—Uhmm...— Nunca había entendido esto de las parejas, de novio y novia, pero bueno, seguro era algo natural de lo cual no estaba enterado, pero Dante no iba a pasar penas, ¡no señor! —¡Hermano, sabes que yo sí estaré para ti, no lo dudes! Fue lo más correcto que atiné en decir, tras esto, el antojo volvió y puede terminar con el último pedazo de pizza servido. Quién diría que Dante estaría de tortolito, ¿sería por mucho? Quién sabe. —¿Te vas a comer ese postre?
Sonreí ligeramente ante su comentario y asentí — Me agrada mucho esa declaración — comenté soltando una pequeña risa, más por el hecho de que Ukita siempre había estado para mí en casi todos los aspectos y mencionarlo estaba demás pero... era bueno mencionarlo de vez en cuando— Y espero que recuerdes que yo también estaré para ti siempre, pequeño. — Y al parecer con el cambio de tema el apetito de Ukita había vuelto, haciendo que en cuestión de tiempo su pizza desapareciera. "¿Te vas a comer ese postre?" Miré mi postre por leves segundos y luego volví a partir un pedazo del pastel con el tenedor y lo acerqué a él — Anda, come un poco y si quieres más, me dices
— Eh, ¿esos no son...? — pregunté a Espeon cuando me fijé en dos personas que habían entrado a la cafetería. Pero cuando me giré al no escuchar respuesta del pokémon, vi que ya no estaba, sino que se dirigía corriendo hacia su mesa para intentar robarle el dulce. >> ¡No! ¡Espeon! ¡Espera! — grité poniéndome en pie para perseguirlo. Por suerte, conseguí pillarlos justo a tiempo. Sin embargo, acabé con las mejillas enrojecidas de vergüenza delante de los chicos que... ¡ah! ¡Pues sí eran ellos! >> ¡Dante! ¡Ukita! — grité con alegría al reconocerlos — ¡Pero cuánto tiempo! — solté al tipo psíquico para después abrazar con fuerza al más bajo, siguiendo con Dante — ¿Qué tal? ¿Cómo estáis? ¿Cuándo has vuelto Ukita? — empecé a preguntar con rapidez, enormemente feliz de verlos juntos.
Felizmente logré meterme el postre a la boca, antes de que un repentino Espeon intentase saltar a nuestra mesa. Sorprendido y con la boca llena, volteé para ver quién era, ¡se trataba de Emi! —¡Emi, justo hablábamos de ti!— Por fin pasé el dulce que tenía en la boca, para continuar—Hace no mucho que he vuelto, pues estuve ocupado en un súper entrenamiento; estamos muy bien por aquí, descansando...— Le brindé una sonrisa y continúe, como si hubiera olvidado por completo lo que existía que Dante y ella—. ¿Tú cómo has estado?
Y justo cuando Ukita logró comer el pedazo de pastel antes de que aquel Espeon lograra arrebatarlo para comerlo pero por suerte no era un Espeon desconocido, porque al final había resultado ser el Espeon de Emily quien de inmediato pasó a saludar a Ukita y a mi. Sonreí ligeramente y también parti un pequeño pedazo de pastel a Espeon solo para que sintiera que su trabajo ya estaba hecho y había logrado obtener un pedazo del postre que quería, todos ganaban. — Hola Emi~ — le salude con una sonrisa tranquila — ¿A ti también te fue bien en el caso que vinieron a resolver?
— Bien, Ukita, bien~ Nos estamos haciendo fuertes, ¿verdad, Espeon? — el pokémon asintió con la cabeza mientras se bajaba para finalmente quedarse a mis pies, feliz — ¿El caso? ¡Ah, sí! ¡Interrogué al malo maloso yo solita! Y descubrimos muchas cosas. Y... creo que vamos a tener que resolver más casos pero ya veremos con el tiempo — expliqué con alegría antes de coger una silla cercana y sentarme junto a ellos — ¿Y tú? ¿Qué has estado haciendo? Te echaba de menos~ — hice un puchero para después volver a mirar a Ukita — Y a ti también~ ¡El equipo Frizz! de nuevo junto! — exclamé finalmente pasando de la expresión de tristeza a una de típica felicidad.
