Ciudad Témpera

Mimi Honda

—Está bien—Lo entiendo. Pero, ¿algún día podrás contármelo?—Drake continuó—¿lo prometes?

No tuve tiempo de responder. De hecho, iba a decir que yo no prometía las cosas que no sentía seguras de poder cumplir. Tampoco comprendía a que venía la repentina confianza, pero no tenía ni las fuerzas ni las ganas para ahondar más en el tema. Fue en ese momento que Emily entró en la cafetería, y acercándose a nuestra mesa tomó asiento junto a nosotros.

Sentí el imperioso y urgente deseo de decírselo. Todo. Pero no era tan egoísta. Recordaba perfectamente que Emily tenía sus propios problemas, e imponerle los míos estaba por completo fuera de cuestión. ¿Qué clase de amiga sería si hacía eso? ¡Ni hablar! Por mucho que quisiera desahogarme debía mantener la compostura. Aún Emily tenía que contarme que era lo que había hablado con Dante y el por qué de esa expresión tan solitaria...

—¿Ganaste?— fue lo único que pude preguntar, forzando una sonrisa.

 

Bien, era hora de marcharme. Esas dos seguro necesitaban hablar. Pero...el problema era que no sabía como despedirme.

Ella había dicho "hasta que Emily salga de la torre", y eso ya se había cumplido. Era libre para irme, pero...¿Ella estaría bien con eso?

Agarré el paquete de pastas de té. Eran geniales y dulces, y no tardé en levantarme para pedir otros de esos para llevar. Sí, probablemente era el único ser sobre la tierra que se comía las pastas de té luego del té.

Antes de cruzar la puerta, las miré—Voy a la Torre, debe estar libre en este momento—les comenté—Cuidense—asentí y abrí la puerta, mirando al exterior. Seguía lloviendo horrores.

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@Noir Mimi se despide o Mimi no se despide? Esa es la cuestión (? /u\

 

Mimi Honda

Miré a Emily de soslayo, pálida, cuando la pregunta sobre qué había pasado fue al fin hecha. Sabía que era cuestión de tiempo que pasara, pero no me la esperé tan pronto.

¿Era demasiado perspicaz, quizás? ¿O sólo sabía leer entre líneas?

Desvié la mirada y me mordí el labio inferior, dudosa de nuevo. No podía decírselo, no ahora. Si conocía a Emily lo suficiente era obvio que se preocuparía por mí, y yo no quería preocuparla, aún menos sabiendo que tenía otro problema que resolver. Desconocía la gravedad de este, así que luchando por mantener la boca cerrada y evadir la pregunta, me llevé la taza de té que ni siquiera había probado a los labios y me la tomé de un solo trago... Llevándome una muy desagradable sorpresa.

—¡Quema~!

La suerte legendaria de Mimiko Honda. Fue un auténtico milagro que no estampara la taza contra el suelo después de eso.

Entretanto, Drake se había alistado para irse y ya estaba frente a la puerta de la cafetería. ¿Ya se iba? Si era cierto que tenía que hablar con Emily, pero...

No pronuncié palabra alguna, más que nada porque aún me dolía la lengua... Y con lagrimillas de dolor en las cuencas y una expresión que debía ser todo un poema, le despedí con una temblorosa sonrisa en los labios.

Quizás volviésemos a vernos en otra ocasión... y puede que entonces sí que pudiera agradecerle su compañía apropiadamente.

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Es lo máximo que puede despedirse de Drake ahora sin hacer OoC (? uwu xD
La noche de helado y pelis tristes se acerca (?

 

Mimi Honda

Cuando volví la mirada a la mesa me topé con una escena que me erizó el cabello de la nuca.

¿E-Emily? ¿A qué venía esa expresión? Me estaba mirando como si pretendiese traspasarme con la mirada, como si quisiera ver a través de mí. Su semblante era serio y concentrado, casi pude entrever chispas en esos ojos habitualmente tan serenos. Era realmente incómodo... Es decir, no podía mentirle, pero tampoco podía decirle la verdad. ¿Por qué me ponía de ese modo entre la espada y la pared? ¡Eso no podía ser justo!

Me quedé quieta y estática, esperando de algún modo que dejara de hacer... lo que quiera que estuviese haciendo. Pero no pareció captar el mensaje porque no se detuvo, de hecho con el paso de los segundos y el insistente tick tack del reloj sólo pareció acrecentar la intensidad de su mirada.

