Sonreí enternecida ante sus palabras. Me alegraba tanto por ellos, y era inevitable para mí sonreír al ver a Hubert tan contento y enamorado. Ambos habían acabado siendo personas importantes y queridas por mí, eran como otros miembros de mi familia y me alegraba cuando mi familia estaba contenta. Aunque no me quitase toda mi tristeza, había cierta diferencia. — Pues... — empecé a hablar en voz baja, llevándome la mano a la nuca — Estuve con Mimi la mayor parte del tiempo y las cosas no fueron muy bien para nosotras que digamos... — expliqué bajando el brazo, con una sonrisa entristecida — Pero veros aquí y con tan buenas noticias ha sido bastante animador~ — añadí finalmente, algo más contenta.
Serperior saludó a Espeon con una reverencia casi imperceptible cuando la pokémon se le acercó. Mi inicial se mantenía quieto la mayor parte del tiempo, pero sus ojos se alternaban constantemente entre mi persona y Effy, como esperando el momento perfecto para borrarse y dejarnos a solas. Me hubiera gustado decirle que no se tomara tantas molestias, pero al mismo tiempo me agradaba ver la forma en que velaba por ella y yo. Luego de que le preguntara sobre cómo estuvieron las cosas, Emily ofreció una respuesta preocupante. Fruncí el ceño. —¿Y eso? —inquirí, notando entonces un brillito triste en su mirada, que no tardó en desaparecer cuando recalcó lo bien que le hacía volver a vernos— Me apena mucho saberlo, ¿pero estarás bien, verdad? —le dije. Le habría preguntado qué había pasado, pero esa mirada triste me detuvo. No era el momento. Mejor esperar a que superara lo que fuese que le hubiese ocurrido. Posé una mano sobre su hombro—. Estaré aquí para lo que necesites, ¿sí? He vuelto por fin, y espero no volver a dejar atrás a mis amigos. O, en su defecto, invitarlos a la aventura. Pasan cosas realmente fascinantes y terribles en torno a la región —añadí finalmente a modo de broma.
Mimi Honda Inspiré profundamente. Emily se había marchado dejándonos solas, y Effy había expresado su deseo de escucharme. Serené mis ánimos en un intento por sonar neutral. —Alpha se ha ido— dije—. Dejó el entrenamiento pokémon y desapareció de la región. Llevábamos semanas sin hablarnos por una discusión y ahora... ya no está. Ni siquiera tuvo la decencia de desperdirse, no me dio tiempo a disculparme... No me dio tiempo a... ¡Effy, si yo no puedo volver a ver a Alpha no voy a poder soportarlo! Chillé. Era inútil tratar de ocultar lo mucho que me dolía y las lágrimas que se acumulaban en mis ojos. La verdad es que no tenía idea de como me sentía... si era rabia por no haber podido evitarlo o si era tristeza por su partida. En cualquier caso era un setimiento horrible. >>Y tú apareces tan feliz y despreocupada—continué—, diciendo que Hubert y tú estais juntos que... en el fondo siento tanta rabia que podría llorar. ¡Eso no puede ser justo!
Miré de reojo la mano que apoyaba sobre mi hombro, haciéndome sonreír. — Sí, Hubert, estaré bien — aseguré asintiendo con la cabeza, convencida de lo que decía — Y ya sé que puedo contar contigo — añadí poniéndome de puntillas para darle dos leves golpecitos cariñosos en la cabeza, dejándome caer después. >> Y pues sí, Effy ya nos contó todo lo sucedido — dije después, con un brillo de emoción en mis ojos — Tuvisteis que pasar mucho miedo pero... ¡lo hicisteis genial seguro! Mimi y yo, aunque no sabíamos donde estabais, estábamos seguras de que saldríais bien~ — junté mis manos delante de mi pecho, emocionada — Y ay~ Me encantaría poder ir a otra aventura con vosotros~ Pero me gustaría no morir como en Sinnoh, eso sí — finalicé con una sonrisa. Observé como continuaba la conversación entre las dos rubias y después llevé las manos a mi espalda. >> Aunque Effy ha dicho que iba a llevarnos a Mimi y a mí a algún sitio para pasar tiempo juntas y distraernos~
