La compleja vida humana

Antes de dejarte leer el fic, quería informarte de diferentes cosas:

Este va a ser el primer fic que publique, así que me ayudaría muchísimo cualquier tipo de crítica constructiva con tal de mejorar.
Este fic va a tener capítulos totalmente independientes entre sí, ya que mi idea es hacer one-shots que no se relacionen de ninguna manera. Cada uno será como una historia que girará en torno a una sensación o sentimiento humano. Este primero trata el sentimiento del duelo, y el resto podrían hablar de la felicidad, de la vergüenza...
Una vez aclarado de qué va a tratar esta historia, si aún te interesa te dejo ya tranquilo para que la leas. ¡Gracias por darle una oportunidad!

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DUELO.


Siente un hormigueo en los dedos y no sabe por qué. Nota cómo sube por sus brazos y se extiende por todo su cuerpo, de forma lenta y rápida, suave y fuerte. Su mente lo relaciona a la sensación de un escalofrío en una noche de invierno, o el calor sofocante de un día de verano. O quizás a la ligera brisa acariciándote una tarde de otoño.

Ni ella lo tiene claro, parada una mañana ante su ventana, viendo sin mirar las ramas florecidas del árbol que es el sino de los pájaros primaverales.

Su mente vaga y sus pensamientos se pierden, jugando al escondite con su conciencia. Ella sabe que necesita acordarse de algo pero al mismo tiempo no quiere, y sus recuerdos corren, alejándose.

Intenta reproducir una sonrisa pero su cara permanece igual de fría a pesar de sus esfuerzos. Ni tan solo cree que pueda moverse sin caer. Pero no quiere moverse, y siendo sincera, tampoco quiere sonreír.

Las personas respiran y captan oxígeno. El corazón bombea la sangre que mantiene vivo el cuerpo repartiendo ese oxígeno. Pero si ella no necesita tanto de ese sustento vital, ¿por qué está respirando tan rápido? ¿Por qué su corazón late tan deprisa? Si no tiene los ojos secos, ¿por qué llora con tanta fiereza?

Se siente mareada y sabe que, si tuviera comida en el estómago, la vomitaría. Pero ella no quiere vomitar, ni llorar, ni respirar ni existir. Quiere fundirse con el suelo en el que está tirada y desaparecer para que el dolor pare.

Porque sí, eso es lo que siente. Es dolor lo que corroe sus entrañas hasta profundidades que ni ella sabía que tenía, proveniente de lugares creados por esa noticia que no quiere aceptar.

En un segundo su alma pasó por todas esas emociones, cuando ella fue informada de que la persona que más amaba en el mundo acababa de fallecer. Y entonces comprendió la frase de: “cuando alguien que quieres muere, una parte de ti se va con él”.

Lo entendió porque en ese preciso instante su alma dejó de retorcerse, dejando un vacío cuando el silencio se hizo bajo su pecho.

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Muchas gracias por leer y darle una oportunidad a esta historia, y espero verte cuando publique la siguiente. Cualquier comentario o me gusta sería de gran ayuda.
Te deseo que tengas un muy buen día,

Libro de hojaldre.

 

IMPOTENCIA.


Él es consciente de sus limitaciones, pero intenta luchar contra estas y superarlas. No se queda en lo básico, lo seguro y conocido, y explora con tal de conocer más para no quedarse estancado. Nunca da nada por sentado y todo lo cuestiona. Lógicamente, no siempre tiene la razón; lo sabe y acepta, y por lo tanto escucha siempre las opiniones ajenas.

Por supuesto que hay momentos en que cree que una opinión suya es irrefutable, como cualquier ser humano. Pero si alguien consigue con razonamientos, demostrarle que está equivocado, incluso lo agradece; porque que te corrijan no es malo, y él sabe que ninguna verdad nunca es una verdad absoluta y por tanto puede ser refutada.

Si cualquier verdad que tú creas conocer o poseer puede ser errónea, ¿para qué enfadarse cuando descubres que ciertamente lo es? Desde sus ojos, si no lo aceptas, estás decidiendo vivir toda tu vida creyendo algo que no es cierto, ¿y qué sentido tendría eso?

A cualquier persona ajena podría parecerle que él no piensa ni procede como un adolescente común. Pero él lo ve todo tan claro en su cabeza, tan lógico, que lo único que no entiende es que los demás adolescentes no piensen ni procedan como él.