—Si... si tanto quieres saberlo dime que fue lo que te pasó a ti— le dije entonces, ligeramente incómoda. Era obvio que sí seguía así acabaría contándoselo, pero antes quería dejar zanjado ese tema—. ¿Qué fue lo que hablaste con Dante? ¿Por qué tardaste tanto? Parecías muy triste y decepcionada después de esa charla...
>> No quiero... anteponer mis problemas a los tuyos, así que estaría bien si sólo me lo contaras.

 

Al salir al exterior, lo poco que había logrado secarme se fué al traste. Era una tormenta enorme, y dudaba que su duración no se prolongara por al menos otro día.

Primero lo primero, necesitaba ir a la Torre Desafío y entrenar un poco, y quizás ganar algunos puntos. Luego de eso ya podría buscar un lugar donde pasar la noche.

Así, decidí solo empezar a correr en dirección a la Torre.

 

Elisa Daroch.

La chica se había emocionado por mi elección de comida, logrando así que mi felicidad aumentara, al menos pasaríamos un buen rato comiendo. La vi adelantarme y dando unos gigantes pasos, la risa salio a flote, le hice una ceña a Ivysaur y este me siguio el camino a la puerta del centro.

"¿Qué...? Pero si hace un rato el tiempo era tan bueno..." la escuché quejarse, me pegué a la puerta de vidrio para ver mejor el clima "¿Aún así vamos a ir?"

Giré el rostro a la rubia pensativa, tras unos segundo un recuerdo llego a mi mente.

—No te preocupes Talía —hablé para después rebuscar algo en mi bolsa, nada impediría que recompensase a la chica —. Si algo aprendí de pequeña es que un Daroch siempre cumple, y yo dije que te llevaría a comer.

Mi mano dio con la tela plástica que buscaba y sonreí en victoria, de mi bolsa salió un paraguas rosa, guardado en una bolsa del mismo color. Saque el articulo de su funda y le quite el seguro, abriendo la puerta. Lo primero en salir fue la funda del paraguas, el cual abrí de inmediato, después mi cuerpo paso por la perta.

Había un fuerte viento, el cual lograba que las gotas llegasen de todos modos, claro que estaba menos mojada que sin el paraguas, pero después de unos segundos concluí que era un intento inútil usar el paraguas, de todos modos terminaríamos empapadas y no podía arriesgar la salud de otra persona.

Entré nuevamente al Centro Pokémon, sacudí un poco mi paraguas y tras cerrarlo y guardarlo lo deje en mi bolsa. Mire a Talía con disculpa, supongo que los Daroch no siempre pueden cumplir.

—Creo que es más seguro quedarse aquí —hablé mudando la mirada a la puerta —, no es lo prometido, pero aquí tienen unos dulces de maravilla —finalicé volviendo la vista a la chica.

 

Mimi Honda

Es curioso como te impactan las cosas cuando no te las esperas para nada.

Cuando Emily respondió mi pregunta, mis ojos se abrieron como platos. Fue como una patada en el estómago, dura, intensa, y por un instante eterno no tuve ni idea de que decir. ¿Cómo...? ¿Cómo que habían roto? ¿Ya no estaban juntos? Pero eso... eso no podía ser.

Un fuerte relámpago destelló contra el cristal de la ventana, la lluvia empezó a caer con más fuerza. La intensidad del agua era tal que había empañado por completo los cristales.

Miré a Emily, sin dar crédito aún a lo que acababa de escuchar. ¿C-cómo había pasado eso? ¿En que momento...? ¿Eh...? Si bien apenas se les veía juntos, era obvia la complicidad de ambos. Y Emily estaba realmente enamorada de él, ¡sus palabras en Acuarela habían sido la prueba fehaciente de ello! ¿Qué demonios...?

¿Por qué la dejé sola, en primer lugar? No debí hacerlo... no debí dejarle privacidad para que hablase con Dante, y tampoco debí sacar el tema. ¿Por qué no podía sencillamente mantener mi gran bocaza cerrada?

—Yo...— empecé entonces, descendiendo la mirada—. Yo había pensado que si me contabas que te había pasado podría hacer algo por ayudar, podría... quizás podría intervenir de algún modo. Pero parece que ni tus problemas ni los míos tienen solución, ¿verdad?

Apreté los puños sobre mis rodillas, arrugando con ello los pliegues de mi falda. Si tan sólo supiese que decir o como actúar en momentos como este... quería levantarme de la silla y abrazar a Emily, pero por otro lado no me sentía con el coraje suficiente para ello. Yo había sacado el tema, me sentiría hipócrita al hacer algo así.

>>¿Qué importa que me pase a mí ahora?— solté entonces—. ¡De ninguna manera voy a preocuparte más aunque el idiota de Alpha se haya ido...!

