Ciudad Acuarela

Quizás a la vendedora de bienes raíces se le hizo un poco extraño que un chico de pelo exageradamente largo y con ojeras bien marcadas en sus ojos llamara por videoemisor cargando unas cuantas cajas de pizza y preguntando por la casa mas cara de la ciudad. Solo quizás.

No se hizo comentario al respecto, gracias a Arceus. Solo me dió varias opciones, y cuando me decanté por una, pidió el numero de tarjeta para retirar el dinero.

Los últimos dos pisos del edificio mas grande de Ciudad Acuarela ahora eran míos. Y solo podía desear que ese edificio tuviera ascensor, ya que no podía adivinar el numero de escaleras que se necesitan subir para llegar al piso ochenta.

Mientras hacía el viaje hasta el edificio, no pude evitar revisar el saldo que quedaba, y el resultado me hizo sonreir: volvía a estar en cero. Decidí entonces apagar el movil, evitando las llamadas que podia preveer, y apresuré el paso.

El edificio parecía mucho mas grande de lo que habia dado a entender la vendedora, pero no importaba en lo absoluto. Y...¡Aleluya! Tenían ascensores.

No iba a poder revisar a fondo el lugar, pues era muy tarde, solo quería dormir. Al día siguiente miraría por los alrededores de lo que había comprado.

 

Espabilé un poco de mi letárgico estado anímico, y me puse unos audífonos de bola, para luego enchufar el conector a un pequeño reproductor que llevaba conmigo en mis viajes, y ponerme a escuchar música

El efecto fue casi instantáneo y me puse a cantar y bailar, saltando literalmente de la banca, era increíble el poder escuchar algo que te gusta y te de un subidón de animo instantáneo, perfecto para iluminar los días grises

Pasados unos minutos ya habiéndome calmado, eventualmente Blastoise hizo su aparición, saliendo por si mismo de la Poké Ball, y ponerme a caminar a su lado, al parecer tenia a un amigo ahí sin saberlo, no en la forma de un humano, si no en un torpe y grandísimo Pokémon de corazón ligero y siempre bien intencionado, casi inocente, como si fuera un Squirtle gigantesco, no pude evitar sonreír por eso

—Jum, la inocencia hecha persona, pareces un Pokémon bebé —me reí ligeramente, poniéndome la capucha del suéter—

Obviamente le hizo gracia al cañonero, que básicamente había crecido a mi lado por los últimos dos años y medio

 

Mimi Honda

—A-ah...

Las palabras de Emily no pudieron sino hacerme enrojecer vivamente. Hablaba con pasión y conocimiento de la causa, con una expresión serena que rara vez se encontraba en el semblante siempre vivaz de la entrenadora. Tal fue así, que no pude evitar sentirme diminuta, pequeña e insignificante ante un sentimiento de tales magnitudes.

—Así que es eso...—musité poco después, desviando la mirada. Si me paraba a pensarlo fríamente yo coincidía con la mayor parte de todas esas cosas que Emily había mencionado. ¿Siempre pensaba en él? ¿necesitaba estar al lado de Alpha? Que no estuviera conmigo me hacía sentir extrañamente vacía y sola, que siguiese enojado por estupideces me dolía horriblemente. Sí que le extrañaba, mucho más de lo que me gustaría admitir. No podía evitar ruborizarme si pensaba en esa sonrisa confiada tan estúpida que tenía... y mi corazón latía locamente si le recordaba. Fuerte. Tan fuerte que dolía.

¿Eso de verdad era amor? Yo... ¿podía estar enamorada de Alpha?

Tal vez por pura inercia coloqué mi mano sobre mi pecho en un intento por sentir los latidos de mi corazón.

No podía entenderlo, aún si todos los indicios apuntaba en esa dirección. Era absurdo, ¿cierto? Alpha siempre había sido un idiota y un plebeyo para mí... pero también era una de las personas más importantes que tenía en mi vida ahora. Era mi senpai, mi compañero— o al menos lo había sido— y la mayoría de los pokémon de mi equipo los había conseguido gracias a él. Chie, Momo, Chiot, Sean. Me había apoyado cuando Mine minó mi autoestima y tiró mis esperanzas por tierra en aquel combate en la torre desafío y había estado conmigo y me había soportado aún cuando mi carácter era tan molesto y difícil que cualquiera se hubiese rendido desde el principio.

