Historia larga El arma Boek

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 13 Octubre 2016.

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    Bahamut

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    Rayos, si que ocurrieron cosas en esta capítulo.

    Lo primero es que me sorprende el astuto movimiento para adelantarse a la jugada de los humanos de parte de Cybershark, aun cuando todo pueda deberse a una coincidencia. Las cosas al principio del capítulo iban mejorando para los humanos, sin embargo, cayeron de lleno en la trama del cazador y lo que es peor están todos dispersos. Sumando a que solo en grupo son fuertes, las esperanzas de una remontada de parte de la humanidad son escasas. Los únicos libres son Nikolai y Tiberio, salvo que solo uno de ellos sea un real aporte para el grupo.

    ¿Qué más puedo añadir? Si nos has dejado a los espectadores con una intriga del tamaño de un buque. Esperaré con ansias el próximo capítulo, ya que quiero respuestas.

    Saludos y suerte.
     
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    Agus estresado

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    Gracias por leer y comentar tan seguido, eso de verdad me motiva a seguir escribiendo. El saber que la historia que toma tiempo está siendo leída y que hay gente a la que le gusta verdaderamente motiva a continuar.

    Tal y como dije al principio del capítulo, los acontecimientos recibirán una explicación lógica en este capítulo. Es algo que me gusta hacer a mi en los relatos. Contar un hecho y después explicar como fue que se llegó a eso en un capítulo futuro.

    No solo eso, el próximo capítulo está planeado para explicar varias cosas, como lo que ocurrió en este último capítulo y también en los anteriores.
     
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  3. Threadmarks: Peligros - Parte 7: La guarida cibernética
     
    Agus estresado

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    Título:
    El arma Boek
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    40
     
    Palabras:
    5049
    Muy bien, aquí está el séptimo y último capítulo perteneciente a la parte Peligros. Este capítulo sí que me llevo tiempo, y es por eso que es un capítulo largo, porque quería que fuera un buen cierre a esta parte que me gustó mucho más que la primera.

    No hay nada más que agregar, así que solamente voy a dejarlos leer tranquilos.

    Peligros – Parte 7: La guarida cibernética

    Nikolai y Tiberio conducían sus motos de regreso a la nave. Esperaban que sus compañeros hubieran tenido mejor suerte que ellos y que hubieran encontrado el arma. Tiberio recordaba las palabras que Kendrick le había dicho antes de partir hacia Boek. Cuando encontraran el arma, él podría usarla y ser quien eliminara a Hkras para siempre. Si bien su idea de la venganza era diferente, comprendía que el enemigo debía ser eliminado. Esa era su principal prioridad. Nikolai decidió hablar con su compañero respecto a ese asunto.

    — Ahora que lo pienso mejor, ¿cómo vamos a ganar esta guerra usando el arma Boek? — preguntaba Nikolai — La encontramos y la usamos para eliminar a Hkras, ¿y luego qué? Parece que nadie toma en cuenta a su ejército.

    — ¿Alguna vez jugaste al ajedrez? — le preguntaba Tiberio — Y si no es así, ¿conoces las reglas al menos?

    — Ambas — respondía Nikolai — ¿Pero eso que tiene que ver con esto?

    — Cuando el rey es eliminado, el equipo pierde — le respondió el rompe huesos — Esa es la forma en que se gana una partida de ajedrez. Aquí es igual. Piensa que Hkras puede vivir unos 850 años. Ahora mismo debe tener 250. Los vofkridianos están acostumbrados a seguir sus órdenes, y dado a que él va a vivir unos 600 años más, no se pusieron a crear un plan por si el muriera. Si eliminamos a Hkras, el resto de los vofkridianos estarán sin un líder preparado para liderarlos. Pondrán al primer idiota que encuentren al mando, y al no estar preparado para esa tarea, ellos caerán. Es por eso que nuestro objetivo principal es eliminar a Hkras.

    — Nunca lo había visto así — le respondía Nikolai ante la respuesta de su compañero.

    — Será mejor que lo empieces a ver de esa forma a partir de ahora — le respondió Tiberio mirando al frente — Y será mejor que también empieces a mirar al frente, porque tenemos compañía.

    Nikolai levantó la vista y logró notar que algo se estaba acercando a ellos. Unos segundos después, logró distinguir que se trataba de las máquinas de ejecución. Eran cuatro. Todos ellos corrían en su dirección.

    El rompe huesos y el chico ruso detuvieron sus motos y se bajaron listos para pelear. Nikolai sacó su espada listo para demostrarle a Tiberio la forma en la que podía pelear. Tiberio sacudió su brazo izquierdo, lo cual hizo que un escudo de color ámbar de gran tamaño apareciera repentinamente. Luego sacó un artefacto de su cintura, y una espada del mismo color que el escudo apareció. Esta era la primera vez que Nikolai veía las armas de su compañero, y estaba impresionado. Sabía que eran armas de otro planeta.

    Los cuatro robots llegaron hasta los dos soldados, quienes se sorprendieron de no ver a Cybershark junto a ellos. El primer robot atacó a Tiberio con su espada, quien bloqueó su ataque usando su escudo, y luego con su espada le dio un golpe en la cabeza, que lo hizo retroceder y perder el equilibrio. Inmediatamente después, lo atacó con su espada en el mismo lugar, provocando una ruptura en esa parte. Con un tercer golpe en el mismo lugar logró eliminar a la primera máquina de ejecución.

    Nikolai bloqueó el ataque de uno de los robots agachándose, y luego, le pateó los pies provocando que este cayera al suelo. Ya estando en el suelo, Nikolai pisó el brazo armado del robot, y le clavó su espada cinco veces en la zona del cuello, provocando que este se separara de la cabeza del robot. Otra de las máquinas de ejecución lo atacó por la espalda. Nikolai saltó al frente para evadirlo. El robot lo atacó con su espada de la misma forma que el primero. Nikolai se agachó y trató de imitar el ataque anterior, pero el robot pisó fuertemente el suelo y se mantuvo de pie. Con el otro brazo, le dio un golpe en la mandíbula a Nikolai, el cual le dejó doliendo un poco.

    Ahora el robot, atacó nuevamente con la espada. Nikolai decidió bloquear sus ataques y buscar otra forma de derrotarlo. Cuando el robot lo atacó, Nikolai le bloqueó el ataque, y luego dio un golpe para tirarle la espada al suelo. Una vez que desarmó al robot, Nikolai lo golpeó repetidas veces en la cabeza, intentando golpear siempre en la misma zona, hasta que finalmente logró atravesarla. La máquina de ejecución había sido eliminada. Cuando Nikolai levantó la vista, vio a Tiberio de pie junto a las dos máquinas de ejecución que lo habían atacado.

    — Son resistentes, pero si los atacas en el mismo lugar varias veces, terminarán por ser destruidos — le decía el rompe huesos regresando a su moto — Regresemos a la nave.

    Nikolai y Tiberio se subieron a sus vehículos y continuaron su camino hacia la nave.

    Pasó un rato hasta que ambos llegaron. Entraron sus vehículos y los dejaron preparados para salir nuevamente en algún momento. Cuando vieron que no había más vehículos en la nave, supieron que eran los primeros en llegar.

    En la sala central, Simón y Asher los estaban esperando.

    — ¿No la encontraron, verdad? — preguntó la espada de plata.

    — No, solamente era una cueva vacía — respondió Nikolai — Pero al menos no nos aburrimos. Tuvimos un encuentro con unas máquinas de ejecución cuando regresábamos.

    — ¿Les dieron problemas? — preguntó Asher.

    — Claro que no — respondió Nikolai algo arrogante — A diferencia de ti, yo sí sé cómo enfrentarme a nuestros enemigos.

    Asher no quedó nada contento con el comentario de Nikolai. Aun le guardaba rencor por haberlo atacado en la cueva, y por haber mentido sobre lo que pasó. Sabía que Nikolai no iba a cambiar su forma de ser al menos que él le diera una lección, pero ya tenían demasiados problemas como para seguir creando más.

    Los cuatro esperaban en la sala central a que el resto de sus compañeros les diera un aviso, o algo. Sin embargo, no había respuesta de ellos. Pasó una hora desde que habían regresado, y ninguno de ellos se había comunicado con la nave.

    Esto preocupó un poco a Simón, por lo que decidió comunicarse con ellos.

    — Chicos, les habla Simón, los llamo para preguntarles cómo van con la misión — les decía la espada de plata esperando una respuesta de sus soldados.

    Nadie respondió a la llamada de Simón, cosa que lo dejó muy preocupado.

    — Chicos, les habla Simón, por favor, respondan — dijo Simón algo preocupado por la carencia de respuesta anterior.

    Nuevamente, ninguno de los soldados atendió el llamado de la espada de plata.

    — No entiendo que pasa, los comunicadores de los trajes de protección nunca detectaron fallas como esta — decía Simón pensando en que algo grave podía haberles pasado a sus hombres.

    — Intenta comunicarte con los vehículos — le respondió Tiberio.

    Simón hizo caso a la sugerencia dada por el rompe huesos. Esta vez intentó que la nave se comunicara directamente con los vehículos de los chicos en vez de los trajes de protección. Una vez más, ninguno de ellos le respondió a Simón. Todos estaban preocupados de que algo pudiera haberles pasado.

    — ¡¿Por qué no están respondiendo?! — gritaba Asher algo preocupado al ver que los intentos de Simón por comunicarse con ellos eran inútiles — ¡Uriel, Kate! ¡¿Qué pasa?!

    — Quizá las máquinas de ejecución los atacaron a ellos también — respondió Nikolai.

    — ¡Rastrea sus vehículos! — le dijo Tiberio — Encuéntralos y danos sus ubicaciones. Si están en peligro, los ayudaremos.

    Simón utilizó el sistema de rastreo de la nave para encontrar los vehículos de sus soldados. Cuando la nave detectó su posición, la espada de plata notaba algo extraño. Antes de hacer otra cosa, decidió usar el sistema de rastreo de los trajes de protección. Una vez que la nave los encontró, Simón mostró una cara de preocupación que se notaba que era por algo grave.

    — ¡¿Qué ocurre?! — gritó Asher algo asustado.

    — ¡Los vehículos están todos juntos! — les dijo Simón algo sorprendido — ¡Están quietos en el mismo lugar! ¡Pero los trajes de protección se encuentran en movimiento! ¡Todos juntos, al igual que los vehículos!

    — ¡¿Qué significa eso?! — se preguntaba Nikolai algo confundido — ¡¿Por qué dejaron sus vehículos para andar a pie?! ¡¿Y por qué están todos juntos?! ¡Se suponía que tenían que ir a lugares distintos!

    — ¡Algo les pasó! — exclamaba Tiberio saliendo de la sala central — ¡Tenemos que ir a ayudarlos!

    — ¡Así es! — respondió Simón — ¡Ustedes tres vayan a sus vehículos y yo les explicaré a donde ir!

    — ¿No habías dicho que Asher y yo no volveríamos a ir juntos a una misión? — preguntaba Nikolai de forma retórica — Si ellos están en peligro, tienes que dejarlo atrás. Solo va a arruinarlo todo.

    — ¡Cierra la boca, Nikolai! — le respondió Asher harto de escucharlo — ¡Ellos están en problemas y nos necesitan a todos!

    — ¡¿Entonces por qué no viene Simón en vez de ti?! — le gritó Nikolai.

    — ¡Si yo no estoy aquí no podré darles información sobre la posición de los demás! — respondió Simón demostrando autoridad — ¡Tú y Asher van a ir juntos, y es una orden!

    Nikolai comprendió que Simón tenía razón. Sin decir nada más, guardó silencio y se dirigió hacia la sala de salida de vehículos. Asher, Nikolai y Tiberio se subieron a sus vehículos y salieron de la nave. Simón iba a guiarlos para que pudieran llegar hasta sus compañeros antes de que algo les pasara.

    […]

    — Ya no es necesario que sigan caminando — se escuchaba hablar a Cybershark — Xorcut, átalos.

    — ¡Déjanos ir, Cybershark! — gritó Morani sin poder ver nada a su alrededor dado a que tenía puesto un lente negro — ¡Es una orden!

    Uriel, Kate, Sixto, Benjamín, Ismael, Alison, Tiana y Morani sentían como los robots les estaban levantando los brazos y atándolos en unas columnas. Los ocho soldados estaban en una posición muy incómoda. Una vez que Xorcut había terminado de atarlos, les quitó los lentes negros que tenían puestos.

    Una vez que los chicos pudieron ver lo que tenían a su alrededor, notaron que estaban en una gran sala llena de máquinas. Todas estas máquinas estaban trabajando como ensambladoras. Cada una de ellas tomaba piezas metálicas y las unía unas con otras hasta formar un robot, el cual, una vez que estaba armado, era llevado hacia una especie de almacén. Xorcut notaba el asombro de los chicos al ver el funcionamiento de todas estas máquinas.

    — ¿Han visto? — les decía la máquina de ejecución — Toda esta tecnología es nuestra. Así es como nacen las máquinas de ejecución. Cybershark hizo todo esto posible.

    — ¿Por qué no nos mataron? — preguntó Kate queriendo respuestas — ¿Por qué nos trajeron hasta aquí si tenían la oportunidad de matarlos? ¿Cómo explican un cambio así de un día para el otro?

    — Porque les hemos descubierto que ustedes nos sirven más vivos que muertos — le respondía Xorcut — Cybershark se los explicará todo cuando regrese.

    — ¿Cuándo regrese de dónde? — preguntó Sixto.

    Xorcut simplemente se alejó unos pasos hacia atrás de donde se encontraban los soldados, quienes intentaban desatarse de sus ataduras sin tener buenos resultados. Tras unos minutos, Cybershark llegó hacia donde estaban, acompañado de unas diez máquinas de ejecución. Dos de esas máquinas cargaban con unas cajas con un contenido que parecía ser pesado.

    — ¿Qué piensas hacernos? — preguntaba Tiana algo nerviosa de ver esas cajas.

    — Voy a encontrar el arma Boek, y con ella derrotaré a Hkras — les dijo la máquina de ejecución — O mejor dicho, ustedes van a encontrarla.

    — ¿A qué te refieres? — preguntaba Alison sin entender nada.

    — Las cosas le pertenecen al que llega primero hasta ellas — respondía Cybershark explicando sus propósitos — Yo llegué a este planeta antes que ustedes y que Hkras. El arma Boek me pertenece a mí… Cuando ustedes llegaron a este planeta con su nave, yo y mis máquinas ya llevábamos unos tres días en este planeta. Está claro que solo hay un motivo para que alguien venga a este planeta, y ese motivo es el arma. Una de mis máquinas vio su nave llegar a este planeta, y cuando me dio el aviso, supe que iban a ser un problema. Como no pude encontrar su nave, les asigné un lugar a cada uno de ellos para que me mantuvieran informado de sus movimientos. Fue así como los encontré en las montañas ese día. Iba a quitarles el arma de las manos, pero como no la tenían, decidí que sería mejor eliminarlos. Nunca creí que fueran a destrozar a varias de mis máquinas, por lo que pensé que podrían llegar a serme útiles en algún momento. Un día después nos encontramos en esa cueva. Yo quería eliminarlos y quitarlos de en medio, pero la llegada de Hkras lo arruinó todo. Luego de que destrozara a varios de mis robots, y de ver la forma en la que peleaban, pensé en otra cosa. Yo traje conmigo un equipo de control de individuos. No lo había usado antes, y no creí que lo usaría aquí, pero viendo que ustedes no eran una raza cualquiera, decidí que los usaría. Recordé que el primer día que peleábamos, ustedes eran ocho soldados con ocho vehículos. Pero yo eliminé a uno de ustedes. Una vez que Xorcut y yo eliminamos a los gyot noté que dejaron atrás dos vehículos, pero que solo uno de ustedes había muerto. Iban a necesitar el vehículo que se encontraba en las montañas, por lo que decidí adelantarme. Fui y le coloqué un micrófono encima. Mis rastreadores no funcionan muy bien en tecnología de otros planetas, más que nada por la interferencia de sus sistemas de comunicación, por lo que pensé que un micrófono sería ideal. Varias de mis máquinas de ejecución estuvieron vigilándolos el día de ayer cuando estuvieron explorando. Así que decidí preparar a varios de mis robots. El día de hoy solo tuve que escuchar la conversación que tuvieron con el humano al que ustedes llaman Simón. Descubrí a donde iban a ir y envié a varios equipos de máquinas para interceptarlos. Ahora que los tengo, voy a controlarlos. Usando mi tecnología, ustedes estarán bajo mis órdenes. Me dirán todo lo que saben acerca del arma, todo acerca de su planeta, y luego los haré buscar el arma para mí.

    — ¡Nunca obedeceremos tus órdenes, hagas lo que hagas! — le respondió Uriel en un tono desafiante.

    — Lamento decirte que sí lo harás — respondió Cybershark ordenándole a sus robots que sacaran el equipo del interior de las cajas.

    Los robots de Cybershark obedecieron la orden de su líder. De cada caja sacaron tres cascos, tres armaduras corporales con protección para los brazos, y tres trajes de protección para las piernas. Dado a que eran dos cajas, eso quería decir que tenían seis equipos. Todos ellos eran artefactos tecnológicos que se veían muy avanzados.

    Cybershark tomó uno de los cascos para poder enseñárselo a los soldados.

    — De este casco voy a sacar dos pedazos de un metal muy pequeño — decía la máquina de ejecución explicando la función de su equipo — Voy a introducirlos en su cabeza y voy a conectarlos al cerebro. Una vez conectados, los impulsos eléctricos que el cerebro le envía al resto de su cuerpo, serán enviados a los cascos. Los cascos estarán conectados a una armadura metálica, la cual se moverá cuando el casco lo ordene. En palabras más simples, una vez que conecte los cascos a sus mentes, podré controlar todos sus movimientos.

    — ¡Buscaremos la forma de quitárnoslos! — le gritó Sixto.

    — Yo no lo haría si fuera ustedes — le dijo Cybershark — Una vez que los dos pedazos de metal se desconectan del cerebro, este termina muriendo. Si se sacan los cascos, sufrirán una muerte cerebral. Lo cual quiere decir que van a trabajar para mí hasta que yo quiera. Una vez que tenga el arma, les quitaré los cascos y ustedes morirán. Así de simple.

    — ¡Maldito! — le gritó Morani intentando soltarse con fuerza.

    — Lamentablemente, solo tengo seis equipos, y no han sido probados aun — les dijo Cybershark — Así que para asegurarme de que no presenten ningún defecto, voy a usar a dos de ustedes como sujetos de prueba. Dos de ustedes van a morir el día de hoy. Los otros seis vivirán un poco más.

    Mientras Cybershark se iba a encender los cascos y para configurarlos, los chicos intentaban romper las ataduras que los mantenían atados a las columnas. Si dejaban que Cybershark les pusiera esos cascos, ya no habría nada que pudieran hacer. Su enemigo los controlaría y en lugar de buscar el arma para ellos mismos, la estarían usando para un ser despiadado.

    Pese a todos sus esfuerzos, las ataduras no se rompían. Ellos ya no tenían nada que hacer. Su única esperanza estaba en sus compañeros. Si ellos no los salvaban, todo habría terminado.

    […]

    — Aun no se han movido — se escuchaba la voz de Simón en los comunicadores de los vehículos.

    — Ya nos estamos acercando — le decía Tiberio, quien iba al frente de Nikolai y Asher.

    Los tres soldados que no habían sido capturados por Cybershark condujeron sus motos hasta una zona montañas, donde cada montaña estaba separada por una distancia considerable entre otras. Al final de la zona, Tiberio, Asher y Nikolai lograron divisar una cueva gigante la cual se encontraba en la montaña más alta y ancha del lugar.

    La entrada de esa cueva estaba siendo vigilada por dos máquinas de ejecución.

    — Continuemos a pie — decía Asher frenando su moto — Estamos muy cerca y podrían detectarnos si usamos las motos.

    — Buena idea — respondió Tiberio — Simón, los encontramos. Cybershark los tiene prisioneros en una cueva.

    — Será mejor que entren rápido — les dijo la espada de plata — No conocemos muy bien los procedimientos de Cybershark. Es posible que si siguen esperando, se haga demasiado tarde.

    Los tres soldados estaban intentando idear la forma de entrar hacia el interior de la cueva sin ser detectados por los robots.

    — ¿Cómo vamos a entrar si están vigilando la entrada? — preguntaba Nikolai algo frustrado — En el momento que nos vean, ellos le avisarán a Cybershark.

    — Cybershark seguro es alguien inteligente, y alguien inteligente habría preparado una salida de emergencia en caso de ataque — respondió Tiberio retrocediendo un poco — Vamos a escalar las montañas más bajas y una vez que la veamos, entraremos por ahí.

    Sigilosamente, Asher, Nikolai y Tiberio lograron subir a una de las montañas que se encontraba cerca de la guarida de Cybershark sin que los dos robots que vigilaban la cuenta notaran su presencia. Desde las alturas lograron encontrar una capa de rocas que se no coincidía con el lugar en el que estaba, como si hubieran sido removidas de su lugar original.

    Sabían que esa tenía que ser su salida de emergencia, o en este caso, la entrada. Cuidando de no ser detectados, los tres soldados se acercaron a las rocas. Esa zona no estaba siendo vigilada por ningún robot, ya Cybershark habría considerado que con las rocas sería suficiente. Tiberio las hizo rodar lentamente y con cuidado para que no hicieran demasiado ruido. Una vez que todas esas rocas estaban apartadas, se podía ver una rampa que daba entrada al interior de una guarida en la montaña.

    — Entremos — dijo Asher hablando en voz baja para no ser detectado.

    El chico de los Estados Unidos fue el que entró primero. Tiberio, sabiendo que no debía dejar solos a Nikolai y a Asher, decidió ser el segundo en entrar, dejando a Nikolai para entrar al final.

    Nada más al entrar, vieron una gran cantidad de máquinas de ejecución, todas ellas paradas firmemente y mirando hacia la salida de emergencia. Los tres soldados, sorprendidos por lo que veían, sacaron sus armas para pelear; sin embargo, pronto se dieron cuenta de que no era necesario alarmarse.

    — No están activados — decía Nikolai en voz baja, mirando las máquinas atentamente.

    — Será mejor que vayamos en silencio — susurró Tiberio empezando a caminar despacio — Podríamos activarlas si hacemos un ruido fuerte.

    Los tres soldados empezaron a caminar lentamente hacia el interior de la guarida. Asher y Nikolai caminaban muy nerviosos a pesar de su silencio. Todas esas máquinas de ejecución daban mucho miedo, a pesar de estar inactivas. Tiberio estaba preocupado, pero no por las máquinas de ejecución. Temía que ya fuera demasiado tarde para poder salvar a sus compañeros, y también temía como podrían reaccionar Asher y Nikolai si ese fuera el caso.

    Todos salieron de ese almacén y lo primero que vieron fue a varias máquinas gigantes ensamblando a otras máquinas de ejecución. Esa era la forma en la que Cybershark creaba a su ejército. Sin perder más tiempo, entraron y lograron llegar hasta la parte en donde estaban sus compañeros. Los ocho soldados estaban atados a varias columnas que estaban instaladas en la cueva, mientras que Xorcut y otras diez máquinas de ejecución los rodeaban.

    Sintieron un gran alivio cuando vieron que todos ellos estaban con vida.

    — Es nuestra oportunidad — susurró Nikolai — Podemos atacarlos por sorpresa.

    — Aun no — respondió Tiberio susurrando igual que su compañero — No hasta saber en dónde está Cybershark.

    — No podemos perder el tiempo — respondió Asher — No dejaré que lastime a Uriel o Kate.

    — Veo que tú y yo pensamos en lo mismo — le contestó Nikolai — Pero si de verdad te preocupa Kate, deja que yo me encargue de esto.

    — Ustedes dos, terminen con esto — les reprochaba Tiberio a ambos soldados — Son demasiado impulsivos cuando se trata de pasar a la acción. Y ahora estamos en la guarida del enemigo. Si toman una decisión apresurada incorrecta, Kate y el resto de sus compañeros morirá. Así que será mejor que hagan lo que yo les digo. Cuando veamos a Cybershark, yo haré una señal. Asher, cuando la veas, atacarás a Xorcut; y Nikolai liberará a los demás.

    Los soldados se mantuvieron a la expectativa para poder divisar a Cybershark en el momento en el que apareciera. No pasó mucho momento hasta que el líder de las máquinas de ejecución se dejó ver. En sus manos sostenía un casco el cual tenía algunas luces de color rojo y verde, lo cual indicaba que estaba activo.

    — Vamos a ver quién de ustedes será el primero en probar mi invención — decía Cybershark mirando atentamente a los soldados, fijando su vista en Morani — Tú siempre has estado diciendo que ibas a destruirme. Además, estoy seguro de que tu amigo te extraña. Así que creo que será mejor que seas tú el primero en llevar este casco. Tráemelo, Xorcut.

    Xorcut se acercó a Morani. Le dio un leve rodillazo en el estómago y le cortó las ataduras. Dado al rodillazo, Morani cayó al suelo. Xorcut lo tomó de las manos y lo arrastró hacia su líder.

    — ¡Morani! — gritaba Tiana intentando liberarse de sus ataduras desesperadamente.

    — Veo que estás ansiosa — le respondió Cybershark a la chica — Entonces, tú serás la siguiente.

    Xorcut puso las manos del chico de Kenia en la espalda, mientras que Cybershark tomó el casco para ponérselo en la cabeza.

    Tiberio sabía que no debían perder el tiempo y dio la señal. El rompe huesos saltó desde atrás de una de las máquinas de ensamblar y le dio un duro golpe a Cybershark en la cabeza con su escudo. El líder de las máquinas de ejecución cayó al suelo y el casco también.

    Xorcut decidió atacar a Tiberio, pero antes de poder moverse, recibió un ataque en la nuca de Asher.

    — Tú pelearás conmigo — le decía Asher al robot.

    — Asher… — dijo Kate en el momento en el que vio a Asher aparecer en la cueva.

    Creo que no pierdo nada al decirte la verdad — les decía Xorcut a Kate y Uriel mientras los otros dos robots los hacían caminar hacia el frente — El chico conocido como Nikolai es quién miente. Él fue el que empujó a Asher provocando la muerte de su compañera.

    Eso quiere decir que Asher decía la verdad — decía Kate algo apenada por no haberle creído a su compañero después de que este le dijera la verdad.

    Mientras Asher y Tiberio peleaban, Nikolai cortó las ataduras de sus compañeros con su espada, logrando liberar a todos sus compañeros.

    — Lamento haber tardado mucho, preciosa — le dijo a Kate — Pero ya estoy aquí.

    — ¡Ataquen! — ordenó Cybershark a las máquinas de ejecución después de ver que los chicos se habían soltado.

    Las otras máquinas de ejecución que estaban en el lugar empezaron a acercarse a la zona de la pelea, rodeando a todos los soldados.

    — ¡Tenemos que destruir los cascos! — gritó Sixto a sus compañeros — ¡Sin ellos, Cybershark no nos puede controlar!

    Sixto, Ismael, Kate, Uriel, Morani y Tiana se dirigieron hacia los cascos de control de Cybershark, y de un simple ataque, lograron destruirlos. Ahora que estaban seguros de que su enemigo no podía controlarlos, empezaron a pelear contra las máquinas.

    Tiberio luchaba contra Cybershark, Asher luchaba contra Xorcut, y el resto de los soldados luchaban en contra del resto.

    — ¡Si los atacan en el mismo lugar repetidas veces los destruirán más fácil! — les indicó Tiberio.

    Los soldados hicieron caso al consejo del rompe huesos. Cuando las máquinas los atacaban, estos se cubrían de los ataques usando sus espadas y luego buscaban un punto en donde atacarlos.

    Tiberio intentaba hacer lo mismo con Cybershark, sin embargo, el líder de las máquinas de ejecución era muy hábil para pelear. Los ataques de Tiberio eran bloqueados con su espada o con su brazo, el cual era verdaderamente resistente. Cybershark y el rompe huesos intercambiaban ataques. Ambos estaban muy parejos y no podían sacarle ventaja al rival.

    Asher decidió aplicar el consejo de Tiberio con Xorcut. El robot de Cybershark lo atacó. Asher bloqueó el golpe con su espada, y luego usó su puño rápidamente para tirar la espada del enemigo al suelo. Una vez que lo dejó desarmado, Asher lo atacó rápida y repetidamente a Xorcut en la cabeza, en el mismo lugar. La máquina de ejecución intentaba bloquearlo con los brazos, pero Asher atacaba rápidamente con golpes precisos, lo que le impedía defenderse.