 

Talía~

Elisa se había pegado al cristal. La miré con curiosidad y algo de tristeza. ¡Eran crepes! Y hacía mucho que no las comía...

"No te preocupes, Talía." Miré con curiosidad cómo buscaba algo en su bolsa. " Si algo aprendí de pequeña es que un Daroch siempre cumple, y yo dije que te llevaría a comer." ¡Pues qué simpáticos eran los Daroch! ¿Se estaba refiriendo a su familia, verdad que sí?

Al fin la chica sacó de su bolsa lo que tanto buscaba. ¡Un paraguas rosa! Ya no nos íbamos a mojar, ¿no? Sonreí levemente, viendo cómo salía al exterior. Pero... se estaba mojado de todas formas... ¡y hacía mucho viento! ¡se iba a enfermar si no entraba ya!

Iba a abrir la puerta cuando ella misma se acercó y entró. Sacudió su paraguas y lo guardó, y tras ello me miró con una carita... Oww... Nada de crepes por hoy, seguro...

"Creo que es más seguro quedarse aquí, no es lo prometido, pero aquí tienen unos dulces de maravilla."

Miré al suelo un momento. Luego a Elisa. Sonreí emocionada.

—¡No te preocupes! A veces suceden estas cosas—me giré, buscando con la vista la cafetería.—Otro día podremos ir juntas... ¿verdad?

Di unos ligeros pasos. Uhm... ¿derecha o izquierda? ¡Ah, ahí estaba! Volví a mirar a Eli-chan.

—Además... es lo prometido. ¡Vamos a comer juntas!

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Emily, Mimi... coged muchos dulces y pañuelos, pero sed fuertes ;^;9
*se larga a llorar*

 

Mimi Honda

— ¿Qué Alpha se ha ido? —escuché exclamar a Emily entonces, parecía sorprendida— Vaya... lo siento.

—Dije eso en voz alta, ¿verdad?— pregunté con resignación. Mi pecho se vio estremecido por un suspiro.

Maldita sea.

Ni siquiera me había dado cuenta y había acabado por exclamarlo a viva voz.

Descendí la mirada hasta las manos que reposaban sobre mis rodillas, mis dedos arrugaron mi falda plisada aún más. Sí, era cierto. Alpha se había ido. Se había ido a Arceus sabría donde y ni siquiera sabía porqué. ¿Era... culpa mía? ¿Por qué no había podido disculparme a tiempo? ¿Cómo iba a saber que se iría? ¿Cómo demonios iba a saber que abandonaría todo lo que había conseguido sin más? ¡Llevaba días sin saber de él por una estúpida discusión que nunca debió haber ocurrido en primer lugar!

Yo... ¡ni siquiera había podido decirle lo mucho que lamentaba haber sido tan estúpida!

Me mordí el labio inferior, herida. Sentía los mechones de mi cabello sobre mi rostro, probablemente mi semblante debía verse patético de esa forma. No era... justo. ¿Por qué largarse así? ¿Qué motivos tenía para rendirse? ¡Era el entrenador más fuerte de la región, maldita sea! Y además... ¿Para qué dejar a Flame a mi cargo? Ese condenado Charizard negro era como un hermano para él. Con esa misma mirada derrochando confianza y esa sonrisa que fácilmente podría acabar por cegarte... No iba poder mirar a ese pokémon a la cara sin verle a él.

—Con este tiempo, se le cortan a uno las ganas de entrenar...— La voz de Emily me sacó de mi ensimismamiento, sus ojos fijos en la lluvia tras la ventana— Podemos ir a una habitación y ver pelis tristes mientras comemos mucho chocolate — rió— O por lo menos hacer algo que nos distraiga hasta que salga el sol y podamos, ¿qué se yo?, ir a echar un combate o buscar a los demás... o no sé, seguir distrayendonoos hasta que esto se pase... ¿te parece?

¿Por qué tenía que pasar alguien como Emily por algo así? Ella era... demasiado tierna para este mundo.
Desvié la mirada con las mejillas enrojecidas y medité en silencio sobre sus palabras. ¿Ver pelis tristes y comer chocolate? Tsk. Regodearme en mi sufrimiento y en ''el qué pudo ser'' no iba a ayudarme en lo absoluto, eso era algo que sabía de sobra. De hecho, odiaba estar así. Odiaba sentirme tan débil. Y hacía mucho que no comía chocolate...

¡Al cuerno mi plan de no probar más dulces! Si no podía usar mi bikini de dos piezas ese verano, ¿a quién le importaba?

Me levanté de la silla casi de un salto.

