"Estos son los pasillos de la Academia General del Este, donde los alumnos pueden reunirse y charlar entre las clases, o fuera de ellas, esta zona enlaza con las Aulas y los Dormitorios, así que pueden relacionarse en primer momento antes de pasar a mayores" Lista de Roleros:@Bruno EVF @Amane @Nekita @rapuma @Lemon Shoots @Liza White @Noir @Kuai Liang
—Pero que sitio mas raro soy el primero en salir nunca me espere esto—Dijo Max al ver que era el primero en salir vio que el lugar estaba entrelazado entre las aulas y los dormitorios a lo que Max muy sorprendido dijo —Pero que sorprendente no me la hubiera esperado—Dijo Max al ver esto y además que decidió sacar de su bolsillo una botella con agua así que se sentó en el suelo y la tomo —Vaya que refrescante—Dijo y se levantó y comenzo a caminar por el lugar mirando el lugar en busca de alguna sorpresa que le impactará
Sakuya La peliblanca empezó a caminar los pasillos completamente en silencio, su sola presencia ponía aire frío a la atmósfera, su cara mostraba desinterés y ánimo nulo, se acercó a los casilleros sin decir ni pío, y dejó su mochila dentro, uno esperaría ver fotos u otras cosas de valor sentimental en el interior de los casilleros, pero el interior del casillero estaba vacío, y frío, solo estaba la mochila recién puesta ahí, luego de eso, Izayoi cerró el mismo y puso la combinación del candado, para luego sentarse en el suelo y ponerse a divagar, mirando el techo, siempre inexpresiva y silenciosa...
Ruby ''Yo... siempre deseé algo diferente en mi vida, ¿saben? Que algo cambiara, daba igual el qué. Siempre, siempre... todos los días, iba al colegio, al club de teatro y regresaba de vuelta a casa. Ir, volver, ir y volver. Como un ciclo que empezaba un día y terminaba para volver a empezar al día siguiente. ¡Y estaba tan cansada de eso~! ''De las mismas caras, las mismas lecciones, las mismas cosas una y otra vez.'' Ruby corría como una exhalación a través de los pasillos abarrotados de alumnos. Su despertador no había sonado aquella mañana a la hora acordada y como consecuencia ahora llegaba tarde, probablemente, por segunda vez en esa semana. Aún si las clases le parecían monótonas y aburridas, ¿cómo podía ser tan despistada y torpe? —¡Ah! ¡No, no, no, no!— se decía como un mantra, y sus zapatos chirriaban sobre el suelo pulido al torcer las esquinas—. ¡No puedes permitirte llegar tarde hoy, Ruby! ¡No puedes! ''Todo era igual siempre. El profesor terminaba regañándome cuando me dormía durante las clases. Y no era como... si no me gustase la escuela, ¡no era para nada eso! ¡Amaba a mis amigas y mis maestros! Pero... no estaría mal si algo pudiera ser diferente por una vez.'' Y corrió y corrió, siempre mirando al frente sin vigilar sus pies. Por tal motivo, obcecada como estaba en alcanzar su clase, no reparó en aquella chica de blanca cabellera que se había sentado en el suelo y tropezó, precipitándose y cayendo en el acto. Se oyó un ¡paf!, seguido de pequeñas quejas de dolor y ''auch'' ahogados. Eso había sido horrible. —A-auchie...— casi sollozó, dolorida. Se incorporó frotándose la nariz golpeada y volvió la cabeza para localizar a la causa de su tropiezo. Cuando sus ojos se encontraron con la joven de blanca cabellera que se hallaba en el suelo sentada con cara de pocos amigos, Ruby dibujó en sus labios una sonrisa culpable— Ups, lo siento~ ¿estás... estás bien? ''Pero mi monótona rutina... estaba a horas de cambiar radicalmente.'' Contenido oculto Culpen a Gakkou Gurashi de que haya una loli en un apocalipsis zombie, a mí no (?
