Long-fic de Pokémon - El circo

El circo

Capitulo 1: Preludio
El sudor que bajaba a chorros de mi frente me recordaba que aún faltaban unos veinte minutos de caminata larga hasta el hotel, que en si era muy bonito y eso lo hacía especial: Era el mejor hotel de la ciudad. De hecho, la caminata también era buena, ejercicio de manera gratuita por la capital de Kalos, eso sí que era vida ¡Pura vida!

Las pequeñas patadas en mi pecho de Bonnie que impaciente se cubría con su mano los ojos, para que el sol que ese día estaba ardiente la dejara ver, parecía una pequeña navegante del océano más bello; A mi lado e igual de cansada que yo llevaba a la risueña Serena, que llevaba el pelo pegado a su cara por el sudor, la escena era de cansancio total.

Después de los odiosos veinte minutos de caminata llegamos al hotel, era un precioso rascacielos hecho en su mayoría de vidrio, dándole la suficiente privacidad al que se aloje ahí, pero también dándole una vista increíble de la ciudad, sin duda la caminata había valido totalmente la pena; Sin darle tampoco más enredos de pelo a la situación entramos en el lugar dando un paso firme y fuerte que nos hizo parecer policías que venían en busca de un delincuente, de hecho, creo que incluso la chica de la recepción creyó lo de los policías; La recepcionista era una chica normal, con una sonrisa bastante bonita, o eso pensé, llevaba gafas y un peinado color rosa claro.

- Señor, señora - Su voz era suave y se dirigía a Serena y a mi “Señores” no sonaba tan mal - Y tú: Pequeña. Aquí está su llave - Después de ver a Bonnie nos entregó las llaves.

Las llaves, eran bastante bonitas: Tenían un colgante de madera con una inscripción en un material dorado que ponía nuestro número de habitación exactamente la doscientos veinticuatro. Tome casi que instintivamente a Bonnie de la mano y con Serena a mi lado como un guardaespaldas subimos por el asesor, que se veía algo viejo, pero con su toque clásico, era bonito, o eso fue lo que soltó Serena al verlo, la verdad es que no estaba tan mal.

Al abrirse el asesor se encendieron la luces, debido a los sensores de movimiento supongo; Llegamos a un pasillo con una alfombra roja donde en las paredes estaban las puertas con su respectivo numero; Pasamos por varias habitaciones hasta que llegamos a la que tenia nuestro numero ¡Finalmente descansaríamos!

Abrí la puerta con tantas ganas que cualquiera podría pensar que adentro estaba el mayor tesoro nacional, pero no, había mi tesoro: Dos camas, un baño y un televisor. Era justo lo que había estado buscando, quería tirarme a la cama como si de la piscina más refrescante se tratara pero había un panfleto bastante llamativo sobre ella, lo tome en mis manos y lo leí en voz alta, para que las chicas lo escucharan:

“!Vengan ya! El nuevo circo <<Sol>> los espera con los brazos abiertos; Disfrute del espléndido show que tenemos para ustedes. ¡No falte!”

-Que poco para un anuncio - Pensé mientras giraba el panfleto para ver si había algo más.

Como esperaba no había nada más, claro, aparte del color rojo que lo hacía tan atractivo.

-¿Podemos ir? - Me sorprendió la voz de la pequeña Bonnie dirigiéndose a Serena y a mí con sus ojitos de “ternura andante”

Realmente ¿Cuál era el problema? Además, solo es un día, nos dará tiempo a entrenar, aparte: Necesitamos relajarnos ¿Y qué mejor que un circo para eso? Pero había un problema: Clemont. Se había ido y encargado a la pequeña ¿El estaría de acuerdo en llevar a Bonnie a un circo? No lo sé, debería llamarlo y decirle; Serena entonces le respondió a la pequeña que <<Si>> y me miro con cara de que yo también acepte.

-Pero debemos llamar a Clemont.

Ambas me vieron con una cara de aguafiestas increíble, bueno, tal vez tengan razón y deba relajarme un poco más, estamos disfrutando, así que si: ¡Iremos! Pero mañana que hoy, tenemos que dormir y descansar

Entonces, y después de informarles que sí que iremos me tire a la cama como todo un snorlax y me dormí como el ya mencionado pokemon, mañana será un día bastante divertido.

 

El circo

Capitulo 2: Solos
Dormí como un bebe ¡Que cómoda estaba la cama! Enserio, aunque claro, no me quedo duda después de girar mi vista hacia la otra cama que tenía nuestro querido hotel vi a Serena y Bonnie abrazadas dormidas plácidamente; me levante rápidamente y fui al baño, considero que eran las cinco de la mañana, pero bueno, madrugar siempre es bueno.

Me quite mi ropa, que curiosamente y como si hubiera tenido la peor amnesia, no me había quitado, así que mi pijama nunca toco mi cuerpo; Entre a la ducha: Una pequeña división en el piso tapada con una cortina semi-transparente con detalles de la torre Prisma, la ducha en si era un cuadrado lleno de puntos de donde salía el agua, por alguna razón me recordó a un colador de pasta con salsa de tomate. Abrí la ducha con toda la intención de relajarme, el agua tibia se sentía tan bien que perdí la percepción del tiempo y sentí como si unos ángeles masajearan todo mi cuerpo liberándolo de cualquier estrés, llene mi cabello suavecito del shampoo que ya de por si traía el hotel, era de esperarse que no fuera muy bueno pero hay estaba.