—¿A qué estamos esperando?— pregunté, tomando mi bolso—. ¡Esta es nuestra noche, tiremos la casa por la ventana!

 

Salí de la Torre Desafío, mientras iba gastando los puntos en la tienda de la pokedex, buscando entrenar a mi nuevo Sableye. Ya tenía su megapiedra, y me sorprendió su resistencia. No era la gran cosa, pero era algo grande que se podía entrenar para que si fuera la gran cosa. Además, había aprendido algo de esa Gothitelle a la que había tenido que enfrentarme: hasta un pokemon sin mucha fuerza puede hacer desastres con Juego Sucio. Era un ataque interesante.

Volví a estornudar mientras caminaba bajo la lluvia. Debía de pasar al día siguiente al Centro Pokemon a por algunas pastillas contra la gripe, pero en ese momento lo que más quería era un baño. Así, decidí dirigirme hacia el hotel mas cercano y pasar allí la noche.

Pagué con la Galeia Express, y me dirigí a mi habitación. Una ves allí dejé las pokeballs en la cama como solía hacer, permitiendole a mi equipo salir si así lo deseaba. Así, Sableye salió de su pokeball, aun tratando de acostumbrarse a la megapiedra que había unido a las joyas en su espalda.

Le dí oficialmente la bienvenida al equipo y me fuí a dar una ducha.

 

Mimi Honda

—Bien, entonces tenemos...— murmuré, observando todas las cosas que había apilado sobre la mesita— palomitas, refrescos, chocolatinas y toda clase de porquerías... Creo que estamos listas. Ahora sólo queda elegir una película.

Con la mano sobre la cintura, volteé para echar un vistazo rápido a la habitación. Era exactamente igual que la que había compartido con Emily la noche anterior. La misma cama pulcramente arreglada, la televisión de los noventa y el espejo de pared que reflejaba la puerta de entrada. La lluvia torrencial seguía golpeando el cristal de la ventana, incluso con más fuerza que antes. En serio, ¿qué era eso? ¿una tormenta o el Huracán Sandy? Eso no podía ser normal...

Cuando finalmente alcancé tres DVD's justo debajo del televisor— tres películas de terror, porque ni muerta quería más drama en mi vida—, mis ojos dieron con una especie de toalla verde arrugada en un rincón. La curiosidad y la extrañeza me golpearon con la fuerza de una maza.

—¿Hmm? ¿Qué es esto?— pregunté, levantándolo del suelo. Era una prenda arrugada y algo sucia, aunque no demasiado. Ese verde chillón tan característico hacía daño a los ojos y desprendía un irritante olor a colonia barata. Sentí un repentino pinchazo de nostalgia. Eso era...—¿La... sudadera de Alpha? ¿Eh?
>>¿Qué hace la sudadera de Alpha aquí? ¿Acaso la dejé en el CP cuando me la prestó en la Gran Catarata?

Definitivamente mi vida se resumía en una serie de dramáticas e irónicas coincidencias. Eso... simplemente no podía ser normal, ¿verdad? ¡Claro que no había más momentos donde pudiese encontrar esa estúpida prenda!

—... Huele a él...—musité inmediatamente después, acercando el rostro lo suficiente para sentir ese olor a colonia. Mi propio cuerpo me traicionó y la idea más estúpida que podía ocurrírseme se me pasó por la cabeza— ... Hmm...

Y me la puse, cerrando la cremallera a continuación hasta la altura del pecho. Porque definitivamente debía ser o estúpida o muy masoquista. Porque no había otra explicación posible después de todo por lo que había pasado esa tarde.
Me detuve a observarme de arriba a abajo. Ya no me estaba tan grande como entonces ni las mangas me cubrían las manos, señal de que al menos un poco sí había crecido. De hecho me quedaba bastante bien, quien iba a decirlo...

—Agh... ¿que estoy haciendo?— me reproché entonces, mirando mi figura en el espejo— Debo parecer una de esas viudas locas que tratan de conservar como sea a sus maridos...
>> Aunque es tan cálida...—añadí, abrazándome a mí misma— Y puede que no sea de marca ni de seda egipcia, pero quizás pueda añardirla a mi colección si la lavo... No me queda tan mal, tehee~

Finalicé, sonriendo cálidamente frente al espejo.

 

Después de una corta ausencia y de volar sin rumbo alguno con Flygon, ingrese a Ciudad Tempera, ingrese al Centro Pokemon y deje a todos mis compañeros que llevaba por el momento mientras yo solo descansaba en la pequeña sala de espera, el primero en salir de la revisión había sido Plusle y rápidamente trepo a mi hombro, platicamos un poco y quedamos en el tema en que teníamos muchas cosas pendientes por hacer, desde su regreso no habíamos tenido ninguna batalla juntos y la verdad era algo que extrañaba, pero mas que eso era el hecho de estar con alguno de nuestros amigos pues tenia desde aquella vergonzosa ocasión que vimos a Emily y a Mimi que no convivíamos con nadie.

