — Tienen a mi tía, y posiblemente la mayoría hayan muerto.

    — Los vengaremos, a todos. — Respondió Angie.

    — Ojalá tengas razón. Menos mal que te tengo conmigo.

    Elli besó a Angie, sintiéndose afortunado de tenerla con él.

    — Sigamos. — Murmuró Angie con una sonrisa.

    La pareja siguió su camino durante quince minutos hasta desviarse por un sendero que acababa en una casa de campo bastante vieja, pero que parecía mantenerse en pie.

    — Debe ser aquí. — Dijo Elli, golpeando la puerta. — ¡Mamá! ¡Mamá, soy yo! ¡He vuelto!

    — ¡¿Elliot?! ¡¿Hijo?! — Se escuchó dentro.

    — ¡Sí, soy yo!

    La puerta se abrió y Jessie corrió a abrazar a su hijo. Francine salió detrás de ella y vio a Angie.

    — ¡Oh Dios, hijo, me alegro tanto de verte! — Decía Jessie, muy exaltada. — ¡Te he echado de menos todo éste tiempo!

    — Y yo mamá, pero ya estoy aquí. Aunque me gustaría que las cosas fueran diferentes. — Dijo Elli.

    — Lo sé Elli, yo igual. — Murmuró Jessie. — ¿No saludas a tu prima?

    — ¡¡¡Elli!!! — Exclamo la pequeña Francine, corriendo a los brazos de su primo.

    — ¡Hey! — Dijo Elli, abrazando fuertemente a Francine. — Me alegro muchísimo de verte, pequeña.

    — ¡Y yo! ¡Mira la muñeca! — Dijo la niña, enseñando la muñeca que David le había traído horas antes.

    — Vaya, es realmente hermosa. Cómo tú. — Dijo Elli, abrazando de nuevo a su prima.

    — Elli, ¿quién es tu amiga? No nos has presentado. — Dijo Jessie, observando a Angie.

    — Oh, pensé que la conocías, de la academía de formación y tal... — Murmuró el joven.

    — ¡Sabes que nunca me paso por allí! ¡No soy inspectora de la ADT! — Le recriminó Jessie.

    — Bueno, pues ella es Angie. Mi... novia.

    Angie sonrió tímidamente y Jessie se quedó totalmente sorprendida.

    — Vaya pues, ¡bienvenida a la familia! ¡Dame un abrazo! — Dijo Jessie, abrazando a Angie.

    Mientras ambas mujeres se abrazaban, Elli y Francine vieron que varias naves sobrevolaron el cielo en dirección a la gran nave que Yuri, Orión y Sarah habían asaltado.

    — Espero que estéis bien. — Pensó Elli, para luego decir en voz alta. — Mamá, debemos irnos. Hay un bunker seguro en el que papá me ha pedido que os dejé. Allí están todos. No perdamos tiempo.

    [...]

    Las manos ensangrentadas de Sarah temblaban. Tras ella, docenas de cadáveres Kyler yacían sin vida en el suelo. Delante suya, el cuerpo de Yuri con un agujero hondo en el torso, fruto de una Blaster. A su lado, Orión de rodillas y apretando los dientes. Tandom frente a ellos, acompañado de más de veinte Kylers.

    — ¿Esperaban asesinarme? ¿A mí, el emperador Kyler? ¿Tres simples humanos? Suena gracioso. Creo que hasta podría ser lo que vosotros llamáis... un chiste. — Dijo Tandom con ironía.

    Orión y Sarah no respondieron. Sabían que la misión era arriesgada, pero se acababa de ir al traste y sus vidas estaban en serio peligro.

    — ¿Os habéis tragado la lengua, humanos? ¿Por qué no habláis? Pocos humanos han tenido el placer de hablar cara a cara con el emperador. Aunque claro, todos murieron. — Dijo un Kyler que parecía su segundo al mando.

    — Si vas a matarnos, mátanos de una maldita vez. — Respondió Orión, con la furia contenida.

    Los Kyler comenzaron a reír y murmurar, mientras el emperador Kyler pedía silencio.

    — Antes quiero que me supliquéis. Empezando por ti. — Le dijo Tandom a Orión.

    Sarah miró a Orión, que parecía negarse a obedecer de ninguna forma a Tandom.

    — Por favor... — Comenzó a decir Orión. — ...volved al agujero negro del que salísteis.

    Las palabras de Orión cambiaron completamente el rostro del emperador, que pasó de sonreír y ser sarcástico a permanecer serio y apretar los puños. Todos los Kyler se quedaron en silencio, sabiendo que su líder iba a actuar.

    — Jarder... — Le dijo Tandom a su segundo al mando. — Mata a la chica.

    — Como usted ordene, mi señor. — Dijo Jarder, cogiendo la alabarda que Tandom usaba para gobernar.

    — ¡No, no, no! ¡Déjadme! — Exclamaba Sarah.

    — ¡No permitiré que la toques! — Dijo Orión, poniéndose de pie frente a Jarder.

    — Oh, vaya, que conmovedor. — Murmuró Tandom con ironía. — Pero eso te pasa por no obedecer a quien manda. ¡Jarder, hazlo ya!

