Lo que habita en el armario

Contenido oculto: Nota del Autor

¿Acaso me culparían si intentara crear algo Lovecraftiano, para niños? Este es el resultado. Nadie nunca dijo que el "monstruo" de la actividad de Halloween Fabrica de Monstruos, tuviera que ser necesariamente malo... La verdad, me gusto el resultado a nivel de originalidad. Quizás pude usar un mejor léxico, pero simplemente mi vocabulario todavía no es tan basto como lo quisiera.

Durante las noches, Peter no lograba dormir siempre pensando y viendo a su alrededor, en aquel cuarto tan grande y lleno de juguetes a su alrededor, sombras por todas partes. Su padre le dijo hace mucho, que cuando temiera por su seguridad, durante la noche pusiera su pequeño peluche dentro del armario, para que él le cuidase. Peter no entendía la razón de aquella petición de su padre, hasta que una noche se despertó en la madrugada y vio como de su armario emanaba luces, gruñidos y movimientos que retumbaban por toda la habitación creando un eco aterrador. De alguna manera, Peter logró correr en dirección al armario armándose de valor, y abrir sus puertas. Cuando vio algo completamente nuevo, maravilloso y aterrador para un niño tan pequeño. Un montón de rostros que avasallaron a su ser, siempre sentía cada noche que algo lo miraba, puesto que al acostarse, el copete de la cama daba directamente a las puertas del armario, imponente y frío; solamente dejaba pasar por su mente un hecho: algo estaba allí dentro esperando por salir.

Esa noche vio, cómo de alguna forma misteriosa, su pequeño peluche del Capitán Super PringlesBear — de una serie animada de aquel lejano 1990, con un Osito de Peluche con ocho ojos cual araña y armado con un martillo de poder, se opone al mal creado por un HotDog con planes de dominación mundial — se movía, y no solo eso, daba saltos de un lado a otro, con sus ojos llenos de luz y su martillo irradiando con el fulgor de una estrella fugaz, como atacaba a un espectro sin forma alguna, una masa que tomaba mil y un rostros llenos de dientes y garras, que intentaban a todo momento acercarse a Peter, intentar tomarlo y arrastrarlo a aquel lugar donde nunca nadie lo volvería a ver. El pequeño peluche estuvo luchando contra aquella bestia durante miles de eones, pero en la vida de Peter, solamente fueron 5 minutos, pero no fue sino hasta que un poco de agua de un vaso al lado de la cama de Peter, se derramo sobre el peluche mientras este combatía a sus anchas a la bestia en la habitación, lo que lo hizo más lento y torpe y justo cuando todo se vio perdido, cuando SuperPringlesBear perdió su martillo y aquella sombra se abalanzaba sobre el de una forma victorioso, Peter en su cabeza escuchara la voz del Capitán Super PringlesBear recitando una y otra vez palabras simples para el pequeño niño -enciende la luz Peter, yo seguiré aquí protegiéndolos a todos.-



Cuando Peter lo hizo, aquella bestia simplemente desapareció, y su pequeño peluche permaneció inmóvil, mojado, pensó que quizás, todo fue un sueño. Al volver a apagar la luz, todo siguió con normalidad y durmió el resto de la noche abrazando a su osito, hasta el día siguiente.

Fue entonces que al día siguiente, aprovechando que recién desempacaban las cosas en la casa nueva — antigua como ninguna otra, de las primeras en construirse en las colinas — le preguntó a su padre mientras este dejaba un par de cajas con cubiertos y elementos de la cocina en el suelo — ¿Papi hay algo malo en mi cuarto? me da miedo el monstruo — a lo cual su padre simplemente pudo esbozar una sonrisa, tomó un asiento cercano y simplemente se sentó y monto a Peter en su rodilla, para contarle una historia, de un antiguo ser primigenio, algo más antiguo que las planicies estelares, bestias ancestrales que rondaban en planos existenciales superiores a los conocidos por el hombre, aunque claro, Peter no lograba comprender absolutamente nada de aquella historia y mucho menos la terminología que usaba su padre al contar tal historia, que según él. Era completamente verídica:

En los comienzos de lo desconocido, habitaban más allá de toda comprensión unos seres omnipotentes y colosales, sus cuerpos eran estrellas que irradiaban a la total no existencia y las estrellas no eran más que vestigios de su existencia en los planos del universo del hombre. Eran llamados los primigenios, los primeros en vivir y a la vez morir, nadie sabría qué eones después, lo que ellos crearan -la vida- los olvidaría y negaría el hecho de su existencia; aunque eso es una historia para otra tarde. Entre ellos había dos que pasaban sus ratos jugando, tomaban con sus palmas al cosmos y le daban forma, creaban estrellas y las agrupaban para que aquellos seguidores — los humanos — supieran reconocer el camino a la verdad.

Sus nombres eran Xitalca, “ojos fugaces en la iluminación” y Zanatse “Merodeador de Sombras”

Xitalca era pequeño en comparación a los otros primigenios, pero compensaba sus escasa magnitud con el brillo de sus ojos, y es que cuando todo era oscuridad, el primero en dar un vestigio de la luz fue el, al nacer, abriéndose paso como una masa amorfa entre los planos y sin dudarlo abrir en su propio cuerpo ocho pequeños cristales de los cuales surgiría la primera luz del universo, dándole a su vez, ojos a todo aquello que fuese el comienzo de la vida, permitiéndoles amar y apreciar aquello que les rodea, el primer ser en ver la creación en proceso de los otros Primigenios, tal cual la verían años después la raza humana.


Al mismo tiempo del nacimiento de Xitalca, en otro punto del cosmos surge cual sombra un segundo ser, un negativo de la existencia de Xitalca, la oscuridad misma, pero a diferencia de su antítesis llena de luz y belleza, Zanatse no poseía ojos con los cuales apreciar lo que lo rodeara, en su lugar tenía diez y seis agujeros completamente llenos de dientes y garras con las cuales devorar todo aquello que emana luz u vida a su alrededor, el universo — o más bien dicho, los Primigenios superiores — habían decidido jugar, ver cómo se desarrollaría un mundo donde dos fuerzas estuviesen en constante colisión.

Con el paso de los tiempos, Xitalca decidió apoyar a las especies y les dio dones, les permite a través de sus ojos contemplar ideas más allá de sus límites y a preservar el conocimiento entre generaciones, mientras Zanatse decidió permanecer en el único lugar donde Xitalca no podría proteger a sus hermanos -pues él no se consideró nunca superior a otro ser- tomo a la existencia misma y tal como una plaga fue extendiéndose entre ellos, creando a las sombras donde habitar y al esferas gigantes de piedra interponerse con la luz de los soles, crear la noche a través de la cual Zanatse pudiera vagar a sus completas anchas y lastimar a los hermanos de Xitalca.

Esa lucha ha permanecido día tras día, Zanatse se convirtió en un ser tan bajo que decidió devorar aquello que no podría protegerse de ninguna forma contra él, las nuevas generaciones del hombre, por lo cual Xitalca emprendió un camino, decidió convertirse en el avatar necesario para detener a Zanatse de su simple deseo de devorar la luz.

Esa fue la primera y última vez que Peter supo algo de aquel evento, olvidado entre sus recuerdos como un mero sueño o pesadilla, pero parte de su ser, le recordaba que todas las noches, cuando los niños sintieran peligro alguno, quizás, solo quizás, en verdad estuviera Xitalca enfrentando a Zanatse una vez más.

Fin​