La primera en llegar fue Emily. Alegre y enérgica como siempre, se sirvió un vaso de leche y varios dulces para desayunar. Saludó con alegría y le devolví la sonrisa; era maravilloso ver su frescura usual en lugar de la tristeza que la rodeó anoche, definitivamente este viaje iba a hacerle bien, tanto a ella como a la otra chica. Y hablando de ella, Mimi llegó en aquel instante, siguiendo a Emily, y con Jolteon detrás cerrando la marcha. Serví un buen plato de comida pokémon para el tipo eléctrico y lo coloqué en el suelo, donde Jolteon comió con alegría. Mimi también tomó asiento y procedió a tomar un té mientras yo mordisqueaba una tostada. —Coman bien, que en breve nos iremos... y no será un viaje exactamente corto —declaré con una pequeña sonrisa tras terminar con mi tostada—. Se preguntarán hacia donde nos dirigimos, bueno... pues, es una sorpresa. Pero sí les adelantaré algo... >> ¿Han estado alguna vez en Pueblo Lápiz? Es un pequeño pueblito, al sur de Galeia. Fue allí donde aterricé tras ser expulsada del Mundo Espejismo... y al caer ahí, encontré un camino que no había visto antes... bueno, había oído de el, pero no lo había notado hasta ahora y... oh, vamos, no quieren que arruine la sorpresa, ¿verdad? Lo comprenderán cuando lleguemos al pueblo.
Mimi Honda ''No me lo ha dicho. Debe ser sorpresa~'' —¿No te lo ha dicho?— casi exclamé, volteándome por completo con los ojos como platos. ¿Pero qué...?—. ¡Me siento como si estuviese en el ejército despertándome tan temprano! ¡Lo menos que podía hacer Effy era informarnos sobre nuestro destino! Emily sólo me dirigió una sonrisa apremiante, algo que pareció decir ''No sé que esperabas. Hablamos de Effy'' y terminó por descender las escaleras. La seguí con la mirada, incrédula... y tras suspirar profundamente, con absoluta y total resignación la seguí. Como era de esperarse no había apenas nadie en la cafetería. Un par de entrenadores aquí y allá, Effy sentada tranquilamente y desayunando en una de las mesas más alejadas... Tomé un té verde y un par de macarons, cupcakes y pastas de té, —nada demasiado cargado pero que me diera la energía que necesitaba para empezar bien el día— y me senté en aquella misma mesa. Emily saludó a Effy con un ''buenos días'' lleno de jovialidad, porque ella era Emily y Emily hacía esa clase de cosas. Pero yo me limité a inclinar ligeramente la cabeza con solemnidad antes de llevarme la taza de té a los labios. —¿Y bien?— pregunté poco después—. ¿Cúal es el plan? — ¿Han estado alguna vez en Pueblo Lápiz?— cuestionó Effy entonces. Enarqué una ceja con interés— Es un pequeño pueblito, al sur de Galeia. Fue allí donde aterricé tras ser expulsada del Mundo Espejismo... y al caer ahí, encontré un camino que no había visto antes... bueno, había oído de el, pero no lo había notado hasta ahora y... oh, vamos, no quieren que arruine la sorpresa, ¿verdad? Lo comprenderán cuando lleguemos al pueblo. —¿Ah?— solté entonces, dejando la taza sobre la mesa—. ¿Vamos a ir de turismo rural? ¿En serio? Eso está ta~n pasado de moda...
No pude evitar una risa ante lo dicho por Mimi. No porque dijera que estaba pasado de moda, sino porque me hizo gracia que hiciera referencia a turismo rural... cuando lo que íbamos a hacer era todo menos turismo. —Turismo rural, como no... Mimi, ¿de verdad te piensas que alguien como yo, que se la pasa entrenando a su pokémon todo el tiempo, se iría de turismo a un pueblito rural? —repliqué con sencillez—. Confía en mí, lo explicaré cuando lleguemos al pueblo, ya verás... >> Ahora, y esto es importante, ¿ninguna de las dos ha estado antes en Pueblo Lápiz? Porque supongo que si no han estado, Skarmory puede llevarnos volando a las tres juntas, pero no iremos exactamente cómodas... salvo que vayamos en dos tandas, supongo...
Mimi Honda No respondí. En lugar de ello volví a llevarme la taza a los labios, aceptando tácitamente que Effy no tenía pinta de turista. Pero... tanto misticismo me resultaba ciertamente molesto. —Ni he estado en ese pueblo alejado de la mano de Arceus ni tengo la MO vuelo— respondí entonces—. De todos modos, Rufflet es demasiado pequeño para cargar conmigo. Y ninguna de las tres queremos matar a ese pobre Skarmory o caernos en pleno vuelo por exceso de carga... >> ¿Bien? ¿qué hacemos entonces?— continué—. Si vamos por turnos el viaje se hará eterno.
