Este es mi primer escrito dentro del foro. Espero y sea de su agrado. {Bienvenidos sean al mundo de los sueños, donde todo creador es conocido como "Soñador". En esta tierra, todos tus sueños pueden hacerse realidad, mas de igual manera, todas tus pesadillas.} PrólogoSe dice que al dormir, toda conciencia se une en una misma creando así, un mundo onírico donde todos pueden convivir. En este, todo sueño cobra vida conviviendo no solo con nosotros si no, con otros sueños y soñadores. A este mundo se le conoce como “La tierra dulce”. Sin embargo, de igual manera existen las pesadillas las cuales se mantienen atrapadas tras una enorme muralla la cual, impide el paso a Candyland. A pesar de ello, hay algunas pesadillas que son tan intimidantes que sobrepasan la muralla. A estas, se les conoce como nightcrawlers. Como último recurso, candyland cuenta con una alarma; un enorme reloj que al detectar la presencia de alguno de estos, emite un ensordecedor sonido que despierta inmediatamente a todos los soñadores. De esta manera, se evita que estos sean atacados por las pesadillas y de igual manera, manda a aquellos seres a donde pertenecen. Sin embargo, aquel día, el reloj dejo de funcionar. Capítulo uno: Bienvenido seas a Candyland El caos era todo lo que sus pequeños ojos podían vislumbrar. Había despertado entre llamas que habían cercado su posición. Para donde mirase, el fuego consumía todo: Flores, arboles, casas: Nada escapaba al voraz apetito del fuego. Erick se mantenía un tanto desconcertado mientras el humo inundaba sus pulmones poco a poco. Era solo cuestión para que algo le matase. Si no lo era el fuego, seguro que el humo terminaría con él. No sabía que había pasado ni el por qué estaba ahí. Solo sabía que no podría salir de aquel sitio y importaba por donde lo viese, ese era su fin. Solo trece años tenía, solo trece. El cielo se había tornado obscuro a causa del humo, solo podía escuchar el crujir de las llamas y alguno que otro grito a lo lejos. Aquello no hacía más que sembrar terror en el. A pesar de haber más gente cerca nada podrían hacer por él, pues todos estaban en la misma o peor situación. Súbitamente, un sonido ajeno a los anteriores se hizo escuchar. Era un simple golpeteo, pisadas un tanto fuertes que se escuchaban a escasos metros de este. - ¿Qué sería? - Se preguntaba, inmerso en terror. Tal vez, la ayuda estaba en camino. A cada instante el sonido se hacía mas y mas cercano, tanto así que, incluso una sombra se hacía presente entre aquella humareda. Un cuerpo que, a lo lejos, parecía ser de una persona adulta. Erick no pudo evitar gritar, mas no salía palabra alguna de su boca, solo gemidos poco audibles. La sombra se achicaba conforme se acercaba, cada vez menos y menos grande hasta el punto de desaparecer por escasos segundos. Justo cuando parecía que nadie se aproximaba, un conejo salió saltando frente a él, derribàndolo por el impacto. Esto no fue un problema, puesto que no era un conejo normal: Media aproximadamente metro veinte, por lo cual el derribar al niño no había sido problema alguno. Erick empujó al conejo el cual, parecía desorientado. Sus ojos giraban de un lado a otro mientras su nariz no dejaba de moverse. No parecía entender la situación, simplemente sabía que no era nada bueno. Brincaba de un lado a otro, desorientado cual ciego en laberinto. No importaba hacia donde brincase, el conejo no podía huir. Tan pronto Erick vio esto, perdió esperanza alguna nuevamente, tirándose al suelo boca abajo. Era su fin, no había duda. Nunca pude besar a nadie -Dijo casi en un susurro, o al menos, eso pensó el. El fuego se acercaba más y más a aquel par, siendo visible por primera vez para el pequeño. Sus ojos solo veían humo hasta ese momento en el cual el sudor inundaba su rostro por completo. Aquel conejo, sin pensarlo más, saltaba sobre las llamas, extinguiéndolas conforme sus enormes patas caían encima de ellas. Ahora el animal animal no era ahora mas