Sakuya Un chirrido de zapatos de goma iba por el pasillo, al parecer alguien iba con apuro, perfecto. —... —simplemente hizo caso omiso tratando de ignorar la situación, pero al parecer la chica que corría no aminoraba el paso— Cerró los ojos un momento tratando de sucumbir a sus pensamientos, cuando de repente... ¡Bump! Se tropiezan con ella, el único gesto que hizo fue un quejido de dolor, lo único que se le escuchó decir desde su llegada a la academia, para cuando abrió los ojos, estaba la chica que estaba corriendo, la vio, no pudo evitar sentirse un poco... Extraña, pues el corto físico de la chica le parecía adorable, como si fuera una muñeca de porcelana hecha a mano, así también como una personalidad melosa acorde, aunque su mentalidad de otaku no tardó en aparecer —"¿Acaso es la loli perfecta? —pensó, luego la vio a los ojos, pues la mirada de la chica desconocida se posó en ella, y forzó una sonrisa, estaba bien, no había problema—
Max —No me encuentro ninguna sorpresa aun supongo que no habrán muchas cosas interesantes aquí—Dijo Max mientras seguía caminando sin ninguna razón lógica aparente esperando que algo sucediera pero luego de unos pocos segundos de decir eso vio a dos sujetos tropezarse a lo que dijo en voz baja mientras dejo de caminar y los observo. —Pero que??—Max algo curioso con unos deseos de saber que había sucedido les pregunto con una voz algo tímida y fría. —¿Sucede algo?—Les pregunto a los sujetos al verlos pensando que pudo haber sido algo como una pelea o un choque accidental. El se puso muy atento a lo que podría pasar pues y cuidadoso de no decir algo estúpido pues esa fue la primera interacción con alguien y el conociéndose a si mismo por las pocas veces que se relaciono con alguien la terminaba fregando y no quería cometer ese típico error.
Joseph Frost La práctica había estado bien; no fueron sus mejores puntos a la hora del bat y ya tenía suficiente al oír la voz de su entrenador regañarle siempre que incumplía sus mejores distancias. Pero qué demonios, él era el mejor bateador, ¿qué podría recriminarle aquél entrenador obeso que ni sostener un bate podía? Esos eran los pensamientos de Joseph mientras recorría los pasillos del colegio, con su bate de béisbol descansando en su hombro izquierdo y una nota en su mano derecha por llegar tarde a clases. No era la primera vez que llegaba a mitad de hora o quince minutos antes de que estas finalicen, pero ya era común en él; y para mejor, el béisbol se lo permitía, siempre y cuando ganaran el próximo torneo. Cuando dobló por el recodo de pasillo vio a su compañera de grado en el suelo, junto con otra chica. Joseph apenas cursaba con el resto de sus compañeros por el extenso horario que el béisbol le demandaba, y aunque no los conocía a todos bien, suponía que la niña que había chocado a Sakuya era demasiado menor para ir a sus clases. Giró su cuello y también notó a otro muchacho, un pelirrojo. Ya se sabía lo que se decían de ellos, pero al no conocerlo se guardó sus comentarios. Guardó la nota en el bolsillo trasero de su pantalón y extendió una mano hacia Sakuya. —Hola Izayoi. No es el mejor momento para preguntarte, pero... ¿tienes un resumen de estas últimas clases del día? Necesito estudiar de algún apunte y no tengo ninguno... —le sonrió sin ninguna timidez y se puso a pensar, mientras esperaba a que aceptara su mano, en si había pronunciado el apellido correctamente. Contenido oculto Como mi personaje también tiene 18 años me tomé la libertad de imaginar que estamos en el mismo grado... ¿no? xD
Sakuya Sin dudas, Sakuya estaba siendo "popular" el día de hoy, primero, se topaba con una loli, y luego, con uno de sus compañeros de curso, cuya voz le resultaba familiar sin ninguna duda, dejando de lado a la pequeña un momento, giró la cabeza a donde venía la voz de Frost, que al parecer preguntaba por algo, por apuntes, especialmente, la llamó por su apellido, cosa que no escuchaba desde de salir de Japón. —... —su única respuesta fue levantarse y asentir con una leve reverencia, para luego abrir el casillero y revisar su mochila, para sacar un cuaderno de apuntes— Silenciosa y metódica, le entregó el cuaderno a Joseph, con su calma antinatural típica de ella, así también como un rostro cuanto menos, carente de emociones, pero sin dejar de lado cantidades enormes de respeto