Medité un segundo mi respuesta. Actualmente, el único pokémon con Vuelo que poseía era Skarmory… y aunque el Tranquill de Emily conocía Vuelo y podría cargarla, el ave no conocía el camino y podía perderse con facilidad… de modo que debíamos apostar a lo seguro. —Tendremos que ir en dos tandas, no hay otra forma —concluí, cruzándome de brazos—. Iré primero yo, luego enviaré a Skarmory por ustedes; Skarmory conoce el camino de ida y vuelta, así que no tendrá problema en llevarlas desde aquí cuando estén listas. Además, así tendrán más tiempo ustedes de terminar su desayuno… será mejor que parta cuanto antes entonces, ¿no? Me puse de pie. Jolteon se irguió, pues ya había completado su desayuno y se mostró deseoso de seguir a su entrenadora. Tras decirle a ambas que nos veríamos pronto, pasé por la recepción a despedirme de mi hermana. Ya me había despedido de mi madre antes de sentarme a desayunar (hubo gritos, claro, pero muchos menos que anoche… realmente ella sólo quería cuidar de mí, y se alegró de que le prometiera regresar a visitar más a menudo), y tras una corta despedida liberé a Skarmory en el exterior del centro pokémon y partí por los cielos. —¡Vamos, Skarmory! ¡Hacia Pueblo Lápiz!
Saludé con la mano a Effy mientras la observaba saliendo. La verdad es que el hambre era intenso y la comida estaba tan deliciosa que apenas hablé para poder disfrutar del desayuno. — Aaah~ — suspiré en cuanto acabé de comer, sonriendo — ¡Nada como un buen desayuno para empezar bien el día! — exclame antes de ponerme en pie. Mimi también había acabado su desayuno y en cuánto pusimos un pie fuera del Centro, Skarmory nos estaba ya espreando. Ambas nos subimos al pokémon volador y partimos en vuelo.
Contenido oculto Este post me da especial vergüenza, idk xD Quizá porque me da pereza quitar las innumerables repeticiones y no puse todo lo que quería(? *Huye* Talía~ Aflojé el ritmo de mis pasos y dejé que Elisa entrara en la cafetería primero. No me sentía muy segura de entrar en un lugar desconocido antes que alguna persona, aunque fuese poca, de confianza. Crucé el umbral con mis pokémon alrededor, como si hubiesen formado una barrera, y no pude evitar sonreír feliz. Eran realmente encantadores~ Elisa se dirigió a un lugar lleno de dulces, ¡y yo claramente la seguí! Había taaaantos postres con una pinta deliciosa... realmente no sabía cuál escoger. ¿Ese pastel de fresas con nata, quizá? ¿O mejor esa simple pero deliciosa natilla de vainilla? ¡O ambos! Aunque quizá era ser egoísta eso... "Tomate tu tiempo, yo me sentare por aquí cerca." La voz de Elisa me sacó de mi mundo. La miré y vi que se había decantado por un delcioso flan... Asentí a lo que dijo con una sonrisa y volví mi mirada a los dulces. ¡Tenía que darme prisa y no dejar a Elisa esperando! Me fijé en una pequeña tarta de chocolate y, repentinamente, me acordé de Dante. Así sin más. Al principio iba a comer con él un postre, y en cambio estoy con Elisa... Pasaron tantas cosas en tan poco tiempo... ¿Mis días ahora serían así? Rápidamente me dirigí a la mesa en la que estaba Elisa tras coger esa tarta y me senté en frente de ella. Miré emocionada mi plato, y tras un "buen provecho" probé un trocito. ¡Estaba realmente delicioso! —¡Qué rico! Muchas gracias por traerme aquí, Elisa... comer acompañada siempre es más agradable, ¿no crees?—Le dediqué una pequeña sonrisa agradecida y miré a mis pokémon.—¡Oh! ¿Tenéis hambre, verdad? Pasé la mirada sobre los distintos mostradores de comida que había, y... ¡sí! La comida para pokémon estaba ahí. —Uhm... voy un momento a coger comida para mis pokémon—le dije a Elisa. Me levanté y me dirigí al lugar. Cogí un plato y lo llené de comida. Si tenían más hambre podía rellenarlo, ¿no? Dejé la comida cerca de ellos y volví a sentarme. Eevee fue el primero en probarlo y parecía querer devorarlo todo, pero Chikorita lo empujó y regañó, ocasión que Beldum aprovechó para comer. Yo igual seguí comiendo. ¡En verdad estaba rico! —Elisa... uhm...—No sabía bien qué decirle.—Ehm... bueno, realmente no sé qué hacer. Acabo de empezar mi vida como entrenadora, no pasó ni... ¿uno o dos días? O quizá más, no sé... Me pasaron ciertas cosas que me confundieron y... Bueno, no importa—aparté la mirada avergonzada al darme cuenta que me había ido por las ramas.—Lo que trato de decir es... ¿podrías ayudarme, por favor?—Mis mejillas tomaron un rojo más fuerte.—E-es que... uhm... uhm... no sé cómo empezar. "Y de repente todo es tan solitario..."