que una enorme bola de cenizas. Su blanco pelaje era ahora una mezcla entre gris y negro, pareciendo para el chico una cebra en dos patas. El conejo, sin más que sacudirse con sus patas delanteras, sonrió hacia Erick. Todo había acabado. Ahora podía salir corriendo y buscar el camino de vuelta a casa -Muchas gracias... -Se adelanto a decir hasta que un gruñido exalto al pequeño. Una sombra se asomaba por encima del conejo a más de dos metros. Aquel ente era solo una mancha negra, un ser amorfo el cual simplemente poseía como seña particular, un par de ojos blancos que permanecían clavados sobre el conejo. Erick no podía correr, no podía hablar, solo se limitaba a gruñir de pavor mientras veía como un oscuro tentáculo emergía de un costado de aquella criatura y, de un simple movimiento, cayendo pesadamente sobre el conejo blanco sin que este pudiese huir. Siquiera pudo agradecer la ayuda.
¡Hola! Me alegra mucho haber encontrado esta historia por aquí, ya que tiene una pinta muy interesante. Todo lo del mundo de los sueños y después las pesadillas que son malvadas y todo eso, hay. Me encanta. Pobre conejito, me daba un poquito de mala espina, pero... D: Me ha gustado, redactas bien y la historia es muy interesante. Puedes llegar a hacer algo realmente bueno con esto. Sí, señor. Tienes algunas faltas de ortografía, que son en su mayoría tildes que faltan. Revísalo bien. Te señalo lo más notable: En este caso, se te ha colado ese "trece". Supongo que un despiste al redactar, estabas pensando en qué edad ponerle y bueno, pusiste un mix sin querer. A mí me suele pasar mucho. XD Debe ser "mezcla". Este es un fallo un poco más grave, ten cuidado con esto. Te animo a que continúes con la historia, tiene mucho potencial y deseo ver qué ocurre en este maravilloso universo que has creado. ¡Un saludo! :)
Muchas gracias por el comentario Ichiinou. Ya corregi algunas cosas así que, en verdad te agradezco el tomarte el tiempo para leerme. Espero te agrade la historia. Capitulo Dos: ¡Hey! ¿Acaso es a mi? Aquel ser se acercaba lentamente al chico barriéndolo de arriba abajo con su inexpresivo rostro y, a pesar de la velocidad de aquel ente, el chico siquiera se movía un solo centímetro. Estaba ahí, paralizado del miedo por aquella escena, por aquel ser. Gotas de sudor recorrían la frente de Erick a pesar de que el fuego ya había sido extinguido. No había ninguna llama, solo el miedo que aquel ente le provocaba. Su mirada perdida en la nada era lo que en verdad causaba aquellos nervios en el chico. Sabía que no había nada ahí, solo un par de cuencas vacías de color blanco. Pero, el sentía la mirada, sabía que lo estaba observando a cada instante. Se había paralizado en aquellos ojos y al verlos, no podía dejar de pensar en sus miedos, en sus más grandes temores. El mar, los tiburones, la obscuridad. El miedo era tal, que casi podía mirar el mar. Súbitamente había sido transportado a sus pesadillas, había estado inmerso en esa ilusión. Sentía como algo rondaba por sus piernas, como se escabullía entre estas. Sentía el frío de aquel océano bajo un cielo estrellado. Podía escuchar como algo se abría paso hacia el a una velocidad que siquiera parecía real. ¡Despierta! -Gritaba una voz en su cabeza- No, no es real -Se repetía el mismo una y otra vez agitando la cabeza de un lado a otro. Poco a poco, la pesadilla se desvanecía ante sus ojos. NO había mar, no había tiburón, no había nada. Solamente aquel ser de mirada extraña. Erick giro para darle la espalda a su atacante. Corrió como desenfrenado sin voltear atrás cosa que, sentía claramente era la peor idea. Sabía que no debía darle la espalda a dicha criatura, pero en realidad no le importo. El solo quería escapar de aquel ser sin importarle nada. Sin importar que sus zapatos nuevos se desgastaran, sin importar que este atacara a alguien más por su culpa, el solo quería permanecer vivo. Súbitamente y cual profecía, tropezó a escasos metros de donde se encontraba en un inicio. Suerte, era lo que le faltaba. Erick volteo a ver a aquel ser. Suponía que a la velocidad a la que se movía en un inicio, estaría aun a una buena distancia de él. Nunca había estado más equivocado en su vida. Aquel ser se encontraba a espaldas del, a un metro de distancia más exactamente. Estaba ahí, solo mirándolo sin expresión alguna, sin hacer nada. Solo observándolo con cuidado. Erick incluso pensó que aquel ser, podría ser bondadoso.