    Xorcut decidió cambiar de estrategia. Cuando Asher lo atacó, el robot retrocedió un poco para esquivar el ataque, y una vez hecho esto, le dio un fuerte cabezazo que derribó a Asher al piso. Asher estaba algo aturdido por el golpe. Al levantar la mirada, observó a Xorcut acercándose a él. En ese momento, Kate, quien ya había destruido al robot con el que peleaba, le dio un golpe en la cabeza a Xorcut. Asher se recuperó y se puso de pie. Xorcut ahora enfrentaría a dos soldados estando desarmado, pero eso no lo intimidaba.

    — No perderé ante dos humanos — les decía la máquina de ejecución.

    Xorcut, ahora sin espada, atacaba únicamente utilizando sus brazos y sus puños. Tanto Asher como Kate bloqueaban los ataques del enemigo y se organizaban para contraatacar en el momento oportuno. Uno de los ataques de Kate le dio en la cabeza a Xorcut, provocando que un pedazo de metal cayera y abriendo un agujero. Asher le dio dos golpes en ese mismo lugar, provocando que el agujero se hiciera más grande; y una vez que tuvo el espacio suficiente, atacó con su espada atravesando su cabeza por completo, destruyendo su disco y su procesador cerebral, provocando que el robot cayera sin vida al suelo.

    Asher miró con mucha satisfacción como su enemigo caía al suelo, destruido finalmente. Para asegurarse de que ya no pudiera ser reparado, Asher atacó el resto de su cabeza, y varias partes de su cuerpo, dejándolas hechas pedazos.

    — Finalmente pude destruirte — decía Asher verdaderamente feliz de haber eliminado a su enemigo.

    Cybershark pudo ver bien como su mano derecha había sido destruido en la batalla. A pesar de que intentaba, no encontraba una explicación lógica para eso.

    — ¡¿Cómo es posible que Xorcut… — pero antes de que pudiera continuar, Tiberio le dio un fuerte golpe con su espada en la cabeza.

    Cybershark retrocedió unos metros, y luego recibió otro golpe de parte del rompe huesos, que le provocó el mismo efecto que el anterior. La máquina de ejecución veía como el resto de sus robots caían destruidos ante los humanos.

    Sixto, Nikolai, y Morani rodearon a Cybershark para ayudar a Tiberio en la pelea, mientras que el resto de los soldados empezó a destrozar las máquinas de ensamblaje, para que ya no pudieran crearse más robots.

    Cybershark veía como todas sus máquinas estaban siendo destruidas, y por primera vez en su vida, empezó a desesperarse.

    — ¡Imposible! — gritaba el robot verdaderamente enojado — ¡¿Cómo pudieron hacer esto?!

    — ¡Se terminó, Cybershark! — le dijo Morani amenazando a la máquina de ejecución — ¡Vas a pagar por la muerte de Evandro!

    — ¡Si yo caigo, ustedes caen conmigo! — gritó la máquina de ejecución presionando un botón en su estómago — ¡Grupo 101 activado!

    Todos se confundieron mucho cuando el robot pronunció esas palabras. Pero pronto lo comprendieron. Desde el interior de la guarida se escucharon varios pasos fuertes que se acercaban hacia ellos. Fue ahí cuando unos treinta robots llegaron hasta la zona donde transcurría la pelea.

    — ¡Son los robots del almacén! — exclamó Tiberio cuando los vio.

    — ¡Ataquen! — gritó Cybershark lleno de rencor contra los humanos.

    — ¡Corran, no podremos con todos! — gritó Benjamín empezando a salir de la cueva.

    Los once soldados de la FOT se vieron superados en número, lo que no les dejó otra opción más que abandonar la guarida de Cybershark, o de lo contrario, terminarían cayendo ante todos esos robots.

    Las treinta máquinas de ejecución los persiguieron e intentaron alcanzarlos, pero fue inútil. Los soldados consiguieron salir de la cueva por la entrada principal.

    Cybershark observó cómo su equipo de control mental, casi todas sus máquinas para ensamblar, y como su primer máquina de ejecución, Xorcut, estaban destruidos. No podía creer como los humanos habían logrado destruir lo que a él le costó mucho trabajo crear. Sin embargo, el malvado robot aún tenía varias máquinas en funcionamiento, sumado a varios robots esperando por ser activados. Estaba claro que la batalla en contra de Cybershark y sus máquinas de ejecución no había terminado todavía.

    — Voy a reconstruir todo lo que destruyeron — juraba la máquina de ejecución lleno de ira — Y una vez que termine, voy a asesinar a los humanos. Y después seguiré con Hkras.
     
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    Hola.

    Termine de leer el capítulo y tal como prometiste hubo muchas respuestas. Una cosa que me llamó la atención fue el comportamiento humano de Cybershark al explicar todos sus planes y luego que Xorcut le narrase su punto de vista a Kate sobre los acontecimientos anteriores entre Nikolai y Asher. Usualmente, los robots en la literatura de ciencia ficción se presentan como indiferentes o carente de emociones, quizás les parecen triviales no lo sé. Sin embargo, esto obedece a una generalidad no a todo los casos. Para los humanos parecen mejorar las cosas, no obstante, hay un detalle importante Hkras puede aparecer en cualquier momento y hay tendrán que estar listos para hacer frente a un ejercito xD.

    Como impresión, creo que las relaciones entre los personajes(románticas) requieren más trabajo. Sé que la trama de la historia gira en otro sentido muy distinto, pero incluir tal vez explicar qué es lo que atrae a un personaje a otro daría a la historia un toque extra. Tal vez con algún flash back o algo así.

    Eso es todo.

    Saludos y suerte.
     
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  5. Threadmarks: Criaturas - Parte 1: El ataque de los gyot
     
    Agus estresado

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    Bueno, ya tengo listo el siguiente capítulo y el primero de esta parte conocida como Criaturas. Quiero decirles que estos capítulos no están planeados para que sean demasiado largos, lo cual quiere decir que a comparación con algunos capítulos de la parte Peligros, estos tendrán menos palabras.

    También quiero decirles que no deberían asumir que yo publico un capítulo cada dos días. Estos últimos capítulos yo los publiqué con una distancia de dos días por capítulo y tal vez se acostumbren a que lo haga de esa forma. Como ya dije, no tengo fechas para publicar. Cuando termino un capítulo, lo publico, y el hecho de que los termine cada dos días es una casualidad. Ahora estoy de vacaciones y es por eso que tengo tiempo para publicar de esta forma, pero hay veces que no puedo escribir por un motivo o otro. Solamente digo que no se acostumbren a tener un capítulo cada dos días, y que no les parezca raro si en algún momento la distancia entre capítulos aumenta.

    Sin más que decir, disfruten del capítulo.


    Criaturas – Parte 1: El ataque de los gyot

    Una vez que lograron escapar de la guarida de Cybeshark, los robots que este último había activado, los dejaron de seguir. Estaba claro que Cybershark solamente quería expulsarlos para poder proteger el resto de sus máquinas. Asher, Nikolai y Tiberio, quienes eran los únicos que tenían sus vehículos cerca, le informaron a Simón que habían logrado salvar a sus compañeros exitosamente. No habían sufrido ninguna baja. También le pidieron la ubicación de los vehículos, dado a que iba a oscurecer pronto y la nave se encontraba muy lejos.

    En el camino, Morani, Kate y los demás le explicaron a Tiberio, Asher y Nikolai todo lo que Cybershark les había dicho. Tardaron varios minutos en llegar hasta los vehículos. Cybershark los dejó lo suficientemente lejos como para que no pudieran llegar hasta ellos en caso de escapar, pero también lo suficientemente cerca para poder alcanzarlos luego de estar bajo el control mental. Cuando llegaron a los vehículos, Morani registró el vehículo de Evandro. Efectivamente, tal y como Cybershark les dijo, había un mini micrófono ahí. Morani se lo sacó y lo destruyó. Los soldados registraron sus vehículos también en caso de que hubiera un micrófono en ellos, pero no encontraron nada.

    Una vez que todos recuperaron sus vehículos, emprendieron el camino de regreso a la nave. No lograron llegar antes de que anocheciera. El cielo nocturno de Boek era algo hermoso por sus colores distintos al cielo nocturno terrestre, pero a pesar de todo, los soldados tenían miedo de ser atacados por alguna criatura, por lo que decidieron no distraerse mirando el paisaje y regresaron a la nave.

    Simón los recibió a todos muy satisfecho de que todos hayan llegado sanos y salvos. Todos los soldados se habían ido a dormir, excepto por Tiberio, quien se quedó con Simón en la sala central. El resto se había ido a acostar para relajarse del día tan largo que habían pasado. La espada de plata y el rompe huesos quedaron solos en la sala central, momento que aprovecharon para discutir un par de cosas.

    — ¿Tuviste algún problema con Nikolai y Asher? — preguntó Simón a Tiberio queriendo saber cómo les había ido — El hecho de que no haya muerto nadie no quiere decir que no haya habido ningún problema.

    — Está claro que ellos dos no se llevan bien, pero logré hacerles entender que debían luchar juntos para salvar a sus compañeros — respondió el rompe huesos — No hubo ningún tipo de pelea entre ambos.

    — Eso quiere decir que podré enviarlos juntos a las misiones nuevamente — decía Simón luego de escuchar la respuesta de su soldado — Otra cosa más. Hace tiempo que no hemos notado la presencia de vofkridianos aquí. Los chicos me dijeron que Hkras tenía a dos soldados con vida, y que cuando fueron contigo, solo estaban esos dos. ¿Crees que Hkras se haya retirado?

    — Por desgracia eso es lo que creo — respondió Tiberio algo frustrado — Vine a este planeta para poder enfrentarme a él. Pero ya no podré hacerlo. Es bastante obvio que se fue.

    — Entonces debo avisarle a Kendrick — Simón se levantó para llamar a la FOT — Él y el resto de los humanos creen que Hkras sigue aquí. Será mejor alertarlos.

    Simón inició una llamada para comunicarse con la espada de oro. No tardó mucho hasta que un soldado recibió el llamado y lo puso en contacto con Kendrick, quien al recibir noticias de Simón ya estaba esperando que algo grave hubiera pasado.

    — Simón, ¿están bien? — preguntaba Kendrick algo preocupado, dado a que cada vez que Simón llamaba solo eran malas noticias.

    — No tienes que preocuparte, los soldados siguen con vida — le respondió la espada de plata — Pero tenemos razones para creer que Hkras abandonó el planeta.

    — ¿Así nada más? — preguntó la espada de oro confundido por las declaraciones de Simón — No pasó mucho tiempo desde que me dijiste que estaba ahí.

    — No hemos sabido nada de él en estos días — le respondió Simón — No hay forma de confirmar que siga aquí. Por eso quiero llamarte, para informarte que Hkras no está aquí. Será mejor que se mantengan alertas.

    — Siempre estamos alerta, pero gracias por informar — respondió Kendrick — ¿Cómo están llevando la búsqueda del arma?

    — Tenemos varios lugares candidatos a encontrarla, pero el arma no está en ninguno de ellos cuando la vamos a buscar — respondió Simón — Pero estoy seguro de que la encontraremos.

    — Toda la Tierra cuenta con que lo hagan — le respondió Kendrick — Voy a preparar a los soldados para pelear en caso de que Hkras decida atacar. Toda precaución es poca cuando se trata de él.

    La espada de oro se despidió de la espada de plata. Una vez que la conversación terminó, Tiberio decidió que se iría a dormir. Simón quedó solo en la sala central. Aprovechó ese momento para poder pensar en cómo iba a moverse el equipo a partir de ahora. Con Hkras fuera de Boek, y Cybershark debilitado tras el ataque a su guarida, tenían la vía libre para encontrar el arma.

    La noche pasó y llegó un nuevo día. Todos los soldados se reunieron en la sala de salida de los vehículos. Simón estaba a punto de decirles que era lo que tenían que hacer el día de hoy.

    — ¿Vamos a dividirnos en equipos igual que ayer? — preguntó Benjamín.

    — No lo veo muy prudente, dividirlos fue lo que hizo que Cybershark los capturara — le respondió la espada de plata — Pero no puedo enviarlos a todos juntos. No creo que sea necesario que todos los soldados estén juntos, y aunque lo fuera, solamente podríamos revisar un lugar por día.

    — ¿Entonces qué es lo que vas a hacer? — preguntaba Nikolai queriendo saber qué era lo que les diría Simón.

    — Voy a dividirlos en equipos de más integrantes — le respondió la espada de plata — Sixto y Benjamín, por lo que sé, las máquinas de ejecución los atacaron antes de que llegaran a su objetivo. Así que ustedes irán de nuevo a ese lugar junto a Asher, Nikolai y Kate.

    — ¿Vas a enviarnos juntos otra vez? — preguntó Asher muy sorprendido por lo que Simón había decidido.

    — Será una prueba — respondió Simón — Si logran trabajar juntos sin problemas, los volveré a enviar juntos de nuevo. Si pasa algo durante esta misión, volveré a separarlos en las misiones.

    — ¿Qué hay del resto de nosotros? — preguntaba Tiana.

    — El lugar al que Uriel y Kate fueron tampoco fue explorado — respondió la espada de plata — Uriel, Morani, Alison, Ismael y tú irán a ese lugar.

    — ¿Y qué hay de Tiberio? — preguntaba Sixto — ¿Lo vas a dejar afuera de las misiones?

    — Tiberio irá a la guarida de Cybershark para observar su estado — respondió Simón — Si veo que pueden manejarlo, nuestra próxima misión será un ataque a su guarida. Si veo que es arriesgado, nos centraremos en buscar el arma más rápido.

    Simón les dijo que partieran en el momento en el que les abriera las puertas y bajara las plataformas de descenso desde la sala de control. Sabiendo que no había mucho tiempo, Uriel decidió ir a hablar con su hermano.

    — Intenta no bajar la guardia esta vez — decía Asher muy preocupado por su hermano — Me sentiría mejor si pudiera ir contigo.

    — No te preocupes por mí, estaré bien — respondió Uriel apreciando la preocupación de su hermano mayor — Pero quería decirte algo importante.

    — ¿Qué es? — le preguntaba Asher muy curioso.

    — Tú y Kate van a ir juntos en esta misión — le decía Uriel recordando las palabras de Xorcut — Quiero que hables con ella.

    — Ella me dijo que no hablaría más conmigo — respondió Asher algo serio — ¿Por qué quieres que hable con ella?

    — Eso es algo que ella debería decírtelo — le respondió Uriel — Confía en mí. Habla con ella hoy.

    Antes de que Asher pudiera hacerle otra pregunta, las puertas se abrieron y las plataformas de salida de vehículos bajaron. Tiberio fue el primero en salir. Quería llegar lo antes posible a la guarida de Cybershark y ver si tenían posibilidades de ganarle en un ataque sorpresa.

    Los siguientes en salir fueron Uriel, Morani, Tiana, Ismael y Alison. Uriel iría al frente y conduciría a sus compañeros al lugar que él y Kate debían explorar el día anterior. Asher pensaba en las palabras que dijo Uriel cuando se fue. Finalmente, era el turno de ellos. Sixto y Benjamín tomaron la delantera para poder conducir al grupo. Nikolai salió detrás de ellos. Kate lo siguió. Asher demoró un poco en salir, pero decidió que sería mejor no retrasar a sus compañeros.

    Los cinco chicos que habían salido en último lugar dieron una advertencia a sus compañeros.

    — No bajen la guardia en ningún momento — indicaba Sixto — Y cuando les dé una señal, quiero que bajen la velocidad.

    — Entendido — respondía Kate ante la advertencia de su compañero.

    Asher tenía ganas de hablar con la chica que le gustaba. Lo que Uriel le había dicho hizo que quisiera tener una charla con ella, pero también recordó que ella no quería hablar con él. Sin darse cuenta de nada, su compañera desaceleró y se puso a su lado. El chico estadounidense estaba sorprendido.

    — Asher, quiero hablar contigo sobre algo — le decía Kate poniendo su vehículo junto al de él.

    — Seguro, sabes que puedes hablar conmigo cuando quieras — respondía Asher pensando en lo que su compañera le iba a decir.

    — Quiero que me digas que fue lo que pasó en la cueva, el día que Hkras nos atacó — decía Kate, aunque ella ya sabía lo que había pasado.

    — Kate, yo ya te lo dije — respondió Asher algo decepcionado de que se tratara de eso — Nikolai me empujó, y fue por eso que Naomi murió. Esa es la verdad, y no va a cambiar.

    — Entiendo — respondió Kate empezando a acelerar — Gracias por responderme.

    Kate aceleró para poner su vehículo al lado del de Nikolai. Asher experimentaba una mezcla de tristeza y frustración. Creía que Kate había creído la versión de Nikolai. No soportaba eso, pero sabía que no podía atacarlo en plena misión. Eso solo le daría más credibilidad a Nikolai, y solo complicaría la misión.

    — Nikolai, necesito hablar contigo — decía la chica de Francia.

    — Seguro preciosa, tú sabes que siempre te escucharé — respondió Nikolai algo feliz de ver que su compañera se acercaba a hablar con él.

    — Quiero que me digas que fue lo que pasó en la cueva cuando Hkras atacó — le dijo Kate esperando la respuesta de su compañero.

    — No es muy complicado — respondió el chico ruso — Asher peleó muy mal en contra de Xorcut. Él lo golpeó y eso causó la muerte de Naomi. Asher logró destruirlo ayer, le reconozco eso, pero no quiero que te engañe. La muerte de Naomi fue su culpa. Fue por él que perdimos a una compañera que no teníamos que perder.

    — Ya veo — respondía Kate haciendo de cuenta que creía la versión de Nikolai.

    — Me alegra que Asher se tomara más enserio nuestra lucha en contra de las máquinas de ejecución — decía Nikolai intentando engañar a Kate — Pero es una lástima que Naomi haya tenido que morir para eso.

    — Gracias por hablar conmigo — respondió Kate desacelerando para volver a su lugar original.

    La chica recordó las palabras que Xorcut le había dicho el día anterior. Luego de hablar con sus compañeros comprendió que Asher estaba siendo sincero. Ella estaba feliz de que Asher le dijera la verdad, pero por otro lado, no podía creer lo que Nikolai había hecho. Kate sabía que Nikolai no quería que Naomi muriera; pero el hecho de no asumir su responsabilidad, e intentar culpar a Asher le hizo pensar que Nikolai era una persona verdaderamente despreciable. No podía creer que intentara usar la muerte de una compañera suya en su beneficio.

    Kate ahora sabía con certeza quien le había dicho la verdad. Las máquinas de ejecución iban a tomar control sobre ellos y luego los matarían. No había ninguna razón para que Xorcut mintiera respecto a ese tema. Mientras conducía su vehículo, Kate pensó que no había sido muy buena con Asher. La chica de Francia decidió que iba a pedirle disculpas esta noche en la nave. Sabía que encontrar el arma era lo más importante ahora, y no debía distraerse. Pero ya tenía su decisión tomada.

    Los cinco soldados avanzaron durante un rato largo hasta que llegaron al camino subterráneo que habían recorrido el día anterior. Al igual que la última vez, el lugar estaba oscuro, lo que los hizo tener que encender las luces de los vehículos.

    — Vayan desacelerando — les decía Sixto bajando la velocidad de su vehículo — Ayer, Benjamín y yo íbamos muy rápido. No logramos frenar y dar vuelta rápido, y por eso nos capturaron. Si hay algo esperándonos del otro lado de nuevo, nos será más fácil dar la vuelta.

    — Buena idea — respondía Asher imitando la acción de su compañero.

    Los chicos avanzaban más lento, pero de esa forma iba a ser más seguro. Cuando estuvieron cerca de la salida, Benjamín sacó su espada y la sostenía con una de sus manos mientras usaba la otra para conducir.

    — ¿Qué estás haciendo? — preguntaba Nikolai algo confundido — Creí que solamente íbamos a escapar.

    — En caso de que no haya tiempo para eso — le respondió Benjamín.

    Los chicos salieron al otro lado del camino subterráneo con calma y atentos. Afortunadamente, no había nadie esperándolos con una emboscada del otro lado, pero a pesar de todo, no aceleraron de golpe. Una vez que sabían que no corrían peligro, tomaron un poco más de velocidad.

    El camino subterráneo había terminado, y ahora estaban nuevamente sobre la superficie y bajo la luz del día. El camino estaba verdaderamente vacío. No había árboles, ni piedras, ni nada. Empezaron a pensar que no iban a encontrar el arma en ese lugar.

    — Esta maldita arma no está en ninguno de los lugares que buscamos — se quejaba Benjamín algo molesto — ¿En dónde rayos la escondieron?

    — Si se trata de algo muy poderoso, no lo iban a dejar en un lugar donde alguien de otro planeta la encontrara — respondió Asher — Seguramente la tienen bien escondida en algún lugar de difícil acceso.

    — Aun así será mejor que sigamos — respondió Sixto acelerando un poco más — No sabremos si no está aquí hasta que no terminemos de buscar.

    Los cinco soldados aceleraron para poder ir a más velocidad. En un camino vacío no corrían ningún tipo de peligro. A medida que avanzaban, veían algunos árboles separados por una gran distancia. Pero en un momento, los árboles se empezaron a juntar más, estando más cerca entre ellos.

    — Este planeta sí que tiene bosques — decía Nikolai mirando la cantidad de árboles — Me pregunto por qué hay tantos.

    — Seguramente ellos cuidan mejor la naturaleza de este lugar — respondía Kate — Tal vez ellos no vayan destrozando los bosques para construir ciudades como hacemos nosotros.

    — O tal vez no quieren hacerlo, no por respetar la naturaleza de este bosque, sino por miedo a lo que podría haber aquí dentro — decía Sixto mirando alrededor — Es posible que este lugar estuviera habitado por alguna criatura más.

    — Hemos visto que los gyot habitan en cuevas, pero eso no significa que no se muevan por los bosques — respondía Asher.

    Llegó un momento en el que los chicos ya no podían avanzar utilizando los vehículos. Los árboles estaban demasiado juntos, tanto que les bloqueaba el paso. Las opciones serían bajar y continuar a pie, o regresar por donde vinieron.

    — ¿Qué dicen que deberíamos hacer? — preguntaba Sixto.

    — Atravesar el bosque a pie podría ser peligroso, y si nos perdemos y llega a oscurecer, será el final — respondió Nikolai — Sugiero que regresemos por donde vinimos y busquemos otro camino para avanzar por aquí.

    — Estoy de acuerdo con eso — respondió Benjamín — El que no podamos seguir explorando por este lugar no quiere decir que tengamos que regresar.

    — Yo creo que es buena idea — respondía Kate.

    — Supongo que tienes razón — respondía Asher algo molesto de tener que darle la razón a Nikolai, aunque no se trataba de una mala idea.

    Antes de emprender el camino de regreso, los chicos escucharon unos gruñidos no muy lejos de ellos. Asher, Kate y Nikolai los reconocían bien. Esos gruñidos eran de los gyot.

    — ¡Son los gyot! — exclamó Kate — ¡Tenemos que irnos de aquí!

    Un segundo gruñido se escuchó, este gruñido provenía desde la copa de uno de los árboles. Los chicos levantaron la vista y vieron a un ejemplar de la especie gyot sosteniéndose de la parte de arriba de los árboles utilizando sus cuatro patas. Sixto y Benjamín se asustaron un poco cuando vieron lo feo que era.

    — ¡Vámonos! — gritó Sixto dando vuelta la moto.

    Los soldados aceleraron rápido para poder marcharse del lugar. El gyot que estaba arriba de los árboles emitió un nuevo gruñido, pero este era más fuerte y más largo. Los chicos se sorprendieron de ver que en vez de perseguirlos, se había puesto a gruñir, pero decidieron no ponerse a pensar en eso.

    Una vez que terminó de gruñir, el gyot los empezó a perseguir. Mientras los chicos escapaban, escuchaban varios gruñidos provenientes de los costados del bosque. Aceleraron lo más que sus vehículos se los permitían. En un segundo y de forma repentina, un gyot saltó hacia ellos desde atrás. Gracias a la velocidad de sus motos, este no logró alcanzarlos.

    Cuando iban a salir del bosque, dos gyot se les adelantaron y les bloquearon la entrada, provocando que tuvieran que frenar de golpe. Los otros dos que los estaban siguiendo desde atrás lograron alcanzarlos también. Ahora los chicos se veían rodeados. Tenían dos gyot en el frente y dos en la parte de atrás.

    — Tendremos que pelear — decía Asher tomando su espada.

    — Kate, trata de quedarte cerca de mí — decía Nikolai imitando la acción de Asher.

    Tanto Asher como Kate se molestaron un poco con el comentario de Nikolai, pero sabían que no tenían tiempo para eso ahora. Los cinco soldados estaban listos para enfrentarse a ellos.

    Sixto decidió ser el primero en atacar. Tomó su espada y corrió hacia el primer gyot, el cual esquivó el ataque retrocediendo con sus cuatro patas, y luego le dio un puñetazo. Sixto logró cubrirse del golpe de puño que el gyot le había dado usando su espada, la cual le logró hacer un corte en la mano a la criatura.

    Otro de los gyot, al ver que su compañero fue herido, dio un gruñido fuerte y saltó con fuerza hacia Nikolai. El chico ruso lo vio venir y antes de tenerlo encima, se apartó con un movimiento ágil hacia el costado. Acto seguido, atacó el hombro del gyot con su espada, logrando hacerle una gran cortada en el lugar del ataque. El gyot hizo un sonido de dolor. Nikolai aprovechó el momento y con su espada le atravesó la frente de un solo golpe a la criatura, quien ahora daba otro gruñido de dolor.

    — ¡Lo maté! — gritó Nikolai muy satisfecho de haber vencido a su enemigo.

    Sin embargo, el gyot no caía muerto al suelo. La criatura volvió a gruñirle fuertemente a Nikolai, como si estuviera muy furioso con él. Nikolai no entendía lo que estaba pasando, ni tampoco el resto de sus compañeros.

    — ¡No lo entiendo, ¿por qué no se muere?! — se preguntaba Nikolai sin entender lo que pasaba — ¡¿Cómo pudo sobrevivir a mi ataque?!

    Antes de que el chico ruso pudiera hacer algo, el gyot le dio un golpe en la cabeza con la mano del brazo que no había sido herido. Nikolai cayó al piso algo asombrado por la fuerza del gyot. Este tomó la espada con ambas manos, usando más fuerza con el brazo que no estaba herido y se la sacó de la cabeza. Se podía ver como la sangre fluía de la herida que Nikolai le había causado, pero la criatura seguía de pie. Luego de haberse quitado la espada, la tiró hacia un costado; dejando a Nikolai desarmado para continuar la pelea.
     
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    Bahamut

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    Vaya, seguro que ya tenías la historia avanzada o estás muy inspirado eh. No es fácil escribir capítulos en tan corto tiempo.

    Como de costumbre paso a comentar a ver qué sucede. Primero, quisiera manifestar que me habría gustado que se hubiese narrado el escape de los humanos contra el ataque de las maquinas, pero eso no aconteció y no hay mucho que hacer al respecto. Lo que me gusta del planeta es que siempre tiene alguna sorpresa para mantener entretenidos a los humanos o la raza que dentro de esta. Por otra parte, las cosas entre Kate y Asher parecen ir mejorando con el paso del tiempo.

    Pasando algo un poco más técnico. Vi por allí esta frase que tenías entre un par de comas. Estaba todo junto. En lo personal, suena un poco rato así, al menos, yo siento que el pero está demás, ya que con a pesar de todo se entiende lo que tratas de decir en aquella oración.

    Como siempre esto es una simple observación, nada más.

    Espero la continuación.

    Saludos y suerte.
     
    Última edición: 5 Diciembre 2016
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    Agus estresado

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    Una vez más gracias por responder. Lo del escape de los humanos no lo veía necesario de narrar. Tal y como se dijo en el capítulo, la razón por la cual se activaron los robots era para hacer que salieran de la cueva, y no quería centrarme mucho en eso.

    Sobre Boek, sí, siempre tiene alguna sorpresa. Se supone que se trata de un planeta lejano a la Tierra, y a pesar de que las similitudes son más que las diferencias, debe haber algo que les recuerde a los soldados que ya no están más en su planeta. Se supone que están en un planeta lejano y yo creo que la historia sería muy aburrida si todo fuera igual que como es en la Tierra. Y todavía quedan cosas por ver, las cuales se verán más en esta parte que lo que se vieron en la parte anterior.