Me gustó eso último que dijo Emily: ¡El equipo Frizz! junto de nuevo! —¡Así es, Emi!—dije con entusiasmo, Espeon parecía un pokemon muy cariñoso y alegre, pues andaba correteando junto a Emily, fuera de su pokeball, caso contrario de mi Natu, quien era un pajarito para nada hiperactivo— Seguro te has fortalecido bastante Emily, ¡pero mi súper entrenamiento no fue por nada!—Recordé también, aquel caso que mencionó Emi, ella había estado involucrada al igual que yo, y tenía razón, daba el presentimiento que no sería el último.
— Estoy segura de ello, se te ve en la mirada que estás más seguro de ti mismo por ser más fuerte — dije con seriedad para después reír un poco — Lo sigo en serio ¿eh? — añadí antes de ver como cierta pokéball se abría y dejaba ver a un enorme pokémon. Pokémon que se acercó al nombrado y lo abrazó con todas sus fuerzas. >> Emboar, deja a Ukita respirar — dije con una sonrisa algo preocupada. Al final me hizo caso aunque pasaron segundos [seguramente dolorosos para el chico] hasta que sucedió. >> Alguien te echó de menos — reí nuevamente viendo como mi inicial le daba palmadas en la espalda a Ukita.
Entre saludo y saludo, de una pokeball de Emily, salió Emboar, su inicial de tipo fuego, este grandote se veía en buena forma como siempre, y lo pude comprobar con tremendo y asfixiante abrazo que me propició como muestra de afecto. Yo también lo había hechado de menos, pero... —¡Así no puedo respirar!— Fue gracias a los avisos de Emily, que Emboar me soltó y me dio palmadas, mientras yo, claro, intentaba retomar el aire perdido. No lo recordaba tan emotivo. —Emi— tosí ligeramente y de una vez me repuse—, te propongo un combate en cuanto tengas tiempo o te animes, ¡sólo avísame! ¿Sí? Después de eso, terminé de comer y volteé hacia donde hace pico se estaba efectuando el combate de Effy, creo que se había pausado o postergado de alguna manera, pues la acción había cesado. Miré a Dante y le sonreí, algo pícaro. Creo que debes presentar a Emily como tu actual pareja, hermanito.
Contenido oculto Nami, disculpa que haga esto de forma tan repentina, pero ya se pasaron los días y no quiero quedarme atascada. Disfruta de un poco de fanservice Tsun-Tsun (?? Mimi Honda Todo pasó demasiado rápido. Tan rápido, que ni siquiera lo vi venir. ¿Cómo se supone que iba a esperar algo como eso? Esperar que cayese inconsciente de ese modo... ¡de ninguna manera! ¡Estaba bien hace tan sólo unos minutos! Raiden se lanzó al ataque como le había ordenado, y Steelix recibió el golpe pues nadie le ordenó esquivar. Su resistencia le hizo aguantar con estoicismo. Sabía que sería realmente difícil ganar esta batalla y convencer a Effy de que recapacitara sobre su estúpida idea de abandonarlo todo. ¡Querer estar sola era ridículo! Fue en ese momento cuando ocurrió. Fue en ese momento cuando Effy se desplomó contra el suelo. Sin más. De forma totalmente repentina mi rival cayó inconsciente sobre el improvisado campo de batalla. Sentí como si un martillo golpeara mi conciencia con fuerza, y fui perfectamente consciente de la situación. —¡Effy!