- Tal vez, solo siente curiosidad- Pensaba. Sí, claro. Curiosidad y odio por los conejos. El chico se acerco al ente estirando una de sus manos. Quería sentir que era en verdad aquello, de que estaba hecho ese ser que tanto miedo le había causado y súbitamente, cual relámpago ocho tentáculos emergieron de su espalda serpenteando en el aire con gran euforia. Un gruñido provino de aquel ser que se abalanzaba hacia Erick quien, por el susto más que nada, caía de espaldas cual simple costal. Solo pudo cubrir su rostro con sus brazos en un vano intento de protegerse. El ser siquiera dudo un instante. Lanzo un par de tentáculos a sus brazos, halándolos en dirección a donde se supone iría su torso. Otro par mas hizo lo mismo con sus piernas halándolo aun más fuerte que antes. Los gritos del chico eran desgarradores, en verdad su vida terminaría a tan temprana edad. Cerró los ojos, dejando que este ser le llevase sin pelear. Donde estaba Dios, donde estaba su dios. De pronto, todo se detuvo. Ya no sentía aquella inmensa fuerza halándolo si no, libertad. Podía mover sus manos y piernas a voluntad, pero no quería abrir sus ojos.- Tal vez, he muerto - Se dijo mientras poco a poco abría el ojo derecho. Aquel ser permanecía frente a él, estaba ahí mirándole. Sin embargo, este se comportaba más extraño de lo habitual, su cuerpo se contorsionaba sin explicación alguna. Entonces, abrió el ojo izquierdo. Fue ahí que un frio recorrió su espalda haciendo que todo su cuerpo se estremeciera. Aquel ser que le había aterrorizado, aquel ente que le había hecho sentir en carne propia sus mayores temores se encontraba ahora partido a la mitad. Podía ver como su cuerpo se desmoronaba hacia un lado y hacia el otro dejando ver tras de sí, una pequeña sombra. El chico quería correr, mas no podía más. Solo poco faltaba para orinar sus pantalones. ¿Por qué, que quieren de mi? - Grito. Pero la sombra no contesto, solo camino en dirección a Erick. Fue entonces que le vio, que pudo ver lo que aquel ser era. Era un oso de peluche, pero muy maltratado. En su ojo izquierdo tenía una cortada que llegaba hacia su mejilla. Esta se asemejaba a un pequeño relámpago, pero podría ser solo idea suya. Sus ojos denotaban una ira inmensa, como cualquier guerrero. En su mano izquierda este cargaba una espada al puro estilo japonés con la cual, seguramente había acabado con el monstruo y en la derecha, su dedo medio levantado. Tal vez como un amistoso saludo.
Wooo! hace mucho que no leía algo así, la verdad me gustó mucho. ¿Qué más decir? El final es un poco extraño (del capítulo), no me lo esperaba. Pero me gusta cuando los autores nos sorprenden con cosas raras o en todo caso, diferentes a lo que alguno esperaría. Voy a seguir leyendo este fanfic cada que pueda, síguelo! Un saludo cordial.
Me ha gustado este final, aunque el capítulo se me ha hecho bastante corto, el final ha sido interesante. No sé, quizás haya una resistencia de animales por Dreamland y ahí puedan mantener a salvo a Erick. Quizás. Desde luego, ese oso de peluche parece amistoso, ya que le ha salvado. Te han faltado algunas tildes, tienes que repasar algo más antes de publicar. ¡Espero el siguiente capítulo! ¡Ánimo con la historia! ¡Un saludo! :)