Desperté cuando el amanecer había más que avanzado. Podría haber seguido durmiendo hasta el mediodía debido al cansancio que aún se resistía a abandonar mis músculos, pero un sonido ligero, sordo, pero insistente, se encargó de que no pudiera volver a conciliar el sueño. Por más que di vueltas sobre el colchón y escondí la cabeza bajo la almohada para ahogar la persistencia de aquel suave ruido, me vi forzado a sentarme en la cama, algo resignado. Mi habitación estaba ligeramente envuelta en sombras, ya que había echado las cortinas sobre la ventana para que no entrara luz. Y era precisamente desde aquel lugar de donde provenía ese sonido rítmico que parecía llamarme. Entendí que no se iba a detener hasta que dejara ver una reacción de mi parte. Dejando escapar una mezcla de suspiro y bostezo, me puse de pie. Al hacerlo, noté la gran sombra que me miraba desde una esquina del cuarto, con sus ojos rojos. —¿Dormiste bien? —le pregunté. Serperior no asintió, pero supuse que sí había descansado. En cambio, mi inicial fijó su mirada en la ventana y, acto seguido, en mí. Dando a entender que podíamos confiar en lo que nos esperaba al otro lado de la misma. Aunque él tampoco sabía qué era lo que tocaba el vidrio con tanta insistencia, había percibido que sus intenciones no eran malas. —Vamos allá… Atravesé el cuarto en unas pocas zancadas y abrí las cortinas, permitiendo así que una luz cálida e intensa inundara la habitación, despertando todos sus colores. Claro está que tuve que cerrar los ojos por unos segundos, pues se habían acostumbrado a las sombras. Me llevé la mano sobre la frente para dibujar una sombra sobre ellos que permitiera distinguir, aunque sea un poco, qué había del otro lado. Serperior fue el primero en darse cuenta, e irguió un poco su cuerpo a modo de reacción. Por mí parte, fruncí el ceño ante lo que vi. Se trataba de un Swellow. El ave nos miró con ojos tenaces e impacientes y golpeó el vidrio con el pico, tal vez con más fuerza que antes. Alcé las manos en un gesto que pedía calma. —Ya va, ya va —decía cuando destrabé la ventana y la abrí, permitiendo que ingresara. El extraño pokémon entró con toda la confianza del mundo, lo que llamaba mi atención ¿Qué quería este Swellow? ¿Acaso me conocía? Como si me hubiera leído el pensamiento, Swellow se paró ante mí y levantó una pata. Dejo así ver que tenía atado en la misma un papel y una bolsa pequeña con algún contenido de forma esférica. Fruncí el ceño todavía más. —¿Estás seguro de que eso es para mí? —cuestioné mientras acomodaba mis despeinados cabellos. —¡Sweeeellow! —Entendido. No hace falta que te pongas así. Apenas tuve en mi poder el papel y la bolsa de tela, Swellow saltó sobre el alféizar de la ventana abierta y, tras dirigir una última mirada a Serperior y a mí, echó al volar. Su velocidad era impresionante. Antes de siquiera poder asimilar su inesperada partida, el ave ya había desaparecido en el horizonte. Intercambié una mirada con mi inicial. —Imagino que tienes las mismas preguntas en mente —le dije, con una sonrisa desconcertada—. Pero esto debería darnos las respuestas. Serperior asintió, sereno como siempre, y se colocó detrás de mí cuando abrí la bolsa para dar cuenta de lo que había en su interior. Lo que hallamos fue una… Una pokébola en miniatura. Volvimos a intercambiar una mirada, tras lo cual seguimos adelante. Apreté el botón central del esférico para hacerlo crecer. Esperé un momento…. Y lo lancé al aire. La pokébola se abrió, dejando escapar su típico destello de luz rojiza, que iluminó la habitación. La luz fue tomando la forma de un ser de gran tamaño, con forma alargada. De ese cuerpo surgió, aun en forma de luz, una masa redonda, como un escudo y, poco a poco, el pokémon fue tomando forma de, según pude observar, espada. Se presentó ante nosotros un Aegilash. Su escudo reflejaba la luz del sol, llenando el ambiente de destellos. Flotaba con elegancia e impronta, imponiendo una presencia fuerte… Serperior y yo nos quedamos mirándolo… Aegislash se acercó a mí y golpeó su escudo, arrancándole un lamento largo y melódico. Asumí que era un suerte de saludo de su parte, aunque no supe muy bien cómo responderle… Súbitamente… Lo reconocí… —¿Excalibur? —pregunté, más extrañado que nunca, mirándolo de cerca— ¿De verdad eres tú? —cuando el pokémon de Alpha asintió, me rasqué la nuca— No lo entiendo, ¿qué haces aquí? A modo de respuesta, el pokémon Fantasma/Acero señaló el papel que aún tenía en mi mano, ese mismo papel que vino acompañado con la pokébola. Asentí tras ver a donde apuntaba y, con algo de prisa, lo