Max —¿Eres de Japon?—Dijo Max algo sorprendido al escuchar ese apellido —No es que tenga nada en contra de ellos solo que ese apellido me recuerda mucho a un nombre Japones—Dijo Max algo sorprendido y entusiasmado aunque no lo demostraba de conocer a alguien de esa región del planeta. —Ok mejor me retiro—Dijo Max y se retiro de ahí yendo hacia uno de los casilleros que era suyo y le puso su combinacion secreta y al abrirlo noto que estaba muy vació así que de su mochila saco unos libros que no avanzaría hoy y los puso ahi muy tranquilo —Que bien que termine mi tarea en clases ahora que debo hacer supongo que leer libros y comer—Dijo y saco de su casillero antes de cerrarlo un libro para leer y su almuerzo también lo había metido ahí y era una rica sopa de tomates la saco y se sento en el suelo y comenzo a tomarla con una cuchara mientras iba leyendo
Joseph Frost Aceptó el cuaderno con una ceja levantada; siguió de cerca los movimientos de su compañera de cursado y le extrañó la forma en que todo había ocurrido. Miró el cuaderno, lo dio vuelta y lo atrapó bajo su brazo. —Bueno, gracias... —se rascó la cabeza, sintiendo con los dedos de sus yemas la pañoleta roja que la cubría. A decir verdad también necesitaba alguien que le explicara de principio a fin los ejercicios, pero pensó que su compañera no quería hablar con él. Se la quedó mirando en silencio, sin saber si irse sin más o darle un beso en la mejilla a modo de agradecimiento, como era habitual en él. Decidió que lo mejor sería darle un suave apretón en el hombro con su inmensa mano, siempre sonriendo. —¡Gracias de verdad! Solo espero no reprobar el examen... —y sin más, se despidió con un gesto; llevó dos dedos a la frente. Pasó junto la niña de no más de quince años y le saludó de la misma forma. Mientras caminaba, se topó con el pelirrojo de antes. Le parecía un chico raro aunque jamás lo había visto antes. Se colocó a tres casilleros de distancia de Max y abrió el suyo, donde guardo su bate de béisbol. El cuaderno lo leería luego de llevar la nota a la directora...
Rena Hales —¡Qué día más maravilloso! Sí, así era. Para mí hasta un lunes podía ser maravilloso. ¡Una nueva semana en la que podían ocurrir mil cosas emocionantes! ¡Quizás había personas nuevas por conocer! ¡O nuevas cosas por aprender! ¿Importaba? ¡No! ¡Solo por salir el sol ese día ya era maravilloso! Así pues, con la alegría que me caracterizaba me dirigí ese lunes por la mañana al instituto. Iba en soledad, ¡pero eso era genial! ¡Así podía pensar en muchas cosas y pararme a ver otras tantas sin molestar a nadie! E incluso parándome como lo hice ese día, apreciando detalles nuevos por el camino o cosas adorables, fui capaz de llegar a clases con unos minutos de adelanto. La primera hora fue tan emocionante como siempre. ¡Me encantaba aprender cosas nuevas! Resultaba tan... ¡emocionante! Y amaba poder explicarles a mis compañeros lo que no habían entendido. ¡Una persona ayudada en este mundo significaba una persona más feliz! Y así pues, en el cambio de hora tuve que ir a las taquillas, pues debía recoger un libro que había olvidado. ¡Qué despistada podía ser a veces! ¡Pero vaya sorpresa! En ese pasillo había ya unos cuantos alumnos reunidos. ¿Sucedía algo importante? —¡Buenos días! —saludé con entusiasmo antes de dirigirme a mi taquilla. Sin embargo, una pequeña figura pelirrosa en el suelo llamó mi atención. ¡PERO QUÉ CHICA MÁS ADORABLE! No pude evitar acercarme, curiosa. >>¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo? —pregunté, preocupada. Contenido oculto coño, no soy jodidamente capaz de ser tan dulce vale, me vais a disculpar xD Okey, juraría que nadie ha ayudado a Ruby a levantarse but idk xDD Y bueno, sorry girl pero me atengo al personaje (?)
