Al fin estaban de camino. Sky no podía esperar más a buscar pokémon y acoger a unos cuantos más en su aventura. Mientras caminaba por delante de todos jugueteaba con Fletchling que volaba de un lado para el otro haciendo que la chica corriera y saltara detrás de él. Se lo pasaba tan bien con su amigo que casi hubiera continuado el camino ella sola, en su despiste y mundo de felicidad, si no hubiese sido porque Dante había hablado. Sky miró a lo lejos del camino por si veía el final. Después contestó a la pregunta del chico: —No tengo preferencias, la verdad — dijo cambiando a una expresión algo más apenada, pero sin perder su sonrisa. —La verdad es que yo no sé demasiado sobre cuáles existen — confesó. — Conozco a unos pocos que he podido ver en donde yo vivía...— No pudo evitar pensar en su padre. Se mordió el labio pensativa, lo poco que sabía de los pokémon y sus entrenadores era de lo que había leído en los diarios de su padre, al menos los que había encontrado en la granja pues todos los que escribió desaparecieron junto con su padre. Meneó la cabeza un segundo para quitarse los malos pensamientos y así evitar que los demás se dieran cuenta. Aunque se sintiera avergonzada por poseer menos conocimientos que el resto, estaba decidida a aprender más y estar a su nivel. Dedicó una sonrisa a Dante y después a los demás, entonces se dispuso a buscar a su siguiente pokémon. Saco de la bola a Fennekin, a la cual ya extrañaba. La pokémon la miró intrigada, pues no entendía por qué la había sacado de su descanso. Fletching se acercó volando para saludar a su compañera pokémon, aunque Fennekin retrocedió algunos pasos ante el entusiasmo de aquel pokémon. Sky soltó una risa al verlos, estéticamente hacían un equipo muy bonito. —Vale, chicos, juguemos a encontrar más pokémon. — Les dijo con gran emoción.
Dante M. —Bueno entonces... dos Poochyena y un Starly, tenemos bastante tiempo para encontrarlos así que... será divertido — llevé mis manos a mi nuca y comencé a caminar por la ruta para intentar encontrar los pokemon de los nuevos holders, y hasta ahora solo había visto a un Lillipup correr por la hierba de la ruta y un pequeño Pidgey posado en la rama de un árbol. Y antes de poder alejarme demasiado, logré escuchar lo que había comentado Sky, quien parecía ser la única que no tenía algún en especifico pokemon que capturar porque no sabía que pokemon se encontraban aquí — Creo que si consultas en la pokedex podrás ver que pokemon se encuentran en esta ruta... tal vez logres encontrar algún pokemon que te llame la atención
Se fijó en los demás que también se habían puesto a buscar. Miró a Astrid se le iba volando aquel pidgey y se acercó a ella. Le puso la mano en el hombro y le dedicó una sonrisa. —La próxima lo atrapas, Astrid. — La animó. Entonces al lado del tronco de aquel árbol vio a uno muy extraño. — ¿Y tu qué eres? — sacó la pokedex intrigada al ver al pokémon. Poseía un aspecto muy gracioso a su parecer pero, seguro que era de lo más achuchable. Era un Bidoof. El pokémon la miró con cierta duda, Sky le sonrió y dio un paso atrás. Quizás aun no era el momento de coger a Bidoof. Seguiría buscando.
Arceus... Noibat acababa de demostrar no ser el mejor a la hora de encontrar Pokémon... hasta el punto de que su chillido constante, agudo e infernal parecía haber ahuyentado a todos los Pokémon salvajes que había por el lugar — Tranquilo, Noibat, no pasa nada —intenté acariciarle mientras le hablaba, pero en cuanto mi mano se acercó al pequeño murciélago, recibí un leve pero doloroso mordisco. Ese bicho iba a sacarme de mis casillas Intenté, si ese ruido lo permitía, seguir buscando un Poochyena Contenido oculto Me encanta cuando los dados se acoplan a lo que he roleado en el mismo post xD
Sky escuchó el consejo de Dante y lo aceptó con mucho gusto. No se le había pasado por la cabeza comprobar los que habían en esta ruta cuando, se topó con aquel pokemon. Era un poochyena. —¡Ah! ¡Qué bonito! — Gritó al verlo llena de alegría. Era el pokemon que le había llamado la atención. —¡Dante! ¡Dante! — Llamaba al chico casi sin poder respirar — ¡Ese, ese es el que quiero! ¿Qué hago? — Se había puesto nerviosa. Por desgracia, aun le quedaba mucho que aprender. Y cuando digo mucho, era demasiado.