desdoblé… Era una carta breve, de puño y letra de Alpha. Tras leerla, mis ojos se abrieron considerablemente; tras lo cual, me dejé caer sentado en la cama, mirando el techo. Por un buen rato. *** —No puedo creer que Alpha haya dejado el entrenamiento pokémon —dije, rompiendo el silencio. Caminaba por las calles de Ciudad Témpera, luego de haberme aseado y desayunado. Detrás de mí venían Serperior y Aegilash. El pokémon de Alpha había mostrado ser pacífico, aunque un poco frío en el trato con los demás. Le pregunté los motivos por los que su entrenador se había marchado, e incluso Serperior tuvo unos segundos de insistencia, pero el fantasma simplemente se limitaba a negar. Como temí molestarlo, dejé de insistir. Él era mi pokémon de ahora en adelante, lo ideal sería que me ganara su confianza y no hubiera resquemores. No sabía cómo se sentía al respecto, pero era de suponer que extrañaba a su entrenador y a sus anteriores compañeros de equipo; acostumbrarse a una vida nueva sería un largo proceso. —Mantendremos vivo el espíritu de tu entrenador —le dije al final, sonriéndole por sobre mi hombro—. Daremos todo de nosotros para vencer a Irvine, el Campeón… Tú estarás allí, codo a codo con nosotros. Esté donde esté, Alpha nos verá. Y se sentirá orgulloso de ti. Aegislash respondió con un gesto solemne, agradeciendo mis palabras de aliento. Lo cierto es que me seguía apenando un poco que hubiera tenido que separarse de su primer entrenador, de su anterior vida. Pero estaba decidido a hacer de este equipo un hogar confortable. *** La pequeña caminata por la ciudad, que estuvo destinada a distendernos un poco y olvidarnos del cansancio que seguía al sueño, terminó llevándonos hasta las puertas de la inmensa Torre Desafío. Alcé la vista para mirar el extenso edificio. Parecía perderse entre las nubes. Tuve entonces una idea. —Vamos a probar tu fuerza y ver cómo te puedes adaptar a tus nuevos compañeros —le dije al fantasma— ¿Estás de acuerdo? Aegilash estaba más que dispuesto. Volvió a golpear su escudo. Sonreí, contento por su entusiasmo, y entramos todos juntos a la Torre.
Me levante de la cama de una forma bastante tranquila, pero justo al restregarme un poco los parpados para poder ver mejor note que mi cara ardía, pero con un calor inmenso y sin dejar de lado el dolor, era casi como una Nitrocarga que se golpeaba con mi cara, cada vez mas rápido y cada vez mas intensa pero en ese instante una idea paso por mi mente, libere a Swampert y le iba a pedir algo descabellado. —Swamp! Ayúdame, necesito que golpees mi cara con un Puño Hielo, necesito anestesiar el dolor o por lo menos congelarme el ardor que siento...— le decía al pokemon mientras pensaba si realmente seria una buena idea pero mi inicial siempre tan enérgico y dispuesto me golpeo con su imponente puño y quede noqueado por lo menos unas dos horas. Al despertar por segunda vez mi cara ya no dolía ni ardía y al tocarla con las yemas de mis dedos la hinchazón se había bajado, no sabia por que razón estaba de esa manera aunque podía deducirlo, lo ultimo que recuerdo antes de quedar inconsciente fue que estaba colgando de cierta prenda mía y eso no era precisamente bueno. Segundos después de cobrar totalmente la conciencia al haberme despertado por completo un pequeño pokemon eléctrico se poso frente mio, al parecer se encontraba aburrido, Swampert denoto el mismo animo que Plusle, realmente a estos pokemon les hacia falta entrenamiento, les hacia falta una buena batalla, rayos quizá hasta un buen entrenador. Me quede pensando en lo ultimo unos breves instantes pero descarte esa idea de mi cabeza, ellos necesitaban alguien que los guiara correctamente y quien mas lo haría que su entrenador, me levante de la cama y los mire fijamente. —Es hora de un cambio radical...— y después de exclamar una frase tan corta pero misteriosa para mis pokemon salimos corriendo del cuarto con nuestras pertenencias, dejamos todo acomodado y en su lugar y entregamos la llave a la enfermera Joy, salimos del Centro Pokemon y comencé a correr, regrese a Swampert a su pokebola y Plusle trepo a mi hombro, un silbido salio de mis labios y logre ver un puente pequeño en el parque cercano por el cual transitaban personas debajo, pues era uno de los pequeños puentes que adornaban el hermoso parque. Trepe por el y salte, justo en ese momento por debajo del puente una ráfaga de aire esmeralda paso a toda velocidad, y justamente caí sobre su lomo, justo en ese instante no transitaba nadie por el puente por suerte así que solo elevo el vuelo cada vez mas arriba hasta perderse en el cielo.