Al final trepe sobre Flygon mientras Plusle se posicionaba frente a mi, pero un extraño olor hizo salir disparado al pokemon dragón, atravesamos la mitad del centro pokemon, claro Flygon evadiendo todo lo que podía, al parecer aparte de divertirse parecía presumir la gala de su velocidad, pero para nuestra suerte justo frente a nosotros se encontraba Hubert y Emily. —Wo wo wo wo Flygon cuidado!— y en un giro desesperado el pokemon solo dejo una ráfaga de aire que despeino a ambos entrenadores, lo único que pude hacer era voltear el rostro y sonreirles con una gota de sudor en la cabeza —Lo siento! Oh ya lo olvidaba... Hola Hubert hola Emily!— les grite mientras agitaba la mano, grave error, grave error... Flygon iba disparado a la salida del centro pokemon y esta tardo sus breves segundos en abrir pues todas eran automáticas pero contaban con su sistema para abrirlas pasados unos segundos, debido a eso tubo que dar otro brusco giro para poder salir casi completamente de lado, apenas tuve tiempo de agacharme y evitar rebanar mi cabeza pero debido a eso ahora estaba de cabeza, espera ¿Que? ¿!DE CABEZA!? Instantes después me encontraba fuera del centro pokemon y para mi suerte Effy y Mimi se encontraban fuera de el, oh si esto podía empeorar mas, viendo a mi rival y a la rubia Honda al revés mientras estaba pálido por el espanto, a Flygon pareció no importarle y daba mas y mas y mas giros buscando la dirección de ese olor tan peculiar, que ahora que me encontraba afuera me daba cuenta de que eran unas hamburguesas, acto seguido el pokemon voló en círculos unos breves momentos antes de salir disparado hacia el cielo. El movimiento tan agresivo hizo que Plusle cayera de mi hombro y no hice otra cosa mas que soltarme de Flygon en plena caída. —PLUSLE!— Fue lo único que grite y mi pokemon me logro ver a la distancia —Usa Ataque Rápido hacia mi!— le comande y al instante lo hizo, de esa manera logre atraparlo llevándome un golpe en el estomago pero tenia a mi compañero en brazos ahora ambos en una caída libre justo al suelo, para suerte nuestra Hydreigon salio disparado de su pokebola y nos atrapo en plena caída justo de mis pantalones, para ser mas preciso se dejaba ver mi ropa interior de mudkip justo frente a Mimi y Effy... Oh Arceus si este era mi pago por aquella vez que me comí esas 3 hamburguesas o aquella vez que no di las gracias antes de comer, quizá había sido aquella vez que coloque pintura en el shampoo de mi hermana oh quizá lo que había pasado con Mimi hace un tiempo, quizá ese era el pago divino.
Cuando Emily mencionó que Effy tenía pensado llevarlas hacia un sitio donde pudieran relajarse y dejar de lado los problemas que tan decaídas las tenían, en mi mente se dibujaron recuerdos de los entrenamientos intensivos que tuvimos en el archipiélago Artistas junto con Chad y Mitsuki, los cuales rememoré con una pequeña sonrisa. De seguro, la salida que Effy tenía pensada iba a ser algo parecido a eso: un agradable momento en el que se combinaría el entrenamiento pokémon con ratos de distensión. No me extrañaría, ya que ése era su estilo. No llegué a mencionarlo. Pues en ese momento, Serperior nos envolvió a Emily, a Espeon y a mí con toda la longitud de su cuerpo y nos apartó bruscamente de nuestras posiciones, justo a tiempo para evitar que un Flygon desbocado, que volaba a toda velocidad dentro de Centro Pokémon, nos embistiera. —¡¿Qué pasa?! —exclamé, alarmado y despeinado a causa de la fuerte ráfaga de aire que el dragón había dejado a su paso. Levanté la vista, justo a tiempo para divisar a Brendan desaparecer por las puertas de salida del Centro Pokémon a bordo de la Mosca Esmeralda... Lo cierto es que, si bien se trataba de una persona conocida, no me tranquilizó la situación en la que estaba envuelta. Algo le ocurría a Flygon... Miré a Emily. —Iremos a ver si está todo bien, esperamos no tardar —dije al tiempo que acomodaba mi revuelta cabellera. Antes de ir afuera, miré por sobre mi hombro la puerta de vidrio que daba al patio trasero del Centro Pokémon, allí donde se encontraban los mini-campos de entrenamiento... Effy y Mimi seguían hablando... Dudé un poco, pues no sabía cuánto tiempo me iba a llevar atender el incidente de Brendan; lo que quería decirle a Effy me parecía muy importante. Pero al final, tras suspirar y confiar en que todo saldría bien, me retiré. Serperior me siguió, mirando la noche con indignación. En las afueras del Centro Pokémon, justo en la vereda de enfrente, fuimos testigos de una escena tan