Cerré los ojos con suavidad, sintiéndome reconfortada por aquel sentimiento. Una sonrisa serena se dibujó en mis labios mientras me concentraba en esa sensación tan extraña.

—Se siente cálido...—musité a media voz antes de volver a abrir los ojos.— Tal vez yo...
... ¿amaba a Alpha de verdad? Negué con la cabeza con rotundidad, pero la sonrisa no se borró de mis labios en lo absoluto; y el sonrojo, por supuesto, tampoco desapareció de mis níveas mejillas cuando volví a cruzar miradas con Emily.
>> Gracias, Em— le dije con sinceridad, llamándola por un apodo por primera vez—. Me has ayudado mucho ahora.

Contenido oculto

¿Alguien quiere ver una Mimi yandere? (??? Porque se vienen malos tiempos para Honda </3

 

Metí mis manos a los bolsillos del suéter, mientras sentía un fuerte escalofrío recorrer mi espalda, lo que me hizo sentir incómodo y empezó a minar mi ánimo, sumado a eso, un pensamiento constante y extraño que no me dejaba tranquilo por los momentos

—Está haciendo frío, no te preocupes... —sonreí ligeramente, para tratar de convencer a Blastoise de mi bienestar, pues sentí su mirada preocupada posarse en mi—

Blastoise era inocente, pero no crédulo y fácil de engañar, sencillamente no me creyó y se me acercó trotando torpemente, para luego ponerse frente a mi y mirarme, aunque sea podría confiarle lo que le pasaba, después de todo no podía hablar

—Crees que... ¿Vuelva con ella? —susurré, tratando de dejar mis emociones de lado, pero negué con la cabeza— ¿Que estoy diciendo? Se supone que debo enfocarme ahora en el entrenamiento

Blastoise asintió, pero empezó a hacer unas señas que a duras penas logré entender

—¿Que no la olvide? —alcé una ceja, luego lo vi asentir, y me reí un poco— Sabes que nunca voy a dejarla de lado, aún la amo

Blastoise empezó a sonreír un poco, para luego seguir detrás mío mientras caminaba de nuevo, esta vez, ya con el ánimo ya elevado

—Voy a decirte una cosa, es genial estar enamorado y estar con esa persona especial que te hace acelerar el corazón, pero si ya no la ves... ¿Como te pondrías? Obvio que mal —me reí un poco— El amor es igual de lindo como traicionero, así que si tienes un buen mazo juega todas las cartas

Y eso era verdad, Blastoise asintió con una enorme sonrisa bonachona, como si alguna vez hubiera sentido eso, pero quien sabe, cada cabeza es un mundo

—Y si, amar es gratis, pero la factura la pagas al olvidar, y no la voy a pagar, por que no tengo ese dinero —volví a reírme un poco, para luego parar en otra banca y sentarme—

Me puse de nuevo los audífonos y me recosté en la banca con una sonrisa pálida y sentimientos tambaleantes, pero de a poco, superando cada cosa, a mi ritmo, de Slaking, pero a mi ritmo

 

Mimi Honda

Y entonces Emily giró sobre sus talones y se encaminó en dirección al CP. La seguí con la mirada, en silencio y repasando mentalmente sus palabras. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora con esos sentimientos? ¿guardarlos para mí? ¿desecharlos? ¿decírselos a Alpha? ¡d-de ninguna manera haría algo como eso! No era como si pudiera confesarle eso así como así, ahora comprendía como debía sentirse Hubert. Además, había demasiadas cosas en contra como para actuar tan impulsivamente.

Suspiré, antes de alzar la mirada al cielo. Sentí un destello fugaz en mi mirada. Era una noche muy hermosa. La estrellas decoraban la estampa nocturna junto a la luna llena y aunque hacía frío, de un modo u otro terminabas por sentirte reconfortada por la vista. Una suave brisa jugó con mi cabello, pero realmente no pareció importarme. Mi mente estaba ocupaba ponderando acerca de otras cuestiones.

¿Dónde estaría Alpha ahora? ¿Y qué estaría haciendo? Si volviera a encontrarle me aseguraría de enmendar todos mis errores. Primero le pediría disculpas, le diría que le echaba de menos y... Y tal vez...