Elisa Daroch. Talía no tardo mucho en acompañarme a comer, venia acompañada de una tarta de chocolate. "¡Qué rico! Muchas gracias por traerme aquí, Elisa... comer acompañada siempre es más agradable, ¿no crees?" —Si, todo es mejor con compañía que habla el mismo idioma —respondí con una ligera risa, Drifloon se removió molesta a mi lado, acaricie su cabeza para calmarla. Con mi mano libre me dedique a comer mi flan, había dado dos cucharadas cuando Talía aviso que iría por comida pokémon, asentí con la cabeza. Continué tranquila hasta sentir un tironeo en el cabello, al voltear la vista me tope con Ivysaur y Drifloon, los cuales mi observaban de una interesante forma. —Ustedes pueden comer también —aclaré soltando la cuchara—, pero de la comida especial que les tengo, preparada con mucho amor. Abrí mi bolsa y tras buscar unos segundos saqué la comida pokémon que tenía guardada, de esa que siempre llevaba para los viajes largos. Destapé el frasco y coloqué parte del contenido en uno de los platos que tenia guardado. Casi de inmediato mis compañeros se fueron a comer. Cuando estaba cerrando mi bolsa la rubia volvió a tomar asiento, solo pasaron unos segundos hasta que su voz llamo nuevamente mi atención, levanté la vista a ella. Comenzó un poco nerviosa y mientras avanzaba en sus palabras no dejo el tono levemente avergonzado, cuando sus mejillas optaron por teñirse se un color rojo ella ya había soltado una petición. Le sonreí con amabilidad, buscando calmarla un poco. —Claro que puedo ayudarte —comencé en un tono amable —, podemos hacer muchas cosas para comenzar, como atrapar más pokémon y conocer mejor la región —numere mis dos opciones con los dedos, hasta que una idea llegó a mi mente, sacando así una gran sonrisa en mi rostro —. ¡Ya sé!, puedo llevarte a mi lugar favorito, de seguro te encanta. Contenido oculto Best idea ever xD
Me desperté en la cama, a pesar de que apenas recordaba haberme acostado. Había vuelto a soñar con la temporada previa a la muerte de mamá. Me desperecé y tanteé en busca de mi movil, buscando fijarme en la hora. Aún era de madrugada, faltaban unas tres horas para que amaneciera, y aún así decidí salir a respirar algo de aire fresco. Dejé que mis pokémon se quedaran durmiendo en la habitación, y me prometí volver rápido antes de que Emperador notara mi ausensia y destrozara el hotel en mi búsqueda. ¿Porqué estaba teniendo esos sueños? La enfermedad de mamá había sido una época oscura, que me había traído a Galeia. Luego de su muerte le siguió un pequeño funeral, días tristes y solitarios y luego mi fuga. No quería recordar nada de aquello. Al apoyarme en un árbol cercano, pude notar que alguien estaba siguiendome. —¿Sableye?—pregunté, incrédulo. El pokémon en cuestiós acabó acercandose, y apoyandose en el árbol imitandome perfectamente.—¿Como saliste del hotel? Cerré con llave. Sableye se encogió de hombros, y atravesó el árbol con una mano para mostrarme como. —Tsk, cierto, habilidades de tipo fantasma—suspiré.—Ven, vamos a dar un paseo. Sableye no era muy comunicativo, así que pude volver a mis pensamientos. Recordaba el día luego del funeral de mamá, cuando se me entregó un papel que al firmarlo me convertía en el hijo adoptivo del hombre que me había cuidado todo ese tiempo. Yo al principio no quería, ya que solo pensaba en volver a casa, donde antaño había sido feliz, donde había tenido una madre. Pero luego descubrí que mi casa ya no era mía, no podía disponer de ella hasta ser mayor de edad. Así que todo se reducía a firmar o acabar en algún orfanato. En otras palabras, no me habían dejado elección. Firmé esa hoja. —Zay...—comentó Sableye, moviendo las manos. Al principio pensé que estaba quejandose de no poder imitarme, pues tenía mis manos en los bolsillos-y los Sableye por norma general no tienen bolsillos- pero luego noté que el movimiento de sus manos no era deliberado, seguía un patrón. Me detuve, sorprendido—Eso que haces...¿lenguaje de signos? ¿Sabes hacer lenguaje de signos? Sableye asintió, y volvió a mover sus manos. Él sabía lenguaje de signos, pero yo no. No entendí nada de lo que dijo. Eso en realidad no cambiaba mucho, pero realmente me interesó. Quizás era porque realmente necesitaba distraerme en algo, en vez de solo ir por ahí y enfocarme en mis recuerdos—¿Podrías enseñarme?—fue mi pregunta. No sabía si iba a costar demasiado-podría costarme años-pero me decía que valía la pena. Sableye asintió, haciendo un movimiento que supuse significaba "sí". Luego apremió a que siguieramos adelante. Arreglé mi cabello hacia atrás. Últimamente solo pasaban dos segundos antes de que me cayera en los ojos, impidiendome la visión. Si iba a aprender a hacer este lenguaje, debía de cortarme el cabello primero. Contenido oculto Se viene nuevo look >u< (?