    Jarder golpeó con la alabarda a Orión y lo apartó de su camino, haciéndolo chocar contra la pared. El segundo al mando de los Kyler se acercó a Sarah, que suplicaba no morir.

    — Mírame a los ojos, humana, porque estás viendo a la muerte personificada. — Dijo Jarder, antes de atravesar el corazón de Sarah con dicha alabarda.

    Orión se quedó horrorizado mientras veía a su amiga morir frente a sus ojos. Aquello le encantaba a Tandom, le daba placer el ver sufrir a especies inferiores o a soldados inferiores a él. Si una cosa lo diferenciaba de Uuron, era lo sádico que podía llegar a ser Tandom. Ambos hermanos eran diferentes hasta para gobernar a un imperio.

    — Por favor, Jarder, limpia mi alabarda. — Dijo Tandom, girándose hacia Orión, que aún seguía petrificado. — Debiste haberme obedecido, humano.

    Orión, con la ira y la pena mezclada en él, decidió que no le iba a poner su muerte fácil al líder de los Kyler. Se percató que su segundo al mando limpió la alabarda y la dejó a un lado de la sala.

    — Verás, mi hermano fue imprudente, os concedió mucho espacio y terminó por explotarle en la cara toda vuestra... revolución. — Decía Tandom mientras Orión se dirigía lentamente hacia la alabarda. — Pero su muerte y su gestión en el imperio me dieron grandes lecciones, entre ellas, la de no consentir ni la mínima oportunidad a las especies sub-desarrolladas como vosotros... y eso es lo que haré. Os voy a exterminar como ratas.

    — Pues antes de que lo hagas, déjame dejar la marca de la humanidad en tu rostro. — Dijo Orión, desatado.

    — ¿Cómo? ¿A qué te refieres, humano?

    — ¡A esto! — Exclamo Orión, cogiendo la alabarda y lanzándola hacia Tandom.

    El emperador trató de esquivarla pero su propia alabarda le sacó un ojo de lleno. La alabarda terminó cruzando la cabeza de uno de sus soldados, que murió al acto. Tras aquello, el soldado humano comenzó a correr por los pasillos buscando la forma de huir, pero fue rápidamente interceptado por los Kyler, que lo rodearon y comenzaron a golpearlo.

    — ¡Traédmelo aquí! ¡Ahora! — Ordenó el líder Kyler.

    Eso hicieron sus súbditos. Orión volvió a estar cara a cara con Tandom, salvo que éste tenía un ojo menos.

    — S-señor, s-su ojo... — Dijo un soldado, cogiéndo dicho ojo del suelo.

    — Me has quitado un ojo. Bien. — Dijo Tandom. — Te voy a quitar la mano con la que me has lanzado mi alabarda.

    — ¡¿Qué?! ¡No!

    Los soldados Kyler colocaron a Orión sobre una mesa y le pusieron el brazo sobre ella. Jarder le trajo a su emperador un cuchillo y éste se preparó para cortarle la mano al humano.

    — Conozco la historia humana y sé que a los ladrones y asesinos les cortan las manos y demás torturas... ¡esto será exactamente lo mismo! — Exclamo Tandom, cortándole la mano a Orión, que gritaba mientras la sangre brotaba.

    Tras unos dos minutos en los que los Kyler se limitaban a ver sufrir a Orión, éste se desmayó debido a la incréible pérdida de sangre.

    — Tiradlo de la nave. — Ordenó Tandom, observando con asco a Orión.

    — ¿Seguro, señor...?

    — ¡Sí, maldición! ¡Ya!

    Dos de sus soldados cogieron a un Orión inconsciente y abrieron la compuerta. La caída era considerable, entre edificios altos y barrios bajos.

    — Deberías sentirte honrado; vas a morir en tu planeta a pesar de que no estabas en él cuando más te necesitaban los tuyos. — Dijo Tandom, al oído del soldado humano. — Adiós, humano.

    Los dos soldados Kyler empujaron a Orión, que cayó cada vez más rápido hasta perderse entre los rascacielos.

    [...]

    En el bunker, Tyrell se encontraba en la cámara para altos mandos, observando lo vieja que estaba, pareciendo tener cientos de años. De pronto, entró Devon en la sala, en la que solo se encontraba su padre. El joven se sentó en una de las sillas mientras Tyrell se percataba de su presencia.

    — ¿Cómo murió mamá?

    Tyrell miró a su hijo, sorprendido.

    — Un Kyler la mató.

    — ¿Lo mataste?

    — Lo mató Elliot, yo estaba...

    — ¿Qué estabas haciendo, papá?

    — En shock.

    — Elliot me ha contado antes de irse que intentaste suicidarte.

    — ¡Ese bocazas! — Exclamo Tyrell, levantándose.

    — ¡Ni bocazas ni mierdas! ¡Joder papá, muere mi madre y me quieres dejar solo! ¡¿Qué debo pensar de eso?!

    — Devon, yo...

    — Cállate, mejor no me respondas. Necesito airearme. — Dijo Devon, saliendo de la sala.