Le había oído decir a Astrid que quería un Starly y, de hecho, hice ademán de sacar una Pokéball para lanzársela. Noibat no parecía de acuerdo con ello, porque su chillido seguía siendo igual de insoportable para cualquier oído, de manera que espantó al pequeño pájaro. Hijo de... — Noibat, tengo dulces —mentí muy molesto—. Si te callas un rato, te doy uno Por primera vez desde que lo obtuve, Noibat detuvo su terrible ruido. Era el momento de buscar algo
Dante M. Un Bidoofy un Lillipup... no recordaba que fuera tan dificil buscar pokemon entre las rutas, ¿o se debía que antes solía tener mejores golpes de suerte a la hora de capturar pokemon? Sí... probablemente eso había sido, aunque eso lo hacía más interesante por así decirlo, si estas pequeños momentos fueran fáciles realmente no valdrían mucho la pena. "¡Dante! ¡Dante!" ... " ¡Ese, ese es el que quiero! ¿Qué hago?" Di una pequeña vuelta sobre mi lugar para intentar encontrar a Sky un poco alterado, ¿había pasado algo? ¿algún pokemon le habría atacado? ... Por suerte no había pasado nada de eso, solté un largo suspiro y corrí hacia donde ella se encontraba, al parecer ella también se había decido por un Poochyena y ahora que lo había encontrado, no sabía mucho que hacer. — Bueno, les debieron haber dado algunas pokebolas, ¿verdad? — me coloqué al lado de ella y me puse a su altura señalando al pokemon — Podrías intentar lanzarle una pokebola y capturarlo o podrías intentar convencerlo de venir contigo, ambas formas son buenas — Y con esto, saqué unos cuantos caramelos que tenía para mis pokemon y los dejé en su mano >> Se que lo lograrás~ Contenido oculto Todo va demasiado rapido, lamento si tardo xD
Contenido oculto En tres segundos ya no encontraba mi post XDDD Astrid Tras contemplar cómo aquel Pidey se iba volando hacia Arceus sabe dónde, notó la calidez de una mano sobre su hombro y al darse la vuelta era Sky, que le daba ánimos para seguir capturando Pokémon. —Gracias, Sky. Es muy amable por tu parte. Y tras ese agradecimiento, casi por magia o simplemente el azar, un Starly salvaje había decidido que era buena idea ponerse a jugar con Eevee, el cual parecía contento. —¡Ahí estás! —exclamó, sacando una Poké ball. El Pokémon (luego descubrió que era de género femenino) casi ni se enteró de que había sido capturado, pero no otorgó ningún problema, pues la bola roja y blanca se sacudió tres veces, dando a entender que ahora formaba parte de su equipo. —Bienvenida, pequeña. Le dedicó una serena sonrisa a la Poké ball, antes de guardarla y seguir buscando por su último pokémon salvaje: un Poochyena.
La primera reacción de aquel Bidoof al vernos a mí y a Noibat fue de cierta curiosidad. Entonces, el murciélago volvió a empezar a chillar con la misma intensidad que antes. La mentira de los dulces ya no serviría; mientras tanto, el Bidoof salvaje quedó petrificado por el susto. El ruido de Noibat había sido tan repentino que incluso me hizo dar un pequeño salto a mí también — No pasa nada, pequeñín. Puedes irte —le dije conciliador al Bidoof, que huyó del lugar despavorido. En realidad, no me hacía especial ilusión tener un Bidoof y preferí seguir buscando ignorando el ruido
Dante se acercó a ella y le explicó amablemente que debía hacer. Se sintió tan estúpida por un momento que no pudo evitar sonrojarse avergonzada. Era demasiado lógico. Entonces el chico la sorprendió colocándole unos caramelos en su mano. Parpadeó un segundo mirando su mano sin comprender nada. Después miró a Dante y le dedicó una de sus mejores sonrisas. —Muchas gracias. — Dijo. Luego se giró y dirigió la vista al Poochyena. Sky lo miró con dulzura y asombro. Curiosamente todos le parecían maravillosos. Se acercó lentamente a él, el cual miró desconfiado a sus dos pokémon. —No tengas miedo, somos amigos — le decía con una sonrisa. —¿Quieres ser nuestro amigo? — Extendió su mano de forma amigable hacia el Poochyena, ofrieciéndole los caramelos que Dante le había entregado. Le gustaba mucho aquel pokémon y lo quería para ella. — ¿Qué me dices? — El pokémon parecía decidirse en si acercarse un poco a ella o no. Finalmente se acercó y aceptó los caramelos. Una vez el pokemon se mostró tranquilo a su lado comiendo, Sky sacó la pokeball y la lanzó hacia Poochyena, atrapándolo con éxito. —¡Ya tengo a mi pokémon nuevo! — Anunció felizmente a los demás. Dedicándole una sonrisa especial de agradecimiento a Dante mientras señalaba su pokeball.