cómica como humillante. Brendan se hallaba de cabeza en el aire, abrazando a Plusle y sostenido por Hydreigon. La mala suerte quiso que el dragón lo atrapara por la tela de sus pantalones y con el cinturón mal abrochado... Ahora mismo, su ropa interior estaba completamente expuesta... Justo frente a dos entrenadoras de cabellos rubios a las que no conocía, pero cuyas maneras de vestir recordaban a Effy y Mimi. El entrenador, sin ser soltado por su pokémon, recibió muchas bofetadas, tan violentas que me vi forzado a apartar la vista. Detrás mío, Serperior se llevó la punta de la cola a la frente, negando con la cabeza y sintiendo vergüenza ajena. El lamentable espectáculo terminó con Hydreigon soltando a Brendan. El chico se golpeó la cabeza contra la vereda y quedó tendido en el suelo, sin moverse. —¡Brendan! —exclamé, corriendo hacia él. Al final, el entrenador no había sufrido heridas graves. Tan solo hinchazón de mejillas y un moretón en la coronilla. Pero el golpe que se había dado lo dejó durmiendo plácidamente, de modo que, con ayuda de Scrafty, me encargué de pedir una habitación para él, dentro de la cual lo dejamos durmiendo junto con sus pokémon. Plusle se había puesto muy feliz al verme, pues todavía recordaba los divertidos momentos que pasó durante la época que me acompañaba; me despedí del tipo Eléctrico acariciándolo en la cabeza y cerré la puerta detrás de mí. Emily había tenido la consideración de esperarme, al igual que Espeon. Y pude comprobar con alivio que Effy y Mimi seguían manteniendo su conversación allí afuera, con completa normalidad, sin incidentes como el que pasamos de este lado de la puerta. Me acerqué a Emily rascándome la nuca, mostrando bastante desconcierto. —Estará bien, aunque prefiero no dar más detalles —sonreí—. Mejor volvamos al hilo de nuestra conversación: sea cual sea el lugar a donde las lleven, con Effy estarán muy bien... En cuanto a mí, es posible que vaya en busca de Chad... Le encantará saber lo de Effy y yo. Después de todo, él también me animó a decirle lo que sentía. Tan sólo espero que no haya sufrido una caída muy violenta desde el Espejismo —finalicé, pensativo. Contenido oculto #NoEsMomentoParaLaComedia #NoInsista #BastaChicos (?)
Escuché a Mimi contarme algo que probablemente era la última cosa que me esperaba oír; Alpha había dejado el entrenamiento pokémon. Alpha, el entrenador del Charizard negro, el rival al que nunca había sido capaz de vencer… se había marchado de Galeia. Y para complicar aún más las cuestiones, Mimi había tenido una discusión con él y esa fue la última vez que lo vio, semanas atrás, sin tener un momento siquiera para disculparse por dicha discusión… siempre había supuesto, luego de verlos un par de veces durante sus viajes juntos, que había una chispa entre ellos, aunque nunca imaginé… observé los ojos de Mimi, anegados por las lágrimas que allí se acumulaban; sumado a la forma en que su voz temblaba cada vez que pronunciaba su nombre, era toda la confirmación que necesitaba para saber que Mimi estaba enamorada de Alpha. En aquel momento, realicé una acción que en el pasado jamás creí que algún día haría, ni en un millón de años. Me impulsé hacia adelante, rodeé los brazos alrededor de Mimi, y la abracé. —Se que duele —susurré a su oído, abrazándola, conteniéndola—. Duele, y mucho… el abandono siempre duele. Yo… yo fui abandonada de pequeña, en la apuerta de este mismo centro pokémon, y… el miedo de volver a ser abandonada, a volver a sentir ese dolor tan horrible… eso me ha hecho temer tanto dejar que las personas se acerquen a mi… >> Pero salí adelante —me separé un poco de ella, mirándola a los ojos con una pequeña sonrisa. Con uno de mis pulgares, aparté la única lágrima que resbalaba por la mejilla derecha de la Honda—. Porque Alicia me adoptó y me crió como su propia hija, y aprendí entonces… aprendí entonces que a pesar de ser un dolor muy fuerte, se puede superar con ayuda de la amistad y del amor… >> Mimi, nuestra amistad es fresca y realmente recién está comenzando, lo se, pero… quiero ayudarte, quiero hacer que recuperes la sonrisa y que olvides la tristeza… porque eso es lo que hacen los amigos, ¿no?