    Sobre la frase, yo ya comenté que solo a la noche tengo tiempo disponible y el silencio suficiente para escribir los capítulos, y a veces cometo errores. Igualmente no me parece tan grave como algunas cosas que se vieron en capítulos anteriores, pero trataré de prestar más atención a la hora de escribir.

    Y tienes razón. La historia en sí la he venido planeado desde hace mucho tiempo, para ser sinceros la empecé a planear desde el año pasado, pero como tenía otras historias pendientes de finalizar, se quedó en una planeación. Este año, como ya terminé todas las historias pendientes que tenía, empecé a pensar mucho mejor sobre la historia. Tuve algunos idas y vueltas, había cosas que me encantaban y otras que no me convencían para nada, a pesar de que podría haber sido bueno. Es más, el capítulo número 6 de la parte Peligros (no se porque lo aclaro porque es la unica que llego a mas de seis capitulos XD ) iba a ser diferente a como fue en realidad. Sufrió un cambio a último momento, porque iba a ser algo totalmente muy distinto a lo que está escrito.

    Pero esta es la primer historia de ciencia ficción que hago (y también puede que sea la última, porque no es que tenga demasiadas ideas para este género) y es por eso que quiero hacerla bien. Tengo pensado que es lo que quiero que pase en cada capítulo desde mucho antes de empezar a escribir el primero. Es por eso que tardo poco en escribirlos. En varias historias yo iniciaba con una base y después iba improvisando sobre la marcha, pero en esta no.

    Gracias por leer y saludos.
     
  8. Threadmarks: Criaturas - Parte 2: Directo al corazón
     
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    Bueno, sé que dije que era probable que no se acostumbraran a que publicara capitulos tan seguido, y que estos capítulos no serían tan largos como los de la parte Peligros, pero aun asi, aqui esta el nuevo capítulo de la parte Criaturas.

    Estoy tratando de publicar la mayor parte de capitulos que pueda antes de que me toque regresar a la universidad (lo cual no quiere decir que me apresure con la escritura). Como he dicho, cuando un capitulo está terminado, estará publicado.

    No tengo demasiadas cosas que decir en este capítulo, así que simplemente lo dejaré a continuación.

    Criaturas – Parte 2: Directo al corazón

    Tiberio avanzaba con su vehículo a toda velocidad rumbo a la guarida cibernética de Cybershark. El rompe huesos sabía que debía tener cuidado, dado a que la máquina de ejecución había activado a varios de sus robots el día anterior; pero su objetivo ahora no era luchar en contra de ninguno de ellos. Solamente tenía que observar si un ataque a su guarida era prudente. Con suficiente suerte, podrían terminar con él y con todas las máquinas de ejecución, dejándolos con un enemigo menos al que enfrentar.

    Al llegar se sorprendió de ver que en la entrada de la guarida no había robots protegiendo la entrada. Se bajó de su moto y la escondió en un lugar que no estuviera a la vista de ninguna de las máquinas desde esa posición. Una vez que se aseguró de que no pudiera ser robada, sacó el mango con su espada y activó su escudo para aproximarse a la guarida de Cybershark.

    La entrada estaba totalmente desprotegida, como si Cybershark no hubiera tomado ninguna precaución. Sabiendo que Cybershark se habría encargado de la salida de emergencia por la que entraron el día anterior, se quedó sin otra opción más que entrar por la entrada principal.

    El rompe huesos ingresó al interior de la cueva y cuando entró se llevó una enorme sorpresa. Cybershark y sus máquinas de ejecución ya no estaban ahí. Lo único que quedaba en ese lugar eran los restos de los robots eliminados y las máquinas que fueron destruidas.

    — ¿Logró llevárselo todo y cambiar de ubicación en solo una noche? — pensaba Tiberio para sí mismo muy sorprendido al ver que no había ninguna máquina de ejecución activa en la guarida.

    Sin bajar la guardia, Tiberio registró el lugar de atrás hasta adelante y solamente encontró más de lo mismo. Incluso el pequeño “almacén” en donde se guardaban las máquinas de ejecución inactivas estaba vacío. El soldado se llevó una decepción. Ahora le habían perdido el rastro a un enemigo débil que podría haber sido fácil de derrotar.

    — Simón — informaba Tiberio saliendo de la guarida — Cybershark y las máquinas de ejecución abandonaron su guarida. Solo quedan los restos de la batalla de ayer.

    — ¿Cómo es posible que cambiaran de ubicación tan rápido? — preguntaba la espada de plata muy sorprendido por lo que Tiberio le contaba.

    — No lo sé, pero lo hicieron — respondió el rompe huesos — Podrían estar en cualquier parte. Será mejor que los chicos encuentren el arma. Estoy algo aburrido. Pregunta si alguno de ellos necesita ayuda.

    — De acuerdo — le respondió Simón al soldado.

    Tiberio subió a su vehículo algo decepcionado de que no pudieran acabar con uno de sus enemigos cuando tenían oportunidad. Y deseaba desesperadamente ir a alguna misión con alguno de sus compañeros.

    — ¡Tiberio, debes ir rápido con el equipo de Sixto y Benjamín! — le dijo Simón desde la nave — ¡Están bajo ataque! ¡Te daré las coordenadas!

    — Voy enseguida — respondió el rompe huesos en el momento en el que recibió las coordenadas.

    El lugar donde se encontraba el grupo no estaba demasiado lejos de la posición actual de Tiberio, aunque aun así iba a tardar en llegar. El rompe huesos no perdió tiempo y aceleró a toda velocidad para ir a ayudar a sus compañeros.

    […]

    Uriel, Morani, Tiana, Ismael y Alison avanzaban por el bosque por el cual Uriel y Kate habían pasado el día anterior. Sabían que no era posible que Cybershark los atacara esta vez, pero no descartaron un posible ataque de alguna de las criaturas que se encontraba en este planeta.

    Dado a que Uriel conocía el camino, él iba al frente mientras que sus compañeros iban detrás de él. Guardaban una distancia prudente para poder dar la vuelta en caso de algún ataque.

    En la parte de atrás, Ismael y Alison mantenían una conversación interesante.

    — No estoy segura de esto — le decía la chica a su compañero.

    — Por favor, Alison — le decía Ismael — Nos hemos conocido desde que éramos niños. Crecimos juntos, fuimos a la escuela juntos y nos entrenamos juntos. Estamos saliendo desde mucho antes de convertirnos en soldados oficialmente. Llevamos un buen tiempo siendo novios. Quiero dar un paso más adelante. Quiero que celebremos nuestra victoria sobre Hkras de la mejor forma posible.

    — Es que nunca me he imaginado como sería el matrimonio — respondió Alison — Toda nuestra vida nos han preparado para enfrentarnos a Hkras. Nunca tuve tiempo de imaginarme como una esposa.

    — Es por eso que te lo pregunto ahora — le respondió Ismael — Cuando lleguemos victoriosos a la Tierra es posible que ya no tengamos que seguir entrenando para estar en la FOT. Tendremos una vida para disfrutarla sin preocupaciones. Y quiero vivir esa vida contigo.

    Alison estaba algo sonrojada por las palabras de Ismael. A pesar de que ella nunca tuvo tiempo para pensar en una vida así, su pareja tenía razón. Si lograban derrotar a Hkras, se ganarían una vida para poder vivirla juntos. Tiana y Morani, quienes iban por delante de ellos, escucharon gran parte de la conversación y retrocedieron para poder hablar con ellos.

    — ¿Ustedes son novios? — preguntaba Tiana algo sorprendida — Los he visto juntos, pero me daba la impresión de que eran hermanos.

    — Tratamos de guardar las apariencias en público — respondió Alison — Pero sí, lo somos. Lo hemos sido desde hace mucho tiempo.

    — Entonces creo que la idea de casarse sería buena para ustedes dos — decía Morani dando su opinión — Una relación que ha llevado viva un largo tiempo como la de ustedes no puede morir tan fácilmente.

    — Es por eso que quería hacer esto — le respondió Ismael — Quiero ser algo más que solo el novio de Alison. Y tengan por seguro de que los invitaremos a todos ustedes a la fiesta.

    — Es bonito que tengamos tiempo de poder hablar de eso, a pesar de todo lo que ocurrió — decía Tiana encantada por la idea de ver una boda entre sus compañeros.

    — ¿Y qué hay de ustedes? — preguntaba Alison muy curiosa — He notado que ustedes dos son mucho más que amigos y compañeros. Vi cómo te despedías de él con un beso antes de partir a la misión el primer día que llegamos.

    — Bueno…nosotros — respondía Morani algo avergonzado por las palabras de la chica — No hemos estado saliendo mucho tiempo.

    — Aun así los veo como una pareja perfecta — respondió Ismael — No te imagino a ti con alguien que no sea ella, ni a ella con alguien que no seas tú. Ustedes dos seguro tendrán un buen futuro juntos.

    — ¿De verdad creen eso? — preguntaba Tiana algo sonrojada con las palabras de sus compañeros.

    — Claro que sí — respondió Alison.

    — Si ustedes dos llegan a casarse, quiero que nos inviten a la boda — les dijo Ismael — ¿Lo prometen?

    — Si llegamos a casarnos es seguro que lo haremos — respondió Morani.

    Uriel escuchaba esta conversación sintiéndose totalmente incómodo. Parecía que esta misión hubiera sido una broma hecha a propósito. Sabía que tenía que estar feliz por el hecho de que sus compañeros lograran tener una vida tranquila si lograban encontrar el arma y derrotar a Hkras, ya que para eso era toda esta misión, pero no soportaba el tener que estar soportando como él era el único de los chicos en la misión actual que no tenía a alguien con quien estar. Lo peor de todo era que Morani y Tiana estaban considerando una idea de una vida juntos, y el resto de sus compañeros estaban alentándolos a eso.

    El chico de Canadá cerró los ojos y apretó los dientes como signo de frustración. Quería desquitarse sin hacer un gran escándalo, pero el tener los ojos cerrados solamente lo llevó a chocar la rueda de su quad en contra de un árbol que estaba cerca. El vehículo de Uriel dio un pequeño salto y volcó, haciendo que él cayera al suelo. Sus compañeros detuvieron sus vehículos y bajaron a ayudarlo.

    Ismael y Morani intentarían dar vuelta el vehículo de Uriel para ponerlo en el camino nuevamente, mientras que Alison y Tiana lo ayudaron a levantarse. Uriel sintió un golpe en la cabeza por el choque, a pesar de que fue leve.

    — ¿Te sientes bien, Uriel? — preguntó Tiana muy preocupada por su compañero.

    — Argh… sí — respondía Uriel a pesar de saber que no lo estaba — No puedo creer que no vi ese árbol. Es que… este es el lugar donde Xorcut apareció, y estoy tratando de escuchar atentamente si algún robot se aproxima — decía inventando una excusa que fue creíble para sus compañeros — Pero no debí haber quitado los ojos del camino.

    — Ya logramos dar vuelta tu vehículo — le decía Morani — Si crees que estás bien para seguir adelante, nos pondremos en marcha.

    — Estoy bien, solo me distraje un poco — respondió Uriel poniéndose de pie.

    Uriel quiso ir hacia su vehículo. Pero dado al golpe que recibió, su pierna izquierda le empezó a doler, lo que hizo que cayera de rodillas al suelo. Tiana lo vio y lo tomó con sus brazos antes de que cayera al piso.

    — ¿Uriel, te duele mucho? — decía Tiana sujetando a su compañero.

    — Solo un poco — respondía Uriel, que no quería levantarse para que Tiana no lo soltara — Dame un minuto y me podré poner de pie.

    Uriel sabía que no podía seguir tirado en el piso por una caída leve, pero quería quedarse un tiempo más en los brazos de su compañera. Esa era la primera vez que ocurría, y dado a la conversación que escuchó anteriormente, podría ser la última, por lo que aprovechó ese minuto.

    Cuando terminó, el chico canadiense se puso de pie y avanzó hacia su quad. Tiana lo soltó una vez que se había subido sin problemas.

    — Lamento habernos retrasado un poco — contaba Uriel encendiendo su vehículo — Sigamos adelante.

    Todos regresaron a sus vehículos y reanudaron la marcha. Dado a que ese era el lugar en el que habían sido atacados, o eso pensaban, ninguno de ellos bajó la guardia. Los soldados siguieron adelante, y tras avanzar un poco más, lograron salir del bosque en el que estaban.

    El camino que tenían por delante era un simple camino vacío, acompañado de unos pocos árboles a los alrededores. Durante varios minutos, ese fue el único escenario que vieron, hasta que se encontraron con algo que los sorprendió. El camino que recorrían había llegado a su fin, y en frente de ellos había una pirámide enorme. Era mucho más grande que las pirámides que tenían en la Tierra, pero al fin y al cabo, era una pirámide. Su diseño por fuera era exactamente igual al de las terrestres, pero por dentro seguro era distinto.

    — Es enorme — decía Ismael observando el tamaño de la pirámide — ¿Qué creen que haya adentro?

    — Estoy seguro de que el arma Boek se encuentra ahí — respondía Morani — Este es el único lugar así en kilómetros. ¿Por qué construirían algo así en medio de la nada?

    — ¿Dónde está la entrada? — preguntaba Tiana muy ansiosa de poder entrar a ese lugar a buscar el arma.

    — No la veo por este lado, deberíamos revisar los demás — decía Alison.

    Tiana se quedó quieta para poder alertar en caso de que algo apareciera para atacarlos, mientras que el resto de sus compañeros rodeaban el lugar buscando la entrada. Fue Alison quien la encontró.

    — ¡Aquí está! — indicó la chica llamando a sus compañeros.

    — Deberíamos avisarle a Simón antes de entrar ahí — respondía Uriel — En caso de que no podamos establecer comunicación ahí dentro.

    — Buena idea, Uriel — decía Tiana encendiendo el comunicador de su quad.

    La chica de Polonia llamó a la espada de plata para poder avisarle sobre lo que habían encontrado. Los cinco chicos estaban seguros de que el arma Boek se encontraba en ese lugar, y se morían por entrar a buscarla. Cuando Tiana logró comunicarse con Simón, este tenía curiosidad de saber cómo era la pirámide.

    — ¿Qué tan grande es? — preguntó la espada de plata.

    — Debe tener más de tres metros de altura — respondió Morani — Estoy seguro de que el arma Boek está ahí dentro. Entraremos y la buscaremos.

    — No — les dijo Simón — Si es demasiado grande podría ser peligroso para que solo ustedes cinco entren al interior. Mañana enviaré a un equipo más grande para que entren más personas a buscar el arma. No me sentiré seguro si solamente son cinco personas explorando un lugar tan grande. Además sus compañeros no podrán venir a ayudarlos en caso de que algo pase.

    — ¿Qué es lo que vamos a hacer, entonces? — preguntó Ismael algo decepcionado por no poder entrar a buscar el arma.

    — Exploren el resto de la zona — les dijo la espada de plata — Asegúrense de que no haya ninguna criatura cerca que pueda atacarlos. Pero no quiero que entren a ese lugar ustedes solos.

    A pesar de estar algo frustrados por esto, los chicos entendían que Simón tenía razón respecto a este tema. No se sabía que podría haber dentro de la pirámide, ni tampoco lo que pudiera haber en los alrededores. Era preferible no correr ninguna clase de riesgo, y menos recordando lo que había pasado el día anterior.

    Los cinco soldados empezaron a explorar el lugar buscando cuidadosamente que no hubiera nada que pusiera en peligro la misión.

    […]

    Sixto, Benjamín, Asher y Kate atacaban a los cuatro gyot que tenían delante, mientras que Nikolai intentaba recuperar su espada. Luego de que uno de ellos recibiera un ataque de parte de Nikolai, los demás empezaron a actuar agresivos, golpeando tanto con sus puños como con sus patas.

    Asher quiso dar un ataque directo al cuello de uno de ellos para poder cortarle la cabeza si es que atravesarla no servía de nada. El gyot retrocedió rápidamente, y con un movimiento ágil, levantó todo su cuerpo con sus dos patas traseras para después golpear a Asher con las delanteras. El chico cayó al suelo por el ataque, y ahora el gyot le saltó encima, sujetando su cuerpo con sus patas.

    Asher se defendía de los golpes de la criatura usando su espada como escudo, hasta que el gyot le sacó la espada de las manos y la tiró lejos. Kate corrió rápidamente a ayudar a su compañero.

    — ¡Asher! — gritó la chica atacando al enemigo con su espada.

    Dado a que el gyot estaba distraído, no logró bloquear el ataque de Kate, el cual le terminó por atravesar el costado, llegando hasta el estómago. La criatura gruñía fuertemente por el dolor, pero a pesar de todo seguía de pie. Con su brazo, le dio un golpe a Kate, derribándola al suelo.

    Nikolai aprovechó ese momento para recuperar su espada. Una vez que la tuvo de vuelta, corrió hasta esa criatura y le atravesó el cuello. El gyot empezó a escupir algo de sangre después de haber recibido ese ataque, y posteriormente cayó al suelo sin vida.

    Asher y Kate se levantaron del suelo ahora que uno de ellos estaba muerto, pero todavía restaba pelear contra tres más.

    Sixto y Benjamín tenían algunos problemas. Los enemigos que se enfrentaban eran rápidos y difíciles de golpear. Cuando alguno de ellos atacaba con su espada, estos esquivaban los ataques y luego golpeaban con sus puños. Los golpes, aunque los alcanzaban, no lograban hacerles mucho daño.

    El gyot al que Nikolai le atravesó la cabeza lo atacó antes de que pudiera reaccionar. Le dio una patada en la espalda al chico ruso, el cual cayó al piso. Antes de que pudiera hacer otra cosa, Asher lo atacó por sorpresa con su espada, y logró hacerle un corte mediano en el pecho. La criatura no murió, pero ahora retrocedía.

    Kate, Nikolai y Asher tomaron sus armas y lo rodearon para evitar que se escapara.

    — Si lo atacamos al mismo tiempo es probable que lo matemos — decía Asher — A la cuenta de tres…

    Lamentablemente, no lograron hacerlo según el plan. El gyot flexionó sus cuatro patas y dio un salto hacia arriba y adelante, logrando librarse de sus tres atacantes.

    Sixto tenía una idea. El chico irlandés corrió hasta la criatura con su espada levantada, y cuando dio esta estaba por darle una patada, Sixto se tiró al suelo y rodó sobre su cuerpo. Se puso atrás de la criatura y le clavó la espada rápidamente en el brazo, enterrándola un poco dado a la fuerza del golpe. Antes de que el gyot se soltara, Sixto hizo un poco más de fuerza y le cortó el brazo. El gyot dio un gruñido de dolor, para luego dar un pequeño salto y golpear a Sixto en la cabeza con una de sus patas.

    El golpe tiró al soldado atrás y lo hizo caer algo lastimado al suelo, dado a que el traje de protección no les cubría la cabeza. Benjamín vio a su compañero en peligro y corrió hasta la criatura desde atrás. Con un ataque muy fuerte, atravesó la nuca del extraterrestre con su espada, esperando que fuera suficiente para eliminarlo. Desafortunadamente, no fue así. El gyot resistió el ataque, y antes de que el soldado pudiera hacer un movimiento, la criatura levantó sus dos patas traseras para ponerse de pie. Dado al peso que tenía, cayó de espaldas sobre Benjamín, quien recibió un gran daño por el peso.

    El contador de salud del soldado de Inglaterra bajó a 75% de golpe por el fuerte impacto. La criatura no podía levantarse del piso aunque lo intentara, porque aún tenía la espada de Benjamín clavada en la cabeza, y este no la soltaba.

    Sixto se puso rápido de pie y corrió rápidamente hacia su compañero. Viendo que la criatura estaba casi inmóvil, tomó su espada y concentró toda la fuerza que tenía en sus brazos. Sixto atacó el cuello de la criatura, logrando cortarle la cabeza. Una vez que la criatura estaba muerta, Benjamín la apartó de encima.

    — ¡¿Estás bien?! — le preguntó a Benjamín.

    — Creo que sí — respondía el soldado algo adolorido por haber tenido que soportar el peso de la caída del gyot encima de él.

    Sixto levantó la vista y vio como Asher, Kate y Nikolai no podían golpear al gyot que enfrentaban; dado a que cuando este era atacado, daba un gran salto hacia los árboles y se ponía a salvo. Luego se dio vuelta y vio que el otro gyot se acercaba a él. Benjamín no podía levantarse aún, y él estaba algo cansado. El chico de Irlanda creyó que todo iba a terminar para ellos cuando escuchó el ruido de una moto a lo lejos.

    Los gyot también lo escucharon, y sentían las vibraciones del suelo, por lo que se dieron vuelta. Los soldados levantaron la vista y consiguieron ver a Tiberio acercándose con su moto a toda velocidad. El rompe huesos veía que sus compañeros habían logrado derrotar a dos de ellos, lo cual quería decir que habían mejorado desde el ataque a los vofkridianos; pero a pesar de todo, aún había otros gyot que eliminar.

    Tiberio llegó al lugar bajando la velocidad del vehículo gradualmente. Una vez que llegó, sacó su espada y activó su escudo.

    — ¡Ten cuidado, Tiberio! — le indicaba Asher — ¡No se mueren ni con un ataque en la cabeza!

    El gyot que estaba por atacar a Sixto corrió hacia el rompe huesos. Tiberio lo esperó sin moverse. La criatura saltó y se preparaba para darle una doble patada al soldado. Tiberio bloqueó el ataque con su escudo. Acto seguido lo levantó para que el gyot perdiera equilibrio, y luego le atravesó el pecho a la criatura. El extraterrestre dio un gruñido de dolor, y cuando este terminó, cayó al suelo sin vida. Los demás soldados estaban impresionados al ver como Tiberio lo mató con facilidad.

    — Uno de ellos me atacó el primer día que estuve aquí — les dijo el rompe huesos — Me di cuenta de que un ataque a la cabeza no es efectivo porque tienen su cerebro en el pecho, el mismo lugar en donde tienen el corazón. Creí que ya lo sabían por haber estado más tiempo aquí.

    Asher, Nikolai y Kate usaron la información que su compañero les dio. Nuevamente rodearon al gyot, y antes de que pudiera saltar hacia algún árbol, Nikolai saltó hacia él y lo atacó en una de las patas traseras, cortándola de un ataque.

    Kate y Asher actuaron rápido, y con un fuerte ataque con sus espadas, le atravesaron el pecho al gyot. El golpe, tal y como Tiberio les dijo, le atravesó el corazón a la criatura. Gracias a la información que les dio Tiberio, lograron derrotar a su enemigo con más facilidad. Desgraciadamente, no pudieron seguir la misión porque Benjamín estaba herido. Su contador de salud seguía bajando, aunque no demasiado rápido. Pero no podían quedarse ahí.

    Los seis soldados emprendieron el regreso a la nave, asumiendo que el arma no podría estar ahí si era que el bosque era habitado por los gyot.

    […]

    Todos estaban en la nave, más precisamente en la sala central, a excepción de Benjamín que estaba en la sala médica recibiendo sedativos para poder recuperarse del dolor.

    Simón les informó a todos acerca de la pirámide que habían encontrado Uriel y los demás, y les dijo que mañana explorarla en busca del arma iba a ser la misión.

    — Uriel, Morani y los demás no encontraron nada peligroso en los alrededores — les indicó Simón — Así que el día de mañana enviaré a la mayoría de ustedes a que exploren esa pirámide.

    — Deberían saber también que hoy tuvimos un enfrentamiento con los gyot — decía Asher a su hermano y los demás soldados que no estuvieron en el ataque — Un ataque a la cabeza no servirá de nada, porque su cerebro no está ahí. Sino en su corazón.

    — Impresionante — respondía Ismael a lo que su compañero le dijo — Supongo que las criaturas de aquí son muy diferentes a las de la Tierra.

    — Será mejor que vayan a descansar — les dijo la espada de plata — Los quiero a todos bien preparados para la misión de mañana.

    — Simón, ¿puedo hablar contigo un momento? — preguntó Kate mientras los demás se retiraban.

    Lo último que Uriel escuchó antes de salir de la sala central fueron las palabras de Kate, por lo cual decidió acercarse a hablar con su hermano.

    — ¿Hablaste con ella? — le preguntó Uriel a su hermano.

    — Ella solamente me volvió a preguntar lo que me preguntó la última vez que me habló — respondió Asher algo triste — Le he dicho la verdad, pero no hay forma de hacer que ella me crea. Ella no vio lo que pasó, y desconfía de mí. Es más, estoy seguro de que ella le cree más a Nikolai que a mí.

    — Estoy seguro de que ella entrará en razón — le contestó Uriel queriendo decirle a su hermano las cosas que Xorcut le había dicho el día de ayer, pero sabía que sería mucho mejor para Asher escucharlo de Kate.

    Todos los soldados fueron a sus habitaciones a dormir, excepto por Sixto que fue a la sala médica para acompañar a Benjamín.

    Asher fue el único que estaba teniendo problemas para conciliar el sueño. No soportaba la idea de que Kate le creyera a Nikolai, y dado a lo que ella demostró el día de hoy durante la misión, era obvio que ella le creía más a él. Asher estaba muy frustrado y triste al mismo tiempo.

    Sin embargo, recibió una sorpresa. Kate abrió la puerta de su habitación y entró para hablar con él.

    — Kate — decía Asher muy sorprendido de verla — ¿Qué pasa?

    — Estoy aquí para pedirte disculpas — respondió Kate algo arrepentida sentándose en la cama de Asher — Ya lo descubrí todo.

    — ¿A qué te refieres? — preguntaba Asher muy confundido.

    — Lo que pasó en la cueva — respondió Kate — Tú eras el que decía la verdad. Y yo no te creí. No solo eso, también te dije que no quería hablar más contigo. Estoy muy arrepentida de eso. Quiero que me perdones.

    — ¿Cómo lo descubriste? — preguntó Asher sin poder creer lo que escuchaba.

    — Tal vez te parezca raro, pero fue Xorcut el que me lo dijo — le respondió la chica.

    — ¿Xorcut? — Asher no podía creer que el robot que le había causado tantos problemas fuera el que le dijera la verdad a Kate.

    — Así es — respondió Kate con los ojos algo llorosos — Asher, perdóname. Tú siempre fuiste bueno y sincero conmigo. Debí haberte creído y no dudar de ti cuando me contaste lo que pasó. Ahora sé que tú me dijiste la verdad, y que en ningún momento me ocultaste nada. Quiero que me perdones por haberte dicho que no quería hablar contigo…por favor.

    — Kate… — decía Asher sintiéndose mal por ver a su compañera de esa forma — Te perdono. No tienes que preocuparte por lo que pasó antes. Sé que tenías tus razones para desconfiar de mí, pero por favor, no te pongas mal por esto. Te perdono.

    Kate se secó las lágrimas que salían de sus ojos utilizando sus manos. Una sensación de alegría y felicidad recorría su cuerpo. La chica sonrió y le dio un beso breve en la boca a Asher. El chico se sonrojó cuando Kate lo besó, pero luego de eso, él decidió besarla también. La chica sonrió y ambos chicos se besaron el uno al otro. Luego de que el beso terminó, Kate se recostó sobre Asher.

    — ¿Te molesta si me quedo contigo esta noche? — le preguntó Kate a Asher en voz baja.

    — Claro que no — respondió Asher abrazando a Kate.

    Ambos chicos, que ahora estaban acostados en la misma cama, volvieron a besarse. La felicidad que sentían en ese momento no se comparaba a nada que habían sentido antes en su vida.

    […]

    Muy lejos de Boek, en un planeta de gran tamaño conocido como Driun Morgh, ocurría una reunión verdaderamente importante. Cientos de vofkridianos estaban reunidos todos en un mismo lugar. Todos estaban muy bien organizados, y a pesar del gran número que había, se dividían perfectamente en dos grupos formando un espacio amplio entre ambos.

    Uno de los vofkridianos se acercó al centro de la multitud, situándose en el medio de ambos grupos.

    — ¡Atención a todos! — decía el vofkridiano en su idioma característico — ¡Nuestro emperador ya ha regresado!

    Todos los vofkridianos del lugar aplaudieron y gritaron con fuerza festejando el regreso de Hkras, su emperador, el cual ahora se paraba junto a Veygh en el medio de todos ellos.

    — ¡Los saludo a todos, compañeros! — gritaba Hkras para que toda su gente pudiera escucharlos — ¡Les he traído una noticia verdaderamente importante! ¡Hay varias razas que están planeando eliminarnos!