Bueno, vamos por partes, dijo el carnicero. Comenzaré con el primer capítulo y mañana me dedicaré de lleno al segundo. Cuidado con los signos de puntuación. En este caso, la frase no requiere de la coma, puesto que íntegramente se acepta como una oración bien constituida con sujeto y predicado: Caos, era todo lo que sus pequeños ojos podían vislumbrar. Cuidado con repetir palabras de una frase a la otra. Hay que tener sumo cuidado de no caer en esto para evitar volver torpe la lectura. A demás, nuevamente debes cuidar los signos de puntuación, puesto que "flores, árboles y casas" son una especificación de lo expuesto anteriormente. Sería mejor de la siguiente manera: Para donde mirase, el fuego consumía todo: Flores, arboles, casas. Nada escapaba a su voraz apetito. Si transformas la primera frase en pregunta, te darás cuenta de que el primer "que" lleva tilde. También hay una repetición poco estética de la palabra "ahí". Nuevamente debes cuidar la puntuación de las frases, que en este segmento está todo revuelto. También hay un error en la forma verbal del verbo "importar", puesto que si todo el resto del relato está en pasado, aquello se debe respetar. Luego la palabra "donde" que también debiera ir tildada: No sabía qué había pasado. No sabía por qué estaba ahí. Solo sabía que no podría salir de aquel sitio. No importaba por dónde lo viese, ese era su fin. Aunque a simple vista parece un tanto cortado, esto ayuda al clima de la situación. Otra opción es usar conectores: No sabía qué había pasado ni por qué estaba ahí. Solo sabía que no podría salir de aquel sitio y no importaba por dónde lo viese, ese era su fin. Primero, la coma está fuera de lugar, puesto que separa al sujeto de su respectivo predicado. Segundo, si aquello siembra terror, el "le" está totalmente demás. Por último, si usas "si" para referirte a "sí mismo", debe ir tildado, sin embargo en este caso esta igualmente fuera de lugar: Aquello no hacía más que sembrar terror en él. Dos cosas ya mencionadas antes: Errores recurrentes con la puntuación y palabras repetidas en distancia próxima. Mejor así: ... a pesar de haber más gente cerca, nada podrían hacer por él, pues todos estaban en la misma o peor situación. Debes aprender a usar más los conectores ---- Si bien la preposición "de" se puede unir en conjunción con el artículo definido "el" para formar "del", esto no sucede cuando reemplazas el segundo por el pronombre personal "él": ... pisadas un tanto fuertes que se escuchaban a escasos metros de él. ---- La palabra "mas" puede ir sin tilde siempre y cuando pueda ser reemplazada por la palabra "pero", que no es el caso aquí: A cada instante el sonido se hacía más y más cercano. Puedes dar énfasis a ciertos pasajes del escrito con los signos de puntuación, pero, para esto, debes seguir ciertas reglas. Hay información que por si sola es comprensible pero que puede ser complementada. Toda información complementaria debe ir entre comas. Ejemplo: Frase comprensible: Un cuerpo que parecía ser de una persona adulta. Frase más complemento: Un cuerpo que, a lo lejos, parecía ser de una persona adulta. "Este", sin ninguna tilde, es un punto cardinal. "Esté", corresponde a una conjugación del verbo "estar". "Éste" es el más delicado, porque puede ir sin acento, siempre y cuando la siguiente palabra sea un sustantivo, no siendo el caso en este fragmento. Cuando conjugas el verbo "medir" en pretérito imperfecto, dices él "medía", con tilde. Por último, cuando usas "por lo cual" se me hace un tanto extraño, cargado de manera excesiva con conectores causativos-consecutivos. Propondré un orden que, al menos, me parece más natural: ... un conejo salió saltando frente a él, derribándolo por el impacto. Esto no fue un problema, puesto que no era un conejo normal: Medía aproximadamente metro veinte. ---- Pretérito indefinido del verbo empujar, tercera persona del singular: El empujó. Siempre será así cuando la palabra es aguda y termina en vocal, salvo que sea un monosílabo: Erick empujó al conejo el cual, parecía desorientado. Aquí, más que nada, debes respetar las reglas a la hora de escribir diálogos: Siempre con guión largo y separado del párrafo de narración. También las comas están