Salí relajadamente de la ducha y tome la toalla y empecé a secarme el cuerpo, empezando por mi pecho y tomar una peineta y peinar mi pelo, ya saben tener ese estilo no se hace de la noche a la mañana; para guiarme más me mire al espejo mientras terminaba de secarme para solo recordar lo que tendríamos que hacer hoy: Ir a ese circo. Realmente solo pensarlo me dan ciertos escalofríos, no sé porque, tal vez solo es mi cabecita loca jugándome una broma, bueno, tampoco es que importe mucho, pues lo mejor es salir ya del baño, no vaya a ser que Serena piense mal ¡Que me la conozco!

Al salir de mi relajante baño vi a Bonnie en el suelo, en la alfombra color beish sentada, al verme salir soltó una sonrisa y me abrazo.

-Ash, hoy vamos al circo ¿Cierto?

Su voz de dulzura inundo mi corazón de un cariño, pero el escalofrió inexplicable seguía estando palpable en mis venas, que se ponían frías como el hielo, así que solo me limite a asentar con mi cabeza y mi pelo aun mojado.

Levante mi cabeza con la sonrisa que la ternura de la pequeña me había dado solo para ver a Serena, estaba muy despeinada y me estaba viendo con sus “Ojos matadores”

-¿Qué estabas haciendo en el baño? - Se acercó tanto a mí que parecía que fuera a golpearme en la nariz - Me bañare yo, pero estaré atenta.

Y así, y después de que me culparan de hacer muchas cosas en el baño, pasaron unos treinta minutos hasta que las dos estaban listas, el sol finalmente calentaba la ciudad y nosotros, con tanta hambre como para comer cada plato de comida de la ciudad, bueno tal vez exagere, pero estaba muy cerca; Bajamos a la cafetería, muy elegante por cierto, del hotel, tenía mesas con manteles blancos como la nieve y en el centro un florero azul, un azul que recordaba el cielo despegado con unas rosas de un color rojo intenso.

Nos sentamos en la mesa y comimos pan con fruta, estaba todo muy rico y quedamos satisfechos, además y para complacer a Bonnie termine por llevarme una mermelada de fresa que le había gustado mucho en la mochila, por favor ¡Seré el próximo alkapone!

-¡Vamos al circo! El circo, circo… - El cantito de Bonnie en compañía de sus saltos llegaba ser algo irritable.

Solté un suspiro de aire que había calentado más el aire de la atmosfera que nos rodeaba, era una cosa extraña; Saque de mi mochila el panfleto:

“… A las afueras de ciudad luminaria, vengan ya y vean al increíble Pikachu mágico”

Me quede helado, el panfleto mostraba algo que ayer no ¡¿Cómo era posible?! Pero más importante recordé que había dejado a Pikachu en el centro pokemon, antes de ir hacia el hotel.

-Deje a Pikachu ¿Recuerdan? Vamos por él.

Mi emoción se notó en cada letra que salía de mi boca, pues después de todo, era mi pokemon; ambas me miraron y negaron con la cabeza.

-Ash, solo será un momento en el circo, luego recogeremos a Pikachu - La voz de Serena que, y por dentro, moría de ganas de ir al circo.

Cedi, después de todo nada nos pasaría y podría recoger a Pikachu con tranquilidad; nos fuimos caminando tan lento y con tanta diversión que olvide lo del panfleto, incluso, no notamos que alguien nos estaba siguiendo.

 

El circo

Capitulo 3: Sonrisas
La caminata, aunque larga, fue bastante divertida, hicimos muchas bromas, tantas que nos reímos como locos; también pateamos latas y piedras y jugamos una especie de futbol rápido mientras nos dirigíamos a lugar.

Tras llegar a las afueras de la ciudad vimos entonces una carpa roja y amarilla enorme, la tela con la que estaba hecha se notaba bastante vieja y sucia, era sorprenderte ver que un hotel de tal clase recomendara un sitio como este, pero, y aunque confirmar que no tenía nada de especial los escalofríos inexplicables no paraban.

-¡Entremos! Seguro que por dentro es mejor - La voz de serena me saco de mi estado de escalofríos.

Pensándolo mejor, seguro que lo que decía Serena era verdad por dentro sería mucho mejor, así que ¿Por qué no entrar?

Caminamos hasta la entrada más próxima a aquella gigante carpa cuando escuchamos una risa bastante extraña que me puso los pelos de punta, porque, y como para completar el sonido provenía de nuestras espaldas; me relaje, seguramente solo era una actuación más del circo este, bueno en cierta parte mejor, entre más rápido empecemos más rápido terminaríamos y vería a mi fiel amigo. La risa no paro y se escuchaba más fuerte, a pesar de que nos volteamos para observar que diablos estaba generando esa risa no vimos nada.

-Ash, tengo miedo - Las manos de la pequeña rubia abrazando mi pierna me hicieron caer en cuenta de la situación.

Estaba a punto de gritar algo, tal vez solo para espantar o no lo sé, pero la risa se cayó y un monociclo moviéndose solo se nos acercó, exactamente hasta la pierna de Serena; esa misma al ver y sentir un monociclo moviéndose solo hacia su pierna, pego un brinco y se empezó a pegarle patadas al objeto en cuestión que cayo, como era de esperarse.

Tras ver lo que estaba ocurriendo y que mis amigas estaban más asustadas que Miltank en McDonald's decidí calmar la situación.

-Calmadas chicas - Empecé con mi típica sonrisa - Todo debe ser parte del show ¿Qué tal si entramos? Para eso vinimos ¿No?