    El joven salió de la sala dejando a Tyrell bastante afectado. Avanzó por unos pasillos y esquivando soldados hasta que llegó a la salida del bunker. Para su sorpresa, Garnie se encontraba allí.

    — Hola.

    — Hola.

    — ¿Qué haces aquí fuera, Garnie?

    — Necesitaba respirar. ¿Tú?

    — Lo mismo.

    — Ahí abajo huele a tumba. — Murmuró Garnie.

    — Toda la Tierra huele a tumba. — Dijo Devon. — Ni siquiera sé si mi madre tiene una tumba digna.

    Garnie asintió, apenada de que su compañero hubiese perdido a su madre. Aunque Garnie no sabía si su familia seguía viva, la esperanza aún la conservaba.
    Por el camino llegaban Elli y Angie junto con Jessie y Francine. Habían llegado al bunker y ahora estaban a salvo.

    [...]

    Pete y Turner se encontraban tras unos coches destruídos, observando la entrada a la fábrica. Las dos torretas estaban quietas, pero era evidente que cualquier movimiento sospechoso las haría moverse.

    — Chico, prepárate para correr. — Dijo el coronel Turner, dispuesto a encender unos petardos. — Si te pillan eres hombre muerto.

    — Estoy listo.

    Turner encendió el mechero y preparó la mecha de los petardos. Estos, en diez segundos, comenzaron a explotar y hacer ruido. Rápidamente las dos torretas se activaron y comenzaron a disparar al lugar del que provenían los ruidos. El resto de Kylers salieron corriendo buscando a los causantes de aquello. Turner y Pete se encontraban corriendo colina abajo cuando una de las torretas los vio. Turner se giró para ver que habían sido pillados.

    — ¡Nos han visto! — Exclamo Turner. — ¡Dispersémonos!

    La torreta se dispuso a apuntar a ambos soldados pero al dispersarse solo pudo elegir a un objetivo. La diana se colocó en la espalda del coronel, que recibió un tiro de energía comprimida en la espalda, traspasando literalmente el torso del soldado y matándolo al instante. Pete vio aquello y horrorizado, seguía corriendo.

    Mientras la distracción surtía efecto pero se llevaba por delante la vida del coronel Turner, Elliot y David, sin saber de ello, lograron colarse en la fábrica. A hurtadillas, cruzaron el parking hasta llegar a las instalaciones. Salía humo de sus chimeneas, por lo que quería decir que estaba en funcionamiento y por ende habría personal dentro.

    — Por aquí. — Dijo Elliot, encontrando una puerta.

    El dúo entró en la fábrica sigilosamente. Tras la puerta, un largo pasillo se expandía ante los ojos de ambos hombres, que avanzaron con cautela. El pasillo les llevó a una gran sala en la que había una extrañas cápsulas con personas dentro.

    — Por favor que no esté metida en alguna de estas cápsulas. — Murmuró David, que junto a Elliot, comenzaron a mirar a través del cristal de estas si Emily se encontraba en alguna.

    Para su alivio, en ninguna de esas veinte cápsulas no estaba Emily.

    — Sigamos. — Susurró Elliot.

    — ¡Espera! — Dijo David, indicándole a Elliot que guardara silencio.

    Ambos comenzaron a escuchar llantos de personas en lo que parecía ser al otro lado de la pared. Al otro lado, varios Kyler preparaban en algunas mesas a personas, a las que les inyectaban una extraña sustancia violeta y coagulada.

    — El virus Xhark ya ha sido administrado a la mitad de los pacientes. Ahora apuntemos sus reacciones al virus. — Dijo uno de los Kyler.

    Varias de estas personas a las que les habían suministrado el virus Xhark comenzaron a cambiar los llantos por gruñidos. A la desesperación de huir por la furia de matar.

    — Por el momento, los sujetos responden como esperábamos al tratamiento. Ambos ADN están acoplándose.

    Elliot y David escuchaban esto con escalofríos recorriéndoles el cuerpo.

    — Los Kyler se han vuelto unos pscópatas enfermizos. — Dijo David.

    — Vamos a entrar ahí. — Indicó Elliot.

    El dúo se acercó a la puerta que daba a dicha habitación y se preparó para tirarla abajo. Tras contar hasta tres, David pateó la puerta y la abrió. Los dos Kyler que estaban allí se quedaron paralizados, sin saber que hacer. Desprovistos de armas, estos Kyler científicos se quedaron observando a ambos humanos.

    — ¡¿Qué hacen aquí?! ¡¿Cómo han entrado?! — Preguntó uno de ellos.

    — ¡Hemos venido a mataros, capullos! — Exclamo Elliot, matando a uno de ellos.

    El otro Kyler comenzó a correr, huyendo de la habitación.

    — ¡Iré tras él! — Dijo David, siguiéndolo.

    Elliot se quedó solo en la sala, mientras algunos humanos le gruñían y sus ojos se ponían negros además de que sus uñas se convertían en garras a una velocidad de vértigo.

    — ¿Qué demonios os han hecho? — Se preguntó Elliot al ver a los humanos de allí.