—¡Agh!— me reproché pues, ruborizada hasta la orejas—. ¿qué diablos estoy pensando? ¡No hay manera de que yo haga algo como eso!

***

La puerta de la habitación se abrió con un ligero chirrido.

Eché un vistazo fugaz al interior. La luz del televisor estaba prendida, pero era la única fuente de luz en todo el cuarto... y allí, sobre la cama, estaba Emily. Profundamente dormida. ¿Tanto había tardado en regresar? Realmente debía estar agotada. El murmullo ahogado del televisor y la respiración profunda y calmada de la entrenadora era lo único que rompía la paz aplastante de la noche.

Me acerqué hasta allí y me detuve justo a su lado.

Su expresión era de absoluta serenidad, y estaba iluminada por la luz casi fantasmal de la pantalla. Se veía tan... tranquila. Casi me daba envidia verla así... ¿o quizás era ternura? parecía una niña. No podía evitar sentir un enorme sentimiento de protección hacia ella, le debía muchísimo y... después de todo, bueno, de un modo u otro la quería.

—No tienes remedio, ¿eh?— le dije con un tono casi fraternal, y me incliné para plantar un suave beso sobre su frente. Realmente no lo vi como algo vergonzoso en ese momento. Era Emily después de todo, ¿qué tenía de malo hacer algo así? Normalmente no hubiera sido tan abierta con mis sentimientos, pero no tenía razón alguna para ocultarlos ahora—. Buenas noches, Emily.

Y entonces tomé el mando a distancia de la mesilla y apagué el televisor. Allí acababa el día...
Ahora pediría otra habitación y yo también me iría a la cama.

 

Una enorme sensación de comodidad y acogimiento se coló en mis sentimientos, de alguna manera, expresar mis sentimientos sirvió como válvula de escape para todo mi malestar emocional, gracias también a la ayuda de Blastoise, si no fuera por él, no lo hubiera hecho

—Hay cosas que debo agradecerte tanto, que ni se como agradecértelo... ¿Te basta con un gracias? —sonreí tímidamente, sobrecogido por la necesidad de agradecerle al inicial—

El tortugón asintió con una gran sonrisa bonachona de oreja a oreja, después de todo, era de corazón sumamente humilde y dispuesto

—Te debo mucho mi querido amigo, así que también algo que puedo hacer es dejarte descansar un buen rato, pero no te pongas mas flojo de lo normal por favor —me reí un poco, casi a tono de suplica—

Blastoise se tomó eso sumamente a la ligera, no desperdiciaba alguna oportunidad para dormir o andar de gandul, amaba flojear después de todo, me recordaba mucho a mi hacía un tiempo

Después de regresarlo a su PokéBall correspondiente, emprendí regreso al Centro Pokémon, donde tras llegar prácticamente me senté en uno de los sillones, y tras hurgar uno de los bolsillos de mi suéter di con una foto, que describía mi situación sentimental en mejores terminos...

No pude evitar sonreír ante eso, el tiempo ni la distancia borra recuerdos dulces, pero tenia tantos que tal vez terminaría siendo diabético o algo por el estilo

 

Emperador ya no quería pizza. Hiko ya no quería pizza. Lucario ya no quería pizza. Yo no quería pizza.

Registeel parecía querer pizza, pero Registeel no tiene boca. Así que no hubo mas remedio que regalarle la ultima caja de pizza a Arcanine, y que el se la devorara entera...o que calcinara lo que quedara, no importaba.

Las últimas compras antes de acabarme sin fondos completamente fueron unas correas, especializadas para mantenerme atado a Arcanine incluso si se le ocurría usar Velocidad Extrema conmigo montado en su lomo. Luego de eso, no quedó en mi tarjeta dinero suficiente para nada, ni siquiera para una poción. Estaba en cero.

El saber esto me hizo reír, cosa que hizo que Hiko me preguntara al respecto.—Soy pobre de nuevo—le hice saber, sonriente. El alzó una ceja, pero no dijo nada.

