Agarro mi mochila, guardo mi dinero, mi celular y llaves en ella para salir. Estaba feliz, había conseguido un grupo de amigas con que salir desde que nos mudamos. Desde chiquita soy muy tímida, y se me hizo difícil adaptarme en la nueva escuela. Todas habíamos pactado llevar dinero y juntarlo para salir de compras al centro comercial. Ya fuera, junto con ellas y caminando hacia un pequeño café para tomar la merienda, juntamos el dinero y lo pusimos en una pequeña caja. Teníamos suficiente dinero para comprarnos algo para cada una y para cenar afuera. En la mesa del café, yo me senté al lado de mi amiga Mariana, y en frente de Camila y Leonor. En la punta se había sentado Anna, siempre era ella la que decidía a qué lugar iríamos primero. Para merendar, café para todas junto con un pastelito para cada una. Mientras ellas hablaban de la ropa que se usa este verano, yo las escuchaba sin darles mucha atención. Personalmente no soy muy fanática de la moda. Después de todo, la ropa que tengo es suficiente y siempre me parece linda. Saliendo del café, decidieron ir a ver los locales de ropa. La tarde iba a ser muy larga para mí. El primer negocio era de primera marca, pero los diseños que se probaron no les convencieron, así que fuimos a un segundo negocio. El segundo local les gustaron los diseños pero no los colores en los que los ofrecían, fuimos al tercer local. En este no tenían las tallas que ellas querían, así que volvieron al primer local para ver si no había aparecido algo lindo mágicamente. Se probaron más ropa, y seguían sin convencerse, caminamos a un quinto local, aunque pasaron directamente al sexto porque estaban en descuento. Toda la tarde de local a local, todas probándose ropa, aunque Camila terminó comprando maquillaje. Anna por su parte se compró un vestido azul noche para salir de fiesta. Leonor, mientras me decía que necesito novio, se compró lencería provocativa para una noche con su chico. Mariana optó por comprarse unos zapatos con tacón que hacen juego con una cartera que compró la semana anterior. Ya atardeciendo, era el momento en el que podía comprar algo para mí. No caminé mucho más, ya que la librería estaba a dos cuadras. Ellas, mirándome raro, se quedaron afuera. Yo fui viendo la portada de varios libros, hasta que me topé con una en especial. Sus letras con un color brillante, con un fondo negro. La portada tenía una imagen de un chico. Abrí la última página para ver qué tan largo era. 408 paginas. La compré mientras escuchaba las burlas de mis amigas. Cuando salí, mientras se reían de mí, agarraron mi libro y lo tiraron a un charco de agua y barro que había en la calle. Decían que era una tonta por preferir leer a estar bonita. Las vi irse, sin poder moverme de aquel lugar queriendo llorar. ¿Estaba mal aquel gusto de perderme en las grandes historias que los libros tienen? Cuando llegue a mi casa no pude contenerme, y fui a mi habitación a llorar. Sin querer me quede dormida. Tras poco más de una hora, me desperté con el sonido del timbre. Tuve que bajar para ir a abrir, ya que mis padres habían salido a comer afuera. Al abrir la puerta, vi que era un chico de mi curso que nunca habla, con una bolsa. -Juan, ¿Qué haces aquí? Me parecía extraño que supiera donde vivía, aunque quizás tocó en mi casa por error. -Vi lo que paso con las chicas, intente salvar el libro que habías comprado, pero fue imposible. Reconocí la portada y te lo traje, era mío pero yo ya lo leí. Mis ojos se iluminaron. Lo invite a pasar y él aceptó. Saque el libro de la bolsa, aunque estuviera desgastado se podía leer perfectamente. -¿Quieres quedarte a cenar? Es lo menos que puedo hacer por el libro. Él acepto quedarse a cenar conmigo. Pedimos pizza. Estuvimos hablando de muchas cosas. No fue el día que esperaba, pero desde esta noche supe que él sí era alguien que vale la pena. Me junto con el siempre, y salimos juntos. ¿Y las chicas? No volvieron a molestarme, dejé de hablar con ellas, ahora puedo disfrutar de los libros con buena compañía. Quizás sea una coincidencia, pero él se parece al chico de la portada del libro.
¡Hola! La verdad es que eso de amigas tenían más bien poco, por no decir que se merecían un par de cachetadas al menos. c: Pero bueno, parece que la suerte le sonrió a nuestra protagonista y encontró el amor y a alguien que compartía su amor por la literatura. ¡Eso es muy bonito! <3 El comienzo se me hizo un poco pesado, pero bueno, el final lo compensó un poco. En general me ha agradado. Te señalo algunos fallos ortográficos que he visto para que los corrijas y los tengas en cuenta en un futuro: Sería "hizo". "Terminó" lleva tilde. "Optó" y "compró" llevan tilde. "Caminé" también lleva tilde. "Compré" lleva tilde. Ahí faltó una coma, sería "vi que era un chico de mi curso que nunca habla, con una bolsa." "Tocó" lleva tilde. "Saqué" lleva tilde. "Él" lleva tilde. "Aceptó" lleva tilde también. "Él" lleva tilde. "Sí" lleva tilde. "Dejé" lleva tilde. Bueno, son casi todo tildes las que faltan, quizás por despiste. Te recomiendo que revises el texto varias veces antes de publicar. ¡Un saludo! :)
Qué linda historia. Y creo que amigas como esas para qué tener enemigas. La vida sencilla y de valor de la protagonista le trajo como regalo conocer a alguien que sí valía la pena tener como compañía siempre. Qué agradable que con Juan se sentía muy bien y cómo no si compartían mucho en común. Saludos.