— exclamé. Ni siquiera me preocupé por enmascarar la preocupación en mi tono voz. ¿Cómo rayos iba a preocuparme por disimular nada? ¡Effy acababa de desmayarse delante de mis ojos! ¿Que clase de persona sería si no la socorría? Corrí hasta allí, y asustada llamé la atención del tipo eléctrico—. ¡Raiden, ayúdame a cargarla! Ambos la subimos como pudimos sobre su lomo y caminamos de regreso al interior del CP. *** La enfermera y su Chansey la atendieron rápidamente. Al parecer había caído por sobre-esforzarse demasiado, o quizás la tormenta en Isla Caballete había tenido algo que ver. En cualquier caso, había sido tan cabezota que había terminado presionándose más de lo que podía aguantar y le había pasado factura. Mientras esperaba en la sala de espera del hall a que Effy despertase —posiblemente para espetarle el ser tan insoportablemente tozuda— un nuevo mensaje llegó a la bandeja de entrada de mi holomisor. Mi tarjeta de entrenadora se había actualizado, ahora contaba con 600 puntos más. —Seiscientos puntos... —murmuré, incrédula en un principio. Pero mi ceño se frunció y apagué el aparato con molestia—. ¡Tsk, ganar por default no es una victoria! Aunque agradecía los puntos, en lo que a mí respectaba aún no había vencido a Effy. Me había fortalecido, pero ella también. Y su fortaleza no residía tan solo en su modo de combate. Ella era fuerte en sí. Fuerte de espíritu. Y hasta que no pudiese superarla en eso, no me consideraría victoriosa de nada que la incluyese a ella. ¡Yo simplemente aparentaba ser fuerte, pero no lo era en absoluto! Estaba convencida de que me quedaba un largo camino por delante.
Contenido oculto Primera y última vez que hago doble post, pinky promise. Extraño el rol, ok? So... YOLO (?? Mimi Honda Los minutos se convirtieron en horas, horas agobiantes y pesadas. El insistente ''tic tac'' del reloj amenazaba con hacerme perder los estribos, tenía ganas de destrozarlo de un golpe. Por la ventana de la sala de espera empezaban a colarse las primeras luces del atardecer. Esa tibia luz anaranjada, tan liviana... Se respiraba una paz aplastante... Con un profundo suspiro de resignación dejé caer la cabeza contra la pared. Ugh. —¿Es esto culpa mía?— me pregunté en voz baja, cerrando los ojos—. Si tan solo no le hubiese dicho esas cosas a Effy... >> ... Ella no habría tomado una decisión tan estúpida. ¿Qué podía ser si no? Nadie cambiaba de idea tan deprisa, en cuestión de segundos. Su comportamiento había sido extraño desde el momento en que le eché en cara su egoísmo. ¡Y mi intención ni siquiera había sido molestarla, en primer lugar! Era yo quien estaba molesta. ¡Era yo la dolida! Realmente me había dolido que pensase que mis problemas eran caprichos, tonterías, que me dejase en segundo plano sólo porque yo solía quejarme de todo. ¿Quién era la verdadera egoísta en esta historia? —Hmm... —musité, suspirando con resignación— ¿qué demonios estoy haciendo? Estiré los brazos hacia arriba lo máximo que pude, tratando de desentumecerme. (Mis pobres músculos y huesos llevaban horas aplastados en ese cutre asiento de plástico) y me levanté de la silla en la que había estado sentada tanto tiempo. Incluso creía haber dormido un poco allí. Dirigí una rápida mirada a la habitación donde Effy descansaba y resolví que no ayudaría en nada quedándome allí y esperando Arceus sabía cuanto. No había nada más que yo pudiese hacer. Y además... Mi estómago dejó escapar un gruñido rudo, gutural. El simple hecho de ser consciente del hambre que tenía me hizo enrojecer de la vergüenza. —Agh...— gruñí entre dientes, con un ligero rubor en las mejillas—. S-será mejor que vaya a la cafetería a comer algo. No creo que Effy despierte aún... Recogí mi bolso y me lo eché al hombro con soltura, partiendo de regreso a la cafetería. Ya me había comido demasiado la cabeza, era hora de llenar el estómago.