    Tras escuchar estas palabras, los guerreros de Hkras gritaron fuertemente mostrando rechazo a esa idea.

    — ¡Es por eso que he regresado! — gritó el emperador — ¡Vamos a demostrarles a esos rebeldes que la obediencia hacia los dueños del universo se castiga con la muerte!

    Todos los vofkridianos presentes aclamaban las palabras de su emperador mostrando su aprobación a sus palabras.

    — ¡Hemos luchado con ferocidad y hemos sometido a varias razas! ¡Nosotros hemos nacido para dominar! ¡No voy a permitir que un grupo de rebeldes nos quite lo que hemos luchado tanto tiempo por conseguir! ¡Los vofkridianos van a controlar el universo entero, no habrá raza que no sepa quiénes somos, y lo que somos capaces de hacer! ¡Es por eso que quiero que tomen sus armas y se preparen para pelear! — gritó el emperador vofkridiano a toda su gente.

    — ¡Sí! — exclamaban los soldados que se encontraban reunidos — ¡Viva Hkras! ¡Viva Hkras! ¡Viva Hkras! ¡El emperador del universo! ¡El portador del miedo! ¡Aquel al que todos temen!

    — ¿Cuál es el plan, señor? — preguntaba Veygh esperando las órdenes de su emperador mientras el resto de vofkridianos cantaban por su líder.

    — Comandante Fertrok — decía Hkras a uno de los vofkridianos que estaba cerca de él.

    — A sus órdenes, señor — respondió Fertrok.

    — Quiero que usted y sus soldados se dirijan a Tech 001 — ordenó el emperador — “Cybershark”, la máquina de ejecución, seguramente creyó que podría encontrar el arma sin que nos diéramos cuenta de que estaba ausente. Su planeta debe estar totalmente desprotegido ahora que él no está. Quiero que lo conquisten.

    — Es un honor que me haya asignado esta tarea — le respondió Fertrok mostrándole respeto a su líder — Le prometo que ese planeta será suyo. Ese inútil robot ya le ha causado muchas molestias. Me aseguraré de que le muestre el respeto que se merece.

    Fertrok se marchó con sus soldados hacia el lugar en donde los vofkridianos tenían las naves de conquista.

    — ¿Qué hay del resto de nosotros? — preguntó Veygh.

    — La mayoría se quedará a defender Driun Morght o irá a cobrar impuestos en mi nombre — le respondió el emperador vofkridiano — Tú, yo, y el resto de tus hombres iremos de regreso a Eikrat. Los obligaremos a que nos digan la ubicación de las razas a las que les dijeron sobre el arma y luego los vamos a extinguir para que ya no puedan seguir revelando el secreto. Luego enviaré a varios soldados a esos planetas para que los conquisten, de la misma forma que estoy haciendo ahora. Pero tú y yo iremos a Boek. No quiero que nuestros soldados sean los únicos en disfrutar de la diversión.
     
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    Mmm... Interesante ya la trama se está volviendo más clara e interesante. Me alegro de que Asher y Kate se reconciliaran, aunque lo del beso fue inesperado. Ahora, cómo reaccionará Nikolai frente al curso de los acontecimientos. Por otro lado, Tiberio como siempre un verdadero crack hace ver todo fácil. También sería interesante ver el nivel de Simón, pese a que ya habrá momento para ello. También esta Hkras que al parecer comienza a mover sus piezas, además los humanos hallaron la pirámide (¿Qué misterios tendrá ocultos?).

    Es bueno tener una base clara sobre lo que quieres hacer eso ayuda mucho. Ahora, sobre los detalles que te mencioné no son nada serio. Solo te los menciono para que mejores nada más, no obstante, si no te agrada esto tan solo dímelo y me limitaré a centrarme en lo que me llama la atención de la trama. La idea no es que te incomodes al recibir un comentario, sino lo contrario.

    Saludos y suerte.
     
    Última edición: 6 Diciembre 2016
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  10. Threadmarks: Criaturas - Parte 3: La pirámide
     
    Agus estresado

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    El arma Boek
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    Ciencia Ficción
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    Ya está listo el capítulo número 3 perteneciente a la parte Criaturas. Quiero informarles que las cosas que vean en este capítulo parezcan algo ilógicas en un principio (y por ilógicas me refiero a que no parecería ciencia ficción), pero todo se va a explicar en los próximos capítulos.

    Nuevamente, repito que a mi me gusta mucho contar algo en un capítulo y explicarlo después (ya lo hice en el capítulo 7 de la parte Peligros, donde expliqué varias cosas).

    Sin embargo, para lo que transcurre en este capítulo les pido que tengan paciencia. No se va a explicar todo en el capítulo siguiente, sino que se irá explicando de a poco en capítulos futuros. Como les dije, traten de no pensar demasiado en lo que pase aquí y disfruten del capítulo. No se quedarán con la duda demasiado tiempo, pero no puedo prometerles que todo será explicado de inmediato.


    Criaturas – Parte 3: La pirámide

    Simón y el resto de sus soldados estaban reunidos en la sala central de la nave, ultimando los detalles de la misión que iban a realizar en el día de hoy. Los soldados irían a investigar qué era lo que se encontraba en el interior de la pirámide que habían descubierto el día anterior. Dado a su gran tamaño y su ubicación, todos asumían que el arma tenía que estar ahí dentro.

    A pesar de que no todos iban a ir a la misión, Simón quería que la mayoría de sus soldados fueran a ese lugar, dado a que no sabían que era lo que podrían encontrar ahí dentro.

    — Casi todos irán a buscar el arma el día de hoy — les indicaba la espada de plata — Benjamín va a quedarse aquí. El efecto de los sedantes aún no se va del todo y sus reflejos no son perfectos. Otro de ustedes se quedará aquí y lo ayudará a entrenar mientras los otros nueve van hacia la pirámide.

    — Yo me quedaré — respondió Sixto — Entrenaré con Benjamín mientras ustedes no están.

    — No, Sixto — respondió Simón — Será Nikolai quien se quedará.

    — ¿Qué? — preguntaba Nikolai algo sorprendido de la decisión de Simón — ¿Por qué yo?

    — Porque quiero que te quedes a entrenar aquí — respondió Simón recordando su conversación con Kate el día anterior.

    Así que eso fue lo que pasó en realidad — decía Simón después de oír la historia de Kate.

    Exactamente — respondió Kate — Quería pedirte que no lo envíes a otra misión conmigo de nuevo. No me agrada Nikolai. Y mucho menos me agrada lo que hace. Prefiero tenerlo lejos de mí.

    Descuida, Kate — respondió Simón — Si veo que dos soldados no se llevan bien, no los enviaré a las misiones juntos. No quiero que el rendimiento de las mismas se vea afectado por cosas como esa. Pero no puedo prometerte que eso pase siempre. Si se da otra situación como la de Cybershark, me veré obligado a enviarlos juntos.

    Lo entiendo — respondía la chica de Francia — Pero mientras no se dé, no quiero estar con él.

    Nikolai caminó algo frustrado junto con Benjamín hacia la sala de entrenamiento mientras que el resto de los soldados iría a la sala de plataformas de descenso de vehículos. Una vez que todos estuvieron preparados, Simón les abrió la puerta permitiéndoles la salida. Morani y Tiana irían al frente para guiar al grupo. Kate y Asher los seguían desde atrás. Sixto y Tiberio iban en el medio. Alison e Ismael estaban justo detrás de ellos, mientras que Uriel se quedó solo al fondo de la fila.

    Nikolai y Benjamín escucharon como los vehículos partían hacia la misión. El soldado de Inglaterra notó una expresión de amargura en el rostro del soldado de Rusia. Esto le pareció algo muy extraño.

    — ¿Qué es lo que sucede? — preguntaba Benjamín queriendo saber que ocurría con Nikolai.

    — Este viejo idiota me volvió a dejar fuera de una misión en conjunto, aun cuando sabe que soy su mejor opción — respondió Nikolai verdaderamente enojado con la espada de plata — Si sigue tomando decisiones tontas como esta, vamos a fracasar. Él no debería estar a cargo de algo tan importante como esto. Kendrick debería estar aquí, y no él. Kendrick no dejaría atrás a su mejor soldado, todo lo contrario, lo enviaría a todas las misiones para que el resto del equipo aprenda de él.

    — Creo que te estás confundiendo un poco — le respondió Benjamín — Tiberio partió con ellos a la misión, lo cual quiere decir que Simón sí envió a su mejor soldado.

    El comentario de Benjamín puso de malhumor a Nikolai, aún más de lo que estaba antes. El chico ruso decidió entrenar de manera muy agresiva con Benjamín, quien dado a que sufría los efectos de los sedantes que usó para su dolor, no podía mejorar sus reflejos.

    […]

    Todos los soldados que habían partido avanzaban a toda velocidad hacia la pirámide. Querían llegar rápido hasta allá para poder regresar más rápido a la nave si era que encontraban el arma.

    Uriel veía desde la parte de atrás como Kate y su hermano estaban hablando con expresiones de felicidad en sus rostros. Esto le indicó al chico canadiense que las cosas de verdad habían salido bien para al menos uno de ellos. Se sentía bien de que su hermano encontrar a alguien que lo quisiera, porque nadie lo merecía más que él; pero por otro lado, él no estaba del todo contento en como las cosas le habían salido a él.

    Uriel observaba a Morani y Tiana avanzando en el frente del grupo. No podía ver las caras de sus compañeros desde tan atrás, pero sus dos compañeros nunca se separaban. Desde el momento en el que Morani fue herido por un vofkridiano en la cueva, Tiana nunca se separó de él. Uriel no soportaba verlo. Él sabía que no debía tener una reacción como la de Nikolai, eso no estaba en él, pero eso no lo hacía sentir mejor. Uriel bajaba la vista o miraba hacia los costados cada cierto tiempo. A pesar de que sabía que sus compañeros eran felices, no quería verlo. Apartar la vista lo hacía sentir mejor.

    Tiberio notaba que algo raro estaba pasando, por lo que bajó la velocidad para aproximar su moto al quad de Uriel.

    — ¿Tienes algún problema? — le preguntó el rompe huesos — No te veo muy bien.

    — Estoy bien — respondió Uriel algo desanimado a la pregunta de su compañero.

    — Eso no es cierto — contestó Tiberio mirando la cara de Uriel — Sé que tienes un problema, y quiero que me lo digas.

    — Prefiero no hablar sobre eso — respondió Uriel.

    — Entonces será mejor que regreses a la nave — le respondió el rompe huesos en un tono algo frío — Si no te sientes bien para hacer esta misión, no la hagas. Regresa y dile a Simón que envíe a Nikolai en tu lugar.

    — No, no quiero regresar — respondió Uriel algo intimidado por las palabras de Tiberio — Quiero ayudar al grupo.

    — Entonces cuéntame que te sucede — le respondió Tiberio — Si quieres ayudar al grupo no te guardes ningún secreto.

    — Vas a pensar que es una estupidez — le respondió Uriel.

    — No me importa — respondió Tiberio — Quiero que me lo digas de todas formas.

    Después de una hora y algo más de recorrido, los chicos llegaron a la pirámide. Dado a que era la segunda vez que iban por la zona, Morani y Tiana conocían el lugar camino perfectamente. Ismael y Alison les mostraron la puerta de entrada a todos sus compañeros.

    — ¿Entramos con los vehículos? — preguntaba Sixto — Si es muy grande podríamos tener espacio para ellos.

    — No, será mejor dejarlos aquí afuera — respondió Tiberio acomodándolo y dejándolo listo para salir — Los chicos dijeron que no hay criaturas cerca de aquí, por lo que estarán seguros.

    Todos imitaron las acciones de su compañero. Los nueve soldados dieron vuelta sus vehículos, para tenerlos preparados para salir rápidamente de ese lugar en caso de tener que hacerlo. Una vez que todo estaba listo, se prepararon para ingresar a la pirámide.

    Tiberio quiso abrir la puerta empujándola hacia adentro, pero esta no se movía. Según parecía, solo era posible abrirla desde el lado de adentro.

    — Vamos a tener que abrirla a la fuerza — decía Asher avanzando hacia la puerta.

    Ismael, Asher y Tiberio patearon la puerta los tres al mismo tiempo intentando que se abra, pero esta no se movió. Sabiendo que no podían quedarse simplemente en eso, le dieron una segunda patada. La puerta se movió, pero no se abrió. En la tercer patada concentraron toda la fuerza que tenían y lograron abrirla. El interior de ese lugar se veía muy oscuro, pero desde afuera se observaban unas luces pequeñas.

    Tiberio fue el primero en entrar a la pirámide. Luego de ver que no había pasado nada, Sixto lo siguió. Detrás de él, Alison e Ismael entraron al mismo tiempo. Los siguientes en entrar fueron Tiana y Morani. Uriel decidió entrar para no quedarse en último lugar, dejando a Asher y Kate para que entraran al final.

    — Ten mucho cuidado ahí adentro — le decía Asher a Kate — Quién sabe lo que podríamos encontrar.

    — Me siento segura de saber que vendrás conmigo — le dijo Kate sonriéndole a Asher.

    Asher le devolvió la sonrisa, y luego de eso, ambos chicos entraron.

    Tal y como se veía desde afuera de la pirámide, todo el lugar estaba muy oscuro. En las paredes había algunas luces de color azul, verde y rojo parpadeando. Todos los soldados encendieron las luces linterna que traían los trajes. No eran demasiado luminosas, pero sí lograban alumbrar el camino cuando apuntaban todas al mismo lugar.

    Al iluminar lograron ver que era lo que había en la pirámide. Nada. El lugar estaba completamente vacío, a excepción de las luces en las paredes y por una escalera que daba a lo que sería el piso siguiente de la pirámide.

    — ¿Construyeron un lugar tan grande en el medio de un bosque para que esté vacío? — se quejaba Morani luego de que no encontraran nada en la pirámide.

    — Debe haber algo más en el piso de arriba — le respondió Tiana — No entiendo por qué en un lugar como este no tendrían nada.

    Teniendo mucho cuidado y sin bajar la guardia en ningún momento, los nueve soldados avanzaban hacia las escaleras que los llevarían hacia la parte de arriba. Las escaleras estaban hechas de un material muy parecido al ladrillo que tenían en la Tierra, pero por alguna razón, se veía diferente. Dado a que desconocían la resistencia de las escaleras, decidieron volver a subir uno a uno. No querían que el lugar se derrumbara y les cayera encima, sepultándolos y dejándolos atrapados.

    En cuestión de un minuto, todos habían llegado al segundo piso. Era exactamente igual que el primero. Solamente había luces en las paredes y una escalera al final. La única diferencia era que las luces eran más brillantes, aunque no por mucho.

    Algunos de ellos estaban perdiendo las esperanzas de que el arma Boek pudiera estar en la pirámide, pero otros aun creían que podrían encontrarla.

    — Probablemente la escondieron más arriba — decía Alison al ver que el segundo piso era igual al primero.

    — ¿Cuál es la diferencia de tenerla más arriba si no hay nada aquí para protegerla? — preguntaba Uriel.

    — Tal vez sí haya algo para protegerla más arriba — le respondió Ismael.

    Sin perder más tiempo, los chicos subieron al tercer piso de la misma forma en que lo hicieron antes. Las escaleras se mostraban muy resistentes, por lo que en vez de subir de a uno, empezaron a subir de a dos.

    Fue en el tercer piso cuando notaron la diferencia. Las luces en las paredes eran de los mismos colores que en los dos pisos anteriores, pero estas eran mucho más brillantes. Tanto que ya no era necesario tener la linterna de los trajes activa. Pero lo que de verdad marcaba la diferencia era lo que había en el suelo.

    En el suelo había unos nueve esqueletos tirados y desparramados. Había algunos que aún tenían unos tejidos colgando desde los huesos de su esqueleto, pero otros estaban totalmente vacíos, sin nada más que los huesos. La forma de esos esqueletos era muy similar al esqueleto humano, como si la criatura a la cual pertenecieran dichos esqueletos tuvieran alguna similitud con la raza humana.

    Solamente una particularidad los diferenciaba del esqueleto humano, y eran los huesos del costillar no estaban unidos formando una protección para los pulmones, sino que estaban abiertos.

    El ver eso hizo que Alison e Ismael recordaran algo que habían visto anteriormente.

    — Nosotros vimos algo parecido el día en el que Cybershark nos capturó — decía Ismael recordando lo ocurrido ese día — ¿Verdad, Alison?

    — Así es — respondió la novia de Ismael — El lugar que nos tocó explorar tenía algunos esqueletos muy parecidos a estos.

    — Probablemente pertenezcan a los Boek — respondía Kate — Si ellos se extinguieron, puede que estos esqueletos sean sus restos.

    — Tiene sentido — decía Tiana ante la conclusión de su compañera — Pero me pregunto que los habrá matado.

    — ¿Crees que haya sido alguna sustancia o algo? — preguntaba Asher algo asombrado de ver esos esqueletos tirados en el suelo.

    — De cualquier forma, no hay de qué preocuparse — respondió Ismael — Alison y yo nos encontramos con algunos parecidos a ellos hace días y no nos pasó nada. No creo que corramos peligro de que alguna sustancia tóxica esté aquí.

    — Entonces sigamos — respondía Tiberio empezando a avanzar a la escalera.

    Todos los soldados pasaron por al lado de los esqueletos tirados en el piso, mucho más tranquilos luego de escuchar que Ismael y Alison se habían encontrado con ellos y no había sucedido nada.

    Sin que nadie se diera cuenta, los nueve esqueletos que estaban en el lugar empezaron a ponerse de pie silenciosamente en el instante en el que todos habían pasado de largo. Antes de darles tiempo a seguir avanzando, los esqueletos dieron un grito muy fuerte al mismo tiempo que saltaron sobre los soldados.

    — ¡¿Qué?! — gritó Asher algo asustado por el grito.

    Los esqueletos realizaron un movimiento ágil y subieron a las espaldas de los soldados. Inmediatamente envolvieron el cuello de sus objetivos con su brazo izquierdo, mientras que con el derecho sujetaban el brazo derecho de sus presas, evitando que pudieran alcanzar sus armas. Una vez que se sujetaron firmemente, cerraron los huesos de su costillar, y empezaron a asfixiar lentamente a los soldados, que intentaban inútilmente escapar de ellos.

    — ¿Qué… son estas cosas? — decía Morani con problemas para respirar dado a la presión que los esqueletos ejercían sobre su cuerpo.

    — No…alcanzo…mi espada — se quejaba Tiberio empezando a quedarse sin aire tratando de tomar su arma con su brazo, ahora sujetado por la extraña criatura.

    — Kate… — decía Asher estrechando su brazo izquierdo tratando de alcanzar a la chica.

    — ¡Asher…no! — Kate empezaba a desesperarse sintiendo como perdía aire a cada minuto.

    — ¡Tiana! — gritó Uriel haciendo un esfuerzo vano por quitarse al esqueleto de encima.

    Con cada segundo que pasaba, la presión de los esqueletos sobre los chicos era mayor y el aire se les estaba acabando. Los esqueletos, sabiendo que les faltaba poco para asesinar a sus víctimas, decidieron hablarles en un tono triunfante.

    — Invasores no son bienvenidos aquí — fueron las palabras que tradujo el traje de protección — Ahora morirán.

    Uriel, Alison e Ismael habían caído de rodillas al suelo ya muy cansados del forcejeo. Tiberio sentía que ya no podía seguir respirando y no tenía la fuerza suficiente para alcanzar su espada, por lo que decidió intentar una última cosa. Juntando toda la fuerza que le quedaba en las piernas, dio un salto hacia atrás, golpeando su propia espalda contra la pared. El golpe fue muy efectivo y el esqueleto se rompió un par de huesos, lo que le permitió soltarse. Rápidamente, Tiberio activó su escudo y le dio un fuerte golpe al esqueleto, partiéndole el cráneo.

    Sin perder el tiempo, sacó su espada y fue a socorrer a sus compañeros.

    — ¡Sixto! — gritó el rompe huesos.

    Sixto dio un giro rápido sobre su cuerpo y posteriormente Tiberio usó su espada para destruirle el cráneo. Tiberio y Sixto, ahora libre, ayudaron a Uriel, Ismael y Alison, quienes eran los que estaban en peligro. Una vez que los esqueletos que los sujetaban estaban muertos, los chicos fueron a ayudar a sus compañeros.

    Sixto liberó a Morani y Tiberio liberó a Tiana. Uriel corrió hacia el esqueleto que estaba asfixiando a su hermano y lo partió en dos con su espada teniendo cuidado de no lastimar a Asher. Una vez que su hermano quedó libre, Uriel se dirigió al que sostenía a Kate y le dio un fuerte golpe en la cabeza con su espada, rompiéndole el cráneo en varios pedazos.

    — ¿Estás bien? — le preguntó Asher muy preocupado a Kate.

    — Sí… — respondió Kate abrazando a su compañero muy asustada — Creí que ibamos a morir.

    Alison y Tiana abrazaron a Ismael y Morani de la misma forma en que Kate lo había hecho con Asher. Las parejas estaban muy asustadas por lo que había pasado, dado a que estuvieron a muy poco tiempo de perderlo todo. Uriel y Sixto se sostuvieron mutuamente para no caer al piso por la falta de aire, mientras que Tiberio se apoyó sobre una pared y comenzó a toser.

    — Casi nos matan — decía Tiberio empezando a recuperar el aire.

    — ¿Qué eran esas cosas? — preguntó Tiana aun asustada, en brazos de Morani.

    — No lo sé — respondió Ismael — Pero no entiendo que fue lo que pasó. Los que encontramos hace días no nos atacaron.

    — ¿Creen que el arma esté aquí después de todo? — preguntaba Uriel.

    — No lo sé — respondió Sixto — Pero si intentaron matarnos es porque tienen algo muy valioso aquí.

    Una vez que todos recuperaron el aire, decidieron subir las escaleras hacia la parte de arriba, el cual era el cuarto y último piso de la pirámide. En ese piso había varias máquinas, las cuales estaban en funcionamiento, incluso aunque nadie las estuviera manejando.

    El ver todo esto asustó a los chicos. No podían ver el arma Boek por ningún lado. Lo único que veían eran las máquinas y computadoras del lugar realizando procesos desconocidos para los humanos. Dado a que las máquinas no estaban siendo controladas por nadie, asumieron que estaban realizando alguna clase de proceso temporal.

    En la pared al final de la pirámide, había una pantalla muy grande comparada con las demás. El tamaño de esta les llamó la atención a todos los soldados, que se acercaron a dicha pantalla sin bajar la guardia para evitar una situación como la que habían pasado recientemente. En la pantalla podían ver un texto formado por cuatro palabras desconocidas.

    — Intenten usar el traductor de sus trajes para ver que dicen esas palabras — decía Tiberio — El mío no viene equipado con un traductor de texto.

    — Aquí dice “La transmisión ha finalizado” — respondió Alison.

    — ¿Qué transmisión? — preguntaba Uriel muy confundido — ¿Qué es este lugar? ¿Y quiénes eran esas criaturas?

    — Eso no importa ahora — decía Tiberio rompiendo la pantalla utilizando su espada — Será mejor destruirlo.

    El resto de los soldados decidieron hacer caso a su compañero. Cada uno de ellos tomó su espada y la utilizó para destruir una máquina o computadora distinta. No había forma de saber de quienes eran todas esas máquinas, ni para que servían; pero lo mejor sería destruirlas en caso de que tuvieran algún fin que pudiera ser perjudicial para ellos en alguna forma.

    […]

    Varios kilómetros lejos de esa pirámide, había dos esqueletos en el interior de una habitación de tamaño mediana. Uno de ellos tenía puesta una capa de color negro, cosa que lo diferenciaba del resto de los esqueletos, los cuales no usaban nada.

    Ambos esqueletos estaban mirando un video, en el cual se podía ver a varios miembros de su raza siendo asesinados por otros guerreros de una raza desconocida para ellos. Los guerreros desconocidos portaban espadas. Una vez que el video terminó, el esqueleto que llevaba una capa negra habló con el otro que estaba al lado suyo.

    — Haz una comparación entre las criaturas que aparecen en este video con los archivos de nuestra base de datos — dijo el esqueleto que llevaba capa en su idioma característico.

    — Enseguida, Cleexor — le respondió el esqueleto tecleando un código en una computadora.

    La máquina que tenían en esa habitación empezó a comparar la imagen de los guerreros que aparecían en el video con las imágenes de varios ejemplares de otras especies, con el objetivo de buscar alguna coincidencia. En solamente tres minutos, la máquina devolvió los resultados.

    — La máquina dice que la raza que aparece en este video se hacen llamar como “humanos” — le dijo el esqueleto que realizó el análisis con la computadora — Su planeta de origen recibe el nombre de Tierra.

    — Humanos de la Tierra — respondía Cleexor luego de escuchar el resultado del análisis — Pon a todos en alerta. Ya atacaron nuestra pirámide. No quiero que ataquen el resto de nuestros edificios de investigación.

    Una vez que su sirviente se retiró del lugar, Cleexor quedó solo en esa habitación.

    — Humanos… — decía mientras reflexionaba — ¿Qué están haciendo en mi planeta?
     
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    Bahamut

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    Buen capitulo.

    Primero me sorprendieron las nuevas criaturas que son los esqueletos, por eso es que me gusta este planeta siempre tiene algo nuevo que ofrecer. Ahora, el que tiene problemas de los hermanos es Uriel, pero la chica que le gusta ya tiene a otro en la mira; por tanto, su situación es más difícil. Lo otro es que casi matan al equipo de investigación lo que hace las cosas más interesantes, ya que Hkras y compañía se toparan con una sorpresa cuando se topen con los esqueletos.

    Me quedo a ver que sigue con la aparición de los personajes nuevos.

    Saludos y suerte.
     
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  12. Threadmarks: Criaturas - Parte 4: Los tigrazules
     
    Agus estresado

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    Bueno, seguramente se pregunten como es que publico en esta historia con mucha frecuencia. Hay una razón lógica que lo explica todo perfectamente. Tiempo libre. Tengo mucha inspiración para esta historia, pero también tengo mucho tiempo libre. En estas vacaciones me aburro demasiado, y mi computadora tiene problemas lo cual no me permite jugar a ningun videojuego (creanme, su fuera por mi yo me quedaria hasta las cuatro de la mañana jugando).

    Con todos los problemas que no me permiten jugar que tiene mi computadora, lo único que encuentro para hacer en las noches es ponerme a escribir. Escribo la historia porque literalmente no tengo nada más que hacer durante las noches (lo cual es triste en alguna forma).

    Esa es la razón mas allá del hecho de que estoy inspirado y de que esta historia la vengo planificando desde hace mucho.

    Terminada esta explicación, los dejaré leer el capítulo.


    Criaturas – Parte 4: Los tigrazules

    Las palabras de los soldados al regresar a la nave dejaron verdaderamente sorprendido a Simón, como también a Nikolai y Benjamín. El hecho de que unas criaturas con forma de esqueleto estuvieran con vida aun sin sus órganos, y no solo eso, sino que también fueran tan fuertes como para casi asesinar al grupo les parecía algo aterrador. Pero más allá de todo esto, el verdadero misterio era lo que estas criaturas estaban haciendo en la pirámide con todas esas máquinas. Si habían intentado matarlos quiere decir que tenían algo que valía la pena proteger ahí adentro.

    Simón necesitaba tiempo para decidir cuál sería el próximo movimiento de sus soldados. Habiendo explorado la pirámide, ya no tenían ningún lugar que sea candidato para tener el arma, lo cual significaría que deberían volver a explorar el planeta en su búsqueda. Sin embargo, no se podía ignorar la existencia de esa pirámide ni la posibilidad de que hubiera otro lugar como ese en alguna parte del planeta. Es posible que en alguna otra zona existan aún más de esos esqueletos, sin mencionar a los gyot, y a las máquinas de ejecución de las cuales no se sabía dónde estaban.

    La única ventaja que tenían era que Hkras se había marchado. Todo lo demás eran cosas que complicaban al grupo. Simón consideró la idea de volver a pedir refuerzos, sin embargo no sería lo más prudente ahora que no se sabía la ubicación de Hkras. Todos los soldados se fueron a dormir mientras que Simón estuvo la mayor parte de la noche ideando alguna estrategia que les permitiera seguir explorando el planeta sin ponerlos en peligro.

    Al día siguiente, todos se reunieron nuevamente en la sala central, esperando cuales serían las órdenes de la espada de plata.

    — He pensado en algo que podría servirnos para la misión — les decía Simón.