Contenido oculto Sorry for the double post, but nobody came (? La verdad, podía acostumbrarme al corte de cabello. No había permitido que quedara muy corto, sería un cambio demasiado grande como para asimilarlo de momento. Así que solo dejé que se recortara lo suficiente como para que no se pudiera definir como "largo". Una vez listo, volví al hotel, mientras seguía mirando a mi nuevo instructor en lengua de signos, Sableye. —¡Zay!—decidió Sableye, apuntando a la puerta. Luego hizo un movimiento en sus manos: palmeando su mano izquierda con su mano derecha, dos veces, ambas mostrando el dorso—¡Zay! —Puerta—entendí. Repetí el gesto, pero él negó con la cabeza y volvió a hacerlo, esta vez mas lento. Solo cuando logré hacerlo bien estuvo satisfecho. Abrió la puerta del hotel, y eso le dió otra idea. —¡Zay!—volvió a proclamar, abriendo y cerrando la misma. Luego pasó a el gesto: unió sus manos chocando sus dedos corazón, mostrando el dorso de la mano, y luego haciendo el gesto de abrir, separandolas hacia afuera. —Abrir—deduje yo. Sableye asintió, y luego hizo un gesto que se me estaba haciendo común en las pocas horas que llevabamos en esto: entrelazando los dedos, como cuando deseas que algo salga bien. Repite. —Uhhh...—hice el gesto de la puerta, pero al hacer el gesto de abrir, debí de cometer un error. Sableye negó con la cabeza, y agarró una especie de cucharón...espera. ¿cuando había agarrado eso? —¡Auch!—me quejé al recibir un golpe en la cabeza ante el posterior salto de Sableye junto al cucharón. Solo entonces decidió repetir el gesto 'abrir'. Entonces noté que no unía los dedos corazón: unía cada uno con el anular del otro. Lo repetí con ese cambio, y asintió. Solo entonces entramos. —¿Te encuentras bien?—preguntó la recepcionista, confundida por lo que acababa de ver—¿ese Sableye te ha golpeado...con una cuchara de madera? —Estoy aprendiendo a abrir puertas con gestos—respondí, irritado por el chichón que sin duda se iba a formar en mi cabeza. La chica alzó una ceja, lo que claramente significaba que no había entendido el sarcasmo.—Voy saliendo—agregué, dandole mi tarjeta para que cobrara por la noche, aún cuando solo había estado en el hotel hasta las cuatro.—Ya recojo mis cosas. —¡Señor....! oh—fue el comentario de Hiko al subir a la habitación para recoger las cosas—Pero...¿que se ha hecho en el pelo? Luce...normal. —Sí, supongo—me reí. No me acostumbraba a no tener que mover mi pelo de su lugar. —¿A donde iremos hoy?—preguntó entonces. —Quiero hacer un par de capturas, probablemente las últimas antes de empezar a entrenar—respondí. Al salir del hotel, llamé a Golbat—a la ruta 314. Vamos a la Calle Victoria.
Un viento suave y fresco acarició mi rostro cuando salí de la Torre Desafío. Una brisa que traía muchas promesas consigo, la perspectiva de un futuro que me robaba una sonrisa. Es cierto que esos días que venían también iban a estar cargados de complicaciones, desafíos complicados y puede que más peligrosos que el que pasé por el Espejismo (aunque era difícil de imaginar, ciertamente). Pero teniendo en cuenta que iba a estar acompañado por mis pokémon, por Excalibur y por mis amigos holders, podía permitirme la sonrisa con toda confianza. Pero por sobre todo, Effy estaba conmigo más que nunca… Su amor me daba muchas más fuerzas. Serperior salió de su pokébola, haciendo que volviera a poner los pies en la tierra. Escoltado por su galante presencia, me dirigí hasta el Centro Pokémon. En tanto mis pokémon restauraban sus energías, unos entrenadores se pararon muy cerca de mi posición y se pusieron a conversar. En principio, por respeto, procuré no prestar atención a lo que conversaban… Hasta que mencionaron a Yveltal. —¿Has visto esto? —decía una chica a su compañero de viaje, enseñando un vídeo en un reproductor portátil que llevaba— No es broma. Se trata del mismísimo pokémon de la muerte. Mi amiga lo grabó cuando pasaba por Ciudad Acrílica. Lo estaba usando un chico en batalla y... No escuché el resto. Sin saberlo, aquella viajera me había simplificado enormemente la tarea de dar con el paradero de Chad, además de confirmar que el entrenador se encontraba más que bien, deambulando por la región y combatiendo. Sonreí. Me aliviaba mucho saber que mi amigo había salido airoso de la caída del Mundo Espejismo… La enfermera Joy me devolvió las pokébolas de Aegilash, Tyranitar, Lucario y Aggron, dedicándome una sonrisa muy amable. Tras agradecerle por su dedicación, Serperior y yo salimos de Centro. Pero antes de ir a ver a Chad, debía hacer otra cosa. Hice que Excalibur saliera de su pokébola. Me miró con su ojo violáceo con curiosidad, ante lo que imaginé que el fantasma no había pensado que lo volvería a sacar tan pronto. Era verdad que se merecía un respiro, pues la pokébola no parecía molestarle. Pero me sentía en la obligación de felicitarle por su desempeño en la batalla de la Torre Desafío. —Eres un gran pokémon —le dije con total seguridad, sonriendo—. Te has complementado de maravillas con los demás y, de no ser por ti, ese Slaking nos habría puesto en seria desventaja. Definitivamente, eres un muro infranqueable. Me alegra que estés con nosotros. Espero que pienses lo mismo. Aegilash, tras un pequeño rato de estar levitando y mirándome fijamente, me dedicó un solemne gesto de agradecimiento y dio unos leves golpes a su escudo, haciéndolo cantar. Asentí… Este había sido un muy buen primer paso para ganar confianza entre los dos, además de con el equipo entero. —Era todo lo que quería decirte —dije mientras lo regresaba a su pokébola—. Ahora descansa. Tendremos muchos desafíos de ahora en más. Al mismo tiempo, regresé a Serperior y saqué a Pidgeotto quien, como siempre, se preparó para volar raudo por el cielo. —A Ciudad Acrílica, compañero. Despegamos.