Me empezaba a frustrar un poco que las chicas ya hubieran encontrado lo que buscaban y yo aún seguía buscando. No obstante, seguí insistiendo. Esta vez había salido un Pidgey. Tampoco era lo que más ilusión me hacía, y de todos modos, Noibat se encargó de ahuyentarlo con su atronador sonido. Ay... ¿quién me mandaría a mí sacar a ese bicho a buscar Pokémon? Seguí intentando callarlo: — Ya basta, Noibat. ¿Quieres volver a tu Pokéball o prefieres seguir causándome dolor de cabeza? —espeté. Era la frase más larga que había dicho en todo el día, y mi tono, realmente serio, pretendía de una vez por todas imponerse a aquel demonio mientras seguía buscando a aquel escurridizo Poochyena
Contenido oculto Pokémon salvajes de la zona: Dado de 10 caras: -1: Bidoof -2: Spearow -3: Patrat -4: Lillipup -5: Sentret -6: Nada -7: Pidgey -8: Starly -9: Poochyena -10: Zigzagoon Astrid. Tras capturar al Starly, Sky anunció que había capturado al Poochyena sin muchas dificultades. —Enhorabuena, Sky. Espero yo encontrarlo también —dijo riendo. Y justo en esos momentos, de entre la maleza, apareció un curioso Sentret que se quedó mirándola antes de irse. —Ojalá hubiese sido un Poochyena, vaya.
Dante M. Me quedé en mi lugar observando como Sky intentaba capturar a su pokemon, y al parecer había optado por convencerlo con los dulces que le había dado y una vez que el pokemon se calmó y se veía más confiado, logró lanzarle la pokebola y lo logró capturar con éxito. — Me alegra que lo hayas logrado — sonreí y me reincorporé lentamente antes de notar como Devan había explotado ligeramente con su Noibat aunque realmente no podía decir mucho al respecto.. no conocía bastante esa clase de pokemon. — Y ahora solo nos falta un Poochyena y todos habrán conseguido lo que quieren, no debe ser tan dificil, ¿no?
Astrid. Para su decepción, por su lado pasó volando un Starly antes de adentrarse en la copa de un árbol. Dio un suspiro y se acercó a Dante. —Oye, ¿te importaría darme unos dulces? Es por ver si así llamo mejor su atención...
Noibat finalmente se calló, no estaba seguro de si era por mi reprimenda o porque se había cansado de chillar. Entre la hierba del lugar apareció un Zigzagoon que se me quedó mirando con curiosidad. No hice nada y simplemente esperé a que se fuera, cosa para la que hizo falta un rato. Me reconfortaba el silencio existente por una vez y proseguí con mi búsqueda. Estaba seguro de que me saldría algún Poochyena en algún momento
Sky decidió sentarse sobre la hierba y observar a sus compañeros mientras seguian buscando. Sacó al Poochyena de la bola y guardó a los otros dos. Entonces se puso a jugar con él mientras miraba a los demás. Le gustaba aquel pokémon. Dirigió la vista hacia Devan y su ruidoso pokemon, el cual le causaba mucha gracia a Sky. Astrid y Dante estaban por allí cerca buscando tambien. —Ánimo, chicos.
Astrid Mientras esperaba la respuesta de Dante, un lindo Patrat se cruzó en su camino. Se quedó mirándonos mientras sacudía sus mofletes llenos de víveres. Tal vez todos los Pokémon salvajes se preguntaban por qué había tanto alboroto, pues se encontraban con cuatro (ahora tres) adolescentes buscando Pokémon. Después de sostenerle la mirada un rato, el Patrat siguió su camino metiéndose en la maleza. —Los Patrat son Pokémon muy comunes en Teselia —murmuró para sus adentros, echando de menos su región natal.
Dante M. Después de encontrarme nuevamente con un Bidoof y un Zigzagoon, Astrid se acercó a mi para pedirme un par de dulces para intentar atraer al pokemon, asentí levemente y volví a buscar en mi mochila para entregarle unos cuantos dulces —Si ya apareció uno no deberíamos tardar mucho en encontrar los demás, no te desanimes —Le sonreí y Mawile también parecía darle animos al eevee de Astrid. — Ya aparecerán...— Justo terminé de decir eso, logré ver al escurridizo pokemon — Astrid, creo que te gustará lo que he encontrado..
Esta vez salió un Patrat. Mi frustración por no encontrar al Poochyena iba en aumento mientras estaba preocupado por cuánto tiempo tardaría Noibat en volver a hacer aquel ruido infernal. Dejé a aquel Pokémon salvaje irse y seguí buscando Contenido oculto Los posts están saliendo muy cortos porque lo cierto es que no hay mucho más que poner. Perdón por las molestias (?)
Astrid —Gracias por los dulces, Dante —la agradeció, dándole uno a Eevee y el resto guardándolos en una bolsa. Se disponía a seguir buscando en cuanto Dante la llamó, diciéndole que se acercara. Astrid le hizo caso y, frente a Dante, se encontraba al Pokémon lobito husmeando el suelo, ajeno a lo que ocurriría a continuación. —¡Dante! —exclamó en un susurro—. ¡Lo has encontrado! ¿Te importa si lo capturo? —le preguntó cogiendo una poké ball y lanzándosela directamente. Una vez más tuvo suerte y la Poké ball se sacudió tres veces y el Pokémon no mostró resistencia alguna. —¡Por fin! —exclamó, soltando una bocanada de aire, totalmente aliviada—. Gracias, Dante.