    En ese momento, se escuchó un disparo de Blaster. Elliot no sabía si David había sido disparado o fue al revés. Elliot corrió para encontrarse con el cuerpo del Kyler y a David con su Blaster en brazos.

    — Nos habrán oído. — Murmuró David.

    — Debemos encontrar cuanto antes a Emily. — Dijo Elliot.

    — Sí, tienes razón.

    Ambos comenzaron a correr por los pasillos, observando cada habitación pero sin rastro de ella. Las alarmas de la fábrica comenzaron a sonar, poniendo más nerviosos a ambos soldados.

    Llegaron a una sala en la que había personas presas, pero aún vivas e intactas. El guardia disparó contra Elliot y David, que tuvieron que cubrirse tras una pared.

    — ¡Malditos humanos! — Exclamo el guardia Kyler.

    — ¡Púdrete! — Exclamo David, disparándole y dándole en una de las piernas, provocando que cayera al suelo.

    En ese momento, Elliot se acercó al Kyler y le disparó fríamente a la cabeza, mientras los humanos presos gritaban pidiendo que los sacaran.

    — ¡Os sacaremos a todos, tranquilos! — Exclamo David, golpeando cada cerradura hasta romperla.

    — ¡Gracias! ¡Gracias!

    — ¡Somos libres!

    — ¡Corred antes de que vengan!

    Mientras las personas huían, Elliot se desanimaba, ya que Emily no salía por ningún lado. David comprendía la sensación, ya que él también la tenía en esos momentos.

    — ¿Y si...? — Murmuró Elliot.

    — No lo digas, por favor. — Dijo David.

    — ¿Elliot?

    Ambos se giraron y vieron a Emily frente a ellos, con la ropa hecha harapos, el pelo desordenado y un aspecto sucio. David corrió a abrazar a su mujer.

    — ¿D-de dónde has salido? — Le preguntó su marido.

    — La habitación de al lado, unas personas estaban sueltas y nos han abierto. Me imagino que habéis sido vosotros. — Dijo Emily. — ¿Por qué habéis tardado tanto?

    — No sabíamos a donde te habían llevado, Em. — Murmuró Elliot, abrazando a su hermana. — No vuelvas a apartarte de mi lado.

    — No lo haré, lo prometo. — Susurró Emily, llorando en el hombro de su hermano.

    — Salgamos de aquí antes de que vengan más Kyler. — Indicó David.

    [...]

    Pete corría por la ciudad tratando de llegar al bunker. El coronel Turner había muerto frente a él y el joven estaba aún impactado. Tras alejarse de sus perseguidores, se vio rodeado por el yermo de la ciudad; estructuras de hormigón que antes fueron edificios de oficinas o viviendas, chatarra que antes eran vehículos y cadáveres en descomposición fruto de la guerra actual.

    — M-maldición... — Susurró Pete, horrorizado.

    Desarmado y totalmente perdido, Pete trataba de encontrar el camino de regreso al bunker en el que sus compañeros estaban. Sin embargo, la ciudad estaba tan destruída que era imposible reconocer algunas calles. Asombrosamente, Pete sentía que tenía más miedo en aquel momento que durante la misión al Vortex. Aquello era un cementerio, sin ruido.

    El bullicio de la ciudad meses atrás había dado paso a un silencio sepulcral.
    Pete se percató de que sobre la zona en la que estaba, a una altura más que considerable, se encontraba la nave nodriza Kyler. Para evitar que pudiesen detectarlo, comenzó a introducirse por callejones estrechos. De pronto, comenzó a escuchar algunas voces.

    — ¿Qué más tiene?

    — Salvo un Blaster, poco más. He mirado en sus bolsillos pero solo he sacado su carnet de la ADT. Era uno de sus soldados.

    Pete se asomó en la esquina para ver que se trataba de dos jóvenes humanos, saqueadores probablemente. El cuerpo del soldado le resultaba familiar, pues a pesar de que estaba totalmente desfigurado, la armadura era idéntica a la de Orión.

    — Que les jodan a los de la ADT, no nos protegieron como debían y ahora esos extraterrestres de mierda nos han invadido de nuevo.

    — Merecen morir esos soldados y esos bichos intergalácticos.

    — Te juro que mataré a cada soldado de la ADT que me encuentre.

    Ante éste comentario, Pete retrocedió asustado, golpeando una lata de aceitunas y provocando el único ruido en doscientos metros a la redonda.

    — ¿Qué mierda ha sido eso?

    — ¡¿Quién anda ahí?!

    Alarmado, Pete comenzó a huir de sus perseguidores mientras estos corrían tras él. El traje del joven evidenciaba que se trataba de un soldado de la ADT, por lo que los saqueadores no tendrían piedad con él.

    Pete saltó por encima de un vehículo pero tuvo la mala suerte de ser atrapado por un cebo de osos. Alguien había colocado esa trampa allí. Los dos saqueadores sonrieron al ver que Pete había sido capturado.

    — La trampa de Brown funcionó. — Dijo uno de ellos.

    — Sí, ¿qué hacemos con él?

