One-shot La última vez.

Era de madrugada, las manijas del reloj se encontraban apuntando las 7:20, aquella chica de cabellos rubios se encontraba preparando el desayuno.

Bajé las escaleras a paso lento, llevaba una máscara que había utilizado en una noche de Halloween y había tomado algunas prendas de mi hermana para vestirme, quería darle un buen susto a mi hermana y lo logré.


—Hola pequeña hermana, ¡huele delicioso! —dije con una sonrisa en el rostro de lado a lado.


—Hola, ¡guaaaaa! ¡vaya susto! ¿qué haces con mi ropa mujercita? —gritó Rin en tono burlón hacia mí.


—Deberías mirar tu cara en el espejo, te veías horrible, realmente el susto me lo llevé yo.


—¡Tonto! Mejor vamos a comer —dijo señalando la mesa.


—¿Qué tal sabe la sopa hermano? —preguntó Rin.


—Está amarga ¿no? —respondí sarcásticamente. Me encanta hacerla sonreír.


—¡Cruel! — insinuó. —He estado pensando a dónde iremos estás vacaciones, después de todo existen muchos lugares divertidos a los que podemos ir y aún nos queda todo un mes.


—Debemos planear a tiempo, me parece increíble un viaje, ¿a ti no? —estoy seguro de que le gustará mi idea, a ella le encanta salir de paseo.


—¿Existe posibilidad de que mamá vaya con nosotros? —me preguntó. No estaba del todo convencida.


—No tengo idea, aunque… lo creo muy poco probable, mamá tiene muchos asuntos de trabajo por resolver —traté de explicarle.


—Tienes razón, aunque eso no impide que vayamos nosotros a divertirnos —intervino rin.


—Podríamos invitar a los demás —comenté, me parecía una idea grandiosa, sería más divertido viajar con más personas.


—Les avisaré de una vez y mañana por la mañana viajamos —informó Rin a su hermano.


—Bueno, iré a hacer mis maletas —contestó el chico.


—¿Hola? ¿Miku? —preguntó Rin a la voz del teléfono.


—¡Por supuesto! ¡qué gusto me das escucharte pequeña! ¿a qué motivo se debe tu llamada? —preguntó la chica con una enorme duda.


—Eh… mi hermano y yo iremos de viaje mañana, aún no sabemos el lugar, pero nos gustaría saber si deseas ir con nosotros, los demás estarán ocupados —comentó Rin muy insegura a su amiga Miku.


—¡Me encantaría! podemos ir a Celestún, es un puerto cerca de la ciudad de Mérida, es muy bonito — sugirió la chica de cabellos azules.


—¡Vayamos! debemos salir más seguido y recorrer nuevos lugares de los que acostumbramos ir —respondió Rin muy entusiasmada, empezaba a imaginar todas las aventuras que tendrían en el viaje.


—¿Te parece vernos en la terminal de autobuses a las 8 de la mañana? —inquirió Miku con el afán de que Rin pudiera aceptar la propuesta, pues la pequeña era un poco dormilona, pocas ocasiones madrugaba.


—¡Perfecto! nos vemos mañana a la hora acordada ¡adiós! —dijo la chica colgando el teléfono y caminando hacia su recamara.


—Estoy ansiosa por conocer aquél lugar que nombró Miku —se dijo así misma. Se encontraba eligiendo el vestuario que llevaría mañana.


Minutos más tarde la chica empezó a sentir muchísimo sueño y decidió dormir, no sin antes haber terminado de empacar las maletas.
Ella estaba segura de que mañana sería un gran día y no dudaría un segundo en divertirse al lado de su mejor amiga y su hermano.


Amaneció, era un indicio de que un nuevo día había llegado, él chico fue a la habitación de su pequeña hermana y la despertó de un leve golpe en la cabeza. La chica no tardó en abrir los ojos y dio un pequeño salto de la cama cuando se percató de que el sol había aparecido y sus reflejos del mismo entraban directamente por la ventana.


—¡Tonta! ¿qué estás esperando? ¡cámbiate y vámonos! —le dije para poder llegar a tiempo al lugar en el que ella había acordado con Miku.