Ambas me vieron a los ojos y Serena muy convencida se paró como una súper-heroína y se mostró convencida, a Bonnie fue todavía más fácil convencerla: Decirle que dentro le compraríamos un dulce. Realmente y a pesar de mis escalofríos tenia bastantes ganas de entrar en ese circo y ver la función, que por algo no la recomendó el hotel; los tres estábamos listos para entrar, pero entonces recordé lo del panfleto, no era buen momento para decírselos a las chicas así que lo saque y como si fuese un espía soviético, bueno tal vez exagere, pero el punto es que con mucho sigilo lo leí:

“…El circo <<Sol>> te da la bienvenida, esperamos que las actuaciones solitarias no te asusten”

De nuevo algo se había agregado al panfleto, esta vez describiendo unas “Actuaciones solitarias” ¿Qué eran esas cosas? Lo pensé por unos momentos hasta que deduje que seguramente era aquello del monociclo, me alegre mucho, pues ya sabía que eso era parte del show.

Sin ponerle más atención a ese pedazo de papel rojo entramos, el suelo estaba lleno de arena que y al tacto parecía húmeda, la iluminación era increíblemente mala viéndose si te fijabas mucho unas pelotitas gigantes amarillas con estrellas rojas.

-Parece que le gustan mucho el color rojo y amarillo ¿No? - La broma de Serena me quito la palabra de la boca.

Sonreí y me seguí fijándome en el sitio, caminamos en busca de algo donde sentarnos; encontramos unas tres sillas ¡Que coincidencia! Cuando me senté el escalofrió volvió, pero lo ignore, la función iba a empezar.

Y como si de un mini sol se tratara una iluminación gigantesca desde el cielo nos dejó cegado para empezar con un increíble grito:

“¡Bienvenidos a <<Sol>>!”

Ese grito, era más bien ronco, parecía como un monstro come galletas, de hecho, fue de nuevo la broma que Serena dijo, siempre se me adelanta.

De vuelta en el escenario se encendió una antorcha de fuego en medio de la luz y de la esquina salió lo que parecía un payaso, este era flaco y alto, usaba una peluca que se veía vieja de colores y un traje completo, igual, de colores; cuando giro su cara y nos vio lo que vimos fue indescriptible: Un hombre con la cara pintada de gris, se veía como tenía heridas abiertas y sangrando, cuando nos sonrió se podía ver colmillos de tamaño familiar y un líquido rojo rodeando su rota nariz y boca.

-Mi nombre es sonrisas ¡Vamos a divertirnos!

 

El circo

Capitulo 4: Refugio
El grito de Bonnie me hizo caer en cuenta en donde mierda nos habíamos metido ¡¿Qué diablos está pasando?! De inmediato quería mover a la pequeña rubia de su asiento, pero los brazos me temblaban y el miedo no me dejaba reaccionar correctamente; gire la cabeza para pedir a todo pulmón ayuda a Serena, pero la encontré todavía peor: Sudado frio sin poder mover ni un dedo. De hecho, creo que ni siquiera hablar podía la pobre; lo peor, baje la cabeza y vi como Bonnie estaba llorando del miedo.

-¡Vamos! No tengan miedo.

La voz del maldito payaso me hizo despertar, y como si yo fuera el hombre más fuerte de este mundo rápidamente cargue a Bonnie en mis brazos y di un brinco hacia un lado, alejándome de las sillas; baje a Bonnie y rápidamente fui y tome la mano de la pelo miel, debo admitir que tenía mucho miedo, pero eso no me iba impedir salvar a mis amigos y salir de ahí. Todo se puso mucho más tétrico cuando una música vieja de circo empezaba a sonar, de fondo tenía una batería, eso era increíblemente miedoso ¿Saben lo que es eso?

Intentamos alejarnos lo más rápido de aquella luz cegadora, pero para nuestra mala suerte nos fuimos hacia el lado contrario de por dónde entramos, y la luz no nos dejaba ver correctamente donde estábamos pisando; nos tomamos de las manos formando una especie de cadena y corrimos lo más rápido posible, ya sin importar a donde realmente íbamos.

La luz nos había alcanzado, parece que aquella luz que estaba colgada del cielo se podía mover hacia cualquier parte de la carpa; cuando nos ilumino aquella luz nos segó de inmediato y escuche algo especial: El llanto de miedo de Serena y Bonnie. Seré sincero, yo también quería llorar pero no, teníamos que salir de ahí; en la sombra vimos a el mismo payaso, ese <<Sonrisas>>

-Vamos amiguitos, esto que está en mi cara es salsa de tomate derramada - Llevaba las manos en la espalda, era seguro que hay tenía algo, aparte, su voz tan tierna pero tan perturbador - Estas tijeras que tengo aquí son para cortar el jardín.

El maldito sonreía mientras nos mostraba unas tijeras oxidadas de tamaño gigante; Serena empezó a gritar y a apegarse a mi pierna, solo teníamos una opción a estas alturas: ¡Correr!

Y si, como si fuéramos en la maratón por un tesoro salimos a correr, aunque claro, no era un tesoro, era nuestras vidas.

Corrimos por tanto tiempo que perdimos la percepción de todo, mi cuerpo sentí el peor escalofrio pero, y para nuestra suerte, encontramos un “refugio”: Una especie de caja bastante grande, sin duda ahí cabíamos los tres.

La caja en si era vieja y tenía clavos saliendo de todas partes; por dentro no era mucho más agradable, estaba con algunos cojines, unas tijeras iguales que las de <<Sonrisas>> y unas cuatro latas de comida.

-¿Qué vamos a hacer? - Serena realmente estaba llorando y muy desesperada.

Empecé a pensar en algún buen plan para intentar salir de ese maldito sitio, peor es increíblemente difícil pensar en un sitio así, con esa música y claro con un payaso asesino; Bonnie estaba pálida sudando sodio y con tantas lagrimas por su cara que parecía que fuera a explotar en agua, tenía que pensar en algo y además relajar a la pequeñina.