    — Lo que hacemos con toda la escoría de la ADT: mandarla al infierno.

    — ¡Eh no, esperad! — Gritó Pete, aterrado.

    Uno de los saqueadores, que llevaba un bate de beisbol con alambre de púas, golpeó fuertemente en el rostro a Pete, dejándolo inconsciente. Tras esto, comenzó a golpearle el rostro hasta que los huesos del cráneo se fracturaron en pequeños trozos como si de un puzzle se tratase. El camino del joven Pete había acabado donde comenzó: en la Tierra.

    [...]

    Había llegado la noche. Todos se encontraban en el bunker, sabiendo que algunos que habían salido al exterior no lo habían logrado. Sentían impotencia, rabia, pena y sufrimiento por lo sucedido.

    Elli se encontraba durmiendo junto con Angie mientras que Devon y Garnie parecían sentirse muy cómodos juntos, hablando.

    Por otra parte, Jessie estaba con David, Emily y Francine alegres de tener de regreso a la hermana de Elliot.

    Elliot y Tyrell se encontraban en la cámara para decidir que paso definitivo iban a dar junto con los treinta soldados que quedaban con vida de la ADT.

    — David y yo vimos el cuerpo del coronel Turner cuando salimos de aquella fábrica. No lo logró. — Dijo Elliot, apenado e impotente.

    — ¿Y el joven que os acompañó? Creo que se llamaba Pete. — Dijo Tyrell.

    — No lo encontramos. El rastro se perdía en la ciudad y ya sabes que allí viven saqueadores y psicópatas. — Dijo Elliot.

    — Lo damos por muerto. — Murmuró Tyrell. — ¿Y el resto de soldados que llegaron con nuestros hijos de la misión al Vortex? Yuri iba con ellos.

    — Según mi hijo, asaltaron la nave líder de los Kyler, pero a estas alturas no hay noticias de que hayan logrado acabar con él. Así que... — Elliot se colocó las manos en la cara, cansado de pensar en las personas muertas.

    — Mierda. — Susurró su compañero. — ¿Y qué hacemos ahora?

    — Hemos estado más de cuatro meses sobreviviendo solos. Hemos encontrado a treinta soldados que están dispuestos a realizar una ofensiva. Es hora de contraatacar.

    [...]

    A la mañana siguiente, en un gran salón del bunker, todos los supervivientes se reunieron con el fin de preparar un plan de ataque al líder de los Kyler. Como en la primera vez, sabían que si mataban al líder, el resto se debilitaría y sería más fácil acabar con ellos. Elliot se colocó frente a todos los supervivientes presentes allí.

    — Sé que parece un suicidio, y sé que la victoria no está garantizada. Pero lo que sí sé, es que nunca nos hemos rendido, y que cometimos el error de creer que estábamos a salvo. Ahora, la realidad nos ha golpeado la cara, pero aún no es tarde. No somos muchos, pero estamos unidos, y todos sabemos que matando a su líder, acabar con el resto no es difícil. — Decía Elliot mirando el rostro de los presentes. — Su nave está ahí, en el cielo. Y nosotros tenemos una. El plan es éste: irrumpiremos en la nave madre Kyler y los mataremos a todos. No quiero a ningún extraterrestre vivo en esa nave. Sin líder, son como un pollo sin cabeza. Es nuestra oportunidad; o luchamos, o morimos.

    Los soldados comenzaron a gritar en señal de que estaban listos para pelear, y dispuestos a dar la vida por aquellos que lucharon y fallaron. Todos salieron al exterior, preparados para subir a la nave que les llevaría a los Kyler. Sin embargo, se llevaron una sorpresa cuando no vieron la nave Kyler en el cielo.

    — ¿Dónde demonios se ha metido? — Dijo Devon.

    — Hace un momento estaba ahí... — Murmuró Elli.

    De pronto, un disparo de origen desconocido impactó en el hombro de Garnie, haciéndola caer al suelo.

    — ¡Garnie! — Exclamaron Angie y Devon al unisono.

    Todos los soldados presentes echaron un vistazo hacia uno de los rascacielos que tenían al frente. Allí, en todas las ventanas rotas, había un Kyler apuntando hacia todo el grupo al completo. Habían descubierto la ubicación del bunker.

    — ¡TODOS A CUBIERTO! — Exclamo Elliot, mientras los Kyler comenzaban a disparar frenéticamente.

    Ambos bandos comenzaron un tiroteo cruzado, pero la ventaja de los Kyler al estar en altura había puesto en aprietos a los humanos. Además, la nave nodriza Kyler se alzaba hacia el cielo. Al parecer, habían dejado a todos sus soldados en tierra, para terminar con el único resquicio de resistencia en la zona.

    — ¡Ty, sígueme! — Exclamo Elliot, gritando por encima del ruido de los disparos.

    Tyrell asintió y comenzó a seguir a Elliot. El dúo subió a la nave que sus hijos habían traido de El Vortex para dirigirse a la nave Kyler. Mientras tanto, en tierra firme, Angie trataba de evitar que Garnie se desangrara mientras Devon disparaba con furia junto a Elli. Los Kyler, viendo que habían matado a bastantes soldados humanos, bajaron del rascacielos para terminar con los restantes. David decidió esconder a Jessie, Emily y su hija Francine en el interior del bunker. Fuera, tan solo quedaban unos soldados además de los jóvenes de la ADT.