demás al final y el pronombre "él" no esta tildado. Quedaría así: Tan pronto Erick vio esto, perdió esperanza alguna nuevamente, tirándose al suelo boca abajo. Era su fin, no había duda. —Nunca pude besar a nadie —dijo casi en un susurro o al menos eso pensó él. ---- La coma es totalmente inútil en este fragmento, sin función dramática y fuera de toda regla. También está el verbo mirar, puesto que los ojos no miran, sino que es uno el que mira a través de los ojos. Los ojos ven, punto. Sus ojos solo veían humo hasta ese momento en el cual el sudor inundaba su rostro por completo. Lo haré más didácticamente: Aquel conejo sin pensarlo más brincaba sobre las llamas extinguiéndolas conforme sus enormes patas caían sobre aquella área. (Sobra algo) Aquel conejo sin pensarlo más brincaba sobre las llamas // extinguiéndolas conforme sus enormes patas caían encima de ellas (las llamas). (Hasta la división hay una oración independiente que puede ser separada del resto) Aquel conejo sin pensarlo más brincaba sobre las llamas, extinguiéndolas conforme sus enormes patas caían encima de ellas. (Si quitas esa parte de la oración, esta no pierde sentido, por lo que puede ir entre comas) Aquel conejo, sin pensarlo más, brincaba sobre las llamas, extinguiéndolas conforme sus enormes patas caían encima de ellas. La mayor parte del enunciado es inútil, puesto que redunda sobre lo anterior: Ahora el animal no era más que una enorme bola de cenizas. Recuerda separar con comas las oraciones que se sustentan por sí solas: Su blanco pelaje era ahora una mezcla entre gris y negro, pareciendo para el chico una cebra en dos patas. Cuidado nuevamente con caer en la redundancia. En este caso, el conejo se sacude demasiado: El conejo sonrió hacia Erick mientras no hacía más que sacudirse el polvo con sus patas delanteras. o bien... El conejo, sin más que sacudirse con sus patas delanteras, sonrió hacia Erick. ---- Nuevamente un diálogo que debiera ir separado de cualquier otro cuerpo de texto y que debiera comenzar con el guión largo. También está la palabra "adelantó", que debiese estar tildada, al igual que la palabra "exaltó". Nuevamente tenemos una coma que no debiese estar ahí y que solamente estorba la lectura: —Muchas gracias... —se adelantó a decir hasta que un gruñido exaltó al pequeño. El uso del paréntesis puede ser reemplazado por algo más estético cuando la información agregada corresponde a la escena y no a algo demasiado ajeno. ... mientras veía como un oscuro tentáculo emergía de un costado de aquella criatura y, de un simple movimiento, caía pesadamente sobre el conejo blanco sin que este pudiese huir. ---- En general el vocabulario está bien, solamente que debes pulir más la redacción de las frases. A nivel argumentativo me parece una buena premisa, sin embargo el capítulo me parece más una escena que un capítulo en sí. No tiene que ver con el largo, sino mas bien con un arco dinámico que, si bien se cumple en este primer episodio, se queda corto y no va muy lejos, dejando un clímax bastante suave y sin darnos demasiada información acerca de la historia o los personajes. En el fondo te hace pensar que le falta información y que le hace falta un complemento para ser una entidad "capítulo" con identidad propia. Me parece que las frases también están muy cortadas por puntos y comas sin sentido. Los signos de puntuación ayudan a acentuar dramáticamente algunas frases, sin embargo no puedes cortar todo el escrito oración por oración con puntos, sino que debes usar comas y conectores para lograr ideas más largas e integrales y así en lugar de tener "El agua es tranparente. Tampoco tiene sabor", puedes unirlo y tener "El agua es transparente y tampoco tiene sabor". Piensa al respecto. También me sucede que hay mucha palabra repetido o con sonoridades similares que entorpecen la lectura y, si bien se entiende el escrito al final, se siente feo y es algo que debes arreglar. Talento hay de sobra y eso se ve. También se agradece que seas pulcro en la estética del escrito, pero ahora debes trabajar más a fondo otros aspectos como la redacción y la ortografía que, si bien no es terrible, hay errores que pueden ser hasta graves. Mañana paso por el segundo capítulo :)