Llegamos entonces a Ciudad Témpera. El viaje anterior había sido muy productivo, con dos nuevos compañeros de equipo muy poderosos, que podían hacer mucho por nosotros. Ahora, sin embargo, debía volver a la Torre Desafío, para poder conseguir los puntos para entrenarlos bien. La última vez me había costado muchísimo el vencer a mi rival en la torre; esperaba tener una mejor racha en esta ocasión. Me acerqué entonces al edificio y entré.
Talía~ Miré de reojo a Elisa, y vi que me sonreía con tranquilidad. Se veía tan tranquila, de hecho, que me hizo sentirme tranquila a mí. "Claro que puedo ayudarte, podemos hacer muchas cosas para comenzar, como atrapar más pokémon y conocer mejor la región." Esas ideas me gustaron mucho, me hicieron muy feliz. ¿Cuántos y qué tipos de pokémon habría allá fuera? ¿Y qué maravillosos lugares existirían alrededor? ¡Tenía muchas ganas de conocerlo! "¡Ya sé!, puedo llevarte a mi lugar favorito, de seguro te encanta." La repentina emoción de Elisa no hizo más que contagiarme y ponerme muy curiosa. ¿Su lugar favorito? ¿Cúal sería ese lugar? ¡De pronto me sentí muy impaciente y emocionada! —¡Suena genial!—Le respondí con ganas. Traté de comerme el rico pastel de chocolate lo más rápido posible. Al terminar bebí mi vaso de agua y miré a mis pokémon, que se veían bastante satisfechos y felices... y no pude hacer más que alegrarme por ello. Apoyando mis manos en la mesa me levanté y miré a la muchacha ilusionada e impaciente. Incluso di unos pequeños saltitos sobre las puntas de mis pies. —¿Podemos irnos ya?— pregunté—. ¡Tengo muchas ganas de ver ese lugar! ¡Seguro que es genial! Contenido oculto Unos pajáritos me mencionaron una tal mansión abandonada... ¿Habrá algún plot twist en mi suposición? (?? *huye*
Elisa Daroch. Entonces a Talía se le contagio mi emoción, comenzó a comer con rapidez, supongo esperando el momento de partir a explorar. No me quede atrás y en pocas cucharadas ya no había contenido en mi plato. Espere a que mis compañeros terminaran su comida y guarde el plato en mi bolsa, justo a tiempo para ver como la rubia devoraba e ultimo tramo de pastel, de inmediato se puso de pie y comenzó a dar unos adorables saltos en el lugar, claramente le emocionaba la idea de viajar fuera de la ciudad. "¿Podemos irnos ya? ¡Tengo muchas ganas de ver ese lugar! ¡Seguro que es genial!" Su voz llena de emoción infantil me saco una risa ligera, imite su acción y también me puse de pie, Drifloon de inmediao se acomodo en mi cabeza e Ivysaur se coloco a mi lado. Giré a mirar a Talía. —Es un lugar asombroso, lleno de mi tipo de pokémon favorito —comenté mientras emprendía camino a la salida, seguida por mis compañeros y la chica. Ya afuera del centro note que había dejado de llover, eso nos aseguraba llegar seca. Tomé dos pokéball, primero regresé a Ivysaur para no hacer peso de más a Altaria. Después libere a la tipo Dragón/Volador. —Conoce a Altaria —dije con entusiasmo —, ella nos llevará. Primero subí yo, cuando ya estaba cómoda y Drifloon estaba en su lugar le tendi una mano a Talía para ayudarla a subir. Ya arriba gire la cabeza levemente. —Sujetate fuerte —sugerí —. Bien Altaria, camino al mejor lugar del mundo. Contenido oculto A ver, ¿Quién le comentó a Sweet el posible lugar e.e?
Al salir de la torre desafío, ya era de noche otra vez. Suspiré. La Torre Desafío seguía teniendo esa particularidad de ralentizar el tiempo, haciendo que las horas pasaran en un borrón donde lo que importaba era que la batalla llevara a una victoria. Fácilmente podías pasarte el día en aquellas simulaciones, entre cambios y ataques. Ese era uno de los atractivos del lugar, centrar tus prioridades en lo que tenías al frente, de manera que solo le prestaras atención a la batalla frente a ti. Esperaba volver pronto. Por el momento, era hora de ir a descansar.