    — ¡Vamos Garnie, aguanta! — Decía Angie, viendo que su amiga comenzaba a ponerse pálida debido a la pérdida de sangre.

    — ¡Métela en el bunker con los demás! ¡Quedáos ahí dentro! ¡Nosotros nos ocupamos de cubriros! — Exclamo Elli.

    — ¡Pero Elli...!

    — ¡Rápido, Angie!

    La joven hizo caso a su novio y ayudó a Garnie a levantarse, mientras se refugiaban en el bunker junto al resto. Los Kyler asediaban a Elli y su grupo.

    [...]

    Supervivientes de toda la ciudad vieron como dos naves de origen Kyler y con gran envergadura se juntaban en el cielo. Algunos temían que fueran más Kyler, otros estaban ya abatidos y les daba igual. Pero la realidad, era que en esa nave estaba la última esperanza de la humanidad. Dos hombres que arriesgarían sus vidas para devolver a los Kyler de vuelta a su agujero.

    Elliot y Tyrell habían irrumpido en la nave nodriza Kyler. El silencio era aterrador, como si no hubiese nadie allí. Sin embargo, era evidente que les estaban esperando.

    — Odio este silencio. — Murmuró Tyrell, observando a todos lados.

    — Saben que estamos aquí, solo quieren intimidarnos. — Respondió Elliot con seriedad. — Mira, ahí hay una compuerta. Parece ser el puente de mando.

    — Ese hijo de perra debe estar ahí. — Indicó Ty.

    — ¿Preparado?

    Ambos soldados se pegaron a la pared, sujetando sus Blaster. Cuando Elliot dio la señal, Tyrell abrió la puerta y entró listo para matar. No obstante, allí solo había un Kyler, mirando al horizonte. Elliot y Tyrell sabían que aquel ser era el líder actual.

    — Habéis tardado demasiado. — Dijo Tandom, girándose para observar a ambos humanos.

    — Vamos a acabar esto de una vez por todas. — Murmuró Elliot, apuntando a Tandom con el Blaster.

    — No tan rápido. — Dijo Jarder, el segundo al mando de los Kyler, apareciendo tras Tyrell y colocándole un Blaster en la cabeza. — El arma al suelo, ambos, o lo mato ya mismo.

    — Elliot, no lo hagas. — Dijo Tyrell.

    — ¿Qué...?

    De pronto, Tyrell se giró bruscamente y se lanzó sobre Jarder. Tyrell empujó con fuerza al Kyler contra el cristal de la nave, fracturándolo un poco.

    — ¡¿Un... simple humano... va a retarme...?! — Dijo Jarder, viendo que Tyrell parecía superarlo.

    Tandom se dispuso a ayudar a su mano derecha pero Elliot se interpuso entre él y la pelea que Tyrell y Jarder llevaban a cabo.

    — No permitiré que intervengas. — Dijo Elliot, viendo que tenía el Blaster a su alcance.

    Elliot se lanzó a por el arma pero Tandom llegó antes y la pateó, alejándola del humano. Rápidamente lo cogió por el cuello y lo levantó, demostrando su poderío y fuerza.

    — Hace veinte años que mataste a mi hermano. Y ahora vienes aquí... dispuesto a hacer lo mismo conmigo... — Decía Tandom con ira, apretando más y más el cuello de Elliot. — Déjame decirte, que ahora todo es al revés. Tú serás quien muera asfixiado, como hiciste con Uuron.

    Elliot trataba con todas sus fuerzas de zafarse de los brazos de Tandom, pero él era infinitamente más fuerte. Tyrell vio que su amigo estaba en peligro, por lo que golpeó a Jarder y corrió hacia Elliot. Saltó sobre Tandom y comenzó a golpearle la cabeza mientras Elliot trataba de recuperarse y tomar aire tras verse contra las cuerdas.

    — ¡Son cómo insectos! — Exclamo el líder de los Kyler, lanzando a Tyrell contra la pared de aquella sala.

    Tyrell se fijó en el cadáver de Sarah, que portaba con ella una granada de fragmentación hecha por la ADT. Era la oportunidad perfecta. Jarder se abalanzó sobre Elliot y comenzó a golpearlo, aunque Elliot respondía a sus golpes. Tandom vio que Tyrell se lanzó a coger una granada y fue a por él, pero llegó tarde. El humano tenía en sus manos aquella granada.

    — ¡Si te acercas la detono! — Exclamo Tyrell.

    — No harás eso, no al menos que tú y tu amigo quieran morir. — Dijo Jarder, dejando a Elliot a un lado.

    — Sinceramente, a mi me da igual morir. — Dijo Tyrell, abriendo la granada y lanzándose contra Jarder hasta pegarlo a una pared.

    — ¡¿Qué mierda haces humano?! ¡¿Estás loco?! — Decía Jarder, aterrado.