Entonces, y me vino la mejor idea a la cabeza: Pokemon! Rápidamente revise mi mochila en busca de mis poke-balls, pero para una sorpresa que dio un giro de trescientos sesenta grados a la situación: Solo tenía una de estas esferitas de pokemon.

Me quede pálido y al informarle esto a las chicas estas rompieron, de nuevo, en un llanto desesperado pero silencioso que llenaba el aire de preocupación; de nuevo tenía que pensar en algo, y me llego algo más a la mente: El panfleto.

Corriendo de nuevo saque el panfleto rojo de mi mochila y leí en voz baja, no quiero meter más presión a las chicas.

“…Sobrevivir, no es fácil, pero la salida está libre para todas las edades. ¡Venga ya!”

 

El circo

Capitulo 5: ¿Salvados?
Vaya, a veces pensaba que lo que mostraba ese maldito panfleto iba directamente para mí, no lo sé, se lo diría a las chicas pero ya me costó bastante calmarlas y mostrar la mejor actitud, por lo menos estamos vivos ¿No? Podría ser mucho peor: Estar picaditos en cuadrados.

Agite un poco la cabeza, esos pensamientos malignos no nos iban a ayudar mucho, lo mejor que podíamos hacer ahora era pensar cómo salir de aquí, o por lo menos que era ese sitio; a mí me llego la mejor idea sobre dónde y que estábamos haciendo: Un juego. Tiene lógica, una caja con comida, me parece que estos malditos payasos ya de por si son malignos como para ponernos en esta situación, pero algo no me cuadra ¿Por qué el hotel recomienda este sitio? ¿El hotel y el circo tienen relación? Estoy terriblemente confundido, pero no era tiempo la música no se callaba y realmente nos ponía bastante tensos, aparte, pero no menos tenebroso la risa agria y oscura de <<Sonrisas>> no ayudaba exactamente.

-Ash quiero irme de aquí - La voz de Bonnie en compañía de sus suaves manos jalando mi brazo hizo que se cristalizaran mis ojos.

¡Pero no! Debo de seguir fuerte, salir de aquí y reportar esto, así que, y para aliviar el aire pesado que se había creado bese a Bonnie en la frente y asenté la cabeza con seguridad; no quería mostrar miedo, así que guarde la poke-ball como si fuera mi más preciado tesoro y cargue en mis manos las tijeras llenas de óxido, sé que no tengo el coraje para herir a alguien, pero por lo menos creo poder intimidarlos.

Serena ya se encontraba en mi espalda, y con la misma seguridad fingida que yo se puso a mi espalda cargando el único objeto que podría servir mínimamente: Un abre latas. No era mucho, pero nuevamente para intentar algo contra ellos podría servir de algo ¿Verdad? A lo mejor nos estábamos emocionando mucho, pues a lo mejor no puedes intimidar a unos malditos locos; Bonnie también era importante protegerla, así que la pusimos en el frente, donde podíamos verla.

Ese en teoría era la formación, así que salimos rápidamente de la caja cargando todos los objetos, y en mi mochila las latas de comida, la formación salió tal cual como la había imaginado así que hizo subir nuestro auto-estima, después de todo podríamos salir.

-Bien Ash, pero… ¿Y ahora?

La duda de la chica de pelo miel era muy cierta, tal vez tenia todos los medios para intentar forzar la salida, pero ¿A dónde tendríamos que ir? Corrimos por tanto tiempo que no podía diferenciar donde podría estar la salida; Nos movimos, si, sin ninguna dirección aparente y cubriéndonos las espaldas, pero por lo menos ya estábamos haciendo algo o eso creíamos, pues otra luz gigante se mostraba iluminando otra sección de la carpa, una donde habían unas esferas saltarinas gigante, amarillas con rojas, muy similares a las que vimos cuando entramos, pero este sitio sin duda no era la entrada.

Las esferas empezaron a rebotar por si solas, generando un sonido de caucho que ponía el aire tan tenso que parecía que estuviéramos navegando por el mar más tormentoso y lleno de tiburones; Serena empezó a tragar saliva y nos hizo señas para seguir caminado, pero antes de que pudiéramos dar otra paso el payaso loco nos interrumpió el camino.

-¿A dónde van amiguitos? Estuve buscándolos - Su voz y su sonrisa combinada con su maldita risa era algo que nos daba un escalofrió tan fuerte que nos hacía sudar sodio.

Tome las tijeras y como si fueran la mejor arma del maldito mundo las tome y se las mostré como si fuera a usarlas en su contra; se puso a reír, sin duda parecía que me conociera como para saber que no iba a accionar esas cosas metálicas, así, y con la sangre fría el tomo sus tijeras oxidadas y llenas de sangre y corto un largo trozo del pelo de Serena, llenando así su pelo de sangre mientras el reía y seguía abriendo y cerrando las tijeras mostrando tu pero pesadilla reflejada en ese metal.

Mi amiga, se lo quedo bien tan pálida y solo pudo gritar generando de nueva las lágrimas de la pequeña rubia; yo no sabía que hacer, correr, llorar o cortarlo, estaba tan confundido, pero antes de que mi cerebro mandara alguna acción a mi cuerpo vimos en una esquina a otro payaso, que solo se veía increíblemente gordo haciéndonos señales para que fuéramos hacia haya, así que lo que mi cerebro mando fue correr a todo potencia con ellas tomadas de mis manos hacia el sitio.

Al llegar a la esquina pudimos definir mejor al sujeto: La cara pálida y blanca con los labios llenos de sangre, ojeras muy marcadas y una peluca de arcoíris con un traje, igual de arcoíris pero chorreada de lo que creíamos sangre.

<<Sol>> Fueron sus únicas palabras ¿Dónde diablos habíamos ido a parar?