    — ¿Qué es exactamente? — preguntaba Benjamín.

    — El día de hoy los voy a dividir en tres equipos — respondió la espada de plata — Dos equipos de tres soldados y un equipo de cinco. Los dos equipos de tres soldados van a explorar el planeta, no solamente buscando lugares en donde podría estar el arma, sino también una ubicación segura para la nave. Sabemos que no está en esta zona y no hay razón para quedarnos aquí. Mientras tanto, el equipo de cinco soldados seguirá explorando la zona en donde se encontró la pirámide. Buscarán algún otro edificio o construcción similar. Si hay más como esa, no podemos ignorarlas.

    — ¿Quiénes irán en cada equipo? — preguntaba Alison.

    — Vayan a la sala de vehículos, en cuanto yo los nombre ustedes saldrán — respondió Simón.

    Los soldados obedecieron y se prepararon para salir. Nikolai y Benjamín, quienes se habían quedado atrás el día anterior tenían curiosidad por ver como se veían los esqueletos realmente, aunque preferían no ser atacados por ellos.

    La puerta se abrió y la plataforma de descenso tocó el suelo del planeta.

    — Tiberio, Kate y Tiana irán hacia el sur — indicaba Simón — Ustedes serán el primer equipo de exploración.

    Tiberio fue el primero en salir. Tiana se despidió de Morani con un beso. Uriel lo vio, y creyó que todo esto era a propósito solo para molestarlo. Kate no quiso despedirse de Asher con un beso porque creyó que Nikolai podría verlo, así que se limitó a una sonrisa, la cual pasó desapercibida por el chico ruso. Asher le devolvió la sonrisa a la chica y además, le guiñó un ojo.

    — Sixto, Ismael y Alison irán hacia el oeste — repetía Simón.

    — Tengan cuidado si se encuentran con esos esqueletos — respondió Sixto saliendo de la nave.

    — Gracias, y recuerden tener cuidado con los gyot — respondió Asher en forma amistosa.

    — Ahora que sabemos su debilidad, no deberían ser un problema — respondió Ismael marchándose.

    — Que tengan suerte — dijo Alison siguiendo a su novio.

    Una vez que todos se marcharon, solamente quedaban Asher, Nikolai, Uriel, Morani y Benjamín; a los cuales les tocaría explorar los alrededores de la pirámide. Nikolai y Benjamín estaban satisfechos de saber que tendrían una oportunidad de encontrarse con los esqueletos.

    Los cinco soldados partieron hacia el lugar.

    […]

    Tiberio, Kate y Tiana conducían sus vehículos hacia la zona sur. El camino que recorrían estaba totalmente vacío. Había un par de desniveles en esa zona, pero no era problema para vehículos como los suyos.

    Tiana quiso hablar con Kate sobre la forma en la que la chica se despidió de Asher.

    — Dime, Kate, ¿acaso Asher y tú no son pareja todavía? — preguntó Tiana algo intrigada.

    — Claro que lo somos — respondió Kate — ¿Por qué preguntas?

    — Por la forma en la que te despediste de él — respondió Tiana — Es raro que no lo hayas saludado con un beso.

    — Es que no quería que Nikolai lo viera — respondió la chica de Francia.

    — ¿Por qué no? — preguntaba Tiana — Sería mejor que él viera que tú ya tomaste una decisión. Si no lo sabe, seguirá hablando contigo.

    — No quiero hablar con él — respondió Kate recordando las mentiras que el chico le había dicho.

    — ¿Cuál es el motivo? — preguntaba Tiana.

    — Te lo explicaré — respondió Kate.

    Tiberio lamentaba un poco el haber tenido que ir en una misión con dos chicas. A él nunca le habían importado las relaciones románticas, el creía que solamente distraían a los soldados del objetivo real. Entendía que no podía prohibir que los soldados se relacionaran entre sí, porque, después de todo, seguían siendo humanos. Y en cualquier circunstancia, eso era lo que los humanos hacían. Pero aun así lamentaba el tener que estar con las chicas, lo cual no quiso decir que no escuchó la explicación de Kate.

    Después de escuchar lo que Nikolai había hecho, Tiberio se sorprendió un poco. Después de hablar con él se sabía que no era la persona más seria del mundo, pero nunca creyó que inventaría una mentira aprovechando la muerte de una de sus compañeras.

    […]

    Sixto, Ismael y Alison avanzaban a velocidad moderada por la zona oeste de donde se encontraba la nave. Sixto ahora iba con mucho más cuidado. En menos de una semana, Cybershark, los gyot y unos esqueletos lo habían tomado por sorpresa, y en las tres ocasiones estuvo a punto de morir. Ya no quería que eso le siguiera pasando, se sentía algo avergonzado por el hecho de tener que depender siempre de sus compañeros. Quería ser una adición al equipo, y sabía que manteniéndose atento a todo lo que transcurría en su alrededor podría lograrlo.

    Alison e Ismael iban detrás de su compañero a la misma velocidad. Al igual que él, no se sentían lo suficientemente seguros de su rendimiento. Las máquinas de ejecución y los esqueletos lograron capturarlos, a pesar de que iban juntos en las dos ocasiones. Ellos dos ya tenían planeada una vida para cuando Hkras fuera eliminado y la Tierra pudiera vivir en paz, pero sabían que si no tenían el cuidado suficiente, todo eso podría irse en un segundo.

    — ¿Ustedes creen que encontraremos el arma pronto? — preguntaba Ismael — Sé que llegamos aquí unos cinco días después que los otros chicos, pero aun así ya estoy harto de esto. Estoy harto de estar en un planeta desconocido, buscando un arma también desconocida, poniéndome en peligro de criaturas desconocidas.

    — A mí tampoco me gusta esto — respondió Sixto — Pero estamos haciendo esto por una razón. Todos los que estamos aquí somos de los mejores soldados que tiene la FOT por el momento. No creo que nadie más pueda hacer algo como esto si no lo hacemos nosotros.

    — Eso es verdad, pero aun así no me hace sentir mejor sobre estar en este planeta — respondió Alison — Quisiera que hoy fuera el día en que encontráramos el arma, para poder regresar a la Tierra. Mientras más tardemos en encontrarla, más tardaremos en regresar.

    — Yo también quiero volver a casa — respondió Sixto algo pensativo — Tengo a mi esposa y a mi hija esperando por mí. Solamente quiero regresar con ellas.

    — ¿Tienes esposa y una hija? — preguntaba Ismael algo sorprendido — Pero aun eres joven.

    — Lo sé — respondió Sixto — Todavía no he cumplido treinta años. Pero ella y yo nos amábamos y queríamos tener una familia. Una familia como la que ustedes quieren tener. Ahora mismo, la única razón que me motiva a seguir en este planeta, y encontrar esta arma desconocida son ellas. Quiero regresar y decirles que tendremos una vida tranquila y que ya no tendremos que preocuparnos por los vofkridianos nunca más. Tener una vida tranquila como era antes de que ellos llegaran es lo que yo quiero. Desde que nací he vivido con miedo de que ellos se aparezcan. Pero no podemos quedarnos así. Tenemos que pelear por nuestros seres queridos. Es por eso que ahora mismo estoy conduciendo despacio. Las tres veces que me atacaron fueron tres veces que casi pierdo la vida. No quiero imaginar lo que sería para mi esposa cuidar de nuestra hija sola si yo muero aquí.

    — Es por eso que debemos encontrar el arma rápido — respondió Ismael — Cuando la tengamos, volverás con tu familia.

    Los tres chicos, ahora con una concepción diferente acerca del objetivo de esta misión continuaban la exploración en busca de algún lugar en el cual el arma pudiera estar escondida.

    Pasó un largo rato hasta que vieron algo extraño a lo lejos. Cuando se acercaron un poco más vieron un pozo de un tamaño enorme. Para no correr peligro, detuvieron sus vehículos y se aproximaron caminando para observarlo más de cerca. Ya habían visto un pozo parecido a ese hace algunos días, pero no creían que volverían a encontrarse con otro, y menos en esa zona. Llegaron a pensar que se trataría del mismo pozo y que habían llegado hasta él por otro camino, pero los vehículos no tenían mapas trazados de esa zona, lo cual quería decir que no habían estado ahí antes.

    — ¿Otro más? — preguntaba Ismael — Creí que solo era uno.

    — Quizá esos dos pozos no sean los únicos — decía Sixto mirando el pozo detenidamente — Me pregunto que habrá ahí abajo.

    — Se ve muy profundo para entrar a ver — respondía Alison — ¿Y si el arma Boek está ahí?

    — ¿En las profundidades? — preguntaba Sixto — Dios, espero que no. Pero es probable. Si ellos se extinguieron, tal vez su última acción fue esconderla ahí abajo para que nadie la encontrara.

    Los tres chicos se quedaron mirando el pozo por unos minutos y luego se retiraron. Para no correr ningún peligro con sus vehículos, rodearon el pozo varios metros por los costados y después siguieron su camino.

    […]

    Asher, Nikolai, Uriel, Morani y Benjamín estaban pasando de largo la pirámide. Benjamín y Nikolai estaban sorprendidos por el gran tamaño de la pirámide, ya que ninguno de ellos la había visto todavía. Asher, Uriel y Morani la miraron recordando su encuentro con los esqueletos.

    — Ayer este lugar pudo haber sido nuestra tumba — decía Uriel muy pensativo recordando la pelea.

    Morani, luego de escuchar las palabras de Uriel, recordó perfectamente algo que él había dicho luego de que los esqueletos los tomaron por sorpresa, por lo que se acercó a él para hablar.

    — Uriel, quiero hablar contigo — le decía Morani aproximando su vehículo al de su compañero.

    — Seguro, ¿qué es? — preguntó Uriel sin saber qué era lo que quería.

    — Seré directo — le dijo Morani — Porque yo lo sé y tú también lo sabes. Te gusta Tiana.

    — ¿Qué? — preguntó Uriel intentando ocultar que eso era verdad.

    — No finjas que no es así — respondió Morani — Ayer cuando fuimos atacados, tú gritaste su nombre tratando de alcanzarla. Además, cuando vinimos aquí por primera vez, cuando tu quad volcó, te caíste al suelo y ella quiso ayudarte a ponerte de pie. Pero te tomaste tu tiempo en hacerlo, incluso aunque el choque no fuera gran cosa.

    — De verdad no podía levantarme de inmediato ese día — respondió Uriel esforzándose en mentir — Y traté de ayudarla como lo habría hecho con cualquiera.

    — ¿Entonces por qué no gritaste el nombre de tu hermano? — preguntó Morani poniendo en evidencia a Uriel — No puedes engañarme. Ella te gusta y tú lo dejaste claro.

    — Está bien, lo admito — decía Uriel — Tiana me gusta. ¿Cuál es el problema con eso?

    — El problema es que ella es mi novia — respondió Morani — Asher y Nikolai se pusieron a pelear en la cueva luego de que Naomi murió, pero yo sé que el hecho de que a ambos les gusta Kate tuvo más que ver con eso. Sé que tú tal vez no seas como tu hermano, pero no quiero que tú y yo empecemos a pelear por Tiana. Ella es mi novia. No le gustas, o de lo contrario, ella no habría empezado a estar conmigo. Lo que significa que tú no tienes nada que hacer con ella. No te pido que la olvides o que deje de gustarte, pero sí te voy a pedir que no te acerques a ella.

    Uriel no quería seguir hablando sobre la chica que le gustaba con su “novio”. No quería tener ningún tipo de problema. Su malestar respecto a la situación ya era suficiente, por lo que simplemente asintió y se apartó de Morani.

    Nikolai y Asher escucharon la conversación, aunque parecía que estaban concentrados mirando el camino. Nikolai pensó en alguna forma de utilizar la situación entre Morani, Tiana y Uriel a su favor, mientras que Asher sentía pena por su hermano. Uriel nunca había mostrado interés en una chica antes por diversos motivos. Tiana era la primera en la que su hermano se había fijado, y no tenía ninguna oportunidad de estar con ella. Ni siquiera decirle lo que pasaba.

    Benjamín era el único de ellos que no escuchó esta conversación. Él estaba concentrado mirando el camino. No se había encontrado con los esqueletos el día anterior, pero la batalla con los gyot era más que suficiente para él. No quería volver a ser herido por ninguna criatura, lo cual lo mantenía alerta.

    Los cinco soldados continuaron avanzando hasta que llegaron a una zona donde el bosque se empezaba a mezclar con montañas. Del lado izquierdo había algunas montañas de tamaño pequeño, mientras que del otro se seguían viendo árboles pertenecientes al bosque.

    Sabiendo que podría ser un lugar habitado por los gyot al ser parecido al bosque en donde se los habían encontrado, todos tomaron sus espadas. Con una mano las sostenían y con otra conducían los vehículos. No les molestaba el andar despacio, ya que creían que lo mejor para todos sería avanzar con cuidado.

    En un momento, escucharon un fuerte rugido proveniente de una de las montañas.

    — Eso no suena como un gyot — decía Asher levantando la vista — ¿Qué es lo que está haciendo ese ruido?

    — ¡Hermano, mira! — señaló Uriel hacia una de las montañas.

    Los chicos se asombraron mucho cuando vieron al causante de los ruidos. De pie, en una de las rocas de las montañas veían una criatura que no habían visto antes, pero con una apariencia familiar. La criatura que rugió era muy parecida a los tigres que habitaban en la Tierra, excepto por dos diferencias importantes. Su piel era igual a la de estos animales, pero el color de su pelaje era azul; y en lugar de apoyarse en sus cuatro patas, este estaba erguido, como si fuera un humano.

    Los soldados estaban asombrados de encontrar en un planeta tan lejano una criatura similar a un animal que habitaba en su planeta. La criatura los vio por unos segundos, y se retiró del lugar huyendo por las montañas, a pesar de que ninguno de los soldados hizo un movimiento sospechoso.

    — ¿Cómo es posible que tengan una criatura así aquí? — preguntaba Benjamín — ¿Creen que tengan algún parecido con los tigres de la Tierra, más allá de los que ya vimos?

    — Estoy seguro de que deben tener algo en común más que solo su apariencia — respondió Nikolai — Pero el tigrazul ya se fue y no podremos averiguarlo.

    — “Tigrazul” — pronunciaba Morani — Es un buen nombre para ellos.

    — ¿Creen que sean agresivos como los gyot o los esqueletos? — preguntaba Asher.

    — No creo que nos ataque — respondió Nikolai — En lugar de llamar a más de su especie se fue del lugar. Es posible que hay regresado con los suyos.

    — Entonces, mientras no nos acerquemos a ellos no correremos peligro — decía Uriel — Lo que quiere decir que podremos seguir adelante.

    Los chicos aceleraron para continuar explorando el lugar. Considerando lo que Nikolai había dicho, decidieron no ir buscando al tigrazul otra vez. Si quisiera atacarlos, pudo haberlo hecho en cualquier momento, pero aun así se retiró del lugar. Eso los tranquilizaba. Creyeron que finalmente se habían encontrado con una raza que no quería eliminarlos, y ellos estaban dispuestos a que las cosas permanecieran así. No necesitaban ganarse otro enemigo más.

    Tras conducir unos cuantos metros más, las montañas habían llegado a su fin y el bosque también. Ahora tenían en frente un camino en el cual solamente había piedras de gran tamaño y árboles muy distanciados entre sí. Avanzaron tranquilos de saber que no se habían encontrado con más tigrazules como el anterior, lo cual significaba que no correrían peligro. Sin embargo, las cosas no fueron de esa forma. Cuando avanzaron más adelante, había dos trigrazules de pie sobre una roca distinta cada uno. Los soldados bajaron la velocidad para que no interpretaran su avance como una acción hostil.

    Uno de ellos le rugió al grupo y después saltó hacia ellos intentando atacarlos. El ataque iba dirigido a Uriel. El soldado saltó rápidamente de su quad haciéndose a un costado. Asher, Nikolai, Morani y Benjamín bajaron de sus vehículos rápidamente y levantaron sus armas. No iban a atacarlos, pero si era necesario, se iban a defender.

    El otro tigrazul dio un salto hacia Nikolai intentando atacarlo. El chico ruso se preparó, y en el momento en el que la criatura estuvo cerca de él, dio un salto hacia el costado moviendo sus brazos en dirección hacia su atacante; esquivando el ataque del enemigo mientras realizaba un ataque el también. Con su espada golpeó al tigrazul en el hombro, provocándole una pequeña herida.

    Ahora ambos tigrazules estaban de pie frente a ellos. Luego de uno de ellos notó que perdía algo de sangre de su brazo, ambos les rugieron hacia los humanos.

    — ¡No queremos pelear con ustedes! — les gritaba Asher esperando que estos pudieran entender.

    El atacante que no estaba herido saltó sobre Asher. El chico estadounidense no quería lastimar al tigrazul, por lo que esquivó el ataque y lo hizo retroceder dándole una patada en el estómago. Los dos “animales” volvieron a rugir y se preparaban para atacar nuevamente cuando escucharon una voz que los detuvo.

    — ¡Ya basta! — se escuchaba un grito — ¡Titao, Tun, no los ataquen!

    Los dos trigrazules retrocedieron al escuchar esa voz, mientras que los soldados de la FOT estaban verdaderamente confundidos con lo que pasó. Entonces, otro tigrazul apareció desde atrás de ellos. Este se veía más grande que los dos anteriores, y a diferencia de ellos, los humanos pudieron entender sus palabras.
     
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    El tiempo libre es un bien escaso y hay que saber cómo usar este recurso. Del cual últimamente no dispongo en gran medida :(.

    Tigrazul la nueva especie del planeta Boek y además hablan en un lenguaje que los humanos puedan comprender, interesante. Ahora, tenemos también un pozo recién descubierto y a Tiberio haciendo un mal trió con una pareja de chicas. De momento espero que los humanos se puedan conseguir algún aliado, de otra forma, las cosas se irán tornando cada vez más peligrosas. La otra opción es seguir llamando refuerzos y esa alternativa comienza a cobrar cada vez más fuerza.

    Sin más que agregar.

    Saludos y suerte.
     
  14. Threadmarks: Criaturas - Parte 5: Ciudad de los huesos
     
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    Bueno, dado a mi exceso de tiempo libre, ya tengo listo el nuevo capítulo de la parte Criaturas. Les aviso que este capítulo será mucho más diálogos que narración. Eso es porque explica ciertas cosas relacionadas con la nueva raza que apareció en el capítulo anterior.

    Espero que aun asi puedan disfrutarlo.

    Criaturas – Parte 5: Ciudad de los huesos

    Los cinco soldados estaban sorprendidos de que una criatura que habitara en planeta que se encuentra tan lejos del suyo pudiera hablar su mismo idioma. El tigrazul se paró en frente de los soldados mientras que los otros dos tigrazules se pusieron detrás de él. El que estaba al frente era más alto que los otros dos, y tenía una mirada seria pero que al mismo tiempo expresaba confianza.

    — ¿Quiénes son ustedes? — preguntó el tigrazul a los soldados.

    Los chicos seguían tan sorprendidos de que la criatura pudiera hablar su mismo idioma, y aún más, de que tuviera un gran parecido a los tigres de la Tierra, por lo que no pudieron responder. El tigrazul dio un rugido pequeño y repitió la pregunta que había hecho. Sabían que tenían que responder.

    — Somos humanos — respondió Asher hablando por todos sus compañeros — Nosotros no somos de este planeta. No hemos venido aquí a lastimarlos.

    — ¿Y qué los hizo venir de otro planeta hasta aquí? — preguntó el tigrazul.

    — En este lugar existe un arma muy poderosa — respondió Nikolai — Y la necesitamos para detener a un ser que amenaza al nuestro. Nosotros no hemos venido aquí para hacerle daño a nadie. Solo queremos el arma y nos marcharemos.

    — ¿Qué clase de ser amenaza su planeta? — le preguntaba el tigrazul lleno de preguntas.

    — Su nombre es Hkras — respondió Uriel — Él y sus soldados van conquistando los planetas en los cuales encuentren vida inteligente. Nuestro planeta se convirtió en uno de sus objetivos. Desgraciadamente, no podemos detenerlo por nuestra cuenta, por lo que vinimos a este planeta para encontrar el arma y marcharnos.

    — No tuvimos la intención de lastimarnos, solamente nos defendíamos — respondió Morani haciendo referencia al combate corto que habían tenido con los otros tigrazules.

    El tigrazul que estaba en frente de ellos se dio la vuelta y miró al que había sido herido por Nikolai. El ser herido dio un rugido pequeño, en el cual el tigrazul más grande entendió que los humanos estaban siendo sinceros con ellos.

    — Vengan conmigo — respondió el tigrazul dándose la vuelta y empezando a caminar por donde vivo — Será mejor que aclaremos todo de una vez.

    Los cinco chicos estaban algo confundidos, pero sabían que no podían quedarse ahí parados como si nada, por lo que empezaron a seguir al tigrazul que estaba frente a ellos. Esta nueva criatura que habían encontrado sabía mucho sobre ellos, pero ellos no sabían demasiado de él, por lo cual avanzaron con cuidado y sin bajar la guardia en ningún momento, y listos para acelerar o defenderse si las cosas salían mal.

    Tras recorrer una distancia algo corta, llegaron a una pequeña cueva en las montañas. Los tigrazules entraron primero y los soldados los siguieron. Esa cueva era un túnel. Al salir de este, los chicos vieron una zona de árboles distanciados entre sí, un campo amplio y un pequeño río. En este lugar había varios tigrazules, una gran cantidad. La nueva raza se alarmó un poco cuando vieron a los humanos superando en número a tres de los suyos, lo cual los llevó a la conclusión de que estarían bajo ataque. Sin embargo, el que iba al frente los tranquilizó.

    — No se asusten — decía el tigrazul, el cual, parecía ser el líder — Ellos no están aquí para lastimarnos.

    Todos los tigrazules cambiaron su actitud después de oír las palabras del que podía entender el lenguaje humano. Estaba claro para todos que él era el líder.

    Algunos tigrazules se acercaron hasta los humanos para poder verlos más de cerca, mientras que otros se quedaron atrás.

    — Aquí es donde vivimos — les decía el tigrazul mostrándoles su confianza.

    — Es un buen lugar — decía Benjamín mirando alrededor — Tienen una fuente de agua permanente, y están protegidos por las montañas.

    — Las montañas nos protegen de los feroces — dijo el tigrazul llamando la atención de los humanos.

    — ¿Quiénes son los feroces? — preguntó Asher algo confundido.

    — Son seres que son muy hostiles con nosotros — decía el líder de los tigrazules — Existen dos clases de feroces. Los que son de gran tamaño y se mueven en cuatro patas, y los que están hechos de huesos.

    — Nosotros también nos hemos encontrado con ellos — decía Uriel — Los dos nos han atacado apenas nos vieron. Ustedes son diferentes.

    — Necesitamos comer para vivir, lo cual los convierte a ellos en nuestra presa — respondía el líder — Pero nunca atacamos a los que no nos atacan. Y ustedes nunca intentaron atacar a los míos.

    — ¿Cómo te llamas? — preguntaba Nikolai queriendo saber el nombre de la criatura con la que hablaba.

    — Mi nombre es Blurg — respondió el tigrazul — Soy el líder de esta manada. ¿Quién es el líder de ustedes?

    — No está con nosotros ahora — respondió Morani — No somos los únicos soldados que vinimos a buscar el arma. Somos más, pero nos separamos para cubrir más terreno.

    — ¿Y qué es lo que van a hacer cuando encuentren el arma que están buscando? — preguntaba Blurg.

    — Nos iremos de vuelta a nuestro planeta — respondió Benjamín — Y cuando nuestro enemigo aparezca para atacar, lo derrotaremos.

    — ¿Ustedes creen que su enemigo intente atacarnos a nosotros también? — preguntó Blurg, quien estaba lleno de preguntas para los humanos.

    — Él ya estuvo en este planeta, pero no es de su interés — respondió Asher — Él cree que todas las criaturas aquí son primitivas. No intentará atacar a alguien a quien no puede aprovechar.

    — Dime Blurg — decía Nikolai que tenía ganas de preguntar algo — ¿Cómo es que tú eres el único que habla?

    — Es por esto — decía Blurg señalando su cuello.

    Asher, Uriel, Nikolai, Morani y Benjamín miraron atentamente el cuello del tigrazul líder y pudieron observar que tenía un pequeño aparato rodeándolo, el cual no habían visto dado a su tamaño.

    — Una vez que me puse esto logré entender todo lo que los feroces esqueléticos dicen — respondió Blurg — Me lo quedé para poder descubrir que planes tenían, pero se ve que ellos saben que lo tengo, y decidieron quedarse callados cuando me acerqué a ellos.

    Las palabras del tigrazul le llamaron mucho la atención a los chicos. Según lo que Blurg decía, ese artefacto no había sido creado por él, sino por alguien más, lo cual quería decir que había un lugar en el cual se podía encontrar tecnología.

    — ¿En dónde fue que lo encontraste? — preguntó Asher.

    — Es un lugar que está muy lejos de aquí — les decía Blurg — Pero es demasiado peligroso. Una vez yo iba de cacería cerca de ese lugar, y fue ahí cuando encontré esto tirado en el suelo. Lo tomé pensando que sería útil. Luego de eso me encontré con una enorme “zona” la cual estaba llena de feroces esqueléticos. Quise entrar ahí para ver que podía descubrir, pero ellos me atacaron.

    — Eso quiere decir que ese es el lugar en donde está el arma Boek — respondió Nikolai después de escuchar al tigrazul — Si atacan a cualquiera que se acerque a ellos es porque están escondiendo algo importante.

    — Lo encuentro muy posible — decía Uriel — Eso explicaría la pirámide. Seguramente es un puesto de vigilancia. Y probablemente la transmisión que se envió cuando estuvimos ahí llegó a ese lugar.

    — Todo concuerda — respondía Asher — La pirámide, su conducta agresiva, la transmisión…el arma Boek debe estar ahí.

    — ¿Sabes cómo llegar a ese lugar? — le preguntó Benjamín a Blurg.

    — Sé cómo llegar hasta allá, pero no creo que les pueda explicar muy bien — respondió el tigrazul — Solamente he ido una vez. Sinceramente, no tengo motivos para regresar a ese lugar.

    — Entonces llévanos hasta allá — le decía Morani — Sería de gran ayuda que lo hicieras. No tienes que entrar a buscar el arma con nosotros, solo llévanos y nosotros haremos el resto.

    Las palabras de los chicos hicieron pensar al tigrazul. Los cinco soldados esperaban que la respuesta fuera un sí, o de lo contrario tendrían que dedicar su día de exploración para encontrar ese lugar, y después gastar otro día más buscando ahí.

    Blurg tuvo una idea para poder cooperar con los humanos y que ambas partes salieran beneficiadas.

    — Está bien — respondió Blurg a la petición de los chicos — Pero haremos un trato. Yo y varios de los míos iremos con ustedes hasta allá y los ayudaremos a buscar el arma a cambio de que nos ayuden a eliminarlos. Mi raza vive con el miedo constante de que seamos atacados por esas criaturas, y si conseguimos pelear juntos es seguro que los derrotaremos. Ustedes tendrán el arma y nosotros un problema menos del cual preocuparnos.

    Los chicos pensaron que se trataba de una muy buena idea realmente. No solo porque tendrían más posibilidades de encontrar el arma, sino porque también podrían saber quiénes eran esos esqueletos que los habían atacado el día anterior, y podrían sacarlos de su camino.

    — Es un trato justo — respondió Nikolai — Ambos nos beneficiaremos con esto.

    — Entonces no hay tiempo que perder — respondió Blurg — Titao, tú quedarás a cargo hasta que yo regrese.

    Uno de los tigrazules, el que respondía al nombre de Titao, dio un rugido muy bajo. Los chicos no lo entendieron pero asumían que se trataba de una aceptación al plan de Blurg. El tigrazul líder seleccionó a cuatro tigrazules para que los acompañaran a él y a los humanos hasta la zona en donde se encontraban esos esqueletos.

    Blurg y los demás tigrazules que irían se despidieron de sus compañeros y junto a los humanos empezaron a salir de su hábitat. Blurg se paró al frente de ellos, ya que al ser el único en conocer el lugar, él se encargaría de liderar al grupo. El tigrazul se apoyó sobre sus cuatro patas y empezó a correr hacia adelante. Los chicos estaban algo sorprendidos. Se suponía que los tigrazules eran bípedos, sin embargo, ahora corrían en cuatro patas. Al ver que los otros cuatro tigrazules elegidos empezaron a correr también, decidieron no quedarse atrás y arrancar los vehículos.