Anna White Estaba llegando tarde, de nuevo. Nuevamente había apagado la alarma de forma inconsciente y hasta que no pasaron un par de horas más noté que quizás había dormido demasiado, solté un pequeño suspiro y después de darme una tranquila ducha para cambiarme, me dirigí a la escuela. Ya no hacía falta que me apresurara, de igual forma.. no podría llegar más tarde de lo que ya lo estaba haciendo. Después de largos minutos de caminata hacia la escuela, por fin logré ver la gran puerta que me daría acceso a la escuela y, para mi sorpresa, noté como esta vez había demasiada gente en los pasillos, usualmente cuando llegaba no había ni un alma rondando por allí y era más tranquilo ir por mis cosas, estaba claro que hoy nadie quería seguir la rutina. Sin prestar más atención a la gente que estaba por allí, me dirigí hacia mi casillero para por fin poder tomar mi mochila, si tenía suerte no habrían encargado nada que hacer para hoy, ya tenía suficiente con haber llegado tarde como para que también tuviera que hacer algún deber a contratiempo.
Sinon Asada Cuando el timbre que daba por finalizada la materia en cuestión resonó por todos los pasillos, el propio profesor fue capaz de escuchar numerosos suspiros (apostaba a que la mayoría de ellos eran de profundo alivio) al dar por terminada aquella pesada clase. Quizás, él mismo podía comprender que las primeras clases de la mañana podían dar este resultado. O tal vez, y quería creer que no era así, su propia clase causaba ese efecto en sus alumnos. Personalmente, prefería no saber la respuesta. La mayoría de sus alumnos ya se encontraban recogiendo para dirigirse hacia el aula que impartiría la clase continua mientras que, los más rezagados, comenzaban a desperezarse o dar señales de vida. Su atención se posó de forma particular en una de sus alumnas, aquella que le daba más dolores de cabeza. —Asada —nombró, captando la atención de varios alumnos curiosos. La aludida no alzó la cabeza; no esperaba menos de ella—. Ya ha acabado la clase, Asada. Puedes despertar de tu sueño cuando quieras, no hay prisa. Las suaves risas de los allí presentes no inmutaron a la joven, quien, recogiendo sus libros con extremada calma, ignoraba la especial atención que se le estaba dando en aquel instante. El profesor suspiró, tomando el maletín entre sus manos, y dio media vuelta para comenzar a borrar la pizarra. La misma rutina de cada día. Las misma reacciones de siempre. —Espero que no se les haya olvidado copiar los ejercicios puestos para mañana, y mucho menos la fecha del trabajo, ya saben que lleva nota —a pesar de que la mitad de sus alumnos ya se habían marchado, solía repetir lo dicho para aquellos que no prestaron suficiente atención a la clase. Miró de reojo a la joven alzar su mochila, y volvió a atender a la pizarra. A veces, aquella extraña chica tenía la manía de desaparecer de inmediato, como si tuviese prisas por llegar a algun lugar después de cada clase, entre cada descanso. Tras preguntar a solas a varios alumnos, preocupado por la situación, nadie supo darle una respuesta válida a aquel misterio: aquella jovencita no parecía ser la alumna más sociable de la clase, desde luego. Nadie se figuraba hacia dónde desaparecía cada día con aquel interés. —En fin, cada alumno sabrá aplicarse el cuento, he de suponer. Va por ti también, Sinon. Espero que esta vez le pongas más entusiasmo a la asignatura —esta vez se dirigió hacia ella en particular, con la pequeña esperanza de que esta vez estuviese escuchándole al menos, desde su mundo, y que pudiese cambiar un poco su actitud en la clase. Pero cuando el hombre se giró hacia la aludida, Sinon ya no se encontraba allí.