Una hora después, Rin estaba lista y los dos chicos estaban a punto de salir de casa cuando Rin se percató de que había olvidado el protector solar, inmediatamente corrió muy deprisa a la habitación a buscarlo y después alcanzó a su hermano quién estaba a muy pocos pasos de la terminal de autobuses.


—¡Al fin llegas! —insinué riendo.

—Lo siento hermano, ¡mira! ¡ahí está Miku! —gritó señalando con la punta del dedo a la chica de cabellos azules.

—¡Qué bueno que llegan, los estuve esperando! —comentó, dirigiéndose a nosotros.

—¡Ya estamos aquí Miku! —respondió mi hermana a su mejor amiga, las dos se veían muy contentas de poder hacer el viaje juntas.


Durante el camino Miku no había dejado de hablar con mi hermana sobre el lugar al que iríamos, a mí también me entusiasmaba conocer por primera vez el lugar. En menos de cinco horas habíamos llegado y todos bajamos inmediatamente del autobús haciendo una competencia para saber quién llegaría más rápido a tocar la arena.


—¡El ganador fui yo! — grité, acto seguido canté la canción ‘’y todos me miran’’ de Gloria Trevi. Ellas empezaron a reír, me gustaba verlas contentas y muy desesperadas por conocer aquél lugar—. ¿Pero qué estamos esperando? — comenté.

—Tienes razón hermano ¡vamos! — dijo Rin, enseguida corrió y se acostó en la arena, nosotros también hicimos lo mismo.


Así pasamos muchas horas, hicimos un pequeño tour por el lugar, era enorme y maravilloso, también optamos por enterrar a Miku en la arena, formar un castillo en ella misma. Finalmente decidimos comer un rico filete de pescado. Todo parecía ser divertido, nunca imaginé que este sería el último día que volvería a verla.


—Me gustaría seguir jugando, pero ya no tengo ideas de juegos — comentó Rin un poco triste.

—¡Ya sé! ¿y si jugamos busca busca? está playa es enorme y hay una gran cantidad de escondites por doquier — nos dijo Miku, quién parecía tener la intención de seguirse divirtiendo.


—¡Me parece una magnífica idea! ¿pero quién buscará primero? — respondí, un tanto extrañado.


—¡Estaría bien un piedra papel o tijeras! — intervino Rin con su propuesta.


Al final Rin salió perdiendo y ella sería quién debía buscarnos.


—Lo sentimos Rin, debes buscarnos tú —sentenció Miku. Estaba llena de odio, durante el tiempo que estuvimos jugando en la playa pasé más tiempo junto a mi hermana y eso la llenaba de rabia, ella tenía un amor enfermizo hacía mí y yo nunca antes me había dado cuenta.


—¡Prepárense! contaré de uno hasta 40 ¿sí? —dijo mi pequeña hermana.


—¡Buena suerte! —respondí, mientras decidía el lugar en el cual esconderme —¡este es el ideal! —mencioné, adentrándome en una casa de paja no muy lejana del lugar en el que estábamos, no me fijé en el lugar que eligió Miku como escondite.

—¡Allá voy! —gritó Rin, enseguida camino y llegó a una dirección extraña, no sabía el lugar en el que se encontraba.

Habían pasado veinte minutos y ella no nos había encontrado a ninguno de los dos —¡qué extraño! —insinué. Realmente era extraño, decidí salir a acechar, estaba muy preocupado, Rin era muy inocente y olvidadiza.


—¡Rin! —grité.

—¿Qué pasa Len? —preguntó Miku en un tono confuso saliendo de su escondite, pues había escuchado gritar al rubio.

—Mi hermana ¿dónde diablo se ha metido? —debemos buscarla, ¡de prisa!

—¡Vamos! —contestó Miku jalándome del brazo.


Horas más tarde, buscamos a mi hermana por todo el lugar, no hubo ni un solo rastro de ella, ni una maldita pista, había desaparecido y de sólo pensar en la multitud de cosas que le pudieron haber pasado pude sentir como se me desplomaba el corazón.


Mientras tanto, Miku disfrutaba el fruto de su venganza.