Dante Y en el comedor las cosas se habían quedado en silencio o tal vez yo había dejado de escuchar la conversación por lo distraído que estaba, ni siquiera sabía interpretar la mirada que me estaba dirigiendo Ukita pero, una cosa era segura: necesitaba dejar los platos en su lugar. Me levanté de la silla en la que estaba sentado y recogí con cuidado el plato que tenía frente a él y junto con el mio caminé tranquilamente para dejar los platos en su lugar correspondiente y volver con Emi y Ukita. No muchos minutos después desde mi lugar pude ver a Effy siendo traída por Raiden y Mimi, para luego ser atendida por la enfermera Joy, ¿estaba alucinando?, parpadee un par de veces y miraba hacia afuera para comprobar si realmente no estaba alucinando, pero sí... eso era real. Algo malo había pasado. Pasaron las horas y por suerte se pudo seguir conversando tranquilamente pero aun no parecía que la enfermera tuviera noticias, no se le veía caminando fuera del mostrador hacia la sala de espera donde me imaginaba que estaba Mimi, suspiré, era incómodo no saber que pasaba y tampoco sabía con certeza si Emily y Ukita lo habían visto. — Oye Mimi — le llamé desde mi asiento, capaz le alegraría y tranquilizaría ver a Emily por aquí — ¿Cómo esta effy? [He hecho lo mejor que he podido xD]
Mimi Honda La cafetería estaba prácticamente vacía, así que me fue fácil localizar a Emily y a Dante... y a ese chico extraño de la lata de veneno. Aunque mi corazón pareció alegrarse, no me sorprendió sin embargo. Ni su presencia, ni la pregunta que Dante me hizo a continuación. Si cuestionaba algo como eso era obvio que había sido testigo de todo. —Effy sigue igual— le respondí con un suspiro de circunstancias, llevando mi plato con macarons y mi té verde hasta su mesa. ¿Y qué si sabía lo que había pasado y no había hecho nada? Ni siquiera me sorprendió verlos ahí, sólo necesitaba un pequeño descanso—. Es tan tozuda que rebasó el límite de sus fuerzas y por ello colapsó. Expliqué con cierto cansancio, ante de tomar un poco de té. Llevaba horas sin descansar apropiadamente. Primero el caso del bastardo de Henry y ahora esto... No ganaba para malos ratos. ¡Más le valía a alguien compensármelo alguna vez! Dejé la taza y descansé la mano sobre mi mejilla izquierda. Aunque trataba de ocultarlo, la preocupación se hacía patente en mi semblante. >> Pero teniendo en cuenta que es boba como ella sola—continué, mi mirada debía reflejar mi situación interna—, estoy segura de que le importará un cuerno de Tauros todo. Es obvio que cuando despierte lo primero que hará será querer seguir con su antisocial plan de vida y no tendrá en cuenta ni su salud ni cualquier otra cosa. No entiendo que demonios pretende... Aunque por suerte o por desgracia la conocía demasiado bien, era incapaz de entender el por qué de una decisión tan repentina. Si la culpa realmente era mía... ¿tal vez debería disculparme?
No sabía bien lo que había ocurrido, ni cuanto tiempo había transcurrido. Lo único que sabía era que mis ojos se habían abierto, y se encontraban ahora mirando el techo de lo que parecía ser una habitación del centro pokémon. ¿En qué momento… De repente, las imágenes de lo ocurrido pasaron por mi cabeza fugazmente. Steelix y Luxray combatían con fiereza, Mimi se encontraba del otro lado del campo, y yo… mi cuerpo, por alguna razón no respondió cuando iba a alzar mi megaaro para que Steelix megaevolucionara… no había tenido fuerzas y de repente, había sentido como todo a mi alrededor se desvanecía y caía de rodillas sobre el suelo. Lo último que captaron mis ojos fue Mimi cruzando el campo hacia mí, aunque no llegué a ver la expresión de su rostro o a oír su voz. Y ahora aquí estaba, tendida en esta cama. Me pareció ver a la Joy de Acuarela salir de la habitación y dirigirse al exterior para anunciarle a alguien que ya había despertado, pero no me interesé en ello de momento. Intenté sentarme en la cama, tarea que me costó tremendamente, pero lo logré con lentitud. Sentada apropiadamente, coloqué mis manos sobre mis rodillas y clavé mi mirada sobre ellas, agarrando mi falda con fuerza. No sabía en qué momento una delgada y solitaria lágrima se escurrió por mi rostro y terminó cayendo sobre la palma de mi mano, que se aferraba temblorosa aún a mi falda. —No… no soy lo suficiente fuerte… —musité en un débil susurro.