Capítulo 3: Al final del Arcoiris. Era extraño, un oso que simplemente había aparecido de la nada y, sobre todo, convenientemente con una espada en mano. El sudor escurría por su frente conforme aquel oso se acercaba a èl. Este no tenía pinta de ser nada amigable y mucho menos, un sujeto de confianza. Tan pronto el oso se puso a un metro de Erick, este guardó su espada en su estuche, aquel que tenia a un costado. -¡Ven conmigo y ahora mismo! -Dijo el oso en un tono amenazante. Sus ojos negros creaban en Erick un terror inmenso, más, el mirar su propio rostro reflejado en estos, le hizo ver que tenía que parar de golpe aquella deplorable imagen suya. En esos ojos podía verse el terror que ahora padecía el chico. El reflejo era claro, sin interpretación ajena a la real. Fue entonces que recordó las palabras de su padre: “Un hombre no debe temer, no debe llorar y, mucho menos, cuando su padre no está cerca. Hijo mío, los hombres deben ser fuertes aún ante el terror más inhumano, frente al más obscuro futuro uno siempre tiene que ver hacia adelante y no mostrar debilidad. Nunca des lastima hijo, da seguridad a quienes estén cerca tuyo.” -En ese momento, Erick no recordaba dónde había escuchado aquellas palabras; pero no importaba en lo absoluto pues, de cierta manera, sabía que su padre las había dicho por algo. Y su padre siempre tenía la razón. -Está bien, te seguiré. -Contestó Erick con un tono firme y seguro. No había duda alguna ni temor en esa voz de adolescente. Inmediatamente se levantó de un brinco y, con rapidez, sacudió el polvo que se había impregnado en su ropa. Aquel oso le miraba con cierta intriga; su cicatriz se alargaba conforme fruncía el ceño. No de enojo, si no de sorpresa. Al parecer, esa era la manera en que él expresaba cualquier sentimiento. El oso giro su cuerpo y, sin emitir palabra alguna, camino en línea recta sin volver a mirar a Erick; cosa que duró más de una hora. El camino no presentaba cambio alguno. Cielo negro, humo a los costados y sangre por el camino. Erick quería gritar, quería llorar, quería dormir y despertar hasta que todo terminara; pero no, no sería así. El era un hombre, como su padre había dicho, y los hombres no miran atrás, a pesar del miedo que inunde sus corazones. El chico trago saliva y, armándose de valor, pregunto: -¿Cómo te llamas? -Más no recibió respuesta. Trago saliva nuevamente y, con una voz más gruesa, dijo- Yo soy Erick. Dime ¿Cómo te llamas? -Replicó con cierta molestia en sus palabras pero, nuevamente, aquel sujeto evitó su pregunta sin siquiera inmutarse. El chico no pudo soportar más, sujeto su hombro y lo jalo para ponerse de frente a él cara a cara.- ¿QUIÉN ERES?- Grito escupiéndole un poco en la sobre el rostro. -¡UN PUTO OSO CON UNA ESPADA! ¿ENTENDIDO? -contestó el oso sujetando el mango de aquella arma. Sus ojos mostraban una intensidad que paralizó al chico en el instante. No pudo responder nada, simplemente enmudeció. Aquel sujeto solo giro hacia el frente para así, seguir su camino sin interrupciones, o al menos, eso es lo que esperaba. Comenzaba a sentirse una enorme pesadez en el ambiente. Los paso de aquel chico eran lentos y pesados, como si luchase por moverse pues le acechaba el terror de avanzar y encontrarse a otro ser como aquel. Aquella era, sin duda alguna, una idea que no podía abandonar. Sin embargo, quedarse ahí, tampoco resultaba ser el plan maestro. Lo que más le intrigaba en aquel momento era ese sujeto, aquel oso demacrado que, con claro enfado, le ordenó seguirle sin preguntar y, a parte, el hecho de tener una espada en sus manos no era nada reconfortante para el chico. -Señor oso ¿A dónde vamos? -Pregunto Erick con cierta