 

El circo

Capitulo 6: El ataúd y el serrucho.
No puedo negar, tenía el miedo más grande de mi vida sentía como mi corazón inyectaba cloro hacia mis venas, se sentía acido en mi pecho y con tan poca suerte de que no sería el único, de hecho, ni siquiera seria el que peor la estaba pasando, pues la pequeña rubia inocente estaba teniendo el peor momento de su vida, creo que ya no lloraba porque sus lágrimas se habían congelado directamente en sus ojos; Serena tomo su maldito abrelatas y amenazo al payaso.

-¿Qué haces pequeña? - Una voz, que esta vez no era chillona, no, más bien era una voz ronca que hizo retroceder de inmediato a Serena - Si yo solo quiero ayudarlos.

Me levante, no iba a perder el tiempo escuchando eso, sabía que teníamos que salir e intentar atrapar a todos, era lo mejor.

-Cállate - Considero que era la primera vez que decía algo como eso - Ahora nos vas a decir dónde diablos estamos ¿Ok? - Al decir esas palabras sentí que me liberada de una ancla enorme que mi espalda había soportado.

La situación no mejoro, de hecho, creo que mi “Táctica” la empeoro pues después de todo el payasito me empujo con tanta fuerza que me mando al suelo de inmediato y con una estaca de metal oxidada me observo con tanta malicia que notaba que si me clavaba eso lo más probable es que muera.

-¡Yo hago las preguntas aquí! - Su grito que sobre nosotros salpicara algo de sangre de su boca - Mi nombre es <<Risas>> y ¿el tuyo? - La pregunta iba acompañada de la estaca amenazando mi torso.

“Ash” Fue lo único que balbuce antes de con su sudorosa mano tomara y alzara del pelo a Bonnie, eso hizo que sus congeladas lagrimas cayeran formando un océano en el suelo de tristeza, claro, mientras todo esto pasaba la puta música seguía sonando y la risa de los dos se empezaba a combinar.

-¡Suelta a Bonnie!

Ese grito de la chica de pueblo Boceto a mi lado solo logro que el desgraciado se pusiera de mal humor, o eso es lo una persona cree al ver a otra patear a una chica ¿No?

Me intente oponer a los golpes poniendo mi cuerpo, también recibí unos golpes, si bien no eran tampoco nada graves lograron que me dolieran las costillas como si me estuvieran jalando los huesos para luego arrancarlos y usarlos para calentar malvaviscos en una fogata hecha con carne humana.

Inmediatamente el hombre había cargado a Bonnie en su hombro, como si de un costal de papas baratas se tratase, se encendió una luz que mostraba una especie de ataúd y un serrucho; Risas entonces tomo un micrófono y se dirigió al lugar.

“Hoy en nuestras presentaciones especiales tenemos el truco del ataúd, esta vez con una pequeña niña maga”

Su risa asmática tras decir eso me hizo espabilar y tomar las tijeras oxidadas, si algo le pasaba a Bonnie no me lo perdonaría en esta vida; entonces la música cambio radicalmente a una más divertida, pero como si estuviera distorsionada, el punto: Usaron la canción para confundirme y que el otro payaso me empujara al suelo poniendo sus tijeras en mi cuello.

-¡Podemos empezar! - Ese grito chillón logro una pequeña vibración en las tijeras haciendo que mi cuello tocara el frio metal.

Casi por instinto gire a ver - O todo lo que podía girar - a Serena, estaba temblando, no se podía mover como si cada uno de sus músculos hubieran sido congelados y tan solo estuvieran ahí, de decoración; luego repetí el proceso, pero esta vez para ver a la pequeña niña, que ya estaba dentro del ataúd, a pesar de la lejanía podía escuchar su llanto y sus gritos desesperados siendo tapados por el paño que minutos atrás el gordo le había puesto, luego volvió a tomar el micrófono.

“Ahora, chicos y chicas empezara el espectáculo”

Las palabras detonaron otra carcajada de mi verdugo que movía las tijeras poniendo el metal contra mi cuello, la situación era malditamente de vida o muerte ¡Iban a cortar a Bonnie maldita sea!

 

El circo

Capitulo 7: Adios
El metal seguía tocando de manera peligrosa mi cuello, sin duda un movimiento en falso, y me quedaría sin cabeza; Bonnie seguía en el ataúd y el gordo tomaba el serrucho, lo miraba, tocaba y movía en el aire.

-Serena, ¡has algo!

El grito que le termine dando a la pelo miel la hizo volver a caer en su situación. Empezó a gatear y verme mientras su cara seguía pálida. Se paró y tomo lo que antes eran mis tijeras, miro al payaso flaco con una mirada que demostraba el mismísimo infierno en sus ojos, era la primera vez que la miraba así; Sonrisas tenía dos opciones: Soltarme y atacar a Serena - Eso sería un problema- O matarme dejando todo el lugar empapado de sangre. Pensándolo, las dos cosas que podían pasar eran malas, muy malas. Pero sin duda, lo que estaba a punto de acontecer en el ataúd no mejoraba absolutamente nada.

“Observen, ¡empezamos ya!”

De nuevo esa voz ronca me tomo por sorpresa, algo tenía que hacer para salvarla. Serena tomo las tijeras y las abrió caminando hacia el payaso, esto no terminaría bien; Risas empezaba a cortar la caja de madera con el objeto cortante, se veía como polvo de madera salía volando hacia todos lados y las carcajadas iban en aumento. En ese punto clave grite como loco, otra mala decisión, pues el payaso que tenía encima empezó a cerrar las tijeras, apretando mi piel contra el metal.