La casa estaba muy bien. Pero todas las comodidades no significaban para mi otra cosa que un aumento en el precio a gastar. Dudaba que hubiera algún otro deposito luego de este, ya que si no lo he llamado significa que no estoy de acuerdo con el, y seguir gastando dinero en mí sin que yo este de acuerdo es un gasto que no creo que haga. Así que por el momento, Drake iba ganando.

 

Mimi Honda

Estaba por empezar a caminar hasta la puerta, tratando de no hacer el más mínimo sonido, cuando sentí como algo me agarraba firmemente la muñeca. Mi corazón se detuvo una milésima de segundo y me sobresalté, teniendo que llevarme la mano a la boca para reprimir el grito de sorpresa que amenazó con escapar de mi garganta. ¿Esa era... la mano de Emily? ¿estaba despierta? Palidecí mortalmente, blanca como una hoja de papel.

¿A-acaso sabía que le había besado la frente? ¿en qué momento se me había pasado por la cabeza hacer algo tan vergonzoso? ¡y mientras estaba dormida! ¡iba a quedar como una absoluta pervertida! Inspiré profundamente tratando de calmarme, un... dos... pero todo el aire que logré reunir fue expulsado de mis pulmones con violencia.

—¡Wha!— exclamé—. ¡E-Emily!

Con un rapidísimo tirón de mi muñeca, Emily me obligó a tumbarme en la cama. Y, como si eso no fuese suficiente y si pretendiese asegurarse de que no escapara, rodeó mi cintura con su brazo, pegándome aún más a su cuerpo. ¿¡Eeeh?! Mi rostro enrojeció, porque de ninguna manera podría haber esperado algo como eso. Estaba tensa, muy tensa, tanto que empecé a sentir que podría partirme por la mitad, pero no osé moverme. De pronto parecía como si todo mi carácter se hubiese ido y no tuviera fuerzas para protestar.

—E-esto no es...—musité—. Esto es muy vergonzoso...

Pero su única respuesta fue estrecharme aún más y desearme buenas noches con suavidad, antes de volver a dormirse con una sonrisa en los labios. Su expresión era pacífica como antes, puede que incluso más. Se veía realmente tranquila, serena, y cuando dejé de preocuparme de la situación, me sentí segura y cálida allí. Aunque, por un motivo u otro no quise reconocerlo ni ante mí misma. Logré calmarme y dejé de mirarla de soslayo— porque estaba tumbada dándole la espalda y era algo incómodo—, y suspiré. Si no pensaba soltarme no tenía más remedio que acceder, ¿verdad?

>> Emily, baka— murmuré, hundiendo el rostro en la almohada.

Si quería dormir conmigo sólo tenía que decírmelo... ojalá no volviera a darme esos sustos.

 

A la mañana siguiente me había despertado temprano, me había dado una larga ducha para poder desayunar tranquilamente algo ya más despierto, a fin de cuentas este podría ser un día relativamente raro y probablemente complicado de cierta forma. Typhlosion estaba a mi lado comiendo su respectiva comida comenzando a comer un poco más rápido cuando notó que yo ya había acabado de hacerlo y ya me estaba parando para dejar mis platos en sus respectivos lugares.

— Typhlosion... puedes seguir comiendo a tu ritmo, solo tomará un poco de tiempo y listo... No debería de tardar tanto en llegar..

 

Mimi Honda

La luz tibia del sol se coló entre las cortinas blancas de la habitación que compartía con Emily, atravesando el cristal y dándome directamente en el rostro. Maldito sol... Fruncí el ceño y gruñí algo entre dientes, luchando por mantener el sueño un poco más, pero no tuvo caso. Por una vez me sentía tranquila y en paz con el mundo, no había problemas y yo era feliz. Pero, cuando parecía que por fin había logrado sumirme de nuevo en la inconsciencia, escuché la voz de Emily y la sentí zarandeándome con suavidad.

—Ngh~—musité, quejumbrosa, aferrando mis manos a las sábanas y haciéndome bolita entre ellas. ¡No quería salir de la cama aún! ¡Hacía mucho frío! La cama era tan cómoda, tan cálida y olía tan bien... Si ese era el olor de Emily, ¿qué champú usaría? Definitivamente debía pedirle que me prestase un poco.

>> He pensado que mientras tenemos noticias de los demás, deberíamos aprovechar para fortalecer nuestro equipo —la oí decir desde el baño.