—Bien Plusle, esperemos a los demás y adentrémonos en una aventura!— pero poco había durado nuestro enérgico plan pues una llamada se hizo presente en mi Holomisor.

—Hola? Me escuchas? Brendan contesta vamos! Estas ahí? Necesito hablar contigo!— del otro lado del holomisor una figura bastante similar se materializaba.

—Balance si dejaras de hablar claro que te escucharía... Pero siempre a sido el mismo problema contigo... Papá — reí un rato al ver las graciosas caras que hacia.

—Ahí estas! Brendan hijo! ¿Como te va? Veras el motivo de mi llamada era saludarte principalmente, ver si estabas bien pues tenias mucho sin reportarte jovencito...— exclamo en un tono mas serio mientras que su cara cambiaba su sonrisa.

—Venga venga lo lamento papá, solo e tenido días difíciles...— comente bajando la cabeza.

—Descuida hijo todos los tenemos... Por eso mismo quería pedirte que vinieras a Hoen, necesito que me ayudes con algunas cosas por acá, ademas tu madre te extraña mucho y no a dejado de recordarmelo todo este tiempo... Y eso sin mencionar a tu abuelo, a pesar de estar combatiendo contra cada chico que lo reta en la Elite— comento mi padre mientras imitaba la cara de mi abuelo.

—Estaría genial papá, solo déjame hacer unas cosas por acá y me iré inmediatamente!— finalice la llamada con una sonrisa y la corta platica de que me cuidara y que fuera responsable, sin mas que agregar finalizo la llamada.

 

—¿Eh?— musitó Mimi, apoyando las manos sobre el cristal de la ventana—. ¿Ha dejado de llover? Parecía la tormenta del siglo...

Cierto era. Así, sin más... la lluvia había amainado. Mimi, desplazando su mano por el cristal, abrió la ventana con extrañeza y echó un vistazo fuera. Una brisa suave jugó con su larga melena dorada. El sol, que ya empezaba a declinar en el horizonte, refulgía con brío tras las últimas nubes de tormenta.

Témpera parecía despertar de su letargo.

¿Pero cómo? ¿Por qué justo ahora? LLevaba todo el día lloviendo...
De algún modo, su corazón se sintió reconfortado por esa vista, aunque no supo por qué exactamente. ¿La tranquilidad que daba ver la calma después de la tormenta? ¿La luz del sol? No, debía ser otra cosa. Era como si algo hubiera dado a su fin en algún lugar, como si el mundo acabara de ser salvado de nuevo.

—Que estupidez...—se reprochó serena, cerrando la ventana.

¿Qué importaba el motivo? Fuese como fuere, tenía la seguridad de que las cosas empezarían a ir bien a partir de entonces.

 

Mimi Honda

Nada más cerrar la ventana, escuché abrirse la puerta del baño. Emily acababa de salir, (¡al fin!) y a juzgar por su aspecto se había dado una ducha. Bueno, al menos había aprovechado bien el tiempo. Quizás yo debería hacer eso también... seguro que un baño relajante con espuma y agua tibia me ayudaría a relajarme y despejar la cabeza.

—Pues...—empecé ante su pregunta, tomando los tres DVD's que había encontrado por la habitación—. It's movie time! Tú lo dijiste.
>> Las encontré en el mueble que hay bajo en televisor. Todas son de terror, y, a juzgar por los títulos, son exactamente las mismas que pensaba cuando nos reunimos con Noah.
>> ''La maldición de Pueblo Lavanda'' dicen que es terrorífica... O eso pone en la sipnosis...

Finalicé, volteando el DVD. Dejé las tres películas frente a Emily. La mayoría (en especial la ya nombrada y la maldición de MissingNo) eran tan viejas que estaban en blanco y negro. ¿Cuántos siglos llevaban ahí esas películas? ¡Debían ser malísimas!
La única que quizás podría tener un mínimo de interesante era ''El Rey Unown*'' en cuya portada aparecía una especie de Snorlax con un sólo ojo, todo bien cutre y desesperado... Pero siendo sincera, no me transmitía demasiado confianza. En lo absoluto.

>> Y bien, ¿cúal te parece mejor?

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*Unown King es una creepypasta más de pokémon, como todas las películas que Mimi nombró (?