    Blurg y los otros cuatro tigrazules corrían sin ningún problema sobre sus cuatro patas. Los humanos estaban cada vez más asombrados con esta raza con cada minuto que pasaba.

    — ¿Crees que los tigres de la Tierra puedan hacer esto algún día? — preguntaba Asher a sus compañeros al ver correr a los tigrazules.

    — Eso espero — respondió Benjamín — Sería genial que pudieran hacerlo.

    […]

    Sixto, Ismael y Alison estaban regresando a la nave. Después de pasar el pozo profundo no encontraron casi nada más que un camino vacío. Cientos de kilómetros más adelante fue cuando lograron encontrar una zona la cual estaba rodeada por algunas montañas de altura muy baja, y tenía un río cerca, el cual les podría servir para conseguir agua.

    Pero después de superar esa zona no se encontraron con nada más que la nada misma. No había indicios de cuevas, bosques, montañas o alguna otra masa de agua cerca de ese lugar. El no encontrarse con nada les hizo asumir que el arma no estaría en ese lugar. Si no estaba en lugares en donde se había encontrado máquinas en funcionamiento, era claro que no iba a estar en lugares en donde no hubiera nada más que un campo abierto.

    Sixto iba al frente, mientras que Alison e Ismael estaban detrás de él discutiendo acerca de su relación.

    — ¿Estás de acuerdo en que se lo digamos a todos esta noche? — le preguntaba Ismael a Alison.

    — Claro que lo estoy — respondió la chica — Estoy seguro de que van a estar felices por nuestra decisión.

    — Entonces lo haremos — le respondió Ismael — Cuando todos regresen les vamos a dar la noticia.

    — ¿De qué están hablando ustedes dos? — preguntaba Sixto que estaba escuchando la conversación.

    — Lo sabrás esta noche — le dijo Ismael — Quiero que todos los chicos estén ahí para poder comunicarles la noticia.

    Sixto seguía conduciendo sin tener ni idea de lo que sus dos compañeros estaban hablando. Alison e Ismael recordaron que él no había ido con ellos el día en el que se descubrió que ellos dos eran novios, por lo que era lógico que no pensara que los dos chicos iban a dar una noticia respecto a su relación.

    […]

    Tiberio, Kate y Tiana estaban regresando a la nave después de explorar sin haber encontrado nada interesante. Hacia el sur de la ubicación actual de la nave no había ningún lugar candidato a ser el sitio donde se escondiera el arma Boek.

    Los tres soldados esperaban que sus compañeros hubieran tenido mucha mejor suerte que ellos.

    — ¿Cuándo creen que podremos encontrar el arma? — preguntaba Tiana a sus compañeros — ¿Creen que podremos irnos rápido de aquí?

    — Aunque eso es lo que quiero, no lo veo muy probable — respondió Kate — Pero me gustaría que lográramos encontrarla, así podríamos irnos de aquí. Hkras podría aparecer en cualquier momento, al igual que Cybershark. Sin mencionar a los gyot y a los esqueletos.

    — Si tan solo hubiéramos podido eliminar a Cybershark cuando estuvimos en su guarida, hoy sería un problema menos del que preocuparnos — les decía Tiberio.

    — Lo que sí me sorprende es que haya logrado cambiar de ubicación en menos de un día — respondía Tiana.

    — Logramos destruir una gran parte de sus máquinas — le decía el rompe huesos — Estoy seguro de que él y sus robots simplemente movieron lo que quedaba hacia otro lugar y que ahora está haciendo instalaciones y reparaciones. No se instaló completamente en una nueva ubicación, lo cual nos da algo de tiempo más para encontrar el arma sin que él aparezca para interferir.

    — ¿A dónde creen que pueda haberse ido? — les preguntó Kate.

    — Antes estaba en unas montañas de gran tamaño porque lo necesitaba para todas sus máquinas — respondió Tiberio — Pero ahora que no tiene demasiadas, no necesita tanto espacio. Podría estar en cualquier parte con espacio suficiente.

    Las palabras del rompe huesos dejaron algo preocupadas a las chicas. Lo que su compañero decía era verdad. Cybershark podría estar montando su guarida en cualquier parte del planeta, dado a que ya no necesitaba un espacio tan amplio como antes.

    Estaba claro que debían aprovechar el tiempo que tenían para encontrar el arma Boek ahora que él se encontraba ausente. Pero desgraciadamente, no estaban teniendo mucha suerte con eso, lo cual era desalentador en cierta forma.

    […]

    Blurg, los cuatro tigrazules, y los humanos avanzaban por un camino que presentaba varias elevaciones de terreno, pero que a pesar de todo, no complicaba el avance de los vehículos. El tigrazul líder trataba de guiarlos hacia todos por un camino en condiciones que les permitiera llegar más rápido, o de lo contrario, para cuando llegaran a ese lugar, terminaría siendo de noche.

    Los chicos estaban ansiosos por llegar a ese lugar y encontrar el arma Boek, dado a que encontrarla ahora significaría que podrían estar de vuelta en la Tierra más pronto de lo que habían pensado.

    Tras unos cinco minutos avanzando por el camino que Blurg les había indicado, consiguieron llegar hasta la zona en donde se encontraban los esqueletos.

    El terreno elevado tenía un camino en bajada que conducía hacia una zona en la cual se encontraban varios edificios. Algunos de ellos eran pequeños y angostos, mientras que había otros que eran verdaderamente grandes. Estaba claro que algunos de esos edificios serían viviendas mientras que los otros serían edificios de investigación.

    — Es toda una ciudad — decía Benjamín mirando atentamente el lugar.

    — Entonces el arma Boek debe estar aquí — respondió Asher — Si ellos la tienen, seguramente la tendrían aquí en un lugar como este.

    — Vamos a darnos prisa — respondió Nikolai preparándose para entrar a la ciudad con su moto.

    — Espera — le dijo Blurg haciéndole una señal al chico ruso — Este lugar está muy bien vigilado. Tendrán que dejar sus vehículos aquí. Si entran con ellos, terminarán siendo detectados.

    — ¿Creen que sería mejor que entráramos todos juntos, o que nos dividiéramos en grupos? — preguntaba Morani.

    — Ninguno de nosotros conoce la ciudad, y los tigrazules tampoco — respondió Uriel — Además, recuerda lo que pasó en la pirámide. Solo un pequeño grupo de ellos estuvo a punto de matarnos a todos. Separarnos no es una opción aquí.

    — Entonces entraremos todos juntos — respondió Blurg empezando a caminar hacia la ciudad.

    Dos de los tigrazules que habían ido con él avanzaron justo detrás de su líder, mientras que los otros dos irían detrás del grupo. Los cinco chicos avanzarían en el medio.

    Tal y como Blurg les había dicho, la ciudad estaba vigilada. Antes de que pudieran acercarse a los primeros edificios, tuvieron que desviarse porque había dos esqueletos parados sobre el techo de uno de los edificios, claramente montando guardia en caso de que alguien intentara entrar.

    Los chicos estaban del todo convencidos de que el arma Boek tenía que estar en esa ciudad. Y si no era el arma Boek, debía ser algo de enorme importancia si era necesario que los esqueletos montaran guardia para asegurarse de que nadie entrara.

    Los diez que se habían “Infiltrado” a la ciudad caminaban con mucho cuidado de no alertar a ninguno de estos esqueletos, o de lo contrario, serían detectados y no podrían encontrar el arma en ese lugar.
     
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    Este ha sido el capítulo más corto que he leído.

    El líder de los trigrazul, Blurg es un sujeto muy interesante. Una ciudad sin descubrir y que es custodiada por los esqueletos (tengo algunas ideas locas de cómo se ría su origen, pero espero a ver con que me sorprendes) que son bastante hostiles ante los extraños. El arma Boek parece ser algo muy extraño y tanta expectativa por ella puede llegar a desanimar a los humanos si no comprenden como usarla. Otra cosa es que tipo de habilidades o tecnología tienen que parece ser avanzada.

    Como siempre dejas todo en suspenso y quedo a la espera de la continuación.

    Saludos y suerte.
     
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  16. Threadmarks: Criaturas - Parte 6: La huida
     
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    Saludos nuevamente. Ya logré terminar el capítulo 6 de la parte Criaturas, parte que se está acercando a su fin. A diferencia del capítulo anterior, este es más largo y también combina muy bien los diálogos con la narración, cosa que no me salió muy bien en el anterior, pero que ahora pude corregirla.

    No hay mucho que decir, por lo que solamente les dejaré el capítulo para que lo lean tranquilos.

    Criaturas – Parte 6: La huida


    Los soldados de la Tierra avanzaban en compañía de los tigrazules hacia el interior de la ciudad de los huesos. Los esqueletos que montaban guardia estaban en los techos de los edificios, lo cual quería decir que si se mantenían en silencio y prestaban atención a sus movimientos, no tendrían nada de qué preocuparse.

    Blurg iba al frente, seguido de Asher. Dos tigrazules avanzaban por detrás. Morani, Uriel y Nikolai los seguían, y los otros dos tigrazules que quedaban vigilaban la parte de atrás. Los soldados de la Tierra notaban que solamente había una calle, en el centro de la ciudad. Había varios edificios que tenían puertas de salida de vehículos que daban hacia esa calle. Aparentemente, no tenían más calles en la ciudad porque no les hacía falta. Los edificios estaban separados entre sí por distancias cortas.

    — Este lugar asusta un poco — decía Morani hablando en voz baja — En la pirámide eran unos pocos. Aquí son muchos.

    — Tendremos que tener cuidado cuando los ataquemos — respondía Blurg hablando también en voz baja.

    — Miren al que está ahí arriba — señalaba Nikolai llamando la atención del grupo.

    Todos levantaron la cabeza y lograron ver a uno de esos esqueletos sosteniendo lo que parecía ser una especie de arma de fuego. Físicamente era muy parecida a las armas de asalto que tenían en la Tierra, pero tenía una apariencia verdaderamente diferente. Los edificios de alrededor eran muy bajos mientras que el edificio en el que estaba ese esqueleto era bastante algo. No había forma de pasar por ahí sin que este los detectara.

    — Tendremos que regresar por donde vinimos — decía Uriel empezando a retroceder.

    Los diez infiltrados volvieron sobre sus pasos y buscaron otra dirección segura para poder cruzar.

    — Tenemos que alejarnos de la calle principal — dijo Asher analizando la situación.

    — Tardaremos más en llegar hasta el centro de la ciudad — respondía Nikolai — Pero supongo que tienes razón al respecto.

    A Asher y Uriel les parecía raro escuchar esas palabras provenientes del soldado ruso. Era obvio que las opciones eran bastante limitadas si ambos chicos estaban de acuerdo sobre cómo llevar la misión. Blurg y el resto de tigrazules no entendían el porqué de las miradas de los chicos luego de esas palabras. Todos retrocedieron e hicieron caso al consejo del soldado estadounidense. Se alejaron de la calle principal volcándose más hacia el oeste de la ciudad. Esa zona no estaba muy vigilada y era seguro el paso.

    Los tigrazules se mantenían atentos a los alrededores, mientras que los humanos se concentraban en el frente únicamente. Después de avanzar a través de varios edificios, se les cortó el paso cuando llegaron a uno de los límites de la ciudad. Los edificios terminaron y ahora empezaba una zona elevada, la cual iba a ser imposible de subir. Viendo que ya no tenían nada más que hacer, retomaron su dirección original y se acercaron al centro de la ciudad.

    Cuando llegaron a la calle principal, estaban a tiempo de ver como la puerta de salida, de gran tamaño por cierto, de uno de los edificios se abría. En el interior se podía ver a doce esqueletos. Once de ellos estaban subidos a unos vehículos extraños, mientras que otro estaba de pie, frente al resto.

    — Según los datos de Cleexor, los invasores son una raza conocida como “humanos” — decía el que estaba de pie frente a ellos — No creo que vuelvan a atacar la pirámide después de haber destruido todo lo que tenían, pero no sabemos nada sobre ellos. Así que tengan cuidado.

    El esqueleto que estaba en frente se metió a la parte de adentro del edificio. Todos veían como la puerta seguía estando abierta. Unos dos minutos después, el que habló primero tomó la palabra otra vez.

    — ¡Pueden avanzar! — les gritó desde el interior.

    Dos de esos once esqueletos salieron del lugar en sus vehículos. Eran parecidos a las motos, pero estas tenían una sola rueda, la cual era de gran tamaño. Luego de que los primeros dos salieran, otros dos los siguieron. Sus vehículos remolcaban una especie de carretilla sobre la cual había un contenedor. Otros dos grupos de esqueletos salieron de ese edificio remolcando dos contenedores más. Los últimos tres salieron sin nada y aparentemente, su misión sería proteger a la caravana que estaba en frente.

    La puerta no se cerró después de que estos salieron, lo cual les dio una buena idea a los soldados.

    — Esa puerta sigue abierta — decía Benjamín — Ahí adentro hay un solo esqueleto. Podríamos tomarlo por sorpresa.

    — Podrían tener algún plano de la ciudad, o armas, o alguna otra cosa que nos pueda servir — respondió Morani.

    — Es una buena idea — respondió Blurg — Aun así, avancemos con cuidado.

    El líder de los tigrazules fue el primero en avanzar. Los soldados de la Tierra lo siguieron uno por uno para evitar llamar la atención. Los cuatro tigrazules fueron los siguientes en avanzar. Todos se encontraban en la entrada a ese edificio, la cual seguía estando abierta. Miraron hacia el interior y pudieron ver que el esqueleto que estaba ahí se encontraba de espaldas y sin mantener la guardia.

    — ¿Quién va? — preguntó Asher.

    — Dejen que yo me ocupe de él — respondió Blurg.

    Blurg entró con cuidado de no hacer ruido. Viendo que su enemigo se encontraba de espaldas, se puso en cuatro patas y avanzó despacio a él hasta ponerse justo atrás. En unos dos segundos, se levantó, le tomó el cráneo con una de sus patas y con la otra, le dio un fuerte golpe que lo separó de su cuerpo. Posteriormente tiró el cráneo al suelo y lo pisó, rompiéndolo.

    Una vez que todo estaba libre, todos entraron. Los chicos se asombraron de lo que veían. En las paredes de ese lugar había colgadas varias armas que parecían ser de fuego. Los tigrazules no entendían mucho de esas cosas, pero los humanos las tomaron y se las cargaron al hombro.

    — Son pesadas — decía Asher sosteniéndola con algo de dificultad.

    — Me pregunto cómo funcionarán — decía Uriel.

    El diseño de las armas de los esqueletos era verdaderamente parecido a las armas de asalto que tenían en la Tierra, con la excepción de que estas eran un poco más gruesas, y en lugar de gatillo, había una pequeña manecilla, como la de una caja sorpresa.

    A Nikolai lo invadió la curiosidad y decidió probarla. Apuntó hacia la pared y empezó a girar la manecilla del arma. Estuvo girándola durante unos treinta segundos esperando que algo pasara, pero nada.

    — ¿No sirven? — preguntaba Benjamín.

    — O tal vez las hayan bloqueado para que nadie las usara — respondió Nikolai — En cualquier caso, sería conveniente que las llevemos con nosotros. Tal vez sean más potentes que las nuestras y funcionen contra Hkras.

    — Eso no es para lo que estamos aquí ahora — respondió Blurg — Sigamos avanzando hacia el centro.

    Los chicos decidieron tomar precauciones antes de seguir. Bajaron la puerta de entrada al edificio con un interruptor que estaba cerca, para que nadie pudiera notar el cadáver del esqueleto que estaba ahí dentro, ni tampoco las armas cambiadas de lugar. Posicionaron las armas frente a la puerta, para poder salir con ellas cuando regresaran.

    Al final de ese pequeño almacén, había una puerta que daba entrada hacia el resto del edificio. Morani se acercó con cuidado e intentó abrirla, pero como algunos pensaron, estaba cerrada.

    — Tendremos que romper la cerradura para entrar — decía Asher.

    El chico de Kenia sacó su espada, y con cuidado de no hacer ruido, le dio golpes leves a la cerradura. Necesitó unos ocho golpes con su arma para poder romperla. Lentamente, abrió la puerta. Sin embargo, las cosas no salieron como esperaban.

    Nada más al abrir la puerta, una alarma que estaba en ese lugar empezó a sonar con fuerza. Algunos esqueletos que estaban a poca distancia del lugar los vieron y empezaron a correr hacia ellos, mientras que otros empezaban a salir desde otras puertas en el interior de aquel edificio.

    — ¡Mierda! — gritó Morani cerrando la puerta de golpe.

    — ¡La cerradura está rota! — dijo Uriel algo desesperado — ¡Van a entrar!

    — ¡Eso significa que nosotros tenemos que salir! — gritó Asher volviendo hacia atrás para abrir la puerta.

    […]

    En una habitación llena de computadoras, dos esqueletos estaban mirando un vídeo en el que nueve humanos luchaban y mataban a otros nueve de los suyos. Se trataba del mismo vídeo que se había transmitido hacia ese lugar el día anterior. El esqueleto que llevaba la capa observaba los movimientos de los humanos.

    — Ellos no pelean nada mal, Cleexor — dijo uno de los esqueletos.

    — No — respondió el que llevaba su capa — Lo cual es algo preocupante.

    Antes de que la conversación pudiera seguir, una de las computadoras empezó a dar una alerta. Cleexor y el otro esqueleto la miraron atentamente, y se dieron cuenta de que una alarma había sido activada.

    — Nix, dame imagen — ordenó Cleexor.

    — Enseguida — le respondió Nix.

    El esqueleto empezó a manejar la computadora que se encargaba del sistema de vigilancia para ver si se podía obtener imagen de los intrusos. Cuando la imagen se activó, Cleexor y Nix observaban a cinco humanos acompañados de unos cinco tigrazules en uno de los depósitos que tenían en su ciudad.

    — ¡Los humanos! — gritó Cleexor reconociéndolos cuando los vio.

    — ¿Quiere que los tomemos como prisioneros o prefiere que sean eliminados? — preguntó Nix a su líder.

    — Prefiero que ellos y los otros animales salvajes sean eliminados — respondía Cleexor — Daré el aviso. Pondremos a toda la ciudad contra ellos.

    […]

    Tiberio estaba regresando a la nave acompañado de Kate y Tiana. La plataforma de salida y entrada a la nave se abrió y los tres soldados entraron sus vehículos hacia el interior. Cuando entraron, vieron que los vehículos de Sixto, Ismael y Alison se encontraban en la nave. Lo que quería decir que solamente quedaba que Asher, Uriel, Nikolai, Morani y Benjamín regresaran.

    Una vez que los vehículos fueron apagados, los tres soldados fueron a la sala central. Simón los esperaba ahí junto a los que ya habían llegado.

    — ¿Encontraron algún lugar que llamara su atención? — les preguntó la espada de plata.

    — Lamentablemente no — respondió Tiberio — Vamos a tener que cambiar la ubicación de la nave para continuar la búsqueda en otros lugares.

    — Esa será tarea para mañana — les decía Simón — ¿Tuvieron algún problema durante su exploración?

    — No, todo estuvo calmado — respondió Kate.

    — Solo nos resta esperar a que regresen los demás — respondió Sixto.

    Los seis soldados y la espada de plata se sentaron en la sala central a esperar alguna noticia de sus compañeros. Sin embargo, al cabo de veinte minutos, no les había llegado nada. Simón estaba algo preocupado por ellos, ya que no se habían comunicado con él desde que abandonaron la nave.

    — Intenta llamarlos — decía Alison.

    — Buena idea — respondió Tiana.

    La espada de plata hizo una llamada a los comunicadores de los trajes de sus soldados. Para sorpresa de todos, ninguno de ellos respondió. Empezando a preocuparse de que se pudiera repetir una situación parecida a la de Cybershark, Simón decidió llamar de inmediato a los vehículos de los chicos, esperando recibir una respuesta de parte de ellos.

    Nuevamente nadie le respondió.

    — ¡Voy a activar el sistema de rastreo! — decía Simón intentando localizarlos.

    Los seis soldados estaban preocupados de que sus compañeros hubieran sido capturados por Cybershark nuevamente, y llevados a su nueva guarida. Una vez que el sistema de rastreo identificó los vehículos y detectó los trajes, Simón se mostró muy preocupado.

    — ¡Los cinco vehículos están juntos en un lugar! — dijo la espada de plata algo alterado — ¡Mientras que los trajes se encuentran en otro!

    — ¡Cybershark los pudo haber atacado! — decía Ismael empezando a pensar en lo peor.

    — O pudieron ser los esqueletos — respondió el rompe huesos.

    — ¡Vayan a buscarlos de inmediato! — les ordenó Simón — ¡Les daré las coordenadas!

    Tiberio, Sixto, Kate, Tiana, Alison e Ismael corrieron de regreso a la sala de los vehículos. Rápidamente y sin perder tiempo, se subieron a estos y los pusieron en marcha. Una vez que la puerta de salida se abrió, todos aceleraron para ir a auxiliar a sus compañeros.

    — Asher por favor, resiste — pensaba Kate algo preocupada por su compañero.

    […]

    Asher abría la puerta del almacén mientas el resto de sus compañeros y los tigrazules luchaban en contra de los esqueletos. Para evitar problemas, los chicos se posicionaron cerca de las armas para impedir que sus enemigos tuvieran acceso a ellas. Apenas los esqueletos salían de la puerta, estos eran atacados por los soldados, quienes daban golpes directos y precisos a las cabezas de estos, matándolos inmediatamente. Los tigrazules por su parte, esperaban que se acercaran para después matarlos golpeándolos con sus patas.

    Una vez que la puerta se abrió, vieron su oportunidad para escapar.

    — ¡Salgan, rápido! — les gritó Asher.

    Los soldados tomaron las armas que habían preparado para escapar y empezaron a correr con ellas, mientras eran seguidos por varios esqueletos. Una vez que tomaron una distancia prudente, los tigrazules se quitaron del camino y los humanos apuntaron con las armas hacia los esqueletos que los perseguían. Esperando que funcionaran esta vez, empezaron a mover las manecillas de las armas, que nuevamente no disparaban nada.

    — ¡No sirven! — gritó Uriel — ¡Son muy pesadas para correr! ¡Suéltenlas!

    Dado a que las armas eran inútiles, los soldados las tiraron para que no sean una molestia para escapar. Sin embargo, antes de que pudieran moverse, se escucharon unos ruidos extraños de disparos potentes. Uno de los tigrazules dio un grito de dolor que llamó la atención de varios de sus compañeros.

    Blurg y los humanos se voltearon y vieron como el cuerpo de uno de los tigrazules sangraba tirado en el suelo mientras unos cinco esqueletos les apuntaban con armas que eran iguales a las que tenían. Los disparos de estas habían matado al tigrazul.

    — ¡Quédense quietos! — gritaba uno de los esqueletos armados.

    Los otros nueve que aún estaban vivos se encontraban rodeados. Por delante estaban los que llevaban armas, mientras que por detrás había otros que se encontraban desarmados, pero superaban en número a los que tenían armas. No había forma de salir corriendo por la calle principal, por lo que solo les quedaba una cosa por hacer.

    — ¡Sepárense y corran hacia los edificios! — gritó Blurg tomando la dirección izquierda.

    Los tres tigrazules con vida siguieron a su líder mientras que los humanos tomaron la dirección contraria. Los esqueletos que llevaban armas dispararon en contra de ellos, aunque dado a que estaban en movimiento, los disparos no los habían alcanzado. Los que estaban por detrás se dispersaron en grupos y empezaron a correr tras ellos.

    Cuando los humanos empezaron a atravesar los edificios, algunos esqueletos que estaban por la zona salieron a ayudar a sus compañeros. Uno de estos atacó a Benjamín, saltando sobre él y provocando que el soldado cayera al piso dado a que venía corriendo.

    — ¡Ayúdenme! — gritó el soldado.

    Uriel retrocedió hacia su compañero y le quitó al esqueleto de encima dándole una patada. Rápidamente tomó su espada y le destrozó el cráneo. Otro esqueleto se acercaba corriendo y ahora su objetivo era Uriel.

    El esqueleto dio un salto esperando capturar a Uriel, quien tenía la guardia baja por haber matado al anterior. Benjamín se levantó rápido del piso y dándole un golpe con su espada, logró darle un fuerte ataque al esqueleto en la columna. El esqueleto se partió en dos, pero a pesar de todo, seguía vivo.

    Uno de los que estaba armados logró alcanzarlos dado al tiempo que perdieron con los otros dos. Este empezó a disparar su arma en contra de los soldados, quienes se dispersaron un poco intentando distraerlo. El esqueleto decidió seguir a Asher, quien se encontraba más cerca. La criatura disparaba contra el soldado estadounidense, quien esquivaba los disparos corriendo, saltando y moviéndose hacia los costados cuando era necesario. Morani veía que Asher podría ser alcanzado por los disparos, por lo que se acercó al esqueleto por precaución desde los costados. Una vez que lo tuvo cerca, le dio un fuerte golpe en la cabeza con su espada, rompiéndole el cráneo.

    — Gracias por la ayuda — dijo Asher.

    — Por nada — decía Morani — Toma el arma de este. Sabemos que esta sirve.

    Los cinco soldados, que ahora tenían un arma nueva, continuaron corriendo rápidamente, y usando los edificios de la zona, lograron evadir a sus perseguidores. Los esqueletos por su parte seguían corriendo juntos intentando localizarlos, pero eso no sirvió, dado a que los humanos se les habían escapado.

    Sin parar de correr, Asher, Morani, Uriel, Benjamín y Nikolai consiguieron escapar de la ciudad. En la salida se encontraba Blurg acompañado de solo dos tigrazules, lo que quería decir que otro de los suyos había muerto.

    — ¡Tenemos que salir rápido de aquí! — gritaba Blurg preocupado de que los esqueletos los alcanzaran.

    — ¡A los vehículos, ahora! — gritó Nikolai corriendo hacia su moto.

    Los tigrazules simplemente se apoyaron sobre sus patas delanteras y empezaron a correr en cuatro patas en la misma dirección por donde habían venido. Los soldados de la FOT encendieron sus quads y sus motos y se fueron del lugar siguiendo a los tigrazules.

    […]

    Cleexor y Nix se encontraban de pie en el almacén, junto a varios de los esqueletos del lugar. El que era su líder no se encontraba muy contento con su gente después de que estos le contaran que solamente pudieron matar a dos de los diez que vinieron.

    — ¡Malditos humanos! — decía Cleexor lleno de rencor contra los invasores — Primero la pirámide, y ahora nuestra ciudad. No sé qué vinieron a hacer aquí, pero ya demostraron que solo causan problemas.

    — ¿Cuáles son sus órdenes, señor? — preguntaba uno de los esqueletos.

    — ¡Vamos a poner más guardias a vigilar la ciudad! — respondió el líder de los esqueletos dándole órdenes a sus sirvientes — ¡Somos los Cleexors, la perfecta evolución de la raza Boek! ¡No pienso permitir que ninguna raza nos arrebate lo que hemos creado con tanto esfuerzo! ¡Que todos los habitantes tomen un arma y se pongan a patrullar el lugar!

    Todos los Cleexors corrieron a difundir las órdenes que su líder les había dado. Aquellos que estaban armados retomaron los trabajos de patrulla de la ciudad, mientras que los que iban desarmados fueron a buscar las armas a los depósitos.

    En menos de una hora, la gran ciudad de los huesos reforzó la seguridad en todas las zonas que existían. No había ningún punto ciego existente en la ciudad ahora, y la primera y única calle de la ciudad que daba la entrada a esta, empezó a estar vigilada por dos Cleexors cada cien metros.

    Estaba claro que a partir de ese momento, ya no se podría volver a entrar a esa ciudad con facilidad.
     
    Última edición: 13 Diciembre 2016
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    Oh, las cosas están que arden.

    Bueno tenía mis teorías al respecto de quienes podían ser los esqueletos y una de ellas dio en clavo. Lo curioso es que como siempre consideran a los humanos como una cosa "molesta" no hay novedad en ello. De seguro los esqueletos guardan el arma dónde esa la pregunta que todos se deben hacer. Ahora si a los esqueletos los humanos les causan problemas no me quiero ni imaginar la dificultad que tendrán para lidiar con Hkras y compañía. Después de leer todos estos capítulos puedo decir que se nota que te manejas bastante bien con las escenas de acción donde hay batallas y cosas así, dado que a mí parecer la lectura del escrito se vuelve más fluida en situaciones donde los conflictos tienen cabida.