Mimi Honda Sentí un nudo en la garganta. Como si hubiese empezado a asfixiarme. —No es que no me alegre por ti, no me malinterpretes—musité entonces, después de un breve silencio. Mi voz se oía temblorosa y quebradiza, falta de fuerza y determinación. Mis puños apretados temblaban de impotencia—. Es sólo que... No es justo. Ni siquiera es la primera vez que me abandonan. Primero muere mi madre, mi padre no tiene tiempo para mí por culpa de su asqueroso trabajo y ahora Alpha se va. Sabiendo lo mucho que me aterra estar sola... Yo... ¿no tengo derecho a ser feliz? ¿es... es eso? >> Alpha siempre tenía esa expresión estúpida en el rostro cuando mencionada a Destiny, por mucho que trataba de ocultarlo— comenté—. Dime, ¿de verdad tuve una oportunidad alguna vez? En ese caso, ¿no es mejor que se haya ido? Me mordí el labio inferior. Sentí como si me corazón hubiese terminado por partirse después de eso. Fue devastador, nunca había sentido algo así. Después de dejar escapar aquellas palabras en un tono roto e impropio de mí, por mucho que traté de contenerme, las lágrimas de desbordaron sin piedad. Porque por mi mente pasaron tantas cosas, tantas memorias... Me cubrí el rostro con las manos, en un intento patético por sentirme menos vulnerable, menos indefensa. Y sollocé. Era cruel e injusto. Dolía. Ahora que había empezado a comprender mis sentimientos, ahora que empezaba a cambiar mi punto de vista y decidirme a ser sincera... ¿Alpha se iba? ¿Era una broma verdad? Porque mi vida era perfecta, ¿no? Mi vida era perfecta y maravillosa y yo era la adinerada hija de un rico empresario de éxito. No había trabas en mi vida. Todo era genial. La gran Mimi Honda era perfecta. La gran Mimi Honda tenía claras sus prioridades. Pero la gran Mimi Honda no era de piedra. Y nunca se había sentido tan estúpida. Cuando más sola y rota y miserable me sentía, cuando más creía que me hundiría en mi propia miseria, alguien me dio lo que probablemente más necesitaba en ese momento: un abrazo. Un poco de apoyo y calor y cariño, y... se sintió bien. Se sintió como si los problemas no pesaran tanto. Me dio igual si se trataba Effy, ni siquiera lo pensé. Porque me aferré a ese abrazo como si fuera un salvavivas en mitad del mar tormentoso que era mi vida. Me abracé a Effy entre lágrimas como si no quisiera dejarla ir, como si llevara años esperando algo así... por Arceus sabe cuánto tiempo. *** Cuando finalmente nos separamos, la tempestad dentro de mi pecho parecía haberse calmado. Me sentía mucho mejor, aliviada. Sobretodo aliviada, sentía haberme quitado un peso enorme de los hombros, algo que sentía que había empezado a hundirme. Me ahogaba, me hundía y no podía pedirle ayuda a nadie. Fue como salir de agua helada después de una larga zambullida y respirar aire fresco de nuevo. Sorbí por la nariz y me enjuagué las lágrimas con la manga de la sudadera. Effy siguió hablando, aunque sí apenas la escuché. Sentí como acercó uno de sus dedos para apartar una lágrima perdida en mi mejilla y estas no pudieron sino enrojecer ante aquel nimio gesto. Effy era una persona tan buena... y yo no había podido verlo hasta tan tarde. Mi corazón se sintió reconfortado y cálido... >> Mimi, nuestra amistad es fresca y realmente recién está comenzando—dijo—, lo se, pero… quiero ayudarte, quiero hacer que recuperes la sonrisa y que olvides la tristeza… porque eso es lo que hacen los amigos, ¿no? ¿Eh? La miré a los ojos, incrédula y avergonzada. Y volví a apartar la mirada tan rápido que probablemente sintió imaginarlo. Aquel sentimiento cálido tan parecido a la felicidad volvió a apoderarse de mí, lenta pero inexorable. Y mis ojos se llenaron de lágrimas otra vez... pero no eran lágrimas frías y solitarias, eran lágrimas cálidas. Lágrimas de felicidad. Dejé escapar un risa. Una risa que sonó entre incrédula y enternecida. —Eres boba, ¿sabías?— le dije, enjuagándome esta vez las lágrimas de emoción—. No puedo creer que hagas todo esto después de lo mal que me he portado contigo. Aún si somos amigas... eres muy masoquista. >> Pero, creo que tienes razón— añadí con algo más de seriedad, alzando la cabeza al cielo repleto de estrellas—. Es algo que harían los amigos. Apoyarse, ayudarse y mantenerse unidos ¿cierto? Nunca... había tenido amigos de verdad. Personas a mi lado con las que poder ser yo misma, con los que dejar mis barreras de lado. Me alegra haber encontrado personas como vosotras. Como Hubert o incluso como Drake... Nunca me había sentido tan afortunada como hasta ahora. Di una vuelta sobre mi misma, tranquila, serena, y mirando a Effy sonreí. Fue una sonrisa auténtica, sincera... probablemente una de las sonrisas más sinceras que había dibujado nunca en mis labios. Todo mi cuerpo se sentía cálido. >>Effy... Muchas gracias, de verdad.