Sakuya Caminando por los pasillos tranquilamente, Izayoi buscaba su salón tranquilamente, durante el último año, estaba mas tranquila, desde que tenía un empleo parcial relativamente estable, por lo que podía cambiar un poco su actitud. Recordó a una chica de su curso, que solía dormirse en una de las clases, no la culpaba, en efecto, esa clase era horriblemente aburrida, pero la cuestión era... ¿Recordaba su nombre? No, pero si su apellido. Pasando por los pasillos y las puertas de las aulas, fue capaz de verla a las salidas, en el mismo pasillo, saliendo rápidamente del salón, por primera vez desde el viaje desde Japón hizo un esfuerzo para articular su voz —¿A-Asada-san? —se acercó a verla, dejó de lado momentáneamente su frialdad, para acercarse a la peliverde— Si bien no era fría ahora, su voz emitía una dulzura y preocupación incómoda, totalmente fuera de su carácter, también titubeaba, estaba ridículamente nerviosa, pero a fin de cuentas, la enigmática y silenciosa Sakuya Izayoi había alzado su voz, aunque no fuese muy fuerte
Sinon Asada Sus pasos, a pesar de mantener la naturalidad con la que caminaba usualmente entre clase y clase, denotaba cierta prisa con cada zancada. Miró el reloj de pared una y otra vez, solo para cerciorarse de que efectívamente aquel maldito profesor le había hecho perder tres minutos de su escaso tiempo en una estupidez: solo le quedaban 27 minutos de tiempo libre, y debía emplearlos bien si quería verlo a tiempo. Cruzó los pasillos cargados de personas en aquella hora punta, deslizándose con cuidado de no chocar y perder aún más tiempo del necesario y cuando ya creía haberlos perdido de vista y podría recorrer el resto del trayecto en completa tranquilidad... una voz la detuvo por completo. "¿A-Asada-san?" Sinon alzó la cabeza, con una mezcla de desinterés y molestia en su mirada. Ugh, era aquella chica tan extraña de su curso que pillaba observándola de vez en cuando, sin alguna razón aparente. Por su cabeza se le pasó el hecho de que se tratase de una acosadora, pero tras analizar su rostro en silencio durante unos instantes, intuyó que aquella faceta no se caracterizaba especialmente con la que tenía en mente. Con titubeos en su voz pronunció su apellido, y en su fuero interno le divirtió el hecho de que alguien mayor a ella estuviera comportándose de ese modo, cuando usualmente la inseguridad era al contrario. Los papeles invertidos, irónico, ¿eh? —¿Qué ocurre? —inquirió, manteniendo una aparente expresión de indiferencia. Solo quería acabar cuanto antes, el resto solo eran meras distracciones—. No tengo todo el día.
Sakuya La frialdad de su compañera de curso no la asombró en lo absoluto, acostumbrada a la suya propia, la paciencia de Sakuya era uno de sus pros, pero al darse cuenta del mosqueo de la chica a la que llamó hizo una reverencia inmediatamente —L-Lo siento, Asada-san, simplemente deseo pedirle algo, ¿Tiene los apuntes de la clase de esta mañana? Estuve perdida toda la clase, gracias... —una vez mas, aquella voz dulce tan impropia de ella volvió a salir de su boca, eso tal ver era lo mas que ha hablado en todo el semestre, y era mas una disculpa— Algo cierto era que el actuar de esa manera para ser una de las mayores era de lo mas variopinto, aunque al menos, estaba revelando a aquella muchacha tímida y acomplejada escondida detrás de una silenciosa y misteriosa
Sinon Asada Al escuchar el pedido de la joven, sintió la necesidad de responder un simple y escueto "¿Apuntes? ¿Qué es eso, se come?", pero su mente se retracto al recordar que ella no era una persona tan bromista. O mejor dicho, simplemente no lo era. Por lo que acudió a su plan original, volviendo a mirar por inercia el reloj una última vez antes de volver su atención (o un parte de ella) hacia la chica. —Creo que has acudido a la persona equivocada, eh... ¿Cuál era tu nom...? No, ¿sabes qué? No tengo tiempo para esto —atajó con rapidez, al compás al que se movía la manecilla del reloj; la pobre Sakuya la había pillado en un mal momento—. ¿Ves toda esa gente de allí? Estoy segura de que tienen lo que buscas. Adelante, que no muerden. Tengo cosas que hacer como para perder el tiempo en esto. Y con un pequeño empujoncito (que dismuló con la intención de acercarla al otro grupo, pero que en realidad simplemente la había apartado de su camino), Sinon observó por última vez el rostro atemorizado de la joven y dio media vuelta para continuar su camino, esta vez con más prisas que nunca. No sintió dudas sobre si aquella chica acabaría obteniendo lo que buscaba. Después de todo, eso era problema suyo. Ella sí quería continuar en aquel colegio del demonio, al parecer. Sinon ni siquiera quería estar allí.