    Es todo lo que puedo decir por ahora.

    Saludos y suerte.
     
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  18. Threadmarks: Criaturas - Parte 7: Extinción
     
    Agus estresado

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    Bueno, este es el séptimo y último capítulo correspondiente a la parte Criaturas. Que haya tenido la misma cantidad de capítulos que la parte Peligros no quiere decir que todas las partes que queden a la historia sean así. La próxima parte será la más larga de la historia (aunque me queda decidir cual será el número final de capítulos que la integren).

    Este capítulo será mucho más largo a comparación con los demás capítulos que integraron esta parte de la historia, y personalmente, me gusta mucho más que los otros. Lo siento como un buen cierre a esta parte de la historia, y como un buen capítulo de desarrollo.

    Sin nada más que agregar, les dejaré el capítulo.


    Criaturas – Parte 7: Extinción

    Tiberio, Sixto, Ismael, Alison, Tiana y Kate conducían lo más rápido que podían a través de una zona en la que el bosque y las montañas se mezclaban. El paisaje era impresionante, pero ninguno de ellos tenía tiempo para observarlo. Solamente tenían un objetivo en sus mentes, y era el descubrir si sus compañeros estaban bien, y en caso de que no fuera así, ayudarlos en contra de lo que sea que se haya aparecido.

    Mientras andaban, recibieron un mensaje de Simón, quien había detectado algo raro con el rastreador de vehículos.

    — Escuchen, los cinco vehículos se encuentran en posición, y se dirigen directamente hacia ustedes — les decía la espada de plata.

    — ¿No te comunicaste con ellos? — preguntó Sixto algo extrañado de que Simón no haya llamado.

    — Si los vehículos están siendo controlados por Cybershark o los esqueletos, podría correr el riesgo de que detecten la ubicación de la nave — le respondió Simón — Sigan avanzando y prepárense para cualquier cosa. Se encontrarán con ellos muy pronto.

    Los seis soldados siguieron avanzando con precaución hasta que salieron de aquella zona donde estaban tanto bosques y montañas. Tras recorrer un poco más, escucharon que los vehículos se estaban acercando a lo lejos. Todos sacaron las armas listos para emboscarlos en caso de que se tratara de las máquinas de ejecución. Fue ahí cuando vieron a tres criaturas que eran totalmente nuevas para ellos. Eran parecidos a los tigres que habitaban la Tierra, solamente que estos eran de color azul. La sorpresa de ver a estas criaturas aumentó cuando vieron a sus compañeros aparecer con sus vehículos detrás de ellos.

    Los tigrazules corrieron hacia los nuevos humanos, mientras los que ya conocían estaban detrás de ellos. Finalmente, el equipo de la FOT estuvo reunido nuevamente. Todos estaban felices de que nadie haya salido herido.

    — Morani, que bueno que estás bien — decía Tiana abrazando a su novio.

    — No tienes que preocuparte por mí — respondió el chico de Kenia — Aunque nos separemos, nunca te voy a dejar. Lo prometo.

    Uriel ya estaba acostumbrado a ver esta clase de cosas, pero eso no lo hacía más fácil para él. Para no sentirse mal, simplemente desvió la mirada.

    — Qué bueno que regresaste a salvo, amigo — dijo Sixto estrechando la mano con Benjamín.

    — Me siento bien de poder contribuir con el equipo — le respondió Benjamín saludando.

    Kate quería abrazar a Asher, pero no quería que Nikolai lo notara, por lo que solamente le sonrió discretamente a su novio. Asher lo vio y lo comprendió perfectamente, e imitó el saludo con una sonrisa. Una vez que todos se reunieron, los seis soldados fijaron su mirada en los tigrazules.

    — ¿Quiénes son ellos? — preguntaba Alison sorprendida de verlos.

    — Son tigrazules — respondió Uriel — Ellos, a diferencia de los gyot y los esqueletos, son criaturas verdaderamente amigables. Nos ayudaron un poco en la misión.

    — ¿En dónde estuvieron? — preguntó Ismael algo curioso.

    — Era una ciudad verdaderamente grande, la cual estaba llena de más de esos esqueletos que conocimos en la pirámide — le respondió Nikolai.

    — ¿Lograron sacar algo de ahí? — preguntó Tiberio.

    — Solo esto — dijo Asher sacando algo de su vehículo.

    En la parte de atrás de su vehículo, Asher tenía el arma que habían obtenido luego de matar a uno de los esqueletos que habitaba la ciudad. Los seis soldados estaban asombrados, pero igualmente se sentían mal de que solo hubiera una sola.

    — No hemos descubierto como funciona — dijo Morani — Y solo pudimos robar una.

    — Eso no importa ahora — dijo Blurg sorprendiendo a todos los soldados que aún no lo habían escuchado hablar — Tengo que regresar con mi manada.

    — ¿Él puede hablar nuestro idioma? — preguntó Tiana algo asombrada cuando lo escuchó hablar el idioma de la Tierra.

    — Con un artefacto colocado en su cuello, Blurg puede hablar y comprendernos — respondió Uriel.

    Todos regresaron hacia el lugar en donde vivía la manada de Blurg. Quienes no habían visto ese lugar quedaron asombrados nuevamente por el hábitat que tenían las criaturas que habitaban el planeta. Cuando llegaron, uno de los tigrazules que se había quedado atrás, Titao, corrió y le dio la bienvenida a Blurg con un abrazo.

    — Gracias por cuidar de la manada mientras no estaba, hijo — le dijo Blurg.

    — ¿Él es tu hijo? — preguntó Sixto luego de las palabras de Blurg.

    — Él es el mayor — respondió el tigrazul a la pregunta del humano — Y será el encargado de liderar a la manada cuando yo me vaya. Tun es mi hijo del medio. Y tengo otro más, que apenas es un bebé.

    — Escucha, Blurg — le decía Asher — Lamento que dos de los tuyos no lo hayan logrado.

    — No te lamentes por eso — le respondió Blurg — No había nada que pudiéramos hacer para cambiarlo. Entiendo que tienen que irse ahora. Si alguna vez necesitan ayuda, ya saben dónde encontrarnos.

    — Esperemos poder verlos de nuevo — respondió Uriel despidiéndose del tigrazul.

    Los once soldados emprendieron el regreso hacia la nave, donde Simón estaba esperándolos. Dado al asombro de conocer a los tigrazules, ninguno se comunicó con la espada de plata para informarle de la situación, sin embargo, el superior a cargo de esta misión sabía que las cosas habían salido bien luego de ver que los vehículos emprendían el regreso de nuevo hacia su nave.

    Ya había llegado el atardecer, y en unos minutos sería de noche pronto. Los soldados se apresuraron para no quedarse afuera en la oscuridad. En el camino de regreso, Asher, Uriel, Morani, Nikolai y Benjamín comentaban sobre todo lo que les había pasado durante el día. Tiberio sentía curiosidad por ver esa ciudad por sí mismo, pero luego de enterarse de que tuvieron que escapar, asumió que los esqueletos iban a estar alerta. Por una parte esto lo decepcionaba, ya que él creía que el arma Boek podría estar allí. Pero ya no podían hacer demasiado. Tendrían que buscar en otros lugares del planeta, y rogar para que no se encontrara en ese lugar.

    Finalmente consiguieron llegar hasta la nave. Simón les abrió las puertas de entrada y todos ingresaron. Luego de guardar los vehículos, fueron hasta la sala central para explicarle lo que habían visto a la espada de plata, quien, al igual que ellos, le parecía verdaderamente increíble lo que sus soldados le contaban.

    — Estoy teniendo una buena idea — decía la espada de plata tomando los controles de la nave, preparado para arrancarla.

    — ¿Cuál es? — preguntaba Kate.

    — Debemos cambiar nuestra ubicación actual porque el arma no se encuentra en los alrededores, y podríamos buscar una zona cercana a los tigrazules — respondió Simón — Nikolai, Benjamín, ¿me podrían ayudar a encontrar una buena ubicación? El resto puede irse a descansar. Mañana tenemos que continuar buscando.

    Excepto por Nikolai y Benjamín, el resto de los soldados se retiró a sus habitaciones para poder descansar luego de un largo día. Kate decidió aprovechar el momento y entró a la habitación de Asher, quien estaba feliz de ver a su compañera. El chico de Estados Unidos se acercó a ella y le dio un abrazo y un beso, que fueron aceptados por parte de la chica.

    — Te extrañé mucho hoy — le decía Asher a Kate — Espero que la próxima misión podamos ir juntos.

    — Estoy segura de que sí — le respondió Kate besando otra vez a Asher — Me siento mucho más segura cuando tú vienes conmigo.

    Los dos chicos estuvieron compartiendo algo de su tiempo juntos hasta que la nave finalmente aterrizó. Sabiendo que se habían posicionado en otro lugar y que Nikolai y Benjamín ahora se retirarían a descansar, Kate decidió salir de la habitación de Asher para que Nikolai no sospechara nada. La chica de Francia estaba en camino a su habitación cuando sus dos compañeros aparecieron.

    — ¿Me extrañaste, preciosa? — preguntó Nikolai acercándose a Kate — Porque yo te estuve extrañando desde que empezó el día.

    — Esto algo cansada — respondió Kate que no quería hablar con su compañero.

    Benjamín notaba la forma en la que Nikolai le estaba hablando a Kate, y sintió el malestar de su compañera con esa respuesta. Sin embargo, eso no era asunto suyo, por lo que decidió simplemente irse a dormir.

    — Mañana hablaremos en la misión — respondió Nikolai dejando tranquila a la chica — Te deseo unos sueños tan bonitos como tú.

    A Kate le molestaba mucho la forma en la que Nikolai le estaba hablando. Le molestó desde que inició, y se volvió peor cuando se descubrió que la muerte de Naomi había sido culpa de él, y que intentó culpar a Asher. Por una parte, quería decirle a Nikolai que conocía la verdad, y que él no le gustaba, pero creyó que eso solamente iba a traerles problemas, por lo que decidió seguir ignorándolo. Dado a su charla con Simón, Nikolai no podría ir con ella a las misiones, lo que la hacía feliz.

    La noche pasó y todos los soldados pudieron descansar bien. Simón tenía pensado en que ahora iba a dividirlos en dos equipos, en lugar de tres, dado a que estaban en una nueva ubicación y no quería que el grupo se fragmentara demasiado.

    — Asher, Kate, Uriel, Tiana, Sixto y Morani serán un equipo — les indicó la espada de plata — Ustedes irán al sur. El resto irá hacia el este. Recuerden tener cuidado en todo momento.

    — Simón, ¿qué tal si me dejas ir a explorar esa ciudad? — preguntó el rompe huesos, que a pesar del riesgo que podría correr, quería ir a ver cómo era.

    — Preferiría tenerte con el grupo — le respondió la espada de plata — Y lo mejor será que no nos acerquemos a esa ciudad. Buscaremos el arma Boek en otros lugares.

    — El lugar está repleto y está muy bien patrullado — le dijo Morani — Ni siquiera todos juntos podríamos entrar sin ser descubiertos.

    — ¿Quién se va a llevar el arma que encontramos ayer? — preguntaba Nikolai esperando que Simón le entregara el permiso de tenerla.

    — Por lo que sé, Asher la trajo, lo cual quiere decir que el arma es suya — respondió Simón.

    Nikolai estaba verdaderamente frustrado. No solamente no iba a ir con Kate en la misión, sino que además, tampoco iba a poder ser él quien se llevara el arma recién descubierta. El soldado ruso reprimió sus ganas de quejarse apretando los puños, acción que fue notada por Benjamín. El chico de Inglaterra estaba empezando a preocuparse por lo que atravesaba la mente de su compañero ruso. En primer lugar lo que le había dicho a Kate el día anterior, y ahora eso. Además de que recordaba la forma en que lo trató cuando le tocó quedarse a entrenar con él.

    Sin perder más tiempo, los dos equipos salieron y cada uno se fue por su parte.

    Asher, Kate, Uriel, Tiana, Morani y Sixto fueron hacia su dirección, manteniendo los ojos abiertos y listos para explorar otra porción del planeta. En el camino, Sixto llamó a Morani para que hablara con él respecto a la ciudad. Uriel vio que Morani se separó un poco de Tiana y se acercó hasta la chica.

    — Tiana — dijo Uriel poniendo su vehículo cerca del de su compañera.

    — Uriel, ¿qué pasa? — le preguntó Tiana algo sorprendida de ver al chico junto a ella y no junto a su hermano.

    — He querido decirte algo desde que llegamos a este planeta, aunque sé que ya es algo tarde para esto — respondía Uriel algo apenado.

    — ¿Tarde por qué? — le preguntó la chica.

    — Porque de verdad me gustas — dijo Uriel hablando en voz un poco más baja para que solo ella lo escuche — Pero sé que tú y Morani son felices juntos. No seré de la forma en la que Nikolai es con mi hermano y con Kate. Yo de verdad me siento atraído por ti, pero no está bien que interfiera entre ustedes dos.

    — Uriel… — decía Tiana algo sorprendida de que su compañero sintiera esas cosas por ella.

    — Solamente quería que lo sepas — respondió Uriel empezando a entristecerse — Realmente eres hermosa, y me gustaría haberte dicho esto antes. Espero que tú y Morani disfruten de su vida juntos una vez que esta misión termine. Ustedes se lo ganaron.

    — Uriel, no sabía que me veías de esa forma — le dijo la chica sintiéndose mal por su compañero — No tienes por qué preocuparte. Cuando terminemos con la misión, serás conocido por mucha gente. Seguramente encontrarás a una chica que quiera estar contigo.

    Las palabras de Tiana no ayudaron a que Uriel se sintiera mejor, precisamente. Pero el chico canadiense supo que se había quitado un peso de encima ahora que le había dicho a Tiana lo que él sentía. Sabía que no tenía que hacer lo mismo que hacía Nikolai. Si Tiana estaba feliz con Morani, entonces las cosas podrían continuar así. Uriel notó que sus dos compañeros habían terminado de hablar, por lo que se separó de Tiana para no tener problemas con Morani.

    Los seis soldados seguían avanzando por una zona arbolada, la cual no llegaba a ser un bosque. En un momento empezaron a ver un río cuya corriente de agua iba en el mismo sentido que sus vehículos. Los chicos observaron que a los costados del río había algunas flores. En el río del hábitat de los tigrazules era igual. No habían visto flores en ningún lugar que no sea cerca de los ríos. Probablemente dado a que en Boek no llueva demasiado, ya que desde que habían estado ahí nunca habían visto siquiera una lluvia.

    Tras avanzar un poco más, el río ampliaba su tamaño y la fuerza de su corriente crecía. De repente, escucharon una voz que los llamaba.

    — ¡Hey, esperen! — decía una voz desconocida.

    — ¿Quién es? — preguntó Sixto alertándose un poco.

    Los chicos se dieron vuelta y pudieron ver a un tigrazul corriendo en dirección hacia ellos. El tigrazul podía hablar, por lo que creían que se trataría de Blurg. Sin embargo, cuando este se acercó más, vieron que se trataba de alguien más. Asher, Morani y Uriel reconocieron que era Titao. El tigrazul corrió hasta que los alcanzó.

    — Qué bueno que pude alcanzarlos — decía Titao hablando con ellos algo cansado por la corrida.

    — Titao, ¿le robaste el equipo de traducción a Blurg? — preguntaba Asher algo sorprendido de ver que el hijo del líder tigrazul pudiera hablar.

    — No, de hecho, yo me encontré con este hace tiempo — le respondió Titao — Sin embargo, nunca lo use porque no tenía contacto con ninguna otra especie, aun así no lo tiré. Después de ver que mi padre podía hablar con ustedes, supe que me sería útil, y como es verdaderamente pequeño, él ni siquiera se dio cuenta de que me lo puse.

    — ¿Qué estás haciendo aquí de cualquier forma? — preguntó Kate algo confundida.

    — Salí de cacería, pero no encontré nada, así que vine a tomar agua — respondió el tigrazul — Cuando los vi que pasaban con sus vehículos decidí seguirlos. Los acompañaré a donde vayan. Es mejor que volver con mi manada para aburrirme.

    — ¿Tu padre sabe de esto? — preguntó Uriel empezando a preocuparse por la proposición de Titao.

    — No, él nunca me deja hacer nada — respondió Titao — Él sigue creyendo que soy un niño y nunca me envía a hacer cosas importantes. Si voy a liderar a la manada necesito experiencia, y podré obtenerla si me dejan ir con ustedes.

    — No lo sé — respondió Asher — Solamente estamos explorando, es posible que no hagamos mucho hoy.

    — Sea como sea, será mejor que solamente volver a mi hogar — respondió Titao empezando a suplicar que le den un lugar — Dejen que los acompañe, conozco el lugar.

    — De acuerdo — respondió Sixto — Nos puedes acompañar.

    Titao mostró su agradecimiento a los humanos y empezó a recorrer el camino con ellos, cerca de los vehículos para que no intentaran dejarlo atrás. Por alguna razón, Uriel sentía que Titao no debía ir con ellos, pero también pensó que sería una ventaja tener a alguien que conociera el lugar.

    Titao y los humanos recorrieron una gran distancia. El río se había terminado hace varios kilómetros, y ahora estaban cerca de una zona de mesetas, en donde había una montaña pequeña cada tanto. No había ríos ni ninguna otra masa de agua cercana, lo que los hizo pensar que no correrían peligro de que los gyot los atacaran. Aunque no había forma de asegurarse de que los esqueletos no lo hicieran. Cuando vieron una zona donde una cadena de montañas se empezaba a localizarse a la derecha de ellos, decidieron dar un giro y seguir explorando. Sabían que si seguían derecho no encontrarían nada.

    — Nunca he llegado por aquí — respondió Titao que veía ese lugar por primera vez.

    — No bajen la guardia — decía Morani preparándose para sacar su espada ante un movimiento raro.

    Luego de avanzar un rato más, lograron encontrar una cueva, la cual no estaba hecha de un hueco en una montaña; sino que se formaba de la unión entre dos montañas. A los chicos les pareció que eso no era natural, a pesar de que en Boek las cosas son algo diferentes a como son en la Tierra.

    — Será mejor que entremos sin los vehículos — dijo Asher parando cerca de la entrada — No queremos que el ruido provoque un derrumbe.

    — Buena idea — respondió Sixto.

    Los seis soldados dejaron sus vehículos estacionados cerca de la entrada y listos para huir en el caso de que fueran atacados por los gyot o los esqueletos. Asher iba cargando el arma que se encontró en la ciudad de los huesos el día anterior.

    — Este lugar no parece natural — decía Asher mirando alrededor algo nervioso — Tal vez Cybershark y las máquinas de ejecución lo hayan hecho.

    — ¿Quién es Ciberak? — preguntó Titao pronunciando mal el nombre de la máquina de ejecución dado a que no estaba acostumbrado a hablar el idioma humano.

    — Es uno de nuestros enemigos — respondió Morani — Es más que eso. Es un robot asesino que mató a uno de los nuestros — el soldado de Kenia recordaba a Evandro algo triste — Y cuando el momento llegue, lo haré pagar por eso.

    Los seis humanos y el hijo del tigrazul siguieron caminando hacia el interior de la cueva hasta que el tigrazul les dijo que se detuvieran.

    — ¿Qué ocurre? — preguntó Kate algo asustada.

    — Puedo sentir el olor de alguien vivo — decía Titao usando su olfato — Hay más de uno.

    Entonces, un gran rugido se escuchó venir desde el interior de la cueva a la cual no habían terminado de explorar. Luego del rugido, unas pisadas veloces pudieron sentirse, y fue ahí cuando aparecieron tres criaturas totalmente nuevas para ellos. Estas criaturas tenían una apariencia que era mezcla de un humano con la de un primate. Las criaturas estaban erguidas, y tenían una forma casi humana. Una gran cantidad de pelo les impedía ver su piel, y en la cara, lo único visible eran los ojos. El cuerpo que tenían se veía verdaderamente musculoso, y llegaban a intimidar un poco a los humanos.

    — Pensé que ellos se habían extinto — decía Titao mirando a esas criaturas.

    — ¿Qué son? — le preguntó Tiana.

    — Mi padre se refería a ellos como Raocos — decía Titao — Yo nunca las vi, pero él las describía, y esa descripción encaja con su apariencia.

    Los raoco rugieron y empezaron a correr hacia ellos. El grupo los estaba superando en número, por lo que no iban a escapar de ellos. Titao corrió hacia uno de ellos. El raoco y el tigrazul chocaron sus cuerpos intentando derribar al otro. Dado a la gran musculatura de la criatura, Titao cayó al suelo, y el raoco le puso las manos en el cuello, tratando de ahorcarlo.

    Otro de los raocos atacó a Tiana, quien se tiró al piso y esquivó el ataque. Morani quiso aprovechar y golpearlo con su espada. El chico de Kenia lo atacó, pero el raoco le dio un golpe con el puño al arma de Morani, lo que la hizo caer al suelo. Acto seguido, le dio un golpe con el codo en la nariz, la cual empezó a sangrar. Morani cayó al piso y el raoco le empezó a golpear el pecho. La criatura tenía una gran fuerza, y de no ser por el traje de protección, le habría roto las costillas a Morani. Sixto veía que su compañero estaba en problemas, por lo que corrió con su arma y le clavó la espada en el centro del cuello, provocando que el raoco se ahogara con su sangre.

    El otro raoco atacó a Asher, quien esquivó el ataque retrocediendo un poco. Dado a que no tenía tiempo de usar el arma que le había arrebatado a los esqueletos, Asher quiso defenderse con su espada. Asher se acercó y lo atacó intentando eliminarlo de un golpe en la cabeza. El raoco lo esquivó para después darle un rodillazo que derribó a su enemigo al piso.

    — ¡Asher! — gritaron Kate y Uriel al unísono.

    Ambos chicos atacaron a la criatura desde una posición distinta. Por lo que se vio, las criaturas son verdaderamente fuertes, pero no tienen mucha inteligencia. El raoco no pudo decidirse sobre a quién atacar, por lo que se quedó de pie. Cuando Kate y Uriel lo atacaron, este no supo que hacer, lo que les permitió a los soldados atravesar cada uno un costado diferente de la craitura. El raoco dio un rugido de dolor, pero seguía con vida.

    Asher veía que la criatura no se movía, por lo que tomó el arma de los esqueletos, apuntó al raoco inmóvil y empezó a girar la manecilla. Fue ahí cuando el arma disparó una gran cantidad de tiros que salían dejando un flash de color morado cuando salían por el cañón. Los disparos impactaron contra el raoco en el pecho y en la cabeza, lo que terminó quitándole la vida a la criatura. Kate y Uriel retiraron sus espadas, y fue ahí cuando su agresor terminó muerto.

    Por otra parte, Titao aún tenía a otro de los raocos encima, quien presionaba cada vez con más fuerza sobre el cuello del tigrazul. Titao empezó a dar un rugido que expresaba un gran dolor, hasta que se escuchó como sus huesos se quebraron, lo cual también detuvo su rugido. El raoco le había destrozado el cuello y había matado al tigrazul. Cuando Asher lo vio, ya era tarde.

    El raoco se levantó del suelo después de haber matar a Titao, y ahora los atacaría a los humanos.

    — ¡Asher, dispárale! — gritó Tiana.

    Asher le disparó rápidamente al raoco que lo había atacado justo cuando este empezó a correr en su dirección. Asher consiguió dispararle siete veces y luego su arma se detuvo. Aparentemente, el arma de los esqueletos ya no tenía más munición. Afortunadamente, todos estos disparos habían logrado matar al raoco.

    — ¡Titao! — decía Asher corriendo hacia el tigrazul, esperando que no estuviera muerto.

    Lamentablemente, no hubo forma para salvarlo. El hijo de Blurg quien tenía que liderar la manada ahora estaba muerto en el suelo. Uriel le tocó el cuello y les dijo a sus compañeros que todos los huesos de ese lugar habían sido destrozados.

    — ¿Creen que haya más raocos? — preguntó Sixto algo preocupado de que pudiera haber más de ellos.

    — Es posible que no — respondió Kate — Es más, ellos son los únicos que hemos visto desde que llegamos. Y basado en lo que Titao dijo, estos podrían ser los últimos de la especie.

    — ¿Estás diciendo que los hemos matado a todos? — preguntó Morani sin poder creer esto.

    — Es probable — respondió Kate — Pero debemos revisar el resto de la cueva.

    Los seis humanos empezaron a caminar por la cueva estando alertas ahora que sabían que los raoco podían ser muy fuertes, y además, ya no tenían más municiones en su arma. No estaban demasiado lejos del final. Pocos metros más adelante, la cueva llegaba a su fin. Al final de la cueva había un pequeño pozo con agua y una gran cantidad de restos de carne, los cuales seguramente serían la fuente de alimento de estas criaturas. Morani se acercó al pozo y se lavó la cara, la cual estaba manchada por un poco de sangre después del golpe del raoco.

    Los chicos regresaron y contemplaron a los últimos ejemplares de una especie que acababan de descubrir muertos en frente de ellos, acompañados también por el cadáver de Titao.

    — Debemos decirle esto a Blurg — decía Asher sintiendo algo de pena por el tigrazul muerto — Él merece saber.

    Los soldados salieron de la cueva. Antes de ir hacia el lugar en donde vivían los tigrazules, exploraron la zona un poco más, pero no encontraron nada más que montañas. Tardaron un buen rato en llegar hasta la zona en donde vivían Blurg y el resto de su especie, aun con los mapas.

    Cuando el tigrazul oyó la noticia una gran tristeza lo invadió. Su hijo había muerto, y él no había estado ahí para ayudarlo. Se podía ver como de sus ojos empezaron a salir unas lágrimas, generadas por el dolor de la pérdida.

    — Titao… — decía el líder tigrazul llorando desconsoladamente la muerte de su hijo — ¿Por qué no regresaste a casa?

    — Lo lamento mucho — decía Asher colocando su mano en el brazo de Blurg como una muestra de compasión.

    — No, ustedes no tienen la culpa — respondió Blurg — Él varias veces me decía que quería hacer algo más que solo cazar. Quería demostrarme que podía hacer algo más, y fue por eso que murió… — Blurg se secó las lágrimas para poder hablar con los humanos más calmado — ¿En dónde está su cuerpo? Tengo que enterrarlo con nosotros.

    — Te explicaremos como llegar hasta allá — respondió Uriel mostrándole al líder tigrazul el mapa trazado por su vehículo.

    — Gracias por haberme avisado — decía Blurg sin acostumbrarse a la idea de que su hijo ya no volvería.

    Una vez que los soldados le explicaron a Blurg como llegar hasta la zona en donde Titao había muerto, el tigrazul solicitó la ayuda de otro de los suyos para que lo acompañara.

    Los soldados, un poco apenados por Blurg, decidieron regresar a la nave. Esperaban que sus compañeros hubieran tenido mejor suerte con la búsqueda del arma.

    […]

    No habían pasado ni veinte minutos desde que los humanos se habían retirado de la cueva una vez que Titao murió. Luego de comprobar que no quedara nadie con vida que pudiera verlo, una de las máquinas de ejecución de Cybershark se acercó a la entrada de la cueva. Una vez dentro, vio los cadáveres de los raoco, y a un tigrazul muerto. Sin embargo, los cuerpos de estas dos especies no eran lo que realmente le interesaba, sino algo más.

    La máquina de ejecución buscó un poco en el interior de la cueva y consiguió encontrar una pequeña mancha de sangre, la cual era la sangre que Morani había perdido después del golpe. La sangre aún seguía fresca, pero no tardaría mucho en secarse. La máquina de ejecución tomó un pequeño frasco y metió con mucho cuidado toda la sangre fresca que aún quedaba en el piso. Una vez que la metió en un frasco, lo cerró y lo guardó en un compartimiento en el interior de su cuerpo.

    El robot ya no tenía motivos para seguir en la cueva, por lo que simplemente se retiró del lugar. Ya tenía todo lo que había ido a buscar.

    […]

    Ya era de noche. Todos los humanos se encontraban en la sala central de la nave. Desafortunadamente, ninguno de los equipos había encontrado el arma. Lo cual quería decir que deberían continuar explorando el planeta por más tiempo. Antes de que los soldados se fueran a dormir, se iba a dar un anuncio.

    — Queríamos decirles esto ayer — les decía Ismael a sus compañeros — Pero dado a que tuvimos que cambiar la ubicación de la nave, no pudimos hacerlo.