    — ¡Si morimos, moriremos los dos! — Exclamo Tyrell.

    — ¡TY! ¡NO! — Exclamo Elliot.

    La explosión hizo un gran agujero en la sala, y el aire comenzó a arrastrar carga pesada. Elli y Devon, que luchaban en tierra junto varios soldados más de la ADT, vieron como la nave sufría una explosión, y dos cuerpos caían al mar. Aterrados pero sin tiempo, decidieron seguir combatiendo.
    Mientras tanto, Elliot veía casi con lágrimas en los ojos como su amigo se había sacrificado de alguna forma, por la guerra.

    Tandom tampoco podía creer que un humano, un ser inferior a ellos, pudiera haber matado así a Jarder, que era uno de los mejores soldados. Ahora el líder de los Kyler centró su mirada de odio en Elliot. Ambos estaban solos y cara a cara.

    — No te dejes llevar por tus emociones. — Le decía Tandom, viendo que Elliot estaba al borde de las lágrimas.

    — Voy a matarte, a ti y a todos. Voy a acabar con ésta guerra absurda. — Murmuró Elliot.

    Ambos, para no ser lanzados fuera de la nave, se sujetaban a barandillas u otros objetos anclados en la nave. De pronto, la nave comenzó a sonar, como si fuera una alarma. Ésta alertaba de que debido a la brecha en el casco, la nave tendría cinco minutos hasta caer en picado.

    — ¡No! — Exclamo Elliot, viendo que solo tenía cinco minutos para salir de allí.

    — ¿Sabes? Si voy a morir, moriré extinguiendo la raza humana. — Dijo Tandom con una sonrisa aterradora.

    — ¿Qué dices...?

    Tandom mostró un temporizador en el que un botón rojo brillante resaltaba. Elliot seguía sin entender que provocaba aquello.

    — El plan B que mi hermano Uuron no pudo terminar... la Termoblaster. — Dijo Tandom, pulsando el botón. — Tres minutos, y la Tierra se convertirá en un desierto sin vida.

    — ¡Maldito hijo de p*ta! — Exclamo Elliot, sabiendo que la situación era aterradora.

    Elliot comenzó a pensar que hacer. La nave iba a caer en cinco minutos, la Termoblaster iba a ser detonada exactamente en ese tiempo... necesitaba sacar la nave de la atmósfera terrestre. Tandom vio como Elliot comenzaba a idear un plan, y se lanzó sobre él. Elliot se sujetó a una barandilla enganchada a la pared y Tandom se cogió de los pies del humano.

    — ¡Suéltame! — Exclamaba Elliot, tratando de quitarse a Tandom de encima.

    — ¡Morirás con tus compañeros! ¡No dejaré que hagas nada! — Dijo Tandom.

    Elliot lanzó una patada fuerte e hizo que Tandom soltara una mano de sus piernas.

    — ¡Ahora! — Exclamo Elliot, cogiendo el machete que el propio Tandom usó para cortarle la mano a Orión y cortándole al líder Kyler su mano.

    — ¡¡¡HUMANO!!! — Exclamo Tandom, saliendo disparado de la nave por la descompresión.

    Elliot respiró aliviado, aunque tenía mucho que hacer. Quedaban tres minutos, y en menos de dos, la Termoblaster iba a ser detonada. El humano comenzó a sujetarse en objetos y puertas hasta llegar al puente de control de mando. Allí, comenzó a redirigir la nave hacia el exterior de la Tierra.

    — Vamos, vamos, vamos...

    La nave se alzaba lentamente, debido a la brecha creada por la explosión de la granada. Pero poco a poco comenzó a subir en el cielo, mientras en tierra, todos miraban perplejos como aquella nave parecía marcharse.

    Elliot vio que quedaban dos minutos para que la nave se apagase y cayese en picado, y un minuto para que la Termoblaster explotase. Sabiendo que iba a morir, decidió comunicarse mentalmente por última vez con su hijo.

    Elli se encontraba disparando su Blaster, ayudado por Devon, cuando de pronto escuchó la voz de su padre en su cabeza.

    — Elliot. — Dijo su padre.

    — ¿Papá? ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?

    — Mira hijo, las no han salido como hemos planeado. Los Kyler tenían un plan B y... tengo que sacrificarme por todos vosotros. Tyrell ha muerto por vosotros, de no ser por él... yo estaría muerto antes y...

    Elli miró a Devon aterrado, pensando que si se enterara de la muerte de su padre, enloquecería.

    — ¡Papá! ¡¿Estás en esa nave?! ¡Tienes que saltar!

    — Tengo que controlarla hasta que esté lejos del campo terrestre. Si la Termoblaster explota fuera de la atmósfera, no pasará nada. Elliot, eres mejor soldado que yo, has sobrevivido al Vortex y has regresado con vida. Cuida de tu madre, cuida de Emily; cuida de todos. Y por favor, no mueras en ésta guerra.

    — ¡Papá! ¡Papá! ¡No hagas eso! ¡PAPÁ!