Apreté los ojos con fuerza, no quería ver nada de lo que estaba por pasar, ni la muerte de Bonnie ni la mía. Empecé a llorar sintiendo la sal de mis lágrimas pasar por mis mejillas y caer en el metal de las tijeras generando un zumbido; el sonido de la madera cortada empezaba a aumentar ¿Cuánto faltaba para que tocara a la pequeña rubia?

-Suéltalo.

La inconfundible voz de Serena logro que abriera mis ojos, de inmediato observe a la chica poniendo otras tijeras en el cuello del flacuchento payaso, esto se había vuelto sin duda una especie de “Cadena de tijeras” Algo escalofriante, en un solo movimiento podríamos morir todos.

Entonces, un desgarrador grito proveniente del ataúd nos hizo despertar. Gire, quería saber que estaba pasando, incluso aunque me arrepintiera. Vi al maldito gordo serruchando con tanta fuerza que se veía los dientes del serrucho llenos de sangre, sangre de Bonnie; el ataúd también estaba goteando ese líquido, lo vi atentamente aunque no quisiera. Mis saladas lágrimas aumentaban.

Sonrisas habían dejado de hacer presión en mi cuello, y para pararse había empujado a Serena hacia atrás, pudiendo así salir de la cadena ileso. Miro la escena con toda clase de detalles y empezó a reír.

Cerré los ojos, con mucha fuerza. No quería abrirlos, quería llorar y no volver a esta realidad, quería que todo se volviera negro, quería no saber nada solo escuchar el silencio. Así fue, todo se calló y volvió negro, tal vez mas silencio de lo que yo quería, me dio tiempo a pensar en que estaba pasando, lo único que podría ser era que estuviéramos siendo víctimas de unos “Asesinos en serie” y que el hotel solo fuera su forma de tener víctimas. Pero ¿Qué hay del panfleto?

No sabía que podía pasar, pero sentí que volvía al mundo real, me guste o no. Abrí los ojos, me encontraba en algo como una sala muy oscura, mire e a una esquina de la sala y vi a Serena, estaba llorando mientras comía una de esas sucias latas de comida.

-Serena - Hable suave, no quería asustarla.

Ella giro y me miro con la mirada perdida. Llena de decepción.

-Ya no está Ash, Bonnie - Rompió en llanto y me abrazo.

¿Qué había pasado? Era claro que esos desgraciados habían acabado con Bonnie, pero como llegamos aquí. Revise mi bolsillo; ahí estaba el panfleto, así que poniéndolo en mis manos mientras ella me abrazaba podía leerlo sin que se diera cuenta.

“¿Uno menos? Bueno, mereces algo: Las bolas saltarinas son las llaves. Diviértete”

 

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Capitulo 8: La búsqueda.
Esta vez note como el mensaje podría llevar la información más útil hasta el momento. Seguramente no me equivocaba. Solté el abrazo de Serena y se lo mostré; Serena tuvo la cara pálida - Bueno más de lo que ya la tenía - y me miro con miedo.

-Ash, quiero salir ¡Ya! - Su intento de grito silencioso lleno la sala oscura.

Bueno, si, en teoría podríamos salir si encontramos esa “Llave”, pero primero me gustaría saber dónde diablos estábamos y que había pasado con Bonnie, aunque eso último, podría ser algo evidente.

-Si Serena, yo igual… Pero ¿Dónde estamos?

Mi pregunta hizo que ella cerrara con fuerza sus ojos y llorara, llorar desconsoladamente. Eso no me daba las respuestas que buscaba, pero tal vez las tijeras llenas de sangre del suelo sí. Espera ¿Qué? Tijeras llenas de sangre acaso…

-¡¿Mataste al payaso?! - Prácticamente estaba gritando.

Ella se limitó a llorar mucho más fuerte y a esconderse en mi hombro. Tome eso como un sí, me aterra la simple idea de que la chica de pelo miel haya asesinado a alguien. Luego tuve aún más curiosidad y le pregunte sobre Bonnie. Ella solo apretó la camisa de mi espalda con sus manos y aumento las lágrimas; en ese momento sabía que la chica de ojos azules tuvo que ver como partían por la mitad a la pequeña rubia.

-Malditos monstros - Pensé mientras miraba las tijeras llenas de sangre.

“TOC-TOC” Lo que parecía la puerta de metal de la sala oscura empezaba a ser tocada con furia. ¿Qué estaba pasando? Sin duda tenía miedo, tenía que hacer algo para salir de ahí, y cuidar a mi amiga.

Rápidamente me solté la chica de pueblo Boceto y tome las tijeras, me puse en la mejor pose para cortarle la cabeza a cualquiera. La fuerza con la que tocaban la puerta aumentaba y un grito desgarrador fue mandado desde fuera de la misma: “Maldita”. Luego el silencio se hizo presente; por la pequeñísima luz de debajo de la puerta se podía ver la sombra de algo que cayo. Me gire a ver a la chica de pelo miel ¿Qué mierda había hecho?

-Serena ¡¿Qué hiciste?! - Solté las tijeras al suelo y la observe atentamente.

La chica se secó las lágrimas con la mano y se puso en pie. Se veía firme y lista, como si un mal se nos viniera en sima, quiero decir: Un mal más grande.

-Tuve que acabarlo - Dijo con una fuerza en la voz que me destruyo los pensamientos - Ahora… Vamos por las pelotas.

Serena con serenidad abrió la puerta. Vigiló para lado y lado y me hizo una señal para que la siguiera. Estábamos en un lugar distinto en la carpa, cerca de un sitio que presupongo que era para comer; además, en la arena del lugar se podía ver la huella de mi cuerpo, es decir que llegue arrastrado. La curiosidad me gano y tuve que voltear para ver justo lo que esperaba: A Sonrisas con un corte en el abdomen tirado, sin pulso.