    — Ismael y yo hemos tomado la decisión de casarnos una vez que regresemos con el arma Boek a la Tierra — dijo Alison muy feliz por dar la noticia.

    Todos sus compañeros aplaudieron la decisión de ambos chicos, ya que quería decir que ya tenían decidida como iba a ser su vida una vez que esta misión terminara. Aunque Uriel no estaba del todo feliz, porque sabía que luego de que Ismael y Alison se casaran, iba a ser el turno de Morani y Tiana. Tiberio por su parte, aplaudía simplemente por el optimismo que mostraban sus compañeros. Dado a que aún no habían encontrado el arma, él no veía ningún motivo para festejar, pero el hecho de que Alison e Ismael creyeran que podrían encontrar el arma le daría más confianza al equipo.

    Después de que el aplauso terminara, Kate miró a Asher mostrándole una sonrisa, acción que también fue imitada por el chico de Estados Unidos. Sin embargo, ninguno de ellos se dio cuenta de que Nikolai vio las miradas que sus dos compañeros habían intercambiado. El soldado ruso empezó a sospechar por la forma en la que Kate miró a Asher, pero lo tranquilizaba recordar Kate aun desconfiaba de Asher por la mentira que él había inventado. Aunque Nikolai empezó a pensar que el hecho de que ambos hayan ido juntos en la misión los había hecho tener algo de confianza el uno con el otro.

    […]

    El planeta Eikrat estaba en un descontrol total. Varios de los habitantes de aquel planeta imploraban piedad hacia los vofkridianos, quienes no los escuchaban y no hacían otra cosa más que matarlos.

    En el interior del palacio, los sirvientes del encargado anterior habían designado a un nuevo líder, quien ahora era obligado a mirar por Hkras y Veygh desde el palacio, como su gente estaba siendo exterminada poco a poco por una raza tan cruel como los vofkridianos.

    — Por favor, detén esto — le imploraba el nuevo encargado del palacio al emperador.

    — Dime el nombre de la otra raza a la que dieron la información sobre el arma, y toda esta masacre terminará de inmediato — le respondió Hkras de forma muy seria.

    — Quisiera hacerlo, pero no lo sé — decía el encargado desesperándose cada vez más — No lo vas a averiguarlo matando a todos los eikratianos.

    — Tampoco lo voy a averiguar dejándolos con vida — le respondió el emperador — Cuando ustedes pueden hacer lo que yo les digo, no quieren hacerlo. Y cuando quieren hacerlo, no pueden. Una raza así no me sirve para nada. Su tecnología de navegación no es extraordinaria, y su tecnología de guerra es peor que mediocre. El impero vofkridiano no necesita a los eikratianos. Así que ahora serán exterminados de forma definitiva.

    Dado a que el planeta Eikrat es demasiado pequeño a comparación con otros planetas, los vofkridianos, a pesar de no ser un gran número, lograron exterminarlos a todos en solamente tres horas. Ahora el único miembro restante de la raza habitante del planeta Eikrat era el nuevo encargado del palacio. Toda su gente había sido eliminada cruelmente por los vofkridianos, lo cual lo destrozó por dentro. Una vez que él muriera, la raza eikratiana iba a quedar extinta para siempre.

    Hkras hizo que Veygh se acercara al encargado y se preparara para matarlo en cuanto él diera la orden.

    — Tus próximas palabras van a ser las últimas palabras que serán pronunciadas por un eikratiano — le decía el emperador — Y van a aparecer escritas en los libros de historia de nuestro impero. Haz que valgan la pena.

    — Espero que algún momento alguien te derrote y te haga pagar por todo lo que nos hiciste a nosotros — dijo el eikratiano entre lágrimas esperando que su último deseo pudiera ser cumplido.

    — ¿Eso es todo? — le preguntó retóricamente Hkras en un tono de burla — Veygh, mátalo.

    La mano derecha del emperador vofkridiano sacó su espada y le atravesó el corazón al eikratiano, provocando que este terminara muerto, y con él, toda su raza.

    Una vez que uno de sus problemas había sido eliminado, Hkras le pidió a Veygh que los reúna a todos para dejar ese planeta de inmediato.

    — Nuestro trabajo aquí está hecho — dijo el emperador vofkridiano — Es el momento de regresar a Boek.
     
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    Hola.

    Ciertamente este capítulo es más extenso. Y varios acontecimientos importantes pasaron la muerte del Tigrazul, el ataque de los Raocos, el ataque de los vofkridiano al planeta Eikrat y los pormenores del día a día de los humanos. Me gustó la madurez que Uriel muestra en el capítulo al actuar de forma tan correcta. El choque de los humanos y vofkridiano parece ser inevitable, y tenemos a las maquinas y a los esqueletos jajaja que semejante diversidad tiene este zoológico.

    Quedo al pendiente de lo que pasé más adelante.

    Saludos y suerte.
     
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  20. Threadmarks: Búsqueda - Parte 1: La confrontación
     
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    El arma Boek
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    Ciencia Ficción
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    Saludos. Voy a publicar el primer capítulo perteneciente a la parte Búsqueda, la cual será la parte más larga de toda la historia, superando a Peligros y Criaturas en el número de capítulos.

    Les quiero decir que es posible que todos los capítulos no sean demasiado largos, y que se repita lo visto en la parte Criaturas, donde creo que solamente dos capítulos llegaron a superar el total de 4000 palabras. Igualmente creo que yo ya les había dicho que no me pongo ningún tope ni límite de palabras para los capítulos, y que los termino en el momento en el que yo considero que han cumplido con el objetivo de cada uno. Sin embargo, hay capítulos que los he terminado porque se estaban extendiendo demasiado, y no quería que esos capítulos abarcaran demasiado, a pesar de que el objetivo de cada uno de ellos no se había cumplido.

    Espero que les guste este capítulo y que lo disfruten. Sin nada más para decir, los dejaré leer en paz.

    Búsqueda – Parte 1: La confrontación

    Un nuevo día estaba comenzando en el planeta Boek. Apenas estaban empezando los primeros minutos de luz en el planeta y Tiberio ya se encontraba en la sala central. El rompe huesos estaba esperando a que Simón y el resto de sus compañeros se levantaran para poder salir nuevamente en búsqueda del arma Boek. Simón fue el primero en despertar. La única razón por la que no se asombraba de ver a Tiberio despierto desde temprano era porque ya lo conocía desde hace tiempo.

    — ¿Siempre temprano? — preguntó Simón a su soldado.

    — Hay que prepararse para seguir buscando el arma — le respondió el rompe huesos — Si tenemos suficiente suerte, es posible que la encontremos en estos días y podamos regresar a la Tierra.

    — Escucha, Tiberio — le dijo Simón seriamente — Quería decirte esto antes, pero no me agradaba que los demás lo escucharan.

    — ¿Qué es? — preguntó Tiberio algo sorprendido de que la espada de plata le hablara de esa forma.

    — Cuando regresemos a la Tierra con el arma, yo voy a anunciar mi retiro como espada de plata — le dijo Simón — Creo que ya he ayudado a la FOT demasiado. Pero para ganar la guerra en contra de Hkras, Kendrick va a necesitar a alguien verdaderamente capacitado a su lado. No voy a retirarme como soldado, simplemente te daré la espada de plata.

    — Simón, yo ya te dije que…

    — No empieces con eso — le respondió Simón interrumpiendo a su soldado — Tú eres el hombre más capacitado para esto de los que están aquí.

    — ¿Y por qué no dijiste esto en presencia de los demás? — le preguntó Tiberio.

    — Eso es porque si se enteran de esto, podrían dejar de verme como figura de autoridad — le respondió Simón — Pero esta será mi última misión portando la espada de plata. Y no aceptaré un no como respuesta.

    Las palabras de Simón verdaderamente dejaron asombrado a Tiberio. Él, a diferencia de los otros soldados, entrenó para la FOT desde que era niño. Toda su vida había visto a Simón con la espada de plata, y sería difícil acostumbrarse a que él iba a retirarse. Y le costaba todavía más imaginarse a sí mismo como la espada de plata en un futuro.

    El resto de los soldados se había levantado, y luego de comer bien, se dirigieron a la sala central, esperando una nueva orden de parte de Simón. Nikolai se acercó a Kate para ver si de una vez le tocaría volver a una misión con ella, dado a que no estuvieron juntos en una desde que los atacaron los gyot. Benjamín recordó lo que escuchó hace dos días y pensó que sería mejor mantener vigilado a Nikolai atentamente.

    Simón decidió que nuevamente los iba a dividir en dos equipos, repitiendo lo hecho el día anterior.

    — El día de hoy se dedicarán a explorar el planeta nuevamente — les informaba la espada de plata — No me malinterpreten. Me gustaría que pudiéramos explorar este planeta a mayor profundidad dividiéndolos en más equipos. Pero no sabemos cuándo podría aparecer Cybershark, y esos esqueletos me ponen un poco nervioso.

    — ¿Y quiénes irán en esos equipos? — preguntó Nikolai que no se daba cuenta de que Benjamín lo miraba atentamente.

    — Tiberio liderará a uno de los equipos con Asher, Kate, Uriel, Ismael y Alison — dijo la espada de plata — Por otro lado, Sixto será el líder el líder de otro equipo formado por Nikolai, Morani, Tiana y Benjamín.

    Tiberio entendió que Simón le había dado a un equipo más numeroso para poner a prueba en verdad a sus capacidades como líder. Nikolai estaba confundido por la elección curiosa que Simón hacía para armar los equipos. Ya era la cuarta vez consecutiva que no estaba en un equipo con Kate, en cambio, con el resto de los soldados ya había ido al menos una vez después del ataque de los gyot. La espada de plata les dijo que se dirigieran a la sala de los vehículos y que les daría las indicaciones antes de partir. Todos obedecieron y se prepararon.

    — Sixto, tú y tu equipo irán hacia el norte de aquí — decía la espada de plata — Quiero que exploren hasta el mediodía. Si ven que no encuentran nada, cambien de dirección hacia el noreste.

    El equipo de Sixto salió de la nave luego de recibir las indicaciones de Simón. Tiberio ahora estaba esperando su turno de recibir indicaciones.

    — Tiberio, tú y tu equipo se dirigirán al sur — le dijo Simón — No quiero que se desvíen demasiado, por más que no encuentren nada interesante. Si no aparece ninguna localización posible para el arma, descartaremos esa zona.

    Tiberio le dijo a su equipo que lo siguiera y el rompe huesos se puso al frente de ellos. Ahora Simón había quedado solo en la nave. La espada de plata decidió dejar la sala central y dirigirse a la sala de entrenamiento.

    — Si todo va bien, este será el último día que yo les dé una orden — pensaba la espada de plata preparándose para entrenar.

    […]

    En la ciudad de los huesos, Cleexor y Nix estaban reunidos en una habitación llena de computadoras y equipo, la cual funcionaba como la zona de mando principal. Los dos que estaban a cargo del manejo de la ciudad estaban reunidos con otros dos esqueletos que tenían algo importante que decirle.

    — Hemos divisado una nave extraña ingresando a nuestra atmósfera durante la madrugada — decía uno de los cleexor algo nervioso.

    — ¡¿Qué?! — reaccionó Cleexor ante la información que uno de los suyos le había dado — ¡¿Pero qué es lo que quieren de nosotros?!

    — ¿Crees que puedan ser más humanos? — preguntó Nix dando una suposición — Probablemente no lograron entrar a la ciudad y llamaron a más de ellos.

    — El planeta Tierra está muy lejos de Boek como para que ellos como para que llegaran tan rápido — respondió Cleexor empezando a preocuparse — Podría tratarse de otra raza.

    — En cualquier caso no debe preocuparse — le respondió otro de los esqueletos — Ellos pasaron sobre la esfera, pero no creo que la hayan visto. No con la poca luz que había.

    — Más vale que no la hayan visto — decía Cleexor — No podemos dejar que la encuentren. De nuestros tres laboratorios, la esfera es el más importante. Voy a enviar a varios refuerzos a custodiar nuestros laboratorios. Los humanos ya interfirieron mucho con nuestra investigación cuando atacaron la pirámide. No podemos dejar que ataquen a los otros dos.

    Ambos esqueletos se retiraron del lugar saludando a su líder, dejándolo solo en esa habitación junto con Nix, que iba a preparar a varios refuerzos para que marcharan a proteger sus edificios de investigación.

    Cleexor estaba algo preocupado por la llegada de varias razas a su planeta en tan poco tiempo. Aunque en un momento no sabía cuál sería su objetivo, pronto tuvo una idea de que era lo que querían.

    — Ninguna raza pondrá sus manos sobre el arma Boek — pensaba Cleexor haciéndose una promesa.

    […]

    Sixto, Nikolai, Morani, Tiana y Benjamín avanzaban con sus vehículos por la zona norte. Sixto iba al frente tal y como Simón le había dicho. Siguiéndolo justo por detrás estaban Morani y Tiana, y al final del equipo estaban posicionados Nikolai y Benjamín. El chico de Inglaterra se acercó para hablar con el soldado ruso. A Nikolai le sorprendió que Benjamín quisiera hablar con él.

    — ¿Qué quieres? — preguntaba Nikolai sabiendo que Benjamín iba a decirle algo.

    — ¿Por qué te molestaste tanto cuando Simón asignó los equipos? — preguntaba Benjamín a su compañero sabiendo que algo lo molestaba.

    — No sé de qué me hablas — le respondió Nikolai intentando engañar a Benjamín.

    — Vi la forma en la que te molestaste con Simón cuando él dijo que irías en nuestro equipo — le respondió el chico inglés — Y no sé por qué, pero tengo el presentimiento de que tiene que ver con Kate.

    — ¿Qué te hace pensar eso? — preguntó Nikolai sorprendido de que Benjamín se diera cuenta de lo que pasaba.

    — Por la forma en la que le hablaste hace unos días — le dijo Benjamín — Estoy empezando a pensar de que te molestaste solamente porque no te tocó ir con ella a la misión.

    — Es la cuarta vez que Simón me envía en un equipo distinto al que va ella — respondió Nikolai — Estoy seguro de que él sabe que me gusta, y lo está haciendo a propósito.

    — Estás un poco paranoico — le respondió Benjamín.

    — No, no lo estoy — respondió Nikolai — Simón está tomando varias decisiones incorrectas, y no solo ahora, sino también desde antes. Si seguimos así, no podremos completar esta misión. Él no debería estar a cargo. Kendrick debió haber venido a este planeta con nosotros.

    […]

    El equipo de Tiberio avanzaba rápidamente con sus vehículos por la zona en la que les había tocado recorrer. El rompe huesos iba al frente del grupo pensando muy atentamente en las palabras de Simón. Ninguno de sus compañeros estaba hablando con él, lo que le dio tiempo a reflexionar al respecto. El rompe huesos estaba intentando imaginarse a sí mismo portando la espada de plata, lo cual lo convertiría en el segundo al mando en la FOT. Todo esto ayudó a Tiberio a recordar la promesa que se había hecho, de no aceptar un cargo superior hasta no poder vengar la muerte de sus padres. A pesar de que habían pasado varios años, Tiberio no olvidó nunca ese día de su niñez.

    Kendrick y Simón te están esperando ahí adentro — decía uno de los soldados abriendo la puerta de una de las oficinas de la FOT.

    Hola, Tiberio — le decía Kendrick al niño que acababa de entrar — Mi nombre es Kendrick, y él es Simón.

    Me dijeron que ustedes dos son los que manejan todo este lugar — les respondió Tiberio a los dos hombre — Y que iban a hablar conmigo sobre mis padres.

    Eso es correcto — le respondió Simón — ¿Recuerdas que te dijeron que tus padres habían ido a una misión de exploración?

    Así es — respondió Tiberio — Pero mis padres se fueron hace mucho. Y aún no han regresado.

    Lamentamos tener que decirte que tus padres no van a regresar — le dijo Kendrick acercándose al niño Tiberio — Tus padres murieron en una misión.

    ¿Qué? — preguntó Tiberio sin saber por qué Kendrick le decía eso — ¡No! ¡Eso no puede ser! ¡Mis padres no pueden estar muertos!— luego de decir estas palabras, el niño empezó a llorar — ¡Si se mueren ya no podrán regresar! ¡Ellos no pueden estar muertos!

    Lamentamos mucho ser nosotros quienes tengamos que darte estas noticias — le respondió Simón algo apenado por el niño — Pero tienes que saberlo. Ellos querían regresar para estar contigo, pero alguien los mató.

    ¿Quién? — preguntó el niño llorando sin consuelo — ¿Quién mató a mi mamá y a mi papá?

    Su nombre es Hkras — le respondió Kendrick al pobre niño — Él es el responsable.

    Tiberio dejó de recordar aquel triste momento de su infancia para centrarse nuevamente en el camino. El camino que recorrían estaba rodeado de piedras de gran tamaño, y solamente eso. No había montañas, ni árboles, ni ríos, ni nada más. Lo único que había alrededor de ese lugar eran unas piedras enormes. Eran todas casi del mismo tamaño, y estaban demasiado bien alineadas unas con otras para que estuvieran ahí por accidente.

    — Probablemente iban a construir algo aquí — decía Kate sacando conclusiones de lo que veía.

    — Díganme chicos — les decía Asher acercándose a Ismael y Alison — ¿En qué país van a celebrar su boda?

    — Lo haremos en Nueva Zelanda, nosotros venimos de ahí — respondió Ismael — ¿Tú y Kate son del mismo país?

    — No — respondió la chica de Francia — Yo vengo de Francia, y Asher de Estados Unidos.

    — ¿Y en donde van a celebrar su boda? — preguntó Alison en un tono amistoso.

    Tanto Asher como Kate se sonrojaron un poco con la pregunta de su compañera. Ellos apenas habían empezado a estar juntos y de todas las cosas de las que pudieron haber hablado, una boda ciertamente no era una de ellas.

    — Nosotros…no lo hemos decidido todavía — respondió Asher.

    — Bueno, pero apenas empiezan una relación — respondió Alison — Estoy segura de que tendrán tiempo para eso más adelante.

    Uriel miró esa escena muy feliz por su hermano Asher. Lo alegraba mucho saber que su hermano había encontrado a alguien que lo hiciera feliz, y pensó que en algún momento, tal vez él podría encontrar a alguien también.

    Tiberio había venido escuchando toda esta clase de conversaciones desde que había llegado al planeta. A él no le interesaban demasiado las relaciones. Él siempre tuvo un solo objetivo en su cabeza y era eliminar a Hkras. Aunque el escuchar tantas cosas relacionadas a este tema le hizo pensar en que es lo que iba a hacer en el momento en el que el emperador vofkridiano sea quitado del medio.

    Sin embargo, sus pensamientos respecto a ese tema se interrumpieron cuando escuchaba un ruido que iba en dirección hacia él y su grupo.

    — Deténganse — les indicó Tiberio frenando su moto — Escucho algo acercándose.

    Los otros cinco soldados detuvieron sus vehículos y se callaron por unos instantes para poder escuchar que era de lo que hablaba el rompe huesos. Efectivamente, había algo acercándose hacia ellos. Y por el sonido que tenía, se pudo saber que se trataba de vehículos. El ruido se hacía cada vez más fuerte, lo que quería decir que cualquier cosa que se estuviera acercando iba a encontrarse con ellos.

    Fue ahí cuando a lo lejos lograron observar como unos cinco vehículos extraños se aproximaban a gran velocidad hacia ellos. Estos vehículos eran demasiado rápidos a comparación de los suyos, por lo que escapar sería inútil. Cuando se acercaron lo suficiente lograron divisar que se trataba de cinco vofkridianos. Asher, Uriel y Kate lograron identificar al que estaba al frente de todos ellos.

    — ¡Es Hkras! — decía Uriel poniéndose nervioso.

    — ¡Maldición, vienen muy rápido, nos alcanzarían si intentamos huir! — dijo Asher empezando a preocuparse — ¡¿Qué hacemos?!

    — Pelear contra ellos — respondió Tiberio bajándose de su moto — Los superamos en número.

    Los otros estaban algo preocupados por la decisión que Tiberio había tomado, pero no había forma de huir de ellos. Asher, Kate, Uriel, Ismael y Alison se bajaron y se pusieron junto al rompe huesos, quien esperaba a que los vofkridianos se detuvieran en cuanto los vieran.

    Hkras, quien era el que iba al frente, vio a los humanos y empezó a frenar su vehículo. Los vehículos de los vofkridianos eran muy parecidos a los quads, pero estos tenían unas seis ruedas en vez de cuatro. El emperador vofkridiano le hizo una seña de detenerse a sus cinco soldados.

    Tiberio estaba verdaderamente feliz de finalmente tener a Hkras en frente suyo. Él había estado entrenándose para enfrentarlo toda su vida, y ahora tenía la oportunidad perfecta. El emperador vofkridiano se bajó de su vehículo, acción que fue imitada por el resto de sus hombres, y luego se acercó a los humanos.

    — Veo que aún siguen aquí, lo cual quiere decir que no han encontrado el arma todavía — les decía el emperador vofkridiano.

    — Hkras — dijo el rompe huesos intentando contenerse — He estado esperando este momento toda mi vida.

    — ¿Quién eres tú? — preguntó el emperador vofkridiano cuando vio a Tiberio — Tú no estuviste en la cueva ese día.

    — Soy un hombre que busca venganza — le respondió el rompe huesos sacando su espada y activando su escudo — Tú mataste a mis padres hace tiempo. ¿Lo recuerdas?

    — No sé qué clase de raza son ustedes, pero yo tengo casi 300 años — respondió Hkras — No puedo recordar a cuantos he matado. Tus padres seguramente eran unos gusanos insignificantes igual que todas mis víctimas, y no vale la pena recordarlos.

    — ¡Cállate! — gritó Tiberio verdaderamente enojado tras escuchar esas palabras — ¡No permitiré que hables así de ellos! ¡Tú me quitaste la oportunidad de tenerlos, y también les quitaste la oportunidad de criar a su hijo! ¡Por eso vas a morir!

    Tiberio, ante la sorpresiva mirada de todos sus compañeros empezó a correr hacia Hkras. El emperador vofkridiano imitó su acción. Ambos enemigos corrieron hacia el otro y se atacaron con las espadas, produciendo un choque entre ambas.

    — ¡Mátenlos! — ordenó Hkras.

    Los otros cuatro vofkridianos atacaron a los cinco soldados terrestres, que no tenían otra opción más que pelear. Asher, Uriel e Ismael atacaron a uno cada uno, mientras que Kate y Alison peleaban juntas contra el que quedaba. Los cinco soldados atacaron con sus espadas, pero los ataques terminaron siendo bloqueados por los vofkridianos, quienes decidieron contraatacar de la misma forma. Los chicos tenían algo de miedo de pelear contra los vofkridianos, recordando la pelea ocurrida hace varios días atrás, por lo que no intentaron bloquear los ataques, sino que retrocedieron.

    Hkras atacó al rompe huesos, quien bloqueó el ataque usando su escudo, y luego quiso atacar a Hkras en la cabeza con su espada. El vofkridiano movió sus brazos rápidamente y detuvo el ataque con su espada. Haciendo un poco de fuerza, Hkras logró forzar a Tiberio a bajar su espada, y ágilmente le dio un rodillazo en el estómago al rompe huesos, quien retrocedió unos pasos tras el golpe. Hkras intentó matarlo atravesándolo con su espada, pero Tiberio afortunadamente logró evadirlo dando un salto hacia el suelo de costado. Ahora el soldado se puso de pie rápidamente e intentó atacar a su enemigo con su espada. Hkras lo esquivó e inmediatamente devolvió el ataque, el cual fue bloqueado gracias al escudo del rompe huesos. Tiberio empujó con fuerza su escudo y le tiró la espada al suelo al vofkridiano. Quiso aprovechar que se encontraba indefenso para atravesarle el corazón, pero Hkras dio un rápido salto hacia atrás que le permitió acercarse para levantar su espada.

    El emperador atacó a Tiberio, quien interceptó el ataque con su espada. Antes de que pudiera hacer otro movimiento, Hkras soltó la espada para sostenerla solo con un brazo, y usó su brazo libre para golpear a Tiberio en la cabeza, derribándolo al piso. Hkras se acercó a él y comenzó a atacarlo repetidas veces. Tiberio no podía hacer nada más que bloquear los ataques utilizando su escudo. Los primeros tres ataques fueron bloqueados exitosamente. Hkras se dio cuenta de que su enemigo no se levantaba, por lo que atacó nuevamente esperando a que Tiberio lo bloqueara. Efectivamente, Tiberio bloqueó el ataque de la espada de Hkras. Rápidamente, el emperador vofkridiano le dio un rodillazo a la cabeza, el cual lo hizo rodar dos veces por el suelo.

    — ¡Tiberio! — gritó Ismael notando que su compañero estaba en peligro.

    Todos los soldados se alejaron de sus oponentes para acercarse a ayudar a su amigo, quien estaba algo aturdido por el golpe. Hkras y los otros cuatro vofkridianos los rodearon, dejándolos casi sin ninguna salida. El emperador vofkridiano hizo dos señas a sus soldados. Primero levantó su brazo con la mano abierta y después separó sus dedos.

    El emperador y el resto de los vofkridianos atacaron velozmente a los humanos, quienes no sabían cómo defenderse. Hkras atacó a Asher. El chico estadounidense quiso bloquear el ataque con su espada, pero cuando ambas chocaron, la suya cayó al piso.

    — ¡Asher, no! — gritó Kate pensando que su novio iba a ser asesinado.

    Hkras le dio un fuerte rodillazo a Asher en el pecho, el cual lo hizo caer. El resto de sus compañeros ahora fueron atacados por los demás vofkridianos. Estos imitaron las acciones de su emperador. Una vez que el primer ataque fue bloqueado, los soldados de Hkras los golpearon a todos en el pecho, tirándolos a todos al piso.

    Los seis soldados creyeron que se trataría de su fin, pero no fue así. Los cuatro vofkridianos que acompañaban a Hkras se alejaron de ellos y volvieron a sus vehículos, dejando solo al emperador vofkridiano junto a ellos.

    — No pelean nada mal — les dijo Hkras a los seis soldados ahora tirados en el piso, mirando asustados al emperador — Voy a darles una oportunidad para que se rindan. La próxima vez que ustedes y yo nos veamos, quiero que se arrodillen ante mí y me juren lealtad. Ahora que una de las razas de mi imperio se extinguió, tengo que reemplazarla de alguna forma, y creo que ustedes son los indicados. Pero solamente tendrán una única oportunidad. Si la próxima vez que los veo, ustedes no están arrodillados ante mí, los voy a eliminar.

    Hkras se alejó de los humanos, que seguían asustados por la pelea. Hkras subió a su vehículo y se preparó para irse.

    — Veamos si Veygh y los demás tuvieron más suerte que nosotros — respondió Hkras acelerando y dejando la escena junto a sus soldados.

    Los humanos se tranquilizaron un poco del susto que habían vivido hace poco.

    — Alison, estás bien — le preguntó Ismael acercándose a su novia.

    — Así es — le respondió Alison — ¿El resto están todos bien?

    — Creo que sí — respondió Uriel — ¿Asher, Kate?

    — Estoy bien, gracias por preguntar — respondió Kate.

    — ¿Qué hay de ti, Tiberio? — le preguntó Asher.

    Todos centraron su mirada en Tiberio, quien era el soldado que había recibido la mayor cantidad de golpes por parte del emperador vofkridiano. El rompe huesos se puso de rodillas algo adolorido y empezó a golpear el suelo repetidamente con sus puños.

    — ¡Mierda! — gritó Tiberio descargando su enojo — ¡Maldito, Hkras! — gritó ahora más enojado y golpeando el suelo con más fuerza — ¡Finalmente lo tenía! ¡Toda mi vida entrenando para esto, y no le pude dar ni un solo golpe! ¡Mierda, mierda!

    El rompe huesos golpeó el suelo unas cinco veces más hasta que su mano empezó a dolerle demasiado. Una vez que terminó, tomó aire y se puso de pie. Los otros soldados vieron una expresión de furia en su rostro, lo cual quería decir que su enojo no terminó aún.

    — Vamos — respondió Tiberio tratando de no desquitarse con sus compañeros, que no tenían nada que ver en esto — Debemos regresar a la nave. Tenemos que informarle a Simón sobre esto.

    Los seis soldados subieron a sus vehículos y emprendieron el camino de regreso para encontrarse con Simón y con el resto de sus compañeros. A pesar de que estaban aliviados de estar vivos, todos llevaban dentro un sentimiento amargo por la derrota en la pelea contra los vofkridianos.
     
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