Dante Hice una leve mueca de disgusto al escuchar su respuesta, no porque me hubiera puesto mal que me informara o algo parecido si no porque no pensaba que Effy llegara a tal grado de concentración como para descuidar su salud, pero claro, como todo sabía que debía haber una razón oculta, una razón que probablemente jamás diría o compartiría a nadie más que a su equipo y a la enfermera Joy. — Yo no la consideraría así — murmuré soltando un pequeño suspiro —, cada quien tiene sus enfoques y los de Effy siempre han estado muy claros desde que la conocí, claro... que cada extremo es malo. De pronto, antes de que pudiera agregar otra cosa la enfermera Joy vino a avisar a Mimi que al parecer Effy ya estaba consiente — Creo que... a Effy no le vendrían mal unas visitas, ¿no?
Mimi Honda —¿Ah? Aquello fue lo único que alcancé a musitar cuando la voz de Dante me devolvió a la realidad. Sumida en mis pensamientos como estaba no había prestado atención a absolutamente nada. ¿Effy había despertado ya? Hubo un instante donde traté de procesar la situación y mi expresión pasó a ser una mezcla entre la confusión, el temor y un alivio muy mal disimulado. ¡Tenía que hablar con ella o alcanzarla antes de que tratase de huir otra vez! Dejé la taza de té a medio tomar sobre la mesa y me incorporé de la silla casi de un salto, tomando la botella de agua que había comprado para la ocasión. Porque sí, gracias a Arceus, una insulsa botella de agua se encontraba dentro de mi presupuesto. —¡V-vuelvo en un momento!— exclamé, tomando mi bolso y saliendo prácticamente corriendo de la cafetería. ¡No porque quisiera verla ni nada así, claro! ¡Sólo quería procurar que no tratase de irse aprovechando la confusión generada! *** La puerta estaba cerrada cuando llegué. Tragué saliva secamente. ¿Qué iba a decirle ahora? Obviamente no podía reconocer que me alegraba ver que había despertado... Sencillamente no podía admitir algo como eso así y de la nada. Pero tampoco podía ignorarlo, después de todo teníamos una conversación pendiente. ¿Por qué era todo tan complicado cuando se trataba de Effy? Ugh... Inspiré profundamente, preparándome, y golpeé la puerta una sola vez esperando que fuese suficiente. No estaba sorda después de todo. —Effy, soy Mimi— empecé con un tono medio, dubitativo en un principio. Mis mejillas no tardaron en enrojecer—. Yo... n-no me malinterpretes, no es como si estuviese preocupada por ti ni nada. Es s-sólo que... ¡Gané el combate, así que me aseguro de que cumplas tu parte de la apuesta, eso es! Y... seguía sin ser sincera conmigo misma.