Ver eso me dio un escalofrió, pero de inmediato tuve que hacerle caso a la bella chica que tenía enfrente, que señalaba un lugar con tres esferas de esas que rebotan. Nuevamente eran bastante bonitas de esos hermosos colores rojos y amarillos, que últimamente he empezado a odiar.

-Vamos Ash ¡Estamos cerca!

Lo que me parece curioso es que ella este tan segura de eso, me refiero: Ni siquiera sabemos que habrá ahí.

Tampoco me podía poner a pensarlo mucho, más bien acelere el paso hasta llegar hasta esa sección, la sección de las bolas saltarinas. La chica del cabello color miel se puso a investigarlas. Yo estaba convencido que el panfleto tendría algo más que decirnos, así que decidí leerlo.

“… ¿Llegaste? Bien, no olvides que para un pirata lo primero para navegar es el ¿? ¡Ven ya!”

@Dr Kaos Toma tu droga.

 

El circo

Capitulo 9: Segundos

Piratas, vaya que me caen mal. Me quede parado por unos minutos pensando en que se podía referir el panfleto. La llave era un… No lo sé, mejor se lo muestro a Serena. Eso hice, ella arqueo una ceja y me miro de reojo con una cara de decepción.

-Mapa, Ash, lo que buscamos es un mapa.

Dicho de esa manera, me pareció que igual estaba como un tonto, pues, la respuesta era obvia. No quise darle más vueltas al panfleto, y, en vez de eso ponerme serio con la búsqueda del mapa, que seguramente nos salvaría de ese problema.

Empezamos revisando primer que todo las cercanías, por donde rebotaban las pelotas. No encontramos nada. Luego se puso a sonar la típica música de circo oscura, le daba ambiente a la situación, si, ambiente pero para que nos maten. Tengo escalofríos en pensar de nuevo en la tierna cara de Bonnie, mejor dejo de pensar en eso y sigo buscando.

Pasamos un par de minutos con la chica del pelo miel buscando, no encontramos nada por lo mismo nos agobiamos un poco, bueno, bastante no estábamos de humor. Entonces y como para completar se encendió otra de esas luces gigantes del techo, esta vez iluminando otro “Espectáculo”: Una jaula gigante, en donde se podía ver los barrotes oxidados, llenos de odio, seguramente de otras personas.

Quise volver a cerrar los ojos y caer en mi silencio total. Pero no podía, tenía que asegurar la vida de la chica; ya perdí a la tierna Bonnie, no me iba a arriesgar a perder a Serena, esta vez, yo salvaría a la pelo miel y saldríamos los dos de aquí. Lo juro.

La risa empezó a llenar el aire, poniéndolo turbio; de un lado de la jaula vimos salir al gordo repugnante, a ese payaso llamado Risas. Cuando lo vi note algo diferente, no me demore en notar que, tenía sangre fresca en el uniforme de colores ese suyo, su peluca, de igual manera, estaba empapada en sangre. Me dio el pero escalofrió que había sentido en mucho.

-Perdonen la espera - Mostro una sonrisa con todos sus dientes. - Tenia que limpiar un desastre.

De nuevo me llego la imagen del cadáver de Sonrisas, ¿Se estaba refiriendo a eso? Seria acaso capaz de hacer eso con su compañero; algo estaba claro: Ese maldito gordo estaba preparado para hacer cualquier cosa.

Las risas de Risas empezaban en aumento, tal vez en otro contexto me hubiera reído de ese juego de palabras, pero aquí… No. Tome del brazo a Serena, o por lo menos lo intente, pues ella se soltó de mí. Me mostro una sonrisa que me genero un escalofrió y se fue hacia el gordo. Me quede en shock por lo que estaba pasando ¿Qué planeaba?

El payasito abrió la jaula de un solo movimiento de su brazo, dejando abierta su única puerta. Entonces y antes de lo peor lo entendí: Ella se sacrificaría para que yo pudiera salir. Me llego todo el vacío y el mareo, ya había tomado su decisión y ya estaba encerrada en la jaula; o actuó ahora o ya no actuó.

Tuve unos segundo para pensar, solo fueron algunos segundos ya que mi pensamiento fue interrumpido por la histérica risa del asesino. Lo tenía, dentro de las esferas, así que tomando las tijeras empecé a hacer presión en las esferas. Quise romperlas, pero un sonido de electricidad chocando con el metal lo evito. Gire a ver la jaula y vi al payaso con una especie de barra de electricidad. Vi la cara de Serena, estaba con miedo, pavor, pero no lo mostraba, solo yo lo miraba. Sonreí un poco e intente cortar las esferas mientras escuchaba los gritos de la chica de fondo, eran ciertamente melodiosos…O eso creo.

@J.Nathan Spears No lo se, aparte, siempre que he manejado a Clemont me ha ido fatal, y un personaje mas a este historia no le caia.

 

El circo

Capitulo 10: Trabajo hecho.

Lo había logrado, en definitiva había roto una esfera. Soltó aire en mi cara y llego incluso a despeinarme, no era mucho, pero dañaba mi hermoso look. Reí - No sé por qué - Y me acerque a revisar en los restos de la primera esfera: Nada. Solté un bufido, pero no se escuchó debido a que los gritos aumentaban de frecuencia. Gire y ver lo evidente, a el gordo torturando con la barra eléctrica a Serena; gracias a mi vista puede ver que le faltaba un nivel de intensidad, seguramente en ese nivel moriría. Aparte la vista y tome con fuerza las tijeras, probaría en otra esfera.