Tras dejar el tema de Celebi atrás, Salamance y yo llegamos a Ciudad Témpera. Dejar a manos de un completo desconocido un pokémon tan poderoso como Celebi no era algo que me agradase realmente, pero si era amigo de Liza, probablemente no tuviese por qué preocuparme. Aunque bueno, su último novio no era el mejor ejemplo de alguien en que pudieras confiarle algo así.... y su mejor amiga Destiny tampoco lo era... tal vez cometí un grave error. Aún así, para estos momentos ya era demasiado tarde. —Bueno Salamance, debemos fortalecernos aún más; en caso de que hayamos cometido un error, debemos estar preparados para enmendarlo —El pokémon dragón asintió con fuerza, mientras me acompañaba rumbo a la Torre Desafío. Cuando le encontramos lo regresé a su pokeball para poder entrar, no quería armar alborotos como hacía Alpha con su dragón. Y, hablando de él... ¿Donde se había metido ahora? No le había visto en un buen tiempo, y todavía teníamos cuentas pendientes por resolver.
Ciudad Témpera, famosa por su casino y punto de encuentro para varios entrenadores, la mayoría de estos con intención de probar sus habilidades en la prestigiosa Torre Desafío. —Ahora que recuerdo, la última vez ahí no nos fue tan bien...— Como de costumbre no hubo respuesta. ¿Se supone que puedes ver el futuro? ¡Dime de una vez si ser un maestro pokemon el es destino que me espera! Bueno, las cosas no funcionaban así, tendría que esforzarme un poco más. Tal vez intentar nuevamente en la Torre, ¿qué dices? O mejor esperar por algún entrenador curioso que quisiera combatir a lo callejero. O tal vez dirigirme a un Centro Pokémon y descansar un rato, pues el cansancio está haciendo que hable solo. Así pues, busqué el Centro por la ciudad, me registré para descansar un rato, sin embargo al dar mi nombre sucedió: —¿Ukitashi?—pronunció la enfermera Joy, mientras revisaba unos papeles extraños sobre su escritorio principal.—Creo que tenemos algo para usted señor Ukitashi. Ha pasado mucho tiempo desde que el entrenador nos dejó el encargo, pero un nombre así no se olvida fácilmente, ¡tiene mucha suerte!— La enferma rebuscó entre una caja con varios objetos, supuse que serie una especie de baúl de pertenencias perdidas; de ahí sacó un par de pokeballs con una pequeña y me las entregó, no sin antes hacerme firmar una especie de documento en la cual afirmaba haber recibido un obsequio de... ¿Alpha?, Alf, a quien yo tanto admiraba y quien por mucho tiempo me apoyó en mi viaje? Luego un breve agradecimiento salí a la ciudad, el cansancio se esfumó súbitamente, no llegaba a entender por qué Alf me daba sus pokémon, ¿le habría pasado algo malo?, ¿estaría en problemas? En la nota no decía mucho: Por el momento son tuyos, cuida bien de ellos. Firmaba Alpha. Solté las dos pokeballs y de ellas emergieron Garchomp y Glaceon. Los pokémon, algo confundidos al principio, me reconocieron como amigo de su entrenador, Garchomp hizo una seña de respeto, al parecer ambos ya estaban enterados de las intenciones de Alf, él no era un entrenador que abandonaba a su pokémon. —¡Bienvenidos a la pandilla chicos!
Contenido oculto ¡Chatoooot, despierta que vamos a cantar con un pokémon especial! BD (? Me despertó el ritmico compás de la cola de Chatot, con forma de metrónomo. Hiko parecía estar inspirado en su propio ritmo, inclinandose a los lados en un inconsciente baile. No era la primera vez que la actitud de Chatot me hacía preguntarme si el loro tenía alguna especie de reproductor de música clásica atascada en la cabeza. Casi siempre se le podía encontrar tatareando melodías, algo de él que me solía animar los días. —Quizás...—mencioné, mirandolo luego de fingir lanzarle una almohada—...podríamos ir hoy a la Ruta 314. Siempre me pareció increíble la forma en que la ruta es tan diferente...tiene su propia música en el aire. Hiko pareció emocionarse.—¡Eso es una muy buena idea, señor!—comentó. Al fin había dejado de llamarme 'Señor Sombrío' luego de que le prometiera que no me dejaría crecer el cabello como antaño.—¡Justo ahora estaba pensando en ese lugar! Creí que todos los lugares eran iguales a esa ruta, llenos de música y alegría...pero al parecer se trata de un caso concreto. ¡Eso hace la ruta mucho mas especial! La última vez que había ido a aquel lugar, había acabado ganando un par de batallas. De alguna manera la felicidad que se podía notar en el lugar, y la música que era casi invisible y al mismo tiempo omnipresente...me sentía imparable en aquel lugar.—Bien, preparemos todo. Fue media hora después que pude salir del hotel, ya con la pokeball de Golbat en la mano. El viaje sería largo. Contenido oculto Estoy muy hype :'DDD