—Effy, soy Mimi… Apenas escuché eso, musité un "rayos" por lo bajo y rápidamente me sequé el rostro. No quería que nadie me viese jamás llorar, pero si había alguien que definitivamente no quería que me viese en este estado era Mimi; ella jamás lo olvidaría. —Felicidades por tu victoria, si a ganar por default le dices ganar —dije en respuesta, tratando de hablar con un tono de voz tranquilo y sin que se quebrara, pero no creía haber tenido mucho éxito—. No… Mi voz se detuvo entonces, porque sabía que si seguía hablando mi voz se quebraría. "No sé qué hacer ahora" no era una frase que solía decir muy a menudo…
Mimi Honda —No tienes que felicitarme nada, como dices no puedo considerarlo una victoria— respondí al otro lado de la puerta, dándole la espalda a esta y con la mirada fija en mis zapatos. Por alguna u otra razón sencillamente no me atrevía a entrar en la habitación. Si iba a disculparme con Effy prefería no tener que mirarla a la cara, era una mera cuestión de orgullo. Reconocer mis errores nunca había sido mi fuerte. Reconocer mis errores delante de Effy era una hecatombe. Abrí y cerré la boca un par de veces en un intento por encontrar palabras... pero nada logró salir. ¿Cómo disculparme? ¿Por dónde empezar? ¿Qué decir? ¡Ni siquiera sabía si todo esto era culpa mía! Apreté los puños a ambos lados de mi cuerpo e inspiré profundamente. —Eres boba, ¿sabías?— le espeté. Mi ceño se frunció—. ¿Crees que eres una máquina o algo así? ¡No puedes presionarte de ese modo! ¡Nadie puede! ¿Qué es lo que pretendes demostrar con todo eso? ¿Que no necesitas a nadie? ¿Que estás mejor sola? ¿Que a nadie le importas? ¡No me fastidies! No pude evitar golpear la puerta con el talón, molesta, cuando la última frase salió en un tono más alto y dolido de lo normal. Que a nadie le importaba... Eso era tan estúpido.
De alguna forma, logré encontrar las fuerzas necesarias para ponerme de pie. Ya me sentía recobrada físicamente, y con dos grandes zancadas ya estaba parada frente a la puerta de la habitación. La abrí de golpe un segundo después de que Mimi le diera un golpecito con el talón y allí estaba ella, de espaldas a mí. Finalmente, Mimi se dio vuelta al sentir la puerta abrirse, y por fin nos vimos cara a cara. No me importaba, sorprendentemente, que Mimi viera mis ojos vidrosos o mi piel un poco más pálida de lo normal… y lo que dije me salió por su cuenta sin premeditarlo. —¡Sólo quiero demostrarle que soy fuerte! ¡Que puedo ser poderosa, que no soy descartable! ¡Quiero demostrarle que no soy una carga! —estallé, sin poder contenerme.
[Ahora viene Emi a molestar, ¿a qué os hace ilusión? : D] Y todo fueron risas y anécdotas alegre con Ukita hasta que Mimi llegó y nos explicó lo que había pasado con Effy. — ¿Effy... qué...? — murmuré ladeando la cabeza con la mirada fija en la rubia. No me gustaba escuchar aquello. No me gustaba nada y mis ojos lacrimosos lo demostraban. Intenté controlarlo lo mejor que pude pero vamos, era de mí quien hablábamos y era inevitable que quisiese llorar. En cuánto Mimi se levantó para ir a su habitación miré a los chicos con una leve sonrisa, intentando disculparme por lo próximo que iba a decir y hacer. >> Ukita, Dante, nos vemos en un rato. Ya sé que no debería molestarlas porque tiene que arreglar cosas... pero... es Effy y... bueno — mi tono de voz fue bajando con cada palabra hasta que finalmente me levanté — Y tendremos esa batalla, Ukita, tranquilo~ Salí de la cafetería a paso rápido, aunque sin poder evitar temblar. Aguantar las lágrimas por tanto tiempo no era algo agradable. Al llegar al piso correspondiente observé que Mimi estaba ahí, posiblemente esperando o hablando con ella. Me matarían, ambas lo harían si entraba por esa puerta sin permiso pero... ¿eso me había importado en algún momento? No podía evitarlo, cuando me preocupaba por mis amigos mi condición dejaba de ser importante. Pero... algo sucedió. Justo cuando estaba dispuesta a abrir la puerta y provocar la escena más dramática del mundo, Effy salió. Y en ese momento todo me dio igual. Que Mimi estuviera ahí me dio igual, porque vi a Effy y... ella no estaba bien. La abracé por la cintura con todas mis fuerzas, sin poder evitar las gotas saladas y cálidas que ya resbalaba por mi mejillas. >> E-Effy... s-siento interrumpir... p-pero... — intenté hablar sin embargo el lloriqueo me lo impidió — L-lo siento tanto... Lo siento... — murmuré sin soltarla. No me veía capaz, podían haber pasado tantas cosas.... [Ya, sí, me odiáis, lo sé.]