inocencia. -¿Tú? al carajo. Yo, por otra parte, iré a ver a un viejo que me debe “algo” -Dijo el oso con una sonrisa en su rostro. Erick permanecía confundido pues, en su vida, había visto a un oso expresarse de tal manera refiriéndose, claro está, a las caricaturas y películas. En realidad nunca había visto a un oso en persona puesto que, su padre, no era fanático de estos. Nunca supo porqué y, sinceramente, no le importaba en lo absoluto. “Algo” había dicho. ¿Qué era ese “algo” del cual hablaba con tanto anhelo? Era una pregunta que rondaba su cabeza, mas no eran la que permanecían en primer plano. La verdadera preocupación de Erick era, sin duda alguna, ¿por qué lo llevaba a él? Tal vez el era el pago por ese “Algo” y ahora mismo se dirigían a realizar el intercambio. Si así era, no había mucho que pudiera hacer el chico pues, además de no saber donde se encontraba, aquel oso tenía un arma, entrenamiento por lo que había visto y, sobre todo, un deseo indescriptible por destrozarlo. Lo último no era del todo cierto, pero el chico no le descartaba. No, no dejaría que le entregasen tan fácil.- Ni de broma -Gritó mientras se lanzaba de lleno en dirección al oso, cual jugador de americano se dirigía a interceptar a su contrincante. Sin embargo, eso no funcionó como él lo había planeado. En el momento en que sus brazos se aproximaron al oso, este sujeto con su garra izquierda el brazo derecho de Erick girándose en dirección a él y, con aquel impulso que este ya llevaba, lanzó al pobre chico un par de metros por delante. Erick perdió la conciencia por algunos minutos y al despertar, ahí estaba parado el oso frente a él, con aquella mirada tan temible mientras apuntaba con su espada en dirección a la garganta del chico. Erick podía mirar el filo de aquella arma casi rozando su cuello. Sentía que incluso el respirar causaría un daño en este o bien, su inminente muerte. -Tienes agallas niño -Dijo el oso. Erick sonrió, pensando que aquello podía significar la vida para este.- Y yo odio a quienes tienen agallas -Fueron las palabras que rompieron toda esperanza de Erick. -Per… perdón seño… -Mi nombre es Scar -Interrumpió el oso recorriendo con una garra la cicatriz que marcaba su ojo izquierdo. Guardo nuevamente aquella espada tan rápido que hizo un ruido al momento de introducirla a su funda, aquel sonido que se hace presente al romper el viento que se interponía en su camino.- Y esta es mi katana. Su nombre es Ted. -Ted -Medito Erick contemplándola con cierta adoración. A pesar de tener trece años, este seguía siendo en parte un simple chico. Adoraba las armas, el verlas y contemplar su potencia en combate, para él, era algo que llenaba de gozo su corazón de niño.- Soy Erick, mucho gusto Scar. El oso miro con desprecio al chico. Odiaba fungir de niñero siendo él un guerrero, o mejor dicho, el único capaz de enfrentar a las pesadillas. Sin embargo, ahora tenía que proteger al mocoso que, según palabras de Kerbrum, era parte de la solución a esta batalla. -Niño, no seas tan imbécil. No estoy obligado a hablarte, así que, haré uso de ese privilegio. Erick se quedó pasmado. Por más que tratase de ser amable, aquel personaje no hacía más que incomodarle, que causarle una ira que regurgitaba en el fondo de su estómago. El solo quería saber cómo había llegado ahí, quién era él y qué diablos era aquel lugar. Era desconcertante y aterrador estar en aquella situación, lejos de su padre, de su hogar, incluso, tal vez, de su ciudad. Erick solo recordaba estar en su cama horas atrás; y ahora, no sabía siquiera si seguía con vida. Su cuerpo comenzaba a decaer, sus pasos conforme el pasar del tiempo, se mostraban mas y mas lentos y pesados. La respiración era entrecortada y sus labios comenzaban a mostrar un tono azulado. Scar, por otra parte, se mantenía firme e inmutable. No se percataba de lo que Erick estaba sufriendo, para él, solo importaba llegar a las afueras de la nada. Hacía tiempo que no presenciaba