Fortalecer nuestro equipo...

El sonido que detonaba que mi tarjeta de entrenadora había sido actualizada me impidió decir nada al respecto. Mi pacífica expresión cambió a una confusa, mientras tanteaba hasta alcanzar el bolso sobre la mesita. Eché un vistazo al interior y extraje la tarjeta. Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando lo hice. ¿Qué significaba eso? ¡M-mis puntos había ascendido drásticamente! ¡Eran como el doble o incluso el triple! Eso... eso no podía ser. ¡Es decir, yo no había hecho nada para obtener tal cantidad de puntos!

— ¿Qué te parece?— continuó.

¿Eh?

—H-hace mucho que no entreno, sí que es cierto— le respondí, extrañada—. Y además, es aburrido estar tanto tiempo sin hacer nada. Tal vez podríamos ir a la Torre Desafío.

Miré la tarjeta de nuevo. ¿Q-qué significaba eso...? ¿Y por qué tenía tan mal presentimiento?

 

Tras echar una siesta bastante cómoda en mi habitación del centro, me levanté y me estiré, para luego revisar mi mochila y empezar a pensar, era hora de entrenar un poco, la falta de entrenamiento empezó a volverme loco, pero hice lo posible para mantenerme sereno y tranquilo

—Necesito resolver este marrón pero ya, no puedo seguir flojeando

Mi tono de voz era seco y serio, tras escuchar lo que dije y analizar por unos segundos, me asusté, ¿Era tan frío y serio así? No no no, así no era yo

—Fiú... Me dejé llevar, pero tengo que tomarme el entrenamiento mas en serio...

Tras tomar mis cosas y salir de la habitación y luego del centro compré una libreta en una librería y con ello un lápiz, para tener en escrito mis ideas para entrenar

—Hmm, debería enseñarle Excavar a Lopunny... Comprar la Mawilita, y aumentar la defensa de Blastoise...

Como no, empecé a anotar rápidamente pero con letra legible, ya empezaba a perfilar mís ideas y ponerlas en orden

 

Steve Stone.

Finalmente, aterricé en la ciudad más alta de la región, pero sentí un cambio de humor drástico.

...

Algo no andaba en orden. Siento que algo... siento que algo está pasando, en algún lado de aquí. Rápidamente, se me vinieron un montón de imágenes a mi cabeza, y varias estaban enlazadas con el inicio de mi viaje: Cuando conocí a Carol y Dennis nada más al llegar a Barniz. ¿Qué fue de ellos? Hace muchísimo pero muchísimo tiempo que no sé nada de ellos. Mi primera batalla: con Ian. Ese chico tan frío, tan distante, tan apurado en marcar diferencia... ¿qué fue de él? Nunca más volví a verlo. Cuando fui con Destiny al Volcán Barniz (y esa vez, de hecho, también tenía una sensación extraña como la de hoy) y resultamos en un monte todo congelado donde conocimos a la científica Idiota, digo, Iota que tenía una curiosa obsesión con el mundo Espejismo, nos los recalcaba a cada rato y nos llamaba mocosos mientras lo hacía. Effy, Hubert... no los veo desde la investigación del Edificio extraño. ¿Estarán bien?

Y... Liza. Me intente comunicar con ella pero fue imposible. Hace días que quiero verla, ojalá no le haya pasado algo malo... espero que sólo haya sido que su Videomisor no haya captado la señal, porque en serio no quiero que le pase nada. No lo aguantaría... muchos menos si yo no hubiese intentado algo para evitarlo.

Una inquietud grande me había invadido. Me conozco, este tipo de sensaciones no me vienen porque sí. Sin embargo, he mantenido contacto con otros Holders y no han mencionado nada extraño, así que mejor me relajo mientras tanto, y apenas pueda... investigo.

Tomé aire, y decidí ir al Centro Pokémon. La diva de hielo y el hiperactivo murciélago se merecián un buen descanso luego de la batalla en la Torre Desafío. Apenas tenga eso listo, averiguaré por los concursos.

 

Mimi Honda

Que raro... ¿de dónde habían salido todos esos puntos? ¿Cómo...?

Le di la vuelta a la tarjeta, intrigada y la leí atentamente, tanto por detrás como por delante. Era un depósito anónimo. Pero, ¿quién me había depositado casi cinco mil puntos y a bocajarro? Y-yo no había...