Law Allerbon Otro normal día en el colegio, y el chico de grises ojos recorría los habitados pasillos a paso apacible con un libro en las manos, el cual solo contaba con una gruesa tapa de color verde. Miraba de reojo unas cuantas veces a los alumnos que se reunian por los lares, asegurándose de no chocarse con ninguno de ellos. No importaba cuántas veces lo hiciera, él hecho de que los pasillos se llenaran de tanto gentío cada vez que los recorría le ponían incomodo, ni él mismo sabía él por qué. Finalmente decidió cerrar aquel libro sin titulo aparente y guardarlo en su mochila para centrarse en su caminata hacia su respectiva aula. No tenia nada más que hacer, no es como si pasara mucho en aquella institución. Contenido oculto Lamento no haber respondido, tarea y él odio de l profesora me secuestraron ;w;
Sakuya Ante la negativa de la chica, y de la manera de por como la había empujado sutilmente, se limitó a borrar esa sonrisa forzada de su rostro, en un intento de agradar, pero al parecer no caló —... —el esfuerzo monumental para intentar relacionarse al parecer era un esfuerzo perdido, pero de igual manera, no importaba— Derrotada, simplemente puso su cara típica de pocos amigos, no valía la pena pensarse eso mas de dos veces, ¿Para que un amigo desde aquello? No iba a sufrir mas de la cuenta, pues al parecer, las relaciones humanas eran simplemente un lastre mas. Se limitó a regresar a su casillero, y tomó de nuevo su mochila —"Intenta no pensar en eso no mas, ya pasó, fue hace años, no vale la pena recordar" —pensó para sus adentros, pero para cuando se dio cuenta, ya habían un par de lágrimas descendiendo por sus mejillas—
Anna White Una vez que había sacado mi mochila de mi casillero y haber comprobado que no tenía nada de deberes pendientes para el día de hoy, un pequeño suspiro de alivio salió de mi boca, todo iba bien.. solo había que mantenerse... llegar a las demás clases, agh, ¿por qué todo tenía que parecer más pesado y aburrido que cuando solía venir aquí sin falta? ¿Por qué todo se seguía sintiendo tan extraño? Cerré mi casillero y miré el reloj que se encontraba en la pared para ver cuantos minutos quedaban para que la otra clase diera inicio, por suerte para mi podría disfrutar de mi pequeña libertad por un considerable tiempo, colgué mi mochila sobre uno de mis hombros y antes de comenzar a caminar pude notar como una de mis compañeras estaba llorando en silencio, ¿pero que clase de día era hoy? Suspiré y cuando pasé al lado de ella coloqué sobre su mano una moderada cantidad de pañuelos que previamente había sacado de mi mochila, no recordaba su nombre pero bueno, eramos compañeras del mismo curso así que no tenía mucho problema en intentar brindarle alguna clase de apoyo -si es que lo podía llamar así-, y sin oportunidad de saber si iba a decirme algo al respecto de ese pequeño acto desaparecí sigilosamente por los pasillos, lo que mejor se me daba.