—Quién sabe, a lo mejor sí soy masoquista —comenté con una pequeña risa—. Pero en cualquier caso… ¿sabes? Emily me ha dicho que pensaban en concentrarse en entrenar y en viajar para apartar su mente de lo sucedido… y me parece una idea estupenda, ¿ a ti no? >> Si quieres, con Emily habíamos pensado partir mañana por la mañana hacia una nueva aventura, tengo un destino en mente, creo… creo que podría ser no sólo una distracción, sino una aventura entretenida y hasta divertida. ¿Qué dices? ¿Estás lista para una emocionante aventura, las tres viajando juntas por fin?
Mimi Honda Volví a mirar el cielo, tan hermoso y lleno de estrellas y suspiré. Quizá era eso todo lo que necesitaba. Entrenar, centrarme en eso porque... era entrenadora después de todo. Quizá era momento de tomármelo en serio. Esforzarme por fortalecerme y lograr mis metas de una vez por todas. —Yo nací lista—le respondí a Effy con una ligera sonrisa, apoyando la espalda contra la pared del CP—. Además, cuando le dije a Emily que tirásemos la casa por la ventana no me refería a encerrarnos en una habitación a ver películas de terror del siglo pasado. >>Pero, ¿eso está bien contigo? —continué, mirándola de reojo, cauta— Quiero decir, ¿de verdad vas a dejar a Hubert ahora? ¿Realmente es eso lo que quieres? Mi tono no contenía reproche, sonaba preocupado. En el fondo sentía que era injusto y egoísta para Effy. Pero sobretodo, sentía que era egoísta para Hubert.
— ¿Qué ha pasado? — fue lo único que pude mencionar tras la ráfaga de aire que dejó mi pelo como si me acabase de levantar. Con cara anonadada, intercambié miradas con Espeon, el cuál movía la cola alegremente, apenas preocupado por lo pasado. Que tranquilidad... Sea como fuere, poco después volvió Hubert y le sonreí de forma tranquilizadora. >> Está bien~ Y pues sí, estoy segura que le encantará oír la noticia — respondí amablemente, también deseando que el chico hubieses sobrevivido bien a la salida del Núcleo, parecía haber sido algo complicado. Poco después me di cuenta de algo. >> ¿Estás bien con esto? Quiero decir, habéis empezado a salir y lo normal sería que estuvieseis más tiempo juntos... — cuestioné jugando con mis dedos nerviosamente.
Medité mi respuesta por un momento. En un pasado no muy lejano, habría respondido que no había ningún problema y que partiríamos al alba sin un segundo pensamiento o consideración. Porque antes, yo solía hacer eso; viajar de un lado a otro sin preocuparme lo que dejaba detrás. Pero ahora era diferente. Dejar atrás a Hubert, cuando acabábamos de empezar… esto. Algo tan importante y tan único, algo que nunca había tenido… tenía muchas ganas de estar con él, aquí y ahora, y viajar juntos… pero aún a pesar de querer eso, asentí con la cabeza a la última pregunta de Mimi. —Es lo que quiero —respondí—. Digo, no es que no quiera quedarme con él y pasar más tiempo con él… no mentiré, sí, me gustaría eso. Pero a pesar de que Hubert ahora ha llegado a convertirse en una persona más que especial para mí… no es la única persona en mi vida. Emily y tú también son importantes para mí, y viajar junto a ustedes dos, especialmente ahora, es algo que no pienso dejar pasar… y sé que si él me quiere como dice quererme, sabrá respetar eso, ¿no? >> En cualquier caso, será mejor que vaya a verlo y decirle que… bueno, supongo que ha terminado de hablar con sus padres ya. Lo mejor será descansar ahora; mañana nos espera el comienzo de una aventura. Y tras esas últimas palabras a Mimi, me despedí de ella y volví a ingresar al centro pokémon. En el hall de entrada, no tuve que avanzar mucho para encontrar a Hubert de pie allí, en compañía de Emily y su Espeon; y justo entonces escuché a Emily decir… ¿Estás bien con esto? Quiero decir, habéis empezado a salir y lo normal sería que estuvieseis más tiempo juntos… Me mantuve al margen de la conversación, contuve la respiración… ¡era justo la respuesta a la pregunta que estaba esperando hacerle! ¿Qué respondería Hubert?