Me acerque a otra de esas bolitas, que en total eran tres. Puse las tijeras y al ritmo de la música empecé a intentar cortarlas; los gritos desgarradores se iban reduciendo, le debe estar doliendo la garganta, sí. Aumente la fuerza del corte y de nuevo el aire salió refrescando mi cara. De nuevo revise, tenía altas expectativas al ver un papel doblado justo en la esfera, bueno, estaba dentro pero ya no. Lo tome en mis manos. Lo abrí, justo en ese momento los gritos habían parado y se escuchó una risa bastante tétrica, bueno, estaba seguro que la mía lo sería más. Aparte la vista rápidamente del papel.

-¡Termine! - Risas se limpiaba las manos. - Ahora que dices Ash ¿Quieres probar?

Sentí un escalofrió, luego vi a Serena en el suelo con algo rojo en la boca, pobrecilla, se debió haber quedado dormida. Vi al payaso acercarse con paso firme a mí. Devolví la mirada al papel que encontré abriéndolo rápidamente.

“¿Esperabas un mapa? Pues no, ahora te diré lo que tienes que hacer: Correr y romper la lona de la carpa con las tijeras. Era sencillo.”

Levante la mirada y vi a Sonrisas muy cerca mío. Le mostré mi sonrisa; vi que si corría a sus espaldas estaba la carpa, la lona la podía cortar fácilmente con mis tijeras, pero debo de llevar a Serena conmigo.

-Es tu turno niño. - Me tomo del hombro - Vamos a la jaula.

Me sacudí y fui corriendo a todo lo que me daban mis piernas hacia la jaula. Corrí, corrí tanto que parecía que me caería en cualquier momento. Cuando llegue rápidamente ingrese a la jaula, la puerta se cerró a mis espalda, luego la abriré, supongo. Intente despertar a Serena, estaba pálida, bueno, tanto miedo hace mal.

Tome a Serena y la cargue como pude, sí que esta pesada. Sonreí y fui hacia la puerta, intente forzarla pero no cedía, me estaba empezando a caer mal esa puerta. Entonces, vi a Risa, nuestro amigo íntimo.

-Hey risas - Dije entre sonrisas, tiempo que no veía a ese maldito payaso - Nos dejas salir.

El sonrió, le debo caer muy bien.

-No, ya te tengo donde quería.

Yo mostré mi más sincera sonrisa bajando a Serena. Luego tome el panfleto y lo leí, una última vez, ya Risas dormirá con nosotros y a la mañana siguiente saldremos.

“…Trabajo hecho”

 

El circo

Capitulo 11: Se acabo.

El crujir de la cerradura finalmente, el gordo se nos uniría; llevaba un mazo, no creo que sea necesario, estamos bastante seguros. Me miro directamente a los ojos, hizo lo mismo sonriendo, era una buena persona, eso era seguro. La molesta música paro, dejando en el silencio arenoso todo; ahora las risas roncas de Risas me generaba cierta angustia, ya quería dormir. Hice un gesto con mi mano, quería que parara de reír. Le sonreí y me acosté usando el abdomen de Serena como almohada, hace bastante bien eso de no respirar. El payaso regordete nos miró con cierto desgano ¿Qué le pasaba? Duro así unos segundos, tal vez no fueron muchos pero se sintieron; luego mostro su sonrisa con sus amarillos dientes. Elevo el martillo por encima de su cabeza, le gustaba mostrarse el más fuerte, sus gustos siempre han sido raros.

Tome el brazo de Serena con el paisaje de él levantando el martillo, en ese momento lo entendí; estaba haciendo esa extraña pose para cubrirnos de la luz que nos pudiera molestar y no dejarnos dormir, es un buen chico. Me acurruque en el brazo de Serena, estaba algo frio. Cerré mis ojos, ya me disponía a dormir, tenía muchas ganas de aquello. El plan se vio arruinado cuando escuche un sonido algo familiar, parecía como cuando mi madre amasaba carne para hacer comida; seguramente Risas había preparado comida ¡Comida! Abrí los ojos de golpe, me encanta la comida. Moví la cabeza hacia un lado, el gordito estaba aplastando la cabeza de la chica de pueblo boceto con su martillo, eso hacía que mucho líquido rojo salpicara por todas partes.

Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo, desde los pies hasta los ojos; ¡Era un mosco! Risas nos había salvado de un mosquito, si no picaba no sería agradable. Suspire y sonreí, era un milagro.

-¡Gracias! Ese mosquito nos podía haber picado.

La cara de confusión del gordo fue enorme, tanta que incluso paro de reír. No sé porque, creo que dije todo correcto.

-Otro mosquito - Cargo su martillo y lo puso al lado de mi mejilla.

Matar esos bichos con un martillo no debe ser nada fácil, así que supongo que el hará su trabajo y yo simplemente me quedare quieto. Me parece lo mejor.

Un increíble dolor y ardor invadió mi cara, empecé a marearme muy rápido y sentía calor ¿Qué diablos había pasado? No era muy consciente de lo que había pasado, solo sé que un mosquito tenía algo que ver eso era seguro, tal vez me pico. Estaba algo alterado y no escuchaba muy bien, todo era extraño excepto la inconfundible risa de mi gran amigo Sonrisas. Sentí otro dolor.

Negro, Vacío y frio, eso es lo que siento, no sé dónde estoy, no puedo ver nada. Intento hablar, no puedo. Intento abrir los ojos, tampoco puedo; directamente no sé si ya los tengo abiertos. El frio empieza a paralizar mis músculos uno por uno. Siento nauseas, noto como mi piel se separa de mi cuerpo perdiéndose en la absoluta nada, saliendo disparada hacia un nuevo complemento; pero, no siento dolor. Ya no me puedo mover y capto como empiezo a perder acciones, poco a poco todo se vuelve blanco. Siento algo de calma y calidez.

Fin