— ¡Wow!— la voz de Emily me obligó a levantar la cabeza de mi empresa, sorprendida—. ¿Qué has hecho para ganar tantos puntos?

¿Eh? ¡Y-yo no había ganado esos puntos, rayos!

—Eso mismo me gustaría saber...—musité en voz baja, levantándome de la cama y echándome el bolso al hombro—. Ya, como sea... A bolso de Gucci regalado no le mires la costura. Voy a vestirme y podemos irnos ya. Seguro que a la ''Gran Patética Mine'' le hace mucha ilusión volver a verme.

***

Así, Emily y yo dejamos la habitación y descendimos las escaleras. Mi cabeza, sin embargo, estaba muy lejos de estar centrada. Es decir... ¿por qué yo? ¡Mi padre podía depositarme dinero, un montón de dinero, pero los puntos estaban por completo fuera de su control! Y además, eso no era ni de lejos lo peor de todo... lo peor de todo era esa sombra de pesar, ese sentimiento desolador y horrible de que algo malo sucedería en cuestión de tiempo. No sabía si se trataba de mi instinto femenino o de algo sobrenatural, pero a medida que pasaban los minutos ese sentimiento no hacía más que acrecentarse.

Y había empezado a ser una auténtica molestia.

—Tsk— chasqueé la lengua y sacudí la cabeza, frustrada, tratando de quitarme aquellas ideas de la cabeza. Pero como la gran mayoría de cosas en mi vida, no tuvo el más mínimo caso.

 

Al despertarme al día siguiente, habían dos mensajes en mi celular.

El primero me comentaba que se había añadido a mi tarjeta Galeia Express la misma cantidad de dinero que con tanto sudor y trabajo había logrado gastar la noche anterior. ¡¿Que rayos?!

Y el segundo lo explicaba: mensaje de mi padrastro. Me mencionaba que le había sorprendido gratamente el gasto del día anterior. Añadía también el entender que un chico que vive por su cuenta en una nueva región necesita comprarse sus cosas, por lo que no debía preocuparme por el gasto, el podía cubrirlo. Acababa el mensaje diciendome que su casa tenía las puertas abiertas para visitarlo cuando quisiera.

Lanzé un zapato hacia la pared más cercana. ¡Que idiota había sido! Obviamente que un gasto de tal magnitud no era nada para ese tipo. Ahora seguro creía que estaba de su parte. ¡No había ganado nada! El día anterior había creido que el marcador iba "Drake 1 - Padrastro 0", pero ahora me daba cuenta de que se había marcado el empate. Y más gastos no iban a poder ser posibles. "No debes preocuparte por los gastos". No había pensado en eso. ¿Podía llegar a deberle dinero si no me ponía de su parte? ¿Sería esa su forma de comprarme? Me daba cuenta que la compra anterior había sido una verdadera idiotez. Me había puesto un blanco en la cabeza, cuando era probable que él estuviera cambiando sus opciones.

—Me duele la cabeza—le conté a Hiko, borrando los mensajes. —Vamos a movernos, necesito hacer un par de capturas.

Y sin más dilación, me fuí a dar un baño, aún pensando en ese último maldito depósito y mi plan hecho añicos.

 

Finalmente ella había bajado y aunque estaba acompañada con Mimi no me causaba mucho problema, mi corazón estaba bastante alterado e incluso podía escuchar cada uno de sus palpitares. Tomé algo de aire y lo solté poco a poco intentando calmarme en vano, probablemente lo único que logré era un rostro tranquilo pero claro.. no podía asegurar nada de nada, no tenía nada para verme.

Me acerqué poco a poco a ellas y coloqué mi mano sobre el hombro de Emily con una muy pequeña sonrisa que esperaba que se viera tranquila, miré a Mimi y solo pude decir que solo le robaría un par de segundos con ella, no se necesitaba mucho más tiempo. Tomé su mano y la guié un lugar un poco más apartado de ella — Yo... quería hablar un poco contigo, espero y no sea una molestia, ¿podemos? — llevé una de mis manos a mi nuca algo nervioso y ya había perdido el coraje de mirarla así que poco a poco me fui colocando a su altura.