¿Estás bien con esto? Quiero decir, habéis empezado a salir y lo normal sería que estuvieseis más tiempo juntos… Aquella pregunta me dejó pensando durante unos segundos, pues debía admitir que hasta entonces no me le había hecho. Pero se trataba de un punto importante; era de agradecer que Emily hubiera sacado el interrogante a la luz, pues me permitía clarificar el pensamiento y el corazón. Me llevé la mano al mentón… O eso creí que hice. Pues, por instinto, las yemas de mis dedos fueron a parar a mis labios, que empecé a acariciar muy lentamente, rememorando la imagen de Effy muy cerca de mí, aproximándose cada vez más, con esa sonrisa tan especial que la hacía más linda de lo que ya era. Cerré los ojos... Pero al instante volví a abrirlos; aparté mi mano de los labios. Cuando empecé a hablar, no me había dado cuenta de que Effy se encontraba a la distancia, justo a mis espaldas. —Quiero estar con ella y compartir más momentos juntos. No hay nada que desee más —admití—. Sin embargo, una de las cosas que más me hace querer a Effy como la quiero, es su espíritu aventurero; esas ganas de ir de aquí para allá con el fin de ganar experiencia y volverse más fuerte. Sé bien lo mucho que le gusta eso—me rasqué la mejilla, sonrojado, pues no estaba acostumbrado a hablar así de una persona en público, con este entusiasmo—. Desde que la conocí, ella fue mi inspiración… Y con el paso del tiempo, advertí que la inspiración se transformó en este sentimiento tan especial que se despierta cada vez que nos encontramos. Amor —asentí, seguro de mis palabras. >>Es por eso que me parece bien que hagan este viaje. Incluso lo celebro, porque Effy me gusta como ninguna otra por ser una chica fuerte, aventurera y decidida, además de linda... Y ustedes son sus amigas… También merecen compartir tiempo con ella… Así como ella merece estar con personas tan buenas como Mimi y tú —esbocé una sonrisa cálida y sincera—. Por lo que pido que no te preocupes por mí. Estaré bien. Salgan y diviértanse. Ahora que Effy y yo salvamos la región, tenemos todo el tiempo por delante para sumar momentos juntos. Vayamos a donde vayamos, nuestros caminos siempre terminan cruzándose. Y yo... Estaré esperándola para recibirla con un beso.
Una mano instintivamente fue hacia mi corazón al oír la respuesta de Hubert. Amor… nunca había pensado exactamente en aquel sentimiento en concreto, pero ahora que lo oía en voz alta… se escuchaba condenadamente apropiado, a decir verdad. Tal vez era un poco cursi, ¿y qué? Realmente, jamás había sentido algo como esto… y definitivamente se sentía como amor verdadero, este sentimiento que florecía en mi pecho como una llamarada y me hacía sentir como si una colonia de Butterfrees revoloteaban en mi interior cada vez que nuestras miradas se cruzaban. Así que esto era el amor, ¿eh? De verdad… jamás creí que algo tan común podía ser a la vez tan hermoso. Revelé mi presencia al acercarme al dúo. Me coloqué frente a Hubert y, sin importarme que Emily o alguna otra persona me viera, le di un suave beso en la mejilla a Hubert. Intentando controlar mi sonrojo, me acerqué a su oído para susurrarle. —Esperaré el beso verdadero a la vuelta, entonces —le dije, sonriendo; me separé un poco de él y hablé un poco más fuerte para que oyera mejor—. Será mejor ir a descansar ya, porque mañana partimos temprano. Además, estoy exhausta… salvar a una región entera realmente me dejó agotada, ¿sabes? Buenas noches… Miré a Hubert por última vez. Le dediqué una última y fresca sonrisa antes de retirarme; mi habitación y una cómoda cama era exactamente lo que necesitaba en aquel momento.
No pude evitar sonreír, totalmente enternecida por cada palabra que Hubert pronunciaba. Se le notaba tan enamorado... y lo que dijo lo demostraba más. Si dejaba que ella siguiese siendo el alma libre que Effy es estaba claro que la amaba. Cuando vi a Eff acercarse sonreí aun más, pero poco después bajé la mirada hacia un lado, nuevamente hundida en mi pequeña desgracia. Bueno, suponía que era normal no acostumbrarse aún a ver tantas muestras de cariño tras romper con alguien... ¿no? Sea como fuere, me alejé antes de que terminaran de hablar. — Buenas noches, chicos~ — con la mano me despedí y después subí hacia la habitación que me correspondía. En pocos segundos me quedé nuevamente dormida en la cama, dejándole un espacio a Mimi por si ella también dormiría conmigo. Presentía que el día siguiente sería muy ajetreado.