Nos encontramos en un comedor de una casa grande y espaciosa, de ladrillos rojos y jardín florecido. Él escucha atento a su padre, mientras este explica una anécdota sentado en su butacón preferido frente a su hijo no tan querido. El padre es un hombre grande y robusto, de barba incipiente y ceño perpetuamente fruncido. El chico es lo contrario a su progenitor, lo cual avergüenza al padre e ignora el hijo.

—Y ese perro se me tiró encima como si hubiera visto una chuleta de carne, como si yo fuera una barbacoa, un banquete… Como quieras llamarlo. Y debió pensarse que mi puñetera pierna era un muslo de pollo o algo parecido, porque cogió el animal y me mordió —la mirada del padre parece echar chispas y su bigote se retuerce de la indignación sobre sus labios—. Y luego encima aparece corriendo el dueño del animal, y en lugar de disculparse, ¡se preocupa antes de cómo está el chucho ese que de cómo estoy yo!

Resopla y cruza los brazos encima de su pecho, nada contento con la situación que tuvo que vivir un par de días atrás.

—Y es que encima después de todo esto, cuando le comenté al hombre que debería adiestrar bien a su perro, ¡aún me miró mal! Entonces le dije que no me mirara con esa cara, que si no sabía adiestrar un animal que no lo tuviera, que con un buen par de palos se le quitaba todo y que si no tenía los huevos para dárselos no lo fuera dejando suelto por ahí.

—No deberías decir esas cosas, papá. No es correcto.

— ¿Cómo que no es correcto? Claro que es correcto —sus ojos mostraban el reproche y escepticismo que sentía al tener que dar explicaciones sobre su punto—. ¿O acaso no hemos tenido múltiples mascotas a las que he adiestrado yo? ¿Han dado problemas alguna vez? No me respondas, lógicamente no. Porque hay que saber cuándo dar un buen par de palos para que cada uno sepa dónde está su lugar. Y mira lo mucho que me querían y obedecían.

Porque le tenían miedo, piensa el hijo. Si la única manera de ser respetado y obedecido es infligiendo puro temor al resto, él cree que prefiere, ciertamente, ser ignorado.

—Pero sigue sin estar bien, imponer tu autoridad a base de golpes. Es inhumano.

La expresión del padre se deforma gradualmente en una mueca de rabia. Los ojos abiertos de par en par al igual que la boca, una mirada enfurecida y los músculos del cuello, tensos. Con una velocidad que uno no se esperaría de un hombre tan corpulento, se levanta para acercarse y dejar su rostro a escasos milímetros del de su hijo.

—Tú crees saber qué es inhumano y qué no lo es. Siempre piensas que lo sabes todo, lo veo en esas miraditas de sabiondo que muchas veces echas —a pesar de hablar en un tono bajo, su voz suena amenazante y peligrosa, afilada como un cuchillo nuevo. — Pero no eres más que un mocoso que no sabe nada, y ya cree saber más que su padre. Yo soy mayor, yo tengo más experiencia y yo he criado animales. Tú no. Y lo más importante… —grita— ¡yo soy tu padre, no me repliques!

Sé qué es inhumano y qué no lo es. Eres tú el que cree que lo sabe todo, no yo. Eres mayor y tienes más experiencia, pero tu edad y experiencia no te dan la verdad absoluta. Eres mi padre porque decidiste tenerme, fue tu decisión, yo no te obligué así que no te debo nada. Tengo el mismo derecho a expresar mi opinión del que tienes tú.

Miles de pensamientos pasan como ráfagas de conceptos en la cabeza del hijo, pero sabe que no puede expresarlos en voz alta. Su corazón se lo pide a gritos, pero su mente le recuerda lo que, desde bien pequeño, le han inculcado: “el padre siempre tiene la razón y no se le debe replicar”.

Así que asiente como un buen hijo, aguanta el resto de la bronca y las lágrimas tras sus ojos, porque también le han enseñado que los hombres no lloran. Y recuerda aquello que tantas veces ha escuchado ser dicho por mayores: “yo también me quejaba de mis padres, pero luego al final he acabado criando a mis hijos como ellos me criaron a mí”.

Y piensa que acabará siendo como su padre. Y se odia por ello.

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Muchas gracias por leer y darle una oportunidad a esta historia, y espero verte cuando publique la siguiente. Cualquier comentario o me gusta sería de gran ayuda.
Te deseo que tengas un muy buen día,

Libro de hojaldre.