tal atrocidad. Hace algunas horas aquel sitio era una utopía, un lugar donde los dulces caían del cielo y los conejos brincaban de un lado a otro en busca de bastones de caramelo, literalmente. Para aquel lugar, eso era normal, era algo que se había vuelto rutina. Pero, ahora, no era más que recuerdos difuminados entre la penumbra que les rodeaba. No era de noche, no era siquiera de madrugada, el sol se había extinguido en aquel reino y solo quedaban uno que otro habitante desconcertado tratando de huir a la masacre. Copos de nieve caían uno tras otro, tanto que, pasados unos minutos, se formó una capa de veinte centímetros en el suelo. El oso giró en torno al chico con una mirada dura y frívola. Sin embargo, se topo con algo que no quería reconocer como un problema ocasionado por su negligencia. El chico yacía tirado un par de metros atrás en posición fetal. La nieve comenzaba a sepultar su cuerpo en el piso dejando esta imagen impresa en Scar. Sin pensarlo dos veces, este tomo al chico en sus brazos y, después de colocar su bufanda alrededor del cuello de Erick, este se acurruco con él. El pelaje de este cobijaba el frío cuerpo del chico. Sus labios poco a poco recobraron su tono, sus ojos se abrieron de golpe causando que Scar abriese los ojos de par en par debido al repentino cambio. No se explicaba cómo había funcionado en tan poco tiempo. El chico era sin duda un ser humano, eso lo sabía bien, mas no era excusa para que aquello pasara. Tal vez, aquel chico, solo necesitaba motivos para seguir en pie, y aquel abrazo, había sido la respuesta, el único gesto de amor en aquel caótico escenario. Tan pronto el chico reacciono, Scar dejo que su cuerpo cayera nuevamente sobre la nieve incrustándose en ella al instante. Erick se levantó unos segundos después con la boca llena de nieve y los ojos como platos. Parecía un enorme hombre de nieve a excepción, claro está, de su característica nariz de zanahoria. -¿Qué demonios te pasa? -Bufo el chico con dificultad mientras de su boca la nieve caía cual avalancha. -Hemos llegado -Dijo Scar- No podía permitir que durmieras justo antes de llegar. Erick miró a su alrededor, mas no veía señal alguna de lo que el oso le estaba contando. Para él, solo existía penumbra a su alrededor. No podía distinguir nada a un radio de cien metros que no fuese obscuridad. -¿Estás loco? -Pregunto el chico mientras se sacudía la nieve de su cuerpo. -Así es chico, ¡Y vaya que lo estoy! -Gritó con todas sus fuerzas. Tan pronto sus palabras resonaron en la nada, un terrible estruendo se hizo presente. El suelo tembló bajo sus pies, causando así, que Erick cayera al suelo de espaldas. Scar solo reía mientras mantenía sus manos alzadas mirando hacia enfrente. El chico le miraba con temor, tal vez, hubiese preferido seguir con aquel monstruo de ojos blancos a seguir con este maniaco. Sin embargo, aquel sentimiento se esfumó de su corazón conforme algo se presentaba frente a él. Una luz de colores, de los cuales solo pudo distinguir: rosa, azul, rojo, morado y algunos tonos pastel, se hicieron presentes ante ellos. El rostro de Scar se iluminó de aquella colorida gamma al igual que todo lo que se encontraba a su alrededor. Erick no comprendía de dónde provenía aquella luz, si antes no existía nada frente a ellos; solo la maldita oscuridad. Giró su cabeza de un lado a otro buscando señal de donde provenía, mas no encontraba nada. Fue entonces que sus ojos se posaron sobre aquella luz nuevamente. No venía de la nada, no venía de la lejanía, esa luz provenía de otra parte, de una puerta, una enorme puerta que se abría justo enfrente de ellos y de donde todos aquellos colores desbordaban. Tal vez, había hecho bien en seguir con el oso. De pronto,y sin avisar, una voz emanaba desde dentro de aquella puerta. Una voz que se imponía ante la tempestad. -¡Bienvenido, soñador! Al final, el tiene que decidir entre sacrificar a la niña o simplemente, acabar con toda la humanidad.