De pronto, justo cuando terminé de responder a la pregunta de Emily, percibí los pasos alguien. Sus ecos se tornaban cada vez más cercanos... Mi corazón volvió a saltar cuando me volteé para ver quién era, pues no se trataba de otra persona que de ella... Effy. Había terminado de conversar más pronto de lo que había creído. Había escuchado todas y cada una de mis palabras, eso era un hecho más que seguro. Se colocó frente a mí. Me vi ante sus ojos azules y aquella sonrisa tan única… Sentí su beso suave, muy tierno, en la mejilla… Y me susurró unas palabras al oído: Esperaré el beso verdadero a la vuelta, entonces. Esa era su respuesta a todo lo que había dicho en voz alta… Me tocó a mí ser el que se ruborizara. Era algo inevitable cuando se trataban de estas cosas, pero qué importaba cuando ella era la que provocaba este fuego en las mejillas... Asentí a modo de respuesta, pues la felicidad que sentía era tan grande como la falta de palabras. Finalmente, Effy se retiró a descansar. Cuando se volteó para dedicarme una sonrisa, ella vio la mía, igualmente fresca y cariñosa. La vi desaparecer por el pasillo que conducía a su habitación. Emily también se fue a descansar. Intenté saludarla mediante palabras, pero me fue imposible. Effy tenía un encanto especial que hacía que me quedara sin ellas. Pensar en esto hizo que sonriera. Y ahora que me fijaba mejor, Serperior tampoco estaba. Al parecer mi inicial había visto a Effy mientras yo hablaba y, aprovechando que estaba totalmente concentrado en lo que pensaba y sentía, se fue quién sabe a dónde. Tal vez a descansar en algún árbol cercano. Sentía un calor en el pecho… Era una sensación que me hacía sentir reconfortado y contento. Sin que la sonrisa me abandonase, pedí una habitación y me fui a dormir, también. Tantas emociones juntas, habían hecho que olvidara lo exhausto que había quedado tras las batallas del Espejismo. Soñé con un profundo océano azul.
Aquella noche después pasó sin mayores incidentes. Apenas recosté mi cuerpo sobre la cama, quedé dormida al instante; realmente estaba mucho más cansada de lo que parecía, dado que aunque la batalla contra Zygarde había parecido durar tan sólo unas horas, en el mundo real había transcurrido mucho más que eso. Al despertar a la mañana siguiente, los rayos del sol se filtraron por la ventana, dándome directo en la cama. Me di media vuelta, intentando ganar unos minutos más de sueño, pero el daño ya estaba hecho; no pude volver a conciliar el sueño, estaba despierta ya. Esto me pasaba por no haber colocado correctamente las cortinas antes de irme a dormir. Bueno… por lo menos parecía que hacía un buen clima afuera, ¿no? Estiré los brazos y me senté en la orilla de la cama, despertándome por completo. Una vez de pie, procedí a quitarme las ropas y meterme en la ducha, dentro del baño de la habitación. Hacía tanto que no me daba un buen baño… si bien no fue una ducha particularmente larga, disfruté infinitamente del contacto de mi piel con el agua caliente que salía del grifo. Una vez fuera del baño y seca, procedí a cambiarme; me coloqué mis ropas usuales, aunque guardé mi chaqueta en el bolso, ya que parecía que no hacía mucho frío, a juzgar por el intenso sol que se asomaba allí afuera. Tomé todas mis pokebolas, recogí un par de pociones por las dudas, tomé pokebolas vacías (nunca estaba de más llevar algunas, por si acaso encontraba algún pokémon especial), y tras terminar de alistarme abandoné la habitación. Ya en el hall de entrada, saludé a Joy y luego me dirigí hacia la cafetería del centro para un buen desayuno. Liberé a Jolteon una vez allí, mientras tomaba asiento, y procedí a darle instrucciones. —Jolteon, ve a la planta superior del centro, a los dormitorios, a ver si Mimi y Emily están listas ya —le dije al tipo eléctrico—. Si las ves, guíalas hacia aquí, ¿sí? —¡Jolt! Mostrando mucha energía, Jolteon se encaminó hacia el primer piso, dirigiéndose al área de dormitorios. Ya listo eso, procedí a pedir un té, tostadas, y unas donas que tenían un aspecto particularmente delicioso aquella mañana.
Elisa Daroch. Entonces la sonrisa volvió a mis labios, estaba aliviada de que la chica no viera la importancia en donde comeríamos, por un momento me sentí un poco ridícula, al final me intentaba ahogar en un vaso con agua, Talía tenía toda la razón, lo importante era que comeríamos dulces juntas. Fuimos directo a la cafetería, ella daba pasos ligeros, pero animados y yo por mi parte caminaba dando saltos cortos, Drifloon estaba aferrada a mi cabeza e Ivysaur caminaba junto a mí, siguiendo el ritmo de mis saltos. Cuando entramos a la sección de la cafetería lo primero que hice fui dirigirme al lugar con postres varios, mire deseosa todo, antes había deseado comer Crepas, pero ahora sin duda no estaba segura de que se me antojaba. —Decide tú, Drifloon —lleve ambas manos a mi cabeza y quite a mi compañera de la misma, colocando a la fantasma más cerca de los postres —, confió en que tu decepciona será la correcta. La fantasma miró todas las comidas, tardó solo unos segundos en apuntar a uno de los flanes que estaban allí, el más grande y con más caramelo como cubierta. Mi sonrisa se ensanchó, claramente satisfecha con la decisión de mi amiga. Ya con la comida en mi poder le dirigí la mirada a Talía. —Tomate tu tiempo, yo me sentare por aquí cerca —apunte a un sector con mesas y con una última sonrisa a la entrenadora camine hasta el asiento más cercano. Contenido oculto Lo siento, y más porque lo que escribí es una basura. o tenía ganas de rolear estos días. Lo lamento.