    La nave salió de la atmósfera terrestre y Elliot, en el interior de la nave, cerró los ojos sabiendo que su momento había llegado. Se sacrificaría por todos, pero sobretodo por aquellos a los que amaba.

    — Por mis padres, por Marty, por Jason, por Robson, por Mike, por Eduard, por Cindy, por Robert, por Miranda, por Tyok, por Faolk, por todos los que murieron en ésta guerra... y por los que van a sobrevivir a ella. Nos vemos allí donde estéis.

    Tras los pensamientos de Elliot, el contador de la bomba cayó en cero y la nave explotó brutalmente, desintegrándose literalmente en pequeños fragmentos. El cielo en la Tierra se tornó oscuro, casi de noche, y solo una luz ténue y azul que se expandió varios kilómetros se veía en el cielo. La Termoblaster había explotado fuera de la Tierra.

    Elli y Devon se miraron aterrados, sabiendo que muy probablemente sus padres habían muerto. Los Kyler, ahora expandidos por el mundo pero sin líder, se verían desconcertados y perdidos. Ahora la ventaja era de los humanos, pero a un coste alto.

    [...]

    Epílogo: Seis años después



    "Papá, escribo ésta carta porque me veo en la necesidad de contarte lo que ha ocurrido después de tu hazaña. Sé que hace seis años de aquello, pero el recuerdo aún perdura en todos los supervivientes y algunos aún temen que queden Kylers en la galaxia o el universo. Sinceramente, si vienen de nuevo, terminaré con su maldita especie. Si es que no está extinta ya. En fin, cuando nos salvaste de la extinción salieron de la atmósfera en esa nave-bomba, me sentí traicionado, usado. Siempre pensé que pudiste haberte salvado, pero quisiste morir.
    Mamá entiende tu sacrificio y cada día que pasa desde que te enterramos, sonríe un poco más. Aún así, su mirada no es la misma. Algo ha muerto en su interior, lo veo. La tía Emily es feliz con David y su hija Francine. Dice que te le apareces en sueños, y que nos proteges a todos desde donde estés. Devon estuvo dos años desaparecido. Tras conocer que Tyrell también había muerto y sin Miranda, enloqueció un poco y se alejó de la ciudad. Lo busqué, junto a Angie y Garnie, pero no supimos de él hasta que vino dos años después. Dijo que necesitaba tiempo para recuperarse, y le entiendo. Desde aquel entonces, visita cada día la tumba de sus padres, y Garnie le acompaña. Están juntos desde hace casi un año y medio. Me alegro por ellos, merecen ser felices.
    Yo y Angie... bueno, estamos esperando un hijo. Sí papá, un hijo. Espero que los valores que me inculcaste como padre pueda inculcárselos yo a mi futuro hijo o hija. Y espero que no tenga que hacerse soldado para luchar de nuevo. Rezo por ello cada día. Solo me queda decirte, papá, que ahora lo he entendido. No fuiste egoísta, fuiste noble. Y diste tu vida para que los demás tuviesen una.
    Gracias a eso, mi hijo o hija nacerá, y no sabes lo agradecido que te estoy por eso; y por todo.
    Te quiero, Elli."




    Elli dejó la carta metida en una botella de vidrio y la posó sobre la lápida de su padre, junto un gran ramo de flores. Acarició la tumba y cerró los ojos, soltando varias lágrimas. Acto seguido se levantó, miró la tumba antes de irse, y se alejó con una pequeña sonrisa.

    Es el fin de la historia de Elliot, pero probablemente haga unas mini historias (cortas) sobre algunas cosas de la propia historia. Dicho esto, espero que hayan quedado satisfechos con el desenlace de la historia y que les haya gustado. ¡Un saludo y hasta la próxima!
     
    Última edición: 14 Marzo 2017
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    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Bueno, ha sido un capítulo extremadamente largo, pero eso no es importante.

    Aquí lo importante es la calidad, y éste último capítulo ha sido excelente, pues se ha visto el final de los kylers con un gran acto heroico de parte de Elliot, jamás pensé que se iría a sacrificar de ese modo.

    Pero ha sido un gran final para un gran personaje, después de todo era el protagonista de la historia desde el inicio.

    La escena final donde Elli estaba a un lado de la lápida de la tumba de su padre, me recordó un poco al final del juego "Soldado de la fortuna", especialmente porque el final, se basa, técnicamente, en un cementerio.

    Han muerto muchos, pero de todos, Elliot será el más recordado por sus dos grandes actos heroicos, no hay palabras, ¡Es un héroe!

    En mi opinión, el final ha sido excelente, muy cerrado, no dejas cabos sueltos y prácticamente, sería casi imposible realizar una tercera entrega.

    Y bueno para finalizar, pido disculpas por no haber comentado antes, no he podido siquiera actualizar mi historia U_U

    Saludos, espero las mini historias.
     
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  17.  
    Manuvalk

    Manuvalk el ahora es efímero

    Sagitario
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    Escritor
    No te disculpes, estamos todos muy ocupados XD me costó sacar tiempo para acabar el capítulo final, así que :v aún debo ponerme al día con tu historia, trataré de sacar tiempo XD ¡Un saludo!
     
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