Mimi Honda El silencio se apoderó de la noche cuando Effy desapareció dentro del Centro Pokémon. ''Emily y tú también son importantes para mí, y viajar junto a ustedes dos, especialmente ahora, es algo que no pienso dejar pasar…'' Soplaba una brisa suave, casi veraniega... las hojas de los árboles se mecían en un susurro calmo y tan pacífico como la noche misma. Seguí a Effy con la mirada hasta que desapareció, y después dejé escapar un suspiro que ni siquiera sentía haber estado conteniendo. Viajar de nuevo... Sabía lo raro que iba a ser estar por ahí fuera sin la compañía de Alpha. Era mucho tiempo juntos como compañeros... Desde que había iniciado mi viaje hasta ahora, Alpha había sido la causa de que llegara tan lejos, de que tuviera el equipo que tenía ahora. Si no hubiera sido por él jamás hubiera abandonado Ciudad Barniz en aquel entonces, aún con la apuesta que había perdido contra Effy... Porque yo no habría podido hacer nada sola. Viajar con ambas era una experiencia nueva que estaba dispuesta a enfrentar, por supuesto. Pasar tiempo con Effy y Emily, olvidándome de absolutamente todo era algo que necesitaba con urgencia. Tenía la impresión de que sería muy interesante y de que aprendería mucho en compañía de ambas. Pero... ¿de verdad que podría superar la partida de Alpha? —No sé como demonios voy a hacerlo...—me dije entonces, sacando de mi bolso las tres pokéballs que el ex-entrenador había dejado a mi cargo. Una de ellas, era una Honor ball que destelló bajo la luz plateada de la luna. El esférico de la Sirena de Venus. *** Aquella noche mis sueños fueron más tranquilos de lo que solía acostumbrar, pues llevaba semanas teniendo sueños horribles y molestos que me hacían despertar con un nudo asfixiante en la garganta. Suponía que todo se debía a que me había quitado toda aquella carga emocional de los hombros. O quizás fue porque dormir junto a Emily me trasmitía paz y seguridad... Fuera como fuere era algo que debía agradecer. Aquella mañana, con el sol apenas despuntando en el horizonte y la luz del alba colándose entre las ventanas del ala de dormitorios del Centro Pokémon de Témpera, reprimí un pequeño bostezo mientras descendía pesadamente las escaleras. Las lágrimas saltaron de mis ojos en el proceso. Y es que era demasiado temprano... ¡ni siquiera había amanecido aún apropiadamente! Con el bolso al hombro, Chie, un Joteon desconocido que parecía querer guiarnos y Emily siguiéndome el paso de cerca; aún debatiéndome entre las neblinas del sueño y bostezando cada cierto tiempo para oxigenar un cerebro que obviamente necesitaba más descanso, debía parecer medio zombie bajando aquellas escaleras. No acostumbraba a despertarme tan pronto, necesitaba mis ocho horas de sueño diarias para ser persona... y para lucir una piel perfecta, qué rayos. —¿A dónde dijo Effy que iba a llevarnos?—le cuestioné a Emily dirigiéndole una mirada por encima de mi hombro, deteniéndome en el último peldaño de la escalera.
Me estiré en la cama, bostezando tras escuchar el alboroto matutino que se había creado. Cuando me sentí más o menos consciente de mis movimientos y acciones, me puse en pie para observar mejor el ambiente. — Bueeeenos... díaaas — saludé en un alargado bostezo antes de ponerme en pie. Me preparé con rapidez pues con lavarme el rostro y peinarme ya me encontraba mucho más despierta. En unos pocos minutos Mimi y yo bajamos las escaleras en compañía del Jolteon de Effy. >> No me lo ha dicho — respondí encogiéndome de hombros — Debe ser sorpresa~ — fue toda mi contestación antes de sonreírle y seguir caminando, llegando finalmente a la cafetería. Recogí un vaso de leche para beber y numerosos dulces para después sentarme en la mesa donde divisé a Effy. Tras saludarla con un alegre "¡Buenos días!" empecé a comer, disfrutando de la comida más importante del día.